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pasando a través de mi cabeza. Yo pensé, “Este es, éste es el comienzo<br />
dentro del mundo espiritual” y estuve lleno de curiosidad. Oré más<br />
intensamente, mientras la corriente eléctrica vibraba <strong>por</strong> todo mi cuerpo<br />
continuamente.<br />
*Un enjambre de espíritus demoniacos atacan.<br />
Como de costumbre estaba orando con mis manos levantadas en lo alto,<br />
aproximadamente <strong>por</strong> horas, cuando repentinamente, un cuerpo sin<br />
forma vino y torció mi muñeca. Éste apuñaleó mi cuello con un<br />
instrumento punzante, y el lado derecho de mi espalda se sentía como si<br />
estuviera siendo partido en rodajas con un cuchillo afilado. Lloré con<br />
una gran angustia y colapsé hacia adelante, a la vez que mi cuerpo se<br />
paralizó. Luche pero fue en vano. Los demonios se burlaban de mi<br />
diciendo, “¿Tú osas tener tu vista espiritual despierta? Si tú recibes<br />
este despertar también, ¿cómo piensas que vamos a sobrevivir? ¡Aún<br />
ahora mismo estamos siendo castigados severamente <strong>por</strong>que todos<br />
ustedes oran mucho! Nosotros no tenemos o<strong>por</strong>tunidad ya que tú estas<br />
constantemente alabando, dando tu sermón, y orando, pero parece que<br />
el día ha llegado para ti hoy. Tú has recibido completamente a tontos<br />
sin guía y los ayudaste a recibir vista espiritual y dones, entonces<br />
pagarás <strong>por</strong> lo que has hecho.” Luego la masa de espíritus demoniacos<br />
entró en mi cuerpo. Yo boqueé <strong>por</strong> aliento. Los demonios viajaron<br />
desenfrenadamente en mi cuerpo y causaron exasperante dolor. Traté de<br />
parar todos los movimientos, pero el dolor continuó y mi cuerpo entero<br />
se adormeció. Cada músculo, nervio, coyuntura y hueso estaban<br />
agonizando dolorosamente. Ni siquiera podía llorar, aunque estaba en<br />
muchísimo dolor. Entre más gritaba, mayor las marcas de mordeduras<br />
vibraban de dolor. “Señor, lo siento mucho. Sálvame. Por favor<br />
sálvame! No puedo aguantar este dolor.” La congregación de oración<br />
estaba conmocionada e inmediatamente corrieron al púlpito. Ellos<br />
estaban muy atemorizados. Ellos no sabían que hacer, así que ellos<br />
impotentemente me miraban <strong>por</strong> una señal. Yo grité, “Ustedes demonios<br />
inmundos, en el nombre de Jesús de Nazaret salgan de mí!” Pero los<br />
demonios no salían. En otras muchas ocasiones cuando yo pronunciaba<br />
el nombre de Jesús los demonios inmediatamente huían, pero en esta<br />
ocasión, no im<strong>por</strong>taba que tan fuerte yo gritara, ellos no se movían. En<br />
un instante, mientras estaba distraído y vulnerable, una gran masa de<br />
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