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Me quedé paralizada y no fui capaz de avanzar otro paso. No tenía un<br />
plan y me sentí perdida. Luego, repentinamente, sentí algo<br />
retorciéndose alrededor de mi pie. Yo intenté ver que estaba asediando<br />
mi pie. Yo miré más de cerca pero no fui capaz de ver claramente,<br />
estaba muy nublado. Cuando me dí cuenta de qué estaba alrededor de<br />
mi pie, casi me desmayo del shock. Allí habían cuatro culebras negras<br />
apretadamente enrollándose sobre ambas piernas y se estaban moviendo<br />
hacia arriba. Cuando yo estaba con Jesús, estos tipos de eventos nunca<br />
pasaban. Pero tan pronto como había perdido al Señor, las culebras se<br />
estaban enrollando alrededor de mí.<br />
Rápidamente reuní mis sentidos y grité, ¿Cómo se atreven a enroscarse<br />
alrededor mío?” Mientras le gritaba a las culebras, agarré sus cuerpos y<br />
las tiré en la distancia. Me comencé a mover más adelante en la<br />
oscuridad. Me moví lentamente a tientas con mis manos y pies. Ya que<br />
me estaba moviendo extremadamente despacio, las serpientes fueron<br />
capaces de agarrarme. Una vez ellas me alcanzaron, comenzaron a<br />
enrollarse alrededor de mi cuerpo. Una vez más las sujeté y las lancé en<br />
la distancia. Continué moviéndome más adelante y otra vez las<br />
serpientes se recobraron y me agarraron. Yo las lancé nuevamente.<br />
Parecía sin embargo como una pesadilla repitiendo el mismo evento. Lo<br />
extraño fue que las serpientes no me mordían. Además, ellas no eran<br />
muy grandes o largas. Eran de tamaño mediano de diferentes colores.<br />
Después de batallar con las serpientes <strong>por</strong> un rato, fui capaz de<br />
moverme hacia adelante. Finalmente alcancé un lugar. Sin embargo, era<br />
un lugar lleno de huesos y calaveras. Los huesos y calaveras estaban<br />
apilados hacia arriba como una montaña. Los huesos calaveras estaban<br />
vivos y moviéndose. Repentinamente, sentí alguien agarrando el borde<br />
de mi vestido. Volteé a ver quién o qué estaba agarrando mi dobladillo.<br />
Vi una calavera mordiendo mi vestido y ésta se resistía a la vez que yo<br />
intentaba golpearla. Este esqueleto no tenía ninguna manos, éste usaba<br />
sus dientes para agarrar mi dobladillo. Este entonces comenzó a<br />
hablarme. “Por favor llévame también! Por favor!” En ese momento,<br />
yo recordé mis padres, mi hermano pequeño, mi sobrino, y mi cuñado<br />
quienes estaban en tormento. Al tiempo que recordaba a mi familia, me<br />
puse muy molesta y comencé a estallar con lenguaje sucio sin darme<br />
cuenta.<br />
“Yo ni siquiera me puedo cuidar a mí misma ahora, como te atreves a<br />
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