Descargar libro en PDF - Biblioteca Digital Leonesa

Wolf
el Incomprendido
pernera estaba rígida. Al día siguiente a primera hora llevó el
pantalón a la tintorería. Lo recogió por la tarde una vez pagadas
650 antiguas pesetas. Como era habitual en él, perdió el peque-
ño ticket-factura. Y ahí comenzaron los problemas.
Pasados dos días, escribió al cuñado de Manolito, el del
seguro, informándole de lo acaecido. Tardó tres semanas en con-
testarle. Era carta muy formalista en la que le reclamaba la fac-
tura. Tuvo que pedir un duplicado en la tintorería. Se lo mandó.
Pasaron dos semanas más y finalmente recibió contestación fir-
mada por el corredor con el visto bueno del director general
adjunto de la compañía de seguros. Venía a decir que no era via-
ble la correspondiente indemnización pues necesitaban el origi-
nal de la factura y no un duplicado. Wolf les contestó adecuada-
mente, al tiempo que inquirió a Manolito para que mediara en el
asunto.
- Manolito, haz algo ante tu cuñado. Esto ya es un asunto
de amor propio -le dijo cabreado.
Al cabo de dos o tres meses, el cantabrón (era un cantabro-
nazo) le volvió a escribir vía E-mail. Citaba unos cuantos artícu-
los de la Ley para justificar que de pago por daños, nada. Lo que
42