tipología del contrabando
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CONTRABANDISTAS SOMOS Y EN EL CAMINO NOS DESENCONTRAREMOS<br />
proporcionaban encuentros cordiales entre estas poblaciones así como compartir<br />
danzas y cantos, costumbres y leyendas tradicionales. Y siempre la pequeña mercancía<br />
cotidiana circulaba entre las comunidades fronterizas, muchas veces como intercambio<br />
de productos”.<br />
Desde tiempo inmemorial, las gentes de los municipios de Nuez y Latedo, en la<br />
comarca zamorana de Aliste, han acudido con sus frutos a las almazaras portuguesas<br />
para transformarlos en aceite, mientras que sus vecinos portugueses pasaban a tierras<br />
alistanas para ayudarles en la cosecha. Y como cantan las mujeres de la agrupación<br />
folclórica Juan <strong>del</strong> Encina, de Fermoselle:<br />
“Apañando aceitunas /<br />
se hacen las bodas /<br />
quien no va a aceitunas /<br />
no se enamora…”.<br />
Contrabandista, de Vilarinho dos Galegos, fue Manuel José de Oliveira y<br />
haciendo el descamino conoció a Maria Esther Píriz, con la que contrajo matrimonio<br />
a pesar de la oposición de ambas familias. Fueron “cinco años de cartas cada vez<br />
más apasionadas”, nos dice ella, de una determinación propia de quienes no tenían<br />
más que “las estrellas por tejado y el <strong>contrabando</strong> si buscabas oficio” y todas las<br />
barreras de la época en su contra. Marido y mujer relatan sus aventuras de mocedad,<br />
de complicidades en el amor y en el <strong>contrabando</strong> y, en esas entrevistas, nos dejamos<br />
llevar y renunciamos a ser analíticos y a distinguir la defraudación de las normas<br />
fiscales, y el <strong>contrabando</strong> de las normas morales y sociales. Viven en Brasil y cada<br />
verano regresan a la frontera que les vio nacer y enamorarse.<br />
Pasador de gentes, cuando las dictaduras, y organizador de un afamado encuentro<br />
de brujos y medicina popular en Vilar de Perdizes, Antonio Lourenço Fontes, más<br />
conocido como el Padre Fontes, es un cura realmente atípico, incómodo para la Iglesia<br />
católica lusa. “Padre nas aldeas mais contrabandistas do Barroso” sabe de buena mano<br />
que “el <strong>contrabando</strong> creó amigos, bodas, se refugiaba gente perseguida por los dos<br />
lados ...” y así se formaron parejas mixtas y el <strong>contrabando</strong> se ejerció en familia y entre<br />
familias. Este viejo sacerdote ha bendecido centenares de matrimonios mixtos, aunque<br />
también lamenta que esa dinámica está llegando a su fin, como también lamentamos a<br />
este lado de la Raya no escuchar la copla antañona:<br />
22<br />
“Contrabandista es mi padre, /<br />
contrabandista es mi hermano, /<br />
contrabandista ha de ser /<br />
aquel a quien dé mi mano”.