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Omn Bia 320-3 14/11/12 16:19 Página 42<br />
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Era justo lo que necesitaba. Una nueva abuela italiana.<br />
–Seguramente estaré de vuelta antes de que estalle la<br />
tormenta –dijo.<br />
–Como usted quiera, padrone –señaló tras un largo<br />
suspiro.<br />
¿Como usted quiera? Stefano estuvo a punto de<br />
echarse a reír mientras entraba en el garaje y cerraba la<br />
puerta tras él. Pasó de largo delante de las tres primeras<br />
plazas de aparcamiento y deslizó la mano sobre la carrocería<br />
lustrosa de la Harley de color negro que siempre<br />
elegía cuando las carreteras se volvían estrechas y<br />
serpenteantes.<br />
Si las cosas se desarrollaran según sus deseos, Fallon<br />
O’Connell estaría aguardándolo en su dormitorio o bien<br />
habría desaparecido de su cabeza por completo.<br />
Se puso el casco y la cazadora negra de cuero, pulsó<br />
el botón del mando y esperó a que la puerta del garaje<br />
se abriera. Entonces montó y el motor de la motocicleta<br />
rugió.<br />
Conocía la posada en la que ella se alojaba, sabía<br />
que podía presentarse allí y encararse con ella, decirle<br />
que el relámpago de deseo sexual que había advertido<br />
en su mirada cuando se habían conocido también latía<br />
en su interior.<br />
Pero no lo haría.<br />
Stefano bajó la visera del caso y aceleró. Un buen<br />
paseo calmaría sus ánimos.<br />
Y también la seguridad de que nunca más posaría la<br />
mirada sobre Fallon O’Connell.<br />
Una hora más tarde, la isla estaba sumida en la oscuridad<br />
húmeda de la ululante tormenta que Anna había<br />
predicho.<br />
El viento era fortísimo y tiraba de Stefano mientras<br />
tomaba una curva muy cerrada en una carretera estrecha.<br />
Un par de kilómetros más, quizás tres, y llegaría<br />
a...<br />
¿Qué diablos era eso?