Antorcha en Puebla - Buzos

REPORTAJE
Un hombre capaz de unir a priístas, panistas y
perredistas en su contra. Un arquitecto gozoso de
estar en las primeras planas de los diarios protagonizando
y propiciando discusiones por demás inútiles. Un
orgulloso miembro del Frente Universitario Anticomunista.
Un católico asiduo lector del Corán. Un político que rechaza
las leyes. Un ex presidente municipal multado con 500 millones
de pesos por el Órgano de Fiscalización Superior del
congreso de Puebla. Un militante panista expulsado de su
partido por generar división y denostar la imagen del albiazul.
Un cautivador recomendando a los alcaldes copiar las
estrategias de marketing del presidente Vicente Fox.
Y así podría seguir una larga lista sobre las historias de
Luis Eduardo del Sagrado Corazón Paredes Moctezuma,
presidente municipal de Puebla en el periodo 2002-2005.
Acompañado por personas recién estrenadas como panistas,
llegó al palacio municipal de la capital poblana en
el primer minuto del 15 de febrero de 2002 para anunciar
el programa “Multa cero”, que consistía en que no habría
más multas por violar el reglamento de Tránsito y Vialidad,
con lo que, dijo, se acabarían las mordidas. El programa
se mantuvo hasta el final de su administración a pesar de
que diputados, líderes de partidos políticos y académicos,
aseguraron que era un acto ilegal.
Show y
negocios
de Luis
Paredes
Guadalupe León Rodríguez
Esta primera acción de gobierno fue la primera muestra
de un peculiar estilo de gobernar: jugar con la ley, darle al
pueblo pan y circo y generar negocios para él y sus colaboradores.
Empezó con el show mediático, pues los agentes viales
debían usar un chaleco que llevaba un cocodrilo bordado
y unas grandes letras: “No a la mordida”, cosa que los poblanos
disfrutaron mucho, pues les dio la oportunidad de
burlarse de quienes durante mucho tiempo abusaron de su
pequeño poder.
Inició también el tráfico de influencias. Aunque en su
momento, Paredes Moctezuma aseguró que los chalecos
fueron donados por la iniciativa privada, tiempo después
se ventiló en los medios de comunicación que las prendas
fueron compradas a una maquiladora, propiedad del padre
de un regidor afín al alcalde.
Lo ganado, lo perdido
Durante el primer año de gobierno, la agenda estuvo
marcada por el show, en tanto se fraguaban negocios que
se concretarían al segundo año. El cabildo determinó que la
ciudad se llamaría Puebla de los Ángeles, hecho que volcó
a los priístas en contra y en defensa del nombre “oficial”
Heroica Puebla de Zaragoza. A la gente común y corriente
nunca le importó una u otra denominación, pero los medios
de comunicación volcaron sus fuerzas en esto, mientras se
prestaba nula atención a la falta de obras públicas en las
colonias populares. En tanto, la papelería oficial conservó el
H. Puebla de Zaragoza y al final del trienio reconocieron que
sólo el congreso podía modificar el nombre de la ciudad.
Excelente orador, Paredes Moctezuma aseguró que en tres
años iba a construir cuatro estacionamientos subterráneos
en el centro histórico, el sistema de transporte
metro al que curiosamente llamó Angelómetro,
y al menos dos distribuidores viales. Promesas
plasmadas en el Plan de Desarrollo Municipal.
Y así mantuvo un año ocupados a todos, discutiendo
si debía o no hacerlo, si era o no era
posible... Mientras, se dieron escándalos como
la compra de unos setenta Jettas para regidores
y funcionarios, que se llevaron a su casa al concluir
su gestión, y la “donación” de parte de su
salario a un “cochinito” para que después de la
ciudad gobernaran el estado de Puebla.
Del metro no hubo ni una piedra, de los estacionamientos
subterráneos sólo alcanzó a hacer
en el Zócalo una zanja de unos 10 metros de
largo, 7 metros de profundidad y un metro de ancho,
que el Instituto Nacional de Antropología e
Historia clausuró a finales de 2003 porque nunca
le dieron permiso para hacer el aparcamiento.
De los distribuidores viales sólo se concretó
uno y a medias, el Juárez-Serdán de 1.8 kilómetros
de extensión, que tardó 2 años y medio en
construirse y que costó más de 700 millones de
pesos, 345 mil pesos por metro, 200 por ciento
más caro que el segundo piso del periférico del
Distrito Federal. La obra terminó en un paso a
desnivel donde no puede circular el transporte
público (real causante del caos en la zona) y
que es coronado por una fuente (denominada
de Los Frailes) de fibra de vidrio, que sustituye
a la original hecha en cantera y cuyo paradero
se desconoce. Obra por la que dejó una deuda de 200.8 millones
de pesos con el Banco Nacional de Obras y Servicios
Públicos.
Concesión del alumbrado
Con el apoyo del gobernador Melquiades Morales Flores
(cuyo lema es tener una bolsa de agua fría en la cabeza), Luis
Paredes Moctezuma logró que el congreso del estado aprobara
dar la concesión del alumbrado público a la empresa
Mexicana de Mantenimiento en Alumbrado, creada con un
capital de 50 pesos y ex profeso para obtener el contrato en
Puebla. Empresa en la que se presumió hay intereses de José
Córdoba Montoya (súper asesor del ex presidente Carlos
Salinas de Gortari).
Filial de la francesa Citelum, la empresa operó el alumbrado
a partir de abril de 2003, aunque la concesión fue otor-
gada en diciembre por la legislatura local. En los próximos
15 años, el ayuntamiento capitalino pagaría mil 600 millones
de pesos por sus servicios, pero la actual administración
municipal echó abajo el contrato y está el litigio por la
concesión. Para cautivar a la gente y evitar rechazo hacia
la concesión, la comuna adquirió un equipo electrónico para
montar un espectáculo de fuentes danzantes que “sólo pueden
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REPORTAJE
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