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REPORTAJE<br />
juguetes y ropa, “se dan cu<strong>en</strong>ta de nuestra pobreza”, dice la<br />
señora Solorio y añade: “Muchos de nuestros niños trabajan<br />
<strong>en</strong> las esquinas, como v<strong>en</strong>dedores o limpiaparabrisas.<br />
Hemos pedido que nos apoy<strong>en</strong> con maestros para nuestras<br />
escuelas, pues hay familias que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hasta cinco hijos y<br />
para llevarlos gasta mucho dinero <strong>en</strong> el pasaje”.<br />
La pobreza ti<strong>en</strong>e víctimas. “Hace cuatro meses murieron<br />
dos niños de la colonia. Ellos viajaban hasta el pueblo de<br />
San Miguel Ajusco junto con su papá, pero <strong>en</strong> un afán de<br />
ahorrar, el papá decidió que se regresaran solos, el microbús<br />
chocó y murieron.<br />
A las autoridades no les importa lo que necesitamos porque<br />
ellos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> todo, baño, casa, agua”, se lam<strong>en</strong>ta la señora<br />
Adriana.<br />
Para t<strong>en</strong>er servicios médicos, medicinas o la simple compra<br />
de las tortillas, deb<strong>en</strong> viajar hasta San Miguel Topilejo<br />
o al c<strong>en</strong>tro de la delegación, es decir, un viaje de más de<br />
una hora.<br />
La señora Cristina Sandoval no ti<strong>en</strong>e un título de maestra<br />
pero ha ido apr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do la profesión con los 25 niños que<br />
ati<strong>en</strong>de <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro escolar comunitario San José, con ayuda<br />
de otras dos personas también voluntarias. Es un c<strong>en</strong>tro para<br />
las mamás que trabajan y a qui<strong>en</strong>es les cobran una cuota de<br />
30 pesos al mes “y qui<strong>en</strong> no puede pues no lo paga”. Los<br />
niños ti<strong>en</strong><strong>en</strong> seguro, un desayuno y comida.<br />
Cada mes vi<strong>en</strong>e una maestra voluntaria para darles el<br />
programa m<strong>en</strong>sual con los temas que deb<strong>en</strong> apr<strong>en</strong>der los<br />
pequeños. Y a pesar de que ti<strong>en</strong>e car<strong>en</strong>cias de agua, los<br />
niños siempre ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un espacio para asearse y evitar así<br />
las <strong>en</strong>fermedades.<br />
La desconfianza crece con los pocos árboles que hay <strong>en</strong> la<br />
calle Diamante. “Todas las áreas verdes nosotros las cultivamos<br />
y las cuidamos. Es la g<strong>en</strong>te de la delegación qui<strong>en</strong>es las<br />
destruyeron cuando supuestam<strong>en</strong>te nos vinieron a desalojar”,<br />
indica la señora Adriana.<br />
No ti<strong>en</strong><strong>en</strong> confianza ni para hablar sobre su situación pues<br />
tem<strong>en</strong> que la g<strong>en</strong>te de la delegación los desaloje. “Las autoridades<br />
no nos dan servicios porque argum<strong>en</strong>tan que esta es<br />
zona de reserva ecológica”. Sin embargo, sab<strong>en</strong> que desde<br />
1998 la misma delegación t<strong>en</strong>ía la int<strong>en</strong>ción de construir un<br />
campo deportivo <strong>en</strong> ese terr<strong>en</strong>o, aunque ellos cre<strong>en</strong> que <strong>en</strong><br />
realidad lo que quier<strong>en</strong> es levantar un c<strong>en</strong>tro comercial.<br />
“Sólo queremos cambiar el uso de suelo, para que las casas<br />
sean verdaderam<strong>en</strong>te nuestras”, remata doña Adriana.<br />
Abri<strong>en</strong>do camino<br />
Más de la mitad del territorio de la Ciudad de México está<br />
considerado como suelo de conservación; ahí se alberga<br />
cerca del 2 por ci<strong>en</strong>to de la riqueza biológica mundial y el<br />
11 por ci<strong>en</strong>to de la nacional, con alrededor de 3 mil especies<br />
de flora y 350 especies de fauna.<br />
En Xochimilco, hay aproximadam<strong>en</strong>te 162 as<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos<br />
irregulares, según datos oficiales, que incluy<strong>en</strong> más de 2<br />
mil vivi<strong>en</strong>das. Siete de las comunidades que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> sitios<br />
no permitidos por la Ley se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> zona de conservación<br />
ecológica.<br />
Incluso la UNESCO ha hecho llamados urg<strong>en</strong>tes para<br />
rescatar del deterioro ecológico a la zona chinampera, pues<br />
corre el riesgo de perder la declaratoria de Patrimonio Cultural<br />
de la Humanidad que comparte con el C<strong>en</strong>tro Histórico<br />
del DF.<br />
Por la necesidad y el esfuerzo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un hogar junto a la<br />
autopista que comunica a la Ciudad de México con Morelos.<br />
Predios como El Aguacate y Ocotitla tuvieron que abrir un<br />
camino desde el Reclusorio Sur del DF para que las pipas<br />
de agua y el gas puedan <strong>en</strong>trar y dotar el servicio.<br />
Rosa María Espinosa fue la primera vecina que llegó a<br />
Ocotitla hace seis años, después de comprar parte de estos<br />
terr<strong>en</strong>os con uso agrícola a un intermediario. Después de<br />
ella otras 22 familias llegaron a as<strong>en</strong>tarse y construyeron<br />
casas con lámina y cartón.<br />
“T<strong>en</strong>emos un contrato de comprav<strong>en</strong>ta y por eso la delegación<br />
nos ve como propietarios, finalm<strong>en</strong>te ya nos dieron<br />
permiso para vivir bajo la condición de no construir hasta<br />
no t<strong>en</strong>er el cambio de uso de suelo”.<br />
Para llegar a Ocotitla se debe caminar por lo m<strong>en</strong>os 20<br />
minutos <strong>en</strong>tre matorrales, tierra suelta y rodeando algunas<br />
parcelas de maíz. En el camino, algunos vecinos están colocando<br />
improvisados postes de luz para llevar el servicio,<br />
mi<strong>en</strong>tras niños y jóv<strong>en</strong>es disfrutan de un partido de fútbol<br />
sin importar que el polvo les cubra hasta la cabeza.<br />
“Compramos por necesidad pero sin saber <strong>en</strong> qué problemas<br />
nos íbamos a meter -señala doña Rosa-, no pudimos <strong>en</strong>trar <strong>en</strong><br />
el último acuerdo de cambio de uso de suelo porque ap<strong>en</strong>as t<strong>en</strong>emos<br />
seis años de estar aquí, pero las autoridades sab<strong>en</strong> quiénes<br />
y cuántos somos”.<br />
La paci<strong>en</strong>cia es su<br />
alim<strong>en</strong>to, pues sab<strong>en</strong><br />
que obt<strong>en</strong>er un reconocimi<strong>en</strong>to<br />
legal no será<br />
fácil. “Ahí esta la colonia<br />
Tonatlaco, metros<br />
más adelante, que ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />
más de 20 años y tampoco<br />
han podido cambiar<br />
su situación”.<br />
Después de ver el desalojo<br />
de sus vecinos<br />
a m<strong>en</strong>os de cincu<strong>en</strong>ta<br />
metros y asustarse por<br />
los rumores de un posible<br />
desalojo contra ellos,<br />
doña Rosa se si<strong>en</strong>te ahora<br />
un poco más segura.<br />
“Sabemos que hay que<br />
respetar el acuerdo con<br />
la delegación porque<br />
si no todos vamos a<br />
pagar las consecu<strong>en</strong>cias<br />
y nos quitarán lo que<br />
t<strong>en</strong>emos”.<br />
En la delegación les adviert<strong>en</strong> que llegarán políticos y les<br />
van a prometer todo, pero que no se confí<strong>en</strong> porque no van<br />
a cumplir nada. “El mismo delegado que está ahora también<br />
nos dijo promesas pero no cumplió, nosotros hemos traído<br />
la luz y los otros servicios”, reafirma doña Rosa.<br />
De cualquier manera ella está preparada para todo. “Si<br />
me pid<strong>en</strong> que desaloje lo hago al primer llamado, no voy a<br />
arriesgar mi vida por un pedazo de tierra, t<strong>en</strong>go necesidad<br />
de una casa pero no para esperar a los granaderos”.<br />
La vida de Elizabeth<br />
Si existe algo más difícil que observar un desalojo, es<br />
vivirlo <strong>en</strong> carne propia. El 8 de mayo de 2004, ap<strong>en</strong>as<br />
iniciando el día, un grupo de 120 granaderos llegó al paraje<br />
conocido como El Aguacate, ubicado <strong>en</strong> Santiago Tepalcatlalpan,<br />
delegación Xochimilco y tiraron puertas y v<strong>en</strong>tanas<br />
de las casas, no importando quién estuviera d<strong>en</strong>tro.<br />
Elizabeth Acosta lo recuerda: “Habíamos firmado un<br />
acuerdo con el <strong>en</strong>cargado jurídico de la delegación para<br />
regularizarnos y ellos prometieron que no iba haber desalojo,<br />
pero nos <strong>en</strong>gañaron. Llegaron como a las 6:30 de la mañana<br />
y una hora después com<strong>en</strong>zaron a tirar todo”.<br />
En el lugar se habían construido 32 casas, sólo algunas de<br />
ellas eran de lámina y la mayoría ya t<strong>en</strong>ía cimi<strong>en</strong>tos y muros<br />
de concreto. Auxiliados por maquinaria pesada, trascabos y<br />
camiones de carga, los policías y trabajadores contratados<br />
por las autoridades echaron por tierra las mamposterías y<br />
los muros de tabicón.<br />
Doña Elizabeth sobrevivió al desalojo poni<strong>en</strong>do <strong>en</strong><br />
riesgo su propia vida. “Cuando v<strong>en</strong>ían para mi terr<strong>en</strong>o me<br />
<strong>en</strong>cerré y abrí las llaves del gas. Am<strong>en</strong>acé a los policías: si<br />
ellos tocaban mi casa yo volaba todo <strong>en</strong> pedazos, conmigo<br />
d<strong>en</strong>tro”.<br />
Según los vecinos, el predio está dividido <strong>en</strong> varias secciones,<br />
las cuales pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a difer<strong>en</strong>tes dueños, por lo<br />
m<strong>en</strong>os tres. Pero, según la delegación, el desalojo se realizó<br />
porque ésta es un área de reserva ecológica <strong>en</strong> donde se<br />
puede sembrar, pero no iniciar desarrollos urbanos.<br />
No era fácil dejar un terr<strong>en</strong>o que les costó 60 mil pesos.<br />
“Levantamos las casas y la delegación se dio cu<strong>en</strong>ta de ello,<br />
pero nunca nos dijo que no podíamos estar aquí, se esperó<br />
hasta que estuviéramos bi<strong>en</strong> instalados”, señala Elizabeth.<br />
Sab<strong>en</strong> que son terr<strong>en</strong>os agroindustriales pero “finalm<strong>en</strong>te<br />
son propiedad privada y nosotros los compramos,<br />
aunque ellos digan que somos invasores”, agrega Graciela<br />
Amaro, qui<strong>en</strong> dice que ahora la incertidumbre es su única<br />
vecina:“Dic<strong>en</strong> que estos terr<strong>en</strong>os los quiere la delegación<br />
para la estación de autobuses de Taxqueña; otros dic<strong>en</strong> que<br />
es para una zona resid<strong>en</strong>cial, la verdad no la sabemos. Lo<br />
cierto es que mi<strong>en</strong>tras a nosotros no nos dan servicios, a las<br />
colonias vecinas ya hasta ti<strong>en</strong><strong>en</strong> luz, el propio delegado vino<br />
a inaugurarla”.<br />
Como si la angustia no fuera sufici<strong>en</strong>te, viv<strong>en</strong> con la esperanza<br />
de que algún día la delegación se lleve el cascajo<br />
de las casas destruidas hace un año. Son monum<strong>en</strong>tos a la<br />
impot<strong>en</strong>cia y también a la val<strong>en</strong>tía de doña Elizabeth, qui<strong>en</strong><br />
daría su vida por mant<strong>en</strong>er el hogar de sus hijos si nuevam<strong>en</strong>te<br />
int<strong>en</strong>tan desalojarlos.<br />
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REPORTAJE<br />
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