Antorcha en Puebla - Buzos

REPORTAJE
Origen
En 1973, respaldado en la ignorancia y fe ciega de más de
6 mil creyentes, un sacerdote, Nabor Cárdenas, dijo tener
revelaciones directas de la Virgen del Rosario y convenció a
sus seguidores a crear una población bardeada en lo alto de un
monte a la que llamaron “La Nueva Jerusalén”.
El sacerdote, que fue excomulgado por la iglesia católica
por insistir en su contacto directo con la Virgen del Rosario,
acostumbró a sus seguidores a no hablar con nadie, su entrada
y salida de la Ermita sólo él la autorizaba y, para mayor control,
creó un grupo de videntes para mantener el orden y cumplir
su voluntad.
Ninguna autoridad, mucho menos reporteros,
podían entrar a la Ermita, sólo
peregrinos.
En los años ochenta se comenzó a
hablar de supuestos excesos del sacerdote
que se hizo llamar Papá Nabor; se habló
de que él y un autollamado “vidente”
embarazaron a mujeres y niñas a las que
obligaban a estar con ellos por “mandato
divino”, pero nunca se pudo comprobar
ningún exceso.
Los gobiernos estatales o del municipio
de Turicato nunca se metieron con
el sacerdote, porque su congregación
siempre representó votos seguros en las
elecciones, claro, para el candidato que
Nabor dijera.
En 1997, comenzó a fallar la salud
del sacerdote y a aumentar los excesos
del “vidente” Agapito Gómez, que fue
acusado de violar a una niña de 13 años y
fue encarcelado brevemente para después
regresar a tomar el control de la comunidad.
“Ya tiene como unos más o menos, ocho años, nueve años
que ha estado haciendo eso” señaló durante la entrevista Juan
Peñaloza Delgado, habitante de la Ermita.
Bajo el férreo liderazgo de ‘Papá Nabor’, un robusto hombre
de 95 años de edad que fue excomulgado en 1973 por la
Iglesia Católica, unas cinco mil personas oran día y noche
en La Nueva Jerusalén por la salvación del mundo. Las 24
horas. Sin distracciones de ningún tipo, pues aquí ni siquiera
televisión hay. Están prohibidos desde los noviazgos hasta el
horario de Verano. No hay centros de salud ni escuelas. A los
niños nada más les enseñan a leer y escribir, y desde sus primeras
palabras son preparados para rendir culto a la Santísima
Virgen del Rosario.
El arzobispo de Morelia, monseñor Alberto Suárez Inda,
los tilda de fanáticos e ignorantes, pero Felipe Apóstol Fer-
rusca y Martín de Tours Lara, sacerdotes del lugar, advierten
que nadie está por la fuerza en esta comunidad fundada en
1973 en Turicato, municipio ubicado a unos 120 kilómetros
del sureste de la capital de Michoacán. El gobernador Lázaro
Cárdenas Batel admite que las condiciones de vida ahí no son
regulares, pero también resalta que quienes la habitan lo hacen
por voluntad propia.
De acuerdo con el libro ‘La Virgen María en la tierra’, el cual
está a la venta dentro de la comunidad, la Virgen del Rosario se
le apareció por primera vez a Gabina Sánchez, viuda de Romero
el 13 de junio de 1973, en un lugar conocido como El Callejón,
conocido ahora como La Ermita. En posteriores encuentros, le
dijo a la campesina que había elegido al
cura Nabor Cárdenas Mejorada para que
oficiara una misa en el cerro El Mirador,
al que entonces el prelado nombró Poder
de Dios, y encabezara una cruzada para
salvar a la humanidad. “El mundo está
perdido y se va a perder”.
Por supuesta decisión de la Virgen
del Rosario, Nabor Cárdenas y Gabina
Sánchez ,‘Mamá Salomé’, quien además
se convirtió en la vidente oficial de la
divinidad, hasta su muerte en 1982,
cuando fue relevada por María de Jesús
Bautista, ‘Mamá María de Jesús’, aunque
ésta con estatus de portavoz. Y de 1989
a la fecha, el vidente es Agapito Gómez.
Los sacerdotes consultados explican que
un vidente es quien habla con la Virgen,
mientras que un portavoz es quien es
poseído y encarna a la divinidad.
Un documento que elaboró hace siete
años el entonces diputado federal perredista
Mariano Sánchez Farías, actual
coordinador de Atención Ciudadana del gobierno michoacano,
refiere que el conflicto más grave que ha enfrentado La Nueva
Jerusalén ocurrió con la muerte de ‘Mamá Salomé’, pues `Papá
Nabor’ “gracias a un mensaje de la Virgen, propuso a dos candidatas”
para la sucesión: ‘Mamá María Margarita’ y ‘Mamá
María de Jesús’.
“La existencia de una candidatura dividida polarizó al pueblo.
Nabor definió el conflicto al decidirse por María de Jesús. María
Margarita y 200 monjas decidieron formar un convento al interior
del pueblo y fueron seguidas por varios ‘vivientes’ (hombres
mayores); ante esta situación, la Virgen amenazó con abandonar el
pueblo si no se resolvía el asunto, (y) finalmente autorizó la expulsión
de los inconformes, durante 1982. Para noviembre, el éxodo
fue realmente masivo: casi cuatro mil de las nueve mil personas
que formaban el pueblo fueron expulsadas”, indica el escrito.
Como consecuencia, añade, ‘Papá Nabor’ endureció sus me-
didas de control y vigilancia dentro de La Nueva Jerusalén, y
entre otras medias “prohibió las relaciones sexuales como una
manera de desagravio, prohibición que terminará hasta el fin
del mundo”. La crisis termina con el retiro de María de Jesús
al convento de La Ermita, y en el fondo “el motivo real” fue
que ella “empezó a poner en peligro el poder de ‘Papá Nabor’,
quien decidió enclaustrarla”.
La investigación del abogado Mariano Sánchez Farías asevera
que para lograr el control de la población, ‘Papá Nabor’
ideó un sistema de disciplina y vigilancia que en muchos casos
es coercitivo. El sistema cuenta con una policía que vigila todas
las acciones de los pobladores. La población se organiza por
estratos: en primer lugar están los ‘consagrados’, que son las
personas que se dedican exclusivamente al culto y atención
de La Ermita, y los ‘vivientes’. Ambos grupos se subdividen
en 14 grupos.
Todos, absolutamente todos, sin embargo, tienen como
misión única venerar a la Virgen del Rosario y orar por la salvación
de la humanidad, con la ventaja de que por habitar en La
Nueva Jerusalén están purificados
y preparados para el fin del mundo,
de acuerdo con las profecías de la
propia divinidad:
“Va a haber un día que no se va
a ver para nada el sol, la luna va a
estar resplandeciente y tampoco se
va a ver, un día y una noche va a
estar medio oscuro, luego otro día
va a empezar un aire como nunca
lo han visto en el mundo; un aire
raro, desconocido; al tercer día va
a haber un rasgo de temblor cerca
de estos lugares, un temblor muy
extraño, muy lleno de espanto y todavía el gentil, todavía
viendo muchos astros y todavía no va a hacer aprecio, porque
se van a componer otros días. Esa es la señal. Cuando veas
tú eso, entonces sí hablas tú también; miren, esto sí va a ser,
prepárense los que quieran, los que quieran seguir las palabras
que mi Madre está diciendo, pero ahorita lo que cubre el mundo
es el Santo Rosario y las oraciones”.
El gobernador Lázaro Cárdenas Batel expresó su opinión
sobre lo que ocurre dentro de La Nueva Jerusalén:
“Primero que nada somos muy respetuosos de la libertad de
creencias y de cultos que existen en nuestro país, y que debemos
no sólo respetar de manera plena, sino no entrometernos en lo
que no nos corresponde, y por lo demás buscar que en todos los
puntos del estado prevalezcan el orden, la buena convivencia
entre los ciudadanos y la ley”.
—¿Ve fanatismo?
—No me toca juzgar eso a mí. En este caso somos respetuosos,
pero sí estamos atentos a que en cualquier eventualidad
no priven ahí criterios que vayan más allá de lo legal o lo institucional
en la solución de los conflictos o de las diferencias.
Estamos particularmente atentos a lo que acontezca en La
Nueva Jerusalén.
—¿La ausencia de escuelas y centros de salud no ponen en
riesgo de vulnerabilidad a sus habitantes?
—No hay una situación regular en ese sentido. No es lo
mismo que acontece en otras partes. Ahora hay que tener en
cuenta que quienes han constituido esta comunidad y quienes
han llegado ahí lo han hecho por voluntad propia. Es una comunidad
que en términos relativos, y si lo comparamos con la gran
mayoría de las comunidades del estado, es de relativamente
muy reciente existencia y quienes la componen han llegado
por su propia voluntad. No es un caso típico, no es el caso de
casi la totalidad de las comunidades de Michoacán.
—¿Usted tiene alguna recomendación para quienes poseen
mandos en La Nueva Jerusalén, tanto civiles como religiosos?
—Que haya un buen entendimiento donde hay diferencias,
que haya sensatez y que busquemos
que todo se dé dentro de la
ley y con toda institucionalidad.
El arzobispo Alberto Suárez
Inda fue demoledor en su punto
de vista sobre esa comunidad,
que volvió al contexto nacional
porque hace unos días eligió autoridades
civiles por presunto mandato
de la Virgen del Rosario:
—Aquí falta realismo: una
cosa es el espíritu de fe, el amor a
María la Virgen y otra los asuntos
de la tierra que hay que decidir
en forma humana, democrática. Realmente se ve una vez más
lo que provocan la ignorancia, el fanatismo; creo que en esto
es importante que también a ellos se les invite y se les anime
a cumplir con la ley, como debe ser en todos los aspectos,
comenzando por la educación, porque una cosa que preocupa
es que en esa comunidad no haya escuelas y que se desprecie
este aspecto fundamental de la vida de cualquier ser humano.
—¿’Papá Nabor’ y los sacerdotes que ahí ofician están fuera
de la Iglesia Católica?
—Sí, es una comunidad cismática. Desde hace muchos años
no tienen ninguna relación, ninguna comunión con el obispo
de Tacámbaro, ni con ninguna otra parroquia. Están aislados
tristemente. Yo alguna vez intenté un acercamiento pero no se
logró nada, porque ellos viven en otro mundo.
—¿Qué ve usted? ¿Lucro?
—No creo. Yo creo que es fruto de la ignorancia, del fanatismo,
pues viven muy pobres. Realmente la gente de ahí
sufre la marginación.
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