Antorcha en Puebla - Buzos

REPORTE ESPECIAL
los “humedales costeros”, los manglares. Lo que allanó el
camino a la creación de varios hoteles en la zona del Caribe
mexicano, con especial énfasis en Cancún. Esta situación
no sólo afectó de inmediato a los ecosistemas locales, “sino
que ha vuelto muy vulnerable a la naturaleza y su entorno
ante eventuales desastres naturales, como los tsunamis o los
huracanes”, consigna para buzos el director de Greenpeace
México, Alejandro Calvillo.
Eso sí, para hacer evidente su vocación ambientalista,
al suplir al dimitido Lichtinger, en menos de seis meses
“limpió” de la nómina de esta dependencia a 300 trabajadores
y especialistas en el tema...
Para suplirlos con otros tantos,
pero de absoluta militancia panista
aunque sin ninguna experiencia
ecologista, situación que
también arrasó, y mucho, a la
Procuraduría Federal de Protección
al Ambiente, en manos de
otro ex dirigente blanquiazul, José
Luis Luege Tamargo.
Otra muestra de esta real desregulación
ambiental es el caso
de la Minera San Javier, en el
cerro de San Pedro, San Luis
Potosí. Ahí, en el lugar donde fue
fundado ese estado -su efigie está
reflejada en el escudo de la entidad-
desde el 2004 fue autorizada
una empresa canadiense que hace
minería de tajo a cielo abierto,
prohibida desde hace mucho en
otros países.
En un afán de extraer oro y plata
a gran velocidad, y a raudales,
la firma extranjera ha horadado
kilómetros y kilómetros del monte,
ha hecho un agujero enorme
que se ve desde cualquier avión
“con una demanda de agua tremenda y con el uso de cianuro
en cantidades industriales que ha afectado la ecología local”,
denuncia Calvillo.
En las Islas Coronado, enfrente de Tijuana, se encuentra el
último santuario y refugio de aves marinas, concretamente
la denominada “mergulo de chantus”, curioso y bello animal
nocturno, en peligro de extinción que no podría anidar
debido a un proyecto de la trasnacional Chevron-Texaco, la
cual pretende instalar una regasificadora, lo que obligaría a
bajar la temperatura en forma artificial a 600 metros de las
islas, e impediría el arribo normal de miles de aves de esta
especie. “La Semarnat tampoco evaluó el impacto ambiental
respectivo”, revela Greenpeace.
En clara alusión a que el pasado sí fue mejor, Alejandro
Calvillo evoca que en los tiempos de Lichtinger Waisman
se instituyó un Comité de Compras Verdes mediante el
cual se obligaba a 300 dependencias del gobierno a que
sus adquisiciones fueran, exclusivamente, “con empresas
de proyectos ambientalmente amigables”, pero esto que
venía instrumentándose por cierto desde tiempos zedillistas
se ha despeñado.
Los integrantes de diversas
organizaciones no gubernamentales
apuntan que por ejemplo en
Texcoco hay un ingeniero que ha
logrado producir jabones biodegradables,
pero como chocan con
la gran industria no tiene canales
de distribución. En el mismo
caso están las llamadas “maderas
certificadas””, es decir, en donde
se garantiza que el producto es
legal y controlado. El 13% de
la producción forestal sí cuenta
con esta norma, pero encara una
fuerte competencia desleal con
la tala ilegal, mucho más barata
que la primera. Y con mejor distribución.
Y ya que hablamos del sector
forestal, Juan Carlos Cantú, responsable
de la ONG Defender
of Wild Life (En defensa de la
Vida Silvestre), exhibe que a
la llegada de Alberto Cárdenas
a la Semarnat, México tenía
uno de los niveles más altos de
deforestación a nivel mundial,
según la FAO, calculado en 780
mil hectáreas, de las 600 mil que se tenían a finales de la
gestión de Ernesto Zedillo y Julia Carabias.
Pero como había que dar resultados, el ahora precandidato
en menos de un año bajó en el papel esa extensión ¡a la mitad!
Y lo más asombroso es que la semana anterior anunció, poco
antes de lanzarse de lleno a la lucha por la Presidencia de la
República, que antes de que culmine el sexenio, esta cifra
se reducirá a sólo 150 mil hectáreas. No hay duda, “Cárdenas
maquilla cifras, estrictamente con fines de preservar su
imagen política”, exhibe Cantú.
Cárdenas Jiménez ni siquiera siguió las recomendaciones
de la Comisión de Cooperación Ecológica Internacional
entre los tres países que suscribieron el Tratado
de Libre Comercio de América del Norte para el caso
del maíz criollo transgénico, cultivado en Oaxaca. Al
respecto, el ex rector de la UNAM, José Sarukhán quien
estuvo al frente de 40 especialistas en el tema, desarrolló
una serie de recomendaciones para que esta semilla no
circulara ni se consumiera ante los riesgos inminentes
en la población. Pero la Secretaría ha hecho oídos sordos
sobre el particular.
En lo referente a la biodiversidad, se está extinguiendo,
sin miramientos ni piedad, varias
especies de tortugas, invaluables
no sólo para México sino para el
mundo, diversos mamíferos marinos,
el jaguar y otros, por sobre
explotación, saqueo, corrupción,
daño a sus ecosistemas y otras
acciones que han permitido e
incluso, de una u otra manera, avalado,
las autoridades federales.
En resumen, Alejandro Calvillo
define: Alberto Cárdenas le ha
dado un vuelco negativo, de 180
grados, a la Semarnat y lo más
peligroso, sin duda, es que en
un afán de alcanzar sus intereses
políticos personales, el que fuera
gobernador de Jalisco tiene entre
sus más altos patrocinadores al
codueño y fundador del corporativo
Bimbo, Lorenzo Servitje,
que es como todos sabemos uno
de los principales impulsadores
y patrocinadores de la ley de
trasgénicos en México. “No
se vale que este ingeniero use
funciones públicas para satisfacer
sus requerimientos personales y privados”, devela
Greenpeace.
En este país, define el propio Calvillo, la política ambiental
tiene que permear a todas las secretarías y por lo mismo,
requiere de una entidad muy fuerte. “Me preocupa que
todo esté dirigido a desmantelarla, para dejarla si acaso en
segundo o tercer nivel”.
Hacia el futuro, toda vez que todo mundo se está despidiendo
de este sexenio a más de año y medio de que se le
baje el telón, los ambientalistas proponen en este tema el
conformar un equipo no vinculado a un partido político.
Particularmente, no entrar a la Semarnat para de ahí lanzarse
a otro cargo público -como Cárdenas Jiménez- sino que su
titular esté cabalmente comprometido con la protección
ambiental. Y que sepa.
Su exigencia es que el gobierno, el Ejecutivo, tiene que
encaminar el desarrollo en una línea sustentable, no mercadológica,
sino realmente sustentable. Ese es el reto en
donde, además, se debe tener una Procuraduría Federal de
Protección al Ambiente, verdaderamente autónoma, con recursos,
que dé protección a los ecosistemas, procure justicia
ambiental, restituya el daño a los afectados y que no esté
haciendo comentarios inútiles y
perversos como a la fecha realiza
Luege.
En este sentido, opina el titular
de Greenpeace México, lastima la
muerte de Adolfo Aguilar Zínser
(sabida el día de la redacción en
este espacio), político de alto
nivel que sí estaba preocupado
por la cuestión forestal. “Pero eso
les vale a los partidos”.
Mientras que el recordado
diplomático y luchador social
tenía más apertura social a las
organizaciones, en el PRD por
ejemplo, “lo que hemos visto en
el senado es malísimo, apoyan
leyes que sirven a las corporaciones
como la de bioseguridad,
acceso a recursos genéticos. Hay
una gran ignorancia, encontramos
algunos diputados que en algún
asunto tienen conciencia, pero los
cuadros superiores no la tienen”,
insiste Calvillo.
Lo peor es que ningún precandidato
de ningún partido tiene la
menor idea de qué es lo que se haría en el caso de alcanzar la
Silla del Águila. No hay definición ambiental. Por lo mismo,
“lo que nos queda es presionar para que pongan atención a
los problemas y ponérselos en la cara. Advertirles que los
principales ríos en México, todos, están contaminados, que
el acceso al agua potable encara problemas crecientes. Y
que si no se hace nada, el futuro nacional será, sin duda,
desastroso, de más contaminación”, en detrimento de todo
lo demás: economía, finanzas, política e Historia. Esa que
jamás hemos sabido aquilatar.
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