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Domingo, 14 DE Abril DE 2013
el calzado minimalista
podría causar lesiones
POR GRETCHEN REYNOLDS
Cuando Douglas Brown, un radiólogo
de Orem, Utah, notó un repunte
recientemente en el número
de corredores descalzos que acudía
con él con problemas en talones y
pies, se preguntó si habría una conexión
entre entrenar descalzo y
sus dolores de pies. Sin embargo,
no pudo encontrar ningún estudio
científico que hubiera examinado
el tema.
Así que contactó a Sarah Ridge,
una profesora de ciencias del ejercicio
en la Universidad Brigham
Young en Provo, Utah, quien estudia
las lesiones por impacto en
deportes, y le sugirió que emprendiera
un estudio.
La investigación resultante, publicada
en Medicine & Science in
Sports & Exercise, probablemente
avivará el debate sobre los beneficios
de correr descalzo o usar calzado
minimalista tipo “descalzo”.
¿Acaso el estilo descalzo reduce
el riesgo de un corredor de sufrir
Corredores descalzos
sufren fracturas y
deformaciones.
dolor y lesiones (como creen los entusiastas)?
¿O correr descalzo simplemente
contribuye al desarrollo
de una serie diferente de lesiones
en algunos corredores?
Para averiguarlo, Ridge comenzó
reclutando a 36 corredores experimentados,
hombres y mujeres,
quienes hasta entonces, habían
corrido entre 25 y 50 kilómetros
por semana con calzado normal
para correr. Los envió con Brown
para que les tomara imágenes de
resonancia magnética básicas de
los pies y la parte baja de la pierna
para detectar alguna lesión o problema.
Los partidarios de correr descalzos
con frecuencia señalan que los
humanos corrieron y caminaron
sin zapatos durante milenios antes
de que se inventara el calzado.
Sin embargo, evidencia anecdótica
de médicos que tratan a corredores
indica que algunas personas
que comienzan a correr descalzas
desarrollan lesiones y dolores com-
Lesiones óseas,
como fracturas
por estrés,
aumentaron en
un estudio entre
los corredores
que cambiaron
los tenis
tradicionales
por el calzado
minimalista,
que se ha vuelto
una alternativa
popular.
pletamente nuevos.
Los voluntarios de Ridge iniciaron
el estudio con pies y piernas en
condiciones normales, de acuerdo
con las imágenes de resonancia,
mismas que fueron interpretadas
por varios radiólogos.
A la mitad del grupo se le asignó
al azar seguir corriendo como de
costumbre: la misma distancia y
los mismos tenis.
A los demás corredores se les dio
un par de Vibram Five Fingers, con
los que parece que se corre descalzo,
y les pidieron que incorporaran
poco a poco alguna distancia con
este calzado en sus recorridos.
Después de 10 semanas, a ambos
grupos de corredores se les realizaron
resonancias de seguimiento.
No hubo evidencia de lesiones
o cambios en los tejidos de la parte
baja de la pierna, como el tendón
de Aquiles, en ninguno de los corredores.
Pero más de la mitad de
quienes usaron el calzado minimalista
mostraban ahora señales
iniciales de lesiones óseas en sus
pies.
Dos tenían incluso fracturas por
estrés, una mujer en el hueso del
talón y un hombre en el metatarso,
uno de los huesos grandes del pie.
Y casi todos espontáneamente
estaban corriendo menos kilómetros
al término de las 10 semanas.
Aún no está claro por qué algunos
corredores de estilo descalzo
desarrollaron serios problemas en
los pies y otros no, pero Ridge analiza
ahora datos adicionales sobre
los voluntarios.
“Lo que esperamos ver es si hay
algunos corredores que, debido a
su biomecánica u otros factores”,
parecen particularmente predispuestos
a sufrir lesiones al hacer la
transición a correr casi descalzos
y quizá no deberían dejar los tenis
normales para correr, dijo.
Los resultados no significan que
todo el mundo que decida cambiar
a calzado minimalista o a correr
descalzo se expondrá a lesiones,
aclaró Ridge. “Pero le diría a cualquiera
que desee intentar dejar su
calzado normal que sea sumamente
cauteloso durante la transición”.
El uso del calzado mínimo debe incrementarse
gradualmente.
Quizás haya sido natural para
nuestros antepasados correr descalzos,
señala Ridge, pero es una
experiencia nueva para los pies de
la mayoría de nosotros.
JoDi hiLToN, para The New YorK Times
salud y bienestar
marceLo DeL pozo/reuTers
investigación sugiere que el aroma del aceite de oliva puede afectar no solo el sabor de la comida,
sino la sensación de hambre y saciedad. cesto con aceitunas, en un campo sembrado de olivos.
¿es el olor el secreto
del aceite de oliva?
POR ANAHAD O’CONNOR
¿Por qué es el aceite de oliva, la
joya de la corona de la dieta mediterránea,
tan bueno para la salud?
Los nutriólogos señalan a su
abundancia de antioxidantes y
ácido oleico, una grasa monoinsaturada
que protege al corazón.
Sin embargo, una nueva investigación
sugiere que algunos de los
beneficios del aceite de oliva podrían
hallarse en su aroma.
La investigación encontró que
en comparación con otros aceites y
grasas, el aceite de oliva extra virgen
tenía más probabilidades de
elevar la sensación de saciedad de
una persona después de una comida.
Pero además, otra fase del estudio
mostró que infundir el aroma
del aceite de oliva a la comida —al
añadir un extracto aromático—
redujo las calorías que consumió
la gente en el estudio y mejoró su
respuesta del azúcar en la sangre.
Los sentidos del olfato y el gusto
están fuertemente vinculados. Investigaciones
anteriores han demostrado
que manipular el aroma
de ciertos alimentos puede influir
en la cantidad que la gente elije comer
de ellos. Intensificar el olor y
el sabor de un postre, por ejemplo,
puede hacer que la gente tome bocados
más pequeños.
El objetivo del nuevo estudio era
analizar los factores que hacen
que algunos alimentos sean más
llenadores que otros.
Muchos productos en los supermercados
atraen a los compradores
con etiquetas que dicen “bajo
en grasa”, pero comer alimentos
bajos en grasa puede hacer que la
gente lo compense al comer en exceso
más tarde, dijo Malte Rubach,
científico nutricional que dirigió la
investigación con algunos colegas
en el Centro Alemán de Investigación
de la Química de Alimentos,
que publicó el informe.
Los investigadores iniciaron el
estudio al comparar los efectos de
cuatro grasas en la sensación de
saciedad: la manteca de cerdo, la
mantequilla, el aceite de oliva y el
aceite de canola. Este último tiene
menos grasa monoinsaturada que
el aceite de oliva, pero también menos
grasa saturada, y a menudo se
le recomienda junto con el aceite de
oliva como una alternativa sana a
otros aceites para cocinar.
Los investigadores reclutaron
a 120 personas y las dividieron en
cinco grupos al azar. Se les dijo a
los participantes que comieran
500 gramos de yogur diariamente
durante tres meses. En cuatro de
los grupos, el yogur fue enriquecido
con una de las cuatro grasas.
El quinto grupo, que sirvió como
control, comió yogur natural y sin
grasa.
Después de comer su yogur, el
grupo del aceite de oliva mostró
los mayores incrementos en los
niveles sanguíneos de serotonina,
una hormona asociada con la saciedad.
También redujo su ingesta
calórica la mayoría de los días para
compensar el yogur extra, un
patrón que también se vio en los
grupos de mantequilla y en el de
control. Por otro lado, los grupos
Olor puede reducir
las calorías que
se consumen.
de canola y manteca de cerdo subieron
de peso durante el periodo
de estudio. Agregaron el yogur a
lo que comían con regularidad.
Los investigadores se sorprendieron
al ver que aumentó el peso
y la grasa corporal en el grupo
que fue alimentado con aceite de
canola, pese a que las propiedades
saludables son similares a las del
aceite de oliva. Así que diseñaron
la siguiente fase del estudio para
ver si algo más que los nutrientes
de los dos aceites explicaban sus
Lars KLove, para The New YorK Times
diferentes impactos.
Esta vez, los participantes fueron
divididos en dos grupos que
recibieron yogur sin grasa. En
uno de los grupos, el yogur fue
mezclado con un extracto aromático
que daba el olor de aceite de
oliva sin añadir nada de grasa.
Los que comieron el yogur natural
mostraron una baja en los niveles
de serotonina y reportaron menos
saciedad después de comerlo.
También, su consumo aumentó un
promedio de 176 calorías al día.
El grupo que comió el yogur
con olor a aceite de oliva, mientras
tanto, redujo sus calorías de
otros alimentos y mostró mejores
respuestas en los análisis de tolerancia
a la glucosa, que miden el
azúcar en la sangre. Los cambios
bruscos de azúcar en la sangre
son parte de lo que impulsa el
hambre o la saciedad.
Los investigadores atribuyeron
el impacto del aroma del aceite de
oliva a dos compuestos abundantes
en los aceites de oliva italianos,
entre ellos el hexanal, que se dice
que se asemeja al olor de pasto recién
cortado.
Rubach dijo que los hallazgos sugieren
que los consumidores deben
ser conscientes de que el impacto
fisiológico de la comida no se limita
a lo que pueden ver en el plato.