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14 The new york <strong>Times</strong> inTernaTional weekly<br />

Domingo, 14 DE Abril DE 2013<br />

POR GRETCHEN REYNOLDS<br />

Los científicos han sabido durante<br />

bastante tiempo que la capacidad<br />

del cerebro humano para<br />

mantenerse tranquilo y enfocado<br />

es limitada y puede verse abrumada<br />

por el ruido y las frenéticas exigencias<br />

de la vida citadina, lo que a<br />

veces resulta en una condición informalmente<br />

conocida como fatiga<br />

cerebral. Cuando se presenta, uno<br />

se torna fácilmente distraído, olvidadizo<br />

y mentalmente voluble.<br />

Sin embargo, un nuevo estudio<br />

en Escocia sugiere que se puede<br />

aliviar la fatiga cerebral al simplemente<br />

pasear en un parque lleno de<br />

vegetación.<br />

Desde hace mucho tiempo, los investigadores<br />

han especulado que<br />

los espacios verdes son calmantes,<br />

al requerir menos atención mental<br />

dirigida que las calles urbanas. En<br />

lugar de ello, los entornos naturales<br />

invocan una “fascinación suave”,<br />

término que se refiere a la contemplación<br />

tranquila, durante la cual<br />

el cerebro puede renovar recursos<br />

de atención agobiados y reducir la<br />

fatiga mental.<br />

Estudios anteriores han encontrado<br />

que las personas que viven<br />

cerca de árboles y parques tienen<br />

niveles menores de cortisol, una<br />

hormona del estrés, en su saliva<br />

que las que viven principalmente<br />

rodeadas de concreto, y que los niños<br />

con déficits de atención tienden<br />

a concentrarse y desempeñarse<br />

mejor en pruebas cognitivas tras<br />

caminar en parques.<br />

Pero no había sido posible estudiar<br />

los cerebros de personas<br />

cuando estaban realmente afuera<br />

hasta el reciente desarrollo de una<br />

versión ligera y portátil del electroencefalograma,<br />

tecnología que<br />

estudia los patrones de ondas cerebrales.<br />

salud y bienestar<br />

Cómo hallar paz y sosiego en viajes cada vez más ruidosos<br />

POR STEPHANIE ROSENBLOOM<br />

Un uno de abril, cuando se celebra<br />

en el mundo anglosajón el Día<br />

de los Inocentes, la aerolínea canadiense<br />

WestJet anunció a modo de<br />

broma que estaba por crear cabinas<br />

sin niños al enviar a los más pequeños<br />

a una zona “VIP especial”<br />

de sus aviones.<br />

Acto seguido, un video presentaba<br />

a niños llevados en una banda de<br />

equipaje y subidos al área de carga<br />

de una aeronave.<br />

Las áreas para niños, reales e<br />

imaginarias, han causado numerosas<br />

reacciones, pero hay algo más<br />

detrás de ellas. Tiene que ver con el<br />

silencio, y cómo culturas diferentes<br />

lo valoran o no, algo que se vuelve<br />

patente al viajar.<br />

Música saliendo de bocinas a<br />

todo volumen, conversaciones a<br />

todo pulmón vía teléfono celular<br />

y pasajeros escandalosos son tan<br />

integrales a un viaje como quitarse<br />

los zapatos en el aeropuerto.<br />

Y el barullo tiene a mucha gente<br />

“molesta, estresada y oprimida”,<br />

explicó Mike Goldsmith, exdirector<br />

del grupo de acústica en el Laboratorio<br />

Físico Nacional, en Inglaterra,<br />

y autor del libro Discord:<br />

The story of noise (Discordia: La<br />

historia del ruido).<br />

En el ámbito de los viajes, el<br />

ruido es cada vez más controlado<br />

mediante reglas, como la prohibición<br />

del uso de celulares en los<br />

autobuses y en vagones de trenes.<br />

Pero algunas estrategias de supervivencia<br />

–audífonos canceladores<br />

de ruido, miradas iracundas<br />

y pastillas para dormir– puedan<br />

llevarlo a sentirse antisocial, o,<br />

peor, malvado.<br />

“Simplemente no funciona la<br />

negación de lo que sucede”, afirmó<br />

al respecto Andy Puddicombe, exmonje<br />

quien aborda los beneficios<br />

de la meditación en su libro Get<br />

some headspace (Encuentre espacio<br />

mental) y en su sitio internet,<br />

Headspace. Es probable que el<br />

intento por ignorar al “merolico”<br />

sentado a su lado simplemente respirando<br />

profundamente lo frustre<br />

aún más al tiempo que batalle para<br />

concentrarse en su respiración.<br />

No hay mucho que pueda hacer<br />

respecto de un tren o un avión repletos<br />

de sonidos. Lo que sí puede<br />

cambiar, desde luego, es su forma<br />

de responder.<br />

“El sonido en sí no es el problema”,<br />

explicó Puddicombe. “El<br />

problema es nuestra resistencia<br />

mental”.<br />

En otras palabras, no haga corajes<br />

por niños escandalosos y padres<br />

ineficaces. Puddicombe agregó<br />

que la incomodidad representa<br />

la brecha entre la realidad (el niño<br />

ruidoso) y la situación ideal (silencio).<br />

Lo que Puddicombe califica de<br />

“conciencia plena” (esencialmente<br />

estar en el momento presente) puede<br />

ayudar a colmar el espacio entre<br />

realidad y deseo.<br />

“Se trata de obviar lo que quisiéramos”,<br />

indicó, “y entonces acercarnos<br />

a la aceptación de lo que<br />

sucede ahorita”.<br />

Definitivamente, maravillosamente<br />

razonable, pero ¿cómo lograrlo?<br />

Primero, simplemente reconozca<br />

que está frustrado(a). “Cuando<br />

te fijas en la resistencia, empieza a<br />

perder intensidad”, explicó Puddicombe.<br />

Luego, escuche el sonido.<br />

“No culpe a ruidosos”<br />

es la recomendación<br />

de un exmonje.<br />

No culpe a los ruidosos. Simplemente<br />

escuche el sonido.<br />

“Si concentra uno toda su atención<br />

en eso”, indicó Puddicombe,<br />

“llegará un momento en que la<br />

mente se aburrirá”. A modo de<br />

ejemplo, dio el caso de un viaje en<br />

tren de una hora al lado de alguien<br />

con música de iPod suficientemen-<br />

estudio avala efectos de la naturaleza<br />

Entornos verdes<br />

invocan tranquila<br />

contemplación.<br />

En el nuevo estudio, publicado<br />

en marzo en la revista The British<br />

Journal of Sports Medicine,<br />

investigadores de la Universidad<br />

Heriot-Watt, en Edimburgo, y de la<br />

Universidad de Edimburgo sujetaron<br />

estos nuevos EEGs portátiles<br />

al cuero cabelludo de 12 adultos<br />

jóvenes saludables. Los electrodos<br />

enviaban lecturas de ondas cerebrales<br />

de forma inalámbrica a una<br />

laptop que cada voluntario llevaba<br />

en una mochila.<br />

Los investigadores entonces enviaron<br />

a los participantes a hacer<br />

una caminata corta en Edimburgo,<br />

primero por un distrito histórico,<br />

luego por un entorno parecido<br />

a un parque y finalmente por<br />

un distrito comercial. Después,<br />

los investigadores buscaron patrones<br />

de ondas que sentían estaban<br />

relacionadas con medidas<br />

de frustración, atención dirigida,<br />

activación mental y un estado de<br />

meditación o calma. Lo que encontraron<br />

confirmó la idea de que los<br />

espacios verdes reducen la fatiga<br />

cerebral: en el área comercial sus<br />

ondas cerebrales se excitaron; en<br />

te fuerte para que la oiga. Su mente<br />

simplemente no permanecerá enfocada<br />

en la música durante una<br />

hora, dijo Puddicombe.<br />

Al escuchar un ruido, busque una<br />

“amable aceptación”, concluyó.<br />

Si acaso está a bordo de un avión<br />

ruidoso, puede tranquilizarle el recordar<br />

que si tiene una expectativa<br />

de silencio, es porque considera<br />

que se trata de una norma social.<br />

Sin embargo, no todo el mundo tiene<br />

las mismas normas sociales. Y<br />

tampoco tienen por qué tenerlas.<br />

“Culturalmente, un avión deja<br />

de ser un espacio muy cortés para<br />

volverse mucho más diverso culturalmente<br />

hablando”, explicó Setha<br />

Low, profesora de antropología y<br />

psicología, y directora del Grupo<br />

de Investigación sobre el Espacio<br />

Público del Centro de Graduados<br />

de la Universidad de la Ciudad de<br />

Nueva <strong>York</strong>. “Y las normas son<br />

muy distintas”.<br />

Algunas culturas, como la española,<br />

por ejemplo, son más gregarias<br />

que otras, como las escandinavas.<br />

el parque, las lecturas se volvieron<br />

más meditativas.<br />

El estudio, dijo Jenny Roe, catedrática<br />

en Heriot-Watt que supervisó<br />

el estudio, sugiere que, en este<br />

momento, usted debería considerar<br />

“tomar un descanso del trabajo” y<br />

“dar una caminata en un espacio<br />

Christoph hitz<br />

Un método para lidiar con los<br />

conflictos ha consistido en crear alternativas<br />

de transporte separadas<br />

y más costosas, pero pueden suscitar<br />

un sentimiento de exclusión.<br />

“Cada vez más gente trata de crear<br />

espacios públicos purificados, y<br />

cabe preguntarse a dónde nos va a<br />

llevar esto”, señaló Low.<br />

Aún no se sabe. Por ahora, oprima<br />

“reproducir” en el app Headspace<br />

para oír a Puddicombe. “Entonces<br />

tal vez haya sonidos en<br />

el cuarto donde está”, indica, “el<br />

cuarto de al lado o incluso afuera<br />

del edificio”.<br />

Tómese más o menos 10 segundos<br />

“para permitir que esos sonidos lleguen<br />

y se vayan, entren y salgan de<br />

su conciencia”, dijo.<br />

Reserve unos cuantos minutos<br />

de cada día para dejar que Puddicombe<br />

le susurre en el oído con la<br />

esperanza de que, en su próximo<br />

vuelo, pueda relajarse, darle un<br />

sorbo a su refresco y aceptar amablemente<br />

el estruendo que le vaya<br />

a tocar.<br />

oli sCarff/Getty imaGes<br />

Un estudio con un monitor de ondas cerebrales revela que<br />

caminar en un parque tiene efecto restaurador en el cerebro.<br />

verde o simplemente quedarse sentado,<br />

o incluso ver espacios verdes<br />

desde la ventana de su oficina”. No<br />

es una pérdida de tiempo, aseguró.<br />

“Es probable que tenga un efecto<br />

restaurador y ayude con la fatiga<br />

de atención y la recuperación del<br />

estrés”.

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