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En 1945, León conoció en Cali a Inés<br />
Vigma Alvarello, una niñita de quince<br />
años, de descendencia Italiana y por<br />
lógica inexperta. A un fugaz noviazgo,<br />
siguió un veloz matrimonio y después,<br />
una sucesión de eventos como para<br />
una novela. Ella menor de edad, aceptó<br />
casarse a “escondidas” a los quince días<br />
de haber conocido a León. La ira de<br />
toda la parentela de la novia no se hizo<br />
esperar y tras una serie de peripecias<br />
tragicómicas, que hoy recuerdan con<br />
mucho humor, las aguas poco a poco<br />
volvieron a su cause. Al final, una historia<br />
rosa que, los ha llevado a cumplir 65 años<br />
de feliz matrimonio.<br />
Una faceta de la vida de León Barros<br />
que podría ser para los record Guinnes,<br />
consiste en haber elaborado durante<br />
sesenta y cuatro años continuos, las<br />
emblemáticas esclavas que, los cadetes<br />
de la Escuela Militar de Aviación lucen<br />
desde su ingreso y que después como<br />
pilotos consagrados, suelen portar por<br />
muchos años. El actual Comandante de<br />
la Fuerza Aérea Colombiana General<br />
Julio González diestro piloto de combate,<br />
comentó en una ocasión, que la lleva<br />
puesta en su muñeca desde que se inició<br />
como alumno.<br />
Con los atributos de un artista nato,<br />
a quien nadie le enseñó el arte de diseñar<br />
y elaborar joyas, el “guajiro” Barros<br />
afectuoso apelativo que alude a su natal<br />
terruño, se empeñó en trabajar el acero<br />
inoxidable, el oro y la plata para hacer<br />
de estos metales, piezas que además<br />
de originales, tienen el atractivo de<br />
armonizar con la profesión de aviador.<br />
En la época de la aviación heroica en<br />
Europa, fueron las esclavas elemento<br />
clave para identificar los cuerpos de los<br />
pilotos que perecían en accidentes. Lo<br />
curioso es que, no obstante la aviación ha<br />
dejado de ser una profesión de alto riesgo,<br />
la costumbre de la esclava se mantiene.<br />
Quizás por razones románticas.<br />
León recuerda la fecha en que<br />
apareció el primer cliente para la primera<br />
esclava. Fue en 1946, su precio la módica<br />
suma de $ 2.50 que recibió del teniente<br />
en retiro Carlos Duarte, por esos días<br />
piloto de aviones Catalina en Avianca. De<br />
acuerdo con sus cuentas, ha elaborado<br />
hasta la fecha, 1800 la más reciente, para el<br />
Subteniente Mauricio Higuera graduado<br />
en el año 2009, su costo ascendió a la<br />
suma de $ 550.000 pesos.<br />
Al llegar a los noventa y cuatro años<br />
de edad con una vitalidad que sorprende,<br />
rodeado por la familia que levantó y<br />
formó ejemplarmente, su adorable<br />
esposa Ana Vigma, sigue siendo como al<br />
principio, su irremplazable faro. Son sus<br />
hijos Álvaro, Beatriz y Lucila, destacada<br />
pintora residenciada en Francia, de ella<br />
son los dos únicos nietos.<br />
La Escuela de formación de los<br />
oficiales de la Fuerza Aérea que, fue su<br />
lugar de trabajo durante el tiempo que<br />
vistió el uniforme azul y que no ha dejado<br />
de visitar desde 1939, hoy como siempre,<br />
lo recibe con el especial afecto que se<br />
reserva para los de casa.<br />
La “esclava,” nacida de su ingenio<br />
e inspirada en vivencias acumuladas a<br />
través de los años, el tiempo la ha aferrado<br />
a los sentimientos de los cadetes. En ellos<br />
ha estimulado la mística y el fervor por el<br />
vuelo, los ha puesto a soñar con el cielo y<br />
las estrellas, con nubes y con aviones. Sin<br />
darse cuenta y sin que ese hubiera sido<br />
su propósito, su obra maestra lo convirtió<br />
en forjador de ilusiones.