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Edicion No. 27 - Asorfac

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28<br />

El Mayor Enrique<br />

Durango Sanín<br />

General Fabio Zapata Vargas<br />

Socio ASORFAC<br />

La primer vez que escuché hablar de la<br />

existencia del capitán Enrique Durango fue<br />

en el año1961, durante mi primer año en<br />

la escuela militar de aviación Marco Fidel<br />

Suárez en Cali. Recuerdo que en algún<br />

momento de nuestra rutina, escuchamos<br />

el ruido inconfundible de varios aviones<br />

que se acercaban por el norte de la base.<br />

Todos atisbamos para identificar de qué se<br />

trataba y de pronto observamos casi sobre<br />

las instalaciones de la escuela, tres inmensos<br />

aviones bimotores de color oscuro que<br />

iniciaban un viraje circular sobre la unidad.<br />

Quedamos perplejos porque además de la<br />

sorpresa causada por el intenso ruido de los<br />

B-26, algunos alféreces y cadetes antiguos<br />

ya los habían reconocido, para muchos de<br />

nosotros fue aun mas impresionante porque<br />

se trataba de la primera oportunidad en<br />

apreciar semejantes aviones. Realizaron varias<br />

pasadas en perfecta formación y cuando ya<br />

viraban para alejarse, uno de ellos se separó<br />

de los otros dos, se dirigió en dirección<br />

amplia a la pierna con el viento y luego de<br />

un viraje por la derecha de 180 grados inició<br />

un descenso hacia la cabecera 06. El B-26<br />

aumentaba progresivamente su velocidad y<br />

a una altura relativamente cerca de la tierra<br />

inició un ascenso rápido y en viraje por la<br />

derecha. Todos los que vimos la maniobra<br />

quedamos maravillados, primero porque<br />

apreciamos la barriga del avión como en una<br />

gigantesca fotografía y por el ensordecedor<br />

ruido de sus dos motores R 2800. Luego<br />

se alejó hacia el norte en búsqueda de sus<br />

compañeros de formación. Creo que la<br />

pasada de los B-26 en ese día que se pierde<br />

en mi memoria, se convirtió en nuestro tema<br />

de conversación en las siguientes semanas.<br />

Posteriormente me enteré que los aviones<br />

procedían de la base de Apiay situada en<br />

los llanos orientales. También conocí que el<br />

autor de la espectacular maniobra, había sido<br />

el capitán Enrique Durango Sanín, uno de los<br />

mas sobresalientes pilotos de bombarderos<br />

de la Fuerza Aérea. El nombre de Enrique<br />

Durango se gravó en mi mente, seguramente<br />

porque la primera impresión que recibí de<br />

un avión militar de esas características estaba<br />

piloteado por él. El tiempo transcurrió y<br />

la rutina de la escuela casi nos hizo olvidar<br />

la experiencia de los B-26, sin embargo el<br />

nombre del Capitán Durango persistía en mi<br />

memoria. A finales del año 1962 en una orden<br />

del día, escuché con atención los traslados<br />

de varios oficiales de otras unidades para la<br />

escuela Marco Fidel Suárez. Cuál no sería mi<br />

sorpresa cuando advertí que el capitán, ahora<br />

de grado mayor Enrique Durango, era uno<br />

de los que llegaban.<br />

Al siguiente año 1963 y con el grado de<br />

alféreces iniciamos el período de vuelo.<br />

El mayor Durango era completamente<br />

identificable para mí, sin embargo la<br />

oportunidad de entablar una conversación no<br />

fue nada fácil. Siempre estaba aprisa en razón

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