La Carta a los Romanos - Tomo I - Daily Biblical Sermons
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podríamos haberlo hecho y no lo hicimos, somos culpables, bajo la ira de Dios, y<br />
en necesidad de un Salvador.<br />
Jesucristo nos salva de esta ira, y nos justifica delante de Dios, y, más aún, él<br />
nos da su gracia que nos transforma y fortalece para seguir las inspiraciones del<br />
Espíritu Santo para vivir por medio de su poder y gracia desde ahora en<br />
adelante sólo para Dios en todo, todo el tiempo, sin excepción, y así crecer en la<br />
santidad y en la perfección. Sin un Salvador, esto sería posible teóricamente,<br />
pero, de hecho, prácticamente nadie ha podido hacerlo. Y por eso todos son<br />
culpables y bajo la ira de Dios. Jesucristo nos salva de esta ira, y nos justifica<br />
por la fe, algo que, en efecto, hemos faltado de hacer por nuestras propias obras<br />
y esfuerzos.<br />
El cristiano, salvado por su fe en Jesucristo, ahora tiene nueva fuerza para hacer<br />
lo que antes no logró hacer por sus propias fuerzas, y por eso san Pablo le llama<br />
e invita a vivir ahora en Cristo una vida nueva y santa, no como antes, no como<br />
<strong>los</strong> gentiles que no tienen un Salvador. Dice: “Esto, pues, digo y requiero en el<br />
Señor: que ya no andéis como <strong>los</strong> otros gentiles, que andan en la vanidad de su<br />
mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la<br />
ignorancia que en el<strong>los</strong> hay, por la dureza de su corazón; <strong>los</strong> cuales, después<br />
que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con<br />
avidez toda clase de impureza” (Ef 4, 17-19). Esto es la actualidad que san<br />
Pablo observa en su día, es decir, que <strong>los</strong> gentiles, que viven sin la revelación<br />
bíblica y sin el Salvador, viven inmoral y desordenadamente. Viven en la<br />
oscuridad, lejos de Dios, y ajenos de la vida santa que Dios desea para el<strong>los</strong>.<br />
Son culpables, y por tanto viven bajo la ira de Dios.<br />
Los que ya se han convertido a Cristo de entre <strong>los</strong> gentiles, anteriormente vivían<br />
una vida inmoral y lejos de Dios. Necesitaban lo que ya han recibido, un<br />
Salvador. Dice san Pablo: “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo<br />
extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo males obras, ahora os ha<br />
reconciliado…” (Col 1, 21). Dios <strong>los</strong> salvó en Jesucristo de su ira, para vivir un<br />
nuevo tipo de vida en este mundo, una vida santa. ¡Qué diferentes deben ser<br />
ahora! Su manera de vivir debe ser completamente diferente ahora en Cristo.<br />
<strong>La</strong> justificación que han recibido por la fe en Cristo afecta todo aspecto de su<br />
manera de vivir, y les da la capacidad de hacer obras buenas. Dice san Pedro:<br />
“…conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que<br />
fuisteis rescatados de vuestra manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros<br />
padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa<br />
de Cristo” (1 Pd 1, 17-19).<br />
Cristo <strong>los</strong> justifica por la fe, y entonces les da el poder de vivir santamente.<br />
Pedro dice: “como hijos obedientes, no os conforméis a <strong>los</strong> deseos que antes<br />
teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo,<br />
sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Pd 1, 14-15).<br />
Por eso la fe en Jesucristo inicia un proceso que tiene dos aspectos: 1) la<br />
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