HISTORIA DE LA MONEDA EN PORTUGAL - Numismática y monedas

El origen de la moneda metálica acuñada se remonta al mundo griego allá por el
siglo VII antes de Cristo, conociendo a partir de ésta época una difusión gradual a lo
largo de la historia y resistiendo y llegando hasta nuestros días. Romanos y árabes
fueron quienes hicieron llegar la moneda hasta la Península Ibérica, y de aquí, hasta la
fundación de Portugal, que desde sus primeros orígenes, ya acuño su propia moneda
para el reciente nuevo reino.
Los romanos entraron en la Península Ibérica en el año 218 antes de Cristo con un
ejército comandado por Gheu Cornelio Cipiao, y con ellos, sus monedas, de las cuales
sus símbolos preferidos eran la loba con los gemelos; éstas monedas influenciaron la
acuñación en innumerables regiones posteriormente. En el año 460 antes de Cristo, ya
los pueblos que habitaban la Península Ibérica acuñaban moneda .Los primeros cuños
imitaban tipos atenienses y fueron acuñadas en la colonia griega de Emporion, en la
costa éste del territorio peninsular. Después, en el 300 antes de Cristo, los Fenicios
también acuñaron moneda en Gadir, la actual Cádiz.
A la llegada de los cartaginenses y los romanos a la Península Ibérica se
intensificó la acuñación local de monedas. A lo largo de medio milenio estuvieron
funcionando más de 100 talleres de acuñación, siendo usados diferentes alfabetos, desde
el griego y el fenicio hasta el latín. Se calcula que las primeras monedas acuñadas en el
territorio que hoy corresponde a Portugal, corresponden entre los años 206 a 103 antes
de Cristo. Sobre éstas fechas, probablemente hacia el año 194 antes de Cristo, los
Lusitanos, pueblo que habitaba principalmente entre los ríos Tajo y Duero, se reveló
contra la dominación romana. La revuelta terminó en el año 139 antes de Cristo, con el
asesinato de Viriato, jefe de los lusitanos. En el año 80, el líder lusitano Sertórico
emprendió un nuevo levantamiento contra los romanos; que éstos volvieron a dominar.
A finales del siglo II y principios del siglo I antes de Cristo, durante el dominio
romano de Hispania, diversas poblaciones fueron autorizadas a batir moneda
divisionaria propia, presumiblemente para poder atender a un creciente
desenvolvimiento. En el territorio que hoy es Portugal, las localidades conocidas que
entonces emitieron moneda están situadas al sur del río Tajo, las cuales estaban tal vez
más abiertas a un intercambio que a la economía natural. Se encontraban con el
problema de que sus intercambios o “trocas” ya no eran suficiente. Más todavía donde
las monedas de menor valor romanas no llegaban en cantidades suficientes para
satisfacer las necesidades de una población activa. Éstas poblaciones son (por orden
alfabético) BAESURI, BALSA, BRUTOBRIGA, CILPES, DIPO, IPSES,
LIBERALITAS IULIA EBORA, MURTILI, OSONUBA, PAXIULIA, SALACIA y
SIRPA:
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