HISTORIA DE LA MONEDA EN PORTUGAL - Numismática y monedas

antecesores. La moneda de plata batida en Lima, México y Potosí continuó siendo del
tipo macuquino, irregular y de gran tosquedad. En el año 1.648 se detectó en Potosí un
importante fraude en el peso de los duros, por lo que fueron devaluados desde los 8 a
los 5 o 6 reales. Al mismo tiempo, se ordenó la acuñación de tipos nuevos para
diferenciarlos de los fraudulentos. En ellos se sustituyó el escudo con todas las armas
del reino por otro con las únicas de Castilla, León y Granada, y en el reverso se cambió
la cruz por las dos columnas de Hércules. En las cecas de la Península Ibérica continuó
la sobriedad de los tipos acuñados que caracteriza a las emisiones de los Austrias. Sólo
la aparición de unos hermosos reales de a 8 con el busto de Felipe IV en el año 1.663
en Madrid, con un arte que nos recuerda al de los retratos de Velásquez, supone una
agradable innovación en la época.
Tras un periodo en el que las ingentes cantidades de moneda de cobre con el tipo
del león y el castillo fueron sucesivamente reselladas para aumentar su valor en
maravedíes, la depreciación de esas piezas llegó al 50%.Sin lugar a duda, fueron éstas
las peores monedas de la historia numismática de España. A partir de 1.660 se
acuñaron nuevas monedas de cobre con un busto similar al que se ha señalado en los
duros de Madrid de 1.663, aunque con un arte muy variado, según fuera la ceca que los
labrara y que básicamente son las mismas del reinado anterior. El reinado de Felipe III
estuvo marcado por motines en Portugal y Cataluña, guerra con los holandeses,
pérdida de poder, y perdida de territorios ultramarinos. Llegó al trono con 16 años y
confió su gobierno a Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde-duque de Olivares.
Hasta 1.643, éste fue el auténtico regidor del poder, habiendo establecido un conjunto
de medidas cuyo objetivo era restaurar el poder de España en el mundo. En Portugal,
alteró la forma de gobierno –substituyó el vice-rey por 3 regentes- e intentó corregir
algunos abusos, y obligó a los portugueses a que contribuyeran en el esfuerzo de guerra
español; lo que resultó fatal. Cometió también otro error: intentó unificar los ejércitos
de los territorios sobre dominio filipino. Insatisfechos los portugueses con las derrotas
ultramarinas, cansados de pagar impuestos para alimentar guerras que no eran suyas,
iniciaron en 1.637, en Évora, una serie de levantamientos populares. Pusieron en marcha
los planos para restaurar el Reino de Portugal y llevar al duque de Bragança al trono;
lo que ocurrió en el 1.640, año en que también Cataluña se reveló contra el poder de
Castilla.
Otras crisis marcaron el reinado del último representante de la dinastía española en
Portugal. Tuvo que hacer frente a un motín en Barcelos, y otro en 1.623 en Lisboa. Una
ley publicada en 1.625 que prohibía el uso de cobres en la capital –y que cuya
aplicación llegó a ser suspendida en 1.626- motivó igualmente fuertes protestas.
También a nivel económico las cosas no iban bien en el gobierno de Felipe III, que por
más de una vez obtuvo fondos de hombres de negocios para financiar operaciones de
socorro a India y para la recuperación de Pernambuco. Con tanta agitación y
descontento y también con los ataques a colonias portuguesas, el imperio portugués
entró en un declive acentuado en 1.631.Solo con D. Joao V y gracias al oro de Brasil el
reino volvió a ganar brillo y vivir en opulencia.
Pero además de las hostilidades con Portugal, Felipe III tuvo que lidiar entre
conflictos entre España y otros reinos europeos. En el año en que subió al trono se
reinició la guerra con las Provincias Unidas. Los episodios se sucedieron así :en 1.628,
los holandeses se apoderaron de una flota española, que regresaba de América con 80
toneladas de plata y, en 1.636, los franceses conquistaron las colonias españolas de
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