La Gaceta del FCE, núm. 497. Mayo de 2012 - Fondo de Cultura ...
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Séneca había escrito que el acomodo <strong>de</strong> las capas <strong>de</strong><br />
aire originan los temblores. <strong>La</strong> ciencia europea <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
Séneca hasta Aristóteles había encontrado que los<br />
sismos son provocados por el aire a presión que circula<br />
bajo la corteza terrestre y busca su camino <strong>de</strong><br />
salida hacia la superficie para alcanzar su lugar natural.<br />
El habitante <strong>de</strong> San Juan, entonces, expresaba la<br />
misma preocupación que los regidores <strong>de</strong> Guatemala<br />
experimentaron en 1651 cuando incitaron a sus habitantes<br />
a cavar hoyos en sus jardines para evitar los<br />
<strong>de</strong>vastadores temblores. Allí están las continuida<strong>de</strong>s<br />
y una lectura virtuosa <strong>de</strong> las fuentes que explican<br />
cómo el saber local no es ingenuo; antes bien, se articula<br />
con el saber global y el pensamiento clásico <strong>de</strong><br />
Séneca.<br />
Pero esto no es todo. Si la solución es el <strong>de</strong>splazamiento<br />
<strong>de</strong> la ciudad, en la crisis provocada por el<br />
acontecimiento extraordinario encontramos que<br />
existe una división <strong>de</strong> bandos: los que están por irse<br />
y los que quieren quedarse. ¿Quién tiene razón? Musset<br />
dice que allí hay dos lógicas: la <strong>de</strong> los vivos y la <strong>de</strong><br />
los muertos. En general, los vivos —<strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> asegurar<br />
la continuidad y permanencia <strong>de</strong> su ciudad—<br />
son partidarios <strong>de</strong> la mudanza, que permitirá <strong>de</strong>sarrollar<br />
la ciudad sobre nuevas bases, mientras que los<br />
muertos —por el recuerdo <strong>de</strong> sus actos y la presencia<br />
<strong>de</strong> sus tumbas, lo que da un carácter sagrado al lugar—<br />
se oponen al traslado.<br />
<strong>La</strong> lógica <strong>de</strong> situación es clara: cuando la lava alcanza<br />
el cementerio <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n partir y entonces las<br />
discusiones apasionadas y las numerosas juntas y<br />
más juntas se convierten en procesiones para encontrar<br />
el nuevo lugar <strong>de</strong> asentamiento. Los habitantes<br />
<strong>de</strong>sestiman varias opciones: el juntar dos pequeñas<br />
ciuda<strong>de</strong>s para formar una nueva, también el ofrecimiento<br />
<strong>de</strong> un propietario que ofrece 103 hectáreas a<br />
cambio <strong>de</strong> media en el Distrito Fe<strong>de</strong>ral, o el traslado a<br />
Chiapas para mexicanizar la frontera llena <strong>de</strong> guatemaltecos.<br />
Deci<strong>de</strong>n en cambio crear Nuevo San Juan<br />
en una zona cercana, a unos 30 kilómetros <strong><strong>de</strong>l</strong> emplazamiento<br />
antiguo, un sitio en lo alto <strong>de</strong> la ribera don<strong>de</strong><br />
hay agua y don<strong>de</strong> existen tierras laborables y para<br />
el ganado, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que el espacio es plano y no es<br />
malsano. Aquí otra vez la mirada <strong><strong>de</strong>l</strong> historiador regresa<br />
a las or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong> población <strong>de</strong> 1573, que estipulaban<br />
que las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>bían edificarse en lugares<br />
con agua, materiales necesarios para la construcción,<br />
en zonas fértiles, sanas y con comida pero sobre todo<br />
planas, para po<strong>de</strong>r edificar la ciudad con el trazado<br />
<strong>de</strong> damero, con plazas centrales y calles lineales que<br />
ponen en el centro el po<strong>de</strong>r religioso y el municipal:<br />
frente a la basílica estará el ayuntamiento y, mientras<br />
que los que tienen dinero se instalan en el centro,<br />
en la periferia van los pobres. A cuatro siglos <strong>de</strong><br />
que se dictaron, y en un país y un estado particularmente<br />
revolucionario, las or<strong>de</strong>nanzas españolas para<br />
el trazado <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s siguen vigentes.<br />
Allí está entonces la lectura inteligente <strong>de</strong> Alain<br />
Musset para recordarnos estas permanencias, para<br />
señalarnos que las ciuda<strong>de</strong>s tienen un alma (sus campanas<br />
están allí para contarlo), que en ellas se enfrentan<br />
lo sano y lo malsano, que en ellas hay lógicas<br />
<strong>de</strong> situación y que, si los <strong>de</strong>sastres naturales son po<strong>de</strong>rosos<br />
y terribles, siempre el hombre será más fuerte<br />
que la naturaleza.<br />
¿Cómo pudo estudiar Musset no sólo San Juan,<br />
sino 161 ciuda<strong>de</strong>s? <strong>La</strong> respuesta está en la feliz unión<br />
entre geografía e historia, y en el método. Alain es un<br />
geógrafo, viajero incansable e historiador meticuloso<br />
que lo mismo consultó el Archivo <strong>de</strong> Indias que los<br />
<strong>de</strong> Guatemala, Santiago, Nicaragua, México —la lista<br />
completa está en el trabajo—, pero es la mirada aguda<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> viajero que, como Volnay en su viaje a Egipto en<br />
1783, mi<strong>de</strong>, observa y <strong>de</strong>scribe para formar una física<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> mundo. En efecto, el método nos remite a la observación<br />
directa don<strong>de</strong> el ojo <strong><strong>de</strong>l</strong> viajero es sensible<br />
a los colores y a las formas para formar un sistema <strong>de</strong><br />
ciuda<strong>de</strong>s nómadas don<strong>de</strong> la disposición <strong>de</strong> las diferentes<br />
partes se articulan <strong>de</strong> tal manera que todas se<br />
sostienen mutuamente y el valor <strong>de</strong> las conclusiones<br />
resi<strong>de</strong> en la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los principios, como quería<br />
Etienne Bonnot.<br />
Los principios parten <strong>de</strong> abstracciones, hipótesis y<br />
hechos. En el trabajo <strong>de</strong> Musset las abstracciones<br />
analizan el impacto <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>splazamiento sobre la organización<br />
espacial a partir <strong>de</strong> cuatro elementos: la<br />
distancia entre dos sitios, el antiguo y el nuevo; el <strong>núm</strong>ero<br />
<strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>splazadas a escala regional; el<br />
tiempo transcurrido entre la fundación y el <strong>de</strong>splazamiento,<br />
y finalmente el <strong>núm</strong>ero <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazamientos<br />
<strong>de</strong> una ciudad durante su historia. Con estas abstracciones<br />
pero sobre todo apoyándose en los hechos y en<br />
la investigación histórica, Musset <strong>de</strong>spliega su estu-<br />
ALGO DE HISTORIA<br />
dio sistemático y <strong>de</strong>scompone en forma analítica su<br />
realidad <strong>de</strong> estudio. Allí está este ejercicio metodológico<br />
impecable que nos muestra cómo la investigación<br />
histórica no es una errancia sino un procedimiento<br />
or<strong>de</strong>nado don<strong>de</strong> se pue<strong>de</strong>n estudiar 161 ciuda<strong>de</strong>s<br />
sin per<strong>de</strong>rse en el vacío, a condición <strong>de</strong> tener<br />
claras las hipótesis y las categorías <strong>de</strong> estudio.<br />
Con este bagaje, Alain muestra que si bien el traslado<br />
<strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s fue general en América no se presenta<br />
con los mismos ritmos por todas partes. En las<br />
zonas más <strong>de</strong>nsamente pobladas en tiempos prehispánicos,<br />
como el área andina y el centro <strong>de</strong> la Nueva<br />
España, el fenómeno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>splazamientos tempranos<br />
se presenta con menos virulencia que en zonas<br />
más débiles <strong>de</strong>mográficamente hablando. Por ello,<br />
en la región <strong>de</strong> las actuales Venezuela y Colombia, <strong>de</strong><br />
las 36 fundaciones registradas entre 1510 y 1581, 10<br />
<strong>de</strong>saparecen por causa <strong>de</strong> ataques <strong>de</strong> indios. En contraste,<br />
en las zonas más estables <strong>de</strong>mográficamente<br />
se presentan con mayor frecuencia los traslados tardíos:<br />
18 <strong>de</strong> las 50 ciuda<strong>de</strong>s registradas para la antigua<br />
zona <strong>de</strong> las Audiencias <strong>de</strong> Lima y Quito fueron trasladadas<br />
cuando ya tenían más <strong>de</strong> 50 años <strong>de</strong> existir y,<br />
<strong>de</strong> éstas, 15 sufrieron <strong>de</strong>splazamientos siendo ya centenarias.<br />
Dos motivos <strong>de</strong> traslado son los más recurrentes:<br />
la búsqueda <strong>de</strong> sitios consi<strong>de</strong>rados más “sanos”<br />
que los originales y la búsqueda <strong>de</strong> remedios a<br />
los ataques <strong>de</strong> indios.<br />
Este ojo educado <strong>de</strong> Alain Musset —que cuenta,<br />
que mi<strong>de</strong>, que <strong>de</strong>scubre archivos, que observa el<br />
buen color, el fértil suelo y el benigno clima—, este<br />
ojo lo observé en París hace unos años cuando trabajé<br />
cerca <strong>de</strong> él. Lo invitaron a hacer una conferencia sobre<br />
Chile y sus ciuda<strong>de</strong>s y allí Musset <strong>de</strong>splegó muchos<br />
<strong>de</strong> sus saberes: la armazón urbana <strong>de</strong> Santiago,<br />
la ciudad portuaria <strong>de</strong> Valparaíso. Cuando veíamos<br />
<strong>de</strong>sfilar las cartas que mostraban su armazón urbana,<br />
su arquitectura, Alain <strong>de</strong>splegó una serie <strong>de</strong> fotos<br />
que él había hecho <strong>de</strong> los contenedores <strong>de</strong> los barcos,<br />
gran<strong>de</strong>s y coloridos, que al <strong>de</strong>splazarse hacia lo alto<br />
<strong>de</strong> los cerros <strong>de</strong> Valparaíso se reflejaban en la arquitectura<br />
urbana como si fueran un espejo. ¿Quién lo<br />
había percibido antes que Alain? Una película <strong>de</strong> Joris<br />
Ivens le había servido para mirar este presente<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1963, cuando un documental ya mostraba los<br />
cuatro elementos <strong>de</strong> Valparaíso: primero el agua <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
mar, por don<strong>de</strong> entraban los barcos y viajeros; las colinas<br />
que forman la tierra <strong><strong>de</strong>l</strong> Valle <strong><strong>de</strong>l</strong> Paraíso, don<strong>de</strong><br />
los pobres viven en lo más alto —subiendo y bajando<br />
rampas, ascensores y escaleras—, don<strong>de</strong> la riqueza<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> valle es su sol, don<strong>de</strong> las casas se convierten en<br />
barcos y don<strong>de</strong> circula con fuerza el aire, que es el<br />
tercer elemento, pero también don<strong>de</strong> los temblores<br />
son recurrentes y allí aparece el cuarto elemento: la<br />
sangre <strong>de</strong>rramada en las ciuda<strong>de</strong>s, ya por <strong>de</strong>sastres,<br />
ya por corsarios, ya por incendios. Baste recordar las<br />
crónicas <strong><strong>de</strong>l</strong> miedo que <strong>de</strong>talla Juan Villoro (Reforma,<br />
24 <strong>de</strong> septiembre, 2010) por el terremoto <strong>de</strong> Chile<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> 27 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 2010, diciendo que un terremoto<br />
llega como una fuerza caprichosa a quebrar platos<br />
antiguos, como una abuela que <strong>de</strong> pronto se vuelve<br />
loca. A fin <strong>de</strong> cuentas, un país no es otra cosa que una<br />
legendaria fuerza emotiva, una abuela trascen<strong>de</strong>ntal<br />
que <strong>de</strong> pronto nos recuerda quién manda y rompe<br />
los platos. Alain Musset, a su manera, nos presenta la<br />
fuerza emotiva <strong>de</strong> estas ciuda<strong>de</strong>s nómadas que resisten<br />
temblores, incendios y asaltos.<br />
El trabajo <strong>de</strong> Alain, entonces, nos muestra por qué<br />
las ciuda<strong>de</strong>s fascinan a los historiadores urbanos y<br />
creo que en su conclusión hace eco <strong>de</strong> lo que acabo <strong>de</strong><br />
mencionar: las ciuda<strong>de</strong>s nómadas son parte <strong>de</strong> una<br />
historia que <strong>de</strong>be continuar. Allí está la arquitectura<br />
<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Musset para probarlo; con estas bases<br />
y los trabajos recientes <strong>de</strong> los historiadores urbanos<br />
creo que tenemos una veta rica para futuras exploraciones.<br />
Si hablé antes <strong><strong>de</strong>l</strong> Paricutín, quiero terminar<br />
evocando otra imagen: la lectura <strong>de</strong> mi libro <strong>de</strong><br />
cuarto año <strong>de</strong> Lengua Nacional, don<strong>de</strong> en la lección<br />
“¿Quién ha visto nacer un volcán?” se nos presentaba<br />
a don Dionisio Pulido en cuclillas, agazapado, aproximando<br />
su oreja al terreno recién arado por lo bueyes,<br />
escuchando sonidos misteriosos en las entrañas <strong>de</strong> la<br />
madre tierra y viendo salir humo ante la mirada impávida<br />
<strong>de</strong> su hijo, que sostenía el sombrero entre las<br />
manos y esperaba que el humo no se lo llevara. <strong>La</strong> lección<br />
concluía señalando que don Dionisio, un humil<strong>de</strong><br />
indígena mexicano, era el único hombre que había<br />
visto nacer un volcán. El libro <strong>de</strong> Musset nos da cuenta<br />
<strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> este nacimiento. W<br />
Alejandro Tortolero es investigador <strong>de</strong> la UAM Iztapalapa,<br />
especialista en historia agraria.<br />
Michael P.<br />
Costeloe,<br />
1939-2011<br />
ANNE STAPLES<br />
H<br />
istoriador <strong>de</strong> una acuciosidad<br />
sobresaliente, Michael P. Costeloe,<br />
nacido en Newcastle, Gran Bretaña,<br />
falleció en Bristol el 24 <strong>de</strong> agosto<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> año pasado. Pocas personas como él,<br />
ubicadas <strong><strong>de</strong>l</strong> otro lado <strong><strong>de</strong>l</strong> Atlántico o <strong>de</strong> éste,<br />
pudieron escrudiñar nuestra historia en sus<br />
más mínimos <strong>de</strong>talles y relacionar personajes<br />
y lugares para <strong>de</strong>senmarañar la ban<strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />
nuestras intrigas, proyectos, esperanzas y<br />
traiciones. Digno here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Sherlock Holmes,<br />
pudo haberse contratado como <strong>de</strong>tective<br />
para Scotland Yard. Nada le daba más gusto<br />
que saber que los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> tal o cual<br />
involucrado en la historia mexicana guardaban<br />
papeles viejos y olvidados en un ático o en un<br />
baúl <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las escaleras. Era capaz <strong>de</strong> viajar<br />
hasta el otro extremo <strong>de</strong> la Isla Británica para<br />
consultarlos.<br />
Autor <strong><strong>de</strong>l</strong> fce por lo menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1975,<br />
publicó en esta editorial cuatro estudios ya<br />
clásicos: <strong>La</strong> primera República Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> México<br />
(1824-1835) (su libro mejor vendido, publicado<br />
únicamente en español; es hasta la fecha una<br />
lectura obligada en la carrera <strong>de</strong> historia <strong>de</strong><br />
México); <strong>La</strong> respuesta a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia:<br />
la España imperial y las revoluciones<br />
hispanoamericanas, 1810-1840; <strong>La</strong> República<br />
Central en México, 1835-1846, y Deuda externa <strong>de</strong><br />
México. Costeloe no tuvo tiempo para entregar<br />
al <strong>Fondo</strong> su último libro: Bubbles and Bonanzas:<br />
British Investors and Investments in Mexico,<br />
1824-1860, publicado apenas por Rowman &<br />
Littlefield en Estados Unidos.<br />
Michael y su esposa Eleanor habían planeado<br />
visitar México y sus archivos (nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong><br />
sumergirse en ellos) a principios <strong>de</strong> <strong>2012</strong>. Trabajaba<br />
afanosamente en una biografía política<br />
<strong>de</strong> Mariano Arista, rastreando al abuelo militar<br />
en España y los ires y venires <strong><strong>de</strong>l</strong> personaje en<br />
México. Su entusiasmo por el tema no disminuyó<br />
a pesar <strong>de</strong> la enfermedad que acortó sus días.<br />
Echaremos <strong>de</strong> menos su presencia los investigadores,<br />
estudiantes y lectores en general, fascinados<br />
como él por el tejemaneje <strong>de</strong> los vericuetos<br />
<strong>de</strong>cimonónicos <strong>de</strong> nuestra historia nacional.<br />
Anne Staples, investigadora <strong>de</strong> El Colegio <strong>de</strong><br />
México, es coautora <strong>de</strong> Historia mínima. <strong>La</strong><br />
educación en México (2010).<br />
MAYO DE <strong>2012</strong> 15