11.05.2013 Views

La Gaceta del FCE, núm. 497. Mayo de 2012 - Fondo de Cultura ...

La Gaceta del FCE, núm. 497. Mayo de 2012 - Fondo de Cultura ...

La Gaceta del FCE, núm. 497. Mayo de 2012 - Fondo de Cultura ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ALGO DE HISTORIA<br />

LOS VENCIDOS DEL 5 DE MAYO<br />

“<br />

PUEBLA DEBÍA ABRIRNOS SUS PUERTAS. SUS HABITANTES VENIR<br />

A NUESTRO ENCUENTRO PRESAS DEL MAYOR ENTUSIASMO… NADA,<br />

ABSOLUTAMENTE NADA… ¡EL VACÍO, EL SILENCIO MÁS COMPLETO EN LA LLANURA…!<br />

”<br />

vertidos en otras tantas fortalezas… Después <strong>de</strong> todo<br />

no se trata acaso <strong>de</strong> soldados franceses…<br />

NOS VEREMOS MAÑANA,<br />

GENERAL ZARAGOZA<br />

Es el 5 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1862, y estamos a 16 kilómetros <strong>de</strong><br />

Puebla. Al <strong>de</strong>spuntar el alba, la columna <strong>de</strong>ja Amozoc,<br />

don<strong>de</strong> nuestros hombres habían <strong>de</strong>scansado una noche<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pasar muchas fatigas… A pesar <strong>de</strong> ello nuestros<br />

soldados dan muestra <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo entusiasmo, <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

mismo arrojo que han sabido ofrecer en todas las gran<strong>de</strong>s<br />

ocasiones, lo mismo que en todos los campos <strong>de</strong> batalla.<br />

Que se les hable <strong>de</strong> subir al asalto <strong>de</strong> los dos fuertes<br />

que dominan la ciudad, o <strong>de</strong> marchar <strong>de</strong> frente contra<br />

las potentes barricadas erizadas <strong>de</strong> cañones y <strong>de</strong> numerosos<br />

<strong>de</strong>fensores y se verá si no son como siempre los<br />

soldados <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>ber y <strong>de</strong> la disciplina, los hijos <strong>de</strong> la Francia<br />

militar y los caballeros que, por encima <strong>de</strong> todo, van<br />

al encuentro <strong><strong>de</strong>l</strong> peligro como si no existiera. Por lo <strong>de</strong>más,<br />

tienen la convicción <strong>de</strong> que el éxito está asegurado.<br />

Y llevan en el corazón confianza ciega en las ór<strong>de</strong>nes<br />

y en las consignas <strong>de</strong> sus jefes.<br />

Marchad, pues, muchachos, sin inquietud ni antes<br />

o <strong>de</strong>spués <strong><strong>de</strong>l</strong> combate. Durante la batalla todo ha sido<br />

previsto, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ella tendréis vuestro repuesto en<br />

víveres y municiones, si acaso os falta. El enemigo no<br />

podrá apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> las carretas en que os será llevado.<br />

Sobre ellas velarán camaradas vuestros que están<br />

resueltos a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlas a cualquier precio,<br />

A las 9:30, bajo un sol que reparte torrentes <strong>de</strong> luz<br />

y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sobrepasado algunos acci<strong>de</strong>ntes<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> terreno, nuestro ejército se encuentra a la vista <strong>de</strong><br />

Puebla… ¡Puebla! <strong>La</strong> Puebla <strong>de</strong> las mil torres y campanas,<br />

con su multitud <strong>de</strong> ricas iglesias dibujándose<br />

contra un cielo purísimo… ¡en medio <strong>de</strong> una planicie<br />

que parece inmensa!… Al este, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> nosotros, hemos<br />

<strong>de</strong>jado las nieves eternas <strong><strong>de</strong>l</strong> Pico <strong>de</strong> Orizaba. A<br />

lo lejos, frente a nosotros, por el oeste, a una veintena<br />

<strong>de</strong> leguas, están el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl con<br />

sus nieves eternas. A nuestra <strong>de</strong>recha, por el noroeste,<br />

está la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> montañas <strong>de</strong> <strong>La</strong> Malinche.<br />

¡Guerra!… Lucha atroz, horrible… Lucha insensata<br />

<strong>de</strong> los hombres y <strong>de</strong> las cosas, ¡yo te maldigo! Estamos<br />

en presencia <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s obras <strong>de</strong> Dios y,<br />

sin embargo, apenas si la miramos. Se va a matar y a<br />

morir… Todo el pensamiento está concentrado en ese<br />

propósito: ¡matar!<br />

Matar a nuestros semejantes a sangre fría, sin enojo…<br />

matarlos obe<strong>de</strong>ciendo la voz <strong>de</strong> mando porque se<br />

nos ha dicho que hay que matar. ¿Se ha conocido acaso…<br />

al que inventó la guerra?<br />

En nuestra marcha <strong>de</strong> Amozoc a Puebla sólo encontramos<br />

un tropiezo, ya casi a la vista <strong>de</strong> la ciudad.<br />

Fue una línea <strong>de</strong> tiradores que apareció por nuestro<br />

flanco <strong>de</strong>recho abriendo fuego contra los nuestros.<br />

Rechazada por nuestros cazadores a pie, se dio a la<br />

fuga y <strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las colinas rocosas que<br />

unen Guadalupe a Puebla.<br />

Mientras que nuestros soldados preparaban el café,<br />

el coronel Valazé, jefe <strong><strong>de</strong>l</strong> estado mayor, seguido <strong>de</strong> un<br />

escuadrón <strong>de</strong> cazadores, se dispuso a practicar un reconocimiento<br />

con dirección al norte. Quería estudiar<br />

el terreno en dirección <strong>de</strong> Guadalupe y juzgar, hasta<br />

don<strong>de</strong> fuera posible, sobre la posición <strong><strong>de</strong>l</strong> fuerte.<br />

Fue entonces cuando un general mexicano, que<br />

formaba parte <strong>de</strong> la comitiva <strong>de</strong> nuestro general en<br />

jefe, le aseguró una vez más al comandante <strong><strong>de</strong>l</strong> Cuerpo<br />

Expedicionario que las puertas <strong>de</strong> la ciudad le serían<br />

abiertas y sus autorida<strong>de</strong>s le ofrecerían las llaves<br />

<strong>de</strong> la misma entre repiques <strong>de</strong> campanas y gritos <strong>de</strong><br />

alegría <strong>de</strong> una población rebosante <strong>de</strong> entusiasmo, y<br />

que, por ello mismo, ese mismo general <strong>de</strong>claraba que<br />

el reconocimiento resultaría completamente inútil.<br />

Estas palabras nos fueron transmitidas por uno <strong>de</strong><br />

nuestros oficiales que las oyó y las escribió al día siguiente<br />

en forma <strong>de</strong> nota. Por lo <strong>de</strong>más, ¡muchas otras<br />

veces se nos había repetido lo mismo con respecto a la<br />

buena acogida que se nos brindaría por todos lados!<br />

El coronel Valazé, sin embargo, llevó a cabo su<br />

reconocimiento.<br />

Los mexicanos estaban <strong>de</strong>cididos a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r a<br />

Puebla a toda costa. Amén <strong>de</strong> las numerosas y sólidas<br />

barricadas con que habían cerrado las calles alre<strong>de</strong>dor<br />

<strong>de</strong> la catedral, en el centro <strong>de</strong> la ciudad, habían<br />

formado también un amplio reducto. Zaragoza<br />

contaba aproximadamente con 12 mil hombres, que<br />

mandaban los generales Berriozábal, Díaz, Negrete,<br />

<strong>La</strong>madrid, Tapia y Álvarez. También había <strong>de</strong>stacado<br />

tropas que cerraban el paso a las partidas <strong>de</strong> reaccionarios<br />

que trataban <strong>de</strong> incorporarse al ejército francés,<br />

el que por su parte había hecho alto a tres kilómetros<br />

<strong>de</strong> la ciudad. Negrete ocupaba las alturas con<br />

unos 1 200 hombres y dos baterías <strong>de</strong> campaña y <strong>de</strong><br />

montaña. El resto <strong>de</strong> las tropas vigilaban la planicie<br />

por don<strong>de</strong> se esperaba el ataque.<br />

¿Y nuestros soldados?… ¡Nuestros soldados hacían<br />

café!… Lo acabo <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, a tres kilómetros, en las<br />

narices mismas <strong>de</strong> los mexicanos, que ocupaban los<br />

fuertes <strong>de</strong> Loreto y <strong>de</strong> Guadalupe y con los cuales se<br />

iban a medir <strong>de</strong> un momento a otro.<br />

Se lleva el valor en el corazón… el valor nos acompaña<br />

todos los días y a todas horas. Sin embargo, cuando<br />

suena la hora, hace falta inyectar un poco más <strong>de</strong> energía<br />

en los miembros que están para acometer una hazaña<br />

que se sale <strong>de</strong> lo común. Nuestros muchachos hacían<br />

su café con la misma calma, con el mismo aplomo,<br />

diría yo, que si hubieran estado en Longchamps, en<br />

espera <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s revistas <strong><strong>de</strong>l</strong> emperador.<br />

Porque el soldado francés, en campaña, es el ejemplo<br />

más acabado <strong>de</strong> imperturbabilidad que se pueda ver.<br />

Está más tranquilo, tiene más aplomo, ésa es la palabra,<br />

y parece más buen chico, quizás, que cuando se<br />

encuentra en el cuartel <strong>de</strong> Babilonia o en la hortaliza<br />

don<strong>de</strong> suele parecer más preocupado, más pensativo…<br />

¡No se sabe <strong>de</strong> qué! Porque costaría trabajo que él mismo<br />

lo dijera. Pero, en resumen <strong>de</strong> cuentas, no tiene el<br />

aspecto in<strong>de</strong>ciso, esa apariencia, esa actitud <strong>de</strong> astucia<br />

que no lo abandona nunca cuando está en campaña.<br />

Porque en estos casos no es una lluvia cualquiera,<br />

sino un torrente <strong>de</strong> frases ingeniosas, <strong>de</strong> agu<strong>de</strong>zas que<br />

asombran y que cautivan, las que salen <strong>de</strong> sus labios y<br />

hacen que las gentes <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> pensar en ellas mismas…<br />

para ser todo oídos. Un poeta diría: esta lozana juventud<br />

va en pos <strong>de</strong> la muerte… y la mayoría <strong>de</strong> ella la encontrará<br />

heroicamente, combatiendo… ¡Sus voces son<br />

como el último canto <strong><strong>de</strong>l</strong> cisne!… Esto y aún más si se<br />

quiere, inclusive, y con muchos signos <strong>de</strong> admiración,<br />

señor habitante <strong><strong>de</strong>l</strong> Parnaso. Por cuanto a mí, sólo veo<br />

en ellos a los mejores soldados <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, a los soldados<br />

<strong>de</strong> Francia que <strong>de</strong>sprecian a la muerte para cumplir<br />

con su <strong>de</strong>ber y para que una nueva gloria se pose<br />

en los pliegues <strong>de</strong> su ban<strong>de</strong>ra. ¿Piensan siquiera en la<br />

muerte? El cazador <strong>de</strong> África afila su enorme sable<br />

mientras que platica con su amigo, el rápido corcel<br />

que trajo <strong>de</strong> los <strong>de</strong>siertos africanos. El Chacal observa<br />

si sus polainas están bien anudadas, si su chacó tiene<br />

todas sus partes en el sitio reglamentario. El Cazador<br />

ligero, el bravo Marsopa, hacen otro tanto por su lado y<br />

<strong>de</strong>spués… ¿Después?… a cumplir con el <strong>de</strong>ber, suceda<br />

lo que suceda.<br />

¿Qué se pue<strong>de</strong> esperar o, mejor dicho, qué es lo que<br />

no pue<strong>de</strong> esperarse <strong>de</strong> un hombre que piensa así?…<br />

Un día, algunos <strong>de</strong> sus camaradas le hablaban al Zuavo<br />

Tempranero, prematuramente, <strong>de</strong> sus numerosas<br />

heridas.<br />

—¡Heridas ésas!… vaya pues, uste<strong>de</strong>s no saben lo<br />

que dicen —les contestó—. ¿Tengo mil veces razón, no<br />

es cierto, señor capellán, cuando digo que éstos son<br />

unos niños <strong>de</strong> teta? No se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que un hombre<br />

haya recibido verda<strong>de</strong>ras heridas a menos <strong>de</strong> que le<br />

falten tres kilos <strong>de</strong> carne en el cuerpo o la mitad <strong>de</strong> la<br />

cabeza. Sea enhorabuena.<br />

Sin embargo, Lorencez, apoyándose en la opinión<br />

<strong>de</strong> los comandantes <strong>de</strong> la ingeniería y <strong>de</strong> la artillería,<br />

aunque contrariando los consejos que le había dado<br />

un ingeniero mexicano en Amozoc, <strong>de</strong>cidió que se co-<br />

menzaría por ocupar los fuertes <strong>de</strong> Guadalupe y <strong>de</strong><br />

Loreto. El ataque se iniciaría, en primer lugar, contra<br />

el primero <strong>de</strong> ellos, que se encontraba más cerca <strong>de</strong><br />

la hacienda <strong>de</strong> Los Álamos, don<strong>de</strong> estaba agrupado el<br />

convoy. Se hacían ya, a lo largo <strong>de</strong> una hondonada que<br />

había que cruzar, rampas para la artillería. Aunque<br />

también era cierto que antes <strong>de</strong> llegar a los fuertes se<br />

hallarían pendientes difíciles <strong>de</strong> escalar, menos difíciles,<br />

sin embargo, <strong><strong>de</strong>l</strong> lado <strong>de</strong> Loreto. Pero este fuerte<br />

parecía muy alejado.<br />

A las 11 se tomaron todas las disposiciones requeridas.<br />

Des<strong>de</strong> lo alto <strong>de</strong> las torres <strong>de</strong> la Catedral, Zaragoza,<br />

que se mantenía <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ciudad a la <strong>de</strong>fensiva,<br />

y Negrete, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las alturas <strong>de</strong> Guadalupe, <strong>de</strong>bieron<br />

comenzar a darse cuenta <strong>de</strong> los proyectos <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

ejército francés.<br />

Avanzaréis pues, mis muchachos, sin temor <strong>de</strong> que<br />

sobre nuestra columna <strong>de</strong> ataque se lancen las reservas<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> enemigo. Nuestros cazadores a pie sabrán mantenerlos<br />

a distancia. Nuestros fusileros <strong>de</strong> marina y una<br />

batería <strong>de</strong> montaña estarán pendientes <strong>de</strong> la caballería<br />

mexicana en tanto que la nuestra, nuestra valiente caballería,<br />

cuyo valor es conocido, estará lista para lo que se<br />

ofrezca. Numerosas ocasiones os ha mostrado ya lo que<br />

es capaz <strong>de</strong> hacer. <strong>La</strong>s compañías 99 y 4 <strong>de</strong> infantería <strong>de</strong><br />

marina servirían <strong>de</strong> resguardo al convoy.<br />

Dos batallones <strong>de</strong> zuavos forman la columna <strong>de</strong><br />

ataque. Con ellos va la batería montada <strong><strong>de</strong>l</strong> capitán<br />

Bernard y cuatro piezas <strong>de</strong> la batería montada <strong>de</strong> marina<br />

que manda el capitán Maillet. Ésta es la columna<br />

que atraviesa la hondonada y se lanza hacia la <strong>de</strong>recha,<br />

para escalar las alturas por las pendientes menos<br />

abruptas. A una distancia aproximada <strong>de</strong> 2 200 metros,<br />

se ve cómo se <strong>de</strong>spliega en línea <strong>de</strong> batalla. ¡Qué<br />

aparición para los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> Guadalupe! ¡Son los<br />

zuavos!, <strong>de</strong>bió exclamarse, o murmurarse sordamente,<br />

en los pechos palpitantes… Los zuavos, <strong>de</strong> los que<br />

era bien sabida la furia tradicional. Se <strong>de</strong>bió dirigir la<br />

mirada hacia los fosos y hacia las murallas para comprobar<br />

por última vez si los fosos no eran bastante<br />

profundos, las murallas suficientemente altas para<br />

que los chacales no los pudieran franquear.<br />

A cierta distancia <strong>de</strong> la columna <strong>de</strong> asalto está una<br />

reserva formada por el regimiento <strong>de</strong> infantería <strong>de</strong><br />

marina. Como esta columna podía sufrir el choque<br />

<strong>de</strong> la caballería mexicana, los fusileros marinos y una<br />

batería <strong>de</strong> montaña han sido <strong>de</strong>stacados hacia su <strong>de</strong>recha.<br />

El batallón <strong>de</strong> cazadores, hacia la izquierda <strong>de</strong><br />

la línea <strong>de</strong> batalla, le da frente a las fuerzas mexicanas<br />

que están apostadas en la llanura. El 99 <strong>de</strong> línea y<br />

las cuatro compañías <strong>de</strong> la infantería <strong>de</strong> marina resguardarían<br />

el convoy.<br />

Y ahora que todo está ya listo para la lucha, permítaseme<br />

una reflexión. Se nos habían prometido 10<br />

mil soldados <strong>de</strong> Márquez… ¿dón<strong>de</strong> están?<br />

Puebla <strong>de</strong>bía abrirnos sus puertas. Sus habitantes<br />

venir a nuestro encuentro presas <strong><strong>de</strong>l</strong> mayor entusiasmo…<br />

Nada, absolutamente nada… ¡el vacío, el silencio<br />

más completo en la llanura…! Salvo por nuestra parte,<br />

el ruido <strong>de</strong> los hombres que marchan para <strong>de</strong>sarrollar<br />

el plan <strong>de</strong> combate… El paso <strong>de</strong> los caballos <strong>de</strong><br />

nuestro valiente escuadrón <strong>de</strong> cazadores <strong>de</strong> África,<br />

que avanza a la retaguardia <strong>de</strong> la columna <strong>de</strong> infantería…<br />

<strong>de</strong>spués una ambulancia que se establece en los<br />

edificios <strong>de</strong> la Rementería.<br />

Se escucha un disparo <strong>de</strong> cañón, uno solo. Partió<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> Fuerte <strong>de</strong> Guadalupe… Para los mexicanos es la<br />

señal <strong><strong>de</strong>l</strong> combate… Pronto una línea <strong>de</strong> fuego hará<br />

relampaguear los parapetos <strong><strong>de</strong>l</strong> fuerte… Se dispara<br />

sobre nosotros… ¡<strong>La</strong> batalla comienza…! Quienes no<br />

estuvieron nunca en un campo <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong>sconocen<br />

lo que pue<strong>de</strong> ser ese solemne momento. W<br />

Jean Efrem <strong>La</strong>nusse fue capellán en el ejército francés.<br />

Según logró establecer Marte R. Gómez, redactó<br />

—y <strong>de</strong>coró primorosamente— su memoria sobre los<br />

trágicos hechos <strong>de</strong> Puebla a finales <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo XIX.<br />

MAYO DE <strong>2012</strong> 19

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!