Fotografía: <strong>FCE</strong> C. Wright Mills y la urgente difusión <strong><strong>de</strong>l</strong> conocimiento RAFAEL VARGAS ———— —— ————————— En el quincuagésimo aniversario luctuoso <strong>de</strong> Charles Wright Mills, estas notas mitad biográfi cas, mitad <strong>de</strong>scriptivas <strong>de</strong> su obra, presentan a un personaje sobresaliente <strong>de</strong> la sociología estaduni<strong>de</strong>nse <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo XX. Algunos <strong>de</strong> sus libros gozan aún <strong><strong>de</strong>l</strong> favor <strong>de</strong> los lectores, mientras que otros vivieron su efímero apogeo en el convulso mundo <strong>de</strong> los años sesenta, que late en esas páginas ardientes 22 MAYO DE <strong>2012</strong>
I Charles Wright Mills —dice Carlos Fuentes, recordando una tar<strong>de</strong> en que lo visitó en la Universidad <strong>de</strong> Columbia— tenía el aspecto <strong>de</strong> un leñador, <strong>de</strong> un hombre <strong><strong>de</strong>l</strong> oeste, <strong>de</strong> un héroe norteamericano. 1 Era, sí, un hombre muy alto y corpulento (más <strong>de</strong> 1.80 <strong>de</strong> estatura y casi 100 kilos). Y algo tenía <strong>de</strong> leñador, en efecto. Él mismo cortó los troncos —y fabricó los ladrillos— con que construyó su casa. Evi<strong>de</strong>ntemente, le fue muy útil el año (1935) que estudió ingeniería en el Texas Agricultural & Mechanical College, en San Antonio. El gran intelectual estaduni<strong>de</strong>nse era un hombre práctico y con gran gusto por la actividad física y manual. Le interesaban el diseño arquitectónico y el industrial, la carpintería, la agricultura (tenía una granja en la que cultivaba gran parte <strong>de</strong> sus propios alimentos), la cocina y el motociclismo (iba a dar clases montado en una bmw 500), aunque nunca se interesó por los <strong>de</strong>portes. Quienes lo trataron recuerdan que tomaba notas todo el tiempo. En medio <strong>de</strong> la conversación, casi sin que nadie se diera cuenta, sacaba una libreta y apuntaba lo que le parecía más interesante. Cuando viajaba, solía echarse dos o tres cámaras al cuello (en esos años aún no existían cámaras digitales) para que no se le escapara nada notable. Su vida fue <strong>de</strong>masiado corta en relación con todo lo que había planeado hacer. Un infarto la segó el 20 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1962, cinco meses antes <strong>de</strong> que cumpliera 44 años. No obstante, <strong>de</strong>jó una docena <strong>de</strong> libros, <strong>de</strong> los cuales por lo menos dos se han convertido en gran<strong>de</strong>s clásicos <strong>de</strong> la sociología: <strong>La</strong> elite <strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r (1956; el <strong>Fondo</strong> lo publicó en 1957) y <strong>La</strong> imaginación sociológica (1959; publicado por el fce en 1961). II “Cuando llamamos ‘clásico’ a un libro —dice Wright Mills— po<strong>de</strong>mos expresar simplemente la aceptación <strong>de</strong> su excelencia, o po<strong>de</strong>mos estar afirmando que aunque las asunciones que contiene están superadas, su forma permanecerá como un espléndido producto <strong>de</strong> la cultura.” <strong>La</strong> elite <strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r es un afilado análisis que muestra cómo la concentración <strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r en manos <strong>de</strong> corporaciones multimillonarias, altos mandos militares y funcionarios <strong>de</strong> muy alto nivel hizo que la <strong>de</strong>mocracia estaduni<strong>de</strong>nse <strong>de</strong> la posguerra se convirtiera en una simulación que encontraba su base idónea en la ignorancia y la apatía <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> ciudadanos que pier<strong>de</strong>n su voluntad política porque no ven la manera <strong>de</strong> realizarla. Para Mills —dice Alan Wolfe en el epílogo a la más reciente edición en inglés—, los Estados Unidos empezaban a convertirse, entonces, en un país espantosamente parecido a las potencias totalitarias a las que había combatido en la segunda Guerra Mundial. Por su parte, <strong>La</strong> imaginación sociológica es un libro que plantea la urgencia <strong>de</strong> difundir el saber y volverlo verda<strong>de</strong>ramente público. Hoy el saber existe en abundancia, pero sólo sirve para que algunos individuos “listos” salgan a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante y para crear una “república” <strong>de</strong> sabios que santifica el conocimiento y lo convierte en fuente <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> autoridad. Si la sociedad en su conjunto no participa <strong>de</strong> ese saber le resulta imposible resolver sus problemas y <strong>de</strong>cidir su vida y, sin esa capacidad, no existe posibilidad <strong>de</strong> una vida social verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong>mocrática. <strong>La</strong> sociología, apunta Mills, para quien las i<strong>de</strong>as tenían siempre un papel social, ayuda a los hombres “a saber dón<strong>de</strong> están parados, adón<strong>de</strong> van y qué pue<strong>de</strong>n hacer —si es que pue<strong>de</strong>n hacer algo— acerca <strong><strong>de</strong>l</strong> presente como historia y <strong><strong>de</strong>l</strong> futuro como responsabilidad”. Por eso pensaba que los intelectuales tienen una profunda responsabilidad en orientar la vida <strong>de</strong> su país y en fomentar la inteligencia crítica. Des<strong>de</strong> su aparición, <strong>La</strong> imaginación sociológica transformó el rostro <strong>de</strong> la sociología y <strong>de</strong> varias disciplinas más. Su lectura entre quienes estudian ciencias sociales es todavía, y seguramente lo será durante buen tiempo más, indispensable. III Wright Mills trabó una profunda relación con México sobre la que pue<strong>de</strong> escribirse mucho. En su origen se encuentra la figura <strong>de</strong> don Arnaldo Orfila Reynal. Una serie <strong>de</strong> cartas que se conservan en el Archivo Histórico <strong><strong>de</strong>l</strong> fce así lo <strong>de</strong>muestran. El 19 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1957 le escribe a Mills para comunicarle que el <strong>Fondo</strong> ha comprado los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> traducción <strong>de</strong> <strong>La</strong> elite <strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r y le solicita un prólogo especial para la edición mexicana. Mills respon<strong>de</strong> el 26 <strong>de</strong> junio que le es imposible escribirlo porque está <strong>de</strong> viaje. Tras la publicación <strong><strong>de</strong>l</strong> libro, en abril <strong>de</strong> 1958, Orfila le envía recortes <strong>de</strong> prensa y lo invita a venir a la Ciudad <strong>de</strong> México en el verano. Mills cree que el viaje será más factible en 1959, cuando disfrutará <strong>de</strong> un año sabático. Pero cuando Orfila le escribe en julio <strong>de</strong> 1959 para <strong>de</strong>cirle que negocia los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> traducción <strong>de</strong> <strong>La</strong> imaginación sociológica con la Universidad <strong>de</strong> Oxford y lo invita a venir a México para participar en la ceremonia <strong><strong>de</strong>l</strong> vigésimo quinto aniversario <strong><strong>de</strong>l</strong> fce, así como para formar parte <strong>de</strong> un coloquio sobre “El papel <strong><strong>de</strong>l</strong> intelectual en el mundo <strong>de</strong> hoy”, Mills ya está comprometido a viajar a Italia para presidir una reunión <strong>de</strong> la Asociación Internacional <strong>de</strong> Sociología. El viaje a México se pospondrá hasta enero <strong>de</strong> 1960. Pablo González Casanova, director <strong>de</strong> la entonces Escuela <strong>de</strong> Ciencias Políticas <strong>de</strong> la unam, lo ha invitado a dar un seminario sobre socialismo todos los martes durante seis semanas. Mills viene con su familia por carretera, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Nueva York, manejando un pequeño Volkswagen. En febrero se instalan en Cuernavaca. Durante esa breve estancia conoce a Carlos Fuentes, que con Víctor Flores Olea, Jaime García Terrés, Enrique González Pedrero, Francisco López Cámara y Luis Villoro, publica, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1959, El Espectador, revista mensual que se propone, como dice el texto <strong>de</strong> “Presentación” <strong>de</strong> su <strong>núm</strong>ero inicial, luchar “por el ejercicio efectivo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia en México”. Los cuatro primeros entrevistan a Wright Mills en marzo <strong>de</strong> 1960. En el curso <strong>de</strong> la conversación, publicada en el <strong>núm</strong>ero 19 <strong>de</strong> Cua<strong>de</strong>rnos Americanos, Mills apunta una i<strong>de</strong>a muy interesante sobre la que quiere escribir un libro: el cre- 1 Carlos Fuentes, Casa con dos puertas, Joaquín Mortiz, Confrontaciones, México, 1970, pp. 103-104. ciente predominio <strong>de</strong> una ética comercial en la producción y distribución cultural que aliena a los consumidores y los convierte en “robots alegres” —la industrialización <strong>de</strong> las conciencias, como la llamaría Hans Magnus Enzensberger en 1969—. Es una lástima que no haya tenido tiempo para realizarlo. Su visita a México <strong>de</strong>spierta su apetito por ir a Cuba y ver por sí mismo los cambios sobre los que le hablan Fuentes y García Terrés, quienes ya han estado en la isla. Finalmente viaja a Cuba y pasa allí dos semanas, <strong><strong>de</strong>l</strong> 7 al 22 <strong>de</strong> agosto, durante las cuales se entrevista con Fi<strong><strong>de</strong>l</strong> Castro, el Che Guevara y numerosos funcionarios <strong><strong>de</strong>l</strong> nuevo régimen. El resultado <strong>de</strong> ese viaje será Escucha, yanqui, el libro que le acarrearía más ataques y conflictos, aunque también más fama internacional. Saul <strong>La</strong>ndau, quien conoció a Mills en <strong>La</strong> Habana y se convirtió en su ayudante <strong>de</strong> investigación unos meses <strong>de</strong>spués, ha contado que Mills escribió Escucha, yanqui en sólo seis semanas, trabajando 16 horas cada día, en un estado que mezclaba el entusiasmo y la compulsión. 2 El libro aparecerá en Estados Unidos en noviembre <strong>de</strong> 1960, con un tiraje <strong>de</strong> 160 mil ejemplares y tendrá una enorme resonancia. Orfila, enterado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempo atrás —a través <strong>de</strong> Carlos Fuentes— <strong>de</strong> que Mills escribe sobre Cuba, le pi<strong>de</strong> en una carta <strong><strong>de</strong>l</strong> 15 <strong>de</strong> octubre un ejemplar <strong>de</strong> lectura y le dice que será un placer publicar un nuevo libro suyo y apoyar la causa <strong>de</strong> la revolución cubana. El 22 <strong>de</strong> noviembre le escribe nuevamente para <strong>de</strong>cirle que quiere traducir el libro <strong>de</strong> inmediato. Mills acepta, y el 6 <strong>de</strong> diciembre Orfila le anuncia que González Pedrero hará la traducción y que ésta estará lista en febrero <strong>de</strong> 1961. Mientras tanto, Mills lee y escribe mucho con miras al <strong>de</strong>bate televisivo que ha aceptado sostener la noche <strong><strong>de</strong>l</strong> sábado 10 <strong>de</strong> diciembre con Adolf Augustus Berle, uno <strong>de</strong> los académicos involucrados en el gobierno <strong>de</strong> Kennedy que ayudarían a planear la fallida invasión <strong>de</strong> Bahía <strong>de</strong> Cochinos en abril <strong>de</strong> 1961. Le emociona la perspectiva <strong>de</strong> exponer ante 20 millones <strong>de</strong> televi<strong>de</strong>ntes la realidad <strong>de</strong> Cuba. Pero el día anterior al <strong>de</strong>bate sufre un infarto. Orfila le escribe el 29 <strong>de</strong> diciembre, lamentándolo. El trato epistolar entre ambos se vuelve cada vez más afectuoso. Pocos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sufrido el ataque, Mills se entera <strong>de</strong> que se ha interpuesto una <strong>de</strong>manda en contra suya y <strong>de</strong> sus editores por 25 millones <strong>de</strong> dólares, por una supuesta difamación a negociantes cubanos. El 6 <strong>de</strong> marzo Orfila le anuncia que la primera edición <strong>de</strong> Escucha, yanqui constará <strong>de</strong> 20 mil ejemplares. El médico le recomienda a Mills salir <strong>de</strong> los Estados Unidos para evitar tensiones que puedan hacerle daño. En abril parte a Europa con la familia. El 20 <strong>de</strong> mayo Orfila le cuenta que los 20 mil ejemplares impresos en marzo se vendieron en un mes y que 10 mil más <strong><strong>de</strong>l</strong> segundo tiro se han vendido en el curso <strong>de</strong> mayo. En ocho meses, el libro ven<strong>de</strong>rá 70 mil ejemplares. Orfila le propone a Mills que la siguiente edición contenga algunos materiales nuevos. El 23 <strong>de</strong> septiembre Mills le contesta que no cree que Escucha, yanqui se pueda modificar o acrecentar dada la naturaleza misma <strong><strong>de</strong>l</strong> libro, y que más bien piensa que habrá que escribir una nueva obra sobre Cuba —cuyo proceso, cabe señalar, observa con creciente pesimismo, porque le parece inevitable que caiga en el campo <strong>de</strong> influencia <strong>de</strong> Rusia— o sobre América <strong>La</strong>tina. Le comenta que no sabe si regresará a los Estados Unidos y que le han ofrecido trabajo en una nueva universidad inglesa, pero que aún no <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> vivirá en los siguientes años. El 19 <strong>de</strong> octubre Orfila le informa que acaba <strong>de</strong> aparecer <strong>La</strong> imaginación sociológica y le sugiere que, si no quiere volver a su país, resida en México y trabaje como profesor en la Escuela <strong>de</strong> Ciencias Políticas. Nueve días <strong>de</strong>spués Mills le agra<strong>de</strong>ce la propuesta pero le explica que ha <strong>de</strong>cidido regresar a Estados Unidos porque quiere resolver la <strong>de</strong>manda. Le agra<strong>de</strong>ce su gesto amistoso y le dice que es plenamente correspondido. IV Tras la muerte <strong>de</strong> Mills, Irving Louis Horowitz, uno <strong>de</strong> los principales estudiosos <strong>de</strong> la obra <strong><strong>de</strong>l</strong> sociólogo, reunió en un volumen una selección <strong>de</strong> artículos y ensayos que apareció en 1963 y que el <strong>Fondo</strong> publicó al año siguiente bajo el título <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r, política, pueblo, un magnífico muestrario <strong>de</strong> la variedad <strong>de</strong> intereses e inquietu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Mills y <strong>de</strong> su extraordinaria capacidad analítica. Es el último homenaje que Orfila le pue<strong>de</strong> brindar. <strong>La</strong> publicación <strong>de</strong> Escucha, yanqui también tendrá un costo oneroso para su editor mexicano. Pero no es el último libro <strong>de</strong> Mills que el <strong>Fondo</strong> publica. En el 2004 aparece la traducción <strong>de</strong> un excelente libro organizado por sus hijas, Kathryn y Pamela Mills: Cartas y escritos autobiográficos, que junto con la biografía escrita por Horowitz: Mills: An American Utopian, y con Radical Nomad: C. Wright Mills and His Times, <strong>de</strong> Tom Hay<strong>de</strong>n, constituyen las principales fuentes para conocer más sobre la vida —y compren<strong>de</strong>r mejor las i<strong>de</strong>as— <strong>de</strong> Mills. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su interés intrínseco, Cartas y escritos autobiográficos permite atisbar precisamente algunos datos <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> Mills con México, como su breve estadía en 1960 y su estrecha amistad con Carlos Fuentes, quien <strong>de</strong>dicó <strong>La</strong> muerte <strong>de</strong> Artemio Cruz, publicada por el fce en junio <strong>de</strong> 1962, “A C. Wright Mills, verda<strong>de</strong>ra voz <strong>de</strong> Norteamérica, amigo y compañero en la lucha <strong>de</strong> <strong>La</strong>tinoamérica”. Al igual que muchos <strong>de</strong> sus compañeros <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Políticas y Sociales entre 1973 y 1977, Rafael Vargas leyó con admiración algunos <strong>de</strong> los libros <strong>de</strong> Wright Mills gracias al entusiasmo <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> sus profesores: Gabriel Careaga, a cuya memoria <strong>de</strong>dica este artículo 2 Saul <strong>La</strong>ndau, “Los seis últimos meses <strong>de</strong> C. Wright Mills”, publicado en dos partes en <strong>La</strong> <strong>Cultura</strong> en México, suplemento <strong>de</strong> Siempre!, en los <strong>núm</strong>eros 59 y 63, correspondientes al 3 <strong>de</strong> abril y el 1º <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1963. MAYO DE <strong>2012</strong> 23