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PERSPECTIVAS
Es difícil opinar con serenidad sobre este tema, pero en
principio sólo se me ocurre calificar la polémica de fanatismo
y creo que el fanatismo es muy negativo, sobre todo
si es religioso. En todas las religiones hay diferentes grados
de verdad ya que casi todas proceden del mismo Dios,
aunque se le pongan distintos nombres, y se sustentan en
el amor al prójimo. Pero todas son imperfectas al haber
sido transmitidas por hombres imperfectos, como decía
Gandhi. La Inquisición llena de vergüenza a los actuales
católicos; incluso el Papa Juan Pablo II pidió perdón por
aquellos disparates, producto del fanatismo de los rectores
de la Iglesia al tomar medidas tan sangrientas por
motivos que actualmente nos parecerían nimiedades. El
Islamismo fundamentalista ha empeorado toda esa barbarie,
aunque parezca difícil, al aniquilar por donde pasa. Es
un mundo de injusticias y dominación: la de los hombres
sobre las mujeres y la de los integristas sobre el resto de
los fieles. Las caricaturas –como los cultos judíos de otros
tiempos– no justifican los autos de fe, con hogueras y ejecuciones,
ni el salvajismo de este totalitarismo religioso. Y
con el agravante de que ahora es gran parte de la juventud
islámica la que está imbuida por este espíritu devastador
que se nutre del miedo y la frustración, las bases
perfectas para los predicadores del odio que promueven
batallones de fanáticos que se alzan contra la libertad, la
igualdad y la laicidad. Estremece el rencor salvaje de estos
jóvenes musulmanes acaparando plano ante las cámaras
de televisión, quemando banderas, destruyendo edificios,
transportando cadáveres en escenas macabras y dantescas,
reivindicando algo sobre unas caricaturas de alguien
que no posee rostro.
Luis Fernando Muñiz
No creo en dioses, profetas, mesías y demás. Pero creo
en el hombre como tal. Eso no quiere decir que no respete
a los que sí creen. Por tanto, en mi opinión, lo que está
pasando en torno a las caricaturas de Mahoma, es una
CARICATURAS DE MAHOMA
depaso
total falta de respeto hacia las gentes que tienen creencias
musulmanas. Se está defendiendo la libertad de
expresión como algo fundamental en un estado libre y
democrático, pero tu libertad acaba cuando empieza la del
otro y, en este caso, no se han respetado ciertas creencias.
La actitud de la prensa –donde comenzó todo– ha sido
irresponsable y falsa al poner la libertad como bandera
para justificar una falta de respeto. El político italiano que
hizo la payasada de mostrar en televisión una camiseta
con una caricatura no merece ningún comentario, salvo el
de que ha hecho una imbecilidad, con todo mi respeto.
Todos sabemos cómo está esa zona de nuestro planeta
y se debería pensar antes de hacer estas cosas. Los
medios de comunicación tienen el deber de poner la información
a disposición de los que los consultamos, en vez de
hacer irresponsabilidades que consiguen que pueblos
enteros se levanten ofendidos. La comunidad internacional,
a través de sus representantes, tiene que pedir perdón
a aquellos a los que ha ofendido. Todo el mundo es libre
de expresarse, sí, pero también de creer en su dios y en sus
profetas. Rechacemos la vergüenza del campo de concentración
de Guantánamo y dejémonos de caricaturas. Libertad
de expresión sin libertad para todos no es libertad.
Roberto Solas
Mohamat es solo un mensajero antes del cual ya hubo
otros como Jesús y Moisés. Eran gentes de fe y respeto. Las
caricaturas son una excusa para alimentar el odio entre
Occidente y el mundo islámico. En todas las religiones está
prohibido insultar a los seres humanos y más si están
muertos. Es evidente que cualquier persona puede criticar,
reprochar y expresar su opinión pero con límites y respeto
porque su libertad acaba donde empieza la del otro. En
este caso, el autor de los dibujos ha errado porque la persona
representada no es un político ni un actor, sino un
profeta al que siguen millones de personas.
Mohammed Zertki
n12006 n12