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ENTREVISTA A D. JULIÁN MAÍLLO FERNÁNDEZ
DIRECTOR DEL CENTRO PENITENCIARIO MADRID V
¿Cuáles son las mayores dificultades que encuentra Ud.
en el desempeño de su cargo?
La mayor dificultad es no disponer de todos los medios que
necesitaría para llevar a cabo este proyecto. Cuando yo llegué
hace un año y medio a este centro había una actividad
productiva bastante grande, pero para mí insuficiente; ahora
hemos conseguido que se haya aumentado en un 30 por
ciento; por ejemplo, en el taller de Pinazo, de 100 internos
hemos pasado a 130; en el de confección había 10 internas
y ahora tenemos 30. La mayor dificultad es que el interno
esté en el patio sin hacer nada. Creo que eso es terrible. Mi
interés es tener, si es posible, a los 1800 internos ocupados,
bien ganándose un dinero, bien realizando algún tipo de
actividad deportiva o cultural. Al llegar, el índice ocupacional
era de un 37 por ciento y esa cifra me parecía muy baja.
En su informe ante la Oficina del Comisionado para los
Derechos Humanos sobre la situación de las cárceles
españolas, presentado en Estrasburgo el pasado
noviembre, Álvaro Gil-Robles –Comisario Europeo para
los Derechos Humanos– comentó que eran necesarias
mejoras urgentes en todos ellos. Le llamó la atención,
por ejemplo, la estrechez de las celdas en el CP Madrid
V y la ausencia de separación entre el retrete y el resto
de la celda. ¿Cree Ud. que las instalaciones de la prisión
son las adecuadas?
Tienen que tener en cuenta que este es un centro tipo, el
primer centro tipo que se realizó en la época de Antonio
Asunción. En los centros tipo siguientes se fueron haciendo
mejoras importantes, entre ellas la que Ud. comenta.
Este tema aquí se está resolviendo poco a poco, haciendo
separaciones con mamparas para que el problema se mitigue.
El centro fue diseñado para una ocupación de un
recluso por celda; actualmente esa proporción está duplicada.
Si hubiera un interno por celda, la separación retrete/celda
no sería necesaria. Al ocuparse por dos personas,
la intimidad es necesaria. Otro problema son los comedores;
un comedor diseñado para 72 personas ahora debe ser
utilizado por 144. Se están realizando obras para adaptarnos
a la población que tenemos.
Por otro lado, el Comisario Gil-Robles subrayó la falta
de medios económicos para el mantenimiento de las
instalaciones y de las celdas en particular, cuyo grado
de deterioro es evidente. ¿Existe, realmente, una precariedad
de recursos económicos?
Estamos realizando un gran esfuerzo para mantener el
centro en condiciones de habitabilidad. Los presupuestos
se van incrementando para atender a estas necesidades,
pero resultan insuficientes.
Hemos observado que últimamente la calidad y cantidad
de las comidas ha descendido. ¿Tiene algo que ver
este hecho con una reducción de presupuestos en previsión
de los recortes citados?
Las comidas se elaboran con los mismos estándares de calidad
de siempre y no me consta ninguna queja formal en
este sentido. Todo esto está regulado por orden ministerial
y tiene prioridad sobre otra aplicación presupuestaria dentro
del capítulo segundo que atiende a “Gastos corrientes”.
La educación debe ser un elemento fundamental en el
proceso regenerativo de la persona privada de libertad.
¿Qué lugar ocupa para usted la escuela dentro del Centro
Penitenciario?
Para mí la educación en un centro penitenciario ocupa el
primer lugar, creo que es por el acceso a la cultura y la educación
por donde debemos entrar. Ojalá todos los internos
pudiesen tener, como mínimo, el Graduado Escolar.
En general, ¿qué opinión tiene del trabajo que se está
realizando desde la escuela?
Muy positiva. He observado cómo profesionales procedentes
de la educación extrapenitenciaria, no sólo se han
integrado muy satisfactoriamente, sino que han imprimido
una oleada de aire fresco al tema docente y creo que
esto ha sido altamente positivo.
Diversas instituciones consideran imprescindible y
urgente dotar de un protagonismo decidido a las
bibliotecas en las prisiones, pues son el mejor vehículo
para desarrollar esa Educación en Derechos Humanos,
sin la cual no es posible ninguna rehabilitación de los
presos. ¿Hay algún proyecto de transformar el mero
almacén de libros que existe en Madrid V en una
auténtica biblioteca, con servicios de lectura en sala y
dinamización cultural de la prisión?
Estamos en un centro modular, es como si fueran distintos
centros penitenciarios dentro de uno más grande, y por
necesidades de operatividad lo ideal es que hubiera una
biblioteca en cada módulo. Pero nuestro modelo consiste
exclusivamente en una biblioteca central que ofrece un servicio
de préstamos. Sobre esa base intentaremos mejorar
porque la biblioteca forma parte del entramado de la lectura.
La idea es llegar a tener un proyecto único de lectura
dentro del Centro. Ahora mismo tenemos un club de lectu-