Interiores copiar - CEPA Yucatán - Comunidad de Madrid

del otro lado
drogarnos sin droga, podemos suicidarnos sin provocarnos
la muerte, anulando nuestro pensamiento y dejándonos llevar
por esa anestesia que nos evita pensar de forma autónoma
y críticamente. Cada cuál puede desconectar de su
responsabilidad, puede dejarse llevar por esa abulia conformista
que no nos compromete y que nos permite justificarnos
en nuestra circunstancia, esa que parece darnos bula
para culpabilizar al mundo de nuestra mala suerte.
En la prisión, en el presidio, en la cárcel, en la trena, en
el talego y también en la calle, tenemos ocasión de armar
nuestro pensamiento, ordenar las ideas y mirar hacia fuera.
Si no nos gusta lo que vemos, si no estamos satisfechos
con la circunstancia que hemos sido co-responsables de
haber construido, nadie nos puede quitar la libertad que
supone pensar y soñar con cambiar nuestro destino. Del
azar y la casualidad al empeño de poder ser la causa del
cambio y la transformación de nuestra vida y de encontrar
la justificación de influir, para mejor, en la vida de los otros.
Si somos fruto del azar, sin quitar mérito alguno a nuestra
madre, como seres humanos, podemos encontrar la causa
y, la necesidad, de hacer de “el hecho de haber nacido”
mucho más que una mera casualidad. Si “el hombre es cosa
sagrada para el hombre”, cada ser humano, mujer u hombre,
representa la dignidad del ser en sí mismo.
Agustín García Matilla
profesor de la Universidad Carlos III de Madrid
página 27
depaso
n12006 n12