Interiores copiar - CEPA Yucatán - Comunidad de Madrid
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entre el café y la palabra<br />
Es un riesgo y al mismo tiempo un <strong>de</strong>recho. La cultura la<br />
consi<strong>de</strong>ro como un instrumento para que el hombre pueda<br />
sentirse más plenamente realizado, pero no tengo una<br />
especial esperanza en que la cultura nos hará distintos.<br />
Los nazis podían emocionarse con un cuarteto <strong>de</strong> Schubert<br />
y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> llorar <strong>de</strong> la emoción provocada por la música,<br />
enviar a dos mil personas a la cámara <strong>de</strong> gas. Ahí se<br />
acabó el sueño <strong>de</strong> que la cultura cambia al hombre. Al<br />
hombre le cambia el hombre; una persona cambia si <strong>de</strong>ci<strong>de</strong><br />
cambiar; una persona modifica su mirada si <strong>de</strong>ci<strong>de</strong><br />
modificarla, no hay nada ajeno a ella que se la modifique.<br />
Tú pue<strong>de</strong>s leer mucho y amar a Schubert y ser un verda<strong>de</strong>ro<br />
asesino. Y a<strong>de</strong>más porque en el mundo occi<strong>de</strong>ntal no<br />
hemos incorporado la sabiduría a la vida.<br />
Hace unos días falleció Jean-Françoise Revel, escritor y<br />
periodista francés quien hace años publicó el libro El monje<br />
y el filósofo, en el que conversaba con su hijo Matthieu<br />
Ricard, budista <strong>de</strong>clarado. Cuando el padre le pregunta por<br />
qué se hizo budista, Matthieu le contesta que los sabios<br />
occi<strong>de</strong>ntales dictan lo que tiene que ser la vida, mientras que<br />
los budistas llaman sabio a los que hacen sabiamente uso <strong>de</strong><br />
su vida. En la antigua Gracia, Sócrates, por ejemplo, no daba<br />
lecciones <strong>de</strong> vida sino que quería vivir <strong>de</strong> una manera <strong>de</strong>terminada.<br />
El pensamiento y la vida estaban unidos.<br />
La culturización, presentada como receta <strong>de</strong> la formación<br />
y la transformación <strong>de</strong> la sociedad no funciona, pero<br />
sí pue<strong>de</strong> ser un potente activador <strong>de</strong> la vida plena <strong>de</strong> un<br />
hombre. Una persona que no tenga la posibilidad que la<br />
cultura te da, se está perdiendo una capacidad brutal <strong>de</strong><br />
pala<strong>de</strong>ar elementos <strong>de</strong> la vida a los que tiene <strong>de</strong>recho y<br />
hay que dar lectura, para que pueda <strong>de</strong>sarrollarse <strong>de</strong> una<br />
manera más integral, pero sin hacerse verda<strong>de</strong>ras ilusiones<br />
respecto a que esto le pueda transformar como él no se<br />
transforme. Lo que ocurre es que es mucho más fácil que<br />
un hombre culto pueda hacer un trabajo <strong>de</strong> transformación<br />
y <strong>de</strong> conciencia con los <strong>de</strong>más.<br />
“Pensamos <strong>de</strong>masiado y sentimos muy poco. Más que<br />
máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia,<br />
tener bondad y dulzura”. Sin estas cualida<strong>de</strong>s la vida será<br />
violenta, se per<strong>de</strong>rá todo. ¿Qué papel juegan en su<br />
labor profesional los sentimientos, las emociones, la<br />
ternura e incluso el amor?<br />
Rizar Capuchinski, el gran maestro <strong>de</strong> periodistas, <strong>de</strong>cía:<br />
“Los buenos periodistas no pue<strong>de</strong>n ser malas personas”. No<br />
todo el mundo se lo cree, pero yo sí lo creo porque si no<br />
tienes <strong>de</strong>sarrollada esa sensibilidad, esa capacidad <strong>de</strong><br />
enten<strong>de</strong>r al otro y <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer por el otro, nunca vas a<br />
po<strong>de</strong>r contar nada que tenga la palpitación vital.<br />
página 39<br />
<strong>de</strong>paso<br />
Volviendo a los griegos, hubo un tiempo en este mundo<br />
en que verdad, bondad y belleza iban juntas, no se podían<br />
separar, no se entendía que un hombre integrado pudiera<br />
separar estos tres elementos. Creo que se <strong>de</strong>bería realizar un<br />
cierto viaje <strong>de</strong> recuperación <strong>de</strong> estos elementos. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />
que uno pueda ser un excelente comunicador y un verda<strong>de</strong>ro<br />
canalla, a mí no me cabe en la cabeza; sé que pue<strong>de</strong><br />
pasar, pero me parece un juego <strong>de</strong> disociación, es <strong>de</strong>cir, ¿que<br />
tú estás queriendo ofrecer a los <strong>de</strong>más una mirada sobre la<br />
vida, sobre la realidad, sobre las cosas, y en tu entorno eres<br />
un déspota, un violento? A mí no me cabe.<br />
“Ahora mismo mi voz llega a millones <strong>de</strong> seres en todo el<br />
mundo, a millones <strong>de</strong> hombres <strong>de</strong>sesperados, mujeres y<br />
niños, víctimas <strong>de</strong> un sistema que hace torturar a los hombres<br />
y encarcelar a gentes inocentes”. Es cierto, usted<br />
logró una audiencia importantísima en su etapa en la<br />
Ca<strong>de</strong>na SER. ¿No sintió tentaciones <strong>de</strong> aprovechar su<br />
púlpito diario para “catequizar”, para <strong>de</strong>nunciar, para<br />
movilizar a la gente contra las barbaries que cometen<br />
nuestros gobernantes?<br />
Algunos me acusaban <strong>de</strong> hacerlo. En una cita diaria <strong>de</strong><br />
muchas horas tú vas impregnando las cosas <strong>de</strong> tu mirada<br />
sobre la vida. Siempre he creído que la radio es una tarea<br />
muy importante, pero es una segunda voz porque la primera<br />
voz es la vida. Los medios <strong>de</strong> comunicación no son los<br />
protagonistas, sólo acompañamos la vida. Los que preten<strong>de</strong>n<br />
sustituirla están haciendo una impostura. La metáfora<br />
perfecta es el taxi: “¿a dón<strong>de</strong> va usted? A Cea Bermú<strong>de</strong>z.<br />
¿Cogemos Ríos Rosas? Sí, baje ban<strong>de</strong>ra.<br />
¿Qué tal el tiempo, jefe? ¿Mucho trabajo?...”<br />
Esa es la primera voz y nuestra<br />
voz es la que mientras tanto está<br />
diciendo: “Hoy el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l<br />
Gobierno visita en viaje oficial...” Yo<br />
siempre he sabido, cuando estaba<br />
hablando por la radio, que la primera voz<br />
era la <strong>de</strong> la calle. La gente vive su vida conmigo<br />
al fondo. Por eso nunca he tenido la sensación<br />
<strong>de</strong> que me correspondiera catequizar o<br />
tomar <strong>de</strong>masiado protagonismo; <strong>de</strong>bía estar en mi<br />
lugar dando cuenta lo más honestamente posible <strong>de</strong><br />
los asuntos que sucedían y ofreciendo mi mirada sobre<br />
las cosas. Somos como el tic-tac <strong>de</strong>l reloj, que condiciona<br />
tu vida mucho, pero que no la marca; el reloj la encuadra,<br />
la baliza. Tus palabras en la radio tocan, juegan, van poco a<br />
poco calando como un txirimiri, como una fina película<br />
sobre tu pensamiento. Siempre me ha dado mucho apuro<br />
asaltar la primera línea <strong>de</strong> la vida.<br />
n12006 n12