SOLILOQUIOS DE UN JUDIO
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modalidades, algunas de las cuales responden a nuevas vivencias<br />
históricas, gloriosas unas y luctuosas otras. Empero ello no es óbice<br />
para que la vieja tradición con su belleza en plena flor, continuara<br />
imperando soberana en la vida judía del presente, con las cuales se<br />
concadenan donosamente las conmemoraciones de reciente data; de<br />
manera que todas enhebradas en un mismo hilo de recuerdos llenan<br />
de emociones jubilosas el alma colectiva de este pueblo que reverdece<br />
en cada primavera. La tradición es, de consiguiente, en el judaismo,<br />
el encuentro frecuente y repetido con la historia, una visión del<br />
pasado que se proyecta sobre lo porvenir como el eco de una voz<br />
brotada en la lejanía.<br />
Históricamente, podríase calificar a la tradición como se quiera;<br />
analíticamente se la podrá examinar a través de los más diversos<br />
prismas; pero lo indudable es que renunciar a ella comporta arrancar<br />
de la intimidad del recuerdo a vida de infancia, el niño que perdura<br />
en lo profundo del alma popular judía, cosa sin la cual el pueblo se<br />
quedaría penticado, frío, insensible como un peñón. Nada podría<br />
reparar la frescura juvenil extinguida, la agilidad aleteante, la<br />
vivacidad irrefractable de esta estirpe humana que, como un símbolo<br />
y un testimonio de los tiempos, enfrenta las edades.<br />
Desde un punto de vista liberal o agnóstico se puede, claro está,<br />
objetar el ceremonial de buena parte de las tradiciones judías,<br />
alegando un anacronismo artificioso o un dejo de superstición<br />
extemporáneo. Acaso sea cierto, por una parte; mas por la otra ¿no<br />
podría residir en ese primitivismo y en aquella "superstición<br />
artificiosa" un germen de belleza y elevación? ¡Quién lo sabe! Y ¿no<br />
conserva, acaso, ese hábito legendario una belleza y un colorido<br />
encantadores? ¿No denota, acaso, la tradición judía, bajo ese manto<br />
legendario, un signo característico de la cultura judía irrenunciable,<br />
evocadora de su origen antiquísimo? Pues así como el tronco añoso<br />
de la cultura judía retoña nuevos brotes y reverdece toda vez<br />
aparecen las nuevas generaciones, anunciadoras de nuevas<br />
esperanzas y renovadas promisiones, así también la antigua tradición<br />
de Israel, restituida a la tierra de su origen, viene cobrando nuevo<br />
esplendor merced a nuevas interpretaciones, despojadas de sus<br />
nostalgias quejumbrosas de los siglos diaspóricos.<br />
Conocer, pues, las tradiciones judías, familiarizarse con ellas y<br />
distinguir sus variados matices simbólicos e históricos, es conocer al