Trompeta Evangelizadora - Edición

cargar combustible. Tómate el tiempo para que Dios
pueda llenar tu copa de alegría. Puede ser que no te
llevas el tiempo que hace falta para disfrutar del
manjar espiritual de la palabra de Dios. Un alimento
que se traga apurado no se puede saborear. Se dice que
cada bocado se debe masticar unas 30 veces. ¿Cuánto
tiempo te llevas para reflexionar por cada ración del
pan de vida que tomas para ti? El estudio de la Palabra
de Dios realmente nos puede hacer felices. ¿Conoces
esa alegría? ¿Tal vez Dios se haya vuelto un extraño
para ti, porque no utilizas el tiempo necesario para
estar en comunión con El? Relacionarnos con una
persona amada realmente nos da alegría. Pero si nos
volvemos ajenos a ella, puede suceder que apenas la
toleremos. ¡Piensa en lo que el Señor hizo por ti y has
que tu relación con El sea valiosa!
¿Tal vez la alegre noticia de salvación se ha vuelto
para ti indiferente y desgastada? ¿La escuchaste con
tanta frecuencia que no te parece mas algo especial?
¡No permitas que llegue a ese punto! ¡Piensa siempre
en la importancia de la salvación! Un hombre que iba
sentado del lado de la ventanilla del tren exclamaba
reiteradamente: “¡Maravilloso! ¡Realmente hermoso!”
Su compañero de asiento no pudo aguantarse la
curiosidad y preguntó: “¿Qué ve que le resulte tan
maravilloso y nosotros no podemos apreciar?”
“¡Todo!” todo dijo aquel. “Hace algunos días estaba
ciego, y gracias a una operación puedo ver, así que por
primera vez veo todas estas cosas.” ¡No permitas que
tu salvación del reino de las tinieblas se vuelva
obsoleta! ¡Toma siempre nuevas alegrías de ella!
Experimentar la ayuda de Dios como creyentes, es
motivo de alegría. David testificó: “Mi corazón se
alegrará en tu salvación” (Salmos 13,5) Si existe
carencia en la experiencia espiritual, se hará notoria la
falta de alegría. Santiago escribe: “…pero no tenéis lo
que deseáis, porque no pedís.” (4,2) ¿Puede ser esto en
ti uno de los motivos de carencia de alegría espiritual?
Prueba tu vida si no tienes alegría en servir a Dios, tal
vez hayas entristecido a Dios, o más aún quizás haya
entrado el pecado en tu vida. El pecado es como una
enfermedad y una persona con dolor no esta feliz en la
vida. Nos dice el Salmo 118,15: “Voz de júbilo y de
salvación hay en la tienda de los justos.” ¿Puedes
entonar en tu casa este canto de victoria?
Si escasea el trabajo en conjunto en la iglesia, eso
hará que se reduzca la alegría de servir a Dios. Piensa
en eso: Ser alegres en el Señor, está vinculado con el
servicio a Dios. “¡Servid a Jehová con alegría!”, nos
dice el salmista. Aprovecha cada oportunidad de obrar
para el Señor, ya sea en la iglesia o con las personas
invitándolas a los cultos, orando abiertamente,
participando en el coro, dando testimonio, haciendo
visitas a los enfermos – o lo que sea que puedas hacer.
Yo mismo desde joven he podido sentir mucha alegría
ayudando en la iglesia. ¡Tú también puedes
experimentarlo!
Tal vez dejas que las circunstancias externas te
determinen y no encuentras el gozo si éstas no resultan
agradables. Pero la alegría de un hijo de Dios no debe
depender de las circunstancias, sino que lleva en él la
fuente de alegría (la experiencia de la salvación).
Acuérdate del texto: “Sacaréis con gozo aguas de la
fuente de salvación.” Aunque sean como sean las
circunstancias externas, mantenemos la alegría
interior. Por esta razón Pablo y Silas pudieron adorar a
Dios en la cárcel en medio de la noche (Hechos
16,25).
También puede ser que en vez de vivir por fe, lleves
una vida emocional. Las emociones suben y bajan
como un barco sobre las olas. Si están depresivas,
pueden hacerte dudar si eres un hijo de Dios y
atormentarte con inseguridades. Se siente como si
Dios estuviera muy lejos. Muy diferente a la fe. El
mantiene el curso imperturbable como un avión que
vuela controlado por los instrumentos. Aunque vaya
entre nubes y oscuridad, el piloto no se pregunta
temeroso si todavía sigue el curso correcto. De manera
similar confían los hijos de Dios en la fe. ¡Jesús dice:
“Bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Juan
20,29)! Un himno dice así: “aunque no perciba tu
poder, aún por la oscuridad me guías a destino.”
Si queremos evitar el sufrimiento por Jesús,
desaprovechamos el gozo que Dios quiere que
experimentemos en Él. Por eso carecer de alegría
puede hacerse evidente. ¿Pero es posible que sufrir por
causa de Jesús puede traernos gozo? Si, los apóstoles
lo experimentaron delante del gran concilio. De ellos
dice: “Y ellos salieron de la presencia del concilio,
gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer
afrenta por causa del nombre.” (Hechos 5,41) Algo
similar vivieron otros creyentes en tiempos bíblicos y
hasta la actualidad. ¿Te falta la alegría de sufrir por
Jesús?
Por último: deja que la preparación para poder ver a
Dios, sea en ti una fuente de alegría, por que Jesús dijo
a sus discípulos: “…regocijaos de que vuestros
nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10,20).
Tener la certeza en Dios en todas las situaciones de la
vida es realmente algo grandioso. ¡No pierdas esa
seguridad! No tienes que servir a Dios exento de
alegría. ¡Prueba tu vida, ve si hay algo que se roba tu
alegría en Dios y corrígelo con la ayuda de Dios!
Luego sírvete de las muchas fuentes de alegría que
Dios te ofrece.
R. Roesler
01/2013 │ Trompeta Evangelizadora
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