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Trompeta Evangelizadora - Edición

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6<br />

SERVID AL SEÑOR CON ALEGRÍA<br />

¿Dónde está la<br />

fuente de tu alegría?<br />

Isaías 61,10: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios”<br />

El corazón del hombre busca la felicidad, es<br />

bastante natural, porque a Dios le era necesario<br />

implantar en nosotros esta felicidad. En Dios hay<br />

abundancia de alegría que no se agotará jamás.<br />

Desafortunadamente el hombre se separó de Dios,<br />

por la caída en pecados y con ello la divina alegría.<br />

Ahora lo busca en otros lugares donde no se la<br />

puede encontrar. Aquí la palabra bíblica de<br />

Jeremías puede ser aplicada: “Me dejaron a mí,<br />

fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas,<br />

cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2,<br />

13). Para la verdadera fuente se busca un<br />

reemplazo, pero no existe lo que esperamos. Si no<br />

hay agua en un pozo, es en vano bajar el cubo por<br />

él. Es insensato buscar alegría donde no la hay, e<br />

intentar saciar el deseo de placer donde el pobre<br />

corazón queda vacío.<br />

Por experiencia puedo hablar de las alegrías del<br />

mundo, pero ciertamente puedo decir que después<br />

de estas alegrías mi corazón quedaba vacío, y mi<br />

interior permanecía sediento y desolado. Intentaba<br />

saciarme, pero mi alma anhelaba algo que fuera<br />

permanente. En realidad estaba en una fuente seca,<br />

trataba de beber y permanecía más sediento y<br />

miserable. Así le fue a miles antes de mí, e incluso<br />

hoy en día, hay un sinnúmero de personas que están<br />

atrapados en este mismo sufrimiento.<br />

Qué diferente suena la palabra del profeta Isaías:<br />

“En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se<br />

alegrará en mi Dios”. Esto viene de un corazón<br />

desbordante. Toda decepción es desterrada, y<br />

bienaventuranza tira de la cuerda de la campana de<br />

alegría. Lejos se escucha su sonido, si, todos<br />

deberían escucharlo: “En gran manera me gozaré en<br />

Jehová”. La fuente viva se descubrió y fue<br />

encontrada, ahora se puede beber en abundancia<br />

¡Oh, que gracia!<br />

<strong>Trompeta</strong> <strong>Evangelizadora</strong> │ 01/2013<br />

De la misma manera habla el salmista: “Porque<br />

contigo está el manantial de la vida; en tu luz<br />

veremos la luz. Extiende tu misericordia a los que<br />

te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón”<br />

(Salmo 36,9-10). Aunque encontremos alegría, que<br />

no está mal, será de corta duración. Esta alegría<br />

podrá ser de cualquier modo, pero no será la alegría<br />

que tenemos en el Señor. Ahí está precisamente el<br />

alma - el hombre real - otra vez en comunión con<br />

Dios, y esta unión es una alegría que hace que todas<br />

las demás permanezcan en la sombra.<br />

Hay muchas personas - probablemente más de lo<br />

que imaginamos - quienes toman su alegría de la<br />

fuente “Dios”. Para ellos, el término “Dios” es una<br />

realidad. Está delante de ellos no como una sombra,<br />

sino como una persona con la que hablan. Ellos le<br />

traen sus preocupaciones, necesidades y todo lo que<br />

los oprime. Pero también hablan con él acerca de<br />

sus alegrías, que están junto a Él y tienen su amor.<br />

También le aseguran su fidelidad y afecto y se<br />

entregan a Él por completo. Esto, para ellos es<br />

lógico y les hace infinitamente feliz. Se regocijan<br />

en el Señor, porque Él es todo para ellos. La tierra<br />

puede pasar con sus encantos y tesoros, el cielo<br />

puede desaparecer; sólo una cosa no puede<br />

perderse, es decir, la cercanía de su Señor. Él es su<br />

protector y escudo, Él es su arma y defensa. El<br />

corazón tiene un sólo pensamiento: “¡Él es mío y<br />

yo soy suyo!”<br />

¿Conoces esta postura de fidelidad de los<br />

redimidos del Señor? Que gracia, si Él, el Santo y<br />

gran Dios por medio de Jesucristo perdona nuestros<br />

pecados y nos viste con ropa de salvación y el<br />

vestido de justicia. Debemos ser dignos de tener<br />

comunicación y comunión con Él. Por eso Él es tan<br />

benevolente y quiere bendecirnos. Quiere ser<br />

nuestra alegría. Y esta alegría no debe ni puede

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