Trompeta Evangelizadora - Edición

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ENSEÑAN ZAS BÍBLICAS - FÁCIL DE COMPR ENDER │ LECCIÓN 21
La caída de la humanidad
¿Cómo entró el pecado al mundo?
Querido lector, mira una vez este mundo
pecaminoso en el que vivimos. Piensa en todo lo
malo que las personas se hacen a sí mismas y a los
demás. ¿No es difícil de imaginar una época en que
el mundo era inocente? Un tiempo, en el que Adán y
Eva nunca han peleado. Un tiempo en que las
personas diariamente se relacionaban con Dios y
vivían en comunión con Él. Exactamente esta
condición nos describe la Biblia en Génesis capítulo
2. Y en el cap. 3 leemos, como el pecado ha tenido
lugar en la vida de estas personas. Leemos, que ellos
dieron más crédito al mentiroso que al fiel y
verdadero Dios.
Cómo cuestionaron la bondad de Dios que les ha
hecho tantas cosas buenas. Vemos, como fueron
llenos del deseo de querer estar en el mismo escalón
que Dios. También vemos que de la voluntad que
Dios le concedió, nació un acto, que transgredieron y
despreciaron la única prohibición que Dios les había
dado. Vemos la caída, el primer pecado y sus
terribles consecuencias.
Este pecado destruyó el mundo ideal, donde las
personas vivían en comunión con Dios. Finalmente
lo destruyó irrevocablemente. Nuestro mundo nunca
más será como antes de la caída del hombre.
La primera consecuencia manifiesta del pecado fue
la muerte. Dios dijo: “Mas del árbol de la ciencia del
bien y del mal no comerás; porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2,17). La
primera muerte ocurrió en el momento en que han
comido del fruto. Es la muerte espiritual. La
separación del alma de Dios. Lee por favor Génesis
3,7-11. Aquí se produce esta muerte en aspecto
visible. La segunda muerte es la muerte física, la
separación del alma y el cuerpo. Para las primeras
personas se pretendía y era posible, vivir
eternamente en el jardín del Edén. Por el pecado
tuvieron que abandonar el jardín, no tenían acceso al
Árbol de la Vida, y fueron entregados a la
Trompeta Evangelizadora │ 01/2013
decadencia física y la muerte. Dios dijo: “Pues polvo
eres y al polvo volverás” (Génesis 3,19) Si el
hombre no ha encontrado en su vida gracia y vida
eterna, es la separación eterna de Dios en el infierno
(Apocalipsis 21,8) su destino inmutable.
El pecado no sólo trajo la maldición de Dios en la
forma de muerte sobre las personas. También trajo
enfermedades y dolor. Ella nos trajo la necedad y la
codicia. Debilitó y alteró nuestras destrezas físicas y
mentales. La investigación científica nos muestra,
por ejemplo, que los seres humanos utilizan sólo un
20 % de sus capacidades mentales. El hombre puede
percibir sólo un pequeño número de cosas que
suceden al mismo tiempo. Se olvida muchas cosas,
no puede comprender lo infinito y está limitado en el
juicio. Difícilmente podemos imaginar, que Adán
fue creado con todas estas restricciones, y las vemos
en la mayoría como una consecuencia del pecado.
La maldición del pecado tiene una repercusión en
las condiciones externas de la vida del hombre. Dios
dijo: “Maldita será la tierra por tu causa; con dolor
comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y
cardos producirá, y comerás plantas del campo. Con
el sudor de tu rostro comerás el pan” (Génesis 3,17-
19). Y así entró tristeza, ansiedad y miedo a la vida
de las personas. La tierra produjo malas hierbas, la
cual puso en peligro la cosecha y exigió al hombre
duro trabajo.
Una de las consecuencias más terribles del pecado
es: pecar aún más. No se detuvo en esta primera
desobediencia de Adán y Eva. Llegaron otros
pecados. Mentiras, contiendas, celos y crímenes.
Leemos ya eso al comienzo del capítulo 4. Se inicia
Lección 20: La naturaleza del pecado
Lección 21: La caída de la humanidad
Lección 22: La corrupción