Trompeta Evangelizadora - Edición
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SERVID AL SEÑOR CON ALEGRÍA<br />
Misteriosa fuente de energía<br />
En Marcos 1, 35 hay una palabra, la cual es para mí una bendición permanente, y<br />
para mi vida espiritual la guía en mi camino: “levantándose muy de mañana,<br />
siendo aún oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.”<br />
Querido lector, ¿quieres estar un momento en silencio?<br />
Si Jesús, el hijo de Dios, tenía ésta necesidad de estar<br />
en silencio ante su padre en la madrugada para estar<br />
armado de fuerza y poder para el día, ¡cuanto más<br />
necesitan sus hijos este silencio, la comunión<br />
matutina con su Señor! Discípulos de Jesús son<br />
llamados para ir en pos de Él, para caminar en sus<br />
pisadas, y la sucesión de abnegación a sí mismo<br />
comienza en la mañana temprano. (Lee Proverbios<br />
6,9-11; Lucas 21,38; Éxodo 16,21; Salmo 119,147).<br />
Si quieres servir a Dios, debes tener en claro, que<br />
con propia fuerza no puedes. Necesitas meditación,<br />
el silencio al comenzar el día. Tener tiempo<br />
tranquilo, es difícil, ¡porque no tienes tiempo! pero si<br />
no tienes tiempo a la mañana para servir al Señor,<br />
entonces el diablo todo el día tiene tiempo para ti.<br />
Apártate a la mañana temprano a la verdad, a la<br />
palabra de Dios. Ábrete a Él y escucha lo que Él<br />
tiene para decirte hoy (Juan 18,37).<br />
Tal vez le tienes miedo al silencio que dura más de<br />
10 minutos; del silencio que está ocupado con otras<br />
cosas que con tus propios pensamientos. Estos 10<br />
minutos están llenos de ti mismo, de tus afanes, de<br />
tus deseos. Recién después y sobre eso viene el<br />
verdadero silencio, pero también la verdadera<br />
batalla. Ponte a la luz de la palabra de Dios y deja<br />
que ella te juzgue. Tienes remordimiento de<br />
conciencia y al mismo tiempo temor, para verte<br />
realmente como estas ante Dios. Deja este miedo, sé<br />
realista e inclínate ante el trono de gracia, ante tu<br />
Señor y Redentor. ¡Entonces ora! Que tu oración sea<br />
un pensamiento silencioso para el día que está<br />
delante de ti. Conságralo ante el Señor, bendícelo<br />
anticipadamente. Dale gracias, tráele adoración por<br />
su obra de salvación, glorifica la santa sangre<br />
derramada por ti, que te limpia de todo pecado y sé<br />
agradecido por esta gracia. De ese silencio saldrá una<br />
profunda quietud, que se extenderá sobre todo tu día.<br />
<strong>Trompeta</strong> <strong>Evangelizadora</strong> │ 01/2013<br />
Y ten suficiente tiempo para la oración.<br />
A continuación quiero compartir algunos valiosos<br />
consejos y experiencias, de hombres fieles y<br />
aprobados de Dios, sobre el silencio en la mañana.<br />
Para muchos ya fueron de gran ayuda para una vida<br />
victoriosa. El pionero y evangelista alemán, Elías<br />
Schrenk testificó: “Yo he encontrado en mi vida a<br />
muchos hijos de Dios y he hecho la percepción, que<br />
aquellos que se levantan temprano, para estar a solas<br />
con Dios, pertenecen a las personas más santificadas<br />
que he visto, y con ello también son bendecidas<br />
herramientas para los demás.”<br />
Un anciano hombre de Dios, quien ya está con el<br />
Señor, escribió: “¿Realmente tenemos la claridad de<br />
que el diablo no teme otra cosa más, que la oración?<br />
Su objetivo es, trastornarnos la oración donde pueda.<br />
A él le agrada vernos ocupados en el trabajo -<br />
siempre que oremos poco. A él no le molesta si<br />
leemos constantemente la Biblia, siempre que<br />
oremos poco. Alguien dijo con certeza: Satanás se<br />
ríe sobre nuestra fatiga, se burla de nuestra sabiduría,<br />
pero tiembla si oramos. Eso sabemos todos, pero<br />
¿oramos realmente? Si no, el fracaso se pega a<br />
nuestros talones, como muchas señales de un<br />
aparente éxito pueden estar disponibles. - No nos<br />
olvidemos, que la oración es lo más grande, que<br />
podemos hacer para Dios y los hombres. Porque con<br />
nuestra oración podemos mover la mano de Dios, y<br />
alcanzamos mucho más que con nuestro trabajo. ¡La<br />
oración es todopoderosa, puede lograr todo lo que<br />
Dios puede hacer! Cuando oramos, Dios obra. Todo<br />
el fruto del servicio, es consecuencia de la oración -<br />
las oraciones de los ministros del reino de Dios, o de<br />
aquellos que elevan manos santas para ellos. Todos<br />
podemos orar, pero a lo mejor muchos de nosotros<br />
tenemos que clamar como los dicípulos en aquel<br />
entonces: Señor, ¡enséñanos a orar!”