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EL CORAZON DEL SACERDOTE EL CORAZON DEL SACERDOTE

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Reportaje<br />

<strong>EL</strong> CARDENAL VIDAL<br />

Y BARRAQUER DESEÓ<br />

LA VICTORIA DE FRANCO<br />

He dicho en las páginas precedentes que la apertura<br />

en el Archivo Secreto Vaticano de los fondos del<br />

pontificado de Pío XI está deparando notables sorpresas<br />

a los investigadores, porque aparecen documentos<br />

hasta ahora desconocidos que nos descubren hechos y actitudes<br />

de personajes que ignorábamos. Así, por ejemplo,<br />

del que fue cardenal y arzobispo de Tarragona,<br />

Francisco de Asís Vidal y Barraquer, se conserva<br />

no solo su correspondencia epistolar con<br />

el cardenal Pacelli, secretario de Estado, sino<br />

también con las minutas o borradores de las<br />

respuestas, los apuntes reservados sobre su<br />

conducta y los comentarios del Papa y de los<br />

cardenales sobre su actuación personal durante<br />

la República y la Guerra Civil.<br />

Sabido es que, al estallar la revolución de<br />

1936, consiguió salvarse de la «barbarie roja»<br />

—según las palabras con las que él mismo calificó<br />

la persecución religiosa, en carta del 23 abril<br />

1937— gracias a la intervención de las autoridades<br />

de la Generalitat, que le facilitaron la huída a<br />

Italia. No tuvo esta suerte su obispo auxiliar,<br />

Manuel Borrás, asesinado por los milicianos.<br />

El cardenal se estableció en la cartuja de Farneta,<br />

cerca de Lucca, «después de haber sido<br />

arrancado de las garras de la muerte y de haber<br />

pasado durante nueve días un verdade ro calvario<br />

de sufrimientos», según él mismo dijo al cardenal<br />

Pacelli.<br />

Pío XI le recomendó que viviera retirado y que<br />

actuara con mucha prudencia y discreción. Siguiendo<br />

estos consejos se abstuvo en noviem -<br />

bre de 1936 de dirigir un mensaje de salutación<br />

a Franco, pero lo hizo de palabra confiándo lo al<br />

cardenal Gomá, a quien pidió que le expresara<br />

«mis salutaciones y homenajes de simpatía y<br />

afecto y mis sinceros votos de que se logre<br />

cuanto antes alcanzar y restablecer en nuestra<br />

España una paz sincera y perdurable, cimentada<br />

en el amor cristiano y en la armónica convivencia<br />

de todos los hombres de buena voluntad».<br />

Mucho más explícito fue cuanto dijo a Pacelli<br />

el 21 de febrero de 1937 que había «intentado<br />

hacer llegar reservadamente y de palabra al<br />

General Franco el testimonio de mi felicitación y<br />

simpatía y mis sinceros votos por el éxito de la<br />

buena causa (…). Deseo vivamente que triunfe<br />

Franco…». Pacelli respondió el 13 de marzo di-<br />

22 Número 3.416 ■ 31 de mayo de 2008<br />

ciéndole que el Papa consideraba superflua una manifestación<br />

más explícita hacia Franco.<br />

Según decía Vidal en carta del 23 de abril de 1937: «No sería<br />

viable hoy en España, después de la presente guerra, un<br />

Gobierno en el que participaran socialistas y sus afines, pues<br />

impe dirían la sólida y verdadera reconstitución de España, el<br />

castigo de los instigadores y autores de tantos y tan horrendos<br />

crímenes contra todo lo más santo y sagrado y prepararían el<br />

terreno para una nueva revolución marxista. Tal vez de momento<br />

no sería oportuna una restauración monárquica, pues el<br />

nuevo Gobierno habría de ser riguroso, justiciero y debería actuar,<br />

al principio, dictatorialmente, lo que restaría simpatías al<br />

Rey y no le granjearía la estima de las masas ni de las naciones<br />

guiadas por las llamadas ideologías democráticas. Un Gobierno<br />

nombrado por Franco, conservando éste la función de director<br />

y moderador, de carácter transitorio y pacificador, for-<br />

El cardenal Vidal y Barraquer durante su exilio .<br />

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