12.05.2013 Views

EL CORAZON DEL SACERDOTE EL CORAZON DEL SACERDOTE

EL CORAZON DEL SACERDOTE EL CORAZON DEL SACERDOTE

EL CORAZON DEL SACERDOTE EL CORAZON DEL SACERDOTE

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

una familia, debido a las condiciones<br />

desfavorables en las que viven. La falta<br />

de un trabajo seguro; legislaciones<br />

con frecuencia carentes en materia de<br />

tutela de la maternidad; la imposibilidad<br />

de asegurar un sustento adecuado<br />

a los hijos, son algunos de los impedimentos<br />

que parecen sofocar la<br />

exigencia del amor fecundo, al tiempo<br />

que abren paso a una sensación creciente<br />

de desconfianza en el futuro. Es<br />

preciso, pues, aunar esfuerzos para<br />

que las diferentes instituciones vuelvan<br />

a poner en el centro de su acción<br />

la defensa de la vida humana y la<br />

atención prioritaria a la familia, en<br />

cuyo cauce la vida nace y se desenvuelve.<br />

Hay que ayudar con todo instrumento<br />

legislativo a la familia para<br />

facilitar su formación y su labor educativa<br />

en el no fácil contexto social actual.<br />

Dios, único señor de la vida<br />

Para los cristianos permanece<br />

siempre abierto, en este ámbito fundamental<br />

de la sociedad, un campo<br />

de apostolado y de testimonio evangélico<br />

tan urgente como indispensable:<br />

proteger la vida con valentía y<br />

amor en todas sus fases. Por eso,<br />

queridos hermanos y hermanas,<br />

pido al Señor que bendiga la acción<br />

que, como Centro de Ayuda a la Vida<br />

y como Movimiento por la Vida, lleváis<br />

adelante para evitar el aborto incluso<br />

en caso de embarazos difíciles,<br />

actuando al mismo tiempo en los<br />

821<br />

Benedicto XVI<br />

saluda a los<br />

miembros del<br />

Movimiento por la<br />

Vida, a su llegada al<br />

salón de<br />

bendiciones del<br />

Vaticano. Les<br />

recuerda que un<br />

campo fundamental<br />

de apostolado<br />

y testimonio<br />

evangélico es<br />

proteger la vida con<br />

valentía y amor en<br />

todas sus fases.<br />

campos de la educación, de la cultura<br />

y del debate político. Es menester<br />

testimoniar de manera concreta que<br />

el respeto a la vida es la primera justicia<br />

que debe aplicarse. Para quien<br />

posee el don de la fe, este imperativo<br />

se vuelve inderogable, ya que el seguidor<br />

de Cristo está llamado a ser<br />

cada vez más «profeta» de una verdad<br />

que jamás podrá ser eliminada:<br />

Dios es el único Señor de la vida.<br />

Todo hombre es por él conocido y<br />

amado, querido y guiado. Sólo aquí<br />

se encuentra la unidad más profunda<br />

y grande de la humanidad: en el<br />

hecho de que todo ser humano realiza<br />

el único proyecto de Dios, en<br />

que cada uno tiene su origen en la<br />

misma idea creadora de Dios. Ello<br />

explica por qué afirma la Biblia que<br />

quien profana al hombre, profana la<br />

propiedad de Dios (cf. Gn 9, 5).<br />

Valores «innegociables»<br />

Se celebra este año el LX aniversario<br />

de la Declaración de los Derechos<br />

Humanos, que tiene el mérito de permitir<br />

que diferentes culturas, expresiones<br />

jurídicas y modelos institucionales<br />

confluyan en un núcleo fundamental<br />

de valores y, por consiguiente, de derechos.<br />

Como he recordado recientemente,<br />

en mi visita a la ONU, a los<br />

miembros de las Naciones Unidas,<br />

«los derechos humanos han de ser<br />

respetados como expresión de justicia,<br />

y no simplemente porque pueden<br />

hacerse respetar mediante la voluntad<br />

Documentación<br />

de los legisladores (…) La promoción<br />

de los derechos humanos sigue siendo<br />

la estrategia más eficaz para extirpar<br />

las desigualdades entre países y<br />

grupos sociales, así como para aumentar<br />

la seguridad» (ECCLESIA, núm.<br />

3.411 [2008/I], págs. 618-619). De ahí<br />

que resulte extremadamente loable<br />

también vuestro compromiso en el<br />

ámbito político de servir de ayuda y<br />

de estímulo a las instituciones con el<br />

fin de que la locución «dignidad humana»<br />

goce de justo reconocimiento.<br />

Vuestra iniciativa ante la Comisión de<br />

Peticiones del Parlamento Europeo, en<br />

la que afirmáis los valores fundamentales<br />

del derecho a la vida desde la<br />

concepción; de la familia basada en el<br />

matrimonio de un hombre y una mujer;<br />

del derecho, que asiste a todo ser<br />

humano concebido, a nacer y a ser<br />

educado en una familia de padre y<br />

madre, confirma una vez más la solidez<br />

de vuestro empeño y vuestra plena<br />

comunión con el magisterio de la<br />

Iglesia, que desde siempre proclama y<br />

defiende dichos valores como «innegociables».<br />

Queridos hermanos y hermanas: Al<br />

reunirse con vosotros el 22 de mayo<br />

de 1998, Juan Pablo II os exhortaba a<br />

perseverar en vuestro compromiso de<br />

amor y defensa de la vida humana, y<br />

recordaba que, gracias a vosotros,<br />

muchos niños podían experimentar la<br />

alegría del don inestimable de la vida.<br />

Diez años después, soy yo quien os<br />

da las gracias por el servicio que habéis<br />

prestado a la Iglesia y a la sociedad.<br />

¡Cuántas vidas humanas habéis<br />

salvado de la muerte! Proseguid por<br />

este camino y no tengáis miedo, para<br />

que la sonrisa de la vida triunfe en los<br />

labios de todos los niños y de sus<br />

madres. Encomiendo a cada uno de<br />

vosotros, y a las numerosas personas<br />

a las que servís en los Centros de<br />

Ayuda a la Vida, a la tutela maternal<br />

de la Virgen María, Reina de la Familia,<br />

y al tiempo que os aseguro mi recuerdo<br />

en la oración, os bendigo de corazón<br />

a vosotros y a todos los miembros<br />

de los Movimientos por la Vida<br />

en Italia, en Europa y en el mundo. ■<br />

(Original italiano procedente del archivo<br />

informático de la Santa Sede;<br />

traducción de ECCLESIA)<br />

Número 3.416 ■ 31 de mayo de 2008 33

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!