EL CORAZON DEL SACERDOTE EL CORAZON DEL SACERDOTE

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Colaboración
¿Iglesia sin sacerdotes?
José Luis Larrabe Orbegozo
Sacerdote y teólogo
En lo que a la vieja Europa
se refiere, esos
son los indicios. En
cinco años, en el reciente
lustro que va del año
2000 al 2005, hay cinco
mil sacerdotes menos en
activo según fuentes de
L'Osservatore Romano,
buen observatorio. Y en
ese mismo quinquenio,
4.000 seminaristas menos
en los seminarios europeos.
«Oremos, pues, al
Señor de la mies», nos
dice Jesús en los evangelios.
O sea, pocos sacerdotes
y en ellos, en nosotros,
la mayoría de tercera
y cuarta edad.
Se ha acudido en domingos
y fiestas de guardar
a celebraciones de la
Palabra sin sacerdotes en
miles de parroquias europeas. Pero ha
sido necesario poner un matiz realista
llamándolas no ya celebraciones sin
sacerdote, sino celebraciones a la espera
de sacerdote; incluso poniendo
sobre la mesa del altar una estola significativa
de esta ausencia y de esta espera.
No porque los sacerdotes sean
más importantes que otros miembros
de la comunidad, pero sí son constitutivo
interno de la Iglesia como tal.
Y ¿qué es el sacerdote? En primer
lugar, hombre de evangelio, de Eucaristía
y de fraternidad al servicio de los
demás, de todos sin acepción ni exclusión
de personas.
1. El sacerdote,
hombre de evangelio
Aquí tiene, a su lado, el libro de los
Evangelios, libro abierto a todos (al
Una ordenación en el Vaticano. La escasez de sacerdotes hace que en
muchos lugares haya celebraciones dominicales sin sacerdote, cuando
realmente deberían ser celebraciones a la espera de sacerdote.
parecer), libro de Dios, desde luego.
Pero el sacerdote tiene como misión,
primera misión, hacer que este libro
de Dios sea también libro de todos, libro
vuestro, libro de la comunidad.
Escribe San Agustín al respecto que
«no hay mayor esclavitud que la de
saber que de esto depende la salvación
y que no lo entiendan». y para
que lo entiendan, ¿en qué consiste la
homilía? Afirma Rahner, como respuesta:
«Deciros aquello único que
Dios quiere que se diga a la comunidad
aquí y ahora, en este kilómetro de
la historia de la salvación».
En otras palabras: poner vibrante a
Jesucristo en el horizonte del mundo
actual, también de jóvenes y alejados;
siendo, sobre todo, voz de los que no
tienen voz: ni voz, ni pan, ni agua potable,
¡tantos! ¿Y derecho a la vida?
¡Más de 101.000 abortos en 2006 en
España!
Número 3.416 ■ 31 de mayo de 2008
2. El sacerdote
en el altar
y en los
sacramentos
Aunque, propiamente,
el que preside la mesa del
altar es Dios, es Jesucristo,
ahí está puesto el que
«actúa en nombre de Cristo
Cabeza», dice el Vaticano
II (PO, 2), el sacerdote.
Y en los sacramentos: «he
pasado por el confesonario
y no hay nadie dentro»
me dijo un joven hace dos
días. "«La diferencia es
grande, añadió, con o sin
sacerdote dentro».
3. Y que no falte
el pan para
todos
Aquí se habla de dos clases de pan:
el pan supersustancial y el pan cotidiano:
¿ni siquiera tú que comulgas
das pan al hambriento?, dice un profeta
de hoy, un sacerdote. y ¿cómo es
que hay tantos alejados de esta
mesa?: «No te pido que los traigas,
sino que los atraigas» decía San Agustín,
hablando del Buen Pastor (ojalá
que de todos los sacerdotes, ¡pocos!).
El sacerdote tiene como finalidad,
en definitiva, dar orientación hacia
Dios al mundo (Heb 5). Siendo portador
de lo absoluto (y de valores absolutos)
en lo contingente y pasajero del
hombre y del mundo; o sea, testigo
difícil de lo invisible. Con fidelidad a la
verdad y una gran bondad. Siendo
dialogante con todos hasta el fin. Luego,
cada uno es libre y responsable de
su vida y salvación. ■
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