Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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40 Lu i s Ch i o z z a<br />
dientes”) se vuelve inconciente, no pierde por esto su carácter psíquico.<br />
Dado que nuestra experiencia de lo psíquico queda fuertemente vinculada<br />
con nuestra conciencia, podemos preguntarnos cuál es la necesidad<br />
de postular la existencia de un psiquismo inconciente. ¿Por qué no pensar<br />
que cuando un “contenido” de conciencia se vuelve inconciente deja<br />
“sencillamente” de ser psíquico para transformarse en algún tipo de “registro”<br />
físico?<br />
Para esclarecer el concepto psicoanalítico de psiquismo inconciente<br />
podemos recurrir a una metáfora que ya utilizamos en otra ocasión.<br />
Cuando un barco se ha hundido en el océano de un modo que no nos<br />
permite registrar su presencia física ni siquiera recurriendo al más refinado<br />
de nuestros instrumentos, no pensamos que el barco deja de existir<br />
físicamente por el hecho de ser “solamente”, en el recuerdo, una imagen<br />
psíquica. Muy por el contrario, si a veces implementamos los medios<br />
para “recuperar”, mediante las operaciones de búsqueda que lo devuelven<br />
a la percepción, el testimonio conciente de su presencia física, es<br />
porque asumimos a priori que su existencia física persiste. Cuando postulamos<br />
la existencia psíquica inconciente de los eslabones que faltan en<br />
una serie psíquica conciente, sosteniendo que los “reconducimos” hacia<br />
el territorio de la conciencia, procedemos de una manera análoga a como<br />
procedemos en el caso ejemplificado con el barco hundido. Es cierto que<br />
es imposible “probar” la existencia psíquica inconciente, pero lo mismo<br />
ocurre, a pesar de las apariencias, con la existencia física inconciente de<br />
lo que ya no se percibe, o también, como señalaba Freud, con la existencia<br />
de la conciencia de nuestros semejantes.<br />
Ya hemos visto que, (desde el punto de vista que Freud afirma en su<br />
Esquema del psicoanálisis, cuando postula la segunda hipótesis) psiquis<br />
y soma son cualidades, categorías que establece la conciencia. De modo<br />
que, en rigor, es imposible atribuir a lo inconciente, mientras permanece<br />
como tal, las cualidades de lo psíquico o las de lo somático. Reiteremos<br />
entonces que, cuando decimos, desde el psicoanálisis, que existe un psiquismo<br />
inconciente, queremos señalar que lo inconciente puede ingresar<br />
en la conciencia como categoría psíquica. Es importante reparar en<br />
que lo mismo sucede con lo que consideramos físico. Cuando decimos<br />
que lo inconciente es físico, (los cambios eléctricos que registra un electromiograma<br />
durante un movimiento muscular voluntario, por ejemplo)<br />
queremos significar que puede ingresar a la conciencia del observador<br />
como categoría física. Cuando lo inconciente ingresa como categoría fí-