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Octavio Paz poesia.pdf - Webnode

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PETRIFICADA PETRIFICANTE<br />

P. 247, Is. 36-37. Xólotl, el doble de Quetzalcoatl, dios penitente que<br />

se arranca un ojo y que desciende al infierno en forma de perro.<br />

P. 247, 1. 39. México es una palabra compuesta de metztli «luna»,<br />

xictli «ombligo» y co «lugar»: lugar en el ombligo de la luna, es decir, en<br />

el ombligo del lago de la luna, como se llamaba al lago de México. (Cf.<br />

Alfonso Caso, El Ombligo de la Luna, 1952, y Gutierre Tibón, Historia<br />

del nombre y la fundación de México, 1975.)<br />

P. 250,1. 12. Cervantes, El retablo de las maravillas.<br />

PIEDRA NEGRA Y BLANCA<br />

No fui amigo de Joseph Sima, pero en 1969 y 1970 tuve la ocasión de<br />

verlo varias veces, siempre fugazmente, en la galería «Le Point Cardinal»,<br />

en París. Su presencia y su conversación me causaron una impresión no<br />

menos viva que su pintura. Dos días antes de escribir el poema y soñar<br />

el sueño que son el objeto de esta nota, había recibido una carta de<br />

Claude Esteban en la que, a nombre de nuestro amigo Jean Hugues,<br />

me pedía un texto -tal vez, insinuaba Claude, un poema- en homenaje a<br />

Sima. No recuerdo apenas mi sueño, salvo esa imagen de la piedra casi<br />

esférica -¿planeta, calabaza gigantesca, bombilla eléctrica, fruto?-<br />

flotando en el aire, cambiando lentamente de color -¿pero cuáles eran los<br />

colores que alternativamente la encendían y la ensombrecían?-, girando en<br />

torno a sí misma y sobre un paisaje de arena fina cubierto de ojos -los ojos<br />

de Mane José que dormía a mi lado. El paisaje ondulado y amarillo se<br />

había vuelto unos ojos que miraban a la piedra respirar, dilatarse y<br />

contraerse, suspendida en el aire. Entonces me despertó una voz que<br />

decía: Sima siembra. Me levanté y escribí casi de corrido el poema que me<br />

había pedido Esteban. Tres días más tarde leímos en Le Monde que Sima<br />

había muerto. Como ese periódico llega a México tres días después de su<br />

aparición en París, yo había soñado el sueño y escrito el poema cuando<br />

Sima moría.<br />

OBJETOS Y APARICIONES<br />

Joseph Cornell había reunido una documentación notable sobre la<br />

cantante sueca Jenny Lind (1820-1887), Jenny Colon (1808-1842), el<br />

amor de Gérard de Nerval, Fanny Cerrito (1817-1909), Marie Taglioni<br />

(1804-1884), Carlota Grissi (1819-1899) y otras estrellas del siglo XIX.<br />

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