IX Certamen Concurso Municipal de Redacción Escolar. Cartas a ...

El último mordisco
Junio: Mi dueña empezó a salir con él; todos los días iban al parque, al
cine, a comer un helado y me sacaban a pasear juntos; los dos le cogimos mucho cariño,
era maravilloso.
Julio: un día ella llegó tarde porque se había estado arreglando para él;
hacía mucho calor, por eso llevaba una minifalda y una camiseta con un solo tirante;
le gritó, la miró mal, la insultó delante de todo el mundo... le dijo que no se vistiera
así para él y que iba provocando. Laura se echó a llorar pero seguía enamorada
y pensó que tenía razón.
Agosto: él la llamó de madrugada; estaba borracho y no podía dormir pero
pidió perdón por todo; dijo que era su muñeca favorita, sólo suya y que no le gustaba
que los demás hombres la miraran de esa forma; Laura me dijo que cada vez la
quería más y por eso la insultó porque ella también era su tesoro y no quería perderla
y mi dueña lloró de emoción.
Septiembre: Fueron a la fiesta de cumpleaños de su sobrina pequeña; los
dos iban muy guapos. A él lo habían invitado porque caía bien a toda la familia. En
un descuido su rebeca resbalo por el hombro izquierdo: marcas hechas con un cinturón
¿Cómo te has hecho eso?, ¿te ha pegado un niño malo?, preguntó su sobrina.
Fue rápido, pero sufrió mucho; todavía tenía el moratón que le hizo la semana pasada
cuando ella se negó a limpiarle la habitación; hacía poco que vivían juntos. Laura
no quería, era demasiado pronto pero el insistió porque pensaba que si querían casarse
tenía que ir aprendiendo cómo ser una buena esposa y vivir con él. Discutían día
tras día, noche tras noche; le decía que le pegaba porque le quería. Se creía que todo
lo que hacía era por ella pero no era verdad, lo hacía porque le tenía miedo, miedo
de que encontrara alguien bueno de verdad porque él era un mierda, un fracasado
que acababa de independizarse y no podía estar una tarde sin ella, sin su juguete, sin
su droga... porque era únicamente suya y de nadie más.
Cartas a un maltratador v 17 v