IX Certamen Concurso Municipal de Redacción Escolar. Cartas a ...

Hoy me asomo a la venta y veo como el día pasa, las verdades duelen y
me duele ver que ya no estás. El cielo está despejado y salgo de casa, porque sólo
sale el sol cuando te recuerdo. Pasé por aquel banco donde tú y yo nos sentábamos,
estabas esperando impacientemente. Yo me acerqué corriendo a hablar contigo, ilusionado,
y me quedé parado cuando él fue a verte. Mis ojos no lo creían, ellos lo
negaban todo. Estabais juntos sentados, encima de nuestros nombres. Lo besaste y
mi cara se puso tan pálida... duele verte sola pero más con ese hombre. Vi que te
levantaste y agarraste su mano; te marchaste con él y yo me senté en el banco. Ahora
hago memoria, ya tres años pasan, tres años encerrado en casa desde que te perdí.
Me pongo a pensar que había un lugar donde tú y yo nos conocimos. En ese mismo
instante salgo corriendo queriendo encontrarte. Llego a casa de tu madre, y como
siempre me recibe con un abrazo aunque ella sabe que entre nosotros nada es igual,
todo ha cambiado. Me cuenta que te fuiste a vivir con ese hombre. El mismo con el
cual yo te vi aquel día en nuestro banco.
También me dijo que llevaba muchos días sin verte y que echaba en falta esos
abrazos de niña que le dabas al llegar a casa. No pude callármelo más. Necesitaba
saber de ti, como estabas, donde vivías... necesitaba verte. Ahora me encontraba allí,
frente a tu puerta. No me gustaba esa situación, esas escaleras; ese rellano me parecía
muy oscuro y extraño. Desde fuera se oían varios golpes; mi mente quería pensar
algo espantoso pero mi corazón decía: es imposible, ella es fuerte, puede con todo…
Llamé dos veces a ese timbre mugriento. Mis ojos no lo creían. Me abrió
la puerta una bestia. A ti solamente podía verte al final del pasillo, en el suelo, intentando
levantarte.
No aguantaba más. Entré y él me agarró contra la pared, logré soltarme; me
dio un puñetazo y caí al suelo. Una vez ahí, vi como cerraba la puerta de un portazo y
se aproximaba a ti. Recuerdo que tú no parabas de llorar y gritarme que te ayudara.
Cartas a un maltratador v 21 v