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IX Certamen Concurso Municipal de Redacción Escolar. Cartas a ...

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Carta a un maltratador<br />

Estoy cansado <strong>de</strong> estar aquí... Nadie me compra. Yo no soy <strong>de</strong> esos que te hacen<br />

el culo gordo; mido mi metro noventa y mi metro <strong>de</strong> ancho. Soy perfecto para cualquier<br />

sitio, ¿por qué nadie me compra? Des<strong>de</strong> que me trajeron <strong>de</strong>l taller he visto<br />

cosas que asustarían a cualquiera. Esta es una <strong>de</strong> ellas:<br />

Era un día como otro cualquiera, yo estaba colocado en mi lugar <strong>de</strong> siempre<br />

esperando que una chica guapa me comprase, cuando una pareja <strong>de</strong> ancianos se<br />

paró en frente <strong>de</strong> mi a mirarme. Yo estaba <strong>de</strong>seando que se fueran y compraran otro;<br />

no me apetecía estar en una casa y ver a ese vejestorio todos los días. Tuve suerte,<br />

se fueron. Llegó una chica, tendría unos veinte años; no era precisamente guapa,<br />

pero tenía algo en sus ojos que anhelaba un poco <strong>de</strong> atención, que alguien le mostrara<br />

que era guapa. Estaba triste y un poco <strong>de</strong>scuidada, la verdad. Tan solo me miró<br />

una vez y se fue.<br />

Pasaron los días y venían visitantes varios, <strong>de</strong> todos los tipos, pero a mí se<br />

me había quedado en la memoria aquella chica <strong>de</strong> ojos tristes. Me empecé a imaginar<br />

qué le habría pasado para estar así... Pero no hizo falta mucha imaginación. Al<br />

día siguiente vino la chica acompañada <strong>de</strong> un muchacho que la agarraba con fuerza.<br />

Este le preguntaba don<strong>de</strong> había estado el otro día que había pasado mucho tiempo<br />

fuera <strong>de</strong> casa, esta le respondió que observando este espejo. Él no se lo creyó y le<br />

pegó un puñetazo. ¿Por qué me mientes? - le gritó -. Ella cayó al suelo intentando<br />

no llorar, pero la humillación que pasó provocó que dos lágrimas cayeran por sus<br />

mejillas rojas ahora por el golpe. Él la levantó <strong>de</strong>l suelo me cogió y me llevó a la caja.<br />

¿No te gusta este espejo? Pues te lo compro amor mío - le dijo cariñosamente, como<br />

si los últimos minutos no hubieran ocurrido -. Ella tan solo asintió y no dijo ni una<br />

palabra.<br />

Al llegar a casa me <strong>de</strong>jaron en el dormitorio y ellos dos se fueron al salón...<br />

Nacho, que así se llamaba el hombre le pidió la cena y ella obedientemente se la hizo,<br />

así constantemente en todo.<br />

<strong>Cartas</strong> a un maltratador v 29 v

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