IMANUS BAJO 11.PERID

-1,C)
páginas de Ciceron enumeran
lías de Roma. Las de Julio César, de Ca-
quintas de Balo, de Bruto,
Metelo, Craso y Pompe-eyo, de Gabinio, Lúculo,
Léntulo -y- Varron (1). De consiguiente, el retiro del
ro de
hombre h de Etado s literato, daba vista al cent
sus más apreciados intereses, y estaba rodeado por
las viviendas de sus amigos y rivales. Aquí fue donde
más tarde, y cuando recuperó su fortuna, compuso
algunas de las más abstractas de sus meditaciones
filosóficas C2), pero km éstas participaron tambien
del carácter de la ciudad y del tono de la vida práctica;
los interlocutores de sus diálogos eran los mismos
hombres á quienes acababa de dejar atrás en
Roma, ó á quienes podía encontrar entre los umbrosos
paseos que le rodeaban (3); el motivo de sus conversaciones
versaba siempre sobre sus preocupaciones
cotidianas, y no podía dejar de hacer constantes
alusiones á su tiempo, ó á lo más notable que éste
ofrecía.
Triunfante carrera de Wodio.—Clodio había tomado
bien sus medidas. Tenía confianza en el apoyo
de los cónsules, que ansiosos por recoger los frutos
de su cargo en el saqueo de las más ricas provincias,
no se cuidaban de ningun ódio, ni preveían ningun
peligro en sostener la influencia del hombre que había
prometido conservar á sus amigos la amistad del
pueblo. Los partidarios del orador, cuyos sostenedo-
(1) Orelli, Onemast. Tialianum; compárese Estrabon, V.
3, § 12.
(2) La quinta de Tuseulum es el lugar en que Ciceron colocó
la escena de su diálogo de Divinatione, y el Tuscitlancm
Dispatationes, y allí fue, segun p resumimos, en donde él las
compuso. „.
(3) El mismo CiccTon se queja de que su quinta se hallaba
algo lejana (Ad Att., VII, 5).