IMANUS BAJO 11.PERID

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ademas, que esto obedecía 11 que Clodio había tramado
un complot para asesinar al triummo. Suministróse
la prueba de todas las circunstancias exigidas
para dar cuerpo á este rumor: uno de los escla-
v
os del tribuno fué sorprendido en la puerta de
Pompeya con una daga en la mano, y confesó que
su señor le había mandado colocarse allí para cometer
el asesinato (1). Esta sospecha, unida á la violencia
de la canalla que rodeaba la persona del tribuno,
obligó Pompeyo á no presentarse en público
y á permanecer encerrado en su casa. Tambien allí
fué asaltado por el populacho, y en el motín que
sugió á consecuencia de esto, el cónsul Pison se
pasó abiertamente al partido de Clodio, pero Pompeyo
logró separar de aquél á Gabinio, que era el
otro cónsul, poniendo en juego toda su influencia,
unida tal vez á la de César, que retiró Cambien su
proteccion al demagogo (2), y obtuvo que fuesen
elegidos para el consulado Léntulo Spinter, amigo
decidido de Ciceron, y Metelo Nopote, uno de sus
propios adictos, y cuya enemistad personal con el
desterrado podía él neutralizar. Tambien los nuevos
tribunos eran en su mayor parte favorables á la
causa de Ciceron y del Senado.
Progresos de la insurreccion y del desórden.-07odio
y Milon. Léntulo y Metelo inauguraron su con-
(1) Cic., pro Sest., 22; Plut., Pomp., 49.
(2) Ciceron (Ad Att.. III, 15) escribe á mediados del. mes
de' A g osto: «Varr onis sereno facit expectacionem Coarís..»
Poco - despues Sestio, amigo íntimo de Ciceron, á quien éstedefendió
con el enérgico discurwo de que hemos sacado cuanto
sabemos respecto de estos sucesos, hizo un viaje á las Galias
con el objeto de conferenciar con el prócónsul, y obtuvo su
aprobacion respecto al regreso del dest.trrado, si bien acompañada
de ciertas condiciones no muy agradables para éste._
(Pro Sest. 32.)