IMANUS BAJO 11.PERID

42 -ceron,
se observó una baja repentina en el precio
del trigo, saludando los partidarios del proscrito
esta
ci rcunstancia como una señal indudable de la
aprobacion divina (1). Cierto es que los mercaderes
volvieron á subir inmediatamente los precios; pero
Ciceron tuvo el tacto de sacar partido de otra manera
de esta contrariedad (2), y al tomar posesion
de su cargo, y hasta cierto punto de la influencia
de que gozaba ántes en los consejos de la nobleza,
aprovechó esta ocasion para proponer el nombramiento
de Pompeyo para la mision extraordinaria
de abastecer la ciudad. Era esto una aplicacion
nueva del principio de las leyes Gabinia y Manilia,
:'t las cuales se habían opuesto los campeones del
Senado, y que habían denunciado; pero como la República
se iba familiarizando con estos monopolios
del poder, que en otro:tiempo tanto la alarmaban,
concedió por tercera vez una autoridad indefinida
y arbitraria á un hombre, cuya influencia
en el Estado era ya mayor que la de todos sus
competidores, y tal vez mayor que la del Estado
mismo, autorizándole para pedir víveres en aquella
parte de sus dominios que le agradasen, y á los
precios que le pareciesen convenientes (3); y para
(1) Ciceron, pro Domo, 5, 6.
(2) Dion, XXXIX, 9; Apiano, Bell. civ., II, 18. Plutarco,
Pomp. 49. El partido de Clodio aprovechó esta ocision para
rechazar la censura de esta subida al ser elegido Cieeron, cuyos
amigos llenaron la ciudad de extranjeros para conseguir su
llamada. De este modo se vió obligado Ciceron á defender á
Pompeyo defmdiéndose á sí mismo, y acto contínuo atacó
Clodio á Pompeyo corno verdadero causante del hambre. Ciceron,
Qu. Fr. II, 3. Podemos creer con Drumann, qué fué
este último el que creó una escasez artificial, para conseguir
una mision extraordinaria.
(3) Cic.. ctci Att., I. «Legern consules conseripse-