IMANUS BAJO 11.PERID

les ve,
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si bien se cousidera, con frecuencia sin ra-
zon, como una garantía de probidad, no es incompatible
con cierta elasticidad de principios. De, consi-
(miente hallamos que mientras que por una parte
se abstenía, como oficial de una provincia, de adquirir
por medio del fraude ó de la violencia los obdos
de su codicia, no era por otra el más escrupuloso
en exigir -un interés exorbitante por cantidades
adelantadas en calidad de préstamo á los naturales
del país, y obligarles al pago con una severidad extrema.
Sus bajas transacciones con los magistrados
de Salamis, así corno con Ariobarzana, rey de Capadocia
, se detallan en la correspondencia de Ciceron
con Atico. Algunos arios despues de su residencia en
Chipre, 1'116 cuando encargó á un tal Scaptius que cobrara
sus deudas con el interés acumulado á las mismas.
l)ió facultades á su agente para que violentara
y defendiera las niz5s dudosas interpretaciones de la
ley y exigiera un interés mayor que el que Ciceron
«msideraba como legal ó equitativo. Scaptius, 11evado
de su celo por su patrono, tuvo á sus órdenes
un cuerpo de caballería, y con su auxilio encerró á
los senadores de Salamis en el lugar de la asamblea,
hasta que cinco de ellos murieron de hambre por no
poder realmente entregar la suma que se les exigía
(1) . Las amargas reflexiones que Ciceron hace
sobre la conducta de Bruto, marcan el violento contraste
entre el amigo prktico y probado por la virtud,
y el pedantesco aspirante un renombre como
filósofo.
Quejas indígnag de e ieer021 e21 el destierra.
aerro. —Pero
tampoco las debilidades der carácter de Ciceron eran
Cie., ad. A tÉ..
1 .