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IMANUS BAJO 11.PERID

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HISTORIA<br />

DE LOS<br />

<strong>IMANUS</strong> <strong>BAJO</strong> <strong>11.PERID</strong><br />

POR<br />

GÁRLOS MERIVALE<br />

Version caállana (de la última y reciente edicion inglesa.) anotada y continuada<br />

'vista la calda del imperio<br />

POR<br />

A. GARCÍA MORENO.<br />

TOMO II.<br />

MADRID<br />

F. GÓNGORA Y COMPAÑÍA, EDITORES<br />

Puerta del Sol, 13, y San Bernardo, 85.<br />

1880


•<br />

•<br />

ES PROPIEDAD DE LOS EDITORES<br />

Imprenta de los Editores, Ancharde San Bernaráo mitn. 85.


CAPITULO VIII.<br />

21 destierro de Ciceron es seguido de la confiscacion de sus bienes.—Su<br />

casa en el Pllatino y su quinta en Tusculano.—Carrera triunfante<br />

de Clodio.—Aleja Caton de Roma. bajo pretexto de darle una honrosa<br />

mision para despojar al rey de Chipre.—Carácter de M. Bruto que<br />

acompaña á Caton.—Uplicas humillantes de Ciceron . —Esfuerzos de.<br />

sus amigos en su favor.—Atico y Hortnsi6.—Su esposa Terencia.<br />

Reaccion en su favor.—Clodio disgusta Pompeyo.—Eleccion de cónsules<br />

favorable t Ciceron.—Es llamado nuo yamente y recibido en Italia<br />

con aclamaciones". (Año 696 á 697 de la C.; 58 á 57 ántes de J. C.)<br />

Pusilanimidad de Ciceron al retirarse de Roma.<br />

Cuando César levantó su campamento de las cercanías<br />

de Roma y se dispuso para su expedicion á la<br />

Galia, dejó la República bajo la tiranía de una multitud<br />

caprichosa que no obedecía á otro jefe que al tribuno<br />

Clodio. El terror que este hombre había inspirado<br />

entre los nobles había bastado para desterrar á<br />

Ciceron. El último cónsul no se había atrevido á defenderse,<br />

ni con su elocuencia ni apelando á las armas,<br />

recurso aconsejado por muchos de sus amigos.<br />

Hubiera sido fácil, sin duda, apoderarse de lapelsona<br />

del demagogo por fuerza, desafiar la imputacion ruidosa,<br />

de sacrilegio, y ahogar el espíritu ledicioso de<br />

laplebe que le secundaba. Pero Clodio habla dicho<br />

que Ciceron ó debía perecer ó vencer dos veces (1).<br />

(1) Cje., Pro Sest., 19: «Cum quidern in concione dixisset:<br />

Aut nlihi semel pereundum, aut bis esse vineendum.»


O<br />

Era evidente, en vista de estas proféticas palabras,<br />

que existía otro poder más grande detrás del tribuno,<br />

que los cónsules protegerían o vengarían al tribuno,<br />

y, en último término, sería apoyado por los<br />

mismos triumviros (1) . A los ojos de la generalidad,<br />

sin embargo, se condena Ciceron á sí mismo por su<br />

P<br />

reci pitada huida ántes de haber sido objeto de una<br />

acusacion formal. Puede calcularse cuántas dificultades<br />

habrían sobrevenido si se hubiera defendido legalmente<br />

, á juzgar por las ficciones y evasivas á<br />

que tuvo que recurrir su enemigo con el fin de obtener<br />

un fallo condenatorio, á pesar de estar ausente.<br />

El mismo dia que abandonó la ciudad, convocó Clodio<br />

al pueblo é hizo que su cliente Sexto propusiera<br />

una resolucion por la que el cónsul deportado fuese<br />

denunciado como el autor de la muerte de varios ciudadanos<br />

sin ninguna forma de proceso. Por el mismo<br />

decreto se le privó del fuego y del agua, y del derecho<br />

de asilo. La fórmula declaraba tambien en su<br />

malicia disimulada, que se aplicaría todo el rigor de<br />

las leyes á aquel que propusiera el regreso del cónsul<br />

ántes de que hubiesen resucitado las víctimas de<br />

su tiranía (2).<br />

Dificultades que se habrían opuesto, sin duda, C'L<br />

su condenacion legal. Con el fin de que se aprobase<br />

esta resolucion hasta en la asamblea popular,<br />

á pesar de lo celosa que de ordinario se mostraba<br />

contra las usurpaciones del Senado, y excitada é irritada<br />

ahora contra él por intrigantes artificiosos,<br />

era necesario manifestar que el decreto por el cual<br />

(1) Este rpunto de vista está presentado con los más vivos<br />

colores en el discurso, Pro Sest., 16-20.<br />

(2) Clodianorum dux: Asconius, in Pison., 8: «Sextus Clodius<br />

familiarissimus P. Clodii et operarum.»


Léntulo y sus asociados habían sido condenados era<br />

una mera invencion (1). Nadie se hubiera atrevido<br />

probablemente á sostener esto enpresencia del mismo<br />

orador. Pero la legalidad del decreto propuesto<br />

por Sexto era cuestionable á los ojos de los jurisconsultos<br />

romanos bajo muchos aspectos, lo cual demostró<br />

despees Ciceron con un éxito brillante. En el primer<br />

caso, era un privilegio, una ley que iba dirigida<br />

especialmente contra un individuo, contraviniendo<br />

así á mi principio fundamental de jurisprudencia romana.<br />

No era, en realidad, nada más que una proscripcion:<br />

palabra aún terrible para los Romanos (2).<br />

Los términos en que se hallaba concebida no estaban<br />

de acuerdo con los hechos. Sexto Clodio haría propuesto<br />

una resolucion para el efecto, «no de que<br />

Ciceron fuese proscrito» sino que «ya lo había sido:»<br />

expresion que descubre el objeto del proponente al<br />

hablar de la condena de su enemigo como un hecho<br />

ya consumado por el voto prévio del pueblo, en'lugar<br />

de ser, como todavía lo era, una cuestion por discutir<br />

(3). Así tambien, cuando Clodio prohibió que nadie<br />

diera hospitalidad á su víctima, se abstuvo de<br />

pronunciar expresamente su destierro, que temía,<br />

sin duda, no le fuese posible exigir con todo rigor (4).<br />

Unicamente por la equivocacion de los amigos de<br />

Ciceron, que trataron de suavizar la sentencia por<br />

(1) Cic., pro Dom., 19.<br />

(2) Un p •ivilyium (lex privo homini irrogata) fué prohibido<br />

por las leyes sagradas y por las Doce Tablas. Abeken,<br />

p. 118. «Queero enim quid sit aliud proscribere.» Cic., pro<br />

Dom., 17: compárese, Gen., X, 20.<br />

(3) Cic., pro Dom., 18: «Non tulit ut interdicatur: quid ergo<br />

ut interdíctum sit:» Esta interpretacion de un pasaje un<br />

tanto oscuro, la sostiene Drumann, II, 259.<br />

(4) Cic., pro Dom., 19-20: «Tulisti de me ne reciperer, non<br />

ut exirem... pana est qui receperit, ejectio nusquam est.»


10 —<br />

medio de la insercion de una ch'iu.seunit•Islimmiiltlaaisicd ioe<br />

distancia de su destierro cuatroci<br />

ciudad, fue por lo que se le fijó la nota de destierro<br />

(1). Tampoco ahora el acusador se había atrevid o 1").<br />

inducir á, los censores á que borraran el nombre del<br />

criminal de la lista del Sellado, pena que siempre había<br />

formado parte de una sentencia legal de pros-<br />

cripcion (2).<br />

No fue' desterrado en virtud de 1471. proceso legal.<br />

de los Ciuda-<br />

Pero no era esto todo. La mayoría<br />

danos habría probablemente aplaudido en secreto,<br />

sin atreverse abiertamente á prestar su apoyo zri<br />

aquellos de sus miembros que se hubieran aven-<br />

tarado<br />

á declarar que el edicto, tal cual era, había<br />

sido dado, nopor voto imparcial del pueblo, sino<br />

por una faccion extraviada por manifiesta falsedad<br />

ú obligada por la violencia. Los diferentes síntomas<br />

de vacilacion y propia desconfianza descubiertoA<br />

por el acusador, no habrían dejado, en manos<br />

de un hábil orador, de causar impresion en la asamblea<br />

y animarla á resistir la dictadura de un demagogo<br />

que demostraba tal desconfianza en su propia<br />

causa. Y, despues de todo, podría argüirse que todos<br />

los actos del tribuno eran nulos en su esencia, por<br />

cuanto su adopcion en una casa plebeya estaba desde<br />

el principio sujeta á ser tachada de ilegal. Tales<br />

eran los puntos principalés sobre que el orador y sus<br />

amigos hubieran podido fundar su defensa. No había<br />

necesidad, segun ellos, de que se hiciese una ley que<br />

(1) Cic., ad, A tt., III, 4; Dion, X XXVIII, 17; Mut. Cje., 32.<br />

Los escritores modernos no concuerdan precisamente eón Ci<br />

eeron en su esta_lo de la distancia prescrita.<br />

(2) . Cic., pro D.)fla., 31.


11<br />

le alzara el destierro, puesto que no había sido desterrado<br />

en virtud de un proceso legal (1).<br />

_Demolido?, de las casas de Ciceron.—Por severas<br />

que fuesen las disposiciones de esta ley, en realidad<br />

no era tan terrible como parece. En aquella época licenciosa,<br />

nadie se cuidaba de respetar mi acto arbitrario<br />

é inicuo que una vuelta en la rueda de la fortuna<br />

podía destruir en un momento dado. Esposible<br />

que Pompeyo ó César vigilasen su ejecucion<br />

desde lejos y diesen á entender que no se comprometería<br />

la salud del desterrado, que sus amigos serian<br />

tratados con clemencia, y que se toleraría el crimen<br />

de darle hospitalidad durante su destierro. Ciceron<br />

fué bien recibido tambien en Brindis y tac<br />

obsequiado dentro de los límites de Italia, como lo<br />

(1) La naturaleza del decreto de Sexto Clodío, ha de inferirse<br />

principalmente de los discursos «pro Domo sua» y «Post<br />

Reditum ad Quirites.» Es bien sabido que la g cuatro oracione's<br />

atribuidas á Ciceron á su regreso del destierro, hay vehementes<br />

sospecha de que sean apócrifas. Su originalidad rué primeramente<br />

puesta en duda por Marliland, á mediados del último<br />

siglo, atacad, aún más vehementemente por Wollo, y<br />

habiendo sido tácitamente abandonada por Orelli. Como sucede<br />

en tales casos, mucho más fácil lijar principios<br />

internos de duda que establecer una teoría plausible para dar<br />

cuenta de la existencia de los discursos mismos en la suposicion<br />

de ser apócrifos. Las objeciones á ellos, no obstante, no<br />

parecen concluyentes, y en cualquier caso, su valor como documentos<br />

históricos no por eso disminuye.<br />

Es sabido que Ciceron hizo discursos en los casos á<br />

que se refieren, y que estaba satisfecho de ellos como ensayos<br />

de sus facultades oratorias; podemos, por lo tanto, concluir<br />

que fueron publicados y obtuvieron notoriedad en 'Aoma.<br />

Los impugnadores de la verdad de los discursos existentes<br />

conceden que deben haber sido escritos, como ejercicios<br />

retóricos anteriormente á los últimos afios de Augusto,<br />

siendo evidentemente los mismos que aquellos sobre los que<br />

Asconio hacía comentarios. Es claro, por lo tanto, que si no<br />

son de Ciceron, el escritor (Jebe haber tenido á su vista<br />

originales y los detalles y seguido fielmente los hechos.


12 —<br />

-kin TioaldealTeia-<br />

había sido allende los mares. Temli<br />

de los adictos á su enemigo; pero a menos, as<br />

fía que temer de la sancion<br />

legítima de la ley. La<br />

esfera, del poder de Clodio estaba,<br />

despues de todo,<br />

limitada á Roma. Omnipotente en el forum, subió<br />

al monte Palatino, destruyó la morada del orador,<br />

y dedicó una partedel terreno que ocupaba á la Libertad,<br />

que de todos los ídolos humanos parece haber<br />

sido el que mayores homenajes ha recibido de la<br />

tiranía triunfante. Su objeto al dar á los solares tal<br />

destino, fué hacer imposible toda ulterior devolucion.<br />

Los cónsules se dividieron los despojos de la casa Palatina<br />

y de la quinta de Tusculum, el retiro favoritodel<br />

hombre de Estado y filósofo. El tribuno se apoderó<br />

por sí mismo del resto del terreno de la casa<br />

Palatina, que con tal intencion no había consagrado,<br />

y lo unió á su propia morada , que estaba contigua<br />

(1).<br />

Casa de Ciceron en el monee Palatino. La destruccion<br />

de la casa de un traidor, era uno de los medios<br />

por los cuales los patriarcas de la libertad romana<br />

se habían esforzado en borrar la memoria del más<br />

odioso de los delitos. Tal había sido la suerte de las<br />

moradas de rspurio Melio y de Manlio en tiempos<br />

anteriores: en un período' posterior, la imposi_<br />

clon del castigo de este acto indigno tenía más carácter<br />

de venganza de una faccion ó<br />

bando, que de<br />

virtud republicana. El oligarca Ciceron pudo seríalar<br />

con impropio regocijo el castigo que los nobles<br />

habían impuesto •á Vitruvio-Vacco<br />

asociados á los<br />

a Fulvio<br />

1Graeos, y F lacco,<br />

en el momento enque es-<br />

(1) C , /2.1'o Dom., 24-44 pro Sest. 24, post red , in Sen.,7.


taba declamando contra la tiranía de la cábala que<br />

Cambien había triunfado respecto de él (1).<br />

La casa del orador en el Palatino era el más brillante<br />

monumento del acto que le había causado<br />

tantos males. Enorgullecido despues de su victoria<br />

contra Catilina, había entregado á su hermano Quintó<br />

la modesta morada de su padre, habiendo comprado<br />

á Craso una más suntuosa para sí, en el cuartel<br />

á la moda de la aristocracia de upás alta alcurnia<br />

(2). El afortunado consular miraba dicha residencia<br />

con particular complacencia. Ciceron, el<br />

salvador de su pátria, decía, había establecido sus<br />

dioses lares sobre el terreno que había dejado el demagogo<br />

Druso (3). Miraba al forum y á los rostra<br />

que habían sido el fundamento de su gloria. Atraía<br />

las miradas de los ciudadadanos; la personalidad y<br />

los hechos de su dueño nunca podían pasar desapercibidos<br />

á su atencion y recuerdo. Pero el variable<br />

pueblo podía replicarle á su vez, que Ciceron el tirano<br />

poseía en Tusculum la residencia que había<br />

ocupado el dictador Sila (4); y el impulso del momento<br />

fué favorecido por la distribucion de todos los<br />

ornamentos y trofeos que habían alimentado el<br />

orgullo y la ambicion del que miraban como su<br />

opresor.<br />

Su quinta en Tnsculion.— Si la cumbre del Pala-<br />

(1) Todos estos casos se nombran en la Orle., pro Domo,<br />

38.<br />

(2) Cíc., ad Div, V, (3; pro Dom., 37.<br />

(3) Había un relato notable¡respecto de dicho lugar. Cuando<br />

Druso iba á levantar en él su casa, el arquitecto propuso un<br />

plan por medio del cual el que la ocupara pudiera sustrarbrse<br />

á las curiosas miradas de sus vecinos. «Edificadla más hien,<br />

repuso el patriota, para que todos los actos de mi vida pue<br />

dan ser vistos por todo el mundo.» Vele., 11, 11.<br />

(4) Plin., H. N., X, II, 6.<br />

i


14<br />

memoria del<br />

tino había sido elegida para guardar la<br />

sus<br />

q<br />

ue la ocupaba,<br />

siempre viva en los corazones de .<br />

conciudadanos, su quinta de Tusculum era su sitio<br />

predilecto para el retiro y para el estudio. Tambien<br />

aquí, áun cuando muy distante de Roma para ser él<br />

un objeto de observacion, sus pórticos daban vista á<br />

su amada ciudad, de donde jamás podía apartar sus<br />

miradas. Desde la colina sobre que estaba situada<br />

estaquinta, el espectador contemplaba una, grande<br />

y variada perspectiva, rica á la vez que en belleza<br />

natural, en recuerdos históricos. La llanura que á<br />

sus piés se extendía, había sido el campo de batalla<br />

de los reyes romanos y de la naciente República;<br />

se veían diseminados por do quiera sepulcros de mármol<br />

de patricios y consulares: la atravesaban las largas<br />

y rectas lineas de los caminos militares por donde<br />

eran conducidos los estandartes de la conquista<br />

hasta Parthia y Arabia. A la derecha, sobre la vega y<br />

por entre el arbolado, serpenteaban riachuelos y contemplaba<br />

las blancas torrecillas de Tíbur, , Esula<br />

Prwneste, colocadas como una sarta de perlas en el<br />

seno de las montañas cabinas; en la izquierda, las brillantes<br />

ondas del Alba, hundidas en su verde cráter,<br />

el elevado cono de Júpiter Latiaris, las encinas de.<br />

Aricia, los pinos de Laurentum, y el mar con buques<br />

de todas las naciones, con rumbo á las playas de'<br />

Ostia. Ante su vista se presentaba lejana y ocupando<br />

una gran extension la poderosa . ciudad señora<br />

del mundo, radiante al ser bañada por el sol, con su<br />

armadura completa de tejados y reflejando rayos<br />

de<br />

luz hacia la bóveda azul que la cubria (1). La anti-<br />

(!) Este efeto debe haber sido más notable en tiempo de<br />

on que lo es en la a.r tualidad, á eausa de la mayor exten-


15<br />

gua ciudad presentaba pocas torres, obeliscos ó cúpulas,<br />

tales como las que ahora admiramos desde<br />

una altura distante; pero las elevaciones dentro de<br />

sus muros se marcaban más distintamente, y las estátuas<br />

de. sus dioses, levantadas sobre columnas<br />

colocadas sobre las cúpulas de sus innumerables<br />

templos, parecían un ejército de séres inmortales<br />

colocados en órden de batalla para defender sus eternas<br />

moradas (1). Desde las orillas del lago Regilo<br />

hasta las puertas de Tusculum, el declive estaba cubierto<br />

de casas de recreo de las más notables l'ami-<br />

sion de la ciudad y de la que ocupaba hacia el Sur del Capitolio.<br />

Cuando las casas llegaron á ser revestidas de mármol y<br />

doraron los tejados de los templos, el aspecto brillante que presentaban<br />

en el horizonte debía ser magnífico. Rutilio, en el<br />

siglo nos da una reseña de ello. (Itin. 1, 193).<br />

«Nec locus ille mihi ct►gnoscitur indice fumo<br />

Qui dominas arces et caput orbis habet...<br />

Sed coeli plaga candidior, tractusque serenus.<br />

Signat septenis culmina clara jugis<br />

Illic perpetui soles, atque ipse videtur.<br />

Quern sibi Roma facit purior esse dies.»<br />

(1) La obra de Silio que representa la vision de Anibal en<br />

su campamento sobre el monte Albano, concepcion digna de<br />

más hábil pluma, es muy posible que pueda haber sido inspirada<br />

por la perspectiva de Roma desde esta localidad. Sil.<br />

Panic., XII, 707:<br />

«En agél namque oculis amota nube parumper<br />

Corriere cuneta Babo, surgit qua celsus ad auras,<br />

Adspice, montis apex, vecitata Palatia Regi<br />

Parrhasio plena tenet et resonante pharetra,<br />

Intenditque arcum et pugnas meditatur Apollo.<br />

At qua vicinis tendi se colli bus altee.<br />

Molis Aventinus, vident ut Latonia Virgo<br />

Accensas quatiat Phlegethontis gurgite tcedas,<br />

Exsertos avide pugna nudata lacertos.<br />

Parte aliacerne ut Gradivns in arrnis<br />

Implerit dictum proprio de nomine campum<br />

Hinc Janus movet arma mann, movet indo Quirinus,<br />

Quisque suo de colle Deus...»


-1,C)<br />

páginas de Ciceron enumeran<br />

lías de Roma. Las de Julio César, de Ca-<br />

quintas de Balo, de Bruto,<br />

Metelo, Craso y Pompe-eyo, de Gabinio, Lúculo,<br />

Léntulo -y- Varron (1). De consiguiente, el retiro del<br />

ro de<br />

hombre h de Etado s literato, daba vista al cent<br />

sus más apreciados intereses, y estaba rodeado por<br />

las viviendas de sus amigos y rivales. Aquí fue donde<br />

más tarde, y cuando recuperó su fortuna, compuso<br />

algunas de las más abstractas de sus meditaciones<br />

filosóficas C2), pero km éstas participaron tambien<br />

del carácter de la ciudad y del tono de la vida práctica;<br />

los interlocutores de sus diálogos eran los mismos<br />

hombres á quienes acababa de dejar atrás en<br />

Roma, ó á quienes podía encontrar entre los umbrosos<br />

paseos que le rodeaban (3); el motivo de sus conversaciones<br />

versaba siempre sobre sus preocupaciones<br />

cotidianas, y no podía dejar de hacer constantes<br />

alusiones á su tiempo, ó á lo más notable que éste<br />

ofrecía.<br />

Triunfante carrera de Wodio.—Clodio había tomado<br />

bien sus medidas. Tenía confianza en el apoyo<br />

de los cónsules, que ansiosos por recoger los frutos<br />

de su cargo en el saqueo de las más ricas provincias,<br />

no se cuidaban de ningun ódio, ni preveían ningun<br />

peligro en sostener la influencia del hombre que había<br />

prometido conservar á sus amigos la amistad del<br />

pueblo. Los partidarios del orador, cuyos sostenedo-<br />

(1) Orelli, Onemast. Tialianum; compárese Estrabon, V.<br />

3, § 12.<br />

(2) La quinta de Tuseulum es el lugar en que Ciceron colocó<br />

la escena de su diálogo de Divinatione, y el Tuscitlancm<br />

Dispatationes, y allí fue, segun p resumimos, en donde él las<br />

compuso. „.<br />

(3) El mismo CiccTon se queja de que su quinta se hallaba<br />

algo lejana (Ad Att., VII, 5).


es más generosos habían acudido presurosos al Capitolio<br />

desde las principales ciudades de Italia, abandonaron<br />

disgustados la ciudad cuando su favorito<br />

esquivó la lucha; de modo que el forum fué fácilmente<br />

ocupado y dominado por la gente armada del tribuno.<br />

Concede provi2zcias h á Pison y (í Gabinio.—E1 mismo<br />

dia en que fué expedido el decreto contra Ciceron,<br />

presentó Clodio otra proposicion concediendo<br />

la provincia de Siria Gabinio, y la de Macedonia, á<br />

la cual se unió Achaia, á Pison. Esta medida estaba<br />

en directa coiltravencion i la ley Seinpronia de Cayo<br />

Graco (1), que obligaba al Senado 11 asignar • los<br />

nuevos cónsules sus futuras provincias entes de su<br />

eleccion, y no permitía á los candidatos que las eligieran.<br />

Pero la asamblea popular había ya reclamado<br />

el ejercicio de su primitivo derecho de nombramiento,<br />

y había conseguido una señalada victoria sobre<br />

el Senado, cuando insistió en dar la Galia é Iliria<br />

á César; y el cuerpo rival, habiendo cedido una vez<br />

respecto de un privilegio cuestionable, no se atrevía<br />

á resistir á, sus caprichos, ámi en una cuestion de estricta<br />

legalidad. Este triunfo sobre la ley, animó al<br />

demagogo á llevar lipc's lejos su licencia. Merced<br />

á, su influencia, la autoridad de Pison se extendió<br />

varias ciudades situadas dentro de los límites de su<br />

provincia, z,'t las cuales el Sellado había garantizado<br />

su libertad v su autonomía administrativa. (iabinio<br />

1)<br />

recibió por su parte amplios poderes para hacer la<br />

:guerra á cualquiera de las potencias extranjeras,<br />

cuyas fronteras lindasen con Siria: los Arabes, Persas<br />

y Babilonios. Unicamente El,gipt1„-) fi..1é, con to---<br />

(U C je., pro Dom., 9.<br />

MER VALE.--TP100 TÍ.


do euidado exceptuado de los Estados_ contra los,<br />

cuales le era permitido conducir las. legiones de la<br />

República . Pero, segun se verá, Egipto era precisamente<br />

el punto de ataque que ofrecía mayor ten a--<br />

cion la ambicion á la codicia de un procónsui de<br />

Oriente. y no podía esperarse que un hombre que<br />

había sacado tantopartido de un acto de fuerza afortunado,<br />

vacilase en apoderarse del único premio que<br />

se le rehusaba.<br />

Inin 5) 0J al(V. (79 4 Caton, de Roma. Había sin<br />

,1-111)argo otro enemigo de Clodio y de los triumviros,<br />

el inflexible y altivo Caton, á, quien era necesario,<br />

para conseguir sus miras, apartar de la escena<br />

de sus intrigas. Los medios que adoptaron con este<br />

lin. fueron ingeniosamente concebidos para minar su<br />

influencia, haciendo sospechar de su integridad. Tolomeo.<br />

rey de Chipre, era hermano menor de Tolomeo<br />

Auletes, que ocupaba el trono de Egipto. El<br />

mayor había sido reconocido como aliado del pueblo<br />

romano : el menor había obtenido el título honorífico<br />

de amigo (1). No se le imputaron malos designios:<br />

la seguridad ó tranquilidad del imperio no exig-ían<br />

de él ningun sacrificio: el pretexto de que patrocinaba<br />

á los piratas, era tan despreciable como falso<br />

(‘,2).<br />

propuesta para privar de su reino á Tolo-<br />

Cic., pro Sest., 26; Seol Bob., p. 301; Orelli.<br />

i2) Scol. Bob.: «Quod diceretur ab eo<br />

Clodio tenía una enemistad personal contra<br />

piratas<br />

Tolomeo;<br />

adjuvari».<br />

porque,<br />

habiendo sido una vez capturado por los p<br />

,<br />

rigido á él para obtener una suma de dinero<br />

iratas<br />

para<br />

se<br />

su<br />

había<br />

rescate.<br />

cli-<br />

Parece ser que el rey le envió dos talentos para dicho fin, y<br />

Clodio se sintió humillado por el poco valor en que le<br />

no habían<br />

tasado. Parece, ser tambien<br />

garon<br />

.<br />

sulciente. que los piratas mismos<br />

App., Bell eiv., lo uzj- 11, 23; Di<br />

mismo<br />

XXXVIII, 30


— 1g—<br />

'oteo, 1 •tly de Chipre.—Pero se sabía que l'aja acumulado<br />

grandes tesoros, y el gobierno romano, bajo la.<br />

direccion de dos cónsules poco escrupulosos, se pro -<br />

puso privarle de su reino y confiscar sus bienes en<br />

provecho del Estado, para lo cual era necesario en-<br />

-viar un oficial romano de alto rango y distinguido<br />

linaje, con la mision de exigir al rey que abandonase<br />

sus dominios. El edicto se había despachado, y no<br />

quedó á la discrecion del instrumento de la República,<br />

sino el llevar á cabo el negocio con violencia<br />

dulzura, segun le pareciese oportuno. De todos los<br />

hombres principalesque á la sazon se hallaban en<br />

Roma, podía creerse que á Caton era á quien ménos<br />

agradaría un acto de injusticia tan notoria. Por esta<br />

misma razon quizá ., el filósofo pensador fué elegido<br />

para realizarlo. Caiculose con razon, en la reunion de<br />

la cábala dominante, que sus principios de estricta<br />

obediencia á la voluntad del Estado, no le permitirían<br />

declinar el cargo ; pero se espeTaba que la<br />

aceptacion de tan innoble mision bajo la direccion<br />

de los enemigos de su parLio, d rebajaría la estimacion<br />

ste de último. e Es posible que se sospechara<br />

que el manejo de tales tesoros podían causar hasta<br />

la corrupcion de su moralidad intachable, ó cuando<br />

ménos serviría de pretexto para oscurecer su reputacion.<br />

El tribuno, de consiguiente, presentó á este<br />

efecto una rogacion que corroboró y robusteció leyendo<br />

una aprobacion escrita de César. Pompeyo se<br />

regocijaba por su parte, al peisar que el ódio que le<br />

habían atraido las comisiones extraordinarias que le<br />

habían encargado, y que veces pesaban sobre él de<br />

una manera abrumadora, se aligeraría cuando lo compartiese<br />

con uno de los principales jefes de aquel mismo<br />

partido que con n fas vehemencia se había opines-


20<br />

t sus proyectos de engrandecimiento. Considero<br />

to Ir<br />

omo un gbire de habilidad politica, contener así los<br />

clamores de su inir s altivo enemigo, y sin pérdida de<br />

momento reunió a los tribunos, indicándoles la ur---<br />

c<br />

()Tricia de acoger la rogacion del nombramiento de<br />

Catou para el desempeño de aquella mision.<br />

Esta es confiada al fin, d Caton.—Los apologistas<br />

de Caton aseguraron que Clodio se dirigió á, él en un.<br />

principio, y empleó la persuasion más afectuosa y<br />

más lisong era para obligarle á aceptar el cargo..<br />

Muchos, decía él, de los más distinguidos persa<br />

Rajes del Estado, ya lo estaban solicitando; pero se<br />

le había reservado este cargo á él como el más<br />

honrado é incorruptible de todos, y por lo tanto, el<br />

más idóneo para desempeñar tan delicada mision.<br />

Cato'', sin embargo, inmediatamente notó que la.<br />

oferta significaba, no un favor, sino un insulto y un<br />

lazo, y la rechazó con indignacion. El toro de Clodio<br />

cambió instantáneamente, pasando de la lisonja<br />

á la amenaza; y presentándose ante la asamblea, obtuvo<br />

por un decreto el nombramiento del refractario<br />

patriota. Se añade que no se pusieron sá, su disposicion<br />

ni buques, ni servidores, ni fuerza militar,<br />

y se dió de intento á la empresa todas las probabililidades<br />

de que fracasase (1), y Clodio hizo que á este<br />

servicio se uniera otro no ménos difícil, á saber: la<br />

devolucion á su ciudad de ciertas personas á quienes.<br />

el Estado libre de Bizancio había expulsado por sedicion<br />

y trastorno de la paz pública (2). Este cúmu-<br />

(1) Esta reseña la da Plutareo (Cat. Min., 34). Caton logró<br />

el objeto de su mision sin el empleo de la fuerza; pero no es<br />

probable que no le dieran los medios necesarios. Ciceron dice:<br />

«si quis jus suum deLlnderet, Catonem bello geren.s. preefecisti<br />

(pro Dom., 8).<br />

(2) Cic., pro Dom., 20.


21<br />

lo de cargos políticos, era siempre muy odioso á los<br />

codiciosos nobles romanos, aunque disfrazaban sus<br />

sentimientos egoistas bajo el pretexto de celo patriótico.<br />

La egecitta con moderacion y estricta integridad.<br />

--El nombramiento, sin, embargo, tenía para Caton<br />

'sus atractivos. Daba gran distincion á un hombre público<br />

que no había servido, hasta entónces cargos<br />

más elevados que los de cuestor y tribuno, y que<br />

ahora era elevado al rango de pretor, para que este<br />

doble cargo fuera desempeñado con el esplendor<br />

correspondiente (1). Parecerá ademas, por el consejo<br />

que Caton había dado á Ciceron, que, por el momento,<br />

juzgaba inútil resistir la coalicion de los<br />

tiranos y le parecía conveniete simular una retirada<br />

hasta que se presentaran más halagüeñas perspectivas<br />

para su partido. Una vez aceptado el cargo, parece<br />

ser que 10 desempeñó con mtls comedimientos<br />

quepermitía su carácter (2). No se presentó personalmente<br />

ante el infortunado rey; quizá se avergonzaba<br />

de tratar por sí mi asunto tan infame. Estando<br />

en Rodas, envió mi lugarteniente para entregarle el<br />

decreto del pueblo romano, y prometer al ultrajado<br />

monarca una compensacion lucrativa y honrosa en<br />

el sacerdocio de la Venus de Paphos. Tolomeo no intentó<br />

hacer resistencia; pero tenía un alma demasiado<br />

elevada para descender á una posicion privada<br />

ó aceptar un favor de manos de sus pérfidos enemigos.<br />

Afortunadamente para Caton, como Plutarco<br />

hace notar (3), prefirió suicidarse. Su trono vacante<br />

(1) Vel l eius'.. II, 45: «P. Clodius sub lionoriticentissimo ministerii<br />

-Nulo Catonrsni a republica reles.z.avit.»<br />

(2) Hu t ., rat.<br />

(3) idem,


fié derribado inmediatamente; sus súbditos puestos<br />

á las órdenes de un gobernador romano, y los fatales<br />

tesoros que él había acumulado, ingresaron con<br />

la más estricta fidelidad en las arcas del Estado (1).<br />

Bueno sería para la reputacion del modelo más ilustre<br />

de virtud republicana que la narracion de este<br />

suceso pudiela detenerse aquí; pero debe añadir<br />

que Caton, habiendo así llenado lo que él podía consideradar<br />

nada m .iis que su deber como ciudadano,<br />

léjos de protestar illégo contra la injusticia del decreto,<br />

parece nits bien haberse enorgullecido de su<br />

mision, como si redundara en honra suya no ménos<br />

que en suprovecho, y como probablemente había previsto<br />

Clodio, llegó á ser el defensor de los actos del<br />

tribunado de su patrono. No sólo rechazó los pretextos<br />

que Ciceron despues expuso para excusar su mision,<br />

sino que combatió abiertamente las tentativas<br />

del orador, despues de su regreso del destierro, para<br />

estigmatizar la administracion su desconcertado<br />

perseguidor (2). Tampoco disminuyó su celo en defensa<br />

del autor de su nombramiento, á pesar del insulto<br />

que le infirió Clodio, inquiriendo la exactitud<br />

de las cuentas rendidas por él al pueblo, dando á entender<br />

así que había abusado de la misionque se le<br />

había confiado. A Caton debió ofenderle esto, tanto<br />

más, cuanto que sus mismos partidarios habíanya<br />

(1) La probidad de Caten siempre era jactanciosa; compárece<br />

Vell., 11, 45, y Plut., Cat. Mi n.. 39. Cuando se (lió á la vela<br />

por el Tíber con sus tesoros, los cónsules y principales del<br />

pueblo salieron en procesion á su encuentro; pero no se detuvo<br />

ni aun para saludarles hasta que hubo depositado su carga<br />

en el tesoro. Regresó de su mislon, 698 de la C. Plut., loc. cit.,<br />

Appiano comete una extraña equivocación, diciendoque no<br />

terminó en realidad su cometido hasta el consulado de Pompeya<br />

702 de la C.; App•, B. C., II, 23.<br />

(2) Hut., raf...117/¿., 40.


censurado el rigor minucioso y el escrúpulo con que<br />

había hecho sus inventarios y realizado sus ventas.<br />

Que había algo de pedantería en sus maneras y<br />

asunto para hacer él ridículo, puede inferir se de la<br />

circunstancia de haberlo César tomado como uno de<br />

sus principales objetos de burla en su sátira contra su<br />

adversario, que publicó mucho tiempo despees bajo<br />

el título de Anti-Caton (1).<br />

El rey 37,e Eyipto solicita la intervencion, de la República.—Miéntras<br />

que el rey de Chipre estaba sufriendo<br />

bajo la ilegal dominacion de un gobierno extranjero,<br />

su hermano Auletes (2) estaba sufriendo la<br />

pena de su propia tiranía en la rebelion de sus indignarlos<br />

súbditos. Arrojado del palacio de sus antecesores<br />

en Alejandría, pensó en las necesidades de<br />

los hombres de Estado rivales de Roma, y det('Tminú<br />

brindarles con la tentacion de una intervencion eii<br />

los negocios de su país. En su camino para Italia,<br />

solicitó una entrevista con Caton. El brusco y altanero<br />

romano trato al régio demandante con groseros<br />

modales, mientras que el dócil egipcio sufrió<br />

sin murmurar este insulto (3). Sin embargo, el<br />

consejo del cínico republicano, que ansiaba rehuir<br />

otra comision extraordinaria con todas las maqui-<br />

(1) Plut., Cat. 36. Compárese la anécdota en Hin.,<br />

Hist. norte, XXXIV, 19: «Non ere captus nee arte unam solummodo<br />

Zenonis statuam Cypria. in expeditiolle non vendidit<br />

Cato, sed quia philosophi erat; ut obiter hoc quoque noscatur<br />

tam inane exemplum.»<br />

(2) Este Tolomeo adquirió su sobrenombre por su vergonzosa<br />

exhibicion en público como un tocador de flauta. Strab.<br />

XVII. 1. Pero maneras tan groseras lean sido puestas en parangon<br />

en épocas recientes comparativa mente. Véase Memorias<br />

históricas de Wraxalto. ?r)2.<br />

(3) Plut., Ca (o Wraxql!, 2:-)


ilaciones y fatales discusiones que tbia de dar<br />

márgen. era sano y amistoso; pero el desterrado monarca,<br />

á pesar de todos sus obsequios y protestas, no<br />

tuvo el buen sentido de seguirle. Caton le indicó los<br />

insultos á que se vería expuesto mezclándose en las<br />

conspiraciones é intrigas del forum romano, los presentes<br />

que le exigirían en todas partes, el aplazamiento<br />

de sus esperanzas, el agotamiento de sus<br />

recursos, y finalmente, quizá un acontecimiento de<br />

nv:is peligro para él que el desengaflo. Recomendole<br />

volver á Egipto y arreglarse del mejor modo posible<br />

con sus rebeldes súbditos; y el monarca, que<br />

despreció el consejo , se dice que después manifestó<br />

su admiracion por la profética sabiduría que<br />

encerraba.<br />

Caton es acompajTado en su mision por su sobrino<br />

M. Junio Bruto. —Caton fué acompañado en su mision<br />

por su sobrino M. Bruto, jóven de noble alcurnia,<br />

de elevadas y ambiciosas aspiraciones, pero<br />

cuya carrera pública había estado hasta aquí limitada<br />

á servir en calidad de lugarteniente de César, en su<br />

gobierno de España. El importante papel que estaba<br />

destinado zt representar en las últimas escenas de la<br />

República romana y la peculiar celebridad unida<br />

á su nombre. aviva más nuestros deseos de conocer<br />

los más detallados actos de su vida, y de adquirir<br />

una completa idea de sa carácter. Era hijo de un padre<br />

del mismo -nombre, que había sido un oTande<br />

apoyo del partido marianista, y finalmente perdió su<br />

vida por unirse temerariameide á la empresa de<br />

pido (1). Su<br />

Lé-<br />

madre, Setvilia, era hermana uterina de<br />

(1) Plut., Brat., 4: Niebuhr<br />

)7 a,i•az, 1,<br />

(Lecturas sobre<br />

Historia ro-<br />

niea que este M. Junius Bruto fuese padre del<br />

Vran g . Pero eompár3se Orelli, Onom qs., Z ?ajan. in. vos.


(:)5<br />

M. Caton, parece haber sido mujer de carácter<br />

enérgico y de cualidades poco comunes (1). Era, sin<br />

duda , .digna de su distinguido consorte ; pero la<br />

opinion pública circulaba rumores escandalosos contra<br />

ella como la amante favorita de César, el instrumento<br />

de la deshonra de su propia hija, y el depósito<br />

del botin de las conquistas (2). Sin embargo, la sospecha,<br />

como puede aquí notarse, de que Bruto<br />

llegó á ser el asesino del hombre á quien debía su<br />

existencia, es una mera invencion de los historiadores<br />

romanos (3). Nació el 669 de la C., sólo quince<br />

años despues que el mismo César. La intimidad de<br />

César con Servilia era, segun puede presumirse, la<br />

causa principal del marcado favor é indulgencia conque<br />

distinguía á su hijo.<br />

Su carácter. Habiendo muerto Bruto el mayor<br />

cuando su hijo tenía sólo ocho anos de edad, el cuidado<br />

de su educacion pasó afortunadamente, de una<br />

madre intrigante, á su ti() Cato'', llegando pronto á<br />

ser el jóven iniciado en las máximas de la filosofía<br />

estóica, y habituándose á mirar á su preceptor, con<br />

cuya hija Porcia casó, como el más acabado modelo<br />

de virtud práctica y abstracta. Pero á la vez que le<br />

adornaban muchos sentimientos nobles y honrosos,<br />

tenía tambien como aquél ese rigorismo desagradable<br />

en exigir tanto como en cumplir los deberes lega-<br />

(1) Servilia estuvo casada primero con M. Junio Bruto,<br />

luego con D. Junio Si lino. Era. mucho mayor en edad que-<br />

Caton. »Servilia apul Catonem maternal obtinebat auctoritatem.»<br />

Ascon., in Scalcr., p. 19. Los Servilios pretendían des-<br />

cender de Servilio Ahala, el asesino de Sp.<br />

como<br />

los Junios, de Bruto, el fundador de la República; de modo que<br />

la sangre de los dos más célNre3 defensores de la libertad,<br />

se hallaba mezclada en la prsona del futuro tiranicida.<br />

(2) Sliet., 50, y Macrob., ,Sat ., II, 2.<br />

(3) Plut., , 5.


les ve,<br />

— -4; —<br />

si bien se cousidera, con frecuencia sin ra-<br />

zon, como una garantía de probidad, no es incompatible<br />

con cierta elasticidad de principios. De, consi-<br />

(miente hallamos que mientras que por una parte<br />

se abstenía, como oficial de una provincia, de adquirir<br />

por medio del fraude ó de la violencia los obdos<br />

de su codicia, no era por otra el más escrupuloso<br />

en exigir -un interés exorbitante por cantidades<br />

adelantadas en calidad de préstamo á los naturales<br />

del país, y obligarles al pago con una severidad extrema.<br />

Sus bajas transacciones con los magistrados<br />

de Salamis, así corno con Ariobarzana, rey de Capadocia<br />

, se detallan en la correspondencia de Ciceron<br />

con Atico. Algunos arios despues de su residencia en<br />

Chipre, 1'116 cuando encargó á un tal Scaptius que cobrara<br />

sus deudas con el interés acumulado á las mismas.<br />

l)ió facultades á su agente para que violentara<br />

y defendiera las niz5s dudosas interpretaciones de la<br />

ley y exigiera un interés mayor que el que Ciceron<br />

«msideraba como legal ó equitativo. Scaptius, 11evado<br />

de su celo por su patrono, tuvo á sus órdenes<br />

un cuerpo de caballería, y con su auxilio encerró á<br />

los senadores de Salamis en el lugar de la asamblea,<br />

hasta que cinco de ellos murieron de hambre por no<br />

poder realmente entregar la suma que se les exigía<br />

(1) . Las amargas reflexiones que Ciceron hace<br />

sobre la conducta de Bruto, marcan el violento contraste<br />

entre el amigo prktico y probado por la virtud,<br />

y el pedantesco aspirante un renombre como<br />

filósofo.<br />

Quejas indígnag de e ieer021 e21 el destierra.<br />

aerro. —Pero<br />

tampoco las debilidades der carácter de Ciceron eran<br />

Cie., ad. A tÉ..<br />

1 .


dominadas por las sábias lecciones que él había<br />

aprendido y había dado. Al dirigirse á las costas del<br />

Adriático, caminaba lentamente como si aún acariciase<br />

la esperanza de que las pasiones de sus partidarios,<br />

á quienes había abandonado en la ciudad ántes<br />

que excitarlos á tornar las armas, se levantarían<br />

á su partida con un entusiasmo irresistible, y que<br />

únicamente su inmediato regreso podría apaciguar.<br />

Pero el Senado se acobardó; el Populacho de Roma<br />

estaba de parte del audaz y afortunado Clodio; hasta<br />

los Estados y ciudades de Italia, cuya admiracion v<br />

agradecimiento se había captado el fugitivo durante<br />

su larga carrera forense, no se atrevían á levantar<br />

el grito en favor del jefe de mi partido abatido y<br />

desmoralizado. Cuando por fin tomó la resolucion<br />

de atravesar el mar con direccion á Epiro, lo hizo<br />

con tal ira y desesperacion, que revela más despecho<br />

que pesar y daño, El carácter de este desterrado<br />

ilustre este, explicado minuciosammite en lamisma<br />

coleccion completa de sus cartas de dicha época<br />

que poseemos, que demuestran las convulsiones<br />

de un alma que descarga en sus amigos sus tormentos<br />

y sus pesares. El escritor empieza pronto á re-<br />

flexionar que ha dado un paso en falso, y censura á<br />

losque le aconsejab an ó al ménos no le disuadían<br />

de ello (1). «Por inaudito, exclama dirigiéndose á<br />

Attico, qw sea mi infortunio, no obstante, no me afecta<br />

tanto esto como la persztasion del error que he cometido,<br />

pues ahora compre2bdereis sin duda la Wamia<br />

de que he sido víctima.<br />

Con estas palabras parece, designar más particularmente<br />

z't Hortensio, á quien él consideraba en-<br />

(1) Cie., ad Alt., III, 8, r sig.; a l Qe».<br />

.3 y sig.


.,t><br />

vidioso de él, corno rival en la elocuencia; pero en<br />

otros lugares, envuelve á sus amigos en general en<br />

una acusacion comun: «Aquellos para quienes yo<br />

creia que mi seguridad era lo más estimable, me han<br />

tratado como los en1-milos más crueles; citando me vieron<br />

perder las esperanzas gozaban con mis temores y me<br />

empujaban 1i/deja el abismo. Tampoco perdona al mismo<br />

Atico, km cuando le da las mayores seguridades<br />

de su confianza. Con el tiempo llega á tal<br />

punto su desesperacion, que empieza á discutir la<br />

cuestion del suicidio, y presenta sus argumentos de<br />

tal manera, que hace temer á sus amigos que sus<br />

penas tengan un fin desastroso (1). No debe admirarnos,<br />

pues, que manifestasen ciertos temores<br />

acerca de la salud mental del paciente (2). Pero sin<br />

imputarle ninguna impostura intencional, debe concederse<br />

que Ciceron, corno orador y declamador, había<br />

incurrido en la exageracion hasta el punto de<br />

conservar pocas facultades para mirar con calma las<br />

cosas que excitaban sus sentimientos, ó cuando ménos<br />

para expresarse y hablar de ellas con claridad y<br />

templanza. lujúriase, sin duda, á sí mismo en la descripcion<br />

exagerada que ha trazado de su propia imbecilidad.<br />

El podía creer que movía así ád compásion<br />

á sus contemporáneos, abultando sus propias flaquezas;<br />

pero ha estado á punto de perder, por dicha razon,<br />

el respeto de la posteridad. Hubiera podido ser<br />

menos pródigo en quejas respecto de sus propios<br />

defectos, y espresar con más calor y frecuencia cuán<br />

impregnado se hallaba de la degradacion de supartido<br />

y de su país.<br />

(I) Cic., ad Att., III, 9. ad Qu. Fr.<br />

( 9) Cic.. ad .4 tt .,III, 13; «Serib'.3 te audire me etiam mentir<br />

errare ex dolorP


— 29 ----<br />

Extitei .:o g de sm.ç t1mifias. em favor sityo.—C(trácter<br />

de A tico.—Miéntras tanto, los amigos del desgraciado<br />

deportado, léjos de resentirse por sus injustas<br />

sospechas, se agitaban afanosamente en favor suyo.<br />

Es cierto que Caton, como hemos visto, se hallaba<br />

ausente con la mision que se le había confiado, vque<br />

Lúculo, despees de un corto intervalo de actividad,<br />

había vuelto á caer en aquella indolencia á que se<br />

hallaba entregado hacia ya mucho tiempo. Pero Quinto,<br />

hermano del orador, había regresado de la provincia<br />

del Asia, que había gobernado como propretor,<br />

y estaba á la sazon conferenciando en Roma con<br />

Atico, Hortensio y el tribuno Ninio.<br />

La historia política de aquella época hace apénas<br />

mención de T. Pomponio Atico, por más que<br />

su nombre sea muy familiar á los eruditos, á causa<br />

del trato familiar con que le honraba Ciceron. Sin<br />

embargo, era hombre de esclarecido linaje, rico y<br />

dotado de bastante capacidad (1), y que era ltdmitido<br />

familiarmente en la .sociedad de los hombres de Estado<br />

de la época, siendo adem e s amigo de algunos de los<br />

más activos. Partidario, tanto por dispoicion natural<br />

como por reflexion, de la filosofía de Epicuro, se<br />

alababa de la conformidad de su vida con las ideas<br />

que profesaba. En la época más agitada de la República,<br />

se abstuvo de todo acto político (2); aunque<br />

íntimamente relacionado con la oligarquía, no se<br />

adhería ningun partido, ni tampoco aceptaba el<br />

desempeño de ningun cargo público en el país ni<br />

(1) Escribió nn epitome de historia Romana, una historia<br />

delconsnlailo Ciceron, y f)rrnó tablas genealógicas en griego<br />

de las prn()ipales familias romanm. Cie. ad Att., XII, 23,<br />

TI: Nepos, Att, 8.<br />

(2) Nepos, G.


20 -<br />

fuera de él . Ephusi r) hasta Lis se r(_;1 iras V cómodas<br />

dimidades que los gobernadores de las provincias<br />

podían conceder los amigos que formaban parte de<br />

su séquito; ni tampoco quería emplear su inteligencia<br />

vdem .ás dotes personales en seguir la carrera de<br />

abogado. para la cual creían que nacía todo romano<br />

de }Elena familia. Nunca profería una acusacion<br />

contra nadie, Un cuando tal demostracion de celo<br />

por los intereses públicos fuera la trillada senda por<br />

donde se llegaba á los honores; tampoco suscribía su<br />

nombre en las acusaciones hechas por un amigo.<br />

Jamás entabló ningun litigio. Como tenía numerosos<br />

amigos particulares en todos los partidos, cada<br />

cambio político ponía á algunos en peligro ó los reducia<br />

á la miseria, en cuyo estado, el aliviarlos podía<br />

ser peligroso, ó cuando ménos muy difícil; sin embargo,<br />

Atico ayudó á Ciceron y despues á Bruto en<br />

tiempo de su desgracia con su munificencia; era generoso<br />

y solícito por eiceron, consiguiendo al mismo<br />

tiempo que sus simpatías no tomasen ningun color<br />

político ni le atrajesen la animadversion de sus enemigos<br />

(1). Es verdad que esto ocurría ya en los<br />

últimos arios de su vida, y cuando tenía ya bien<br />

sentada su reputacion de neutral, mereciendo notarse<br />

que las facciones de Roma eran siempre en extremo<br />

tolerantes con los partidos neutrales. No obstante,<br />

en un período anterior, el parentesco con<br />

P. Sulpicio, le expuso á la envidia de los partidarios<br />

de China, y le obligó á abandonar á Roma y á buscar<br />

un asilo en Atenas (2). Allí continuó residiendo<br />

durante muchos arios, y su reconocida adhesion á<br />

(1) Nepos.. Att., 4, 8.<br />

(2) Nepos., A tt., 2.


aquella ciudad y á su pueblo, le graujearon el sobrenombre<br />

con que es conocido generalmente. Los ratos<br />

de ocio que necesariamente había de tener en el<br />

mero hecho de renunciar todo cargo público, los dedicaba<br />

con preferencia al cultivo de las artes y de las<br />

letras. Procuró tambien, sin embargo, aumentar sus<br />

riquezas, aunque no puede tachársele de mezquino<br />

en el uso que hacía de ellas. Heredero de un inmensa<br />

fortuna, aprovechó todas las ocasiones que le<br />

ofrecía su tiempo para sacar de aquéllas las mejores<br />

ventajas posibles. Poseía gran número de esclavos á<br />

los cuales dedicaba á ocupaciones útiles con objeto<br />

de aumentar su precio; prestaba dinero con sólidas<br />

garantías, especialmente á las corporaciones que arrendaban<br />

las rentas; y vemos, por último, que compró<br />

una cuadrilla de gladiadores con el objeto de alquilarlos<br />

á los magistrados para los espectáculos públicos<br />

(1). Amigo de Sila y de Ciceron, de Bruto y<br />

de Agripa, conoció Atico muchas generaciones de<br />

hombres de Estado romanos; hasta que á la edad de<br />

setenta y siete amos fué atacado de una enfermedad<br />

incurable, y entónces, fiel á sus principios, se dejó<br />

morir de hambre ántes que afrontar el único mal<br />

P<br />

ara el que su filosofía no le suministraba remedio.<br />

Murió el afilo 722 de la f. de la C.<br />

Retrato de Ilortensio.--Ya liemos tenido ocasion<br />

de conocer algo á Q. Hortensia al describir el carácter<br />

general de la nobleza romana más refinada y<br />

más aficionada al lujo (2). Nació ocho arios ántes<br />

(1) Dunlop da una noticia brillantísima de Hortensio en su<br />

_Hist. de la lit. ros,., II, 222 y sig. El carácter redundante y<br />

florido de su elocuencia es criticado por Ciceron (BruOts,<br />

• 94 y 95).<br />

(2) Por más que fuese aristócrata se tenia en ro c a estima<br />

-


que Nceron y entró en las luchas del forum á, la<br />

edad de diez nueve. Su florida oratoria y sus distinguidos<br />

modales le habían formado ya su reputa-<br />

('ion ántes de la, época del ascendiente de Sila. Cuando<br />

su futuro rival pronunció su primer discurso para<br />

entrar en la vida pública, ejercía ya Hortensio gran<br />

influencia en los tribunales. Partidario de la olig,arcuja,<br />

, continuó desde entonces empleando principalmente<br />

su talento en defensa de los nobles de su partido,<br />

lí quienes se acusaba de malversacion en las.<br />

provincias. Como peroraba ante tribunales amigos,<br />

quiz11, esta circunstancia contribuyó más que su elocuencia<br />

á sus repetidos triunfos. El proceso de Verres,<br />

en el que el defensor le opuso al naciente genio<br />

de Ciceron, fué el primer golpe asestado á la supremacía<br />

de este campeo"' del foro. Hortensio no experimentaba<br />

ningun remordimiento ante la idea de<br />

que las inmensas riquezas que su talento le había.<br />

proporcionado, procedían, en su mayor parte, del<br />

saqueo de las provincias. Sin estar manchado con<br />

ningun feo vicio, no se distinguió tampoco por ningima<br />

idea elevada ni por ningun sentimiento generoso.<br />

Por más que fuese un hombre atento y cumplido,<br />

no se captó el afecto sincero del alma sencilla.<br />

.0,( Ciceron. Despides de haber recorrido la série ordinaria<br />

de los cargos públicos, obtuvo el consulado<br />

en el ario 684, y quedando su ambicion satisfecha,<br />

no hizo ningun esfuerzo para conservar la alta posicion<br />

que había adquirido. El ejemplo de su indolencia<br />

y de su lujo hicieron (le él un peso, más bien<br />

á Hortensio por loa últimos a(Imiradores de Caton. Quizá quería<br />

establecer el contraste de los earaetéres tan de semejantes.<br />

Comp. Lucano, II, 329: «Quondam virgo toris melioris juncia<br />

mariti.»


•4*.<br />

t)T â -<br />

que un punto de apoyo, para la espirante causa que<br />

sostenía, y fué perdiendo gradualmente la estimacion<br />

pública á la vez que Caton y Ciceron. Este último<br />

vivió, sin embargo, lo bastante para retractarse<br />

de las insinuaciones que contra él había lanzado<br />

por falta de fidelidad á, su persona (1); pero si<br />

persistió hasta el fin en no mostrarle cordialidad alguna,<br />

podemos creer que su frialdad obedecía motivos<br />

de imls importancia que un simple resto de rivalidad<br />

profesional.<br />

iVulidad politie(t de las mujeresomor,w1,ç y szt<br />

consig miode seyuridild en tiempo dt, 9.evolucion.—El<br />

primer deber de los amigos del desterrado, era sin<br />

duda el de proveer á la seguridad de su mujer y á la<br />

de su familia, que en la inseguridad respecto de su<br />

viaje, había aquél dejado en Roma. Era, pues, una.<br />

razon suficiente para, que Atico no cediese los ruegos<br />

de su amigo para que fuese á, un gírsele Brindis<br />

ó á Epiro, pues una entrevista en estos Pi n itos de<br />

nada hubiera servido a sus verdaderos intereses. NO<br />

quiere decir esto que hubiese un peligro real para<br />

una mujer abandonada por su protector legitimo.<br />

áun en medio de sus enemigos políticos. Las mujeres<br />

romanas de los antiguos tiempos, eran educadas<br />

con arreglo á, 1.111 sistema que las hacía incapaces de<br />

tomar parte alguna en la política. Su esfera era puramente<br />

doméstica, y no se procuraba dar ;'t su inteligencia<br />

un desarrollo que tuviese por objeto otro<br />

fin moral o intelectual. Con los progresos de la eivilizacion<br />

se relajaron las costumbres antiguas; las<br />

matronas romanas, tales como las Cornelias, Porcías,<br />

Aiirelias, etc., llegaron á ser con frecuenciu, has<br />

(1)<br />

Y'r,) Se‹1,-,,, 1(319.<br />

E N.7- A T (


— 34<br />

consojeras de sus esposos y las institrutices de sus<br />

hijos; pero sólo la clase más disoluta, las Fulvia,s y<br />

las Clodias, eran las que se mezclaban en las intrigas<br />

políticas de sus amantes. Aún estaba arraigada<br />

en la conciencia de los Romanos la idea de que la<br />

mujer era dependiente, casi esclava, del padre de familia,<br />

y no podía en modo alguno descender á, la<br />

arena de su vida pública; lo cual explica que en medio<br />

de las revoluciones y de las proscripciones de<br />

las guerras civiles, jamás se viesen las mujeres de<br />

una familia expuestas á las persecuciones que sufrían<br />

sus maridos y sus hermanos. La madre de Sertorio<br />

permaneció tranquilamente en Roma durante<br />

las guerras que la República sostuvo contra su hijo.<br />

De,spues de la muerte de Cayo Graco, no se retiró<br />

Cornelia sino á Misene, y vivió allí disfrutando su<br />

gran fortuna, y rodeada de los hombres más distinguidos<br />

de su tiempo (a), mientras que el hijo de<br />

Fulvio, jóven que sólo contaba quince años, sufrió<br />

la misma suerte que su padre (1). No obstante esto,<br />

la situacion de Terencia, mujer de eiceron, reclamaba<br />

la solicitud de sus amigos.<br />

(a) No estamos conformes en absoluto con las apreciaciones<br />

del autor respecto de este punto. Ademas de la excepcion<br />

que indica en una de sus notas respecto de Licinia,<br />

mujer de Cayo Graco, tenernos el ejemplo de Cornelia madre<br />

de éstos, que procuró influir en el ánimo de sus hijos para que<br />

éstos desistiesen de llevar á cabo la revolucion político-social<br />

que se habían propuesto. Véase Islommsem, Hist. de Rorn.,<br />

tomo V. pág. 148, de nuestra version castellana, donde se<br />

trascribe parte de una carta de dicha matrona á su hijo Cavo;<br />

lo cual explica en parte lo que indica á continuacion Merivale<br />

respecto de qua á aquélla la dejasen vivir tranquilamente, y .<br />

hasta fuera en cierto modo obsequiada por lo hombres de Es.-t<br />

ado de su tiempo.<br />

(1) Hut., C. Grac., 17 y19; Velero, 7.


— 35<br />

Grandeza de alma de Terencia. La confiscacion<br />

de todos los bienes de su marido, redujo de repente<br />

á Terencia á la pobreza. Sin embargo, como ésta era<br />

una mujer de gran corazon, obró con deéision y con<br />

firmeza. Poseemos una carta de Ciceron en la que<br />

éste le ruega que no disponga de una pequeña finca<br />

que era de su propiedad particular, y que aquélla se<br />

disponía á vender para proveer á las necesidades inmediatas<br />

de la familia. Representóle Ciceron el daño<br />

que haría con esto á su hijo, y le aconseja que vuelva<br />

á la amistad de Atico, y que acepte los cuidados<br />

de Pison, su yerno (1). En poco tiempo se proveyó<br />

ampliamente á las necesidades de la familia, y Terencia<br />

tuvo que unirse á los amigos de su marido<br />

para espiar las corrientes de la opinion pública y<br />

trabajar en secreto para la rehabilitacion de su marido.<br />

Fija Ciceron, su 9.esidencia en liirleacIiimm.--Los<br />

vicios y la insolencia de Clodio comenzaban ya á<br />

contribuir al progreso de la causa de Ciceron. Por<br />

una parte, iba su enemigo perdiendo poco á poco el<br />

afecto del pueblo; y por otra, el mismo Pompeyo iba<br />

sintiéndose. fatigado. El desterrado se había retirado<br />

entre tanto á Tesalónica, pues la Grecia Meridional,<br />

en donde él hubiera fijado de mejor gana su residencia,<br />

se hallaba infestada por algunos adictos de Catilina,<br />

que habían buscado allí un refugio, y hubiera<br />

corrido entre ellos gran riesgh su persona (2). Mas<br />

(1) Cic.,-ad Div., XIV. 1, 2: «Quod ad me scribis te vicum<br />

vendituram, quid, obsecro te, me miserum, quid futurum<br />

est?.... per fortunas miseras vide ne puerum perdi.tum perdani<br />

u s obsecro te, mea vita, quod ad strntum attinet, sine<br />

alios, gni possunt, si modo volunt, sustinere.»<br />

(2) Cíe.. pro Planc., 41.


36<br />

cuando estaba próximo •z't terminar el aleo, y Pis oil_<br />

el cónsul saliente, se dispuso visitar la Macedonia.<br />

que era la provincia que le había cabido en suerte,.<br />

t emió el fugitivo la vecindad de mi enemigo tau.<br />

e<br />

ncarnizado. Ya comenzaba el país á ser invadido<br />

por los soldados y los oficiales del nuevo procónsul<br />

1), que podía ver con gusto cualquier acto de<br />

violencia contra el desterrado, cuando Ciceron sintió<br />

la necesidad de apresurar su partida, y resolvió,<br />

aproximándose Italia, dar una prueba de su valor<br />

y animar á sus amigos.<br />

En su consecuencia, fijó su residencia en Dirrachium,<br />

por más que esta ciudad estuviese dentro de<br />

los límites prescritos de cuatrocientas millas en<br />

derredor de Roma y sobre la gran calzada que conducía<br />

á Macedonia; pues en ;piro tenía numerosos<br />

partidarios (2), y los magistrados y el pueblo estaban<br />

favorablemente dispuestos para con él, y deseosos<br />

de su libertad (3). Tenía á la vez confianza en<br />

su voluntad y poder de protegerle. Tanta razon había,<br />

para que un individuo temiese una violencia ilegal,<br />

en la situacion anárquica, lo mismo en Roma<br />

que en las provincias; tanto podía esperarse, áun<br />

hallándose en oposicion con la ley, de un favor per-<br />

(1) Cic., ad A tt., III, 22.<br />

(2) ci ke. , ad I) , XIV, I: «Dirrachium veni quod et libera<br />

civita est, et in me, oficiosa et proxima<br />

Comp. ep., 3.<br />

(3) PliWo (Tlist. nat., III, 23) llama á Dyrrachium colonia<br />

romana: pero la gran importancia de la plaza como punto de<br />

comercio, le había dado probablemente medios de aspirar á<br />

una posicion más independiente. Bajo su antiguo nombre da<br />

Enidanne, se había hecho famosa por su hospitalidad á los<br />

extranjeros, de donde quizá tornase este nombre. .Véase<br />

zon, _Ylian. 7 Y. Híst., XIII, 16. Había una tradicion popular<br />

respecto del cambio de su nombre anti.- r.,uo por el de Dirrachium:<br />

«(-)mns causa quasi in damnum<br />

Melius.. II, 2.


37<br />

sonal y privado; tanta debilidad, en una palabra,<br />

había en el poder ejecutivo central, bajo el sistema<br />

del gobierno municipal que formaba la base de la<br />

política romana.<br />

nalvese _Pompeyo contra Clodio (A. 697 de la C.)<br />

—Las elecciones para el ario siguiente fueron favorables<br />

á la perspectiva de lograr la derog;acion de<br />

los decretos contra Ciceron, ó por lo ménos ellas<br />

se debió el cambio de las disposiciones de Pompeyo<br />

respecto de Clodio. Cuando el general victorioso<br />

volvió de Oriente, trajo consigo á un hijo de Tigranes,<br />

rey de Armenia, que puso bajo la custodia de<br />

Flavio, uno de los pretores, como rehén de la buena<br />

fé de su padre. El tribuno se había apoderado del<br />

jóven por medió de un engafio, y se negaba á devolverlo,<br />

á pesar de la exigencia del pretor. Poco<br />

despues, se dejó corromper por el monarca armenio.<br />

y puso en libertad al hijo. Flavio salió apresuradamente<br />

de la ciudad con algunos hombres armados<br />

para impedir la evasion del jóven, pero se encontró<br />

á corta distancia con el tribuno, que iba tambieii<br />

acompañado de una banda de sus partidarios (1).<br />

Violencia (Id tribuno.—Eleccion de cónsules favorables<br />

á eiceron.—Emperióse, pues. un combate, en<br />

-el que salió vencedor Clodio, matando á algunos de<br />

sus adversarios, entre ellos á un tal Papilio, caballero,<br />

publicano y amigo de Pompeyo (2). Ultrajado<br />

é insultado de este modo, retiró el grande hombre<br />

su apoyo al advenedizo. hechura suya, y resolvió<br />

hacerle la oposicion en todos los terrenos. Dícese,<br />

(1) Dion., XXXVEI, 30.<br />

.(2) Cie., 'pro , 14; A.SCOR., •


— 38<br />

ademas, que esto obedecía 11 que Clodio había tramado<br />

un complot para asesinar al triummo. Suministróse<br />

la prueba de todas las circunstancias exigidas<br />

para dar cuerpo á este rumor: uno de los escla-<br />

v<br />

os del tribuno fué sorprendido en la puerta de<br />

Pompeya con una daga en la mano, y confesó que<br />

su señor le había mandado colocarse allí para cometer<br />

el asesinato (1). Esta sospecha, unida á la violencia<br />

de la canalla que rodeaba la persona del tribuno,<br />

obligó Pompeyo á no presentarse en público<br />

y á permanecer encerrado en su casa. Tambien allí<br />

fué asaltado por el populacho, y en el motín que<br />

sugió á consecuencia de esto, el cónsul Pison se<br />

pasó abiertamente al partido de Clodio, pero Pompeyo<br />

logró separar de aquél á Gabinio, que era el<br />

otro cónsul, poniendo en juego toda su influencia,<br />

unida tal vez á la de César, que retiró Cambien su<br />

proteccion al demagogo (2), y obtuvo que fuesen<br />

elegidos para el consulado Léntulo Spinter, amigo<br />

decidido de Ciceron, y Metelo Nopote, uno de sus<br />

propios adictos, y cuya enemistad personal con el<br />

desterrado podía él neutralizar. Tambien los nuevos<br />

tribunos eran en su mayor parte favorables á la<br />

causa de Ciceron y del Senado.<br />

Progresos de la insurreccion y del desórden.-07odio<br />

y Milon. Léntulo y Metelo inauguraron su con-<br />

(1) Cic., pro Sest., 22; Plut., Pomp., 49.<br />

(2) Ciceron (Ad Att.. III, 15) escribe á mediados del. mes<br />

de' A g osto: «Varr onis sereno facit expectacionem Coarís..»<br />

Poco - despues Sestio, amigo íntimo de Ciceron, á quien éstedefendió<br />

con el enérgico discurwo de que hemos sacado cuanto<br />

sabemos respecto de estos sucesos, hizo un viaje á las Galias<br />

con el objeto de conferenciar con el prócónsul, y obtuvo su<br />

aprobacion respecto al regreso del dest.trrado, si bien acompañada<br />

de ciertas condiciones no muy agradables para éste._<br />

(Pro Sest. 32.)


39<br />

solado suscitando la cuestion del regreso del orador.<br />

En un principio fueron rechazados por el veto de Serranos,<br />

uno de los tribunos (1). Una segunda tentativa<br />

trajo consigo un horrible y sangriento tumulto,<br />

promovido por Clodio y llevado á cabo por los clientes<br />

armados y por los adictos pagados que siempre<br />

le escoltaban. Roma fue presa durante algun tiempo<br />

del terror y de la violencia. Loco de rabia, prendió<br />

fuego Clodio con sus propias manos al templo de las<br />

NinfSs, consumiendo las llamas los registros de la<br />

censura; atacó las casas de los principales nobles, y<br />

cubrió el forum con los cadáveres de sus víctimas.<br />

Semejante espectáculo no se había presentado dentro<br />

de los muros de la ciudad, desde el tiempo de las<br />

luchas de Chula y Octa-vio (2).<br />

Por fin Aniño Milon, partidario del Senado, reunió<br />

un cuerpo de gladiadores, y recorrió las calles<br />

para impedir las tropelías de su adversario. Los indiyíduos<br />

más graves é influyentes de la nobleza no<br />

mostraron llingun escrúpulo en prestarle su apoyo,<br />

ni en aplaudir el valor de un hombre que los defendía<br />

á costa suya (3).<br />

eieeron es llamado del clestieiro, y vuelve á Roma.<br />

—El Senado, que había tornado el partido de no retroceder<br />

bajo ningun concepto, expidió un decreto<br />

invitando á los ciudadanos de Italia á venir en defensa<br />

de la República, y á tener á raya la poblacion<br />

urbana (4). En un momento se llenó Roma de parti-<br />

(1) Cic., pro Sest., 34.<br />

(2) Cie., pro Sest., 35 á 38.<br />

(3) Cic., de Off, II, 17: dIonori summo nuper nostro Milord<br />

fuit qui gladiator bus emptis reipublicT causa mimes P. Clodii<br />

conatus furoresque compressit.»<br />

(4) Cje., post Red. i Se n. 9: pro Sesf., (0: ((lit literis con.-


— 40<br />

alai pos de Ciceron, miéntras que cada ciudad de la<br />

Península se apresuraba á dar testimonio , mediante<br />

cualquier acto ó monumento público, de su veneraclon<br />

Wcia el salvador de su patria, el patrono de<br />

tantos estados y ciudades de Italia. Sin embargo, la<br />

Coiistitucion de la República daba tan gran poder de<br />

oposicion á, hombres resueltos y sin escrúpulos, que<br />

Clodio consiguió todavía, durante algunos meses,<br />

suspender la votacion de una ley para la rehabilitacion<br />

de su enemigo. Los tribunos refractarios, de<br />

cuyo veto se -valía (porque él había cesado de pertenecer<br />

al Colegio), se vieron poco á poco abandonados<br />

por sus principales sostenedores, y fueron al<br />

fin ganados ó cansados por la inflexible determinaclon<br />

del Senado. Sin embargo, la ley no votó definitivamente<br />

hasta el mes de Agosto (1), y á primeros<br />

de Setiembre volvió el desterrado á la ciudad, despues<br />

de 16 meses de ausencia. Recorrió casi en medio<br />

de una procesion triunfal toda la Via Apia.<br />

recibido en el Capitolio con tales aclamaciones,<br />

como no las había obtenido mayores el más glorioso<br />

de los conquistadores (2); pero más afortunadoque<br />

su patrono Pompeyo, ya le había demostrado la fortuna<br />

con inmerecidos reveses, la vanidad de los<br />

aplausos con que se saludaba su regreso.<br />

sulaHlns ex senatu-consulto cuneta ex Italia omnes qui rentpublieam<br />

salvan' ese vellera convocarentur.»<br />

C . c., Alt i.. IV, t. El pueblo romano votó en esta ocaion<br />

con mfts unanimidad que nunca. (Plut. , Cíc., 33).<br />

(2) Cic., post. Red. ii? Se,id., 15, pro Sest., 63; in Pison, 23


CAPÍTULO IX.<br />

Pompeya obtiene una mision extraordinaria para abastecer la ciudad.—<br />

El rey de Egipto solicita ser repuesto en el trono.—Intriga de los nobles<br />

en este asunto. Violencia de Clodio.—Los triumviros conferencian<br />

reuniéddosc en Cuca.—Pernpeyo y Craso son elegidos cónsules á,<br />

pesar de la oposicion de los nobles.—Se les concede la España y la<br />

Siria, y se prolonga el mando de César por un segundo plazo de cinco<br />

años.—Teatro y espectáculos de Pompeyo. Se queda en Italia y gobierna<br />

su provincia por medio de lugartenientes.—Ciceron se recencilia con<br />

Craso.—Ga,binio repone en su trono al rey de Egipto.—Es acusado.<br />

atacado por Ciceron y absuelto; acusado segunda vez por otro cargo, es<br />

defendido por Ciceron, pero condenado y desterrado.—Ciceron adula á<br />

los triumviros.—Actos de corrupcion de los candidatos para el eonsulado.—Suspension<br />

de la constitucion.—Muerte de Julia. y reflexiones<br />

sobre la importancia de este acontecimiento. ( A. 697-700 de la C. 58 54<br />

ántos de J. .0.<br />

Nombramiento de _Pompeyo para la mi,çio,iz extraordinaria<br />

de abastecer la ciudad.—Set. del 797 de la C.<br />

—Las riquezas y la influencia de la aristocracia hubieranpodido<br />

sucumbir en una lucha con los representantes<br />

de la plebe de Roma, sino se hubiese servido<br />

delas armas de ésta, volviendo los artificios del<br />

demagogo contra él mismo. Se aprovecharon los<br />

nobles de la casualidad de una época de escasez,<br />

que tal vez no habían preparado, para inflamar las<br />

pasiones de la multitud contra el campeon que habían<br />

creido omnipotente hasta entr5nces, y el mismo<br />

dia que se apro ió la ley para la llamada de Ci-


42 -ceron,<br />

se observó una baja repentina en el precio<br />

del trigo, saludando los partidarios del proscrito<br />

esta<br />

ci rcunstancia como una señal indudable de la<br />

aprobacion divina (1). Cierto es que los mercaderes<br />

volvieron á subir inmediatamente los precios; pero<br />

Ciceron tuvo el tacto de sacar partido de otra manera<br />

de esta contrariedad (2), y al tomar posesion<br />

de su cargo, y hasta cierto punto de la influencia<br />

de que gozaba ántes en los consejos de la nobleza,<br />

aprovechó esta ocasion para proponer el nombramiento<br />

de Pompeyo para la mision extraordinaria<br />

de abastecer la ciudad. Era esto una aplicacion<br />

nueva del principio de las leyes Gabinia y Manilia,<br />

:'t las cuales se habían opuesto los campeones del<br />

Senado, y que habían denunciado; pero como la República<br />

se iba familiarizando con estos monopolios<br />

del poder, que en otro:tiempo tanto la alarmaban,<br />

concedió por tercera vez una autoridad indefinida<br />

y arbitraria á un hombre, cuya influencia<br />

en el Estado era ya mayor que la de todos sus<br />

competidores, y tal vez mayor que la del Estado<br />

mismo, autorizándole para pedir víveres en aquella<br />

parte de sus dominios que le agradasen, y á los<br />

precios que le pareciesen convenientes (3); y para<br />

(1) Ciceron, pro Domo, 5, 6.<br />

(2) Dion, XXXIX, 9; Apiano, Bell. civ., II, 18. Plutarco,<br />

Pomp. 49. El partido de Clodio aprovechó esta ocision para<br />

rechazar la censura de esta subida al ser elegido Cieeron, cuyos<br />

amigos llenaron la ciudad de extranjeros para conseguir su<br />

llamada. De este modo se vió obligado Ciceron á defender á<br />

Pompeyo defmdiéndose á sí mismo, y acto contínuo atacó<br />

Clodio á Pompeyo corno verdadero causante del hambre. Ciceron,<br />

Qu. Fr. II, 3. Podemos creer con Drumann, qué fué<br />

este último el que creó una escasez artificial, para conseguir<br />

una mision extraordinaria.<br />

(3) Cic.. ctci Att., I. «Legern consules conseripse-


— 43<br />

ponerle en condiciones de llevar á cabo estas medidas,<br />

le concedió el mando de las tropas, y que<br />

dispusiere de todos los demás recursos que le pareciesen<br />

necesarios. Se le concedió tambien el de -<br />

Techo absoluto de nombrar quince comisarios:<br />

puestos lucrativos y honrosos ambicionadospor<br />

los . principales de Roma, y el mismo Ciceron aceptó<br />

uno (1), aunque parece que no tomó ninguna<br />

parte en la administracion del asunto; y como viese<br />

la plebe en esta medida un alivio inmediato para<br />

ella, la pedía á grandes gritos, y el Senado no<br />

se opuso á ella decididamente (2). Ilizose el nombramiento<br />

por un plazo de cinco anos, y sus enemigos<br />

secretos se contentaron con rechazar algunas<br />

disposiciones extravagantes, que propuso anadir<br />

Mesio, un adulador de Pompeyo. El triunviro<br />

se vió obligado desaprobar todo deseo de poder<br />

dictatorial en las p:ovincias, que pudiera conferirle<br />

el ruego de sus adictos (3), y salió la ley de la<br />

asamblea popular en forma ménos peligrosa que<br />

lo que podía temerse de la fuerza de un partido y<br />

la impaciencia desenfrenada de la multitud.<br />

Actitud hostil del Senado respecto de Clodio.—El<br />

Senado se decidió á consumar enérgicamente su<br />

victoria sobre el enemigo público. Oyó este augusto<br />

cuero los discursos Ciceron con lástima, y el<br />

P<br />

runt quo Pompeio per quinquenium omnis potestas rei frumentarice,<br />

toto orbe daretur.<br />

(1) Quinto Cic. fué empleado por Pompeyo en este cargo<br />

(Cie., pro Scaur. II 39). Drumann supone que Mareo dimitió<br />

su comision en favor díJ su hermano (Geseli. Roms.,<br />

IV, 511).<br />

(2) Cic, ad Att., 1V, 1. «Senatus frequens et omnes consulares<br />

nihil Pompeio postulanti negarunt.»<br />

(3) Idem,


44<br />

pueblo con vergüenza y arrepentimiento; y como<br />

era necesario dar al patriota injuriado todas las reparas<br />

p posibles, se le devolvió el terreno de su<br />

casa sobre el Palatino, desembarazado de las nuevas<br />

construccionesque había empezado á erigi r<br />

Clodio en él, y libre de las consecuencias del acto<br />

de consagracion, que se consideraba como invalidado<br />

por vicio de forma (1), y se le votaron cantidades<br />

de dinero cremo compensacion de sus pérdidas<br />

pecuniarias (2). Era Cambien necesario procesar<br />

al demagogo por la violencia é ilegalidad de su<br />

conducta, pudiendo considerarse dudosa la validez<br />

de su primera eleccion al tribunado de que<br />

tanto abuso había hecho, pues elevadas autoridades<br />

declaraban ilegítimo el procedimiento con que<br />

fué adoptado en una casa plebeya. Demostrar esto,<br />

era arrancar las raices mismas de su poder, por la<br />

derogacion sumaria de todos sus actos oficiales; pero<br />

hubiera sido dificil hacer pasar una censura tan<br />

absoluta inr entre las mallas de los diversos modos<br />

de resistir que podía emplear para defenderse<br />

un adversario astuto; y miéntras Ciceron apresuraba<br />

los procedimientos, y Caton, recientemente<br />

llegado de Chipre, se oponía á ellos, eran lanuiccr (1) Ciceron en su discurso pro domo apud Pontífices, dice<br />

los motivos por que ssi declaró invalidado el acto de 1 t consa-<br />

gracion. El col :Igio de los sacerdotes se limitó á. declarar que<br />

sería ti- iicioso ser ciertas circunstancias el acto,- como l<br />

las exponía; pero el Senado se contentó con esta sentencia<br />

condicional, y procedió por consiguiente á la votacion.<br />

(2) La indemnizacion por la casa del Palatino se fijó en<br />

HS. vicies, algo menos de 18.000 libras esterlinas, "calculando<br />

el sexUrcio en 8 lib., 17 sch., 1 din. (Smith, Roan. Antig<br />

la de Túsculo, en cerca de 4.500 libras esterlinas, y la<br />

de Forrajes en la mitad de esta suma: «Certe valdé<br />

liter.» Ciceron, ad A It., IV. 2.


45<br />

dos y vacilantes los movimientos del cuerpo senatonal,<br />

al que impedian apresurar la decision del<br />

asunto los temores* causados por la plebe que llenaba<br />

las calles y amenazaba la asamblea; comprendiéndose<br />

muy pronto que la persecucion de<br />

un enemigo•cornun no era un objeto bastante interesante<br />

para sacrificarle los celos particulares de<br />

una faccion triunfante.<br />

El Senado abandoba su designio por las gestiones<br />

del rey de _E:Opto para ser restaurado en su reino.<br />

Acababa de llegar en esta ocasion la ciudad Ptolomeo<br />

Auletes, aquel pretendiente del pueblo romano<br />

de que ya hemos hablado, y asediaba las puertas<br />

de la más elevada nobleza' con sus gestiones<br />

particulares. Se presentaba, por tanto, una nueva<br />

y más importante comision, y aquel á quien cayese<br />

en suerte, aumentaría su dignidad personal, se<br />

gun el lenguaje romano, extendería su influencia<br />

entre los últimos órdenes, que consideraban todavía<br />

los honores y los títulos de las familias ilustres<br />

corno otros tantos derechos á su apoyo y sus<br />

votos, habiendo ademas en el desemperto de estos<br />

cargos grandes tesoros que adquirir, equipo y<br />

sueldo; regalos y concusiones que amontonar en<br />

las arcas de la familia, ó que distribuir entre amiobos<br />

ó adversarios. Una mision semejante exigía<br />

una fuerza militar para su ejecucion, y proporcionaba,<br />

por 10 tanto, el poder, la influencia y los.medios<br />

de favorecer á. sus partidarios; por un momento<br />

se abandonaron los demás asuntos de partido, y<br />

todos los jefes políticos se abalanzaron á la vez<br />

la lucha para conseguir este brillante puesto. Los<br />

ct'Insules del año estaban autorizados en primer<br />

lugar por su elevada posición, para proponer que se


46<br />

confiase á uno de ellos de comision. al que designas<br />

g la suerte para la provincia de Cilicia tanbien<br />

situada para una expedicion Egipto, la cual<br />

tocó á Léntulo ,y Metelo la España.<br />

El oráculo sibilino prohibe una expedacion armada.—Se<br />

preparaba Léntulo á ponerse en camino<br />

para su provincia, cuando uno de los tribunos, C.<br />

Caton, expuso un pretendido oráculo, tomado de<br />

los versos de la Sibila, segun el cual no podía<br />

ser repuesto el rey « por una multitud»: frase<br />

que se oponía al parecer al empleo de la fuerza<br />

armada. La facultad de organizar un ejército era<br />

una de las principales ventajas que presentaba la<br />

comision; pero era tan grande la influencia de Roma<br />

en Egipto que podía presumirse que se conseguiría<br />

el objeto con sola la representacion de un<br />

embajador. Evidentemente tenía el oráculo un objeto<br />

político; pero el pueblo se dejaba arrastrar<br />

ciegamente por terrores supersticiosos y nadie se<br />

atrevía á oponerse á sus preocupaciones, y aun el<br />

mismo Ciceron habla en una carta familiar cm<br />

misterio de la intervencion divina, verificándose<br />

en general en el Senado un cambio oportuno, sin<br />

que hubiese nadie, en las discusiones que surgieron<br />

sobre este particular, que juzgase conveniente.<br />

poner en duda la autenticidad del oráculo (1). La<br />

prediccion se grabó al parecer profundamente en<br />

el espíritu de la nacion, y el destino de Pomp a o<br />

murió al poco tiempo en las playas de<br />

Egipto, se atribuyó al desprecio que demostr,5por<br />

('1) Cic.. ad Diva ., 1, 1: en una carta á Le,ntulo.


47<br />

este aviso, aventurándose á desembarcar, buscando<br />

un asilo para su derrotado ejercito (1).<br />

Grandes rivalidades creadas por la compelencia<br />

por esta mision.—(A. 698. de la C.-56 ánte.s de J. C.)<br />

No esperó Léntulo á que se resolviese la cuestion<br />

relativa á la mision, sino que partió para su provincia<br />

en cuanto resignó el consulado, esperando<br />

en ella el resultado de las deliberaciones. Ciceron<br />

hubiera deseado, de acuerdo con las disposiciones<br />

de la ley, que habían ya recibido las sanciones<br />

requeridas, dejarle la comision, pero quitándole la<br />

fuerza militar tan ambicionada; otros consideraban<br />

que debía volverse á discutir todo el asunto; Craso<br />

proponía el nombramiento de tres legados, yBíbulo,<br />

que los tres recayesen en personas de rango inferior;<br />

Volcatio y Afranio, amigos de Pompeyo, en<br />

union de otros, ganados por las intrigas del real<br />

pretendiente (2), hubieran deseado conferir el cargo<br />

á éste solo; Servilio, uno de los más graves y más<br />

nobles del Senado, declaraba que la comision<br />

era completamente inútil (3), y dividido de este<br />

modo el Senado en diversas fracciones, se exponía'<br />

de nuevo á los ataques de su más implacable ene-<br />

(1) Lucano, VIII, 824:<br />

«Hand equidem inmerito Cumare camine vatis<br />

Cautum, nc Nili Pelusia tangeret ora<br />

Hesperius miles, ripasque estate tumentes.»<br />

(2) Ciceron, ad Div., loe. cit. «Regís causa si qui sunt qui<br />

velint, qui pauci sunt, omnes rem ad. Pompeium deferunt.» El<br />

rey egipcio empleó la intriga y la corrupeion y hasta la violencia<br />

para alcanzar su objeto. Los Alejandrinos enviaron<br />

,embajadores para que se conviniesen con él en Roma, y éste<br />

les preparó asechanzas y los hizo asesinar en el camino.<br />

Díon, XXXIX, I 3; Strabon, XVII, 1.<br />

(3) Idem, ibid.


48 -migo.<br />

Clodio consiguió el cargo de edil, miéntras<br />

que fingiendo sus amigos sostener la proposicion<br />

de Craso como contraria á Pompeyo, hacían<br />

Lado género de esfuerzos para ahondar la di-<br />

-vision entre ambos triumviros (1), y sin tener éstos<br />

en cuenta su interés comun, no ocultaron por más<br />

tiempo su mútua envidia, acusando abiertamente<br />

Pompeyo á su colega de planes contra su vida,<br />

miéntras Craso se oponía con activa vigilancia á<br />

todos los planes que tuviesen por objeto el engrandecimiento<br />

de su rival. Por oscuros que fuesen los<br />

orígenes del poder que Craso poseía, podía probar<br />

diariamente lo arriesgado que estaba; y la influencia<br />

de la clase rica que le apoyaba, y el resultado<br />

de algunas pequeñas intrigas fué circunscribir<br />

gradualmente el debate á la eleccion entre Pompeyo<br />

y Léntulo, pero la violencia creciente de los<br />

demag egos populares hacía imposible toda resolucion.<br />

nolencil de Clodio y de La ciudad fué<br />

de nuevo teatro de tumultos interiores, empezando<br />

ros nobles hacer que entrasen en ella sus partidarios<br />

del campo; para proteger á su campeon Mi-<br />

Ion (2). Los de Clodio que no se hallaban en estado<br />

de resistir por la fuerza, apelaron á su vez ante los<br />

tribunales y le acusaron sin resultado; pero el tri-<br />

(1) Idem, ad Q. Fr., H. 3: «¿Quién tiene.hambriento al<br />

pueblo'?» exclamaba Clodio. «¡ 'Pompeyo!» gritaban sus partidarios.<br />

«¿Quién desea ir á Alejandría?» «¡Pompeyo!» volvían<br />

á decir. «¿A quién quereis enviar?» «í A Craso!»<br />

(2) Cic•,. ad Qu. Fr., II, 3: «Operas autem cuas Clodiuscontirmat.<br />

Manus ad Quirinalia paratur: in eo multo sumus<br />

superiores .ipsius eopiis. Sed ma(_na manos ex Piceno et Gaexpectatur<br />

ut etiani Catonis rogationibus de Milone et<br />

Lentulo resistamos.»


49 ____<br />

huno C. Caton se obstinaba en hostigar al Senado<br />

con sus proposiciones facciosas ante la asamblea<br />

popular. La estátua. de Júpiter, colocada sobre el.<br />

monte Albano, fué mutilada por un rayo (1), y este<br />

prodigio excitó un pánico general, y fué causa de<br />

que se pidiese la revocacion del nombramiento de<br />

Léntulo (2), llegando hasta proponerse una ley<br />

para que se le hiciese volver de su provincia (3);<br />

pero intervinieron los cónsules consultando lí;s<br />

auspicios el dia de la reunien, y viciando de este<br />

modo las operaciones (4), lo cual equivalía á entorpecer<br />

el mecanismo de la constitucion.<br />

Pompeyo ambiciona consulado.—Clodio se había<br />

librado por entonces del peligro de una acusacion<br />

judicial obteniendo el cargo de edil, y la in-,<br />

fluencia que continuó ejerciendo durante esta crisis,<br />

aunque desacreditado, y desprovisto de los recursos<br />

ordinarios de los grandes jefes de partido,<br />

debe atribuirse al secreto apoyo que le prestaban<br />

personages más importantes que él. Es cierto que<br />

Pompeyo le había rechazado en un momento de<br />

mal humor; pero á pesar de esto, los planes que se<br />

proponía el triumviro eran tales, que no podían realizarse<br />

sino en medio de la confusion que producían<br />

los procedimientos del demagogo: el Senado demostró<br />

más resolucion que se esperaba de él, lo<br />

cual demostraba que el Estado no estaba aun has-<br />

(1) Dion, XXXIX, 1:). Esto sueediú en Eller° (5 á principios<br />

de Febr.11‘e, año 698 de la C.<br />

(2) Ciceron, ad (M, Fr., II, 3.<br />

(3) ídem, -¿bid.; ad Din., I, 5: «C. Cato le;; om14avit<br />

de imperio Léntulo abrogando.»<br />

(4) Idem, ad. Div., 11, 6: «Gomul... die ses comitiales exemit<br />

Offili PS. C. Cato concionatus est, comitia haberi ndn siturum.<br />

si sibi (211 U'l p);)u o agendi ;líes essent exempti.<br />

; I': T..


---- 50 —<br />

tante predispuesto<br />

para caer bajo<br />

su<br />

dominio. Porri-<br />

POYO sintió entónces vivamente haber renunciado<br />

su mando militar. pues privado del cargo de<br />

abastecer la ciudad, de lo que constituía su mayo<br />

prestigio, la facultad de organizar tropas, le<br />

había engañado el Senado con un regalo especioso<br />

que aumentaba su impopularidad, y muy poco su<br />

fuerza. La esperanza de un mando en Egipto se<br />

había desvanecido despues, y ya no le quedaba<br />

inls que un camino para recobrar la posicion que<br />

había abandonado; era este el consulado, cuyas<br />

elecciones eran la puerta, pero de la cual tenia el<br />

Senado la llave.<br />

Los cónsules se oponen ene'9' sgicam92ie á sus piares<br />

—Los cónsules del año que empezaba eran<br />

hombres de resolucion poco comuna tal era por lo<br />

ménos Léntulo Marcelino, y su mayor energía de<br />

carácter arrastraba detrás á, Marcio Filipo su cólega<br />

(1). No eran hombres capaces de abandonar las<br />

ventajas conseguidas por su partido con la anulacion<br />

de la infame ley de Clodio, sino que, por el<br />

contrario , presentaban como candidato para el<br />

próximo consulado á L. Domicio Ahenobarbo, cuñado<br />

de M. Caton, adquiriendo con esta alianza, si<br />

y-a no lo tenían, un odio profundo hacia los trumviros.<br />

Domicio declaraba a' iertamente que su primer<br />

acto al entrar en funciones sería proponer que se<br />

llamase á César de su provincia, y se hallaba sin<br />

duda animado de igual espíritu de hostilidad hacia,<br />

los aliados del procónsul. El peligro amenazaba<br />

Seguramente á Cesar más inmediatamenteque<br />

(1) eiceron, Qa. Fr., II, 6; «Consul est egregius Lentulus<br />

non inlpedient


- 51<br />

ninguno de sus asociados, porque el privarle de<br />

su mando, era mucho inls grave que el fracaso<br />

temporal de sus proyectos ambiciosos, y era nada<br />

ménos que intimarle comparecer ante sus enemigos<br />

en Roma, desarmado y sin defensa.<br />

Posicion critica de César ante la amenaza de su<br />

llamada. En cuanto César descendiese de su poder,<br />

le esperaban, segun todas las probabilidades,<br />

,el destierro ó la muerte, y era por tanto sum amente<br />

crítica su posicion, puesto que llegaría muy tarde<br />

. para su política la anulacion de la sentencia de<br />

• Ciceron, en la que había consentido con repugnancia,<br />

y que le había sido arrancada por la impaciencia<br />

de Pompeyo, por haber contado sin duda con<br />

,que continuaría el ascendiente de Clodio hasta el<br />

momento en que pudieran obtener algunas concesiones<br />

del Senado atemorizado. Con este instrumento<br />

en el banco de los tribunos, esperaba obligar<br />

't los nobles á que consintiesen en ampliar el plazo<br />

de su mando, con más poderes y recursos más<br />

abundantes, pues todo esto necesitaba para ejecutar<br />

completamente sus designios de elevarse á una<br />

posicion desde la cual pudiera desafiar á, sus enemigos,<br />

y con este objeto continuó, segun debemos<br />

creer, sosteniendo á Clodio, aun despues de retirar-<br />

le Pompeyo su apoyo.<br />

César Hería d Luca J liecibe la visita de muchos<br />

senadores y caballeros.—Nunca estaba tan activamente<br />

ocupado el procónsul de la Galia corno en<br />

los intérvalos de las campaflas que absorbían por<br />

el momento su aten.cion. Despues de la aparente<br />

sumision de las naciones transalpinas en el otoño<br />

del ario 697, se había retirado 'A la provincia Citerior<br />

con dos objetos: el primero y nás ostensible


52<br />

era convocar la asamblea provincial, con<br />

la cual<br />

arreglaba los asuntos de su gobierno central y proveía<br />

especialmente al sostenimiento y reclutamiento<br />

de sus fuerzas; y el segundo, conferenciar con<br />

los amigos que había dejado en la ciudad, y que<br />

acudían á reunirse con él en Luca (1), llevando<br />

consigo agentes políticos de todas las fracci:nes<br />

de los partidos, espías, enemigos y admiradores.<br />

Consulares y oficiales de todas categorías se<br />

aglomeraban en las calles estrechas de una pequefía<br />

ciudad de baños de provincia, y se podían contar<br />

ciento veinte lictores á la puerta del procónsul, al<br />

mismo tiempo que doscientos pers fl.ag,es de rango<br />

senatorial, casi una mitad del órden, le hacían la<br />

corte al levantarse del lecho (2).<br />

Erectos de S'U COPTUpCi022 y de sus seducciones.—<br />

El. génio del campeon popular no fué nunca inferior<br />

á las circunstancias en que se encontró y que<br />

le ofreció la fortuna, y brillaba entónce,s, al parecer<br />

con más fuerza, desde el puesto glorioso que<br />

había conseguido; y si usaba de artificios de todo<br />

género para adquirir ó conservar todas las voluntades,<br />

era por asegurarse todo el reconocimiento<br />

y aquiescencia para las exigencias que pensaba<br />

tener. Al mismo tiempo que los deslumbraba con el<br />

brillo de sus espléndidas hazañas, y que suaviza—<br />

ba con su bondad y afa" ilidad las asperezas de su<br />

elevado mando militar, aseguraba su irresponsabi-<br />

(1) Luca estaba sobre la frontera de Liguria, la cual se hallaba<br />

comprendida en la provincia de la Galia cisalpina. La<br />

primera vez fué comprendida en la Etruria por Augusto<br />

1,ylannert, G. der G. un,d, 1?., IX, I, 391; Suetonio, Jul. 24: «In<br />

when' provincice sute Lucam.»<br />

(2) Plutarco, César, 21: Apiano, Bell. eiv. II , 17. En el<br />

invierno de 697-698.


ol<br />

t)c) —<br />

Edad por la audacia con que había multiplicado<br />

sus legiones más allá de los limites fijados por el<br />

gobierno, y fortificaba su posicion contra la malevolencia<br />

de un futuro cónsul; y al prodigar á sus<br />

aduladores los despojos de sus afortunadas guerras<br />

(1) se preparaba á sumergir sus manos en el Tesoro<br />

público para pagar los ejércitos que habla conducido<br />

á la victória (2). Todas estas maniobras se<br />

vieron coronadas del rn:is completo éxito, y senadores<br />

y caballeros volvieron á Roma con los oidos<br />

llenos con sus lisonjas y las manos rebosando con<br />

sus regalos. El derrochador ensalzaba su generosidad,<br />

el prudente admiraba su destreza, el ml'Is<br />

honrado y grande decía ante la superioridad de<br />

su carácter, esperando imprudentemente que todavía<br />

podría salvar la República.<br />

Reunion de los triumvi/rots' en Lima, donde concievtan<br />

ts9& política. La enemistad de Pompeyo y<br />

Craso, de los que tanto partido debía (Vrtener César,<br />

le parecía sin embargo muy desventajosa para sus<br />

inte .eses, y deseaba con impaciencia conseguir<br />

su reconciliacion antes de dejar á Italia para volver<br />

-ji ponerse al frente de sus ejércitos. Tuvo conferencias<br />

separadamente con ellos, con Craso en<br />

Rávena, y despues con Pompeyo en Luca, donde<br />

consiguió reunirlos por el curso de los acontecimientos<br />

(3). Había pasado el invierno, y aun_ no<br />

había abandonado el teatro de sus intrigas, cuan-<br />

(1) Véase el ejemplode C. Rabirio Pos turno, miyls neces;,da<br />

(Us alivió César., ea el discurso de Cic- I ron, pro 1?,..q.1). Post.,<br />

15, 15. Los efectos del oro galo s() hicieron despa's mís evidentes.<br />

(2) Dion, XXXIX, 25.<br />

(3) Suetonio, 2


54<br />

do ziprincipio de Abril fué objeto de un ataque di—<br />

recto por parte de los aligarcas, impulsados por el<br />

mismo Ciceron, que despues de la primera efervescencia<br />

de vanidad y embriaguez, había sabido formarse<br />

una idea más clara de su posicion. El hombreque<br />

tan facilmente podía cambiar, no podía aspirar<br />

razonablemente á dirigir ese partido, y los<br />

nobles retrocedieron ante su elevaeion al rango de<br />

campeon de su causa, demostrando el tono burlón<br />

con que continuó hablando de ellos, que comprendía<br />

la injuria que le hacían; pero que comprendía<br />

las circunstancias y cedía á ellas; y durante los<br />

tres primeros meses del año se presentó muy poco<br />

en el teatro de los negocios públicos (1), donde era<br />

en verdad tal la confusion que reina -Da, que había<br />

poco sitio para él. A principios de Abril asombró á<br />

la ciudad, sin eml. argo, atacando repentinamente<br />

la ley de César sóbre di-vision de tierras en Campania<br />

(2). El gobierno se había visto obligado última,<br />

mente ;'t poner á disposicion de su alto comisario<br />

la suma de cuarenta millones de sextercios para<br />

abastecer la ciudad; el Tesoro estaba exhauto, y<br />

era Ecil afirmar que ya no había recursos próximos<br />

para la compra de tierras, á tenor de la última<br />

ley agraria Ciceron en un acceso de valor extraordinario<br />

propuso que se aplazase la ley, mocion<br />

que acogió el Senado, sorprendido y entusiasmado,<br />

con aclamaciones que eran más propias de<br />

(1) Ciceron, ad Qu. Yr., 11, 6: «Quo m libentius a curia et<br />

ab omni parte rei publica3 subtraho.»<br />

(2) La cuestion de un aplazamiento había sido ya suscitada<br />

por el tribuno Lupo en el mes de Diciembre anterior, pero<br />

Marcelino creyó prudente no discutirla durante una ausencia<br />

temporal de Pompeyo. Ciceron, ad Qu. Fr., II, I.


5 rt) una asamblea popular que de un consejo tan augusto<br />

(1), resolviéndose que se reservase el asunto<br />

para una discusion solemne en un dia del mes siguiente<br />

(2). La entrevista de los triumviros fué<br />

consagrada á trazar la línea de conducta con relacion<br />

á esta démostracion hostil, decidiéndose en<br />

primer lugar que debían deponerse todas las rivalidades<br />

entre los asociados en pró de sus intereses<br />

comunes; y como convenía hacer fracasar la<br />

eleccion de Domicio, apremió César á sus colegas<br />

para que se presentasen ellos como candidatos en<br />

oposicion á éste (3), contando, en caso de triunfo,<br />

conlos convenios comunes para afirmarse en su posicion,<br />

y dar á su poder toda la extension que juzgase<br />

necesaria á sus designios; y si el Senado persistía<br />

en impedir la reunion del pueblo, no dudaba<br />

que acabaría éste por cansarse ó por abandonar<br />

este camino por temor ú, una dictadura. Pompeyo<br />

hacía sin embargo grandes esfuerzos por separar á<br />

Ciceron del enemigo, apoyando la prorongacion<br />

del mando de César, lo mismo que las demás licencias<br />

que reclamaba.<br />

Conducta eymívocct de eicel'on, que abandona ('t, los<br />

nobles para unir.ce los triffinviros,—El procónsul se<br />

apresuró entónces á repasar los Alpes, y Pompeyo<br />

se embarcó para Cerdeña donde encontró á su le-<br />

(1) Ciceron, ad Q. Fr., II, 5: «Clamore prope concionali.»<br />

(2) Idem, ad Div., I, 9., 9: «Non. April. mihi est Senatus<br />

assensus est de agro Campano frequenti Senatu id. Mai. referretur<br />

.»<br />

(3) Suetonio, Jul., 24: «Sed cum L. Domitius consulatus<br />

candidatos palam minaretur consulum se effectu.rum quod<br />

prwtor nequisset adempturumque eis exercitus, Crasum<br />

Pompeiumque in urbem provincia suco Lucam extractos<br />

compulit, ut detrudendi Domitii causa alterum,consulatum<br />

peterent.»


Q. Ciceron, a quien consideraba<br />

desde que<br />

aceptó un puesto á sus órdenes como una, prenda<br />

de la fidelidad de su hermano (1). En cuanto el<br />

orad ora<br />

p ro nunció su discurso contra la ley agraria<br />

de César, se apresuró á visitará Pompeyo que estaba<br />

á punto de dejar á Roma para marchar á CerdeiTia,,<br />

esperándo 4tener algunas seriales de aprobacion;<br />

pero el hábil cómico se encerró en una<br />

reserva impenetrable (2), y no hizo alusion ninguna<br />

á su proyecto de avistarse con César en Laca,<br />

no augurando Ciceron nada bueno de su silencio.<br />

Había ya comprendido la imprudencia de este acto,<br />

y pesando las desastrosas consecuencias de una<br />

ruptura con los triunviros, y el escaso apoyo que<br />

podía prometerse de la débil y vacilante faccion á<br />

cuyo servicio se había consagrado, se vió muy aliviado<br />

de tan abrumadora ansiedad al recibir una<br />

carta de su hermano reprendiéndole por su hostilidad<br />

hacia César, demostrando la buena política y la<br />

habilidad de una concesion, y asegurándole tambien,<br />

que aunque ofendidos los triunviros, no serian<br />

inexorables. Enseguida se descubre el cambio<br />

completo de tono operado en la correspondencia<br />

del autor (3);abandona la causa de los alió arcas<br />

con resentimiento, y los censura indignadopor su<br />

deslealtad y ligereza; dice que no le quiereny que<br />

es necesario que consagre sus atenciones á<br />

e otro,.<br />

se pinta á sí mismo con colores brillantes el mérito<br />

de hs ilustres jefes de la República, y prueba co n<br />

(1) Ciceron. 1, g.<br />

(2) Idern, ad Qd. Fr., 6.<br />

Véan s e las cartas de Cicerón, ad A ti., IV, 5: ad Div.,<br />

7; y más especialmente la de. Mntulo, 1, 9, ,ad Dio., en la cual<br />

pasa revista á su carrera política en esta época.


máximas de los filósofos antigu s, que el simple<br />

ciudadano debe ajustar sus opiniones á la de los<br />

mejores y más nobles; pide que no se le acuse de<br />

inconstante con acentos que reconocen alarec p er<br />

la justicia de esta acusacion, y acabapor dejarse<br />

arrastrar por la corriente de las circunstancias.<br />

.Dzscurso de Ciceron de Provinciis Consularibus,<br />

defiende á Ce'sa • y á Pornpeyo y se vengó de Pison y de<br />

Gabinio.—Ciceron no experimentó ciertamente la<br />

desgracia de refutar en Mayo los argumentos alegados<br />

el mes anterior contra la ley de César, y<br />

abandonado el Senado por su orador, dejó olvidado<br />

el asunto; pero cuando éste reapareció en la arena<br />

de la discusion pública, fué para pronunciar un<br />

panegírico estudiado del mismo hombre contra el<br />

cual había guiado poco tiempo tintes las Blas de<br />

la oposicion. Antes de proceder á la eleccion de los<br />

cónsules, se apoyaron los nobles en la ley Sempronia,<br />

segun la cual debían señalarse las provincias<br />

antes del dia de la eleccion. Se había considerado<br />

poco, como liemos visto, una regla tan opuesta á<br />

las rápidas y movedizas combinaciones de la política<br />

del dia, pero podía hacerse uso de ella como<br />

de un instrumento para atacar á un enemigo, y se<br />

recordaba bien que César no había debido sus tres<br />

provincias más que á una abierta violacion de esta<br />

ley, proponiéndose ahora, no sola pan te ponerla en<br />

vigor, sino darla un efecto retroactivo (1). Todos<br />

(1) Ciceron, Orce-. de Provinciis consularibus; ad Div., I,<br />

9. Este discurso se pronunció probablemente en Mayo (véase<br />

ad Div., 7), cuando Ciceron alude á la discusion en una clrta<br />

á Léntulo, aunque parece Vacilar por la vergüenza que le<br />

causa mencionar la parte que tomó en ella él mismo. «Quod eo<br />

ad te brevis seribo, quia me status lile reipublim non delectat.»<br />

Abeken, pag. 153.


- 58<br />

los oradores, excepto Servilio se declararon favora<br />

eles al proyecto de privar al procónsu l de uno ó de<br />

muchos de los gob'i.ernos que á la vez ocupaba,<br />

cuando Ciceron se levantópara defenderle en un<br />

discurso de una nobleza y ardor notables, en el<br />

cual hizo notar con justo entusiasmo la extension<br />

y la rapidez de las conquistas de César; cómo había<br />

vencido á los Helvecios, rechazado á los Germanos,<br />

recibido la sumision y rehenes de todos los<br />

Estados de la Galia. Apoyó la política de permitir<br />

al gran capitan que completase y consolidase la<br />

obra que había empezado con tanta fortuna, y que<br />

libertaría Roma para siempre de todos estos te<br />

mores de invasion gala; y haciendo un panegírico<br />

lleno de artificio de Pompeyo, vencedor de Oriente/<br />

(lió entender la importancia de proteger el génio<br />

de un rival ambicioso. Se atribuyó como un mérito<br />

haber aconsejado al Senado que aumentase el. número<br />

de los lugartenientes de César, concediéndole<br />

aquellos recursos pecunarios sin los cuales no<br />

podía hacerse la guerra (1), y sostuvo que para coronar<br />

lógicamente estos actos, era necesario rechazar<br />

con indignacion el golpe dirigido en aquel<br />

momento contra el procónsul. Apoyados los argu—<br />

mentos del orador con la influencia de los triumvi.ros,<br />

suspendieron el amenazador decreto; pero Ciceron<br />

no dejó escapar la ocasion de vengarse de los<br />

cónsules que habían consentido en su destierro y<br />

demostró con su fortuna habitual que la ley Sem_<br />

pronia condenaba severamente el nombramiento<br />

de Pison y de Gabinio para Macedonia y Siria, y<br />

(1) Dion, XXXIX, 25.


59<br />

hasta consiguió que se acordase su deposicion (1).<br />

Los cónsules se oponen, al wontbronietto de sus sucesores<br />

hasta la conclusion de su cargo. Por grandes<br />

que fuesen la gravedad y decoro que ostentase el<br />

Senado en la continuacion de sus discusiones previendo<br />

la eleccion de derecho de los magistrados,<br />

existían á sus puertas fuerzas que escapaban z1 su<br />

direccion, y que se levantaban en una actitud tan<br />

hostil, que hubiera sido aventurado para él invo-<br />

• car la decision de los comicios: Pompeyo y Craso<br />

solicitaban las tribus; los demagogos del foro, secretamente<br />

ligados con ellos, (2) excitaban las pasiones<br />

de la plebe y trabajaban con ella para que<br />

rechazase los candidatos de la oligarquía; y cuando<br />

se hizo evidente que no podía triunfar Domicio,<br />

resolvió el Senado, impelido por la audacia de Marcelino,<br />

impedir por lo ménos la eleccion de otro<br />

candidato cualquiera. Los cónsules se obstinaron<br />

en prohibir la reunion de las tribus, excitando todavía<br />

las formas de la constitucion bastante veneracion<br />

para que se respetase hasta esta extension<br />

de prerogativa exagerada. Estaba tan íntimamente<br />

unida la eleccion de los magistrados á la observancia<br />

de la religion del Estado, que ningun nombramiento<br />

podía exigir el respeto, aun de sus autores,<br />

si no había recibido la sancion de los procedimientos<br />

acostumbrados; y tanto era así, que la abstinacion<br />

con que Marcelino combatió; y que no podía<br />

(1) Asconius, in Pison. (D .g., pág. 2: «Revocad... ex prov<br />

inciis Piso et Gabinius.» El último no abandonó, sin embargo,<br />

su gobierno, hasta que llegó M. Craso para reemplazarle;<br />

año 700. Pison fué llamado á Roma sin tardanza, confiándose<br />

su provincia al pretor Q. Ancharius .Ciceron, in Pison., 36,<br />

(2) Dion, XXXIX, 29.


— 60<br />

menos de aumentar la confusion de los asuntos, le<br />

proporcionó las aclamaciones de la inconstante<br />

multitud, á las cuales contestó con la solemne advertencia<br />

deque estaba próximo el tiempo en que<br />

no serían libres ni aunara votar (1), proponiendose<br />

tal vez con estopreparar los ánimos á aquel<br />

últim ) llamamiento á las armas que hacia mucho<br />

tiempo habían propuesto los nobles en sus feroces<br />

é irrosolutos, consejos. Los cónsules sabían sin embargo,<br />

que estaban á punto de concluir sus poderes,<br />

al concluir el año corriente, y que sería imposible<br />

resistir por más tiempo á la usurpacion que amenazaba<br />

á la República, y se abstuvieron durante el<br />

tiempo que les quedaba del cumplimiento de todos<br />

los deberes de su cargo, continuando con el luto<br />

de que se habían vestido, sin asistir á -los espectáculos<br />

populares, ni celebrar en el Capitolio el dia<br />

solemne de Júpiter, ni la gran fiesta latina en el<br />

monte Albano, y conduciéndose en todos los actos<br />

como hombres sujetos á una tiranía y magistrados<br />

privados de sus legítimos poderes (2).<br />

Pompe,yo y Craso consiguen ser elegidos para el<br />

consulado valiéndose de la violencia.—(A. 699 de la C.<br />

ántes de J. C.)—En cuanto quedaron vacantes las<br />

sillas curules, reparecieron los triumviros en la escena,<br />

reuniendo al pueblo y verificando el simulacro<br />

de elecciones con el axilio de C. Caton y de<br />

los demás tribunos adictos. Con igual licencia recurrieron<br />

á la violencia y á la corrupcion, y solamente<br />

abandonaron los nobles lapartida cuando<br />

llegó de Galia el jóven Craso con un destacamento<br />

(1) Vahrio XI 2, G.<br />

(2) Ilion. XXX!X,


G1<br />

de veteranos de César para conseguir la eleccion<br />

de su padre. El mismo Domicio había intervenido<br />

con encarnizamiento como candidato rival, y no<br />

renunció á la lucha hasta despues de ver muerto al<br />

lado suyo á su compañero (1); y habiendo obtenido<br />

su eleccion los nuevos cónsules, Pompeyo y Craso,<br />

violando todos los principios de justicia y de legalidad,<br />

continuaron empleando los mismos medios<br />

para asegurar en los cargos principales á las hechuras<br />

con que podían contar (2). M. Caton, que<br />

era candidato á la pretura, sufrió una derrota<br />

vergonzosa, aun más insultante por el carácter<br />

de Vatinio, rival preferido por los omnipotentes<br />

cónsules (3). Por lo demás, no en todos los casos,<br />

consiguieron su objeto los defensores jurados<br />

de la tranquilidad pública sin efusion de sangre<br />

volviendo aquélla por el curso de los acentecimientos,<br />

viéndose temidos por su energía, ya que no<br />

respetados, postrándose Roma abatida y disgustada<br />

por espacio de algun tiempo ante la tiranía de<br />

sus nuevos dueños.<br />

Pompeyo compara su posicion con, la de César,<br />

medita un, cambio de política. —Cuando consideraba<br />

Pompeyo la carrera cine había recorrido desde la<br />

época de su regreso de Asia con la embriaguez de<br />

una gloria sin ejemplo, y con la perspectiva de<br />

(1) Dion, XXXIX, 31: Apiano, Beil. civ., II, 17.<br />

(2) Solamente les er,In hostiles dos de los nuevos tribunos,<br />

C. Ateyo Capito y P. Aquello Gallo. Dion, XXXIX, 32.<br />

(3) Tito Livio, Epit., CV; Valerio Máximo, VII, 5: «Comitiorum<br />

maximum crimen... próxima dementice sufragia..»<br />

quem honorem Catoni denegaverant Vatinio dore coacti sunt..:<br />

Cuatro siglos despues se recordaba esta flagrante conculcacion<br />

de toda justicia. Véase Mannert, Gral. Act. ad Julian, capítulo<br />

XIX: «Urde factura est ut majores nostri viderent Vatinios<br />

desp,-natos et vepulsos Cotones.»


— -2 —<br />

ejercer una influencia casi ornnim )da, no podía<br />

desconocer que había caldo del colino de los honores<br />

que enUmces poseía, y que su rival César amenazaba<br />

eclipsarle en un plazo breve, observando<br />

ademas la completa diferencia de la marcha que<br />

habían seguido. El uno había esperado en una<br />

inaccion altanera que se le ofreciesen nuevos honores<br />

y poderes; el otro los había tornado y asegurado<br />

con sus propias manos: uno parece había estudiado<br />

la manera de aumentar la confusion de los<br />

asuntos públicos buscando el equilibrio entre las<br />

facciones; el segundo se había adherido sin vaci-,<br />

lar nunca con el partido á que le unían lazos hereditarios.<br />

Uno había esperado que las necesidades<br />

del Estado acabarían por fusionar todo el<br />

mundo en_ una misma política, la de su elevacion<br />

á la dictadura; el otro se había dedicado con perseverancia<br />

z't la tarea de aniquilar á sus adversarios,<br />

y de poner en manos de sus hechuras la creacion<br />

de un gefo supremo. Entónces se decidió Pompeyo<br />

al parecer á cambiar de conducta, imitando la del<br />

jóven hombre de Estado con algunos actos más<br />

audaces y aventurados, como aquellos ante los<br />

cuales no había retrocedido al empezar su carrera,<br />

y con este objeto, optó al consulado y lo consiguió<br />

por medios que nunca podían perdonar los nobles.<br />

Deseba, segun hemos visto, que se le concediese<br />

una provincia y ponerse de nueve á la cabeza de<br />

un ejército, habiendo bastado una corta experiencia<br />

de los negocios civiles para convencerle de<br />

que la profesion que primero eligió y en la cual se<br />

había mostrado invencible, era la más natural y<br />

la ny'ls útil para sus proyectos, y que corno jefe<br />

militar podría renovar los triunfos defintivos de


su maestro Sila, al que Labia imitado al empezar<br />

su carrera con tanta fidelidad y éxito. Los obsCculos<br />

que César le opusiera con la alianza que con<br />

él contrajo con tanta habilidad embarazaron, sin<br />

embargo sus movimientos por todos lados, impidiéndole<br />

por completo sacar partido de su posicion,<br />

y arrebatándole el libre empleo de la victoria que<br />

había conseguido.<br />

Ley de Trebonio para conferir las provincias ti<br />

Pompeyo y á Craso. Envidia de los partidarios de<br />

César. —Empezaron los cónsules su canora con<br />

ostentacion exterior de moderación, afectando es<br />

tar satisfechos con su brillante posicion, y sin desear<br />

ninguna ulterior ventaja. C. Trebonio, uno de<br />

sus aliados en el tribunado, se presentó sin embargo,<br />

por servirlos, y sin duda, por sugestiones suyas,<br />

con la proposicion de conferirles respectivamente,<br />

por plazo de cinco años, y al concluir el de<br />

su cargo, los gobiernos de España y de Siria, á la<br />

vez que amplios poderes para hacer la guerra y<br />

organizar ejércitos. (1). Los amigos de César sealarmaron<br />

inmediatamente, pues la mayor preocu<br />

pacion de su patrono era obtener la ampliacion del<br />

plazo de su proconsulado, y aun cuando el que se<br />

le concedió primero no llegaba aun al fin del cuarto<br />

año, exigían sus planes, sin embargo, algunos años<br />

más para su completo desarrollo. Conquistada la<br />

Galia, se había sublevado nuevamente; la Germania<br />

y la Bretaña se presentaban con horizonte sombrío<br />

á los léjos, y sólo la proximidad de la indepencia<br />

era un peligroso ejemplo para súbditos no<br />

sometidos y descontentos. Estas excn z as eran plau-<br />

(1) Tito Livio, it., CV Non, XXXIX,


64 —<br />

sibles, pero sólo eran pretextos, y no podían revelarse<br />

en el foro romano los verdaderos designios<br />

del procónsul, y por lo tanto, los partidarios de César,<br />

en su celo por el triunfo de su patrono, no ménos<br />

que por sus intereses particulares, declaraban<br />

que no consentirían en este aumento de dignidad<br />

por Pompeyo y Craso, si no se concedía un equivalente<br />

al triumviro ausente; viéndose obligados<br />

los cónsules, apesar de su resistencia, á renunciar<br />

á sus pretensiones exclusivas, y manifestando á<br />

Trebonio como deseo suyo, que debía proponer otra<br />

ley prorongando igualmente el mando de César (1).<br />

El partido senatorial combate una ley para prorongay<br />

el mando de César por cinco o-7'08. —Si los hombres<br />

de Estado de Roma se hallaban disgustados<br />

por la arrogante ambicion con que se habían instalado<br />

los cónsules en los puestos que ocupaban<br />

sin que se les rogase para ello, todavía estaban<br />

m{s alarmados con el favor que se reclamaba en<br />

el bando opuesto, y no podían ménos de preveer<br />

que se elevaría desde esta base un poder como<br />

nunca había sufrido la República, pues era evidente<br />

que estos últimos años del gobierno de César<br />

consolidarían su influencia sobre sus soldados ha-<br />

ciéndoles olvidar las costumbres 1.7'<br />

preocupaciones<br />

de los ciudadanos, y enseriándoles á concentrar<br />

todos sus sentimientos de deber y de obediencia en<br />

su jefe solamente. En seguida que se presentaron<br />

estas dos mociones, se prepararon los nobles á un<br />

nuevo combate, no viéndose sin embargo en primera<br />

(1) E(-)17„ c¿i_;., ir, P>: VeHus, 13: Cly23ari lege,<br />

quam POiriptiM a 1 )pulum tunt pro po.;.lt in ile.n spatium<br />

temporis


65<br />

fila, como en otros tiempos, ni á Lúculo, ni á Se •vilio,<br />

ni á Ciceron, sino que se presentaron como los<br />

jefes más activos de la oligarquía, M. Caton, cuyo<br />

prestigio de severidad se había casi extinguido<br />

por una colision diaria con la violencia y la vulgagaridad,<br />

y Favonio, un vocinglero de partido, más<br />

bien que un campeon político. Ateyo y Aquilio, en<br />

su calidad de tribunos, estaban dispuestos á exten.<br />

der sobre ellos el escudo abollado y quebrantado<br />

de su dignidad oficial, pero guiados por tales hombres,<br />

corría peligro la causa de hacerse ridícula; y<br />

limitado Favonio á una arenga de una hora, la consumió<br />

toda en representar la insuficiencia del tiempo<br />

que se le había concedido. Caton, al que se con.concedió<br />

doble espacio, se lanzó á una invectiva<br />

general contra la conducta de sus adversarios, haciendo<br />

resaltar las pruebas de su violencia y de su<br />

perfidia á través de toda la série de los acontecimientos<br />

políticos, con tanta extension, que agotó<br />

igualmente el tiempo que se le había concedido<br />

ántes de llegar a punto que realmente se discutía<br />

(1). Tal era la inferioridad de los hombres á<br />

quienes habían confiado la direccion de su causa la<br />

insolencia ó desesperacion de los nobles.<br />

Rl pueblo impone la ley á viva ffferza.—(A. 699 de<br />

la C.) Todo el dia se pasó de este modo ántes que<br />

Trebonio y sus aliados en el banco tribunicio encontrasen<br />

ocasion de manifestar su opinion, pues<br />

era costumbre que había quedado de tiempos más<br />

sencillos, el dejar que hablasen ántes los que no<br />

pudiesen ser influidos por la autoridad superior de<br />

las que hablaban desde los puestos oficiales. De es-<br />

(1) Plutarco, (at. Min., 43; Dion, XXXIX, ► e<br />

MERIVALE.-TOMO TÍ.


6t3 —<br />

te modo había conseguido Caton una ventaja, pues<br />

en una época tan turbulenta, cuando podía decirse<br />

con verdadque nadie podría preveer el resultado<br />

de una jornada, el aplazar una discusion, aun solamente<br />

por algunas horas, era por lo ménos abrir<br />

una nuevapl\gina en el capítulo de los accidentes.<br />

Temiendo entónces Aquilio que la exasperacion. de<br />

sus adversarios les condujera recurrir á la violencia<br />

y le impidiesen presentarse en el foro, pasó<br />

la noche en aquellos sitios, durmiendo en una de<br />

las salas de la audiencia, pero no le valió su astucia,<br />

pues Trebonio mandó cerrar las puertas del<br />

edificio y tuvo arrestado á su colega la mayor 4parte<br />

del dia siguiente, guardando al misma tiempo<br />

los pasos que conducían al foro, y excluyendo arbitrariamente<br />

á Ateyo, Caton, Favonio y demás<br />

hombres notables de su partido, , Algunos de ellos<br />

lograron, sin embargo, pasar desapercibidos á. la<br />

asamblea, miéntras que otros penetraban á la fuerza<br />

en el recinto, conducidos en hombros del pueblo.<br />

Caton y Ateyo entraron de este modo, y desde esta<br />

elevacion movediza se oyó la voz del tribuno que<br />

dominaba el tumulto, y que proclamó que se, habían<br />

consultado los auspicios, que eran ilegales las<br />

operaciones, y que la asamblea estaba formalmente<br />

disuelta, Se le contestó blandiendo garrotes y<br />

arrojándole una lluvia de piedras; 'desenvainárowse<br />

en, la confusion espadas y puñales, y los amigos<br />

del partido senatorial fueron expulsados de la<br />

arena, no sin efusion de sangre (1), asegurándose<br />

con estos procedimientos tumultuosos la ratifica-<br />

(1) Plubren, Cat. M'in., 43; Pornp., 52; Crass., 5• Dion,<br />

XXXIX, 35, 36.


67<br />

cion popular de los designios de los triumviros.<br />

Consecuencias desastrosas para Pompeyo de estos<br />

desórdenes.—Los mismos cónsules no tuvieron inconveniente<br />

en tomar parte en estas escenas. Poco<br />

ántes y con ocasion de la eleccioh de los ediles se<br />

había manchado la toga de Pompeyo con la sangre<br />

de una víctima de la ferocidad popular, y este<br />

acontecimiento fué seguido de las más fatales consecuencias<br />

(1). Al volver á su casa fué recibido á<br />

la puerta por su mujer Julia, que enterada de la<br />

batalla, se apresuró á felicitar á su marido por su<br />

feliz regreso, y al verle manchado de sangre, se<br />

'alarmó tanto la jóven matrona, enamorada de su<br />

esposo, y muy adelantada en su embarazo. , que se<br />

vio atacada de dolores prematuros de parto, siendo<br />

este choque demasiado violento para su consti-<br />

-tucion, que no volvió z reponerse jamás de él.<br />

._Pompeyo trataba de captarse el favor de la plebe.<br />

Su magnijeo teatro. Complaciéndose el pueblo en<br />

hacer la oposion al Senado é insultar á sus campeones,<br />

no tenía sin embargo simpatias de ningun género<br />

por los jefes que había tenido la condescendencia<br />

de poner á su frente, y era inútil que tratase<br />

Pompeyo de conquistar sus favores con la<br />

magnificencia de sus espectáculos, corno haba hecho<br />

César ántes que él. Es cierto que hasta el esplendor<br />

de la administracion. de César como edil<br />

fué eclipsado con la apertura del magnífico teatro<br />

de su rival, el primer edificio de este género que<br />

fué construido de piedra y destinado conservarse<br />

(2). Este teatro podía contener dentro de sus<br />

(1) Plutarco, Pomp., 53.<br />

(2) 1)ion, XXXIX, 38. Tácito, refiri(3ntlose á esto mismo,


63 —<br />

muros con toda comodida d cuarenta mil espectado<br />

res, parte muy considerable de la poblacion de Roma,<br />

su constructor lo adornó ademas con una profusion<br />

de oro, mármoles y piedras preciosas como<br />

nunca se había visto otro alguno en el mundo oc-<br />

c<br />

idental; y para que un gasto tan extravagante no<br />

p<br />

creciese un derroche en una obra de puro lujo, se<br />

unió á él un templo consagrado Venus Victoriosa,<br />

coleado de manera que los asientos del teatro sirviesen<br />

de peristilo al sagrado edificio. La ceremonia<br />

de la consagracion fué acompafiada con gran<br />

aparato de mt'isica, carreras de carros y todos los<br />

juegos de la palestra (1), lanz .,ndose á la arena, los<br />

cinco días siguientes, quinientos leones que fueron<br />

perseguidos y muertos en ella, y combatiendo diez<br />

y ocho elefantes contra tropas esperimentadas de<br />

gladiadores; e,specticulo que excitó la sensibilidad<br />

nada esquinita de la plebe, cuya alegria desapareció<br />

ante los gritos y agonía de estos animales se-<br />

Ann. XIV, 20, dice: «Quippe erant qui Cn. Pompeium incusa-tum<br />

a senioribus ferrent, quod mansuram theatri sedem possuisset<br />

nam altea subitariis gradibus et seena in tempus<br />

structa ludos edi solitos, vel, si vetustiora repetas, stantem<br />

populum speetavisse.» Se supone que el fundador no miró<br />

ninguna de sus hazañas con más complacencia que la erec-,<br />

eion de este magnífico edificio. Lucano, I, 133: «Plausuque sui •<br />

gauclere theatri,» VII, 10:<br />

«Nam Pompeiani visus sibi sede theatri<br />

Innumeram effigiem Romance cerneré plebis<br />

Attollique suum lmtis ad sidera nomen<br />

Vocibus, et p'ausu tuncos cercare sonantes.»<br />

Las opiniones de los antiguos sobre este edificio están coleccionadas,<br />

y su historia posterior referida por Drumann.<br />

IV, 521.<br />

(1) Non, XXXIX, 38: Plutarco, Pomp., r.;2; Ciceron, de<br />

Off . 1 11, 1G: Nat., XXXVI, 24.


- 69<br />

'mi-racionales (1). Hubo personas que afirmaron<br />

entender los tristes gemidos de las víctimas, las<br />

cuales apelaban á la generosidad y justicia del<br />

pueblo romano, por haberse visto obligados á<br />

abandonar sus playas natales, en virtud de ha Lérseles<br />

prometido bajo juramento garantizar su seguridad<br />

(2). Despue; de todo, si creemos á los detractores<br />

del grande hombre, no era de Pompeyo<br />

la generosidad habiéndose levantado el edificio<br />

segun el gusto é inspiracion de Demetrio, uno<br />

de sus libertos, que consagraba de este modo á la<br />

diversion del público los tesoros que había acumulado<br />

siguiendo la fortuna de su patrono, y el cual<br />

dió modestamente el nombre de Pompeyo para poner<br />

al amparo de la atencion celosa de los ciudadanos<br />

la enorme cantidad de sus ganancias particulares.<br />

Permanece Pompeyo en Italia y „gobierna su _provincia<br />

por medio de sus lugartenientes. Cualquiera<br />

que fuese la gratitud de los Romanos hacia su com.<br />

sul despues de los esfuerzos que había hecho por divertirlos,<br />

se disgustaron de él y de si mismos, al ver<br />

las legiones que se apresuró á organizar con su<br />

colega, en ejecucion del último decreto. Los tribunos<br />

llegaron hasta intentar que se revocase la<br />

sancion C311 que contaba para hacerlo, pero los<br />

rápidos aprestos de Craso para la partida de la expedicion<br />

que meditaba, y la aparente moderacirm<br />

(1) Cíceron, ad Dir., VII, 1; Plinio, Hist. Nat., VIII, 7:<br />

,«Tanto dolore, ut populus flens universus consurk,Yeret, dirasque<br />

Pompeio quas ille mox luit imprecaretur.»<br />

(2) La responsabilidad de esta afirrnacion debe atribuirse<br />

exclusivamente á Dion.<br />

(3) Dion, loe. cit.


70<br />

de Pompeyo que mandó sus tropas 4:1 España, para<br />

que su permanencia cerca de la ciudad no causase.<br />

recelos, los obligó muy pronto á que moderasen<br />

su hostilidad. El mismo Pompeyo se decidió á no<br />

abandonar el centro de los negocios, para lo cual<br />

le servían de excusa (1) las funciones de fiscal de<br />

abastecimientos que desempeñaba, y propuso, por<br />

vez primera desde la fundacion de la República,<br />

gobernar su provincia por medio de sus lugartenientes.<br />

Decretos sobre leyes suntuarias, y sobre la capacidad<br />

necesaria para el cargo de 7./ez,—Pompeyo y<br />

Craso habían consagrado durante su consulado<br />

una parte de su atencion, aunque no muy enérgica,<br />

ni decidida, á decretar leyes suntuarios, acto que<br />

halaga siempre los sentimientos envidiosos de la<br />

clase media, y que contaba en Roma con la aprobacion<br />

reflexiva de los hombres más ilustrados de<br />

las clases elevadas; pero muy pronto se vieron derrotados<br />

en esta política por el egoísmo c'e los nobles,<br />

especialmente de Hortensia (2), y abandonaron.<br />

facilmente un proyecto emprendido probablemente<br />

más bien por cubrir las apariencias, que por celo<br />

de ninguna clase hacia la sencillez antigua.<br />

Consiguieron, sin embargo, establecer una condicion<br />

pecuniaria de capacidadpara el cargo de<br />

juez (3), en vez de la eleccion arbitraria en los ór-<br />

(I) Dion, XXXIX, 39; Plutarco, Pomp , 53. El historiador<br />

filósofo atribuye únicamente esta permanencia de Pompeyo en<br />

Roma á su cariño por su mujer.<br />

(2) Dion, XXXIX, 37.<br />

(3) Ciceron, Philipp. I, 8; Asconius, in, Cje.; P ison. 94:<br />

«Pompeius in consulatu secundo... promulgavit ut amplisimG<br />

ex censu, ex centurias al iter qua antea lecti judices, peque.,


—<br />

denes privilegiados, senadores caballeros y tribunos<br />

del tesoro, que había prevalecido despues da<br />

ponerse en vigor la ley Aurelia (1.),, Esta reforma<br />

era tambien aparentemente especiosa, porque tendía<br />

á, reservar un puesto muy tentador y de mucha<br />

responsabilidad á clases, que por su posicion. opulenta<br />

ó desahogada, podía suponerse más libres de<br />

las tentaciones de la avaricia. Dado el estado espantoso<br />

de la inmoralidad reinante, no tuvo, sin embargo,<br />

este acto más consecuencias que hacer elevar<br />

el precio de los favores judiciales; pero Craso<br />

era sumamente cuidadoso de las buenas formas y á<br />

primera vista, este era el carácter aparente de la<br />

medida, la cual por otra parte era una adulacion<br />

directa á los intereses pecuniarios; elevaba la riqueza<br />

por encima del nacimiento, de la virtud y<br />

de la educacion; tendía á acelerar la corrupcion social<br />

hasta el límite en que considera la pobreza como<br />

un crimen, y en que se supone que el dinero<br />

compendia todo lo que merece respeto.<br />

Situacion política de Ciceron: sw alia92,za con los<br />

trirlonviliots y su hipócrita reconciliacion con Craso.<br />

La abrumadora preponderancia de los triumviros<br />

en la balanza del poder, redujo á Ciceron á un<br />

estado de inaccion política. En vista de esto, trabajó<br />

para captarse tarse la amistad, ó mejor dicho, la<br />

pr<br />

os teccion de César y de Pompeyo á la vez, evitando<br />

al mismo tiempo consagrarse sistemáticamente<br />

defender su política, única condicion con que le<br />

concedieron esta proteccion sin reservas. Por una<br />

binen ex Mis tribus ordinibus r s judicarent.» Véase Fischer,<br />

Ront ZeitIcefeln, pág. .247.<br />

(1) A. 684 d. la C.; 70 entes de J. C.


parte, habla en su correspondencia con mucha sa,tisfaccion<br />

de la visita con que honró Pompeyo su<br />

retiro, no sin mezcla, sin embargo, de fundadas<br />

sospechas en cuanto á la sinceridad de sus protestas<br />

amistosas (1), y por otra, hace asiduamente la corte<br />

al procónsul de la Galia, por medio de su hermano<br />

Quinto, que había aceptado el puesto de lug-arteniente<br />

cerca de éste, y de otros oficiales del<br />

ejército. Somete sus composiciones poéticas al juicio<br />

del consumado capitan, y se deleita en extremo<br />

con los plácemes que de éste recibe (2); insinúa<br />

que trabaja en un poema sobre la invasion_ de<br />

la Bretaña por César , que ocupaba entónces la<br />

atencion pública, y recurre á su hermano para los<br />

hechos, diciendo que su génio le dará la forma (3).<br />

No puede dudarse, sin embargo, que Ciceron debió<br />

preferir á uno ó á otro, especialmente á César, que<br />

nunca se creó enemigos personales, ni se enajenó<br />

-ninguno de sus amigos; pero lo que es cierto, es<br />

que nunca se adhirió á Craso, cuya persona y car:Icter<br />

le inspiraban aversion, y que nunca se cubrió<br />

con la máscara del afecto, cuando sus sentimientos<br />

eran totalmente contrarios á una persona.<br />

Los otros triumviros trataron de establecer una inteligencia<br />

entre él y su colega, y sus esfuerzos<br />

fueron enérgicamente secundadospor la consideracion<br />

que se tenían el orador y el jóven Craso;<br />

pero, como confiesa el mismo Ciceron, estalló su antigua<br />

enemistad en un violento altercadoque tuvieron<br />

en el Senado, muy poco ántes de lapar-<br />

Cje., ad Att,, IV, 9.<br />

(2) Iclem, cid (,)?( II, 1(3.<br />

(3) Idem, ibtcl., II, 15.


tida de Craso para su provincia, arreglándose con<br />

dificultad esta abierta ruptura en los últimos momentos,<br />

para no disgustar alpalico (1). La importancia<br />

que daban los triumviros á la simple apariencia<br />

de una recmciliacion, debió alhagar el<br />

amor propio de Ciceron, pero el consejo más acertado<br />

que podía dársele fuéprobablemente el de su<br />

amigo Atico que le apremiaba durante esta crisis<br />

para que abandonase la vida política, pues desde<br />

que concluyó el asunto de Catilina, había concluido<br />

de hecho su papel, y su regreso triunfal del<br />

destierro , era una especie de escena final, muy<br />

conveniente en el noble drama de que había sido<br />

protagonista.<br />

Sus recursos intelectuales.—En medio de todos<br />

estos cuidados, de la derrota de su ambicion, de la<br />

ingratitud de ciertos amigos y de la falta de sinceridad<br />

de otros, agitado tambien por sus constantes<br />

preocupaciones por la salvacion de la patria,<br />

consagraba todavía todo su tiempo disponible á<br />

distracciones literarias y filosóficas (2). Sus puertas<br />

estaban siempre abiertas para el amigo que<br />

quería contribuir con una idea ó una crítica á aumentar<br />

el tesoro de sus pensamientos, y su espíritu<br />

irritable, vacilante é irresoluto en los asuntos<br />

(1) Ciceron, ad Div., I, 9: «Crasos, ut cuasi testata populo<br />

rom. esset nostra gratia, pone a mees laribus est in provin-tiam<br />

profectus.» La reconciliamon se realizó en una cena en la<br />

que se encontraron los partidos en los jardines de Crasipo.<br />

que hacía poco se había casado con Tulla, hija del orador:<br />

«Cum mihi condixisset, coenavit apud me in mei generis<br />

Crassipedis hortis.»<br />

(2) En el traccurso de este año escribió Ciceron, ó concluyó<br />

por lo ménos, su diálogo de °J'atore, el más perfecto é interesante<br />

tal vez de sus trabajos. Ciceron, dd Att., IV, 13, 16;<br />

ad Div., I, 9.


7<br />

su<br />

públicos, recobraba en estas tareas más ,sanas<br />

calina, su dignidad, su y fuerza. Perseguía su obieto<br />

en filosofía con una perseverancia que hubiera<br />

sido de desear para su fama en su carrera política,<br />

tanto más, cuanto que la misma edisposi- pr<br />

cion para contemporizar que le hizo fracasar como<br />

hombre de Estado, le hacía capaz de escuchar á<br />

todas las partes, de comprobar todas las teorías, y<br />

si nopodía descubrir una verdad especulativa, podía<br />

al ménos poner diques por todos lados á la invasion<br />

creciente del error. (1).<br />

Actos de Gabinio en gobierno de Siria. (A.<br />

697-698 de la C).—Incapaces los hombres de Estado<br />

de Roma de ponerse de acuerdo en sus pretensiones<br />

rivales para la restauracion del rey de Egiptó en<br />

su trono, dieron al olvido este asunto. Ya hemos<br />

visto que Léntulo Spinter había partido para<br />

su gobierno de Cilicia con la esperanza de recibir<br />

plenos poderes del gobierno para ejecutar esta medida<br />

á tenor de la ley propuesta por el mismo, y<br />

cuando se rechazó la ratificacion completa de su.<br />

mision y quedó otra vez el asunto á, merced de la<br />

competencia y de la intriga, emprendió Ciceron la<br />

la tarea de velar por los intereses de su amigo, el<br />

último cónsul, y continuó halaga-ndole con la esperanza<br />

de que concluiría el asunto de un modo fa<br />

verable, pero durante este tiempo, y despues de<br />

olvidada y aplazado por la agitacion de perturba-<br />

(1) Plutarco, Cic., 5, cuenta de Ciceron la anécdota de que<br />

consultó en su juventud el oráculo de Delfos para saber cómo<br />

adquiriría fama, y que éste le respondió con el prudente consejo<br />

de que siguiese las inclinaciones de su génio y no la opinion<br />

del mundo por norma de su conducta. Esta agradable tic -<br />

clon expresa el juicio de la posteridad sobre su carácter.


1",:f•-•<br />

clones más importantes, se resolvió de repente por<br />

una mano atrevida y sin. escrúpulos.<br />

Gabinio resuelve restablecer- á Ptolonzeo A uletes e'<br />

el trono de Eyipto.—Al concluir Gabinio su consulado<br />

á fines del ario 696, marchó para su gobierno<br />

proconsular de Siria. No se encuentra vestigio de<br />

ring un decreto especial que le confirmase en este<br />

cargo por periodo más prolongado que el ordinario<br />

de un ario, sin embargo, ocupó el gobierno dos anos<br />

completos, y no le dejó ni z'lun despues de su formal<br />

llamada á propuesta de Ciceron, hasta fin del aíiu<br />

699, cuando Craso se preparaba z't expulsarle de<br />

él (1). Gabinio siguió con su sistemática energía<br />

conducta agresiva y tiránica, peculiar de los procónsules<br />

romanos, tanto con sus súbditos como con<br />

los extrangeros, y adoptó, respecto de la Judea, la<br />

política legada por Potnpeyo los gobernadores de<br />

la provincia de Siria, manteniendo por la fuerza de<br />

las armas la autoridad de Hircano contra la familia<br />

de su hermano Aristóbulo. La turbulencia de<br />

los Árabes fronterizos, podría exigir su vigilancia<br />

y actividad y excusar los ataques que dirigió contra<br />

las tribus vecinas. Los insignificantes triunfos<br />

que consiguió en sus expediciones le valieron<br />

por parte de sus soldados el título de iviperato7 (2),<br />

pero cuando se dirigió al Senado pidiendo ceremo-<br />

(1) Las leyes de Sila, destinadas siempre á aumentar la<br />

influencia del Senado, permitían al procónsul permanecer en<br />

su provincia despues (le acabar el año, basta ser reemplazado<br />

por su sucesor. (Drumann, I, 190). Ciceron, en una carta á Lentu<br />

lo (ad Div., I, 9), le dice que no está autorizado para abandonar<br />

la Cilicia ántes de que llegue el nuevo procónsul con<br />

plenos poderes.<br />

(2) Parece que Gabinio sufrió algunas derrotas ignominiosas<br />

en sus campañas. Ciceron, pro Sest., 33: «Neque equitatum<br />

in Syria et cohortes optimas perdidissemus • »


— 10<br />

nias públicas, apare p temente en honor de sus hazañas<br />

en una de estas expediciones, le manifestaron<br />

los nobles su aversioil hacia él, y su sordo<br />

rencor hacia supatron Pompeyo, acogiendo su peticion<br />

con una négativa humillante (1). Segun<br />

parece, nunca se había hecho semejante afrenta á<br />

un procónsul, y ésta sirvió más bien para aumentar<br />

que para refrenar su ambicion y su audacia,<br />

resolviendo enseguida re poner á Mitrídates<br />

en el trono de Parla, delque había sido derribado<br />

por su hermano °rodio. Al mismo tiempo se vió<br />

asediado con las importunidades de Ptolomeo Auletes<br />

que se había alejado, Heno de disgusto, de las<br />

puertas de sus pal'onos de Rima; inclinándose<br />

Gabinio á favorecer preferentemente la causa del<br />

Egipcio, por la promesa que éste le hizo de un<br />

regato (2).<br />

Reinaba entonces en Alejandría, Bereniee, hija<br />

de _Ptologneo.—La poblacion de Alejandría, que<br />

imponía la ley á Egipto, era de un carácter obstinado<br />

y rebelde, y solamente podían sus soberanos<br />

mantenerla sometida á, fuerza de halagos. Habían<br />

expulsado de su trono á Ptolomeo y dado la corona<br />

á su hija Berenice; y cuando el monarca desterrado<br />

se retiró á Roma y solicitó del Senado que le<br />

restableciese en la dignidad que solemnemente le<br />

había prometido por su d eclaracion.de amistad y<br />

alianza con la República (3), trataron de hacerse<br />

(1) Ciceron, Philipp., XIV, 9; ad Qu. Fr.,<br />

senatus<br />

II, 8: «Id. Maiis<br />

ganda. » frequens divinus fuit in supplicatione Gabinio dene-<br />

- (2) Su causa fue reco<br />

mismo Pornpeyo; Dion, XXXIX, mendada 56. á Gabinio por cartas<br />

del<br />

lado (3) César<br />

al pueblo<br />

había<br />

romano<br />

afirmado<br />

por<br />

que el reino de Egipto había sido<br />

Alejandro<br />

I. (Véase el tomo<br />

I, pá-


fuertes los Alejandrinos contra el peligro que los<br />

amenazaba, invitando á Seleuco, vástago de la dinastía<br />

que había reinado en otro tiempo en Siria,<br />

á que compartiese el trono y el lecho de la jóven<br />

reina. El pueblo y la soberana se disgustaron muy<br />

pronto al parecer de esta alianza, y el infortunado<br />

príncipe murió extrangulado por órden de su esposa,<br />

encontrándose otro competidorpara esta peligrosa<br />

distincion en la persona de Arquelao, que<br />

era como se ha demostrado, hijo de uno de los generales<br />

de Mitrídates, pero que pretendía ser descendiente<br />

del gran rey, y se alababa de disponer<br />

de la influencia de este nombre venerado. Parece<br />

que Gabinio se había apoderado de este hombre y<br />

le había dejado escapar de intento (1), para embrollar<br />

más y más la corte de Egipto con el gobierno<br />

de Roma, y dar colorido á la violencia que meditaba,<br />

en oposicion directa con el decreto del Senado.<br />

Gabinio restaura á Ptolomeo, el cual mata á SU<br />

hijo.—Al llegar el procónsul con sus legiones,<br />

llevando á Ptolomeo en su compaiiía, no vacilaron<br />

los Egipcios en correrá las armas para defender<br />

su independencia y al soberano de su eleccion, pero<br />

fué inútil la resistencia, pues aunque violento y<br />

poco cuidadoso de la vida en los tumultos y sediciones,<br />

no estaba el populacho de Alejandría acos-<br />

gina 143). Este soberano había dejado una hija, Berenice, y dos<br />

hijos ilegítimos, despues reyes de Egipto y de Chipre. Murió<br />

la hija, y costó mucho trabajo á Auletes, el mayor de los hermanos,<br />

demostrar su derecho á la sucesion. La envidia del<br />

Senado le salvó de la agresion meditada por Osar, y gastó<br />

6.000 talentos en comprar á los miembros que más temía. Suetonio,<br />

Jul., 54; Dion, XXX, 12; Plutarco, Ccesar, 48.<br />

(1) Dion, XXXIX, 57, menciona esta connivencia.


78<br />

tumbrado á la disciplina militar por jefes capaces,<br />

v sólo era una soldadesca despreciable; (1) Gabinv<br />

io entró en la ciudad despues de una ó dos escaramuzas<br />

y efectuó el cambio á que se había coro<br />

prometido. Ptolomeo volvió á subir al trono, y su<br />

P<br />

rimer acto fué condenar á muerte á su hijo para<br />

satisfacer su venganza y asegurarse , haciendo<br />

matar enseguida á los m:ts nobles y ricos partidarios<br />

de su víctima, para reunir la enorme cantidad<br />

que había prometido por precio de su restauraclon<br />

(2).<br />

Alarmas superticiosa.9 de la plebe 9.oznana.—Sólo<br />

pasó á la caja particular de Gabinio uno corta cantidad<br />

de este oro egipcio, pues se vió obligado á<br />

gastar la mayor parte en comprar la impunidad de<br />

su atrevida violacion de la ley, no atreviéndose á,<br />

mandar á su gobierno un relato del asunto, y todavía<br />

rnénos á pretender los honores públicos; pero<br />

apelar de esto, era demasiado notoria la parte que<br />

el procónsul había tomado en la rostauracion del<br />

monarca fugitivo, para que permaneciera oculta;<br />

no siendo este el único punto de su administracion<br />

que reclamaba una perentoria investigacion<br />

judicial. Los Sirios se quejaban de los efectos de<br />

(I) Véanse las observaciones de Dion sobre el carácter de<br />

los Alejandrinos, XXXIX, 58 , y Amiano, XXII, 11: «In civitate<br />

qum suopte motu et ubi causce non suppetum, seditionibus<br />

crebis agitatur et turbulentis, ut oraculorum quoque loquitur<br />

lides,» á las que Valerio afiaclo otros w'trrafos de historiadores<br />

eclesiásticos (Véase tambien Vopisco, in Saturn.,<br />

Chrys., Ora,t., XXXII.<br />

7; Dion,<br />

(2) calcula esta cantidad en diez mil talentos, más de<br />

dos millones (de libras esterlinas). En esta materia puede sospecharse<br />

que hay exageracion, p<br />

so, segun el cálculo ir ás<br />

ues la famosa riqueza de Cra-<br />

elevado (Plinio, Hist. na X XXIII<br />

47), no pasaba de ocho mil trescientos talentos. t)


- 79<br />

su ausencia de la provincia, pues se habían visto<br />

expuestos á los insultos de los bandidos de las<br />

montañas y del desierto; los publicanos no podían<br />

llevar á efecto el ingreso de las rentas, y el jó-ven<br />

Sisenna, hijo del procónsul, ' que había quedado<br />

para representar á su padre, se había mostrado<br />

anteriormente inferior á un cargo tan árduo. No<br />

faltaban á Gabinio eneligos personales que excitaban<br />

contra él la indignacion y la supersticion del<br />

pueblo romano, poniendo en juego con un efecto<br />

fatal los terrores del oráculo sibilino, que al excitar<br />

los temores de la multitud, exasperaban su<br />

cólera.<br />

Craso reemplaza á Gabinio su provincias—Todo<br />

el tiempo que Pompeyo y Craso fueron cónsules,<br />

extendieron sobre el procónsul el escudo de su pro_<br />

teccion. Uno era su gefe político, corno entes lo<br />

había sido militar y no podía dispensarse entónces<br />

de protegerle; el otro le tenía Gabinio de su parte,<br />

segun decía, por haber compartido con él los despojos<br />

de su gobierno (1). Se consintió á Gabinio que<br />

permaneciese tranquilamente en Siria, pero al<br />

aproximarse Craso, como sucesor suyo en la administracion,<br />

tuvo que dejar su retiro y tomar sus<br />

medidas para hacer frente á sus enemikos de Roma.<br />

Las intrigas de los triunviros habían impedido la<br />

eleccion de nuevos cónsules hasta fin del ano, consiguiendo<br />

al fin la perseverancia de los nobles que<br />

se reuniesen los comicios, y obteniendo Domicio<br />

el objeto tanto tiempo deseado de su ambicion (2);<br />

(I) Dion, 39, 60.<br />

(2) Siéndo cónsules Domicio Ahen, y Apio Clau.d. Pulcher;<br />

a. 700 de la C., y 54 a. de J. C.


80<br />

pero la eleccion de Apio Claudio como colega aminoró<br />

el triunfo de su amigos y amenazó dificultar<br />

los planes de agresion y de venganza que meditaba.<br />

Apio era hermano de P. Clodio, el in ,me tribuno,<br />

y estaba estrechamente unido á Pompeyo por<br />

el matrimonio de su hija con un hijo del trium.viro;<br />

y aunque parece que Ciceron le consideraba<br />

m'cspor esta razon, era generalmente odiado y<br />

temido por el partido senatorial, distinguiéndose<br />

su carrera, no obstante la corrupcion del siglo,<br />

por una venalidad descarada.<br />

Se le amenaza con la acusacion. Aunque prometió<br />

secundar la política de Pompeyo, empezó su.<br />

consulado por unirse á su colega para amenazar á<br />

Gabinio con sujetarle á juicio (1), no tanto por deseo<br />

de rivalizar con su hermano como demagogo,<br />

como por la esperanza de arrebatar al procónsul,<br />

con un tnIfi.co innoble, una parte de los tesoros,<br />

cuya fama se Rabia divulgado (2); pero Gabinio<br />

adivinó facilmente sus designios, y encontró in.du-<br />

(1) Esta es, al parecer, la significacion del párrafo, evidentemente<br />

corrompido; Dion, XXXIX, 60.<br />

( 9 ) Se encuentra otro ejemplo de la avaricia de Apio @n su<br />

conducta respecto de Antioco, rey de Comagena, distrito situa-<br />

(io en la orilla der1cha del Eufrates, y que formaba una pequeña<br />

soberanía dependiente. Antio9o, su señor, había recibido<br />

de César durant su consulado el permiso de llevar la toga<br />

romana, y pidió entónces al Senado que confirmase esta honrosa<br />

dist-incion, que tal vez bebía sido desconocida por los.<br />

procónsules vecinos, Léntulo ó Gabinio. Apio recibió regalos<br />

para que apoyase esta demanda, y Ciceron atacó y ridiculizó<br />

las pretensiones del reyezuelo, seguramente por ligereza, pues<br />

no podía entrar en su política reflexiva el insultar, aunque<br />

fuera al más humilde de los clientes de César. Apio hizo todo<br />

lo que pudo por atraerse al orador, temiendo, que si se cerraba<br />

este camino á los reyes dependientes ara solicitar favores<br />

de los hombres de Estado romanos, se cegaría un manantial<br />

muy abundante de ganancia. Ciceron, ad Qu. Fr. TI, 12.


dablemente medios de dulcificar su hostilidad.<br />

Aunque desposeido de su puesto de honor en Siria;<br />

no se alejó sin embargo de su provincia, y desde<br />

ella se dedicó : rt •distribuir regalos


- 82<br />

en<br />

ue rsticios os, aba est decididamente contra<br />

sp<br />

suya, de tal modo, que tuvo que entrar en Roma<br />

furtivamente corno un simple particular y de noche,<br />

y aun así tardó algunos dias en presentarse<br />

al Senado jt, dar cuenta oficial de su administracion,<br />

siendo tratado por éste con altanería y dureza. Ciceron<br />

le atac con acrimonia y le provocó de tal<br />

manera, que él replicó burlándose de la desgracia<br />

de su destierro; pero las cosas hablan cambiado<br />

mucho desde que Gabinio faltaba de Roma, y el<br />

Senado, en vez de inclinar la cabeza bajo los golpes<br />

dirigidos


s3<br />

ran realmente justificacion á este sistema de defensa;<br />

sea que Gabinio se apoyase en una falsifica cion<br />

(pues to imposible que se falsificasen hasta los<br />

documentos públicos del Estado) (1); ó sea que la apología<br />

se fundase únicamente en una atrevida fic-<br />

ClOD., el Senado no la concedió ningun valor; pero<br />

enfriada ya la oposicion de Ciceron, y trabajados<br />

con éxito los juec3s, á despecho de la hostilidad de<br />

los cónsules y de las imprecaciones de la multitud,<br />

fué absuelto el criminal del cargo principal, ínterpretándose<br />

de un modo ambiguo la respuesta de la<br />

Sibila, como si se refiriese á hechos completamente<br />

diferentes. El pueblo, sin embargo , no se satisfizo<br />

tan facilmente, y una violenta inundacion del Tiber<br />

(2) dió nuevos argumentos á su supersticion<br />

contra la víctima, que aun no había escapado de<br />

sus manos.<br />

Gabinio es acusado de violencias en su gobiewo:<br />

le defiende Ciceron, pero es condenado y desterrado. —<br />

Pesaba un segundo cargo sobre el procónsul; el<br />

de corrupcion y extorsion (3); pero victorioso en el<br />

primero, no se inquietaba apenas por el segundo,<br />

y comprendió de cuanto le había servido su oro,<br />

con almas venales y corrompidas, cuando víó,<br />

cosa extraña, que Ciceron se encargó de su defensa<br />

por influjo de Pompeyo. El mismo trium viro que<br />

(1) Idem, de Leq.. III, 20 (Wase Drumann, 55). Cieeron<br />

cita un caso flagrante de este género, ad Att., IV, 18.<br />

(2) Idem, ad Qu. F'., 111, 7: «Cadit in. absolutionem Gabinii.»<br />

Dion, XXXIX, 61.<br />

(3)' La corrupcion consistía en haber aceptado una suma de<br />

dinero de Ptolomeo como precio d su restauracion, viéndose<br />

acusado ademas de haber sacado de los súb 'idos de la provincia<br />

cuatro millones de sestercios, por medio de extorsiones.<br />

Mon, XXXIX, 55.


- 81 —<br />

du-<br />

se había alejado de las cercanías de la<br />

rante, el_ primer proceso, se comprometi o a aproximarse<br />

v redo ldar sus esfuerzos para salvarle;<br />

pero estos mismos esfuerzos fueron, segun parece,<br />

los que perdieron su causa, pues no pudo soportarse<br />

oir Ci.ceron sostener, por agradar al gran<br />

triumviro, la asercion de los testigos alejandrinos,<br />

de que Gabinio había recibido ningun<br />

regalo del rey de Egipto, siendo el hecho tan notorio,que<br />

el mismo orador le admitió sin vacilar<br />

en la siguiente causa que def mdió (1). Es indudable<br />

que el ca,r:Icter de Ciceron perdió mucho en la<br />

estimacion de sus amigos en esta ocasion (2) y su<br />

mismo relato del asunto no excusa de un modo<br />

plausible esta inconsecuencia, pues era ocioso que<br />

se vanaglorl qse de su influencia para aplacar la<br />

contienda, puesto que reconoce que la reconciliacion<br />

se efectuó por las súplicas del triumviro, al<br />

que evidentemente no se atrevía á desagradar (3).<br />

Aceptar casi al mismo tiempo de Pompevo (4) una<br />

lugartenencia en España, era la vez una indiscrecion<br />

y una indignidad; no agradando tal vez á los<br />

jueces la intervencion oficiosa de César, del cual<br />

presentó Ciceron una carta que recomendaba eficazmente<br />

la absolucion del acusad(). Con igual<br />

sorpresa de amigos y enemigoz concluyó elproce-<br />

(1) Ciceron, Pro Rabir.Post„ 12.<br />

(2) Dion, XXXIX, 63.<br />

(3) Ciceron, pro Ra :5ir.Post,: «Ninfrue me yero poenitet,<br />

mortales inímicitias, sempIernas amicitias habere.»<br />

(4) Esta l u artewncia no exigía su presencia en la provincia,<br />

pero le p roporcionaba un honroso retiro, al mismo tiempo<br />

que los medios de hacer fortuna, en el caso deque lecn—<br />

viniera abandonar á Roma por algun tiempo. Ciceron o<br />

, ad<br />

VII, 5.


85<br />

so con la condena de Gabinio, viéndose obligado<br />

á marchar al destierro (1), siendo confiscadas sus<br />

propiedades por el Hstado, para pagar la multa<br />

impuesta por los jueces en proporcion al total de<br />

las riquezas que había adquirido (2).<br />

(;ice? On se alía con los 1 . 9.inmviros 3/ finge mulw<br />

amistad coz 012'aso.—Los amigos políticos de Ciceron<br />

se sintieron lastimados por la desercion manifiesta<br />

de sus ideas que significaba la defensa de Gabinio,<br />

siendo evidénte en todo el trascurso de este<br />

año, que había perdido toda esperanza de defender<br />

la posicion en que se había colocado en su hostilidad<br />

con los ti.iumviros, y que. si sus miras no se<br />

limitaban á la conservacion de sus intereses personales,<br />

tendían á excitar sentimientos Trii‘S patrh;ticos<br />

en el corazon de aquellos en que se co-hcentraban<br />

entonces, al parecer, todos los poderes.<br />

Durante el invierno se presentó como defensor de<br />

Craso contra una tentativa de los ,nobles para obtener'<br />

su ilamamient antes que hubiese llegado á<br />

su provincia; y seguramente que los sentimientos<br />

que manifiesta en una carta dirigida en esta (Jcasion<br />

al procónsul de Siria (3), á ser tales como afirmaba<br />

en esta época, debían sorprender y disgustar<br />

los que conocían la aspereza de la enemistad<br />

que hasta entonces había existido entre ellos. Declaraba<br />

Ciceron que su benevolencia hacia el triumviro<br />

había sido constante desde el principio; que<br />

confiaba en que esta simpatía había sido recíproca,<br />

y cine su mutua estimacion se había quebrantado<br />

(1) Dion, XXXIX. 3:L<br />

(2) Ciceron, pro _Rabi) .. Post,, 1.<br />

(3) Hen% ad Din, Y, 8( tiwebrero (11. a7lo 7')O de, C


— —<br />

por •las intrig¿s de falsos y perniciosos aliados. Rechazaba<br />

la idea de que la defensa que hacía entónces<br />

del car{cter y conducta de Craso fuese producto<br />

de una nueva convicción, pues habiendo<br />

admirado siempre su carrera, se había esforzado<br />

continuamente en procurar entre ellos la más estrecha<br />

alianza. Conviene recordar que todo esto se<br />

decía no obstante sus notorias envidias y repetidas<br />

disputas, pues Ciceron había sido el primero en insultar<br />

á Craso, cuncediendo t sú rival toda la gloria<br />

de la derrota de Espartaco , ofendiéndole altamente<br />

, haciendo recaer sobre él sospechas<br />

respecto su supuesta participacion en los consejos<br />

de Catilina,. Por otra parte, Craso, lo mismo<br />

que los otros triumviros, había protegido ensecreto<br />

las maquinaciones de Clodio contra la dignidad del<br />

orador, y cuando consideramos cuán impropio era<br />

car a cte,r del avaro acumulador de dinero, atraer<br />

deslumbrar un espíritu como el de Ciceron, es<br />

imposible suponer que fuese tan sincera su reconciliacion<br />

con Craso, como pudo serlo con César y<br />

:insta con Pompeyo.<br />

eiceron, defiende Aresio i Vatinio, hechuras de<br />

Cesar y de _Pompeyo.—E1 orador continuó obrando<br />

sistemaicamente, segun la política que se había<br />

propuesto de atraerse los triumviros, uno despues<br />

de otro, valiéndose de su hermano Quinto,que,<br />

segun hemos visto, servia como lugarteniente de<br />

César, ‘5,- á su amigo Trebacio, que deseco<br />

p fiaba<br />

funciones civiles, para que le congraciasen con el<br />

procónsul de las Galias (1). Ofreció sus servicios<br />

(1) Cic ron. ad Qu. Fr., II , 13, 15; d.<br />

Div. (se. Treba-<br />

-num), VII, 6-8.


7 ._._<br />

{como abogado para defender á Mesio, otro lugarteniente<br />

de César, que abandonó el campo de su<br />

general por órden del Senado para sostener su proceso<br />

(1), ofreciéndose tambien como defensor de<br />

Vatinio, partidario á la vez de César y Pompeyo,<br />

-por cuya doble influencia obtuvo la pletura con.<br />

exelusion de M. Caton, que ejercía entónces en<br />

su favor todo el poder del tribunado, cuando fué<br />

acusado de corrupcion por el partido senatorial.<br />

Su apología por su líitea co2ulg cta seguida en,<br />

aquellas circunstancias. La estudiada defensa de<br />

su conducta en este caso particular, dirigida por el<br />

orador á Léntulo, en Cilicia, demuestra que este acto<br />

era el que había herido nvás profundamente el coi'azon<br />

de la nobleza; y lastimado su vez por has<br />

acusaciones de desercion, con que le abrumaron<br />

entónces sus amigos, se volvió contra ellos indignado:<br />

«Admitiendo, esclama, que sea Vatinio<br />

el traidor y malvado que (:escribis; admitiendo<br />

que yo mismo le haya atacado públicamente como<br />

tal, áun cuando más con objeto de ensalzar las<br />

virtudes de Caton, que con el de denunciar los vicios<br />

de su rival, no podeis vosotros, jefes del Senado,<br />

criticarme porgLm defienda un ser que desprecio,<br />

cuando se recuerda qué clase de infames bribones<br />

me habeis recomendado muchas veces; los<br />

elogios que les habeis prodigado, y las mentiras<br />

que me habeis hecho decir para exiiornar la defensa<br />

que de ellos hacía (2).»<br />

s a2iiquilado el _poder de los nobles como clase,<br />

(1) Ciceron, arl 1. IV, 15. Era atacado por el partido anticesariano:<br />

«Ser vilius edixit ut, adess'et.» No se específica la<br />

acusacioD.<br />

(2) Id., ad Di v. (se, Untultun, Set. del año 70), 1, 9. de la C.


— 88 -s<br />

i2idz:viditos<br />

la autwl-<br />

dewtro<br />

por los enormes, ree? rsos de lo<br />

.atado.—EstaiGa completamente minada, €<br />

dad de los nobles como clase, no sólo por los ataques<br />

de César y las maquinaciones nr:!s encubiertas<br />

de Pompeyo , sino tambien por el cambio de las<br />

circunstancias, y el paso de la riqueza y del poder<br />

i manos privadas. La violencia cometida con un<br />

hombre de Estado como Catulo, y el 'Dec') respeto<br />

con que fueron tratados Bibulo, Léntulo y otros,<br />

!.rabian acostumbrado al pueblo burlarse de las<br />

pretensiones que no tuviesen el sólido apoyo de la<br />

fuerza material; y las tropas de la Replica confe<br />

saban que obedecían nu r:s sus generales que al<br />

Estado, no atreviéndose la . nobleza á recurrir á<br />

ellas para defender las institucionos establecidas<br />

y viéndose obligada á fiarse en las levas irregulares<br />

de .sus partidarios mcIs exaltados, corno Milon,<br />

aumentando de este modo el desprecio creciente<br />

hacia las leyes y el órdcn. En vista do esto r hicieron<br />

un desesperado esfuerzo para mantener su poder,<br />

valiéndose de una corrupcion general, y pusieron<br />

su confianza en un inmenso patronazgo,.<br />

contando con el saqueo de las provincias, el arriendo<br />

de las rentas y la venta de la justicia en los tribunales<br />

públicos. Los procónsules, que se enviaban<br />

al principio á las provincias , para que sintiesen<br />

ménos los efectos de su calda del cargo m:is elevavado<br />

del Estado, volvían ahora todos los ab os de<br />

sus gobiernos con riquezas demasiado cuantiosas<br />

para una posicion privada; con una ambicion escitada<br />

ponla conquista ó el pillase, y con un séqui....<br />

to de cortesanos enriquecidos en su servicio<br />

y adictos<br />

á sus intereses con desprecio de todo lazo de<br />

patriotismo ó de partido. Emplearon por último la


89 —<br />

corrupcion directa comprando los votos de las<br />

asambleas populares > ó de los jueces en los procesos<br />

políticos, pero áun en este campo de batalla,<br />

encontraron los enormes recursos de los especuladores<br />

privados, que los vencieron en generosidad y<br />

mas todavía en promesas, La licencia desenfrenada<br />

de los individuos tenía tambien una ventaja sobre<br />

el gobierno ménos escrupuloso.<br />

Conducta corruptora de los candidatos consulares'<br />

para el a'íio.—(A. 701 de la C).--La conducta de los<br />

candidatos consulares para el año 701 proporcionó<br />

un ejemplo de esta licencia que sobrepujó á todo<br />

lo que se había visto hasta entónces. La batalla se<br />

libró sin interrupcion durante la última mitad del<br />

año, empleando por sí mismos los competidores<br />

todos los medios de aplazamiento posibles, con la<br />

esperanza de oponer entre si los intereses de ¿nubos,<br />

ó de que adelantasen terreno los de cada cual,<br />

viendo Pompeyo con alegría mal disimulada el<br />

aplazamiento de las elecciones y fomentando la<br />

confusion general (1). Eran cuatro los candidatos,<br />

Memmio, Domicio Calvino, milio Scauro y Valerio<br />

Mesala. Los dos primeros se coaligaron y se<br />

comprometieron con los cónsules en ejercicio, á<br />

procurarles, si resultaban elegidos, las provincias<br />

que deseasen, como premio de su influencia. Tenían<br />

testigos, dos de ellos consulares y tres augures,<br />

y<br />

a sobornados para ajur r , los primeros que habían<br />

estado presentes cuando el Senado acordó el decreto<br />

requerido, y los últimos cuando se había ratificado<br />

este mismo decreto por acto de la asamblea<br />

•••■•••••<br />

(1) Cieéron, ad Att., IV, 15: «Pompeius fremit, queritur,<br />

Scauro studet; sed utrum fronte an mente dubitatur.»


popular (1); pero deseando Pompeyo romper una<br />

alianza que amenazaba barrerlo todo ante sí, encontró<br />

medio de inducir Memmio denunciar<br />

esta infame transaccion, y despues de perder de<br />

este modo á sus asociados, áque renunciase á sus<br />

lanes y adoptase la política de los triurnviros. m<br />

P<br />

(2).<br />

El Senado propone que se les someta juicio.—Más<br />

mortificado que disgustado, se vió compelido el Senado<br />

á, acordar una informacion sobre el asunto,<br />

adoptando un procedimiento que fué llamado juicio<br />

secreto que no debía publicarse hasta que se verificase<br />

la eleccion; pero esta maniobra con la que<br />

los nobles se prometían salvar las apariencias y<br />

asegurar al mismo tiempo la eleccion que se propusieron<br />

apresurar, se vió inutilizada por Q. Scevola,<br />

uno de los tribunos, que obrando, no por interés de<br />

Pompeyo, sino con la aprobacion de los ciudadanos<br />

mejores y nills honrados de la época (3), no<br />

tuvo confianza en la justicia de la decision del Senado,<br />

ni en la de los tribunales ante los cuales eran<br />

citados entonces todos los candidatos por muchos<br />

acusadores, (4) para que respondiesen de sus notorias<br />

corrupciones. La centuria privilegiada, que<br />

votaba primero en las elecciones y con cuyo ej emplo<br />

se Podía contar, segun parece, para arra. star los<br />

(1) Idem, ad Att.. IV, 15; «Cum 11lemmio consules Domi-<br />

-tium conjunxerunt qua pactione epistolw committere non andeo<br />

(Véase IV, 18).<br />

(2) Esperaba ("He Pompeyo le concedería como dictador el<br />

consulado por recomendacion de César. Ciceron, ad Qu. Fr.,<br />

III, 2; ad A tt., IV, 8.<br />

(3) Ciceron, ad Qu. Fr., III, 3: Comitiorurn quotidie singuli<br />

dies to l luntur obnuntiationibus, magna voluntate, bonorum.»<br />

(4) Idem, ad. Q. Fr., III, 2: «De ambitu postulad sunt<br />

ornnes qu i ccmsulatum wtunt. (Véase' ad Q. Fr., II, 15, 16;<br />

ad Att., IV, 18.


91<br />

votos de los demás, había sido comprada por diez<br />

millones de sestercios (1), y para subvenir á esta<br />

escandalosa profusion, pedíanprestado los candidatos<br />

áf los capitalistas del modo más escandaloso,<br />

subiendo repentinamente el interés del dinero<br />

causa de esta exhorbitante demanda, de cuatropor<br />

ciento, tasa bastante subida, á ocho por ciento al<br />

mes.<br />

Se suspenden las elecciones por intervencion de uv,<br />

tribuno .—Escévola se interpuso para impedir la reu<br />

nion d los comicios para la eleccion de los cónsules,<br />

y apasó el año sin elegir ninguno de los primeros<br />

magistrados para el siguiente.<br />

Muerte de Julia en el verano del ateo 700.—Nada<br />

podía ser más favorable á las miras de Pompeyo<br />

segun todos los cálculos humanos, que la paraisis<br />

que invadía por grados los poderes esenciales de la<br />

Constitucion. Evidentemente era necesaria una<br />

gran reforma del Estado, y las circunstanciasdel<br />

momento lo mismo que la práctica usual en la<br />

República, inclinaban á la eleccion de un solo personaje,<br />

el más eminente del Estado, hombre de<br />

un juicio y valor experimentados y de popularidad<br />

reconocida, al cual se confiase sin reserva tan grave<br />

responsabilidad. Sin em*argo, mientras el progreso<br />

de los acontecimientos, en tanto que eran susceptibles<br />

de ser dirigidos ó inmovilizados por la<br />

(1) La centuria 'distinguida (5 de prerogativa la elegían<br />

por suerte entre los ciento noventa y tres que componían el.<br />

total para que emitiera su voto la primera. La influencia particular<br />

que ejercía sobre las demás, es objeto de una alusion<br />

por parte de Ciceron (pro Planc., 20): «centuria prerogatiya<br />

tantum habet autoritatis, lit remo unquam prior earn tulerit<br />

quin renunciatus sit,» Soy completamente incapaz de explicar<br />

esta notable afirmacion.


92 —<br />

ha,Lilidad y la experiencia, desarrolla ba de este<br />

modo la politica, preferida por el triunviro, otros<br />

incidentes independientes de su voluntad preparaban<br />

el camino de nuevas combinaciones, no previstas<br />

aun en sus consejos, y fatales á todos sus<br />

cálculos. Hl año 699 fué cuando un susto repentino<br />

causó en su mug-er el aborto ya mencionado y quebrantó<br />

la fuerza de su constitucion, muriendo en<br />

el verano del año 700 (1) de resultas del parto, sin<br />

que sobreviviere el niño para perpetuar las casas<br />

pompeyana y juliana (2'. Los Romanos intieron<br />

por mucho tiempo esta pérdida, y conse ron el<br />

recuerdo de un sér que rubiera podido servir de<br />

mediador entre el padre y su yerno, calmando la<br />

rivalidad personal que acabó con sus libertades nacionales.<br />

El sentimiento que por esto manifestaron y q ue<br />

revisilo formas extravagantes, recordaba la antigua<br />

leyenda de las Sabinas que salvaron el Estado<br />

precipitándose entre las espadas de sus padres y de<br />

(1) PueD lij .:trse aproximadamente la fecha segun un párrafo<br />

de Ciceron, ad Qu. Fr., III, 1, 5. Este recibió una carta<br />

de Br4,-tfia, el-11 de las calendas de Octubre, en la cual se alude<br />

á la muerte de su hija. Ahora bien; el 11 de las calendas de<br />

Octubre. corresponde al 20 Setiembre del año 709 del calendario<br />

no reformado, y 25 Agosto 54, ántes de J. C. Una carta podía<br />

atravesar en 20 días la distancia entre ilowit, y Breta:lia;<br />

por consiguiente debió morir Julia 109 dias ántes, por lo menos,<br />

de que la carta mencionada de César llegase á manos de<br />

Ciceron, es decir, anteriomente al 9 de Agosto del año 700, ó 16<br />

deJulio, 54 ántes de J. C. Plutarco se equivoca evidentemente<br />

cuando dice que la noticia llegó á César en cuanto regresó<br />

(cés(zr , 23); pero fundándose en esto afirma Fischer Que murió<br />

Julia en S,!,tiembre (Rom. Zeitt.). Conviene recordar á los lec-<br />

tores que en el calendario no reformado, Agosto (Sex<br />

nía 29 dios, y Setiembre lo mismo.<br />

tilis), te-<br />

(2) Plutarco, César, 23: Pompeyo, 53; Valerio Máximo,<br />

IV, d, 4; Epit., CVI.


93<br />

sus esposos (1), pero si este, en el órden natural de<br />

las cosas que cedan los padres á la voluntad de<br />

sus hijos y transigir con la dignidad de la edad<br />

á las decisiones más apasionadas de la juventud,<br />

en esta ocasion no existían estos sentimientos; el<br />

padre era mas jóven en edad y en posicion• tenía<br />

la pasion y el movimiento, y el maridi era el que<br />

podía ceder mas túcilmente y de mejor grado, y el<br />

único resultado que podía preveerse de esta union<br />

en el caso de haber durado mucho y con fruto, es<br />

que Pompeyo hubiera cedido gradualmente á la<br />

superioridad de César, en vez de lanzarse arrepen -<br />

tido, una vez libre de esta alianza temeraria, en<br />

los brazos de la aristocracia que había ultrajado.<br />

Sea lo que quiera, la union de Pompeyo y Julia<br />

duró bastante tiempo para darnos mejor idea de su<br />

carácter,. que lo que se deduce de la observacion de<br />

cualquiera otra parte de su carrera. Por m.¿;s que<br />

dulcificada la ferocidad de sus primeros años<br />

por la prosperidad de su edad adulta, apenas podríamos<br />

suponerle tan amable en la vida doméstica,<br />

como aparece en la descripcion que hacen los<br />

historiadores de sus relaciones con Julia, la que,<br />

célebre Por su belleza, tanto como por sus cualidades,<br />

y veintitres años rn.1;s jóven que su esposo,<br />

se consagró á él con extremado cariño, al mismo<br />

tiempo que el amor de éste por ella llega'ia hasta<br />

11•••••••■•■•■••••■•••••--<br />

(1) Veleyo, «Coneordice, pignus Lneano,<br />

114:<br />

«Quod si tibi Pata dedissent<br />

Majores in luce moras, tu sola fur‘ntern<br />

In de \Timm poteras, atque hi p e retinere parentem;<br />

Annatasque manías excuso pingere ferro.<br />

TJt generos soceris median' junxere Sabinbe.»


94<br />

la debilidad. Ya fuese que la plebe se conmoviese<br />

con este raro ejemplo de fidelidad conyugal, hasta<br />

el extremo de honrarle con distinciones inusitadas,<br />

ya no fuese más que por aprovechar la ocasion<br />

de desplegar su adhesion por su héroe César, no<br />

consintió al esposo el consuelo de conservar las<br />

cenizas de Julia en su quinta Albania, que probablemente<br />

destinaba á conservar las suyas, é insistió<br />

para que se honrasen sus restos con funerales<br />

públicos en el campo de Marte (1).<br />

(1) Plutarco, Pomp,, 53. El cónsul Domicio trató de impedir<br />

este tributo de consideracion consagrado á la difunta, por<br />

considerarle evidentemente como un honor para su padre;<br />

pero no podía contenerse al pueblo, ni áun con la prohibicion<br />

de los tribunos. Qion, XXXIX, 64.


CAPÍTULO X.<br />

Cuarta campaña de César (año 699 de la C).—Invasion de Bélgica, por las<br />

tribus germanas.—César las arroja al otro lado del Rhin.—Atravies3,<br />

el rio y castiga á los Sicambros.—Invade la Bretaña.—Quinta campaña<br />

de César (año 700 de la C).—invade la Bretaña por segunda vez<br />

con mayores fuerzas.—Atraviesa el Támesis y derrota á Cassivella,um.<br />

—Obtiene reh6nes y un tributo, y se retira.—Rebelion de los Galos.<br />

Destruccion de dos legiones en Bélgica.—Animosa resistencia de<br />

Q. Ciceron.—Sexta campaña de César (año 701de la C).—Verifica una,<br />

excursion al oteo lado del Rhin.—Destruccion da los Eburones.—Defensa<br />

de Aduatuca, Pacificacion de la, Bélgica.<br />

Estado de las Galias al empezar el aZo 699.—Yacían<br />

postradas las Galias á los pies de César, habiendo<br />

perecido la florde sus pueblos en la vana<br />

tentativa de defender su libertad; las asambleas<br />

nacionales estaban aterradas por los horribles castigos<br />

que había impuesto el conquistador á estas<br />

naciones, y sus decisiones eran dirigidas entorpecidas<br />

por agentes romanos establecidos en sus<br />

ciudades (1). Las rivalidades intestinas de sus tribus<br />

impedían, ademas, que hubiese muchas relaciones<br />

y deliberaciones entre ellas, profesándose<br />

muy pocas simpatías las cuatro grandes divisiones<br />

(1) César, Beil. G VII, 5.


OG<br />

en q uo se dividía la region; sea la Bélgica, la<br />

Aquitania, y las dos en que predominaban respec-<br />

t ivamente los Eduos y Venetos, sin que por esto<br />

pueda suponerse que estuviese ninguna de ellas<br />

satisfecha de sus nuevos dueños, siendo César mis<br />

mo el nr,s,plenamente convencido de la falsedad<br />

de su sumision, y de que acechaban con ansiedad<br />

la ocasion de sacudir el yu go; para lo cual, en vez<br />

de entrar francamente en una, confederacion nacional,<br />

esperaban cada una, en medio del rn.'is triste<br />

silencio, las probabilidades favorables que pudiesen<br />

presentarse.<br />

Afovimiev tos de loç Us9 et(7,5) y Ten cirros) .—Poo<br />

duró, sin embargo, á los Menapianos la alegria de<br />

la retirada de las legiones romanas, pues un nuevo<br />

enemigo los atacó por el lacio opuesto. Los Usipetas<br />

y Tenefros eran dos tribus germanas situadas<br />

en el curso interior del Rhin, respectivamente<br />

al Norte y al Sud del Lippa (1), las cuales<br />

habían sido durante algun tiempo rudamente combatidas<br />

por los Suevos, que, segun hemos visto, seguían<br />

en esta 'época una carrera victoriosa, en la<br />

que extendieron su domina.cion desde la selva Hercinia<br />

hasta la frontera de las Galias, donde sólodieron<br />

detenerles las invencibles proezas de los<br />

ejércitos romanos y de su preclaro jefe. Contenidos<br />

en esta direccion se volvieron entónces hacia,<br />

el Norte, viéndose muy pronto reducidas al último<br />

extremo de las razas b 1 rbaras las tribus antes<br />

mencionadas, al de emigrar en masa v ocupar<br />

nuevos es :,],blecimientos por la fuerza de las armas.<br />

Cayeron por consiguiente sobre los Menapianos al<br />

(1) Mmbe, in Cc s., 1V, 1: Mannert, III, 153; Zeuss, 90.


- 97<br />

\otro lado del Rhin, en número calculado en cuatrocientas<br />

treinta mil almas, huyendo éstos precipitadamente<br />

de sus moradas á la orilla derecha, del<br />

rio, y buscando un refugio cerca de sus antecesores<br />

establecidos en la orilla gala. Reunida así toda<br />

la tribu, presentó un frente más firme á los invasores,<br />

y defendió el paso de la ancha y rápida corriente<br />

con energía y éxito; pero los Suevos recurrieron<br />

entonces á una extratagema, y retirándose<br />

á alguna distancia, in-vitaron á los fugitivos á que<br />

repasasen el rio y volviesen á sus antiguos hogares<br />

(1); cercándoles despues de repente, los atacaron<br />

y destruyeron, verificando despues el paso<br />

del rio en las mismas barcas en que los otros acababan<br />

de hacerlo (2). Quedaron los Germanos establecidos<br />

una vez más en la orilla izquierda del Rhin,<br />

y esto, que en cualquiera otra circunstancia hubiera<br />

producido el levantamiento de las Galias de<br />

Norte á Sur para hacer frente y combatir á sus<br />

enemigos hereditarios, arrastrando en él á, los antiguos<br />

compatriotas de los invasores domiciliados<br />

en Bélgica, para defender su pais adoptivo, no dice<br />

este resultado, pues miras completamente opuestas<br />

embargaban el espíritu. del pueblo galo. Por<br />

una parte, los que estaban in :1s sujetos al yugo romano,<br />

empezaban ya á admitir sin repugnancia<br />

(1) Los establecimientos de los Suecos, en tiempo de César,<br />

estaban situados principalmente en el interior de la Germania<br />

al Este de los Sicambros y de los Ubios á la orilla de la selva<br />

Hercynia, que los separaba de los Cheruscos (César, Bell.<br />

Gal., VI, 10.) Algunas veces figuran como una sola tribu;<br />

otras como una rrudion de tribus (Tácito, Germ., Los<br />

Qhattos y los Hermonduros de Tácitoflnipartieron al pare-<br />

cer su territorio con ellos en época posterior.<br />

(2) César, Bell. Gal., IV, 5; Dion, XXXIX,47 1 48;<br />

sio, VI, 20, 21.<br />

MER1V \LE. TOMO<br />

48- Oro


— 98<br />

la idea fatal deque siendo los Romanos duefios del<br />

territorio, á ellos correspondía su defensa; y por<br />

otra, había tambien muchos que miraban con indiferencia<br />

una invashn que no podía tener peores<br />

consecuencias para la Galia , que un cambio de<br />

sefiore Q . Había ademas otros que esperaban que la<br />

lucha que se aproximaba podría debilitar las dos<br />

potencias rivales, ofreciendo así una ocasion de<br />

triunfo eventual para la causa de la nacion; secretas<br />

esperanzas de muchos de los que militaban.<br />

eritónces bajo las banderas de César, y poblaban.<br />

su capamento de valientes, pero pérfidos auxiliares.<br />

César marcha al encuentro de las tribus invasoras.-El'<br />

procónsul abandonó precipitadamente á<br />

Luca, ántes de la época acostumbrada , cuando<br />

supo por sus lugartenientes el estado de sus asuntos<br />

F„ y que las tribus galas habían llamado á los<br />

invasores Bélgica, prometiendo recibirlos comoamigos<br />

y libertadores. Era á mediados de invierno<br />

cuando franqueó los difíciles pasos de los Alpes,<br />

convocó una asamblea general de los Estados, y<br />

fingie,ndo desconocer sus actos y sentimientos, les<br />

sometió la situacion de su país como un asunto de<br />

interés nacional. Estos le votaron todos los víveres<br />

y refuerzos que pidió, y con sus nuevos reclutas<br />

marchó directamei1te al punto en que estaban,<br />

reunidos lo Usipetas y Tenctros, los cuales habían.<br />

pasado el R 1iin, esparciéndose entonces por todo el<br />

valle de Mosa , penetrando á lo léjos, al Sur del<br />

territorio menapiano, en los de sus antecesores,<br />

los Germanos, los. Eburones y los Condrusos, en,<br />

(1) César, Bel. Gal., IV, 4.


— 99<br />

la frontera del Luxemburgo. El éxito que coronaba,<br />

su empresa excitaba su valor, y daba á su lenguage<br />

un carácter de orgullo muy poco en armonía<br />

con su condición de horda derrotada y fugitiva;<br />

llegando hasta enviar diputad os al general<br />

romano, brindándole con la paz ó la guerra;<br />

anadieron que era costumbre de su nacion no negarse<br />

nunca combatir con un enemigo que los<br />

desafiaba, pero que á pesar ele esto, alcanzado su objeto<br />

que era encontrar nuevos establecimientos, y<br />

no teniendo ninguna cuestion con los Romanos, se<br />

daban por satisfechos con permanecer en el territorio<br />

que habían ocupado, y que sólo reclamaban el derecho<br />

de hacerlo sin que les molestase. Ensalzaban<br />

extraordinariamente el valor y la rapidez con que<br />

habían hecho estas adquisiciones, y acabaron por<br />

declarar que no cedían en valor y fuerza á ninguna<br />

nacion del mundo, exceptuando á los Suevos<br />

á quienes no podían resistir ni los mismos dioses<br />

(1); César contestó, segun su costumbre, que<br />

como procónsul romano tenía el cargo y el deber<br />

de proteger á los Galos contra todo enemigo exterior,<br />

y que no quería mantener ninguna relacion.<br />

ni discutir nada con una nacion extranjera, finterin<br />

ocupase una pulgada del territorio galo; ariadiendo<br />

que mal podrían alegar derechos á las posesiones<br />

de otros, los que eran incapaces de defender<br />

las suyas. Despues de esto tuvo la condescendencia<br />

de avisarles que los nianos, otra tribu del Rhin,<br />

buscaban aliados para defenderse de los ataques de<br />

los Suevos, y les aconsejó que se dirigiesen al sitio<br />

designado, á donde con un movimento de flanco De-<br />

(I) Cesar, Bell. Ga,. IV, 7.


10'0<br />

o'arían en pocos dias y aun en horas, no oponiendoá<br />

q ue repasasen tranquilamente rio, á que<br />

se<br />

se estableciesen en este distrito, como una especie<br />

de 0-ua,rnicion contra los progresos de sus enemigos<br />

co<br />

nilunes; prometiéndoles ademas que obtendría el<br />

consentimiento de los U-bian.os para este arreglo.<br />

Conferencia César con los invasores germanos. El<br />

objeto preferente de la política de César en estos<br />

momentos, era convencer á los Galos de que estaban<br />

completamente libres de la invasion extranjera<br />

bajo la poderosa proteccion de Roma; para conseguirlo,<br />

era necesario adoptar con los Germanos<br />

un tono de arrogante reto, y estar completamente<br />

preparado á obrar de conformidad con esta actitud.<br />

Sin embargo, tenía en frente un formidable<br />

enemigo; con mucha frecuencia el valor desesperado<br />

de los ejércitos bárbaros había destruido<br />

las legiones, para que un general prudente se permitiese<br />

arriesgar un combate mortal con ellos sin<br />

una absoluta necesidad, tanto más, cuanto que todavía<br />

miraba el soldado romano á los Germanos<br />

con mucha Qprension. Era mucho más prudente<br />

consolidar las fuerzas de los adversarios de los<br />

Suevos del otro lado del Rhin, que servir en difinitiva<br />

los intereses de esta potencia invasora, asolando<br />

y despoblando sus fronteras. La moderacion<br />

que desplegó César, sostenida por su carácter resuelto<br />

é inflexible, entibió la bulliciosa audacia de<br />

los oradores germanos, que consintieron en someter<br />

sus proposiciones al consejo de su tribu, y se limitaron<br />

á pedir que César suspendiesepor su parte<br />

la marcha de sus legiones por espacio de tres dias,<br />

hasta que se le pudiese dar una contestacion. Cé-<br />

•ar se negó categóricamente á conceder este corto


101<br />

plazo, pues supo que se había destacado una parte<br />

de la caballería enemiga para forragear en el país de<br />

los Ambivaritas, y no quería dejarla tiempo para<br />

volver en el caso que se debiese venir á las manos (1);<br />

continuó por tanto su. marcha, llegando á doce millas<br />

de los acantonamientos bárbaros en el momento<br />

que volvían apresuradamente los diputados á pedirle<br />

que se detuviera, consiguiendo tan sólo la pro-mesa<br />

de que su caballería no daría principio á las<br />

hostilidades aquel dia. Suplicaban los diputados poli<br />

obtener una tregua de tres Bias para ponerse de<br />

acuerdo con los Ubianos, pero César consideró esta<br />

peticion como una evasiva; y como esperaba encontrar<br />

agua cuatro millas más adelante, y esta a resuelto<br />

á establecer allí su campamento, n.o hubo reflexion<br />

que le apartase .de esta determinacion; pidiendo,<br />

por último, que una diputacion mcls numerosa<br />

de jefes germanos fuese á verle al dia siguiente<br />

al sitio mencionado. Al mismo tiempo dió órden<br />

los oficiales que mandaban su caballería de que se<br />

abstuviesen de romper las hostilidades, y que áun<br />

en caso de ataque, no contestasen hasta que él se<br />

reuniese con ellos.<br />

Gran batalla entre los Romanos y Germanos: de p-<br />

7ota total de éstos. Segun se desprende del relato<br />

que hace César de estos acontecimientos, parece<br />

que habiendo salido de su campamento la caballería<br />

de los Germanos, atacó á los escuadrones romanos<br />

en cuanto los vió aproximarse, sin respetar la<br />

tregua que acababa de ajustarse (2). Calcula en<br />

ochocientos los ginetes germanos, pues el resto<br />

(1) César, Bell. Gal., IV, 9.<br />

(2) César, Bell. Gal., IV, 12.


102 -estaba<br />

forrageando, ascendiendo á cinco mil los romanos,<br />

ó m:ts bien los auxiliares galos. Confiados<br />

éstos en el tratado, no esperaban de ningun modo<br />

este ataque, bastando para ponerlos en desórden<br />

un corto'número de enemigos; y como se defendían<br />

débilmente y sin concierto, tuvieron una pérdida de<br />

setenta y cuatro hombres, dispers ándose y siendo<br />

perseguidos hasta la cabeza de las columnas del<br />

grueso de su ejército que se adelantaba. Indignado<br />

César de esta flagrante violacion de la tregua,<br />

resolvió tornar una señalada venganza en los culpables,<br />

y sin consentir en ningun aplazamiento,<br />

que consideraba corno un lazo que se le tendía, y<br />

sabiendo ademas el desastroso efecto que produciría<br />

la noticia de un revés, por leve que fuera, en<br />

los auxiliares galos y en lus naciones que dejaba á<br />

sus espaldas, empezó por pagar la traicion de los<br />

3,4baros con otra mayor y más terrible que la suya.<br />

A la mañana siguiente, cuando se le presentó la<br />

dipu'acion germana, compuesta de gran número de<br />

jefes, manifestar su sentimiento por lo ocurrido,<br />

mandó cargarlos de hierro en el acto y dió órden de<br />

marchar inmediatamente contra el enemigo, no<br />

preparado para el combate y privado d 'e sus jefes.<br />

Atacados de improviso los Germanos, no tuvieron<br />

tiempo ni áun para formar su grosero órden de ha-<br />

'talla, y sólo pudieron prolongar una resistencia<br />

inútil, reuniéndose al rededor de sus carros. Hicieron<br />

escapar apresuradamente á sus mujeres é hijos<br />

con la esperanza de que se librasen del furor<br />

de un enemigo al que no esperaban. vencer; pero<br />

notando César este movimiento, mandó á su caballería<br />

que persiguiese y atacase á los fugitivos<br />

desarmados; y como los Germanos tenían pocos


103<br />

ginetés que oponerla, se ejecutaron fácilmente sus<br />

órdenes y con una ferocidad implacable. A la vista<br />

‹de esta carnicería perdieron todo su valor los bárbaros,<br />

rompieron sus filas y se dieron á la fuga;<br />

pero como estaba tornada su retaguardia por la caballería<br />

romana, no tuvieron más remediopara escapar<br />

del campo de batalla que marchar por el<br />

flanco izquierdo por la parte donde se halla el Rhin,<br />

aparentemente poca distancia. Pero aqui se vió<br />

detenida su fuga por la corriente de éste, rápida y<br />

profunda en el punto en que se une .con otro, con<br />

el Alosa, segun el texto de César, pero probablemente<br />

el Mosela (1). Aquí volvieron z reunirse, pero sólo<br />

por un momento, y poco despees, se arrojó de cabeza<br />

aquella multitud al rio, siendo arrastrada por las<br />

aguas. Los Romanos tuvieron pocos heridos y ningmn<br />

muerto, pereciendo por completo la considerable<br />

masa de los Germanos, cuyo número no bajaba<br />

probablemente de ciento ochenta mil individuos:<br />

por lo que toca á la diputacion prisionera, la trató<br />

el vencedor con despreciativa clemencia, dejándoles<br />

(I) Es muy dificil fi lar el sitio de esta batalla. El texto de<br />

César habla sin duda de los confluentes del Rhin y del Menso<br />

(Mosa); pero se recordará que los Germanos no pedían más que<br />

tres dial para enviar un mensaje á los Ubianos (en la orilla derecha<br />

del Ruin, entre Colonia y Coblenza) y recibir su respuesta<br />

definitiv, los que está en completo desacuerdo con dicha<br />

Itsercion. Los Ubianos habían penetrad, por lo ménos, hasta<br />

las fronteras de los Treviros, segun C( ,sar y Dion, (XXXIX, 47),<br />

y no hay razon para suponer' que verificasen ning .Gna retirada<br />

delante de los Romanos. Opina Cluverius que sería neces.irio<br />

leer Mosela en vez do Mosa, y á pesar de la crítica de Mannert,<br />

estoy dispuesto á creer, ó que nuestro texto es defectuoso,<br />

que el autor de los coment -irios cornete un error de memoria .<br />

Mannert admite que la union del Mosa y del Wahall. se verificaba<br />

antiguamente en el mismo punto que ahora, á ochenta<br />

millas solamente del mar (II, 192). El país limítrofe, era en<br />

ústa época completamente inaccesible para los ilomanos.


104<br />

en libertad de marcharse; de la cual no quisieron<br />

aprovecharse, pues temiendo la enemistad de , los<br />

Galos los que habían hecho sufrir perjuicios e insultos,<br />

prefirieron quedarse en el campo romano.<br />

Traicione imputada á César en el Senado. Catonpropone<br />

que se le entregue al enemigo.—César mandó<br />

á Roma la noticia de este notable triunfo, y<br />

despues de leer el Senado su despacho, decretó<br />

por aclamacion una supplicatio, ó accion de gracias<br />

nacionales á los dioses. Caton se levantó furioso<br />

para oponerse que se prodigasen semejantes<br />

honores por tal indignidad, y denunció la<br />

conducta de César como pérfida y degradante<br />

para el nombre romano, presentando la conducta<br />

observada con los Germanos, como una violaciou de<br />

la fé debida en nombre de la República, y proponiendo<br />

en cambio una humillacion nacional, para<br />

apartar la cólera del cielo, y probar á los bárbaros<br />

que los Romanos desaprobaban la traicion de sus<br />

generales, aun cuando se viese coronada por el<br />

éxito. Declaró que César débía ser entregado á los<br />

Germanos en expiacion del crimen nacional, no<br />

faltando por, completo ejemplos de semejante procedimiento,<br />

del que podían citarse dos Casospor lo<br />

menos; uno, cuando Q. Fabio y Cn. Apronio fueron<br />

entregados á los Apoloniatas por haber dado muer•<br />

te á sus embajadores (1); y otro, cuando L. Minucio<br />

y L. Manlio sufrieron la misma suertepor un<br />

hecho parecido (2). Masa pesar de estos ejem-<br />

(I) Epit., XV; Dion, Exeerpt. Vales, 43; Valerio<br />

Máximo, VI, 6, 5.<br />

(2) Tito-Livio, XXXVIII, 42: Valerio Máximo; VI, 6, 3..<br />

(Véase Ciceron, pro Cces., 34: «Ut religione solvatur, eivitas.<br />

civis Romanus traditur.»


e<br />

105<br />

píos de los tiempos más austeros de la República,<br />

en aquélla epoca, no podía dirigirse seriamente<br />

semejante llamamiento á la virtud pública del Senado,<br />

Di á sus sentimientos religiosos; y sólo un<br />

corto número de enemigos personales del procónsul<br />

que tenían todo el encarnizamiento de Caton,<br />

sin participar de sus singulares ideas, pudieron<br />

aplaudir y excitar su frenética violencia, uniéndose<br />

un exámen razonable del asunto á un sentimiento<br />

de interés general ó privado, para impedir que la<br />

gran mayoría de la asamblea se dejase arrastrar<br />

por tan extravagante parodia de justicia.<br />

Verosimilitud del relate de Ce'ts'ar.—Seguramente<br />

que no podía esperarse una apreciacion imparcial<br />

de los verdaderos hechos por parte de hombres<br />

de Estado tan cegados por los ódios políticos (1);<br />

de todos modos , parece que no hay razon para<br />

poner en diicla la probabilidad esencial del relato<br />

que hace César del asunto, imputando los Germanos<br />

la primera infraccion del tratado, fundándose<br />

para ello en la enorme desproporcion de su número.<br />

Es lo cierto que la caballería que se les<br />

opuso era gala, y puede presumirse la escasa sim-<br />

p<br />

atía que tenía por la causa que se veía obligada<br />

á defender; avanzaba ademas sin desconfiar en la<br />

fé de los tratados, y lo que sucedió, probó lo acertado<br />

del cálculo de los Germanos. El escuadron<br />

más numeroso huyó delante del más pequeño, lo<br />

cual no hubiera podido suceder si los Galo-Romanos<br />

hubieran sido los primeros en atacar con<br />

una fuerza tan superior ; apareciendo infunda-<br />

(1) Suetonio alude á esta historia (Jul., 25), y se menciona<br />

más especialmente por Plutarco (Coes., 22.)


— 106da,<br />

por lo tanto, la acusacion de perfidia premeditada,<br />

por parte de César. Lo que no puede negarse,<br />

es que tuvo la fortuna de aprovechar el crimen<br />

de sus enemigos que hubiera podido repararse con<br />

una ligera explicacion, en cuyo caso, hubiera tenido<br />

derecho de imponer condiciones más duras; pero<br />

como el tiempo era precioso y precaria su situacion,<br />

se permitió una medida extremada de represalias;<br />

y si consiguió la ventaja, perdió seguramente toda<br />

la gloria del encuentro que siguió á<br />

Cesar proyecta una exemrsion á Gemania.—V arias<br />

hordas inmigrantes habían l'asado el Rhin pintes<br />

que los Usipetas, y los Tenctros, y ya se hubiesen<br />

establecido en territorio galo, ó hubiesen perecido<br />

en sus correrías, sólo habían llegado rumores<br />

vagos é inciertos sobre su destino á los oidos de las<br />

que habían dejado detrás. César estaba resuelto, sin<br />

embargo, á hacer saber al pueblo germano lo que<br />

se había hecho de este último enjambre de invasores;<br />

cómo habían caido en un dia de carnicería las<br />

dos tribus, y cuáles eran los terribles enemigos<br />

que de este modo habían abreviado su carrera. Su<br />

autoridad en la Galia dependía sobre todo del freno<br />

que pusiera al espíritu aventurero de los hombres<br />

libres del otro lado del Rhin, y de la conviccion<br />

que inspirase á los descontentos, de que el<br />

brazo de la República era bastante largo para proteger<br />

á sus auxiliares más apartados. Apénas merece<br />

tomarse en cuenta el pretexto de que se sirvió<br />

César para verificar su excursion á Germania:<br />

éste era el de perseguir los exiguos restos de los/<br />

Usipetas, cuya caballería no había asistido á la<br />

batatalla; y no lo merece más la razon deque los<br />

Ubianos hubiesen solicitado .su concurso contra los


— 107 --<br />

Suevos, segun se dijo: la verdad es que todo procónsul<br />

romano alegaba siempre un pretexto legiti<br />

mo para un acto de agresion, y el verdadero motivo<br />

queda' a siempre secreto; en esta ocasion tenía<br />

indudablemente César miras ml:ts elevadas y profundas,<br />

al resolverse á pasar la frontera y presentarse<br />

con toda la magestad de las armas romanas<br />

á los orgullosos guerreros ante los cuales temblaban<br />

las tribus del illlin (1).<br />

Rápida carnpai7a al oteo lado del Rhin.—Exigiá<br />

primero de los Sicambros que le entregasen los<br />

fugitivos que acababan de escapjtrsele,pero éstos<br />

contestaron con energía que, puesto que el negaba<br />

á los Germanos el derecho á intervenir en los<br />

asuntos de la Galia, ellos por su parte estaban dispuestos<br />

á negar su autoridad sobre un pueblo de su<br />

nacion. Bastó esto para producir el conflicto, y César<br />

dió las órdenes para efectuar el paso del rio, *escogiendo<br />

un sitio cerca de la ciudad actual de Neuwied<br />

(2), algunas millas mas abajo de Coblenza,<br />

donde las orillas presentaban un espacio de terreno<br />

compacto por ambos lados; allí construyó un<br />

(1) César, Beil. Gall., IV, 16.<br />

(2) Era el sitio donde Augusto construyó despues un puente<br />

de piedra, cuyos cimientos todavía se ven, segun se dice, y<br />

corresponde con la situacion de los Lbianos. Suponiendo que<br />

la batalla de •.que acabamos de hablar se verificó cerca de los<br />

confluentes del Rhin y de Mosela, podríamos creer que Cesar<br />

continuó su victoria pasando el rio por el sitio más próximo,<br />

y por estas razones hemos preferido la localidad .mencionada<br />

en el texto. Es cierto que se ha supuesto, segun la asercion ch-)<br />

Flor° (III, 118), que pasó el Mosela y el Rhin en su prrnera espedicion<br />

contra los Germanos, y que su primer paso de este<br />

último rio fue próximo á Bingen; pero esto no concordaría con<br />

la situacion de los Ubianos ó de los Sicambros, que estaban situados<br />

más al Norte seguramente. Floro pensaba más acertadamente<br />

que había pasado el Mosela desde la orilla derecha.<br />

(Véase Mannert, II, I, 255.)


- 108<br />

uente, en parte para mayor seguridad, y en parte<br />

P<br />

quizá para dar á los naturales una idea más elevada<br />

de la dignidad v poder de la República. La corriente<br />

era ancha rlipida, rá y los ingenieros pusieron todo<br />

su empeño y habilidad en hacer una construccion.<br />

sólida, acabándose la obra en el corto plazo de<br />

diez dias (1); pero despues de este trabajo, no lo<br />

empleó César más que para pasar su ejército á la ida<br />

y á la vuelta, despues de haber empleado algunas<br />

semanas en asolar la comarca de los Sicambros,<br />

y en presentarse z1 los Ubianos como amigo y aliado.<br />

Es cierto que los Suelos reunieron grandes<br />

fuerzas y se prepararon al combate; pero el procónsul<br />

se contentó con la demostracion hecha y no<br />

tornó ninguna medida para venir á un encuentro.<br />

Cuando ganó la orilla izquierda, destruyó su<br />

puente y se alejó apresuradamente:para dedicarse<br />

á otra empresa de la misma naturaleza, dirigida<br />

probablemente por annogas miras políticas (2); éstas<br />

que no eran otras que la famosa invasion de la<br />

Gran Bretaña, empresa á que se debe la primera<br />

aparicion de esta nacion en la historia de Europa<br />

y del mundo.<br />

ee'sar se informa del carácter y condicion de los<br />

Bretones. Las campañas de César en Bélgica le<br />

(1) César, Bell., Gall. IV, 17, Plutarco, Cces., 22. El autor<br />

del Precis des guerres de César, pág. 61. compara este puente<br />

con el que Bertrand echó sobre el Danubio, cerca de Viena,.<br />

para Napoleon en 1809, y demuestra la gran superioridad de<br />

los ingenieros modernos, considerando á la vez la dificultad<br />

de la empresa y la rapidez con que se concluyó. El puente de<br />

Napoleon exigió diez veces más trabajo y se concluyó en doble<br />

número de dias. Este autor supone que César pasó por Colonia.<br />

(2) Cesar fué el primer romano que pasó el Rhin. Suetonio,<br />

J?tl., 25; Dion, XXXIX, 50.


109 —<br />

hicieron fa niliares la existencia y carácter de los<br />

habitantes de la gran isla situada á la vista de<br />

sus costas, siendo seguramente de sus aliados de<br />

la orilla opuesta de los que sus enemigos sacaron<br />

recursos bastante considerables. Interrogados sobre<br />

las relaciones que existían entre ellos y los naturales<br />

de la Bretaña, afirmaron que muchos individuos<br />

de su propia raza habían emigrado de la<br />

Galia el siglo anterior y se habían establecido más<br />

allá de las costas montañosas que se distinguían<br />

en el horizonte. Hablaban Cambien de una poblacion<br />

considerada como aborigene, que había sido<br />

invadida por estos emigrantes, y en cuyas tierras<br />

habían fijado poco á poco su morada (1). Describían<br />

este pueblo primitivo como particularmente rudo<br />

y bárbaro en sus costumbres sociales (2), casi completamente<br />

desnudos, y acostumbrados á pintarse<br />

el cuerpo de azul de un modo grotesco (3). Admitían<br />

la comunidad de mujeres sometida á ciertas<br />

reglas , y se alimentaban casi exclusivamente<br />

de leche y carne, por la repugnancia que les<br />

causaba el trabajo y por la habilidad que exigía la<br />

pesca (4); y habitando separados ó por grupos de<br />

pequeñas cabañas, con una valla de madera en<br />

torno de éstos y al lado de las selvas, montañas ó<br />

(1) César, Bell. Gall., V, 12.<br />

(2) Idem, ibid., Y. 14.<br />

(3) Dice César: «Omnes se Britanni vitro inficiunt;» si hay<br />

que ampliar el sentido de estas palabras á las tríbus belgas en<br />

la Gran Bretaña, debernos suponer que se adoptó parcialmente<br />

la costumbre por ellos, imitando á sus vecinos más groseros.<br />

Solinus dice: «Begionem partim tenent barbari quibus per artífices<br />

plagarum figuras jarn infle a pueril varice animalium<br />

effigies incorporantur» (cap. 25).<br />

(4) Dion, XXXVI, 12. Lo que caracteriza fatalmente sus<br />

descendientes Gaelicos hoy todavía.


110<br />

p<br />

:intanos, no poseían nada<br />

que pudiese merecer el<br />

nombre de ciudad (1). Segun toda apariencia, era<br />

al Norte del país donde las tribus mlls bárbaras<br />

usaban para la guerra el carro armado de hoces:<br />

como César no se apartó mucho de la costa, parece<br />

q ue no las encontró. De todo esto podemos deducir<br />

que los primeros habitantes conocidos de la isla<br />

pertenecían division Gaélica de la raza ceLica,<br />

y que su posesion les fué disputada en época muy<br />

lejana por la invasion posterior de los Kymris (2),<br />

los cuales llevaron consigo ademas del lenguaje<br />

y los caracteres fisiológicos que tan marcabs<br />

se conservan aun en una parte de la isla, la<br />

religion druídica que ya hemos dado á conocer,<br />

siendo tal vez las cualidades fijas y exclusivas peculiares<br />

á una institucion insular las que dieron<br />

al druidismo breton un ascendiente tan considera:<br />

Me entre las tribus galas, y se la hicieron considerar<br />

como la expresion más pura de su sublime teología.<br />

Los Belgas que eran los últimos que habían<br />

llegado á las costas bretonas, se apartaron facilmente<br />

de las costumbres salvajes de la vida de los bosques<br />

por las influencias civilizadoras de la costa y<br />

de un rio navegable. Observa César que los habitantes<br />

de la comarca más próxima á la Galia<br />

eran mucho más cultos; y la rapidez extraordinaria<br />

con que se hicieron célebres en el comercio lose<br />

puertos orientales, revela en la raza esa aptitud<br />

natural que ha confirmado tan plenamente su historia<br />

ulterior.<br />

Sic proximidad d la Galia era peligrosa para la<br />

(1) César, Bell. Gall., V, 21; Strabon, IV.<br />

(2) Véase Thierry, Gazaois. Introdueeion, pág. XCI.


— 111<br />

seguridad de las conquistas. romanas. Entre las tríbus<br />

belgas establecidas en la isla y sus antecesores<br />

que en ella quedaron (1), subsistió una íntima<br />

alianza. "Algunos reyes de los Estados continentales<br />

reclamaban todavía una especie de soberanía<br />

sobre los que habían emigrado al otro lado del<br />

mar. César se quejó de que sus enemigos en la Galia<br />

habían recibido frecuentes socorros de un brazo<br />

invisible que se les tendía desde estas lejanas<br />

colonias, y el ejemplo de la libertad y esa expresion<br />

de simpatía eran siempre un peligro para la<br />

tranquilidad de sus nuevas conquistas. Era, por lo<br />

tanto, al parecer de alguna importancia política<br />

atacar á pueblos que podían suponerse orgullosos<br />

con su seguridad insular, y hacer penetrar por lo<br />

ménos el terror z.1 las armas romanas más allá de<br />

la barrera levantada por la misma naturaleza. Un<br />

siglo entes, un ejército proconsular, había vuelto<br />

las espaldas de terror, á la vista del Atlántico, creyendo<br />

que habían llegado al fin del mundo hatitable,<br />

y que se aproximaban como profanándolas<br />

las fronteras de la noche y del olvido; pero entónces,<br />

ni la época, ni el espíritu de las legiones, ni el<br />

temperamento de Cés'ar, eran va accesibles á semejantes<br />

sentimientos, y las olas del Occeallo occidental<br />

les inspiraban más bien ambícion que temor<br />

(2).<br />

(1) César nos da á conocer que muchos de los Estados bretones<br />

tornaron. su nómbre y su origen de la Galia, especialmente<br />

las tribus belgas (Bell. Gal., y , 12). Ptolomeo menciona<br />

nombres de Parisianos, Atrébatas, Belgas, Menapanos. Los<br />

Parísianos eran Belgas, en la extensa significaelon de la palabra,<br />

para Estrabon, pero no para César.<br />

(2) «Decimus Brutus aliquanto latius, Celticos Lussitanosque<br />

et .omnes Galiwce populos, tormidaturnque militibus


112<br />

César se prepara á invadir 1(1 BrelaiTa.—Despues<br />

de haber repasado el Rhin, fijó el procónsul sus<br />

cuarteles de invierno en la costa de los Morillos;<br />

porque solamente en los distritos más apartados<br />

podía esta tribu conservar su independencia; el solo<br />

rumor de su proyecto de invasion en la isla, dió<br />

tal idea á estos pueblos de su audacia y de su poder,<br />

que se apresuraron á, someterse, voluntaria -<br />

mente en su mayoria, (1). El general romano los<br />

admitió de buen grado y obtuvo su concurso y los<br />

informes que necesitaba, empleando algunas semanas<br />

en reunir sus armamentos navales; enviando<br />

un oficial llamado Voluseno á explorar la costa<br />

opuesta, y encargando á, Commio, jefe, al que habia<br />

concedido la soberanía de los Atrébatas, que se<br />

dirigiese á sus amigos y deudos de la isla, y les<br />

pintase con colores convenientes la grandeza del<br />

poder romano y la necesidad de su alianza ó de su<br />

sumision. El rumor de sus preparativos había alarmado<br />

ya á los Belgas del Sur de la Bretaña , los<br />

cuales enviaron varios embajadores á su campo, en-2<br />

cargados de ofrecer rehenes en prueba de su buen<br />

deseo y de su fidelidad.<br />

•<br />

A traviesa el estrecho por Douvres.—Era ya demasiado<br />

avanzada la estacion para que el general<br />

men Oblivionis (Véase Tito-Livio, Epit., LV): peragratoque<br />

victor Occeani littore, non prius signa convertit, guarn cadentem<br />

in maria solem, obrutumque aquis ignem non sine quodann<br />

sacrilegii metu et horrore deprehendit» Floro, II, 17. Los<br />

Romanos pusieron en ridículo la vanidad de César al dar el<br />

nombre de Occéano á un estrecho poco profundo. Lucano,<br />

II, 571:<br />

«Oceanumque vocans incerti stagna profundi<br />

Territa quesitis ostendit terga Britannis.»<br />

(1) César, Bell. Gall., IV, 21, 22.


omano proyectase la conquista de cualquiera parte<br />

'de la isla en aquella campaña, aun en el caso de<br />

que alimentase algun proyecto para el porvenir.<br />

Su objeto era adquirir por sí mismo conocimiento<br />

de la comarca, de sus jefes y' de su poblacion, para<br />

intervenir de cualquier modo en sus asuntos, y<br />

enlabiar con ellos relaciones que proporcionasen<br />

un pretexto justificado para una intervencion más<br />

formal en otra ocasion. Le pareció bastante para<br />

sus designios inmediatos reunir una fuerza de dos<br />

legiones y algunos centenares de ginetes, debiendo<br />

embarcarse las primeras en ochenta trasportes<br />

en Porto Itio (1), y los segundos en un paraje si<br />

tuado á ocho millas al Kste. El embarque de las dos<br />

divisiones se efectuó simult-íneamente el 26 de<br />

(1) El punto de la costa francesa en donde se embarcó César,<br />

no se determina con exactitud, y debemos prescindir del<br />

exajerado espíritu nacional_ de algunos escritores flamencos<br />

(Véase Bast, Antig. Rom. Gaul. , pág. 254), disputándose todavía<br />

este honor Boulogne, Ambleteuse, Witsand y Calais. No<br />

fué Calais, porque en este caso no hubiera enviado César de seguro<br />

su caballería más hacia el Este para -verificar el paso.<br />

Boulogne, que fu(-- despues el puerto habitual de embarque<br />

para la Gran Bretaña, era conocido con otro nombre, el de Gessoriacum.<br />

Probablemente por error, tomando el Este por el<br />

Oeste, coloca Ptolomeo este sitio al Este del I-muv ,,;.-x.p.ov (Véase<br />

Mannert, II, I, 18 1)). La cuestion parece quedar reducida<br />

á los puertos Ambleteuse y de Witsaild, y al decidir entre<br />

ellos podemos dejarnos guiar en parte por la .;emejanza de los<br />

nombres de Iccius ó ltiu , y de Witsand, y en parte, porque<br />

WitSand era en la Edad Media el puerto desde donde se pasaba<br />

comunmente (Véase I)ueange, en las Memoires de Joiircille,<br />

diss., XXVI). Ambos están á la misnr-3 distancia del punto más<br />

próximo de la costa británica. Cuando C ésar calcula la longirud<br />

del trayecto en treinta mili que excede la distancia de<br />

playa á playa, pudo haber medido desde su punto de partida<br />

al_ en que tocó tierra, cii Dc d El (1-ztov 7).x lsov) es probablemente<br />

el cabo Grisner. (Véase Walc!“maer, G. des 11, 268). Con<br />

relacion á la ortografía del nombre los - MSS. de Cé:;ar, leen<br />

•Itius. y los de Ptolomeo (1-/..0v). La fora Tecius, es una corimpcion<br />

de eser : tor má r- Ra-4,, loe. Pi.<br />

'Ir 41£ f f", '7! ' 440 11.,


111<br />

Agosto á las tres de la mañana, y segun parece al<br />

empezar la marea alta que corre todo lo largo<br />

de la costa de Francia y de la orilla opuesta-, en di-<br />

re<br />

ccion Nordeste. El procónsul se* embarcó con la<br />

infantería, avanzando muy lentamente, tal vez'<br />

con el objeto de poder encontrar los trasportes de<br />

caballería, y se encontró á las diez de la mañana á,<br />

la altura de las costas escarpadas de Douvres.<br />

escuadra esperada se hallaba detenida por el viento<br />

ópor al un accidente, y como hasta el sitio presentaba<br />

obstáculos, se decidió el invasor á buscar<br />

otro lugar de desembarque. Descríbese aquí el.<br />

mar como una especie de bahía estrecha dominada<br />

por alturas que dominaban por completo todos los<br />

alrededores (1), y que se hallaban ya coronadas dei<br />

indígenas armados. Por lo tanto, despues de esperar<br />

el procónsul la mayor parte del dia la llegada<br />

de su caballería aprovechó la ocasion de la marea<br />

siguiente, que coincidía con un viento favorable,<br />

para seguir la costa hacia el Norte, por espacio de<br />

siete ú ocho millas, llegando así á la abierta playa<br />

de Walmer ó de Deal (2),<br />

(1) César, Beil. Gall., IV, 23. Sus expresiones describen<br />

evidentemente una bahía estrecha y no pueden referirse al<br />

promontorio de South Foreland. Es una antigua tradicion en<br />

Douvres, que el mar penetraba en otro tiempo en este sitio<br />

cinco ó seis millas más tierra adentro. A cad. Sci. et Bell. Lett.<br />

de Bruxel, III, (1770) , citada por Bast , Antq. Rom. et<br />

Gaul.<br />

(2) Idem, ibid.:


115 —<br />

_Desembarco de los Romanos .—Los movimientos de<br />

la escuadra romana eran vigilados desde las alturas<br />

próximas por los Bretones, y en el momento en<br />

que llegó al sitio en que se proponía su jefe colocar<br />

en seco sus buques, se cubrió la playa de un<br />

imponente número de guerreros montados sobre<br />

carros, y dispuestos á impedir el desembarco. Había<br />

muy poca agua para que pudieran apróxirnarse<br />

los buques mayores, por lo cual se arrojaron 1 s<br />

bárbaros al agua para llegar hasta sus agresores;<br />

pero colocadas de costado las galeras de guerra<br />

que calaban ménos agua, para resistir á los que acometían,<br />

y haciendo uso de sus proyectiles, se pro-<br />

- dujo el desórden entre los Bretones. En la confuáon<br />

causada por una manera de combatir con que<br />

no estaban familiarizados, demostraron los Romanos<br />

poco ardor al atacar al enemigo, hasta que el<br />

porta-estandarte de la décima legion se arrojó con<br />

su águila en medio de las olas, llamando en su seguimiento<br />

á sus compañeros (1), que excitados poi<br />

de J. C., el primero al medio dia y el segundo á media noche.<br />

debiendo ser desde luego este último el que observó César á_<br />

las cuatro noches de su llegada (c. 29). De haber llegado la<br />

marea á su apogeo á media noche (30-31), debió suceder lo<br />

mismo á las ocho de la noche, el 26. Por consiguiente, empezó<br />

la marea á las dos de la tarde del 2G, y con ella debió César<br />

levar anclas á la altura de Douvres. Como el flujo se adelanta<br />

hacia el Norte, debió tomar esta direcion, conduciéndole una<br />

marcha de siete á ()ello millas precisamente á la playa de<br />

Deal ó de Walmer. La única razonpara creer que tomó el rumbo<br />

opuesto, es la frase de Dion, XXXIX, 51 (Tcur:<br />

etc.) que indica, segun se supone, los pantanos que -;e encuentran<br />

entre Romney, pero Id no ythe1<br />

al otro lado. 1, frase<br />

puede significar, s' in emba'rgo, la playa compacta y b.iñada<br />

por las olas. Dice tambien Dion que navegó alrí'dedor de un<br />

promontorio, lo cual no puede conciliarse con la idlea de su<br />

marcha hacia el Oeste.<br />

(1) Cesar. Bell. IV, 27.


-1 1G --elpeligro<br />

de su adorada insignia, se lanzaron al<br />

agua, rechazaron á los bárbaros y consiguieron<br />

saltará tierra. La fama de César y de sus legiones<br />

le había precedido; así es que cuando los Bretones<br />

se vieron comprometidos en una lucha cuerpo<br />

cuerpo con los conquistadores de la Galia, perdieron<br />

el valor; pero privados, sin embargo, los Ro<br />

manos de su caballería, hubieran podido sufrir mucho<br />

en el vigorosa ataque de los carros y de los ginetes<br />

enemigos; y aunque fue débil la resistencia<br />

opuesta su desembarco, no pudieron perseguir<br />

los insulares, y se apresuraron á poner en estado<br />

de defensa el terreno conquistado, levantando los<br />

atrincheramientos de costumbre. Antes, sin embargo,<br />

de que estuviesen concluidos estos atrincheramientos,<br />

llegó una embajada de los Bretones ofreciendo<br />

rehenes y haciendo humildes protestas de<br />

sumision, poniendo ademas en libertad á, Cornmió,<br />

que había sido hecho prisionero y cargado de cadenas<br />

en cuanto pisó tierra, despues de excusarse<br />

mucho por este hecho. El general romano se quejó<br />

del recibimiento hostil que había encontrado, despues<br />

de haber sido esperado en la Galia con ofrecimientos<br />

de amistad y de alianza, pero consintió en<br />

aceptar las excusas que se le presentaban y los rehenes<br />

que se le ofrecían.<br />

Graves averías que experimentó su ilota con la<br />

marea alta.—Obrasen ó no con sinceridad los Bretones<br />

bajo el influjo de la derrota, un accidente que<br />

ocurrió á la flota extranjera, les animó á cambiar<br />

de conducta y violar su palabra. Embarcada por<br />

áltirno la caballería romana cuatro dia.s despues de<br />

la partida de su jefe, fué empujadapor la violencia<br />

del viento, y como su rumbo era hacia Noroeste,


117<br />

venia probablemente del Este la brisa favorable<br />

con la cual esperaban verificar su desembarco.<br />

Antes de llegar á las dunas refrescó el viento, y se<br />

pusieron ingobernables los buques, algunos de los<br />

cuales lograron llegar á la Galia, pero otros fueron<br />

arrastrados á través del estrecho, muy hacia<br />

el Oeste, y arrojados á puntos muy lejanos de la<br />

costa británica (1). La marea subió á media noche<br />

con la luna llena á una altura extraordinaria, y<br />

sopló el viento con una violencia que jamas hal<br />

Man visto los Romanos, poco conocedores de estos<br />

mares. Arrojados á la playa los buques de guerra,<br />

fueron cubiertos por las olas y hechos pedazos, y<br />

los trasportes anclados, perdieron sus amarras siendo<br />

lanzados contra la costa y unos contra otros.<br />

El ejercito l'ormino se ve acosa (lo por los Rretones.—Casi<br />

inutilizada de este modo la flota romana,<br />

quedó el pequeño ejército sin los medios necesarios<br />

para reparar el daño, y ademas sin ',ro-visiones<br />

de trigo para mantenerse durante el invierno:<br />

y observando los Bretones lo exiguo de las fuerzas<br />

romanas y su escasez de víveres, empezaron á<br />

tener esperanzas de destruirlas por el hambre, presumiendo<br />

que la pérdida completa de un ejército<br />

con su general, quitaría á los Romanos el valor para<br />

repetir su empresa. Ejecutaron, sin embargo, sus<br />

planes con poca habilidad, pues dirigieron un ataque<br />

repentino contra la sétima legion que estaba<br />

forrageando, pero no á mucha distancia del campamento,<br />

de donde salió César en su auxilio, poniendo<br />

en fuga á los acometedores; apelar de<br />

esto, su conocimiento de la traicion del enemi-<br />

1) César, Bell. Gall.. IV, ?Q.


— 118<br />

go y los peligros diarios á que estaba expuesto<br />

le hacían desear cada vez más abandonar la isla.<br />

sin tardanza. Se aproximaba ademas el equinocio<br />

y los temporales de que generalmente va acompañado,<br />

y consideró como una gran fortuna que los<br />

bárbaros se le presentasen nuevamente arrepentidos<br />

y sumisos, contentándose con exigirles doble<br />

número de rehenesque los ofrecidos al principio, y<br />

ocu lyIndose activamente desde la noche del huracan<br />

en reparar sus buques, y destruir los más averiados<br />

para procurarse materiales con que reparar<br />

los otros.<br />

César reyresa la Galia Mes del eguinocio.—<br />

César se hizo á la vela poco despues de media noche,<br />

algunos dias ántes del equinocio, es decir,<br />

cerca de tres semanas despues de la época de su<br />

llegada, aprovechando el reflujo que debía servir<br />

entónces para alejarle de la costa y llevarle hasta<br />

la Galia. nos buques que no pudieron entrar en el<br />

puerto indicado fueron arrastrados por la corriente,<br />

la cual les hizo bajar por el canal (Fi,<br />

Operaciones del resto del, a rlio.—Ce'sar marcha á<br />

Iliria.—A su regreso de la Gran Bretaña, envió<br />

César á Salino y á Cotta á que hiciesen una excursion<br />

al país de los Menapianos, la cual tuvo mejor<br />

éxito que la del año anterior, á loque contribuyó<br />

la sequía que hizo más accesibles los pantanos, en<br />

tanto que Labieno castigaba á los Morillos que<br />

('1) César, Bell. Gall., IV. 36: «Pauló' infra delattr sunt.»<br />

1 llegar á las cestas de la Galia, fueron atacadas por los Morillos<br />

las tripulaciones de estos buques, encontrándose muy<br />

• cerca del cuerpo principal que había va desembarcado, habiéndolo<br />

verificado probablemente cerca ' de Ambleteuse ó de<br />

Bou iog'ne.


119<br />

_habían atacado á las tripulaciones de los buques<br />

dispersos. En cuanto supieron los Bretones que el<br />

general romano había abandonado sus costas,<br />

'descuidaron enviar los rehenes prometidos, exceptuando<br />

solamente dos tribus (1); pero sus compatriotas<br />

recibieron las noticias de sus triunfos<br />

con aclamaciones, y especialmente la de su ataque<br />

á una isla desconocida; hazaña que hería su<br />

in3.aginacion al mismo tiempo que excitaba su<br />

avaricia con la esperanza de un nuevo é incalcu<br />

lable pillage (2). Los sueños de avaricia de los Romanos<br />

atribuían á los bárbaros más rudos la po-<br />

-sesion de montones de plata y de joyas; se decía<br />

que la Bretaña era abundante en minas, por lo<br />

ménos de metales inferiores, y sobre todo, se celebraban<br />

por su abundancia y esplendor supuesto las<br />

perlas de la costa de Rotopia, que eran buscadas con<br />

especial interés (3). El peto de coraza ,_,Yuarnec.iclo<br />

de costosos brillantes que el conquistador regaló<br />

enseguida á Vénus Genitrix, patrona y madre de su<br />

Taza, fué tan agradable á la jóven nobleza, como<br />

la misma diosa; y se decretaron veinte dias de gracias<br />

en su honor, al mismo tiempo que él se apresuraba,<br />

segun su costumbre , á aproximarse á la<br />

frontera para conferenciar con sus amigos de Roma.<br />

En los primeros dial del año siguiente, tuvo tiem-<br />

(I) Cesar, B41. Gall., IV, 38.<br />

(2) Dion, XXXIV, 53. Despues de haber criticado la empresa<br />

como desgraciada, añade: rzo,',yr.(;) ,i/7p v.c1 17-Aup(oc-<br />

1-, , 6ativuvazo, oUot Occup.akk liE eya)■uvov-co, T. 'X.<br />

(3) Suetonio, Jul., 47: «Britanniam petiiss spe margaribruna<br />

quarum arnplitudinem conferentern, etc.» Plinio conilesa,<br />

sin embargo, que las perlas de Bretaña eran de-nues de<br />

toci o «parvi et decolores» (Hist. nat., IX, 57), y Tácito a-ñade:<br />

«Gilznit Oeceanus mntrgarita sed subfusca et liventia»<br />

(Agrie., 12).


--- 120 —<br />

-1)0 sin embargo de visitar el distrito ulterior de su,<br />

provincia la iiiria, ocupado por hordas de merodeadores,<br />

que habían atravesado el curso superior del<br />

Saya y del Drava y penetrado en aquélla á través de<br />

los límites alpestres de la provincia (1). En esta reonionse<br />

dió el nombre de Julius á muchos sitios: los<br />

Alpes Carnianos se denominan Julianos ; una ciudad<br />

situada al pié de éstos, se llamaba Julium Carnium;<br />

y Forum Julii, que aun existe en la moderna Friuii,<br />

está situada á corta distancia cerca del principio<br />

del Adriático (2). No pueden atribuirse sin embargo<br />

estas denominaciones al gran conquistador,.<br />

pues es imposible que hubiese atravesado los Alpes<br />

en invierno y llevado sus armas á los valles natales<br />

de los Pirustos en el Tirol, ni que permaneciese<br />

mucho tiempo en las cercanías para fundar ciudades<br />

ó colonias.<br />

Grandes preparativos para una seyuniainvasion de<br />

t'a Bretaja en la brinzavem.—Entretanto, se hacían<br />

grandes preparativos en los puertos y campos , de<br />

la Galia septentrional para una segunda invasion<br />

de la Bretaña con fuerzas nrrs considerables, construyéndose<br />

para ello seiscientos trasportes, de forma<br />

conveniente para costas bajas y para las preci-<br />

(I) César. Dell. Gall., Y, 1; Véase Mannert, III, 547.<br />

(2) Es muy ,confuso el origen de estos nombres: véase<br />

Mannert, Y, 546, que supone que el Forun Julii fue fundada<br />

oor un indívíduo de la familia de César de una generacion pos-<br />

-lerior, y que los Alpes tornaron de esta ciudad su designacion<br />

local. El epíteto de Julianos se da por Vez primera á estas.<br />

montarlas por Tácito, Hist., III, 8. Tito-Livio, que habla de la<br />

localidad, no hace mencion de semejante nombre. Apiano<br />

(XXXVI, 16), dice: «Usque ad radices Alpium Juliarum quas<br />

Venetas appellavit antiquitas.» Los Alpes Julianos, conocidos<br />

en esta época, eran los que dPspues se llamaron Cotiaaos.<br />

{Véase cap. XV.)


121<br />

pitadas y tumultuosas olas del canal. Se acordó<br />

que fuese Porto Itio, el punto de reunion de todo<br />

el armamento, y César aprovechó este corto intervalo<br />

para amenazar á los Treviros con los cuales<br />

estaba irritado por no haber asistido á la reunion<br />

general de los Estados y por sus intrigas con los<br />

►uevos. Dos de sus jefes, Cingetorix é Indutiomar<br />

aspiraban al poder supremo ; al aproximarse el<br />

ejército romano, se apresuró el primero á someterse,<br />

con lo cual, prevenido el segundo, reunióprecipitadamente<br />

sus tropas y sus auxiliares; pero arrepentido<br />

muy pronto de este acto de abierta hostilidad,<br />

solicitó su perdon, que César le concedió<br />

de buen grado. Demostró, sin embargo, más preferencia<br />

por Cingetorix,' al cual apoyó conciliándole<br />

el concurso de los principales jefes del Estado, volviendo<br />

los Treviros á la obediencia, convirtiéndose<br />

en hostilidad más decidida aunque contenida<br />

la ambicion de Inclutiomar (1).<br />

Intrigas de Dinmorix.—Arreglado este asunto,<br />

se reunieron en Porto Itio todas las fuerzas de que<br />

podía disponer el procónsul (2), entre las cuales<br />

contaba un cuerpo de cuatro mil ginetes galos<br />

mandados por lo más escogido de la nobleza indígena,<br />

qu César lle v aba consigo, no tanto como rehenes<br />

para asegurar la tranquilidad de su país, cuyo<br />

estado era nats crítico cada dia, como para aprovecharse<br />

de sus servicios militares. Entre dichos<br />

jefes estaba Dumnorix el ;duo, de cuya buena fé,<br />

desconfiaba César con razon, y que tenía alarmados<br />

sus compatriotas, vanaglori:ndose de que<br />

(1) Beil. Gal., Y, 3, 4.<br />

(2) César, Bell. ;:).


1 X22 --<br />

César le había prometido conferirle la soben,-nía<br />

de su nacion. Este ardía en deseos de sustraerse<br />

al conapromiso de acompañarle en la expedicion,<br />

esperando que. si se le dejaba detrás se le<br />

presentaría ocasion de hacer que madurasen sus<br />

p<br />

royectos particulares de ambicion. Despertaba<br />

tambien los temores de los jefes, sus compañeros<br />

de armas, haciéndoles creerque, no atreviéndose<br />

el conquistador á darles muerte á la vista de<br />

la nacion gala, trataba de deshacerse de ellos en<br />

esta expedicion lejana. La constancia •con que reinaron<br />

los vientos del Noroeste impuso un aplazamiento<br />

de algunos días, que aprovechó el ;duo con<br />

toda su influencia.<br />

Huye del campamento, pero es perseguido y muerto.—Cuando<br />

se dió la órden de embarque, huyó<br />

Dumnorix secretamente del campamento con algunos<br />

compañeros, y al saberlo César mandó inmediatamente<br />

en su persecucion un destacamento de<br />

ginetes escogidos con órden de apoderarse del fugitivo,<br />

muerto ó vivo; y habiéndole alcanzado, fué<br />

muerto en el acto por los Galos que no le odiaban<br />

menos que á sus tiranos romanos (3), volviendo sin<br />

dificultad los que le acompañaban á los cuarteles<br />

de César. •<br />

César desembarca en, Bretarta sin oposicion,. No<br />

había concluido aun la primavera cuando se hizo á<br />

la vela la flota romana con rumbo á Bretaña, llevando<br />

cinco legiones y un número proporcionado de<br />

ginetes, cuya importancia se demostró en la ex pedicion<br />

anterior, y dejándose á Labieno tres le giones<br />

para la seguridad del país conquistado. ljex-<br />

(1) Cesar, Bell. Gall.,


123 -pedicion<br />

verificó su desem 'arco sin oposicion en<br />

,e1 mismo sitio que el verano anterior (1), y dejan -<br />

do César diez cohortes y trescientos*caballos para<br />

custodiar su estacion naval , • se apoderó, con el<br />

cuerpo principal del ejércit de un sitio próximo<br />

donde construyó un campo atrincherado para una<br />

ocupacion permanente, sitio que, segun toda probabilidad,<br />

fué la base de la célebre estacion de Rutopia<br />

en Richborough. Las ruinas de sus gigantescas<br />

fortificaciones, juntamente con las de Caistor,<br />

las que quedan mejor conservadas de Garianonium<br />

ó Burhgcastle, demuestran hoy todavía la extension<br />

y solidez de los trabajos de Roma en esta isla.<br />

Los Bretones se abstuvieron tambien de oponer resistencia<br />

alguna á los invasores, cuyo ejército no<br />

encontró un enemigo preparado á disputarle el<br />

paso, hasta las orillas del Stour, á doce millas de<br />

distancia del campamento. No confiaban, sin embargo,<br />

los Bretones mucho en la corriente lenta y<br />

estrecha de un riachuelo, y tenían un campamento<br />

de una construccion particular y característica<br />

•de ellos, que consistía en un espacio claro en el<br />

centro de un bosque, defendido por troncos de árboles,<br />

al que se retiraron despues de ser rechazados<br />

una vez, y del cual fué difícil desalojarlos. Conseguido<br />

esto, no se aventuró César á perseguir en<br />

su rápida fuga á sus ginetes y carros á través de un<br />

país que le era completamente desconocido; y tanto<br />

nrc'ts, cuanto que una tempestad como la de la expedicion<br />

anterior y que produjo graves averías en sus<br />

(1) César, Bell. Gctll.. V, 8.; T')ion, XL, 1. El pretexto de lo<br />

invasion era la negativa. de los Bretones á entregar el número<br />

ele rehen es prometido.


uques, le llamó repentinamente<br />

4<br />

estacion na-<br />

val, siendo necesarios muchos dial de continuo<br />

tras -ajo para reparar el daño, y decidiéndose entónces<br />

á, sacar á laplaya todo su armamento. y á extender<br />

y consolidar las fortificaciones que le defendíanpor<br />

la parte de la costa. César se adelantó de<br />

nuevo, y volvió á encontrar á los indígenas en el<br />

paso del rio. En medio de sus discusiones interiores,que<br />

habían llegado entre ellos al parecer á<br />

mayor grado todavía que entre sus vecinos del<br />

continente , resolvieron los Bretones confiar el<br />

mando y direccion de su defensa á uno de sus jefes<br />

principales.<br />

Afaudados los Bretones por eassivellaum, oponen<br />

una heróica resistencia.--LlamAase este jefe Cassiveliaum<br />

(1) rey de los Trinobantes, que poblaban<br />

el Middlesex, Hertford y Essex. Los Bretones acostumbraban<br />

á combatir casi siempre á caballo ó en<br />

sus carros, y la destreza con que manejaban los<br />

bárbaros estos pesados vehículos, su impetuoso ata_<br />

que y la rapidez de su retirada, mantuvieron en<br />

jaque todo el dia la bravura y la disciplina de los<br />

invasores. Las líneas romanas vacilaban con estas<br />

cargas repetidas; el pilum tendía sobre la llanura<br />

á, más de un jefe breton, pero sus corceles y<br />

su carro vacío venían á chocar contra aquel muro de<br />

acero. Rechazados los ligeros escuadrones, se ponían<br />

muy pronto fuera de alcance, y como la caballería<br />

gala era floja y perezosa, sólo se consiguió<br />

la victoria merced á la firmeza y paciencia de la in-<br />

(1) Esta era la ortografía romana. Dion escribe (KaacTovaX7.voc)<br />

aproximándose probablemente más á la verdadera pronunchcion<br />

Caswallon o Cadwallon.


125 -fantería<br />

veterana. Los Bretones perdieron los combatientes<br />

más bravos, y su incómodo material de<br />

guerra. Desde este combate no se atrevieron ya á.<br />

atacar á las legiones de César en batalla regular,<br />

sino que se esparcieron por el país esperando fatigar<br />

las fuerzas de los Romanos con escaramuzas<br />

continuas y poco duraderas.<br />

Los Bretones clefienden la linea del Támesís.- z—César<br />

mantuvo, sin embargo, reunidos sus hombres, y<br />

se abstuvo de todo encuentro parcial, al mismo<br />

tiempo que adelantaba. atrevidamente por el centro<br />

de la comarca hasta las orillas del Támesis, detras<br />

de las cuales se había retirado Cassivellaum.<br />

Para vadear este reo, era necesario remontarse por<br />

-su curso al punto más elevado donde llegaba la<br />

marea, y segun una antigua y constante tradicion,<br />

puede conjeturarse con alguna confianza que el si<br />

tio en que se verifico el paso fue el conocido con el<br />

nombre de Coway StaKes, cerca de la embocadura<br />

del Wey, que se supone tomó su nombre de las<br />

empalizadas con que obstruyeron los Bretones el<br />

lecho y la orilla del rEmesis (1), cuyos restos eran<br />

avin visibles, segun testimonio de Béde, en el siglo<br />

VIII. Este sitio concuerda tambien bastante<br />

con la distancia de ocho millas del mar en que coloca<br />

César la frontera, de los Estados de Cassiveilaum<br />

(2).<br />

(1) César, Beli. Goal., Y, 18: Dion,<br />

(2) Béde, Hist. of Bht. 1. 2. Ciertan)ente que este autor 11;)<br />

es muy digno de fé. Véase la Britrinmia, de Camiien, «Surrey.»<br />

Este afirma que ala profundidad del agua en este sitio os<br />

generalmente de seis pies. El paso de C(- 1sar se verificó en et<br />

rigor del verano, y la estacion era nota. -ble por la sequía: «Eo<br />

anno frumentum in Gallia propter auptsUus provenerat,»<br />

César, Bell. Ga11.. 24:


1:6 —<br />

Triunfos parciales de Cesar en, BretaZa. El paso<br />

de los ríos nado ó vadeándolo, era uno de los ejercicios<br />

regulares del legionario romano, y aunque<br />

sumergido en el agua hasta la barba, era muy diestropara<br />

manejar el hacha contra los obstáculos<br />

que se oponían á su marcha, manteniendo su escudo<br />

sobre la cabeza con tant{i, firmeza como si estuviera<br />

en tierra. A sus espaldas lanzaban contra<br />

el enemigo una verdadera tempestad de piedras y<br />

dardos, las máquinas que siempre acompañaban ti<br />

los ejércitos romanos (1), y los indígenas fueron<br />

arrojados de su posicion, marchando César hacia<br />

la capital de los Trinobantes, que estaba á Poca<br />

distancia (2). Esta nacion, en. la que Cassivellaum<br />

había usurpado la autoridad , asesinando á, su<br />

rey Inmanuentius, se hallaba dispuesta á tratar<br />

con el conquistador, abandonando al tirano á su<br />

suerte; en prueba de ello, presentaron á César á<br />

Mandubratius, hijo de su último soberano, como el<br />

jefe que deseaban para que los gobernase. Este<br />

j1Vven pretendiente se había, captado la confianza<br />

del general romano, colocándose bajo su proteccion<br />

en la Galia. Este ejemplo fué imitado por algunos<br />

otros Estados conocidos con los nombres de Cenimagni,<br />

Segontiaci, Ancalitae y Bibroci, que ocupa-ban<br />

al parecer los condados de Berks y de Buckingham,<br />

y las cercanías de Henley y de Bray (3).<br />

(1) César, Bell. Gall., V, fi<br />

(2) Poly genus (Stratármin. VIII, 23, 5), dice que los Breto-nes<br />

se quedaron aterrados á la vista de un elefante que empleó<br />

César en este ataque.<br />

(•) Puede suponerse que Verulamio ó Saint-Alban era en<br />

tic-amos posteriores el sitio (le una importante colonia roma-<br />

1-11. Si se tratase d Londinium, que cien años despues era plaz<br />

a de una importancia comercial consderable (Tácito, 41 nn.,


— 127<br />

Reducido el jefe breton á su única fortaleza, se deí'endió<br />

en las fortificaciones naturales de los bosques<br />

y pantanos que rodeaban su mal llamada ciudad;<br />

excitó' á la poblacion de Cantium ó Kent para<br />

atacar la estacion naval de los invasores, pero al<br />

mismo tiempo que fueron éstos rechazados con<br />

pérdidas, se vió él mismo obligado á abandonar la<br />

fortaleza que ya no podía defender más tiempo.<br />

Acepta la promesa de un tributo y regresa á la Galia.—Reducido<br />

Cassivellaum al último extremo,<br />

imploró la paz, que obtuvo restituyendo la soberanía<br />

usurpada, y con la promesa de entregar rehenes<br />

y pagar un tributo que hicieron los diversos.<br />

Estados que había coaligado contra los Romanos<br />

(1). César tenía prisa por volver á la Galia<br />

donde se aumentaban los rumores de una nueva<br />

insurreccion (2); no conservó en Bretafia ningun.<br />

territorio , fortaleza , ni guarnicion , debiendo<br />

comprender, al abandonar sus costas con la -vana<br />

esperanza de un tributo, que había fracasado su expeclicion.<br />

Tambien se habían desvanecido las esperanzas<br />

de lo del pillaje, y Ciceron que sostenía cor<br />

respondencia con su hermano Quinto, que servía<br />

XIV, 33), sabríamos sin duda que estaba situada ó orillas<br />

dei rio.<br />

(1) Carden, Britannia; 111 be, Cwsay in loc.<br />

(2) Tal es al parecer la sigriíicacion de la frase de Ciceron<br />

en una carta á Trebatius (ad Div., VII, 6), que se quedó en Samarobriva,<br />

Galia, negándose á acompañar la expedicion á<br />

Bretaña: «Quamquam vos nunc istic satis calere audio.» Habrá<br />

que referir sencillamente este párrafo al excesivo calor del<br />

verano que va se ha mencionado? En Roma había sido excesivamente<br />

calurosa la es tacion: «Ex magnis ,caloribus, non<br />

enim mem ini majores»... Ciceron, ad Qa. Fr. , 1, escribe<br />

en Setiembre del año 700. César tenía evidentemente gran<br />

prisa por abandonar la Bretaña. Véase cap. XXIII. Véase'<br />

Dion, XL, 45.


con el proc)nsul en Bretaña, dice que 110 podía ob-.<br />

tenerse nada de la pobreza de los indígenas, ni<br />

va-<br />

jill<br />

a de plata,<br />

ni botin de ningun género, excepto<br />

esclavos, y éstos no de la clase refinada y culta<br />

que habían llevado á Roma de Asía las conquistas<br />

de Lúculo y de Pompeyo, no ingeniosos artesanos<br />

ó profesores de literatura ó de música, sino groseros<br />

é incultos hijos de los bosques y de las montañas,<br />

los que sus dueños hubieran tenido vergüenza<br />

de emplear fuera de cualquier granja lejana<br />

(1).<br />

_Espíritu, yeneral de hostilidad en la Galia.—Esas<br />

cortas campanas contra los Germanos y los<br />

Bretones, bastaron para ocupar los intervalos de<br />

tiempo mientras César vigilaba con atencion el<br />

conflicto de los partidos en Roma , manteniendo<br />

z1 sus tropas en actividad; proporcionándole pretextos<br />

para multiplicar sus legiones, y alimentando<br />

la avaricia y ambicion de s'us oficiales. La vista<br />

del procónsul se hallaba constantemente fija en<br />

Italia, y aprovechaba todas las ocasiones de aproximarse<br />

11 la frontera de su provincia para observar<br />

m ls de cerca los negocios de la capital; pero<br />

(1) Ciceron, ad Att., 16: «117itiam illud jara coge tuna<br />

cst, neque argenti scripulum esse in ille insola, nequ6 ullam<br />

-spem prmdm nisi ex mancipiis; ex quibus nullos puto te literis<br />

aut musicis eruditos exspectare.» Habla tambíen de la<br />

misma manera á Trebatio (ad Div., V11. 7). Britannia nihil<br />

esse audio Beque aun neque .arnnti. Id, si ita est, essedurn<br />

aliquod suadeo tapias et ad nos Tuamprimum recurras.» ,Esta<br />

esperanza de saqueo es un lugar cornun favor-ito de su correspondencia.<br />

Otra vez á Trebatius, VI, 16: Balbus mil)" confirmavit<br />

te divitem futurum. Id utrum Romano more locutus sit,<br />

bene nummatum te futurum an quomodo Stoici dieunt, omnes<br />

esse divites qui celo et terrafrui possint postea videro.» Y. en<br />

la vida de Plutarco (C4 siar, 23), lo que se dice de Cesar.


— 129<br />

sin embargo, cuando regresó por segunda vez de<br />

la Gran Bretaña, era evidente que corrían grave<br />

peligro sus ultimas conquistas, y que era indispensable<br />

su presencia durante todo el invierno para<br />

su seguridad. La asamblea de los Estados galos<br />

se reunió en Samarobriva (Amiens) , y César<br />

empleó, segun su sistema, la autoridad de los diputados<br />

'en sus tribus respectivas, para dar un colorido<br />

de voluntad nacional á los decretos que en<br />

realidad sólo de él emanaban. Disolvióse el consejo<br />

ántes de acabar el otofio, y volvieron los miembros<br />

de él á sus respectivas ciudades con las órdenes<br />

del conquistador que marcaban la política<br />

interior de la provincia é imponían nuevos tributos<br />

en hombres y dinero. Enmedio de la repugnancia<br />

que excitaban estas exacciones entre los orgullosos<br />

y altivos jefes de la Galia, contribuyeron<br />

las circunstancias á, dar más probabilidades de éxito<br />

á .un ataque concertado contra el enemigo que<br />

tan gravoso les era.<br />

Son diseminadas las fuerzas 2'omanas en una extension<br />

demasiado vasta. Corno había sido tan seco<br />

el verano y era imposible conservar en una sola localidad<br />

toda la masa de las fuerzas romanas, se<br />

dispuso que las ocho legiones de que se componían,<br />

se distribuyeran principalmente en el país de los<br />

Belgas, entre los Morinos , los Nervianos, los Remos,<br />

los Treviros y los Eburones, eii pequeñas divisiones<br />

y bajo diversos mandos (1). Es probable<br />

que contaran los Galos con la partida acostumbrada<br />

del procónsul á Italia, y que, temiéndole más<br />

que á sus lugartenientes, resolvieran esperar á que<br />

(1) Bell. Gal'.. 21.<br />

1j':1UV1:1,1:.-TC1 1,10 II.


1'30<br />

se realizase para dirigir una ataque general contra<br />

los cuarteles de invierno de las legiones (2); pero<br />

'un cuando César se vió obligado á correr este<br />

riesgo y veía perfectamente el peligro de dividir sus<br />

fuerzas, se decidió á., establecerse él mismo en Samarobriva,<br />

punto céntrico, desde el cual podía abarcar<br />

convenientemente la direccion de los negocios<br />

militares y políticos (1).<br />

Rebelion de los Belgas. El primer indicio del<br />

espíritu de insurreccion pronto á estallar en todo<br />

el Norte de la Galia, fué un acto aislado de violencia<br />

por parte de los Carnutos que asesinaron repentinamente<br />

á Tasgetius, jefe designado por el gobierno<br />

romano para gobernar su Estado (4). La<br />

complicidad de los magistrados y de otros personajes<br />

influyentes de la tribu, hicieron creer que<br />

era un acto dé venganza pública y no privada; pero<br />

los Carnutos no se hallaban, sin embargo, en<br />

condiciones de sostener la accion, y la rápida llegada<br />

de una legion con órden de tomar cuarteles<br />

de invierno entre ellos, reprimió todo movimiento<br />

ulterior contra el poder romano. El asunto dió lugar<br />

á formacion de proceso, enviándose al procón-<br />

(1) César n() da á entender que no tuviera intencion de abandonar<br />

el Norte de la Galia durante el invierno: «Si ipso.., in<br />

Galia morat constituit.» (V, 25). Dion (XL. 81, sostiene que<br />

estaba en camino para Italia cuando tuvo que volver por la<br />

peligrosa situacion de sus asuntos, y esta version parecería<br />

confirmada por la ignorancia de sus oficiales. En cuanto á si<br />

estaba ó no en la Galia, véase más adelante.<br />

(2) César parece preocupado con el cuidado de atenuar la<br />

extension en que había diseminado sus fuerzas, al decir qn<br />

todas sus divisiones, exceptuando la acantonada en los Esslos ,<br />

en Normandía, donde no se tenían perturbaciones. se hallaban<br />

extendidas en un espacio de cien millas; pero lo cierto el que<br />

la distancia de Aduit tea á las fronteras de los Bellovacos<br />

(e. 46), no baja de doscientas millas.<br />

(3) César, BO. Gall., V., 25.


131<br />

sul los culpables para ser castigados; entre tanto,<br />

y á pesar de estas medidas, se urdía una vasta cons-piracion<br />

al Norte de Bélgica (1).<br />

Astucie y valor de Ambiorix.—Era Ambiorix un<br />

jóven jefe de los Eburones, que obtuvo el honor de<br />

dar el primer golpe, y que desplegó en su empresa<br />

tanta habilidad y astucia como valor. Habiendo sido<br />

muy bien tratado por los Romanos, cuya confianza<br />

se había captado en gran parte, colmándole éstos de<br />

favores, por lo cual les causó su ataque tanta sorpresa<br />

como disgusto; pero no les cogió desprevenidos,<br />

siendo rechazado sin dificultad el asalto que dirigió<br />

contra el campamento de Sahino y Cotta; despues de<br />

esta derrota, solicitó Ambiorix una conferencia con<br />

sus adversarios, en la cual se declaró partidario sincero<br />

de los Romanos, por más que la violencia de su<br />

pueblo le había obligado á atacarles. Su misma tribu<br />

obraba, segun aseguró, bajo una presion semejante,<br />

por ser impotente para resistir el poder de la<br />

gran confedrracion gala, que venía preparando con<br />

mucha antelacion, y se ocupaba entónces, en llevar<br />

zl cabo un ataque simultáneo contra todos los cuarteles<br />

romanos. A los dos Bias llegó un crecido refuerzo<br />

de Germanos para apoyar á los Galos, y en<br />

vista de esto, acabó por aconsejar á los oficiales romanos<br />

que evacuasen el campamento, puesto que<br />

aún era tiempo, y que tuviesen en cuenta, no sólo<br />

su seguridad, sino el bien general, tratando de reunirse<br />

con cualquiera de las otras divisiones de su<br />

ejército, de las cuales la m:Is próxima, la de Q. Ciceron,<br />

se hallaba .j cincuenta millas (2).<br />

1) Ademas CESaz-h , -Dion, XL, 5-11; Pintare°, Cear , 24<br />

(2) Cés gkr. 1P11 al, y 97: Dion, XL 5, G. lEste, escritor


132<br />

Los E burones destruyen , dose fi iones rovzoiatsb<br />

delibe,racion que tuvo lugar en el campamento ro-<br />

m<br />

ano fuá larga y llena de inquietud. Cotta Sahino<br />

eran de opinion diferente, pues uno quería conservar<br />

la posicion á toda costa, y el otro se inclinaba<br />

por replegarse sobre la legion de Ciceron, fundándose<br />

Sabino, cosa extraña, para esta última opinion,<br />

enque no había seguridad de si César estaba en la<br />

Galia, ó si había partido para Italia. Las noticias del<br />

acto de inconsiderada violencia de los Carnutos se<br />

invocaron como una prueba de que debía haber faltado<br />

la vigilancia del procónsul, y la defeccion de<br />

los Eburones se consideró como una prueba de esta<br />

presuncion. Parece increible que César dejara realmente<br />

á sus oficiales en la incertidumbre sobre un<br />

punto tan importante para norma de su conducta, y<br />

nos inclinamos á creer que se manifestaron estas<br />

dudas para justificar un proceder indigno y cobarde.<br />

Cotta acabó por ceder_ á las sugestiones de su colega,<br />

resolviéndose á efectuar la retirada. Al emprender<br />

su marcha, cayeron las dos legiones una<br />

emboscada, á pesar de las seguridades amistosas<br />

con que se sorprendió su confianza; cercadas en un<br />

desfiladero, se vieron obligadas á abandonar sus bagajes,<br />

y bajo el mando de Cotta, (pues Sahino perdió<br />

completamente la serenidad,) se formaron en círculo<br />

para sostener hasta el fin una, lucha desesperada<br />

contra sus enemigos. Esta maniobra que había sido<br />

Sigue muy de cerca los comentarios de César, é importa observar<br />

que formaban tamblen el libro de texto para esteperiodo,<br />

de la historia despues de un intérnalo de 250 años. Tambien<br />

puede inferirse de esto que las acusaciones de traicion que.<br />

César dirige contra los Galos, no han sido desmentidas por autoridades<br />

posteriores,


— 133<br />

eficaz con frecuencia para salvar los ejércitos de la<br />

República, no sirvió de nada en esta ocasion, pues<br />

rechazados varios ataques, sucumbieron al fin los<br />

Romanos bajo la incesante lluvia de dardos con que<br />

se les abrumaba por todas partes. Sahino fué muerto<br />

á traicion miéntras discutía las condiciones de<br />

una capitulacion, y Cotta, que se había negado á tratar<br />

con un enemigo armado, encontró una muerte<br />

honrosa al frente de sus escasas fuerzas. El ejército<br />

romano fué destruido casi por completo, y los pocos<br />

que escaparon á través de los bosques en la oscuridad<br />

de la noche, no eran más que fugitivos aislados,<br />

sin bagajes, armas, ni banderas (1).<br />

A tapo del campamento de Q. Ciceron. Esta destruccion<br />

completa de dos legiones con sus generales,<br />

fué la serial de una gran rebelion en toda la Bélgica<br />

central, siendo auxiliados los Eburones, los Nervianes<br />

y los Aduatucos por muchas tribus, aunque de<br />

inénos nombradía. Ambiorix, hábil y enérgico, coronado<br />

con la aureola de un triunfo que recordaba<br />

los antiguos tiempos del -valor galo, era el amigo<br />

de la confederacion, é inmediatamente marchó contra<br />

el campamento de Q. Ciceron, cuya única legion<br />

se hallaba acantonada en el territorio de los<br />

Nervianes. Las cartas que se mandaron á César<br />

desde el campo fueron interceptadas, y durante<br />

muchos dias ignoró por completo el procónsul los<br />

movimientos del enemigo y los peligros que corrían<br />

sus tropas.<br />

Retrato de Q. Ciceron. La correspendencia del<br />

orador M. Ciceron, nos representa á éste como un<br />

,41onsejero, casi corno un tutor de su hermano Quin-<br />

(I) Cés gr, Reit. Grill., Y. :37; Dion, 1)e. cit.


134<br />

to, hall<br />

ándose . como eclipsada la figura de este último,<br />

por la mayor celebridad y mérito superior del<br />

primero; pero áun cuando Q. Ciceron no pueda aspilar<br />

á ser colocado entre los primeros hombres de Estado<br />

de su tiempo, ocupa, sin embargo, un sitio preferente<br />

entre los hombres de regulares servicios y capacidad,<br />

que contribuyeron á imprimir cierto carácter<br />

nacional á la administracion romana, tanto en la<br />

unidad como fuera de ella. Sostenido por la fortuna<br />

de su hermano y por su talento y buena conducta,<br />

desempeñó elevados cargos en el Estado, y siguien<br />

do el curso ordinario de las dignidades oficiales, llegó<br />

á la pretura en la que fué colega de César el año<br />

692, consiguiendo obtener despues la propretura del<br />

Asia Menor, cuyo cargo le fué prorogado por segunda<br />

vez y despues por tercera, á instancias, principalmente,<br />

de M. Ciceron (1), para el cual eran muy útiles<br />

los servicios de su hermano, apoyando su política<br />

particular en favor del órden ecuestre y conciliándose<br />

las simpatías de los naturales de las provincias con_<br />

su justicia y moderacion. Facultades más brillantes<br />

hubieran encontrado un teatro insuficiente en una<br />

provincia tan pacífica y en medio de una sociedad<br />

tan adelantada en su civilizacion, y no fué escaso<br />

mérito para Quinto, ni pequeña ventaja para el partido<br />

reformista á que pertenecía, el que se pudiese<br />

decir de él con justicia, que en una provincia tan llena<br />

de tentaciones para un hombre de gusto y elegante,<br />

no había llegado á adquirir por malos medios<br />

(1) Esto resulta de una notable carta de 111. Ciceron á su<br />

hermano, titulada ad Qu. Fr.. I, 1, que, ademas de la luz - que<br />

arroja sobre el carácter de Quinto, es interesante por contener<br />

una exposicion en forma evichntemente escrita para el<br />

co, de los deberes de un gobernador de provincia. públi—


135<br />

ni un solo monumento de arte (1). Al abandonar esta<br />

provincia, acompañado de las mayores demostraciones<br />

de cariño por parte del pueblo, Q. Ciceron había<br />

ayudado á Pompeyo á llevar á cabo la importante<br />

mision de proveer de cereales á la ciudad; uniéndose<br />

enseguida á César, se había comprometido z1<br />

servir á sus órdenes en la Galia, y había hecho el<br />

mejor uso de las ocasiones que se le habían presentado<br />

para proteger los intereses de su hermano cerca<br />

de su nuevo patrono, siendo desde el principio<br />

apasionado admirador del carácter de César. Cuando<br />

el Senado decretó la pena capital contra los secuaces<br />

de Catilina, votó con el jefe de partido de Mario<br />

por una pena menor (2); y cuando oscilaba la<br />

fortuna de su general, y corría peligros en su persona<br />

el ascendiente de la República en la Galia, sostuvo<br />

el ataque del enemigo con tanto valor y constancia<br />

como cualquier otro oficial romano hubiera podido<br />

hacerlo, realzando el mérito de la defensa el mal estado<br />

de su salud en aquella época (3).<br />

Su valerosa defensa. No fié insensible su magnánimo<br />

general los méritos de Q. Ciceron, recordándolos<br />

con algunas sencillas palabras, semejantes<br />

á lasque constituyen el digno monumento de<br />

sus propias hazañas; pero conviene no olvidar tampoco<br />

que el lugarteniente de César se vió secundado<br />

por tropas cuyo valor y constancia nunca han<br />

(1) Ciceron, ad Qu. Fi-., I, 1, 2: «Prwlarum est autem<br />

summo cum imperio fuisse in Asía triennium, sic, nullum<br />

te signum, nulla pictura, nullum vas, milla vestis, nullum<br />

mancipium, nulla forma eujusquam, nulla conditio pecunia<br />

quibus rebus abundat ista provincia, ab summa integritate<br />

continentiaque deduxerit.»<br />

(2) Suet., Fui., 14.<br />

(3) César, Beli. Gall., Nr, 40.


1.3G ----<br />

Ç(ido sobrepujados . La rivalidad literaria, de Pulfion y<br />

de Varen() anima al parecer la frialdad de todos es-<br />

t relatos militares. Cuando la legion cercada se vió<br />

so<br />

libre con la llegada triunfal del mismo procónsul, se<br />

observó que apénas habían salido ilesos la décima<br />

parte de los combatientes. No habían dej ,do de hacer<br />

progresos los Galos en el estudio y aplicacion de los<br />

procedimientos de ataque de los Romanos (1); habían<br />

rodeado el campamento de una muralla; habían cercado<br />

sus torres al pié de las trincheras; habían reducido<br />

á cenizas todo el interior del campo con sus proyectiles<br />

inflamables, y habían conseguido cortar por<br />

espacio de muchos días toda comunicacion entre los<br />

sitiados y los acantonamientos más próximos. Mantuvieron<br />

todos los destacamentos romanos en alarma<br />

tan constante, que Labieno no se atrevió á alejarse<br />

de su puesto, y César se vió obligado 4 dejar<br />

una legion en Samarobriva para custodiar el<br />

tesoro, los almacenes y los documentos públicos. El<br />

procónsul no pudo reunir más de dos legiones para<br />

conducirlas contra el enemigo, y estas legiones, reducidas<br />

al escaso número de siete mil hombres. No<br />

teniendo más medios de avisar su llegada á los sitiados<br />

que mandar un mensajero con una carta sujeta<br />

á un dardo que debía arrojar al campo si podía<br />

aproximarse á conveniente distancia. La carta estaba<br />

escrita en griego para burlar la curiosidad del enemigo<br />

en caso de que fuese interceptada (2); y el dardo<br />

se clavo en una de las torres del recinto donde se<br />

(I) Idem, ibtd., V, 42; Dion, XL, 7; Osorio, VI, 10.<br />

( 9 ) Véase t. I, pág. 353 y siguientes Dion, que al mencionar<br />

esta circunstancia observa que el medio habitual deCésar<br />

para sus comunicaciones reservadas consistía en emplear cada<br />

cuarta letra á part r de la que tenía á la vista (XL, 9).


— 137<br />

encontró al dia siguiente, notándose en estos mo-<br />

mentos la apresurada llegada de los socorros Por<br />

e1 humo de los pueblos incendiados que señalaban la<br />

aproximacion de los exasperados Romanos. Los Galos<br />

salieron de sus líneas y marcharon en número de<br />

sesenta mil al encuentro del enemigo, viéndose tam-<br />

bien César obligado entónces á ocultar sus fuerzas,<br />

apesar de ser tan escasas, para poder conseguir que<br />

se atreviesen á atacarle pus adversarios.<br />

Ciceron se salva con la llegada de César. Una vigorosa<br />

resistencia quebrantó el empuje de la carga<br />

de los Galos y los puso en derrota, librándose de<br />

este modo Q. Ciceron y su escasa fuerza cansada y<br />

diezmada, del destino que había cabido á sus colegas<br />

(1).<br />

César permanece todo el invierwo en el Norte de la<br />

Galia. Muy pronto llegaron á los diversos ejércitos<br />

galos<br />

• las noticias de sus comunes derrotas, dispersándose<br />

en un instante ante las miradas atónitas de los<br />

generales romanos. Indutiomar se rétiró del campo<br />

de Labieno y buscó un refugio entre los Treviros,<br />

las tropas de los Armoricanos que amenazaban á<br />

Roscio en elpaís de los Essuos y que habían llegado<br />

á ocho millas de su posicion, se dispersaron sin<br />

combatir. Reunió el procónsultres legiones al alrededor<br />

de Samarobriva, y fijó en ella su residencia para<br />

el resto del invierno, ocupándose únicamente de vigilar<br />

los asuntos de la Bélgica, donde apenas había<br />

un Estado sobre el que no recayesen graves sospechas<br />

de defeccion, exceptuando los Remos y los<br />

Eduosque se habían declarado sin reservas por la<br />

111111••■•••■<br />

(1) Detalles: Cés.., Be11. Gail., V 4? á ,n-2.


138 -causa<br />

de la República. A pesar de la lentitud y timidez<br />

con que procedieron los Galos al principio de su<br />

movimiento, por la falta de comunicaciones y de<br />

confianza entre ellos, todos se hallaban dispuestos,<br />

una vez empezado, á cooperar á él con el corazon y<br />

con el brazo. La traicion de estas dos naciones, cuyo<br />

valor respetaban más tos Galos, exasperaba su resolucion<br />

y aumentaba sus desconfianzas en la misma<br />

proporcion en que aumentaban los peligros de su<br />

causa.<br />

Los Galos atacan el campamente de Labieno. La<br />

muerte de Indutioniar disuelve la conrederacion.—Eu<br />

tan precaria situacion, recurrieron nuevamente los<br />

defensores de la libertad gala á pedir auxilio á los<br />

bárbaros del otro lado del Rhin, pero los compañeros<br />

de Ariovisto estaban muy desanimados con los desastres<br />

que habían experimentado en su colision con<br />

las armas romanas, y la suerte de los Usipetas y de<br />

sus aliados, así como la invasion subsiguiente de su<br />

propio territorio habían aterrado al resto de los Germanos.<br />

No podía, por consiguiente, esperarse socorro<br />

por esta parte (1); pero á pesar de este.desengaño<br />

persistió Indutiomar en impulsar á los Galos á la rebelion,<br />

y como había adquirido mucha influencia<br />

personal en todas sus tribus por medio de amigos<br />

que se había ganado con regalos y ofertas, sepuso<br />

atrevidamente á su frente, reclamó el mando de<br />

toda la confederacion y convocó un consejo armado<br />

de los jefes de ésta. El rigor de las instituciones nacionales<br />

exigía, segun se dice, que el último que<br />

respondiere á éste llamamiento fuese condenado á<br />

muerte públicamente, pereciese en los torme . ntos y<br />

(1) César, Bell. Gall., V, 55.


139<br />

su nombre fuese infamado .. En. esta asamblea denunció<br />

Indutiomar á su rival Cingetorix como enemigo<br />

de la causa comun. Este último no tardo' en vengarse<br />

revelando á Labieno los planes de su acusador. El<br />

primer ataque fué crrigido contra Labieno, operándose<br />

por una numerosa fuerza de caballeria gala, que<br />

corría al rededor de las obras, colmando á sus soldados<br />

de insultos y amenazas; pero el legado estaba sobre<br />

si y tenía formado su plan de defensa, por lo cual<br />

les dejó que agotasen su energía con un prolongado y<br />

vano esfuerzo para atraerle á un encuentro, no abriendo<br />

las puertas del ca.mpo ni dando la señal para la salida<br />

hasta que reunió todas sus fuerzas auxiliares v<br />

abrumó de cansancio z5 -sus acometedores. Recomendó<br />

especialmente á, todos sus soldados que hiciesen<br />

blanco de sus tiros á la persona de Indutiomar y les<br />

prohibió que entablasen lucha, alguna personal con<br />

ninguno de sus enemigos hasta que el jefe se encontrase<br />

en su poder y muerto. Los Galos ofrecieron<br />

poca resistencia ante este -vigoroso ataque, é indutiomar<br />

fué alcanzado al pasar un vado, coronando su<br />

muerte la fácil -victoria de los Romanos; y huyeron<br />

los Nervianes y los Eburones á sus hogares, disolviéndose<br />

rápidaL mente la confederacion (1).<br />

ee'sar saca gran.de.s. levas suplemen‘arias para su<br />

sexta campaZa (A. 701 de la C. 53 ántes de J. C.) y<br />

pide prestada uria legion, .Pompeyo.—Al terminar el<br />

afio, hubo un corto espacio de reposo para los solda,dos<br />

romanos, pero los meses de invierno fueron para<br />

sus oficiales. y en particular para César,—que estaba<br />

perfectamente penetrado de que tenía ante sí la tarea<br />

de reconquistar completamente el país,—una época<br />

(I) César, Bell. Gall., y , 55.


140 —<br />

de rudos trabajos (1). Era necesario reparar con<br />

grandes levas sus fuerzas diseminadas, y se dieron<br />

t.7)<br />

órdenes para organizar dos nuevas legiones, obteniendo<br />

el procónsul una tercera que le prestó Pom-<br />

p<br />

eyo<br />

(2), quien no vaciló en concederle una parte<br />

de las fuerzas que la República le había confiado.<br />

Esta legion que se designó con el título de primera,<br />

había sido organizada en la Galia cisalpina., por un<br />

decreto especial del Senado, y podía, por tanto, al<br />

parecer, pertenecer más de derecho á César que á su<br />

rival; pero era ademas necesario, para que Pompeyo<br />

consintiese en dar fuerza á un rival de quien estaba<br />

celoso hacía tanto tiempo, que se creyese muy fuerte<br />

con el ejercicio de los nuevos poderes que había<br />

obtenido al espirar su consulado, y que tuviese mucha<br />

confianza en los amigos y partidarios con que<br />

indudablemente había formado los cuadros de la nueva<br />

legion. Esta transacc ion demuestra tambien de<br />

una manera notable lo independientes que se conceptuaban<br />

los principales jefes de la República, puesto<br />

que así se atrevían á prestarse entre sí las tropas,<br />

aun sin consultar. al ménos que se sepa, á las autoridades<br />

supremas del Estado (3).<br />

César castiga á los Treviros y ffentrip ianos y pizsa<br />

el .R4in. Las levas de César adelantaban ' rápida-<br />

(1) César, Bell. Gall., VI, 1: Multis de causis majorem Gal.li<br />

moturn expeaans.»<br />

(2) Idem, loc. cit.; véase Dion, XL, 65. La equivocaclon<br />

de Plutarco, que habla aquí de dos legiones prestadas, se<br />

explica por Mcebé, in Cces., loc. cit.<br />

(3) Véase la sencilla mencion que hace Osar de esta transacion<br />

(loc. cit.) Veremos timbiencomo algunos años despues,<br />

cuando estaba próxima la colision entre César y Pompeyo, pidió<br />

este último que se le restituyese su legion, que el otro no<br />

trató de conservar (Bel!. G(111. VIII, 54); Plutarco, César, 29;<br />

Apiano, Bell. II, 29.


141 —<br />

mente; y entraba tanto en la política como en el orgullo<br />

de éste demostrar con que rapidez sabía Roma<br />

reparar sus pérdidas militares y lanzar al campo legiones<br />

sobre legiones. Las tribus belgas se ocupaban<br />

activamente en concertar alianzas entre si; los Germanos<br />

Cisrhenanos se unían á ellos de buen grado;<br />

los. Senones y otros rehusaban abiertamente obedecer<br />

sus señores extranjeros; todo presagiaba una<br />

insurreccion general en el Nordeste de la Galia, cuando<br />

César, ántes de que concluyese el invierno, se<br />

adelantó al movimiento que se proyectaba, lanzando<br />

cuatro legiones sobre el pais de los Nervianos. Algun,s<br />

rápidas marchas y enérgicas proclamas entibiaron<br />

sucesivamente el ardor de este pueblo, de los<br />

Senones, de los Carnutos y otrbs; pero los Treviros<br />

eran los que constituían la principal fuerza de los descontentos,<br />

y la pérdida de todos estos auxiliares se<br />

compensaba con el apoyo de varias tribus germanas<br />

y de los Menapianos y los Eburones, que unieron su<br />

suerte con la de aquéllos, y consiguieron distraer la<br />

ateneion de los generales romanos. Mientras César<br />

perseguía á los Menapianos en sus fortalezas, Labieno<br />

venció los Treviros en una batalla á que los conliujo<br />

, fingiendo una retirada. César llegó al Rhin y le<br />

pasó por un puente que construyó algo más arriba<br />

del sitio por donde lo había pasado la vez primera<br />

(1); pero encontrándose con que los Sueros se habían<br />

retirado bastante, y que se ocultaban en las profundidades<br />

de la selva Hercynia, desistió de toda tentativa<br />

de persecucion, r se limitó z't dejar una guarnicion<br />

en la cabeza del puente, del cual cortó la parte<br />

•••■•■••■•.••••■<br />

(1.) César, Bell. Gall., VI, 9; D'ion, XL, 32.


1 '1 • --<br />

ue correspondía la orilla derecha del rio (1). Acto<br />

q<br />

continuo, volvió sus fuerzas contra el centro de la<br />

confederacion belga, y su lugarteniente Basilo, á la<br />

cabeza de la caballería, hizo un atrevido movimiento<br />

de avance para apoderarse de la persona de Ambiorix,que<br />

escapó duras penas de este imprevisto<br />

ataque, viéndose obligado :5, renunciar á sus planes<br />

para la campaña siguiente, y aconsejar á sus tropas<br />

que se pusieran en salvo, dispers 'aldose. Los Segnos<br />

y los Condrusos, tribus germ'tnicas, enviaron su sumision<br />

protestando de la constancia con que se había<br />

negado á apoyar á los confederados. El conquistador<br />

no tuvo dificultad en admitir sus excusas.<br />

César ofrece el saqii oo del país de los Hibritrom.e<br />

las tribus vecinaÑ .—A pes. u. de estos triunfos ofrecía<br />

muchas, dificultades la continuacion de la guerra.<br />

Los Eburones no poseía m fortalezas que Aduatuca,<br />

donde el procónsul había establecido entónces<br />

sus cuarteles, y no se les podía herir en ningun punto<br />

importante. No produciendo al parecer la conquista,<br />

ni .un la devastacion en e3tas tribus de cazadores<br />

y de habitantes de !os bos mees ninguna impresion<br />

duradera, el genei.at ro malo se vio obligado otra<br />

vez á diseminar sus fueI .zas ea varias direcciones.<br />

Los Menapianos que acaban de ser sometidos, estaban<br />

otra vez en armas, y se necesitaron tres legiones<br />

mandadas por Labie Ao para contener sus audaces represalias.<br />

Se de.;(5 á Q. Ciceron con una leg ion para<br />

que guardase á Aduaica, , y se conaaron otras tres<br />

á C. Trebonio con órden de devasar la comarca 11mitrofe,<br />

é impedir al enemigoque se aproximase<br />

más, poniéndose el mism-) César en campa<br />

:la en.<br />

(1) Cesar, Bell. Vi, ,); I) oil XL, 52.


143 —<br />

busca de Ambiorix, en cuya muerte ó captura tenía,<br />

gran interés. En tanto que se hallaban reunidos<br />

cuerpos considerables de tropas, estaban libres de<br />

los ataques aislados de los bárbaros; pero en cuanto<br />

se aventuraban en la persecucion ó en el pillaje , se<br />

exponían á ser exterminados en un país que no era<br />

más que una vasta emboscada, resolviéndose César<br />

á emplear en sus desfiladeros el último recurso de un<br />

invasor sin escrúpulos, que consistió en hacer circular<br />

por los Estados limítrofes una proclama, en la<br />

cual declaraba á los Eburones traidores z't, Roma, . y<br />

fuera de las leyes humanas, y ofrecía sus vidas y<br />

sus bienes como buena presa á todos aquellos que<br />

quisiesen apoderarse de ellos (1). Bastaba esto para<br />

excitar á todas las tribus que alimentaban algun<br />

odio contra este pueblo infortunado, y á los que tenían<br />

que vengar una cuestion particular o saciar su<br />

furor con la proteccion de Roma. Este acto ponía las<br />

armas en manos de todo aventurero galo ó germano<br />

que quisiese enriquecerse con la rapiña y el asesinato.<br />

Era tal el estado de mútua hostilidad en que vivían<br />

las tribus galas, que semejante anuncio bastaba<br />

para romper los lazos más antiguos de amistad<br />

y de interés, y para alistar considerables muchedumbres<br />

en esta obra de destruccion. Conviene recordar<br />

que los EburGties eran extranjeros, descendientes<br />

de los antiguos Cimbrios y Teutones, y que<br />

había tal vez ménos simpatías entre ellos y las razas<br />

.1■111■1.<br />

(1) César. Bell. Gall., VI, 34: «Cesar ad finitiwas civitates<br />

nuncios dimittit, ad se evoca-t. spe prwdne, ad diripiendos<br />

Eburones, ut potius in sylvis Gallorum vita quam legionarius<br />

miles pereclitetur, simul ut magna multitudine eireurnfussl,<br />

pro tal i facinore sti rps ae nomen eivitati tol latur.»<br />

.ion., XL, 32.


144<br />

vecinas que si hubiesen sido un pueblo de pura sangie<br />

• ba , medida tuvo un éxito completo, mil-<br />

p<br />

liéndose las órdenes del procónsul con una rapidez<br />

salvaje, y arrojlindose ciegamente los Galos sobre sus<br />

víctimas, que no sucumbieron, sin duda, sin combatir<br />

desesperadamente por la vida ó por la venganza. De<br />

cualquier parte que se derramase sangre, siempre<br />

era la de un enemigo, y los Romanos la vieron correr<br />

con fria indiferencia, hasta que se aclararon las filas<br />

de los combatientes, siendo extremada toda la tribu.<br />

de los Eburones, cuyo nombre desapareció del mapa.<br />

de la Galia.<br />

Reflexio2zes sobre este acto de severidad.—La guerra<br />

moderna presenta pocas veces escenas tan horribles<br />

como las que debieron señalar la destruccioii<br />

de los Eburones, y pocas Cambien se dejaron arrastrar<br />

los Romanos á tan horribles ejemplos de venganza; y<br />

por esto el asunto que acabamos de referir ha servido<br />

naturalmente para imprimir una mancha indeleblesobre<br />

la reputacion de César. Sabemos, sin embargo,<br />

que sus compatriotas le pintaban generalmente<br />

como compasivo y aun indulgente con todo enemigo<br />

compatriota ó bárbaro; y es un deber en todo historiador<br />

considerar este acto desde el punto de vista<br />

del interés romano, pues solamente así sepuede<br />

llegar á un verdadero conocimiento ne los móviles<br />

del gran capitan y de su conducta en esta ocasione<br />

Cómo entendían los Romanos las leyes de la *querra.—La<br />

mayor gloria de los Romanos consistía en<br />

la indignacion de que hacían gala de considerar la<br />

traicion politica, absteniéndose de . ella indudablemente<br />

con más abnegacion que las demás naciones<br />

conquistadoras en sus transaciones públicas, y especialmente<br />

en el campo de batalla. La enérgica repro-


— 1 4 5 -bacion<br />

con que castigaron á los pocos jefes que<br />

como Ccepion y Papirio violaron esta máxima del<br />

Estado, contrasta de un modo notable con la imprudencia<br />

con que fué defendida y áun ensalzada la perfidia<br />

afortunada, por los escritores nacionales de todas<br />

las épocas del mundo. Por otra parte, la costumbre<br />

que tenían de considerar á todas las naciones extranjeras<br />

como hostes ó enemigas, no podía naénos de<br />

excitar sus inclinaciones agresivas. Su religion<br />

exigía un pretexto especioso áun para declarar la<br />

guerra á un enemigo, pero el orgullo quisquilloso<br />

de la República rechazaba la idea de que los derechos<br />

de ningun Estado se igualasen con los suyos;<br />

en la práctica no existía ningun derecho internacional,<br />

persistiendo además los Ramanos en considerar<br />

á los enemigos rudos é ignorantes con pie tan<br />

frecuentemente combatían, tan responsables como<br />

ellos mismos, dotados por la educacion de nils elevada<br />

inteligencia, de la exacta observancia de sus<br />

convenios, áun cuando les hubiesen sido impuestos<br />

loor cualquier género de violen cia. La más leve infraccion<br />

de un tratado ponía á sus ojos á los trasgresores,<br />

como en el caso de los Venetos, fírera de la leyes<br />

humanas, y no se consideraba bastante severo<br />

ningun castigo, por poco ventajosa que se juzgase<br />

una extremada severidad (1); la necesidad de aplicar<br />

castigos y la muerte, no turbaba nunca el placer que<br />

encontraba un general romano en absolverse de lo<br />

que consideraba como mi deber respecto del Estado.<br />

La muerte era el elemento en que se movía éste al parecer,<br />

tanto dentro corno fuera de Roma casi lo mismo<br />

en las luchas del foro que en los campos de ba-<br />

1 ) Heyne, Opuse., IV, :HO ( e bellis.<br />

ME.RIVALE.-T 0 \10 U.


-- 146<br />

talla acostumbrándoles desde -la infancia á una<br />

completa indiferencia por su propia vida; y como<br />

tenían en poco la de sus enemigos, no podía acusérseles<br />

de despreciarla más que la suya propia. Tal<br />

era la inevitable consecuencia del estado permanente<br />

de guerra en el exterior y de peligro en el<br />

interior, sin que pueda atribuirse á ferocidad particular<br />

de carácter.<br />

E% 9'es2Gmen. los Romanos eran más humanos que<br />

los bárbaros. En el caso de que ahora nos ocuparnos,<br />

es indudable que se había impuesto á los Eburones<br />

tratados que éstos violaron, engañando á Sabino<br />

y Cotta y empleando la traicion para perder<br />

los. Parecía necesario, pues, hacer algo que amedrentase<br />

por completo á los Estados limítrofes, y<br />

pusiese fin á la guerra, no habiendo en las máximas<br />

de política militar nada que se opusiera á la venganza<br />

de que fueron objeto; pero ahora fueron los<br />

mismos Galos los que se coligaron para destruir á<br />

sus amigos y aliados, predominando la perspectiva<br />

del pillaje sobre todo otro sentimiento de simpatía y<br />

ventajas para el porvenir (1). En tal supuesto, podemos<br />

imaginar la total carencia de todo género de<br />

principios que debió presidir á su modo habitual de<br />

hacer la guerra; y áun cuando los Romanos se engañasen<br />

mucho en cuanto á sus pretensiones de la<br />

cultura moral é intelectual, no dejaban por eso de<br />

ser una nacion civilizada, y en todas partes donde<br />

entraron, en paz ó en guerra, dulcificaban las costumbres<br />

de los bárbaros, entre quienes se estable-<br />

(1) La desconfianza mdtua de las tribus galas aparece en<br />

su costumbre de tomar rehenes una á otra siempre que celebraban<br />

pactos de alianza, etc. César, Bell. Gall., VII, 2.


147<br />

clan (1). Todas las conquistas de la República fueron<br />

una série de triunfos para, la perfeccion humana, y<br />

se llevaron á cabo de un modo más racional y más<br />

útil para el progreso del género humano que la. s que<br />

remplazaron y destruyeron. Si así fuese, sería una<br />

tarea poco agradable la de escribir la historia.<br />

Los Germanos atraviesan el Rhin« para saquear el<br />

pais de los laztrones.—Cuando César salió de Aduatuca<br />

para perseguir Ambiorix, emprendiendo su<br />

marcha hacia los confines de la gran selva .de los<br />

Ardenes, entre el bajo Escalda y el Mosa, aseguró á,<br />

efeeron que volvería á los siete dias. Entretanto habían<br />

empezado los Galos su obra de . exterminio<br />

contra los Eburones , y había entre ellos un pequeño<br />

contingente de Germanos á quienes había<br />

atraido del otro lado del Rhin la esperanza del botin<br />

(2). Efectuaron su paso sobre almadias, y evitando<br />

el puente y guarnicion romana, saborearon los<br />

primeros su presa en el límite norte del territorio<br />

eburon, y penetraron despues en las selvas, hasta<br />

llegar cerca de los acantonamientos romanos de<br />

Aduatuca. Cuando se informaron de que estaba ausente<br />

el temible César, prestaron complaciente atencion<br />

á las sugestiones audaces de un cautivo eburon:<br />

« En tres horas, les dijo, podeis llegará Aduatuca;<br />

es exiguo y miserable el botín que habeis encontra-<br />

(1) Puede observarse que por deplorable que haya sido<br />

con frecuencia la conducta de los ejércitos civilizados, casi<br />

siempre ha sido me .hr que la de los b ír!aros, y sirve de algua<br />

consuno para la humanidad pensar que las atrocidades<br />

cometidas por los Franceses \rgelía y aun por los Españoles<br />

en América, eran en cierto grado rnénos odiosas que las<br />

que los indígen ts tenían costumbre de practicar unos con<br />

otrus.<br />

(2) ,7»!17,. O( 7., Vt, 35.


—<br />

do en mi plus, y cuanto más adelanteis por él, m('nos<br />

restos hallareis de la rapacidad de nuestros vecinos;<br />

pero en el campamento de Ciceron se encuentran<br />

todas las provisiones del procónsul, todos los<br />

recursos para la campaña y todo el botín recogido<br />

en sus redes, siendo demasiado débil la guarnicion<br />

hasta para cubrir los muros que rodean, aunque no<br />

protejen, todas estas riquezas.» Los Germanos aceptaron<br />

inmediatamente esta proposicion y el eburon<br />

gozó en secreto con la segura destruccion de uno ú<br />

otro de sus enemigos.<br />

Se decide i atacar el a;yoztonamiento de A duotuca.--La<br />

guarnicion de Aduatuca, no era sin embargo<br />

tan reducida como se había dicho, pues era mucho<br />

rdls numerosa que el puñado de Germanos qu<br />

se había propuesto sorprenderla y destruirla, aunque<br />

puede suponerse que éstos habían aumentado su<br />

trúmero en el camino hasta reunir una fuerza mucho<br />

Iril'ís considerable, hallándose además, cuando aparecieron<br />

de improviso ante el campamento, forrajeando<br />

cinco cohortes á corla é.istancia de éste. Habían<br />

pasado siete días sin que se supiese del procónsul,<br />

escaseaban las provisiones y no se veía rastro<br />

de enemigos en las cercanías, pero á pesar de esto<br />

estuvo á punto de ser fatal para Ciceron la imprudencia<br />

que cometió de disminuir de este modo sus fuerzas.<br />

Fui tan repentino el ataque de los Germanos, y<br />

tau débil la, defensa, (pues los muros estaban custodiados<br />

en su mayor parte por los enfermos y los heridos),<br />

que corrió la plaza el peligro de ser tomada por<br />

sorpresa. Las cinco cohortes volvieron de forrajear,<br />

pero el enemigo se había interpuesto entre ellas y el<br />

campamento, y despreciando lo corto de su número.<br />

contaba con una fácil victoria. Además, los Roma-


149 -<br />

nos eran en su may orla nuevoss reclutas procedentes<br />

de la leva hecha el invierno ultimo en Italia, habien-<br />

-dose escojido sin embargo sus oficiales en las otras<br />

legiones, salvándose dicha fuerza merced á la inquebrantable<br />

disciplina y serenidad de los centuriones.<br />

Estaban éstos muy prácticos en formar inmediatamente<br />

el cunees ó cuña , precipitándose de este<br />

modo con toda su fuerza contra las filas enemigas, y<br />

'su peso y solidez quebrantaron toda resistencia. atravesando<br />

esta masa movible por entre la multitud de<br />

los bárbaros, hasta llegar á las puertas del campamen<br />

to que se abrieron apresuradamente para darles paso.<br />

_Fracaso de los Germanos en su empresa.--Vencidos<br />

de este modo los Germanos, se acobardaron y se<br />

volvieron á su país tan deprisa como pudieron con la<br />

parte del botin que les permitió conducir su temor<br />

apresuramiento, pues César estaba muy próximo á<br />

su retaguardia, y creían ellos tenerle mlls cerca que<br />

los Romanos mismos, los cuales se hallaban desesperados<br />

por creer que sólo su derrota y muerte podía<br />

haber sido causa del ataque repentino de los Germanos<br />

(1).<br />

César abandona la Galia para marchar á Ralla,<br />

al concluir su sesta canTaTía. César no había sido<br />

sin embargo afortunado en el objeto preferente de su<br />

última expedicion, la captura ó muerte de Ambiorix<br />

por lo cual se puso de nuevo en campaña, llevando<br />

á sangre y fuego la destruccion de todos los distritos<br />

por que atravesó, sin conseguir su objeto, pues<br />

el astuto Eburon tuvo tambien la habilidad de eludir<br />

su persecucion. En vano los prisioneros de las<br />

diarias escaramuzas declaraban, al ser presentados al<br />

(1) César, 1341. Gall., VI. Z-11.


procónsul. que acababan de ver al fugitivo: que todavía<br />

estaba muy próximo; que se hallaba solo y<br />

descuidado, ó seguido todo lo nn'ts de un puilado de<br />

compañeros ,,porque las recompensas ofrecidas por los<br />

Romanos para entregarle, no le daban seguridad en<br />

ninguna parte. Como la estacion tocaba á su fin,<br />

hubo que poner término á la campaña, y César convocó<br />

la asamblea general en Durocortorum,. ocupándola<br />

en una informacion sobre la culpabilidad de<br />

los Senones y los Carnutos; pero trató á estos pueblos<br />

con extraordinaria dulzura. contentándose con<br />

sacrificar solamente una víctima. Acantonó dos legiones<br />

en el país de los Treviros, dos en el de los Lingones,<br />

y concentró las seis restantes en Agendicum,<br />

territorio de los Senones (1). Tomadas estas disposiciones,<br />

no vaciló en_ ponerse en camino para Italia,<br />

con intencion de reunir la asamblea de los Estados<br />

cisalpinos, y formar una idea más aproximada de<br />

los asuntos de Roma altamente importantes para el<br />

desarrollo ulterior de sus planes. •<br />

Muerte de Julia. Su importancia política.—Todavía<br />

estaba ocupado César en su segunda invasion de<br />

la Bretaña, cuando supo la muerte de Julia (2)por<br />

cartas llegadas de Roma. La expresion natural de<br />

su afliccion, mencionada muy á la ligera en la<br />

correspondencia de Ciceron con su hermano (3), y<br />

la energía de espíritu con que la soportó, volviendo<br />

á los tres días al cumplimiento de sus deberes, son<br />

recordadas en términos calytrosos por otro filósofo<br />

(1) César, ibid., VI, ti.<br />

(2) Cieeron, ad Qu. Fr., III, 1, 17, 25. Véase y corríjase á<br />

Pintare°. Cesar, 23.<br />

(3) Idem, ibid, eco me sollieitum, quantum ego dolui<br />

Cwsaris suavissimis litteris!»


— 151<br />

más exajerado (1). Dice Séneca que venció su dolor<br />

con la misma rapidez que á sus enemigos. Puede<br />

dudarse que el cambio que este acontecimientoproducía<br />

en sus relaciones con Pompeyo, y 'la perspectiva<br />

de una ruptura más próxima entre ellos, aumentaran<br />

sus pesares domésticos como supone este escritor<br />

(2); pero si desbarató sus planes é hizo más inseguro<br />

y urjs precario todavía su favorable éxito,<br />

debió sin duda aumentar el peso de sus cuidados políticos.<br />

En vísperas de su regreso á Italia, otro acontecimiento<br />

de mayor importancia política conspiró<br />

con la reciente pérdida experimentada á turbar sus<br />

designios; nos referimos á la expedicion de Craso al<br />

Asia y á su fatal terminacion, de que nos ocuparemos<br />

en el capítulo siguiente.<br />

Miterte de Craso y de Clodio. La triple alianza<br />

quedó disuelta con la muerte del triunviro, que, por<br />

su posicion particular en el Estado y por sus cualidades<br />

personales, estaba en condiciones de mantener<br />

el equilibrio entre sus ambiciosos colegas, diciéndose<br />

de él en lenguaje poético que era el istmo<br />

que impedía el choque de dos occeanos invasores (3).<br />

Si se necesitaba algo más para quitar todo freno á<br />

las pasiones irritadas de sus jefes rivales, se hubiera<br />

conseguido con la desaparicion de Clodio de la escena<br />

pública; acontecimiento que supo César al llegar á<br />

(1) Séneca, Cons, ad Marc.. «Intra tertium diem imperatoria<br />

obiit munía, et tam cito dolorem vicít (luan ornnia<br />

solebat.»<br />

(2) ídem. ibid. ; «In ocutis eral Cn. Pompeius, non aequo<br />

laturus animo quemquam alium esse in república magnum.»<br />

(3) Lucano, 1., 100:<br />

«-Qualiter midas.<br />

Qui secat el geminum gracilis maro se,parat isthmus, etc.»


152<br />

la frontera de su provincia (1). Las circunstancias<br />

que acompañaron á este hecho obligaron al senado<br />

á poner tódos sus poderes en manos de Pompeyo, no<br />

sirviendo la reconciliacion de sus últimas conferencias,<br />

falsa como era, más que para disipar toda la<br />

confianza y buena fé que aún existía entre los jefes<br />

de la oligarquía y el campeon de la causa popular.<br />

César, Bell. Galli VII, 1: «lbi cop,moseit de Clodii ~de.»


CAPÍTULO XI.<br />

Estado de la monarquía de los Parthos.—Craso medita una expedicion<br />

contra ellos.—Primera invasion (A. 700 de la C. )—Segunda invasion<br />

(A. 701 de la C.)—Es engañado por los Parthos y extraviado<br />

por sus guías. — Encuentro fatal cerca de Carras.—Muerte del jóven<br />

Craso.—Se atrae á Craso á una conferencia y muere en el tumulto.—<br />

Insultan en sus restos.—Interregno en Roma.—Pompeyo hace que<br />

consientan los tribunos en la eleccion de los cónsules.—Asesinato de<br />

Alodio.--Perturbaciones en la ciudad.—Se nombra á Pompeyo único<br />

cónsul para el año 702.—Proceso de lillilon.—Coaccion de una fuerza<br />

armada sobre los procedimientos del Foro.<br />

(M'yen de la monarquía de los Parthos. —Antes<br />

de volver á empezar el exámen de la prolongada<br />

agonía de la independencia romana, tenemos que<br />

hacer una excursion para seguir la expedicion de<br />

Craso contra los Parthos, uno de los episodios más<br />

románticos de la historia de la belicosa República,<br />

notable por ser la más loca agresion y el castigo más<br />

señalado que encierran sus sangrientos anales.<br />

La provincia de Siria ofrecía brillantes condiciones<br />

para la ambicion ó avaricia de un procónsul romano;<br />

sus riquezas, que habían dejado hasta cierto punto<br />

intactas los conquistadores anteriores, eran resultado<br />

de la acumulacion durante siglos de esplendor<br />

comercial. Sus fronteras lindaban con los dominios<br />

de los soberanos tributarios de Capadocia y de Pales-


151<br />

tina, quie florecían al amparo de la proteccion romana.<br />

Despues se hallaban situados los reinos de Ar-<br />

menia. colocados Cambien en un estado de dudosa<br />

dependencia respecto de la República , y Egipto,<br />

cuya libertad se encontraba en este momento amenazada.<br />

Por Oriente se extendía el vasto imperio de<br />

los Parthos, con el cual no había luchado Roma<br />

liunca. La region que dió en otro tiempo su nombre<br />

tan temido á los Parthos, es una extension de<br />

país insignificante , regada por el río Ochus , el<br />

moderno Tedjen, cerca de la extremidad Sudeste<br />

del mar Caspio. Un desierto arenoso la separa al<br />

-Norte del Oxus y de la ciudad moderna de Kiva; está<br />

limitada al Sudeste por la gran cadena de montañas<br />

une une el Cáucaso de] Oeste al Hindu-Kush,<br />

Cucaso del Este. Este distrito había constituido la<br />

extremidad septentrional del imperio macedónico;<br />

pero al repartirse las diversas provincias á la muerte<br />

de Alejandro, no hubo ningun general griego<br />

que se aventurase á ocupar un trono en region tan<br />

apartada y tan bárbara,. La Parthia cayó en manos de<br />

un jefe indígena, conocido con . el nombre- Stasanor,<br />

pero continuó en 1111 estado de precaria dependencia<br />

de los soberanos de estirpe macedónica que tenían<br />

su córte en Susa. El poder de las dinastías europeas<br />

se hallaba debilitado por sus luchas intestinas, y los<br />

Parthos y los Bactrianos sacudieron el yugo el siglo<br />

segundo ántes de nuestra era. Arsaces, fundador de<br />

una dinastía de reyes parthos, era un hombre do origen<br />

oscuro, que extendió sus posesiones hasta el mar<br />

Caspio con la conquista de la Hircania; y cuando su<br />

vigorosa caballeríapasó el Cáucaso y se puso en<br />

contacto con las naciones del Mediodía, nopudieron<br />

resistirla los sucesores de Alejandro cayendo bajo,


155<br />

la dominacion delpartho *Mitrídates, á la cuarta generacion,<br />

todas las provincias comprendidas entre el<br />

Éufrates y el Indo. A este poderoso tirano sucedió un<br />

hijo, que despues de brillantes triunfos, fué derrotado<br />

y muerto por una horda de Escitas invasores. Sus<br />

sucesores consagraron su atencion, en cuanto pudieron<br />

desviarla de sus divisiones intestinas é intrigas<br />

de familia, á contener el progreso de estos depredadores,<br />

y á sostener la Armenia en su frontera<br />

del Noroeste, donde este reino formaba un baluarte<br />

contra toda invasion futura (1).<br />

eórte de los Paraos Seleucia.--E1 soberano<br />

parcho eligió para su residencia á Seleucia, á orillas<br />

del Tigris, en medio de las residencias reales del<br />

imperio que había subyugado, adoptando, apenas<br />

salió de la tienda de sus . padres, toda la pompa de las,<br />

antiguas dinastías que habían empuñado el cetro del<br />

Asia central. Tomó de los Asirios el lujo indolente<br />

de los reyes-sacerdotes de la dinastía de Belo, rodeándose<br />

de esclavos, eunucos y concubinas; se<br />

vistió más como una mujer que como un hombre (2),<br />

y se entregó á los goces de los perfumes, el vino y<br />

la música. A ejemplo de los Medos, se arrogó la licencia<br />

de unirse en matrimonio con los miembros<br />

m .:tspróximos de su familia, costumbre barbara destinada<br />

á limitar el n1 ;,mero de los pretendientes á la<br />

sucesion. Tambien se dejó seducir facilmente por los<br />

refinamientos más intelectuales pero no menos ener-<br />

(I) Justino detalla con coneision esta historia, XLI, 4, 5.<br />

(2) Véase la deserípcion que hace Pintare° de Surena en el<br />

rnpítulo 24, y consúltese t tmly en el cap. 32. El trago flotante<br />

que los Griegos suponían femenino, era sacerdotal en su origen.<br />

pero bien pudo adoptarse para justificar la indolencia y<br />

la cobardía.


1 5G —<br />

vantes, introdm idos en A sia por los Griegos. Bajo la<br />

proteccion real, florecían en Seleucia una literatura<br />

exótica v un teatro fastuoso, mezclándose íntimamente<br />

las ceremonias rituales de las supersticiones<br />

cómicas con las formas del drama griego. La<br />

córte de Seleucia presentaba la mezcla abigarrada de<br />

trages de siglos y paises diferentes, sólo comparable<br />

tal vez á las modas semi-europeas de San Petersburgo<br />

y Moscou; pero el monarca y su trono se hallaban<br />

rodeados Y defendidos por las fieles espadas de una<br />

nobleza belicosa, en cuyo seno no habían hechado<br />

profundas raíces tales refinamientos. En provecho<br />

de éstos, cambió el monarca las satrapías de Persia<br />

y los gobiernos de Alejandro en feudos dependientes,<br />

y cuando llamaba á todas sus fuerzas para la conquista<br />

ó la defensa, podía contar con los servicios de<br />

diez y ocho reyes vasallos (1). Cada jefe subalterno<br />

convocaba por su parte á sus colonos, que conservaban,<br />

por lo menos en el campo de batalla, las costumbres<br />

de sus antepasados nómadas, vestían su armadura<br />

escamosa, y saltaban sobre sus caballos armados<br />

de arcos y flechas, tan mortíferas en la carga<br />

como en la retirada (2).<br />

(1) Gibbon. Deeacle der. a y eaida. cap. 8; Maleolm, si. de<br />

Pers., 1. cap. VII.<br />

.2) L is fu r)rzas de los Parthos consistían principalmente en<br />

caballería, y hombres y caball qs iban cubiertos de armaduras<br />

de mallas (50 de escamas. Justino, XLI, 2. Estas armaduras se<br />

h'cieroil objeto de terror para los Romanos despues de la derrol<br />

a de Craso, y fueron asunto de muchas descripciones populare.<br />

(Véanse Propercio, Marcial y la mayor parte de los poeta.)<br />

Apérrls es creible que los girietes parthos así armados<br />

pudi rss 'n moverse con rapidez, y la caballería armenia, que iba<br />

armada de un modo semejante, fué derrotada y destruida facilmente<br />

prr Lúculo en Tigranocertes. (Plutarco, , 28.) No<br />

obstante esto, eran formidables sus ataques para el legionario<br />

romano, si no estaba hiel). protgido por arqueros, honderos y


157<br />

Dinastía de los Arsdeidas, odiosa á sus súbditos<br />

persas. La predileccion que demostraron los monarcas<br />

Parthos por las maneras y usos introducidospor<br />

sus predecesores en las regiones del otro lado del Eufrates,<br />

lastimó sin duda el orgullo de la raza indígena,<br />

y los hizo odiosos particularmente á la casta sacerdotal<br />

que adoraban el fuego en su fuente visible, en el<br />

firmamento. A esta hostilidad se debe tal vez la oscuridad<br />

que rodea la historia de la dinastía de los<br />

Arsácidas en los anales nacionales. Ferdusi, historiador<br />

poético de Persia, hace caso omiso de ella,<br />

otras autoridades orientales, al mismo tiempo que<br />

disminuyen su duracion en dos siglos ó más, niegan<br />

el origen extranjero del fundador (1). Esta op:nion<br />

ha encontrado apoyo entre los sAios europeos, pe_ o<br />

el párrafo de Strabon en que se fundan puede considerarse<br />

alterado (2) y no puede suponerse con funda-<br />

caballería en las alas: en los últimos tiempos del imperio,<br />

adoptaron los Romanos este armamento, más bien corno de gala<br />

que para el servicio. (Claudiano, E, 330.) La misma<br />

especie de armadura defensiva que acostumbr irnos á un i r al<br />

nombre de los Parthos, ha sido muy usada en dif-rente-3parLes<br />

del intuido. Las figuras así vest . da' s en la columna de Traj :no<br />

representan Sarmatas; -véase Tácito Hist.. 1, 79; Ammiant)<br />

XVII, 12; Pausanias, I ., 21. Los Georgianos y los Circasianos,<br />

tadavia las usan hoy, y de ellos las tornar en sus descendientes,<br />

los mamelucos de Eg ipto. El mayor Denhani ha descubi(-)rt()<br />

un pueblo Iiornom. cuyo rey Pst iba custodiado por u ¡cuerpo,<br />

de caballería son cotas de malla. Dice que sus caballos eran<br />

peerueños, pero muy ágilps. PPii19M)* ri ffje de Denham y<br />

Cletpperton, ')2,--01. Sus dibujes son i.;uales L los modeles<br />

de cotas de malla de los Afghans ó Beloutellis, cru p pueden<br />

verse en la celeccion de M. Samuel Meyrick. en Goodrich<br />

G)urt. La cota de malla de los cruzarlos con que estarnos familariz<br />

idos, era más completa y más pesada ( r ue todas.<br />

(1) Malcolni, Hist. de Pers., 1. cap. V L l . Los escritores indesiLman<br />

á Arsaces, con el. nombre Ashk.<br />

(2) Estraboa es el único entre los escritores antiguos eirw<br />

id nnt idea al parecer los Partlies con los Carduces. (XVI, 1);<br />

pero la leccion ffipetnkf'» es rechazada por Groskurd, que con


158<br />

mento que fuesen los Arsácides una excepción del<br />

p<br />

que sometió tan constantemente<br />

constantente la Persia<br />

al yugo de señores extranjeros (1).<br />

Graso parte para una expedicion contra los Parthos.—Los<br />

progresos de las armas romanas en Oriente,<br />

las pusieron sin embargo en contacto inmediato<br />

con las avanzadas de los Parthos, y la línea del Eu-<br />

&ates fué en gran parte de su extension eJ límite reconocido<br />

de ambos dominios. La provincia de Siria se<br />

extendía desde la extremidad Sudeste del Asia Menor<br />

ó golfo de Isso, al Líbano, límite septentrional<br />

de la Palestina, y estaba gobernada directamente<br />

por Roma, como ya hemos visto, al paso que á los<br />

territorios más próximos se les permitió que conservaran<br />

sus leyes propias y que quedasen sometidos á sus<br />

soberanos naturales, designados por la República.<br />

La considerable fuerza que se necesitaba para sostenerse<br />

en una posicion de esta importancia y la distancia<br />

que la separaba de la residencia del gobierno,<br />

investían al procónsul de Siria de un poder casi irresponsable.<br />

Gabinio fué casi el primero á quien se<br />

Tzschukkei Koray y \'Vesseling quieren leer rop&)ocicov Los<br />

Carducos ó Kurdos, tenían el centro de sus posesiones cerca<br />

de las fuentes del Tigris, pero se extendían tambien por las<br />

llanuras de Adiabenes, Genofonte (Anab., III, 5, 17) los descrihe<br />

dependientes sólo en el nombre de los reyes de Persia<br />

de su época . Sus costumbres nomadas y su. amor por los caballos<br />

(Kinneir Me m. of Persia, pág. 143), son caracteres<br />

demasiado vulgares de un estado análogo de sociedad,<br />

para que por esto se establezca identidad alguna entre ellos y<br />

los Parthos. Había, sin embargo, sin duda alguna, cierto parentesco<br />

entre los Armenios, los Parthos, los Medos y los Persas<br />

derivada de su comun origen caucásico, y así pueden<br />

conciliarse ambas teorías.<br />

(1) La dinastía de los Arsácidas, fué destronada en el siglo<br />

tercero, por Ardshir, ó Arta crerges, primero de los Sasanidas,<br />

raza nativa que siguió hasta bla<br />

conquista de los Sarracenos en.<br />

el siglo VII.


159 -confió<br />

este cargo, desde que se estableciópor Pompeyo<br />

la organizacion política en toda la extension de<br />

estas provincias. Partió para su provincia llevando<br />

en la mente multitud de proyectos de guerra y de<br />

pillaje, indisponiéndose con los Parthos que habían<br />

mantenido hasta entónces relaciones amistosas con<br />

sus formidables vecinos, y conducidos por sus oficiales,<br />

con la respetuosa franqueza de un pueblo bravo<br />

é independiente. Llegó hasta amenazarles con<br />

una invasion; pero abandonó este designio por una<br />

tentacion más fuerte; la de restaurar en el trono de<br />

Egipto á Ptolomeo Auletes. Este caprichoso proyecto<br />

de Gabinio de señalarse con una guerra contra<br />

los Parthos, filié el que inflamó la vanidad de Craso.<br />

La fortuna del nuevo cónsul, en asuntos militares,<br />

había sido dudosa hasta entónces. Antes de esta<br />

época no había ambicionado, al parecer, la reputacion<br />

de un gran capital': pero la fama de Pompeyo y de<br />

César le mortificaban secretamente hacia mucho<br />

tiempo, y resolvió rivalizar con ellos, alimentando<br />

la esperanza de sobrepujarlos. Vintánces se manifestaron<br />

violentamente con expresion de la más . xtravagente<br />

arrogancia, sentimientos que nunca pudieron<br />

esperarse de su naturaleza circunspecta y templada,<br />

hablando á sus amigos con pueril orgullo de<br />

las hazañas que llevaría á cabo sin limitarse en sus<br />

empresas la Siria, ni áun á la Parthia. Las victorias<br />

de Lúculo sobre Tigranes y de Pompeyo sobre<br />

Mitrídates, eran para él pequeñeces que ponía en ridículo,<br />

y proclamaba su resolucion de someter los<br />

Bactrianos y los Judíos, penetrando cual otro Alejan<br />

dro hasta el Occeano que rodea el continente (1).<br />

(1) Plutarco, Crass., 16.


César, que acechaba siempre la ocasion de aprovecharse<br />

de los errores de sus colegas, le escribió desde<br />

la Galia estimulando su ambicion y sus esperanzas<br />

(1). Podemos suponer, que la opinion del conquistador<br />

de Occidente no fué ménos audaz que la que<br />

por lo comun señaló sus acciones, y que apremió á<br />

Craso para que interpretase de la manera más lata.<br />

la facultad de hacer la guerra ó la paz que Trebonio<br />

obtuvo para él. Era seguramente demasiado tarde<br />

para buscar querella al procónsul de Siria, porque se.<br />

preparaba á ejercer un poder que formalmente se le<br />

había concedido; no obstante, repugnaba á los hombres<br />

de Estado de la República postrarse á los piés de<br />

otro déspota militar, y la revelacion de su resolucion<br />

belicosa produjo entre ellos una alarma y un descontento<br />

general. Para libertarse del efecto de su<br />

desaliento ó de sus amonestaciones, apresuró Craso<br />

sus preparativos y se puso en marcha .algunas semanas<br />

ántes de que expirase el término de su consulado<br />

(2). El tribuno Ateyo, partidario de los nobles,<br />

no pudiendo retenerle ya por ningun medio<br />

legal, le esperó á la puerta de la ciudad, y con un<br />

brasero encendido en una mano echó en él incienso<br />

con la otra, é invocó la maldicion del cielo, sobre la.<br />

empresa y su jefe , consagrándole, á la, faz de la<br />

patria y en los términos de los antiguos formularios,<br />

(1) Pintare°, Crag.. 16.<br />

(2) Abandonó á Roma ántes de mediados de Noviembre segun<br />

el calendario no reformado (Cice •on, ad A tt., IV, 13), estando<br />

precisamente el año romano en esta época, adelantando<br />

en quince dias del tiempo verdadero. Probablemente hizo la<br />

travesía de Brundisium cerca de quince días después, cuando<br />

su flota fuQ acometido por una violenta tempestad. Plutarco,<br />

Crass., 17; véase Drumann, IV, 93. Plutarco se contradice en<br />

Pomp., 52, donde dice que Craso no abandonó á Roma hasta<br />

principios del año siguiente.


— 161<br />

á los dioses infernales (1). La supersti( ion°pular<br />

concedía una terrible importancia á la aldicion<br />

de un tribuno, y ésta no hizo ménos impresion<br />

en el espíritu de los soldados que en el del pueblo.<br />

Como puede suponerse se abrió al mismo tiempo<br />

ancho campo á, la invencion de todos los fatales augurios<br />

quepodían sugerir el temor ó la malicia, refiriéndose<br />

á esta época muchos que probablemente<br />

se imaginaron después de la catástrofe, que al parecer<br />

presagiaban. Una historia referida por Ciceron,<br />

presenta un interés de antigüedad que justifica su<br />

repeticion. Miéntras se reunían las tropas en Brindís,<br />

se oyó á un hombre que pregonaba sus trigos por<br />

las calles: «Cauneas, cauneas,» y sus acentos prolongados<br />

y lánguidos se interpretaron caprichosamente<br />

como una advertencia fatal, «cave no eas»<br />

«guardaos de ir» (2). La pérdida en la travesía de<br />

Dirrachium de algunos buques que conducían tropas,<br />

fué más sério contratiempo; pero la travesía de<br />

la Macedonia y del Asia Menor con todas sus risueñas<br />

perspectivas y sus agradables sitios de descanso,<br />

reanimó el buen humor de los soldados, estando<br />

Craso mismo lleno de confianza y de arrogante lijereza.<br />

Dejotaro, rey de Gal.atia, anciano y fiel aliado<br />

de Roma, estaba preparándose para edificar una<br />

(I) Plutarco, Crass., 16; Dion, XXXIX, 39; Floro III, 11, 3,<br />

en donde el nombre de Metelo es una equivocacion. Los nobles<br />

fingieron incomodarse por el extravagante celo de su amigo;<br />

pero Ciceron, en una carta á Atico (IV, 13) hace resaltar el<br />

exiguo séquito de amigos y partidarios que acompañó á Craso<br />

cuando partió, que contrasta con el entusiasmo manifestado<br />

cuando Emilio Paulo abandonó la ciudad para emprender la<br />

guerra contra Perseo, rey de Macedonia.<br />

(2) Ciceron , de Div., II, -10 La frase era probaDlemvnte<br />

*Caí' neas.»<br />

MERIVALE.-TOMO II.


16-2<br />

ciudad en el camino que llevaba el procónsul; Craso<br />

se mofó de que emprendiera un trabajo tan grande<br />

en la vejez. «Y VOS tambien, replicó el veterano.<br />

sois demasiado viejo para conducir una expedicio<br />

contra los Parthos (1).<br />

Craso pasa el Éufrates y consigue algunos triunfos,<br />

poco importantes. No tardó mucho el Romano<br />

en hacer su primera campaña. Pasó el Eufrates y<br />

aceptó la sumision de algunas ciudades de Mesopotamia.<br />

Habiendo sufrido un descalabro delante de<br />

una plaza un destacamento de sus tropas, la tomó<br />

por asalto y la saqueó, complaciéndose en recibir por<br />

tan pequeña azaña, las aclamaciones de sus tropas<br />

y el título de imperator. A pesar de esto se dió por<br />

satisfecho con su triunfo, y en vez de adelantar hácia<br />

el centro de la nacion enemiga, regresó indolentemente<br />

á su provincia, permitiendo de este modo que<br />

los Parthos irritados, pero no sériamente batidos,<br />

completasen sus preparativos para rechazar un segundo<br />

ataque. La dominacion de una raza advenediza<br />

de bárbaros lastimaba el orgullo de las grandes<br />

ciudades del antiguo mundo, Seleucia y Babilonia, y<br />

segun las críticas militares de la antigüedad, el primer<br />

objetivo de un invasor hubiera debido ser presentarse<br />

ante sus muros y proclamarse el libertador<br />

de una civilizacion voluptuosa del yugo de los rudos<br />

montañeses (2). Craso se ocupó el resto del año setecientos<br />

de la fundacion de la ciudad de los negocios<br />

civiles de su provincia, es decir, de hacer extorsiones<br />

(1) Craso tenía sesenta años y parecía aun más viejo. Plutarco,<br />

Crass„ 17; Apiano, Hist. Rer. Parth. Esta obra no puede<br />

considerarse como original, y está casi toda tornada de<br />

Plutarco.<br />

(2) Plutarco, Crass., 27: Don XL 13: (V€asn el texto griego<br />

que sigue.)


1G3 -y<br />

de acumular riquezas. Firme en su anterior propósito,<br />

cometió varios actos de sacrilegio con gran<br />

horror de los indígenas que observaron cuidadosamente<br />

los presagios que anunciaban la venganza de<br />

los dioses (1). Su hijo, el valiente lugarteniente de<br />

César, se le unió con un cuerpo de mil ginetes de la<br />

Galia, regalo del triumviro á su colega. El más esperimentado<br />

de sus oficiales era C. Casio. Longino, sol-<br />

,dado de habilidad y valor experimentado, el mismo<br />

que despues se hizo célebre como uno de los autores<br />

principales del asesinato de César. Estos socorros<br />

y un ejército bien disciplinado y equipado, le inspiraban<br />

una confianza temeraria en cuanto al resultado<br />

de la campaña que preparaba para el año<br />

siguiente. Todavía era poco conocido para los Romanos<br />

el modo de hacer la guerra de los Parthos, que<br />

despues se hizo un objeto de terror para aquéllos,<br />

pero se sabía que la flecha de los Parthos no había<br />

podido luchar con la lanza macedónica. No se hacían<br />

diferencias entre los ginetes cubiertos de mallas de<br />

los Parthos, y las hordas cobardes y afeminadas que<br />

Jerges había hecho correr á latigazos, que Argesilao<br />

había dispersado con un puñado de infantería espartana<br />

ó que Alejandro había expulsado del Helesponto<br />

al Hyphasis (2).<br />

_Embajada de los Paraos y reto viútuo.--Mientras<br />

(1) Craso se apodera sin remordimientos de los tesoros<br />

amontonados en el. templo de Derceto ó Atargatis, en Hierápolis.<br />

(Plutarco, Crass., 27; Strabon XVI, 1. 4.) Tambien hizo<br />

un viaje á Jerusalen con objeto de saquear el temple, cuya riqueza<br />

estaba evaluada en diez mil talentos. El sumo sacerdote<br />

Eleazar trató de salvarlos, ofreciendo un presente considerable,<br />

y Craso se apoderó á la vez del presenta y del tesoro. Joseph,<br />

A ntig., XIV, 7, 1; Bel. JucI., I, 7, 8.<br />

(2) Véase el discurso de Léntulo en. el poema de Lucano<br />

331 y siguientes), el cual expresa, al parecer, una rea-


1(i --<br />

que Craso sacaba sus tropas de sus cuarteles de invierno,<br />

Orodes, rey de los Parthos, envió sus embajadores<br />

quejándose de la repentina agresion de su<br />

territorio, ó con más exactitud del de Ag'barus, rey<br />

úsrhoena, dependiente de la corona de Seleucia;<br />

pero estos embajadores llevaban más la mision de<br />

desafiarle que de entablar negociaciones. Los Parthos<br />

estaban enterados, al parecer, del disgusto con<br />

que se miraba la conducta de Craso por el senado<br />

romano, el cual había tenido intencion de llamar<br />

al procónsul de' su provincia, pero qué había fracasado<br />

por la intervencion de Pomps eyo, secundada por<br />

un discurso de Ciceron (1). Los Parthos establecieron<br />

una distincion entre la República y el merodeador<br />

que los insultaba, y decían que estaban decidos á,<br />

sostener con la primera la guerra á todo trance, pero<br />

añadían que si la empresa no era más que el acto<br />

personal del viejo que tenían delante de sí, no se rebajarían<br />

á tocar un solo cabello de su cabeza, sino<br />

que le devolverían las guarniciones que había dejado<br />

cimiento de las preocupacione;' desdeñosas y mal fundadas de<br />

los Romanos, despues que se borró de su memoria el recuerdo<br />

de la derrota de Craso:<br />

«Illic et laxas vestes et tluxa v iror um<br />

Velamenta vides....»<br />

Se desprecia el arco como un arma cobarde y afkrni.na la en:<br />

comparacion de la espada:<br />

eEusis habet vires, et gcus eiwecumque virorum est<br />

Bella gerit gladiis....»<br />

El arco tenia una desventaja:<br />

«Naco Medos 1)1'1:Mía prima<br />

F_,armant, vacuo-nue jubent rmleare pharetrce.4<br />

No se hubiera-escapado ningun Romano de la batalla de.<br />

Charras, si los Parthos hubiesen mantenido el. bloqueo de las<br />

legiones aniquiladas.<br />

(1) Ciceron, ad. Dix. Y. 8.


— 165<br />

á la otra orilla del Eufrates. Craso respondió con el.<br />

'sarcasmo ordinario de los jefes inexpertos, que discutiría<br />

estas cuestiones en su capital, y Wagiso, anciano<br />

Partho, le contestó, enseñándole la palma de<br />

la mano y diciendo, que ántes nacería pelo en ella<br />

que los Romanos viesen á Seleucia (1).<br />

Opinio21 de Casio y de Ártctbazes respecto al plan.<br />

,de conpaZa.—No desmintieron la confianza que indicaban<br />

estas palabras, ni el vigor ni la resolucion<br />

con que las sostuvieron. Muy pronto se vieron obligados<br />

á abandonar sus puestos algunos destacamentos<br />

situados al otro lado del Eufrates, los cuales volvieron<br />

á buscar un refugio en el campamento, y refirieron<br />

lo vigoroso que era el enemigo que les<br />

había atacado, lo mortífero que era su ataque, lo<br />

inútil que era perseguirlos, lo certero de sus flechas<br />

y lo impenetrable de sus armaduras. Los Parthos<br />

eran indudablemente un pueblo muy diferente de<br />

los Armenios y los Capadocios, derrotados tan fácilmente<br />

por Lúculo. Estos relatos produjeron mucha<br />

inquietud eñ los acantonamientos romanos, por lo<br />

cual previno Casio . á su jefe anticipadamente de los<br />

peligros de la empresa que estaba próximo á comenzar.<br />

Craso no hizo, sin embargo, caso de la advertencia.<br />

Artabaces, rey de Armenia, se presentó á él<br />

ofreciéndole todos los recursos de su país, y prometiéndole<br />

el auxilio de diez mil ginetes equipados por<br />

completo y treinta mil infantes, al mismo tiempo<br />

que le apremió -vivamente para que emprendiese su.<br />

marcha á través de su territorio amigo, abundante<br />

en agua y víveres, y lleno de colinas y de corrientes<br />

de agua que dificultarían las temibles maniobras de<br />

Plut. eras., 18.


— I GG—<br />

los t- ( vinetes parthos (1). Esperaba llegar por este ca-<br />

,<br />

mino al curso superior del Tigris, desde donde podía<br />

llegar á Seleucia, atrav, sardo un país fertil y practicable;pero<br />

Craso, aún cuando satisfecho del celo de<br />

su aliado, no quiso sufrir ningun retraso ni adoptar<br />

una línea oblicua de marcha, exponiendo ademas,<br />

que había dejado algunas tropas de vanguardia al<br />

otro lado del Eufrates, y que debía apresurarse á socorrerlas.<br />

Diversos caminos que se qfreetan (í la eleccion de<br />

lob ejército invasor.—Los escritores de donde tomamos<br />

nuestros relatos de la campaña que siguió, vivían<br />

por lo menos dos siglos despues de la fecha de<br />

los acontecimientos que refieren ; y aún cuando las<br />

fuentes de donde sacaron sus materiales fuesen dignas<br />

de fé y exactas, pudieron sin duda alguna,.<br />

confundirse y desfigurar sus datos á causa de su<br />

falta de espíritu critico. Por esto concuerdan tan<br />

imperfectamente sus relatos con la geografía del<br />

país, á través del cual pretenden guiarnos. El distrito<br />

de Osrhoena, que comprende casi todo el.<br />

camino que deseamos reseñar, estaba limitado al.<br />

Norte por la línea del monte Masius ó Karahjah<br />

Dag, en la direccion recta de Este á Oeste, del Tigris,<br />

(1) Véase Lucano, (VIII, 331 y siguientes):<br />

«Parthus per Medica cura<br />

Sarmaticos inter campas, effusaque plano<br />

Tigridis arva solo, Mullí superabais liosti est<br />

Libertate fuga, sed non, ubi terra tumebit<br />

Aspera conscendet montis ,juga, nec per opacas<br />

Bella geret latebras; incerto debilis arco:<br />

Nec franget nando violenti vorticis amnem...»<br />

Sin embargo los Partos procedían de una comarca monta-fiosa,<br />

y la caballería cubierta de mallas de Armenia, lo mismo<br />

que los modernos Belutchistanos, estaba acostumbrada á la_<br />

.1v.i.erra de montañas.


167<br />

al Eufrates, paralelamente á Samosata. El último de<br />

estos ríos le limita al Oeste y al Sur, hasta su confluencia<br />

con el Chaboras,que puede considerarse<br />

como el límite oriental del distrito. El gran camino<br />

del Asia Menor á las ciudades de Persia, pasa por la<br />

ciudad de Zeugma, á orillas del Eufrates, la cual tomaba<br />

su nombre del puente con que se unían allí las<br />

orillas opuestas, y que en los tiempos más prósperos<br />

de Roma, cuando ésta dictaba tratados á los vencidos<br />

imperios de Oriente, estaba adornado con el pomposo<br />

título de Camino de la Paz (1). La aldea moderna<br />

de Roum Kale (castillo romano), señala todavía su<br />

situacion, pero las caravanas pasan ahora el rio por<br />

algunas millas más abajo, por Birs. Desde Zeugma,<br />

se dirigía un camino militar en linea recta al Este<br />

de Edesa, moderna Oda, la Ur de la Escritura, donde<br />

tenía su córte el rey de Osrhoena, posicion que llegó<br />

á ser posteriormente en poder de los Romanos, la<br />

llave de la Parthia y de la Armenia. Desde este punto<br />

se dividía el camino en dos lineas; una que continuaba<br />

en direccion oriental hasta Nísibis y MI-live<br />

á orillas del Tigris, y era desde aquí punto de partida<br />

para Seleucia ó para Ecbatana, y la otra, que se<br />

inclinaba más al Sur, corría á través de Charras; volvía<br />

directamente al Sur, seguía la direccion del arroyo<br />

Balisus hasta llegar al Eufrates en Nicephorium.<br />

Desde aquí se dirigía casi paralelamente á<br />

las orillas de este rio, y terminaba, por último, en Seleucia,<br />

despees de haber atravesado la parte más es-<br />

(1) Estacio, Sylv., II I, 2.137: «Zeugma Latinle Pacis iter.»<br />

El puente fué construido en un principio para paso del ejército<br />

(le Alejandro al otro lado del Eufrates, Dion, XL, 17; Kinneir,<br />

Geographical Mernoir, 316. El Eufrates es profundo y rápido<br />

en este sitio, y próximamente de 130 yardas de ancho.


1(38<br />

t reel Li ,,tel istmo que separa el Eufrates del Tigris.<br />

E<br />

stos grandes caminos se hicieron un siglo despues.<br />

Cuando se consolkk) el poder de Roma en toda la extension<br />

de la Mesopotamia, y se construyeron sin<br />

duda alguna en la direccion de los caminos mucho<br />

más antiguos que se usaban en tiempo de Craso. La<br />

marcha del ejército invasor debe creerse, por lo tanto,<br />

que debió ser todo á lo largo de una de estas líneas.<br />

Más tarde entró Trajano en la Parthia por el<br />

camino del Norte y Juliano por el del Sur (1); pero<br />

Craso, segun nuestros historiadores, no siguió uno<br />

ni otro. Nos vemos obligados á considerar como<br />

exactos los principales incidentes de su narracion,<br />

y debemos limitarnos á observar de pasada, las menores<br />

contradicciones de que se halla plagada.<br />

Desaliento del ejército romano.—Había reunido<br />

el procónsul sus tropas en Zeugma, en número de<br />

siete legiones, las que, dominadas todavía por la supersticion,<br />

examinaban atentamente todas las señales<br />

que presagiaban mi desastre. El trueno y los relámpagos,<br />

las tempestades, el viento y la lluvia, fueron<br />

mirados por ellas como indicios probables de<br />

una, derrota (2). El puente se rompió con el peso del<br />

ejército y de sus bagajes, lo cual desanimó mucho<br />

á las tropas; pero lo que había más significativo y<br />

(1) Mannert, Y, 2, pág'. 200; Francke, Geseh. Trajans,<br />

página 227; Arpan°, XXIII, 3. Es muy Util la obra de Aoville<br />

sobre el Eufrates y el Trigrii;i para describir la antigua<br />

geografía; pero su plano es completamente incorrecto por lo<br />

que se refiere al curso del primer no. El que va unido al V il e<br />

rr bwoés d la Arwnia, etc., de Kinneir, parece mucho ro:ís<br />

verosímil.<br />

(2) El Eufrates está sujeto á fuertes huracanes, y en uno<br />

ele (ystos, se perdió el buque del capital' Chesney en su expeclicion<br />

para explorar la navegacion de este rio. Lonz„Votel su"<br />

Plutarque.


169 _ -<br />

de peor augurio, eran las acciones y palabras de su<br />

jefe. Teniendo Craso intencion de volver de sus conquistas<br />

por el camino de Armenia, no hizo caso del<br />

desastre y dijo, profetizando sin saberlo, que ninguno<br />

de sus soldados necesitaría del puente. Ofreciendo<br />

en otra ocasion un sacrificio, dejó caer de las<br />

manos los pedazos sagrados de la víctima y en vez<br />

de apresurarse á recogerlos y dominar la impresion<br />

del presagio con frases á propósito, se contentó con.<br />

sonreírse y decir impremeditadamente: «Esta es la<br />

enfermedad de la vejez» (1).<br />

Preparativos de los Parthos .—En cuanto el ejército<br />

romano llegó á la orilla derecha del Eufrates.<br />

no tomó, si nuestros informes son exactos, el camino<br />

de Edesa, sino que descendió, durante algun tiempo,<br />

á lo largo del -rio (2). Si el general se hubiesepropuesto<br />

apoyar y socorrer las guarniciones estacionadas<br />

sobre el curso del rio, por ejemplo, las de<br />

Barbalisus y Niceforium, parece que este objeto se<br />

conseguía más facilmente aproximándose al rio en<br />

el sitio más inmediato á Antioquía, su origen, sin dar<br />

un rodeo tan inútil, y sin dificultades en aquel puntopara<br />

echar un puente de barcas, en cualquiera de<br />

estas plazas. Desechados por completo los consejos<br />

de Artabaces, sugirieron entónces la habilidad y<br />

experiencia de Casio el único plan de campaila<br />

practicable. Recomendó á su jefe que siguiese la<br />

orilla del Eufrates, único medio de asegurarse cons-<br />

(1) Plutarco, Crass., 19.<br />

(2) La fuerza que pasó el Eufrates, ascendía á siete legiones<br />

con 4.000 ginAes y otros tantos soldados armados á la ligera.<br />

Plutarco, 20: Apiano (Bell. Gat,, III, 18) hacen subir<br />

el número á 100.000 hombres; y Floro, á once legiones<br />

(III, 11).


— 1<br />

tantemente las pro-visiones con la flotilla que le<br />

acompañaba y de prevenir la posibilidad del peligro<br />

de verse cercado, y al mismo tiempo le aconsejó<br />

que caminase lentamente y con cautela; que no se<br />

fiase de los rumores que corrían por el campo sobre<br />

la desaparicion y fuga premeditada de los Partilos,<br />

y que permaneciese al abrigo de algunos de<br />

sus puestos fortificados, hasta que estuviese completamente<br />

seguro de los planes del enemigo. Como,<br />

Casio presumía, se preparaban_ para mantenerse á<br />

la defensiva y no deseaban encontrar á los invasores„<br />

formados en batalla y en condiciones iguales.<br />

Estratagema de los Partkos, para engaZar al enemigo.—Su<br />

proyecto consistía en atraer á los Romanos<br />

á las llanuras arenosas que se extienden entre<br />

ambos ríos, y ya aquí, ponerse cobardemente á su retaguardia<br />

hasta que el calor, el cansancio y el hambre,<br />

ahorrasen á su espada la mitad de la tarea-<br />

Para realizar este designio, encontraron un instrumento<br />

á propósito en la persona de Agbarus (1), el<br />

Osrho»eniano, que siguió la marcha de las legiones<br />

romanas, y ganó 1a confianza de su jefe con mil<br />

protestas de reconocimiento por los favores que<br />

había recibido de Pompeyo.<br />

general partho Serena. Agbarus aseguró al<br />

procónsul, que desesperando Orodes de la defensa<br />

de su país, había dejado á dos de sus sátrapas, Su<br />

cena y Silacio para que simulasen la resistencia.,<br />

(1) Dion le llama AkxpoT , es decir, Agbarus ; por el<br />

Pseudo - Apiano ÁzGapor, en el cual podemos tal vez reconocer<br />

el moderno Akhbar. Dícese (1113 esta palabra es un título<br />

real, que significa «grande,» designándose algunos personajes<br />

de este nombre en este siglo y en el siguiente, como reyes de<br />

Edesa. Plutarco da á este personaje el nombre de Ariammes, y<br />

se sirva tambien de la forma para Orodio.


171 -miéntras<br />

que él huía hácia la Escitia,y la Hircania,<br />

llevándose todos los tesoros que había Podido reunir<br />

apresuradamente. Añadía que toda apariencia<br />

de vacilacion por parte de los Romanos le devolvería<br />

la confianza; pero que una marcha repentina y<br />

directa sobre Seleucia, no encontraría en aquellos<br />

momentos resistencia ninguna eficaz. Lo cierto es,<br />

que sea por temor á los Romanos, sea por demostrar<br />

su desprecio hacia ellos de la manera más palpable,<br />

se encargó Orodes por sí mismo de castigar<br />

la insolencia de su aliado armenio, encomendando<br />

á sus sátrapas el cuidado de rechaza el choque<br />

de la invasion. Esta division de fuerzas era calculada,<br />

sin embargo, y tenía por objeto infundiren<br />

el enemigo una falsa seguridad, y excitarle á un<br />

movimiento peligroso, gracias al cual, la naturaleza<br />

del país y del clima darían á los Parthos armas irresistibles.<br />

Surena ocupaba un puesto muy próximo<br />

al rey, por su nacimiento , riquezas y distincion (1);<br />

era el primero de su nacion por su valor y capacidad,<br />

y no tenía igual en fuerza y en belleza<br />

corporales. Caminaba en paz ó en guerra con un<br />

equipaje de mil caballos, y sus mujeres y concubinas<br />

le seguían en doscientos carros. Su guardia<br />

personal era de mil ginetes, que usaban cota de malla,<br />

y un número mucho mayor de ginetes armados<br />

á la ligera. Su rango y sus relaciones con el trono,<br />

le daban la facultad y el derecho de colocar la diadema<br />

sobre la cabeza del soberano, y á él debía<br />

Orodes su restauracion en el poder supremo, del que<br />

había sido destituido por sus propios súbditos. Sure-<br />

(1) Plutareo. Crass., 21, 24. Parece probable que Surena,,,<br />

era un título como Agbarus, y no un nombre.


1 7:'<br />

na conquistó á Seleucia por su valor personal, y<br />

pesar de que no tenía aun treinta arios, unía á estos<br />

títulos de honor, la reputacion de ser el mas prudente<br />

en el consejo y el más astuto ante el enemigo.<br />

El ejército romano es en_ por la per/idia de<br />

Abgarus .—Parece cine no le costó mucho trabajo á<br />

Abgarus persuadir á los Romanos á que abandonasen<br />

la línea del Eufrates, y que atravesasen las<br />

llanuras que le separan del Tigris, á la vista de su<br />

formidable adversario. El aspecto general del país<br />

de Zeugma en Chaboras es á la vez llano y extenso,<br />

compensándose su esterilidad con muchos trozos de<br />

terreno cultivado y muy fértil. No faltaban tampoco<br />

nos y manantiales que suministraban agua al cultivo,<br />

y al parecer no 'había obstáculo grave para la<br />

marcha de una caravana ó de un ejército hasta el<br />

rio Chaboras, más allá del cual se extiende el gran<br />

desierto de Sinjar (1). No es probable que el ejército<br />

de Craso penetrase nunca en esta última region, y<br />

sospechamos mucho que las tradiciones comunes en<br />

que se han apoyado los historiadores, rodearon su<br />

marcha de más privaciones y dificultades de las que<br />

sufrió en realidad. Se dice que en cuanto se dejaba<br />

la orilla del rio, perdía el país todo el aspecto de<br />

habitado y de cultivado, y que se presentaban á la<br />

vista extensiones sin límites de arena ligera y movediza,<br />

sin sombra ni agua, y ondulante como las<br />

olas del mar. El calor era intenso, y las fuerzas<br />

de los soldados se aniquilaban con la re. peticion diaria<br />

de una fatiga sin descanso. Vencido Artabaces<br />

con el ataque de Orodes, se excusó de enviar los<br />

(1) Este es el gran desierto de Mesopotunia que describe<br />

Estrabon como situado más aln de Chaboras (XVI, 1).


- 173<br />

refuerzos prometidos, y pidió al general romano<br />

que variase su marcha en direccion á Armenia.<br />

Craso denunció al infortunado príncipe como traidor<br />

y le amenazó con la venganza de la República, en<br />

cuanto estuviese en condiciones de tomarla, distinguiéndose<br />

su conducta con Casio por un desprecio<br />

altanero, y descargando los oficiales que veían los<br />

peligros en que se precipitaban, su mal humor contra<br />

Agbarus, el cual les preguntaba con la mayor<br />

tranquilidad , si se habían "figurado dar un paseo<br />

por bosquecillos sombríos y llenos de fuentes ó por<br />

un país lleno de baflos y sitios de recreo, como su<br />

Campania. So pretexto, finalmente, de prestar ciertos<br />

servicios reservados, abandonó Agbarus el campo<br />

romano y escapó de manos del enemigo despees de<br />

haberle atraido al desierto (1).<br />

Dificultades geográficas de la línea de ~ella de<br />

Craso.—Segun este relato, es evidente que Plutarco<br />

opina que la expedicion hizo una marcha de muchos<br />

dias, desde el punto en que abandonó el camino,<br />

hasta la localidad próxima que menciona, el paso del<br />

rio Balisus. Aquí fué donde Craso se informó por los<br />

destacamentos que había mandado delante, de que<br />

los Parthos se habían reunido enfrente de él, con<br />

fuerzas mayores que las que le habían dicho. Si fué<br />

este, pues, el límite estremo de su marcha hacia<br />

adelante, no estaba el Éufrates á, más de cincuenta<br />

millas á su retagurdia en línea recta, ni había pisado<br />

en manera alguna el desierto de arena, ni tampoco<br />

había indicado su propósito de seguir su ruta por el<br />

centro de Mesopotamia, pues en este punto no había<br />

abandonado el gran camino que conducía de Edesa<br />

(1) Plu tarco, n'ass ., 2 ' .


z't<br />

— 174<br />

Niceforium y Seleucia. Debemos acostumbrarnos<br />

considerar todo el relato que poseemos de los erro-<br />

res v mala conducta de Craso, como indigno de cré-<br />

dito, v sin pruebas todas las acusaciones que se le<br />

dirigeljn, ó debemos corregir lo geografía de Plutarco<br />

y creer que quiso indicar, no el Balissus, sino uno<br />

los brazos del Chaboras, probablemente el más<br />

occidental, para significar el sitio en que se preparó<br />

el ejército para el combate. Sea lo que quiera, nos<br />

encontramos ahora Craso sorprendido y su ejército<br />

en la mayor confusion. Se hicieron apresuradamente<br />

los preparativos para ir al encuentro del enemigo,<br />

adoptando como órden de batalla un gran cuadro<br />

con doce cohortes en cada frente, sostenido por un<br />

cuerpo de caballería, no solamente sobre los flancos,<br />

sino tambien á vanguardia y á retaguardia. No se<br />

concedió á, las tropas más que un momento de descanso<br />

á orillas de un arroyo, contra la opinion de<br />

los oficiales más experimentados, que aconsejaban<br />

un alto y un campamento para la noche. El ejército<br />

avanzó hasta llegar á, la vista de las columnas en<br />

marcha de la caballería de los Parthos. El enemigo<br />

'labia tornado sus medidas para ocultar su número<br />

hasta que los Romanos estuviesen muy cerca, y<br />

cuando presentaron por completo sus fuerzas, con<br />

sus mortíferas nubes de ginetes, con armaduras brillantes<br />

hombres y caballos, agitando al aire sus<br />

banderas de seda y oro, al eco retumbante de sus<br />

timbales que formaban una música discordante para<br />

nidos europeos (1), quedaron aterrados los Romanos<br />

(1) Véase Floro, III, 11, 8 y Plutarco, Crass., 24. Milton<br />

(Parad Regained, III), ha tornado de los hi s toriadores y agrupado<br />

con tIn brillo poético los caracteres de la guerra, tal.<br />

como la hacían los Phartos:


1.75 —<br />

unte el repentino espectáculo de su número y de su<br />

denuedo.<br />

Batalla entre los Romanos y los _Parthos.<br />

—A pesar<br />

de hallarse fatigados y abrumados de calor, no tuvieron<br />

más remedio que aceptar en el acto la batalla<br />

que se les presentaba. La granizada de flechas<br />

con que empezaron los Parthos el combate, atravesó<br />

de parte á parte la armadura del legionario, clavándole<br />

el escudo al brazo y los pies al suelo. Hasta entónces,<br />

no había experimentado más que el peligro<br />

ordinario á que le exponían la primera descarga de<br />

las guerrillas al principio de una batalla, á no ser la<br />

mayor fuerza y la agudeza de la flecha de los Parthos;<br />

pero el arquero parcho era ginete y en vano<br />

trató de alcanzarle el infante romano. Lo mismo<br />

disparaba atacando que huyendo y no le derrotaba<br />

el ataque de la infantería, ni dejaba un minuto de<br />

reposo á ésta. En cuanto su carcax estaba vacío,<br />

marchaba á retaguardia donde estaban los camellos<br />

cargados de flechas y volvía á aparecer rápidamente<br />

con nuevas municiones. Craso comprendió que<br />

era necesario emplear contra ellos la caballería, pero<br />

su número era exiguo y desproporcionado para este<br />

servicio, dando, sin embargo, á su hijo Publio la,<br />

órden de cargar, que el valiente y jóven soldado<br />

obedeció con demasiado ardor. Los Parthos aparentaron<br />

ceder y le atrageron bastante léjos para privarle<br />

del socorro del cuerpo principal; despees volvieron<br />

bridas, le cercaron y vencieron facilmente<br />

sus reducidos escuadrones.<br />

ilfuerte del jóven Craso y retirada de los Roma-<br />

«He look'd and saw what numbers numberless, etc.»


FÍO<br />

jóven Craso combatió con denuedo hasta.<br />

el fin, y cuando perdió toda esperanza de victoria y<br />

de socorro se hizo matar por su porta-escudo. El<br />

padre se figuró que ya era suyo el terreno tan rápidamente<br />

conquistado por la carga impetuosa de su<br />

hijo, pero despertó de su sueno con la vuelta de los<br />

Parthos lanzando gritos de victoria y blandiendo en<br />

la punta de una pica la cabeza del jóven. Craso ahogó<br />

su dolor y su espanto, haciendo un violento esfuerzo<br />

para llenar sus funciones de general, corriendo<br />

de cohorte en cohorte, pronunciando frases animosas<br />

que le sugerían su desesperacion y su dolor.<br />

La muerte de Publio, decía, arrebata un hijo á su<br />

Madre, mas nada más que un ciudadano á la República;<br />

pero desanimado él mismo, no se hallaba en<br />

estado de comunicar valor á los demás. Los Parfilos<br />

continuaron todo el dia hostigando al ejercito<br />

romano con la repeticion de sus maniobras peculiares,<br />

y sólo le concedieron algun descanso al<br />

anochecer, y eso porque, no estando acostumbrados<br />

á construir campamentos, no pasaban nuncala noche<br />

cerca del enemigo. Retiráronse por lo tanto á bastante<br />

distancia, dejando á los Romanos que empleasen<br />

como pudiesen las pocas horas que mediarían<br />

hasta su reaparicion. Abrumado Craso de dolor y de<br />

mortificacion, sino de temor, era incapaz de sugerir<br />

ningun consejo ó adoptar resolucion alguna. Casio<br />

y los demás oficiales se desentendieron de él y tomaron<br />

sobre sí el cargo de dar las órdenes necesa<br />

rias, resolviendo retirarse acto continuo, y viéndose<br />

obligados á dejar abandonados los heridos, víctimas<br />

infortunadas, sin esperanza de gracia, que lanzaron<br />

gritos tan penetrantes, que fueron oidos por los<br />

espías parthos, que adivinando la causa, llevaron la


— 177 —<br />

noticia al grueso de su ejército. Acto continuo montaron<br />

sus ginetes y siguieron rápidamente á las legiones<br />

en su retirada, pero parece que sus caballos,<br />

cansados por tan larga jornada, fueron incapaces de<br />

contener el empuje de hombres desesperados.<br />

Los Romanos buscan refugio en Charra. La<br />

noticia del desastre llegó muy pronto á Charra,<br />

y la guarnicion romana que allí había, salió para<br />

socorrer y libertar á los restos del ejército fugitivo,<br />

que condujo á un asilo seguro y tranquilo. Los Parthos<br />

se contentaron con saquear el campo y matar<br />

á los heridos y rezagados que pudieron coger, en<br />

número de muchos miles (1).<br />

En los acantonamientos parthos corrió el rumor<br />

de que Craso y los principales jefes habían abandonado<br />

el ejército derrotado, y que habían huido. Surena<br />

deseaba sobre todo apoderarse de la persona<br />

del procónsul, porque segun las costumbres orientales,<br />

la muerte ó cautividad del jefe, se consideraba<br />

como decisiva para la guerra. Por consiguiente,<br />

hubiera llevado más léjos la persecucion, y dejado<br />

los fugitivos detrás de él en Charra, si no hubiese<br />

obtenido con una estratagema los informes que deseaba.<br />

Habiéndose asegurado cíe que Craso estaba<br />

dentro de esta plaza, reunió sus fuerzas y la puso<br />

sitio. La táctica de los Parthos no era á propósito,<br />

sin embargo, para sitios ni para bloqueos, y desconfiando<br />

los Romanos de la debilidad de sus fortificaciones,<br />

ó desprovistos de medios de subsistencia, ó<br />

más aún, deseosos de ganar las fronteras, se huyeron<br />

de noche de la fortaleza.<br />

El . ejército romano abandona á Charra y se disper-<br />

(1) Plutarco, Crass., 27; Dion XL, 25; Floro, III, 11, 9.<br />

MERIVALE. TOMO II. 12


1'8<br />

sa en varías direcciones .—Todos los oficiales se creyeron<br />

autorizados para salir del apuro con sus fuerzas<br />

como mejor pudiesen, y no se intentó nada para<br />

verificar una retirada ordenada. Casio logró pasar<br />

el Eufrates con un pequeño cuerpo de caballería;<br />

Octavio llegó con una division más importante á las<br />

estribaciones de las montañas de Armenia, y estaba<br />

ya casi fuera del alcance del enemigo, cuando el inminente<br />

peligro á que estaba expuesto el procónsul,<br />

le obligó á abandonar este terreno ventajoso y á<br />

bajar para defender 1, su general, ó perecer con el.<br />

Los Parthos habían alcanzado á Craso y le picaban<br />

la retaguardia y los flancos. Solo unas cuantas<br />

horas bastaban para que las sombras de la noche le<br />

cogiesen en las montañas. donde dejaba de ser temible<br />

la caballería que le perseguía. Surena que comprendió<br />

que se le escapaba su presa, y que el valor y<br />

la audacia no servían para conseguir su obj eto,,<br />

echó mano de la traicion y la astucia para triunfar.<br />

Con este objeto, dejó evadirse algunos prisioneros,<br />

despees de haberlos preparado convenientemente<br />

para su proyecto , hablando en su presencia de la<br />

bondad y clemencia de Orodio, y asegurándoles que<br />

los Parthos se contentarían con razonables condiciones<br />

de arreglo.<br />

Estratagema de kS'urena para atraer á Craso á una<br />

conferencia.--Al mismo tiempo envió los prisioneros<br />

á Craso para proponerle una capitulacion. Los<br />

prisioneros, una vez libres, fueron al campo de sus<br />

compatriotas, y les comunicaron su conviccion en la<br />

buena fé y en la moderacion del enemigo. Craso tuvo<br />

el buen sentido de desconfiar de sus consejos, pero<br />

empezó un gran clamoreo en el ejército,que amenazó<br />

con emplear la violencia, blandiendo sus armas


— 179<br />

tumultuosamente. El procónsul se creyó obligado á<br />

ceder, no sin protestar ante sus oficiales de que se<br />

veía forzado por la insubordinacion de los soldados,<br />

lo cual era el colmo de la desgracia para un jefe romano.<br />

El jefe partho hizo las mejores declaraciones,<br />

y arregló la entrevista, que tendría lugar en presencia<br />

de algunos oficiales escogidos por cada parte.<br />

Escoltado el general romano por su estado mayor,<br />

fué al encuentro de su vencedor á pié y desarmado,<br />

siendo recibido al principio con grandes demostraciones<br />

de respeto, y Surena, segun la costumbre de<br />

los Parthos, mandó se adelantase un caballo caporazonado<br />

de oro para uso del procónsul. Este hubiera<br />

deseado montar en su propio corcel, pero el Partho<br />

le ofreció aquél en nombre de Orodio, viéndose el<br />

anciano general, débil y atolondrado, montado de<br />

repente, y álos palafraneros parthos castigando al ca<br />

hallo y lanzándole hacia el enemigo. En vano los<br />

compañeros de Craso intentaron salvarle, cogiendo<br />

las riendas Octavio y otro oficial llamado Petronio,<br />

miéntras que otros trataban de cortarlas.<br />

Se empeña una lucha en que perecen Craso y Octavio.—Con<br />

motivo de este incidente, hubo la consiguiente<br />

confusion y se cruzaron las armas. Octavio<br />

cogió la espada de un Partho y mató á uno de<br />

los palafraneros, pero cayó inmediatamente de un<br />

golpe dirigido por la espalda, y en el tumulto recibió<br />

Craso una herida mortal de mano de un Partho<br />

llamado Pomaxaithras. Tal es el relato más verosirnil<br />

del suceso; pero no se sabe nada con certeza (1).<br />

(1) Horacio, Od., III, 5. 5:<br />

«Milesne Crasi, conjugo barbara<br />

Turpis maritus vixit, etc.»


180<br />

Otros Romanos cayeron tambien en la confusion, y<br />

el resto huyó y se reunió al ejército, permitiendo entónces<br />

los Parthos á los fugitivos que continuasen<br />

su camino sin ser inquietados. hasta las montañas.<br />

Muchos se rindieron á Serena; que les aseguró que<br />

t muerte de su general terminaba las hostilidades,<br />

y no se sabe que recibiesen ningun mal tratamiento;<br />

aunque, segun el modo con que despues fueron_ tratados<br />

los restos de Craso. no puede suponerse que<br />

encontraran el respeto debido á prisioneros de guerra.<br />

Detenidos durante anos entre los extranjeros<br />

que los habían hecho prisioneros, acabaron por adoptar<br />

sus usos y costumbres; se unieron en matrimoni<br />

t. las familias de los bárbaros y renunciaron á su país.<br />

Calculase que perecieron veinte mil hombres en esta<br />

desgraciada expedicion, y que la mitad de este número<br />

quedaron prisioneros.<br />

Los Parthos divierten á sus súbditos con d espectáculo<br />

de 2G4 triunfo irrisorio. El vencedor envió la<br />

cabeza y la mano de Craso á Orodio, pero mejor hubiera<br />

querido conducirle vivo á presencia del rey,<br />

como le había prometido, segun se dice. No habiéndolo<br />

conseguido, divirtió á sus soldados y halagó su'<br />

propia vanidad, ejecutando una ceremonia ridícula.<br />

caricatura de un triunfo romano. El procónsul fué<br />

representado por un cautivo qué se suponía parecérsele,<br />

y al cual se pusieron vestidos de mujer de<br />

magnificencia ridícula, obligándole á responder al<br />

titulo de imperator que tenían órden de darle sus<br />

Y segun Vele:s ro II, 82, y Floro IV, 10. M. Antonio en su<br />

campaña de 718 do la C. en contró prisioneros del ejército de<br />

Craso al servicio de los Phartos. Véase Just., XLIII, 5. Ovidio<br />

fija el dia de la muerte de Craso, VI, Idus Jun. ó el 8 de Junio.<br />

FcrTf., VI, 435. (Véase Fischer, 'pág. 253).


— 181<br />

compafieros de cautividad. Los trages afeminados y<br />

voluptuosos, atribuidos á Craso y á sus oficiales,<br />

fueron objeto de desprecio y de ridículo (1), y los<br />

libros licenciosos que se encontraron en las' tiendas<br />

romanas, fueron enseñados coli indig:nacion burlona.<br />

Parece que los Parthos se alegraron de ofrecer<br />

semejante espectáculo á los afeminados griegos que<br />

eran sus súbditos, pero ellos por su. parte, se negaron<br />

á sacar la deduccion que sus señores se proponían, y<br />

encontraron inconsecuente por parte de Surena que<br />

se burlase de la licencia de los Romanos, cuando él<br />

mismo iba acompañado á la guerra de un batallon de<br />

concubinas, se complacía con la música licenciosa y<br />

la danza de multitud de esclavas, y cuando el trono<br />

de los Arsacides se hallaba ocupado tan amenudo<br />

por descendientes de alianzas extranjeras y deshonrosas.<br />

Con efecto, comparaban su ejército en<br />

campaña á la figura de una víbora, amenazando fteramehnte<br />

por delante con sus guerreros y caballos<br />

armados, pero asquerosa y repugnante por detrás,<br />

con su séquito de mujeres, sus tamboriles, sus cánticos,<br />

y sus orgías y bacantes (2).<br />

Ultrajes cometidos con los restos de Craso.<br />

Miéntras ocurrían estos acontecimientos, entraba en_<br />

tratos °rodio con el armenio Artabaces y aceptaba<br />

la: mano de su hija para su hijo Pacoras. El triunfo<br />

de Surena añadió á esta afortunada union nuevo<br />

esplendor, y las fiestas con que se celebró fueron<br />

imitacion de las de Grecia: tan pronto se entregaron<br />

al lujo fascinador de su capital semi-helénica<br />

(1) Conviene observar, sin embargo. que Craso se mantuvo<br />

puro de los vergonzosos vicios de su clase: «V ,ir ccetera sanetissimusi,<br />

imrnunisque voluptatibus.» (Véase Veleyo II, 16).<br />

(2) Plutarco, Crass., 32.


— 18 ---<br />

los rudos descondientus de Arsaces. Orodio era muy<br />

versado en la lengua y literatura de Grecia, y Arta-baces<br />

compuso tambien tragedias á imitacion del<br />

griego, escribió obras históricas en este idioma.<br />

--Ctu.ando se llevó la cabeza de Craso á la puerta de la<br />

sala del festin, un. actor griego de Tralles, se<br />

puso .(rt recitar versos á propósito de las «Bacanales»<br />

de. Eurípides, y cuando se arrojó el sangriento<br />

trofeo á, los biés de los convidados, le cogió con sus<br />

manos y ejecutó con ella el frenesí de Agavio y la<br />

mutilacion de Penteo. Plutarco no menciona el detalle<br />

de haberse puesto oro fundido en la boca del<br />

avaro romano, áun cuando cuenta minuciosamente<br />

los insultos prodigados á sus restos; pero el testimonio<br />

de un escritor anterior demuestra que ya había.<br />

vertido (1), y no hay en él hecho nada de inverosimil<br />

que nos impida creerlo.<br />

Reflexiones sobre la muerte de ambos Crasos.—Este<br />

finé el fin del infortunado triumviro. Hacía ya muchos<br />

afios que no perecía tan miserablemente un<br />

procónsul á la cabeza de su ejército, conducido por<br />

él á la destruccion. Los nombres de Charra y de<br />

Calinas figuraron juntos en la página más sangre-ienta<br />

de los anales nacionales. El destino del general se<br />

elevó por los poetas como un faro para advertencia<br />

de los hombres de Estado ambiciosos, y tal vez se<br />

exageraron sus faltas para ocultar la falta de valor<br />

y de disciplina de los desordenados ejércitos de<br />

Oriente. Ni una sola voz se levantó jamás para de-<br />

(1) Floro 111, 11, 11, al fin del reinado de Trajano, cerca de<br />

ciento setenta años despues del acontecimiento. Los comentadores<br />

de este párrafo han reunido algunas histórias análogas,<br />

tomadas de Apiano, Plinio, Justino, Zosimo y de escritores<br />

más modernos.


— 183<br />

plorar su prematura muerte, á no ser para decir que<br />

,ésta contribuyó á precipitar la confusion de los negocios<br />

de su país, y á derribar la Constitucion. El<br />

hijo merece, por el contrario, no ser tratado con el<br />

implacable desprecio que siempre va unido al nombre<br />

del padre, y ser honrado como el bravo Lausus<br />

de la historia romana (1). Esto basta para que su<br />

memoria haya encontrado un refugio imperecedero<br />

en las páginas del filósofo que más respetaba, y del<br />

capitan que más se esforzaba en imitar (2).<br />

rnterregno: los tribunos impiden la eleccion de<br />

los cónsules. (A. 701 de la C.; 53 ántes de J. C.)—E1<br />

año 701 se inauguró en Roma con un interregno y<br />

de aquí el darse un gran paso en la realizacion del<br />

fin á que tendían las intrigas de Pompeyo. Los jefes<br />

interinos eran nombrados por un comité compuesto<br />

de miembros patricios del Senado (3), ocupando<br />

todos sucesivamente, y por espacio de cinco Bias solamente<br />

su cargo, considerándose como el principal<br />

objeto de su nombramiento el poder convocar y presidir<br />

los comicios para la eleccion de los cónsules. Desempeñaban<br />

al mismo tiempo, sin duda, las funciones<br />

generales de la más elevada magistratura. Un poder<br />

(1) Virgilio, ."En,, X, 811:<br />

«Quo, moriture majoraque viribus andes?<br />

Fallit te incautum pietas<br />

(2) Ciceron, ad Qu., 1I, 9: «P. Crassus, adoleseens nos-<br />

tri, studiosissimus,» Ad Div. V,8: 1-Ioc magis sum Publio deditus,<br />

quod me maxime sieut alterum parentem et observat<br />

et d.iligit.» Ad Div., XIII, 16: «P. Crasum ex. omni novilitate<br />

adolescentem dilexi plurimum» Véase Brut., 81: «Erat- cum<br />

institutus optime tum parfeete planeque eruditos; ineratque<br />

ingenium satis acre, oratonis non inelegans copia; preetereaque<br />

sine arrogantia gravis esse videbatur et sine segnitia<br />

verecundus,» Véase tambien César, Bell.GW. I, 52, II, 34, 111, 7.<br />

(3) Ascon. Milo;l, al principio.


-- 184<br />

de tan limitada duracion era, puramente nominal,<br />

porque la fuerza ejecutiva se hallaba paralizada y<br />

casi todos estaban interesados en poner termino á<br />

una interrupcion tan de sastrosa en el curso de los<br />

negocios. Por esta causa se hizo cada vez nr,s penetrante<br />

el clamor general por una dictadura, elevándose<br />

por encima de las protestas de los intereses<br />

personales y de los intereses de partido, pues tal era<br />

el procedimiento regular que suministraban las instituciones<br />

de Roma para cortar la dificultad, cuando<br />

la complicacion de los negocios políticos desafiaba<br />

al parecer toda solucion. Pompeyo afectaba indiferencia,<br />

y pretendía mantenerse alejado de la confusion<br />

, pero sus partidarios trabajaban activamente en<br />

su favor. Los nobles se hallaban preocupados y llenos<br />

de ansiedad; Caton espiaba y denunciaba el<br />

complot contra las libertades de la República, y Ciceron<br />

se callaba (1). Los tribunos, ó por lo ménos<br />

algunos de ellos, continuaban haciendo el juego del<br />

trinmviro, oponiéndose obstinadamente á toda tentativa,<br />

de reunir los comicios. Antiguamente, había<br />

sido para los defensores de la plebe objeto de interés<br />

tradicional este nombramiento de los interreyes,<br />

durando este celo miéntras la Constitucion no con<br />

cedía á los plebeyos participacion en su eleccion (2).<br />

Pero entónces, no sólo se conformaban con este arreglo<br />

temporal, sino que parecían resueltos perpetuarle,<br />

hasta que el Sellado se viese obligado á recurrir<br />

á un jefe irresponsable.. Los nobles se sostuvieron,<br />

sin embargo , con más energía que de<br />

ordinario, y hasta tomaron la resolucion de prender'<br />

(1) Ciceron, ad Qu.. Fr., II1; 9: «Ego quiesco.»<br />

(2) Tito-Livio, IV, 43: Coge patricios tribuni prohibebant.»-


185<br />

á uno de los tribunos, Q. Pompeyo Rufo, nieto de<br />

Sila, cuya hostilidad era muy violenta. Para dar este<br />

golpe de audacia, tuvieron la habilidad de emplear<br />

el brazo del mismo triumviro. Faltando los cónsules<br />

y pretores, los tribunos, que desde la derogacion de<br />

los decretos de Sila habían usurpado constantemente<br />

las funciones de otros magistrados, se apoderaron<br />

casi por completo del manejo de los negocios<br />

de la ciudad, hasta tal punto de que el mismo Pompeyo<br />

se ofendió de sus insolentes usurpaciones. La<br />

ausencia de sus colegas y la ruptura de los lazos<br />

particulares que le unían á César (1), daban más<br />

libertad á las preocupaciones aristocráticas de su juventud.<br />

Ya meditaba la conveniencia de volver á sus<br />

antiguas alianzas, cuando de este modo consintió en<br />

hacerse el instrumento del Senado pera castigar la<br />

dictadura tribunicia (2).<br />

Pompeyo interviene al fln y se elijen los cónsules.—Acechaba<br />

Pompeyo la ocasion de ofrecer su<br />

mediacion desinteresada, é intervino al fin para llevar<br />

el asunto á una conclusion, comprometiendo á<br />

sus amigos á que cediesen y consintiesen en la<br />

eleccion de los cónsules (3). Ya habían desaparecido<br />

(1) Pompeyo estaba tanto más libre para obrar en esta<br />

ocasion sin contar con César, cuanto que acababa de prestarle<br />

una de sus legiones proconsulares. Gé3ar, Bell. Gal., VI, 1;<br />

Dion, XL, 55; Plutarco (César, 25), dice dos, pero es un<br />

error.<br />

(2) Semejante Tiolacion de la persona sagrada del tribuno<br />

debió ser, sin embargo, un acto de flagrante ilegalidad, y en<br />

vano tratamos de buscar una explicacion más ámplia de las,<br />

circunstancias. Dion refiere el hecho, XL, 45.<br />

(3) Plutarco, Pomp., 54 alósa0EIT ¿Tw.EXiien Dion, XL, 46.<br />

Este escritor se engaña, diciendo que se ofreció á Pompeyo la<br />

dictadura; se propuso la oferta por Luceyo Hirro, uno de los<br />

tribunos, pero nunca se trató formalmente la cuestion. Entre<br />

otras sugestiones de los tribunos, hay que contar la vuelta al


las causas ostensibles del retraso de esta operacion,<br />

y una vez desembarazado el terreno, no convenía tí<br />

un hombre tan cuidadoso de las formas, preparar<br />

la fundacion de un nuevo edificio. La informacion<br />

secreta que acordó el Senado sobre la conducta de<br />

los diferentes candidatos se había diferido con varios<br />

pretextos. hasta que el público dejó de interesarse<br />

en su prosecucioll; los competidores se presentaban<br />

con la cabeza erguida ante el pueblo<br />

cuyos votos pedían; Ciceron mismo había pedido y<br />

obtenido la absolucion de Emilio Scauro; el perjuirio<br />

y la corrupcion levantaban trunfalmente la cabeza,<br />

pudiendo esperarse con razon que ningun hombre<br />

público sería condenado jamás, como no fuese acusado<br />

de asesinato (1). La eleccion recayó Cn. Domicio<br />

Calvino y M. Valerio Mesala, que entraron al fin<br />

en funciones el sétimo mes del afilo (2).<br />

Conviccion general de la necesidad de un dictador.-----Aún<br />

cuando se detuvo el golpe de este modo<br />

por algun tiempo, sin embargo, enmedio de estas<br />

disensiones, ganaba rápidamente terreno una opinion:<br />

la de que los negocios tendían irresistiblemente<br />

á la creacion de un dictador. Los poderes del Estado<br />

no podían vivir dentro de este antagonismo y<br />

de esta perpétua colision de unos con otros, y la solidez<br />

de los materiales que lo componían, estaba sometida<br />

á una prueba demasiado ruda. El sincero patriotismo<br />

y la unidad de miras, únicosque habían<br />

gobierno de los tribunos militares, un consejo de muchos<br />

miembros. Esto fui tal vez lo que inclinó á Pompeya o á tomar<br />

el partido del Senado.<br />

(1) Esta fu,(5 la observacion del mismo Ciceron al principio<br />

de estas operaciones.<br />

(2) Dion, XL, 45.


- 187<br />

preservado en realidad la máquina gubernamental<br />

en los tiempos antiguos, y no un arreglo ficticio ch<br />

fuerzas y funciones, habían desaparecido entónces<br />

por completo, bajo la incesante presion á que al presente<br />

se hallaban sometidos. La Constitucion de la<br />

república sentía la necesidad de una renovacion<br />

orgánica; no podía equilibrarse el poder exorbitante<br />

de los individuos, sino confiriendo una.<br />

parte correspondiente de importancia política á la<br />

riqueza y á la inteligencia de una clase inferior.<br />

Probablemente era necesario, para garantir la libertad<br />

de las asambleas y de las elecciones, el establecimiento<br />

de una policía militar permanente, como<br />

despees la mantuvieron en Roma los emperadores;<br />

sin embargo, se corría el riesgo, casi inevitable, de<br />

que la mano á quien se confiara esta fuerza estableciera<br />

una dominaCion monárquica.<br />

Solamente se retrasa esta medida por el recuerdo<br />

de las proscripciones de Sila.--¿Qué era pues lo que<br />

retrasaba todavía este desenlace tan inminente al<br />

parecer? Parece que Ciceron y los políticos más moderados<br />

que éste representaba, hubieran aprobado<br />

el nombramiento temporal de un dictador, segun la<br />

antigua política tradicional del Estado, al ménos<br />

como un mal necesario, y que hasta temían locamento<br />

el peligro de que este mal no se hiciese perpétuo.<br />

Los caballeros y demás miembros de la clase<br />

media esperaban, sin duda, que la energía de un<br />

jefe irresponsable se traduciría en medidas para<br />

la elevacion de su órden. La multitud, inclinada<br />

siempre á aplaudir un cambio extraordinario, no tenía<br />

hacia un dictador la preocupacion que acostumbraba<br />

á inspirar cuando era el instrumento de los patricios<br />

para contener la insolencia de los tribunos. Hasta


nobles hubieran podido recordar que la última<br />

dictadura había sido obra de sus manos, y que todas<br />

sus medidas habían sido propicias á su engrandecimiento.<br />

Por inconstante que se hubiese mostrado<br />

Pompeyo por su causa, era siempre el pupilo, el partidario,<br />

el admirador de Sila, el heredero de su fama,<br />

de su ejército y de su carrera política. Ademas, la<br />

prudente modestia con que se había conducido durante<br />

muchos años, le había dado la reputacion, por<br />

inmerecida que pudiese ser, de hombre de disposiciones<br />

templadas Y humanas, y del cual podía esperarse<br />

que usaría del poder absoluto con dulzura, y<br />

tal vez sin derramar sangre. La oposicion á este<br />

nombramiento partió, sin embargo, principalmente<br />

de los nobles, porque las proscripciones de Sila y de<br />

Mario habían hecho una impresion indeleble en los<br />

espíritus de la generacion siguiente. Todavía los<br />

veían pasar ante su vista como un sueno sangriento,<br />

y el nombre de dictador iba indisolublemente unido<br />

á la idea de horrores espantosos (1). La vida de<br />

un ciudadano era todavía sagrada á los ojos de los<br />

conquistadores y de los verdugos del mundo. Aparte<br />

de ésto, ¿podía Pompeyo poseer la autoridad en<br />

un Estado donde un César era súbdito? A ménos que<br />

uno no fuese asesinado, el otro debía caer; el asesi--:<br />

nato seguiría al asesinato y la revolucion engendraría<br />

la revolucion. Una vez abierta la puerta á<br />

la violencia, no se cerraría ya nunca ante los torrentes<br />

de sangre que por ella atrávesarían, y por<br />

tanto, se veían obligados á reconocer que no era la<br />

cuestion el nombramiento de un dictador temporal,,<br />

sino de una série de tiranos.<br />

(1) Dion, XL, 45.


- 189<br />

Egoismo y ceguedad de la oligarquia.—E1 peso de<br />

estos sentimientos y razones se aumentaba con el<br />

de la masa de voluptuoso egoismo que, sin consideracion<br />

alguna de consecuencias ulteriores, se negaba<br />

á abandonar ó disminuir sus goces por el mandato<br />

de un reformador social. Ninguna aristocracia finé<br />

tan miope en la crisis de sus destinos, corno el patriciado,<br />

en otro tiempo glorioso, de Roma. Se asió<br />

desesperadamente á sus privilegios, no por respeto<br />

apasionado á su antigüedad, ó por sus lazos con preocupaciones<br />

sociales ó religiosas, ni invocaba tampoco<br />

las consignas especiosas de patriotismo, filosofía<br />

ó utilidad, sino que se atrincheró en los decretos<br />

dados por Sila para aumentar su riqueza y su poder<br />

y rebajar á sus rivales, y los disputó palmo á palmo<br />

á sus agresores. Sin política y sin jefes, adelantaban<br />

los nobles con vacilacion en su ciego conflicto<br />

con las fuerzas armadas contra ellos, y no atreviéndose<br />

Pompeyo á franquear el único paso que le<br />

separaba del puesto que ambicionaba, lo dejó todo<br />

en suspenso y en confusion. La fuerza de las circunstancias<br />

había arrojado á sus piés el premio del<br />

combate, y lo contemplaba y suspiraba cerca de él,<br />

pero no se bajaba para le-vanterlo.<br />

El nombramiento de cónsules no restablece la tranquilidad.—E1<br />

nombramiento de los cónsules no produjo<br />

el efecto de restablecer el órden público. Es<br />

cierto que el Senado promulgó un decreto, ostensiblemente<br />

de gran importancia, que prohibía á los<br />

cónsules y á los pretores aceptar el gobierno de<br />

una provincia antes del quinto afro desde el término<br />

de su cargo en la ciudad (1); y tal vez se esperaba<br />

(1) Dion, XL, 45.


--- 190<br />

Lile esta limitacion abatiría materialmente el ardor<br />

Efe los candidatos. Es cierto que la ley fué al pare-<br />

( er realmente beneficiosa, y como tal 1'116 juiciosamente<br />

puesta de nuevo en vigor por Augusto (1);<br />

embargo, esta fué la única medida reformadora<br />

que pudo tomarse. Los cónsules y el Senado se vistieron<br />

públicamente de luto (2) cuando vieron, que,<br />

como en anos anteriores, era imposible efectuar la<br />

eleccion de magistrados ordinarios. Entre los diversos<br />

candidatos, Milon aspiraba al consulado, y Clodio<br />

á la pretera, haciendo más que nunca imposible<br />

toda decision, la violencia del uno y el espíritu intrigante<br />

del otro. El nuevo año se inauguró como el<br />

precedente con un interregno, y se hizo notable muy<br />

pronto por un crimen flagrante, que trajo tras de si<br />

una prolongada série de consecuencias. Paseaba<br />

Milon por la vía Apia, á mediados de Enero, (702 de<br />

Ja C.; 52 ántes de J. C.), yendo acompañado en su<br />

coche por su mujer, escoltado por muchos servidores,<br />

y seguido, segun su costumbre, de cierto número<br />

de gladiadores. El objeto de su paseo, al ménos<br />

ostensiblemente, era pacífico, puesto que iba á cumplir<br />

una de las ceremonias peculiares á su dictadura<br />

municipal de Lanuvio. A algunas millas de la ciudad<br />

se encontró á Clodio, que iba á caballo acompañado<br />

de unos cuantos hombres armados, siendo adoptadas<br />

muy á menudo estas formas de viajar para mayor seguridad,<br />

aun en las cercanías de Roma. Las vidas de<br />

}os hombres que se hallaban en la posicion de Milon<br />

y de Clodio lo estaban, sin embargo, siempre al<br />

abrigo de una violencia repentina, y su marcha con<br />

(1) Ilion, LIII, 14.<br />

(2) Don, XL, 46.


191<br />

escoltas militares no podía probar que tuviesen siniestros<br />

designios, ni que el encuentro fuese premeditado<br />

por ninguno de los dos. Ciceron, en su defensa<br />

de Milon, da mucha importancia á la naturaleza<br />

de su séquito, que presenta como prueba de que su<br />

cliente no tenía la intencion de preparar una celada<br />

á su adversario, mientras que por otra parte<br />

trata de lanzar sobre Clodio una sospecha de esta.<br />

naturaleza.<br />

Disputa entre Clodio y 3filon:-21fuerte de Clodio.—Sea<br />

lo que quiera, el caso es que se entabló<br />

una disputa entre los servidores de ambas partes;<br />

hubo golpes, y el mismo Clodio, herido en la confusion,<br />

buscó su refugio en una posada situada cerca<br />

del camino. Milon estaba ébrio de furor, y una vez<br />

empezada la violencia, resolvió llevarla hasta le último<br />

extremo; atacó la casa, sacó al enemigo del sitio<br />

en que se ocultaba, y le hizo matar. El cuerpo<br />

quedó tendido en el camino, hasta que pasó un<br />

amigo y le trasladó á Roma, donde los partidarios<br />

de la víctima le expusieron al pueblo que se enfureció<br />

á su vista.<br />

Insurreccion e' incendio en la ciulad.—Estalló una<br />

insurreccion, siendo extraidos de la curia donde<br />

generalmente se reunía el Senado, los bancos, los<br />

libros y papeles, y arrojados al fuego, rodeando la<br />

hoguera revolucionaria una parte del foro (1). Fueron<br />

atacadas las casas de Milon y del interrey M.<br />

(1) Dion, XL, 49; Apiano, Bell. Gal., II, 21, Asconius,<br />

arg. in Milon: «Quo igne et ipsa quoque curia fiagravit, et<br />

itero Porcia basílica, que erat et adjuncta, ambusta est.» El<br />

incendio de la Curia Hostilia y de los edificios próximos, allanó<br />

el terreno para las mejoras introducidas despues por César.<br />

Hubo otro gran incendio en el año 705 en la parte occidental<br />

del Foro. Orosio, VI, 13.


192<br />

Lépido: pero los agresores fueron recibidos con<br />

sangre fria y resolucion, y rechazados con pérdidas.<br />

Era tal el clamoreo popular contra el asesino, que<br />

éste no se atrevió á someterse á un proceso; y se<br />

preparaba á desterrarse expontáneamente, pero sus<br />

amigos le apoyaron, y la violencia de Clodio hizo cambiaralgo<br />

la opinion en favor de Milon (1), sabiéndose<br />

ademas que la mayoría de los tribunos era favorable<br />

su partido. Se le exhortó, pues, á que permaneciese<br />

en la ciudad y ensayase el efecto de la corrupcion<br />

en grande escala, distribuyendo regalos entre<br />

los ciudadanos más pobres (2). Pero se sucedían<br />

las asonadas unas á otras, y el populacho se negaba<br />

á escuchar las excusas que presentaba el culpable para<br />

defenderse. Privado el .Senado de su miembro<br />

ejecutivo, veía desafiada su autoridad por ambos partidos,<br />

que ni podía conciliarse, ni hacer comparecer<br />

juntos ante un tribunal imparcial.<br />

Comision nombrada _para el proceso de ifilon. Se<br />

pone en manos de Pompeyo la esencia de la dictadura.<br />

El Senado adop tó el medio de nombrar una comision,<br />

compuesta del interrey, de los tribunos, y de<br />

Pompeyo, y les confió el cargo solemne de proveer á<br />

la seguridad del Estado. Sp permitió á Pompeyo que<br />

levantase fuerzas militares para intimidar á la plebe<br />

turbulenta, y se puso en sus manos la esencial de<br />

la dictadura; en . efecto , ¿qué autoridad quedaba<br />

á sus colegas contra el jefe de un ejército colocado<br />

á las puertas de la ciudad, y hasta en el foro? Sin<br />

embargo, se omitió el título todavía, y secretas in-<br />

(1) Asconins, Reit. Gal., 11, 21: «Ineendium curiae majorem<br />

aliquanto indignationem, civitatis moverat quam Clodii<br />

coedes.»<br />

(2) Apiano, Bel!. civ., II, 22


193<br />

trigas lograron aplazar el deseo favorito de Pompeyo,<br />

que áun esta vez vaciló en pedirle. César había<br />

llegado en este momento á Lucca y observaba con<br />

atencion la crisis (1). Su proximidad estimuló de<br />

nuevo los esfuerzos de sus partidarios, cuyos votos<br />

le colmaron de honores en reconocimiento de sus<br />

últimas victorias. Teniéndole cerca de sí, sabía el<br />

Senado, no sólo que no se había resentido por la eleyacion<br />

de su adversario á una dictadura armada,<br />

sino que tampoco reclamaba para una participacion<br />

en la dignidad consular. Por consiguiente, hallaron<br />

los nobles, con la mediacion de Caton y Bibulo, un<br />

término medio para conciliar las pretensiones rivales<br />

de los envidiosos aliados, negando la dictadura<br />

Pompeyo, pero decretando su nombramiento como<br />

único cónsul (2).<br />

Se nombra Pompeyo único cónsul. (A. 702; de<br />

la C. 52 antes de .J. C.)—Tambien Pompeyo estaba<br />

ausente de la ciudad, pero no se exigió la aparieion<br />

en público del candidato, ni se pidieron los votos á<br />

las tribus; y hasta es dudoso que se observase ninguna<br />

de las formalidades prescritas para la eleccion<br />

popular.<br />

Proceso de<br />

intimidacion de sms abogados. --<br />

La causa principal de estas irregularidades fué el proceso<br />

de Milon, pues se necesitaban medidas extraor-<br />

(1) César, Bell. (sal., VI, al final: «Ibi cognoscit de Clodii<br />

cede.»<br />

(2) Dion, XL, 50: T(1) ,c-,7r2-zEcav. 6)7:E..« ur3t-zzjt--<br />

-:-.topx ccú-c()v ?Ex0-Ti\,(.21, /.,z1 p.6n) 7E, (¿ ,dx 1(27:77p Tj ":,q) auvápb,<br />

.¿¿)yr.lc. Apiano, Bell. Cat., 1I, 23; I-"lutarco, Pornp., 54; ito--<br />

Livio,<br />

CVII: «Cneius Pompeius a senatu consul tertuim<br />

facturn est, absens et solus, quod nulli alai umquam contigit.»<br />

Para coronar esta serie de irregularidades, conviene recordar<br />

¿rue era al mismo tempo procónsul.<br />

MERIVALE.-TOMO II.


----- 194 —<br />

din-arias para hacer eficaz un procedimiento judicial<br />

en caso semejante. La reputacion del acusado<br />

v la influencia que ejercía, se combinaban con<br />

los alardes de desprecio á las leyes que aparentaban<br />

sus enemigos, quitando toda esperanza de<br />

una decision justa. Convenía al papel de un magistrado<br />

enérgico reprimir por lo ménos la violencia,<br />

y con este objeto, no vaciló el cónsul en ocupar con<br />

tropas las avenidas del foro, y hasta los pórticos y<br />

escaleras de los templos (1) : espectáculo hasta entónces<br />

sin precedente para los Romanos. Al levantarse<br />

Ciceron para defender al criminal, fué acogido<br />

con tales gritos y amenazas por parte del populacho<br />

que estuvo á punto de renunciar á toda tentativa<br />

de defensa, siendo muy poco á propósitos para<br />

tranquilizarle, por demasiado nuevo y alarmante,<br />

el aspecto marcial de las precauciones del cónsul.<br />

Dijo, pues, su discurso lo más pronto que pudo,<br />

desconcertado y sin energía, perdiendo la causa su<br />

cliente, que fué condenado á destierro (2).<br />

Milon marcha al destierro. Discurso de eicerou<br />

(1) Plutareo, Cíe., 34; Scol. Bol). in Afilon, pág. 276. Lucano<br />

1, 319:<br />

«Quis castr.1 timenti<br />

N gscit mista foro, gladii cum triste minantes<br />

Judicium insolita trepidum cinere corona.»<br />

(2) Segun un nuevo decreto de Pompeyo, se escogieron los'<br />

jueces por suerte en número de 81, reduciéndose este número<br />

por recusaciones de ambas partes, á 51. Las votaciones fueron<br />

del modo siguiente: votaron doce senadores por la condenacion,<br />

y seis por la absolucion; caballeros, trece por la condenacion<br />

y cuatro por la absolucion; tribunos del tesoro, trece<br />

por la condenacion y tres por la absolucion. Asconio, página<br />

54. Inmediatamente despues de esta condenacion sobre la<br />

acusacion, de vi, fué acusado Milon de ambitus y condenado<br />

en su ausencia. Tambien fué acusado de sodalitiis, de conspiracion,<br />

y condenado por tercera vez.


195 —<br />

Pro Milone. Al retirarse á su casa, fué cuando comprendió<br />

Ciceron la gloriosa ocasion que había perdido,<br />

y se puso á escribir la magnífica peroracion<br />

que ha llegado hasta nosotros como la defensa<br />

de Milon (1). El orador había hecho una magnífica<br />

declamacion, y su vanidad le movió á remitírsela<br />

á su cliente á Marsella. El desterrado la leyó, y<br />

respondió que se tenía por dichoso de que no se hu-<br />

Mera pronunciado un discurso tan convincente, pues<br />

de lo contrario, decía, «no disfrutaría ahora de las<br />

deliciosas mulas de este país»; réplica que pudo<br />

pasar para Ciceron como una broma de buen género,<br />

pero que, segun observa Dion, maliciosamente, debe<br />

entenderse como un amargo sarcasmo hacia la timidez<br />

del orador en el foro y su vanidad en el gabinete<br />

(2).<br />

(1) Dion, XL, 54. Zp¿`/C) 700 1 1)C1rVEpCP, ZU1 ZCZT P3C &va0apalics7T17:ypt9z.<br />

El escritor de la Scltolia Bobiensia dice que en<br />

su época existía el discurso original: «Existit alias prwterea<br />

liber actorum pro Milone, in quo omnia interrupta et impolita<br />

et rudia, plena denique maximi temroris agnoscas.» Esta<br />

debe ser el acta del discurso inserto tal vez en las actas diurnas.<br />

Véase la disertacion de Leclerc, efourizaux Pu clics chezdes<br />

Romains,<br />

(2) Dion, XL,. 54.


CAPÍTULO XII.<br />

Sétima campaña de César en las Galias (702 de la C. ; 52 antes de<br />

J. C.)—Vercingctorix pacta una coalicion entre les Belgas y los Arverhos.—César<br />

toma á Genabun y Avaricum.—Política hábil y animosa<br />

de Vercingetorix.—Sitio de Gergovia.—Insurreccion da los Eduos.<br />

César se ve obligado á levantar el sitio; verifica su union con Labieno<br />

en Bélgica y se retira en direccion de la provincia.—Consigue una<br />

victoria y cerca al ejército galo.—Grandes operaciones delante de Alesia.—Triunfo<br />

de los Romanos y sumision de Vercingetorix.—Octava<br />

campaña de César (703 de la C.; 51 antes de J. C.)—Insurrecciones<br />

parciales en el Norte, Oeste y Centro de las Galias. --Toma de Uxelodallara.<br />

Concluye la conquista de la Galia..<br />

Política conciliadora de César respecto de los Estados<br />

conquistados en las Galias. Hemos visto que<br />

la muerte de Craso empezaba á producir sus frutos,<br />

consistentes en la mútila adversion que dividió á los<br />

miembros de la triple liga que sobrevivieron, y en<br />

que Pompeyo se aproximó de nuevo al partido de<br />

que por tanto tiempo había estado alejado. César había<br />

observado atentamente durante el invierno, desde<br />

su retiro de Lucca, este cambio en el juego de la política,<br />

precipitado tambien por los actos que siguieron<br />

z't la muerte de Clodio. El cónsul único había decido<br />

mantener la posicion de la oligarquía romana<br />

por medio de una gran leva en toda la exten-


— 197 —<br />

,sion. de Italia. Por órden del gran consejo de los<br />

nobles se formó en batalla toda la juventud de la península<br />

, y se hizo prestar juramentos á los Etruscos<br />

, Marsos , Samnitas, y Umbrianos de defender<br />

al Senado y al pueblo de Roma (1), ú las órdenes del<br />

nuevo Sila. Faltaba saber si los antiguos aliados de<br />

Mario serían origen de fuerza ó de debilidad para el<br />

enemigo que se había atrevido á pedir su apoyo. En<br />

estos momentos de una crisis tan interesante, podemos<br />

creer que no fué por ningun móvil patriótico,<br />

ni por riguroso sentimiento del deber, por lo que<br />

César se retiró una vez más del foco de la accion y<br />

de la intriga al oscuro destierro de una provincia<br />

lejana. Miéntras permaneciese desarmado al alcance<br />

de la ciudad, su seguridad personal estaba á merced<br />

de sus enemigos, y ménos sufrido, ménos duefio de<br />

sí mismo, hubiera podido dejarse arrastrar, en vista<br />

del giro desfavorable de las circunstancias, á tentar<br />

prematuramente la suerte de la guerra. Hubiera podido<br />

hacer un llamamiento repentino á sus legiones<br />

adictas; hubiera podido confiar en el generoso impulso<br />

de sus amigos en la ciudad, y áun hubiera podido<br />

arrastrar en pos de sí las últimas levas de<br />

Pompeyo, invocando los nombres de Mario, de Druso,<br />

de Pompedio y de Telesino; pero estos recursos<br />

no estaban desarrollados más que á medias ; los<br />

Galos continuaban hostiles y siempre indomables, y<br />

necesitaba acabar su conquistas, ántes de poder<br />

asociarlos á sus planes ulteriores, y hacerlos servir de<br />

instrumentos voluntarios en la carrera que medita-<br />

(1) Osar, Beli. Gal., VII, 1: «De Senatus-consulto certior<br />

lactus ut omnes juniores conjurarent,» ó conjurare es<br />

el término militar por sirrud „Pirare.


a. El procónsul consideraba entAnces la esplén:<br />

cuida comarca. sometida e onipletamente ;" su gobier-<br />

no, no como una gran provincia que había unido el<br />

imperio, sino inz'is bien colao lin Estado privado que<br />

tenía ve organizar para sus designios particulares,<br />

v así lo hizo. considerandola como el plantel de su<br />

ejército. creando en ella nuevas lep,'iones romanas,<br />

sin consideracion la autoridad dcl Senado, y sin recurrir<br />

al tesoro nacional. Con las mismas miras, estableció<br />

ú sus amigos y partidarios en el país conquistado,<br />

distribuyéndoles empleos permanentes en<br />

todo sil territorio, y produciendo, con el auxilio de<br />

estos a.c2'entes, mi desarrollo sisteml':tico de los recursos<br />

de la, nueva provincia. Trató las Estados<br />

vencidos y aliados con muellils atenciones, z't las<br />

cuales no estaban acostumbrados por parte de otros<br />

gobernadores, y otorgó privilegios sus ciudades<br />

fiele's, animando el comercio que ya florecía en el<br />

Mediodía, bajo su equitativa administracion.<br />

Di,epaçiciones favorables de las democracias galas<br />

l eespecto de ee'sar.—Debemos dejar para otra ocasion<br />

el ex finen más minucioso de la politica de César en<br />

la Galia, con sus principios y sus resultados, y baste<br />

por ahora indicar algo de la direccion que seguía.<br />

Su buen trato le grangeó fácilmente el afecto de los<br />

bárbaros, que solicitaban con ardor ser alistados en<br />

la «gews» Juliana (1). Las porciones de la comarca<br />

en que más se había alterado el antiguo régimen<br />

•••••■••••••••■•■■••..<br />

(1) Encontraremos en la historia posterior del imperio,.<br />

un Africano, un Agríe&a, un Clásico, un Floro, un Indo, un<br />

Sacrovir, un Sabino y algunos otros, todos de origen galo y<br />

que llevan el nombre de «gens» de Julio. Sin embargo, á<br />

Augusto debieron indudablemente muchas familias su introducion<br />

en la casa Julia, lo mismo que dió igual nombre á mu–<br />

chas de sus colonias, en honor de su padre adoptivo.


199<br />

aristocrático fueron las que se sometieran con ménos<br />

resistencia á la dorninacion romana,-y por todas partes<br />

donde el pueblo tenia intervencion en los negocios,<br />

se le vió generalmente dispuesto á aceptar MI<br />

yugo que les prometía seguridad personal, igualdad<br />

de cargas, y todos los favores enervantes que Roma<br />

prodigaba á sus súbditos obedientes. El período floreciente<br />

de la democracia gala había, sido rápido y<br />

sin gloria; por otra parte, los jefes eran, sobre todo,<br />

los que sufrían con impaciencia la conquista. Por todas<br />

partes donde esta clase gozaba de gran influencia,<br />

como en las nuevas y poco civilizadas sociedades<br />

de Bélgica, pudo sofocar el fuego de la insurrecciona<br />

pero no extinguirlo por completo. Por este indomable<br />

espíritu de resistencia á la conquista, no ménos que<br />

por su carácter reconocido por sus propios compatriotas,<br />

merecieron los Belgas el dictado de pueblo,<br />

el más belicoso de la Galia, que les dió César. Los sentimientos<br />

de tribu no se habían extinguido áun entre<br />

los Arvernos, y los valientes llamamientos de Vercingetorix<br />

consiguieron excitar las pasiones de las<br />

muchedumbres á despecho de los acuerdos de las<br />

asambleas, y del juicio más maduro de la misma<br />

n acion<br />

César prodiga los tesoros de la Galia, enriquece (¿<br />

szt,s partidarios y embellece la ciudad. La mano del<br />

procónsul cayó, sin embargo, con todo su peso sobre<br />

estas comarcas de la Galia, donde había sido<br />

vigorosa la resistencia y donde el yugo de la conquista<br />

fué sacudido con repetidas insurrecciones.<br />

Distribuyo sin remordimiento entre sus amigos y<br />

oficiales las tierras de los jefes, los adornos de las<br />

ciudades y los tesoros acumulados en los templos,<br />

y todo lo que pudo ocultar su insaciable avaricia


H<br />

lo reSen () pe la ostentar sus prodigalidades en Ro-<br />

'Int. comprar los nobles peso de oro y halagar á<br />

la multitud con beneficios públicos. Los triunviros<br />

habían competido en fausto y magníficencia para<br />

excitar los aplausos de la multitud, y César resolvió<br />

eclipsar el teatro de Pompeyo con edificios de<br />

mayor suntuosidad ó utilidad. Los despojos de los<br />

Galos se emplearon en adornar y ensanchar el foro.<br />

en el cual habían acampado sus victoriosos antepasados;<br />

y los restos de la basílica Juliana, por una<br />

parte, y los del edificio contemporáneo de Emilio,<br />

por otra, indican aún á los anticuarios los límites<br />

de este recinto -venerable (1).<br />

Embriaguez del pueblo de Roma con, las victorias de<br />

Cle`sar.—Estos magníficos y visibles resultados<br />

daban á losRomanos una completa idea de la grandeza<br />

de la obra que admiraban. Su historia no les<br />

recordaba nada parecido, sobre todo en sus céle-<br />

"ares relatos sobre las Crábas, que tan fecundas eras.<br />

para la, República en desastrosas derrotas y en victorias<br />

sin resultados.<br />

«Mario, decía el orador popular, contuvo el tor-<br />

Stacio. Sylv., I, 1, 29:<br />

«Ad laterum passus hinc Julia tecta tuentur<br />

111inc belligeri sublimis regia Paulii.»<br />

Ciceron (ad Att. IV, 16) dice que Oppio y él fueron encargados<br />

como amigos de César de comprar y desmontar un terreno<br />

al lado del Foro, lo que efectuaron en el precio de 60 millones<br />

de sextercios, derribando muchas casas particulares. La<br />

curia y la basílica Julia, que ocuparon una parte de este espacio,<br />

no fueron empezadas hasta ayunos años despues (véanse<br />

las tablas cronolpicas de Bunsen, Beschreibunq Roms). César<br />

dió órden al mismo tiempo 'de reedificar en mármol los Septa<br />

ó lugares de votar en el campo de Marte, y' rodearlos de una<br />

arcada de una milla de longitud. Ciceron, loc. cit. L. Emilio<br />

Paulo fué cuestor de Macedonia, pretor 701 de la C, y finalmente,<br />

cónsul, 704 de la C., con C. Marcelo.


— 201<br />

«rente de los Galos en Italia,pero no penetró nunca<br />

»en su morada, ni conquistó sus ciudades. César,<br />

»no sólo ha rechazado á los Galos, sino que los ha<br />

»conquistado. Los Alpes eran en otro tiempo la<br />

»barrera entre Italia y los bárbaros, pareciendo<br />

»como que los dioses ros habían colocado con este<br />

»objeto, pues ellos solos protegieron á Roma á tra-<br />

•vés de los peligros de su infancia. Hoy que se<br />

»humillan y desean la bienvenida, Roma, nada<br />

»tiene que temer en adelante de sus enemigos des-<br />

»de los Alpes al Océano J).<br />

Los Galos se lisonjean con la esperanza de recobrar<br />

su independencia. Sin embargo, miéntras que Ciceron<br />

prodigaba así sus más bellas flores retóricas,<br />

los Galos, por su parte, creyeron que su causa estaba<br />

en vísperas de triunfar. Habían oido hablar de<br />

la confusion que reinaba en Roma, de las levas de<br />

la juventud de Italia y de la inminencia aparente<br />

de una guerra civil, con lo cual se persuadieron de<br />

que César estaba retenido al otro lado de los Alpes<br />

por la urgencia de los negocios públicos (2). Espera.<br />

han que Roma los olvidaría, al ménos por un momento,<br />

y resolvieron sacar el mejor partido posible<br />

de un corto reposo que podría no volver á presentarse.<br />

Quedaban diez legiones en su país , pero<br />

César estaba ausente, y decían los Galos que los<br />

había conquistado el general y no su ejército. El<br />

procónsul había hecho ántes el ensayo de dispersar<br />

sus fuerzas en una gran extension del territorio, y<br />

había experimentado grandes pérdidas. Aquel in-<br />

(1) Ciceron, de Prov. Coas., 13, 14.<br />

(2) César, Bell. Gal., VII, 1: «Addunt ipsi et aftingunt nimoribus<br />

Galli quocl res poscere videbatur, retíneri urbano<br />

motu CIrsarem.»


202,<br />

-viera° las concentro rri:s; pero no intimidadas las<br />

tribus por la presencia inmediata de los soldados<br />

romanos, pudieron llevar adelante sus intrigas con<br />

oís seguridad, y logra,ron organizar una nueva insurreccion<br />

general, al paso que César se vela obligado<br />

á fiarse en la fidelidad de los Eduos y de los<br />

Arvernos, para la trasmision de sus correos y de sus<br />

despachos entre los cuarteles generales de su ejército<br />

y su residencia de invierno del lado acá de los<br />

Alpes. Es cierto que los Galos confiaban en cortarle<br />

el paso cuando volviera solo ó con una pequeña<br />

escolta (A. 702 de la 0., 52 entes de J. C.); pero las<br />

levas que hacía Pompeyo en Italia por órden del<br />

Senado, le proporcionaban una excusa para aumentar<br />

sus propios armamentos, y empleó el tiempo<br />

de su ausencia de la Galia en reunir tropas para<br />

la nueva campaba que preveía (1).<br />

Los Galos forman una oran confederacion bajo el<br />

mando de Verebuctoriv.—La ejecucion de Accon suministraba<br />

un motivo palpitante de queja para las<br />

secretas reuniones convocadas por los jefes galos<br />

en sus alejados retiros (2), para convenir. en planes<br />

de insurreccion. Repartiéronse los cargos mtituamente,<br />

y se preguntaban quién osaría, dar el primer<br />

golpe en un asunto que á todos interesaba<br />

igualmente. Se hicieron promesas de reconocimiento<br />

y de recompensas nacionales al primer Estado<br />

que se levantara en armas, y los Carnutos aceptaron<br />

el puesto de honor, exigiendo solamente que<br />

los demás se comprometieran, con un juramento de<br />

(1) César, Beil. Gal., VII, 4.<br />

(2) Idem, «Indictis inter se príncipes Galim concilds<br />

sylvestribus ac remotis locis.»


203<br />

solemnidad extraordinaria, á unirse á la empresa,<br />

porque sus conciliábulos eran demasiado breves y<br />

secretos para admitir la precaucion ordinaria de un<br />

cambio de rehenes de su mútua buena fé (1).<br />

César describe á los jefes de los Carnutós, Cotuato<br />

y Conetoduno como hombres de carácter<br />

violento y desesperado; y lo cierto es que lanzaron<br />

á su pueblo 'á la guerra con más vehemencia<br />

que reflexion. El primer choque de los bárbaros fué<br />

repentino é irresistible, arrojándose sobre los colonos<br />

romanos de Genabum, que se entregaban á<br />

su tráfico habitual de prestamistas , y matándolos<br />

á todos.<br />

Todavía fué más importante la defeccion de los<br />

Arvernos, que fueron excitados á armarse por<br />

Vercingetorix , hijo del ambicioso Celtillo, que<br />

había muerto pocos años entes por haber aspirado<br />

á la soberanía (2). Expulsado de Gergovia, capital<br />

de los Arvernos, vagaba el jóven guerrero por las<br />

comarcas montañosas del Cantal y del Puy de Dome<br />

, que fuel on hasta entonces los atrincheramientos<br />

rMs fuertes de la independencia de los Galos.<br />

Entusiasmaba á jóvenes y ancianos con su generosa<br />

elocuencia, hasta el punto de arrastrarlos á<br />

expulsar á la vez, al Gobierno que se oponía al movimiento,<br />

y á conceder á su campeou el título de<br />

(1) Idem, Vil, 2: «Quoniam in prwsentia de obsidibus<br />

inter se ca yere non possint, ne res efferatur.»<br />

(2) César, Bell. Gal., VII, 4. Cingetorix, Ver;ingetorix y<br />

otros nombres galos. pueden descomponerse tal vez en muchas<br />

palabras célticas, y el compuesto en todos los casos, puede ser<br />

una denominacion oficial, como capitan, general. generalísimo,<br />

(Thierry, Gaulois, III, 86). Del mismo modo el nombre Arminio<br />

puede ser el aleman Heermann ó general. Pero Heermann<br />

(Hermann) es un nombre bien conocido, y lo mismo puede haber<br />

sido con estas denominaciones célticas.


204 —<br />

rey. En un instante se unieron en un solo clamor<br />

de desafi.i) al opresor los Senones, los Parisios, los<br />

Pictones, los Cadurcios, los Turones, los Aulercios,<br />

los Lemovicios y los Audios, todas las tribus del<br />

Sena medio y del Loira inferior, aclamando unáni<br />

mente Vercingetorix como su único jefe y sometiéndose<br />

á las levas de hombres, de dinero y de armas<br />

que á t dos impuso. Vercingetorix conocía<br />

bien al pueblo que iba á guiar; sabía que el valor<br />

militar se inflamaba y se extinguía en él como por<br />

accesos, mezcla extraiga de bravura y de cobardía,<br />

y fundó su mando en el terror y en la severidad.<br />

Toda apariencia de debilidad hacia la causa cornun.<br />

fué castigada con el fuego y los tormentos, y el<br />

menor castigo que imponía para las faltas leves,<br />

era la pérdida de un ojo ó de una oreja (1).<br />

Eneryia y decision, de Cesar.—Era de temer que<br />

á la traicion de los Arvern.os, que hasta entónces<br />

habían sido fieles, siguiese la de los Eduos, pues<br />

estaba en manos de estos últimos el cerrar el único<br />

camino por donde podia César comunicar con su<br />

ejército. Hacia este punto dirigió primeramente<br />

sus armas el jefe galo, y necesitó el procónsul de<br />

toda su decision y ligereza para desbaratar su proyecto.<br />

Ocurría esto en el rigor del invierno (2)<br />

(1) Bajo el régimen napoleónico en Francia, fué tambien<br />

necesaria la mayor severidad para levantar y mantener reunido<br />

un ejército que estaba en campaña lleno de abnegacion<br />

y entusiasmo.<br />

(2) A consecuencia de la confusion del calendario romano<br />

en esta.época, la cual se explicará despees, las calendas de<br />

Enero para el A. 702 de la C. caían el 23 de Noviembre del año<br />

anterior, segun el verdadero cálculo (Ideler, Chronologie. II,<br />

116). Pompeyo subió al consulado V. Kal. Mart., ó el 25 de<br />

Febrero (Asconius, in Milon), correspondiente á mediados de<br />

Enero.


205<br />

Los Cevennes, que alcanzan su mayor elevaeion<br />

en el punto en que forman la frontera comun<br />

de la provincia y del territorio de Arverna, estaban<br />

cubiertas de nie e, y se consideraban en esta estacion<br />

como una barrera insuperable (1); pero César,<br />

que acababa de pasar los Alpes, no era hombre<br />

que retrocediese ante una muralla ménos formidable<br />

(e), y los atravesó con las tropas que llevaba<br />

consigo, y que estaban formadas de las últimas levas<br />

(3). Con este movimiento distrajo la atencion<br />

de Vercingetorix, que se ocupaba entónces en solicitar<br />

la alianza de algunos Estados vecinos, y le<br />

obligó á volver rápidamente en defensa de sus compatriotas<br />

atemorizados. César dejó á Décimo Bruto<br />

enuna posicion segura para que hostigase y distrajese<br />

al enemigo, miéntras él se apresuraba á retroceder,<br />

atravesando las montañas hasta Vienne,<br />

capital de la provincia, reuniendo en ella algunas<br />

tropas auxiliares y dirigiéndose á través del país<br />

de los Eduos hacia los cuarteles de sus legiones,<br />

situados en el país de los Lingones (4).<br />

Esta era la época de la vuelta de César á las Galias. «Cum<br />

jam ille urbanas res virtute Cn. Pompeii conmodiorem in statum<br />

pervenisse intelligeret.» (Bell. Gal,., VII, 6).<br />

(i) Véase Plutarco, César, 25. Lucano se refiere evidentemente<br />

á esta hlzaña cuando describe los Cevennes como montañas<br />

siempre nevadas:<br />

«Qua montibus ardua summis<br />

Gens habitat cana pendentes rupe Gebennas.»<br />

(2) Silius (IV, 745), dice de Anibal pasando los Apeninos:<br />

«Prior extingui labique videtur<br />

Gloria, post Alpes si stetur montibus ullis.»<br />

(3) César -VII, 8: «Discussa vive sex in altitudinem pcdum<br />

atque ita patefactis summo labore ad fines Arvernorum<br />

per vena »<br />

(4) César, 13e11. Gal., VII, 9: «In Lingones contendit ubi duce


206<br />

Llega á los cuarteles de 82/ ty'errcitc, le conduce al'<br />

país de los Carnulos y toma et Genabum.—Con esfuerzos<br />

extraordinarios y rápidos movimientos , más<br />

propios con frecuencia para aterrar al enemigo.<br />

que los más brillantes hechos de armas, se colocó<br />

de nuevo César á la cabeza de sus fuerzas reunidas<br />

de los acantonamientos diseminados, en número<br />

considerable. El jefe de la confederacion gala, todavía<br />

manchado de sangre de las matanzas de Ge<br />

nabum, amenazaba á Gergovia, capital de los Boyos,<br />

pueblo que era un resto, como ántes hemos dicho,<br />

de la emigracion helvética, y que había sido<br />

establecido por César en este distrito, colocándole<br />

bajo la proteccion de los Eduos. Atacarle, era conmover<br />

de hecho la fidelidad de la nacion más poderosa,<br />

á la que se procuraba atraer por el peligro<br />

de sus clientes á la defeccion general de la causa<br />

de Roma. Apremiado por evitar este peligro, se lanzó<br />

César en defensa de los Boyos, aun cuando la<br />

estacion y la escasez de provisiones ofrecía sérias<br />

dificultades al movimiento de un ejército. Su primer<br />

objeto fué marchar sobre Genabum, debiendo<br />

interceptar con la toma de esta plaza las comunicaciones<br />

entre los Estados del Norte y los del Sur de<br />

la confederacion, al mismo tiempo que esperaba, con<br />

legiones hiernabaut.» El. sitio, segun podernos presumir, era<br />

la estacion roman 1. de Andematunum, despues Lingones, y ahora<br />

Langres. Esta ciudad está, situldl sobre una colina croe se<br />

eleva en pina llanura central, y que se dice es la más elevada<br />

de Francia; tal vez puede identificarse con la estacion á que<br />

alude Lucano (I, 397):<br />

«eastraque quee Vogesi curvam super ardua rupem<br />

Pugnares pictis cohibebant Lingonas armis.»<br />

Las colinas donde nacen el Marne, el Meuse y el Saona, se<br />

comprendían con el nombre genérico de Vogesus.


207<br />

razon, que el primer rumor de su ataque alejaría á<br />

Vercingetorix del sitio de Gergovia (1). Con su rapidez<br />

habitual, llegó cerca de las murallas antes que<br />

los defensores tuvieran noticia de su movimiento,<br />

no retrasándose el asalto proyectado sino por lo<br />

avanzado de la hora de su llegada. Pero consternados<br />

los Galos que la guarnecíon por la inesperada<br />

aparicion de su vigilante enemigo, se prepararon<br />

á evacuar la ciudad por el fuerte que tenía sobre •<br />

el Loire. Al saber que estaban próximos á escaparse,<br />

condujo César enseguida sus soldados al asalto<br />

de los muros, pegó fuego á las puertas y entró fácilmente,<br />

pues no encontró resistencia. La muchedumbre<br />

de fugitivos fué toda hecha prisionera,<br />

casi sin combate, á causa de la oscuridad de la noche<br />

y de la estrechez del puente. Los esfuerzos de<br />

la soldadesca pedían un premio para el soldado, al<br />

mismo tiempo que la traicion de los habitantes<br />

daba pretexto bastante, ó al ménos plausible, y César<br />

entregó la plaza al fuego y al hierro, distribuyéndose<br />

todo el producto del saqueo entre los vencedores.<br />

Vercingetorix exhorta á los Galos á que varíen<br />

SU plan de campa27,a.—E1 procónsul pasó acto continuo<br />

el Loire y entró en el país de los Biturigos.<br />

Allí tomó una fortaleza llamada Noviodunum, derrotó<br />

un destacamento de caballería arverna, principalmente<br />

por el valor de la caballería germana<br />

(1) Genabum ó Genabus es la moderna Orleans. La Gergovia<br />

de los Bosges debe distinguirse de la Gergovia de los Arvernos,<br />

y no hay medio de determinar su situacion; pero se<br />

sabe que los Boyos residían en una parte de territorio eduo<br />

entre el Loire y el Allier, distrito del actual Borbons, pudiendo<br />

haber sido Moulins su capital.


20S<br />

que tenía á sueldo, y procedió al sitio de Avaricum,<br />

capital de la tribu , plaza de gran importancia y<br />

muy fuerte, conocida hoy con el nombre de Bourges<br />

(1). Sin desanimarse Vercingetorix con estos<br />

desastres sucesivos, comprendió entónces la necesidad<br />

de cambiar el plan de operaciones en que<br />

habían confiado ciegamente sus compatriotas por<br />

tanto tiempo. Les aseguró que el desenlace fatal<br />

de todos los encuentros entre los Galos y los Romanos,<br />

no podía achacarse á su valor; que no había<br />

murallas que pudiesen resistir á la habilidad de<br />

los Romanos como ingenieros, y que ningun ejército<br />

podía hacerles frente victoriosamente en campo<br />

abierto con tales armas y tal disciplina; pero les<br />

hizo recordar que durante el invierno, y al principio<br />

de la primavera, no suministraría víveres al<br />

enemigo el terreno que pisaba, y que lo que convenía<br />

era dispersar sus fuerzas en los pueblos y fortalezas,<br />

apoderAndose para su subsistencia de las<br />

provisiones en ellos almacenadas. Opinó, pues, que<br />

no se debía volver á desafiarle en campo raso; que<br />

se le persiguiese en detalle en todas partes donde<br />

buscase la subsistencia, y sobre todo que se destruyesen<br />

las ciudades, que le servían de almacenes, por<br />

mano de sus mismos habitantes. Este modo de resistir<br />

debía producir la pronta y vergonzosa reti<br />

rada del enemigo, y con ella la restauracion de la<br />

libertad en la Galia central, y en todos los demás<br />

1) Como en otras muchas ciudades galas, se cambió el<br />

nombre original en el del pueblo, es decir Biturigcs, de aquí<br />

Bourges, y el nombre de la provincia Berry. La historia de<br />

este cambio de nombres, que con tanta frecuencia se encuentra<br />

en la geografía gala, constituye por sí misma un curioso<br />

asunto, que tal vez teadremos ocasion de explióar más á<br />

fondo.


209<br />

Estados que tuvieran el valor de hacer estos sacrificios<br />

(1).<br />

Consienten e21 destruir sus ciudades, pero acuerdan,<br />

conservar cá Avaricia/t.—Reunido el consejo de los<br />

Estados galos, asintió valerosamente á esta proposicion,<br />

destruyéndose en un dia veinte fortalezas<br />

de los Biturigos, y ejecutándose la misma devastacion<br />

en toda la extension del territorio de los<br />

aliados. Pero cuando se puso á discusion la suerte<br />

de Avaricum para saber si se la defendería ó destruiría,<br />

no pudieron contenerse los Biturigos, y<br />

arrojándose sus diputados á los pié de los Galos<br />

reunidos, pidieron con gritos que movían á conmineracion<br />

que se preservase su hermosa ciudad,<br />

que consideraban como inexpugnable. Los jefes se<br />

compadecieron; Vercingetorix se resistió al principio<br />

enérgicamente á estas súplicas, pero cuando los<br />

demás jefes cedieron, acabó por ceder á su vez al<br />

clamor general, consintiendo en que se conservase<br />

la plaza, y destinó una fuerte guarnicion para<br />

su defensa.<br />

Toma de A varicum por los Romanos. Laposicion<br />

de Avaricum era admirable para la defensa, pues<br />

se elevaba sobre una colina, permitiendo sólo una<br />

pequeña altura situada entre un rio y un pantano<br />

aproximarse á ella (2). Estas ventajas naturales se<br />

hablan perfeccionado por el arte, y entónces se<br />

ocupaba una guarnicion decidida en fortificar las<br />

defensas dentro de los muros. Los esfuerzos combinados<br />

de las legiones romanas se dedicaron á,<br />

levantar en torno de ellos líneas de circunvalacion,<br />

(1) César, Reit. Gal., VII, 20.<br />

(2) ¡dem, ibid., Vil, 17; Dion, XL,<br />

M -1-7' .R 1 VALE.-.~•.TOMO II.


— 2o --<br />

ill i Intra,s que la fuerza principal de la liga de los<br />

Galos vigilaba estas operaciones é interceptaba las<br />

provisiones destinadas al campamento por los Boyos<br />

y los Eduos. Mientras que los Biturigos eran<br />

rudamente estrechados dentro de su ciudad por las<br />

mI riquinas que los ingenieros romanos dirigían.<br />

contra, sus‘muros, las fuerzas del procónsul estaban<br />

fatigadas con los trabajos del sitio, y la escasez<br />

de provisiones. César es pródigo de alabanzas<br />

al hablar del valor con que sus soldados soportaban<br />

las privaciones, rehusando levantar el sitio, y sufriendo<br />

con paciencia las enojosas operaciones de<br />

un bloqueo, cuando despues de conducidos al ataque<br />

del ejército enemigo, tuvieron que renunciar<br />

al ataque de sus fuertes posiciones, y volver á entrar<br />

en sus líneas. La habilidad de los sitiadores,<br />

triunfó por fin del valor de sus defensores. Se<br />

aproximaron torres á las murallas en varios puntos,<br />

y se construyeron atrincheramientos contra<br />

los que fueron ineficaces los proyectiles inflamados<br />

de los sitiados. Por último, fué rechazada una desesperada<br />

salida, empezando entónces á flaquear la<br />

constancia de los Biturigos; y aprovechándose César<br />

de un momento de descuido en la vigilancia de<br />

las murallas, formó sus legiones en batalla detrás<br />

de sus obras, y las lanzó de repente contra los muros<br />

opuestos (1). Los Romanos se apoderaron de lo<br />

alto de las murallas que abandonaron sus defensores<br />

sin resistencia, reuniéndose, sin embargo, en el<br />

centro de la ciudad,con muy poco órden, por el<br />

aceleramiento consiguiente, y se entabló un com-<br />

(1) César, Bell. Gal., Vil: 27


211<br />

bate sangriento. Los dos partidos eran numerosos,<br />

y como los acometedores arman en deseos de ven_ -<br />

gar la matanza de sus compatriotas en Genal,Jum,<br />

no dieron cuartel. Los Galos fueron desechos y exterminados;<br />

muertos sin piedad sus hios j y mujeres,<br />

y la gran ciudad central de la Galia cayó en<br />

manos de los conquistadores, sin que quedas. e un<br />

solo cautivo para su triunfo (1).<br />

Vercingetorio reanima el valor de los Galos. La<br />

influencia del campeon de la indepencia de los Galos<br />

no disminuyó por este desastre, sino que por<br />

el contrario, se aumentó, pues pudo contestar que<br />

la defensa de Avaricum había contrariado la política<br />

que recomendaba con tanto ardor, y á la que<br />

se habían opuesto en este caso solamente los aliados.<br />

Ensefió entónces á sus partidarios á defenderse,<br />

despues de haber abandonado sus fortalezas re -<br />

gulares, por medio de obras transitorias, práctica<br />

romana que los Galos no habían adoptado ántes.<br />

Por otra parte, no estaba desanimado el resto de<br />

las tribus: llegaban muchos refuerzos, á pesar de<br />

las grandes pérdidas que había experimentado su<br />

causa; completábanse las filas de los confederados<br />

con nuevas levas, y los Romanos encontraron á sus<br />

enemigos no manos formidables que ántes en fuerzas<br />

efectivas, y bastante más en experiencia y confianza.<br />

Conducta vacilante de los Eduos y discordias entre<br />

ellos: intervencion de Osar. Hasta entónces habían<br />

obrado los Eduos con mucha indecision, habiendo<br />

rehusado su auxilio á los Biturigos cuando este pueblo<br />

infortunado solicitó su proteccion para poder<br />

(1) César, Bell. Gal., V1I, 22-28.


' 12 --<br />

permanecer tiel It, los Romanos. Esta negativa, velada<br />

con un fiad pretexto, arrojó z't los Biturigos en<br />

brazos .de los confederados. El ataque de Vercingetorix<br />

contra los Boyos había tenido por objeto obli-<br />

gar Z<br />

rJ los<br />

Eduos á, declarar sus sentimientos, pero la<br />

repentina diversion de César al Norte distrajo al<br />

enemigo y les libertó de esta presion. El procónsul<br />

se quejaba. por otra parte, de que los víveres y las.<br />

municiones que pedía llegaban al campo con lentitud,<br />

hasta que la torna de Avaricum suministró abundantes<br />

recursos. Los jefes de los Eduos vacilaban<br />

en medio de divisiones interiores, y al verificar, á<br />

principio de la primavera la eleccion anual de un<br />

vergobret llegaron á su colmo estas disensiones.<br />

Miéntras que una parte de los jefes trataba de imponer<br />

por fuerza en el cargo á un noble llamado<br />

Cotus, el cual, como hermano del último juez estaba<br />

excluido por la ley, los sacerdotes, á la cabeza<br />

del partido dominante, escogieron un jóven distinguido,<br />

llamado en la version romana, por su nombre<br />

Galo, Convictolitans. Los candidatos rivales<br />

apelaron á, César, y se sometieron á su decision; y<br />

éste, que consideraba probablemente al partido popular<br />

como más favorable á su política, confirmó<br />

por consiguiente el nombramiento hecho por este<br />

partido (1). Despues de este acto de intervencion<br />

amistosa, pidió su recompensa y requirió á la nacion<br />

para que cooperase vigorosamente con él, y le pro-<br />

- porcionase un contingente de diez mil hombres.<br />

(I) Hay alguna oscuridad en la relacion que hace César de<br />

este asunto (VII, 33): «Intermissis magistratibus,» se refieren<br />

segun entiendo con Hoffman, á la ley segun la cual no podían<br />

sucederse uno á otro dos individuos de la misma familia<br />

en la magistratura romana.


* 213 ----<br />

César penetra en el país de los Arvernos y pone<br />

-sitio á Gergovia.—Despues de imponer su voluntad<br />

á sus clientes, dividió César las fuerzas romanas en<br />

dos ejércitos. Puso cuatro legiones al mando de Labieno,<br />

al cual encargó que estableciese sus cuarteles<br />

en el país de los Senones, y que desde aquí mantuviese<br />

en la obediencia á los Estados centrales: con<br />

las otras seis pasó el Loire y el Allier, con intencion<br />

de dirigirse hacia Gergovia de los . Arvernos. Su vigilante<br />

enemigo estaba en guardia. Vercingetorix<br />

había cortado los puentes y guardaba los vados del<br />

último de estos ríos. Si era igual la energía de ambos<br />

jefes, era superior la habilidad del romano, y<br />

con un movimiento fingido distrajo la atencion de<br />

su adversario y compuso rápidamente los puentes.<br />

Había siempre en el campo de César trabajadores<br />

y herramientas, y debió muchos de sus triunfos á<br />

la habilidad de sus ingenieros. Trasladó su ejército<br />

al otro lado del Allier con su rapidez habitual, y<br />

sorprendido Vercingetorix al ver envuelto de repente<br />

su flanco, se negó con prudencia y firmeza<br />

á aceptar un combate general. César se puso en<br />

marcha por la orilla izquierda del Allier hacia. Gergovia,<br />

miéntras el enemigo se retiraba delante de él<br />

con no menor firmerza (1). A los cinco dias llegó<br />

delante de sus murallas, pero no pudo ménos de<br />

(1) Se supone que Gergovia de los Arvernos es una colina.<br />

á orillas del Allier, á dos millas de la moierna Clermont en<br />

Auvernia. Los Romanos olvidaron al parecer á Gergovia, y fundaron<br />

la ciudad vecina, á la que dieron el nombre de Augustonemetnm.<br />

La ciudad romana fué conocida despues de esto<br />

como eivitas Aroernorum, Arvernes en la Edad Media, y dessm,run<br />

la s'tuacion de su castillo, Clarus Mons, Clermont.<br />

V. de Auville (Nolice de la Golde) en la palabra: Mur).uert,<br />

I, 131.


-- 21 1 —<br />

asombrarse al encontrar una plaza demasiado fuerte<br />

por su posrcion y fortificaciones para ser tornada<br />

por asalto. Siéndole imposible poner un sitio en<br />

regla hasta que se reuniesen y llegasen al campo las<br />

provisiones necesarias para las tropas, se contentó<br />

por el momento con un ataque afortunado á una importante<br />

posicion próxima, que tomó con un acertado<br />

y audaz movimiento ejecutado por la noche (1).<br />

En este intervalo, Convictolitans, Vergobree (especie<br />

de dictador) de los Eduos, resolvió abandonar al patrono<br />

á quien debía su nombramiento, y lanzar á su<br />

País á una guerra contra los Romanos.<br />

Los Edmos se sublevan, matan á los residentes romanos,<br />

se someten y son perdonados. El jefe eduo<br />

tomó sus medidas con Litavico, comandante de las<br />

levas que la nacion había consentido enviar á César,<br />

fraguó, un plan para engañar á los soldados, y<br />

precipitar ciegamente al pueblo en la insurreccion.<br />

A la mitad de la jornada, hizo Litavico detener repentinamente<br />

á sus tropas; y hombres á quienes<br />

había dado sus instrucciones, vinieron á anunciarle<br />

que el procónsul había hecho pasar á cuchillo á los<br />

rehenes eduos, y reservaba la misma suerte á las<br />

tropas que en aquel momento iban á caer en sus<br />

redes (2). La estratagema tuvo buen éxito; é indignados<br />

los Eduos, mataron á todos los Romanos que<br />

hallaron á su. alcance, y Litavico trasmitió estas<br />

noticias á Bibracta calculadascon- para in-<br />

flamar las pasiones de la nacion, uniendo irrevocablemente<br />

el pueblo á, la causa de los Galos. Siguió á<br />

esto una matanza de los residentes romanos, coma,<br />

1.11■•1111■••■•••••■....11•IMW.B•10■•■•••••••■•••■■■■<br />

(1) César, Beti. Gal,, Vil, 3-I-3G.<br />

(2) ídem ibid,


215<br />

preliminar ordinario de una sublevacion. En aquellos<br />

momentos, los Eduos que se encontraban en el<br />

campo del procónsul, aquellos mismos que se suponía<br />

asesinados por él, tramaban su ruina. La debilidad<br />

de uno de los conspiradores reveló el peligro, y César<br />

marcha hacia adelante con su decision habitual<br />

al encuentro de las tropas de Litavico, cuando<br />

éstas esperaban todavía órdenes de Bibracta. En<br />

lugar de atacarlos y aniquilarlos por la fuerza de las<br />

armas, les mostró á sus compatriotas, cuyo supuesto<br />

asesinato les había excitado á la insurrecciona y Litavico,<br />

sorprendido y aterrado, se entregó á merced<br />

del procónsul. Los soldados desconocieron la autoridad<br />

de su general: éste censuró los actos de su gobierno,<br />

y todos se apresuraron á defenderse á sí mismos<br />

y á presentar las más humillantes protestas de<br />

sumision para el porvenir (1) . César se vió obligado<br />

á contentarse con esto, pues era demasiado importante<br />

la alianza de los Eduos para permitirle la venganza<br />

ó el justo castigo del asesinato de sus compatriotas.<br />

Condujo el contingente de Litavico á su<br />

campo, delante de Gergovia, donde era necesaria su<br />

presencia para animar el valor de la division que<br />

había dejado detrás, y que despees de haber rechazado<br />

un ataque de Vercingetorix, se preparaba á<br />

otro.<br />

Combate ante los muros de Gergovia.—Derrota de<br />

Oe'sar—A pesar de este triunfé, se amontonaban al<br />

pa,racer densas nubes en torno de la posicion de<br />

César. No ignoraba éste que los Eduos meditaban<br />

tambien un levantamiento, tanto más, cuanto que no<br />

podían persuadirse de que persistiese en su clemen-<br />

(1) César, Reit. Gal., VII, 38-44.


2 ;<br />

cla pasado el peligro.'enea la llave del camino que<br />

conducía á Agendicum. y la, situacion de sus tropas.<br />

separadas de este modo por una gran extension de<br />

país hostil, era, eminentemente precaria. Apresuróse,<br />

pues, á avanzar sobre Gergovia, aunque sin esperan-<br />

zas de obligar al jefe galo á una batalla, ó de hacer<br />

mella notable en el centro de la confederacion, y sin<br />

cuidarse más que de llevar z't cabo algun brillante<br />

hecho de armas y retirar sus fuerzas hacia el Norte:<br />

evitando de este modo la apariencia de una derrota<br />

(1). Vercingetorix había colocado su ejército á<br />

la mitad de la pendiente de la colina en cuya cima<br />

se hallaba situada la ciudad, y había imitado tambien<br />

el arte de sus enemigos, rodeando su posicion<br />

de fortificaciones que le permitían no combatir.<br />

habiéndose apoderado tarnbien de algunas colinas<br />

próximas, desde donde dominaba el campo romano<br />

en todas direcciones. Después de algunas escaramu<br />

zas entre la caballería de ambas partes, consiguió<br />

César una ventaja momentánea engallando al enemigo<br />

con un falso movimiento con el cual le atrajo<br />

á distancia de su campamento; y avanzando el grueso<br />

de las fuerzas romanas atrevidamente á, las alturas,<br />

se encontró, asombrado y casi sin aliento, al pié<br />

de los muros de la ciudad. Ante esta aparicion repentina<br />

se vieron poseidos de pánico los Galos de<br />

dentro, levantándose en lapoblacion desarmada<br />

el clamor de que se iban á repetir las escenas de<br />

Avaricum, y se vió á, las mujeres arrojar sus adornos<br />

y tesoros por encima de las murallas y hasta las<br />

hubo que se lanzaron en brazos de las asaltantes esperando<br />

obtener gracia con su precipitada sumision.<br />

(1) César, Boli. (;(71., VII, 38-44,


217<br />

Satisfecho César con esto del resultado de la jornada.<br />

dió órden de retirarse, pues no tenía intencion de<br />

atacar sériamente á Gergovia, que no esperaba tomar,<br />

ni mucho ménos conservarla áun cuando la tomase;<br />

pero el ardor de sus soldados le había llevado<br />

demasiado léjos, y la rápida vuelta del ejército galo<br />

le puso entre dos enemigos. Sin los prodigiosos esfuerzos<br />

de la última legion mandada por César mismo,<br />

que atacó la retaguardia y los flaficos de Vercingetorix,<br />

hubieran sido aplastados entre los muros<br />

de piedra y fuerzas superiores. El combate fué largo<br />

y dudoso; las divisiones de ambos ejércitos parecían<br />

mezcladas unas con otras de un modo confuso; la lucha<br />

desigual de ginetes con infantes, de soldados<br />

armados á la ligera con soldados completamente armados,<br />

combatiendo uno desde arriba y otro desde<br />

abajo, uno detrás de un muro ó un seto, con otro á<br />

cuerpo descubierto, todo contribuía á hacer inseguro<br />

el resultado y producir rápidas fluctuaciones. El<br />

general romano logró por último sacar sus tropas de<br />

este aprieto con precipitacion mal disimulada, y<br />

fueron tantas sus pérdidas y tal su desaliento, que<br />

solamente por cubrir las apariencias retardó César dos<br />

dias su retirada. Los Galos se entregaron á la embriaguez<br />

de un triunfo que soprepujaba á sus más<br />

sanguinarias esperanzas, y hasta los mismos escritores<br />

romanos lo mencionan como uno de los casos en<br />

que fué batido el ilustre héroe (1). El mismo César<br />

apénas lo menciona, y seguramente su derrota no era<br />

(1) Suetonio, eT/e/., 25: «Per tot sucessus ter nec arnplius<br />

adversum casum expertu3: in Britannia classc vi tempestatis<br />

prope absumta; et in Gallia in Gergoviam legione fusa; et<br />

Germanorurn finibus Titurio et Am nculeio legatis per insidias<br />

e,cesis »


— 18<br />

ni tan grande ni de tal carácter que le perjudicase<br />

gravemente en otras circunstancias que en las que<br />

se encontraba actualmente (1).<br />

César se 2.etira á suts' cuarteles de _Re'lgica.—Este<br />

simple retraso de dos dias creaba sin embargo un<br />

sério obs'úáculo á la marcha de César. Vacilantes,<br />

insconstantes y fatigados corno se encontraban los<br />

Eduos por las intrigas y ruegos de Convictolitans y<br />

Litavico, cedieron al fin á sus razones á la noticia<br />

del desastre de sus aliados. Su primitiva indecision,<br />

se convirtió en febril actividad, y no conoció limites<br />

el entusiasmo del pueblo, demostrándolo, no<br />

con el sacrificio de aldeas ó ciudades tan miserables<br />

como las entregadas al fuego por los Biturigos, sino<br />

con el de la misma Noviodunum, segunda ciudad de<br />

su rico y floreciente país, su mercado, centro de comunicaciones,<br />

al macen y arsenal de los extranjeros<br />

cuya causa abandonaban (2). Su primer acto fué asesi'<br />

nar los Romanos residentes ó traficantes en la ciudad,<br />

demoliendo despues el puente sobre elLoire hacia<br />

el cual sabían que se dirigía César, y despues consumaron<br />

aquel terrible acto de patriotismo y l de<br />

abnegacion. César había levantado el campo delante<br />

de Gergovia, y pasando á la orilla derecha del<br />

Allier, entró en el país de los Boyos, casi tan aniqui-<br />

(1) César, VII, 52, 53, Ilion (XL, 36) .adopta el mismo punto<br />

de vista, C€sar cuida de mencionar que obtuvo ventajas en<br />

dos combates de caballería ántes de abandonar sus cuarteles.<br />

Orosio dice, por otra parte, que perdió gran parte de su ejército,<br />

lo que seguramente no es cierto (Orosius, VI, 11). Este autor<br />

está seguramente mal informado, y confunde á Genabum<br />

con Avaricum, y Gergovia con Alesia. Floro (III, 10) comete el.<br />

mismo error.<br />

(2) Noviodunum, la moderna Nevers•


- 219 —<br />

lado y estéril como el de los Biturigos en la orilla<br />

izquierda, y atravesó la zona de tierra que separaba<br />

los lechos paralelos del Allier y del Loira, llegando<br />

delante de Noviodunum á tiempo de oir el último<br />

crujido del puente que se hundía, y de ver<br />

elevarse triunfalmente al otro lacro las llamas devoradoras.<br />

El ejército estaba fatigado por una marcha<br />

tan rápida, , casi sin víveres, los ríos crecidos<br />

con el primer deshielo de las nieves y los vados impracticables;<br />

y delante, un pueblo poderoso, preparado<br />

mucho tiempo ántes como era sabldo, para la<br />

rebelion, y dando la primera señal de su defeccion<br />

armada con el incendio. En la alternativa de vol-<br />

. ver hacia el Sur ó retirarse á la provincia, pesaban<br />

muchas consideraciones. Los caminos estaban<br />

en muy mal estado, y el paso de las Cevennes costaría<br />

macho tiempo, y ademas de la vergüenza de<br />

volver la cara al enemigo, dejaba á Labieno en un<br />

gran peligro. En esta situacion no dudó ni un momento,<br />

y como gastar un dia en echar un puente<br />

hubiera sido un retraso fatal, se buscó y encontró<br />

un sitio 'por donde podía vadearse el Loira, metiéndose<br />

en el agua hasta los sobacos, y llevando los soldados<br />

sus armas sobre la cabeza. Era muy rápida la<br />

corriente, y para contrarestarla, se puso la caballería<br />

por la parte de arriba para que protegiera á la<br />

infantería que pasaba más abajo. Si los Hduos hubieran<br />

aprovechado la ocasion, hubieran podido defender<br />

la orilla contra las Romanos con grandes ventajas;<br />

pero César lo arrollaba todo delante de sí con<br />

el terror que inspiraba su nombre. Entónces se proveyó<br />

de víveres en las cercanías de Noviodunum, y<br />

desde aquí continuó su marcha sin ser inquietado<br />

hasta el punto en que verificó su union con su


— -20 —<br />

1u1arteniente, que avanzaba por órden suya á su<br />

Pncuentro desde Agendicum (1).<br />

Operaciones afortunadas de Labieno.—Esta bien<br />

combinada operacion reanimó el abatido valor de las<br />

legiones romanas. Las fuerzas de Labieno se habían<br />

comprometido en una campaña contra los Parisios<br />

y algunos Estados vecinos, y su triunfo había sido<br />

dudoso al principio, pues el entusiasmo de los Galos<br />

lanzaba continuamente nuevos ejércitos al campo<br />

de batalla; cada dia llegaban noticias de nuevas defecciones,<br />

y- el resultado del sitio de Gergovia, se comunicó<br />

rápidamente á las tribus del Norte, sabiéndose<br />

al mismo tiempo la sublevacion de los Eduos.<br />

Se cría generalmente que burlado el invasor, había<br />

vuelto la espalda á la Galia y se apresuraba á buscar<br />

un refugio en la Provenza, y esta acumulacion de<br />

triunfos había inspirado á los adversarios de Labieno<br />

una excesiva presuncion. No tenían un jefe prudente<br />

y experimentado como Vercingetorix que los<br />

guiase, y su rey Camologeno, no se hallaba en estado<br />

de dominar su ardor por una batalla inmediata, y una<br />

vez en campo raso y hombre á hombre, consiguieron<br />

los Romanos una completa victoria: triunfo que compensó<br />

todos los desastres que hasta entónces habían<br />

señalado su campaña (2). Entónces pudo recibir Labieno<br />

á su general con tropas orgullosas de su victoria,<br />

enriquecidas con el botin, en cuarteles en que<br />

abundaban las provisiones, y en el centro de una<br />

(t) César, Bell. Gal., VII, 55, 56. Agendieum se sunone generalmente<br />

que es la moderna Seas. Véase de Auville, Mannert,<br />

Walckenaer. Un ensayo en las Memoires de la Societé<br />

des antiquités de France (II, 397) sostiene la opinion de los<br />

primeros eritieos en favor de Províns.<br />

(2) César, Red. Gal., VII, 57-(52.


221.<br />

comarca donde la hidra de la insurreccion yacía<br />

aturdida y aplastada. Desde entónces, fué cuando el<br />

lugarteniente empezó á querer medirse con su general<br />

y á murmurar secretamente de servir como<br />

segundo á un jefe cuya desglacia había convertido<br />

en triunfo, segun se alababa.<br />

Grandes preparativos por ambas partes. La tranquilidad<br />

así consolidada en el Norte temporalmente,<br />

proporcionó en verdad un reposo muy imposrtante<br />

para los planes del procónsul. Reunía entónces sus<br />

diez legiones, cuyo efectivo no había disminuido<br />

mucho con los reveses experimentados hasta entónces,<br />

pero su caballería había sufrido mucho, y no<br />

tenía posibilidad de sacar reclutas de la provincia.<br />

Volvió la vista á la Germania, y la promesa de una<br />

paga y del botin atrajo á sus banderas muchas bandas<br />

de ginetes con los infantes que combatían generalmente<br />

á su lado. Los caballos de los Germanos<br />

eran inferiores á los de la Galia, y César no vaciló<br />

en desmontar él y sus oficiales, para proporcionarles<br />

mejores corceles (1). Entretanto recibían los confederados<br />

á los Eduos con los brazos abiertos en su<br />

alianza, y por mucha desconfianza que estuviesen<br />

dispuestos á mantener respecto de un pueblo que,<br />

empezando por engañar á sus compatriotas, había<br />

continuado haciéndolo más de una vez, debia disiparse<br />

toda sospecha ante la abnegacion que desplegaban<br />

ahora por la causa, en todos sus actos públicos.<br />

Habían renunciado á su pretension al predominio<br />

entre los Estados galos, abandonando á los bravos<br />

Arvernos el mando de los ejércitos combinados. Habien<br />

dose apoderado en Noviodunum de los rehenes<br />

.11) Usar, Bell. VE o


,„<br />

ga,i.os que allí conservaba César con una vigilancia<br />

honrosa, hicieron uso de ellos para confirmar la fidelidad<br />

de algunas tribus, y estimular á otras que<br />

vacilaban ; y manejaron con tanto éxito este elemento<br />

de fuerza, que cuando se reunió la asamblea<br />

general en Bibracta no hubo más que tres Estados,<br />

segun se dice, que no mandaron diputados; y fueron,<br />

los Remos, los 'Lingones y los Treviros. Los primeros<br />

habían sido fieles' siempre á los -Romanos; los<br />

segundos estaban dominados con la presencia ó proximidad<br />

de los ejércitos romanos, y los últimos habían<br />

sufrido mucho en las luchas anteriores; y como<br />

se les había dejado aislados sin el auxilio de los Estados<br />

de la Galia meridional, no querían entónces<br />

formar una liga con ellos (1).<br />

César se 9ietira de Bélgica á través de la provineia.—Miéntras<br />

que Vercingetorix se preparaba á,<br />

marchar al encuentro de César con fuerzas superiores,<br />

no descuidaba las medidas ulteriores. Envió<br />

una division de sus tropas á operar una diversion<br />

contra los Romanos en el Narbonés, mezclando la<br />

fuerza y la intriga en este caso; adoptó con los Alóbroges<br />

un proceder semejante, y aún cuando no<br />

pudo persuadirles á pie uniesen sus armas con las<br />

de él, tomaron medidas para defender los puntos<br />

en que el Ródano superior podía pasarse, • y para<br />

prevenir toda tentativa del procónsul para invadir<br />

nuevamente la Provenza en esta direccion (2). Presumían<br />

con razon el plan que adoptaría César obligado<br />

por las circunstancias. Era imposible que éste<br />

permaneciese en su posicion actual, habiendo per-<br />

(1) César, Bell. Cal., VII, 63, 64.<br />

(2) Idem, ibid., 65.


223<br />

dido todas las comunicaciones con el Sur; pero sus<br />

fuerzas reunidas eran formidables, tanto por el número<br />

como por el valor, y podía abrirse paso hacia<br />

la Provenza á pesar de toda resistencia. ¿Cuáles<br />

eran sus miras ulteriores?. Esto es lo que no<br />

nos indica; pero el caso es que detrás de sí no dejó<br />

guarnicion alguna, y sí solamente el terror de<br />

su nombre y el profundo desaliento inspirado por<br />

tantos triunfos. Emprendió su marcha sin precipitacion<br />

ni confusion, y buscando más bien que evitando<br />

el ataque del enemigo, pero abandonó el camino<br />

directo por el territorio de los Eduos, y ganó<br />

la orilla izquierda del Saona, esperando tal vez de<br />

los Secuanos una resistencia peor organizada y<br />

ménos eficaz.<br />

Se empeña una gran batalla: riesgo personal de<br />

Ce'sar.—Vercingetorix encontró al ejército romano<br />

en la alta . region del Saona superior, pero continuando<br />

todavía su antigua táctica , rehusó todo<br />

combate. Durante algunos días, sigui') sus movimientos<br />

á corta distancia, desconfiando tal vez del<br />

vigor de los Alóbroges para contener al enemigo<br />

sobre el Ródano, y tal vez del ardor demasiado ini<br />

petuoso de los jefes galos para ser dominado. En<br />

un momento funesto, temiendo él mismo que al fin<br />

se le escapase su enemigo, se dejó arrastrar por la<br />

orgullosa confianza en el carácter nacional, y dió<br />

la señal de la batalla (1). Nunca ciertamente se<br />

manifestó más alto el espíritu caballeresco de un<br />

pueblo. Los jefes se comprometieron con juramentos<br />

mútuos á no abandonar el campo de batalla sin<br />

atravesar dos veces á ca }.-gallo las líneas romanas.<br />

(1) César, Bell, Gal., VII 67.


- 21 --<br />

La caballería era lo que más faltaba los Romanos,<br />

y en lo que más confiaban los Galos, porque<br />

sus ginetes pertenecían á la clase rica y noble, me<br />

jor armados y equipados y con más espíritu guerrero<br />

que las muchedumbres que les seguían á pié<br />

al campo de batalla. César que se encontraba siempre<br />

en el sitio de más peligro, peleó este dia con la<br />

caballería, como en su gran batalla contra los<br />

Nervianos, donde cumplió con el deber del legionario;<br />

y estuvo un momento tan próximo á ser<br />

capturado, que le arrancaron la espáda de las manos,<br />

quedando en poder de sus enemigos (1). Los<br />

Arvernos la pusieron en uno de sus templos, siendo<br />

este seguramente el más noble de todos los trofeos<br />

militares.<br />

Derrota de los Galos. En este dia de desesperada<br />

lucha, se equilibraron perfectamente el ímpetu<br />

galo y la firmeza romana, pero un acertado movimiento<br />

de los escuadrones germanos detuvo la<br />

bulliciosa carga de la caballería gala, dando lugar<br />

á que los legionarios desplegasen sus líneas y<br />

cargasen á su vez. Las pesadas masas de la infantería<br />

bárbara no habían aprendido todavía á resistir<br />

este foz-midable choque. Creyéndose repentinamente<br />

envueltos, perdieron su presencia de ánimo,<br />

y rompiendo las filas, huyeron precipitadamente;<br />

pero previéndolo su jefe, les había preparado<br />

una retirada en tres campos atrincherados á sus<br />

espaldas, donde los Galos se rehicieron, pero solo<br />

por un momento; pues habiendo muerto ó quedado<br />

prisioneros muchos de sus jefes, se hizo cada vez<br />

mayor el pánico, viéndose obligado Vercingetorix<br />

(1) Pintare°, César, 26.


á abandonar la defensa de su posicion, y á conducir<br />

las muchedumbres fugitivas á la ciudad de<br />

Alesia. Aquí había, ademas del recinto de la plaza<br />

situada sobre la planicie de una colina muy elevada,<br />

un campamento fortificado que se había construido<br />

con todos los recursos del arte, para 80.000<br />

hombres (1).<br />

César resuelve audazmente atacar c los Galos ei¿<br />

campo trorticado de Alesna. lee este modo fracasó<br />

la temeraria tentativa de acorralar al leon en su<br />

caverna. Pero áun despues de la pérdida de la batalla,<br />

pudo sostener la causa, volviendo los Galos<br />

al sistema de hostigar al enemigo, en el cual<br />

habían perseverado siempre éstos salvo una excepcion,<br />

cm tanta constancia. Si sus grandes fuerzas<br />

se hubiesen dispersado ó puesto fuera del alcance<br />

inmediato de César, devastando el país en torno<br />

suyo, podemos presumir que no se hubiera aventurado<br />

éste á prolongar una guerra indecisa, bajo<br />

el peso de las circunstancias que le apremiaban<br />

ganar las fronteras romanas. La victoria conseguida<br />

últimamente hubiera sido infructuosa; pero el<br />

error fatal de reunir todo el ejército galo en<br />

mismo sitio, y tenerlo aquí como amarrado Igt<br />

poste, ofrecía al general romano la ocasion de una<br />

hazafla audaz y decisiva. Hay pocos hechos de armas<br />

tan rápidos y atrevidos como el llevado cabo<br />

entónces por César, retirándose y volviendo para<br />

atacar al enemigo y terminar la lucha de un golpe.<br />

César lo arriesgaba todo en aquel momento; los<br />

planes de conquista pensados y madurados en la<br />

(1) Beil. Gal., VII, 09. Se supow, que .Alesia es La moíie•na<br />

Alisa, al Oeste de D5-in. Mazmert, P, t7G.<br />

NI!‘:RIVALE.-TOMO


2-21; ---<br />

taiLl ; los desip bnios de engrandecimiento por tanto<br />

tiempo acariciados; su vida, su reputacion todo<br />

lo arriesgaba en esta terrible crisis; pues si entónces<br />

se retiraba á la Provenza, podría esperar á organizar<br />

una nueva invasion; otra serle de campapxlía<br />

devolverle la supremacía que acababa de<br />

perder al otro lado del Ródano; ó podía defar la tarea<br />

para que la terminase su sucesor, apresurándose<br />

á reponer su fortuna en Roma con algun acto<br />

popular de audacia. A pesar de todas estas consideraciones,<br />

vió la flor de las Galias presa por si<br />

misma en un solo campamento, como esperando su<br />

ataque. Calculó sus propias fuerzas, encontrándose<br />

á la cabeza del ejército más poderoso que jamás<br />

había mandado, y las reunió todas para un combate<br />

decisivo, con absoluta y justificada esperanza<br />

en el éxito capital.<br />

Bloquea al enemigo: exasveraciolt de los dos ejérciios.—Los<br />

preparativos de César para llevar á cabo<br />

con éxito su resolucion, se hicieron en proporcion<br />

con la magnitud de la empresa. Construyó una linea<br />

de circunvalácion en torno de todos los trabajos<br />

del enemigo, bloqueando así á un mismo tiempo<br />

el campamento y la ciudad, un ejército de 80.000<br />

hombres y la poblacion de la plaza, aumentada con<br />

una gran multitud de fugitivos. La embriaguez<br />

por sus últimos triunfos, y el despecho por sus recientes<br />

reveses; el gusto á la sangre adquirido en<br />

las carnicerías de Avaricum y de Genabun, el<br />

horror por la matanza de sus compatriotas, en Noviodunum<br />

y en Bibracta; todo lo que habían hecho<br />

y sufrido, se reunía para endurecer el alma de los<br />

legionarios, y despojar á soldados y oficiales de los<br />

sentimientos naturales de humanidad. Tambienlos


'Galos habían tenido sus momentos de triunfo y de<br />

,exasperacion, las mismas causas habían producido<br />

en ellos efectos no ménos terribles; los nervios de<br />

ambos partidos se hallaban en el grado máximo<br />

de tension, y ámbos estaban igualmente preparados<br />

á inferir ó á sufrir rigores extremos.<br />

Los Romanos vencen en, una esclramuza de caballería<br />

y mantienen el bloqueo. .Desesperacion, de los Galos.—Si<br />

con estos sentimientos se miraban ambos<br />

ejércitos desde sus parapetos, los incidentes del<br />

sitio aumentaban diariamente su ira. Compren-<br />

,diendo Vercingetorix la falta que había cometido,<br />

trató de romper las líneas romanas con su caballería;<br />

pero tambien en esta. ocasion los Germanos<br />

consiguieron la victoria , y rechazados. los Galos<br />

4con pérdidas á sus atrincheramientos, se vieron<br />

presa de un gran desaliento. Aumentóse la alarma<br />

de su jefe, que comprendió culn rapidarnente había<br />

de progresar la penuria en un ejército como el que<br />

se hallaba encerrado con él, y por esto no se atrevía<br />

á llevarlo al combate. Mandó una gran parte<br />

,de su caballería con el encargo de recorrer el país<br />

en todas direcciones y de intimar á las tribus y<br />

.ciudades que viniesen en su auxilio; pero esta<br />

operacion río podía producir resultado en el poco<br />

tiempo durante el cual Podía sostenerse en sus posiciones;<br />

y como las operaciones del enemigo se<br />

proseguían con mucha resolucion y decision, se hizo<br />

necesario rechazar la aproximacion del hambre<br />

con medidas extraordinarias. Les jefes galos estaban<br />

animados de la resolucion más desesperada;<br />

hasta se propuso deliberadamente la muerte de séres<br />

humanos para comerlos. Por entónces se rechazó<br />

este horrible consejo pero se adoptó otra alterna-


-228<br />

tiva tan b:irb Ira; la de expulsar de la ciudad y<br />

de los atrincheramientos toda la poblacion no<br />

militar que se había reunido dentro de las líneas;<br />

mujeres y niños, enfermos y ancianos. El general.<br />

romano fué inexorable é inaccesible, en este último<br />

combate á todo sentimiento humanitario, y ordenó<br />

que se rechazase á la desesperada multitud<br />

sobre sus compatriotas á pedradas y flechazos. Estas<br />

pobres -víctimas perecieron de hambre ó de las<br />

heridas recibidas entre los atrincheramientos de'<br />

sus amig y las filas compactas de sus enemigos<br />

(1).<br />

Los Romanos 802d, atacados por vetaguardia por lt2t<br />

ejeri•cito galo, pero lo rechazan, y dits.persan.—Sabiendo<br />

el general romano la llegada de socorros del<br />

enemigo, no sólo había completado una línea de'<br />

ci'l .ounvalacion enfrente de fortificaciones galas<br />

sino que se había atrincherado fuertemente á retaguardia.<br />

Los Estados confederados se apresuraron<br />

enviar refuerzos (¿ rt Vercingetorix, no esperaron<br />

el resultado tardío de una leva, general, que'<br />

hubiera necesitado mucho tiempo para armarse y<br />

equiparse, sino que proporcionó cada cual un contingente,<br />

con arreglo á sus recursos y medios. De.<br />

este modo se reunió un ejército numeroso alrededor<br />

del circuito de los atrincheramientos, romanos,<br />

y un rayo de esperanza brilló sobre los muros de<br />

Alesia, cuando se dió la señal de ataque simultáneo<br />

contra los invasores, desde el interior y exterior<br />

de sus lineas. Los Romanos habían provisto sus<br />

fol.tificaciones de todos los aparatos apropósit&<br />

ij) VII„ 7 8.


,2‘)) —<br />

rara la defensa, arte en que soln.Tsalian como en<br />

el del ataque. Estrechados por la gran superioridad*del<br />

número, y diseminados á lo largo de rneas<br />

de inmensa extension, su actividad y su ciencia<br />

suplieron todo lo que les faltaba, y aunque el peligro<br />

fué inminente, consiguieron rechazar todos<br />

los asaltos. Este conflicto le repitió todos los días,<br />

pero siempre con el mismo resultado. Los sitia-<br />

Aos, animados por la desesperacion , renovaban<br />

el ataque con vigor indomable; y los sitiadores,<br />

ya sea que se hallasen mal armados, ya que estuviesen<br />

mandados por generales mén ps prLcticos<br />

ó se encontrasen enervados por la posibilidad<br />

de la huida, cedieron ante las salidas de los romanos<br />

sitiados, y levantaron por último el campo, retirándose<br />

en desórden.<br />

Vereingetorix ofrece 8ae7Vica2 .3e por si& país.----<br />

Desde entónces fue inevitable el resultado del bloqueo<br />

primitivo. Ya no quedaba más que una alter-<br />

.nativa á los Galos; morir con las armas en la mano,<br />

ó entregarse á la venganza del enemigo exasperado.<br />

En tal estad se ofreció por último Vercingetorix<br />

á entregarse corno rescate de la sangre de la<br />

nacion gala, comprendiendo que si eran vencidos<br />

en batalla, no podían esperar los combatientes ni<br />

la paria gracia alguna, y que si capitulaban, áun<br />

que fuese en el último extremo, podrían arrancar<br />

tal vez algunas condiciones á la prudencia, ya que<br />

no á la clemencia del vencedor, creyendo que podría<br />

aplacarse el rencor del procónsul con un sacrificio<br />

magnánimo. Es cierto que no había sido una<br />

lucha entre dos naciones rivales, pues segun las<br />

máximas de la República, la confederacion de la<br />

alia había sido una conspiracion rebelde. El mismo


Vercinetorix se había algun tiempo humillado<br />

al poder del gobierno usurpador; era personalmente<br />

conocido (le César, había recibido de él favores,<br />

v estaba destinado para un escarmiento seña-<br />

-lado, tanto por lo que se consideraba como una.<br />

traicion, como Por su encarnizada hostilidad hacia<br />

Roma. Era una antigua supersticion en_ muchas<br />

naciones que el sacrificio voluntario del jefe era<br />

aceptado por los dioses como una expiacion por el<br />

pueblo; y Vercingetorix que había sido el principal<br />

instigador á la vez que el jefe mlís importante<br />

de la insuixeccion, reclamaba ahora el honor de<br />

ser su última víctima.<br />

Se entreq(1 eVear.—Los Galos se conmovieron<br />

ante la grandeza de alma de su héroe, y ántes de<br />

aceptar su magminimo ofrecimiento, enviaron una<br />

diputacion á César Para negociar los términos de<br />

una capitulacion, pero la respuesta fuó dura y de<br />

mal augurio. Exigió que se rindiesen los jefes, que<br />

se entregasen las armas, y que todo el ejército se<br />

sometiese discrecion al jefe romano. Con toda la<br />

valerosa alegría de su raza, se puso Vercingetorix<br />

su más explendida armadura, y montó en su mejor<br />

caballo. César había formado sus tropas al frente<br />

de sus líneas, y se sentó para recibir á su cautivo.<br />

El Galo mandó abrir las anchas puertas de su campamento,<br />

y se lanzó galope en el espacio que<br />

quedaba libre, en actitud de un guerrero cargando<br />

al enemigo, y al llegar cerca del asiento del procónsul,<br />

hizo girar con destreza á su caballo, y volviendo<br />

de nuevo al mismo sitio, saltó á tierra y depositó<br />

sus arm' as á los pies del vencedor. Todo el<br />

ejercito se conmovió y admiró, pero César yerma<br />

neció frío é impasible.


— 1:2 —<br />

Rigor de César y suerte cruel de Vereinyetoi<br />

El general romano había apagado ahora el foco de<br />

la resistencia, y cualquiera que fuese el tiempo necesario<br />

para su pacificacion, alejaban todo peligro<br />

la indulgencia y la severidad unidas. César calculaba<br />

todos sus movimientos, y en esta crisis de su<br />

fortuna no se dejó guiar por ningun impulso de<br />

magnanimidad impolítica. A fin de hacerse bien<br />

quisto al populacho romano, guardó al campeen de<br />

la Galia para que adornase su triunfo, y para calmar<br />

la avaricia de sus soldados, dió á cada uno de<br />

ellos un cautivo como esclavo. Todos los Arvernos<br />

y los Eduos que se encontraban entre ellos fuíJron<br />

puestos en libertad, con objeto de que sus compatriotas<br />

volviesen á su sumision. No sabemos que<br />

se castigase á, los demás jefes galos, y abrigamos la<br />

esperanza de que esta circunstancia que arroja una<br />

sombra siniestra sobre la reputacion de generosidad<br />

de César. quedó al pénos pura de la mancha que le<br />

hubiera impreso el espíritu de venganza. Queda,<br />

sin embargo, lo peor por decir. En el sitio donde el<br />

carro triunfal volvía á la izquierda para empezar<br />

la ascension de la colina del Capitolio, había otro<br />

camino que en direccion opuesta conducía, la, prision<br />

de Estado, abierta en la roca viva. Los nobles<br />

cautivos que habían seguido hasta entánces<br />

el carro del vencedor, eran sacados de la proeesion<br />

y muertos en el ,fatal calabozo, en el mismo<br />

momento en que el héroe entraba en el templo de<br />

Júpiter. Tal había, sido la costumbre de la República<br />

desde el tiempo de su barbarie original; la antigiiedad<br />

y tal vez la supersticion la habían consagrado,<br />

sin que la suavizase el progreso de la civilizacion;<br />

y de esta manera sufrió> muerte el


.1') • I<br />

bravo VercingetoriÑ, despues d1-. años de rechision<br />

ebd iones posteriores en al gunas ornar eco) de la<br />

Galia. Octava y 0,1tima C ln .paiia de Ce'tslar—La política<br />

de conciliacion adoptada, entrices por el procónsul<br />

respecto de los Arvernos y los Edi.ios, fué coronada<br />

:11 parecer del mis brillante éxito. La clase gober-<br />

Dante de estos Estados se había visto arrastrada zri<br />

S guerra contra su propia inclinacion y la elevaclon<br />

de Vercingetorix al mando spremo había<br />

sido origen de las mayores envidias entre los jefes<br />

de ambas tribus, por cuya razon se sometieron de<br />

buén grado, y hasta tal vez con alegría, al yugo de<br />

Roma. El espíritu de resistencia no se había, sin<br />

embargo extinguido del todo en otras partes de la<br />

Galia. Los gobiernos mejor organizados abandonaron<br />

ciertamente en su mayoría una lucha ruinosa<br />

y sin esperanzas. pero en todas partes, donde como<br />

entre los Caruntos, predominaba un solo jefe, y<br />

donde era omnipotente la autoridad de los druidas,<br />

las llamas ahogadas encontraron pábulo en tl seno<br />

de una poblacion agitada, y continuaron surgiendo<br />

(1) Don, XL, 41 (A),),` EL)(3k 12-rics, val 1; n-&.<br />

,77.nitzcce ti.14& ernbcTEcvs.) Del mismo modo fué<br />

s:wriliea(io el general Samnita C. Pontius en el triunfo de<br />

Q. Fabio (urges. A.464, de la C. Iugurta fué preso y muerto<br />

A. 650, de la C.: pero Perseo y otros enemigos vencidos<br />

rueron puestos en libertad (Y. Ciceron in Ver)'„ Y. 30).<br />

«At etiam qui triumpliant coque diutius vivos hostium duces<br />

servant, ut his per triumphum ductis pulcherrimum spectaculum<br />

fructumque, victoria l populus Romanus percipere<br />

_possit; Lamen curn de foro in Capitolium cumun flectere incipiunt:<br />

irlos duci in carcerem jubent; ideen que dies et victoribus<br />

imperii et victis vitro finen facit.» Convendría observar<br />

sín embargo, que Mon Cassio es la única autoridad para este<br />

hecho, y que sus acusaciones de crueldad contra César, se encuentran<br />

amenudo desmentidas, allí donde pueden ser comparadas<br />

con otros testimonios..


nuevos ejércitos con inagotable abundancia . Por<br />

falta de una buena direccion, sin duda ,volvian<br />

caer en el mismo desconcierto y desunion que habían<br />

paraliza rlo sus primeros esfuerzos de defensa<br />

(1). César voló de un Estado á otro con la extraordinaria<br />

actividad cine siempre le distinguió,<br />

y destroyó á los Biturigos, en una incursion que<br />

hizo á su territorio en el rigor del invierno ()). Apénas<br />

había vuelto á sus cuarteles, cuando se lanzó<br />

sobre los Carnutos. venció toda oposicion y arrojó<br />

á los descontentos al otro lado de las fronteras.<br />

buscando éstos un refugio bajo las banderas de los<br />

Belgas (3).<br />

César devrota d los Belovacos aceioN su sumísion.—En<br />

esta parte de la Galia que había tornado<br />

la parte menor en las terribles campafias .de los dos<br />

arlos últimos, fué donde se organizó mejor y más<br />

eficazmente la resistencia á los Romanos. Por una<br />

parte se unieron los Belovacos los Suesiones,<br />

como no tenían ciudades fortificadas que les animasen<br />

á desafiar la ciencia militar de sus enemio'os<br />

se reunieron en gran número en una posicion<br />

(1) Auctor, Bell. Gal , VIII. 1. En el libro de Los cx- -<br />

mentaros sobre la guerra de las Galias, tenemos por gu'a<br />

á César mismo. Suetonio atribuyó este libro á uno de sus oficiales,<br />

Aula Hirtio (fui., 5►), El estilo se parece al de César,<br />

pero es inferior en elegancia y claridad; más es como los libros<br />

anteriores la obra de un testigo ocular, y parece igualmente<br />

digno de crédito. En este capitulo da el autor por razon<br />

de la guerra de escaramuzas á que volvieron los Galos despue.s<br />

de la pérdida de Vercingetorix, su desesiy:,racion de no podc'<br />

triunfar del enemigo en un combate general, y su esperanza<br />

de fatigar sus tropas atacándolas en detalle. Es mas verosimit<br />

que la pérdida del único jefe que logró unirlos en una empresa<br />

coman, era irreparable.<br />

(2) Idem, 2. Empezó su mareln el último dia del año-<br />

«Pridie Kal. Jan, ab oppido Iflbracte proticiscitur.»<br />

(3) 'dem, ibid, 3-0.


..;‘;<br />

rnny fuerte naturalmente, una colina • encerrada<br />

en espesas selvas y rodeada de pantanos infranqueables.<br />

Por otra parte, orgullosos siempre los<br />

Treviros con su aislamiento, desafiaban al enemigo<br />

á que pisase su territorio. César emprendió la<br />

tarea de reducir al primero de estos adversarios,<br />

y confió Labieno la del segundo. Hizo caminos á<br />

través de los pantanos, levantó líneas de atrincheramientos<br />

enfrente del enemigo, le arrojó de todas<br />

las posiciones, que ocupó sucesivamente para<br />

evitar ser cercado y la suerte de las víctimas de<br />

Alesia, y le oblig(') por último á, aceptar un combate<br />

general, crisis que acababa siempre por decidir<br />

toda campaña gala. Completamente desechos y batidos,<br />

habiendo perdido á su rey Correo, y gran<br />

parte de sus combatientes, se apresuraron los Belovacos<br />

á excusar su rebelion, alegando que el Senado<br />

no podía resistir la influencia que el soberano<br />

tenia sobre la multitud. Es verosímil esta excusa,<br />

pero envino á, César rechazarla severamente, al<br />

mismo tiempo que hacia alarde de su clemencia<br />

perdonando 11 la nacion que había de humillarse<br />

tan completamente (1).<br />

I-Vitem derrote de los Treviros y de los F,burones:<br />

vence una rebelion de los ..Nctones.--Mientras tanto,<br />

había conseguido Labieno derrotar igualmente las<br />

fuerzas de los Treviros (2), reduciéndose tambien<br />

muy pronto lá, campaña de Bélgica á ese género de<br />

guerras irregulares para la que era tan -aproposito<br />

la comarca. Comrnio, el Atrebata, la cabeza<br />

de una banda de ginetes que manteníapara sa-<br />

(1) Anctor, Beul. Gal., VII, 0-.)?.<br />

(2) Diem, ibid., 2:-1Ç


. •<br />

quear los convoyes ó las estaciones romanas, huyó<br />

constantemente de todos los sitios, y Ambiorix<br />

continuó estimulando el celo del, corto número de<br />

Eburones que quedaba, hasta que concluyesen por<br />

último en una segunda matanza. Al Oeste . de la<br />

Galia, enmedio de síntomas manifiestos de un levantamiento<br />

general contra los Romanos, se operó<br />

una adhesion muy importante en favor de éstos,<br />

con la adhesion á su causa de Duratius, uno de los<br />

principales jefes de los Pictones (1). Labieno tomó<br />

y ocupó á Lemonum capital del país, teniendo en<br />

jaque al mismo tiempo á los Andios y á los Armoricanos.<br />

Las tribus limítrofes se reunieron en gran<br />

numero para sitiarle; pero se le enviaron todas las<br />

tropas romanas disponibles, y en una *gran batalla<br />

que se dió á orillas del Loire, quedaron completa-<br />

mente desechos los confederados.<br />

Toma de Uweloolunum, última plaza fltertl? de los<br />

Galos.—Despues de dispersarse esta multitud, todavía<br />

quedó bajo las banderas de un jefe llamado<br />

Drappes una pequeña banda (2) que los Romanos<br />

calificaron de ladrones, fugitivos y esclavos, unido<br />

. solamente por la esperanza del pillaje é indignos<br />

del derecho comun de la guerra. Esta pequeña<br />

tropa atravesó rápidamente el país hacia el Sur, y<br />

se preparó á atacar la frontera Noroeste de la provincia.<br />

Los que la formaban, creían encontrar apoyo<br />

y simpatías en varias partes, especialmente en<br />

Aquitania, pero la rápida llegada de dos legiones<br />

mandadas en su persecueion les obligó á abandonar<br />

su atrevida empresa, y z yt, encerrarse en la pla-<br />

Auter, Bell, Gal.<br />

C-2/ Idea), ibid., 30.


216<br />

za de Uxelodunum doncli hicieron una resistencia<br />

desesperada. César mismo se apresuró á venir<br />

del Norte para dirigir el sitio, pues era la última<br />

empresa importante que quedaba Por concluir, y<br />

puede decirse que la conquista de la Galia acabó<br />

con la toma de esta fortaleza (2).<br />

César trata al enenzijo con severidad. Pacificacion<br />

final de la Gala. El procónsul que había adoptado<br />

entónces como línea de conducta política calmar<br />

á fuerza de indulgencia las pasiones de los jefes<br />

y de los Estados regularmente organizados de<br />

la Galia, hizo un ejemplo severo con la canalla cogida<br />

en TJxelodunum. No los mató, ni los vendió<br />

como esclavos, pues en ambos casos no hubiesen<br />

sido vistos por sus compatriotas, y se hubiese olvidado<br />

pronto el castigo. Como recuerdo más duradero<br />

de sus crímenes y de la justa sentencia que<br />

les aplicaba, les mandó cortar la mano derecha, y.<br />

los dej, así mutilados, á la compasion de sus vecinos.<br />

Gutruato, jefe rebelde entre los Carnutos, fué<br />

sacrificado por las exigencias de sus soldados, y al<br />

ordenar estos actos de rigor, tenia César conciencia<br />

de su reputacion de clemencia, como observa friamente<br />

su historiador, y le bastaba con que nadie<br />

sospechase que obraba por crueldad personal (3).<br />

Commio, campeon de los Atrebatas, que inspira<br />

por sus aventuras novelescas más interés que la<br />

mayor parte de los jefes sus colegas, fué Perdona-<br />

(1) U.xellodunum, el Puy. Ú Pucci' de Usolle en el Querey,<br />

departamento del. Lot. Thierry, Gaulois, III, 193; De Auville.<br />

(2) Auctor, Bell. Gal., VIII, 43; Plutarco, 75.<br />

(3) Auctor, Boll. Gal., VIII, 38, 44: «Clesar cuan suam leni-<br />

tatem cognitamomnibus sciret, neque vereretur ne quid crudelitate<br />

naturce videretur asperjes fecisse, etc.<br />


111<br />

do con honrosas condiciones. Labieno se habíaportado<br />

con él de una manera pérfida; so pretexto de<br />

que la repetida rebelion del jefe galo justificaba<br />

todas las traiciones por parte de sus enemigos, le<br />

envió á Voluseno para que celebrase con él una<br />

conferencia amistosa, y aprovechase esta ocasion<br />

para asesinarle (1). Herido en la cabezay casi aturdido,<br />

sólo se salvó el Galo por la prontitud de los<br />

de su escolta. Mitad por preocupacion, mitad por<br />

resentimiento, miró ya siempre á los Romanos con<br />

un horror invencible, y no consintió tampoco en<br />

volver á ver ninguno para tratar de la ij az. Este<br />

mismo Voluseno fué el encargado de perseguir al<br />

Atrebato de fortaleza en fortaleza, y la excitacion<br />

producida por esta especie de caza, aumentó su<br />

ódio recíproco. Reducido constantemente Commio<br />

la mayor estrechez, consiguió escapar siempre<br />

de su perseguidor pero habiéndose aproximado<br />

una vez Voluseno demasiado imprudentemente á<br />

su presa, se revolvió el jefe acorralado y le atravesó<br />

el muslo (2). M. Antonio que maridaba entónces<br />

en Bélgica, tenia prisa por concluir estas hostilidades,<br />

pues los dos partidos se hallaban igualmen-<br />

te fatigados de una lucha<br />

y por consiguien-<br />

te, se cambiaron y aceptaron proposiciones de reconciliacion,<br />

estipulando solamente Commio que<br />

en el arreglo amistoso de las condiciones no se le<br />

obligase nunca á ponerse en presencia de un Romano<br />

(3).<br />

.Deseripeion que latee21 7,o,Ç escritores aiitignos del<br />

•••■•■••<br />

(1) .\ u ter. BOL Gol., H.<br />

(?)<br />

(3) idelti. ¿bid.


estado á Dte quedó reducida la Cali a .—E1 último libro<br />

de los Comentarios sobre la guerra de los Galos,<br />

que tanto tiempo nos han servido de guía, es<br />

obra de uno de los oficiales del procónsul, y no es<br />

verosimil, por otra parte, segun el caráctar del documento<br />

que nos ha dejado César, que si él hubiese<br />

completado la obra por si mismo, se hubiese<br />

complacido en satisfacer nuestra curiosidad con<br />

una descripcion general del estado de la provincia,<br />

al terminar sus ocho años de trabajo. Un escritor<br />

de época anterior ha creido conveniente embelle:<br />

cer una sucinta relacion con una pintura que heriría<br />

más nuestra imaginacion, si los colores fuesen<br />

más naturales: «Que se imagine el lector, dice<br />

02'08i0 (1) la figura lánguida y exangüe de la Galia<br />

en el momento en que sale de una fiebre ardiente<br />

y de una inflarnacion de sus partes vitales; obsérvesc;<br />

cómo está, delgada y pálida, y yace sin esperanza<br />

y sin fuerza; cómo terne mover hasta un<br />

miembro por temor á una recaida más peligrosa,<br />

cómo el ejército romano se abalanzaba sobre ella<br />

como un mal más fuerte que el más vigoroso paciente,<br />

que se exaspera tanto ris cuanta más resistencia<br />

encuentra. La sed que la consumía era su<br />

impaciencia porque la pidiesen prendas de su sumisiou<br />

á una perpétua servidumbre; la lib ertad era el<br />

dulce y refrigerante bre-vage que ansiaba , y as i-raba<br />

ardientemente despues las aguas que se la<br />

ocultaban.» O que este mismo lector haya recurrido<br />

á un pasage de carácter muy diferente, la fria y<br />

seca enumeracien de Plutarco, la cual lleva al parecer<br />

la impresion de las palabras del mismo Cé-<br />

(I) Orosio, VI, 12 (V. li hierry, Gaulois, III, 206.


sar (1): «Tomó por asalto más de ochocientas ciudades,<br />

deshizo trescientas naciones, y vino á las<br />

manos en diferentes encuentros con tres millones<br />

de enemigos, de los cuales mató un millon en batalla<br />

é hizo igual número de prisioneros.» Cualquiera<br />

de estos dos documentos que se encuentre<br />

el más expresivo, comprenderá el lector que ellas<br />

dicen bastante para dar cuenta de la prolongado<br />

postracion de las fuerzas de la Galia á partir de<br />

esta época, y de la resignacion, casi pasiva, con<br />

que se sometió al establecimiento y desarrollo de<br />

la administracion provincial.<br />

(1) Pintare° Cés., '75.


CAPITULO XIII.<br />

*....weeaw■<br />

Pompeyo, como cónsul único emprende la reforma de los abusos .—Su<br />

derrota.—Se une de nuovo á, la oligarquía,casándose con la hija de<br />

Eszipion.—César intriga para obtener el consulado antes de abandonar<br />

.su provincia.—Ciceron acepta el gobierno de Cilicia.—Su adminis<br />

tracion civil ymilitar.—Tratan los nobles de quitar su mando á César.-31.<br />

Marcelo le insulta castigando á un Galo traspadano.—Pomp3yo<br />

cae enfermo.—Alegria por su restablecimiento.---Césarse concilia<br />

á los Galos.—Fuerza y composicion de su ejército.—Su popularidad<br />

entre los Widad gs.-03rÜter del joven Curion.—Su adhesion á los<br />

intoreses de César,—Se recibe á, este con aclamacionn en la Galia cisalpina.—Establece<br />

sus cuarteles en Rvena. —Ofrece una transaccion<br />

al Senado.---Esto rehusa y le intima que resigne el mando.—Se interponen<br />

los triunviros. —Se les amenaza con la violencia.—Estos huyen<br />

ent("inces al campo de César.—A. 702-701 de la C.: 52-50 antes de J .C.<br />

Paiwielo entre Poinpeyo y S< da. (A. 702 de la<br />

C.; 52 Intes de J. C.; Al tomar posesion. del cargo<br />

como cónsul único, sometía Pompeyo su reputacion<br />

de hombre de Estado á una prueba decisiva. Su<br />

posicion era en la esencia la de un dictador, aunque<br />

sin lo odioso del nombre; solamente que en<br />

cambio del poder irresponsable que constituía el<br />

rasgo característico de esta funcíon extraordinaria,<br />

no se esperaba de él ménos que elque dirigiese<br />

la corriente de los negociospúblicos de manera que


241<br />

volviese á los caminos trillados que había abandonado;<br />

que diese juventud y vigor ci una república<br />

en decadencia, y que restaurase el espíritu de una<br />

constitucion que no sobrevivía al parecrr que<br />

en formas y en tradiciones. La obra de Sila, era la<br />

que los nobles le ponían ante la vista, porque aún<br />

alimentaban la vana esperanza de que poseía el<br />

génio y el deseo de restaurar una supremacía oligarquica,<br />

imposible por la marcha de los acontecimientos.<br />

Sin embargo, si el campeon que habían<br />

llamado en su auxilio tenía la ambicion de manejar<br />

el poder de su antiguo patron, sus motivos eran<br />

puramente personales y egoistas. El dictador se<br />

había apoyado con fé ciega en los principios de su<br />

faccion, y el ascendiente de su clase era el fin<br />

que había consagrado su carreya, haMndose tan<br />

dispuesto á ser el martir como el campeen de su<br />

símbolo político. Si difería el espíritu de estos dos<br />

hombres, lo mismo sucedía con la grandeza de sus<br />

miras y el vigor de la ejecucion. Sila veía con cierta.<br />

indiferencia los verdaderos males de su época y<br />

• los remedios convenientes, pero comprendía por lo<br />

menos la responsabilidad que asumía; sostuvo<br />

su propósito ostensiblemente de MI modo inmutable,<br />

;yr trazó<br />

•<br />

una constitucion completa, al menos<br />

relativamente, con dos ó tres vigorosos rasgos haciendo<br />

una obra maestra, sólida, completa y que<br />

realizaba su idea.<br />

Pompeyo, por el contrario, se Emití') á paliar algunos<br />

abusos demasiados notables. No profundizó<br />

nada, cortó por el momento algunos escíndalos.<br />

pero no intentó en manera alguna cortar los males<br />

de raíz. Solamente en un punto obraron del mismo<br />

modo el dictador y el cónsul único, y fue en no so-<br />

MERIVALE.—Tnmu 15


— 212 —<br />

meterse á -ninguna de las trabas con que sujetaron<br />

sus compatriotas. En su celo por la reforma social,<br />

Labia promulgado Sila nuevas y severas leyes<br />

contra la violencia, la inmoralidad y la extravagancia,<br />

al paso que personalmente era célebre<br />

por los gustos frívolos y las pasiones licenciosas á,<br />

que se entregaba (1). Los correctivos que aplicaba<br />

Pompeyo á los abusos sociales eran de un carácter<br />

más ingenioso, pero á pesar de ser tan escrupuloso<br />

en materias de decoro público, no pudo dejar violar<br />

sus propias leyes por los intereses pasajeros<br />

de la política (2).<br />

Reformas introducidas por _Pompeyo.—Los medios<br />

que inventó el cónsu i„ para sustraer á los tribunales<br />

políticos de una influencia ilegítima, eran<br />

extremadamente frívolos. Se dice que escogió en<br />

los tres órdenes privilegiados las personas que podían<br />

sortearse para ejercer las funciones de juez.<br />

Esta eleccion pudo tener por efecto purgar los<br />

tribunales de sus miembros más necesitados y más<br />

claramente corrompidos; pero la venalidad. y la<br />

parcialidad eran vicios comunes á los más nobles y<br />

á los más abyectos, y las fuentes de la justicia no<br />

podían purificarse realmente contentándose con<br />

separar la espuma de la superficie. La disminucion<br />

del número de los abogados, y la limitacion del<br />

(1) Duruy, [Est. de los _nom., II, 297.<br />

(2) Tácito, Ann., III, 28: «Tum Cn. Pompeius tertium consur,<br />

corrigendis moribus delectus, et gravior .remediis quam<br />

delieta erant, suarurnque legum auctor ídem tq ue subversor<br />

qua armis tuebatur, armis amisit.» Es curioso ver á la aristocracia<br />

de una época tan posterior, conservar todavía la conviccion<br />

de que los males del tiempo no eran tan grandes como,<br />

Pornwlyo se complacía en representarlos, y que éste hizo,.<br />

traicion á sn partido con la extcnsion que dió á sus reformas.


:) • ±,)<br />

discurso del acusador á dos horas y del defensor á<br />

tres eran pequenas reformas de precedimiento, pero<br />

esta última es notable por la importancia que<br />

se la concedió desde luego, constituyendo como<br />

una época de la elocuencia forense (1), y puede<br />

verse en ella un síntoma del deseo que tenian<br />

los homiires sabios y reflexivos de disminuir el peso<br />

ilegítimo de la retórica y de sus llamamientos á<br />

las pasiones. Era ademas un artificio usado para<br />

impresionar á los jueces, presentar en favor del<br />

acusado los testimonios y protestas de hombres<br />

distinguidos. Una carta de César ó de Pompeyo<br />

expresando su afecto hacia el culpable, la conviccion<br />

de su inocencia, sus votos por su absolu.cion,<br />

podía leerse en pleno tribunal con gran efecto<br />

sobre las partes interesadas en cuyas manos estaba<br />

la decision (2). Este otro instrumento del arsenal<br />

de la corrupcion fué tambien considerado por<br />

(1) Autor de Caus. Con-. Eioq., 38. El mismo Ciceron conideró<br />

al parecer esta restricción como razonable y conven<br />

te (B'r'ear., 94).<br />

(2) Aseonio, en su comentario sobre la defensa de Ciceion<br />

por Scauro (A. 700 de la C.) cita aparentemente segun los documentos<br />

del proceso, los nombres de los personajes que prestaron<br />

su influencia, del modo siguiente: Laudaverunt Saruni<br />

consulares novem, L. Piso, L. Volcatius. Q. MetellusNepos, M.<br />

Perpe.P-na, L. Philipus, M. Cicero, Q. Hortensi lis, P. Servil izas<br />

patEr. et Cn. Pompeyus Magnm. llorurn magna pars per labellas<br />

laudaverunt qui aberant, inter (ritos Pompeius quoque: nam<br />

quod erat pro consule, ' extra nrhem morabatur. Unus pi'írterea<br />

adoleseens, lauda vit, frater e.jus, Faustus Cornelius,<br />

Élius. Is In laudatione multa burniliter et cum lacrymis loen<br />

tus non minus audientes permovi t, quarn Scaurus ipso pernioverat.<br />

Ad genua judicurn, cura se::tentiT ferrentur, bifariam<br />

se di-iserunt qui pro eo rogabant: al) uno latiere Searus ipso, et<br />

Gil -brío sore .r . filiuJet Paulus, et P. Lentulus, Lentuli Nigri<br />

Flaminis Mins, et JEmilius Buca 1►1 .1us. et C. Memmi‘us.,<br />

Fausta natusi, suplicaverunt: ex altera parte Sulla FalLsttls<br />

l'yate]: Seauri, et F. Mido, et T. Pe lue-Pus, et C. Cato,<br />

et ectavius Lena zz. (.1.T.Irtianus4.>>


i ck;usul como objeto digna de sus espaciosas relomas,<br />

y por frívolas que fuesen en sí mismas,<br />

contribuían ;'L destruir la orgullosa independencia.<br />

del sistema judicial, que había permitido á los jue lces<br />

y t los abogados repartirse los papeles, desaSaudo<br />

la vez al gobierno y los clamor popular.<br />

A pesar de las reformas parciales que se ha -<br />

bían verificado en tiempo de Sila, las gnestiones<br />

perytm eran todavía la fortaleza del monopoli<br />

aristocriaico. Todo ensayo, aunque superficial, p<br />

corregir las, contribuía á revelar la irregularidad<br />

de sus operaciones. Degradados en la consideracion<br />

pública, perdieron su antigua influencia sobre los<br />

sentimientos de los ciudadanos, y la intrusi')n de<br />

los soldados armados en el proceso de Milon, aunque<br />

adoptada solamente por las exigencias del momento,<br />

y sin ulteriores miras, indicaba en realidad<br />

de una manera significativa, que el ascendiente de<br />

los nobles había dejado de existir para siempre<br />

bajo la dominacion de los generales y de los dictadores.<br />

conduetk, al frente de los negocios.—No puede<br />

suponerse que obrase Pompeyo en estas reformas<br />

premeditando hacer traicion al partido á cuyos intereses<br />

estaba ligada su fortuna. Creía que su elevada<br />

posicion no estrivaba más que en la opinion<br />

pública, y al llenar sus funciones de reformador del<br />

Estado, se proponía sostener la influencia del Senado,<br />

antiguo enemigo de César, tanto como le fuera<br />

posible sin sacrificar su propia popularidad. Contentá<br />

base con los elogios debidos á lospaliativos especiosos<br />

imaginados contra los abusos condenados<br />

hacía mucho tiempo, y no entraba ni en. sus aspiraennes<br />

ni en su prevision el echar los cimientos de


— 245 —<br />

un nuevo sistema político. Persuadió á sus amigos<br />

de que el abandono de Milon, cuya popularidad en<br />

su partido y su abnegacion sin reservas por este<br />

último excitaba su envidia, era un sacrificio necesario<br />

para cubrir las apariencias; pero despues de<br />

haber hecho esta concesion especiosa á las exigencias<br />

de la ley ultrajada, tenía prisa el cónsul por<br />

demostrar la imparcialidad de su justicia, y activó<br />

las persecuciones contra los amigos aig.os de<br />

Clodio que estaban complicados en las revueltas.<br />

Milon se había creado muchos enemigos entre los<br />

nobles; el historiador Salustio conservaba el resentimiento<br />

de una afrenta privada, y se había<br />

mostrado corno uno de los más encarnizados en pedir<br />

z't gritos su condena. Sexto Clodio había evitado,<br />

sin embargo, con cuidado todo acto que pudiese<br />

comprometerle en la acusacion de sedicion; pero<br />

menos prudente ó afortunado, fue acusado y condenado<br />

por perturbador de la paz pública, y en<br />

cuanto concluyó el alio de su cargo, los tribunos<br />

Pompeyo Rulo y Munacio Planeo, ámbos de casas<br />

ilustres, fueron citados ante el tribunal. El reFor<br />

orador no dió un paso para evitar el castigo del<br />

primero, pero condescendió en escribir una carta<br />

en pró del segundo, para que se leyese ante los<br />

jueces, usando así de su influencia, precisamente<br />

del modo que prohibían expresamente sus mismos<br />

decretos. Este modo inconveniente de proceder<br />

ofendió profundamente, pues era tanto una infrae-<br />

Gion manifiesta de la ley corno un acto grosero de<br />

parcialidad, y Caton la denunció con toda la auto-ri(lad<br />

de su reputacion inmaculada (1). El acla-<br />

val. max., VI, 2, 5: «Hule facto perona admirationem


s-1 aprovech ó de esto para recusarle del nturle.<br />

ro de los j ueces; pero aún cuando se admitió su reclamacion.<br />

no dejó de ser condenado por mayoria<br />

de vot,,s. En este repentino cambio hacia la pare_<br />

r7q v 11, lealtad, fueron generalmente condenados<br />

los acusados que recusaron z't Caton: tanta era la<br />

presuncion de culpabilidad cuan lo se temía la seatencia<br />

de un juez, cuya integridad se halial)a tan<br />

alta en la estimacion publica (1). El ano del consulado<br />

de Pompeyo se distinguir por los muchos<br />

casos en que se investigó judicialmente la conduc•<br />

ta de hombres de todas las opiniones políticas.<br />

Promulgó una ley para activar la persecucion de<br />

todos los procesos de corrupcion con que habían<br />

sido amenazados los diversos candidatos desde el<br />

a-rio 699, (2), y se adoptó una curiosa disposicion<br />

para estimular el celo de los acusadores que disminuía.<br />

Convencido el culpable de un crimen an:11-<br />

10,9-,o, podía obtener la absolucion de su castigo,<br />

formulando y probando una acusacion contra<br />

otro (3).<br />

Buenas resultados de su admin,i«mcion .—Parece,<br />

sin embargo, que la alianza de Pompeyo con el Se-<br />

ademit: nain qum in alio audacia videretur, in Catone íidueia<br />

cognoseitur.»<br />

(1) Plutarco, Caí. Min., 48: I)ion, loc. cit.<br />

(2 Plutarco, Cat. Min., 48. Era en (1 afio del segundo consulado<br />

de Pompeyo (Apiano, Bell. sir.. 23), amplía el valor<br />

retrospectivo de este acto hasta su primer consulado en M<br />

Dfeee que los ami •os de César se quejaron del ultraje que ,s(1<br />

hacía á su patrono, colocando su consulado en un periodo<br />

marcado por su corrupcion, y tal vez por este razon se restriu-<br />

'M su límite. Hoeck, 1?,ómiche Geschichte, I, 140.<br />

(3) Este privilegio continuó en tiempo de los emperadores<br />

y tendió á aumentar el número de los delatores. Tácito,<br />

Ann., VI, 7. «Sed Mirfficius et Servceus damnati indicibus ac-nesepe.»


247<br />

nado y su alejamiento de César demostrado con su<br />

conducta, prestarían nueva vida y salud á las funciones<br />

del gobierno. No solamente se armó el cónsul<br />

para asegurar con la fuerza la ejecucion de las<br />

leyes, sino que previno su violacion prohibiendo á<br />

los ciudadanos que llevasen armas dentro de Roma<br />

(1). Al librarse á la vez de Milon y de Clodio, al<br />

mismo tiempo que de muchos de sus partidarios<br />

más turbulentos, se limpió el foro de las bandas<br />

-tumultuosas que tanto tiempo habían entorpecido<br />

los negocios públicos. Los tribunos aprendieron á<br />

ser más circunspec tos en su oposicion, y el pueblo<br />

que ya no estaba acariciado ni amenazado por demagogos<br />

rivales, se hizo más acomodaticio y trata.<br />

ble. Así empezó la tiranía militar que el cónsul y<br />

el Senado introdujeron virtualmente en la ciudad,<br />

debiéndose tal vez el triunfo del cónsul, tanto al<br />

buen deseo de los ciudadanos como á la energía que<br />

desplegó. El encargo que recibió de proveer á la<br />

subsistencia de la ciudad le proporcionó ocasion y<br />

medios de distribuir granos á la plebe, uso que había<br />

tornado origen en la legislacion de C. Graco (2),<br />

y que la astuta política de Caton había puesto á<br />

servicio del ascendiente senatorial. En sus manos<br />

había servicio para calmar la irritacion del pueblo<br />

cuando la derrota de los partidarios de Catilina (3);<br />

y aunque acontecimientos pcsteriores demostraron<br />

hasta qué punto era fatal esta costumbre á las<br />

(1) Plinio, Hi.s.t. nat.. XXXIV. 39. Si hemos de tomar las<br />

-palabras á la letra, hasta prohibió guardar armas: »Magni<br />

Pompeii in tedio consulatu exstat edictum, in tumultu necis<br />

Clodiance, prohibentis ullum telum esse in urbe.»<br />

(2) Cliceron,/vo Sest., 48.<br />

(3) Plutarco, Cae. 26; véase Hoeck. R. G., 1,112.


a<br />

de la naio cn, él<br />

bertade,c4 y 111-tt 1a,<br />

concilió p'<br />

por Cl momento<br />

con los gobiernos que q la<br />

la<br />

ro » Irían. haciéndose un escudo en manos de los<br />

aligarcas contra los ataques de los demagogos, y<br />

no pudieron impedil. que se empleasen, a pesar de<br />

las advertencias de Ciceron y de los ml'ts expertos<br />

hombres de Estado<br />

Descontento Poiveyo di? m posicio22, bibsca la aliarza<br />

de la oligarqui.—No se euganaba, Pompeyo, sin-<br />

Ilml)argo, y conocía lo vano y poco sustancial de las<br />

reformas que había imaginado, no pudiendo consolidarse<br />

el poco bien que había hecho, sino con la<br />

fuerza militar que realmente servía de base. Algunos,<br />

meses bastarían •para revelar •la impostura,<br />

y el fin de su cargo extraordinario sería saludado<br />

corno la destitucion dé un tirano. Cualesquiera que<br />

fuesen sus capacidades en la direccion (le los negocios,<br />

y por libre que estuviese de las pasiones que<br />

oscurecen con tanta frecuencia .• el juicio de los<br />

hombres de Estado, carecía (le avaricia y sensualidad,<br />

teniendo pocos odios ni parcialidades personales,<br />

no siendo innos cierto que su carzcter no ejer!<br />

cía ningun ascendiente sobre los denll'ts. Siempre.<br />

artificioso, no tenía el talento de ocultar su artificio;<br />

era sospechoso á todo el mundo y no se podía<br />

imponer ;1 nadie. Su naturaleza moral era tan repulsiva<br />

para los que estaban con él, como atractiva<br />

la de su ilustre rival. El comprendió que su consulado<br />

único era después de todo una caida, y se<br />

apresuró á rechazar la responsabilidad de un poder<br />

inútil; y al romperse su alianza con Césarpor la<br />

(I) (7,,e(ror.., loc. cit.; ad AL, I, 16: 4411a concionalis hiruda<br />

morar; i rn jejuna »


19 —<br />

muerte de Julia, resolvió retroceder en su camino.<br />

y unirsepor otro matrimonio á los jefes de<br />

la -soli<br />

garquía.<br />

Se casa con Cornelia y asocia á su padPe Escipion<br />

en el consulado. —Pompeyo ofreció su mano á Cor<br />

nelia, viuda del jóven Craso (1), cuyo padre Q. Cecilio<br />

Metelo Escipion, era 11.110 de los jefes del Se<br />

nado y enemigo declarado de la faccion de Mario.<br />

Aprovechó entónces la ocasion de cimentar esta<br />

alianza interesada asociándose su suegro en el<br />

consulado para la segunda mitad del erro. Si se<br />

consultó al pueblo en este asunto, no puso dificultad<br />

en aceptar el nombramiento, viéndose halagado<br />

el Senado por esta condescendencia á sus deseos,<br />

aunque en el fondo despreciaba la debilidad que<br />

suponía (2).<br />

Conducta incoiii¿sectiente y arbitmr 4ia de Pompey9,<br />

y 87b deslealtad 0071 Ceitsiar. Pompeyo demostró tamhien<br />

en. esta conducta el mismo olvido de las disposiciones<br />

de su política general, que ya hemos<br />

observado. Escipion era uno de aquellos sobre cuya<br />

• cabeza pendía una acusacion de c )rrupcion, como<br />

candidato reciente al consulado, y se necesitaba la<br />

intervencion del cónsul para alejar las consecuencias<br />

de una persecucion que había alentado su<br />

mismo decreto. Hubo otro ejemplo todavía más<br />

palpable de la inconsecuencia del reformador, que<br />

apuró la paciencia del pueb lo: el cual comprendió<br />

(1) Apiano, II, 25; Dio/1, XL. 51: lutarec), l'omp . 55, que<br />

da una exacta idea de su carácter y de sus 1-1-ri alos. Los<br />

aPasionail()s, , elogios ufine<br />

le prodiga Lu gano 5011 1111 testimonio<br />

de las preocupa '-cionns tradiciowd.-E- s 1_1(- la nobleza en su favor,<br />

(2)<br />

Al despojar su consulnd) único del carácter exclusivo,<br />

al cabo de seis nleses reconot..'iól'omn e parecer, que era<br />

- vo<br />

una. dietadnrJ di::;frazad:30


25( —<br />

despues que la traicion subsiguiente de César había,<br />

sido provocada por la falta de buena fé de su<br />

rival. Se recordar:1 que los cónsules del ano anterior<br />

habían conseguido la sancion de una ley, prohibiendo<br />

z't los magistrados enrules que aceptasen<br />

una provincia .'in-tes de pasar cinco afios despues de<br />

terminado su cargo. No es fácil comprender si los<br />

autores de esta restriccion se proponían otro objeto<br />

que combatir la ambicion desenfrenada de los<br />

aspirantes á la riqueza y al poder; pero cuando,<br />

Pompeyo en el ejercicio de su autoridad soberana,<br />

renovó y confirmó esta ley (1), tenía por objeto impedir<br />

á César que optase al consulado. Arriesgado<br />

era el juego de César, que se veía obligado á mantener<br />

constantemente en jaque a sus enemigos, y<br />

que al menor descuido era hombre perdido. Mientras<br />

permaneciese la cabeza de un ejército en la<br />

Galia, podía despreciar el impotente clamoreo de<br />

la aligarquía, y si logra ba obtefier el consulado<br />

sin dejar el mando de aquél, podría volver tranquilo<br />

á la ciudad, y entrar con seguridad en la vida<br />

civil, bajando una vez más de la silla curul a?<br />

campo proconsular, y volviendo á ponerse al frente<br />

de los ejércitos de su país; pero el intervalo que<br />

ahora se exigía entre el ejercicio de ambos cargos<br />

tan esenciales para su seguridad, le amenazaba al<br />

parecer con un desastre seguro. No podía creer seguramente<br />

Pompeyo, que un hombre de Estado tan<br />

audaz y tan hábil se resignaría sin combatir á las<br />

persecuciones con que le amenazaban sus enemigos<br />

en cuanto pudiesen cogerle en sus redes; pero calculaba<br />

que César se lanzaría ciegamente á una re-<br />

(1) Dion. XL, 5G.


251 —<br />

belion contra el Estado, y que se estrellaría, como<br />

un desesperado contra el Senado, los veteranos, v<br />

el<br />

vencedor de Mitridates. Con una confianza vanidosa<br />

en la superioridad de sus recursos, no conocía<br />

la fuerza moral que daba á su adversario, cou c;ervando,<br />

á pesar de su mismo decreto, supr¿pio cargo<br />

proconsular, y prorrogándole ademaspor espacio<br />

de otro período de cinco años (1).<br />

Critica pos'icion de Cesar. El Senado triunfaba<br />

sin embargo, en el camino emprendido, y creía que<br />

entónces se hallaba desembarazado ante él, y que<br />

no tardaría en caer en sus manos su mortal ene<br />

migo. C ésar, por su parte, y á pesar de los peligros<br />

y cuidados abrumadores de la guerra, no perdía de<br />

vista la marcha de los asuntos en la ciudad, y veía<br />

que su única esperanza se cifraba en las faltas de<br />

sus adversarios. Se aproxitnaba el término de su<br />

gobierno, al mismo tiempo que aquéllos hacían<br />

desesperados esfuerzos para que concluyese en el<br />

,acto; y cuando espirasen sus poderes y quedase<br />

convertido en un simple ciudadano, sin tropas y<br />

sin funciones. no era dudoso que se lanzaría contra<br />

él una acusacion de malversacion. Su conducta<br />

en el gobierno proconsular sería severamente<br />

examinada, y los actos audaces de su consulado<br />

denunciados y castigados<br />

No podía esperar ni<br />

justicia ni gracia de los poderes cuya posicion en<br />

la ciudad parecía ent'Inces inespugnable, pero si.<br />

podía conseguir el consulado, quedaba aún vna<br />

carta que jugar, á despecho de la restriccion leven.<br />

tada por sus enemigos con tanta halñlidad, pu-<br />

(1) Dion, XL, 56.<br />

(2) Sneto orlifi„,, 30.<br />

.


diendo emplear este año en despertar el ardor de<br />

su partido, recobrar el afecto del pueblo, algo enfriado<br />

al parecer durante su prolongada ausencia;<br />

infundir en las venas de las tribus un nuevovigor,<br />

formar 1111 as alianzas, y romper la falange de<br />

sus enemigos con los muchos medios de corrupcion<br />

en que, estaba tan versado. Como último recurso<br />

podía huir como Lapido ó Catilina y hacer oir su<br />

voz desde lo alto de los Alpes á los veteranos de las<br />

dos Galias. s penetrado de sus fuerzas que sus altivos<br />

enemigos, es evidente sin embargo que comprendia<br />

la gran temeridad que había en ne-<br />

b oirse , J á obedecer al Estado sin tener todavía un<br />

pretexto plausible, no decidiéndose á dar este paso<br />

extremo sino cuando no había otra alternativa, y<br />

sEs enemigos revelaron al mundo la injusticia de<br />

su conducta, y él mismo la debilidad de sus<br />

consejos.<br />

hilriga para (;./.?be (ve le per pita optar al consulado,<br />

aunque aw-,'e7de todavía de la ciudad.—Estas eran las<br />

deduceionés de César, ,basadas en la conducta de<br />

sus adversarios miéntras estaban en el poder. y éstos<br />

sus recursos y sus esperanzas ; y en su consecuencia<br />

se resolvió á obrar sin tardanza. Su primera<br />

contestacion fué emplear los amigos que tenía en<br />

las tribus para someter al pueblo una ley que le<br />

autorizase á optar al consulado, aunque se hallase<br />

ausente, lo que significaba: sin deponer previamente<br />

el mando que tenía. De la comparacion de diver<br />

sas versiones contradictorias, cuya confusion arroja<br />

la mayor incertidumbre sobre una cuestion tan<br />

importante, podernos conjeturar que esta autorizaeion<br />

hubiera tenido, en el caso de César, el alcance<br />

de una excepcion especial de las disposiciones ge-


nerales de la ley vigente, por la cual se requería<br />

la presencia del candidato: ley de cubo cumplimiento<br />

se había eximido muchas veces a los candidatos<br />

en casos semejantes, y que ademas, Pompeyo,<br />

celoso de la interveucion de las tribus, arrebató<br />

de sus manos, prometiéndoles arreglarla con un<br />

decreto aclaratorio, en el cual se confirmaría la ley<br />

existente, proveyendo para las exenciones especiales.<br />

Este decreto había pasado al parecer, y había<br />

sido grabado segun costumbre en una plancha<br />

de bronce, y depositada realmente en los archivos<br />

públicos, ántes de que los amigos de César hubiesen<br />

observado que la excepcion prometida en su<br />

favor no estaba bien especificada. Levantóse un<br />

gran clamor, y Pompeyo se viá obligado á, con fesar<br />

que había cometido una inadvertencia, que se subsanó:con<br />

sentimiento, insertando el nombre pedido.<br />

sin que se evitasen por esto las imputaciones de<br />

traicion y de inconstancia que se dirigían al c')nsul<br />

por ambos partidos (1).<br />

Restablece E Seipi021, luz •aEto'iciad de los ce::sc-res.—La<br />

administracion consular de 1 4-:scipion fu(1<br />

tranquila y poco invasora. La única medida que se<br />

le atribuyó fuL('‘, la restauraciou de la ley popular de<br />

(1) Las autoritlade-_; son en extremo eontradictor . as: 1.0,<br />

Ciceron, ad A tt.. VIII, dice:


, 'X<br />

Clodio, que había privado á, los censores de una de<br />

sus nu;s inaortantes funciones; la facultad de destituir<br />

I rt los miembros indignos del órden senatorial;<br />

pero el espíritu del tiempo no era favorable á semejante<br />

delegacion de un poder irresponsable, aun á<br />

Cavor de una magistratura antigua y venerada. Ya<br />

DO ofrecía el carácter privado de un hombre garantías<br />

suficientes, para que llenase cumplidamente<br />

una mision pública. Miéntras la ley impidió al censor<br />

señalar la infamia de sus conciudadanos, podía<br />

aparecer su cargo como privado de su mejor atributo,<br />

pero ta,mbien estaba libre de la animadversion que<br />

tal deber llevaba consigo. Derogada esta restric-eion,<br />

no tuvo excusas su inaccion, y toda tolerancia<br />

concedida al vicio fue considerada como temor<br />

de ofender al poderoso, naufragando á, la vez la reputacion<br />

del censor y la del cargo, hasta el punto de<br />

que ring un hombre cuidadoso de la suya deseó<br />

desde entónces un puesto que había sido ;untes el<br />

más honroso del Estado (1).<br />

Cónsules para el ajo 703, Claudio Afavcelo y<br />

Servio Sulpicio Rfo. _Deri'ola de eato2z.—Los cónsules<br />

fueron remplazados en el ano 703,por M. Claudio<br />

Marcelo y Servio Sulpicio Rufo sin imperturbat'iones<br />

ni dificultades. Ambos pertenecían al partido<br />

de la oligarquía y el primero estaba animado de una<br />

hostilidad particular hacia César, y justamente orgullosos<br />

los nobles del segundo á causa de su gran<br />

reputacion como jurisconsulto (2). Su influencia<br />

sobre Pompeyo era bastante para asegurar su elec-<br />

(1) Dion, XL. 57.<br />

(2) C'weron, pro .4111trPila, 1 1 ), 11, 12, 1.rat., 41; Gell., VI,<br />

12, cte. QWfitil., X, 1.


clon contra Caton que se había presentado ta rabien<br />

candidato, pero cuya independencia de carácter era<br />

temida por los hombres del poder. Dícese que los<br />

candidatos se abstuvieron de la corrupcion, pero<br />

pudieron usar de la autoridad y la intimidacion, y<br />

los afortunados aspirantes á los votos de las tribus<br />

se pusieron la careta de la adulacion y de la condescendencia.<br />

Caton que practicaba toda la rigidez de<br />

la virtud antigua., se negó á practicar estas maniobras<br />

(1), y su inaccesible pureza sufrió una derrota<br />

completa, resolviendo desde entónces declinar<br />

toda nueva competencia para los honores palicos,<br />

y causando probablemente con esta conducta un<br />

grave perjuicio á su infortunado país que tanto<br />

necesitaba de la honradez de sus gobernantes.<br />

Actividad de Ciceron como abogado cl(Vensor.—A1<br />

perder á Ciceron como jefe político, encontró el Estado<br />

una compensacion en la actividad y éxito conque<br />

se dedicó á ser defensor en las causas políticas.<br />

Durante muchos anos, no hubo tal vez una causa<br />

importante en la que se reclamase su elocuencia,<br />

ya para la acusacion, ya para Ja defensa, haciéndose<br />

sa nombre cada vez más ilustre, tanto por la forma<br />

como por el fondo (le sus arengas. Por una parte<br />

defendió y salvó á Saufe,yo, amigo y asociado de<br />

Milon (2), y por otra, no vaciló en acusará Munacio<br />

Flanco (3) á riesgo de ofender á Pompeyo, y sin retroceder<br />

ante la amenaza de una acusacion pública<br />

contra él mismo. Una vez libre de la persecucion de<br />

Alodio, que fué segun parece el que ml'ts temor le<br />

(1) Dion, XL, 58.<br />

(2) Aseonio, in Milon, pág. 54.<br />

(3) Dion 755, Ciceron; ad 111,1.


— 2:5G<br />

todos sns enemios. fineindomable su<br />

inspiró<br />

d en sus propias fuerzas desafió el ("Klio de,<br />

confianz .<br />

todo el mundo. Podría decirse, en efecto, que en es_<br />

tas tareas conforme s con su génio, recobró Ciceron<br />

una parte de sil primitivo ardor y de su energía de<br />

alma.<br />

d Cf1rio2i. y esperaiiza-si que concibe<br />

sob) .e e'1.—Aunque, en su correspondencia particular<br />

habla todavía con desesperacion de los destinos de<br />

su país. se ViÓ, sin embargo, que ami conservaba la<br />

esperanza de mejores (has, por el interés que continuó<br />

tomando en los de la generacion naciente. que<br />

prometía mucho al parecer en virtud y sabiduría.<br />

(1). Esta fuó al parecer su opinion particular<br />

sobre el jóven Curio'', hijo de Escribonio, que el<br />

hombre de Estado se complacía en educar. para que<br />

ocupase despees, como pensaba poco juiciosamente,<br />

los puestos nE y's elevados, en provecho de la República,<br />

(2). Era este el jóven patricio que Vecio había<br />

complicado, como ya hemos visto. en la pretendida<br />

conspiramon contra los triumviros, y respecto del<br />

cual había pronunciado Ciceron palabras sumamente<br />

severas. No puede dudarse, que sus primeros años<br />

se vieron manchados Por los peores vicios de su<br />

época, en tal grado. que en época méiios disoluta,<br />

(1) Abeken (Cieero in Sein. brief. p. 183). En esta arlo fué<br />

cuando escribió el tratado de legibm , Fiseher, Rrim . Zeittaefeln,<br />

p. 26:1.<br />

(2) La familia de Curion se distinguía por su talento. Plinio,<br />

Hist. nat 41: «Una familia Curionum, in , qua tres<br />

confiada serle m'atores exstiteruat.» Seol. Bob., Clodian et<br />

Curion, p. 330, eche. Oren.... «Tres illis temporibus Curionis<br />

ilustre nomine exstiterunt, atque da in libris adhuc foruntur:<br />

Curio avus, Servium Fulvium ineesti reuma defendit,<br />

et hic, C. Curio pater qui P. Clodio affuit, et tertius ille Curio<br />

tribunitius, etc.»


e<br />

257<br />

por lo manos, no se hubiera podido esperar de él<br />

una virilidad últil y honrada; pero en este siglo de<br />

cambios repentinos, la disipacion de la juventud,<br />

áun podía hacer sitio á mejores resoluciones, y al<br />

desarrollo de un carácter varonil. Curion poseía<br />

brillantes cualidades y cierta inclinacion natural al<br />

bien, y su reciente cuestura en Asia habían abierto<br />

su espíritu á ideas más grandes de interés v de<br />

deber, agrandándose su esfera de. accion con la<br />

muerte de su padre, hombre de mucha influencia<br />

en su clase. Ciceron se esforzó cuanto pudo en desarrollar<br />

en su discípulo predilecto las semillas latentes<br />

del bien, y parecía que el jóven había agra-<br />

.clecido estos cuidados por el celo con que sirvió á su<br />

mentor en el asunto de Clodio (1).<br />

Ciceron obtiene un puesto en el colegio de los Augures.—Ciceron<br />

obtuvo una . recompensa honrosa<br />

por el valor que desplegó últimamente, cual fué la<br />

de concederle la plaza vacante en el colegio de los<br />

Augures por muerte de Pullo Craso (2), siendo<br />

Hortensio el que propuso este nombramiento, para<br />

el cual prometió Pompeyo su apoyo (3), y en el que<br />

hubiera sido completa la satisfaccion del afortunado<br />

candidato sin la oscuridad de su competidor<br />

Hirro. La funcion por sí misma pasaba por ser una<br />

de las más nobles de que pudiera gozar un ciudadano<br />

(4), y su vanidad se contentaba con el alimento<br />

de dignidades poco sustanciales cuando se escapaba<br />

de sus manos la realidad del poder. La ley de<br />

Pompeyo que no admitía ya en la administracion<br />

(I) Véase la Carta de Ciceron á Curion, ad Div., II, 1.<br />

(2) Plutarco, Cje., 36.<br />

(3) Ciceron, Brut,, 1.<br />

(4) Ideen, De lec V?.<br />

MERIVALE. —Tomo 1 t. 17


-- 258 -de<br />

las provincias mks que á los magistrados que<br />

hubiesen cesado en sus cargos cinco años pintes,<br />

dejaba un -vacío en la sucesion regular de estos<br />

gobiernos, que no podía llenarse más que invocando<br />

los servicios de los cónsules y de los pretores de<br />

los años anteiiores, que ya habían servido, ó tal<br />

vpz habían rehusado servir léjos de Roma En el<br />

número de estos últimos se hallaba Ciceron, t't<br />

quien los tentadores halagos del proconsulado no<br />

habían inclinado todavía, á abandonar la ciudad,<br />

que consideraba como la única esfera propia para<br />

el ejercicio de su talento.<br />

Acepta con 9 iepugnancia el gobierno de la Cilicia.<br />

—No repugnaba ménos aceptar ent(Snces la comi-sion<br />

que en cierto modo se le impuso, pues veía<br />

tal vez con más claridad que otros, por más que<br />

nadie estuviese ciego en esta cuestion, la inminencia<br />

de un choque entre los jefes de partido. Disminuyó<br />

sus atenciones á César y se adhirió más estrechamente<br />

á la fortuna de su rival, que llegaba á<br />

su apogeo, y se hacía la ilusion de que su presencia<br />

podría suplir tal vez la falta de virtudes públicas,<br />

que observaba todavía con tristeza en los con.<br />

sejos de su patrono. Era cuestion de honor para el<br />

hombre de Estado acudir al llamamiento de la República,<br />

y cuando se señalaron los gobiernos de la<br />

Siria y de la Cilicia para Bibulo y para él, le tocó<br />

en suerte esta última provincia (1).<br />

Estado de la provincia de Cilicia<br />

tenia una extension considerable y no era menor<br />

su importancia militar. Comprendía,ademas del es:,<br />

trecho distrito entre el Tauro y el mar, alque se-<br />

(1) Plutarco, Cic., 36.


-259<br />

aplicaba, especialmente el nombre de Cilicia, los<br />

paises de Pisidia, Panfilia, Isauria y Licaonia, al<br />

mismo tiempo que los tres distritos de la Frigia meridional,<br />

designados con los nombres de sus respectivas<br />

capitales, Laodicea, Cibyra y Apamea (1). Encuanto<br />

llegó á, las fronteras de su gobierno, tuvo<br />

el procónsul que encargarse de las funciones militares,<br />

tan extraías á sus costumbres y educacion,<br />

pero que imponía la República, lo mismo que la<br />

aplicacion de las leyes, á los que gobernaban<br />

;1, sus súbditos. Se unió en Licaonia, á su ejército<br />

que debla constar de dos legiones, pero cuyo<br />

mero estaba reducido por la ausencia de algunas<br />

cohortes (2). Era necesario adelantar sin tardanza<br />

hacia la extremidad oriental de la provincia para<br />

contener la insolencia de los Parhtos que amenazaban<br />

invadir el territorio romano, y al mismo tiempo<br />

para castigar la defeccion del rey de Armenia,<br />

que como hemos visto acababa de formar una alianza<br />

de familia con los vencedores de Charra. Ciceron<br />

se estableció en Cibistra, al pié del Tauro (3), plaza<br />

que estaba situada en los limites del reino dependiente<br />

de Capadocia, donde Ariobarzanes I1 ocupaba<br />

el trono que los Romanos habían dado á su padre.<br />

Estaba punto de estallar una conspiracion,<br />

que fue reprimida con la presencia del procónsul<br />

y de sus legiones, pero el rey luchaba en vano<br />

para sostenerse contra el espíritu de rebelion de<br />

sus súbditos, fomentado por las intrigas de sus vecinos<br />

los Parhtos, y Ciceron n ) podía desprenderse<br />

(1) CiePron, X. F 7.<br />

(2) C2 icepon. Dir., III, o.<br />

(a) 1 11cw. 1t.,


2G0<br />

de tropas para defender la capital ó la persona del<br />

monarca, no pudiendo prestarle más socorro que el<br />

terror que inspiraba el nombre romano, que bastó.<br />

sin embargo, para hacer fracasar la rebelion pro-<br />

\Tetada. No puede ménos de causarnos admi-<br />

. 13acion, lo exiguo de las fuerzas que se le concedie -<br />

ronpara sostener á los soberanos dependientes, reprimir<br />

el descontento de los naturales, intimidar á<br />

las tribus merodeadoras de la Isauria, y contener<br />

los ataques de los Parhtos y de los Armenios, y sólo<br />

se explica seguramente por la influencia moral<br />

ejercida sobre las provincias por el rigor de la administracion<br />

romana, en los momentos mismos en<br />

que acababa de perderse casi por completo un gran<br />

ejército, contra sus fronteras. Hay que observar sin<br />

embargo, que Ciceron se- quejaba de la insuficiencia<br />

de sus fuerzas, y de que su amigo Celio acusaba al<br />

Senado de que por un vicio de conducta muy coiman<br />

en él, tenía miserablemente provistos á sus<br />

generales en las provincias, en relacion á los ser-<br />

. vicios que les incumbían (1). César y Pompeyo absorbían<br />

ya los recursos ordinarios del Estado y<br />

atraían á sus campos la. flor de la juventud roma.na.<br />

El proc 'rnsul se vió obligado á hacer una leva<br />

de ciudadanos nmanos en su provincia, al mismo<br />

tiempo que se fiaba en la buena voluntad de Dejotaro,<br />

rey de Galatia, para duplicar el número de<br />

sus fuerzas con tropas auxiliares. El expediente<br />

del alistamiento no respondió á sus deseos, pues<br />

era corto el número de Romanos en estas regiones,<br />

y les repugnaba dejar sus oficios lucrativos por los<br />

(1) Ciceron, ad Att., y , 18, y Collo á Ciceron, ad Din,<br />

XIII, 5.


261<br />

peligros del servicio militar. Bibulo que se quejaba<br />

de lo mismo en su gobierno de Siria., abandonó el<br />

ensayo por creerlo completamente infructuoso ;1).<br />

Casio rechaza las i4vasiones de los Parthos. Los<br />

temores de una invasion de los Parthos fueron aminorados<br />

con la valerosa actitud de Casio Longino<br />

que desafiaba esta invasion en Siria con los restos<br />

del ejército de Craso (2). Despues de la fatal denlode<br />

su general, se había retirado Casio á Antioquia,<br />

resuelto á proveer á la seguridad, lo mismo que á<br />

la administracion interior de la provincia, hasta la<br />

llegada de un nuevo procónsul. El arlo anterior había<br />

rechazado el ataque de algunos escuadronés<br />

parthos que se atrevieron á pasar las fronteras del<br />

territorio romano. Miéntras Ciceron llegaba con.<br />

toda comodidad de Roma para tomar posesion de<br />

su mando en Cilicia, Pacoro, hijo de Orodio, reapareció<br />

con mayores fuerzas y en actitud más resuelta,<br />

casi bajo los muros de la capital de Siria.<br />

Ciceron reclamó para sí el mérito de haber prestado<br />

á Casio, con su proximidad, la audacia necesaria<br />

para obligar al enemigo á un combate decisivo;<br />

pero resulta perfectamente de la comparacion<br />

de las fechas, que la victoria conseguida por este<br />

último fué anterior en algunas semanas á la llegada<br />

de Ciceron al pié del Tauro (3). Tampoco Bi-<br />

Lulo tuvo en esta circunstancia la más mínima participacion<br />

en los laureles de su lugarteniente, pues<br />

(1) Véanse las quejas de Ciceron en un despacho oficial<br />

dos cónsules y al Senado (ad Dir., XV, I. ).<br />

(2) Tito-Livio, Epit., CVIII; Dion, XL, 29, 30; Yeleyo II, 46;<br />

Joseph, Ant J'ad., XIV, 7.<br />

(3) Fischer. R(5-n2 Zeittaefeln, págs. 200; -s-caseCj,ceron,<br />

Att., V. 20, con ad Dic.. XV, 4.


parece que los Parthos estaban bastantes desanima_<br />

dos con sus derrotas sucesivas, y se abstuvieron de<br />

manifestaciones ulteriores de hostilidad; siendo necesario<br />

para perseguirlos en su pais, mayores fuer<br />

zas y acaso jefes más audaces de los que el poder<br />

romano podía entonces enviar á. Oriente. El nuevo<br />

procónsul no dirijió, por tanto, ninguna empresa<br />

militar, pero atendió á los negocios, y oment© en<br />

la c(kte de los Parthos una enemistad de familia que<br />

produjo al fin la rebelión de Pacoro contra su padre;<br />

1).<br />

liaz(z7,9 militcuzsi y admii .nistracion, civil de Cicepon,.—Parece<br />

ser que fue objeto de, diversion para<br />

los ciudadanos de Roma el contemplar la nueva<br />

posicion de su filósofo pacífico, dentro de un país<br />

plagado de asesinos, de bandidos y de piratas á<br />

medio corregir. y viendo desenvolverse á su vista<br />

las nubes de la caballería de los Parthos. Ciceron<br />

contaba, sin embargo, con el generoso apoyo de su<br />

hermano y de otros oficiales, y cuando pasó el peligro<br />

mis sério, no retrocedió en manera alguna<br />

ante la guerra ménos peligrosa, pero tambien . ménos<br />

gloriosa que exigía el estado de su provincia.<br />

Castigó en más de una expedicion á los merodeadores<br />

de las montarlas(2), y sus soldados le hala-.<br />

guron con el título de imperator, concediéndole el<br />

Senado por recompensa • una supplicatio. ( 3) Ea<br />

cuanto á él, tanto le deslumbraban suspropias<br />

hazañas, que deseaba lós honores del triunfo (4), y<br />

(1) Dion, XL, 30.<br />

(2) Véase el despacho oficial de Ciceron (D.d Div.. XV, ):<br />

v€ase Plutarco, Cic., 36.<br />

(3) Celio á Ciceron (ad Div., VIII, 11).<br />

(4) Ciceron, ad Att., VI, 6: ‹Amicorum littera rne ad<br />

triumphum vocant.» Véasc ad Att., VII, 1, ad Div., XV, 6.


263 —<br />

por nuestra parte, nos hallarnos perplejos sin<br />

saber que admirar más, si la capacidad de un hombre<br />

que salía tan honrosamente de una carrera tan<br />

extraña á los estudios de su vida, ó la excelencia<br />

de una educacion que ponía en general á sus compatriotas<br />

en estado de cambiar sin demérito la toga<br />

por la coraza, el foro por el campo, ó finalmente la<br />

perfeccion del sistema militar, que a! parecer no<br />

exijía más z"t un general que buen sentido y firmeza<br />

para asegurar el éxito de sus armas. La moderacion<br />

y la sabiduria de la administracion civil de<br />

Ciceron no desmintieron por otra parte las lecciones<br />

de virtud cívica que había enseñado con tanto<br />

brillo. Puede asgurarse que el hombre que resistió<br />

las importunidades de Bruto, secundado por las<br />

instancias de sus amigos personales (1), supo desplegar<br />

una franca severidad para reprimir las extorsiones<br />

de subordinados ménos distinguidos y<br />

ménos poderosos, viéndose ademas que los gastos<br />

del gobierno fueron reducidos á la mayor economía<br />

posible (2), produciendo las quejas de muchos<br />

parásitos despechados al ver los cuantiosos excedentes<br />

que ingresaban en las arcas nacionales (3).<br />

Estado de los partidos duranee el consulado de<br />

Suipicio y de H. Marcelo.—E1 consulado de Sulpicio<br />

y do Marcelo fu e completamente tranquilo en<br />

la ciudad, y los partidos rivales se observaban<br />

uno á otro atentamente y calculaban sus movimientos<br />

próximos con ansiedad. Estaba convenido<br />

al parecer que, acabaría la partida con un golpe de<br />

(1.) Idem, ad Att., V. 21, VI, t. 13; véase, t. 1, pág. 371..<br />

Idem, ad A tt.; véase Plutarco, loe. cit.<br />

(3) Ciceron, ad Att.. VII, 1: «In •emait nostra cohors omne<br />

illud putans distribuí sibi oportere.»


- 9 t)4 —<br />

fria habilidad. El principio del proconsulado de,<br />

César de 1. 0 de Enero del año 696. y las primitivas.<br />

disposiciones de la ley de Vatinio. se habian extendidopor<br />

los buenos oficios de Trebonio á un segundoplazo<br />

de cinco anos, á contar desde el arlo 701, yor<br />

consiguiente, aun le quedaban dos años y medio<br />

P<br />

de gobierno á mediados del 703. En esta época ya<br />

estaba casi terminada, como liemos visto, la guerra<br />

de las Galias, pero César podía aun consagrar ven-<br />

tajosaente m el tiempo que le faltaba, á consoli-<br />

dar su influencia en la provincia y en la capital<br />

entre los políticos necesitados. El Senado acababa.<br />

de obtener la eleccion de dos partidarios suyos,<br />

L. Emilio Paulo y C. Claudio Marcelo, que debían<br />

tomar posesion del consulado al principio del añosiguiente,<br />

aplazando César sus pretensiones para<br />

una vacante más lejana, manteniéndose eh este<br />

intérvalo atrincherado, segun parece, tras de las<br />

disposiciones de la ley que había arrancado á Pompeyo,<br />

y fiándose en los esfuerzos de su partido,<br />

para conseguir su eleccion en la ciudad, mientras<br />

él conservaba todavía el mando de sus legiones<br />

en las Galias. Había sin duda entre los nobles muchos<br />

que comprendían la necesidad de respetar<br />

una ley tan reciente y tan clara, y otros acaso<br />

ménos escrupulosos en este punto, que no estaban<br />

dispuestos todavía á despojarle de sus poderes,<br />

encanto que conservase su rival, al que envidiaban<br />

lo mismo, el gobierno militar de España. Exasperado<br />

el mismo Caton del desden con que le habían<br />

tratado las hechuras de Pompeyo, hubiera derribado<br />

de buena gana á los dos rivales simultáneamente<br />

de su orgullosa elevacion; pero M. Marcelo<br />

y la fraccion mas violenta del partido querían ata-


2;(35<br />

car abiertamente al jefe del partido popular, y<br />

cerraban los ojos á toda otra consideracion.<br />

Se renuevan, las intrigas para privar á César 'de<br />

sU .provincia. El cónsul propuso audazmente destituir<br />

en el acto á César y nombrar un sucesor, y<br />

Pompeyo ocultó las maniobras con que esperaba<br />

apoderarse por asalto de la posicion de su rival,<br />

protestando de su absoluta deferencia á la voluntad<br />

del Senado y afectando moderacion al mismo<br />

tiempo é interrumpiendo las deliberaciones de esta<br />

asamblea al ausentarse de la ciudad, cuando sepropuso<br />

someter el asunto á un debate solemne. Todas<br />

las miradas se hallaban fijas en en esta ocasion en<br />

el banco de los tribunos que se sabía eran adictos<br />

á César, y dispuestos á interponer su veto fatal en<br />

cualquier caso de ataque directo contra sus derechos.<br />

Se elige tribuno al jóven, Curion,—Un corresponsal<br />

de Ciceron nos revela cómo consideraron los<br />

nobles la eleccion del joven Canon para el tribunado.<br />

Sospechábase que con un carcter tan<br />

voluble y tan grandes necesidades, sería atraido<br />

fácilmente por los artificios del nit_s consumado de<br />

los intrigantes; pero teniendo en cuenta una afrenta<br />

que había recibido, segun se decía, de César, es<br />

peraban todavía que permanecería fiel á la política<br />

de su familia y de sus amigos (1), y aseguraban audazmente,<br />

que si algun tribuno protestaba contra<br />

la destitucion del procónsul de la Galia, tenían partidarios<br />

en el mismo banco que habían jurado apo-<br />

(1) Celio á Ciceron (ad Di"., Y111. 4): «Curio., nihil consilio<br />

faca, incutit rnultis magnum metum, sed ut spero et volo et<br />

est se fert ipse, lymos et simatum malet... quod eum Cesar...<br />

valde contempsit.»


2fJO -yar<br />

el nombratniento de, sucesores para los gobernadores<br />

de las provincias, y conducir las cosas de<br />

modo que sobreviniese una crisis que exigiera la<br />

intervencion de un dictador (1 ).<br />

Decreto de M. Marcelo ,çobre conce gion de la.9 provincia<br />

.9, dirigido expres)anzen te contra Cesar.---gil dia<br />

primero de Setiembre presentó por último M. Marcelo<br />

laproposicion de que el_ primero de Marzo siguíente<br />

los cónsules en funciones procediesen, segun<br />

costumbre, al señalamiento de las provincias<br />

de la república (2). Los dos primeros meses del año<br />

se destinaban á recibir embajadores extranjeros v<br />

al arreglo de los asuntos exteriores, siendo el 1. 0 de<br />

Marzo, al parecer, el dia acostumbrado para repartirlas<br />

provincias, negocio el más importante respecto<br />

de la economía interior del Estado (3). Marcelo<br />

no había mencionado explícitamente la provincia<br />

de César, pero se sabía perfectamente que en realidad<br />

se dirigía á él este golpe, y se fulminó un segundo<br />

decreto contra todo tribuno que osase dificultar<br />

los actos del Senado, disponiéndose ademas<br />

que se tomasen inmediatamente en consideracion<br />

las reclamaciones de los veteranos de César, porque<br />

de este modo esperaban evidentemente separarlos<br />

de la fidelidadá su querido j e fe.<br />

Se de.9aprueb el decreto por el partido moderado,<br />

pero le apoya Pompeyo.—A despecho del decreto,<br />

protestaron tres tribunos y hasta el mismo Sulpicio<br />

(1) Celio Ciceron Div., VIII, 5).<br />

(2) Ad Div., VIII, 9<br />

(3) Véase Ciceron, de Prov. Cons., 15: . «Ex kal. deniqüe et<br />

Martiis nascetur repente provintia.» Era esta una disposicion<br />

tal vez de la ley S.3mpronia para el señalamiento de las provincias<br />

consulares ántes (D la eleccion del cónsul:


desaprobó la proposicion de su cólega, pero la mayor<br />

ia del Senado no vaciló en c onfirmarla, y Pumpeyo<br />

manifestó Con solemnidad que el primer deber<br />

de todo ciudaaano era obedecer al Senado. Basta<br />

ahora, dijo, no he podido intervenir para abreviar el<br />

plazo del gobierno de César, pero ahora se desvan .ecen<br />

mis escrupulos. ¿Qué haría Pompeyo, preguutó<br />

Marcelo, si los tribunos se opusieran v ohibie- - •<br />

sen la ley que diera las provincias de César un su_<br />

.cesor de éste? Añadió que para él no existía diferencia<br />

entre que César rehusase obedecer al Senado, ó<br />

comprometiera sus partidarios á hacerlo. ¿Y qué haría<br />

Pompeyo, insistió otro, si César persistiese en op<br />

tar al consulado y se negase addicar su mando.<br />

Wué haría yo, respondió Pompe ,y o, si mi hijo levantase<br />

un palo contra mi? (1) «Estas palabras no parecieron<br />

bastante explícitas, é implicaban al parecer.<br />

que las intrigas de su turbulento rival, le inspiraban<br />

demasiado desprecio para descender z ri admitir<br />

tan monstruosa suposicion: de todos modos, cualquiera<br />

que fuese el lenguaje de Pompeyo, nunca<br />

estaban sus intenciones al abrigo de las sospechas.<br />

y no faltaren en esta ocasion personas quo pensaron<br />

que todavía tenía secretas inteligencias con el<br />

-enemigo coman. César protestó al parecer contra<br />

la injusticia de este acto, y sí podernos dar crédito<br />

al testimonio de un escritor, ofreció resignar el<br />

mando de las provincias Trasalpina é Iliria conser.<br />

vando tan sólo la Cisalpina Pero el Senado no le<br />

hizo ningun caso. Exasperado de un modo no acos-<br />

(1) Cerio á Ciceron, cid Dh'., VIII, 4.<br />

(2) Apiano, Bell. c15) , II, 25. Puede suponevse que Apiano<br />

:anticipa en este pasaje una oferta /Tic hizo (74;sar del mismo<br />

género en época posterior.<br />

G 7


tumbrado en él, no pudo ocultar la resolucion de<br />

defenderse con las armas si era necesario, y cuan --e<br />

do so le refirió la noticia del acuerdo del Senado de<br />

quitarle el mando el dia, indicado, puso la mano en<br />

la empunadura de su espada y esclamó: «Esta le<br />

conservará (1).»<br />

31. _Marcelo insultad OVSar mallratando d un Galo<br />

itan.Tadawo.—Todavía faltaba por ver si estos atrevidos<br />

invasores tendrían el valor de sostener esta<br />

resolucion cuando llegase la ocasion de ponerla en<br />

práctica, y tal vez hubo premeditacion por parte<br />

de algunos del partido de impulsar repentinamente<br />

á, la violencia al jefe popular, previniendo el<br />

riesgo de que viniese el desaliento. Este fué sin<br />

duda el objeto del cónsul Marcelo provocándole<br />

en esta época con un insulto brutal. César se había<br />

hecho patrono de los Galos transpadanos, y<br />

entre otros actos con que había afirmado su influencia<br />

en este pais se contaba la fundacion de<br />

una colonia en Novum Comum. Los Transpadanos<br />

habían obtenido ya de la Republica la franquicia<br />

latina por influjo de Pompeyo Estrabon (2), y es<br />

sabido que este privilegio confería á todos los que'<br />

habían ocupado una magistratura provincial todos<br />

(1) Apiano, Bell. civ., lI, 26. Plutarco atribuye sin embar-,<br />

(ro esta - frase á uno de sus soldados.<br />

(2) Estrabon, y , 1, 6; Asconius, in Pisonian., pág. 3, edic.<br />

Orell. Se dió el nombre dr Novum Comum á Comum , hoy'<br />

Corno, cuando César fundó allí una segunda colonia. Drumann<br />

opina , que corno la primera colonia de Pompeyo, Estrabon recibió<br />

el derecho latino, obtuvo la segunda la franquicia roma–,<br />

na completa. No hay autoridad en qué fundar semejante suposicion,<br />

y no puede aceptarse sino con la idea de que es exigida<br />

por el punto de historia que nos ocupa, pero el acto de Marcela<br />

era bastante irritante para César, sin que haya que suponer<br />

una violacion ó negacion de los privilegios de un ciudadano.


— 269 —<br />

los derechos de la ciudad romana. Ser azotado era<br />

un castigo de que un ciudadano romano estaba<br />

exento en el sentido más lato, y esta inmunidad<br />

se consideraba como una distincion y se guardaba<br />

con gran celo. Marcelo se apoderó con unpretexto<br />

de un hombre libre Novum Comum y le hizo<br />

azotar; y aún cuando no había desempeñado ningun<br />

cargo (1), y por lo tanto no podía legalmente<br />

pretender la exencion, no dejaba por eso de ser este<br />

acto altam ente ofensivo para el patron de sus compatriotas<br />

que veía con él disminuir su prestigio.<br />

Así lo comprendió Ciceron con su buen sentido y<br />

moderacion, denunciandolo como un acto de hostilidad<br />

insensata hacia un hombre que por lo ménos<br />

merecía honrosas consideraciones porparte de<br />

todos los ciudadanos de la República. Para colmo<br />

de indignidad envió el cónsul al paciente para que<br />

enseñase sus cicatrices su patrono, impotente<br />

para socorrerle.<br />

Peligro supuesto de la 7 osicio2b de César en, la Galia.--Es<br />

probable que la posicion precaria en que<br />

suponía al próconsul en esta época, inspirase á sus<br />

enemigos valor para insultarle de este modo, pues<br />

se decía en Roma que su caballería había sido des-<br />

(1) Véanse las palabras auténticas de Cienron: «marcellus,<br />

fcede de Comensi; etsi lile magistraturn non gesserat, eral<br />

Lamen Transpadanus.» (ad Att.. V, 111; Apiano, II,. 23, y tam-<br />

bien Plutarco (Ces. , 29), afirman lo contrario, pero mituralmente<br />

debe preferirse la autoridad de Ciceron, que llega hasta<br />

quejarse del acto corno irrespetuoso para Pompeyo, cuyo padre<br />

había concedido á los transpadanos el derecho latino, lo<br />

que no hubiera podido hacer, si Marcelo se hubiese limitado á<br />

negar el poder de César para conferir un derecho más ele-vado<br />

del que pudo disponer su predec esor. Observo que Midleton<br />

corrompe la pureza del pasaje latino, leyendo gesserit (debía<br />

ser gessiset) por gesserat, en ua fútil ensayo para conciliarle<br />

con Apiano y Plutarco.


2470<br />

truida en un encuentro desastroso; que la sétima<br />

legion ha ja experimentado una grave derrota;<br />

pie en su expedicion contra los Belovacos, había<br />

sido cortado del resto de sus fuerzas con un corto<br />

destacamento, babándose muy bajo en las filas de<br />

la nobleza de la suerte que le estaba reservada.<br />

Domicio llevaba el dedo z".1 los labios con un gesto<br />

significativo, que evita interpretar aquel de quien<br />

lo tomamos (1): poro Pompeyo al ménos tenía más<br />

confianza en la habilidad de su rival para salir de<br />

apuros, y cuando itdarcelo, llegando aún más lejos,<br />

propuso enviar los sucesores del proconsul z't sus<br />

provincias aún entes del tiempo prefijado, se opuso<br />

con expresiones prudentes y respetuosas hacia tan<br />

noble campeon de la República (2). Sin embargo,<br />

insisti,l) al mismo tiempo sin ambajes para que el<br />

Senado tomase el asunto por su cuenta en tiempo<br />

oportuno, y asumiese el derecho do decidir perentoriamente<br />

sobre las pretensiones de César.<br />

Pompeyo cae ei)lenno .4Vápoles.—En. esta cri—<br />

sis, y mientras que los más prudentes entre los nobles<br />

podían dudar todavía que les fuese posible<br />

resistir al enemigo impulsado á la desesperacion<br />

por los nalls violentos, sobrevino un incidente que<br />

afirmó sus esperanzas y les condujo al colmo de la<br />

(I) Cieeron, nd V111, 1. Cell° escribe á César en Cilicia<br />

el 1.° de Junio:<br />

«Quod ad Cmsarem crebi et non belli (1.(_ en rumores sed<br />

susurratores duntaxat veniunt: alius equite,m perdidisse,<br />

quod, facturo est: alim septimam legionem vapulare:<br />

ipsum apud Bellovacose:rcumsederi, inte-clussum ab reliquo<br />

exereitu; n'N,que adhuc cerfi cruicduarn est, neerue hece incerh<br />

binen vulgo .aetautur, sed iriter palcos, quos tu nosti. palam<br />

secreto narrantur: at manns ad os oposuit.—.»<br />

(2) Apiano, Bel& ci¿;., II, 26.


temeridad. La salud de Pompeyo era delicada y<br />

tenía predisposicion á sufrir todos los otoños las<br />

fiebres períodicas que infestaban al parecer en<br />

todo tiempo la costa del tirrheno. A fines del año<br />

703, se vió atacado de una grave enfermedad en<br />

Nápoles, y por algun tiempo se desesperó de su<br />

vida. Había llegado entonces á la cúspide, de su<br />

carrera política, y nada quedaba dentro de la esfera<br />

legal que pudiese aumentar su reputacion de<br />

poder ó de moderacion, habiendo gozado del consulado<br />

único, y lo que es más, habiéndole resignado.<br />

El único favor legíthho que todavía podía prodigar<br />

la fortuna á su favorito, era una vejez honrada<br />

y tranquila; pero las nubes que se amontonaban<br />

en el horizonte alejaban la esperanza de<br />

tan afortunado fin. En este momento, dicen los<br />

moralistas romanos que los dioses previsores trataron<br />

de alejar al gran Pompeyo de la esfera de la<br />

instabilidad humana; pero las ciudades y las naciones<br />

interpusieron sus súplicas y conservaron<br />

su amado héroe para ser despues vencido y decapitado<br />

(1). Las poblaciones de Puteoli y Nápoles<br />

fueron las primeras en demostrar publicamente el<br />

dolor y la desesperacion, haciendo votos y sacrificios<br />

por el restablecimiento del enfermo, y ,expresando<br />

su alegría, cuando se vió fuera de peligro,<br />

con fiestas y danzas, y coronándose de flores la<br />

cabeza.<br />

(1) Ciceron, Tttse. Ott. I, 35. Dcl. aquí esnn tomadas las<br />

eMpbres de Juvenal. ' (X, 283): «Fortunl ipsius et Urbis<br />

servatum enut absttiljt;» pensamiento de nna brevedad<br />

',llena de bu o n sentido. V(..,ans--1. tambien Veleyo, II, 48; Séneca,<br />

Coas. ad<br />

IX, 17.<br />

71


(;)'"'"•,)<br />

I<br />

Entusia gno de los Italianos por su restableci rmienlo.<br />

—Estos no eran sin duda más que Griegos, como<br />

dijo Ciceron (1); pero aunque reservados y sóbrios,<br />

no fueron ménos ardientes en su adulacion los Italianos.<br />

La multitud acudía á los caminos; las aldeas<br />

estaban llenas de gente como las ciudades; los<br />

puertos no podían contener los buques que conducían<br />

extranjeros del otro lado de los mares para<br />

saludar al héroe popular, cuando se le trasladó lentamente<br />

y por etapas hacia Roma. Pompeyo contemplaba<br />

con satisfaccion desde su litera este movimiento<br />

del pueblo, y lo consileraba una prueba<br />

suprema de lo-proundamente que había arraigado<br />

su influencia, ó una medida de los recursos inagotables<br />

de su popularidad (2). No había nadie que<br />

le dijese al nido lo vano de estas demostraciones,<br />

ni le predijese que Italia se rendiría sin combate<br />

á su rival, y que las voces que más alto lanzaban<br />

sus acentos de adhesion, acogerían al conquistador<br />

de la Galia con aclamaciones no ménos fervientes.<br />

«,Pero cuales son, decía un escritor malicioso,<br />

las perspectivas de un partido, cuyo campeon<br />

cae peligrosamente enfermo lo ménos una vez al<br />

amo (3)?»<br />

César trata á los Galos con dulzura.—La con clusion<br />

de la conquista de las Galias, encontró ya muy<br />

adelantada la obra de la pacificacion. La política<br />

de César difería esencialmente de la de sus prede-<br />

(I) Ciceron, loe. cit.: «Coronati Neapolitani fuerunt, nimírum<br />

etiam Puteolani: vulgo ex oppidis publice gratulabantur:<br />

ineptum sane negotium et grceculum.»<br />

.(2) Plutarco, Pornp., 57.<br />

(3) Ciceron, ad Att., VIII, 2: In unius hominis quotanis<br />

rericulose e2Totantis anima positas omnes spes nostras habemus<br />

»


J—<br />

cesores en la administracion provincial. Las provincias<br />

situadas á ambos lados de los Alpes habían<br />

sido atadas al carro de la República con las cadenas<br />

de hierro de las armas y de las colonias. Se<br />

habían arrancado al pueblo conquistado grandes<br />

extensiones de tierra, para darlas á los ciudadanos<br />

romanos, que quisieran cambiar la vida de pillaje<br />

en el extrae; ero por la seguridad de sus hogares,<br />

y defender los puestos avanzados del imperio enmedio<br />

de enemigos aterrados. El espíritu militar<br />

que animaba á estos colonos, su inteligencia y su<br />

valor bastaban para intimidar á los indignas, sin<br />

que casi hiciese falta la presencia de tropas regulares;<br />

pero no era posible extender semejante sistema<br />

á los vastos territorios que tenía entónces<br />

que organizar el Estado repentinamente, y tampoco<br />

entraba en los designios de César trasladar de<br />

este modo Roma á las provincias, sino que quería,<br />

por el contrario, aproximar á Roma á los de las provincias<br />

galas, y ligarlos por el interés y por el orgullo<br />

á la ciudad de sus conquistadores. El primer<br />

paso que dió hacia la trasformacion de los Galos<br />

en ciudadanos, fué aligerar en lo posible el yugo<br />

romano, y por consiguiente, no estableció ninguna<br />

colonia en toda la extension de la vasta regim que<br />

añadió al imperio. La forma de provincia que la<br />

dió. fué algo rrrls que nominal. ,\,1 como la Galia<br />

cisalpina se distinguía con el ti tul de Togata,<br />

para indicar su carUter pacífico, y la semejanza<br />

de sus costumbres con las de la ciudad, del mismo<br />

modo la Provenza, llamada tambien la Narbonense,<br />

se diferenciaba de la primera con el epíteto de Bracata,<br />

tornado de los trajes miserables de sus habitantes.<br />

Toda la inmensa region comprendida. entre<br />

MERAN' ALE<br />

,


-)74 —<br />

el 116dano, el ()océano y el Rhin, conquista del<br />

mo César, recibió tambien otro titulo distintivo y<br />

se llamó Comata, por la larga y salvaje cabellera<br />

de sus I) ;rbaros indígenas. El conquistador dejó,<br />

sin embargo, al ménos en apariencia, su libertad<br />

primitiva á la mayor parte de los Estados situadas<br />

en estos límites, y no temió conceder este favor á.<br />

las tribus más fogosas de los Galos, concediendo el<br />

titulo de Estados libres á los Arvernos, Eduos, Biturig,os<br />

y hasta á los fieros é indómitos Treviros (1).<br />

Tuvieron éstos sus magistrados, sus senados y sus<br />

deliberaciones, dirigidas sin duda por agentes romanos,<br />

y como vemos que en tiempos posteriores<br />

se fijaron por el gobierno los asuntos de discusion,<br />

y que los remedios y los argumentos de los orado<br />

res se sometieron á un exlrnen minucioso (2), es<br />

probable igualmente que no dejó César de ejercer<br />

una activa vigilancia sobre las asambleas que per<br />

mitió celebrar. Se admitió á otros Estados á la<br />

alianza de la victoriosa República (3), y el tributo<br />

que pagaban se llamó contribucion militar (4); y<br />

para que no pesase demasiado sobre ellos, se fijó,<br />

su cantidad anual en la moderada suma de cuarenta<br />

millones de sextercios (5). Colmó de honores y<br />

beneficios rnls positivos á las ciudades y á los jefes<br />

(6); pero lo que mis conquistó corazones y sim-<br />

(1) Cesar, Bell. 5',): Plinio. Hist. nat., IV, 31, 31.<br />

(2) Tí.cito, Al24., fli, 43; Ukert, Geog. cZer und<br />

t. III, 255.<br />

(3) Mem, Gern., 29.<br />

(1) Suetonio, Jul., 25; Tierry. Gauloi,s., 211.<br />

(5) Calculando el sextereio en '2 dineros y una fraecion, representa<br />

esta sama próximamente 350,000 libras de la. moneda<br />

ingte actual.<br />

(6) Auctor, Bell. Gail,, VIII, 49: «llague honorifice<br />

tes apenando nrin.eipes maximis prar3mi.i:s afilcientio.» El re-


----- 275 -<br />

patias al magnánimo romano , fué su trato y afables<br />

maneras. Cuando vió colgada su espada en el<br />

templo de los Arvernos, que se la habían cogido.<br />

se negó á reclamarla, diciendo con graciosa sonrisa,<br />

que la ofrenda era sagrada (1).<br />

César se concilia a los parciales del Senado en, 1«<br />

provincia.---César tenía otro enemigo en la parte<br />

meridional de la provincia, la faccion pompeyana,<br />

á la que temía más que á los Galos, y para hacerse<br />

fuerte contra ella, hizo la corte á las naciones que<br />

había subyugado. El foco de este partido residía<br />

en la Narbonense, donde Pompeyo había establecido<br />

la base de sus operaciones contra Sertorio, y<br />

que había llenado de legionarios y protegidos. Nar_<br />

ho Martius, principal ciudad de la parte occidental<br />

de la provincia se había declarado por los intereses<br />

del jefe de los nobles, y Marsella no era ménos partidaria<br />

de la aristocracia romana, á la que se inclinó<br />

durante el periodo de su lucha con las tribus limítrofes.<br />

La presencia de Mario en estas regiones había<br />

dado origen á relaciones con el partido de que<br />

era campeon victorioso, y cuando este partido se<br />

vió á los piés de Sila en Italia, muchos de sus<br />

parciales proscritos buscaron un refugio en la provincia<br />

Gala, donde Lépido esperaba reunir partidarios<br />

para su irreflexio ataque contra la oligarquía<br />

romana, y de la que Perpenna, había saca<br />

do poderosos refuerzos á Espafia para Sertorio;<br />

pero después del triunfo de Pompeyo, se reorgani-<br />

lato (le Dior' no es tan favorable sin embargo: TO 1)Ç VEV 1:C91,1TE1-<br />

'43.)7E o',57 ¿e iltieptoc¿, (XL, 4).<br />

(1) Pintare°, Ces., 2( T : El escritor atribuye<br />

evidentemente esta gouzTo--'.'dad á un entirn'.1>nto supersiicioso.


zó el ;31/.1u de la Galia como si fuese; pi opiedad de 1a,<br />

clase dominante, con un sistema de confiscación<br />

de crueles proscripciones. Milon escogió á Marsella<br />

como destierro, como una de las fortalezas de su<br />

órden, y tal vez por la misma razon pretendía Catilina<br />

ir á dicha ciudad, como para dar una garantía<br />

al Sellado de la conformidad de sus miras con<br />

ios intereses de este cuerpo. Despues de su regreso<br />

á Roma, Labia continuado Pompeyo gobernando<br />

esta provincia con la ayuda de Fontevo y de otros<br />

procónsules , hasta el momento de la llegada de<br />

César; pero el nuevo gobernador puso todo su empeño<br />

en deshacer la obra de sus predecesores, esforzándose<br />

en captarse las simpatías de los Marselleses<br />

con mayores favores que los que ya les había<br />

concedido su rival (1), extendiendo los limites de<br />

su territorio y aumentando los tributos que sacahan<br />

de éL A César cor responde el honor de hafier<br />

proyectado edificar una ciudad y de fundar una<br />

estaclon naval en Forum Julii, áun cuando no pueda<br />

atribuírsele con certeza su ejecucion (2). Sus designios<br />

ulteriores le impedían diseminar sus veteranos<br />

y establecerlos en colonias en toda la extension<br />

del país, pero se menciona el establecimiento<br />

de una división de la décima legion en Narbona,<br />

de la sexta en Arlés, de la sétima en Bezieres<br />

y de la octava en Antípolis (3), y es probable que<br />

en estos sitios empezase la distribución de los bienes,<br />

que despues concluyó Augusto.<br />

(1) César, Bell. eir., 1, 33: «Bollo victos salgas atribuit,<br />

vectigatiaque auxit.» Los Marselle3e3 reconocían que habían<br />

recibido paria beneficia, de César y de Pompeyo.<br />

(2) De Anville, Notice sur la Gaule, in voc.<br />

(3) Meta, II, 5; Plinio, Hist. nat., III, 4; Ukoll, Geog. oler<br />

Gr. 9,1 nd 11?,r;ra.; C-1:isellard. Mem. 111, 16.


— 21?<br />

fresar interesó en su faros' el espíritu milita ie<br />

los Galos. Clrnposicion de sus legiones. Para el caso<br />

en que no bastase la clemenciaque desplegó con las<br />

ciudades galas para hacerlas aceptar el ascendiente<br />

con que Roma se contentaba al parecer, adoptó el<br />

procónsul otros medios para quitarles todo ciernen.<br />

to de resistencia , encargándose de la direccion del<br />

espíritu militar del pueblo, y convirtiendo lo más<br />

escogido de su juventud en un gran ejército romano.<br />

Las legiones con que había reducido á la<br />

obediencia el país, eran principalmente galas por<br />

la sangre y el idioma, pues la República no le había<br />

suministrado tropas italianas (1). La décima legion<br />

fué organizada por Pontino, en la provincia<br />

transalpina para combatir los Alóbrows, y la sétima,<br />

octava y novena , que encontró César en la<br />

Cisalpina, fLeron organizadas probablemente por<br />

Metelo en este país, cuando se le envió á cortar la<br />

retirada 4:1, Catiliria, cerrando los pasos de los Alpes<br />

(2). Las legiones once y doce, procedían de la<br />

eva hecha apresuradamente por el procónsul en<br />

su provincia al principio de su primera campaña,<br />

y las legiones trece y catorce se sacaron de las<br />

mismas comarcas para oponerlas r la gran confederacion<br />

de los Belgas. La última de éstas fué<br />

destrozada por los Eburones (3), pero se organizó<br />

(1) Guischaril, Mon. § 2.<br />

(2) Autor, Bii11. Gal \ III, 8: «Tres veterrim. -e leg;oms.:9<br />

Las legiones que Pompeyo -mantenía en España, llevaban del<br />

número 1 al 6, dándose estos segun la feeli t de la leva, pero<br />

áun en esta época tan lejana, los ejércitos del Este y del Oeste<br />

no tenían niw!,.una rrlacioa entre sí, y se contaban aparte de<br />

las de España y Galia, las legiones de la Siria. Guischard,<br />

loc. Cit.<br />

(2) se dice (vi o en eta c)easion fueron dotztruidaY dos le-


otra con el mismo número enseguida, Itsi corno la<br />

décima quinta en las provincias galas , habiéndose<br />

organizado todas por él, hasta la que le prestó<br />

Pompeyo en la Cisalpina, por órden del Senado.<br />

Sólo unos cuanto'; soldados de éstos eran de origen<br />

romano ó italiano y poseían los derechos de la ciudad,<br />

habiendo sido tomados sin duda entre los naturales<br />

de los muchos Estados á los que se les habían<br />

otorgado los derechos latinos 1). Era contrario<br />

á la regla fundamental del servicio militar admitir<br />

extranjeros en las filas de la legion romana, ó formar<br />

legiones suplementarias con naturales de provincias<br />

no privilegiados, pero cada una de estas<br />

divisiones se había completado con un número ilimitado<br />

de cohortes (2) que con el nombre de auxili<br />

a estaban equipadas en su mayoría del mismo<br />

modo que el cuerpo principal , y sometidas á. la<br />

misma disciplina y al mismo mando. Los peligros<br />

y las glorias comunes de algunas campanas, habían<br />

hecho al auxiliar galo capaz de prestar tantos<br />

servicios como el legionario romano , y César se<br />

rodeó de muchas fuerzas de esta clase, admitiendo<br />

en sus filas muchos hombres notables y de influencia<br />

en sus respectivas ciudades (3). De este modo<br />

no tuvo inconveniente en organizar toda una legion<br />

de Galos únicamente; y de todas sus atrevidas<br />

innovaciones , ninguna tan en desacuerdo como<br />

ésta con lasprebcupaciones de sus compatriotas;<br />

;iones, pero probablemente quedó lo suficiente para formar<br />

una.<br />

(1) Sigon, de Jur. Ant. Ital.,111, 2, de Jur. Prov. I. 6.<br />

(2) La cohorte número 32 de la segunda legion, es mencionada<br />

en una medalla. Hardnin, ad Plin., Hl, 4.<br />

(3) César, Bell. Gal,, I, 39: «Nominatum ex omnibus eivitatibus<br />

nobilísimo et fortisimo quoque evocato.»


-- 2'79<br />

pero al obrar, asi llevaba á cabo su política de fusion,<br />

y despues siguió el mismo principio cuando<br />

concedió á este cuerpo en conjunto las inmunidades<br />

romanas.<br />

Legion, gala de César llamada Alauda.—Los soldados<br />

que componían esta legion se distinguían<br />

por un casco que llevaba sobre la cimera la figura<br />

de una alondra, ó un penacho de sus plumas, de<br />

donde procedía su nombre de Alauda (1). Admiraban<br />

los Galos el ardor y la vivacidad de este pájaro<br />

y se alegraban al verle, como de un favorable<br />

presagio. Apasionados por la actividad de una vida<br />

militar; envanecidos con la consideracion concedida<br />

la profesion de las armas, y orgullosos de sí<br />

mismos y de sus jefes, encontraban en el servicio<br />

de César reunidos todos los encantos que más les<br />

atraían , y ningun capitan supo captarse como él<br />

el cariño personal de sus soldados, imponiéndoles<br />

al mismo tiempo respeto. La severidad peculiar de<br />

su disciplina realzaba más el valo • de su clemencia,<br />

y conseguía c ni sus frases estudiadas y oportunas<br />

y con la rudeza que sabía mezclar á tiempo á,<br />

sus costumbres refinadas , excitar la alegría del<br />

campamento y halagar los gustos de sus compañeros<br />

de armas (2), gozando por todo esto de una popularidad<br />

extraordinaria entre sus tropas, que no<br />

consiguió ninguno de los generales romanos, los<br />

cuales sao mantenían la disciplina por el terror de<br />

los castigos. Miéntras duraron las campañas de<br />

las Galias, no l'u' o un solo acto de insubordinacion<br />

(1) Snetrmio. Ji11., 24; Plinio, _Hist. vitt., "Xf, 4-1; Cieeron,<br />

ad Att., XVI, k. Véase Drumann, 2:15.<br />

(2) Suetonio, Jul., 65, donde pone muchos ejemplos de esta<br />

clase.


— 28.0<br />

declarada, y aún los rudos reclutas de su primera<br />

expedicion se calmaban á, sus primeras palabras<br />

de reprension. Ira abnegacion desplegada en los<br />

momentos de peligro inr los soldados y los oficiales<br />

admiraba á los e7gei .imentados Romanos, y<br />

cuando ss le hacían prisioneros, era imposible hacerlos<br />

volver sus armas contra él, espantándose<br />

el enemigo, mz-s de las fatigas y privaciones que<br />

experimentaban en sus marchas y sitios, que de<br />

su bravura harto conocida en los campos de batalla<br />

(1). Este fué el secreto de sus repetidos triunfos<br />

contra el ni,m.ero y todas las demás ventajas, y la<br />

fama que consiguieron con ellos, adormeci) como<br />

por encanto el odio ó el patriotismo de los Galos/<br />

arrastrándolos una vez más sobre Italia, bajo las<br />

banderas de su conquistador.<br />

Carácier y conducta de C. Escribonio Curion (704<br />

A. de la C.) L. Emilio Paulo y Claudio 1llarcelo, eón-<br />

Escribonio Curion, había conseguido el<br />

tribunado, gracias al favor del Senado, y á, pesar de<br />

la desconfianza de algunos miembros del partido.<br />

Habiase hecho notar poco ántes corno uno de lo' más<br />

ardientes partidarios de la oligarquía, pero su carácter<br />

era voluble. Estaba ausente su amigo Ciceron,<br />

y ademas se sabía que carecía completamente<br />

de recursos, agotados por la, crápula y el despilfarro.<br />

Los pompeyanos acostumbraban á llamar<br />

corrupcion á la expresion de todo sentimiento contrario<br />

al ascendiente de su patrono, y es indudable<br />

que el oro galo había corrido como un torrente de<br />

metal fundido por todos los rincones de la ciudad,<br />

no admitiendo refutacion en esta época la culpabi-<br />

(1) Suetonio, Jul., G3.


281 ____<br />

lidad de Curion, por lo cual seria ocioso atenuar<br />

'ley la sospecha que prevale,ci) (1). Sin embargo,<br />

no había nada en su conducta que no pudiese interpretarse<br />

de un modo favorable: Había otros que<br />

insistían para que se mantuviese igual la balanza<br />

entre César y Pompeyo, y Curion proponía que se<br />

hiciese deponer las armas á los dos rivales simultáneamente,<br />

devolviendo de este modo al Senado<br />

su legitima supremacía. Los nm)les adoptaron calurosamente<br />

su opinion, y cuando el c C. Marcelo<br />

presentó el 1 .° de Marzo la proposicion de desarmar<br />

á César con el nombramiento de un sucesor,<br />

interpuso el tribuno su enmienda, obteniendo en<br />

una votacion la enorme mayoría de 370 votos<br />

contra 22. El pueblo cuyas simpatías se había<br />

granjeado prometiéndole medidas que le quitarían<br />

el cuidado de su propia subsistencia , y le libertarían<br />

de las cargas peculiares del gobierno civil<br />

(2), le aplaudió con entusiasmo, arrojando flores<br />

á sus pies, corno ante un atleta que volviese<br />

victorioso de la arena (31 Pompeyo estaba ausente<br />

y le consternó esta derrota, apresurándose í aparecer<br />

en el Senado, para manifestar que de buen<br />

grado prestaba su obediencia al último voto que ex-<br />

111.•••••■••••.............*••■•••■■••■<br />

(1) Apiano, Bell. eiv., II, 26; Dion, XL, 60: Velero, que es<br />

muy parco y juicioso en cargos de esta especie. se abstiene de<br />

manifestar su opinion: «Id gratis an :weepto H. S., centies fecerit,<br />

nt a(_Tepimus in medio relinquemus.»<br />

(2) Celio á Ciceron (ad Div., VIII, 6): «Levisime transfugit<br />

populum et pra Osare loqui legernque viariarri,<br />

non disimilem agrarim I1ulli et alimentariam, qum :1111)(4 .diles<br />

metiri, jactavit.» Véase Ciceron, ad Art., VI, 1, 25: «Vedius<br />

venit mihi obviam sum duobus essedis et rheda equis<br />

justa et lecta et familia magna: pro qua, si Curio legem pertulerit,<br />

H. S., centena pendat necese esse.»<br />

(.3) Apiano, Bella eiv., XI, 27; Pintarlo, Ponip., 58; cémr,<br />

30.


`,8<br />

presaba la voluntad de la asamblea. «César dijo,<br />

»es mi amigo y mí aliado; sus miradas se dirigen<br />

»hacia la ciudad, donde con tanta justicia se reve-<br />

»rencia su nombre; donde no le esperan más que<br />

»enhorabuenas y triunfos. Invitémosle enseguida<br />

»á que vuelva entre nosotros nombrándole un su-<br />

Dcesor; yo he prometido hacer en el porvenir cuan-<br />

»to esté de mi parte para calmar todos los ()dios<br />

»y todas las pertur' aciones (1)». No era difícil adivinar<br />

esta miserable asechanza, y Curion insistió<br />

con más energía que nunca, para que los dos rivales<br />

fuesen declarados enemigos de la Ilepú Tica,<br />

sino aedecian inmediata y simulUneamente. Pompeyo<br />

se retiró burlado y furioso, áun cuando<br />

todavía podía reirse de esta amenaza, pues el Senado<br />

no tenia una legion á ménos de 1.00 millas<br />

de Roma, y no podía derribar ni á César Iii á él, sin<br />

buscar el apoyo de uno contra el otro. La asamblea<br />

lo comprendió, y se abstuvo á, todo evento de tomar<br />

una decisión, siendo disuelta por el tribuno (2).<br />

El Senado requier'e á la vez á Pompeyo y á Üéésar<br />

para que entreguen qtna legion.—De estas deliberaciones<br />

salió sin embargo un decreto, cuyo fundamento<br />

hay que buscar tal vez, en la conciencia<br />

que tenía el mismo Senado de su impotencia para<br />

defenderse, y al cual dió todo el aspecto exterior<br />

de justicia. Fuá éste, mandar á los dos procónsules<br />

que entregasen una legion para el servicio de la República<br />

en Siria, donde se proponía reunir grandes<br />

fuerzas para oponerlas á los Parthos. Entónces fué<br />

(1) Apiano Be 71. civ. II, 28.<br />

(2) Idem, ibid., 29; Autor. Bell. Gall., VIII, 53: «Senatus<br />

frequens in alía omnla Celio emplea precisamente las<br />

mismas palabras en una carta Cieeron.


— 283<br />

cuando Pompeyo se atrevió á pedir á César la ler•ion<br />

que le había prestado tres ailos tintes, ademas je la<br />

que le mandaba proporcionar el Senado. César no<br />

vaciló en satisfacer ambas demandas (1),pues sabía<br />

que los soldados no olvidarían pronto al general<br />

que los había cubierto de gloria, y afirmó su fidelidad<br />

con un regalo de mil sextercios á cada uno (2).<br />

La guerra de los Pa.rthos no era rmls que un pretexto,<br />

pues en cuanto llegaron gas legiones, las acantonó<br />

el Senado en Capua, haciéndose por un momento<br />

la ilusion de que podría mantener la balanza<br />

entre ambos rivales con mano firme é intrépida.<br />

Apio Claudio ofende á a19unos miembros del órden<br />

*senatorial con la severidad qu,e desplela en la censura.<br />

La causa de César no estaba, sin embargo, abandallada<br />

á la defensa tan solo del elocuente, pero di-<br />

Curion. Tambien Sulpicio prestó todo el peso<br />

de su autoridad en su órden los intereses de una<br />

justicia igual, y el cónsul Paulo Emilio que edificó<br />

segun se dice, con el precio de su traicion, la basilica<br />

(3) que ha inmortalizado su nombre, ayudó<br />

tambien á contrarestar las gestiones de los pompeyanos.<br />

La cegedad de sus enemigos trabajó , sin<br />

embargo, más en 1)11') de los intereses de César, que<br />

todos los esfuerzos de sus amigos. Uno de los censores,<br />

Apio Claudio, era partidario furioso de Pompeyo.<br />

y creyendo favorecer los intereses de la oli-<br />

g<br />

arquía purificando severamente la lista del Senado,<br />

(1) Al-1(4°r, Ber Gal.,\ 54: «Roque obstare ata.<br />

legiones uni Cae-;ari detraituntur.» Vease Apiano; Díon.<br />

(2) Apiano, Beil. eiv., 11, 29.<br />

(3) Recibió, segun Plutarco, 500 talentos, Ces., 29; Apiano,<br />

Beil. civ., II, 26; véase Suetonio, 29; Ciceron, ad<br />

A Ct. 5<br />

VI. 3.


2S4<br />

procedió á un exámen vigoroso de las rentas, del<br />

origen de los méritos personales de los miembros de<br />

este cuerpo, atacando con sagacidad instintiva á los<br />

caballeros, los emanicipados ó á los nobles empobrecidos,<br />

cuya exclusion pensaba que aprovecharía<br />

A. su partido, sin conseguir más que confirmar y<br />

exagerar la predileccion de sus víctimas por César.<br />

Proscribió entre otros á Salustio el ilustrador, por<br />

una acusacion de prodigalidad, la cual estaba sin.<br />

duda plenamente justificada, pero el retórico insultado<br />

no se consideraba peor que los que le rodeaban,<br />

y se vengó adhiriéndose abiertamente á la causa del<br />

enemigo (1). Si su mano no era muy fuerte, ni muy<br />

pesada su bolsa, tenía otros rocursos que poner al<br />

servicio de su nuevo patrono, y cubrió á la aristocracia<br />

romana de una externa infamia, en una série<br />

de sátiras crueles , bajo el disfraz de la historia<br />

(2).<br />

Tentativa abortada de expulsar á Curio?, del Ses<br />

nado.—Mareelo y los oligarcas llaman d Pompeya en<br />

su auxilio. Era de la mayor importancia sacrificar<br />

(1) Dion, XL, 63.<br />

(2) Se refiere poco de la vida de Salustio, y esto poco no<br />

es indudable. El escrito supuesto, titulado: .Declamatio in<br />

Sallastium le describe, y no equivocadamente al parecer,<br />

corno viviendo al dia, buscando recursos por los medios más<br />

viles, para disiparlos en busca de honores y placeres. Octuvo<br />

despees un gobierno de provincia en Africa, yallí amontonó,<br />

por medio de extorsiones . las enormes riquezas que le hicieron<br />

famoso en la posteridad. Esta circunstancia puede<br />

ervir para explicar las palabras dirigidas por Horacio al sobrino<br />

del historiador:<br />

«Latius regnes avidum domando<br />

Spiritum, quam si Sibyan remotis<br />

Gadibus jungas et uterque Poenus<br />

Serviat uní.»<br />

Hor., Od., 2, 9.


285 --<br />

si era posible al turbulento demagogo, y Apio hubiera<br />

comprendido á Curion entre los indignos • de<br />

pertenecer al Senado, si esta medida extrema no<br />

hubiese encontrado la oposicion de su colega,<br />

L. Pison, suegro de César, á pesar de su tímida<br />

oposicion al partido que estaba unido en general.<br />

Apio se limitó á declarar en el Senado gravemente<br />

la indignidad del tribuno, v é ste contestó rasganc s tido<br />

sus vestiduras en señal del ultraje que se hacia<br />

á su sagrada mision (1). Lejos de asustarse el<br />

cónsul C. Marcelo con esta demostracion , sometió<br />

al voto de la asamblea la expulsion, pero el tribuno<br />

se defendió con destreza, y mostró una afectada<br />

moderacion; vaciló el Senado y abstuvo de sancionar<br />

aquella medida.. Despechados los nobles, se vistieron<br />

de luto, é hicieron las demostraciones propias<br />

de una calamidad nacional (2) acompañando á su<br />

campeon Marcelo al retiro sub-urbano en que se<br />

había instalado Pompeyo sopretexto de un gobierno<br />

proconsular, confiandole la guarda de la ciudad,<br />

con dos legiones de las de Capua z't sus órdenes (3).<br />

El prudente hombre de Estado pidió que se le confirmase<br />

este cargo con la sancion de los cónsules<br />

designados para el año siguiente, C. Claudio Marcelo<br />

(4) hermano de M. Marcelo, cónsul del arlo 703,<br />

y L. Comelio Léntulo Crus, los cuales manifestaron<br />

su completa conformidad con su partido (5), y prometieron<br />

su apoyo para el porvenir al protector de<br />

la vana • esperanza. fila-<br />

su eleccion. Se al limentaba<br />

(1) ;.)ion, ►.<br />

(2) Plutareo, Pon-27)., 5').<br />

(3) Apiano, Bel!. civ., 11, 1)!on, G-1„<br />

(4) Era primo de G. Clodio N5ree1o. e(")nz!i!.<br />

(5) 1 .1 .1,7 ,11, XL,


dada en rumores procedentes del campo de César,,<br />

de ve el ejército del procónsul se negaría á batirse<br />

por él, y hasta que éste podría sucumbir á manos de<br />

sus tropas indignadas (1). Pompeyo cría zlun ciegamente<br />

que era inatacable su posicion, y cuando se<br />

le apremiaba para que hiciese nuevas levas, rechazaba<br />

el consejo con desprecio: No tengo más que<br />

dar con el pié, decía, cuando sea necesario, para<br />

hacer surgir legiones del suelo de Italia (2).<br />

Fatuidad de la 01,iyalvpzia.— Esta es la fatuidad<br />

que hiere fatalmente á los consejos de una aristocracia,<br />

orgullosa con una larga é ilustre carrera,<br />

cuando se ve acometida por un jefe revolucionario.<br />

Encerrándose en su sangre fria, no tiene en cuenta<br />

lo que hay de contagioso en el espíritu de agresion<br />

y de derden, y no hace caso de la turbulencia<br />

y de lo fácil que son de arrastrar tropas acostumbradas<br />

á una prolongada carrera de pillage y<br />

de poder; no viendo en ellas más que el instrumento<br />

de un jefe egoista, que acaban por disgustarse<br />

de la parte desigual que les corresponde en la asociacion,<br />

y calculan con su deseo de poner en salvo<br />

sus ganancias volviéndose contra él. Pero el génio<br />

del aventurero á quien acompaña el éxito, se demuestra<br />

sobre todo en el ascendiente que adquiere<br />

sobre sus partidarios, z1 los que llena de esperanzas,<br />

modifica sus propios sentimientos é inspira la<br />

conviccion de que tienen unaparte efectiva en sus<br />

triunfos. Esta accion trascendental de un alma<br />

sobre otras almas, nopuede comprenderse más<br />

que por aquel génio que es capaz de ejercerla.<br />

(1) Plutarco, Cas.. 29, comp., 57.<br />

'2) ídem, Pomp.„ 57.


28'7<br />

Recibimiento triunfal de César en la provincia<br />

cisw/pina.—Despues de afirmar la seguridad de<br />

sus conquistas, residiendo al otro lado de los<br />

ves durante el invierno y la primavera de este año,<br />

se puso César en camino para hacer una visita de<br />

inspeccion á la provincia cisalpina (1). Su objeto<br />

verdadero era pedir los votos de los ciudadanos<br />

romanos de estas regiones á favor de su cuestor M.<br />

Antonio, que era candidato para un puesto vacante<br />

en el colegio de los Augures. El celo con que<br />

este cumplido oficial había secunlado sus operaciones<br />

en la Galia, lo mismo que sus intrigas en<br />

la ciudad, le h ..cian acreedor al apoyo del procónsul,<br />

el cual sabía al mismo tiempo que los nobles<br />

habían resuelto sacrificará Antonio al ódio que le<br />

tenían. Cuando supo al llegar al Pó, que la persecucion<br />

de su partidario había sido coronada de éxito<br />

(2), no suspendió su viaje, sino que ambicionando<br />

siempre el consulado, aun cuand.: todavía lejano,<br />

quiso ensayar su popularidad, corno conquistador<br />

de la Galia, en tre los municipios y las colonias á<br />

quienes eran más familiares sus acciones. No sufrió<br />

desengaño en la idea que se formaba de la es-<br />

(1) A. 704 de la C.; 50 ¿hitos de J. C.; .Actor, Beil. Gal.,<br />

VIII, 50.<br />

(2) Antonio fué ele g ido para ocupar' la vacante que quedó en<br />

el colegio de los Augures por muerte (le Hortensia la cual tuvo<br />

lugar en Abril. Ceno á Ciceron, ad Din, 8; véase Cicerone al<br />

ACt., VI, 2, y Fiseher, R(5m. Zeitirpfeld. Los nobles apoyaron<br />

Domicio Altenobarbo para disputar el cargo, pero la<br />

influencia de Curion sobre las tribus as-Turó el éxito del, candidato<br />

de César. La el('ccion se veritie) en verano: véase Celio<br />

á Cicerone ad ¡)j i., VIIl , 14. Veleyo habla ea Urrni nos brillantes<br />

de la dicha de Flortensio y de. Lúculo, por h tber muerto<br />

tirites que estallase la guerra civil. El último murió muy poco<br />

de,.>pues de la vuelta de Cicer(Ii del desti3rro. Véase Ciceron,<br />

Proc. Consta. , 9.


'b)<br />

timacion erg que le tenían, Pues por urdas partes<br />

donde pasaba se cubrían los caminos de admira_<br />

dores entusia stas, se abrían las puertas de las<br />

dades con aclamaciones, se adornaban con arcos<br />

triunfales, se sacrificaban víctimas en accion de<br />

noracias á los dioses por haberle dado la victoria y<br />

17)<br />

conservado sus días, y se convidaba al pueblo erg<br />

las plazas públicas como en celebracion del solemne<br />

triuno que tan gloriosamente había merecido.<br />

Los ricos no retrocedieron ante ningun gasto<br />

para honrar lo que había hecho, y los pobres se<br />

agolpaban en torno suyo con la esperanza de lo<br />

que aun podría hacer. Habiendo atravesado de este<br />

modo -toda la Galia cisalpina, y seguro del lugar<br />

que ocupaba en el afecto de esta provincia, volvió<br />

á sus cuarteles de Nernetocenna (1), y reunió todas<br />

sus fuerzas para una gran revista.<br />

Eidusia,so de los «'et'ranos de César. Todas las<br />

miradas estaban vueltas hacia Italia ; el progreso<br />

de las hostilidades entre los partidos rivales era<br />

conocido por todo el mundo, y confiado el ejército<br />

en su valor, fanático por su general, y sin cuidado<br />

por los lazos morales que pudieran ‘unirlo á una<br />

ciudad que st'510 conocía de nombre, esperaba clon<br />

la mayor impaciencia la órden de avanzar. Era la<br />

primera vez que se habían reunido todas las legiones,<br />

y con el relato de sus respectivas hazañas, se<br />

llenaban de un ardor que apénas podía contenerse.<br />

No había llegado, sin embargo, el momento, y se<br />

contuvo su impaciencia dentro de límites razonables<br />

con promesas y halagos, distrayendo su aten-<br />

(i) Nemetoenna, Nletaeurn de tos itirh)raritY, de3Ptl"<br />

Atrebates, 1.a moderna Arras. De Anvil le, in VOC


cion con cambios de cuartel y movimientos so<br />

pretexto de proporcionarles acantonamientos más<br />

abundantes y más sanos. Entretanto encargó César<br />

á Labieno de la administracion de la provincia<br />

cisalpina, como al amigo fiel con quien podía contar<br />

, aumentando el interés que ya había sabido<br />

excitar en su favor. No dejaron de advertirle respecto<br />

á las tentativas de sus enemigos para corromper<br />

la fidelidad de un lugarteniente tan bien<br />

experimentado, y de sus soldados; pero las despreciaba<br />

ó se negaba á creer en ellas, y sostenía audazmente<br />

la justicia de sus pretensiones como futuro<br />

candidato para el consulado, sancionada por<br />

el privilegio que se le había concedido, y aseguraba,<br />

con aparente confianza, que no se atreveria el<br />

Senado á, cometer la iniquidad de priva 1e de su<br />

mando (D.<br />

ésa/. se dird;ye Ráceita: de s( 'e¿ ir Curion.—Al<br />

concluir el ario, se trasladó tambion<br />

pro6usul Italia, dirigiéndose Roma con<br />

sola legion, la decimatercera, para s't defensa personal<br />

(2). El resto se acantonó en cuarteles de invierno<br />

entre el territorio de los Eduos y el de los<br />

Belgas. César se había librado hasta entónces de<br />

un voto hostil del Senado pcir la habilidad con que<br />

Curion había defendido sus intereses, y la eleccion<br />

para el tribunado del arto siguiente, de Antonio y<br />

de Q. Cesio LI-Jn •ino, otro amigo suyo (`4 le propor-<br />

)naban al parecer medios legitimos de prolongar<br />

su defensa; pero al entregar el ef'insui Pompeyo<br />

(1) Bel‘. (jai., VIII, 51,<br />

12) Ídem, ibid., ;I)4.<br />

(3) Quinto era hermano de<br />

MrR z v4 I E,--TOMO


enstedb d la é r_it dad, babia declarado de hecho<br />

la guerra ( ,.; su rival. Faltaba saber cuanto tiempo<br />

se extendería la salvaguardia de las leyes sobre<br />

un hombre tan abiertamente denunciado como ene<br />

inigo público, Como el término del cargo de Curion<br />

estaba punto de espirar. y su seguridad personal<br />

mN hallaba tanibien comprometida, hizo el tribu-<br />

._-/o un último llarnamlento al pueblo; dijo muy alto<br />

que estaba violada la justicia, que ya no reinaban<br />

las leves, que la ciudad e staba sujeta una domiuacioit<br />

militar; exhortó á los ciudadanos 'á que resistiesen<br />

á esta tiranía, como habían hecho sus padres,<br />

negándose al servicio militar (1 ) ; Despues<br />

de este esfuerzo supremo, abandonó repentinameni<br />

e la ciudad y se refugió sin perder momento en el<br />

campamento de H:'Ivena (2 como -único asilo de su<br />

inocencia perseguich,<br />

DesconteWo lo,e wrible. por lo •imeu'on, de Poyilyeao.—Pompeyo<br />

Se ilmitai)a, á pesar de todo esto,<br />

mantener envainada la espada que el cónsul le ha<br />

bia confiado, y su conducta era incomprensible<br />

para sus fogosos partidarios, al ver que rehuía<br />

los consejos de los nobles, y continuaba al zjado de<br />

la ciudad , alegando el estado de su salud ó<br />

mando militar como excusas para cambiar conti-<br />

Duamente de residencia, dejando abandonado á su<br />

partido. que sostuviese sin jefe las discusiones del<br />

foro y de la curia, Quejaronse amargamente de<br />

u 1Tarente inaccion (3); pero él no hizo caso de<br />

(1) Apiano, 1941. civ., II, 31.<br />

(2) Dion, 66.<br />

(3) Cicerort, ad Ati., VII, 5: .(kQuee ego eqUiteS Rona., CP-14)S<br />

Sonatores N-Mi! qui acerrime plum ecet axl tuna hoc iter Popa,poii<br />

Tituperarnt.,


— 291 —<br />

su descontento , ni se dignó siquiera contestar<br />

á Antonio, que empezó su cargo tribunicio. denunciando<br />

con mas furor que nunca, toda la carrera<br />

del grande hombre , desde su aparicion en<br />

la vida pública (1). Esto sucedía precisamente<br />

cuando Ciceron volvía de Asia, donde sus partidarios<br />

le habían halagado con esperanzas de paz,<br />

y le habían dejado acariciar la idea de reclamar los<br />

honores del triunfo. Cierto es que sus servicios<br />

aunque poco brillantes y extraordinarias, basta ban<br />

para sostener esta pretension (2), y p.-xlia suponerse<br />

que los nobles se considerarían afortunados<br />

atrayendo á, su partido otro imperator, satisfaciendo<br />

una honrosa ambicion. Per.), ó Ciceron no<br />

tenía bastante decision de miras para agradar al<br />

partido en general, ó prevalecían envidias particulares<br />

sobre los intereses de la casta. Caton mismo<br />

insisti(► sobre las objecciones de forma, con más<br />

obstinacion. que de costumbre (3); pero cualquiera<br />

que hubiese podido ser el resultado en otras circunstancias,<br />

ocupaba todos los espíritus la crisis<br />

inminente, con exclusion de todo otro asunto, y se<br />

aplazó la discusion de la demanda para otra ocasion,<br />

que no llegó jamás.<br />

Regre,s.o de eicerond Dalia.--(Enero, del A. 701 de<br />

la C.; 5o J. C.'. —Cónsvlpg C. alo,tulio<br />

(I) Ident. i íde'd.. VII, S: (‹Antonii<br />

(pi t erat<br />

Pompeii usque a toga pur:1,»<br />

(2) AbekPri, (Cinero ia, Setn Brief. ff -rríg. '21?), dt.Tartatra<br />

que la pretension de Ciceron era razonable. I. ,:ntuin había ohte<br />

i do un triunfo por hecli qs cornpletrtmente seinejalite.s en la<br />

raHrna provm Cie(lron, ad Att., V. 21, 4.<br />

(*.9 Caton á Cicerorx (ad Db.:. XV, 5.) Había re3istido á la<br />

preterrlioll de ‘pi(,) 1uchIT ,;t s i regre,so de la


celo? °piel o Léntulo 612' iZS . co4"e7en,<br />

la con, Po mpeyo sobre el estado de los ít,(vocios Cierna on<br />

apareció en Italia con traje militar, seguido de sus<br />

lictores que llevaban las haces coronadas de laurel.<br />

No podía entrar en Ja ciudad donde voluntariamente<br />

se hubiera lanzado en el acto 11, la corriente<br />

de los asuntos. pero estaba poco informado del<br />

verdadero estado de las cosas, y no había adquirido<br />

fijeza de o l)inion en cuanto z1<br />

.<br />

esto Acto continuo<br />

fué á ver Pompeyo z5, su quinta Albana, siendo<br />

recibido con aparente cordialidad y animado para<br />

que persistiese en solicitar un honor tan ambicionado<br />

(1). Al mismo tiempo le aconsejó Pompeyo<br />

que no tornase parte en las discusiones del Senado,<br />

si este se reunía fuera de los muros de la ciudad,<br />

lo cual obedecía ostensiblemente al temor de que<br />

se comprometiese en una disputa con los tribunos,.<br />

lo cual per:udicaba sus probabilidades de triunfo,<br />

pero en realidad era por el temor de que intentase<br />

una mediacion entre ambos partidos, y que interviniese<br />

para restablecer la concordia. Sabia Pompeyo<br />

que Ciceron estaba en correspondencia con<br />

César, y las cartas del procónsul galo no respiraban<br />

m que sentimientos de moderacion y de virtudes<br />

cívicas. Al mismo Ciceron le costaba trabajo<br />

persuadirsede que fuese inevitable un rompimiento,<br />

pero sus esperanzas no pudieron resistir al honor.<br />

de las confidencias que le . hizo Pompeyo, y se doblegó<br />

á, la opinion general de su- orden , de que era<br />

preciso emplear la fuerza para dominar el poder de-<br />

César , y buscó consuelo con Atico pensamienos<br />

que le entristecían, con inútiles lamentaciones<br />

Cicoron ad Att., VII 4 y sig.


• ) 4<br />

w-<br />

sobre la fatuidad de su partido, culpable de haber<br />

dejado aumentarse este poder durante nueve años<br />

de victorias, cuando hubiera podido aniquilarse en<br />

su gérmen.<br />

César envía d Curion d Roma para proponer<br />

arreglo. César comprendía las inmensas ventajas<br />

de tener en su favor las apariencias, para el papel<br />

de agresor en una guerra civil, que estaba pronto á<br />

aceptar, y se aprovechó de todos los flacos que le<br />

ofrecía la violencia de sus adversarios para exponer<br />

la justicia de sus pretensiones y la inocencia<br />

de sus designios , con el lenguaje nr's comedido, y<br />

obtuvo de Curion que regresase á Roma á principio<br />

del año entrante , siendo portador de un mensaje de<br />

paz (1). Ofreció en él entregar la provincia transalpina<br />

y todas las tropas que aseguraban su sumisiifi.<br />

y sólo pidió permiso para conservar la Cisalpina y<br />

la Iliria con una escasa fuerza de dos legiones solamente<br />

(2). Debía saber perfectamente que era tan<br />

grande la excitacion (le las pasiones de sus enemigos,<br />

que no darían oídos á ninguna proposicion, y<br />

que estaban decididos que César no fuese mas<br />

tiempo cónsul. La aspereza de su cuestor Antonio<br />

en el tribunado les demostraba lo que podían esperar<br />

del procónsul en posicion l'tun i nnts elevada (3);<br />

pero las condicione :24 ofrecidas por César, no eran<br />

más que un cebo especioso para ganarse las aclamaciones<br />

populares, y los cónsules no estaban daispuestos<br />

á que el pl'iLlico las conociese, miéntras que<br />

(1) (Y sar, fica. !; Apian g , I!, Dion,<br />

XLI, 1.<br />

(2) AuctPr, B(11. G(11., VIII, al fioar.<br />

(3) Esta fim; la ol):::.erva ,si()a del ni 1)(Irrneyo<br />

,Cieeron.


Curi4in v Antonio cuidaron bien de comunicarlas á<br />

todo e:mundo, al mismo tiempo que las sometían<br />

al Senado (1).<br />

Semclo reciia 6b los ofrecimientos de C'es' ar y<br />

le revtzere para gibe resiplie el muldo.—Los cónsules<br />

desviaron la discusion en el debate que siguió y<br />

la hicieron recaer sobre la cuestion de seguridad general,<br />

denunciando corno una traicion patente los<br />

designios imputados á César. Los poderes ordinarios<br />

de la , dijo Léntulo , se hallan paralizados ;<br />

que las formas cedan una vez el paso á una violencia<br />

saludable (2). Ya no queda á César gnus recurso,<br />

afi adia , que resignar el mando el dia que ordene<br />

Senado, y volver como simple ciudadano á solicitar<br />

los votos de las tribus. El privilegio que ántes se<br />

Te había concedido en este caso particular, debía ceder<br />

á, la necesidad pública, y fué en vano que se levantaran<br />

veces en favor de un plazo, alegando unas<br />

que su partido no estaba armado todavía, y otras<br />

que, si Pompeyo partía para su lejana provincia, todo<br />

iría bien (3), y no existiría el peligro de que chocasen.<br />

las nubes cargadas de electricidad que amenazaban<br />

incendiar el mundo. El decreto se puso á votacion ;<br />

los tribunos que defendían los intereses de César,<br />

Antonio y Q. Casio se opusieron á, ello, fundándose<br />

en el privilegio que le había concedido el pueblo,<br />

pero fué rechazado su argumentó y triunfó el decreto<br />

(4). Protestaron los tribunos contra su ilegalidad<br />

(1) César, Bell. eiv., 1: Dion, XLI, 1; Plutareo, Pomp.,<br />

7)9: César, 30.<br />

(2) Céss-ir dice (Bell. civ., I, 5): «Aguntur omrtia raptini<br />

atque turb_ite.»<br />

(3) César, Bell. din., I, 2.<br />

(4) El voto definitivo fué casi unánime. Dion, XLI. 2. Esta<br />

rápida tiuctuaciou de la mayoría ; de nota b doferencia habitua


y proclamaron en alta voz que se ies hacia violencia<br />

en el ejercicio de sus funciones oficiales, y contestaron<br />

los contrarios de&ararando el Estado en peligro,<br />

y poniéndose, en señal de alarma, las togas<br />

negras de luto nacional. Comprendían los cónsules<br />

que habían traspasado los limites de la ley, y que<br />

ya no tenían más que continuar de este m'ocio. Se<br />

convocó de nuevo al Senado para determinar el<br />

castigo que había de aplicarse á los tribunos refractarios;<br />

y cuando se les intimó que serían expulsados<br />

violentamente de la sala de la asamblea (1), se disfrazaron<br />

y huyeron acompafiados de Curiori como si<br />

peligrase su vida.<br />

A bandonan la ciudad y se refugian en el campo de<br />

César.---E1 acto de abandonar la ciudad era en si<br />

mismo una declaracion de que abandonaban si.D<br />

funciones ultrajadas y sin proteccion, pues estaba<br />

prohibido á los tribunos salir de sus muros durante<br />

el tiempo de sus funciones , cubriéndose con toda la<br />

dignidad de su independencia violada, sabían pie<br />

serían acogidos con entusiasmo en los cuarteles del<br />

procónsul , y que sus personas Ser ian en :11, campo<br />

como la causa y la justificacion de la guerra.<br />

de Tas asambleas Tontonas h. tc:a las opinioaes de sus jete, la<br />

cual es iguilmente notable en las owration(ys del Senado y en<br />

las de las centurias.<br />

(I) C(:11-1r, Dell. I, 5: «De sua salute geptimo die (Jan.,<br />

7), cogitare coguntur,» Dion, XLI, 3: V) Aav-,-(JUor:<br />

r.",Iptat 7txp-vEry a.- Apiano, Bel!. tic., II, 33 Izaz;yyi z9:c -:;)9<br />

1-41.71fr,un<br />

p.i1 ¿%-r.7.pArijv-zzQ ;') F.c.)Ç 7.10ritzv<br />

dero7._Inzp ,)v Tito Livio, CIV: «Urbe pulsi.Y5 T.o<br />

tribunos<br />

abandonaron á Roma eu la noche del Gal 7 'In Enert-‘<br />

19 de Novietabre del calendario corrogille.


CAPÍTULO XIV<br />

puparaa lo c:llisules á combatir con la fuerza las pretensiones do<br />

César.—César pLsa el Rubicon.—Consternacion de sus enemigos.<br />

Abandonan éstos á Roma y se reunen á Pompeya en Campania.—César<br />

avanza triunfalmente . —Finge el Senado negociaciones.—Pornpeyo re-<br />

Ilocede á Laceria,.—Domicia hace alto en Corfinio, y sus soldados le<br />

hacen traioion y le entregan á César, el cual le perdona.—E7eotos do<br />

clemencia de César.—Pompeyo es sitiado en Brindis por César.—<br />

S9 escapa por mar con sus tropas, los cónsules y el Senado.—Explicacion<br />

do la apara.nte pusilanimidad de su canducta.—(Enero-Marzo_<br />

A, 705, de la 49 ante de J. C. )<br />

Exilo de 1. 1!8 en/cívicas medidas del Senado. (A. 705,<br />

de la C.; 49 ántes de J. C.)-----Miéntras que las pretensiones<br />

de César estuvieron sostenidas por campeones<br />

investidos de las prerogativas del tribuñado, el Senado,<br />

que estaba compuesto de hombres de todos los<br />

partidos y matices de la opin ion, había obrado como<br />

hemos visto con mucha irresolucion, y áun cuando<br />

en sus decisiones se dejó arrastrar violentamente de<br />

un extremo á otro, á impulsos de los .más resueltos<br />

ó violentos de sus miembros, demostró, sin embargo,<br />

en muchas ocasiones, cierta inclinacion á tratar á<br />

los dos jefes rivales con igual justicia. La repentina<br />

partida de los tribunos, expulsados como ellos de-


------ 297 --<br />

clan, por el ascendiente de la parte in',-., 's 'violenta<br />

de la, faccion oligárquica, cambió tambien la posicion<br />

de los partidos, y determinó la posicion de los<br />

vacilantes y de los neutrales. Si entfimces se levantó<br />

alguna -voz aconsejando negociar ó reflexionar, se<br />

perdió en el tumulto de aplausos que aclamaban los<br />

acentos indigenados de Escipion, de Léntulo y de<br />

Caton (1). Desde este momento quedaron reducidos<br />

al silencio los partidarios más decididos del procónsul<br />

en el. Senado, y si lo sagrado de sus funciones<br />

no bastó para protejer á los tribunos, ¿quien podría.<br />

apartar la violencia de los cónsules de la cabeza de<br />

de un simple particular? La ley se había declarado<br />

contra César en la persona de sus principales órganos,<br />

las autoridades y el consejo de Estado; y el<br />

partido de Mario, cuya fuerza no residía ciertamente<br />

en la.. posicion elevada de sus jefes, no tenía ni el<br />

valor, ni. el poder ,para desafiar la ley. Al mismo<br />

tiempo, como era de esperar y se contaba cuino seguro,<br />

el éxito de las medidas violentas arrastró (••<br />

los consejeros isnl_s templados. como Ciceron, al derl'otero<br />

marcado por los jefes triunfantes de su partido<br />

comun, y los mismos que se habían mantenido<br />

en una posicion neutral, como Caton, los que abandonaban<br />

y temían igualmente á ambos jefes rivales,.<br />

se encontraron -reducidos á la necesidad de abrazar<br />

el partido por que se había declarado el Estado. Manteniendo<br />

á Pompeyo á la cabeza da la República, se<br />

.veían obligados á concederle todo lo que reclamaba,<br />

y-y aquella completa independencia de la ley y (1.€ los<br />

preced entes constitucionales que César habia hecho<br />

11,1 i..11'-;.,.-y-r, ,.1./-e/t„ .-J, , ,„ 1, :)1, 1.


esaltar de uli modo tan e,9ecioso con el tratamiento<br />

riguroso de que 'labia sido objeto.<br />

Los cónsules powaii revista á seis fuerzas ot la<br />

joerspectie-a de una guerra. Cuando convocaron los<br />

cónsules el Senado para el dia siguiente al de la fuga<br />

de los tribunos, invitaron tambien á Pompeyo para<br />

que asistiese á sus deliberaciones, que st verificaron<br />

fuera de la ciudad, en el templo de Belona (1). Léntulo<br />

se veía impulsado á obrar agoviado por el peso de<br />

sus deudas, por la esperanza de un mando militar<br />

y por los regalos que le prodigaron los potentados<br />

orientales, impacientes por ver aparecer la anarquía:<br />

alabándose entre sus amigos de que un segundo Coi.lidio<br />

estaba destinado á recobrar la preeminencia de<br />

Sila. Escipion, corno suegro del general, esperaba<br />

por lo ménos una parte de sus distinciones, y el<br />

mismo Pompeyo se inclinaba á la decision de las armas,<br />

por el conocimiento de su equívoca posicion<br />

como procónsul de una provincia á la cabeza de un<br />

ejército en Italia. (2) Los nobles se entusiasmaron<br />

con el eco que encontró su atrevido reto, y estaban<br />

dispuestos á no cejar en su política vigorosa en los<br />

momentos en que ésta prevalecía, escuchando con<br />

satisfaccion los cálculos confiados que hizo su jefe<br />

sobre las fuerzas de que disponía. Tenia diez legiones<br />

sobre las armas; siete de ellas estaban en España,<br />

donde últimamente se había organizado una<br />

ademas de las concedidas,a1 procónsul por el Senado.<br />

No tenía más que una á la mano y bajo * sus inmediatas<br />

órdenes en los alrededores de Roma, y<br />

(1) César, Bell. eiv.<br />

II, 34.<br />

(2) Bell.<br />

—<br />

6; Mon, XL 1, 3: Apiano, Bell. civ.7


299 -otras<br />

do-s, las mismas que el Senado acababa de quitar<br />

á César, estaban acantonadas en Capua; pero<br />

segun afirmaba, consistía su fuerza ménos en la<br />

magnitud de los preparativos que había hecho, que<br />

en las esperanzas en que podía funchirse confiadamente.<br />

Se había repartido entre los veteranos de Sila<br />

una grande extension del suelo de Italia, y debía<br />

suponerse que todos los motivos de gratitud A- de interés<br />

les inclinarían entónces lo mismo que :I sus<br />

descendientes, al partido que había heredado los pri 1cipios<br />

y los compromisos del dictador. Sin embargi),<br />

con lo que Pompeyo contaba sobre todo para triunfar<br />

en una lucha que estaba decidido provocar, era<br />

con el estado de las fuerzas de su rival. Creía que<br />

los conquistadores de la Galia estaban cansados de<br />

guerra, hartos de botín, descontentos de la turbulenta<br />

ambicion de su general, y aterrados ante la<br />

idea de dirigir sus armas contra su querida -<br />

tria. (1). No es imposible que circulasen estos rumores<br />

y se esparciesen por los individuos de las familias<br />

nobles que César conservó consigo durante<br />

todas sus campañas, y que algunos de ellos esti(vieran<br />

en correspondencia con sus enemigos y- pose<br />

distantes de hacerle traicion, por lo ménos si<br />

asuntos llegaban á un extremo desesperado. Algunos<br />

que se habían distinguido hasta entónces en los<br />

campos de batalla extranjeros, se negaban á seguir<br />

s sus banderas en las luchas desnaturalizada de una<br />

guerra civil. Entre sus principales lugartenientes,<br />

uno por lo ménos estaba á punto de abandonar su<br />

campo y pasarse con armas y bagages, al campo<br />

opuesto. Era tal la conviccion en este punto que ahí ---<br />

( .0.1 sar. eir >: Pititarm), Po rnp., n7.


3(11)<br />

mentaban los cir ulos senatoriales , que era imu.y<br />

escaso el número de los que creían que César se<br />

aventurase á desenvainar la espada. Fue la más fatal<br />

de sus equivocaciones en toda su conducta ulterior,<br />

el creer en una desafeccion general de los oficiales<br />

y de los soldados de las legiones galas.<br />

Reparto de las provincias d, los jefes del Senado.—<br />

Aun cuando estaba muy distante el Senado de<br />

creer que se llegase á una colision armada, decre<br />

taba sus medidas de guerra con gran ostentacion<br />

de energía, y daba órdenes para la organizacion<br />

inmediata de tropas; pero se creía tan seguro de su<br />

posicion y de sus recursos, que no previó nada para<br />

concentrar todas las fuerzas diseminadas que estaban<br />

acantonadas en España. Se presumía que<br />

César no se aventura:ia á retirar su ejército de<br />

ocupacion de las pro ;incias conquistadas en la Galia,<br />

y que podían dejarse las legiones ibéricas para<br />

que amenazasen las guarniciones que debía dejar<br />

tras de sí en el Oeste, en el caso de invadir la Italia<br />

(1). En el reparto de provincias que se hizo en<br />

la misma sesion, no se tuvieron en cuenta para<br />

nada las regias que últimamente había sancionado<br />

con su propio decreto . y se pisoteó por completo<br />

la ley que exigía un intervalo de cinco arios entre<br />

el último' cargo desempeñado en la ciudad y la<br />

toma de posesion de un gobierno de provincia. Escipion,<br />

cónsul del año 502, obtuvo la Siria, el mando<br />

militar más importante de Oriente. . Domicio<br />

Ahenoba.rbo, fué elegido para suceder César en<br />

(I) Ciceron, ad Dir., XVI, 12: «Putabamus illum metuere,<br />

si ad urbem ire empiset, ne Galdias amiteret , quas ambas habet<br />

)r ?ter Transpedanos: ex Hispanialue st a tergo.»


301<br />

la Galia citerior, provincia que se había reservado<br />

hasta entónces á los partidarios mlis decididos de<br />

la oligarquía. Se confió á Considio la Galia cisalpina,<br />

una de las principales fortalezas de César, v<br />

la Sicilia, la Cerdena y el Africa, los tres granero;<br />

de la ciudad, fueron puestos bajo la vicrilancia<br />

de Caton, de Cotta y de Tuberon. La Cilicia que<br />

aseguraba la alianza de los reyes dependientes del<br />

Asia menor. fué puesta bajo el mando de P. Sestio,<br />

satisfaciéndose las exigencias de ( -1ceron con un<br />

cargo sin importancia y sin peloria, el de la costa<br />

de Campanía, pues por nada quería abandonar las<br />

cercanías de Roma, donde comprendía que estaba<br />

su verdadera esfera de utilidad (P. Tambien sentía<br />

Caton abandonar las luchas del Foro, cuyos peligros<br />

y excitacion constituían sus delicias , por la<br />

grave responsabilidad de tornar las armas para una<br />

guerra civil. Hubiérase resistido todos los halagos<br />

y amenazas de Pompeyro, pero la voz de los<br />

cónsules le habló con una aut qridad que no pudo<br />

despreciar, y tornando una parte activa en las medidas<br />

de guerra del Senado, dió :1 la causa de éste<br />

el sello de justicia, por lo rni_nos lo-; ojos de una<br />

posteridad que le admiraba (2).<br />

Leva y contribucion en 9mIdlico con, 'repú


(lil .F-Icrustado con su opinión prudente de no lanzarse.<br />

z:1 la guerra :--'intes de haber concluido completamente<br />

los preparativos, fueron eliminados de la<br />

distribucion de provincias , aunque 'Ambos tenían<br />

títulos para ello, por su dignidad de cónsules (1).<br />

El llamamiento al pueblo por la ley de las curias,<br />

que era la que daba al cónsul solamente la autoridad<br />

hTítima para organizar tropas, se omití') en.<br />

estos nombramientos, como una condescendencia<br />

suvérflua á los privilegios del municipio, poniéndose<br />

ademas el tesoro público disposicion del generalísimo<br />

de la . RE. púl.lica, y sac:indose contribuciones<br />

y hasta saque:Indoe los templos, no sólo en<br />

Roma, sino tambien en toda Italia para activar la<br />

reunion de material de guerra., que tanto tiempo<br />

se Labia descuidado (2).<br />

eisar arenga i sus tropas :'i las manifiesta sus<br />

medidas'faeron la obra vigorosa, ó<br />

mejor dicho febril de un solo dia , y ni Curion, ni<br />

los tribunos fugitivos de la ciudad la noche anterior,<br />

fueron 13s que llevaron á César la noticia del<br />

reto de los nobles. Los correos que salieron de<br />

Roma z't la noche siguiente se adelantaron al parecer<br />

á los particulares con el relato del debate del<br />

día, y si. hemos de creer lo que dice César en su<br />

apología, al recibirse el aviso que éstos llevaron z't<br />

fué cuando:se decidió por vez primera 4`5.<br />

desenvainar la espada (3). No encontró á Curion,<br />

(1) Gjs1r. cii'., 6:


como ya veremos, hasta algunos dia despues,<br />

en una parada próxima á invena. Sin duda había<br />

calculado todos sus pasos: todo estaba arreglado,<br />

completos sus preparativos, y no descuidó nada<br />

para el último momento. El 11 d Enero , segun<br />

parece, y en cuanto recibió la noticia, reunió la<br />

decimatercera legion. única fuerza que tenía en<br />

Rávena, para arengarla (1). enumeracion de sus<br />

reclamaciones y de sus quejas, fué acogida por sus<br />

soldados con expresiones clq la m .:Is veliement-ix indignacion,<br />

y aún cuando entonces no quiso indicar<br />

públicamente la marcha que había resuelto seguir,<br />

tanteó la opinion de sus partidarios, y se conven -<br />

ció una-vez más de su adhesion. Los oficiales le<br />

eran adictos por el amor, la esperanza y la gratitud,<br />

y la masa de los soldados de origen provincial<br />

ó extranjero. no tenían simpatía, ninguna por<br />

un país de que sólo llevaban el nombre. César había<br />

doblado su paga (2) cuando era relativam(inte<br />

cw, las resoluciones del Senado par:1. el reparto de provincias,<br />

en el que era reemplazado el mismo C;(,s:tr, arengó f_1:-Ic<br />

á sus soldados; sólo algunos días de9ues encontró á los tribunos<br />

en Rimini (cap. VII). Me inclino (Te:q• que aquí se<br />

confunden de intento las fechas.<br />

(1) _ídem, ibid., 1, 7; Apiano (Bel!. rq.v., dice Tic Curion<br />

lle gó á Roma desde IVivena tres Debemos -;uponer<br />

que los correos salieron de Roma ct.,n la noticia del debatp<br />

que tuvo lugar en el Senado el dia. siguiente. en la noche del 7,<br />

y llegaron á Ra yena en el inimo período. El discu!'so de (4,1:-sar<br />

no pudo p •:ffiunciarse despws del dia siguiente, es decir,<br />

el 11. No es verosímil, sin embargo, que pasase el Hubicon<br />

ántes de la noche del 15 al 16, si nos liarnos en el cálculo de<br />

Plutarco, que cuenta sesenta di«:; desde este hecho á. la toma<br />

de Brindis.<br />

(?) Suetonio, ful„ «Legionibus stipendium in perpe,tuum<br />

duplicavit.» No tija despues la fecha, pero menciona este<br />

flecho entre los varios artificios' conque César interesaba i las<br />

diferentes clases de ciudadar:Os en su encumbramiento. La<br />

paga del teg onario era cli.:$r,.Q d óbu h ,.: t ri l nr! 1(


304<br />

pobre; ¿que no pialan espera: los soldad )s de su<br />

munificencia cuando dispusiese de las riquezas del<br />

mu nd<br />

CY,Çar se prepanc im,adir la Italia.—La ciudad<br />

de Rávena, donde César había acuartelado sus escasas<br />

fuerzas, era la primera posicion militar de esta<br />

provincia, aunque estaba situada fuera de la linea<br />

directa de la vía Emiliana, que era la comunicacion<br />

principal entre la Italia y la Galia cisalpina.<br />

Estaba unida á este tronco central por un camino<br />

secundario que partía desde Rirnini, y seguía la<br />

costa del Adriático, atravesando por Rávena hasta<br />

llegar Aquilea. A diez millas próximamente de<br />

Rimini, y a doble distancia de Rávena, estaba dividida<br />

la frontera de Italia y de la Galia por el torrente<br />

del Rubicon (1). Este riachuelo, que enrogece<br />

sus aguas con las gredas turbosas de su origen (2),<br />

está formado por la rP,union de tres torrentes de<br />

las montañas, y se halla casi seco en verano, como<br />

la mayor parte de los ríos en la vertiente oriental de<br />

los Apeninos. En el mes de Noviembre , pueden<br />

ofrecer las aguas de invierno un obsUculo más<br />

digno de la importante posicion que ocupaba este<br />

arroyo en otro tiempo (3); pero la frontera septentrional<br />

de Italia había estado mucho tiempo al<br />

abrigo de toda invasion, y las dos orillas comuni-<br />

(Nqu;vaiente á cinco ases (11y1)., VI, 39). Tácito (A 1, 1)<br />

cita (Vez ases como sueldo ordinario en su tiempo. Véase la<br />

nota por Suetonio, loe. cit. Ed. Baumgarten-Crasjus, de Lip3io<br />

y Gronosio.<br />

(1)) Suetonio, 31; Plutarco, Cés., 20.<br />

(2) Lueano, I, 214: 43uniceus Rubicon.» El nombre de este<br />

torrente se deriva evidentemente del color de sus aguas.<br />

El 15 de Enero, A. 705 de la C.; correspondía al 27 de<br />

Noviembre, 50 antes de 3. Fischpr. Rijm. ZeiftwfPin


- 305 --<br />

loaban por un puente de regulares dimensiones<br />

(1)<br />

César C hizo, segun parece, sus preparativos en se- .<br />

creto, y ocultó sus designios hasta el momento señalado<br />

para llevarlos cabo, y el 15 por la mafiana,<br />

envió delante algunas cohortes hasta el rio, que-<br />

{Endose en él Invena y asistiendo todo el dia z`i un<br />

espectáculo público. Invitó mucha gente su mesa<br />

y la entretuvo con su gracia y afa ilidad peculiares,<br />

no yeti indose hasta el anochecer, por corto<br />

tiempo, y montando en. su carro arrastrado por mulas<br />

alquiladas á una milla de distancia en las cercanías,<br />

se apresuró acompafiado solamente de algunas<br />

personas, á guiar sus soldados al sitio seríalado.<br />

En su ansiedad para evitar el riesgo de ser<br />

encontrado, y de que se divulgasen sus movimientos,<br />

abandon(1 el camino real y se perdió muy<br />

pronto en los senderos extraviados del pais. Habiéndose<br />

pagado las antorchas de su escolta, se<br />

quedó en la más completa oscuridad, necesitando<br />

para llerPa • su destino, tomar un gua del país, y<br />

baj rse de su carro (2).<br />

Paso del Pubieon.—Los antiguos se complacie -<br />

ron en describir la culpable vacilacion con que Ileró<br />

á orillas del rio, -y- se detuvo un instante<br />

de ejecutar el acto irrevocable que encerraba tan<br />

-grandes destinos, aquel fIndador de una dinastía<br />

de dés potas. César DO alude realmente en sus Comentarios<br />

al paso del Rubicon, y en el momento<br />

de pisar el puente, estaba profundamente absorto<br />

su espíritu con las disposiciones que 'labia tomado<br />

para la marcha de sus legiones. y para su recibi-<br />

(1) Stteton;o e/.). ), I llama<br />

Suetonin, J?!?.., loe. cit.; Pint:sur.co,<br />

4,*?)<br />

r, - 1-3:1 1; 1,1" . "T'<br />

11-: A


—<br />

miento pl)r sus amigos de Rimini. Conviene sin<br />

embargo observar, qu¿*, colores prestó al incidente<br />

la imaginacion de sus -primeros narradores; y la<br />

antigua tradicion referida por Suetonh, es demasiado<br />

pint í)resa Y presenta una forma demasiado)<br />

característica d e leyenda i taliaiia, para que dejemos<br />

de mencionarla. Todkvia podemos retroceder, di-<br />

» César; pero "ny amos el p tiente, soy l armen te (z/, armas<br />

41-1. eeidir(in,<br />

cuitWion.—En aquel momento, se quedó<br />

algo suspenso, y apareció repentinamente la figur<br />

un mancebo de belleza y estatura notable, tocando<br />

una flauta, emblema pastoril de la paz y de<br />

la seguridad. Los pastores que se encontraba.n próximos,<br />

se mezclaban con los soldado:-; y marchaban<br />

CJn él, atraídos por los sencillos cantos que tocaba;<br />

cuando de repente con un brusco movimiento, ar-<br />

rancó la trompeta á un soldado de la banda, y tocando<br />

un aire marcadamente marcial, saltó al agua gua<br />

y desapareció en la orilla opuesta. A delante. exclamó<br />

César; vamos donde nos conducen los dioses y donde nos<br />

esperan, nuestros enemigo. Echada est4 la suerte. Los<br />

soldados se lanzaron al paso del rio por el puente ó<br />

por el vado, y sin darles tiempo á reflexionar, los<br />

condujo directamente á Rimini el audaz invasor,<br />

en cuyos muros indefensos entró al ra yar el alba (1).<br />

En esta ciudad encontr(:, í Curion y los tribunos<br />

fugitivos, que DO tuvieron ocasion de exponerle sus<br />

(1) Suetoni c), Jul., 32; vas:; Apiano, II, 35;' Pintare°, Cég.T.<br />

1.3-. !;^ Lucano (I, 186) introduce en esta ocasion la aparicion de la<br />

diosa Roma. Conviene recordar que en su época, emptyaba<br />

idea de Roma como abÑtraceion viva, á ocupar el sitio do las<br />

concepciones de la mitología popular. La famosa prosopopeYa<br />

del Génio del Cabo, qu<br />

e<br />

evoca Camoéris para arengar á los<br />

navegants portugueses, se relaciona mucho T1DUlos<br />

ideas de la vida real.<br />

con las


--- 307 —<br />

quejas; y mientras ellos caminaban excitando la indignacion<br />

de sus adictos en las ciudades que atravesaban<br />

con el relato de lo que sucedía en Roma,<br />

el defensor de los municipios había nido ya el relato<br />

de las injusticias que se habían cometido con<br />

ellos, y había al parecer tomado las armas para<br />

vengar su santidad violada.<br />

Consternac¿on en la ciudad.— La ocupacion de<br />

Rimini era una explícita declaracion de guerra;<br />

pero César no se hallaba aún en disposicion de<br />

avanzar inmediatamente. Desde este punto mandó,<br />

segun se dice, las órdenes para el movimiento<br />

de las tropas, unindosele la duodécima legion<br />

los quince dias, y la octava al mes siguiente. Estas,<br />

con la décimatercera legion que llevaba consigo,<br />

eran las fuerzas con que había resuelto hacer<br />

frente al ejército de los cónsules, pues César había<br />

tambien contado con, las disposiciones de los Ita- .<br />

lianos, y con la fidelidad de las tropas que se ie<br />

oponían. y espera Tia sacar del campo enemigo sus<br />

mayores recursos. Mandó tres de sus legiones<br />

cercanías de Narbona :í las órdenes de Fabio, para<br />

impedir el paso los lugartenientes de P .Anpoyo en<br />

Espada (1., sacando paulatinamente el resto de sus<br />

fuerzas de los cuarteles de invierno, y coneentrándolas<br />

en el Sur de la Galia, para apoya: . el ala derecha<br />

6 el ala izquierda de su posicion. situaclon<br />

del invasor fué bastante precaria por algunoz-i,<br />

dias con aquel puñado de soldado s : y si las tres leeaiones<br />

Pompeyo se huesen mesen presenta ' ante él,<br />

mandadas por oficiales de confianza, le Unbierai!<br />

(1) Ci : 3:)1' 13,-)1 1 . c.;? ,. ., `-;: LUCJi1(,.<br />

$<br />

t4)ntei;,,p


(d'ad.° se:.) .-uramente con u El ataque ; pero<br />

estas tropas estaban léjos y divididas; ficiales<br />

tal vez que no podían contar con ellas, cusa<br />

que por lo mán.os se ocultaba.. cuidadosamente al<br />

público, y los consejos de los nobles habían vuelto<br />

una vez mis á. caer en la. debilidad y en las vacilaciones,<br />

Hasta entónces se habían mecido en la<br />

incredulidad; y , la noticia de que César había pasado<br />

efectivamente la frontera les dejó como heridos<br />

del rayo. Ya velan en marcha contra ellos al<br />

conquistador del inundo septentrional; el que hahía<br />

escalado los Alpes, pasado el Rhin y surcado<br />

el Occéano (1); hacía todos los dias, segun el rumor<br />

corriente, sus veinte millas de marcha sobre el<br />

ancho y sólido piso de su propio camino militar; y<br />

no era solamente el César de la curia y del Foro el<br />

que se aproximaba rápidamente A sus muros, sino el<br />

. que había, mostrado tanta audacia y tan pocos escrúpulos<br />

en las luchas oratorias de la ciudad, 'y que.<br />

había acostumbrado la crueldad vertiendo habitualmente<br />

la sangre, volviéndose, segun se aseguraba,<br />

en los nueve años que había pasado entre los<br />

bárbaros, Tm:is feroz que los mismos Galos. Sus legiones<br />

no eran de origen romano, sino que las había<br />

completado con los guerreros más feroces de<br />

las razas sometidas (2). El nombre de los salvajes.<br />

medio desnudos del Norte excitaba todavía el pánico<br />

de las poblaciones de Italia, y temblaban los<br />

(1) ralean°, 1, 369:<br />

«Hwe manus lit vieturn Inst terga rolinqueret orbern<br />

Occeani tumidas remo compescuit midas<br />

7,tzregit et Arctoo spurnarttem vortieP, Rhrnurn.»<br />

() racario, II, 585:<br />

prr g4lidw4rabies effilnichtur Alpes.“


Wmanos ante una segunda aparicion Ale los vencedores<br />

barbudos y musculosos de la jornada de<br />

Alia, como se extremecia,n los ciudadanos de Lón<br />

dres al aproximarse los Highlanders cuya carga<br />

derribó en su impntu caballos y ginetes en la derrota<br />

de Gladsmuir. Esta era la idea quo tenian<br />

formada de los compañeros del patricio renegado,<br />

que en aquellos momentos se lanzaban como una<br />

tempestad á lo largo del rio 1 41a,miniano, verificando<br />

la irrupcion á, través de los desfiladeros de los<br />

Apeninos, y poblando los valles del Tiber y del Narte<br />

de nubes de caballería bárbara (1).<br />

Los jefybe.s. del Senado evacuan á Roma.---Como ya<br />

hemos visto, esperaba César en estos momentos en<br />

IRiminis con un corto número de cohortes la llegada<br />

de los socorros, sin los cuales, por grande (pw<br />

fuese su atrevimiento, hubiera considerado como<br />

una insensatez marchar contra la ciudad; pero sw,<br />

elementos de fuerza se habían aumentado colosalmente<br />

por el estado de excitacion en que se hallaban<br />

las imaginaciones de los mismos hombres qup<br />

algunas semanas ;;Ip tes afectaban hacia él. V i mayor<br />

desprecio. Consistían estos elementos, en sus<br />

once legiones, sus recursos iliinitados en caballería<br />

gala, el favor de los Traspadanos, las simpatías de la<br />

plebe de la ciudad y la adhesion fanútlea que Por (').1<br />

tenían los corrompidos y los arruinados de toda ,:, las<br />

(1) -aho, 475:<br />

A‘Qua Nai. Tíborino diabitur anini<br />

Harbaric,-H discurre CwAar!:--; alas.<br />

Ipsnm omnos agudas collat-vine signa fewn.14:111<br />

Aginine non uno densisque, incedere easttis.<br />

Nee qtralom MelllinCre vident, majorque terusql/r<br />

(wenr v-i t. x:! 110 imntanior 1 itzte,s,-,


ademas, a, b-ouln'-,¡_),lijue,ja,<br />

Ifabíase<br />

de los pul .)licanos porque consigui6 que triunfaen<br />

sus pretensiones; .los prestamistas de dinero estaban.<br />

descontentos de las reformas suntuarias patrocinadas<br />

por Pompeyo; por último, lus agric-ultores de<br />

Italia se cuidaban -muy Poco de las palabras yacías<br />

de libertad -V república:, y- estaban decididos á prestar<br />

el apoyo de sus masas á„ una tiranía real, con<br />

tal de que le a librase de las calamidades dell. guerra..<br />

Ell medio de este pánico general, los cónsules<br />

y el Senado con sus amigos y partidarios,.-volvíane-<br />

con ansiedad sus miradas t Polla para pedirle<br />

consejo, pero el héroe se había alejado de las<br />

cercanías de la ciudad -en cuanto llegó la fatal. noticia,<br />

y no confió á nadie sus miras ni propósitos, celebrando<br />

tan sólo una conferencia con. Ciceroll en<br />

Formio, en la que el orador, irresoluto y desesperado,<br />

no pudo obtener de su jefe el iris mínimo detalle<br />

de la táctica que pensaba oponer á la, invasion. Las<br />

calles de Roma rebosaban de una multitud agitada,<br />

de todas clases y condiciones. Consulares y patricios<br />

bajaban las escaleras de sus palacios para seguir la<br />

.prolongada procesion de fugitivos á lo largo de la<br />

vía Apia en direccion de Capua y del Sur (1).. Fué<br />

tal la confusion en aquellos momentos, que los que<br />

gobernaban. el Estado, abandonaron la ciudad, sin<br />

sacar el tesoro público de las arcas del templo de<br />

Saturno haciendo lo mismo con su bienes particulares<br />

que abandonaron por completo con riesgo<br />

de que fuesen saqueados por la plebe, ánn (Intes de<br />

(1) Mon, XL!, 7, 8; Lucano, L4S6; véase Ciceron, ad A tt-,<br />

10-12.<br />

(?) Uwrcsn,, ad A Ét., VII, 15; Cesar, Bel?. eiv.. 1 14.<br />


que llegase el enemigo público, Y se apoderase dct<br />

ellos. Es cierto que muchos nobles conservaban una<br />

ciega confianza en Pompeyo, y contaban con su<br />

pronto regreso, como resultado de algun meditado<br />

plan que suponían combinado en secreto, pero la<br />

fuga de éste aumentó su terror. y entónces parecieron<br />

pequeños todos los sacrificios con tal de salvar<br />

la vida.<br />

Las calummias de que C'e'sar es objpio aleja;de<br />

sy, COM,Sa<br />

muchos<br />

hombres de reelas inte-nciones.—Eu<br />

los momentos en que grandes principios politicos libran<br />

un combate decisivo, se observa que las simpatías<br />

de la masa de personas honradas y de recta intencion,<br />

que constituye casi siempre la fuerza numérica<br />

de un partido, se inclinan donde aparecen<br />

reunidos los hombres que gozan de mejor reputacion<br />

de patriotismo y probidad. Es mucho lnIs fácil<br />

distinguir cuáles son los hombres ny:1s honrados.<br />

que investigar cuales sean los ine;ores principios, y<br />

parece más seguro escoger el partido que se vanagloria<br />

de contar en sus filas los fil6sofos y las patriotas,<br />

que aquel que esta, serialado como refugio dp<br />

los disipadores y de los apóstatas. Por esta inclinaeion<br />

instintiva del espíritu humano, sze, habían dedi<br />

cado siempre los nobles á representar á los que habían<br />

abrazo la causa de su enemigo como hombres<br />

turbulentos y avaros; como la escoria de todas las<br />

clases de la sociedad. Guard'Ibanse de insinuar que<br />

su bajeza les hacía ménos peligrosos; pero dándoles<br />

crédito, ningun ciudadano cuidadoso de conservar<br />

siquiera una apariencia de virtud civica, podía decentemente<br />

asociarse


ilik aw, lit,urero, de costumbres disolut .,b1 y (le princiFios<br />

muy reta arios, y por espacio de muchos años,<br />

1.41, ennegrecieron todas sus acciones con calumnias<br />

si:stentlticas que se acumularon cou-tra él, y que excedieDm<br />

hasta la medida comun que correspondiA<br />

en este concepto á los hombres de Estado contempor¿Ineos.<br />

Hubiera sido necesario un candor Poco<br />

coman, sobre todo en sus enemigos declarados, para.<br />

tener libre el espíritu de preocupaciones contra él; y<br />

ciertamente que su conducta como hombre de Estado<br />

y como guerrero en los gobiernos extranjeros,<br />

hubiera podido contribuir 11 ilustrar la opinion pública<br />

de sus errores de más bulto en este concepto.<br />

Nadie hubiera podido negar seguramente con razon<br />

que se había conquistado amigos y admiradores<br />

entre los individuos de las mejores familias y de<br />

principios puros. Hombres corno Ciceron, Craso<br />

y Bruto l'Ajan sido sus más decididos partidarios;<br />

los miembros de su propia familia, los Césares, los<br />

Pisones, los Moreios, gozaban de alta estimocion<br />

entre sus compatriotas; pero á pesar- de la evidencia<br />

de estos hechos, se reiteró constantemente la acusacion<br />

de que los que lograba atraerse este consumado:<br />

traidor no podían ser nrás que niónstruos de vicios,<br />

de yr-deidad y de corrupcion. Prevaleció la mentira<br />

á, fuerza de repetirse, y los indecisos, incapaces de<br />

ver claro por si mismos á través de las nebulosidades<br />

de una sofistica interesada, se espantaron si no so<br />

convencieron, aparVindose con terror de una causa<br />

que se les pintaba con tan negros colores. El mismo<br />

Ciceron, el hombre que más fácilmente se engasaba<br />

con esos falsos colores de que se sirven los partidos,<br />

se dejé arrastrar por este clamoreo. Leparecía<br />

len odiar y temer los nobles cuya victoria no lo-


—<br />

prometía más que Violencias y<br />

una usurpaeion ile,gal,<br />

pero no tenía la suficiente firmeza para considerar<br />

con sangre fria la causa y lo- 1 diversos . - propósitos<br />

porque César se había levantado en armas.<br />

el que acometía trataba de su propio en gTandecimiento,<br />

el mismo reproche podía dirigirse con justicia<br />

a su adversario; y si Pompeyo se había abstenido<br />

hasta entónces de actos de violencia, todo el mundo<br />

sabía que no lo había hecho obedeciendo ningun<br />

principio. Sólo la necesidad obligó al Senado 11<br />

delegar sus poderes sin. reserva en sus manos, el<br />

resultado de la lucha entablada le colocaría indudablemente,<br />

en caso de triunfar, en la posicion tanto<br />

tiempo por él ambicionada, la de un tirano militar.<br />

Invadido por todas partes el poder oligárquico en que<br />

se apoyaba por influencias populares, no podía sostenerse<br />

más que con las armas, y éstas no podían<br />

dar otro resultado que llevar al trono del déspota al<br />

que las tenía empuñadas. El triunfo de César,<br />

por el contrario, no se limitaba t't él personalmente;<br />

era el triunfo de ciases cuya sangre jóven y sencillas<br />

costumbres prometían con fundada l'azuli una regeneracion<br />

de la República. Los Traspadanos, por<br />

ejemplo, reclamaban el derecho de ciudad, y haciendo<br />

caso omiso de ciegas preocupaciones, nadie que<br />

tuviesepretensiones de hombre de Estado podía.<br />

negar las ventajas de convertir así aliados tibios en<br />

miembros adictos á. la República. El principio Por<br />

(1)Cicerf In, ad A U., V11. S. eribe el X111 dc las calendas<br />

de Enero: l‹An publicanos (bono: putas?) qui nninquam<br />

sed mine Ccesari sunt ari fxneratores'? an<br />

agrieola4 quibus optatiss:ssímnrn est otium. NIsi eos timen.<br />

putas, ne sub regno sint. (I ti id rIclinqw.).ro dummodo<br />

siut, reeutz,g.runt.


11-1<br />

que combatia u pati .ono estaba maduro para la<br />

aplicacion en otras :4ociedades, colocadas en circunstancias<br />

semejantes, y era evidente que podía<br />

verificarse una vasta, pero pacífica revolucion, bajo<br />

los auspicios de un dictador del partido de Mario. El<br />

interés que las clases ricas tomaban en el triunfo de<br />

César, era otra prueba de que la victoria de la oligarquía<br />

no haría más que empeorar la situacion, al<br />

paso que lla de la faccion popular podría consolidar la<br />

paz. Las razas originarias de Italia, á pesar de todas<br />

las intrigas y de la violencia de la faccion por tanto<br />

tiempo dominante, conservaban todavía sus antiguas<br />

simpatías por el partido popular, y tenian tambien<br />

que hacer valer contra la oligarquía dominante<br />

la justicia de algunas pretensiones de que habían<br />

desesperado mucho tiempo. El suelo que pisaban<br />

las fuerzas de Pornpeyo estaba minado bajo sus piés,<br />

y léjos de ser capaz de que surgiesen las legiones<br />

de la tierra, como había dicho, el primer llamamiento<br />

del antiguo general á. sus veteranos recibió por<br />

respuesta, como veremos, la, abierta defeccion de las<br />

ciudades y de las colonias. Había seguramente signos<br />

de la época sobre los cuales debía reflexionar el<br />

verdadero patriota ; rintes de afilarse á. un partido<br />

contra el cual se levantaba tal masa de intereses y<br />

de afecciones, pero no es el papel del historiador<br />

condenar ó absolver los grandes nombres de los<br />

anales humanos, y dejar al filósofo moralista que denuncie<br />

los crímenes ó los errores, teniendo en cuenta<br />

el carácter y la posicion de los hombres v de su<br />

época, siendo su mision distinguir, analizas ndo las<br />

causas de los acontecimientos, entre las miras personales<br />

de los actores en las revoluciones, y los intereses<br />

generales que ravorecen con su conducta, y


315<br />

redamai• para sus actos las simpatíasde lapotsteridad,<br />

en proporcion de lo que han hecho aquéllos en<br />

beneficio de la humanidad. Puede doplorarse la medianía<br />

de los hombres de Estado en esta época, y la<br />

estrecha idea que se formaron de los intereses )úblicos<br />

en la lucha entre César y su rival, puede<br />

sentirse sobre todo que un hombre taxi querido para<br />

nosotros como Ciceron se engañase por un clamor<br />

egoista é hipócrita, hasta llegar :`t persuadirse de<br />

que los verdaderos patriotas se hallaban lodos con<br />

la oligarquía, y que su deber como filósofo, era sl\-guir,<br />

no la verdad, sino los hombres que la respetaban,<br />

y obedecer, no á razonvmie-ntos justos. sino<br />

'á sentimientos honrosos (1).<br />

Falta pobW,ca cometid q, ;7úbles al (1 b (121CI 0luir<br />

Roma.—Como ya hemos visto, los cinsules y<br />

el Senado habían abandonado la ciudad at primer<br />

rumor de la llegada de César Rimini, y sin duda<br />

no reflexionaron mucho en los M'Itere: : políticos de<br />

este imprudente acto, que fué :í los ojos de la mayoría<br />

del pueblo romano una ai!dicacion de toda<br />

autoridad legítima (2). Sólo una k,-;.z en la historia<br />

de la nacion, imperator romano había akna asumido<br />

en su persona la representaei(ii; de la mayoria<br />

de la República en medio de su campamento, y- se<br />

había negado obedecer la con vencion jurada ;li-N<br />

un Senado violentado y asediado; pero el ejemplo<br />

(1) Ciceron, ay/ Div., XIV, 18: Ik111u4m,-,quoda=leo<br />

ornnes bonos Roma. *s 41(-1 ti., II, 2(): «Ad fugarn<br />

hortatur arnicitia Cruel, causa bralorum, t !-Irpitudo i-unjun encual<br />

tyrarnio.A (VIIi. I).<br />

(2) Vé ese Ciceron, ad A ti ., 11: «Non est ínquit (Pornpoins)<br />

in parietibu z,: respubLica: at in cris et fect idem Thernistocles...<br />

at idE lm Peric‘es non fecit... No g tri oHm, urhe rMirplla<br />

capta. are . .ril tatrcw 7.Mjnuerunt.


316<br />

Camilo l'uf:, justificado por el éxito, y sólo la esperanza<br />

de un rápido y triunfante regreso podía<br />

permitir que los magistrados de Roma esperasen<br />

conservar su autoridad léjos del Foro y del Capitolio.<br />

César comprendió la grave falta que habían<br />

cometido sus adversarios y el gran cambio que se<br />

había operado en el caro cter del pueblo desde las<br />

últimas guerras civiles. Cuando la lucha entre Sita<br />

y Mario, se dividió toda la poblacion en dos campos<br />

enemigos; pero entónces la gran masa de ella<br />

permanecía neutral , y no era bastante marcada<br />

Su predileccion para impulsarla á obrar enérgicamente<br />

por uno ó por otro, comprendiendo por ins-'<br />

tinto que una nueva guerra civil no la prometía<br />

nuis que la eleccion de señor. Cualquiera de los<br />

jefes rivales que ocupase á Roma el primero, podía<br />

contar por esto mismo con la sumision y la aprobacion<br />

de los ciudadanos, y estaba seguro de obtener<br />

para su usurpacion la sancion m7ls cura-<br />

pli .<br />

Pompeyo negocia con alsar C011 el objeto de ganar<br />

/iewpo.—Los cónsules se marcharon por la vía<br />

Alas en vez de marchar hacia adelante por la vía<br />

Flaminia, primer paso en falsoque salvó probablemente<br />

á César de una destruccion inmediata.<br />

Este Do podía sin embargo aventurar movimiento<br />

ninguno hacia el Sur sin recibir refuerzos; y hacer<br />

alto en los primeros momentos de invasion<br />

podía parecer un signo de debilidad ó un presagio<br />

de derrota. El segundo acto de sus enemigos le<br />

sacó de la dificultad. Pompeya tuvo la debilidad de<br />

representar la comedia de las negociaciones, en-<br />

-vianda á L. César, jóven pariente del procónsul, á<br />

pedir á éste una declaracion definitiva de sus exi-


-gencias (1). Para complicar mz'is el negocio. y suministrar<br />

nuevos pretextos de contemporizacion,<br />

,encargó al joven embajador que manifestase particularmente<br />

los buenos sentimientos de Pompeyo<br />

hacia su rival, y sus deseos personales de arreo la<br />

las cosas de un modo satisfactorio y generes;), cwmo<br />

si una querella tan antigua y envenenada va tan<br />

encarnizadamente en poco tiempo, entre el partido<br />

de Mario y el de Sila, pudiese resolverse en un<br />

asunto privado y personal. Es cierto que Pompeyo<br />

tenía sus razones particulares para desear gawr<br />

tiempo á fin de completar los preparativos que meditaba<br />

en Italia y en todas las provincias; pero perdió<br />

con sus aplazamientos mucho nCts que ganó,<br />

porque su rival podía aprovechar rwis una hora de<br />

su actividad, que él un dia de sus movimientos<br />

magestuosos. Al abrirse las new,ciaciones que fal<br />

taban demasiado á las claras lí la sinceridad para<br />

que lograsen engañar César, respudi ; éste con<br />

una exposicion enérgica de las pretensiones que'<br />

había manifestado en muchas ocasiones, y que<br />

resumían en la peticion de que se tratase Pompeyo<br />

lo mismo que á él, y que sus;ejércitosCuesen<br />

licenciados szimult .:neamente. El enviado fué despedido<br />

con este ultimatum, y este momento fué el<br />

que escogió Labieno para la defeccion que proyectaba<br />

().<br />

Defecciffib de, Labieno. La defeccion de un oncial<br />

tan capaz en esta coyuntura prueba lo precaria<br />

que debía parecer la posiciun de su jefe, bajo el<br />

punto de vista militar; pero La, hieno no ió más<br />

1) César, Bel!. 8.<br />

Cieoron. fvf 1 , 11• I 1:


que lo que tenia ante los ojos , 110 supo apreciar<br />

los recursos más lejanos con que contaba César, n<br />

los signos de perturbacion y de debilidad ya medio<br />

revelados por sus adversarios. El fugitivo fué recibido<br />

por Pompeyo el 22 de Enero en sus cuarteles<br />

de Teano y César le envió desdeñosamente sus<br />

equipajes 1‘4 pero los nobles se indignaron con<br />

esta afrentya , y saludaron It porfia la adquisicion<br />

que acaba de hacer su partido con entusiastas esperanzas<br />

de triunfo. El mismo Ciceron, que se veía<br />

sumido en el irp',s abyecto desaliento, y no pensaba<br />

mós que en conciliar lo mejor posible su posicion<br />

como jefe del partido senatorial con los medios<br />

de recobrar el favor del enemigo, se revolvió entónces<br />

con furiosas invectivas contra el nuevo Anibal,<br />

saqueador de Italia (3). Estaba contento con<br />

pensar que su cargo en Campania, le daba acceso<br />

1-1):s fácil á su querida ciudad., pero Caton murmuraba<br />

muy alto contra su nombramiento para la Sicilia<br />

en un momento en que todas los ojos se volvan<br />

hacia Roma, y en que la primera cuestion por<br />

I ticUork=rn Adjuvat etiam Piso quod ab urbe di...4opTIL<br />

et s.celerk' t'o:Mien-Fut generurn suurn.» Dion,<br />

(I) Cie(,ron, ad Ales, VII, 13: «Labienus l'anurn vena, a.<br />

IX., Kal. Febr.» Enero 2, A. 701 de la C.=4 Diciembre, 50 a.<br />

de J. C. Toda:3, las fechas de este año son de cuarenta y siete<br />

cli p z'inte del tiempo verdadero. Véase Fischer, Zeitim<br />

feln. Conviene recordar que Diciembre y Enero no tenían,<br />

:ates de la corret-cion Juliana, má g que veintinueve días cada<br />

una. nrumann, Hillerb3ek, Arnold y otros hacen de este dia<br />

el "2,1.<br />

(-2), Pintare°, C#!.. 34.<br />

Cieeron. a r1 Ali.. VIL 13: «Utrum de Imperatore<br />

pufl an de Annilnli loquimur? O hominern amenmisel<br />

.um ru cumbram quidem umquam 'ros' za:Aori<br />

,,Iterit:


— 319 —<br />

discutir en el Senado sería la a,ceptacion ó repulsa<br />

de la sumision de César 1\ !<br />

Avanza César y se apodern de Gibio, Arrezzo<br />

Apenas habla regresado L. César al<br />

cuartel general, cuando ya se tuvo noticia de nuevos<br />

actos de agresion de este audaz rebelde, influyendo<br />

mtls la aproximacion César que la impresion<br />

producida por la defeceilm de su lugarteniente.<br />

En Rimini se reunían tres caminos que venían<br />

del Sur; uno conducía desde la Etruria los e ►fines<br />

de la provincia gala, atravesando los pasos por<br />

donde Breno penetrara en Cl visillo; otra, la famosa<br />

Tia de Flaminio, era el camino directo para Roma,<br />

y el tercero, llega . a desde Brindis y distritos<br />

meridionales de la península, costeando el mar<br />

Adrliritico desde Ancona. Arrezzo, Gubio y Oximo,<br />

eran importantes fortalezas que defendían respectivamente<br />

esto w, caminos contra una invasora del<br />

Norte. Su ocupación debía poner ;'t César en estado<br />

de avanzar contra cualquiera de las tres posiciones<br />

que adoptase el enemigo, pues Pompeyo era<br />

dueíb de concentrar sus fuerzas para protejer<br />

Roma, ó de dirigirse ya á la derecha hacia Brindis<br />

para mantener libres sus comunicaciones con<br />

las provincias de Oriente , á la izquierda para<br />

sostenerse en Civitavequia, miéntras llamaba bajo<br />

sus banderas las legiones de Espana. Las fuerzas<br />

de Cesar se reducían á una legion. Antonio, con<br />

cinco cohortes se apoderó de Arrezzo que estaba in-<br />

(1) ticenln, ad., Att., VII, 15: CM0 en in<br />

jan), serví re<br />

quarn pugnare In Ivuit. Sed Limen ad se in senatuin adesse<br />

velle, quum 111 1 conditionibus agatur... Ita quod rnaxiine opus<br />

ost in Sieilia.r.(5 re non cmrat; mot.Rs rae o .V,.Hit, in senara<br />

f'.sme v t .3>


defensa; Thermo, quien había confiado el Senado<br />

Gobio la comarca de la Umbría, abandonó el primero<br />

su puest), que era ya insostenible por la deieccion<br />

de los habitantes y abandono de' sus soldados,<br />

y Oximo se sublevó al mismo tiempo contra<br />

Van. y le obligó retirarse precipitadamente,<br />

abriendo sus puertas al mismo César<br />

El /Venado planten w yevag n.egociteiones y disuelve<br />

el Cuerpo de gladiadores pagado por César en, Capita._<br />

A pesar de la alarma del Senado y de la irrita-<br />

(L'ion que le causaban los progresos de un adversario<br />

que no dejaba respirar ni un momento á sus ene<br />

mif os, alimental;an todavia la esperanza de que<br />

podría convenc érsele de que alendonase las plazas<br />

que había ocupado, y que fuese á Roma despues<br />

de licenciadas sus fuerzas, para discutir allí como<br />

simple eincLid reo las quejas en que se fundaba.<br />

Estas eran las únicas condiciones con que querían<br />

tratar los ciSnsules, y con instrucciones conformes<br />

z) ellas se envi.o segunda vez :1 L. César á los cuarteles<br />

del invasor (2':. Ira organizacion de tropas<br />

acordadas por el Senado adelantaba lentamente y<br />

con poco éxito, manifesHndose con alarmante ovil<br />

dencia la repunancia de los Italianos alistar<br />

e y muy dispuestos los magistrados de las ciudades<br />

á recibir las tropas de César como á libertadoras<br />

de la tiranía de la clase dominante (3).<br />

Desde el momento en que los cónsules dejaron á<br />

Roma, concluyeron las esperanzas de reclutar en<br />

(1) César, Bel/. etr., I, 11 -13.<br />

(2) litem, ibid., 1,10.<br />

(•) César, Bel]. cir., 1, Menciona particularmente<br />

caso de Cíngulo, chiflad c girnacla de berclicio, por La:b.i,fra,0,‘


la capital para el servicio del Estado L,y de buena<br />

gana se_hubiera rebajado Léntulo á . ejecutar<br />

.una medida que repugnaba al orgullo de sus toleas,<br />

proponiendo incorporar á las legiones de la<br />

República algunos miles de gladiadores que mantenía<br />

César en Capua, para su instruccion en dicha<br />

Ciudad (2); pero los demás miembros del partido<br />

-combatieron con tanto calor esta proposicion, tan<br />

impolítica como ilegal, que se vió obligado á retirarla.<br />

Por otra parte, no era tan fácil corno parecía<br />

.disponer de un gran cuerpo de imubres armados y<br />

-diestros, acostumbrados á. mirar á, César corno su<br />

señor; tanto más, cuanto que éste podía no tener<br />

,escrúpulos en empleados en su servicio personal.<br />

necesitándose, ademas, para -vigilarlos, si estaban<br />

reunidos en el. mismo punto, un gran ndmero de legionarios<br />

de que no pL)clia Ilispollerse para semejante<br />

servicio. Despues de muchas deliberaciones,<br />

se resolvió distribuirlos por grupos al servicio de<br />

los principales nobles, anulando de este modo su<br />

fuerza y su cxnun ardor.<br />

Pornpeyo retrocede<br />

.1111ceJ id.— Seguidos de<br />

sus soldados, ó abandonados pL)r ellos, se encontraban<br />

entónees en plena retirada sobre el Picono.<br />

hacia la Apulia (3), Accio Varo, Thermo, Léntulo<br />

Spinther, Fausto Sila. y Libon. 1):..)mpeyo señaló It<br />

(1) . C€,sar, /".. 1 I: urbk-tin in.tnittuntur.»<br />

(2) Idem,<br />

(3) Lueano,<br />

«Gens<br />

.Tasque:, i link) jan'<br />

Nec gerit<br />

1,i<br />

Therno<br />

Cwsaris autlitut<br />

VartHiit ;1(1L,();..z4,<br />

1Y ,11.a<br />

.\,tt<br />

Sult1<br />

„11:1»<br />

WT.1.--"J I,I.:.—Tñ.\!!) 1i,<br />

»)1


- 322 --<br />

Larine, en la frontera de esta última provincia, como<br />

unto de reunion para una division de sus fuerzas,<br />

P<br />

miéntras que otra alas órdenes de Domicio se hallaba<br />

colocada delante de Corfinio, para recojer allí<br />

las nuevas levas del centro de Italia (1). A fin de<br />

Enero abandonó á Tieano, en Campania, para dirigirse<br />

á Larine, desde donde mandó á los cónsules órden<br />

apremiante de volver á Roma y rec jer el tesoro<br />

público que allí se habían dejado (2). Lo mismo<br />

se sufría por la falta de dinero, que por la de hombres;<br />

pero los cónsules, no quisieron arriesgarse á<br />

caer en manos de César retrocediendo, y se negaron<br />

á obedecer las órdenes de su general. El mismo<br />

Pompeyo retrocedió hasta Luceria, tal vez bajo<br />

la impresion de la llegada de sus lugartenientes de<br />

Piceno con el relato de sus desastres por este lado,<br />

y entónces se comprendió que sus miradas se dirigían<br />

hacia Brindis , y que pensaba abandonar<br />

por completo la Italia 'fintes que encontrar al enemigo<br />

público sobre el campo de batalla. A la primera<br />

sospecha de esta intencion, se elevó entre sus<br />

partidarios una tempestad de recriminaciones, pues<br />

creían que sólo la cobardía y la traicion habían podido<br />

aconsejar semejante proyecto, y los jefes más<br />

valientes se declararon en abierta desobediencia<br />

contra las órdenes de un campeon, cuya perfidia<br />

les parecía entónces segura (3).<br />

Domicio se detiene en Corfinio.—Aumentadas las<br />

fuerzas de César con la llegada de la duodécima le-<br />

(1) César, Bell. civ., 1, 15.<br />

(2) Idem, ad Att., VII. 21: escribiendo de Cales, a. d. VI.<br />

Id. Febr.=-_-8 Febrero.<br />

(3) Idem, ad Att., VII, 23, escribiendo desde Formio, IV<br />

Id. Febr.:=10 Febrero.


32:1<br />

gion, y dándole esto medios de obrar contra otras<br />

más considerables, marchó sobre Corfinio á principios<br />

de Febrero, accediendo apénas á escuchar las<br />

condiciones que le presentaba entónces su pariente<br />

por segunda vez, pues de dia en dia estaban imis<br />

convencidos de la debilidad del enemigo y de la<br />

fuerza creciente de sus armas. Invadió, pues, rápidamente<br />

el Piceno, tomando sin oposicion en su<br />

camino las fortalezas de Cinguli y de Asculo. Delante<br />

de Corfinio se hablan reunido fuerzas pompeyanas,<br />

considerables mandadas por Domicio, oficial<br />

de una conducta y firmeza notables, cuyo celo<br />

por su causa se había acrecido con su reciente<br />

nombramiento como sucesor de César en la Galia<br />

ulterior, y que estaba decidido á detenerse para<br />

defender la Italia (1). Odiaba Domicio á su jefe,<br />

despreciaba su política y no hizo caso de su órden<br />

de retirada, enviando al mismo tiempo apremiantes<br />

mensajes al campo consular , aconsejando 1"!<br />

Pompeyo que fuese en su auxilio, y haciéndole<br />

presente lo escaso de las fuerzas del enemigo, y el<br />

número y confianza de las suyas. Había reunido en<br />

Corfinio y sus alrededores treinta cohortes, muchas<br />

de ellas (le las últimas levas, y cuyos veteranos<br />

mis antiguos no habían. visto tal vez más que<br />

el bloqueo del Foro durante el proceso de Milon<br />

Espantado Pompeyo de la repetida desercion de<br />

(i) César, Rell. 1, í„ Dinn.<br />

II, 38; Lucano, II. 178. sig.<br />

(2) Lucano, loc. cit.:<br />

«Tila elasica servat<br />

Opositus quondarn pollu to tiro Miloni.»<br />

Estos reclutas procedían de las levas que había<br />

Pompeyo en apariencia para el servicio de Espafia.<br />

11; \I ante.


3 -1<br />

ttopas. no tenía confianza en las seguridades<br />

('1.e su lugarteniente, y declaró que no podía sin im_<br />

prudencia adelantarse para socorrerle; que n3<br />

dia. defenderse laltalia con el espíritu que animaba<br />

al ejército, y que sería correr á una ruina, segura.<br />

aventurarse en un encuentro general con Cesar.<br />

César sitia (í Corfinio que se entr(ya. —Domicio no<br />

se desanimó ni aún con el abandono de su jefe,<br />

p<br />

ero dispuso torpemente sus tropas, pues debilitó<br />

sus fuerzas tratando de extender su linea de defensa<br />

hasta Sulmona y las ciudades pr(')ximas,<br />

perdió una division tras otra hasta que se encontró<br />

bloqueado en Corfinio por un enemigo<br />

cuyo fuerza y audacia se habían aumentado con<br />

triunfos que no le habían costado sangre. Otra legion,<br />

la octava, negó entónces á los cuarteles de<br />

césar, acompasada de veintidos cohortes de auxiliares<br />

galos y de un destacamento de caballería de<br />

Norico. Ent,j)nces se impulsó con vigor el sitio,<br />

porque un retraso de algunos dial era grave para<br />

él. al paso que Pompeyo, que veía disolverse sus<br />

fuerzas, y cuyo valor disminuía rápidamente, se<br />

preparaba evidentemente á escapar de sus manos<br />

atravesando el mar, siendo imposible dejar á Corfinio<br />

detrás, por ser una presa con la que no podía<br />

competir en riqueza é importancia más que Lucenia<br />

y Brindis. Ademas de las provisiones quehabía<br />

allí almacenadas y de la fuerza de su numerosa<br />

guarnicion, había acogido Domicio en su ciudadela<br />

á muchos caballeros y senadores de distincion,<br />

que buscaban un refugio contra la invasion:<br />

bajo la proteccion de un jefe favorito. Domicio hizo<br />

cuanto pudo para justificar su caflanza, y dirigió<br />

la g<br />

uerra como asunto de interós personal, prome-


tiendo á sus soldados distribuir entre ellos tierras<br />

de su propiedad, más bien como un jefe su memo .1<br />

que como un lugarteniente subordinado (1). Sus<br />

exhortaciones á los soldados se recibieron primero<br />

con frialdad y con desprecio despues, reinando en<br />

los muros de Corfinio como ántes en Gubio y Asculo<br />

el disgusto y la desafeccion, pues la presencia<br />

de las banderas de César y de Mario hacía latir el<br />

corazon de la antigua confederacion italiana. Esparcióse<br />

el rumor de que Pompeyo no se atrevía á<br />

adelantarse y que había abandonado sus partida-<br />

•ios á su suerte; se intrigaba secretamente con el<br />

sitiador, y al cabo de algunos dias, se trasformó la<br />

conspiracion en una abierta rebelion, en la que declararon<br />

las tropas su resolucion de entregar la<br />

plaza con todo lo que contenía al enemigo. Temblando<br />

los nobles por sus vidas, no pudieron<br />

obtener más favor que el de tratar aparte con César<br />

las condiciones que se les impusieron; y Léntu<br />

lo Spinther, que era de este número, les sirvió de<br />

orador, pensando juiciosamente que el medio nrás<br />

seguro de ha,Trse propicio al generoso vencedor,<br />

era mencionar los favores que de él había recibido<br />

en otro tiempo. Había llegado el momento de disipar<br />

César los temores de matanza y de proscripcion<br />

que había hecho nacer una fraccion considerable<br />

del partido senatorial, al tomar las armas contra<br />

ó (2). Su contestacion fué dulce y condescendiente,<br />

excusándose de la necesidad en que se hallaba<br />

de defender sus derechos 'con un acto de vio-<br />

lencia contra el Estado, al mismo tiempo que insi-<br />

(1 Ceísar, Pen. cir.. 1, Dion. XLI. 11.<br />

(2) Diem, 'U/id., 1., 2:),.


nuaba, envalentonado por el éxito, que sus adversarios<br />

eran una minoría facciosa, y que él era el<br />

único y verdadero campeon de la libertad y de la<br />

República (1).<br />

César concede la vida y la libertad á Domicio y á<br />

los jefes pompeyanos.—Domicio temía ser la víctima<br />

p<br />

ro piciatoria de la venganza del conquistador, pero<br />

César estaba resuelto á dar un ejemplo señalado de<br />

clemencia. La víspera de la rendicion, se dirigió el<br />

jefe pompeyano á su médico pidiéndole un veneno,<br />

y aun se dice que le obligó espada en mano á administrarle<br />

una pocion, pero aún no había surtido<br />

el brebaje el efecto deseado, cuando supo que el<br />

vencedor .estaba dispuesto, no sólo á perdonar la<br />

vida de sus prisioneros, sino tambien á tratarlos<br />

con una indulgencia marcada. Entónces se lamentó<br />

de su precipitacion del modo más abyecto.<br />

pero el médico le había engañado con un narcóti<br />

co, y vivió para gozar, y abusar despues de la clemencia<br />

del que le había vencido (2). Si hemos de<br />

dar crédito á la asercion del mismo César, negada- por un rumor vago referido por Ciceron, fué tan<br />

lejos en su generosidad con Domicio, que le devolyió<br />

el considerable tesoro existente en su caja militar<br />

(3), acto bastante verosímil por el deseo na-<br />

(I) César estuvo siete dias ante. Cortinio , Febrero 14-21:<br />

«Septem dies ad Corfinium conmoratur.» César, Bell. civ.,<br />

t. 1, 33.<br />

(2) Esta historia es referida, por Suetonio, Séneca, Plinio y<br />

Plutarco. Véase Drumann, III , 22.<br />

(3) César, Bell. civ., I, 23; (14iceron, cid VIII, 14; Apiano<br />

(Bell. civ., II, 39) confirma la asercion de César. Hubo partidarios<br />

de César que no admiraron al parecer la clemencia de<br />

su jefe. Véase la carta del espiritual corresponsal de Ciceron,<br />

Célio ad Div. , VIII, 16. Celio era enemigo personal de Domicio.<br />

Véase al Div., VIII, 12.<br />

1


3'27<br />

tural en el procónsul de demostrar al pueblo romano<br />

que no tenía nada que temer de su necesidad de<br />

dinero, ni de su sed de sangre. Apremió entónces<br />

á los prisioneros para que reconociesen sus derechos<br />

y compartiesen las brillantes promesas de su<br />

empresa, oferta que rehusaron con firmeza los<br />

hombres notables, pero que aceptaron con entusiasmo<br />

los nuevos reclutas italianos, uniéndosele<br />

y colocándose apresuradamente bajo una bandera<br />

que consideraban como la suya.<br />

Importantes efectos de esta clemencia. Victo continuo<br />

se notaron.los efectos de esta clemencia sin<br />

ejemplo en las guerras civiles. Ciceron da un<br />

testimonio involuntario de la consumada habilidad<br />

del proceder su enemigo (1), diciendo que no<br />

mató á nadie ni se apoderó de nada, y que de continuar<br />

así, se haría el objeto de un amor y entusiasmo<br />

universales. Tales eran los sentimientos que<br />

se manifestaban en la poblacion de la Campania ;<br />

y el pueblo de las aldeas que hablaba con Ciceron<br />

del estado de los asuntos públicos , le hizo<br />

comprender demasiado que el corazon de Italia<br />

no latía ni por los cónsules, ni por el Senado;<br />

que la paz era el deseo general aún entre aquellos<br />

que no tenían predileccion por el partido de<br />

Mario, y que la tranquila posesion de la propiedad<br />

pesaba más que los envegecidos nombres de<br />

ley y libertad (2). Entónces suspiraba el filósofo,<br />

pensando cuanto habían contribuido á producir<br />

(1) Ciceron, ad Att , VIII, 13:<br />

(2) Idem, ibid.: «Multum mecum municipales homines<br />

quuntur, multum rusticani. Nihil prorsus aliad eurant, nisi<br />

agros, nisi<br />

nisi nunimulos


este estado de indiferencia poli iea los errores y<br />

los vicios de su partido.<br />

u clemencid conbi.v1a ,fav9rablemente con las feroces<br />

amenaza.sb de sus ad,)eravios.—La conducta de'<br />

César resplandecía p:)r el contraste con las disposiciones<br />

contrarias que manirestaban sus adversarios.<br />

El Senado le había declarado enemigo público.<br />

y sus parciales y compañeros de armas estaca,<br />

naturalmente comprendidos en el mismo anatema;<br />

pero esto no era bastante, y en el momento<br />

de abandonar á Roma. resolvió, por instig'acion del<br />

feroz Domicio, lanzar por el terror al campo de César<br />

á los neutrales y los indiferentes,. declarando<br />

que todo ciudadano que permaneciera en Roma sería<br />

considerado como cesariano, dando así la asamblea<br />

un pretexto para las medidas extremas contra'<br />

la ciudad que entonces ya había meditado, al parecer<br />

(1). No eran sólo los nobles jóvenes los que.<br />

hablaban muy alto de proscripcion y de matanza<br />

sino que otros de Triz;s edad y mls elevados en dignidad<br />

se repartían ya en su imaginacion los despojos<br />

de la República. El mismo Pompeyo tenía siempre<br />

en losTibios el nombre de Sila: Sila hacía esto;<br />

¿.por que no he de hacer yo la mismo (29 Este era su<br />

constante argumento. Proclamar por modelo suyo al<br />

gran dictador, era amenazar con una revolucion<br />

sanguinaria y una completa reorganizacion del Estado.<br />

Se pensó con alarma y disgusto inesplicables,_<br />

que Roma había sido abandonada pudiendo ser de<br />

fendida, para envolverla en el crimen de César, y<br />

(1) Apiano, Bol. e ir . , 11, 37 á7Et,),-ii craT ITrylvoucit.<br />

(2) CielTon, ad A it , IX, 10: «Sulla potuit; ego non potero!»


- 329 _____<br />

llegado el dia de la venganza , someterla á todos<br />

los horrores de una guerra de represalias, al hambre<br />

y al incendio, al saqueo y á la matanza (1).<br />

Pompeyo se retira Brindis y se p 7 •epam áa<br />

pa-<br />

Sar á .piro. Cuando Domicio se negó ó no pudo<br />

obedecer las intimaciones de su jefe para que se<br />

retirase de Corfinio al cuartel general de Luceria,<br />

yió Pompeyo el desastre de su lugarteniente y comprendió<br />

que no era sostenible su posicion en Italia;<br />

pero la temeridad de la retaguardia salvó al cuerpo<br />

principal de la columna en retirada, porque<br />

eran tan rápidos los movimientos de César, que con<br />

siete dial de retraso solamente, hubiera sido sorprendido<br />

Pompeyo indefectiblemente. Encónces se<br />

puso á cubierto en Brindis (21, y ordenó á los cónsules<br />

y demás magistrados que le acompañaran al<br />

otro lado del mar .Cuando llegó esta órden á Ciceron,<br />

ya no estaba libre el camino de la Apulia. César<br />

estaba impaciente por recuperar el tiempo perdido<br />

delante de Corfinio, pero el puerto de Brindis estaba<br />

obstruido con trasportes y buques de todas<br />

clases. Los cónsules y la mayor parte de su ejército,<br />

que ascendía entónces á cinco legiones , se em-<br />

barcaron ;<br />

Pompeyo con una di vision de su<br />

ejército, se quedó retrasado en la ciudad, cuando<br />

apareció delante de sus muros la vanguardia de<br />

César. Cortado en la fuga que meditaba por la rapidez<br />

de estos movimientos, vaciló Ciceron en tomar<br />

un buque en Nápoles, y en afrontar zíntes de<br />

que concluyese el invierno los peligros que ofre-<br />

(1) Cieeron, a , 7 Der. IV. 14, ad A U., VIII, 11,1X 7, 10, 11.<br />

véase despees.<br />

(2) César, Beii. eu., 1, 2 4, 25.


cían los estrechos y el mar Jónico; y lleno de sombríos<br />

presentimientos en cuanto á los designios de<br />

su jefe, cuyo abandono de Roma primero y de Italia<br />

despees, consideraba como parte de un plan por<br />

mucho tiempo pensado para la servidumbre de su<br />

patria, no se sintió tal vez contrariado al ver que<br />

las circunstancias ponían entre ellos una barrera.<br />

No estaba, sin embargo, dispuesto todavía á adelantarse<br />

al triunfo de César, y se indignada por su re -<br />

belion contra las autoridades legales, viéndose importunado<br />

el orador en su triste soledad de Formio<br />

con los halagos y ruegos de César mismo, y de sus<br />

amigos Balbo y O ppio , y que le daban toda clase de<br />

seguridades sobre las buenas intenciones y principios<br />

conservadores del conquistador; pero nada<br />

acalló sus temores ni consoló su melancolía, y continuó<br />

confiando sus quejas é inquietudes á Atico,<br />

su principal consejero (1).<br />

Pompeyo evacua d Brindis y huye de Italia.<br />

César llegó delante de Brindis el 9 de Marzo (2).<br />

Las fuerzas con que la puso sitio ascendían á seis<br />

legiones completas, con sus cohortes, de auxiliares<br />

galos, siendo tres de estas legiones de veteranos,<br />

y compuestas las otras, en parte, de la ,y últimas levas,<br />

y en parte de los pompeyanos con que había<br />

engrosado sus filas. No estaban comprendidos en<br />

estas últimas las cohortes que últimamente había<br />

organizado en Corfinio, pues estos celosos aliados,<br />

(1) Véase particularmente Ciceron, ad Att., IX, 11-13, y la<br />

c orrespondencia de Ciceron con César y sus partidarios que<br />

en ella se incluye.<br />

(2) Ciceron, ad Att., IX, 3: «Erat hic dies VIL Id. Mar. quo<br />

die suspicabamur aut pridie Brundisium venise Ctesarem.»<br />

Tambien César en Ciceron, ad Art. , IX, 13 A.


habían sido mandados á todaprisa para asegurar<br />

la posesion de Sicilia. Pompeyo estaba completamente<br />

imposibilitado de conservar laplaza con<br />

veinte cohortes que era todo lo que lequedaba,<br />

contra estas fuerzas tan superiores, pero César,por<br />

otra parte, carecía por completo de buques , y el<br />

mar estaba expedito, habiendo recibido los trasportes<br />

órden de volver á Brindis para recoger el<br />

resto del ejército consular. Se penetra en el puerde<br />

esta ciudad por un paso estrecho que conduce<br />

de una ensenada exterior á otra interior (1), y ambas<br />

orillas de este paso estaban ocupadas por los<br />

sitiadores, pero no se podía obstruir la entrada sin<br />

construir inmensas obras de tierra, y Pompeyo<br />

contaba con la profundidad del agua para impedir<br />

ó retardar la ejecucion de tan gran empresa (2).<br />

Completamente confiado, se negó á escuchar las<br />

proposiciones de arreglo que César le hacía con insistencia,<br />

y declaró que no era más que el lugarteniente<br />

de los cónsules y que no podía obrar sin<br />

su concurso, en vista de lo cual mandó César echar<br />

á pique varios buques, y clavar estacas en el fondo<br />

del canal, al paso que Pompeyo se esforzaba y<br />

-conseguía mantener expedito el paso para los trasportes<br />

que llegaron oportunamente y en los que<br />

fueron embarcadas las tropas sin tardauza,<br />

dejan-<br />

........••■•••••••••""<br />

(1)<br />

Las localidades se describen minuciosamente por Kepel<br />

Craven, Tour in, the Kingdom of Naples, pág. 149.<br />

(2) En una carta á Balbo , comunicada á eiceron (ad .4 tt.,<br />

t. IX, 14), habla César de sus operaciones delante de Brindis:<br />

«Pompeius se oppido tenet. Nos ad portas castra habemus.<br />

Conamur opus magnum et multorum dierum propter altitudinem<br />

maris. Sed tamen nihil est quod potius jaciamu3. Ab<br />

utroque portus cornu moles facímus.>><br />

(3) César, Bell. civ., L 25, 28; Dion, 12.


do en las murallas algunos soldados para engañar<br />

al enemigo con una parodia de resistencia<br />

hasta el último momento. Se habían construido<br />

barricadas en las calles para entorpecer sus primeros<br />

pasos en la ciudad abandonada, pero como los<br />

habitantes estaban impacientes por demostrar su<br />

celo Lacia la causa de un general triunfante, y tal<br />

vez irritado, guiaron enseguida sus tropas hasta<br />

(11 puerto. Ya estaba en seguridad y bordo el último<br />

de los pompeyanos, cuando se deslizó la flotilla<br />

rápidamente fuera del puerto, pasando á través<br />

de todos los obstáculos de la, salida, y perdiendo<br />

solamente dos buques que chocaron contra las<br />

obras, y que atraídos, la orilla con garfios de<br />

hierro, fueron asaltados por los enfurecidos cesa<br />

rianos que hicieron trizas 11 las tripulaciones; esta.<br />

fué la primera sangre derramada en la guerra civil.<br />

Rapidez de lo g trinfos de César. César se hizo<br />

dueño de Italia en sesenta dias (1), no habiendose<br />

verificado nunca tal vez, una conquista tan importante,<br />

con tanta rapidez y en contra de adversarios<br />

tan formidables al parecer. Cada uno de sus<br />

pasos hacia adelante fué una sorpresa para sus<br />

enemigos, y á cada paso, sin embargo, predijeron<br />

(1) Pompeyo se embarcó el 17 (le Marzo-25 de Enero, 49<br />

años ántes de J. C., y César entró en Brindis al dia siguiente.<br />

Ciceron, ad A it ., IX, 19; Pintare° (Cés.. 25). y..--,yovdn- 0.f.p7cs-<br />

11-1,),,.ovix etc. Señalando veintinueve dias á Enero y veintiocho<br />

á Febrero, los sesenta dias están comprendidos desde el<br />

16 de Enero al 18 de Marzo inclusives. Si se puede aceptar rigorosemente<br />

este cálculo, debió ser el paso del Rubicon en la<br />

noche del 15 a116 de Enero, pero me inclino á creer que fué<br />

algunos días ántes. El espacio entre la huida de los tribunos,<br />

5 de Enero, y el paso del Rubicon 15-16 del mismo, parece<br />

demasiado largo, al paso que es necesario más tiempo para<br />

los acontecimientos que se amontonan en los dias siguientes,


),9<br />

v)11•1<br />

su próxima derrota; pero en cuanto sonaba el primer<br />

eco de sus trompetas todos los ob-t ' acu..os caían<br />

delante de él, y apenas pudo ser tan rápida la<br />

marcha de sus legiones como la retirada de sus<br />

presuntuosos adversarios. Los cónsules abandonaron<br />

á Roma, antes de que él pudiera a proximars e<br />

á ella, y abandonados tambien sus lugartenientes<br />

por sus tropas, despojados de sus tesoros v desprovistos<br />

de material de guerra, se encontraron solos<br />

e indefensos en sus campos al aparecer el agresor.<br />

La interesada adhesion que Sala había cuidado de<br />

cultivar en sus colonias, había desaparecido como<br />

un sueño, avivIndose al mismo tiempo en el corazon<br />

de los Italianos antiguas esperanzas y antiguos<br />

rencores; y los magistrados de todas las<br />

ciudades abrían sus puertas de par en par y saludaban<br />

al Romano perjuro como 11 su héroe y libertador<br />

W. El jefe que no reconocía otro superior<br />

en el campo y en los consejos del Senado, nEr:<br />

que á Pompeyo t'ué conducido prisionero á presencia<br />

de César, y d mismo Pompeyo se retiró de<br />

posicion en posicion, sin intentar siquiera una. ve;<br />

reunir sus fuerzas, y acabó por salir furtivamente<br />

del país, como una zorra perseguida por los per-ros.<br />

Indignacion que causes en los 9/0¿7es la condi:da de<br />

Porrapevo.--Los nobles habían pedido durante este<br />

tiempo, y cada vez con más empedo, que se les coildujese<br />

contra el invasor, siendo inútil que 1111111111!rasen<br />

-v que demostrasen su disgusto en el semblante,<br />

y en vano que abrumasen con su reprofiacion<br />

(1) Civeron, ad Alt.. IX. 12: 41nnicipia veto et rusU( i<br />

Romani<br />

Pornp.) metunt. hune adlitie diligunt.»


al j( Ife por ellos elegido, pues no era hombre que se<br />

dejaba apartar de sus planes, cualesquiera que fue_<br />

sen, y se negó rotundamente á revelarlos. Contestó<br />

á sus amonestaciones mandando friamente á los<br />

que se quejaban que le siguiese, so pena de proscripcion,<br />

y esperaron hasta el último momento que<br />

todavía se detendría en el sagrado suelo de Italia;<br />

cuando vieron que burlaba sus esperanzas y que<br />

salían del puerto de Brindis con la última parte<br />

de sus compañeros de armas, muchos de ellos en su<br />

desesperación y aturdimiento, se entregaron á la<br />

generosidad del vencedor. Una multitud de caballeros<br />

y senadores se agolpó en la vía Apia, pero esta<br />

vez -volvían sus miradas hacia la ciudad. Los por<br />

tanto tiempo atacados á las ruedas del carro de<br />

Pompeyo, juraron renunciar desde entónces á la<br />

guerra, y se acogieron á la proteccion del único jefe<br />

que consentía la neutralidad (1). Muchos de ellos<br />

pertenecían sin duda á la gente voluptuosa, indolente<br />

y egoista, que había abandonado momentáneamante<br />

sus placeres con la confianza de encontrarlos<br />

con más seguridad en su triunfo; pero otros<br />

muchos eran buenos ciudadanos, que preveían para<br />

el Estado de la traicion de Pompeyo, un mal que no<br />

podían definir, y que no querían apoyar su causa,<br />

áun teniendo escrúpulos de volver sus armas contra<br />

los sagrados nombres de cónsules y de Senado. Dejaron<br />

á los arruinados y perdidos, á los aventureros<br />

despechados y á los patricios disipadores que siguiesen<br />

la fortuna de Pompeyo, y que acariciasen sus<br />

ilusiones de abolicion de deudas, confiscacion de<br />

(1) Cice,ron, ad A tt., IX, 8 (C) MIrzo): «Urbem quidern jam<br />

refe•tam e se optimatium audio... hiuc yero vulgo vadunt.>


- 3 :3 5<br />

propiedades, reorganizacion del gobierno. Cualesquiera<br />

que fuesen las manchas de la reputacion de<br />

un gran número de los más eminentes partidarios<br />

de César, era entónces completamente notorioque<br />

el jefe de la oligarquía estaba rodeado de una turba<br />

no ménos disoluta, y ademas sin principios.<br />

Explicacion de la política secreta de Pompeyo al<br />

abandonar Italia. Puede presumirse que vió Pompeyo<br />

sin mucho disgusto la partida de los más moderados<br />

y más altivos de sus partidarios, v debe<br />

dudarse poco respecto á los manejos que 9empleó<br />

desde el principio, así como es imposible suponer<br />

que un capitan tan consumado y un hombre de Estado<br />

tan experto, dejara que se le cayesen las cartas<br />

de las manos como había hecho continuamente,<br />

no ser por un juego y una política deliberada. No<br />

se puede decidir si se franqueó á los cónsules, pero<br />

es evidente que eng, afió hasta lo último á la mayoría<br />

de sus parciales, áun en su mismo campo, con tina<br />

pretendida defensa de Italia, teniendo intencion desde<br />

mucho tiempo ántes de abandonar sucesivamente<br />

todas las posiciones, y operar la evacuacion de la<br />

península lo más pronto posible, fingiendo defenderse<br />

tanto como lo exigía el bien parecer (11.<br />

Contraste entre la.s regiones orientales y occidentales<br />

del imperio. Las porciones orientales y occidentales<br />

del imperio formaron entre sí un contraste<br />

singular, y pueden achacarse las intenciones que<br />

guiaron á, Pompeyo en el momento de esta crisis á<br />

la naturaleza de los recursos que ofrecían respectivamente<br />

estas divisiones. Extendiéndose la penín-<br />

(1) Ciec •on, A tt., IX, 10: «Hoe torpe de fuga cogitare)<br />

Civeus nosti . r.:knt eogitav i t.»


suia italiana por Pi mar Niediterráneo, di\ idia e,<br />

mundo romano eu dos hemisferios, rivales al los ojog<br />

del guerrero y del hombre de Estado, no ménos dis-<br />

'ratos por su carácter social y político que por su<br />

t<br />

situacion geogrlffica. El contraste de estas dos di-<br />

Fisiones se marcaba con nv'ts intensidad en esta<br />

época que en las posteriores: porque el Oriente y el<br />

Occidente estaban todavía animados (le vida particular,<br />

y aunque al alcance 'intlios igualmente de<br />

la misma autoridad y mano de hierro, eran sin embargo,<br />

tan completamente extraños uno á otro en<br />

sus principios y sentimiento, como si fuesen dos<br />

imperios rivales. y no partes y provincias de un<br />

mismo dominio.<br />

RepaZa em la m(s roma;lizad a de todas las,<br />

provincias. La extensa proA,-incia de España estaba<br />

ya, por otra parte. Tw;s completamente romanizada<br />

que las dem‘:is posesiones de la República, y anque<br />

algunos distritos no estuviesen aun sometidos del<br />

todo, y existiese en otros muchos el desórden y el<br />

descontento, se habían introducido, sin embargo.<br />

muy pronto las costumbres del pueblo conquistador.<br />

adoptádose definitivamente en una gran parte del<br />

país. El idioma de los Italianos hacía por todas<br />

partes rápidos progresos y consolidaba las instituciones<br />

municipales, que en ninguna otra region del<br />

imperio se concedieron con tanta liberalidad como<br />

en España. La influencia de Sertorio había dado<br />

consistencia á estos resultados, enseñando á los<br />

Iberos á considerar la disciplina y las costumbres de<br />

sus señores extranjeros como el verdadero secreto<br />

de su irresistible poder. Se había necesitado ciento<br />

cincuenta anos de guerra continua para dominar<br />

á España, habriéndose paso Roma basta el cora-


— 337<br />

zon del país, donde cada montarla y cada desierto<br />

habían sido defendidos con el mismo amor inveterado<br />

de la libertad; pero una vez ocupado el terreno no<br />

había retrocedido ni una pulgada, y las raíces de su<br />

poder profundizaban tanto más en aquel suelo,<br />

cuanto más tiempo habían impedido las tempestades<br />

su desarrollo. Roma encontró las razas indígenas<br />

en un Estado de barbarie indescriptible, y solamente<br />

en las costas orientales y occidentales existía<br />

cierto barniz del génio griego y fenicio. Pero á<br />

causa de esta misma falta de civilizacion, no tenían<br />

los Iberos instituciones que preservasen su vitalidad<br />

de la influencia de una conquista extranjera. Muchas<br />

fortalezas, adornadas con el nombre de ciudades<br />

por escritores romanos, habían sido arrasadas:<br />

no bajando de trescientas las destruidas por Caton<br />

el viejo (1) Privados por completo de plazas fuertes,<br />

excepto de aquellas que aun les ofi .ecia la naturaleza<br />

del terreno en algunos distritos aislados.<br />

una vez vencidos, no tenían los Wixharos retirada<br />

donde, poder conservar los restos de su nacionalidad.<br />

El carácter de este pueblo era esencialmente belicoso,<br />

y los hábiles conquistadores no permitieron que<br />

fermentase este espíritu en la inaccion . La península<br />

ibérica, era la Suiza del antiguo mundo . Sus<br />

audaces jefes de tribu. habían proporcionado infantería<br />

á Cartago por espacio de siglos; habían derrotado<br />

á los mismos Romanos en Trebia y Cannas, y se<br />

habían alistado bajo las banderas de Antioco para<br />

una segunda invasion en Italia. Los rudos jefes á<br />

quienes no podían suavizar los beneficios de la paz,<br />

(1) Véase Plutai'co, Polihio y Estrabon, á los que se refiere<br />

Mannert, 241; Tito Livio, XXVIII, 1. XXXIV 17.<br />

MERIVAI,E,-TOMO ir,


-- 338 —<br />

ufrieron mejor el yugo de la disciplina militar,.<br />

siendo en Es )aula de donde tomaron desde luego los<br />

Romanos de sus rivales la costumbre de alistar bandas<br />

mercenarias cogidas ásus súbditos extranjeros<br />

(1). La colonizacion de la península se había<br />

hecho sistemáticamente, especialmente en el Sur,<br />

con ciudadanos romanos, y la admision de indígenas<br />

z't la franquicia romana había sido más ámplia<br />

que en la mayor parte de las provincias, abriéndose<br />

camino más ancho á la emancipacion que siguió en<br />

época posterior, y verificándose de este modo que<br />

el espíritu de las provincias ibéricas fuese más romano<br />

que el de las demás al principiar las guerras<br />

civiles. Los sentimientos y los intereses del pueblo.<br />

asi como sus costumbres sociales se habían casi<br />

identificado con los de la raza dominante, y en ninguna<br />

parte del imperio, excepto en Italia, se consideraban<br />

como más sagradas las antiguas tradiciones<br />

y preocupaciones de patricio y de plebeyo. España<br />

era, más bien una rama vigorosa del tronco<br />

mismo del Estado que una provincia conquistada.<br />

y fuerte con su carácter indomable y sus recursos<br />

militares, era á propósito para constituir el baluarte<br />

más firme de la República, y del partido que en esta<br />

época dominaba en sus consejos.<br />

Progresos de la iVuencia romana en la Galia.—<br />

Los Latones y Escipiones de los primeros tiempos<br />

fueron los que empezaron á introducir la civilizadon<br />

en España, continuando despues en esta tarea<br />

fíetelo y Pompeyo; y z't causa de esto, estaban<br />

(1) Tito-Livio, XXIV, 49: «Mereenarium militem neminent<br />

ante quam tum Celtiberos Romani habuerint.» Esto fué en la<br />

segunda guerra púnica, A. 539 de la C.


- 339<br />

los colonos y los indígenas adheridos al partido senatorial<br />

con todos los lazos que pudo imaginar la<br />

política de los conquistadores. Ya hemos visto, ademas,<br />

cómo habían tenido alternativamente el predominio<br />

en la Galia las dos facciones rivales , lo cual<br />

había dado por resultado que la mayor parte de la<br />

provincia fuese pompeyana por sentimiento, y que<br />

al mismo tiempo se crease en toda la extension de<br />

las últimas conquistas un fuerte partido cesariano.<br />

El génio y la actividad de César había verificado<br />

en nueve años al parecer en la Galia y más allá de<br />

las Cevenües, la trasformacion social y moral, que<br />

había necesitado siglo y medio para madurar en la<br />

península ibérica , y ya hemos observado hasta que<br />

punto se había valido el conquistador del espíritu<br />

militar de las naciones del Norte, y cómo al alistar<br />

los jefes bajo su bandera había conquistado su<br />

cariño, hasta hallarse en estado de dejarles por lo<br />

ménos muchas de las formas de su antigua libertad.<br />

De este modo consiguió inspirar á sus .guerreros<br />

y á sus magistrados sentimientos romanos y<br />

el deseo de rivalizar con el génio de la civilizacion<br />

meridional, convirtiéndose de este modo las dos<br />

grandes naciones de Occidente inl'ís bien en aliadas<br />

de la República que en saditas, y encontrando<br />

en ambas campo donde dirimir sus contienda s<br />

en medio de una poblacion indígena casi tan cesariana<br />

y pompeyana en sus simpatia como la misma<br />

raza conquistadora.<br />

Las provincias orientales son lulfcrentes en dual,._<br />

to d principio que se debate en, la guerra civil, y no<br />

miran wis que la persona de los jefes.--Las ideas<br />

del pueblo dominante no habían adquirido el mismo<br />

desarrollo en la parte oriental (11 q imperio, la


- 340 -cual<br />

no se tomaba interés ninguno en las luchas<br />

domésticas de la ciudad. La civilizacion m a s an-<br />

tig<br />

ua y refinada de Oriente , miraba todavía con<br />

indiferencia desdeñosa las luchas del espíritu romanopara<br />

conseguir ascendiente sobre las razas<br />

vencidas. Las poblaciones griegas se hallaban en<br />

esta época casi aniquiladas por la guerra, los malos<br />

gobiernos y la decadencia de su prosperidad comercial,<br />

por lo cual se sometieron al conquistador<br />

con una apatía invencible; y al paso que se les<br />

obligaba á vaciar sus instituciones en moldes italianos,<br />

se negaron á adoptar nada de su espíritu;<br />

pero más allá de las provincias griegas, no se hizo<br />

ningun ensayo para propagar las ideas políticas de<br />

la República en los reinos dependientes o tributarios<br />

de la frontera. Las razas asiáticas se sometían<br />

á sus despotismos tradicionales en que los habían<br />

dejado abandonadas Sila y Pompeyo , siendo para<br />

ellas completamente ininteligibles los nombres de<br />

igualdad y libertad invocados sucesivamente por<br />

cada cual de las facciones romanas, y careciendo<br />

en absoluto de una idea sobre la naturaleza de las<br />

discusiones cuyo rumor llegaba á ellos á través de<br />

mares y continentes. Las simpatías de los Orientales<br />

se dirigieron siempre á los hombres, nunca<br />

los gobiernos; Ciró, un Alejandro ó un Arsaces<br />

contaban con toda su adhesion, descansando para<br />

ellos los fundamentos de la ley en lapersona del<br />

autócrata; por lo cual, si se les llamaba á las armas<br />

en pró de uno de los partidos, era seguro que<br />

atenderían sólo al jefe y al triunfo de sus intereses.<br />

El concurso de su riquezay de su número daría<br />

fuerzas al jefe contra sus mismos compañeros, y<br />

una victoria obtenida con su auxilio sería noti mé-


341 —<br />

nos peligrosa que una derrota para la causa coman;<br />

y por estas razones, no podía ménos de considerarse<br />

como un insulto á la dignidad de la República<br />

la admision de semejantes aliados,para<br />

aquellos ciudadanos de raza pura y sentimientos<br />

elevados (1). El jefe de . partido que rechazase el<br />

apoyo del sentimiento nacional para agrupar en<br />

torno de sus banderas la ciega obediencia del Egipto<br />

y de la Siria, la ruda abnegacion de la Colch-ida<br />

y de la Armenia (2), perdería el respeto del verdadero<br />

patriota, lo mismo que si se pusiese al frente<br />

de una invasion extranjera.<br />

Pompeyo se pone al frente de ellos para contrabalancear<br />

ln autoridad del Senado.—Toda la conducta<br />

ulterior de Pompeyo prueba al parecer suficientemente<br />

que esta era la marcha que Pompeyo estaba<br />

resuelto á adoptar desde el momento en que com-<br />

prendió que era inevitable la lucha entre él y su<br />

rival. Pompeyo á la oligarquía de que era<br />

¡ele, y en é oca anterior , áun colocándose os-<br />

.tensiblemente á su frente, había trabajado por rebajarla<br />

y degradarla; celoso al mismo tiempo del<br />

rival que le había creado en Ciceron para defenderse,<br />

había empleado á César, como si fuera un instrumento<br />

adecuado para aniquilar y dominar esta<br />

tentativa: pero el instrumento hirió la mano que lo<br />

(1) Los verdaderos sentimientos romanos, los expresa 'alean()<br />

(VIII, 523):<br />

bella<br />

Non bene barbaricis unquam commisa catervis.»<br />

(2) Cicerón, ad Att., IX, 10: «Getarum et,<br />

IX,<br />

.krmeniorum<br />

1 i : elColeborum copias ad eum adducere.» «NuntiamiEgiptum<br />

et Arabiam (c,2.;*,i.ov9c ct<br />

Dion,<br />

t. XLI, 13.


manejaba , y la vuelta siguiente de la rueda de la<br />

fortuna nos le presenta en estrecha alianza con<br />

este mismo partido contra un enemigo coman.<br />

Pompeyo sabía perfectamente, sin embargo, que estos<br />

falsos amigos aprovecharían el momento de la<br />

victoria para derribarle, y que si triunfaban de César,<br />

no seria para someterse de nuevo Pompeyo:<br />

temía la influencia hostil de los cónsules y de los<br />

magistrados en un campamento de ciudadanos romanos,<br />

y comprendía que en caso de una lucha<br />

con ellos, no prevalecería su título de imperator<br />

sobre los derechos superiores que tenían lit la fidelidad<br />

del soldado. Con efecto, los ejércitos de que<br />

era entónces jefe nominal, se habían organizado<br />

dentro de Italia, y sus sentimientos cívicos no, estaban<br />

gastados por una prolongada ausencia de la<br />

ciudad ó por las costumbres militares, como en las<br />

legiones de Sila. Mario ó César, ó las que había hia.<br />

nado de Asia; y para dar fuerza á su elevada posicion.<br />

y 'tun para mantenerse en ella despues de<br />

derrotar al invasor, necesitaba una fuerza militar<br />

de otra especie, y ademas, que la victoria que se<br />

prometía, no se consiguiese en territorio italiano.<br />

ni por el esfuerzo de Domicio y Léntulo, para que<br />

su regreso z't. Roma. fuese tanto un triunfo sobre el<br />

Senado, como sobre César.<br />

Con, este propósito abandona Pompeyo á Italia y<br />

(Leseuida h'spaZa.—Só10 de este modopodemos<br />

explicarnos por qué Pompeyo no procuró mantenerse<br />

en Roma ó al ménos en Italia, teniendo tiempo<br />

todavía para llamar en su auxilio las legiones<br />

de España; por qué abandonó Domicio y su fuerte<br />

destacamento delante de un enemigo tan inferior,<br />

y sobre todo. por qué llevó la guerra á Orien-


— 343<br />

te en vez de hacerlo á Occidente , cuando se vió<br />

obligado á escapar de las costas de la península<br />

(1). La mayor fuerza de su partido, despues de<br />

,expulsado del corazon de la República, existía en<br />

España, y no había país donde los nombres sagra-<br />

-dos de Roma y del Senado , encontrasen eco tan favorable<br />

en el corazon de sus naturales. Doce legiones<br />

de soldados romanos, sostenidas por los recursos<br />

de un país tan belicoso y tan opulento, podían<br />

medirse ventajosamente con todas las fuerzas que<br />

César condujera contra ellas; y era probable que<br />

hubiesen podido éstas pasar los Pirineos para encontrar<br />

á sus adversarios en la Galia meridional,<br />

en vez de aguardar que se las atacase en su mismo<br />

territorio. Escipion hubiera podido al mismo tiempo<br />

poner en movimiento todos los recursos de<br />

Oriente, y las fuerzas que se hubieran podido sacar<br />

de los ejércitos que guardaban la frontera de<br />

Siria, y las dos enermes masas se hubieran encontrado<br />

en Italia, para aplastar á César entre ámbas.<br />

Pompeyo se sobrepone á los jefes de su partido y<br />

declara la guerra á Roma. --Pompeyo n) tenía sin<br />

embargo intencion de hacer participar de su victoria,<br />

bajo un pié de igualdad, lí los hombres importantes<br />

de su partido, ni de reinstalar en sus sillas<br />

curules á los antiguos jefes de la aristocracia,<br />

nadie dudaba de la tentativa que se proponía<br />

llevará cabo, para borrar todo vestigio de la antiolla<br />

libertad. Es cierto que entre los nobles había<br />

(I) Se esperaba desde luego que expulsado Pompeyo de<br />

Italia, se retirarla á España. Ciceron, Att., VII, 18: «Tern-<br />

poni pareamos, cum Pompeio in ilispaniam eamw.» Esta<br />

carta se escribió el 3 de Febrero. Apiano, B41. eiv., 11, 38<br />

(;) ,:(;Y: p:i. 14cov 7r.:` •c»,/ a1 7.gs-e:e Y.7.,&,G.n?».


344 —<br />

algunos que todavía esperaban imponerle un freno<br />

con su presencia en el campo , pero muchos de<br />

los más distinguidos, esta,an ya corrompidos con<br />

la esperanza del pillaje, y los más audaces y despreciables<br />

gritaban descaradamente, ¡guerra contra<br />

Italia; guerra contra Roma! Someteremos por<br />

hambre la ciudad, y no dejaremos ni una teja sana<br />

én todo el pais. Estos eran los clamores de que<br />

Pompeyo mismo se hacía eco (1). Este odioso lenguaje<br />

resonó en el campo senatorial en cuanto se<br />

estableció en ;piro, tomando las costas opuestas<br />

el carácter de un país extranjero y hostil. Los<br />

cónsules le escucharon sin un murmullo, porque<br />

tenía la aprobacion. de su jefe. «Este abandonó la<br />

»ciudad, dice Ciceron, no porque no pudiese de-<br />

»fenderla , y la Italia, no porque se le arrojase de<br />

»ella, sino porque desde el principio se propuso<br />

»agitar todos los países y todos los mares; llamar<br />

»z't las armas á los reyes de los bárbaros, conducir<br />

»las naciones salvajes á Italia, no como cautivas,<br />

»sino cono conquistadoras, decidiendo reinar como<br />

»Sila, corno rey sobre súbditos; habiendo muchas<br />

»personas que aplaudían este atroz designio (2) »<br />

(1) Ciceron, ad Att., IX, 7: «Primum consilium est sufocare<br />

urbem et ltaliam t'amen, deinde vastare agres, urere, pecuniis<br />

locupletum non abstinere... Promito tibi, si valebit,<br />

tegulam illum in Italiam mullan]. relicturumo> Véase ad Att.,<br />

t. XI, 6, ad Div., IV, 14.<br />

(2) Ciceron, ad Att., VIII, 11: .1 -véase VIII, 16; 1V, 9: «Mirandum<br />

in modum Cnceus noster Sullani regni similitudinem<br />

concupivit (E1Ócin- atm ) .ytt)). Nihil ille unquam minus obscure<br />

hilito> IX, 10: «Sullaturit ejes animus et proscripturit diu.»


CAPITULO XV.<br />

César se dirige á Roma y reune el Senado.—Su moderazion y clemencia.<br />

Saquea el templo de Saturno.—Se pone en marcha para atacar á los<br />

ejércitos pompeyanos en España.—Domicio anima á los de Marsella<br />

para que le cierren sus puertas.—Deja César fuerzas para sitiar esta<br />

ciudad. y pasa los Pirineos.—Los lugartenientes de Pompeyo ocupan<br />

Lérida.—Operaciones militares delante de esta plaza.—Desbordamiento<br />

del Segre y peligro personal de César.—Bruto consigue una<br />

victoria naval sobre los Marselleses.—Los pompeyanos se ven obligados<br />

á evacuar á Lerida.—Continu.acion de las operaciones militares,<br />

Que dan por resultado la capitulacion de los ejércitos pompeyanos.<br />

(A. 705. de la C.; 49 antes de J.C.).<br />

El abandono de Palia por los cónsules da d César<br />

una gran influencia moral. ocupaba entónces César<br />

sin rival alguno adversario el centro de la<br />

posicion de sus enemigos declarados ; y estando<br />

cortada precisamente en dos la linea de sus operaciones,<br />

podía el invasor decidir cómodamente<br />

contra cual ala de su ejército concentraría primero<br />

sus fuerzas. Se encontra ba, ademas, en posesion del<br />

campo enemigo, perfectamente provisto de recursos<br />

morales y materiales de guerra, y lleno de<br />

desertores de sus cohortes fugitivas. Roma abrió<br />

de par en par sus puertas para recibirle, y aun<br />

cuando comprendió perfectamente la inmensa ven-


346 -taja<br />

en una guerra civil de mandar sus órdenes<br />

desde el centro de la ley y del órden, como se hallaba,<br />

sin embargo, completamente desprovisto de<br />

los buques necesarios para trasportar su ejército á<br />

la otra costa del Adriático, no podía aventurarse<br />

en manera alguna á afrontar los gigantescos recursos<br />

del Oriente, á la cabeza tan solo de tres legiones.<br />

Pesaba al mismo tiempo en su ánimo otra<br />

grave consideracion, y era la necesidad de librar<br />

a Roma é Italia de la escasez y miseria que las<br />

amenazaban, miéntras estuviesen en poder de los<br />

lugartenientes de Pompeyo, la Cerdeña, la Sicilia<br />

y el África.<br />

Arroja de Cerdaa y Sicilia las fuerzas del Sewado.—Como<br />

consecuencia de esta idea, mandó destacamentos<br />

para conquistar estas importantes posiciones,<br />

al mismo tiempo que dirigió una parte de<br />

sus fuerzas á la costa de la Apulia, para prevenir<br />

un movimiento de retroceso del enemigo (1); y con<br />

aparecer tan sólo una legion á la vista de las costas<br />

de Cerdeña, se levantaron en armas los habitantes.<br />

y expulsaron la guarnicion que el Senado había<br />

dejado en su isla (2). Curion, que ocupaba entónces<br />

el puesto de Labieno en la confianza de su<br />

jefe, y cuyo celo y habilidad podían compensar la<br />

falta de experiencia, recibió la órden de arrojar<br />

de Sicilia á lospompeyanos, y de atravesar despues<br />

el mar para disputarles el África (3). Estaba<br />

(1) Ciceron, ad Att., IX, {5: «Ille (Cmsar) ut ad me scrip<br />

sit legiones singulas possuit Brundisii, Siponti, Tarenti. Clandere<br />

mihi videtur maritimos exitus; et tamen ipse Greeciani<br />

spectare potius quam Hispanias.»<br />

(2) César, Bell. civ., I, 30.<br />

(3) Apiano (Reit. eiv., II, 40), supone que Asinio


317<br />

ocupada la isla en nombre del Senado por M. Caton<br />

que había obedecido mal de su grado la órden que<br />

se le diera de defender una posesion tan dificil,<br />

y se fundaba para ello en la creencia deque podían<br />

emplearse mejor sus servicios en Italia ó en<br />

cualquier parte donde los cónsules Pudiesen establecer<br />

su campo; por esta razon, pareceque se preparó<br />

poco para la ingrata tarea de armar los Sicilianos<br />

para que socorriesen á su querida capital.<br />

La repentina arricion de las fuerzas cesarianas,<br />

consistentes en cuatro legiones (1';, en una flotilla<br />

de trasportes desarmados , le encontró incapacitado<br />

para hacer frente á la invasion, indignándole y<br />

desanimándole de tal modo la noticia del abandono<br />

de Italia por Pompeyo, que resolvió no derramar<br />

sangre en una escaramuza parcial. Contentóse. por<br />

tanto, con preguntar al intruso si se atrevía á atacar<br />

la provincia de un gobernador independiente<br />

por decreto del Senado ó por órden del pueblo, lí lo<br />

que el lugarteniente de César contestó «me envía<br />

el dueño de Italia» (2). Caton cedió ante tan insultante<br />

intimacion y abandonó la isla sin combate<br />

yendo á reunirse al otro lado del mar con el cuartel<br />

general de los cónsules<br />

tenía al principio el mando de la expedicion, pero se ve á c)titinnacion<br />

que el jefe era Curion.<br />

(1) César, Bell. eiv., 1. 30.<br />

(2) Apiano, Bell. 40.<br />

(3) Ciceron (ad Att., X, 12-16), habla con basuante amar_<br />

de la pusilanimidad aparente de Caton: «Potuisse certe<br />

gura<br />

tenere illam provinciam scio,» pero sus opiniones sobre estos<br />

puntos se formaban con excesiva ligereza. Caton abandonó á<br />

Sicilia (Ciceron, ad A tt., X, 16) el 22 de Abril, A. 705 de la C.,<br />

que cor-esponde al 2 de Marzo, 49 ántes de J. C.; véase Apiano,<br />

ántes de J. C., II, 41; I)ion. X1,1, IP, : Mutare°, room, 53; oro_<br />

sio, VI, 15; Moro, IV, 2-22.


-- 348<br />

b'e'sar se dirige en persona á Roma.—Entretanto,<br />

se dirigía César á Roma, conciliándose cada vez más<br />

las simpatías de los hombres de todos los partidos,<br />

que escuchaban admirados las explicaciones plausibles<br />

que podía dar de su conducta, y sus promesas<br />

de restablecer la seguridad y el órden, al mismo<br />

tiempo que invitaba á los tímidos y vacilantes<br />

con maneras corteses á que se reuniesen con él<br />

en el Capitolio, y le ayudasen con sus consejos<br />

en los asuntos de la República.<br />

Procura enseguida tener una entrevista con Ciceton<br />

--Celebró César una entrevista con Ciceron en<br />

Formb, siendo muy animada la discusion que entablaron.<br />

El orador estaba ya seguro, por la correspondencia<br />

que mantenía con algunos amigos del<br />

procónsul, respecto de los temores que podía abrigar<br />

sobre su persona, y no retrocedió ante una conferencia<br />

can el victorioso invasor, siendo su conducta<br />

digna y firme al parecer. César demostró con<br />

toda la fascinacion de su hábil elocuencia, que la<br />

negativa de un hombre de Estado tan popular á<br />

volver á Roma sería una causa de vacilacion para<br />

otros, y en su impaciencia de poner sus intereses<br />

la sombra de la autoridad legitima, invitaba al<br />

Senado á que recobrase sus funci )nes en el sitio<br />

que le correspondía, y á que diese sus órdenes á<br />

su fiel soldado (1); pero Ciceron cerró resueltamente<br />

los oidos á estas halagüeñas proposiciones; defendió<br />

sus obligaciones personales para con .Pom-<br />

(I) Lucauo, I, 202, VII, 264:<br />

«César ubique tuus, liceat modo, sume quoque, miles.<br />

Non mihi res agitur, sed vos ut libera sitis<br />

Turba precor, gentes ut jus habeatis in omnes.»


— 349 ---<br />

peyo, los lazos íntimos que le ligaban con el partido<br />

fugitivo, cuyas amenazas de proscripcion resí)n.aban<br />

aun en sus oídos, y llegó hasta declarar<br />

que si hablaba en el palacio del Senado, sería<br />

para denunciar el ataque que meditaba César contra<br />

las legiones pompeyanas en España, y la prevista<br />

traslacion de su ejército á Grecia, 1.'L despecho<br />

de aquellos á quienes debía considerar todavía<br />

como las autoridades constituidas del Estado. César<br />

contestó bruscamente que no consentiría ninguna<br />

crítica pública de su conducta, y se vió obligado ;11<br />

romper fríamente la conferencia, manifestando la<br />

esperanza de que su amigo reflexionaría nrs detenidamente<br />

el asunto, á lo cual contestó políticamente<br />

Ciceron, acabando de este modo la entrevista,<br />

segun dice él mismo, con gran contento<br />

suyo (1).<br />

César reune un Senado. Estudiada moclemciwi de<br />

su conducta.--César llegó á Roma el 1.° de Abril.<br />

y su primer cuidado fué reunir un consejo que fuese<br />

para los ciudadanos la imágen de su venerado Seria<br />

do, habiendo vuelto ya bastantes miembros de este<br />

cuerpo para dar á, una asamblea la apariencia (-1(<br />

legitimidad. La ausencia de los cónsule-z, por los<br />

cuales debía ser convocado esta asamblea. se supli(`)<br />

con los tribunos Antonio y Casi°, que resucitaron<br />

en esta ocasion las prerogativas, ya en desuso de su<br />

cargo (2). La actitud del vencedor fué una estudia&<br />

(1) Ckeron, ad Att., IX 18 (IV, K:d. Apr. í. e. 29<br />

«Damnari se nostro judicio, tardioros fore reiliquos si nos noii<br />

venerirnus,<br />

Tum ille: Ego vero ista dici nolo... Surnma<br />

fuit, ut ille quasi exitum (mercas, ut deliberarern. Non fail<br />

negandum. Ita diseesimus.»<br />

DrUMaT111, III. 443.<br />

(2)


350 –<br />

duL:urít, reiterando en frases concisas las quejas<br />

f i de con tanta frecuencia había dirigido 11 los mismos<br />

cónsules, y proponiendo que se reanudasen de<br />

nuevo las negociaciones , áun cuando puede sospecharse<br />

que fué, el primero que puso obstaculos en<br />

este camino, cuando se trató de seguir su consejo.<br />

'Cambien puede ser cierto, como alega, que le f ilié dificil<br />

encontrar personas dispuestas á llevar el ramo<br />

de oliva al campo de Pompeyo, por haber jurado<br />

éste tratar como enemigos hasta á los neutrales (1) :<br />

pero se observó que cuando se olvidó esta proposicion,<br />

y Pison, suegro de César, la puso á discusion<br />

segunda vez, recibió una dura reprension por su<br />

oficiosa intervencion (2).<br />

_Dificultades para satisfacer 'las exigencias de sus<br />

soldados. El restablecimiento de las familias de las<br />

víctimas de Sila en sus derechos civiles fué una<br />

medida de justicia á la que nada podía objetarse en<br />

rigor; pero los adictos al partido entónces vencedor,<br />

empezaron á presentar otras pretensiones que no<br />

Podían satisfacerse tan facilmente. César había tomado<br />

la precaucion de dejar detrás de sí su ejército<br />

al entrar en Roma, pues esperanzados sus soldados<br />

con su enorme saqueo por la conquista de Italia, no<br />

se había atrevido á ponerlos ál alcance de los despojos<br />

de la capital; pero la misma poblacion urbana<br />

(.1) César, ¡3e11. eir., 1, 33: «Pompeius enim diseedens ab<br />

urbe in senatu dixerat eodem se habiturum loco qui Roma;<br />

remansisent et qui in castris Cwsaris fuissent.»<br />

(2) Dion (XLI, 18) fija en esta época .esta restauracion; pero<br />

Pintaren (César, 57) la coloca despues de la guerra de España.<br />

opino con Drurnann, que la última fecha es la auténtica. en<br />

cuyo caso esta restaurador' formó parte de una serie de medidas<br />

conexas, pero se habló sin duda en la primera época de<br />

una disposicion semejante, y virtualmente quedaron abolidas<br />

las :incapacidades legales.


— 351 -exigía<br />

una recompensa ensa por su adhesion tan constante<br />

y probada á la causa de César, y sus murmullos<br />

ante la perspectiva de una negativa despertaban<br />

ya las esperanzas de sus enemigos (1). Cesar<br />

se vió obligado á pagar su popularidad en e -<br />

cies sólidas, y con las- promesas que hizo de regalos,<br />

confesó francamente que su poder estaba fundado<br />

en la voluntad de la multitud. César se había comprometido<br />

ya á dar cinco minas zrt cada uno de sus<br />

soldados (2), y entónces prometió trescientos sestercios<br />

á cada ciudadano , viéndose gravemente embarazado<br />

para cumplir estos compromisos, porque<br />

había renunciado á los recursos de la proscripcion<br />

y de la confiscacion, á que tan fácilmente habían recurrido<br />

los conquistadores precedentes; pero afortunadamente<br />

, en la precipitacion con que habían<br />

abandonado la ciudad sus enemigos, descuidaron la<br />

precaucion de llevarse el tesoro amontonado bajo el<br />

Capitolio, en las cuevas del templo de Saturno.<br />

César saquea el tesoro saynydo del templo de S aturno.—Este<br />

tesoro sagrado, como se le llamaba<br />

pomposamente, se había reunido especialmente con<br />

el producto de un derecho sobre la emancipacioll de<br />

los esclavos; pero tambien se había depositado en él<br />

de cuando en cuando una parte de los despojos de la<br />

guerra. Solamente una vez, en la crisis m{ls desastrosa<br />

de las guerras púnicas, se había sacada de él<br />

Por decreto solemne del Senado una cantidad de oro,<br />

de peso de cuatro mil fibras; pero despues habían<br />

(I) Cíceron, ad Att., X, 8: «Mullo modo posse video stare<br />

Quipp<br />

liorentisinius (lc novus, VI, VII,<br />

diebus ipsi illi egenti sicperditle nnultitudini -in odium acerbisimum<br />

venerit.»<br />

(2) Apiano, &V. c¿f:.1 ., II. 47. Cinco minas equivalían á<br />

2.000 lexterekls, (:) corea de 1 Iibra esti-Minas.


- -<br />

sido saqueadas sus arcas por el viejo y por el .jóven<br />

Mario durante los trastornos de la guerra civil.<br />

Sin dudaque los cónsules Marcelo y Léntulo no<br />

hubieran descuidado este recurso, si en medio del<br />

pánico general y cuando huyeron de Roma, hubieran<br />

tenido la suficiente presencia de espíritu para<br />

preveer las consecuencias de su pusilaminidad., El mismo<br />

Pompeyo les mandó que retrocediesen de la Campania<br />

para reparar esta torpeza; pero entónces era<br />

ya demasiado tarde, y éste abandono del tesoro público<br />

era una de las faltas que más acerbamente criticó<br />

Ciceron. César obtuvo facilmente de su servil<br />

Senado la autorizacion para apoderarse de este oro;<br />

v sola una voz se levantó contra este acto, la de un<br />

tribuno llamado Metelo, adversario tan atrevido<br />

como encarnizado del partido de Mario, cuyo valor<br />

merece un recuerdo honroso. El decreto del Senado<br />

pasó desdefiosamente sobre su veto oficial, pero él<br />

se colocó delante de las puertas del templo, protestando<br />

con vehemencia que el expoliador no entraría<br />

sino pasaba sobre su persona, y tratando de colocar<br />

de su parte el sentimiento popular al hacer mi<br />

llamamiento á una tradiccion querida. Si creía piadosamente<br />

que este tesoro encerraba el mismo rescate<br />

de la ciudad que Breno había venido á buscar<br />

á sus puertas y que había reconquistado el valor<br />

de Camilo; y se añadía que caería una maldicion<br />

solemne contra la mano sacrílega que tocase á este<br />

oro, cualquiera que fuese el pretexto, exceptuando<br />

una invasion gala. «Ha concluido para siempre el<br />

temor de una invasion gala, replicó César; yo he<br />

vencido á los Galos» (1). Terrible fué la cólera de<br />

(1) Plutarco, César, 35; Apiano, II, 41; Don, Xril, 4


— 353<br />

César, y Metelo cedió en fin á las amenazas de Un<br />

hombre cuyos golpes eran tan rápidos como las pa<br />

labias. Habiéndose llevado las llaves los cónsules cóes, se<br />

s-<br />

rompieron las puertas á hachazos, y fié necesario<br />

que esta medida fuese dictada, por una extremada<br />

urgencia, pues de lo contrario; no hubiera arriesgado<br />

César por ella la reputacion de moderacion<br />

que tanto cuidaba de conservar. El pretendido canipeon<br />

de la inviolabilidad tribunicia se vió obligado<br />

á exponer las exigencias de la guerra civil para<br />

excusar la violacion de la dignidad de un tribuno<br />

(1).<br />

_Marsella se deeZare en favor del, partido de .Ponipeyo<br />

.—Confiabaulos nobles en los Galos conquistados,<br />

creyendo que harían un movimiento en su favor;<br />

cuando Ciceron expresa la confianza general de que<br />

el invasor se vería detenido en su marcha á Italia<br />

por una insureccion á sus espaldas de provincias<br />

incompletamente pacificadas, hace caso omiso da su<br />

adhesion al Estado y del cuidado por su gloria, motivos<br />

suficientes para que no detuviesen su marcha<br />

hacia adelante. Una rebelion en las Galias dejaba 1;<br />

César sin recursos militares, y en ese caso era presumible<br />

que retrocedería más bien sobre su base de<br />

oporaciones, que se lanzaría irreflexivamente en<br />

medio do sus enemigos sin dejar reservas detrIrls de<br />

(1) Ciceron (ad Ate X 8) dice con bastant.1_! oportunidad-<br />

«Qui dna!_ .urn rernrn<br />

taro cito amiserit, man<br />

suetudiais in Metello, (n y tiarum in cerark).» (d(r ejecutó<br />

parecer este acto de -s, iolcncia, profir►endo sarcasmi)s. Pintare°,<br />

Cés., 35, (Véase el grieg r) que signé). Lueano 13) ppesenta<br />

la misma ideal modo más marcado todavía:<br />

«Non usque, aleo permiscuit in'mis<br />

1,on;.2-.3 snmrna (líes, Lit non si vocee<br />

1/4-;;; , rvent:.ir :-Ittlint a CTsaric<br />

MERIVALE.----T H 7:!0 11.


- 354<br />

pero se había conciliado el procónsul de tal modo<br />

el afecto de los bárbaros, que durante su ausencia<br />

no hubo en ninguna parte el más mínimo movimiento<br />

en contra suya. Sus planes; no sufrieron contrariedad<br />

ninguna en las Galias; pero el gobierno de<br />

la griega Marsella aprovechó la ocasion de manifestar<br />

sus simpatías por el partido pompeyano, con<br />

el cual había estado en íntima alianza por medio de<br />

111►11, série de procónsules senatoriales.<br />

Bomicio se retira A! arsella.--La generosidad,<br />

natural ó estudiada del vencedor había concedido á<br />

su prisionero I)omicio la vida y la libetad; pero ardiendo<br />

éste en un ódio tan personal como político<br />

ontra César, ni se ablandó por estos favores ni se<br />

espantó por su derrota; indignado, sin embargo, de<br />

la frialidad con que le había abandonado su jefe, no<br />

hizo ningun esfuerzo para unirse á las filas consulares,<br />

y hasta desdeñó comunicar con sus amigos de<br />

:piro, no sabiendo ningun partido por espacio de<br />

13,11gun tiempo, ni donde se había retirado, ni cuáles<br />

/Tan sus proyectos (1). Miéntras las tropas de César<br />

tomaban posesion de la península italiana de Norte<br />

Sur, y establecían acantonamientos en Brindis,<br />

l'atento, Rimini y Plasencia , trató de escapar de su<br />

vigilancia:, equipando una flotilla en Cosa, en las costas<br />

de la Etruria (2), comunicándose desde este punto<br />

con Marsella; y en cuanto supo que la pequeña república<br />

griega estaba resuelta á declararse por el Senado,<br />

se dió á la vela sin vacilar para este puerto de refugio<br />

(3) , comprendiendo perfectamente la importan-<br />

(1) Ciceron, ad Ate., VIII, 14, IX, 13.<br />

(2) Id. 'bid, IX, 6.<br />

(3) CYlsar, Bell. , ei.r. , al.


---355--<br />

te diversion que podría hacerse en interés uf , su par__<br />

tido, asegurándole una posicion tan fuerte v tau<br />

conveniente á retaguardia del enemigo. La provincia,<br />

de laque Marsella era la llave, bajo el punto de<br />

vista militar, había sido el teatro de las glorias de ski<br />

familia, y esperaba posesionarse de ella de unido (")<br />

por fuerza, lo mismo que del gobierno, al cual<br />

daba derecho el decreto del Senado, abusando coi,<br />

miras personales ambiciosas de la libertad que César<br />

le había concedido, y fallando á, la palabra empellada<br />

á un rival indulgente, no por adhesion á su partido<br />

ó al Estado, sino por motivos de interés particular,<br />

y ambicion egoista.<br />

César abandona á Roma para atacar (¿ los litfia; -<br />

tenientes de Poweyo en, 1, Tspaii,a.—Ya tiernos vistkA<br />

que César no poseía medios de perseguir al enemigo<br />

fugitivo á través del Adriático , pero bastaron pocos<br />

dias para colocarle á la cabeza del Senado -2- cie!<br />

pueblo de Roma. para llenar su caja militar con H<br />

saqueo del tesoro, y reunir de este modo todos lo:recursos<br />

que exigía su empresa. No se coiitent6 col)<br />

mantenerse á la defensiva en Italia, sino que la 11(<br />

gligencia y aparente timidez de sus adversario:,<br />

le animaron zl dejar la ciudad casi sin defensa .<br />

á pasar en persona los Alpes y los Pirineos á 1Wt1'<br />

chas ffirzadas, para aniquilar su ala izquierda en<br />

• España. Tenia confianza en el triunfo, pues la re<br />

putacion de los generales que tenia pie<br />

por los menos de Afranio y Varron, 110<br />

inspirarle temores de derrota. De jo, segun frases<br />

su y as, un general sin ejército, para atacar un ejército<br />

sin general (1). M. Antonio fue desivnado parí.<br />

era para.<br />

, 1) J a i. ; ,Vrül'esus h.() exea—


- 356<br />

velar por los intereses de su patrono en la ciudad.<br />

confiando el gobierno de Italia á M. Emilio Lépido,<br />

enemigo hereditario de la oligarquía (1). Reunió<br />

César tres legiones de reclutas en Rimini (2), y<br />

las condujo al otro lado de los Alpes con su habitual<br />

rapidez, encontrando bajo los muros de Marsella<br />

á su lugarteniente Trebonio, con refuerzos procedentes<br />

de los acantonamientos del Norte de la Galia;<br />

durante esta rápida marcha supo por vez primera<br />

la resistencia que tenía que esperar por parte<br />

de los Marselleses, cuyo puerto y recursos navales<br />

eran, por su debilidad en esta arma, de la mayor importancia<br />

para él. En el momento de su fuga de<br />

Italia , tuvo Pompeyo la presencia de espíritu de<br />

hacer una exhortacion de despedida á los agentes de<br />

la república griega en Roma recordándoles los beneficios<br />

de que había colmado á su Estado, y su<br />

deseo de que regresasen á sus hogares para afirmar<br />

las buenas disposiciones de sus compatriotas en su<br />

favor. Como consecuencia de esto, cerraron los Marselleses<br />

sus puertas , almacenaron provisiones de<br />

todo género, y reclamaron el auxilio de los tribus<br />

próximas. Al mismo tiempo recibió César noticias<br />

de la empresa llevada á cabo por Doniicio , y supo<br />

Cambien que Vibulio Rufo, otro prisionero dejado en<br />

eitum sine duce, et indo reversurum a I dueem sine exercala.»<br />

(1) Plutarco, Auton„ 6; Apiano, Bell. cfr., II, 41. Este<br />

personaje, cuyo nombre figurará con distincion después en<br />

nuestras páginas, era. hijo de Sepido, cuya insurreccion fué<br />

vencida por Cátulo. A. U. 677.<br />

(2) Orosio, VI, 15; véase César, Bell. civ., 1, 36. Las tres<br />

legiones que menciona, debieron ser nuevas levas, pues los<br />

pocos veteranos que le habían seguido á Italia, habían quedado<br />

de guarnicion en ellas, ó trasladados á Sicilia, y el resto de<br />

las legiones galas, no había pasado los Alpes.


35'?<br />

libertad en Corfinio, había sido enviadopor Pompevo<br />

España, para llevar instrucciones á sus lugari,e-<br />

Dientes (1).<br />

Llega César delante de Marsella, que le cierra sus<br />

puertas y recibe á Domicio. En cuanto llegó elprocónsul<br />

delante de Marsella, pidió celebrar una conferencia<br />

con el consejo de quince miembros que<br />

gobernaba esta república, los cuales no vacilaronen<br />

pasar á su campo para este objeto , contestando<br />

á su invitacion de someterse á, la autoridad de<br />

Italia, con su órgano legitimo el Senado romano .<br />

y no á, la autoridad de un simple ciudadano, que<br />

consideraban dividida la república entre los intereses<br />

de César y de Pompeyo; que debían á ambos<br />

grandes beneficios públicos, y que no pudiendo<br />

decidir por sí mismos, creían cumplir con su deebr<br />

cerrando igualmente sus puertas á los dos. Sin embargo,<br />

apénas se habían separado del procónsul<br />

apareció Domicio en la entrada del puerto con su<br />

escuadrilla, v la ciudad le recibió con los brazos<br />

abiertos (2). N' o faltaba á los Marselleses más que mi<br />

general audaz y experimentado, y como poseían en<br />

abundancia armas, dinero, buques y víveres, el entusiasmo<br />

del pueblo se puso á la altura de sus recursos.<br />

Besar deja It sus lugartenientes para someter (i<br />

Marsella, y se apresura á llegar á Esparza. César estaba<br />

sumamente preocupado con su expedicion<br />

Espafía, donde si había que dar un golpe, había que<br />

hacerlo sin demora. Corría acreditado el rumor de<br />

que Pompeyo intentaba embarcar sus legiones en<br />

(1) (''sar, Bell. 1.31.<br />

(2) Id., !bid., eir., 1, 34.. ); Ciceron, etc _1 U.,


J)8 - •<br />

Grecia , u1111 marchar por la Nia uritania para reforzar<br />

á sus lugartenientes en el Oeste (1); y como el<br />

tiempo valía más para César que los hombres, pretirié<br />

dejar tras de sí tres legiones en. el sitio de Marsella,<br />

que retrasar su marcha hasta que se tomase la<br />

plaza . Dió órden, por lo tanto, para equipar una flota<br />

destinada Irt, cooperar las operaciones contra la<br />

ciudad, y nombré á Trebonio y Décimo Bruto para<br />

mandar respectivamente las fuerzas de tierra y las<br />

de mar, despacHndose órden á Quinto Fabio. ,miéntras<br />

se concluían estos aprestos precipitados, para<br />

que partiese de Narbona con. las tres legiones de veteranos<br />

que allí mandaba, y ocupase los desfiladeros<br />

de los Pirineos: y simultáneamente, que las tropas<br />

todavía acantonadas en las comarcas más lejanas de<br />

la Galia le siguiesen con la mayor rapidez posible.<br />

y se Organizaron cohortes auxiliares en toda la<br />

Aquitania, donde se alistaron á porfía los más valientes<br />

de los jefes indígenas. Apremiado César por<br />

falta, de dinero para ejecutar todo esto, tuvo la habilidad<br />

de pedir prestado á sus propios oficiales.<br />

felicitándose del éxito de un artificio que los adhería<br />

s su causa con un lazo más; el del interes-<br />

CUP iario.<br />

Varron, Affíanio y Petreyo, lurNlenientes de<br />

Pompeyo.—Ocho anos habían pasado desdeque el<br />

Senado señaló á, Pompeyo los gobiernos de España<br />

(1) César, Bell. 1, 39. Otro rumor que Cíceron acogió<br />

Cambien con avidez, consistía en dirigir su marcha por la Iliría,<br />

y estar próximo á entrar en Italia por el camino de<br />

la provincia cisalpina, pero no hay duda que César no le prestaba<br />

ningun crédito. Ciceron e ad Att., X, 6 (10 l(al Mayo=22<br />

«Pompeium pro certo habemus per Illyricum proficisci<br />

in Galtiam.» El 3 de Mayo escribe de nuevo: «Pompeium<br />

magni copiis iter in Germaniam per Illyricum fecisse.»


359<br />

y Africa. y la série de intrigasque le retenían en<br />

Roma no le ha,bían permitido pasar personalmente<br />

á ellas; pero había tenido mucho interés en la organizacion<br />

militar de la primera, previendo la importancia<br />

de este semillero de hombres y de armas en<br />

caso de una guerra civil. Anteriormente había sostenido<br />

la República en la Península una fuerza de<br />

cuatro legiones. El nuevo procónsul sacó dos de<br />

Africa para reforzar este ejército; y estas seis briuiadas,<br />

compuestas de tropas veteranas, formaban un<br />

hermoso conjunto con que Roma podía enorgaille-<br />

-cerse. Se añadió á éstas una sétima leg ion, formada.<br />

con el alistamiento de los colonos provinciales, y<br />

toda la fuerza, á las órdenes del procónsul, se aumentó<br />

con los contingentes de los Estados aliados,<br />

y con los grandes cuerpos de auxiliares á sueldo.<br />

Estaba dividida la Península en tres gobiernos.<br />

cada cual con un establecimiento militar, mandando<br />

en la region del Norte y del Este el consular Afran io<br />

con tres legiones; Petreyo con otras dos en Lusitania,,<br />

distrito que comprendía las últimas collquista<br />

de César durante su pretura; y la tercera, Mediodw<br />

de la provincia de Cáslona, sobre el Guadalquivir, z't<br />

la. embocadura del Guadiana, lo más civilizada de<br />

posesiones romanas en Occidente, estaba mandada,<br />

por afortunada eleccion , por M. Terencio Varron,<br />

uno de los modelos más perfectos de la cultura del espíritu<br />

en Italia (1). El génio literario de este hombre<br />

ilustre, era el más universal de su época, y sin rival<br />

por mucho tiempo en el conocimiento de la historia<br />

(1) C€Sar, eiv., 2S. .11 fnrÇlf-Pr. 07:1 str aquí ‘,-+I(,nllrt<br />

corrupcion critexty • ), pero 1[1.-► puede duck.u...„ de que<br />

este es el sfirttido del autor.


— 360 -y<br />

de las antigüedades de su país, distinguiéndose<br />

honrosamente en la noble profesion del filósofo y en<br />

las frívolas ocupaciones del poeta, y dando pruebas<br />

tambien de sus progresos en las artes de utilidad<br />

ml'ts práctica, con su tratado de economía rural, que<br />

ha llegado hasta nuestros Bias. Parece cierto que<br />

demostró pocas aptitudes para el mando militar,<br />

pero en realidad era el único de los tres lugartenientes<br />

que no estaba ligado de corazon á su gene-<br />

ral, y<br />

su primer cuidado fué hacerse pasar como<br />

amigo del partido triunfante, cualquiera que éste<br />

fuese. Ya conocernos á Afranio como ardiente partidario<br />

del Senado, pero hombre poco enérgico ó<br />

prudente en la vida política, y que como oficial, se<br />

había distinguido en la guerra contra Sertorio, ganando<br />

laureles en Asia á las órdenes de Pompeyo.<br />

De estos tres, Petreyo era tal vez el único digno del<br />

puesto eminente que ocupaba , y era un rudo veterano<br />

, cuya lealtad y valor inquebrantables habían sido<br />

experimentados mucho tiempo antes de la derrota<br />

de Catilina (1).<br />

Se preparan para combatir César.---En cuanto<br />

recibieron de su general la órden para combatir á,<br />

César, concertaron sus medidas los tres lugartenientes,<br />

encargAndose á Afranio, como más avanzado,<br />

la tarea de impedir en lo posible la invasion<br />

que amenaba á la Península. Petreyo se encargó dellamar<br />

enseguida bajo sus banderas las hordas de<br />

guerreros salvajes que infestaban su provincia medio<br />

sometida, dirigiendo despues su marcha apre-<br />

(1) Salustio habla de él como un veterano de treinta añosde<br />

servicio en esta época, y elogia su experiencia en su profesion,<br />

(Beil. civ., 59; véase t. r, pág. 142).


361 -<br />

suradamente á lo largo del Duero y del Tajo, para •<br />

verificar su union con su colega más allá del<br />

Ebro. El gobierno de todo el Sur y Oeste se delegó<br />

á Varron que retuvo dos legiones para conservar<br />

sometida la provincia y organizar una reserva<br />

para las eventualidades, consistiendo la fuerza concentrada<br />

de este modo en el Norte de España, para<br />

detener la marcha de César, en cinco legiones de<br />

veteranos y un cuerpo de ochenta cohortes auxiliares,<br />

formando un total de sesenta á setenta mil<br />

hombres (1).<br />

Camino militar á través de los) Pirineos.—Los<br />

ejércitos de los Escipiones y Catones fueron trasportados<br />

en los primeros tiempos á Iberia por mar.<br />

pero la conquista de las costas meridionales de la<br />

Galia había extendido despues gradualmente los<br />

caminos militares de la República, desde las faldas<br />

de los Alpes á las cimas de los Pirineos , y desde<br />

aquí en diversas direcciones á través de toda la Península.<br />

Pompeyo se dedicó en la guerra con Sertorio<br />

á completar las comunicaciones entre la Galia<br />

y las posesiones occidentales de la República,<br />

y el camino que construyó conducía desde Nai,ona<br />

por Ruscino é Iliberis (2) á Ficaria, Girona y Barcino,<br />

que es precisamente la línea del camino moderno,<br />

atravesando el desfiladero de Pertuis, sobre<br />

(1) César, Bell. ci,r.. 1, 39: Estos auxiliares estaban en parte<br />

pesadamente armados (seutal(z), y en parte á la ligeri (cetrate).<br />

Los primeros procedían de la provincia citerior. y los<br />

segundos de la ulterior: la cohorte legionaria completa era<br />

regularmen te de 600 hombres, pero varió al parecer considerablemente<br />

el número de las cohortes de auxiliares. En un<br />

pasaje menciona César particularmente cohortes de 600 hombpes<br />

(B41. eiv., 4).<br />

(2) El moderno Roselion, Elne. FiguEras, Gerona y Barcelona.


la estribacion más oriental de los Pirineos. En lo<br />

más elevado de esta ruta, había erigido Pompeyo<br />

el trofeo que llevó por mucho tiempo su nombre, y<br />

que recordaba sobre un arco triunfal sus hazañas<br />

en el Oeste, La gran vía romana de la Galia seguía<br />

toda la longitud de la costa de Barcelona á 'Farragona,<br />

y desde allí se dividía en dos direcciones;<br />

una de Lérida al Noroeste; la otra á Tortosa, Valencia<br />

y el Sur. En los tiempos modernos han penetrach<br />

frecuentemente los ejércitos franceses en<br />

España por el camino de Puigcerdá y de Urge', á<br />

lo largo del valle del Segre (1), pero los Romanos<br />

no adoptaron este camino más directo. No pudo<br />

existir por tanto duda alguna para los generales<br />

pompeyanos respecto á la direccion que tomaría el<br />

enemigo, é indudablemente les bastaba la prevision<br />

y actividad ordinarias para ocupar todas las<br />

posiciones susceptibles de defensa á lo largo del<br />

camino que debía seguir (2); pero la energía de<br />

César se comunicaba á sus lugartenientes, mientras<br />

que los oficiales contrarios eran tan lentos é<br />

indecisos como su jefe. Fabio se apresuró á avanzar<br />

desde sus cuarteles de Narbona, pasó las montañas<br />

sin resistencia formal , cerró los puertos de<br />

Ampurias y de Barcelona á los refuerzos del campo<br />

de Pompeyo, y tomando el camino derecho de Tar-<br />

(1) Guischard, Mem. mil. ' I, 28.<br />

(2) Lirio Salinator, oficial de Sertorio, defendió este paso<br />

con éxito contra el pretor C. Annio. Plutarco, Sert. 9 7. Todos<br />

los buques que pudo construir ó reunir César, estaban empleados<br />

delante de Marsella, de manera que hubier t sido necesario<br />

esperar sem Inas y hasta meses ántes de poder desembarcar<br />

en la costa un ejército de invasion. Ademas, eran bastante numerosas<br />

las fuerzas pompeyanas en España para ocupar todos<br />

los puertos del Mediterráneo.


:301 - -<br />

rato, llegó al valle de Sic)ris, presentando la accion<br />

á las fuerzas reunidas de ',Uranio y de Petreyo<br />

, delante de Ilerda (1).<br />

Rumores de la impopularidad a e esar de ' en Roma y<br />

en Italia. El valor con que avanzó Fabio para ir<br />

al encuentro de un enemigo superior, fué el Primer<br />

presagio del triunfo final de César, y el segundo el<br />

descuido, ó mejor dicho la traicion mal encubierta<br />

de Varron, que se excusó de unirse á sus coleo-as<br />

en el Norte, y no envir siquiera las flotas de Gi:cli7<br />

para auxiliar á ésto3, ó á los defensores de Marsella.<br />

-Otras circunstancias oscurecían al parecer, por otra<br />

parte,. el horizonte del invasor. La inesperada defensa<br />

de los Maselleses, aunque con pocas probabilidades<br />

de éxito al parecer, permitía á los amigos<br />

de Pompeyo imaginar que tenían ml')s motivos de<br />

confianza que los que manifestaban generalmente,<br />

y el ejemplo de los sitiados servía para tranquilizar<br />

en Italia á gran m'unero de vacilantes, clase de<br />

políticos que encontraba otro lazo coman de mútuo<br />

estimulo en. la impopularidad que un rumor público<br />

atribuía á César entre la plebe de Roma, y en<br />

el disgusto de sus nuevas levas. Se esperaba que<br />

la brutal é imprudente disolucion de los jefes cesarianos,<br />

si hemos de creer ‘, 1t las bistorias que circulaban<br />

sobre este punto, acabasen de enajenarle<br />

el favor de los ciudadanos rs templados, y parecía<br />

imposible que hombres de buen sentirlo pudieran<br />

avenirse z't una dominacion, que cualesquiera<br />

que fuesen las pretensiones presentes á la modc<br />

racion, podía predecirse con seguridad que dege,-<br />

(1) César, &Vi riv., 1, :r7. Il prrlit. moderna TA'ricla. Sieúris.<br />

moderno Segi.e.


264,<br />

neraria rápidamente en tiranía y en proscripcion,<br />

rrdiéronse intrigas para. levantar el estandarte del<br />

Senado en el Sur de Italia, pero abortaron por completo,<br />

pues no era verosímil que una conspiracion<br />

coral ducida por un Ciceron y confiada á un Atico,<br />

prevaleciese enfrente de hombres como César y<br />

Antonio gil). Con un sentimiento penoso de sus dificultades<br />

crecientes y de la necesidad de conseguir<br />

una brillante victoria para mantener la posicion<br />

adquirida, se apresuró César á seguir las huellas<br />

de su lugarteniente, con un cuerpo escogido<br />

de 900 hombres de caballería , para, reforzar las tropas<br />

reunidas en las márgenes del Sicoris. El ejército<br />

cesariano constaba de cinco legiones (2) con<br />

6.000 hombres de infantería auxiliar, y otros tantos<br />

caballos, ademas del contingente de montañeses<br />

aquitanos y del escuadron que acabamos de<br />

mencionar. Miéntras los generales pompeyanos estaban<br />

en seguridad bajo las murallas de Ilerda , Fabio<br />

se había limitado á, establecer las comunicaciones<br />

con la camphla que se extendía á ambos<br />

lados del rio. Una repentina inundacion, frecuente<br />

en este rio, había arrastrado uno de sus puentes,.<br />

y colocado á dos legiones, separadas de las dem á s,<br />

en un inminente peligro. Avanzaron _Uranio para<br />

atacar, y Fabio para defenderse, con prontitud<br />

(1) Véanse las cartas de Ciceron, ad Att., X, 8, 9, 10, 15-<br />

AAntonio no se hubiera visto apurado con las expresiones enigmáticas<br />

descifradas por críticos modernos, si no hubiese considerado<br />

inútil perder su tiempo en interceptar esta correspondencia.<br />

(2) César, Bell. civ., I, 37. Fabio tenía tres legiones en<br />

Narbona, y había que añadir á éstas, al parecer, otras dos que<br />

Trebonio había llevado del Norte de la Galia (quw longius<br />

hiemabant). Se enumeran los auxiliares (cap. 39). Véase Guischard,<br />

50.


— :3(15 —<br />

y táctica iguales; pero no que ric .1 p ( I o el e. pompeyano<br />

arriesgarse un encuentro general, se retiró ante<br />

las fuerzas reunidas del enemigo, y ambos partidos<br />

quedaron observándose mútuamente, cuando Ilec•ó<br />

César para decidir el éxito de la campaña.<br />

Importaweía de esta canea la bajo el puwo de vista<br />

militar. Las maniobras subsiguientes de ambos<br />

ejércitos están llenas de interés, y es raro ver<br />

en la historia de la República cuero; p iguales de<br />

veteranos romanos encontrarse en un conflicto<br />

mortal, con valor y resolucion igual, y ámbos á las<br />

órdenes de generales experimentados. Es una fortuna<br />

digna de mencionarse, que se nos hayan conservado<br />

los detalles de estas operaciones extratégicas<br />

por un general tan exacto y tan claro como<br />

César; y al describirlas con alguna minuciosidad,<br />

tendremos una idea del arte de la guerra tal como<br />

se practicaba por la m i s militar de las naciones,<br />

en el período más floreciente de s as armas (1).<br />

César atrinchera su camTo delante de la posiciod<br />

del enemigo. —Una elevada montaila, en la orilla<br />

derecha del Segre, estaba coronada por los rnitl.(;<br />

de Ilerda (2). Las comunicaciones (le la ciudad cHn<br />

la orilla opuesta del rio estaban a s eguradas pol><br />

un puente de piedra , disponiendo la guarnicilw<br />

pompeyana que defendía esta posici‘m. de 1()<br />

(1) Los datadles de esta campaiin se Ile,erlb-n rninueiu slmente<br />

por Osar, Bell. ei ., 1, (40 hasta el y los (lilibi;<br />

autores no añaden nada importante. Me ha!! Va! dl(, mlieh<br />

las obs(n‘vacíanes criticas de Guiseltad.<br />

(2; Compárese con César la deseripeion Liviano (IV, al<br />

principio). El poeta describe la posicion de l'orla sobre el sicoxis,<br />

el puente de piedra, la colina en que estaba mrapetado<br />

Afranio, y la eminencia intermedia disputada por los do3 partidos.


:(;(i<br />

cursos de la extensa y fértil llanura que se extendía<br />

por todas partes. Afranio y Petreyo habían tomado<br />

posiciones en una colina situada enfrente, á<br />

distancia de ménos de media milla hacia el Sur,<br />

porque un ejército romano exigía mucho espacio<br />

para su comodidad, y blos generales romanos preferían<br />

casi siempre el órden y la disciplina del campamento<br />

á la confusion y aglomeracion de los<br />

cuarteles de una ciudad. Fortificadas estas colinas,<br />

aunque sin relacion entre si, estaban al parecer<br />

lo bastante próximas para protegerse mútuameáte;<br />

pero había entre ellas una tercera eminencia, y<br />

como despues veremos, habían descuidado los<br />

pompeyanos el Ponerla á cubierto con obras defensivas.<br />

En cuanto César llegó al teatro de la lucha,<br />

tomó la ofensiva, y se adelantó en arden de batalla<br />

hasta cuatrocientos pasos del campo enemigo, con<br />

el objeto de presentarle la batalla en la llanura situada<br />

más abajo; pero sus adversarios no querían<br />

aceptar un combate campal decisivo, y trataban<br />

de prolongar las operaciones para dar tiempo á que<br />

su campeon completase sus grandes preparativos<br />

en Oriente; y bien provistos, y apoyados con les recursos<br />

del país, persistían en rehusar el reto que<br />

se les dirigía. Cierto es que para aparentar y animar<br />

á sus tropas con un simulacro de audacia, colocaron<br />

su ejército en batalla delante de sus líneas;<br />

pero aun así estaban demasiado fuertemente parapetados<br />

para que César se aventurase á atacarlos;<br />

pero como tampoc,) quería dejar libres sus movimientos<br />

retirándose de la posicion avanzada que<br />

había ocupado, se puso á practicar la audaz y peligrosa<br />

operacion de construir un campo atrincherado<br />

enfrente de sus enemigos. No le hubiera sido


— 367 —<br />

posible conservar su terreno durante la noche sin<br />

proteger sus tropas con un foso ó una trinchera•<br />

y para hacerlo, miéntras que las dos primeras líneas<br />

conservaban sus armas y su formacion en<br />

batalla, encargó á la tercera que cavase un foso<br />

sus espaldas, engañando así al enemigo que creyó<br />

que todas las fuerzas estaban igualmente preparadas<br />

para el combate. Si los pompeyano hubiesen s<br />

visto los progresos de estos últimos o trabajos, hu-<br />

bieran podido cargar con ventaja a las dos<br />

ras lineas, privadas entónces del apoyo de la tercera,<br />

del mismo modo que efectuaron los Nervianos<br />

su imprevisto y casi triunfante ataque, miéntras que<br />

una parte de las tropas se ocupaba en atrincherar<br />

el campo. impaciente por evitar un ataque repentino<br />

en aquella situacion, se contentó César con<br />

el auxilio temporal del foso , y suspendió el construir<br />

una trinchera para completar las obras, hasta<br />

que sus legiones estuviesen dentro de sus empezados<br />

atrincheramientos, acabando los hti hiles y la<br />

boriosos veteranos de profundizar el foso hasta los<br />

quince piés ántes de anochecer, con lo quepudo completar<br />

más cómodamente los otros costados de su<br />

campo. Afranio hizo algunas tentativas para interrumpir<br />

los trabajos, pero César las rechazó<br />

mente; y conseguido el verse rodeado de un foso y<br />

de una trinchera, se vió en posesion de una posicion<br />

fortificada, desde donde podía vigilar y combatir<br />

los movimientos del enemigo. Su excelente<br />

caballería gala, fuerza en la que era seguramente<br />

superior á los generales pompeyanos, le (lió al mismo<br />

tiempo medios (le proporcionarse víveres en la<br />

fértil llanura situada entre el Segre y el Cinca,<br />

manteniendo si s cotnunic geiones con el país por


-- 368<br />

los puentes que había sobre el primero de e-<br />

-tos reos.<br />

Maniobras de los ejércitos enemigas. El campo<br />

ocupado por Afranio y Petreyo estaba situado,<br />

corno se ha dicho, en una eminencia distante media<br />

milla próximamente de la ciudadela, de Horda<br />

(1). En el espacio que separaba las dos colinas.<br />

había una ondulacion de terreno que ofrecía al pa -<br />

recer una posicion favorable para interceptar la<br />

comunicacion entre ambas fortificaciones. De ha-cerse<br />

César dueño de ellas, cortaba á Afranio sus<br />

comunicaciones no sólo con Ilerda, Sin() tambien<br />

con el puente del Segre , y por consiguiente con la<br />

comarca del otro lado de este rio. Con este objeto,<br />

mandó salir del campo tres legiones y ordenó z't<br />

un destacamento de tropas escogidas adelantarse<br />

y se apoderarse de la colina. Las tres líneas de<br />

que se componía generalmente el órden romano<br />

de batalla, no se distinguían en esta. época como<br />

en tiempos anteriores por la diferencia. de equipos.<br />

y la correspondiente de nombre. Los legionarios,<br />

al ménos desde Mario, estal tan todos armados<br />

del mismo modo: la primera línea estaba formada<br />

generalmente de hombres cuya conducta y<br />

valor eran muy experimentados. y unos cuantos<br />

de los mejores soldados estaban encargados en.<br />

cada cohorte de guardar la insignia, de donde<br />

se derivaba su nombre de antesignani. En una<br />

accion general, se hallaban reunidos y colocados<br />

estos hombres en primera línea y á ellos se contia-<br />

(1) César dice 300 pa gos, es decir, algo más de 500 yardas;<br />

pero las localidades son fáciles de distinguir hoyT, y el espacio<br />

es sin duda mayor.


a toda operacion que exigiese un vigor y una intrepidez<br />

superiores. César eligió la guardia de la<br />

bandera de una de las legiones para el atas<br />

aque repentino<br />

que dirigió él pe rsonalmont(. . pero.apesar<br />

de la rapidez de su movimiento, hdavía pudieron<br />

los afranianos prevenir el ataque por la -‘-entajlls<br />

de la distancia. Una pequeña superioridad de terreno<br />

daba una ventaja decisiva en. los combate;<br />

cuerpo cuerpo, dado lo corto de las armasque<br />

usaban los Romanos. En esta ocasion eran igua -<br />

les el valor y la disciplina por ambas Partas, no<br />

consiguiendo desalojar ;"t los afranianos, apesar<br />

los mayores esfuerzos , y encontrando que la manera<br />

libre é irregular de combatir de éstoF-, con que<br />

se habían familiarizado en sus relaciones con los<br />

indígenas, les daba alguna ventaja sobre ic,s cesariamos,<br />

que esperaban encontrar adversarios que<br />

maniobrarían como ellos, y que se vieron s,)rpren<br />

didos de la agilidad con que sus enemigos giraban<br />

alrededor de ellos. Les legionarios romanos esta<br />

han acostumbrados á sostener sus filas aun en las<br />

cargas In s rápidas, y zIpoyarse unos otro,; manteniendo<br />

entre ellos un espacio d «A tres pil ;s. Se<br />

agrupaban alrededor de sus banderas, que ttNnian<br />

orgullo de no abandonar ni en el ataque, ni en la<br />

retirada; tictica que se habían visto obligarlos :11<br />

seguir constantemente en sus choques con las pesadas<br />

masas galas, al paso que las legiones que<br />

habían servido en Espafia contra un enemigo do<br />

diferente carácter, se habían visto precisadas se<br />

pararse más Ú menos del rigor de este sistema, fy<br />

habían aprendido desconcertar á sus enemigos<br />

con movimientos m¿Is ligeros é imprevistos.<br />

La derrota de este ( . nervo filié reparada<br />

myRy .\<br />

„<br />


enseguida con la carga de la novena legion, que-<br />

V01O su socorro. Estas tropas (h refresc() contuvieron<br />

en el acto el ímpetu de los afranianos victoriosos,<br />

los rechazaron en desurden. siguiendo en<br />

u persecucion hasta el de la colina en que estaba<br />

sitiada Horda. debajo de cuyos muros encontraron<br />

refugio los afranianos. Era muy peligrosa<br />

la posicion de sus perseguidores, porque la cuesta<br />

que subían no permitía nuls que tres cohortes de<br />

frente, y la bajada errii muy rápida por ambos lados;<br />

y como no tenía apoyo en los flancos y el terreno<br />

era desventajoso, se hallaba muy fatigada la<br />

novena leo,ion con estos obstáculos y la *obstinada<br />

resistencia que sc la hacía, presentando un blanco<br />

seguro á todos los dardos que la arrojaban desde lo<br />

alto, al paso que aumentaban los medios de defensa<br />

de sus adversarios, con los recursoe de la ciudad<br />

en que se apoyaban. César se vi.(') obligado á,<br />

mandar avanzar todas sus fuerzas, para arrojar<br />

al enemigo de debajo de sus muros, y permitir que<br />

los suyos se retirasen en buen ( 1,rden á la, llanura<br />

despues de cinco horas de sangriento combate, siendo<br />

eficazmente apoyada su retirada con la llegada<br />

de algunos escuadrones de caballería, que coasi-<br />

I.,Yuiendo vencer las dificultades del terreno, se lanzaron<br />

últimamente entre los coml atientes.<br />

.Ambos partidos se atribuyen, la victoria.—E1 combate<br />

había ofrecido tales alternativas, que los dos<br />

partidos se atribuyeron la victoria (1). El mismo<br />

César confiesa que le admiró tanta resistencia, no,<br />

habiendo nadie que creyese, segun dice, en la<br />

existencia de tropas que igualasen á sus veteranos.<br />

(1) César, Bell. eh'., 1. 47.


-- 371 --<br />

Respecto al ni_imero de muertos p:_lr arriba- partes<br />

haymucha ambigüedad en su lenguaje, y debe admitirse<br />

con reservas, resultando el hecho de que<br />

la altura que atacó primero quedó en poder de los<br />

afranianos que trabajaron entónces en fortificarla.<br />

Un historiador posterior, que dispuso al parecer<br />

respecto de estas operaciones de algunos materiales<br />

independientes de los que conocemos ,<br />

duda en atribuir la gloria de la jornada 1'1, los soldados<br />

de _Uranio (1).<br />

Un repentino desboi'dainiento del ) .io rodea las posiciones<br />

de César inesperada derrota sufrida<br />

por César, fuá seguida de otro desastre para el cual<br />

estaba preparado ménos todavía. El deshielo de las<br />

nieves de los Pirineos, durante los meses de Abril y<br />

Mayo, causa una crecida periódica en los ríos, que<br />

como el Segre , nacen en su vertiente meridional;<br />

las aguas de estas corrientes aumentan con rapidez<br />

y se precipitan en estas ocasiones con una violen-,<br />

cia extraordinaria. El impetuoso torrente arrastró<br />

entonces el puente de Fabio, y César pensó al terminar<br />

esta inundacion que había pasado el peligro<br />

para todo el ario; pero á los pocos días, y seis semanas<br />

después del equinocio, otra crecida, 'irás violenta<br />

aítn que la primera, barril el puente reedificado<br />

por él y otro que había más arriba scV) •e el ca<br />

nal. Los movimientos del ejército de César se vieron<br />

entónces encerrados entre las corientes del Seoire<br />

y del (Inca z'/albos desberdados 4)T sin vadcm,<br />

(I) Dion, XLI, 20; Yuca no (IV, 4t3) equiljhra el resultado<br />

( Ion mucha t-Igenuidad.<br />

«Sic pedesex nulloque urgente, revept lis<br />

irritm et vietor sub ludo Marte pr)pendit.»-.


puentes, sin. tener in s medios de comunicacion<br />

on legion situada al otro lado de ambos nos que<br />

puente de piedra de Ilerda, que estaba en poder<br />

de Afranio. La base del trliIngulo cuyoyértice es<br />

la confluencia, de estos dos ri.os, era un distrito<br />

montallso ó impracticable, que ofrecía., probablemente<br />

pocos recursos para un ejército, y hasta su.<br />

acceso mismo debía ser muy difícil. en tiempo de<br />

crecidas, por otras dos corrientes de agua que cortaban<br />

la llanura (1). Era entónces la estacion<br />

año en que se halla, casi agotada la última cosechas,<br />

la siguiente todavía poco madura :laxa se--<br />

,uarse. Ademas, toda la comarca lim!trofe había.<br />

sido puesta á contribucion por Afranio, y las lij eras<br />

91.1errillas ibéricas, que merodeando ‘por los flancos<br />

de la posicion enemiga, acabaron muy pronto con<br />

lo que quedaba. Estos hombres estaban acostumbrados<br />

5.: pasar los ríos sobre pellejos llenos que<br />

llevaban it campaña como part;e de su equipo, de<br />

modo que mientras las legiones de Visar se hallaban<br />

encerradas en la estrecha y estéril península<br />

en que se encontraban, estaban expuestas dás ataques<br />

y :1 toda especie de molestias por parte de<br />

guerrilleros 1-rt los cuales era inútil perseguir. Hahiendo<br />

fracasado una tentativa para reedificar los<br />

puentes enfrente de estos incómodos adversarios,<br />

se abandonó por imposible.<br />

Los 940teroos de cesa ii" .fie ven detenido' al ofro<br />

lado del rio.—César había hecho un esfuerzo. para,<br />

(1) Estas corrientes, que se llaman ahora el Roguera Rib3gorzana<br />

y Paliaresa, no son mencionadas por César, aunqut.<br />

debió atravesarlas en estas circunstancias, cuando trasportp<br />

sus barras en carretas hasta el sitio por donde pasó el SegN -<br />

Srew. despl4es.


3<br />

restablecer sus comunicaciones con el gran camino<br />

de los Pirineos, porque esperaba de un dia para<br />

otro refuerzos por esta parte. Efectivamente, avanzaba<br />

para unirse al campo un cuerpo de ginetes<br />

galos, escoltando los diputados de varios Estados<br />

, muchos jóvenes, nobles romanos, hijos de<br />

caballeros y de senadores, y algunos oficiales superiores<br />

de César, todos los cuales formaban una<br />

larga caravana con un convoy de carretas y de<br />

equipos militares. Los generales pompeyanos supieron<br />

muy pronto que se aproximaban, é hicieron<br />

todos los preparativos necesarios para atacarlos en<br />

cuanto llegasen orilla de los ríos, no bajando dth<br />

tres legiones con un destacamento de cabaillería,<br />

las fuerzas que destinaron para este objeto; pere<br />

enviando delante los ginetes, se econtraron con ip<br />

caballería gala, la cual, zí, pesar de su consternacion<br />

al ver el peligro de César, y de su despecho<br />

por no poder reunirse con a, se adelantó con audacia<br />

y confianza hacia el enemigo, manteniendo<br />

en jaque con su superioridad en las evoluciones<br />

sus adversarios, basta que llegaron los legionarios<br />

en su auxilio.<br />

Temeridad de los atr(wituos Si espeto,n:a dé<br />

al¿¿yin,lle,r á Ce's qr.—Los Galos retrocedieron ante ol<br />

número superior de sus enemigos, pero la multitud<br />

inerme que escoltaban aprovechó, las poca-;<br />

horas ganadas de este modo para escapa • con sus<br />

bagag,es á la montaña, consiguiendo Afranio<br />

triunfo estéril. en vez de la rica é importante captura<br />

que se prometía, y retirándose apresuradamente<br />

:1 [lerda cuya defensa se había debilitado<br />

mucho con la salida de tanta parte del ej(isrcit<br />

para esta expedicion infructuola. La mi-zeria en


que entóitces encontraban ius tcopL, eitemigas,<br />

le halagaba toda\ ia con las m'ts brillantes esperanzas<br />

de una victoria sin efusion de sangre, fundadas<br />

en que cada día se hacían iris escasas y caras<br />

sus cortas subsistencias; en que duraba la crecida<br />

de las aguas. por más que debiendo bajar<br />

los pocos días. no estaba privado César como la<br />

guarnicion de una plaza sitiada de la seguridad<br />

de un pronto alivio á, estos males. Los oficiales del<br />

ejército Pompeyano llenaban todas las cartas que<br />

escribían á Roma de temerarios pronósticos sobre<br />

la pr.xima pérdida de su adversario, y los patronos<br />

de la causa se engreían con es-peranzas que no<br />

se habían atrevido concebir desde la fuga de su<br />

campeon de Italia. y afluían la casa de Afranio<br />

en Roma. para significar su familia, el interés<br />

que se tomaban por sus heróicas hazañas (1).<br />

e,5>q,9 1 ?es/tablee( sus comunieacio4¿e g por :medio de bat.cas.—Mucho<br />

tiempo ántes de que estas cartas llegasen<br />

á Roma, había salido César de su peligrosa<br />

situacion con un procedimiento muy sencillo.<br />

Construyó unos cuantos barcos ligeros e ral vigas<br />

cubiertas de pieles, por el modelo de las que había<br />

visto en Bretaña ("2„ y trasportó estos barcos en carros<br />

hasta el sitio en que se proponía construir un<br />

-puente veintid.os millas rio arriba (3). En el lado<br />

(1) César, Bell. 1, 5:1; Diori, XLI, 21.<br />

(2) Lucano, (IV, 134) los compara también á los barcos de<br />

que se servían los Vénetos sobre el Pó, y los Egipcios sobre<br />

el Nilo. Aunque formados segun la descripcion por el modelo<br />

de los barcos bretones, eran de un tamaño considerable, y se<br />

necesitaron muchos carros atados para trasportar uno solo.<br />

«Curris junctis devehit.» César, Bell. civ.. I, 54.<br />

(3) El rio se halla encajonado en este sitio algunas millas<br />

más arriba de la villa de Balaguer, entre dos escarpadas eolinag<br />

(Guichard„71frrn. milit., TI, 2). Observo al examinar el


— 375 --<br />

-opuesto se elevaba una colina gracias z't la cual<br />

podía ejecutar sus trabajos sin ser ' l it 1<br />

mo es a( o, y por<br />

consiguiente, mandó que un destacamento pasase<br />

el rio en estas frágiles embarcaciones, y cuando se<br />

apoderó de esta posimon que fortificó, no le c stó<br />

trabajo restablecer sus comunicaciones Con el país<br />

de la otra orina del Segre y llenar sus vacíos almacenes.<br />

Sus refuerzos galos descendieron al mismo<br />

tiempo para unírsele de sus asilos de las montafía-z.<br />

y una escaramuza formal con algunas partidas<br />

de forrageadores enemigos devolvió la confianza<br />

sus soldados.<br />

Br u lo, lvb-Jrinie: 1,1J de Cesar, cons illv e 'una vie.<br />

to?ia 9¿aval con ira los Harselleses.— Al mismo tiempo<br />

que verificaba César este afortunado movimiento,<br />

recibió la noticia de una, victoria conseguida<br />

por su flota ; r1 la altura, de Ma/ ..sella (1 1 . Domicio había<br />

persua'li lo siN habitantes para que tomasen<br />

ofensiva, lo que les anima: a la partida del<br />

, Y.raíl y la supori ,ridad numérica y de calidad<br />

de sus buques, (1 . ndoles confianza tambien el<br />

valor de las tribus indígenas que en gran p)1'oporcioll<br />

los tripulaban. Salieron, por lo tanto, de su<br />

puerto y marcharon directamente contra la flota<br />

cesariana que se hallaba estacionada delante de<br />

una isla frente z't la entrada. Los buques de Bruto,<br />

como coi struido sapresurz-tdamente con malos mate-<br />

atlas de las campanas de Suebei, que valle del. vio se eneuenti<br />

• t ti 1!l de este modo durante algunas millas<br />

arriba de Hal agner. El nombre de, una :ddea llamada Pons,<br />

podría inducirnos á fijar en esta localidad el sitio del puente,<br />

pIrm'o está demasiado 1(jos de 1,( 1.rida, (pino que fut-;prob.tb<br />

ment! , (\n porcrw prcH,z..alnonh-1 un<br />

colina (le e re ! ) .k11:.1t . tlevaoiou,<br />

(1)


\,‘di rigido; con lut,Itus habilidad, no hubieran<br />

podido obligar á combatir 1 .1 los de los Marselleses,<br />

pero al buscarle éstos, y acercIndose al enemigo<br />

proa contra proa y flanco contra flanco , renunciaban<br />

á todas sus ventajas particuLires, y ♦reducían<br />

la lucha un combate de valor y de disciplina, en<br />

cual prestaron '-;in duda excelente servicio los<br />

Albicios, cuyo concurso se l iabian proporcionado;<br />

pero que no podían medirse con los hombros CSCO-gidos<br />

por Bruto en las legiones romanas Para tripular<br />

un buque. El resultado fu( 1, que la escuadra<br />

de Marsella perdió nuevo buques de diez y siete y<br />

que los restantes fueron arrojados vergonzosamento,<br />

hacia el puerto donde entraron en desórden.<br />

Desaliento de los a(ranianos.—Estas noticias no<br />

quedaron encerradas 1. 1.1 el campo de César, sino<br />

que so esparcieron rápidamente entre las tribus indígenas<br />

del pais lim'htrore, y contribuyeron, con el<br />

restablecimiento extraordinario de la fortuna de<br />

César delante de Ilerda, :t inclinarlos a entrar en<br />

relaciones amistosas con él (1); y como al mismo<br />

tiempo se supo que era completamente falso el rumor<br />

de la marcha de Pompeyo por Mauritania, contribuyeron<br />

todos estos desengaños al desaliento de<br />

las tropas cie Afranio y de su colega. Su caballería<br />

y sus partidas de merodeadores temieron más cada<br />

dia aventurarse llegar al alcance de los escuadrones<br />

con que César recorría y ocupaba la llanura,<br />

y se mantuvieron bajo los muros de Ilerda, limitándose<br />

z't cortas expediciones nocturnas para<br />

proveer :'t sus necesidades.<br />

(1) BeCi. ei (30: «Magna coIe piter conmutatio<br />

N l'Una.»


Zrn<br />

Los aftwitialios se ilivouen coacuat r ilerda .—<br />

Tambien se afectaron profundamente alparecer<br />

con estos desastres Afranio y Petreyo, y desesperanzados<br />

de ser socorridos por su jefe á la vez que<br />

alarmados por la defeecion de las tribus indígenas<br />

que los rodeaban y que empezaban á volver sus<br />

miradas hacia los distritos centrales de la Celtibería,<br />

que eran los más queridos por ellos, y donde<br />

esperaban encontrar un campo más propicio para<br />

sus movimientos, se encerraron voluntariamente<br />

en Ilerda; pero entónces maniobró el enemigo para<br />

cortarles U retirada, no quedándoles más que un<br />

corto espacio de tiempo para escapar de sus reducidos<br />

atrincheramientos, sin aventurarse al combate<br />

general, que era lo que más temían. El camino<br />

iwís corto en direccion hacia el Oeste y Sur estaba<br />

vigilado por el campamento de César, y el<br />

otro pasaba por el puente sobre el Segre, llegando<br />

hasta las orillas del Ebro una distancia de veinte<br />

millas, á un sitio que llama César Octogesa (1).<br />

Weracione • de César pa•a pasar el 2' i0 y cortarles<br />

tu retirada.- -César deseaba vivamente tenerlos<br />

(1) No creo, como Manncrt (1, 117), que esta plaza sea. Mequinenza,<br />

aunque naturalmente pudiere pensarse lue una posic<br />

tan importante debla llamar la at,encion de los Romanos.<br />

Se....),.un el relato de César, debió existir seguramente en la orilla<br />

izquierda del . Sicoris, tal vez en la Granja como supone<br />

likert, segun Guischard. Opino que estaba situada algunas<br />

millas más abajo, donde el camino adral de Lérida atraviesa<br />

el Ebro, en frente del pueblo de Flia. Esta situacion concuerda<br />

con la descripcion que da César del pais entre Herda y Octogesa,<br />

primero llano algunas millas y de,-Tues montuoso. Es la<br />

del camino moderno de Tortosa 61 Valencia, y es proba-<br />

línea<br />

ble que sigue la de un camino antiguo. He examinado minuciosamente<br />

el país en el mapa de campal-la de Suelte'', (1811-12)<br />

que es un modelo (1Ç claridad. Napier (O Wrra de la Penins.,<br />

t. 111) dice impre-awditadanlen te, quo Mequinenza e la Oetogea<br />

(14 C(Çsar.


:17S<br />

igualmente eii jaque el' aquel lado del rio; pero el<br />

puente, que era su único medio de comunicacion, es -<br />

taba, situado, como ya sabemos. veinte y dos millas<br />

nyás arriba de Ilerda, y no podía aventurarse á dividir<br />

su ejercito en dos cuerpos tal distancia uno de<br />

otro. Hubiera debido adoptar el medio de echar otro<br />

puente sobre el Sicoris en un punto más próximo,<br />

pues no dice en su relato nada que lo hiciera impracticable<br />

ó dificil; pero en vez de esto prefirió una<br />

operacion muy diferente. Un poco más arriba de<br />

Ilerda mandó hacer varios fosos de unos treinta piés<br />

de ancho, para hacer correr las aguas del rio y echarlas<br />

detrás de su posicion, hasta conseguir que fuese<br />

suficientemente vadeable la corriente. Separadas<br />

de este modo, derivaban al parecer á un brazo del<br />

Noguera que desemboca en el Segre algo más abajo<br />

de Lérida (1), pudiendo concluirse esta operacion,<br />

en la que tomó parte todo el ejército, muyr práctico<br />

en el manejo de la pala y del azadon, en unos diez<br />

días (2). -No era grande el trabajo de construir<br />

nn puente, y no eran necesarios los materiales.<br />

En cuanto los generales pompeyanos descubrieron<br />

el objeto de estos trabajos extraordinarios, se apresuraron<br />

á poner por obra sus proyectos de partida;<br />

(1) César no lo dice, ni dice tampoco, como se ha supuesto<br />

que condujo las aguas á un inmenso depósito construido con<br />

este objeto. siendo difícil de comprender con claridad cómo fuel<br />

la operacion. Lo verosímil es que debió ser preciso que fuese<br />

muy grande la profundidad socavada en el suelo, para que<br />

estas trincheras llegasen detrás de Herda, hasta el brazo del<br />

noguera, situado más léjos. Véanse las palabras de César:<br />

«Nactus idoneum locum fosas pedum triginta in latitudinem<br />

complures facere instituit quibus partem aliqttam Sicoris<br />

averteret, yadumque in eo flurnine eficerent.» civ.,<br />

t. 161).<br />

(2) Guischard, 67, sig. La 1(Y;iítul le la trinchera era.<br />

próximamente de 1.000 toe---1.


dada a la órden de reunir barcos para construir un<br />

puente sobre el Ebro en Octogesa,y esperando<br />

su Pronta conelusion, pasaron dos legiones al otro<br />

lado del Sicoris, atrincherzíndolas fl lertemeIlte en 1 4,<br />

orilla izquierda..<br />

Los af •anianos se q•etir an •,<br />

persigo 10g cesarianos<br />

y se entabla lit lucha .—En el momento en que el<br />

puente de barcas estaba casi concluido para la evasioll<br />

y retirada de los pompeyanos, se declaró practicable<br />

el vado del Sicoris para la caballería enemiga, que<br />

se lanzó zl el atrevidamente: pero el agua llegaba z't<br />

los sobacos de los legionarios, y era tan Kpida, la<br />

corriente cine no podían sostenerse de pié, no habiendo<br />

otro remedio que mandar las legiones dando<br />

la vuelta por el camino Zilites, descrito, y dejar que<br />

la, caballería, bostigase por sí soda la retirada del enemigo,<br />

que no) podía detense. Arr¿i p io dejo') dos coho-►rtes<br />

en Horda, e hizo pasar el rio al resto de sus<br />

fuerzas, que se reunieron á las dos legiones que ya ,.(`<br />

habian adelantado, dir4).:iél n(1054 1 hacia Octogesa.<br />

caballería de César continuo') picandoles la retaguardia<br />

con éxito: estas operaciones podían verse<br />

perfectamente por las tropas acampadas en las alturas<br />

del otro lado, admiradas de la cc\nducta de sus<br />

hermanos, mzits afortunados que ellos, y desespera<br />

das al ver que se les escapaban de las 'llanos sus<br />

enemigos. Los centuriones y los trihuos n suplicaron<br />

encarecidamente á su general, en nombre de las le-<br />

iones que les permitiese lanzarse al vado, y basta<br />

g<br />

el mismo César se dejó arrastrar por su ardor contagioso,<br />

úin i cuando desconfiaba, del resultado. Dejando<br />

detrás á los nrvi rts débiles, con una legion para<br />

defensa del campamento, dio') á las o rleimís fuerzas la<br />

()rdel , de avanzar. Verificóse al fin el paso, Pan 01


,<br />

,►. r1:; 1►!,11(► 1►1.(,(bant'i()11 roiocar las<br />

1),,y 1:H 1):11:t.(H .«:uperior inferior de<br />

111(►d► que unas cortasen Sil fuerz;[<br />

(1H-11 N iese► los que fuesen arrastra_<br />

(1(H i hiv 11(1111(lo tambien, la caballería<br />

1(; i .(izant(los con cu yas precauciones no se<br />

i►(1;.(1i:) 1111 11►1111)re. Al retirarse. los afranianos hablan<br />

:il►►u(lultatio X11 calnpamento al. amanecer, pero fié<br />

tal el ardor la -rapidez de los cesarianos, que los<br />

i y anz .,ir►n X11 .netli►día aunque tuvieron que (lar un<br />

1'()(1co (le seis y pasar por tan formidable barrera,<br />

att‘iliados tambien por el concurso de la caira<br />

-Hería l i ne contribuyó á detener I P), los fugitivos, los<br />

t u» cr1 1,y("Y.ndose -libres de obstáculo más sério, no tolaaron<br />

nin() .una precaucion especial.. Su posicion<br />

cambiado sin embargo; y Afranio se vió °Mi-<br />

( / .11(1► detenerse Y formar sus honlbres en batalla,<br />

( 1 ('Isar a-\ alzaba en tres 11.1),( 1as como preparado<br />

pr ( ,,;ent;!-rle la batalla, deteméndose el perseguidor<br />

para dar descanso a sus tropas y refrescarse un poco<br />

úntes de (lesem ;linar la espada. Nfranio formó de<br />

nue-\ o sus tropas en columna y se lanzó hacia ado,lante.<br />

basta que el enemigo avanzó tambien y le<br />

►ersignil') (le ceca. poniéndole en la imposibilidad<br />

Dwano dit,; . r • be operacion tratar del paso del<br />

RnW( bon (1. 220):<br />

,ii)rimus in o/diquain souipes opponitur anlinem<br />

Exeepturus aguas; tum etetera rumpit<br />

Turba vado fracLi jam fluminis lindas.»<br />

La línea de caballerías de la parte inferior debía tambien<br />

contener la corriente obrando corno un dique, pero debía aumentar<br />

proporcionalmente su profundidad. La fecha del paso<br />

del 5,ieoris se tija por Guischard el X, Kal. Sext.1=22 Julio<br />

(Mem. nr¿tit., (pm corresponde al 31 de Mayo del calendario<br />

corregido.


de escapar. Supo entónres 4 ,1 „.s,<br />

que :1 una distancia (le cinco n .11<br />

1<br />

pral ponii),,.);1111,<br />

•<br />

n .as empezaba, 1111a<br />

regiOu montoitosa, donde no podría mailiobrar 1;1 ea<br />

bollería de sus adversarios, y ent6nces intentó •<br />

gurarse los (lestiladeros do estas (olinas con n'(-izas<br />

suticientes para detener la marcha d sus pe1'se1.2:iii<br />

(lo1'es. \ vritivait(b) así su retirada hasta 1 bl Ebro con<br />

el grueso (le su eVbreito. Este era ('1 mejor movi -<br />

miento que pocha (Tvrar, y que hubiera te11 i(a) ("N ita),<br />

si hubivi sa pe' sistido en continuar su marcha despacio<br />

por la noche. lo que. vtst!► ( I I ( • /► . to nimu l D)(1( 1 niiihizincla(1as<br />

l 'asta el Ifi)11( b eS, 110 Pxiía 1111 e:, Itterzl) -traordinario.<br />

Pero prevalecieron otras (►pittioncls;<br />

tr(►as las ratil.ras (le lile (hia ninvelw<br />

( 1f combate, \- ziplaz.('►para el dia sigiii( I nte 1:1 s:!1,vacton<br />

(le la causa republicana en Es1)aisia.C4'Isar,<br />

part(i. ('t .11)a satisfecho con 1:1s<br />

á cabo pos S115 soldzidos aquel (11 1. v 10111()<br />

sobre la altura nr:Is pr( )xima, c4,111.►i4►<br />

toda la noche, durant-.1 1 la cual le rer l entaroit al(211<br />

}los 111( l i .ot1t‘i1(lor( 1 dol cam►(► i ) 1)in i wv-zin(), por I( iles<br />

slip() ( i nt\ 5115 adversarios sppi'eparaban<br />

sus atrincheramientos \-or di? la oscuridad.<br />

(Ii:ttamente dieron la sefial ;41.arni1 las tro/to,)14:,<br />

cesarianas, SI' 1('V-an r<br />

taon fi 1('11(1:1:-. . 1.011111í'n tt()-bagaj<br />

es, einpayu l taron 1:ts :trinas .■-<br />

clamor producido por cuatro . !U (pie le-vaida--<br />

1)an ol campo ( lemostr('► lo hiljos que su gen('rz)!<br />

eS1.711):1 zilert,a, protito se(ruir con ilicarpizamieni<br />

rrieSpla<br />

la Implla de 1()5 iN OS. Afrall.10<br />

combate nocturno al cu91 po(Ua erse<br />

u n<br />

(11 los (1( Istiladeros (le las niontarias, V 11 .1(') or(.eit<br />

su spender el movimiento emprímill.i(P si•<br />

ee',"7'.,',19.)yivlq 71 (7 for)'él e 94,17li O b" a prf,i . ,(1 /Te» .


38.2<br />

7/4 7,1fai ?e,7.(2 ue/,' (mell.1,/yo,—Eldia siguiente lo emplearon<br />

ambas partes en examinar la naturaleza del pais<br />

en la direccion en que ambos ejércitos tenían igualmente<br />

prisa de marchar. Los generales pompeyanos<br />

celebraron un consejo en que acordaron esperar<br />

111a mañana para continuar su camino, á fin de<br />

tener por lo ménos la ventaja del dia para rechazar<br />

los ataques del enemigo. puesto que no podían burlar<br />

su vigilancia de noche. César sacó otra ventaja<br />

de la confidencia que había recibido, pues comprendió<br />

que con una marcha r:Ipida alej:Indose del<br />

sitio en que se encontraba, podía colocarse entre el<br />

e;(ircito en retirada y las montafias . y en consecuencia,<br />

se vió 11 sus batallones salir del campo al<br />

rayar el alba, y retirarse al parecer sobre el camino<br />

que habían seguido el dia anterior. Creyendo<br />

los afranianos que vencidos por el hambre, el cansancio<br />

ó el miedo se retiraban rIpidamente hacia<br />

llerda; pero cuando 'vieron volver repentinamente<br />

hacia la derecha sus compactas columnas ycorrerse<br />

por el horizonte en direccion al sitio que<br />

ellos mismos se dirigían, comprendieron perfectamente<br />

la Uctica de los pretendidos fugitivos, al<br />

mismo tiempo que', el inminente peligro en que se<br />

enéontraban.<br />

César mantiene en jaque (í•qtrania;los', _pero no<br />

consiente que sus . soldzfis ~batan,<br />

(1) César, Bell. eir., 69. Una Iontrainarcha a la derecha<br />

al salir la retlguardia del campo (contrariara in portera<br />

videbatur) los hubiera conducido al. Este del campo de Afranio,<br />

que hubiera quedado de este modo entro ellos y el Segre.<br />

cuanto á los lom, aspiwt y á los wl9us f iw que menciona Cé.supon--1<br />

Gukehard qU( s-n 1 1 11 de' sfiladero entre las montat'a<br />

l.; y este ()pillo que estas palabras de Tiben lo interior<br />

t (p ie sp extiendo entn-N el Sf-'grr y e! Ebro.


embargo, el levantar el campo causó algun retraso,<br />

y la caballeria cesarianaque no perdía de<br />

vista los flancos de los afranianos cuando formaban<br />

y avanzaban dificultó también sus movimientos.<br />

De modo que en los esfuerzos de ambos<br />

e. ércitos para llegar ;; las montañas, tuvieron bastante<br />

ventaja los cesarianos para poder formarse<br />

en batalla al pié de ellas y cerrar el paso del camino<br />

de Octogesa. Una altura que Babia en la llanura<br />

proporcionó z't los afranianos una posicion donde<br />

pudieron descansar y adoptar un partido (1), tra-<br />

Laudo primero de operar 1111a diversion enviando<br />

un cuerpo de auxiliares españoles armados á la ligera,<br />

para que ocupasen una colina sobre el -flancode<br />

los cesarianos; pero la temible caballería gala<br />

cayó inmediatamente so }re esta tropa y la extermity')<br />

hasta el último hotnbre ;'t vista de los dos ejércitos,<br />

demostrndose enfince=;que. desanimados los<br />

afranianos por sus reveses, ilJCeriores en caballería,<br />

no hubieran tenido probabilidades de triunfo<br />

en campo raso contra sus enemigos. Los cesarianos<br />

tenían mucho empeño en desalojarlos de la altura<br />

en que se habían refugiado; y centuriones y tribunos,<br />

rodearon nuevamente ;; su general, apremian.<br />

dole con importunidad casi amenazadora para que<br />

las llevase al combate; pero César tenía muchas<br />

razones para abstenerse de un combate que creía<br />

supértluo, pues aunque no ‘e atacase al enemigo,<br />

p día sostenerse muy poco tiempo en aquella posicion<br />

por falta de agua; y si se le ponía, en trance<br />

) 1-, 11:Ina al p é do 1-t,tas alturas, donde s;::N, verificaron<br />

esta 11131liohral, ; .;'(h) llama ahora segun er:o, la Garira,<br />

V o! sitio en fraWo tientliv,-, es tal vez et del<br />

pueblo dp


• •<br />

desesperada, podía toda-s, ia causar la, percuda co k:1<br />

gran número de sus valientes tropas, no convinion<br />

do, ademm, , su política ni á su car'icter la efusion<br />

de sangre, ni por su parte ni por la de sus<br />

contrarios, Ademas de esta razones, había una<br />

superior. y era que la experiencia hecha en Italia,<br />

le daba 'la seguridad de que muchos de los hombres<br />

en guerra c;-►ntra él. estaban de corazon dispuestos<br />

seguir sus hanch N I‘as. 'Rechazó por consiguiente<br />

las imperiosas exigencias de sus veteranos,<br />

aunque los ofendia gravemente obrando así,<br />

oyéndolos murmurar con la licencia a que estaban<br />

acostumbrados, y decir que cuando César mandase<br />

combatir, el los se negarían (1).<br />

Se entizbilz;¿ en /P . 1> los sold,ulas. de of;-;¿bos<br />

ejército. —Los generales pompeyanos estaban<br />

miéntras en gran perplegidad, sin esperanzas<br />

de pasar Efrro y sin más asilos que ilerda<br />

Tarraco. estando vHlados mu y de cerca sus movimientos,<br />

y rodeados per los escuadrones que giraban<br />

en torno suyo. N-o podían proporcionarse una<br />

gota de agua ó un puiiado de forraje sino con la.<br />

punta de la espada; eran atacados los destacamentos<br />

que enviaban en busca. de, viveros, y se necesiti<br />

taban para -.11.1vari.os batallones de refresco, que<br />

exigían á, su vez otros para su auxilio; de modo<br />

que una zran parte del ejército se veía ocupado<br />

habitualmente en la llanura. Los generales mandaron<br />

que se hiciese una trinchera y una muralla,<br />

desde la colina al agua; pero era, grande la distancia,<br />

penoso el trabajo, y para emprenderle se necesitó<br />

la presencia y las exhortaciones de todos los<br />

(1) C.Asa.r, 11. eir., !,


oficiales superiores. Miéntras tanto, quedaron los<br />

soldados en el campamento casi sin vigilancia, y<br />

los cesarianos que daban vueltas alrededor de los<br />

atrincheramientos enemigos, entablaron relaciones<br />

con aquellos de sus amigos y conocidos que<br />

las contingencias de la guerra civil colocaban en<br />

el partido opuesto,. Estas relaciones, aunque á distancia,<br />

se cambiaron en familiaridad y confianza, y<br />

los soldados de ambos campos se mezclaron libremente<br />

unos con otros, influyendo segura y rápidamente<br />

sobre los afranianos el entusiasmo con que<br />

los veteranos de César proclamaban los méritos de<br />

su general, vinieron muy pronto á una inteligencia<br />

los partidos rivales. Lo único que estipularon<br />

entre sí fiié que se garantizase la vida á los<br />

generales de Pompeyo. El mismo hijo de Afranio<br />

se vió obligado á contentarse con esta garantía,<br />

que una vez dada, olió por resultado que las legiones<br />

que mandaba se considerasen dichosas entregándose<br />

á un enemigo que unía tanta clemencia á<br />

tanta liberalidad (1).<br />

Petreyo se interpone violen ta2nente y rompe toda<br />

negociacion entre ellos. Al saber estas importantes<br />

negociaciones, volvieron apresuradamente al campo<br />

los dos jefes pompeyanos, adhiriéndose Afranio<br />

sin trabajo á un arreglo en el cual se había cuidado<br />

de su seguridad; pero Petreyo, que era hombre<br />

más rígido, no quiso faltar á su reputacion ni á su<br />

deber. Era costumbre en los generales tener una<br />

gua g<br />

personal, distinta de los manípulós de las<br />

legiones: la de Petreyo consistía en una cohorte<br />

de infantería ligera indígena, una pequeña escolta<br />

(1)(..1,ésar.,<br />

Mi¿ r,-Z I<br />

1: 4040<br />

1, 71.<br />

2 .<br />

‘■■


— X86 -de<br />

caballería, y algunos amigos y personas agregadas<br />

á su escolta, que formaban su estado mayor ó<br />

le servían de ayudantes. Con estos hombres que le<br />

quedaron fieles, corrió impetuo Qamente la muralla<br />

donde tenían sus conciliábulos los soldados de<br />

los ejércitos opuestos, y dispersó la reunion , matando<br />

cuantos cesa,rianos cayeron en su poder. El<br />

resto se formó apresuradamente , y rodeándose la<br />

toga alrededor del brazo izquierdo, se abrió paso<br />

espada en mano través de los acometedores hasta<br />

muy cerca de su campo. Petreyo entró en sus<br />

atrincheramientos donde restableció la disciplina.<br />

Ferocidad de Petreyo. Petreyo exigió entónces<br />

la fórmula solemne del juramento militar: de no<br />

desertar el ejército de sus generales, ni celebrar<br />

ninguna conferencia particular con el enemigo,<br />

siendo él el primero en prestarle, y exigiéndolo despues<br />

á sus colegas, enseguida á los tribulus , á<br />

los centuriones y por último á los legionarios, centuria<br />

por centuria. Diéronse inmediatamente órde.<br />

-nes rigorosas para que todo cesariano acogido por<br />

un pariente ó un amigo fuese entregado y muerto;<br />

pero la piedad ó la vergüenza anularon los efectos<br />

de esta órden atroz, y la mayor parte de ellos se<br />

ocultaron hasta la noche y escaparon secretamente.<br />

Miéntras tanto, se esforzaba César en que contrastase<br />

su conducta con esta crueldad (1), y averiguando<br />

que se habían quedado pompeyanós en su<br />

campo, ofreció enviarlos sanos y salvos á sus cuarteles;<br />

pero muchos oficiales prendados de su conducta<br />

, prefirieron quedar á su servicio, conser-<br />

(1) Suetonio fui. ,Apiano, Bell. civ., 11 3 43.


— 387 -vándoles<br />

él sus grados ó dándoles un ascknso (1).<br />

Los afranianos (ve ven obliga,los á retroceder hacía<br />

Ilerala.—Se veían entónces muy escasos de vive ,es<br />

los afranianos , y al mismo tiempo no podían procurarse<br />

agua, por lo cual resolvieron retirarse hacia<br />

Ilerda,—cuyos almacenes no estaban aún agotados,—mejor<br />

que hacia Tarraco, situada á, gran<br />

dástancia, y donde probablemente no había nada<br />

preparado para una fuerza tan considerable. César<br />

los persegnia de cerca y n) les dejaba facilidad<br />

para aprovisionarse , habiendo contínuas escaramuzas<br />

entre las partidas destacadas de cada parte<br />

para buscar raciones ó para interceptarlas. Cuando<br />

los afranianos plantaron sus tiendas por la noche<br />

y se atrincheraron cerca del rio , resolvió César<br />

cercarlos en este sitio, é impedir que llegasen al<br />

agua, haciendo en torno suyo una línea completa<br />

de circunvalacion. Halan empleado dos dias en<br />

este árduo trabajo, que estaba 11, punto de concluirse,<br />

cuando los jefes pompeyanos vieron la necesidad<br />

de interrumpirle, aunque á riesgo de provocar al<br />

enemigo á un combate decisivo; pero César tenía<br />

tambien empeño, por su parte, en evitar el riesgo y<br />

la efusion de sangre de mi combate general con<br />

un enemigo al que contaba reducir en mejores condiciones.<br />

Los ejércitos se :forman e b talla ?Oto enfrente de<br />

otro.—Segun parece, César formó sus tropas en<br />

batalla, y se presentó :1 los afranianos cercados en<br />

actitud de reto, solamente por apaciguar sus turbulentas<br />

exigencias. La forma en que se colocaron<br />

ambos ejércitos , cuya fuerza principal consis-<br />

•■••■■•••••■•■••■•<br />

(1) César,, civ., 1, 76. 7' .


tía igualmente en cinco legiones romanas demue' ,s<br />

tra basta que punto era superior la de César. Las<br />

cinco legiones de Afranio silk formaron en dos filas<br />

de veinticinco cohortes cada una, en vez del órden<br />

acostumbrado de tres, consistiendo esto en que<br />

valían tan poco la caballería y los auxiliares<br />

armados la, ligera, que el general extendió su<br />

centro hasta los extremos, suprimiendo por completo<br />

las alas para defender sus flancos, y formó<br />

una tercera línea de auxiliares indígenas, contando<br />

su jefe corno reserva, con estos mismos batallones<br />

en los cuales podía tener in(nos confianza. César,<br />

por su parte, formó sus fuerzas con arreglo al<br />

buen procedimiento; las legiones formaron una triple<br />

línea, cuatro cohortes de cada 1.egion, veinte en<br />

total, formaban la primera, tres de cada una la segunda,<br />

y un número igual la tercera. Los intérvalos<br />

entre las legiones estaban ocupados por tropas<br />

ligeras, los arqueros honderos, y los flancos estaban<br />

protegidos por los temibles escuadrones de<br />

caballería gala.<br />

Los lugartenierde, pompeyanos se ? en, p;"ecits'ados.<br />

mitiller —E1 dia pasó sin embargo sin novedad,<br />

pues los afranianos no tuvieron valorara empezar<br />

el ataque, mientras tanto César contenía el ardor<br />

de sus tropas. Al dia siguiente por la =liana, el<br />

ejército en retirada que había conseguido hasta<br />

aquel dia mantener abiertas las líneas de César,<br />

hizo una demostracion sobre el rio (1), con la desesperada<br />

intencion de pasar un vado difícil, enfrente<br />

(1) César no hace indicacion ninguna del sitio en que sel<br />

Ilacontraba este vado, debiendo ser en algun punto más abajo<br />

de 'lerda, y habiendo debido volver entónces las aguas á su.<br />

cauce natural.


de un enemigo active; pero las disposiciones que<br />

tomó César para cubrir este paso con su caballería.<br />

convencieron á ...kfranio de que era imposible escapar<br />

en esta direccion. Evidentemente había llegado<br />

el momento en que la falta de alimento para<br />

hombres y caballos, el desaliento de sus tropas, y<br />

la inferioridad de su fuerza, le imponían la capituejlacion<br />

sin condiciones que su adversario esperaba<br />

tanto tiempo. Las que exigió el vencedor fueron<br />

que los lugartenientes de Pompeyo abandonasen<br />

la provincia, resignando el mando militar, y disolviendo<br />

ademas sus fuerzas. El por su parte, se comprometió<br />

á no obligar á ningun soldado á que entrase<br />

á su servicio contra su voluntad; á dar -permiso<br />

para permanecer en el país á los que tuviesen en<br />

él familias ó posesiones, y á escoltar con toda seguridad<br />

á los demás hasta las fronteras de Italia.<br />

dejz'tndolos libres de sus obligaciones militares.<br />

Con su politica acostumbrada, se comprometió<br />

tambien zi abstenerse de toda medida de rigor con<br />

los oficiales, y desplegc► su generosidad, satisfaciendo<br />

de su propio bolsillo las peticiones de paga<br />

con que abrumaban á gritos los soldados á sus infortunados<br />

generales (1). Así concluyó esta campafía<br />

al cabo de cuarenta dias, y el -brillante triunfo<br />

que consiguió César en ella, aumentó 'naás el brillo<br />

de su reputacion militar que sus grandes hazañas<br />

en la Galia. Habla batido de un modo brillante con<br />

sus maniobras un ejército romano no inferior al<br />

suyo en fuerza, mandado por generales no despreciables,<br />

y apoyado en todo el poder y recursos<br />

delpais en que combatía, no contribuyendo pocoá<br />

(4) César, BOL e;r i. II, 86, 87.


:WO<br />

aumentar sus dificultades, la inespuignable posicion<br />

de Ilercia y la extraordinaria crecida del Sicosis<br />

(1); y ya por el brillo de esta victoria, ya por la<br />

importancia del resultado , mereció igualmente<br />

inscribirse el dia del triunfo de César, sobre Afranio<br />

y Pet•eyo, en el calendario imperial, y que se<br />

celebrase su memoria en los siglos posteriores con<br />

una fiesta de aniversario (2).<br />

(1) Véase el discurso (le Curio"' á sus saldados (Bfql.<br />

-t. II, 32).<br />

(2) Orelli, (fr¿seript., II, 396) inserta trozos de cuatro calendarios<br />

que recuerdan esta circunstancia: p. ej. «Kal. Capranicorum.<br />

IV. Non. Sext. ferie quod hm die imp. CIrsar Hispaniam<br />

Citeriormn vicit.» El mismo dia era aniversario de la<br />

derrota posterior de Farnaces. «leal. Annitern, IV, Non. Sext.<br />

feriw, quod e° die C. Cces., C. F. in Hispan. citer. et) quod<br />

in Ponto eod. die r(egem Pharnace)m i i devicit.» La verdadera<br />

fecha del acontecimiento es el 9 de Junio ánte,q de J. C. 49.<br />

ivrémo 14),(5mi:sic/te Zeittoefeln.)


ÍNDICE<br />

DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTE TOMO<br />

CAPÍTULO VIII.<br />

Pusilanimidad de Ciceron al retirarse de Roma, página 7.—<br />

Dificultados que se habrían opuesto, sin duda, á su condenacion<br />

legal, 8.—No fié desterrado en virtud de un proceso<br />

legal, 10.—Demolicion de las casas de Ciceron, 11.—Gasa de<br />

Ciceron en el monte Palatino, 12,—Su qu i nta en Tnsculum,<br />

13.—Triunfante carrera de I6.—?,oncede provincias<br />

á Pison y á Gabinio, 17.—Intriga para alejar á Caton de Ro-<br />

18.—Mision propu esta para privar do su reino á Tolomeo,<br />

re reyde<br />

Chipre, 19.—Esta es confiada al fin á Caton, 20.<br />

—La ejecu'a con mo , leracion y estricta integridad, 21.—El<br />

rey de Egipto solicita la intervencion de la Reptiblica, 23.<br />

Caton es acompañado en su mision por si sobrino M. Junio<br />

Bruto, 24.--Sur carácter, 25.—Quejes indignas de Ciceron en<br />

el destierro, 26.—Esfuerzos de sus am i gos ea favor suyo.—<br />

Carácter de Atico, 29.—Retrato d Hortensio, 31.—Nulidad<br />

política de las mujeres romanas y su consiguiente seguridad<br />

en tiempo de revolncion. 33.—Grandeza de alma de Terencia,<br />

35.—Fija Ciceron su residencia en Dirrachium, 35.—<br />

Vuélvese Pompeyo contra .Clodio, 37.—Violencia del tribuno.—Eleecion<br />

de cónsules favorables á Ciceron, 37.—Progreses<br />

de la insurreccion y del desórden.—Clodio y Milon,<br />

3K.--Ciceron es llamado del destierro, y vuelve á Roma, 39.<br />

CAPITULO IX.<br />

Nombramiento de Pompeyo pira la mision extraordinaria de<br />

abastep(- 1:3 pá[z.tna 11,—Artitud hostil del Senado<br />

respecto d‹! —El senado nbanilc)na su designio por


1( )<br />

gestion l s del rey de Vgipto p;u .;',,,I.,ciurado en su<br />

reino, 45.--El oráculo sibilino prohibe una expedicion armada,<br />

46.-Grandes rivalidades creada por la competencia por<br />

esta inision, 47.-Violen4'ia de Clodo y de Mnon, 48,-Pompeyo<br />

ambiciona el consulado, 49.-Los ónsule se oponen<br />

enérgicamente á sus planes,i0.-1'osicion crítica de Césarante<br />

la amenaza de su lle,lza á 'Alca y<br />

recibe la visita de miv.Wos. senadores y caballeros, 51.<br />

Efectos de su corrupcion y de sus seduccione,<br />

de los triumviros en laica, donde conciertan su política, 53..<br />

-Conducta equívoca de Ciceron, que abandona á los nobles.<br />

para unirse á los triumviros, 55.-Discurso de Ciceron de<br />

Provineiis Con8ulardpcs, defiende á César y á Pompeyo, y<br />

me venga de Pisen y de Gabinio, 57.-Los cánsules se oponen<br />

al nombramiento de sus sucesores hasta la conclusion<br />

de su cargo, 59.-Poropeyo y Craso consiguen ser elegidos<br />

para el consulado. valiéndose de la violencia, ,60.-Pompeya<br />

compara su posicion con la de (;asar, y medita un cambio de<br />

política, 61.-Ley de Trebonio para conferir las provincias<br />

á Pompeyo y á C/ aso.-Envidia de los partidarios de C4ésar,<br />

63.-El partido senatorial combate una ley para prolongar<br />

el mando de César por cinco años„ 64.-El pueblo impone<br />

la ley á Viva fuerza, 65.-Consecuencias desastrosas<br />

para Pompeyo de estos desórdenes, 67.-Pompeyo trataba<br />

de captarse el favor de la plebe.-Su magnífico teatro, 67.<br />

Permanece Pompey o en Italia y gobierna su provincia por<br />

medio de sus lugartenientes, 69.-Decretos sobre leyes suntuarias,<br />

y sobre la capacidad ne(-"esaria para el cargo de<br />

juez, 70.-Situacion política de Ciceron: su alianza con los<br />

triumviros y su hipócrita reconciliacion con Craso, 71.-<br />

Sus recursos intelectuales, 73.-Actos de Gabinio en su gobierno<br />

de Sria, 74.-Gabinio resuelve restablecer á Ptolomeo<br />

Auletes en el trono de Egipto, 75.-Beinaba entónces<br />

en Alejandría Berenice, hija de Ptolomeo. 76.-Gabinio restaura<br />

á Ptolomeo, el cual mata á su hijo, 77.-Alarmas supersticiosas<br />

de la p l ebe romana, 78.-Craso reemplaza á<br />

Gabinio en su provincia, 79... •--Se le amenaza con la acusacion,<br />

80.-Regresa á Roma y es acusado de majestas: pero<br />

absuelto, 81.-Gabinio es acusado de violencias en su gobierno;<br />

le defiende Ciceron, pero es condenado y desterrado.<br />

83.-Ciceron se alfa con los triumviros y finge mucha<br />

amistad con Craso, !-5.-Ciceron defiende á Mesio y Vatinio,<br />

hechuras de César y de Pompeyo„ 86.-Su apología por su<br />

linea de conducta seguida en aquellas circunstancias, 87.-<br />

Es aniquilado el poder de los nobles como clase, por los<br />

enormes recursos de los individuos dentro del Estado, 88.-<br />

Conducta corruptora de los candidatos consulares para el<br />

año, 89.-El Senado propone que se les someta á ,juicio, 90.<br />

-Se suspenden las elecciones por intervencion de un tribuno,<br />

91.-Muerte de Julia en el verano del año 700, 91.


39n --<br />

CAPITULO YL<br />

Estado de las Galias al empezar el año 699, página 95.-Movimientos<br />

de los Usipetas y Tentcros, 96.-César marcha al<br />

encuentro de las tribus invasoras, 98.-Conferencia César<br />

con los invasores germanos, 100.-Gran batalla entre los<br />

Romanos y Germanos: derrota total de éstos, 101.-Traicion<br />

imputada á César en el Senado.-Caton propone que se<br />

1e entregue al enemigo, 104.-Verosimilitud del relato de<br />

César, 105.-César proyecta una excursion á Germania, 10e.<br />

-Rápida campaña al otro lado del Rhin, 107.-César se informa<br />

del carácter y condicion de los Bretones, 108.-Su.<br />

proximidad á la Galia era peligrosa para la seguridad de las<br />

conquistas romanas, 110.-César se prepara á invadir la<br />

Bretaña, 112.-Atraviesa el estrecho por Douvres, 112.-<br />

Desembarco de los Romanos,„115.-Graves averías que experimentó<br />

su flota en la marea alta, 116.-E1 ejército romano<br />

se ve acosado por los Bretones, 117.-César regresa á la<br />

Galia ántes del equinocio, 118.-Operaciones del resto del<br />

año.-César marcha á Iliria, 118.-Grand es preparativos<br />

para una segunda invasion de la Bretaña en la primavera,<br />

120.-Intrigas de Dumnorix. 121.-Huye del campamento,<br />

pero es perseguido y muerto, 122.-Cesar desembarca., en.<br />

Bretaña sin oposicion, 122.-Mandados los Bretones por<br />

Calsivellaum, oponen una heróica resistencia, 124.-Los<br />

Bretones defienden la línea del Támesis, 125.-Triunfos<br />

parciales de César en Bretaña, 126.-Acepta la promesa de<br />

un tributo y regresa á la Galia, 127.-Espíritu general de<br />

hostilidad en la Galia, 128.-Son diseminadas las fuerzas<br />

romanas en una extension demasiado vasta, 129.-Rebelion<br />

de los Belgas, 130.-Astucia y valor de Ambiorix, 131.-<br />

Los Eburones destruyen dos legiones romanas, 132.-Ataque<br />

del campamento de Q. Ciceron, 133.-Retrato de Q. Ciceron,<br />

133.-Su valerosa defensa, 135.-Ciceron se salva con la<br />

llegada de César, 137.-César permanece todo el invierno en<br />

el Norte de la Galia, 137.-Los Galos atacan el campamento<br />

de Labieno.-La muerte de Indutiomar disuelve la confederacion,<br />

138.-César saca grandes levas suplementarias para<br />

su sexta campaña, y pide prestada una legion á Pompeyo,<br />

139.-César castiga á los Treviros y Menapianos, y pasa el<br />

Rhin, 140.-César ofrece el saqueo del país de los Eburone.s<br />

á las tribus vecinas, 142.-Reflexiones sobre este acto de<br />

severidad, 144.-Cómo entendían los Romanos las leyes de<br />

la guerra. 144.-En resúmen, los Romanos eran más humanos<br />

que los bárbaros, 146.-Los Germanos atraviesan el<br />

Rhin para saquear el país de los Eburones, 14" r. Se deciden<br />

á atacar el acantonamiento de Aduatuca, 148. Fracaso de


Q.11<br />

e )49_<br />

los Germanos eu su empresa, 149.-César abandma la Galia<br />

para marchar á Italia, al concluir su sexta campaña, 149.-<br />

Muerte de Julia.-Su importancia política ; 150.-Muerte de<br />

Craso y :le Ciodio, 151.<br />

CAPÍTULO XI.<br />

Origen de la monarquía de los Parthos, página 153.-Córte de<br />

los Parthos en Seleucia, 155.-Dinastía de los Arsácida3,<br />

odiosa á sus súbditos persas, 157.-Craso parte para una<br />

expedicion contra los Parthos, I 58.-Craso pasa el Eufrates<br />

y consigue algunos triunfos poco importantes, 162.-<br />

Embajada de los Parthos y reto mútuo; 163.-Opinion de<br />

Casio v Artabazes respecto al plan de campaña, 165.<br />

Divers-os caminos que se ofrbeían á la eleccion de un ejército<br />

invasor, 166 .-Desaliento del ejército romano, 168.-Preparativos<br />

de los Parthos, 169.-Estratagema de los Parthos<br />

para engañar al enemigo, 170.-El general partho Surena,<br />

170.-El ejército romano es engañado por la perfidia de<br />

Abgarus, 172.-Dificultades geográficas de la línea de marcha<br />

de Craso, 173.-Batalla entre los Romanos y los Parthos,<br />

175.-Muerte del jóven Craso y retirada de los Romanos,<br />

175.-Los Romanos buscan un refugios en Charras, 177.<br />

El ejército romano abandona á Charras y se dispersa en varias<br />

direcciones, 177.-Estratagema de Surena para atraer<br />

á Craso á una conferencia, 178.-Se empeña una lucha en<br />

que perecen Craso y Octavio, 179.-Los Parthos divierten<br />

á sus súbditos con el espectáculo de un triunfo irrisorio,<br />

180.-Ultrajes cometidos con los restos (le Craso, 181.-Reflexiones<br />

sobre la muerte de ambos Crasos, 182.--Interregno,<br />

los tribunos impiden la eleccion de los cónsules, 183.<br />

Pompeyo interviene al fin y se eligen los cónsules, 185.-<br />

Conviceion general de la necesidad de un dictador, 186.-Solamente<br />

se retrasa esta medida por el recuerdo de las proscripciones<br />

de Sila, 187.--Egoismo y ceguedad de ta oligarquía,<br />

189.-El nombramiento de cónsules no restablece la<br />

tranquilidad, 189.-Disputa entre Clodio y Milon:-Muerte<br />

de Clodio, 171.-Insurreccion é incendio en la ciudad, 191.-<br />

Comision nombrada para el proceso de Milon. Se pone en<br />

manos de Pompeyo la esencia de la dictadura, 192.-Se<br />

nombra á Pompeyo único cónsul, 193.-Proceso de Milon:<br />

intimidacion de sus abogados, 193.-Milon marcha al de.stierro.<br />

Discurso de Ciceron Pro Milone, 194.<br />

CAPÍTULO XII.<br />

Política conciliadora de César respecto de los Estados conquistados<br />

en las Galias, página 196.-Disposiciones favorables<br />

de las democracias galas respecto de César, 198.-Cé-


395<br />

sar prodiga los tesorl)s de la enriquece á sus partidarios<br />

y embellece la ciudad, 199.-Embriaguez del pueblo<br />

de Roma con las victorias de César, 20J.-Los Galos se lisonjean<br />

con la esperanza de recobrar su indipendeneia ' 901.<br />

-Los Galos forman una gran confederacion bajo el mando<br />

de Vereingetorix, 202: -Energía y decision de 'César, 204.-<br />

Llega á los cuarteles de su ejército, le conduce al país de<br />

los Carnutos y toma á Genabum, 206.-Vercingetorix exhorta<br />

á los Galos á que varíen su plan de campaña, 207.-<br />

Consienten en destruir suS ciudades, pero acuerdan conservar<br />

á Avaricum, 209.-Toma de Avaricum por los Romanos,<br />

209.-Vercingetorix reanima el valor de los Galos; 211.<br />

-Conducta vacilante de los Eduos y discordias entre ellos:<br />

intervencion de César, 211.-César penetra en el país de los<br />

Arvernos y pone sitio á Gergovia, 213.-Los Eduos so sublevan,<br />

matan á los residentes romanos, se someten y son<br />

perdonados, 214.-Combate ante los muros de Gergovia.-<br />

Derrota de César, 215.-César se retira á sus cuarteles de<br />

BéMea, 218.-Operaciones afortunadas de Labieno, 220.-<br />

Grandes preparativos por ambas partes, 221.-César se retira<br />

de Bagica á través de la provincia, 222.-Se empeña<br />

una gran batalla: riesgo personal de César, 223.-Derrota<br />

de los Galos, 224.-César resuelve audazmente atacar á los<br />

Galos en su campo fortificado de Alesia, 225.-Bloquea al<br />

enemigo: exasperacion de los dos ejercites, 226.-Los Romanos<br />

vencen en una escaramuza de caballería y mantienen<br />

el bloqueo. Desesperacion de los Galos, 227.-Los Romanos<br />

son atacados por retaguardia por un ejército galo, pero lo<br />

rechazan y dispersan. 2M-Vereingetorix ofrece sacrificarse<br />

por su 'país, 229.-Se entrega á. César, 230.-Rigor de César<br />

y suerte cruel de Vereingetorix, 231.-Rebeliones posteriores<br />

en algunas comarcas de la Galia. Octava y última<br />

campaña de César, 232.-César derrota á los Belovacos y<br />

acepta su sumision, 233.-Nueva derrota de los Treviros y<br />

de los Eburones: vence una rebelion de los Pictones, 234.-<br />

Toma de Uxelodunum, última plaza fuerte de los Galos,<br />

935.-César trata al "enemigo con severidad. Pacificacion<br />

final de la Galia, 236.-Descripcion que hacen los escritores<br />

antiguos del estado á que quedó reducida la Galia, 237.<br />

CAPITULO XIII<br />

Paralelo entre Pompeyo y Sila, página 240.--Reformas introducidas<br />

por Pompeyo, 242.-Su conducta al frente de los<br />

negocios, 244.- Buenos resultados de su administracion,<br />

246.-Descontento Pompeyo de su posicion busca la alianza<br />

de la oligarquía, 248.-Se casa con Cornelia y asocia á su pa.dre<br />

Escipion en el consulado, 249.-Conducta inconsecuente<br />

v arbitraria de Pompeyo, y su deslealtad con César, 249.-<br />

'Crítica posicion de César, 251 .-Intriga para que se le per-


to opta al consulado, aunque ausente todavía de la ciudad,<br />

252.-Restablece Escipion la autoridad de los censores,<br />

253.-Cónsules para el ano '703, M Claudio Marcelo y Servio<br />

Sulpicio Rufo. Derrota de Caton, 254.-Actividad de<br />

Ciceron como abogado defensor, 255.-Su adhesion á Cuv<br />

esperanzas que concibe sobre él, 253.--Ciceron ob-<br />

I lene vun puesto en cl colegio de los Augures, 257.-Acepta<br />

ton repugnancia el gobierno de la Cilicia, 258.-Estado de la<br />

258.-Casio rechaza las invasiones de los Parthos,<br />

261.-Hazañas militares y administracion civil de Ciceron,<br />

269.-Estado de los partidos durante el consulado de Sulpidio<br />

y de M. Marcelo, 263.-Se renuevan las intrigas para<br />

privar á César de su provincia. 265.-Se elige tribuno al .jóven<br />

Curion, 265.-Decreto de M. Marcelo sobre coneesion<br />

de las provincias, dirigido expresamente contra César, 266.<br />

-Se desaprueba el decreto por el partido moderado, pero<br />

le apoya Pompeyo, 266.-M. Marcelo insulta á César maltratando<br />

Galo transpadano. 268.-Peligro supuesto de<br />

posic ion de César en la. Galia, 269.-Ponapeyo cae enfermo<br />

en Nápoles, 270.-Entusiasmo de los Italianos por su resta-<br />

Mecimiento, 272.-César trata á los Galos con dulzura, 272.<br />

-César se conciba á los parciales del Senado en la provincia,<br />

275.-César interesa en su favor el espíritu militar de<br />

102 Galos. Composiieion de sis legiones, 277.-Legion gala<br />

de Cés ar llamada Alauda, 279.-Carácter y conducta de C.<br />

Eseribonio Curion (704 A. de la C.) L. Emilio Paulo y Claudio<br />

Marcelo, cónsules. 280.-El Senado requiere á la vez á<br />

Pompeyo y á César para que entreguen una legion, 282.kpio<br />

Claudio ofende á algunos miembros del órden senato<br />

ria.l con la severidad que despleg,a en la censura, 283.-<br />

Tentativa abortada de expulsar á Curion del Senado.-Marcelo<br />

y los oligarcas llaman á Pompeyo en su auxilio, 284.-<br />

Fatuidad de la oligarquía, 286.-Recibimiento triunfal de<br />

César en la provincia cisalpina, 287.-Entusiasmo de los veteranos<br />

de César, 288.-César se dirige á Rávena de donde<br />

e retira Curion, 289.--Descontento de los nobles por la<br />

inaccion. Pompeyo, 290.-Regreso de Ciceron á Italia.<br />

(Enero del A. 704 de la C.; 50 antes de J. G).-Cónsules C.<br />

Claudio Marcelo; L. Cornelio Léntulo Crus.-Celebra una<br />

conferencia con Pompeyo sobre el estado de los negocios,<br />

292.-César envía á Curion á Roma para proponer un arreglo,<br />

293.-El Senado rechaza los ofrecimientos de César y<br />

le requiere para que resigne el mando, 294.-Abandonan<br />

Tribunos la ciudad y se refugian en el campo de César, 295.<br />

CAPITULO XIV<br />

E,'xito de las enérgicas medidas del Senado. (A. 705, de la C.;<br />

49 antes de J. C.), 296.-Los cónsules pasan revista á sus<br />

fuerzas en la perspectiva de una guerra, 298.-Reparto de


)IN<br />

e ›t'l<br />

las provincias a los jefes del Senado, 300 .-Leva y c.ontribucion<br />

en metálico con requisas arbitrarias, 301.--César<br />

arenga á sus tropas y les manifiesta sus agravios, •302.-César<br />

se prepara á invadir la Italia, 301.-Paso del Rubieon,<br />

305.-Consternacion en la ciudad, 307.-Los jefes del Senado<br />

evacuan á Roma, :409.-Las calumnias de que César es<br />

objeto alejan de su causa á muchos hombres de rectas intenciones,<br />

311.--Falta politica cometida por los nobles al abandonar<br />

á Roma, 315.--Pompeyo negocia con César con el objeto<br />

de ganar' tiempo, 316.-Defeceion de Labieno, 317.-<br />

Avanza César y se apodera de Gubio, Arrezzo y Oximo, 319.<br />

---El Senado plantea nuevas negociaciones y disuelve el<br />

cuerpo de gladiadores pagado por César en Capua, 320.-<br />

Pompeyo retrocedo sobre Lliceria„ 321.--Domicio se detiene<br />

en Cortinium, 322.-César sitia á Corft1 que se entrega. 324„<br />

César concede la vida y la libertad á Donticio y á los jefe,<br />

Dompev nos, 326.-Importantes efectos de esta clemencia,<br />

327.---u clemencia contrasta favorablemente con las feroces<br />

amenazas de sus adversarios, 328.-Peanpe3, 7o se retira<br />

Brindis y se prepara á pasar á Epiro, 329.-Pompeyo evacua<br />

á Brindis y huye de Italia, 330.-Rapidez de los triunfos<br />

de César, 332.:-Inalignacion que causa en los nobles la.<br />

conducta de Pompeyo, 333.-Exp icacion de la política secreta<br />

de Pompeyo al abandonar Italia. 335.-Contraste entre<br />

las regiones orientales y occidentales del imperio, 335.-<br />

España era la más romanizada de todas las provincias, 336.<br />

--Progre sos de la influencia romana en la Galia, 338.-Las<br />

provincias orientales son indiferentes en cuanto al principio<br />

que se debate en la guerra civil, y no miran más que á la<br />

persona de los jefes, 339.-Pompeyo se pone al frente de<br />

ellas para contrabalancear la autoridad del Senado, 311.-<br />

Con este prop(sito abandona Pompeyo á Italia y descuida<br />

España, 342.-Pompeyo se sobrepone á los jefes (le su partido<br />

v deel .1ra la. guerra á Roma 313.<br />

CAPItTULO XV.<br />

El abandono de Italia por los cónsules da G¿aar una fan<br />

fluencia moral, 345.-Arroja de Cerdena y Sicilia las ftmzas<br />

del Senado, 340.-Procura enseguida tener una entrevista<br />

con Cieeron, 348.-César reune un S anado. Estudiada<br />

moderacion de su conducta, 349.-Dificultades para satis-íácer<br />

las exigencias de sus soldados, 350.-César saquea<br />

tesoro sagrado del templo de Saturno, 351 -Marsk_dla<br />

declara en favor del partido de Pompeyo, 353.--Domicio Se<br />

retira á Marsella. ►54.-César abandona á Roma para atacar<br />

á los lugartenientes de Pompeyo en España, 355.-Llega<br />

César delante de Marsella, que le cierra sus puertas In<br />

recibe á Domicio, :57.-Cé3ar deja á sus lugartenient(-7;a<br />

para someter á Marsella; y so ,apresura llegar *


— 398<br />

Afranio y Petreyo, IG..4artenientes de<br />

Pompeye. 358.—Se preparan para combatir á César, 360..<br />

Camino militar á través de los Pirineos, 36I.—Rumores de<br />

la impopularidad de Cesar en Roma y en Italia, 363.—Importancia<br />

de esta campaña bajo el punto de vista militar,<br />

365.—CtSsar atrinchera su campo delante de la posicion del<br />

enemigo, 36 5.----Maniobras de los ejércitos enemigos, 368.—<br />

Ambos partidos se atribuyen la victoria, 370.—Un repentino<br />

desbordamiento del rio rodea las posiciones de Cesar,<br />

37I.—Los refuerzos de Cl,ésar se ven detenidos al otro lado<br />

del rio, 37?.—Temeridad de los afranianos en su esperanza<br />

de aniquilar á César, 373.—César restablece sus comunicaciones<br />

por medio de barcas, 374.—D. Bruto, lugarteniente<br />

de César. consigue una victoria naval contra los Marselleses,<br />

375.—Desaliento de los afranianos, 376.--Los afranianos<br />

se disponen á evacuar á Ilerda, 377.—Operaciones de<br />

César para paslr el rio y cortarles la retirada, 377.—Los<br />

Afranianos se retiran; persiguenlos los Cesarianos y se entabla<br />

la lucha, 379.—César simula un ataque y maniobra<br />

para interceptar la marcha del enemigo, 381.—César mantiene<br />

en jaque á los Afranianos, pero no consiente que rus<br />

soldados combatan con ellos, 38?.--Se entablan conferencias<br />

entre los soldados de ambos ejércitos, 384.— Petreyo<br />

se interpone violentamente y rompe toda negociacion entre<br />

385.—Ferocidad de Petreyo, 386.—Los afranianos se<br />

ven obligados á retfoceder hacia Ilerda, 387.—Los ejércitos<br />

e forman en batalla uno enfrente de otro, 387.—Los<br />

t"Jelltes pompeyanos ven pree5ndos á capitular, 388.


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la licencia de esta obra.<br />

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Javier Villanueva Gonzalo.<br />

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