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HISTORIA<br />
DE LOS<br />
<strong>IMANUS</strong> <strong>BAJO</strong> <strong>11.PERID</strong><br />
POR<br />
GÁRLOS MERIVALE<br />
Version caállana (de la última y reciente edicion inglesa.) anotada y continuada<br />
'vista la calda del imperio<br />
POR<br />
A. GARCÍA MORENO.<br />
TOMO II.<br />
MADRID<br />
F. GÓNGORA Y COMPAÑÍA, EDITORES<br />
Puerta del Sol, 13, y San Bernardo, 85.<br />
1880
•<br />
•<br />
ES PROPIEDAD DE LOS EDITORES<br />
Imprenta de los Editores, Ancharde San Bernaráo mitn. 85.
CAPITULO VIII.<br />
21 destierro de Ciceron es seguido de la confiscacion de sus bienes.—Su<br />
casa en el Pllatino y su quinta en Tusculano.—Carrera triunfante<br />
de Clodio.—Aleja Caton de Roma. bajo pretexto de darle una honrosa<br />
mision para despojar al rey de Chipre.—Carácter de M. Bruto que<br />
acompaña á Caton.—Uplicas humillantes de Ciceron . —Esfuerzos de.<br />
sus amigos en su favor.—Atico y Hortnsi6.—Su esposa Terencia.<br />
Reaccion en su favor.—Clodio disgusta Pompeyo.—Eleccion de cónsules<br />
favorable t Ciceron.—Es llamado nuo yamente y recibido en Italia<br />
con aclamaciones". (Año 696 á 697 de la C.; 58 á 57 ántes de J. C.)<br />
Pusilanimidad de Ciceron al retirarse de Roma.<br />
Cuando César levantó su campamento de las cercanías<br />
de Roma y se dispuso para su expedicion á la<br />
Galia, dejó la República bajo la tiranía de una multitud<br />
caprichosa que no obedecía á otro jefe que al tribuno<br />
Clodio. El terror que este hombre había inspirado<br />
entre los nobles había bastado para desterrar á<br />
Ciceron. El último cónsul no se había atrevido á defenderse,<br />
ni con su elocuencia ni apelando á las armas,<br />
recurso aconsejado por muchos de sus amigos.<br />
Hubiera sido fácil, sin duda, apoderarse de lapelsona<br />
del demagogo por fuerza, desafiar la imputacion ruidosa,<br />
de sacrilegio, y ahogar el espíritu ledicioso de<br />
laplebe que le secundaba. Pero Clodio habla dicho<br />
que Ciceron ó debía perecer ó vencer dos veces (1).<br />
(1) Cje., Pro Sest., 19: «Cum quidern in concione dixisset:<br />
Aut nlihi semel pereundum, aut bis esse vineendum.»
O<br />
Era evidente, en vista de estas proféticas palabras,<br />
que existía otro poder más grande detrás del tribuno,<br />
que los cónsules protegerían o vengarían al tribuno,<br />
y, en último término, sería apoyado por los<br />
mismos triumviros (1) . A los ojos de la generalidad,<br />
sin embargo, se condena Ciceron á sí mismo por su<br />
P<br />
reci pitada huida ántes de haber sido objeto de una<br />
acusacion formal. Puede calcularse cuántas dificultades<br />
habrían sobrevenido si se hubiera defendido legalmente<br />
, á juzgar por las ficciones y evasivas á<br />
que tuvo que recurrir su enemigo con el fin de obtener<br />
un fallo condenatorio, á pesar de estar ausente.<br />
El mismo dia que abandonó la ciudad, convocó Clodio<br />
al pueblo é hizo que su cliente Sexto propusiera<br />
una resolucion por la que el cónsul deportado fuese<br />
denunciado como el autor de la muerte de varios ciudadanos<br />
sin ninguna forma de proceso. Por el mismo<br />
decreto se le privó del fuego y del agua, y del derecho<br />
de asilo. La fórmula declaraba tambien en su<br />
malicia disimulada, que se aplicaría todo el rigor de<br />
las leyes á aquel que propusiera el regreso del cónsul<br />
ántes de que hubiesen resucitado las víctimas de<br />
su tiranía (2).<br />
Dificultades que se habrían opuesto, sin duda, C'L<br />
su condenacion legal. Con el fin de que se aprobase<br />
esta resolucion hasta en la asamblea popular,<br />
á pesar de lo celosa que de ordinario se mostraba<br />
contra las usurpaciones del Senado, y excitada é irritada<br />
ahora contra él por intrigantes artificiosos,<br />
era necesario manifestar que el decreto por el cual<br />
(1) Este rpunto de vista está presentado con los más vivos<br />
colores en el discurso, Pro Sest., 16-20.<br />
(2) Clodianorum dux: Asconius, in Pison., 8: «Sextus Clodius<br />
familiarissimus P. Clodii et operarum.»
Léntulo y sus asociados habían sido condenados era<br />
una mera invencion (1). Nadie se hubiera atrevido<br />
probablemente á sostener esto enpresencia del mismo<br />
orador. Pero la legalidad del decreto propuesto<br />
por Sexto era cuestionable á los ojos de los jurisconsultos<br />
romanos bajo muchos aspectos, lo cual demostró<br />
despees Ciceron con un éxito brillante. En el primer<br />
caso, era un privilegio, una ley que iba dirigida<br />
especialmente contra un individuo, contraviniendo<br />
así á mi principio fundamental de jurisprudencia romana.<br />
No era, en realidad, nada más que una proscripcion:<br />
palabra aún terrible para los Romanos (2).<br />
Los términos en que se hallaba concebida no estaban<br />
de acuerdo con los hechos. Sexto Clodio haría propuesto<br />
una resolucion para el efecto, «no de que<br />
Ciceron fuese proscrito» sino que «ya lo había sido:»<br />
expresion que descubre el objeto del proponente al<br />
hablar de la condena de su enemigo como un hecho<br />
ya consumado por el voto prévio del pueblo, en'lugar<br />
de ser, como todavía lo era, una cuestion por discutir<br />
(3). Así tambien, cuando Clodio prohibió que nadie<br />
diera hospitalidad á su víctima, se abstuvo de<br />
pronunciar expresamente su destierro, que temía,<br />
sin duda, no le fuese posible exigir con todo rigor (4).<br />
Unicamente por la equivocacion de los amigos de<br />
Ciceron, que trataron de suavizar la sentencia por<br />
(1) Cic., pro Dom., 19.<br />
(2) Un p •ivilyium (lex privo homini irrogata) fué prohibido<br />
por las leyes sagradas y por las Doce Tablas. Abeken,<br />
p. 118. «Queero enim quid sit aliud proscribere.» Cic., pro<br />
Dom., 17: compárese, Gen., X, 20.<br />
(3) Cic., pro Dom., 18: «Non tulit ut interdicatur: quid ergo<br />
ut interdíctum sit:» Esta interpretacion de un pasaje un<br />
tanto oscuro, la sostiene Drumann, II, 259.<br />
(4) Cic., pro Dom., 19-20: «Tulisti de me ne reciperer, non<br />
ut exirem... pana est qui receperit, ejectio nusquam est.»
10 —<br />
medio de la insercion de una ch'iu.seunit•Islimmiiltlaaisicd ioe<br />
distancia de su destierro cuatroci<br />
ciudad, fue por lo que se le fijó la nota de destierro<br />
(1). Tampoco ahora el acusador se había atrevid o 1").<br />
inducir á, los censores á que borraran el nombre del<br />
criminal de la lista del Sellado, pena que siempre había<br />
formado parte de una sentencia legal de pros-<br />
cripcion (2).<br />
No fue' desterrado en virtud de 1471. proceso legal.<br />
de los Ciuda-<br />
Pero no era esto todo. La mayoría<br />
danos habría probablemente aplaudido en secreto,<br />
sin atreverse abiertamente á prestar su apoyo zri<br />
aquellos de sus miembros que se hubieran aven-<br />
tarado<br />
á declarar que el edicto, tal cual era, había<br />
sido dado, nopor voto imparcial del pueblo, sino<br />
por una faccion extraviada por manifiesta falsedad<br />
ú obligada por la violencia. Los diferentes síntomas<br />
de vacilacion y propia desconfianza descubiertoA<br />
por el acusador, no habrían dejado, en manos<br />
de un hábil orador, de causar impresion en la asamblea<br />
y animarla á resistir la dictadura de un demagogo<br />
que demostraba tal desconfianza en su propia<br />
causa. Y, despues de todo, podría argüirse que todos<br />
los actos del tribuno eran nulos en su esencia, por<br />
cuanto su adopcion en una casa plebeya estaba desde<br />
el principio sujeta á ser tachada de ilegal. Tales<br />
eran los puntos principalés sobre que el orador y sus<br />
amigos hubieran podido fundar su defensa. No había<br />
necesidad, segun ellos, de que se hiciese una ley que<br />
(1) Cic., ad, A tt., III, 4; Dion, X XXVIII, 17; Mut. Cje., 32.<br />
Los escritores modernos no concuerdan precisamente eón Ci<br />
eeron en su esta_lo de la distancia prescrita.<br />
(2) . Cic., pro D.)fla., 31.
11<br />
le alzara el destierro, puesto que no había sido desterrado<br />
en virtud de un proceso legal (1).<br />
_Demolido?, de las casas de Ciceron.—Por severas<br />
que fuesen las disposiciones de esta ley, en realidad<br />
no era tan terrible como parece. En aquella época licenciosa,<br />
nadie se cuidaba de respetar mi acto arbitrario<br />
é inicuo que una vuelta en la rueda de la fortuna<br />
podía destruir en un momento dado. Esposible<br />
que Pompeyo ó César vigilasen su ejecucion<br />
desde lejos y diesen á entender que no se comprometería<br />
la salud del desterrado, que sus amigos serian<br />
tratados con clemencia, y que se toleraría el crimen<br />
de darle hospitalidad durante su destierro. Ciceron<br />
fué bien recibido tambien en Brindis y tac<br />
obsequiado dentro de los límites de Italia, como lo<br />
(1) La naturaleza del decreto de Sexto Clodío, ha de inferirse<br />
principalmente de los discursos «pro Domo sua» y «Post<br />
Reditum ad Quirites.» Es bien sabido que la g cuatro oracione's<br />
atribuidas á Ciceron á su regreso del destierro, hay vehementes<br />
sospecha de que sean apócrifas. Su originalidad rué primeramente<br />
puesta en duda por Marliland, á mediados del último<br />
siglo, atacad, aún más vehementemente por Wollo, y<br />
habiendo sido tácitamente abandonada por Orelli. Como sucede<br />
en tales casos, mucho más fácil lijar principios<br />
internos de duda que establecer una teoría plausible para dar<br />
cuenta de la existencia de los discursos mismos en la suposicion<br />
de ser apócrifos. Las objeciones á ellos, no obstante, no<br />
parecen concluyentes, y en cualquier caso, su valor como documentos<br />
históricos no por eso disminuye.<br />
Es sabido que Ciceron hizo discursos en los casos á<br />
que se refieren, y que estaba satisfecho de ellos como ensayos<br />
de sus facultades oratorias; podemos, por lo tanto, concluir<br />
que fueron publicados y obtuvieron notoriedad en 'Aoma.<br />
Los impugnadores de la verdad de los discursos existentes<br />
conceden que deben haber sido escritos, como ejercicios<br />
retóricos anteriormente á los últimos afios de Augusto,<br />
siendo evidentemente los mismos que aquellos sobre los que<br />
Asconio hacía comentarios. Es claro, por lo tanto, que si no<br />
son de Ciceron, el escritor (Jebe haber tenido á su vista<br />
originales y los detalles y seguido fielmente los hechos.
12 —<br />
-kin TioaldealTeia-<br />
había sido allende los mares. Temli<br />
de los adictos á su enemigo; pero a menos, as<br />
fía que temer de la sancion<br />
legítima de la ley. La<br />
esfera, del poder de Clodio estaba,<br />
despues de todo,<br />
limitada á Roma. Omnipotente en el forum, subió<br />
al monte Palatino, destruyó la morada del orador,<br />
y dedicó una partedel terreno que ocupaba á la Libertad,<br />
que de todos los ídolos humanos parece haber<br />
sido el que mayores homenajes ha recibido de la<br />
tiranía triunfante. Su objeto al dar á los solares tal<br />
destino, fué hacer imposible toda ulterior devolucion.<br />
Los cónsules se dividieron los despojos de la casa Palatina<br />
y de la quinta de Tusculum, el retiro favoritodel<br />
hombre de Estado y filósofo. El tribuno se apoderó<br />
por sí mismo del resto del terreno de la casa<br />
Palatina, que con tal intencion no había consagrado,<br />
y lo unió á su propia morada , que estaba contigua<br />
(1).<br />
Casa de Ciceron en el monee Palatino. La destruccion<br />
de la casa de un traidor, era uno de los medios<br />
por los cuales los patriarcas de la libertad romana<br />
se habían esforzado en borrar la memoria del más<br />
odioso de los delitos. Tal había sido la suerte de las<br />
moradas de rspurio Melio y de Manlio en tiempos<br />
anteriores: en un período' posterior, la imposi_<br />
clon del castigo de este acto indigno tenía más carácter<br />
de venganza de una faccion ó<br />
bando, que de<br />
virtud republicana. El oligarca Ciceron pudo seríalar<br />
con impropio regocijo el castigo que los nobles<br />
habían impuesto •á Vitruvio-Vacco<br />
asociados á los<br />
a Fulvio<br />
1Graeos, y F lacco,<br />
en el momento enque es-<br />
(1) C , /2.1'o Dom., 24-44 pro Sest. 24, post red , in Sen.,7.
taba declamando contra la tiranía de la cábala que<br />
Cambien había triunfado respecto de él (1).<br />
La casa del orador en el Palatino era el más brillante<br />
monumento del acto que le había causado<br />
tantos males. Enorgullecido despues de su victoria<br />
contra Catilina, había entregado á su hermano Quintó<br />
la modesta morada de su padre, habiendo comprado<br />
á Craso una más suntuosa para sí, en el cuartel<br />
á la moda de la aristocracia de upás alta alcurnia<br />
(2). El afortunado consular miraba dicha residencia<br />
con particular complacencia. Ciceron, el<br />
salvador de su pátria, decía, había establecido sus<br />
dioses lares sobre el terreno que había dejado el demagogo<br />
Druso (3). Miraba al forum y á los rostra<br />
que habían sido el fundamento de su gloria. Atraía<br />
las miradas de los ciudadadanos; la personalidad y<br />
los hechos de su dueño nunca podían pasar desapercibidos<br />
á su atencion y recuerdo. Pero el variable<br />
pueblo podía replicarle á su vez, que Ciceron el tirano<br />
poseía en Tusculum la residencia que había<br />
ocupado el dictador Sila (4); y el impulso del momento<br />
fué favorecido por la distribucion de todos los<br />
ornamentos y trofeos que habían alimentado el<br />
orgullo y la ambicion del que miraban como su<br />
opresor.<br />
Su quinta en Tnsculion.— Si la cumbre del Pala-<br />
(1) Todos estos casos se nombran en la Orle., pro Domo,<br />
38.<br />
(2) Cíc., ad Div, V, (3; pro Dom., 37.<br />
(3) Había un relato notable¡respecto de dicho lugar. Cuando<br />
Druso iba á levantar en él su casa, el arquitecto propuso un<br />
plan por medio del cual el que la ocupara pudiera sustrarbrse<br />
á las curiosas miradas de sus vecinos. «Edificadla más hien,<br />
repuso el patriota, para que todos los actos de mi vida pue<br />
dan ser vistos por todo el mundo.» Vele., 11, 11.<br />
(4) Plin., H. N., X, II, 6.<br />
i
14<br />
memoria del<br />
tino había sido elegida para guardar la<br />
sus<br />
q<br />
ue la ocupaba,<br />
siempre viva en los corazones de .<br />
conciudadanos, su quinta de Tusculum era su sitio<br />
predilecto para el retiro y para el estudio. Tambien<br />
aquí, áun cuando muy distante de Roma para ser él<br />
un objeto de observacion, sus pórticos daban vista á<br />
su amada ciudad, de donde jamás podía apartar sus<br />
miradas. Desde la colina sobre que estaba situada<br />
estaquinta, el espectador contemplaba una, grande<br />
y variada perspectiva, rica á la vez que en belleza<br />
natural, en recuerdos históricos. La llanura que á<br />
sus piés se extendía, había sido el campo de batalla<br />
de los reyes romanos y de la naciente República;<br />
se veían diseminados por do quiera sepulcros de mármol<br />
de patricios y consulares: la atravesaban las largas<br />
y rectas lineas de los caminos militares por donde<br />
eran conducidos los estandartes de la conquista<br />
hasta Parthia y Arabia. A la derecha, sobre la vega y<br />
por entre el arbolado, serpenteaban riachuelos y contemplaba<br />
las blancas torrecillas de Tíbur, , Esula<br />
Prwneste, colocadas como una sarta de perlas en el<br />
seno de las montañas cabinas; en la izquierda, las brillantes<br />
ondas del Alba, hundidas en su verde cráter,<br />
el elevado cono de Júpiter Latiaris, las encinas de.<br />
Aricia, los pinos de Laurentum, y el mar con buques<br />
de todas las naciones, con rumbo á las playas de'<br />
Ostia. Ante su vista se presentaba lejana y ocupando<br />
una gran extension la poderosa . ciudad señora<br />
del mundo, radiante al ser bañada por el sol, con su<br />
armadura completa de tejados y reflejando rayos<br />
de<br />
luz hacia la bóveda azul que la cubria (1). La anti-<br />
(!) Este efeto debe haber sido más notable en tiempo de<br />
on que lo es en la a.r tualidad, á eausa de la mayor exten-
15<br />
gua ciudad presentaba pocas torres, obeliscos ó cúpulas,<br />
tales como las que ahora admiramos desde<br />
una altura distante; pero las elevaciones dentro de<br />
sus muros se marcaban más distintamente, y las estátuas<br />
de. sus dioses, levantadas sobre columnas<br />
colocadas sobre las cúpulas de sus innumerables<br />
templos, parecían un ejército de séres inmortales<br />
colocados en órden de batalla para defender sus eternas<br />
moradas (1). Desde las orillas del lago Regilo<br />
hasta las puertas de Tusculum, el declive estaba cubierto<br />
de casas de recreo de las más notables l'ami-<br />
sion de la ciudad y de la que ocupaba hacia el Sur del Capitolio.<br />
Cuando las casas llegaron á ser revestidas de mármol y<br />
doraron los tejados de los templos, el aspecto brillante que presentaban<br />
en el horizonte debía ser magnífico. Rutilio, en el<br />
siglo nos da una reseña de ello. (Itin. 1, 193).<br />
«Nec locus ille mihi ct►gnoscitur indice fumo<br />
Qui dominas arces et caput orbis habet...<br />
Sed coeli plaga candidior, tractusque serenus.<br />
Signat septenis culmina clara jugis<br />
Illic perpetui soles, atque ipse videtur.<br />
Quern sibi Roma facit purior esse dies.»<br />
(1) La obra de Silio que representa la vision de Anibal en<br />
su campamento sobre el monte Albano, concepcion digna de<br />
más hábil pluma, es muy posible que pueda haber sido inspirada<br />
por la perspectiva de Roma desde esta localidad. Sil.<br />
Panic., XII, 707:<br />
«En agél namque oculis amota nube parumper<br />
Corriere cuneta Babo, surgit qua celsus ad auras,<br />
Adspice, montis apex, vecitata Palatia Regi<br />
Parrhasio plena tenet et resonante pharetra,<br />
Intenditque arcum et pugnas meditatur Apollo.<br />
At qua vicinis tendi se colli bus altee.<br />
Molis Aventinus, vident ut Latonia Virgo<br />
Accensas quatiat Phlegethontis gurgite tcedas,<br />
Exsertos avide pugna nudata lacertos.<br />
Parte aliacerne ut Gradivns in arrnis<br />
Implerit dictum proprio de nomine campum<br />
Hinc Janus movet arma mann, movet indo Quirinus,<br />
Quisque suo de colle Deus...»
-1,C)<br />
páginas de Ciceron enumeran<br />
lías de Roma. Las de Julio César, de Ca-<br />
quintas de Balo, de Bruto,<br />
Metelo, Craso y Pompe-eyo, de Gabinio, Lúculo,<br />
Léntulo -y- Varron (1). De consiguiente, el retiro del<br />
ro de<br />
hombre h de Etado s literato, daba vista al cent<br />
sus más apreciados intereses, y estaba rodeado por<br />
las viviendas de sus amigos y rivales. Aquí fue donde<br />
más tarde, y cuando recuperó su fortuna, compuso<br />
algunas de las más abstractas de sus meditaciones<br />
filosóficas C2), pero km éstas participaron tambien<br />
del carácter de la ciudad y del tono de la vida práctica;<br />
los interlocutores de sus diálogos eran los mismos<br />
hombres á quienes acababa de dejar atrás en<br />
Roma, ó á quienes podía encontrar entre los umbrosos<br />
paseos que le rodeaban (3); el motivo de sus conversaciones<br />
versaba siempre sobre sus preocupaciones<br />
cotidianas, y no podía dejar de hacer constantes<br />
alusiones á su tiempo, ó á lo más notable que éste<br />
ofrecía.<br />
Triunfante carrera de Wodio.—Clodio había tomado<br />
bien sus medidas. Tenía confianza en el apoyo<br />
de los cónsules, que ansiosos por recoger los frutos<br />
de su cargo en el saqueo de las más ricas provincias,<br />
no se cuidaban de ningun ódio, ni preveían ningun<br />
peligro en sostener la influencia del hombre que había<br />
prometido conservar á sus amigos la amistad del<br />
pueblo. Los partidarios del orador, cuyos sostenedo-<br />
(1) Orelli, Onemast. Tialianum; compárese Estrabon, V.<br />
3, § 12.<br />
(2) La quinta de Tuseulum es el lugar en que Ciceron colocó<br />
la escena de su diálogo de Divinatione, y el Tuscitlancm<br />
Dispatationes, y allí fue, segun p resumimos, en donde él las<br />
compuso. „.<br />
(3) El mismo CiccTon se queja de que su quinta se hallaba<br />
algo lejana (Ad Att., VII, 5).
es más generosos habían acudido presurosos al Capitolio<br />
desde las principales ciudades de Italia, abandonaron<br />
disgustados la ciudad cuando su favorito<br />
esquivó la lucha; de modo que el forum fué fácilmente<br />
ocupado y dominado por la gente armada del tribuno.<br />
Concede provi2zcias h á Pison y (í Gabinio.—E1 mismo<br />
dia en que fué expedido el decreto contra Ciceron,<br />
presentó Clodio otra proposicion concediendo<br />
la provincia de Siria Gabinio, y la de Macedonia, á<br />
la cual se unió Achaia, á Pison. Esta medida estaba<br />
en directa coiltravencion i la ley Seinpronia de Cayo<br />
Graco (1), que obligaba al Senado 11 asignar • los<br />
nuevos cónsules sus futuras provincias entes de su<br />
eleccion, y no permitía á los candidatos que las eligieran.<br />
Pero la asamblea popular había ya reclamado<br />
el ejercicio de su primitivo derecho de nombramiento,<br />
y había conseguido una señalada victoria sobre<br />
el Senado, cuando insistió en dar la Galia é Iliria<br />
á César; y el cuerpo rival, habiendo cedido una vez<br />
respecto de un privilegio cuestionable, no se atrevía<br />
á resistir á, sus caprichos, ámi en una cuestion de estricta<br />
legalidad. Este triunfo sobre la ley, animó al<br />
demagogo á llevar lipc's lejos su licencia. Merced<br />
á, su influencia, la autoridad de Pison se extendió<br />
varias ciudades situadas dentro de los límites de su<br />
provincia, z,'t las cuales el Sellado había garantizado<br />
su libertad v su autonomía administrativa. (iabinio<br />
1)<br />
recibió por su parte amplios poderes para hacer la<br />
:guerra á cualquiera de las potencias extranjeras,<br />
cuyas fronteras lindasen con Siria: los Arabes, Persas<br />
y Babilonios. Unicamente El,gipt1„-) fi..1é, con to---<br />
(U C je., pro Dom., 9.<br />
MER VALE.--TP100 TÍ.
do euidado exceptuado de los Estados_ contra los,<br />
cuales le era permitido conducir las. legiones de la<br />
República . Pero, segun se verá, Egipto era precisamente<br />
el punto de ataque que ofrecía mayor ten a--<br />
cion la ambicion á la codicia de un procónsui de<br />
Oriente. y no podía esperarse que un hombre que<br />
había sacado tantopartido de un acto de fuerza afortunado,<br />
vacilase en apoderarse del único premio que<br />
se le rehusaba.<br />
Inin 5) 0J al(V. (79 4 Caton, de Roma. Había sin<br />
,1-111)argo otro enemigo de Clodio y de los triumviros,<br />
el inflexible y altivo Caton, á, quien era necesario,<br />
para conseguir sus miras, apartar de la escena<br />
de sus intrigas. Los medios que adoptaron con este<br />
lin. fueron ingeniosamente concebidos para minar su<br />
influencia, haciendo sospechar de su integridad. Tolomeo.<br />
rey de Chipre, era hermano menor de Tolomeo<br />
Auletes, que ocupaba el trono de Egipto. El<br />
mayor había sido reconocido como aliado del pueblo<br />
romano : el menor había obtenido el título honorífico<br />
de amigo (1). No se le imputaron malos designios:<br />
la seguridad ó tranquilidad del imperio no exig-ían<br />
de él ningun sacrificio: el pretexto de que patrocinaba<br />
á los piratas, era tan despreciable como falso<br />
(‘,2).<br />
propuesta para privar de su reino á Tolo-<br />
Cic., pro Sest., 26; Seol Bob., p. 301; Orelli.<br />
i2) Scol. Bob.: «Quod diceretur ab eo<br />
Clodio tenía una enemistad personal contra<br />
piratas<br />
Tolomeo;<br />
adjuvari».<br />
porque,<br />
habiendo sido una vez capturado por los p<br />
,<br />
rigido á él para obtener una suma de dinero<br />
iratas<br />
para<br />
se<br />
su<br />
había<br />
rescate.<br />
cli-<br />
Parece ser que el rey le envió dos talentos para dicho fin, y<br />
Clodio se sintió humillado por el poco valor en que le<br />
no habían<br />
tasado. Parece, ser tambien<br />
garon<br />
.<br />
sulciente. que los piratas mismos<br />
App., Bell eiv., lo uzj- 11, 23; Di<br />
mismo<br />
XXXVIII, 30
— 1g—<br />
'oteo, 1 •tly de Chipre.—Pero se sabía que l'aja acumulado<br />
grandes tesoros, y el gobierno romano, bajo la.<br />
direccion de dos cónsules poco escrupulosos, se pro -<br />
puso privarle de su reino y confiscar sus bienes en<br />
provecho del Estado, para lo cual era necesario en-<br />
-viar un oficial romano de alto rango y distinguido<br />
linaje, con la mision de exigir al rey que abandonase<br />
sus dominios. El edicto se había despachado, y no<br />
quedó á la discrecion del instrumento de la República,<br />
sino el llevar á cabo el negocio con violencia<br />
dulzura, segun le pareciese oportuno. De todos los<br />
hombres principalesque á la sazon se hallaban en<br />
Roma, podía creerse que á Caton era á quien ménos<br />
agradaría un acto de injusticia tan notoria. Por esta<br />
misma razon quizá ., el filósofo pensador fué elegido<br />
para realizarlo. Caiculose con razon, en la reunion de<br />
la cábala dominante, que sus principios de estricta<br />
obediencia á la voluntad del Estado, no le permitirían<br />
declinar el cargo ; pero se espeTaba que la<br />
aceptacion de tan innoble mision bajo la direccion<br />
de los enemigos de su parLio, d rebajaría la estimacion<br />
ste de último. e Es posible que se sospechara<br />
que el manejo de tales tesoros podían causar hasta<br />
la corrupcion de su moralidad intachable, ó cuando<br />
ménos serviría de pretexto para oscurecer su reputacion.<br />
El tribuno, de consiguiente, presentó á este<br />
efecto una rogacion que corroboró y robusteció leyendo<br />
una aprobacion escrita de César. Pompeyo se<br />
regocijaba por su parte, al peisar que el ódio que le<br />
habían atraido las comisiones extraordinarias que le<br />
habían encargado, y que veces pesaban sobre él de<br />
una manera abrumadora, se aligeraría cuando lo compartiese<br />
con uno de los principales jefes de aquel mismo<br />
partido que con n fas vehemencia se había opines-
20<br />
t sus proyectos de engrandecimiento. Considero<br />
to Ir<br />
omo un gbire de habilidad politica, contener así los<br />
clamores de su inir s altivo enemigo, y sin pérdida de<br />
momento reunió a los tribunos, indicándoles la ur---<br />
c<br />
()Tricia de acoger la rogacion del nombramiento de<br />
Catou para el desempeño de aquella mision.<br />
Esta es confiada al fin, d Caton.—Los apologistas<br />
de Caton aseguraron que Clodio se dirigió á, él en un.<br />
principio, y empleó la persuasion más afectuosa y<br />
más lisong era para obligarle á aceptar el cargo..<br />
Muchos, decía él, de los más distinguidos persa<br />
Rajes del Estado, ya lo estaban solicitando; pero se<br />
le había reservado este cargo á él como el más<br />
honrado é incorruptible de todos, y por lo tanto, el<br />
más idóneo para desempeñar tan delicada mision.<br />
Cato'', sin embargo, inmediatamente notó que la.<br />
oferta significaba, no un favor, sino un insulto y un<br />
lazo, y la rechazó con indignacion. El toro de Clodio<br />
cambió instantáneamente, pasando de la lisonja<br />
á la amenaza; y presentándose ante la asamblea, obtuvo<br />
por un decreto el nombramiento del refractario<br />
patriota. Se añade que no se pusieron sá, su disposicion<br />
ni buques, ni servidores, ni fuerza militar,<br />
y se dió de intento á la empresa todas las probabililidades<br />
de que fracasase (1), y Clodio hizo que á este<br />
servicio se uniera otro no ménos difícil, á saber: la<br />
devolucion á su ciudad de ciertas personas á quienes.<br />
el Estado libre de Bizancio había expulsado por sedicion<br />
y trastorno de la paz pública (2). Este cúmu-<br />
(1) Esta reseña la da Plutareo (Cat. Min., 34). Caton logró<br />
el objeto de su mision sin el empleo de la fuerza; pero no es<br />
probable que no le dieran los medios necesarios. Ciceron dice:<br />
«si quis jus suum deLlnderet, Catonem bello geren.s. preefecisti<br />
(pro Dom., 8).<br />
(2) Cic., pro Dom., 20.
21<br />
lo de cargos políticos, era siempre muy odioso á los<br />
codiciosos nobles romanos, aunque disfrazaban sus<br />
sentimientos egoistas bajo el pretexto de celo patriótico.<br />
La egecitta con moderacion y estricta integridad.<br />
--El nombramiento, sin, embargo, tenía para Caton<br />
'sus atractivos. Daba gran distincion á un hombre público<br />
que no había servido, hasta entónces cargos<br />
más elevados que los de cuestor y tribuno, y que<br />
ahora era elevado al rango de pretor, para que este<br />
doble cargo fuera desempeñado con el esplendor<br />
correspondiente (1). Parecerá ademas, por el consejo<br />
que Caton había dado á Ciceron, que, por el momento,<br />
juzgaba inútil resistir la coalicion de los<br />
tiranos y le parecía conveniete simular una retirada<br />
hasta que se presentaran más halagüeñas perspectivas<br />
para su partido. Una vez aceptado el cargo, parece<br />
ser que 10 desempeñó con mtls comedimientos<br />
quepermitía su carácter (2). No se presentó personalmente<br />
ante el infortunado rey; quizá se avergonzaba<br />
de tratar por sí mi asunto tan infame. Estando<br />
en Rodas, envió mi lugarteniente para entregarle el<br />
decreto del pueblo romano, y prometer al ultrajado<br />
monarca una compensacion lucrativa y honrosa en<br />
el sacerdocio de la Venus de Paphos. Tolomeo no intentó<br />
hacer resistencia; pero tenía un alma demasiado<br />
elevada para descender á una posicion privada<br />
ó aceptar un favor de manos de sus pérfidos enemigos.<br />
Afortunadamente para Caton, como Plutarco<br />
hace notar (3), prefirió suicidarse. Su trono vacante<br />
(1) Vel l eius'.. II, 45: «P. Clodius sub lionoriticentissimo ministerii<br />
-Nulo Catonrsni a republica reles.z.avit.»<br />
(2) Hu t ., rat.<br />
(3) idem,
fié derribado inmediatamente; sus súbditos puestos<br />
á las órdenes de un gobernador romano, y los fatales<br />
tesoros que él había acumulado, ingresaron con<br />
la más estricta fidelidad en las arcas del Estado (1).<br />
Bueno sería para la reputacion del modelo más ilustre<br />
de virtud republicana que la narracion de este<br />
suceso pudiela detenerse aquí; pero debe añadir<br />
que Caton, habiendo así llenado lo que él podía consideradar<br />
nada m .iis que su deber como ciudadano,<br />
léjos de protestar illégo contra la injusticia del decreto,<br />
parece nits bien haberse enorgullecido de su<br />
mision, como si redundara en honra suya no ménos<br />
que en suprovecho, y como probablemente había previsto<br />
Clodio, llegó á ser el defensor de los actos del<br />
tribunado de su patrono. No sólo rechazó los pretextos<br />
que Ciceron despues expuso para excusar su mision,<br />
sino que combatió abiertamente las tentativas<br />
del orador, despues de su regreso del destierro, para<br />
estigmatizar la administracion su desconcertado<br />
perseguidor (2). Tampoco disminuyó su celo en defensa<br />
del autor de su nombramiento, á pesar del insulto<br />
que le infirió Clodio, inquiriendo la exactitud<br />
de las cuentas rendidas por él al pueblo, dando á entender<br />
así que había abusado de la misionque se le<br />
había confiado. A Caton debió ofenderle esto, tanto<br />
más, cuanto que sus mismos partidarios habíanya<br />
(1) La probidad de Caten siempre era jactanciosa; compárece<br />
Vell., 11, 45, y Plut., Cat. Mi n.. 39. Cuando se (lió á la vela<br />
por el Tíber con sus tesoros, los cónsules y principales del<br />
pueblo salieron en procesion á su encuentro; pero no se detuvo<br />
ni aun para saludarles hasta que hubo depositado su carga<br />
en el tesoro. Regresó de su mislon, 698 de la C. Plut., loc. cit.,<br />
Appiano comete una extraña equivocación, diciendoque no<br />
terminó en realidad su cometido hasta el consulado de Pompeya<br />
702 de la C.; App•, B. C., II, 23.<br />
(2) Hut., raf...117/¿., 40.
censurado el rigor minucioso y el escrúpulo con que<br />
había hecho sus inventarios y realizado sus ventas.<br />
Que había algo de pedantería en sus maneras y<br />
asunto para hacer él ridículo, puede inferir se de la<br />
circunstancia de haberlo César tomado como uno de<br />
sus principales objetos de burla en su sátira contra su<br />
adversario, que publicó mucho tiempo despees bajo<br />
el título de Anti-Caton (1).<br />
El rey 37,e Eyipto solicita la intervencion, de la República.—Miéntras<br />
que el rey de Chipre estaba sufriendo<br />
bajo la ilegal dominacion de un gobierno extranjero,<br />
su hermano Auletes (2) estaba sufriendo la<br />
pena de su propia tiranía en la rebelion de sus indignarlos<br />
súbditos. Arrojado del palacio de sus antecesores<br />
en Alejandría, pensó en las necesidades de<br />
los hombres de Estado rivales de Roma, y det('Tminú<br />
brindarles con la tentacion de una intervencion eii<br />
los negocios de su país. En su camino para Italia,<br />
solicitó una entrevista con Caton. El brusco y altanero<br />
romano trato al régio demandante con groseros<br />
modales, mientras que el dócil egipcio sufrió<br />
sin murmurar este insulto (3). Sin embargo, el<br />
consejo del cínico republicano, que ansiaba rehuir<br />
otra comision extraordinaria con todas las maqui-<br />
(1) Plut., Cat. 36. Compárese la anécdota en Hin.,<br />
Hist. norte, XXXIV, 19: «Non ere captus nee arte unam solummodo<br />
Zenonis statuam Cypria. in expeditiolle non vendidit<br />
Cato, sed quia philosophi erat; ut obiter hoc quoque noscatur<br />
tam inane exemplum.»<br />
(2) Este Tolomeo adquirió su sobrenombre por su vergonzosa<br />
exhibicion en público como un tocador de flauta. Strab.<br />
XVII. 1. Pero maneras tan groseras lean sido puestas en parangon<br />
en épocas recientes comparativa mente. Véase Memorias<br />
históricas de Wraxalto. ?r)2.<br />
(3) Plut., Ca (o Wraxql!, 2:-)
ilaciones y fatales discusiones que tbia de dar<br />
márgen. era sano y amistoso; pero el desterrado monarca,<br />
á pesar de todos sus obsequios y protestas, no<br />
tuvo el buen sentido de seguirle. Caton le indicó los<br />
insultos á que se vería expuesto mezclándose en las<br />
conspiraciones é intrigas del forum romano, los presentes<br />
que le exigirían en todas partes, el aplazamiento<br />
de sus esperanzas, el agotamiento de sus<br />
recursos, y finalmente, quizá un acontecimiento de<br />
nv:is peligro para él que el desengaflo. Recomendole<br />
volver á Egipto y arreglarse del mejor modo posible<br />
con sus rebeldes súbditos; y el monarca, que<br />
despreció el consejo , se dice que después manifestó<br />
su admiracion por la profética sabiduría que<br />
encerraba.<br />
Caton es acompajTado en su mision por su sobrino<br />
M. Junio Bruto. —Caton fué acompañado en su mision<br />
por su sobrino M. Bruto, jóven de noble alcurnia,<br />
de elevadas y ambiciosas aspiraciones, pero<br />
cuya carrera pública había estado hasta aquí limitada<br />
á servir en calidad de lugarteniente de César, en su<br />
gobierno de España. El importante papel que estaba<br />
destinado zt representar en las últimas escenas de la<br />
República romana y la peculiar celebridad unida<br />
á su nombre. aviva más nuestros deseos de conocer<br />
los más detallados actos de su vida, y de adquirir<br />
una completa idea de sa carácter. Era hijo de un padre<br />
del mismo -nombre, que había sido un oTande<br />
apoyo del partido marianista, y finalmente perdió su<br />
vida por unirse temerariameide á la empresa de<br />
pido (1). Su<br />
Lé-<br />
madre, Setvilia, era hermana uterina de<br />
(1) Plut., Brat., 4: Niebuhr<br />
)7 a,i•az, 1,<br />
(Lecturas sobre<br />
Historia ro-<br />
niea que este M. Junius Bruto fuese padre del<br />
Vran g . Pero eompár3se Orelli, Onom qs., Z ?ajan. in. vos.
(:)5<br />
M. Caton, parece haber sido mujer de carácter<br />
enérgico y de cualidades poco comunes (1). Era, sin<br />
duda , .digna de su distinguido consorte ; pero la<br />
opinion pública circulaba rumores escandalosos contra<br />
ella como la amante favorita de César, el instrumento<br />
de la deshonra de su propia hija, y el depósito<br />
del botin de las conquistas (2). Sin embargo, la sospecha,<br />
como puede aquí notarse, de que Bruto<br />
llegó á ser el asesino del hombre á quien debía su<br />
existencia, es una mera invencion de los historiadores<br />
romanos (3). Nació el 669 de la C., sólo quince<br />
años despues que el mismo César. La intimidad de<br />
César con Servilia era, segun puede presumirse, la<br />
causa principal del marcado favor é indulgencia conque<br />
distinguía á su hijo.<br />
Su carácter. Habiendo muerto Bruto el mayor<br />
cuando su hijo tenía sólo ocho anos de edad, el cuidado<br />
de su educacion pasó afortunadamente, de una<br />
madre intrigante, á su ti() Cato'', llegando pronto á<br />
ser el jóven iniciado en las máximas de la filosofía<br />
estóica, y habituándose á mirar á su preceptor, con<br />
cuya hija Porcia casó, como el más acabado modelo<br />
de virtud práctica y abstracta. Pero á la vez que le<br />
adornaban muchos sentimientos nobles y honrosos,<br />
tenía tambien como aquél ese rigorismo desagradable<br />
en exigir tanto como en cumplir los deberes lega-<br />
(1) Servilia estuvo casada primero con M. Junio Bruto,<br />
luego con D. Junio Si lino. Era. mucho mayor en edad que-<br />
Caton. »Servilia apul Catonem maternal obtinebat auctoritatem.»<br />
Ascon., in Scalcr., p. 19. Los Servilios pretendían des-<br />
cender de Servilio Ahala, el asesino de Sp.<br />
como<br />
los Junios, de Bruto, el fundador de la República; de modo que<br />
la sangre de los dos más célNre3 defensores de la libertad,<br />
se hallaba mezclada en la prsona del futuro tiranicida.<br />
(2) Sliet., 50, y Macrob., ,Sat ., II, 2.<br />
(3) Plut., , 5.
les ve,<br />
— -4; —<br />
si bien se cousidera, con frecuencia sin ra-<br />
zon, como una garantía de probidad, no es incompatible<br />
con cierta elasticidad de principios. De, consi-<br />
(miente hallamos que mientras que por una parte<br />
se abstenía, como oficial de una provincia, de adquirir<br />
por medio del fraude ó de la violencia los obdos<br />
de su codicia, no era por otra el más escrupuloso<br />
en exigir -un interés exorbitante por cantidades<br />
adelantadas en calidad de préstamo á los naturales<br />
del país, y obligarles al pago con una severidad extrema.<br />
Sus bajas transacciones con los magistrados<br />
de Salamis, así corno con Ariobarzana, rey de Capadocia<br />
, se detallan en la correspondencia de Ciceron<br />
con Atico. Algunos arios despues de su residencia en<br />
Chipre, 1'116 cuando encargó á un tal Scaptius que cobrara<br />
sus deudas con el interés acumulado á las mismas.<br />
l)ió facultades á su agente para que violentara<br />
y defendiera las niz5s dudosas interpretaciones de la<br />
ley y exigiera un interés mayor que el que Ciceron<br />
«msideraba como legal ó equitativo. Scaptius, 11evado<br />
de su celo por su patrono, tuvo á sus órdenes<br />
un cuerpo de caballería, y con su auxilio encerró á<br />
los senadores de Salamis en el lugar de la asamblea,<br />
hasta que cinco de ellos murieron de hambre por no<br />
poder realmente entregar la suma que se les exigía<br />
(1) . Las amargas reflexiones que Ciceron hace<br />
sobre la conducta de Bruto, marcan el violento contraste<br />
entre el amigo prktico y probado por la virtud,<br />
y el pedantesco aspirante un renombre como<br />
filósofo.<br />
Quejas indígnag de e ieer021 e21 el destierra.<br />
aerro. —Pero<br />
tampoco las debilidades der carácter de Ciceron eran<br />
Cie., ad. A tÉ..<br />
1 .
dominadas por las sábias lecciones que él había<br />
aprendido y había dado. Al dirigirse á las costas del<br />
Adriático, caminaba lentamente como si aún acariciase<br />
la esperanza de que las pasiones de sus partidarios,<br />
á quienes había abandonado en la ciudad ántes<br />
que excitarlos á tornar las armas, se levantarían<br />
á su partida con un entusiasmo irresistible, y que<br />
únicamente su inmediato regreso podría apaciguar.<br />
Pero el Senado se acobardó; el Populacho de Roma<br />
estaba de parte del audaz y afortunado Clodio; hasta<br />
los Estados y ciudades de Italia, cuya admiracion v<br />
agradecimiento se había captado el fugitivo durante<br />
su larga carrera forense, no se atrevían á levantar<br />
el grito en favor del jefe de mi partido abatido y<br />
desmoralizado. Cuando por fin tomó la resolucion<br />
de atravesar el mar con direccion á Epiro, lo hizo<br />
con tal ira y desesperacion, que revela más despecho<br />
que pesar y daño, El carácter de este desterrado<br />
ilustre este, explicado minuciosammite en lamisma<br />
coleccion completa de sus cartas de dicha época<br />
que poseemos, que demuestran las convulsiones<br />
de un alma que descarga en sus amigos sus tormentos<br />
y sus pesares. El escritor empieza pronto á re-<br />
flexionar que ha dado un paso en falso, y censura á<br />
losque le aconsejab an ó al ménos no le disuadían<br />
de ello (1). «Por inaudito, exclama dirigiéndose á<br />
Attico, qw sea mi infortunio, no obstante, no me afecta<br />
tanto esto como la persztasion del error que he cometido,<br />
pues ahora compre2bdereis sin duda la Wamia<br />
de que he sido víctima.<br />
Con estas palabras parece, designar más particularmente<br />
z't Hortensio, á quien él consideraba en-<br />
(1) Cie., ad Alt., III, 8, r sig.; a l Qe».<br />
.3 y sig.
.,t><br />
vidioso de él, corno rival en la elocuencia; pero en<br />
otros lugares, envuelve á sus amigos en general en<br />
una acusacion comun: «Aquellos para quienes yo<br />
creia que mi seguridad era lo más estimable, me han<br />
tratado como los en1-milos más crueles; citando me vieron<br />
perder las esperanzas gozaban con mis temores y me<br />
empujaban 1i/deja el abismo. Tampoco perdona al mismo<br />
Atico, km cuando le da las mayores seguridades<br />
de su confianza. Con el tiempo llega á tal<br />
punto su desesperacion, que empieza á discutir la<br />
cuestion del suicidio, y presenta sus argumentos de<br />
tal manera, que hace temer á sus amigos que sus<br />
penas tengan un fin desastroso (1). No debe admirarnos,<br />
pues, que manifestasen ciertos temores<br />
acerca de la salud mental del paciente (2). Pero sin<br />
imputarle ninguna impostura intencional, debe concederse<br />
que Ciceron, corno orador y declamador, había<br />
incurrido en la exageracion hasta el punto de<br />
conservar pocas facultades para mirar con calma las<br />
cosas que excitaban sus sentimientos, ó cuando ménos<br />
para expresarse y hablar de ellas con claridad y<br />
templanza. lujúriase, sin duda, á sí mismo en la descripcion<br />
exagerada que ha trazado de su propia imbecilidad.<br />
El podía creer que movía así ád compásion<br />
á sus contemporáneos, abultando sus propias flaquezas;<br />
pero ha estado á punto de perder, por dicha razon,<br />
el respeto de la posteridad. Hubiera podido ser<br />
menos pródigo en quejas respecto de sus propios<br />
defectos, y espresar con más calor y frecuencia cuán<br />
impregnado se hallaba de la degradacion de supartido<br />
y de su país.<br />
(I) Cic., ad Att., III, 9. ad Qu. Fr.<br />
( 9) Cic.. ad .4 tt .,III, 13; «Serib'.3 te audire me etiam mentir<br />
errare ex dolorP
— 29 ----<br />
Extitei .:o g de sm.ç t1mifias. em favor sityo.—C(trácter<br />
de A tico.—Miéntras tanto, los amigos del desgraciado<br />
deportado, léjos de resentirse por sus injustas<br />
sospechas, se agitaban afanosamente en favor suyo.<br />
Es cierto que Caton, como hemos visto, se hallaba<br />
ausente con la mision que se le había confiado, vque<br />
Lúculo, despees de un corto intervalo de actividad,<br />
había vuelto á caer en aquella indolencia á que se<br />
hallaba entregado hacia ya mucho tiempo. Pero Quinto,<br />
hermano del orador, había regresado de la provincia<br />
del Asia, que había gobernado como propretor,<br />
y estaba á la sazon conferenciando en Roma con<br />
Atico, Hortensio y el tribuno Ninio.<br />
La historia política de aquella época hace apénas<br />
mención de T. Pomponio Atico, por más que<br />
su nombre sea muy familiar á los eruditos, á causa<br />
del trato familiar con que le honraba Ciceron. Sin<br />
embargo, era hombre de esclarecido linaje, rico y<br />
dotado de bastante capacidad (1), y que era ltdmitido<br />
familiarmente en la .sociedad de los hombres de Estado<br />
de la época, siendo adem e s amigo de algunos de los<br />
más activos. Partidario, tanto por dispoicion natural<br />
como por reflexion, de la filosofía de Epicuro, se<br />
alababa de la conformidad de su vida con las ideas<br />
que profesaba. En la época más agitada de la República,<br />
se abstuvo de todo acto político (2); aunque<br />
íntimamente relacionado con la oligarquía, no se<br />
adhería ningun partido, ni tampoco aceptaba el<br />
desempeño de ningun cargo público en el país ni<br />
(1) Escribió nn epitome de historia Romana, una historia<br />
delconsnlailo Ciceron, y f)rrnó tablas genealógicas en griego<br />
de las prn()ipales familias romanm. Cie. ad Att., XII, 23,<br />
TI: Nepos, Att, 8.<br />
(2) Nepos, G.
20 -<br />
fuera de él . Ephusi r) hasta Lis se r(_;1 iras V cómodas<br />
dimidades que los gobernadores de las provincias<br />
podían conceder los amigos que formaban parte de<br />
su séquito; ni tampoco quería emplear su inteligencia<br />
vdem .ás dotes personales en seguir la carrera de<br />
abogado. para la cual creían que nacía todo romano<br />
de }Elena familia. Nunca profería una acusacion<br />
contra nadie, Un cuando tal demostracion de celo<br />
por los intereses públicos fuera la trillada senda por<br />
donde se llegaba á los honores; tampoco suscribía su<br />
nombre en las acusaciones hechas por un amigo.<br />
Jamás entabló ningun litigio. Como tenía numerosos<br />
amigos particulares en todos los partidos, cada<br />
cambio político ponía á algunos en peligro ó los reducia<br />
á la miseria, en cuyo estado, el aliviarlos podía<br />
ser peligroso, ó cuando ménos muy difícil; sin embargo,<br />
Atico ayudó á Ciceron y despues á Bruto en<br />
tiempo de su desgracia con su munificencia; era generoso<br />
y solícito por eiceron, consiguiendo al mismo<br />
tiempo que sus simpatías no tomasen ningun color<br />
político ni le atrajesen la animadversion de sus enemigos<br />
(1). Es verdad que esto ocurría ya en los<br />
últimos arios de su vida, y cuando tenía ya bien<br />
sentada su reputacion de neutral, mereciendo notarse<br />
que las facciones de Roma eran siempre en extremo<br />
tolerantes con los partidos neutrales. No obstante,<br />
en un período anterior, el parentesco con<br />
P. Sulpicio, le expuso á la envidia de los partidarios<br />
de China, y le obligó á abandonar á Roma y á buscar<br />
un asilo en Atenas (2). Allí continuó residiendo<br />
durante muchos arios, y su reconocida adhesion á<br />
(1) Nepos.. Att., 4, 8.<br />
(2) Nepos., A tt., 2.
aquella ciudad y á su pueblo, le graujearon el sobrenombre<br />
con que es conocido generalmente. Los ratos<br />
de ocio que necesariamente había de tener en el<br />
mero hecho de renunciar todo cargo público, los dedicaba<br />
con preferencia al cultivo de las artes y de las<br />
letras. Procuró tambien, sin embargo, aumentar sus<br />
riquezas, aunque no puede tachársele de mezquino<br />
en el uso que hacía de ellas. Heredero de un inmensa<br />
fortuna, aprovechó todas las ocasiones que le<br />
ofrecía su tiempo para sacar de aquéllas las mejores<br />
ventajas posibles. Poseía gran número de esclavos á<br />
los cuales dedicaba á ocupaciones útiles con objeto<br />
de aumentar su precio; prestaba dinero con sólidas<br />
garantías, especialmente á las corporaciones que arrendaban<br />
las rentas; y vemos, por último, que compró<br />
una cuadrilla de gladiadores con el objeto de alquilarlos<br />
á los magistrados para los espectáculos públicos<br />
(1). Amigo de Sila y de Ciceron, de Bruto y<br />
de Agripa, conoció Atico muchas generaciones de<br />
hombres de Estado romanos; hasta que á la edad de<br />
setenta y siete amos fué atacado de una enfermedad<br />
incurable, y entónces, fiel á sus principios, se dejó<br />
morir de hambre ántes que afrontar el único mal<br />
P<br />
ara el que su filosofía no le suministraba remedio.<br />
Murió el afilo 722 de la f. de la C.<br />
Retrato de Ilortensio.--Ya liemos tenido ocasion<br />
de conocer algo á Q. Hortensia al describir el carácter<br />
general de la nobleza romana más refinada y<br />
más aficionada al lujo (2). Nació ocho arios ántes<br />
(1) Dunlop da una noticia brillantísima de Hortensio en su<br />
_Hist. de la lit. ros,., II, 222 y sig. El carácter redundante y<br />
florido de su elocuencia es criticado por Ciceron (BruOts,<br />
• 94 y 95).<br />
(2) Por más que fuese aristócrata se tenia en ro c a estima<br />
-
que Nceron y entró en las luchas del forum á, la<br />
edad de diez nueve. Su florida oratoria y sus distinguidos<br />
modales le habían formado ya su reputa-<br />
('ion ántes de la, época del ascendiente de Sila. Cuando<br />
su futuro rival pronunció su primer discurso para<br />
entrar en la vida pública, ejercía ya Hortensio gran<br />
influencia en los tribunales. Partidario de la olig,arcuja,<br />
, continuó desde entonces empleando principalmente<br />
su talento en defensa de los nobles de su partido,<br />
lí quienes se acusaba de malversacion en las.<br />
provincias. Como peroraba ante tribunales amigos,<br />
quiz11, esta circunstancia contribuyó más que su elocuencia<br />
á sus repetidos triunfos. El proceso de Verres,<br />
en el que el defensor le opuso al naciente genio<br />
de Ciceron, fué el primer golpe asestado á la supremacía<br />
de este campeo"' del foro. Hortensio no experimentaba<br />
ningun remordimiento ante la idea de<br />
que las inmensas riquezas que su talento le había.<br />
proporcionado, procedían, en su mayor parte, del<br />
saqueo de las provincias. Sin estar manchado con<br />
ningun feo vicio, no se distinguió tampoco por ningima<br />
idea elevada ni por ningun sentimiento generoso.<br />
Por más que fuese un hombre atento y cumplido,<br />
no se captó el afecto sincero del alma sencilla.<br />
.0,( Ciceron. Despides de haber recorrido la série ordinaria<br />
de los cargos públicos, obtuvo el consulado<br />
en el ario 684, y quedando su ambicion satisfecha,<br />
no hizo ningun esfuerzo para conservar la alta posicion<br />
que había adquirido. El ejemplo de su indolencia<br />
y de su lujo hicieron (le él un peso, más bien<br />
á Hortensio por loa últimos a(Imiradores de Caton. Quizá quería<br />
establecer el contraste de los earaetéres tan de semejantes.<br />
Comp. Lucano, II, 329: «Quondam virgo toris melioris juncia<br />
mariti.»
•4*.<br />
t)T â -<br />
que un punto de apoyo, para la espirante causa que<br />
sostenía, y fué perdiendo gradualmente la estimacion<br />
pública á la vez que Caton y Ciceron. Este último<br />
vivió, sin embargo, lo bastante para retractarse<br />
de las insinuaciones que contra él había lanzado<br />
por falta de fidelidad á, su persona (1); pero si<br />
persistió hasta el fin en no mostrarle cordialidad alguna,<br />
podemos creer que su frialdad obedecía motivos<br />
de imls importancia que un simple resto de rivalidad<br />
profesional.<br />
iVulidad politie(t de las mujeresomor,w1,ç y szt<br />
consig miode seyuridild en tiempo dt, 9.evolucion.—El<br />
primer deber de los amigos del desterrado, era sin<br />
duda el de proveer á la seguridad de su mujer y á la<br />
de su familia, que en la inseguridad respecto de su<br />
viaje, había aquél dejado en Roma. Era, pues, una.<br />
razon suficiente para, que Atico no cediese los ruegos<br />
de su amigo para que fuese á, un gírsele Brindis<br />
ó á Epiro, pues una entrevista en estos Pi n itos de<br />
nada hubiera servido a sus verdaderos intereses. NO<br />
quiere decir esto que hubiese un peligro real para<br />
una mujer abandonada por su protector legitimo.<br />
áun en medio de sus enemigos políticos. Las mujeres<br />
romanas de los antiguos tiempos, eran educadas<br />
con arreglo á, 1.111 sistema que las hacía incapaces de<br />
tomar parte alguna en la política. Su esfera era puramente<br />
doméstica, y no se procuraba dar ;'t su inteligencia<br />
un desarrollo que tuviese por objeto otro<br />
fin moral o intelectual. Con los progresos de la eivilizacion<br />
se relajaron las costumbres antiguas; las<br />
matronas romanas, tales como las Cornelias, Porcías,<br />
Aiirelias, etc., llegaron á ser con frecuenciu, has<br />
(1)<br />
Y'r,) Se‹1,-,,, 1(319.<br />
E N.7- A T (
— 34<br />
consojeras de sus esposos y las institrutices de sus<br />
hijos; pero sólo la clase más disoluta, las Fulvia,s y<br />
las Clodias, eran las que se mezclaban en las intrigas<br />
políticas de sus amantes. Aún estaba arraigada<br />
en la conciencia de los Romanos la idea de que la<br />
mujer era dependiente, casi esclava, del padre de familia,<br />
y no podía en modo alguno descender á, la<br />
arena de su vida pública; lo cual explica que en medio<br />
de las revoluciones y de las proscripciones de<br />
las guerras civiles, jamás se viesen las mujeres de<br />
una familia expuestas á las persecuciones que sufrían<br />
sus maridos y sus hermanos. La madre de Sertorio<br />
permaneció tranquilamente en Roma durante<br />
las guerras que la República sostuvo contra su hijo.<br />
De,spues de la muerte de Cayo Graco, no se retiró<br />
Cornelia sino á Misene, y vivió allí disfrutando su<br />
gran fortuna, y rodeada de los hombres más distinguidos<br />
de su tiempo (a), mientras que el hijo de<br />
Fulvio, jóven que sólo contaba quince años, sufrió<br />
la misma suerte que su padre (1). No obstante esto,<br />
la situacion de Terencia, mujer de eiceron, reclamaba<br />
la solicitud de sus amigos.<br />
(a) No estamos conformes en absoluto con las apreciaciones<br />
del autor respecto de este punto. Ademas de la excepcion<br />
que indica en una de sus notas respecto de Licinia,<br />
mujer de Cayo Graco, tenernos el ejemplo de Cornelia madre<br />
de éstos, que procuró influir en el ánimo de sus hijos para que<br />
éstos desistiesen de llevar á cabo la revolucion político-social<br />
que se habían propuesto. Véase Islommsem, Hist. de Rorn.,<br />
tomo V. pág. 148, de nuestra version castellana, donde se<br />
trascribe parte de una carta de dicha matrona á su hijo Cavo;<br />
lo cual explica en parte lo que indica á continuacion Merivale<br />
respecto de qua á aquélla la dejasen vivir tranquilamente, y .<br />
hasta fuera en cierto modo obsequiada por lo hombres de Es.-t<br />
ado de su tiempo.<br />
(1) Hut., C. Grac., 17 y19; Velero, 7.
— 35<br />
Grandeza de alma de Terencia. La confiscacion<br />
de todos los bienes de su marido, redujo de repente<br />
á Terencia á la pobreza. Sin embargo, como ésta era<br />
una mujer de gran corazon, obró con deéision y con<br />
firmeza. Poseemos una carta de Ciceron en la que<br />
éste le ruega que no disponga de una pequeña finca<br />
que era de su propiedad particular, y que aquélla se<br />
disponía á vender para proveer á las necesidades inmediatas<br />
de la familia. Representóle Ciceron el daño<br />
que haría con esto á su hijo, y le aconseja que vuelva<br />
á la amistad de Atico, y que acepte los cuidados<br />
de Pison, su yerno (1). En poco tiempo se proveyó<br />
ampliamente á las necesidades de la familia, y Terencia<br />
tuvo que unirse á los amigos de su marido<br />
para espiar las corrientes de la opinion pública y<br />
trabajar en secreto para la rehabilitacion de su marido.<br />
Fija Ciceron, su 9.esidencia en liirleacIiimm.--Los<br />
vicios y la insolencia de Clodio comenzaban ya á<br />
contribuir al progreso de la causa de Ciceron. Por<br />
una parte, iba su enemigo perdiendo poco á poco el<br />
afecto del pueblo; y por otra, el mismo Pompeyo iba<br />
sintiéndose. fatigado. El desterrado se había retirado<br />
entre tanto á Tesalónica, pues la Grecia Meridional,<br />
en donde él hubiera fijado de mejor gana su residencia,<br />
se hallaba infestada por algunos adictos de Catilina,<br />
que habían buscado allí un refugio, y hubiera<br />
corrido entre ellos gran riesgh su persona (2). Mas<br />
(1) Cic.,-ad Div., XIV. 1, 2: «Quod ad me scribis te vicum<br />
vendituram, quid, obsecro te, me miserum, quid futurum<br />
est?.... per fortunas miseras vide ne puerum perdi.tum perdani<br />
u s obsecro te, mea vita, quod ad strntum attinet, sine<br />
alios, gni possunt, si modo volunt, sustinere.»<br />
(2) Cíe.. pro Planc., 41.
36<br />
cuando estaba próximo •z't terminar el aleo, y Pis oil_<br />
el cónsul saliente, se dispuso visitar la Macedonia.<br />
que era la provincia que le había cabido en suerte,.<br />
t emió el fugitivo la vecindad de mi enemigo tau.<br />
e<br />
ncarnizado. Ya comenzaba el país á ser invadido<br />
por los soldados y los oficiales del nuevo procónsul<br />
1), que podía ver con gusto cualquier acto de<br />
violencia contra el desterrado, cuando Ciceron sintió<br />
la necesidad de apresurar su partida, y resolvió,<br />
aproximándose Italia, dar una prueba de su valor<br />
y animar á sus amigos.<br />
En su consecuencia, fijó su residencia en Dirrachium,<br />
por más que esta ciudad estuviese dentro de<br />
los límites prescritos de cuatrocientas millas en<br />
derredor de Roma y sobre la gran calzada que conducía<br />
á Macedonia; pues en ;piro tenía numerosos<br />
partidarios (2), y los magistrados y el pueblo estaban<br />
favorablemente dispuestos para con él, y deseosos<br />
de su libertad (3). Tenía á la vez confianza en<br />
su voluntad y poder de protegerle. Tanta razon había,<br />
para que un individuo temiese una violencia ilegal,<br />
en la situacion anárquica, lo mismo en Roma<br />
que en las provincias; tanto podía esperarse, áun<br />
hallándose en oposicion con la ley, de un favor per-<br />
(1) Cic., ad A tt., III, 22.<br />
(2) ci ke. , ad I) , XIV, I: «Dirrachium veni quod et libera<br />
civita est, et in me, oficiosa et proxima<br />
Comp. ep., 3.<br />
(3) PliWo (Tlist. nat., III, 23) llama á Dyrrachium colonia<br />
romana: pero la gran importancia de la plaza como punto de<br />
comercio, le había dado probablemente medios de aspirar á<br />
una posicion más independiente. Bajo su antiguo nombre da<br />
Enidanne, se había hecho famosa por su hospitalidad á los<br />
extranjeros, de donde quizá tornase este nombre. .Véase<br />
zon, _Ylian. 7 Y. Híst., XIII, 16. Había una tradicion popular<br />
respecto del cambio de su nombre anti.- r.,uo por el de Dirrachium:<br />
«(-)mns causa quasi in damnum<br />
Melius.. II, 2.
37<br />
sonal y privado; tanta debilidad, en una palabra,<br />
había en el poder ejecutivo central, bajo el sistema<br />
del gobierno municipal que formaba la base de la<br />
política romana.<br />
nalvese _Pompeyo contra Clodio (A. 697 de la C.)<br />
—Las elecciones para el ario siguiente fueron favorables<br />
á la perspectiva de lograr la derog;acion de<br />
los decretos contra Ciceron, ó por lo ménos ellas<br />
se debió el cambio de las disposiciones de Pompeyo<br />
respecto de Clodio. Cuando el general victorioso<br />
volvió de Oriente, trajo consigo á un hijo de Tigranes,<br />
rey de Armenia, que puso bajo la custodia de<br />
Flavio, uno de los pretores, como rehén de la buena<br />
fé de su padre. El tribuno se había apoderado del<br />
jóven por medió de un engafio, y se negaba á devolverlo,<br />
á pesar de la exigencia del pretor. Poco<br />
despues, se dejó corromper por el monarca armenio.<br />
y puso en libertad al hijo. Flavio salió apresuradamente<br />
de la ciudad con algunos hombres armados<br />
para impedir la evasion del jóven, pero se encontró<br />
á corta distancia con el tribuno, que iba tambieii<br />
acompañado de una banda de sus partidarios (1).<br />
Violencia (Id tribuno.—Eleccion de cónsules favorables<br />
á eiceron.—Emperióse, pues. un combate, en<br />
-el que salió vencedor Clodio, matando á algunos de<br />
sus adversarios, entre ellos á un tal Papilio, caballero,<br />
publicano y amigo de Pompeyo (2). Ultrajado<br />
é insultado de este modo, retiró el grande hombre<br />
su apoyo al advenedizo. hechura suya, y resolvió<br />
hacerle la oposicion en todos los terrenos. Dícese,<br />
(1) Dion., XXXVEI, 30.<br />
.(2) Cie., 'pro , 14; A.SCOR., •
— 38<br />
ademas, que esto obedecía 11 que Clodio había tramado<br />
un complot para asesinar al triummo. Suministróse<br />
la prueba de todas las circunstancias exigidas<br />
para dar cuerpo á este rumor: uno de los escla-<br />
v<br />
os del tribuno fué sorprendido en la puerta de<br />
Pompeya con una daga en la mano, y confesó que<br />
su señor le había mandado colocarse allí para cometer<br />
el asesinato (1). Esta sospecha, unida á la violencia<br />
de la canalla que rodeaba la persona del tribuno,<br />
obligó Pompeyo á no presentarse en público<br />
y á permanecer encerrado en su casa. Tambien allí<br />
fué asaltado por el populacho, y en el motín que<br />
sugió á consecuencia de esto, el cónsul Pison se<br />
pasó abiertamente al partido de Clodio, pero Pompeyo<br />
logró separar de aquél á Gabinio, que era el<br />
otro cónsul, poniendo en juego toda su influencia,<br />
unida tal vez á la de César, que retiró Cambien su<br />
proteccion al demagogo (2), y obtuvo que fuesen<br />
elegidos para el consulado Léntulo Spinter, amigo<br />
decidido de Ciceron, y Metelo Nopote, uno de sus<br />
propios adictos, y cuya enemistad personal con el<br />
desterrado podía él neutralizar. Tambien los nuevos<br />
tribunos eran en su mayor parte favorables á la<br />
causa de Ciceron y del Senado.<br />
Progresos de la insurreccion y del desórden.-07odio<br />
y Milon. Léntulo y Metelo inauguraron su con-<br />
(1) Cic., pro Sest., 22; Plut., Pomp., 49.<br />
(2) Ciceron (Ad Att.. III, 15) escribe á mediados del. mes<br />
de' A g osto: «Varr onis sereno facit expectacionem Coarís..»<br />
Poco - despues Sestio, amigo íntimo de Ciceron, á quien éstedefendió<br />
con el enérgico discurwo de que hemos sacado cuanto<br />
sabemos respecto de estos sucesos, hizo un viaje á las Galias<br />
con el objeto de conferenciar con el prócónsul, y obtuvo su<br />
aprobacion respecto al regreso del dest.trrado, si bien acompañada<br />
de ciertas condiciones no muy agradables para éste._<br />
(Pro Sest. 32.)
39<br />
solado suscitando la cuestion del regreso del orador.<br />
En un principio fueron rechazados por el veto de Serranos,<br />
uno de los tribunos (1). Una segunda tentativa<br />
trajo consigo un horrible y sangriento tumulto,<br />
promovido por Clodio y llevado á cabo por los clientes<br />
armados y por los adictos pagados que siempre<br />
le escoltaban. Roma fue presa durante algun tiempo<br />
del terror y de la violencia. Loco de rabia, prendió<br />
fuego Clodio con sus propias manos al templo de las<br />
NinfSs, consumiendo las llamas los registros de la<br />
censura; atacó las casas de los principales nobles, y<br />
cubrió el forum con los cadáveres de sus víctimas.<br />
Semejante espectáculo no se había presentado dentro<br />
de los muros de la ciudad, desde el tiempo de las<br />
luchas de Chula y Octa-vio (2).<br />
Por fin Aniño Milon, partidario del Senado, reunió<br />
un cuerpo de gladiadores, y recorrió las calles<br />
para impedir las tropelías de su adversario. Los indiyíduos<br />
más graves é influyentes de la nobleza no<br />
mostraron llingun escrúpulo en prestarle su apoyo,<br />
ni en aplaudir el valor de un hombre que los defendía<br />
á costa suya (3).<br />
eieeron es llamado del clestieiro, y vuelve á Roma.<br />
—El Senado, que había tornado el partido de no retroceder<br />
bajo ningun concepto, expidió un decreto<br />
invitando á los ciudadanos de Italia á venir en defensa<br />
de la República, y á tener á raya la poblacion<br />
urbana (4). En un momento se llenó Roma de parti-<br />
(1) Cic., pro Sest., 34.<br />
(2) Cie., pro Sest., 35 á 38.<br />
(3) Cic., de Off, II, 17: dIonori summo nuper nostro Milord<br />
fuit qui gladiator bus emptis reipublicT causa mimes P. Clodii<br />
conatus furoresque compressit.»<br />
(4) Cje., post Red. i Se n. 9: pro Sesf., (0: ((lit literis con.-
— 40<br />
alai pos de Ciceron, miéntras que cada ciudad de la<br />
Península se apresuraba á dar testimonio , mediante<br />
cualquier acto ó monumento público, de su veneraclon<br />
Wcia el salvador de su patria, el patrono de<br />
tantos estados y ciudades de Italia. Sin embargo, la<br />
Coiistitucion de la República daba tan gran poder de<br />
oposicion á, hombres resueltos y sin escrúpulos, que<br />
Clodio consiguió todavía, durante algunos meses,<br />
suspender la votacion de una ley para la rehabilitacion<br />
de su enemigo. Los tribunos refractarios, de<br />
cuyo veto se -valía (porque él había cesado de pertenecer<br />
al Colegio), se vieron poco á poco abandonados<br />
por sus principales sostenedores, y fueron al<br />
fin ganados ó cansados por la inflexible determinaclon<br />
del Senado. Sin embargo, la ley no votó definitivamente<br />
hasta el mes de Agosto (1), y á primeros<br />
de Setiembre volvió el desterrado á la ciudad, despues<br />
de 16 meses de ausencia. Recorrió casi en medio<br />
de una procesion triunfal toda la Via Apia.<br />
recibido en el Capitolio con tales aclamaciones,<br />
como no las había obtenido mayores el más glorioso<br />
de los conquistadores (2); pero más afortunadoque<br />
su patrono Pompeyo, ya le había demostrado la fortuna<br />
con inmerecidos reveses, la vanidad de los<br />
aplausos con que se saludaba su regreso.<br />
sulaHlns ex senatu-consulto cuneta ex Italia omnes qui rentpublieam<br />
salvan' ese vellera convocarentur.»<br />
C . c., Alt i.. IV, t. El pueblo romano votó en esta ocaion<br />
con mfts unanimidad que nunca. (Plut. , Cíc., 33).<br />
(2) Cic., post. Red. ii? Se,id., 15, pro Sest., 63; in Pison, 23
CAPÍTULO IX.<br />
Pompeya obtiene una mision extraordinaria para abastecer la ciudad.—<br />
El rey de Egipto solicita ser repuesto en el trono.—Intriga de los nobles<br />
en este asunto. Violencia de Clodio.—Los triumviros conferencian<br />
reuniéddosc en Cuca.—Pernpeyo y Craso son elegidos cónsules á,<br />
pesar de la oposicion de los nobles.—Se les concede la España y la<br />
Siria, y se prolonga el mando de César por un segundo plazo de cinco<br />
años.—Teatro y espectáculos de Pompeyo. Se queda en Italia y gobierna<br />
su provincia por medio de lugartenientes.—Ciceron se recencilia con<br />
Craso.—Ga,binio repone en su trono al rey de Egipto.—Es acusado.<br />
atacado por Ciceron y absuelto; acusado segunda vez por otro cargo, es<br />
defendido por Ciceron, pero condenado y desterrado.—Ciceron adula á<br />
los triumviros.—Actos de corrupcion de los candidatos para el eonsulado.—Suspension<br />
de la constitucion.—Muerte de Julia. y reflexiones<br />
sobre la importancia de este acontecimiento. ( A. 697-700 de la C. 58 54<br />
ántos de J. .0.<br />
Nombramiento de _Pompeyo para la mi,çio,iz extraordinaria<br />
de abastecer la ciudad.—Set. del 797 de la C.<br />
—Las riquezas y la influencia de la aristocracia hubieranpodido<br />
sucumbir en una lucha con los representantes<br />
de la plebe de Roma, sino se hubiese servido<br />
delas armas de ésta, volviendo los artificios del<br />
demagogo contra él mismo. Se aprovecharon los<br />
nobles de la casualidad de una época de escasez,<br />
que tal vez no habían preparado, para inflamar las<br />
pasiones de la multitud contra el campeon que habían<br />
creido omnipotente hasta entr5nces, y el mismo<br />
dia que se apro ió la ley para la llamada de Ci-
42 -ceron,<br />
se observó una baja repentina en el precio<br />
del trigo, saludando los partidarios del proscrito<br />
esta<br />
ci rcunstancia como una señal indudable de la<br />
aprobacion divina (1). Cierto es que los mercaderes<br />
volvieron á subir inmediatamente los precios; pero<br />
Ciceron tuvo el tacto de sacar partido de otra manera<br />
de esta contrariedad (2), y al tomar posesion<br />
de su cargo, y hasta cierto punto de la influencia<br />
de que gozaba ántes en los consejos de la nobleza,<br />
aprovechó esta ocasion para proponer el nombramiento<br />
de Pompeyo para la mision extraordinaria<br />
de abastecer la ciudad. Era esto una aplicacion<br />
nueva del principio de las leyes Gabinia y Manilia,<br />
:'t las cuales se habían opuesto los campeones del<br />
Senado, y que habían denunciado; pero como la República<br />
se iba familiarizando con estos monopolios<br />
del poder, que en otro:tiempo tanto la alarmaban,<br />
concedió por tercera vez una autoridad indefinida<br />
y arbitraria á un hombre, cuya influencia<br />
en el Estado era ya mayor que la de todos sus<br />
competidores, y tal vez mayor que la del Estado<br />
mismo, autorizándole para pedir víveres en aquella<br />
parte de sus dominios que le agradasen, y á los<br />
precios que le pareciesen convenientes (3); y para<br />
(1) Ciceron, pro Domo, 5, 6.<br />
(2) Dion, XXXIX, 9; Apiano, Bell. civ., II, 18. Plutarco,<br />
Pomp. 49. El partido de Clodio aprovechó esta ocision para<br />
rechazar la censura de esta subida al ser elegido Cieeron, cuyos<br />
amigos llenaron la ciudad de extranjeros para conseguir su<br />
llamada. De este modo se vió obligado Ciceron á defender á<br />
Pompeyo defmdiéndose á sí mismo, y acto contínuo atacó<br />
Clodio á Pompeyo corno verdadero causante del hambre. Ciceron,<br />
Qu. Fr. II, 3. Podemos creer con Drumann, qué fué<br />
este último el que creó una escasez artificial, para conseguir<br />
una mision extraordinaria.<br />
(3) Cic.. ctci Att., I. «Legern consules conseripse-
— 43<br />
ponerle en condiciones de llevar á cabo estas medidas,<br />
le concedió el mando de las tropas, y que<br />
dispusiere de todos los demás recursos que le pareciesen<br />
necesarios. Se le concedió tambien el de -<br />
Techo absoluto de nombrar quince comisarios:<br />
puestos lucrativos y honrosos ambicionadospor<br />
los . principales de Roma, y el mismo Ciceron aceptó<br />
uno (1), aunque parece que no tomó ninguna<br />
parte en la administracion del asunto; y como viese<br />
la plebe en esta medida un alivio inmediato para<br />
ella, la pedía á grandes gritos, y el Senado no<br />
se opuso á ella decididamente (2). Ilizose el nombramiento<br />
por un plazo de cinco anos, y sus enemigos<br />
secretos se contentaron con rechazar algunas<br />
disposiciones extravagantes, que propuso anadir<br />
Mesio, un adulador de Pompeyo. El triunviro<br />
se vió obligado desaprobar todo deseo de poder<br />
dictatorial en las p:ovincias, que pudiera conferirle<br />
el ruego de sus adictos (3), y salió la ley de la<br />
asamblea popular en forma ménos peligrosa que<br />
lo que podía temerse de la fuerza de un partido y<br />
la impaciencia desenfrenada de la multitud.<br />
Actitud hostil del Senado respecto de Clodio.—El<br />
Senado se decidió á consumar enérgicamente su<br />
victoria sobre el enemigo público. Oyó este augusto<br />
cuero los discursos Ciceron con lástima, y el<br />
P<br />
runt quo Pompeio per quinquenium omnis potestas rei frumentarice,<br />
toto orbe daretur.<br />
(1) Quinto Cic. fué empleado por Pompeyo en este cargo<br />
(Cie., pro Scaur. II 39). Drumann supone que Mareo dimitió<br />
su comision en favor díJ su hermano (Geseli. Roms.,<br />
IV, 511).<br />
(2) Cic, ad Att., 1V, 1. «Senatus frequens et omnes consulares<br />
nihil Pompeio postulanti negarunt.»<br />
(3) Idem,
44<br />
pueblo con vergüenza y arrepentimiento; y como<br />
era necesario dar al patriota injuriado todas las reparas<br />
p posibles, se le devolvió el terreno de su<br />
casa sobre el Palatino, desembarazado de las nuevas<br />
construccionesque había empezado á erigi r<br />
Clodio en él, y libre de las consecuencias del acto<br />
de consagracion, que se consideraba como invalidado<br />
por vicio de forma (1), y se le votaron cantidades<br />
de dinero cremo compensacion de sus pérdidas<br />
pecuniarias (2). Era Cambien necesario procesar<br />
al demagogo por la violencia é ilegalidad de su<br />
conducta, pudiendo considerarse dudosa la validez<br />
de su primera eleccion al tribunado de que<br />
tanto abuso había hecho, pues elevadas autoridades<br />
declaraban ilegítimo el procedimiento con que<br />
fué adoptado en una casa plebeya. Demostrar esto,<br />
era arrancar las raices mismas de su poder, por la<br />
derogacion sumaria de todos sus actos oficiales; pero<br />
hubiera sido dificil hacer pasar una censura tan<br />
absoluta inr entre las mallas de los diversos modos<br />
de resistir que podía emplear para defenderse<br />
un adversario astuto; y miéntras Ciceron apresuraba<br />
los procedimientos, y Caton, recientemente<br />
llegado de Chipre, se oponía á ellos, eran lanuiccr (1) Ciceron en su discurso pro domo apud Pontífices, dice<br />
los motivos por que ssi declaró invalidado el acto de 1 t consa-<br />
gracion. El col :Igio de los sacerdotes se limitó á. declarar que<br />
sería ti- iicioso ser ciertas circunstancias el acto,- como l<br />
las exponía; pero el Senado se contentó con esta sentencia<br />
condicional, y procedió por consiguiente á la votacion.<br />
(2) La indemnizacion por la casa del Palatino se fijó en<br />
HS. vicies, algo menos de 18.000 libras esterlinas, "calculando<br />
el sexUrcio en 8 lib., 17 sch., 1 din. (Smith, Roan. Antig<br />
la de Túsculo, en cerca de 4.500 libras esterlinas, y la<br />
de Forrajes en la mitad de esta suma: «Certe valdé<br />
liter.» Ciceron, ad A It., IV. 2.
45<br />
dos y vacilantes los movimientos del cuerpo senatonal,<br />
al que impedian apresurar la decision del<br />
asunto los temores* causados por la plebe que llenaba<br />
las calles y amenazaba la asamblea; comprendiéndose<br />
muy pronto que la persecucion de<br />
un enemigo•cornun no era un objeto bastante interesante<br />
para sacrificarle los celos particulares de<br />
una faccion triunfante.<br />
El Senado abandoba su designio por las gestiones<br />
del rey de _E:Opto para ser restaurado en su reino.<br />
Acababa de llegar en esta ocasion la ciudad Ptolomeo<br />
Auletes, aquel pretendiente del pueblo romano<br />
de que ya hemos hablado, y asediaba las puertas<br />
de la más elevada nobleza' con sus gestiones<br />
particulares. Se presentaba, por tanto, una nueva<br />
y más importante comision, y aquel á quien cayese<br />
en suerte, aumentaría su dignidad personal, se<br />
gun el lenguaje romano, extendería su influencia<br />
entre los últimos órdenes, que consideraban todavía<br />
los honores y los títulos de las familias ilustres<br />
corno otros tantos derechos á su apoyo y sus<br />
votos, habiendo ademas en el desemperto de estos<br />
cargos grandes tesoros que adquirir, equipo y<br />
sueldo; regalos y concusiones que amontonar en<br />
las arcas de la familia, ó que distribuir entre amiobos<br />
ó adversarios. Una mision semejante exigía<br />
una fuerza militar para su ejecucion, y proporcionaba,<br />
por 10 tanto, el poder, la influencia y los.medios<br />
de favorecer á. sus partidarios; por un momento<br />
se abandonaron los demás asuntos de partido, y<br />
todos los jefes políticos se abalanzaron á la vez<br />
la lucha para conseguir este brillante puesto. Los<br />
ct'Insules del año estaban autorizados en primer<br />
lugar por su elevada posición, para proponer que se
46<br />
confiase á uno de ellos de comision. al que designas<br />
g la suerte para la provincia de Cilicia tanbien<br />
situada para una expedicion Egipto, la cual<br />
tocó á Léntulo ,y Metelo la España.<br />
El oráculo sibilino prohibe una expedacion armada.—Se<br />
preparaba Léntulo á ponerse en camino<br />
para su provincia, cuando uno de los tribunos, C.<br />
Caton, expuso un pretendido oráculo, tomado de<br />
los versos de la Sibila, segun el cual no podía<br />
ser repuesto el rey « por una multitud»: frase<br />
que se oponía al parecer al empleo de la fuerza<br />
armada. La facultad de organizar un ejército era<br />
una de las principales ventajas que presentaba la<br />
comision; pero era tan grande la influencia de Roma<br />
en Egipto que podía presumirse que se conseguiría<br />
el objeto con sola la representacion de un<br />
embajador. Evidentemente tenía el oráculo un objeto<br />
político; pero el pueblo se dejaba arrastrar<br />
ciegamente por terrores supersticiosos y nadie se<br />
atrevía á oponerse á sus preocupaciones, y aun el<br />
mismo Ciceron habla en una carta familiar cm<br />
misterio de la intervencion divina, verificándose<br />
en general en el Senado un cambio oportuno, sin<br />
que hubiese nadie, en las discusiones que surgieron<br />
sobre este particular, que juzgase conveniente.<br />
poner en duda la autenticidad del oráculo (1). La<br />
prediccion se grabó al parecer profundamente en<br />
el espíritu de la nacion, y el destino de Pomp a o<br />
murió al poco tiempo en las playas de<br />
Egipto, se atribuyó al desprecio que demostr,5por<br />
('1) Cic.. ad Diva ., 1, 1: en una carta á Le,ntulo.
47<br />
este aviso, aventurándose á desembarcar, buscando<br />
un asilo para su derrotado ejercito (1).<br />
Grandes rivalidades creadas por la compelencia<br />
por esta mision.—(A. 698. de la C.-56 ánte.s de J. C.)<br />
No esperó Léntulo á que se resolviese la cuestion<br />
relativa á la mision, sino que partió para su provincia<br />
en cuanto resignó el consulado, esperando<br />
en ella el resultado de las deliberaciones. Ciceron<br />
hubiera deseado, de acuerdo con las disposiciones<br />
de la ley, que habían ya recibido las sanciones<br />
requeridas, dejarle la comision, pero quitándole la<br />
fuerza militar tan ambicionada; otros consideraban<br />
que debía volverse á discutir todo el asunto; Craso<br />
proponía el nombramiento de tres legados, yBíbulo,<br />
que los tres recayesen en personas de rango inferior;<br />
Volcatio y Afranio, amigos de Pompeyo, en<br />
union de otros, ganados por las intrigas del real<br />
pretendiente (2), hubieran deseado conferir el cargo<br />
á éste solo; Servilio, uno de los más graves y más<br />
nobles del Senado, declaraba que la comision<br />
era completamente inútil (3), y dividido de este<br />
modo el Senado en diversas fracciones, se exponía'<br />
de nuevo á los ataques de su más implacable ene-<br />
(1) Lucano, VIII, 824:<br />
«Hand equidem inmerito Cumare camine vatis<br />
Cautum, nc Nili Pelusia tangeret ora<br />
Hesperius miles, ripasque estate tumentes.»<br />
(2) Ciceron, ad Div., loe. cit. «Regís causa si qui sunt qui<br />
velint, qui pauci sunt, omnes rem ad. Pompeium deferunt.» El<br />
rey egipcio empleó la intriga y la corrupeion y hasta la violencia<br />
para alcanzar su objeto. Los Alejandrinos enviaron<br />
,embajadores para que se conviniesen con él en Roma, y éste<br />
les preparó asechanzas y los hizo asesinar en el camino.<br />
Díon, XXXIX, I 3; Strabon, XVII, 1.<br />
(3) Idem, ibid.
48 -migo.<br />
Clodio consiguió el cargo de edil, miéntras<br />
que fingiendo sus amigos sostener la proposicion<br />
de Craso como contraria á Pompeyo, hacían<br />
Lado género de esfuerzos para ahondar la di-<br />
-vision entre ambos triumviros (1), y sin tener éstos<br />
en cuenta su interés comun, no ocultaron por más<br />
tiempo su mútua envidia, acusando abiertamente<br />
Pompeyo á su colega de planes contra su vida,<br />
miéntras Craso se oponía con activa vigilancia á<br />
todos los planes que tuviesen por objeto el engrandecimiento<br />
de su rival. Por oscuros que fuesen los<br />
orígenes del poder que Craso poseía, podía probar<br />
diariamente lo arriesgado que estaba; y la influencia<br />
de la clase rica que le apoyaba, y el resultado<br />
de algunas pequeñas intrigas fué circunscribir<br />
gradualmente el debate á la eleccion entre Pompeyo<br />
y Léntulo, pero la violencia creciente de los<br />
demag egos populares hacía imposible toda resolucion.<br />
nolencil de Clodio y de La ciudad fué<br />
de nuevo teatro de tumultos interiores, empezando<br />
ros nobles hacer que entrasen en ella sus partidarios<br />
del campo; para proteger á su campeon Mi-<br />
Ion (2). Los de Clodio que no se hallaban en estado<br />
de resistir por la fuerza, apelaron á su vez ante los<br />
tribunales y le acusaron sin resultado; pero el tri-<br />
(1) Idem, ad Q. Fr., H. 3: «¿Quién tiene.hambriento al<br />
pueblo'?» exclamaba Clodio. «¡ 'Pompeyo!» gritaban sus partidarios.<br />
«¿Quién desea ir á Alejandría?» «¡Pompeyo!» volvían<br />
á decir. «¿A quién quereis enviar?» «í A Craso!»<br />
(2) Cic•,. ad Qu. Fr., II, 3: «Operas autem cuas Clodiuscontirmat.<br />
Manus ad Quirinalia paratur: in eo multo sumus<br />
superiores .ipsius eopiis. Sed ma(_na manos ex Piceno et Gaexpectatur<br />
ut etiani Catonis rogationibus de Milone et<br />
Lentulo resistamos.»
49 ____<br />
huno C. Caton se obstinaba en hostigar al Senado<br />
con sus proposiciones facciosas ante la asamblea<br />
popular. La estátua. de Júpiter, colocada sobre el.<br />
monte Albano, fué mutilada por un rayo (1), y este<br />
prodigio excitó un pánico general, y fué causa de<br />
que se pidiese la revocacion del nombramiento de<br />
Léntulo (2), llegando hasta proponerse una ley<br />
para que se le hiciese volver de su provincia (3);<br />
pero intervinieron los cónsules consultando lí;s<br />
auspicios el dia de la reunien, y viciando de este<br />
modo las operaciones (4), lo cual equivalía á entorpecer<br />
el mecanismo de la constitucion.<br />
Pompeyo ambiciona consulado.—Clodio se había<br />
librado por entonces del peligro de una acusacion<br />
judicial obteniendo el cargo de edil, y la in-,<br />
fluencia que continuó ejerciendo durante esta crisis,<br />
aunque desacreditado, y desprovisto de los recursos<br />
ordinarios de los grandes jefes de partido,<br />
debe atribuirse al secreto apoyo que le prestaban<br />
personages más importantes que él. Es cierto que<br />
Pompeyo le había rechazado en un momento de<br />
mal humor; pero á pesar de esto, los planes que se<br />
proponía el triumviro eran tales, que no podían realizarse<br />
sino en medio de la confusion que producían<br />
los procedimientos del demagogo: el Senado demostró<br />
más resolucion que se esperaba de él, lo<br />
cual demostraba que el Estado no estaba aun has-<br />
(1) Dion, XXXIX, 1:). Esto sueediú en Eller° (5 á principios<br />
de Febr.11‘e, año 698 de la C.<br />
(2) Ciceron, ad (M, Fr., II, 3.<br />
(3) ídem, -¿bid.; ad Din., I, 5: «C. Cato le;; om14avit<br />
de imperio Léntulo abrogando.»<br />
(4) Idem, ad. Div., 11, 6: «Gomul... die ses comitiales exemit<br />
Offili PS. C. Cato concionatus est, comitia haberi ndn siturum.<br />
si sibi (211 U'l p);)u o agendi ;líes essent exempti.<br />
; I': T..
---- 50 —<br />
tante predispuesto<br />
para caer bajo<br />
su<br />
dominio. Porri-<br />
POYO sintió entónces vivamente haber renunciado<br />
su mando militar. pues privado del cargo de<br />
abastecer la ciudad, de lo que constituía su mayo<br />
prestigio, la facultad de organizar tropas, le<br />
había engañado el Senado con un regalo especioso<br />
que aumentaba su impopularidad, y muy poco su<br />
fuerza. La esperanza de un mando en Egipto se<br />
había desvanecido despues, y ya no le quedaba<br />
inls que un camino para recobrar la posicion que<br />
había abandonado; era este el consulado, cuyas<br />
elecciones eran la puerta, pero de la cual tenia el<br />
Senado la llave.<br />
Los cónsules se oponen ene'9' sgicam92ie á sus piares<br />
—Los cónsules del año que empezaba eran<br />
hombres de resolucion poco comuna tal era por lo<br />
ménos Léntulo Marcelino, y su mayor energía de<br />
carácter arrastraba detrás á, Marcio Filipo su cólega<br />
(1). No eran hombres capaces de abandonar las<br />
ventajas conseguidas por su partido con la anulacion<br />
de la infame ley de Clodio, sino que, por el<br />
contrario , presentaban como candidato para el<br />
próximo consulado á L. Domicio Ahenobarbo, cuñado<br />
de M. Caton, adquiriendo con esta alianza, si<br />
y-a no lo tenían, un odio profundo hacia los trumviros.<br />
Domicio declaraba a' iertamente que su primer<br />
acto al entrar en funciones sería proponer que se<br />
llamase á César de su provincia, y se hallaba sin<br />
duda animado de igual espíritu de hostilidad hacia,<br />
los aliados del procónsul. El peligro amenazaba<br />
Seguramente á Cesar más inmediatamenteque<br />
(1) eiceron, Qa. Fr., II, 6; «Consul est egregius Lentulus<br />
non inlpedient
- 51<br />
ninguno de sus asociados, porque el privarle de<br />
su mando, era mucho inls grave que el fracaso<br />
temporal de sus proyectos ambiciosos, y era nada<br />
ménos que intimarle comparecer ante sus enemigos<br />
en Roma, desarmado y sin defensa.<br />
Posicion critica de César ante la amenaza de su<br />
llamada. En cuanto César descendiese de su poder,<br />
le esperaban, segun todas las probabilidades,<br />
,el destierro ó la muerte, y era por tanto sum amente<br />
crítica su posicion, puesto que llegaría muy tarde<br />
. para su política la anulacion de la sentencia de<br />
• Ciceron, en la que había consentido con repugnancia,<br />
y que le había sido arrancada por la impaciencia<br />
de Pompeyo, por haber contado sin duda con<br />
,que continuaría el ascendiente de Clodio hasta el<br />
momento en que pudieran obtener algunas concesiones<br />
del Senado atemorizado. Con este instrumento<br />
en el banco de los tribunos, esperaba obligar<br />
't los nobles á que consintiesen en ampliar el plazo<br />
de su mando, con más poderes y recursos más<br />
abundantes, pues todo esto necesitaba para ejecutar<br />
completamente sus designios de elevarse á una<br />
posicion desde la cual pudiera desafiar á, sus enemigos,<br />
y con este objeto continuó, segun debemos<br />
creer, sosteniendo á Clodio, aun despues de retirar-<br />
le Pompeyo su apoyo.<br />
César Hería d Luca J liecibe la visita de muchos<br />
senadores y caballeros.—Nunca estaba tan activamente<br />
ocupado el procónsul de la Galia corno en<br />
los intérvalos de las campaflas que absorbían por<br />
el momento su aten.cion. Despues de la aparente<br />
sumision de las naciones transalpinas en el otoño<br />
del ario 697, se había retirado 'A la provincia Citerior<br />
con dos objetos: el primero y nás ostensible
52<br />
era convocar la asamblea provincial, con<br />
la cual<br />
arreglaba los asuntos de su gobierno central y proveía<br />
especialmente al sostenimiento y reclutamiento<br />
de sus fuerzas; y el segundo, conferenciar con<br />
los amigos que había dejado en la ciudad, y que<br />
acudían á reunirse con él en Luca (1), llevando<br />
consigo agentes políticos de todas las fracci:nes<br />
de los partidos, espías, enemigos y admiradores.<br />
Consulares y oficiales de todas categorías se<br />
aglomeraban en las calles estrechas de una pequefía<br />
ciudad de baños de provincia, y se podían contar<br />
ciento veinte lictores á la puerta del procónsul, al<br />
mismo tiempo que doscientos pers fl.ag,es de rango<br />
senatorial, casi una mitad del órden, le hacían la<br />
corte al levantarse del lecho (2).<br />
Erectos de S'U COPTUpCi022 y de sus seducciones.—<br />
El. génio del campeon popular no fué nunca inferior<br />
á las circunstancias en que se encontró y que<br />
le ofreció la fortuna, y brillaba entónce,s, al parecer<br />
con más fuerza, desde el puesto glorioso que<br />
había conseguido; y si usaba de artificios de todo<br />
género para adquirir ó conservar todas las voluntades,<br />
era por asegurarse todo el reconocimiento<br />
y aquiescencia para las exigencias que pensaba<br />
tener. Al mismo tiempo que los deslumbraba con el<br />
brillo de sus espléndidas hazañas, y que suaviza—<br />
ba con su bondad y afa" ilidad las asperezas de su<br />
elevado mando militar, aseguraba su irresponsabi-<br />
(1) Luca estaba sobre la frontera de Liguria, la cual se hallaba<br />
comprendida en la provincia de la Galia cisalpina. La<br />
primera vez fué comprendida en la Etruria por Augusto<br />
1,ylannert, G. der G. un,d, 1?., IX, I, 391; Suetonio, Jul. 24: «In<br />
when' provincice sute Lucam.»<br />
(2) Plutarco, César, 21: Apiano, Bell. eiv. II , 17. En el<br />
invierno de 697-698.
ol<br />
t)c) —<br />
Edad por la audacia con que había multiplicado<br />
sus legiones más allá de los limites fijados por el<br />
gobierno, y fortificaba su posicion contra la malevolencia<br />
de un futuro cónsul; y al prodigar á sus<br />
aduladores los despojos de sus afortunadas guerras<br />
(1) se preparaba á sumergir sus manos en el Tesoro<br />
público para pagar los ejércitos que habla conducido<br />
á la victória (2). Todas estas maniobras se<br />
vieron coronadas del rn:is completo éxito, y senadores<br />
y caballeros volvieron á Roma con los oidos<br />
llenos con sus lisonjas y las manos rebosando con<br />
sus regalos. El derrochador ensalzaba su generosidad,<br />
el prudente admiraba su destreza, el ml'Is<br />
honrado y grande decía ante la superioridad de<br />
su carácter, esperando imprudentemente que todavía<br />
podría salvar la República.<br />
Reunion de los triumvi/rots' en Lima, donde concievtan<br />
ts9& política. La enemistad de Pompeyo y<br />
Craso, de los que tanto partido debía (Vrtener César,<br />
le parecía sin embargo muy desventajosa para sus<br />
inte .eses, y deseaba con impaciencia conseguir<br />
su reconciliacion antes de dejar á Italia para volver<br />
-ji ponerse al frente de sus ejércitos. Tuvo conferencias<br />
separadamente con ellos, con Craso en<br />
Rávena, y despues con Pompeyo en Luca, donde<br />
consiguió reunirlos por el curso de los acontecimientos<br />
(3). Había pasado el invierno, y aun_ no<br />
había abandonado el teatro de sus intrigas, cuan-<br />
(1) Véase el ejemplode C. Rabirio Pos turno, miyls neces;,da<br />
(Us alivió César., ea el discurso de Cic- I ron, pro 1?,..q.1). Post.,<br />
15, 15. Los efectos del oro galo s() hicieron despa's mís evidentes.<br />
(2) Dion, XXXIX, 25.<br />
(3) Suetonio, 2
54<br />
do ziprincipio de Abril fué objeto de un ataque di—<br />
recto por parte de los aligarcas, impulsados por el<br />
mismo Ciceron, que despues de la primera efervescencia<br />
de vanidad y embriaguez, había sabido formarse<br />
una idea más clara de su posicion. El hombreque<br />
tan facilmente podía cambiar, no podía aspirar<br />
razonablemente á dirigir ese partido, y los<br />
nobles retrocedieron ante su elevaeion al rango de<br />
campeon de su causa, demostrando el tono burlón<br />
con que continuó hablando de ellos, que comprendía<br />
la injuria que le hacían; pero que comprendía<br />
las circunstancias y cedía á ellas; y durante los<br />
tres primeros meses del año se presentó muy poco<br />
en el teatro de los negocios públicos (1), donde era<br />
en verdad tal la confusion que reina -Da, que había<br />
poco sitio para él. A principios de Abril asombró á<br />
la ciudad, sin eml. argo, atacando repentinamente<br />
la ley de César sóbre di-vision de tierras en Campania<br />
(2). El gobierno se había visto obligado última,<br />
mente ;'t poner á disposicion de su alto comisario<br />
la suma de cuarenta millones de sextercios para<br />
abastecer la ciudad; el Tesoro estaba exhauto, y<br />
era Ecil afirmar que ya no había recursos próximos<br />
para la compra de tierras, á tenor de la última<br />
ley agraria Ciceron en un acceso de valor extraordinario<br />
propuso que se aplazase la ley, mocion<br />
que acogió el Senado, sorprendido y entusiasmado,<br />
con aclamaciones que eran más propias de<br />
(1) Ciceron, ad Qu. Yr., 11, 6: «Quo m libentius a curia et<br />
ab omni parte rei publica3 subtraho.»<br />
(2) La cuestion de un aplazamiento había sido ya suscitada<br />
por el tribuno Lupo en el mes de Diciembre anterior, pero<br />
Marcelino creyó prudente no discutirla durante una ausencia<br />
temporal de Pompeyo. Ciceron, ad Qu. Fr., II, I.
5 rt) una asamblea popular que de un consejo tan augusto<br />
(1), resolviéndose que se reservase el asunto<br />
para una discusion solemne en un dia del mes siguiente<br />
(2). La entrevista de los triumviros fué<br />
consagrada á trazar la línea de conducta con relacion<br />
á esta démostracion hostil, decidiéndose en<br />
primer lugar que debían deponerse todas las rivalidades<br />
entre los asociados en pró de sus intereses<br />
comunes; y como convenía hacer fracasar la<br />
eleccion de Domicio, apremió César á sus colegas<br />
para que se presentasen ellos como candidatos en<br />
oposicion á éste (3), contando, en caso de triunfo,<br />
conlos convenios comunes para afirmarse en su posicion,<br />
y dar á su poder toda la extension que juzgase<br />
necesaria á sus designios; y si el Senado persistía<br />
en impedir la reunion del pueblo, no dudaba<br />
que acabaría éste por cansarse ó por abandonar<br />
este camino por temor ú, una dictadura. Pompeyo<br />
hacía sin embargo grandes esfuerzos por separar á<br />
Ciceron del enemigo, apoyando la prorongacion<br />
del mando de César, lo mismo que las demás licencias<br />
que reclamaba.<br />
Conducta eymívocct de eicel'on, que abandona ('t, los<br />
nobles para unir.ce los triffinviros,—El procónsul se<br />
apresuró entónces á repasar los Alpes, y Pompeyo<br />
se embarcó para Cerdeña donde encontró á su le-<br />
(1) Ciceron, ad Q. Fr., II, 5: «Clamore prope concionali.»<br />
(2) Idem, ad Div., I, 9., 9: «Non. April. mihi est Senatus<br />
assensus est de agro Campano frequenti Senatu id. Mai. referretur<br />
.»<br />
(3) Suetonio, Jul., 24: «Sed cum L. Domitius consulatus<br />
candidatos palam minaretur consulum se effectu.rum quod<br />
prwtor nequisset adempturumque eis exercitus, Crasum<br />
Pompeiumque in urbem provincia suco Lucam extractos<br />
compulit, ut detrudendi Domitii causa alterum,consulatum<br />
peterent.»
Q. Ciceron, a quien consideraba<br />
desde que<br />
aceptó un puesto á sus órdenes como una, prenda<br />
de la fidelidad de su hermano (1). En cuanto el<br />
orad ora<br />
p ro nunció su discurso contra la ley agraria<br />
de César, se apresuró á visitará Pompeyo que estaba<br />
á punto de dejar á Roma para marchar á CerdeiTia,,<br />
esperándo 4tener algunas seriales de aprobacion;<br />
pero el hábil cómico se encerró en una<br />
reserva impenetrable (2), y no hizo alusion ninguna<br />
á su proyecto de avistarse con César en Laca,<br />
no augurando Ciceron nada bueno de su silencio.<br />
Había ya comprendido la imprudencia de este acto,<br />
y pesando las desastrosas consecuencias de una<br />
ruptura con los triunviros, y el escaso apoyo que<br />
podía prometerse de la débil y vacilante faccion á<br />
cuyo servicio se había consagrado, se vió muy aliviado<br />
de tan abrumadora ansiedad al recibir una<br />
carta de su hermano reprendiéndole por su hostilidad<br />
hacia César, demostrando la buena política y la<br />
habilidad de una concesion, y asegurándole tambien,<br />
que aunque ofendidos los triunviros, no serian<br />
inexorables. Enseguida se descubre el cambio<br />
completo de tono operado en la correspondencia<br />
del autor (3);abandona la causa de los alió arcas<br />
con resentimiento, y los censura indignadopor su<br />
deslealtad y ligereza; dice que no le quiereny que<br />
es necesario que consagre sus atenciones á<br />
e otro,.<br />
se pinta á sí mismo con colores brillantes el mérito<br />
de hs ilustres jefes de la República, y prueba co n<br />
(1) Ciceron. 1, g.<br />
(2) Idern, ad Qd. Fr., 6.<br />
Véan s e las cartas de Cicerón, ad A ti., IV, 5: ad Div.,<br />
7; y más especialmente la de. Mntulo, 1, 9, ,ad Dio., en la cual<br />
pasa revista á su carrera política en esta época.
máximas de los filósofos antigu s, que el simple<br />
ciudadano debe ajustar sus opiniones á la de los<br />
mejores y más nobles; pide que no se le acuse de<br />
inconstante con acentos que reconocen alarec p er<br />
la justicia de esta acusacion, y acabapor dejarse<br />
arrastrar por la corriente de las circunstancias.<br />
.Dzscurso de Ciceron de Provinciis Consularibus,<br />
defiende á Ce'sa • y á Pornpeyo y se vengó de Pison y de<br />
Gabinio.—Ciceron no experimentó ciertamente la<br />
desgracia de refutar en Mayo los argumentos alegados<br />
el mes anterior contra la ley de César, y<br />
abandonado el Senado por su orador, dejó olvidado<br />
el asunto; pero cuando éste reapareció en la arena<br />
de la discusion pública, fué para pronunciar un<br />
panegírico estudiado del mismo hombre contra el<br />
cual había guiado poco tiempo tintes las Blas de<br />
la oposicion. Antes de proceder á la eleccion de los<br />
cónsules, se apoyaron los nobles en la ley Sempronia,<br />
segun la cual debían señalarse las provincias<br />
antes del dia de la eleccion. Se había considerado<br />
poco, como liemos visto, una regla tan opuesta á<br />
las rápidas y movedizas combinaciones de la política<br />
del dia, pero podía hacerse uso de ella como<br />
de un instrumento para atacar á un enemigo, y se<br />
recordaba bien que César no había debido sus tres<br />
provincias más que á una abierta violacion de esta<br />
ley, proponiéndose ahora, no sola pan te ponerla en<br />
vigor, sino darla un efecto retroactivo (1). Todos<br />
(1) Ciceron, Orce-. de Provinciis consularibus; ad Div., I,<br />
9. Este discurso se pronunció probablemente en Mayo (véase<br />
ad Div., 7), cuando Ciceron alude á la discusion en una clrta<br />
á Léntulo, aunque parece Vacilar por la vergüenza que le<br />
causa mencionar la parte que tomó en ella él mismo. «Quod eo<br />
ad te brevis seribo, quia me status lile reipublim non delectat.»<br />
Abeken, pag. 153.
- 58<br />
los oradores, excepto Servilio se declararon favora<br />
eles al proyecto de privar al procónsu l de uno ó de<br />
muchos de los gob'i.ernos que á la vez ocupaba,<br />
cuando Ciceron se levantópara defenderle en un<br />
discurso de una nobleza y ardor notables, en el<br />
cual hizo notar con justo entusiasmo la extension<br />
y la rapidez de las conquistas de César; cómo había<br />
vencido á los Helvecios, rechazado á los Germanos,<br />
recibido la sumision y rehenes de todos los<br />
Estados de la Galia. Apoyó la política de permitir<br />
al gran capitan que completase y consolidase la<br />
obra que había empezado con tanta fortuna, y que<br />
libertaría Roma para siempre de todos estos te<br />
mores de invasion gala; y haciendo un panegírico<br />
lleno de artificio de Pompeyo, vencedor de Oriente/<br />
(lió entender la importancia de proteger el génio<br />
de un rival ambicioso. Se atribuyó como un mérito<br />
haber aconsejado al Senado que aumentase el. número<br />
de los lugartenientes de César, concediéndole<br />
aquellos recursos pecunarios sin los cuales no<br />
podía hacerse la guerra (1), y sostuvo que para coronar<br />
lógicamente estos actos, era necesario rechazar<br />
con indignacion el golpe dirigido en aquel<br />
momento contra el procónsul. Apoyados los argu—<br />
mentos del orador con la influencia de los triumvi.ros,<br />
suspendieron el amenazador decreto; pero Ciceron<br />
no dejó escapar la ocasion de vengarse de los<br />
cónsules que habían consentido en su destierro y<br />
demostró con su fortuna habitual que la ley Sem_<br />
pronia condenaba severamente el nombramiento<br />
de Pison y de Gabinio para Macedonia y Siria, y<br />
(1) Dion, XXXIX, 25.
59<br />
hasta consiguió que se acordase su deposicion (1).<br />
Los cónsules se oponen, al wontbronietto de sus sucesores<br />
hasta la conclusion de su cargo. Por grandes<br />
que fuesen la gravedad y decoro que ostentase el<br />
Senado en la continuacion de sus discusiones previendo<br />
la eleccion de derecho de los magistrados,<br />
existían á sus puertas fuerzas que escapaban z1 su<br />
direccion, y que se levantaban en una actitud tan<br />
hostil, que hubiera sido aventurado para él invo-<br />
• car la decision de los comicios: Pompeyo y Craso<br />
solicitaban las tribus; los demagogos del foro, secretamente<br />
ligados con ellos, (2) excitaban las pasiones<br />
de la plebe y trabajaban con ella para que<br />
rechazase los candidatos de la oligarquía; y cuando<br />
se hizo evidente que no podía triunfar Domicio,<br />
resolvió el Senado, impelido por la audacia de Marcelino,<br />
impedir por lo ménos la eleccion de otro<br />
candidato cualquiera. Los cónsules se obstinaron<br />
en prohibir la reunion de las tribus, excitando todavía<br />
las formas de la constitucion bastante veneracion<br />
para que se respetase hasta esta extension<br />
de prerogativa exagerada. Estaba tan íntimamente<br />
unida la eleccion de los magistrados á la observancia<br />
de la religion del Estado, que ningun nombramiento<br />
podía exigir el respeto, aun de sus autores,<br />
si no había recibido la sancion de los procedimientos<br />
acostumbrados; y tanto era así, que la abstinacion<br />
con que Marcelino combatió; y que no podía<br />
(1) Asconius, in Pison. (D .g., pág. 2: «Revocad... ex prov<br />
inciis Piso et Gabinius.» El último no abandonó, sin embargo,<br />
su gobierno, hasta que llegó M. Craso para reemplazarle;<br />
año 700. Pison fué llamado á Roma sin tardanza, confiándose<br />
su provincia al pretor Q. Ancharius .Ciceron, in Pison., 36,<br />
(2) Dion, XXXIX, 29.
— 60<br />
menos de aumentar la confusion de los asuntos, le<br />
proporcionó las aclamaciones de la inconstante<br />
multitud, á las cuales contestó con la solemne advertencia<br />
deque estaba próximo el tiempo en que<br />
no serían libres ni aunara votar (1), proponiendose<br />
tal vez con estopreparar los ánimos á aquel<br />
últim ) llamamiento á las armas que hacia mucho<br />
tiempo habían propuesto los nobles en sus feroces<br />
é irrosolutos, consejos. Los cónsules sabían sin embargo,<br />
que estaban á punto de concluir sus poderes,<br />
al concluir el año corriente, y que sería imposible<br />
resistir por más tiempo á la usurpacion que amenazaba<br />
á la República, y se abstuvieron durante el<br />
tiempo que les quedaba del cumplimiento de todos<br />
los deberes de su cargo, continuando con el luto<br />
de que se habían vestido, sin asistir á -los espectáculos<br />
populares, ni celebrar en el Capitolio el dia<br />
solemne de Júpiter, ni la gran fiesta latina en el<br />
monte Albano, y conduciéndose en todos los actos<br />
como hombres sujetos á una tiranía y magistrados<br />
privados de sus legítimos poderes (2).<br />
Pompe,yo y Craso consiguen ser elegidos para el<br />
consulado valiéndose de la violencia.—(A. 699 de la C.<br />
ántes de J. C.)—En cuanto quedaron vacantes las<br />
sillas curules, reparecieron los triumviros en la escena,<br />
reuniendo al pueblo y verificando el simulacro<br />
de elecciones con el axilio de C. Caton y de<br />
los demás tribunos adictos. Con igual licencia recurrieron<br />
á la violencia y á la corrupcion, y solamente<br />
abandonaron los nobles lapartida cuando<br />
llegó de Galia el jóven Craso con un destacamento<br />
(1) Vahrio XI 2, G.<br />
(2) Ilion. XXX!X,
G1<br />
de veteranos de César para conseguir la eleccion<br />
de su padre. El mismo Domicio había intervenido<br />
con encarnizamiento como candidato rival, y no<br />
renunció á la lucha hasta despues de ver muerto al<br />
lado suyo á su compañero (1); y habiendo obtenido<br />
su eleccion los nuevos cónsules, Pompeyo y Craso,<br />
violando todos los principios de justicia y de legalidad,<br />
continuaron empleando los mismos medios<br />
para asegurar en los cargos principales á las hechuras<br />
con que podían contar (2). M. Caton, que<br />
era candidato á la pretura, sufrió una derrota<br />
vergonzosa, aun más insultante por el carácter<br />
de Vatinio, rival preferido por los omnipotentes<br />
cónsules (3). Por lo demás, no en todos los casos,<br />
consiguieron su objeto los defensores jurados<br />
de la tranquilidad pública sin efusion de sangre<br />
volviendo aquélla por el curso de los acentecimientos,<br />
viéndose temidos por su energía, ya que no<br />
respetados, postrándose Roma abatida y disgustada<br />
por espacio de algun tiempo ante la tiranía de<br />
sus nuevos dueños.<br />
Pompeyo compara su posicion con, la de César,<br />
medita un, cambio de política. —Cuando consideraba<br />
Pompeyo la carrera cine había recorrido desde la<br />
época de su regreso de Asia con la embriaguez de<br />
una gloria sin ejemplo, y con la perspectiva de<br />
(1) Dion, XXXIX, 31: Apiano, Beil. civ., II, 17.<br />
(2) Solamente les er,In hostiles dos de los nuevos tribunos,<br />
C. Ateyo Capito y P. Aquello Gallo. Dion, XXXIX, 32.<br />
(3) Tito Livio, Epit., CV; Valerio Máximo, VII, 5: «Comitiorum<br />
maximum crimen... próxima dementice sufragia..»<br />
quem honorem Catoni denegaverant Vatinio dore coacti sunt..:<br />
Cuatro siglos despues se recordaba esta flagrante conculcacion<br />
de toda justicia. Véase Mannert, Gral. Act. ad Julian, capítulo<br />
XIX: «Urde factura est ut majores nostri viderent Vatinios<br />
desp,-natos et vepulsos Cotones.»
— -2 —<br />
ejercer una influencia casi ornnim )da, no podía<br />
desconocer que había caldo del colino de los honores<br />
que enUmces poseía, y que su rival César amenazaba<br />
eclipsarle en un plazo breve, observando<br />
ademas la completa diferencia de la marcha que<br />
habían seguido. El uno había esperado en una<br />
inaccion altanera que se le ofreciesen nuevos honores<br />
y poderes; el otro los había tornado y asegurado<br />
con sus propias manos: uno parece había estudiado<br />
la manera de aumentar la confusion de los<br />
asuntos públicos buscando el equilibrio entre las<br />
facciones; el segundo se había adherido sin vaci-,<br />
lar nunca con el partido á que le unían lazos hereditarios.<br />
Uno había esperado que las necesidades<br />
del Estado acabarían por fusionar todo el<br />
mundo en_ una misma política, la de su elevacion<br />
á la dictadura; el otro se había dedicado con perseverancia<br />
z't la tarea de aniquilar á sus adversarios,<br />
y de poner en manos de sus hechuras la creacion<br />
de un gefo supremo. Entónces se decidió Pompeyo<br />
al parecer á cambiar de conducta, imitando la del<br />
jóven hombre de Estado con algunos actos más<br />
audaces y aventurados, como aquellos ante los<br />
cuales no había retrocedido al empezar su carrera,<br />
y con este objeto, optó al consulado y lo consiguió<br />
por medios que nunca podían perdonar los nobles.<br />
Deseba, segun hemos visto, que se le concediese<br />
una provincia y ponerse de nueve á la cabeza de<br />
un ejército, habiendo bastado una corta experiencia<br />
de los negocios civiles para convencerle de<br />
que la profesion que primero eligió y en la cual se<br />
había mostrado invencible, era la más natural y<br />
la ny'ls útil para sus proyectos, y que corno jefe<br />
militar podría renovar los triunfos defintivos de
su maestro Sila, al que Labia imitado al empezar<br />
su carrera con tanta fidelidad y éxito. Los obsCculos<br />
que César le opusiera con la alianza que con<br />
él contrajo con tanta habilidad embarazaron, sin<br />
embargo sus movimientos por todos lados, impidiéndole<br />
por completo sacar partido de su posicion,<br />
y arrebatándole el libre empleo de la victoria que<br />
había conseguido.<br />
Ley de Trebonio para conferir las provincias ti<br />
Pompeyo y á Craso. Envidia de los partidarios de<br />
César. —Empezaron los cónsules su canora con<br />
ostentacion exterior de moderación, afectando es<br />
tar satisfechos con su brillante posicion, y sin desear<br />
ninguna ulterior ventaja. C. Trebonio, uno de<br />
sus aliados en el tribunado, se presentó sin embargo,<br />
por servirlos, y sin duda, por sugestiones suyas,<br />
con la proposicion de conferirles respectivamente,<br />
por plazo de cinco años, y al concluir el de<br />
su cargo, los gobiernos de España y de Siria, á la<br />
vez que amplios poderes para hacer la guerra y<br />
organizar ejércitos. (1). Los amigos de César sealarmaron<br />
inmediatamente, pues la mayor preocu<br />
pacion de su patrono era obtener la ampliacion del<br />
plazo de su proconsulado, y aun cuando el que se<br />
le concedió primero no llegaba aun al fin del cuarto<br />
año, exigían sus planes, sin embargo, algunos años<br />
más para su completo desarrollo. Conquistada la<br />
Galia, se había sublevado nuevamente; la Germania<br />
y la Bretaña se presentaban con horizonte sombrío<br />
á los léjos, y sólo la proximidad de la indepencia<br />
era un peligroso ejemplo para súbditos no<br />
sometidos y descontentos. Estas excn z as eran plau-<br />
(1) Tito Livio, it., CV Non, XXXIX,
64 —<br />
sibles, pero sólo eran pretextos, y no podían revelarse<br />
en el foro romano los verdaderos designios<br />
del procónsul, y por lo tanto, los partidarios de César,<br />
en su celo por el triunfo de su patrono, no ménos<br />
que por sus intereses particulares, declaraban<br />
que no consentirían en este aumento de dignidad<br />
por Pompeyo y Craso, si no se concedía un equivalente<br />
al triumviro ausente; viéndose obligados<br />
los cónsules, apesar de su resistencia, á renunciar<br />
á sus pretensiones exclusivas, y manifestando á<br />
Trebonio como deseo suyo, que debía proponer otra<br />
ley prorongando igualmente el mando de César (1).<br />
El partido senatorial combate una ley para prorongay<br />
el mando de César por cinco o-7'08. —Si los hombres<br />
de Estado de Roma se hallaban disgustados<br />
por la arrogante ambicion con que se habían instalado<br />
los cónsules en los puestos que ocupaban<br />
sin que se les rogase para ello, todavía estaban<br />
m{s alarmados con el favor que se reclamaba en<br />
el bando opuesto, y no podían ménos de preveer<br />
que se elevaría desde esta base un poder como<br />
nunca había sufrido la República, pues era evidente<br />
que estos últimos años del gobierno de César<br />
consolidarían su influencia sobre sus soldados ha-<br />
ciéndoles olvidar las costumbres 1.7'<br />
preocupaciones<br />
de los ciudadanos, y enseriándoles á concentrar<br />
todos sus sentimientos de deber y de obediencia en<br />
su jefe solamente. En seguida que se presentaron<br />
estas dos mociones, se prepararon los nobles á un<br />
nuevo combate, no viéndose sin embargo en primera<br />
(1) E(-)17„ c¿i_;., ir, P>: VeHus, 13: Cly23ari lege,<br />
quam POiriptiM a 1 )pulum tunt pro po.;.lt in ile.n spatium<br />
temporis
65<br />
fila, como en otros tiempos, ni á Lúculo, ni á Se •vilio,<br />
ni á Ciceron, sino que se presentaron como los<br />
jefes más activos de la oligarquía, M. Caton, cuyo<br />
prestigio de severidad se había casi extinguido<br />
por una colision diaria con la violencia y la vulgagaridad,<br />
y Favonio, un vocinglero de partido, más<br />
bien que un campeon político. Ateyo y Aquilio, en<br />
su calidad de tribunos, estaban dispuestos á exten.<br />
der sobre ellos el escudo abollado y quebrantado<br />
de su dignidad oficial, pero guiados por tales hombres,<br />
corría peligro la causa de hacerse ridícula; y<br />
limitado Favonio á una arenga de una hora, la consumió<br />
toda en representar la insuficiencia del tiempo<br />
que se le había concedido. Caton, al que se con.concedió<br />
doble espacio, se lanzó á una invectiva<br />
general contra la conducta de sus adversarios, haciendo<br />
resaltar las pruebas de su violencia y de su<br />
perfidia á través de toda la série de los acontecimientos<br />
políticos, con tanta extension, que agotó<br />
igualmente el tiempo que se le había concedido<br />
ántes de llegar a punto que realmente se discutía<br />
(1). Tal era la inferioridad de los hombres á<br />
quienes habían confiado la direccion de su causa la<br />
insolencia ó desesperacion de los nobles.<br />
Rl pueblo impone la ley á viva ffferza.—(A. 699 de<br />
la C.) Todo el dia se pasó de este modo ántes que<br />
Trebonio y sus aliados en el banco tribunicio encontrasen<br />
ocasion de manifestar su opinion, pues<br />
era costumbre que había quedado de tiempos más<br />
sencillos, el dejar que hablasen ántes los que no<br />
pudiesen ser influidos por la autoridad superior de<br />
las que hablaban desde los puestos oficiales. De es-<br />
(1) Plutarco, (at. Min., 43; Dion, XXXIX, ► e<br />
MERIVALE.-TOMO TÍ.
6t3 —<br />
te modo había conseguido Caton una ventaja, pues<br />
en una época tan turbulenta, cuando podía decirse<br />
con verdadque nadie podría preveer el resultado<br />
de una jornada, el aplazar una discusion, aun solamente<br />
por algunas horas, era por lo ménos abrir<br />
una nuevapl\gina en el capítulo de los accidentes.<br />
Temiendo entónces Aquilio que la exasperacion. de<br />
sus adversarios les condujera recurrir á la violencia<br />
y le impidiesen presentarse en el foro, pasó<br />
la noche en aquellos sitios, durmiendo en una de<br />
las salas de la audiencia, pero no le valió su astucia,<br />
pues Trebonio mandó cerrar las puertas del<br />
edificio y tuvo arrestado á su colega la mayor 4parte<br />
del dia siguiente, guardando al misma tiempo<br />
los pasos que conducían al foro, y excluyendo arbitrariamente<br />
á Ateyo, Caton, Favonio y demás<br />
hombres notables de su partido, , Algunos de ellos<br />
lograron, sin embargo, pasar desapercibidos á. la<br />
asamblea, miéntras que otros penetraban á la fuerza<br />
en el recinto, conducidos en hombros del pueblo.<br />
Caton y Ateyo entraron de este modo, y desde esta<br />
elevacion movediza se oyó la voz del tribuno que<br />
dominaba el tumulto, y que proclamó que se, habían<br />
consultado los auspicios, que eran ilegales las<br />
operaciones, y que la asamblea estaba formalmente<br />
disuelta, Se le contestó blandiendo garrotes y<br />
arrojándole una lluvia de piedras; 'desenvainárowse<br />
en, la confusion espadas y puñales, y los amigos<br />
del partido senatorial fueron expulsados de la<br />
arena, no sin efusion de sangre (1), asegurándose<br />
con estos procedimientos tumultuosos la ratifica-<br />
(1) Plubren, Cat. M'in., 43; Pornp., 52; Crass., 5• Dion,<br />
XXXIX, 35, 36.
67<br />
cion popular de los designios de los triumviros.<br />
Consecuencias desastrosas para Pompeyo de estos<br />
desórdenes.—Los mismos cónsules no tuvieron inconveniente<br />
en tomar parte en estas escenas. Poco<br />
ántes y con ocasion de la eleccioh de los ediles se<br />
había manchado la toga de Pompeyo con la sangre<br />
de una víctima de la ferocidad popular, y este<br />
acontecimiento fué seguido de las más fatales consecuencias<br />
(1). Al volver á su casa fué recibido á<br />
la puerta por su mujer Julia, que enterada de la<br />
batalla, se apresuró á felicitar á su marido por su<br />
feliz regreso, y al verle manchado de sangre, se<br />
'alarmó tanto la jóven matrona, enamorada de su<br />
esposo, y muy adelantada en su embarazo. , que se<br />
vio atacada de dolores prematuros de parto, siendo<br />
este choque demasiado violento para su consti-<br />
-tucion, que no volvió z reponerse jamás de él.<br />
._Pompeyo trataba de captarse el favor de la plebe.<br />
Su magnijeo teatro. Complaciéndose el pueblo en<br />
hacer la oposion al Senado é insultar á sus campeones,<br />
no tenía sin embargo simpatias de ningun género<br />
por los jefes que había tenido la condescendencia<br />
de poner á su frente, y era inútil que tratase<br />
Pompeyo de conquistar sus favores con la<br />
magnificencia de sus espectáculos, corno haba hecho<br />
César ántes que él. Es cierto que hasta el esplendor<br />
de la administracion. de César como edil<br />
fué eclipsado con la apertura del magnífico teatro<br />
de su rival, el primer edificio de este género que<br />
fué construido de piedra y destinado conservarse<br />
(2). Este teatro podía contener dentro de sus<br />
(1) Plutarco, Pomp., 53.<br />
(2) 1)ion, XXXIX, 38. Tácito, refiri(3ntlose á esto mismo,
63 —<br />
muros con toda comodida d cuarenta mil espectado<br />
res, parte muy considerable de la poblacion de Roma,<br />
su constructor lo adornó ademas con una profusion<br />
de oro, mármoles y piedras preciosas como<br />
nunca se había visto otro alguno en el mundo oc-<br />
c<br />
idental; y para que un gasto tan extravagante no<br />
p<br />
creciese un derroche en una obra de puro lujo, se<br />
unió á él un templo consagrado Venus Victoriosa,<br />
coleado de manera que los asientos del teatro sirviesen<br />
de peristilo al sagrado edificio. La ceremonia<br />
de la consagracion fué acompafiada con gran<br />
aparato de mt'isica, carreras de carros y todos los<br />
juegos de la palestra (1), lanz .,ndose á la arena, los<br />
cinco días siguientes, quinientos leones que fueron<br />
perseguidos y muertos en ella, y combatiendo diez<br />
y ocho elefantes contra tropas esperimentadas de<br />
gladiadores; e,specticulo que excitó la sensibilidad<br />
nada esquinita de la plebe, cuya alegria desapareció<br />
ante los gritos y agonía de estos animales se-<br />
Ann. XIV, 20, dice: «Quippe erant qui Cn. Pompeium incusa-tum<br />
a senioribus ferrent, quod mansuram theatri sedem possuisset<br />
nam altea subitariis gradibus et seena in tempus<br />
structa ludos edi solitos, vel, si vetustiora repetas, stantem<br />
populum speetavisse.» Se supone que el fundador no miró<br />
ninguna de sus hazañas con más complacencia que la erec-,<br />
eion de este magnífico edificio. Lucano, I, 133: «Plausuque sui •<br />
gauclere theatri,» VII, 10:<br />
«Nam Pompeiani visus sibi sede theatri<br />
Innumeram effigiem Romance cerneré plebis<br />
Attollique suum lmtis ad sidera nomen<br />
Vocibus, et p'ausu tuncos cercare sonantes.»<br />
Las opiniones de los antiguos sobre este edificio están coleccionadas,<br />
y su historia posterior referida por Drumann.<br />
IV, 521.<br />
(1) Non, XXXIX, 38: Plutarco, Pomp., r.;2; Ciceron, de<br />
Off . 1 11, 1G: Nat., XXXVI, 24.
- 69<br />
'mi-racionales (1). Hubo personas que afirmaron<br />
entender los tristes gemidos de las víctimas, las<br />
cuales apelaban á la generosidad y justicia del<br />
pueblo romano, por haberse visto obligados á<br />
abandonar sus playas natales, en virtud de ha Lérseles<br />
prometido bajo juramento garantizar su seguridad<br />
(2). Despue; de todo, si creemos á los detractores<br />
del grande hombre, no era de Pompeyo<br />
la generosidad habiéndose levantado el edificio<br />
segun el gusto é inspiracion de Demetrio, uno<br />
de sus libertos, que consagraba de este modo á la<br />
diversion del público los tesoros que había acumulado<br />
siguiendo la fortuna de su patrono, y el cual<br />
dió modestamente el nombre de Pompeyo para poner<br />
al amparo de la atencion celosa de los ciudadanos<br />
la enorme cantidad de sus ganancias particulares.<br />
Permanece Pompeyo en Italia y „gobierna su _provincia<br />
por medio de sus lugartenientes. Cualquiera<br />
que fuese la gratitud de los Romanos hacia su com.<br />
sul despues de los esfuerzos que había hecho por divertirlos,<br />
se disgustaron de él y de si mismos, al ver<br />
las legiones que se apresuró á organizar con su<br />
colega, en ejecucion del último decreto. Los tribunos<br />
llegaron hasta intentar que se revocase la<br />
sancion C311 que contaba para hacerlo, pero los<br />
rápidos aprestos de Craso para la partida de la expedicion<br />
que meditaba, y la aparente moderacirm<br />
(1) Cíceron, ad Dir., VII, 1; Plinio, Hist. Nat., VIII, 7:<br />
,«Tanto dolore, ut populus flens universus consurk,Yeret, dirasque<br />
Pompeio quas ille mox luit imprecaretur.»<br />
(2) La responsabilidad de esta afirrnacion debe atribuirse<br />
exclusivamente á Dion.<br />
(3) Dion, loe. cit.
70<br />
de Pompeyo que mandó sus tropas 4:1 España, para<br />
que su permanencia cerca de la ciudad no causase.<br />
recelos, los obligó muy pronto á que moderasen<br />
su hostilidad. El mismo Pompeyo se decidió á no<br />
abandonar el centro de los negocios, para lo cual<br />
le servían de excusa (1) las funciones de fiscal de<br />
abastecimientos que desempeñaba, y propuso, por<br />
vez primera desde la fundacion de la República,<br />
gobernar su provincia por medio de sus lugartenientes.<br />
Decretos sobre leyes suntuarias, y sobre la capacidad<br />
necesaria para el cargo de 7./ez,—Pompeyo y<br />
Craso habían consagrado durante su consulado<br />
una parte de su atencion, aunque no muy enérgica,<br />
ni decidida, á decretar leyes suntuarios, acto que<br />
halaga siempre los sentimientos envidiosos de la<br />
clase media, y que contaba en Roma con la aprobacion<br />
reflexiva de los hombres más ilustrados de<br />
las clases elevadas; pero muy pronto se vieron derrotados<br />
en esta política por el egoísmo c'e los nobles,<br />
especialmente de Hortensia (2), y abandonaron.<br />
facilmente un proyecto emprendido probablemente<br />
más bien por cubrir las apariencias, que por celo<br />
de ninguna clase hacia la sencillez antigua.<br />
Consiguieron, sin embargo, establecer una condicion<br />
pecuniaria de capacidadpara el cargo de<br />
juez (3), en vez de la eleccion arbitraria en los ór-<br />
(I) Dion, XXXIX, 39; Plutarco, Pomp , 53. El historiador<br />
filósofo atribuye únicamente esta permanencia de Pompeyo en<br />
Roma á su cariño por su mujer.<br />
(2) Dion, XXXIX, 37.<br />
(3) Ciceron, Philipp. I, 8; Asconius, in, Cje.; P ison. 94:<br />
«Pompeius in consulatu secundo... promulgavit ut amplisimG<br />
ex censu, ex centurias al iter qua antea lecti judices, peque.,
—<br />
denes privilegiados, senadores caballeros y tribunos<br />
del tesoro, que había prevalecido despues da<br />
ponerse en vigor la ley Aurelia (1.),, Esta reforma<br />
era tambien aparentemente especiosa, porque tendía<br />
á, reservar un puesto muy tentador y de mucha<br />
responsabilidad á clases, que por su posicion. opulenta<br />
ó desahogada, podía suponerse más libres de<br />
las tentaciones de la avaricia. Dado el estado espantoso<br />
de la inmoralidad reinante, no tuvo, sin embargo,<br />
este acto más consecuencias que hacer elevar<br />
el precio de los favores judiciales; pero Craso<br />
era sumamente cuidadoso de las buenas formas y á<br />
primera vista, este era el carácter aparente de la<br />
medida, la cual por otra parte era una adulacion<br />
directa á los intereses pecuniarios; elevaba la riqueza<br />
por encima del nacimiento, de la virtud y<br />
de la educacion; tendía á acelerar la corrupcion social<br />
hasta el límite en que considera la pobreza como<br />
un crimen, y en que se supone que el dinero<br />
compendia todo lo que merece respeto.<br />
Situacion política de Ciceron: sw alia92,za con los<br />
trirlonviliots y su hipócrita reconciliacion con Craso.<br />
La abrumadora preponderancia de los triumviros<br />
en la balanza del poder, redujo á Ciceron á un<br />
estado de inaccion política. En vista de esto, trabajó<br />
para captarse tarse la amistad, ó mejor dicho, la<br />
pr<br />
os teccion de César y de Pompeyo á la vez, evitando<br />
al mismo tiempo consagrarse sistemáticamente<br />
defender su política, única condicion con que le<br />
concedieron esta proteccion sin reservas. Por una<br />
binen ex Mis tribus ordinibus r s judicarent.» Véase Fischer,<br />
Ront ZeitIcefeln, pág. .247.<br />
(1) A. 684 d. la C.; 70 entes de J. C.
parte, habla en su correspondencia con mucha sa,tisfaccion<br />
de la visita con que honró Pompeyo su<br />
retiro, no sin mezcla, sin embargo, de fundadas<br />
sospechas en cuanto á la sinceridad de sus protestas<br />
amistosas (1), y por otra, hace asiduamente la corte<br />
al procónsul de la Galia, por medio de su hermano<br />
Quinto, que había aceptado el puesto de lug-arteniente<br />
cerca de éste, y de otros oficiales del<br />
ejército. Somete sus composiciones poéticas al juicio<br />
del consumado capitan, y se deleita en extremo<br />
con los plácemes que de éste recibe (2); insinúa<br />
que trabaja en un poema sobre la invasion_ de<br />
la Bretaña por César , que ocupaba entónces la<br />
atencion pública, y recurre á su hermano para los<br />
hechos, diciendo que su génio le dará la forma (3).<br />
No puede dudarse, sin embargo, que Ciceron debió<br />
preferir á uno ó á otro, especialmente á César, que<br />
nunca se creó enemigos personales, ni se enajenó<br />
-ninguno de sus amigos; pero lo que es cierto, es<br />
que nunca se adhirió á Craso, cuya persona y car:Icter<br />
le inspiraban aversion, y que nunca se cubrió<br />
con la máscara del afecto, cuando sus sentimientos<br />
eran totalmente contrarios á una persona.<br />
Los otros triumviros trataron de establecer una inteligencia<br />
entre él y su colega, y sus esfuerzos<br />
fueron enérgicamente secundadospor la consideracion<br />
que se tenían el orador y el jóven Craso;<br />
pero, como confiesa el mismo Ciceron, estalló su antigua<br />
enemistad en un violento altercadoque tuvieron<br />
en el Senado, muy poco ántes de lapar-<br />
Cje., ad Att,, IV, 9.<br />
(2) Iclem, cid (,)?( II, 1(3.<br />
(3) Idem, ibtcl., II, 15.
tida de Craso para su provincia, arreglándose con<br />
dificultad esta abierta ruptura en los últimos momentos,<br />
para no disgustar alpalico (1). La importancia<br />
que daban los triumviros á la simple apariencia<br />
de una recmciliacion, debió alhagar el<br />
amor propio de Ciceron, pero el consejo más acertado<br />
que podía dársele fuéprobablemente el de su<br />
amigo Atico que le apremiaba durante esta crisis<br />
para que abandonase la vida política, pues desde<br />
que concluyó el asunto de Catilina, había concluido<br />
de hecho su papel, y su regreso triunfal del<br />
destierro , era una especie de escena final, muy<br />
conveniente en el noble drama de que había sido<br />
protagonista.<br />
Sus recursos intelectuales.—En medio de todos<br />
estos cuidados, de la derrota de su ambicion, de la<br />
ingratitud de ciertos amigos y de la falta de sinceridad<br />
de otros, agitado tambien por sus constantes<br />
preocupaciones por la salvacion de la patria,<br />
consagraba todavía todo su tiempo disponible á<br />
distracciones literarias y filosóficas (2). Sus puertas<br />
estaban siempre abiertas para el amigo que<br />
quería contribuir con una idea ó una crítica á aumentar<br />
el tesoro de sus pensamientos, y su espíritu<br />
irritable, vacilante é irresoluto en los asuntos<br />
(1) Ciceron, ad Div., I, 9: «Crasos, ut cuasi testata populo<br />
rom. esset nostra gratia, pone a mees laribus est in provin-tiam<br />
profectus.» La reconciliamon se realizó en una cena en la<br />
que se encontraron los partidos en los jardines de Crasipo.<br />
que hacía poco se había casado con Tulla, hija del orador:<br />
«Cum mihi condixisset, coenavit apud me in mei generis<br />
Crassipedis hortis.»<br />
(2) En el traccurso de este año escribió Ciceron, ó concluyó<br />
por lo ménos, su diálogo de °J'atore, el más perfecto é interesante<br />
tal vez de sus trabajos. Ciceron, dd Att., IV, 13, 16;<br />
ad Div., I, 9.
7<br />
su<br />
públicos, recobraba en estas tareas más ,sanas<br />
calina, su dignidad, su y fuerza. Perseguía su obieto<br />
en filosofía con una perseverancia que hubiera<br />
sido de desear para su fama en su carrera política,<br />
tanto más, cuanto que la misma edisposi- pr<br />
cion para contemporizar que le hizo fracasar como<br />
hombre de Estado, le hacía capaz de escuchar á<br />
todas las partes, de comprobar todas las teorías, y<br />
si nopodía descubrir una verdad especulativa, podía<br />
al ménos poner diques por todos lados á la invasion<br />
creciente del error. (1).<br />
Actos de Gabinio en gobierno de Siria. (A.<br />
697-698 de la C).—Incapaces los hombres de Estado<br />
de Roma de ponerse de acuerdo en sus pretensiones<br />
rivales para la restauracion del rey de Egiptó en<br />
su trono, dieron al olvido este asunto. Ya hemos<br />
visto que Léntulo Spinter había partido para<br />
su gobierno de Cilicia con la esperanza de recibir<br />
plenos poderes del gobierno para ejecutar esta medida<br />
á tenor de la ley propuesta por el mismo, y<br />
cuando se rechazó la ratificacion completa de su.<br />
mision y quedó otra vez el asunto á, merced de la<br />
competencia y de la intriga, emprendió Ciceron la<br />
la tarea de velar por los intereses de su amigo, el<br />
último cónsul, y continuó halaga-ndole con la esperanza<br />
de que concluiría el asunto de un modo fa<br />
verable, pero durante este tiempo, y despues de<br />
olvidada y aplazado por la agitacion de perturba-<br />
(1) Plutarco, Cic., 5, cuenta de Ciceron la anécdota de que<br />
consultó en su juventud el oráculo de Delfos para saber cómo<br />
adquiriría fama, y que éste le respondió con el prudente consejo<br />
de que siguiese las inclinaciones de su génio y no la opinion<br />
del mundo por norma de su conducta. Esta agradable tic -<br />
clon expresa el juicio de la posteridad sobre su carácter.
1",:f•-•<br />
clones más importantes, se resolvió de repente por<br />
una mano atrevida y sin. escrúpulos.<br />
Gabinio resuelve restablecer- á Ptolonzeo A uletes e'<br />
el trono de Eyipto.—Al concluir Gabinio su consulado<br />
á fines del ario 696, marchó para su gobierno<br />
proconsular de Siria. No se encuentra vestigio de<br />
ring un decreto especial que le confirmase en este<br />
cargo por periodo más prolongado que el ordinario<br />
de un ario, sin embargo, ocupó el gobierno dos anos<br />
completos, y no le dejó ni z'lun despues de su formal<br />
llamada á propuesta de Ciceron, hasta fin del aíiu<br />
699, cuando Craso se preparaba z't expulsarle de<br />
él (1). Gabinio siguió con su sistemática energía<br />
conducta agresiva y tiránica, peculiar de los procónsules<br />
romanos, tanto con sus súbditos como con<br />
los extrangeros, y adoptó, respecto de la Judea, la<br />
política legada por Potnpeyo los gobernadores de<br />
la provincia de Siria, manteniendo por la fuerza de<br />
las armas la autoridad de Hircano contra la familia<br />
de su hermano Aristóbulo. La turbulencia de<br />
los Árabes fronterizos, podría exigir su vigilancia<br />
y actividad y excusar los ataques que dirigió contra<br />
las tribus vecinas. Los insignificantes triunfos<br />
que consiguió en sus expediciones le valieron<br />
por parte de sus soldados el título de iviperato7 (2),<br />
pero cuando se dirigió al Senado pidiendo ceremo-<br />
(1) Las leyes de Sila, destinadas siempre á aumentar la<br />
influencia del Senado, permitían al procónsul permanecer en<br />
su provincia despues (le acabar el año, basta ser reemplazado<br />
por su sucesor. (Drumann, I, 190). Ciceron, en una carta á Lentu<br />
lo (ad Div., I, 9), le dice que no está autorizado para abandonar<br />
la Cilicia ántes de que llegue el nuevo procónsul con<br />
plenos poderes.<br />
(2) Parece que Gabinio sufrió algunas derrotas ignominiosas<br />
en sus campañas. Ciceron, pro Sest., 33: «Neque equitatum<br />
in Syria et cohortes optimas perdidissemus • »
— 10<br />
nias públicas, apare p temente en honor de sus hazañas<br />
en una de estas expediciones, le manifestaron<br />
los nobles su aversioil hacia él, y su sordo<br />
rencor hacia supatron Pompeyo, acogiendo su peticion<br />
con una négativa humillante (1). Segun<br />
parece, nunca se había hecho semejante afrenta á<br />
un procónsul, y ésta sirvió más bien para aumentar<br />
que para refrenar su ambicion y su audacia,<br />
resolviendo enseguida re poner á Mitrídates<br />
en el trono de Parla, delque había sido derribado<br />
por su hermano °rodio. Al mismo tiempo se vió<br />
asediado con las importunidades de Ptolomeo Auletes<br />
que se había alejado, Heno de disgusto, de las<br />
puertas de sus pal'onos de Rima; inclinándose<br />
Gabinio á favorecer preferentemente la causa del<br />
Egipcio, por la promesa que éste le hizo de un<br />
regato (2).<br />
Reinaba entonces en Alejandría, Bereniee, hija<br />
de _Ptologneo.—La poblacion de Alejandría, que<br />
imponía la ley á Egipto, era de un carácter obstinado<br />
y rebelde, y solamente podían sus soberanos<br />
mantenerla sometida á, fuerza de halagos. Habían<br />
expulsado de su trono á Ptolomeo y dado la corona<br />
á su hija Berenice; y cuando el monarca desterrado<br />
se retiró á Roma y solicitó del Senado que le<br />
restableciese en la dignidad que solemnemente le<br />
había prometido por su d eclaracion.de amistad y<br />
alianza con la República (3), trataron de hacerse<br />
(1) Ciceron, Philipp., XIV, 9; ad Qu. Fr.,<br />
senatus<br />
II, 8: «Id. Maiis<br />
ganda. » frequens divinus fuit in supplicatione Gabinio dene-<br />
- (2) Su causa fue reco<br />
mismo Pornpeyo; Dion, XXXIX, mendada 56. á Gabinio por cartas<br />
del<br />
lado (3) César<br />
al pueblo<br />
había<br />
romano<br />
afirmado<br />
por<br />
que el reino de Egipto había sido<br />
Alejandro<br />
I. (Véase el tomo<br />
I, pá-
fuertes los Alejandrinos contra el peligro que los<br />
amenazaba, invitando á Seleuco, vástago de la dinastía<br />
que había reinado en otro tiempo en Siria,<br />
á que compartiese el trono y el lecho de la jóven<br />
reina. El pueblo y la soberana se disgustaron muy<br />
pronto al parecer de esta alianza, y el infortunado<br />
príncipe murió extrangulado por órden de su esposa,<br />
encontrándose otro competidorpara esta peligrosa<br />
distincion en la persona de Arquelao, que<br />
era como se ha demostrado, hijo de uno de los generales<br />
de Mitrídates, pero que pretendía ser descendiente<br />
del gran rey, y se alababa de disponer<br />
de la influencia de este nombre venerado. Parece<br />
que Gabinio se había apoderado de este hombre y<br />
le había dejado escapar de intento (1), para embrollar<br />
más y más la corte de Egipto con el gobierno<br />
de Roma, y dar colorido á la violencia que meditaba,<br />
en oposicion directa con el decreto del Senado.<br />
Gabinio restaura á Ptolomeo, el cual mata á SU<br />
hijo.—Al llegar el procónsul con sus legiones,<br />
llevando á Ptolomeo en su compaiiía, no vacilaron<br />
los Egipcios en correrá las armas para defender<br />
su independencia y al soberano de su eleccion, pero<br />
fué inútil la resistencia, pues aunque violento y<br />
poco cuidadoso de la vida en los tumultos y sediciones,<br />
no estaba el populacho de Alejandría acos-<br />
gina 143). Este soberano había dejado una hija, Berenice, y dos<br />
hijos ilegítimos, despues reyes de Egipto y de Chipre. Murió<br />
la hija, y costó mucho trabajo á Auletes, el mayor de los hermanos,<br />
demostrar su derecho á la sucesion. La envidia del<br />
Senado le salvó de la agresion meditada por Osar, y gastó<br />
6.000 talentos en comprar á los miembros que más temía. Suetonio,<br />
Jul., 54; Dion, XXX, 12; Plutarco, Ccesar, 48.<br />
(1) Dion, XXXIX, 57, menciona esta connivencia.
78<br />
tumbrado á la disciplina militar por jefes capaces,<br />
v sólo era una soldadesca despreciable; (1) Gabinv<br />
io entró en la ciudad despues de una ó dos escaramuzas<br />
y efectuó el cambio á que se había coro<br />
prometido. Ptolomeo volvió á subir al trono, y su<br />
P<br />
rimer acto fué condenar á muerte á su hijo para<br />
satisfacer su venganza y asegurarse , haciendo<br />
matar enseguida á los m:ts nobles y ricos partidarios<br />
de su víctima, para reunir la enorme cantidad<br />
que había prometido por precio de su restauraclon<br />
(2).<br />
Alarmas superticiosa.9 de la plebe 9.oznana.—Sólo<br />
pasó á la caja particular de Gabinio uno corta cantidad<br />
de este oro egipcio, pues se vió obligado á<br />
gastar la mayor parte en comprar la impunidad de<br />
su atrevida violacion de la ley, no atreviéndose á,<br />
mandar á su gobierno un relato del asunto, y todavía<br />
rnénos á pretender los honores públicos; pero<br />
apelar de esto, era demasiado notoria la parte que<br />
el procónsul había tomado en la rostauracion del<br />
monarca fugitivo, para que permaneciera oculta;<br />
no siendo este el único punto de su administracion<br />
que reclamaba una perentoria investigacion<br />
judicial. Los Sirios se quejaban de los efectos de<br />
(I) Véanse las observaciones de Dion sobre el carácter de<br />
los Alejandrinos, XXXIX, 58 , y Amiano, XXII, 11: «In civitate<br />
qum suopte motu et ubi causce non suppetum, seditionibus<br />
crebis agitatur et turbulentis, ut oraculorum quoque loquitur<br />
lides,» á las que Valerio afiaclo otros w'trrafos de historiadores<br />
eclesiásticos (Véase tambien Vopisco, in Saturn.,<br />
Chrys., Ora,t., XXXII.<br />
7; Dion,<br />
(2) calcula esta cantidad en diez mil talentos, más de<br />
dos millones (de libras esterlinas). En esta materia puede sospecharse<br />
que hay exageracion, p<br />
so, segun el cálculo ir ás<br />
ues la famosa riqueza de Cra-<br />
elevado (Plinio, Hist. na X XXIII<br />
47), no pasaba de ocho mil trescientos talentos. t)
- 79<br />
su ausencia de la provincia, pues se habían visto<br />
expuestos á los insultos de los bandidos de las<br />
montañas y del desierto; los publicanos no podían<br />
llevar á efecto el ingreso de las rentas, y el jó-ven<br />
Sisenna, hijo del procónsul, ' que había quedado<br />
para representar á su padre, se había mostrado<br />
anteriormente inferior á un cargo tan árduo. No<br />
faltaban á Gabinio eneligos personales que excitaban<br />
contra él la indignacion y la supersticion del<br />
pueblo romano, poniendo en juego con un efecto<br />
fatal los terrores del oráculo sibilino, que al excitar<br />
los temores de la multitud, exasperaban su<br />
cólera.<br />
Craso reemplaza á Gabinio su provincias—Todo<br />
el tiempo que Pompeyo y Craso fueron cónsules,<br />
extendieron sobre el procónsul el escudo de su pro_<br />
teccion. Uno era su gefe político, corno entes lo<br />
había sido militar y no podía dispensarse entónces<br />
de protegerle; el otro le tenía Gabinio de su parte,<br />
segun decía, por haber compartido con él los despojos<br />
de su gobierno (1). Se consintió á Gabinio que<br />
permaneciese tranquilamente en Siria, pero al<br />
aproximarse Craso, como sucesor suyo en la administracion,<br />
tuvo que dejar su retiro y tomar sus<br />
medidas para hacer frente á sus enemikos de Roma.<br />
Las intrigas de los triunviros habían impedido la<br />
eleccion de nuevos cónsules hasta fin del ano, consiguiendo<br />
al fin la perseverancia de los nobles que<br />
se reuniesen los comicios, y obteniendo Domicio<br />
el objeto tanto tiempo deseado de su ambicion (2);<br />
(I) Dion, 39, 60.<br />
(2) Siéndo cónsules Domicio Ahen, y Apio Clau.d. Pulcher;<br />
a. 700 de la C., y 54 a. de J. C.
80<br />
pero la eleccion de Apio Claudio como colega aminoró<br />
el triunfo de su amigos y amenazó dificultar<br />
los planes de agresion y de venganza que meditaba.<br />
Apio era hermano de P. Clodio, el in ,me tribuno,<br />
y estaba estrechamente unido á Pompeyo por<br />
el matrimonio de su hija con un hijo del trium.viro;<br />
y aunque parece que Ciceron le consideraba<br />
m'cspor esta razon, era generalmente odiado y<br />
temido por el partido senatorial, distinguiéndose<br />
su carrera, no obstante la corrupcion del siglo,<br />
por una venalidad descarada.<br />
Se le amenaza con la acusacion. Aunque prometió<br />
secundar la política de Pompeyo, empezó su.<br />
consulado por unirse á su colega para amenazar á<br />
Gabinio con sujetarle á juicio (1), no tanto por deseo<br />
de rivalizar con su hermano como demagogo,<br />
como por la esperanza de arrebatar al procónsul,<br />
con un tnIfi.co innoble, una parte de los tesoros,<br />
cuya fama se Rabia divulgado (2); pero Gabinio<br />
adivinó facilmente sus designios, y encontró in.du-<br />
(1) Esta es, al parecer, la significacion del párrafo, evidentemente<br />
corrompido; Dion, XXXIX, 60.<br />
( 9 ) Se encuentra otro ejemplo de la avaricia de Apio @n su<br />
conducta respecto de Antioco, rey de Comagena, distrito situa-<br />
(io en la orilla der1cha del Eufrates, y que formaba una pequeña<br />
soberanía dependiente. Antio9o, su señor, había recibido<br />
de César durant su consulado el permiso de llevar la toga<br />
romana, y pidió entónces al Senado que confirmase esta honrosa<br />
dist-incion, que tal vez bebía sido desconocida por los.<br />
procónsules vecinos, Léntulo ó Gabinio. Apio recibió regalos<br />
para que apoyase esta demanda, y Ciceron atacó y ridiculizó<br />
las pretensiones del reyezuelo, seguramente por ligereza, pues<br />
no podía entrar en su política reflexiva el insultar, aunque<br />
fuera al más humilde de los clientes de César. Apio hizo todo<br />
lo que pudo por atraerse al orador, temiendo, que si se cerraba<br />
este camino á los reyes dependientes ara solicitar favores<br />
de los hombres de Estado romanos, se cegaría un manantial<br />
muy abundante de ganancia. Ciceron, ad Qu. Fr. TI, 12.
dablemente medios de dulcificar su hostilidad.<br />
Aunque desposeido de su puesto de honor en Siria;<br />
no se alejó sin embargo de su provincia, y desde<br />
ella se dedicó : rt •distribuir regalos
- 82<br />
en<br />
ue rsticios os, aba est decididamente contra<br />
sp<br />
suya, de tal modo, que tuvo que entrar en Roma<br />
furtivamente corno un simple particular y de noche,<br />
y aun así tardó algunos dias en presentarse<br />
al Senado jt, dar cuenta oficial de su administracion,<br />
siendo tratado por éste con altanería y dureza. Ciceron<br />
le atac con acrimonia y le provocó de tal<br />
manera, que él replicó burlándose de la desgracia<br />
de su destierro; pero las cosas hablan cambiado<br />
mucho desde que Gabinio faltaba de Roma, y el<br />
Senado, en vez de inclinar la cabeza bajo los golpes<br />
dirigidos
s3<br />
ran realmente justificacion á este sistema de defensa;<br />
sea que Gabinio se apoyase en una falsifica cion<br />
(pues to imposible que se falsificasen hasta los<br />
documentos públicos del Estado) (1); ó sea que la apología<br />
se fundase únicamente en una atrevida fic-<br />
ClOD., el Senado no la concedió ningun valor; pero<br />
enfriada ya la oposicion de Ciceron, y trabajados<br />
con éxito los juec3s, á despecho de la hostilidad de<br />
los cónsules y de las imprecaciones de la multitud,<br />
fué absuelto el criminal del cargo principal, ínterpretándose<br />
de un modo ambiguo la respuesta de la<br />
Sibila, como si se refiriese á hechos completamente<br />
diferentes. El pueblo, sin embargo , no se satisfizo<br />
tan facilmente, y una violenta inundacion del Tiber<br />
(2) dió nuevos argumentos á su supersticion<br />
contra la víctima, que aun no había escapado de<br />
sus manos.<br />
Gabinio es acusado de violencias en su gobiewo:<br />
le defiende Ciceron, pero es condenado y desterrado. —<br />
Pesaba un segundo cargo sobre el procónsul; el<br />
de corrupcion y extorsion (3); pero victorioso en el<br />
primero, no se inquietaba apenas por el segundo,<br />
y comprendió de cuanto le había servido su oro,<br />
con almas venales y corrompidas, cuando víó,<br />
cosa extraña, que Ciceron se encargó de su defensa<br />
por influjo de Pompeyo. El mismo trium viro que<br />
(1) Idem, de Leq.. III, 20 (Wase Drumann, 55). Cieeron<br />
cita un caso flagrante de este género, ad Att., IV, 18.<br />
(2) Idem, ad Qu. F'., 111, 7: «Cadit in. absolutionem Gabinii.»<br />
Dion, XXXIX, 61.<br />
(3)' La corrupcion consistía en haber aceptado una suma de<br />
dinero de Ptolomeo como precio d su restauracion, viéndose<br />
acusado ademas de haber sacado de los súb 'idos de la provincia<br />
cuatro millones de sestercios, por medio de extorsiones.<br />
Mon, XXXIX, 55.
- 81 —<br />
du-<br />
se había alejado de las cercanías de la<br />
rante, el_ primer proceso, se comprometi o a aproximarse<br />
v redo ldar sus esfuerzos para salvarle;<br />
pero estos mismos esfuerzos fueron, segun parece,<br />
los que perdieron su causa, pues no pudo soportarse<br />
oir Ci.ceron sostener, por agradar al gran<br />
triumviro, la asercion de los testigos alejandrinos,<br />
de que Gabinio había recibido ningun<br />
regalo del rey de Egipto, siendo el hecho tan notorio,que<br />
el mismo orador le admitió sin vacilar<br />
en la siguiente causa que def mdió (1). Es indudable<br />
que el ca,r:Icter de Ciceron perdió mucho en la<br />
estimacion de sus amigos en esta ocasion (2) y su<br />
mismo relato del asunto no excusa de un modo<br />
plausible esta inconsecuencia, pues era ocioso que<br />
se vanaglorl qse de su influencia para aplacar la<br />
contienda, puesto que reconoce que la reconciliacion<br />
se efectuó por las súplicas del triumviro, al<br />
que evidentemente no se atrevía á desagradar (3).<br />
Aceptar casi al mismo tiempo de Pompevo (4) una<br />
lugartenencia en España, era la vez una indiscrecion<br />
y una indignidad; no agradando tal vez á los<br />
jueces la intervencion oficiosa de César, del cual<br />
presentó Ciceron una carta que recomendaba eficazmente<br />
la absolucion del acusad(). Con igual<br />
sorpresa de amigos y enemigoz concluyó elproce-<br />
(1) Ciceron, Pro Rabir.Post„ 12.<br />
(2) Dion, XXXIX, 63.<br />
(3) Ciceron, pro Ra :5ir.Post,: «Ninfrue me yero poenitet,<br />
mortales inímicitias, sempIernas amicitias habere.»<br />
(4) Esta l u artewncia no exigía su presencia en la provincia,<br />
pero le p roporcionaba un honroso retiro, al mismo tiempo<br />
que los medios de hacer fortuna, en el caso deque lecn—<br />
viniera abandonar á Roma por algun tiempo. Ciceron o<br />
, ad<br />
VII, 5.
85<br />
so con la condena de Gabinio, viéndose obligado<br />
á marchar al destierro (1), siendo confiscadas sus<br />
propiedades por el Hstado, para pagar la multa<br />
impuesta por los jueces en proporcion al total de<br />
las riquezas que había adquirido (2).<br />
(;ice? On se alía con los 1 . 9.inmviros 3/ finge mulw<br />
amistad coz 012'aso.—Los amigos políticos de Ciceron<br />
se sintieron lastimados por la desercion manifiesta<br />
de sus ideas que significaba la defensa de Gabinio,<br />
siendo evidénte en todo el trascurso de este<br />
año, que había perdido toda esperanza de defender<br />
la posicion en que se había colocado en su hostilidad<br />
con los ti.iumviros, y que. si sus miras no se<br />
limitaban á la conservacion de sus intereses personales,<br />
tendían á excitar sentimientos Trii‘S patrh;ticos<br />
en el corazon de aquellos en que se co-hcentraban<br />
entonces, al parecer, todos los poderes.<br />
Durante el invierno se presentó como defensor de<br />
Craso contra una tentativa de los ,nobles para obtener'<br />
su ilamamient antes que hubiese llegado á<br />
su provincia; y seguramente que los sentimientos<br />
que manifiesta en una carta dirigida en esta (Jcasion<br />
al procónsul de Siria (3), á ser tales como afirmaba<br />
en esta época, debían sorprender y disgustar<br />
los que conocían la aspereza de la enemistad<br />
que hasta entonces había existido entre ellos. Declaraba<br />
Ciceron que su benevolencia hacia el triumviro<br />
había sido constante desde el principio; que<br />
confiaba en que esta simpatía había sido recíproca,<br />
y cine su mutua estimacion se había quebrantado<br />
(1) Dion, XXXIX. 3:L<br />
(2) Ciceron, pro _Rabi) .. Post,, 1.<br />
(3) Hen% ad Din, Y, 8( tiwebrero (11. a7lo 7')O de, C
— —<br />
por •las intrig¿s de falsos y perniciosos aliados. Rechazaba<br />
la idea de que la defensa que hacía entónces<br />
del car{cter y conducta de Craso fuese producto<br />
de una nueva convicción, pues habiendo<br />
admirado siempre su carrera, se había esforzado<br />
continuamente en procurar entre ellos la más estrecha<br />
alianza. Conviene recordar que todo esto se<br />
decía no obstante sus notorias envidias y repetidas<br />
disputas, pues Ciceron había sido el primero en insultar<br />
á Craso, cuncediendo t sú rival toda la gloria<br />
de la derrota de Espartaco , ofendiéndole altamente<br />
, haciendo recaer sobre él sospechas<br />
respecto su supuesta participacion en los consejos<br />
de Catilina,. Por otra parte, Craso, lo mismo<br />
que los otros triumviros, había protegido ensecreto<br />
las maquinaciones de Clodio contra la dignidad del<br />
orador, y cuando consideramos cuán impropio era<br />
car a cte,r del avaro acumulador de dinero, atraer<br />
deslumbrar un espíritu como el de Ciceron, es<br />
imposible suponer que fuese tan sincera su reconciliacion<br />
con Craso, como pudo serlo con César y<br />
:insta con Pompeyo.<br />
eiceron, defiende Aresio i Vatinio, hechuras de<br />
Cesar y de _Pompeyo.—E1 orador continuó obrando<br />
sistemaicamente, segun la política que se había<br />
propuesto de atraerse los triumviros, uno despues<br />
de otro, valiéndose de su hermano Quinto,que,<br />
segun hemos visto, servia como lugarteniente de<br />
César, ‘5,- á su amigo Trebacio, que deseco<br />
p fiaba<br />
funciones civiles, para que le congraciasen con el<br />
procónsul de las Galias (1). Ofreció sus servicios<br />
(1) Cic ron. ad Qu. Fr., II , 13, 15; d.<br />
Div. (se. Treba-<br />
-num), VII, 6-8.
7 ._._<br />
{como abogado para defender á Mesio, otro lugarteniente<br />
de César, que abandonó el campo de su<br />
general por órden del Senado para sostener su proceso<br />
(1), ofreciéndose tambien como defensor de<br />
Vatinio, partidario á la vez de César y Pompeyo,<br />
-por cuya doble influencia obtuvo la pletura con.<br />
exelusion de M. Caton, que ejercía entónces en<br />
su favor todo el poder del tribunado, cuando fué<br />
acusado de corrupcion por el partido senatorial.<br />
Su apología por su líitea co2ulg cta seguida en,<br />
aquellas circunstancias. La estudiada defensa de<br />
su conducta en este caso particular, dirigida por el<br />
orador á Léntulo, en Cilicia, demuestra que este acto<br />
era el que había herido nvás profundamente el coi'azon<br />
de la nobleza; y lastimado su vez por has<br />
acusaciones de desercion, con que le abrumaron<br />
entónces sus amigos, se volvió contra ellos indignado:<br />
«Admitiendo, esclama, que sea Vatinio<br />
el traidor y malvado que (:escribis; admitiendo<br />
que yo mismo le haya atacado públicamente como<br />
tal, áun cuando más con objeto de ensalzar las<br />
virtudes de Caton, que con el de denunciar los vicios<br />
de su rival, no podeis vosotros, jefes del Senado,<br />
criticarme porgLm defienda un ser que desprecio,<br />
cuando se recuerda qué clase de infames bribones<br />
me habeis recomendado muchas veces; los<br />
elogios que les habeis prodigado, y las mentiras<br />
que me habeis hecho decir para exiiornar la defensa<br />
que de ellos hacía (2).»<br />
s a2iiquilado el _poder de los nobles como clase,<br />
(1) Ciceron, arl 1. IV, 15. Era atacado por el partido anticesariano:<br />
«Ser vilius edixit ut, adess'et.» No se específica la<br />
acusacioD.<br />
(2) Id., ad Di v. (se, Untultun, Set. del año 70), 1, 9. de la C.
— 88 -s<br />
i2idz:viditos<br />
la autwl-<br />
dewtro<br />
por los enormes, ree? rsos de lo<br />
.atado.—EstaiGa completamente minada, €<br />
dad de los nobles como clase, no sólo por los ataques<br />
de César y las maquinaciones nr:!s encubiertas<br />
de Pompeyo , sino tambien por el cambio de las<br />
circunstancias, y el paso de la riqueza y del poder<br />
i manos privadas. La violencia cometida con un<br />
hombre de Estado como Catulo, y el 'Dec') respeto<br />
con que fueron tratados Bibulo, Léntulo y otros,<br />
!.rabian acostumbrado al pueblo burlarse de las<br />
pretensiones que no tuviesen el sólido apoyo de la<br />
fuerza material; y las tropas de la Replica confe<br />
saban que obedecían nu r:s sus generales que al<br />
Estado, no atreviéndose la . nobleza á recurrir á<br />
ellas para defender las institucionos establecidas<br />
y viéndose obligada á fiarse en las levas irregulares<br />
de .sus partidarios mcIs exaltados, corno Milon,<br />
aumentando de este modo el desprecio creciente<br />
hacia las leyes y el órdcn. En vista do esto r hicieron<br />
un desesperado esfuerzo para mantener su poder,<br />
valiéndose de una corrupcion general, y pusieron<br />
su confianza en un inmenso patronazgo,.<br />
contando con el saqueo de las provincias, el arriendo<br />
de las rentas y la venta de la justicia en los tribunales<br />
públicos. Los procónsules, que se enviaban<br />
al principio á las provincias , para que sintiesen<br />
ménos los efectos de su calda del cargo m:is elevavado<br />
del Estado, volvían ahora todos los ab os de<br />
sus gobiernos con riquezas demasiado cuantiosas<br />
para una posicion privada; con una ambicion escitada<br />
ponla conquista ó el pillase, y con un séqui....<br />
to de cortesanos enriquecidos en su servicio<br />
y adictos<br />
á sus intereses con desprecio de todo lazo de<br />
patriotismo ó de partido. Emplearon por último la
89 —<br />
corrupcion directa comprando los votos de las<br />
asambleas populares > ó de los jueces en los procesos<br />
políticos, pero áun en este campo de batalla,<br />
encontraron los enormes recursos de los especuladores<br />
privados, que los vencieron en generosidad y<br />
mas todavía en promesas, La licencia desenfrenada<br />
de los individuos tenía tambien una ventaja sobre<br />
el gobierno ménos escrupuloso.<br />
Conducta corruptora de los candidatos consulares'<br />
para el a'íio.—(A. 701 de la C).--La conducta de los<br />
candidatos consulares para el año 701 proporcionó<br />
un ejemplo de esta licencia que sobrepujó á todo<br />
lo que se había visto hasta entónces. La batalla se<br />
libró sin interrupcion durante la última mitad del<br />
año, empleando por sí mismos los competidores<br />
todos los medios de aplazamiento posibles, con la<br />
esperanza de oponer entre si los intereses de ¿nubos,<br />
ó de que adelantasen terreno los de cada cual,<br />
viendo Pompeyo con alegría mal disimulada el<br />
aplazamiento de las elecciones y fomentando la<br />
confusion general (1). Eran cuatro los candidatos,<br />
Memmio, Domicio Calvino, milio Scauro y Valerio<br />
Mesala. Los dos primeros se coaligaron y se<br />
comprometieron con los cónsules en ejercicio, á<br />
procurarles, si resultaban elegidos, las provincias<br />
que deseasen, como premio de su influencia. Tenían<br />
testigos, dos de ellos consulares y tres augures,<br />
y<br />
a sobornados para ajur r , los primeros que habían<br />
estado presentes cuando el Senado acordó el decreto<br />
requerido, y los últimos cuando se había ratificado<br />
este mismo decreto por acto de la asamblea<br />
•••■•••••<br />
(1) Cieéron, ad Att., IV, 15: «Pompeius fremit, queritur,<br />
Scauro studet; sed utrum fronte an mente dubitatur.»
popular (1); pero deseando Pompeyo romper una<br />
alianza que amenazaba barrerlo todo ante sí, encontró<br />
medio de inducir Memmio denunciar<br />
esta infame transaccion, y despues de perder de<br />
este modo á sus asociados, áque renunciase á sus<br />
lanes y adoptase la política de los triurnviros. m<br />
P<br />
(2).<br />
El Senado propone que se les someta juicio.—Más<br />
mortificado que disgustado, se vió compelido el Senado<br />
á, acordar una informacion sobre el asunto,<br />
adoptando un procedimiento que fué llamado juicio<br />
secreto que no debía publicarse hasta que se verificase<br />
la eleccion; pero esta maniobra con la que<br />
los nobles se prometían salvar las apariencias y<br />
asegurar al mismo tiempo la eleccion que se propusieron<br />
apresurar, se vió inutilizada por Q. Scevola,<br />
uno de los tribunos, que obrando, no por interés de<br />
Pompeyo, sino con la aprobacion de los ciudadanos<br />
mejores y nills honrados de la época (3), no<br />
tuvo confianza en la justicia de la decision del Senado,<br />
ni en la de los tribunales ante los cuales eran<br />
citados entonces todos los candidatos por muchos<br />
acusadores, (4) para que respondiesen de sus notorias<br />
corrupciones. La centuria privilegiada, que<br />
votaba primero en las elecciones y con cuyo ej emplo<br />
se Podía contar, segun parece, para arra. star los<br />
(1) Idem, ad Att.. IV, 15; «Cum 11lemmio consules Domi-<br />
-tium conjunxerunt qua pactione epistolw committere non andeo<br />
(Véase IV, 18).<br />
(2) Esperaba ("He Pompeyo le concedería como dictador el<br />
consulado por recomendacion de César. Ciceron, ad Qu. Fr.,<br />
III, 2; ad A tt., IV, 8.<br />
(3) Ciceron, ad Qu. Fr., III, 3: Comitiorurn quotidie singuli<br />
dies to l luntur obnuntiationibus, magna voluntate, bonorum.»<br />
(4) Idem, ad. Q. Fr., III, 2: «De ambitu postulad sunt<br />
ornnes qu i ccmsulatum wtunt. (Véase' ad Q. Fr., II, 15, 16;<br />
ad Att., IV, 18.
91<br />
votos de los demás, había sido comprada por diez<br />
millones de sestercios (1), y para subvenir á esta<br />
escandalosa profusion, pedíanprestado los candidatos<br />
áf los capitalistas del modo más escandaloso,<br />
subiendo repentinamente el interés del dinero<br />
causa de esta exhorbitante demanda, de cuatropor<br />
ciento, tasa bastante subida, á ocho por ciento al<br />
mes.<br />
Se suspenden las elecciones por intervencion de uv,<br />
tribuno .—Escévola se interpuso para impedir la reu<br />
nion d los comicios para la eleccion de los cónsules,<br />
y apasó el año sin elegir ninguno de los primeros<br />
magistrados para el siguiente.<br />
Muerte de Julia en el verano del ateo 700.—Nada<br />
podía ser más favorable á las miras de Pompeyo<br />
segun todos los cálculos humanos, que la paraisis<br />
que invadía por grados los poderes esenciales de la<br />
Constitucion. Evidentemente era necesaria una<br />
gran reforma del Estado, y las circunstanciasdel<br />
momento lo mismo que la práctica usual en la<br />
República, inclinaban á la eleccion de un solo personaje,<br />
el más eminente del Estado, hombre de<br />
un juicio y valor experimentados y de popularidad<br />
reconocida, al cual se confiase sin reserva tan grave<br />
responsabilidad. Sin em*argo, mientras el progreso<br />
de los acontecimientos, en tanto que eran susceptibles<br />
de ser dirigidos ó inmovilizados por la<br />
(1) La centuria 'distinguida (5 de prerogativa la elegían<br />
por suerte entre los ciento noventa y tres que componían el.<br />
total para que emitiera su voto la primera. La influencia particular<br />
que ejercía sobre las demás, es objeto de una alusion<br />
por parte de Ciceron (pro Planc., 20): «centuria prerogatiya<br />
tantum habet autoritatis, lit remo unquam prior earn tulerit<br />
quin renunciatus sit,» Soy completamente incapaz de explicar<br />
esta notable afirmacion.
92 —<br />
ha,Lilidad y la experiencia, desarrolla ba de este<br />
modo la politica, preferida por el triunviro, otros<br />
incidentes independientes de su voluntad preparaban<br />
el camino de nuevas combinaciones, no previstas<br />
aun en sus consejos, y fatales á todos sus<br />
cálculos. Hl año 699 fué cuando un susto repentino<br />
causó en su mug-er el aborto ya mencionado y quebrantó<br />
la fuerza de su constitucion, muriendo en<br />
el verano del año 700 (1) de resultas del parto, sin<br />
que sobreviviere el niño para perpetuar las casas<br />
pompeyana y juliana (2'. Los Romanos intieron<br />
por mucho tiempo esta pérdida, y conse ron el<br />
recuerdo de un sér que rubiera podido servir de<br />
mediador entre el padre y su yerno, calmando la<br />
rivalidad personal que acabó con sus libertades nacionales.<br />
El sentimiento que por esto manifestaron y q ue<br />
revisilo formas extravagantes, recordaba la antigua<br />
leyenda de las Sabinas que salvaron el Estado<br />
precipitándose entre las espadas de sus padres y de<br />
(1) PueD lij .:trse aproximadamente la fecha segun un párrafo<br />
de Ciceron, ad Qu. Fr., III, 1, 5. Este recibió una carta<br />
de Br4,-tfia, el-11 de las calendas de Octubre, en la cual se alude<br />
á la muerte de su hija. Ahora bien; el 11 de las calendas de<br />
Octubre. corresponde al 20 Setiembre del año 709 del calendario<br />
no reformado, y 25 Agosto 54, ántes de J. C. Una carta podía<br />
atravesar en 20 días la distancia entre ilowit, y Breta:lia;<br />
por consiguiente debió morir Julia 109 dias ántes, por lo menos,<br />
de que la carta mencionada de César llegase á manos de<br />
Ciceron, es decir, anteriomente al 9 de Agosto del año 700, ó 16<br />
deJulio, 54 ántes de J. C. Plutarco se equivoca evidentemente<br />
cuando dice que la noticia llegó á César en cuanto regresó<br />
(cés(zr , 23); pero fundándose en esto afirma Fischer Que murió<br />
Julia en S,!,tiembre (Rom. Zeitt.). Conviene recordar á los lec-<br />
tores que en el calendario no reformado, Agosto (Sex<br />
nía 29 dios, y Setiembre lo mismo.<br />
tilis), te-<br />
(2) Plutarco, César, 23: Pompeyo, 53; Valerio Máximo,<br />
IV, d, 4; Epit., CVI.
93<br />
sus esposos (1), pero si este, en el órden natural de<br />
las cosas que cedan los padres á la voluntad de<br />
sus hijos y transigir con la dignidad de la edad<br />
á las decisiones más apasionadas de la juventud,<br />
en esta ocasion no existían estos sentimientos; el<br />
padre era mas jóven en edad y en posicion• tenía<br />
la pasion y el movimiento, y el maridi era el que<br />
podía ceder mas túcilmente y de mejor grado, y el<br />
único resultado que podía preveerse de esta union<br />
en el caso de haber durado mucho y con fruto, es<br />
que Pompeyo hubiera cedido gradualmente á la<br />
superioridad de César, en vez de lanzarse arrepen -<br />
tido, una vez libre de esta alianza temeraria, en<br />
los brazos de la aristocracia que había ultrajado.<br />
Sea lo que quiera, la union de Pompeyo y Julia<br />
duró bastante tiempo para darnos mejor idea de su<br />
carácter,. que lo que se deduce de la observacion de<br />
cualquiera otra parte de su carrera. Por m.¿;s que<br />
dulcificada la ferocidad de sus primeros años<br />
por la prosperidad de su edad adulta, apenas podríamos<br />
suponerle tan amable en la vida doméstica,<br />
como aparece en la descripcion que hacen los<br />
historiadores de sus relaciones con Julia, la que,<br />
célebre Por su belleza, tanto como por sus cualidades,<br />
y veintitres años rn.1;s jóven que su esposo,<br />
se consagró á él con extremado cariño, al mismo<br />
tiempo que el amor de éste por ella llega'ia hasta<br />
11•••••••■•■•■••••■•••••--<br />
(1) Veleyo, «Coneordice, pignus Lneano,<br />
114:<br />
«Quod si tibi Pata dedissent<br />
Majores in luce moras, tu sola fur‘ntern<br />
In de \Timm poteras, atque hi p e retinere parentem;<br />
Annatasque manías excuso pingere ferro.<br />
TJt generos soceris median' junxere Sabinbe.»
94<br />
la debilidad. Ya fuese que la plebe se conmoviese<br />
con este raro ejemplo de fidelidad conyugal, hasta<br />
el extremo de honrarle con distinciones inusitadas,<br />
ya no fuese más que por aprovechar la ocasion<br />
de desplegar su adhesion por su héroe César, no<br />
consintió al esposo el consuelo de conservar las<br />
cenizas de Julia en su quinta Albania, que probablemente<br />
destinaba á conservar las suyas, é insistió<br />
para que se honrasen sus restos con funerales<br />
públicos en el campo de Marte (1).<br />
(1) Plutarco, Pomp,, 53. El cónsul Domicio trató de impedir<br />
este tributo de consideracion consagrado á la difunta, por<br />
considerarle evidentemente como un honor para su padre;<br />
pero no podía contenerse al pueblo, ni áun con la prohibicion<br />
de los tribunos. Qion, XXXIX, 64.
CAPÍTULO X.<br />
Cuarta campaña de César (año 699 de la C).—Invasion de Bélgica, por las<br />
tribus germanas.—César las arroja al otro lado del Rhin.—Atravies3,<br />
el rio y castiga á los Sicambros.—Invade la Bretaña.—Quinta campaña<br />
de César (año 700 de la C).—invade la Bretaña por segunda vez<br />
con mayores fuerzas.—Atraviesa el Támesis y derrota á Cassivella,um.<br />
—Obtiene reh6nes y un tributo, y se retira.—Rebelion de los Galos.<br />
Destruccion de dos legiones en Bélgica.—Animosa resistencia de<br />
Q. Ciceron.—Sexta campaña de César (año 701de la C).—Verifica una,<br />
excursion al oteo lado del Rhin.—Destruccion da los Eburones.—Defensa<br />
de Aduatuca, Pacificacion de la, Bélgica.<br />
Estado de las Galias al empezar el aZo 699.—Yacían<br />
postradas las Galias á los pies de César, habiendo<br />
perecido la florde sus pueblos en la vana<br />
tentativa de defender su libertad; las asambleas<br />
nacionales estaban aterradas por los horribles castigos<br />
que había impuesto el conquistador á estas<br />
naciones, y sus decisiones eran dirigidas entorpecidas<br />
por agentes romanos establecidos en sus<br />
ciudades (1). Las rivalidades intestinas de sus tribus<br />
impedían, ademas, que hubiese muchas relaciones<br />
y deliberaciones entre ellas, profesándose<br />
muy pocas simpatías las cuatro grandes divisiones<br />
(1) César, Beil. G VII, 5.
OG<br />
en q uo se dividía la region; sea la Bélgica, la<br />
Aquitania, y las dos en que predominaban respec-<br />
t ivamente los Eduos y Venetos, sin que por esto<br />
pueda suponerse que estuviese ninguna de ellas<br />
satisfecha de sus nuevos dueños, siendo César mis<br />
mo el nr,s,plenamente convencido de la falsedad<br />
de su sumision, y de que acechaban con ansiedad<br />
la ocasion de sacudir el yu go; para lo cual, en vez<br />
de entrar francamente en una, confederacion nacional,<br />
esperaban cada una, en medio del rn.'is triste<br />
silencio, las probabilidades favorables que pudiesen<br />
presentarse.<br />
Afovimiev tos de loç Us9 et(7,5) y Ten cirros) .—Poo<br />
duró, sin embargo, á los Menapianos la alegria de<br />
la retirada de las legiones romanas, pues un nuevo<br />
enemigo los atacó por el lacio opuesto. Los Usipetas<br />
y Tenefros eran dos tribus germanas situadas<br />
en el curso interior del Rhin, respectivamente<br />
al Norte y al Sud del Lippa (1), las cuales<br />
habían sido durante algun tiempo rudamente combatidas<br />
por los Suevos, que, segun hemos visto, seguían<br />
en esta 'época una carrera victoriosa, en la<br />
que extendieron su domina.cion desde la selva Hercinia<br />
hasta la frontera de las Galias, donde sólodieron<br />
detenerles las invencibles proezas de los<br />
ejércitos romanos y de su preclaro jefe. Contenidos<br />
en esta direccion se volvieron entónces hacia,<br />
el Norte, viéndose muy pronto reducidas al último<br />
extremo de las razas b 1 rbaras las tribus antes<br />
mencionadas, al de emigrar en masa v ocupar<br />
nuevos es :,],blecimientos por la fuerza de las armas.<br />
Cayeron por consiguiente sobre los Menapianos al<br />
(1) Mmbe, in Cc s., 1V, 1: Mannert, III, 153; Zeuss, 90.
- 97<br />
\otro lado del Rhin, en número calculado en cuatrocientas<br />
treinta mil almas, huyendo éstos precipitadamente<br />
de sus moradas á la orilla derecha, del<br />
rio, y buscando un refugio cerca de sus antecesores<br />
establecidos en la orilla gala. Reunida así toda<br />
la tribu, presentó un frente más firme á los invasores,<br />
y defendió el paso de la ancha y rápida corriente<br />
con energía y éxito; pero los Suevos recurrieron<br />
entonces á una extratagema, y retirándose<br />
á alguna distancia, in-vitaron á los fugitivos á que<br />
repasasen el rio y volviesen á sus antiguos hogares<br />
(1); cercándoles despues de repente, los atacaron<br />
y destruyeron, verificando despues el paso<br />
del rio en las mismas barcas en que los otros acababan<br />
de hacerlo (2). Quedaron los Germanos establecidos<br />
una vez más en la orilla izquierda del Rhin,<br />
y esto, que en cualquiera otra circunstancia hubiera<br />
producido el levantamiento de las Galias de<br />
Norte á Sur para hacer frente y combatir á sus<br />
enemigos hereditarios, arrastrando en él á, los antiguos<br />
compatriotas de los invasores domiciliados<br />
en Bélgica, para defender su pais adoptivo, no dice<br />
este resultado, pues miras completamente opuestas<br />
embargaban el espíritu. del pueblo galo. Por<br />
una parte, los que estaban in :1s sujetos al yugo romano,<br />
empezaban ya á admitir sin repugnancia<br />
(1) Los establecimientos de los Suecos, en tiempo de César,<br />
estaban situados principalmente en el interior de la Germania<br />
al Este de los Sicambros y de los Ubios á la orilla de la selva<br />
Hercynia, que los separaba de los Cheruscos (César, Bell.<br />
Gal., VI, 10.) Algunas veces figuran como una sola tribu;<br />
otras como una rrudion de tribus (Tácito, Germ., Los<br />
Qhattos y los Hermonduros de Tácitoflnipartieron al pare-<br />
cer su territorio con ellos en época posterior.<br />
(2) César, Bell. Gal., IV, 5; Dion, XXXIX,47 1 48;<br />
sio, VI, 20, 21.<br />
MER1V \LE. TOMO<br />
48- Oro
— 98<br />
la idea fatal deque siendo los Romanos duefios del<br />
territorio, á ellos correspondía su defensa; y por<br />
otra, había tambien muchos que miraban con indiferencia<br />
una invashn que no podía tener peores<br />
consecuencias para la Galia , que un cambio de<br />
sefiore Q . Había ademas otros que esperaban que la<br />
lucha que se aproximaba podría debilitar las dos<br />
potencias rivales, ofreciendo así una ocasion de<br />
triunfo eventual para la causa de la nacion; secretas<br />
esperanzas de muchos de los que militaban.<br />
eritónces bajo las banderas de César, y poblaban.<br />
su capamento de valientes, pero pérfidos auxiliares.<br />
César marcha al encuentro de las tribus invasoras.-El'<br />
procónsul abandonó precipitadamente á<br />
Luca, ántes de la época acostumbrada , cuando<br />
supo por sus lugartenientes el estado de sus asuntos<br />
F„ y que las tribus galas habían llamado á los<br />
invasores Bélgica, prometiendo recibirlos comoamigos<br />
y libertadores. Era á mediados de invierno<br />
cuando franqueó los difíciles pasos de los Alpes,<br />
convocó una asamblea general de los Estados, y<br />
fingie,ndo desconocer sus actos y sentimientos, les<br />
sometió la situacion de su país como un asunto de<br />
interés nacional. Estos le votaron todos los víveres<br />
y refuerzos que pidió, y con sus nuevos reclutas<br />
marchó directamei1te al punto en que estaban,<br />
reunidos lo Usipetas y Tenctros, los cuales habían.<br />
pasado el R 1iin, esparciéndose entonces por todo el<br />
valle de Mosa , penetrando á lo léjos, al Sur del<br />
territorio menapiano, en los de sus antecesores,<br />
los Germanos, los. Eburones y los Condrusos, en,<br />
(1) César, Bel. Gal., IV, 4.
— 99<br />
la frontera del Luxemburgo. El éxito que coronaba,<br />
su empresa excitaba su valor, y daba á su lenguage<br />
un carácter de orgullo muy poco en armonía<br />
con su condición de horda derrotada y fugitiva;<br />
llegando hasta enviar diputad os al general<br />
romano, brindándole con la paz ó la guerra;<br />
anadieron que era costumbre de su nacion no negarse<br />
nunca combatir con un enemigo que los<br />
desafiaba, pero que á pesar ele esto, alcanzado su objeto<br />
que era encontrar nuevos establecimientos, y<br />
no teniendo ninguna cuestion con los Romanos, se<br />
daban por satisfechos con permanecer en el territorio<br />
que habían ocupado, y que sólo reclamaban el derecho<br />
de hacerlo sin que les molestase. Ensalzaban<br />
extraordinariamente el valor y la rapidez con que<br />
habían hecho estas adquisiciones, y acabaron por<br />
declarar que no cedían en valor y fuerza á ninguna<br />
nacion del mundo, exceptuando á los Suevos<br />
á quienes no podían resistir ni los mismos dioses<br />
(1); César contestó, segun su costumbre, que<br />
como procónsul romano tenía el cargo y el deber<br />
de proteger á los Galos contra todo enemigo exterior,<br />
y que no quería mantener ninguna relacion.<br />
ni discutir nada con una nacion extranjera, finterin<br />
ocupase una pulgada del territorio galo; ariadiendo<br />
que mal podrían alegar derechos á las posesiones<br />
de otros, los que eran incapaces de defender<br />
las suyas. Despues de esto tuvo la condescendencia<br />
de avisarles que los nianos, otra tribu del Rhin,<br />
buscaban aliados para defenderse de los ataques de<br />
los Suevos, y les aconsejó que se dirigiesen al sitio<br />
designado, á donde con un movimento de flanco De-<br />
(I) Cesar, Bell. Ga,. IV, 7.
10'0<br />
o'arían en pocos dias y aun en horas, no oponiendoá<br />
q ue repasasen tranquilamente rio, á que<br />
se<br />
se estableciesen en este distrito, como una especie<br />
de 0-ua,rnicion contra los progresos de sus enemigos<br />
co<br />
nilunes; prometiéndoles ademas que obtendría el<br />
consentimiento de los U-bian.os para este arreglo.<br />
Conferencia César con los invasores germanos. El<br />
objeto preferente de la política de César en estos<br />
momentos, era convencer á los Galos de que estaban<br />
completamente libres de la invasion extranjera<br />
bajo la poderosa proteccion de Roma; para conseguirlo,<br />
era necesario adoptar con los Germanos<br />
un tono de arrogante reto, y estar completamente<br />
preparado á obrar de conformidad con esta actitud.<br />
Sin embargo, tenía en frente un formidable<br />
enemigo; con mucha frecuencia el valor desesperado<br />
de los ejércitos bárbaros había destruido<br />
las legiones, para que un general prudente se permitiese<br />
arriesgar un combate mortal con ellos sin<br />
una absoluta necesidad, tanto más, cuanto que todavía<br />
miraba el soldado romano á los Germanos<br />
con mucha Qprension. Era mucho más prudente<br />
consolidar las fuerzas de los adversarios de los<br />
Suevos del otro lado del Rhin, que servir en difinitiva<br />
los intereses de esta potencia invasora, asolando<br />
y despoblando sus fronteras. La moderacion<br />
que desplegó César, sostenida por su carácter resuelto<br />
é inflexible, entibió la bulliciosa audacia de<br />
los oradores germanos, que consintieron en someter<br />
sus proposiciones al consejo de su tribu, y se limitaron<br />
á pedir que César suspendiesepor su parte<br />
la marcha de sus legiones por espacio de tres dias,<br />
hasta que se le pudiese dar una contestacion. Cé-<br />
•ar se negó categóricamente á conceder este corto
101<br />
plazo, pues supo que se había destacado una parte<br />
de la caballería enemiga para forragear en el país de<br />
los Ambivaritas, y no quería dejarla tiempo para<br />
volver en el caso que se debiese venir á las manos (1);<br />
continuó por tanto su. marcha, llegando á doce millas<br />
de los acantonamientos bárbaros en el momento<br />
que volvían apresuradamente los diputados á pedirle<br />
que se detuviera, consiguiendo tan sólo la pro-mesa<br />
de que su caballería no daría principio á las<br />
hostilidades aquel dia. Suplicaban los diputados poli<br />
obtener una tregua de tres Bias para ponerse de<br />
acuerdo con los Ubianos, pero César consideró esta<br />
peticion como una evasiva; y como esperaba encontrar<br />
agua cuatro millas más adelante, y esta a resuelto<br />
á establecer allí su campamento, n.o hubo reflexion<br />
que le apartase .de esta determinacion; pidiendo,<br />
por último, que una diputacion mcls numerosa<br />
de jefes germanos fuese á verle al dia siguiente<br />
al sitio mencionado. Al mismo tiempo dió órden<br />
los oficiales que mandaban su caballería de que se<br />
abstuviesen de romper las hostilidades, y que áun<br />
en caso de ataque, no contestasen hasta que él se<br />
reuniese con ellos.<br />
Gran batalla entre los Romanos y Germanos: de p-<br />
7ota total de éstos. Segun se desprende del relato<br />
que hace César de estos acontecimientos, parece<br />
que habiendo salido de su campamento la caballería<br />
de los Germanos, atacó á los escuadrones romanos<br />
en cuanto los vió aproximarse, sin respetar la<br />
tregua que acababa de ajustarse (2). Calcula en<br />
ochocientos los ginetes germanos, pues el resto<br />
(1) César, Bell. Gal., IV, 9.<br />
(2) César, Bell. Gal., IV, 12.
102 -estaba<br />
forrageando, ascendiendo á cinco mil los romanos,<br />
ó m:ts bien los auxiliares galos. Confiados<br />
éstos en el tratado, no esperaban de ningun modo<br />
este ataque, bastando para ponerlos en desórden<br />
un corto'número de enemigos; y como se defendían<br />
débilmente y sin concierto, tuvieron una pérdida de<br />
setenta y cuatro hombres, dispers ándose y siendo<br />
perseguidos hasta la cabeza de las columnas del<br />
grueso de su ejército que se adelantaba. Indignado<br />
César de esta flagrante violacion de la tregua,<br />
resolvió tornar una señalada venganza en los culpables,<br />
y sin consentir en ningun aplazamiento,<br />
que consideraba corno un lazo que se le tendía, y<br />
sabiendo ademas el desastroso efecto que produciría<br />
la noticia de un revés, por leve que fuera, en<br />
los auxiliares galos y en lus naciones que dejaba á<br />
sus espaldas, empezó por pagar la traicion de los<br />
3,4baros con otra mayor y más terrible que la suya.<br />
A la mañana siguiente, cuando se le presentó la<br />
dipu'acion germana, compuesta de gran número de<br />
jefes, manifestar su sentimiento por lo ocurrido,<br />
mandó cargarlos de hierro en el acto y dió órden de<br />
marchar inmediatamente contra el enemigo, no<br />
preparado para el combate y privado d 'e sus jefes.<br />
Atacados de improviso los Germanos, no tuvieron<br />
tiempo ni áun para formar su grosero órden de ha-<br />
'talla, y sólo pudieron prolongar una resistencia<br />
inútil, reuniéndose al rededor de sus carros. Hicieron<br />
escapar apresuradamente á sus mujeres é hijos<br />
con la esperanza de que se librasen del furor<br />
de un enemigo al que no esperaban. vencer; pero<br />
notando César este movimiento, mandó á su caballería<br />
que persiguiese y atacase á los fugitivos<br />
desarmados; y como los Germanos tenían pocos
103<br />
ginetés que oponerla, se ejecutaron fácilmente sus<br />
órdenes y con una ferocidad implacable. A la vista<br />
‹de esta carnicería perdieron todo su valor los bárbaros,<br />
rompieron sus filas y se dieron á la fuga;<br />
pero como estaba tornada su retaguardia por la caballería<br />
romana, no tuvieron más remediopara escapar<br />
del campo de batalla que marchar por el<br />
flanco izquierdo por la parte donde se halla el Rhin,<br />
aparentemente poca distancia. Pero aqui se vió<br />
detenida su fuga por la corriente de éste, rápida y<br />
profunda en el punto en que se une .con otro, con<br />
el Alosa, segun el texto de César, pero probablemente<br />
el Mosela (1). Aquí volvieron z reunirse, pero sólo<br />
por un momento, y poco despees, se arrojó de cabeza<br />
aquella multitud al rio, siendo arrastrada por las<br />
aguas. Los Romanos tuvieron pocos heridos y ningmn<br />
muerto, pereciendo por completo la considerable<br />
masa de los Germanos, cuyo número no bajaba<br />
probablemente de ciento ochenta mil individuos:<br />
por lo que toca á la diputacion prisionera, la trató<br />
el vencedor con despreciativa clemencia, dejándoles<br />
(I) Es muy dificil fi lar el sitio de esta batalla. El texto de<br />
César habla sin duda de los confluentes del Rhin y del Menso<br />
(Mosa); pero se recordará que los Germanos no pedían más que<br />
tres dial para enviar un mensaje á los Ubianos (en la orilla derecha<br />
del Ruin, entre Colonia y Coblenza) y recibir su respuesta<br />
definitiv, los que está en completo desacuerdo con dicha<br />
Itsercion. Los Ubianos habían penetrad, por lo ménos, hasta<br />
las fronteras de los Treviros, segun C( ,sar y Dion, (XXXIX, 47),<br />
y no hay razon para suponer' que verificasen ning .Gna retirada<br />
delante de los Romanos. Opina Cluverius que sería neces.irio<br />
leer Mosela en vez do Mosa, y á pesar de la crítica de Mannert,<br />
estoy dispuesto á creer, ó que nuestro texto es defectuoso,<br />
que el autor de los coment -irios cornete un error de memoria .<br />
Mannert admite que la union del Mosa y del Wahall. se verificaba<br />
antiguamente en el mismo punto que ahora, á ochenta<br />
millas solamente del mar (II, 192). El país limítrofe, era en<br />
ústa época completamente inaccesible para los ilomanos.
104<br />
en libertad de marcharse; de la cual no quisieron<br />
aprovecharse, pues temiendo la enemistad de , los<br />
Galos los que habían hecho sufrir perjuicios e insultos,<br />
prefirieron quedarse en el campo romano.<br />
Traicione imputada á César en el Senado. Catonpropone<br />
que se le entregue al enemigo.—César mandó<br />
á Roma la noticia de este notable triunfo, y<br />
despues de leer el Senado su despacho, decretó<br />
por aclamacion una supplicatio, ó accion de gracias<br />
nacionales á los dioses. Caton se levantó furioso<br />
para oponerse que se prodigasen semejantes<br />
honores por tal indignidad, y denunció la<br />
conducta de César como pérfida y degradante<br />
para el nombre romano, presentando la conducta<br />
observada con los Germanos, como una violaciou de<br />
la fé debida en nombre de la República, y proponiendo<br />
en cambio una humillacion nacional, para<br />
apartar la cólera del cielo, y probar á los bárbaros<br />
que los Romanos desaprobaban la traicion de sus<br />
generales, aun cuando se viese coronada por el<br />
éxito. Declaró que César débía ser entregado á los<br />
Germanos en expiacion del crimen nacional, no<br />
faltando por, completo ejemplos de semejante procedimiento,<br />
del que podían citarse dos Casospor lo<br />
menos; uno, cuando Q. Fabio y Cn. Apronio fueron<br />
entregados á los Apoloniatas por haber dado muer•<br />
te á sus embajadores (1); y otro, cuando L. Minucio<br />
y L. Manlio sufrieron la misma suertepor un<br />
hecho parecido (2). Masa pesar de estos ejem-<br />
(I) Epit., XV; Dion, Exeerpt. Vales, 43; Valerio<br />
Máximo, VI, 6, 5.<br />
(2) Tito-Livio, XXXVIII, 42: Valerio Máximo; VI, 6, 3..<br />
(Véase Ciceron, pro Cces., 34: «Ut religione solvatur, eivitas.<br />
civis Romanus traditur.»
e<br />
105<br />
píos de los tiempos más austeros de la República,<br />
en aquélla epoca, no podía dirigirse seriamente<br />
semejante llamamiento á la virtud pública del Senado,<br />
Di á sus sentimientos religiosos; y sólo un<br />
corto número de enemigos personales del procónsul<br />
que tenían todo el encarnizamiento de Caton,<br />
sin participar de sus singulares ideas, pudieron<br />
aplaudir y excitar su frenética violencia, uniéndose<br />
un exámen razonable del asunto á un sentimiento<br />
de interés general ó privado, para impedir que la<br />
gran mayoría de la asamblea se dejase arrastrar<br />
por tan extravagante parodia de justicia.<br />
Verosimilitud del relate de Ce'ts'ar.—Seguramente<br />
que no podía esperarse una apreciacion imparcial<br />
de los verdaderos hechos por parte de hombres<br />
de Estado tan cegados por los ódios políticos (1);<br />
de todos modos , parece que no hay razon para<br />
poner en diicla la probabilidad esencial del relato<br />
que hace César del asunto, imputando los Germanos<br />
la primera infraccion del tratado, fundándose<br />
para ello en la enorme desproporcion de su número.<br />
Es lo cierto que la caballería que se les<br />
opuso era gala, y puede presumirse la escasa sim-<br />
p<br />
atía que tenía por la causa que se veía obligada<br />
á defender; avanzaba ademas sin desconfiar en la<br />
fé de los tratados, y lo que sucedió, probó lo acertado<br />
del cálculo de los Germanos. El escuadron<br />
más numeroso huyó delante del más pequeño, lo<br />
cual no hubiera podido suceder si los Galo-Romanos<br />
hubieran sido los primeros en atacar con<br />
una fuerza tan superior ; apareciendo infunda-<br />
(1) Suetonio alude á esta historia (Jul., 25), y se menciona<br />
más especialmente por Plutarco (Coes., 22.)
— 106da,<br />
por lo tanto, la acusacion de perfidia premeditada,<br />
por parte de César. Lo que no puede negarse,<br />
es que tuvo la fortuna de aprovechar el crimen<br />
de sus enemigos que hubiera podido repararse con<br />
una ligera explicacion, en cuyo caso, hubiera tenido<br />
derecho de imponer condiciones más duras; pero<br />
como el tiempo era precioso y precaria su situacion,<br />
se permitió una medida extremada de represalias;<br />
y si consiguió la ventaja, perdió seguramente toda<br />
la gloria del encuentro que siguió á<br />
Cesar proyecta una exemrsion á Gemania.—V arias<br />
hordas inmigrantes habían l'asado el Rhin pintes<br />
que los Usipetas, y los Tenctros, y ya se hubiesen<br />
establecido en territorio galo, ó hubiesen perecido<br />
en sus correrías, sólo habían llegado rumores<br />
vagos é inciertos sobre su destino á los oidos de las<br />
que habían dejado detrás. César estaba resuelto, sin<br />
embargo, á hacer saber al pueblo germano lo que<br />
se había hecho de este último enjambre de invasores;<br />
cómo habían caido en un dia de carnicería las<br />
dos tribus, y cuáles eran los terribles enemigos<br />
que de este modo habían abreviado su carrera. Su<br />
autoridad en la Galia dependía sobre todo del freno<br />
que pusiera al espíritu aventurero de los hombres<br />
libres del otro lado del Rhin, y de la conviccion<br />
que inspirase á los descontentos, de que el<br />
brazo de la República era bastante largo para proteger<br />
á sus auxiliares más apartados. Apénas merece<br />
tomarse en cuenta el pretexto de que se sirvió<br />
César para verificar su excursion á Germania:<br />
éste era el de perseguir los exiguos restos de los/<br />
Usipetas, cuya caballería no había asistido á la<br />
batatalla; y no lo merece más la razon deque los<br />
Ubianos hubiesen solicitado .su concurso contra los
— 107 --<br />
Suevos, segun se dijo: la verdad es que todo procónsul<br />
romano alegaba siempre un pretexto legiti<br />
mo para un acto de agresion, y el verdadero motivo<br />
queda' a siempre secreto; en esta ocasion tenía<br />
indudablemente César miras ml:ts elevadas y profundas,<br />
al resolverse á pasar la frontera y presentarse<br />
con toda la magestad de las armas romanas<br />
á los orgullosos guerreros ante los cuales temblaban<br />
las tribus del illlin (1).<br />
Rápida carnpai7a al oteo lado del Rhin.—Exigiá<br />
primero de los Sicambros que le entregasen los<br />
fugitivos que acababan de escapjtrsele,pero éstos<br />
contestaron con energía que, puesto que el negaba<br />
á los Germanos el derecho á intervenir en los<br />
asuntos de la Galia, ellos por su parte estaban dispuestos<br />
á negar su autoridad sobre un pueblo de su<br />
nacion. Bastó esto para producir el conflicto, y César<br />
dió las órdenes para efectuar el paso del rio, *escogiendo<br />
un sitio cerca de la ciudad actual de Neuwied<br />
(2), algunas millas mas abajo de Coblenza,<br />
donde las orillas presentaban un espacio de terreno<br />
compacto por ambos lados; allí construyó un<br />
(1) César, Beil. Gall., IV, 16.<br />
(2) Era el sitio donde Augusto construyó despues un puente<br />
de piedra, cuyos cimientos todavía se ven, segun se dice, y<br />
corresponde con la situacion de los Lbianos. Suponiendo que<br />
la batalla de •.que acabamos de hablar se verificó cerca de los<br />
confluentes del Rhin y de Mosela, podríamos creer que Cesar<br />
continuó su victoria pasando el rio por el sitio más próximo,<br />
y por estas razones hemos preferido la localidad .mencionada<br />
en el texto. Es cierto que se ha supuesto, segun la asercion ch-)<br />
Flor° (III, 118), que pasó el Mosela y el Rhin en su prrnera espedicion<br />
contra los Germanos, y que su primer paso de este<br />
último rio fue próximo á Bingen; pero esto no concordaría con<br />
la situacion de los Ubianos ó de los Sicambros, que estaban situados<br />
más al Norte seguramente. Floro pensaba más acertadamente<br />
que había pasado el Mosela desde la orilla derecha.<br />
(Véase Mannert, II, I, 255.)
- 108<br />
uente, en parte para mayor seguridad, y en parte<br />
P<br />
quizá para dar á los naturales una idea más elevada<br />
de la dignidad v poder de la República. La corriente<br />
era ancha rlipida, rá y los ingenieros pusieron todo<br />
su empeño y habilidad en hacer una construccion.<br />
sólida, acabándose la obra en el corto plazo de<br />
diez dias (1); pero despues de este trabajo, no lo<br />
empleó César más que para pasar su ejército á la ida<br />
y á la vuelta, despues de haber empleado algunas<br />
semanas en asolar la comarca de los Sicambros,<br />
y en presentarse z1 los Ubianos como amigo y aliado.<br />
Es cierto que los Suelos reunieron grandes<br />
fuerzas y se prepararon al combate; pero el procónsul<br />
se contentó con la demostracion hecha y no<br />
tornó ninguna medida para venir á un encuentro.<br />
Cuando ganó la orilla izquierda, destruyó su<br />
puente y se alejó apresuradamente:para dedicarse<br />
á otra empresa de la misma naturaleza, dirigida<br />
probablemente por annogas miras políticas (2); éstas<br />
que no eran otras que la famosa invasion de la<br />
Gran Bretaña, empresa á que se debe la primera<br />
aparicion de esta nacion en la historia de Europa<br />
y del mundo.<br />
ee'sar se informa del carácter y condicion de los<br />
Bretones. Las campañas de César en Bélgica le<br />
(1) César, Bell., Gall. IV, 17, Plutarco, Cces., 22. El autor<br />
del Precis des guerres de César, pág. 61. compara este puente<br />
con el que Bertrand echó sobre el Danubio, cerca de Viena,.<br />
para Napoleon en 1809, y demuestra la gran superioridad de<br />
los ingenieros modernos, considerando á la vez la dificultad<br />
de la empresa y la rapidez con que se concluyó. El puente de<br />
Napoleon exigió diez veces más trabajo y se concluyó en doble<br />
número de dias. Este autor supone que César pasó por Colonia.<br />
(2) Cesar fué el primer romano que pasó el Rhin. Suetonio,<br />
J?tl., 25; Dion, XXXIX, 50.
109 —<br />
hicieron fa niliares la existencia y carácter de los<br />
habitantes de la gran isla situada á la vista de<br />
sus costas, siendo seguramente de sus aliados de<br />
la orilla opuesta de los que sus enemigos sacaron<br />
recursos bastante considerables. Interrogados sobre<br />
las relaciones que existían entre ellos y los naturales<br />
de la Bretaña, afirmaron que muchos individuos<br />
de su propia raza habían emigrado de la<br />
Galia el siglo anterior y se habían establecido más<br />
allá de las costas montañosas que se distinguían<br />
en el horizonte. Hablaban Cambien de una poblacion<br />
considerada como aborigene, que había sido<br />
invadida por estos emigrantes, y en cuyas tierras<br />
habían fijado poco á poco su morada (1). Describían<br />
este pueblo primitivo como particularmente rudo<br />
y bárbaro en sus costumbres sociales (2), casi completamente<br />
desnudos, y acostumbrados á pintarse<br />
el cuerpo de azul de un modo grotesco (3). Admitían<br />
la comunidad de mujeres sometida á ciertas<br />
reglas , y se alimentaban casi exclusivamente<br />
de leche y carne, por la repugnancia que les<br />
causaba el trabajo y por la habilidad que exigía la<br />
pesca (4); y habitando separados ó por grupos de<br />
pequeñas cabañas, con una valla de madera en<br />
torno de éstos y al lado de las selvas, montañas ó<br />
(1) César, Bell. Gall., V, 12.<br />
(2) Idem, ibid., Y. 14.<br />
(3) Dice César: «Omnes se Britanni vitro inficiunt;» si hay<br />
que ampliar el sentido de estas palabras á las tríbus belgas en<br />
la Gran Bretaña, debernos suponer que se adoptó parcialmente<br />
la costumbre por ellos, imitando á sus vecinos más groseros.<br />
Solinus dice: «Begionem partim tenent barbari quibus per artífices<br />
plagarum figuras jarn infle a pueril varice animalium<br />
effigies incorporantur» (cap. 25).<br />
(4) Dion, XXXVI, 12. Lo que caracteriza fatalmente sus<br />
descendientes Gaelicos hoy todavía.
110<br />
p<br />
:intanos, no poseían nada<br />
que pudiese merecer el<br />
nombre de ciudad (1). Segun toda apariencia, era<br />
al Norte del país donde las tribus mlls bárbaras<br />
usaban para la guerra el carro armado de hoces:<br />
como César no se apartó mucho de la costa, parece<br />
q ue no las encontró. De todo esto podemos deducir<br />
que los primeros habitantes conocidos de la isla<br />
pertenecían division Gaélica de la raza ceLica,<br />
y que su posesion les fué disputada en época muy<br />
lejana por la invasion posterior de los Kymris (2),<br />
los cuales llevaron consigo ademas del lenguaje<br />
y los caracteres fisiológicos que tan marcabs<br />
se conservan aun en una parte de la isla, la<br />
religion druídica que ya hemos dado á conocer,<br />
siendo tal vez las cualidades fijas y exclusivas peculiares<br />
á una institucion insular las que dieron<br />
al druidismo breton un ascendiente tan considera:<br />
Me entre las tribus galas, y se la hicieron considerar<br />
como la expresion más pura de su sublime teología.<br />
Los Belgas que eran los últimos que habían<br />
llegado á las costas bretonas, se apartaron facilmente<br />
de las costumbres salvajes de la vida de los bosques<br />
por las influencias civilizadoras de la costa y<br />
de un rio navegable. Observa César que los habitantes<br />
de la comarca más próxima á la Galia<br />
eran mucho más cultos; y la rapidez extraordinaria<br />
con que se hicieron célebres en el comercio lose<br />
puertos orientales, revela en la raza esa aptitud<br />
natural que ha confirmado tan plenamente su historia<br />
ulterior.<br />
Sic proximidad d la Galia era peligrosa para la<br />
(1) César, Bell. Gall., V, 21; Strabon, IV.<br />
(2) Véase Thierry, Gazaois. Introdueeion, pág. XCI.
— 111<br />
seguridad de las conquistas. romanas. Entre las tríbus<br />
belgas establecidas en la isla y sus antecesores<br />
que en ella quedaron (1), subsistió una íntima<br />
alianza. "Algunos reyes de los Estados continentales<br />
reclamaban todavía una especie de soberanía<br />
sobre los que habían emigrado al otro lado del<br />
mar. César se quejó de que sus enemigos en la Galia<br />
habían recibido frecuentes socorros de un brazo<br />
invisible que se les tendía desde estas lejanas<br />
colonias, y el ejemplo de la libertad y esa expresion<br />
de simpatía eran siempre un peligro para la<br />
tranquilidad de sus nuevas conquistas. Era, por lo<br />
tanto, al parecer de alguna importancia política<br />
atacar á pueblos que podían suponerse orgullosos<br />
con su seguridad insular, y hacer penetrar por lo<br />
ménos el terror z.1 las armas romanas más allá de<br />
la barrera levantada por la misma naturaleza. Un<br />
siglo entes, un ejército proconsular, había vuelto<br />
las espaldas de terror, á la vista del Atlántico, creyendo<br />
que habían llegado al fin del mundo hatitable,<br />
y que se aproximaban como profanándolas<br />
las fronteras de la noche y del olvido; pero entónces,<br />
ni la época, ni el espíritu de las legiones, ni el<br />
temperamento de Cés'ar, eran va accesibles á semejantes<br />
sentimientos, y las olas del Occeallo occidental<br />
les inspiraban más bien ambícion que temor<br />
(2).<br />
(1) César nos da á conocer que muchos de los Estados bretones<br />
tornaron. su nómbre y su origen de la Galia, especialmente<br />
las tribus belgas (Bell. Gal., y , 12). Ptolomeo menciona<br />
nombres de Parisianos, Atrébatas, Belgas, Menapanos. Los<br />
Parísianos eran Belgas, en la extensa significaelon de la palabra,<br />
para Estrabon, pero no para César.<br />
(2) «Decimus Brutus aliquanto latius, Celticos Lussitanosque<br />
et .omnes Galiwce populos, tormidaturnque militibus
112<br />
César se prepara á invadir 1(1 BrelaiTa.—Despues<br />
de haber repasado el Rhin, fijó el procónsul sus<br />
cuarteles de invierno en la costa de los Morillos;<br />
porque solamente en los distritos más apartados<br />
podía esta tribu conservar su independencia; el solo<br />
rumor de su proyecto de invasion en la isla, dió<br />
tal idea á estos pueblos de su audacia y de su poder,<br />
que se apresuraron á, someterse, voluntaria -<br />
mente en su mayoria, (1). El general romano los<br />
admitió de buen grado y obtuvo su concurso y los<br />
informes que necesitaba, empleando algunas semanas<br />
en reunir sus armamentos navales; enviando<br />
un oficial llamado Voluseno á explorar la costa<br />
opuesta, y encargando á, Commio, jefe, al que habia<br />
concedido la soberanía de los Atrébatas, que se<br />
dirigiese á sus amigos y deudos de la isla, y les<br />
pintase con colores convenientes la grandeza del<br />
poder romano y la necesidad de su alianza ó de su<br />
sumision. El rumor de sus preparativos había alarmado<br />
ya á los Belgas del Sur de la Bretaña , los<br />
cuales enviaron varios embajadores á su campo, en-2<br />
cargados de ofrecer rehenes en prueba de su buen<br />
deseo y de su fidelidad.<br />
•<br />
A traviesa el estrecho por Douvres.—Era ya demasiado<br />
avanzada la estacion para que el general<br />
men Oblivionis (Véase Tito-Livio, Epit., LV): peragratoque<br />
victor Occeani littore, non prius signa convertit, guarn cadentem<br />
in maria solem, obrutumque aquis ignem non sine quodann<br />
sacrilegii metu et horrore deprehendit» Floro, II, 17. Los<br />
Romanos pusieron en ridículo la vanidad de César al dar el<br />
nombre de Occéano á un estrecho poco profundo. Lucano,<br />
II, 571:<br />
«Oceanumque vocans incerti stagna profundi<br />
Territa quesitis ostendit terga Britannis.»<br />
(1) César, Bell. Gall., IV, 21, 22.
omano proyectase la conquista de cualquiera parte<br />
'de la isla en aquella campaña, aun en el caso de<br />
que alimentase algun proyecto para el porvenir.<br />
Su objeto era adquirir por sí mismo conocimiento<br />
de la comarca, de sus jefes y' de su poblacion, para<br />
intervenir de cualquier modo en sus asuntos, y<br />
enlabiar con ellos relaciones que proporcionasen<br />
un pretexto justificado para una intervencion más<br />
formal en otra ocasion. Le pareció bastante para<br />
sus designios inmediatos reunir una fuerza de dos<br />
legiones y algunos centenares de ginetes, debiendo<br />
embarcarse las primeras en ochenta trasportes<br />
en Porto Itio (1), y los segundos en un paraje si<br />
tuado á ocho millas al Kste. El embarque de las dos<br />
divisiones se efectuó simult-íneamente el 26 de<br />
(1) El punto de la costa francesa en donde se embarcó César,<br />
no se determina con exactitud, y debemos prescindir del<br />
exajerado espíritu nacional_ de algunos escritores flamencos<br />
(Véase Bast, Antig. Rom. Gaul. , pág. 254), disputándose todavía<br />
este honor Boulogne, Ambleteuse, Witsand y Calais. No<br />
fué Calais, porque en este caso no hubiera enviado César de seguro<br />
su caballería más hacia el Este para -verificar el paso.<br />
Boulogne, que fu(-- despues el puerto habitual de embarque<br />
para la Gran Bretaña, era conocido con otro nombre, el de Gessoriacum.<br />
Probablemente por error, tomando el Este por el<br />
Oeste, coloca Ptolomeo este sitio al Este del I-muv ,,;.-x.p.ov (Véase<br />
Mannert, II, I, 18 1)). La cuestion parece quedar reducida<br />
á los puertos Ambleteuse y de Witsaild, y al decidir entre<br />
ellos podemos dejarnos guiar en parte por la .;emejanza de los<br />
nombres de Iccius ó ltiu , y de Witsand, y en parte, porque<br />
WitSand era en la Edad Media el puerto desde donde se pasaba<br />
comunmente (Véase I)ueange, en las Memoires de Joiircille,<br />
diss., XXVI). Ambos están á la misnr-3 distancia del punto más<br />
próximo de la costa británica. Cuando C ésar calcula la longirud<br />
del trayecto en treinta mili que excede la distancia de<br />
playa á playa, pudo haber medido desde su punto de partida<br />
al_ en que tocó tierra, cii Dc d El (1-ztov 7).x lsov) es probablemente<br />
el cabo Grisner. (Véase Walc!“maer, G. des 11, 268). Con<br />
relacion á la ortografía del nombre los - MSS. de Cé:;ar, leen<br />
•Itius. y los de Ptolomeo (1-/..0v). La fora Tecius, es una corimpcion<br />
de eser : tor má r- Ra-4,, loe. Pi.<br />
'Ir 41£ f f", '7! ' 440 11.,
111<br />
Agosto á las tres de la mañana, y segun parece al<br />
empezar la marea alta que corre todo lo largo<br />
de la costa de Francia y de la orilla opuesta-, en di-<br />
re<br />
ccion Nordeste. El procónsul se* embarcó con la<br />
infantería, avanzando muy lentamente, tal vez'<br />
con el objeto de poder encontrar los trasportes de<br />
caballería, y se encontró á las diez de la mañana á,<br />
la altura de las costas escarpadas de Douvres.<br />
escuadra esperada se hallaba detenida por el viento<br />
ópor al un accidente, y como hasta el sitio presentaba<br />
obstáculos, se decidió el invasor á buscar<br />
otro lugar de desembarque. Descríbese aquí el.<br />
mar como una especie de bahía estrecha dominada<br />
por alturas que dominaban por completo todos los<br />
alrededores (1), y que se hallaban ya coronadas dei<br />
indígenas armados. Por lo tanto, despues de esperar<br />
el procónsul la mayor parte del dia la llegada<br />
de su caballería aprovechó la ocasion de la marea<br />
siguiente, que coincidía con un viento favorable,<br />
para seguir la costa hacia el Norte, por espacio de<br />
siete ú ocho millas, llegando así á la abierta playa<br />
de Walmer ó de Deal (2),<br />
(1) César, Beil. Gall., IV, 23. Sus expresiones describen<br />
evidentemente una bahía estrecha y no pueden referirse al<br />
promontorio de South Foreland. Es una antigua tradicion en<br />
Douvres, que el mar penetraba en otro tiempo en este sitio<br />
cinco ó seis millas más tierra adentro. A cad. Sci. et Bell. Lett.<br />
de Bruxel, III, (1770) , citada por Bast , Antq. Rom. et<br />
Gaul.<br />
(2) Idem, ibid.:
115 —<br />
_Desembarco de los Romanos .—Los movimientos de<br />
la escuadra romana eran vigilados desde las alturas<br />
próximas por los Bretones, y en el momento en<br />
que llegó al sitio en que se proponía su jefe colocar<br />
en seco sus buques, se cubrió la playa de un<br />
imponente número de guerreros montados sobre<br />
carros, y dispuestos á impedir el desembarco. Había<br />
muy poca agua para que pudieran apróxirnarse<br />
los buques mayores, por lo cual se arrojaron 1 s<br />
bárbaros al agua para llegar hasta sus agresores;<br />
pero colocadas de costado las galeras de guerra<br />
que calaban ménos agua, para resistir á los que acometían,<br />
y haciendo uso de sus proyectiles, se pro-<br />
- dujo el desórden entre los Bretones. En la confuáon<br />
causada por una manera de combatir con que<br />
no estaban familiarizados, demostraron los Romanos<br />
poco ardor al atacar al enemigo, hasta que el<br />
porta-estandarte de la décima legion se arrojó con<br />
su águila en medio de las olas, llamando en su seguimiento<br />
á sus compañeros (1), que excitados poi<br />
de J. C., el primero al medio dia y el segundo á media noche.<br />
debiendo ser desde luego este último el que observó César á_<br />
las cuatro noches de su llegada (c. 29). De haber llegado la<br />
marea á su apogeo á media noche (30-31), debió suceder lo<br />
mismo á las ocho de la noche, el 26. Por consiguiente, empezó<br />
la marea á las dos de la tarde del 2G, y con ella debió César<br />
levar anclas á la altura de Douvres. Como el flujo se adelanta<br />
hacia el Norte, debió tomar esta direcion, conduciéndole una<br />
marcha de siete á ()ello millas precisamente á la playa de<br />
Deal ó de Walmer. La única razonpara creer que tomó el rumbo<br />
opuesto, es la frase de Dion, XXXIX, 51 (Tcur:<br />
etc.) que indica, segun se supone, los pantanos que -;e encuentran<br />
entre Romney, pero Id no ythe1<br />
al otro lado. 1, frase<br />
puede significar, s' in emba'rgo, la playa compacta y b.iñada<br />
por las olas. Dice tambien Dion que navegó alrí'dedor de un<br />
promontorio, lo cual no puede conciliarse con la idlea de su<br />
marcha hacia el Oeste.<br />
(1) Cesar. Bell. IV, 27.
-1 1G --elpeligro<br />
de su adorada insignia, se lanzaron al<br />
agua, rechazaron á los bárbaros y consiguieron<br />
saltará tierra. La fama de César y de sus legiones<br />
le había precedido; así es que cuando los Bretones<br />
se vieron comprometidos en una lucha cuerpo<br />
cuerpo con los conquistadores de la Galia, perdieron<br />
el valor; pero privados, sin embargo, los Ro<br />
manos de su caballería, hubieran podido sufrir mucho<br />
en el vigorosa ataque de los carros y de los ginetes<br />
enemigos; y aunque fue débil la resistencia<br />
opuesta su desembarco, no pudieron perseguir<br />
los insulares, y se apresuraron á poner en estado<br />
de defensa el terreno conquistado, levantando los<br />
atrincheramientos de costumbre. Antes, sin embargo,<br />
de que estuviesen concluidos estos atrincheramientos,<br />
llegó una embajada de los Bretones ofreciendo<br />
rehenes y haciendo humildes protestas de<br />
sumision, poniendo ademas en libertad á, Cornmió,<br />
que había sido hecho prisionero y cargado de cadenas<br />
en cuanto pisó tierra, despues de excusarse<br />
mucho por este hecho. El general romano se quejó<br />
del recibimiento hostil que había encontrado, despues<br />
de haber sido esperado en la Galia con ofrecimientos<br />
de amistad y de alianza, pero consintió en<br />
aceptar las excusas que se le presentaban y los rehenes<br />
que se le ofrecían.<br />
Graves averías que experimentó su ilota con la<br />
marea alta.—Obrasen ó no con sinceridad los Bretones<br />
bajo el influjo de la derrota, un accidente que<br />
ocurrió á la flota extranjera, les animó á cambiar<br />
de conducta y violar su palabra. Embarcada por<br />
áltirno la caballería romana cuatro dia.s despues de<br />
la partida de su jefe, fué empujadapor la violencia<br />
del viento, y como su rumbo era hacia Noroeste,
117<br />
venia probablemente del Este la brisa favorable<br />
con la cual esperaban verificar su desembarco.<br />
Antes de llegar á las dunas refrescó el viento, y se<br />
pusieron ingobernables los buques, algunos de los<br />
cuales lograron llegar á la Galia, pero otros fueron<br />
arrastrados á través del estrecho, muy hacia<br />
el Oeste, y arrojados á puntos muy lejanos de la<br />
costa británica (1). La marea subió á media noche<br />
con la luna llena á una altura extraordinaria, y<br />
sopló el viento con una violencia que jamas hal<br />
Man visto los Romanos, poco conocedores de estos<br />
mares. Arrojados á la playa los buques de guerra,<br />
fueron cubiertos por las olas y hechos pedazos, y<br />
los trasportes anclados, perdieron sus amarras siendo<br />
lanzados contra la costa y unos contra otros.<br />
El ejercito l'ormino se ve acosa (lo por los Rretones.—Casi<br />
inutilizada de este modo la flota romana,<br />
quedó el pequeño ejército sin los medios necesarios<br />
para reparar el daño, y ademas sin ',ro-visiones<br />
de trigo para mantenerse durante el invierno:<br />
y observando los Bretones lo exiguo de las fuerzas<br />
romanas y su escasez de víveres, empezaron á<br />
tener esperanzas de destruirlas por el hambre, presumiendo<br />
que la pérdida completa de un ejército<br />
con su general, quitaría á los Romanos el valor para<br />
repetir su empresa. Ejecutaron, sin embargo, sus<br />
planes con poca habilidad, pues dirigieron un ataque<br />
repentino contra la sétima legion que estaba<br />
forrageando, pero no á mucha distancia del campamento,<br />
de donde salió César en su auxilio, poniendo<br />
en fuga á los acometedores; apelar de<br />
esto, su conocimiento de la traicion del enemi-<br />
1) César, Bell. Gall.. IV, ?Q.
— 118<br />
go y los peligros diarios á que estaba expuesto<br />
le hacían desear cada vez más abandonar la isla.<br />
sin tardanza. Se aproximaba ademas el equinocio<br />
y los temporales de que generalmente va acompañado,<br />
y consideró como una gran fortuna que los<br />
bárbaros se le presentasen nuevamente arrepentidos<br />
y sumisos, contentándose con exigirles doble<br />
número de rehenesque los ofrecidos al principio, y<br />
ocu lyIndose activamente desde la noche del huracan<br />
en reparar sus buques, y destruir los más averiados<br />
para procurarse materiales con que reparar<br />
los otros.<br />
César reyresa la Galia Mes del eguinocio.—<br />
César se hizo á la vela poco despues de media noche,<br />
algunos dias ántes del equinocio, es decir,<br />
cerca de tres semanas despues de la época de su<br />
llegada, aprovechando el reflujo que debía servir<br />
entónces para alejarle de la costa y llevarle hasta<br />
la Galia. nos buques que no pudieron entrar en el<br />
puerto indicado fueron arrastrados por la corriente,<br />
la cual les hizo bajar por el canal (Fi,<br />
Operaciones del resto del, a rlio.—Ce'sar marcha á<br />
Iliria.—A su regreso de la Gran Bretaña, envió<br />
César á Salino y á Cotta á que hiciesen una excursion<br />
al país de los Menapianos, la cual tuvo mejor<br />
éxito que la del año anterior, á loque contribuyó<br />
la sequía que hizo más accesibles los pantanos, en<br />
tanto que Labieno castigaba á los Morillos que<br />
('1) César, Bell. Gall., IV. 36: «Pauló' infra delattr sunt.»<br />
1 llegar á las cestas de la Galia, fueron atacadas por los Morillos<br />
las tripulaciones de estos buques, encontrándose muy<br />
• cerca del cuerpo principal que había va desembarcado, habiéndolo<br />
verificado probablemente cerca ' de Ambleteuse ó de<br />
Bou iog'ne.
119<br />
_habían atacado á las tripulaciones de los buques<br />
dispersos. En cuanto supieron los Bretones que el<br />
general romano había abandonado sus costas,<br />
'descuidaron enviar los rehenes prometidos, exceptuando<br />
solamente dos tribus (1); pero sus compatriotas<br />
recibieron las noticias de sus triunfos<br />
con aclamaciones, y especialmente la de su ataque<br />
á una isla desconocida; hazaña que hería su<br />
in3.aginacion al mismo tiempo que excitaba su<br />
avaricia con la esperanza de un nuevo é incalcu<br />
lable pillage (2). Los sueños de avaricia de los Romanos<br />
atribuían á los bárbaros más rudos la po-<br />
-sesion de montones de plata y de joyas; se decía<br />
que la Bretaña era abundante en minas, por lo<br />
ménos de metales inferiores, y sobre todo, se celebraban<br />
por su abundancia y esplendor supuesto las<br />
perlas de la costa de Rotopia, que eran buscadas con<br />
especial interés (3). El peto de coraza ,_,Yuarnec.iclo<br />
de costosos brillantes que el conquistador regaló<br />
enseguida á Vénus Genitrix, patrona y madre de su<br />
Taza, fué tan agradable á la jóven nobleza, como<br />
la misma diosa; y se decretaron veinte dias de gracias<br />
en su honor, al mismo tiempo que él se apresuraba,<br />
segun su costumbre , á aproximarse á la<br />
frontera para conferenciar con sus amigos de Roma.<br />
En los primeros dial del año siguiente, tuvo tiem-<br />
(I) Cesar, B41. Gall., IV, 38.<br />
(2) Dion, XXXIV, 53. Despues de haber criticado la empresa<br />
como desgraciada, añade: rzo,',yr.(;) ,i/7p v.c1 17-Aup(oc-<br />
1-, , 6ativuvazo, oUot Occup.akk liE eya)■uvov-co, T. 'X.<br />
(3) Suetonio, Jul., 47: «Britanniam petiiss spe margaribruna<br />
quarum arnplitudinem conferentern, etc.» Plinio conilesa,<br />
sin embargo, que las perlas de Bretaña eran de-nues de<br />
toci o «parvi et decolores» (Hist. nat., IX, 57), y Tácito a-ñade:<br />
«Gilznit Oeceanus mntrgarita sed subfusca et liventia»<br />
(Agrie., 12).
--- 120 —<br />
-1)0 sin embargo de visitar el distrito ulterior de su,<br />
provincia la iiiria, ocupado por hordas de merodeadores,<br />
que habían atravesado el curso superior del<br />
Saya y del Drava y penetrado en aquélla á través de<br />
los límites alpestres de la provincia (1). En esta reonionse<br />
dió el nombre de Julius á muchos sitios: los<br />
Alpes Carnianos se denominan Julianos ; una ciudad<br />
situada al pié de éstos, se llamaba Julium Carnium;<br />
y Forum Julii, que aun existe en la moderna Friuii,<br />
está situada á corta distancia cerca del principio<br />
del Adriático (2). No pueden atribuirse sin embargo<br />
estas denominaciones al gran conquistador,.<br />
pues es imposible que hubiese atravesado los Alpes<br />
en invierno y llevado sus armas á los valles natales<br />
de los Pirustos en el Tirol, ni que permaneciese<br />
mucho tiempo en las cercanías para fundar ciudades<br />
ó colonias.<br />
Grandes preparativos para una seyuniainvasion de<br />
t'a Bretaja en la brinzavem.—Entretanto, se hacían<br />
grandes preparativos en los puertos y campos , de<br />
la Galia septentrional para una segunda invasion<br />
de la Bretaña con fuerzas nrrs considerables, construyéndose<br />
para ello seiscientos trasportes, de forma<br />
conveniente para costas bajas y para las preci-<br />
(I) César. Dell. Gall., Y, 1; Véase Mannert, III, 547.<br />
(2) Es muy ,confuso el origen de estos nombres: véase<br />
Mannert, Y, 546, que supone que el Forun Julii fue fundada<br />
oor un indívíduo de la familia de César de una generacion pos-<br />
-lerior, y que los Alpes tornaron de esta ciudad su designacion<br />
local. El epíteto de Julianos se da por Vez primera á estas.<br />
montarlas por Tácito, Hist., III, 8. Tito-Livio, que habla de la<br />
localidad, no hace mencion de semejante nombre. Apiano<br />
(XXXVI, 16), dice: «Usque ad radices Alpium Juliarum quas<br />
Venetas appellavit antiquitas.» Los Alpes Julianos, conocidos<br />
en esta época, eran los que dPspues se llamaron Cotiaaos.<br />
{Véase cap. XV.)
121<br />
pitadas y tumultuosas olas del canal. Se acordó<br />
que fuese Porto Itio, el punto de reunion de todo<br />
el armamento, y César aprovechó este corto intervalo<br />
para amenazar á los Treviros con los cuales<br />
estaba irritado por no haber asistido á la reunion<br />
general de los Estados y por sus intrigas con los<br />
►uevos. Dos de sus jefes, Cingetorix é Indutiomar<br />
aspiraban al poder supremo ; al aproximarse el<br />
ejército romano, se apresuró el primero á someterse,<br />
con lo cual, prevenido el segundo, reunióprecipitadamente<br />
sus tropas y sus auxiliares; pero arrepentido<br />
muy pronto de este acto de abierta hostilidad,<br />
solicitó su perdon, que César le concedió<br />
de buen grado. Demostró, sin embargo, más preferencia<br />
por Cingetorix,' al cual apoyó conciliándole<br />
el concurso de los principales jefes del Estado, volviendo<br />
los Treviros á la obediencia, convirtiéndose<br />
en hostilidad más decidida aunque contenida<br />
la ambicion de Inclutiomar (1).<br />
Intrigas de Dinmorix.—Arreglado este asunto,<br />
se reunieron en Porto Itio todas las fuerzas de que<br />
podía disponer el procónsul (2), entre las cuales<br />
contaba un cuerpo de cuatro mil ginetes galos<br />
mandados por lo más escogido de la nobleza indígena,<br />
qu César lle v aba consigo, no tanto como rehenes<br />
para asegurar la tranquilidad de su país, cuyo<br />
estado era nats crítico cada dia, como para aprovecharse<br />
de sus servicios militares. Entre dichos<br />
jefes estaba Dumnorix el ;duo, de cuya buena fé,<br />
desconfiaba César con razon, y que tenía alarmados<br />
sus compatriotas, vanaglori:ndose de que<br />
(1) Beil. Gal., Y, 3, 4.<br />
(2) César, Bell. ;:).
1 X22 --<br />
César le había prometido conferirle la soben,-nía<br />
de su nacion. Este ardía en deseos de sustraerse<br />
al conapromiso de acompañarle en la expedicion,<br />
esperando que. si se le dejaba detrás se le<br />
presentaría ocasion de hacer que madurasen sus<br />
p<br />
royectos particulares de ambicion. Despertaba<br />
tambien los temores de los jefes, sus compañeros<br />
de armas, haciéndoles creerque, no atreviéndose<br />
el conquistador á darles muerte á la vista de<br />
la nacion gala, trataba de deshacerse de ellos en<br />
esta expedicion lejana. La constancia •con que reinaron<br />
los vientos del Noroeste impuso un aplazamiento<br />
de algunos días, que aprovechó el ;duo con<br />
toda su influencia.<br />
Huye del campamento, pero es perseguido y muerto.—Cuando<br />
se dió la órden de embarque, huyó<br />
Dumnorix secretamente del campamento con algunos<br />
compañeros, y al saberlo César mandó inmediatamente<br />
en su persecucion un destacamento de<br />
ginetes escogidos con órden de apoderarse del fugitivo,<br />
muerto ó vivo; y habiéndole alcanzado, fué<br />
muerto en el acto por los Galos que no le odiaban<br />
menos que á sus tiranos romanos (3), volviendo sin<br />
dificultad los que le acompañaban á los cuarteles<br />
de César. •<br />
César desembarca en, Bretarta sin oposicion,. No<br />
había concluido aun la primavera cuando se hizo á<br />
la vela la flota romana con rumbo á Bretaña, llevando<br />
cinco legiones y un número proporcionado de<br />
ginetes, cuya importancia se demostró en la ex pedicion<br />
anterior, y dejándose á Labieno tres le giones<br />
para la seguridad del país conquistado. ljex-<br />
(1) Cesar, Bell. Gall.,
123 -pedicion<br />
verificó su desem 'arco sin oposicion en<br />
,e1 mismo sitio que el verano anterior (1), y dejan -<br />
do César diez cohortes y trescientos*caballos para<br />
custodiar su estacion naval , • se apoderó, con el<br />
cuerpo principal del ejércit de un sitio próximo<br />
donde construyó un campo atrincherado para una<br />
ocupacion permanente, sitio que, segun toda probabilidad,<br />
fué la base de la célebre estacion de Rutopia<br />
en Richborough. Las ruinas de sus gigantescas<br />
fortificaciones, juntamente con las de Caistor,<br />
las que quedan mejor conservadas de Garianonium<br />
ó Burhgcastle, demuestran hoy todavía la extension<br />
y solidez de los trabajos de Roma en esta isla.<br />
Los Bretones se abstuvieron tambien de oponer resistencia<br />
alguna á los invasores, cuyo ejército no<br />
encontró un enemigo preparado á disputarle el<br />
paso, hasta las orillas del Stour, á doce millas de<br />
distancia del campamento. No confiaban, sin embargo,<br />
los Bretones mucho en la corriente lenta y<br />
estrecha de un riachuelo, y tenían un campamento<br />
de una construccion particular y característica<br />
•de ellos, que consistía en un espacio claro en el<br />
centro de un bosque, defendido por troncos de árboles,<br />
al que se retiraron despues de ser rechazados<br />
una vez, y del cual fué difícil desalojarlos. Conseguido<br />
esto, no se aventuró César á perseguir en<br />
su rápida fuga á sus ginetes y carros á través de un<br />
país que le era completamente desconocido; y tanto<br />
nrc'ts, cuanto que una tempestad como la de la expedicion<br />
anterior y que produjo graves averías en sus<br />
(1) César, Bell. Gctll.. V, 8.; T')ion, XL, 1. El pretexto de lo<br />
invasion era la negativa. de los Bretones á entregar el número<br />
ele rehen es prometido.
uques, le llamó repentinamente<br />
4<br />
estacion na-<br />
val, siendo necesarios muchos dial de continuo<br />
tras -ajo para reparar el daño, y decidiéndose entónces<br />
á, sacar á laplaya todo su armamento. y á extender<br />
y consolidar las fortificaciones que le defendíanpor<br />
la parte de la costa. César se adelantó de<br />
nuevo, y volvió á encontrar á los indígenas en el<br />
paso del rio. En medio de sus discusiones interiores,que<br />
habían llegado entre ellos al parecer á<br />
mayor grado todavía que entre sus vecinos del<br />
continente , resolvieron los Bretones confiar el<br />
mando y direccion de su defensa á uno de sus jefes<br />
principales.<br />
Afaudados los Bretones por eassivellaum, oponen<br />
una heróica resistencia.--LlamAase este jefe Cassiveliaum<br />
(1) rey de los Trinobantes, que poblaban<br />
el Middlesex, Hertford y Essex. Los Bretones acostumbraban<br />
á combatir casi siempre á caballo ó en<br />
sus carros, y la destreza con que manejaban los<br />
bárbaros estos pesados vehículos, su impetuoso ata_<br />
que y la rapidez de su retirada, mantuvieron en<br />
jaque todo el dia la bravura y la disciplina de los<br />
invasores. Las líneas romanas vacilaban con estas<br />
cargas repetidas; el pilum tendía sobre la llanura<br />
á, más de un jefe breton, pero sus corceles y<br />
su carro vacío venían á chocar contra aquel muro de<br />
acero. Rechazados los ligeros escuadrones, se ponían<br />
muy pronto fuera de alcance, y como la caballería<br />
gala era floja y perezosa, sólo se consiguió<br />
la victoria merced á la firmeza y paciencia de la in-<br />
(1) Esta era la ortografía romana. Dion escribe (KaacTovaX7.voc)<br />
aproximándose probablemente más á la verdadera pronunchcion<br />
Caswallon o Cadwallon.
125 -fantería<br />
veterana. Los Bretones perdieron los combatientes<br />
más bravos, y su incómodo material de<br />
guerra. Desde este combate no se atrevieron ya á.<br />
atacar á las legiones de César en batalla regular,<br />
sino que se esparcieron por el país esperando fatigar<br />
las fuerzas de los Romanos con escaramuzas<br />
continuas y poco duraderas.<br />
Los Bretones clefienden la linea del Támesís.- z—César<br />
mantuvo, sin embargo, reunidos sus hombres, y<br />
se abstuvo de todo encuentro parcial, al mismo<br />
tiempo que adelantaba. atrevidamente por el centro<br />
de la comarca hasta las orillas del Támesis, detras<br />
de las cuales se había retirado Cassivellaum.<br />
Para vadear este reo, era necesario remontarse por<br />
-su curso al punto más elevado donde llegaba la<br />
marea, y segun una antigua y constante tradicion,<br />
puede conjeturarse con alguna confianza que el si<br />
tio en que se verifico el paso fue el conocido con el<br />
nombre de Coway StaKes, cerca de la embocadura<br />
del Wey, que se supone tomó su nombre de las<br />
empalizadas con que obstruyeron los Bretones el<br />
lecho y la orilla del rEmesis (1), cuyos restos eran<br />
avin visibles, segun testimonio de Béde, en el siglo<br />
VIII. Este sitio concuerda tambien bastante<br />
con la distancia de ocho millas del mar en que coloca<br />
César la frontera, de los Estados de Cassiveilaum<br />
(2).<br />
(1) César, Beli. Goal., Y, 18: Dion,<br />
(2) Béde, Hist. of Bht. 1. 2. Ciertan)ente que este autor 11;)<br />
es muy digno de fé. Véase la Britrinmia, de Camiien, «Surrey.»<br />
Este afirma que ala profundidad del agua en este sitio os<br />
generalmente de seis pies. El paso de C(- 1sar se verificó en et<br />
rigor del verano, y la estacion era nota. -ble por la sequía: «Eo<br />
anno frumentum in Gallia propter auptsUus provenerat,»<br />
César, Bell. Ga11.. 24:
1:6 —<br />
Triunfos parciales de Cesar en, BretaZa. El paso<br />
de los ríos nado ó vadeándolo, era uno de los ejercicios<br />
regulares del legionario romano, y aunque<br />
sumergido en el agua hasta la barba, era muy diestropara<br />
manejar el hacha contra los obstáculos<br />
que se oponían á su marcha, manteniendo su escudo<br />
sobre la cabeza con tant{i, firmeza como si estuviera<br />
en tierra. A sus espaldas lanzaban contra<br />
el enemigo una verdadera tempestad de piedras y<br />
dardos, las máquinas que siempre acompañaban ti<br />
los ejércitos romanos (1), y los indígenas fueron<br />
arrojados de su posicion, marchando César hacia<br />
la capital de los Trinobantes, que estaba á Poca<br />
distancia (2). Esta nacion, en. la que Cassivellaum<br />
había usurpado la autoridad , asesinando á, su<br />
rey Inmanuentius, se hallaba dispuesta á tratar<br />
con el conquistador, abandonando al tirano á su<br />
suerte; en prueba de ello, presentaron á César á<br />
Mandubratius, hijo de su último soberano, como el<br />
jefe que deseaban para que los gobernase. Este<br />
j1Vven pretendiente se había, captado la confianza<br />
del general romano, colocándose bajo su proteccion<br />
en la Galia. Este ejemplo fué imitado por algunos<br />
otros Estados conocidos con los nombres de Cenimagni,<br />
Segontiaci, Ancalitae y Bibroci, que ocupa-ban<br />
al parecer los condados de Berks y de Buckingham,<br />
y las cercanías de Henley y de Bray (3).<br />
(1) César, Bell. Gall., V, fi<br />
(2) Poly genus (Stratármin. VIII, 23, 5), dice que los Breto-nes<br />
se quedaron aterrados á la vista de un elefante que empleó<br />
César en este ataque.<br />
(•) Puede suponerse que Verulamio ó Saint-Alban era en<br />
tic-amos posteriores el sitio (le una importante colonia roma-<br />
1-11. Si se tratase d Londinium, que cien años despues era plaz<br />
a de una importancia comercial consderable (Tácito, 41 nn.,
— 127<br />
Reducido el jefe breton á su única fortaleza, se deí'endió<br />
en las fortificaciones naturales de los bosques<br />
y pantanos que rodeaban su mal llamada ciudad;<br />
excitó' á la poblacion de Cantium ó Kent para<br />
atacar la estacion naval de los invasores, pero al<br />
mismo tiempo que fueron éstos rechazados con<br />
pérdidas, se vió él mismo obligado á abandonar la<br />
fortaleza que ya no podía defender más tiempo.<br />
Acepta la promesa de un tributo y regresa á la Galia.—Reducido<br />
Cassivellaum al último extremo,<br />
imploró la paz, que obtuvo restituyendo la soberanía<br />
usurpada, y con la promesa de entregar rehenes<br />
y pagar un tributo que hicieron los diversos.<br />
Estados que había coaligado contra los Romanos<br />
(1). César tenía prisa por volver á la Galia<br />
donde se aumentaban los rumores de una nueva<br />
insurreccion (2); no conservó en Bretafia ningun.<br />
territorio , fortaleza , ni guarnicion , debiendo<br />
comprender, al abandonar sus costas con la -vana<br />
esperanza de un tributo, que había fracasado su expeclicion.<br />
Tambien se habían desvanecido las esperanzas<br />
de lo del pillaje, y Ciceron que sostenía cor<br />
respondencia con su hermano Quinto, que servía<br />
XIV, 33), sabríamos sin duda que estaba situada ó orillas<br />
dei rio.<br />
(1) Carden, Britannia; 111 be, Cwsay in loc.<br />
(2) Tal es al parecer la sigriíicacion de la frase de Ciceron<br />
en una carta á Trebatius (ad Div., VII, 6), que se quedó en Samarobriva,<br />
Galia, negándose á acompañar la expedicion á<br />
Bretaña: «Quamquam vos nunc istic satis calere audio.» Habrá<br />
que referir sencillamente este párrafo al excesivo calor del<br />
verano que va se ha mencionado? En Roma había sido excesivamente<br />
calurosa la es tacion: «Ex magnis ,caloribus, non<br />
enim mem ini majores»... Ciceron, ad Qa. Fr. , 1, escribe<br />
en Setiembre del año 700. César tenía evidentemente gran<br />
prisa por abandonar la Bretaña. Véase cap. XXIII. Véase'<br />
Dion, XL, 45.
con el proc)nsul en Bretaña, dice que 110 podía ob-.<br />
tenerse nada de la pobreza de los indígenas, ni<br />
va-<br />
jill<br />
a de plata,<br />
ni botin de ningun género, excepto<br />
esclavos, y éstos no de la clase refinada y culta<br />
que habían llevado á Roma de Asía las conquistas<br />
de Lúculo y de Pompeyo, no ingeniosos artesanos<br />
ó profesores de literatura ó de música, sino groseros<br />
é incultos hijos de los bosques y de las montañas,<br />
los que sus dueños hubieran tenido vergüenza<br />
de emplear fuera de cualquier granja lejana<br />
(1).<br />
_Espíritu, yeneral de hostilidad en la Galia.—Esas<br />
cortas campanas contra los Germanos y los<br />
Bretones, bastaron para ocupar los intervalos de<br />
tiempo mientras César vigilaba con atencion el<br />
conflicto de los partidos en Roma , manteniendo<br />
z1 sus tropas en actividad; proporcionándole pretextos<br />
para multiplicar sus legiones, y alimentando<br />
la avaricia y ambicion de s'us oficiales. La vista<br />
del procónsul se hallaba constantemente fija en<br />
Italia, y aprovechaba todas las ocasiones de aproximarse<br />
11 la frontera de su provincia para observar<br />
m ls de cerca los negocios de la capital; pero<br />
(1) Ciceron, ad Att., 16: «117itiam illud jara coge tuna<br />
cst, neque argenti scripulum esse in ille insola, nequ6 ullam<br />
-spem prmdm nisi ex mancipiis; ex quibus nullos puto te literis<br />
aut musicis eruditos exspectare.» Habla tambíen de la<br />
misma manera á Trebatio (ad Div., V11. 7). Britannia nihil<br />
esse audio Beque aun neque .arnnti. Id, si ita est, essedurn<br />
aliquod suadeo tapias et ad nos Tuamprimum recurras.» ,Esta<br />
esperanza de saqueo es un lugar cornun favor-ito de su correspondencia.<br />
Otra vez á Trebatius, VI, 16: Balbus mil)" confirmavit<br />
te divitem futurum. Id utrum Romano more locutus sit,<br />
bene nummatum te futurum an quomodo Stoici dieunt, omnes<br />
esse divites qui celo et terrafrui possint postea videro.» Y. en<br />
la vida de Plutarco (C4 siar, 23), lo que se dice de Cesar.
— 129<br />
sin embargo, cuando regresó por segunda vez de<br />
la Gran Bretaña, era evidente que corrían grave<br />
peligro sus ultimas conquistas, y que era indispensable<br />
su presencia durante todo el invierno para<br />
su seguridad. La asamblea de los Estados galos<br />
se reunió en Samarobriva (Amiens) , y César<br />
empleó, segun su sistema, la autoridad de los diputados<br />
'en sus tribus respectivas, para dar un colorido<br />
de voluntad nacional á los decretos que en<br />
realidad sólo de él emanaban. Disolvióse el consejo<br />
ántes de acabar el otofio, y volvieron los miembros<br />
de él á sus respectivas ciudades con las órdenes<br />
del conquistador que marcaban la política<br />
interior de la provincia é imponían nuevos tributos<br />
en hombres y dinero. Enmedio de la repugnancia<br />
que excitaban estas exacciones entre los orgullosos<br />
y altivos jefes de la Galia, contribuyeron<br />
las circunstancias á, dar más probabilidades de éxito<br />
á .un ataque concertado contra el enemigo que<br />
tan gravoso les era.<br />
Son diseminadas las fuerzas 2'omanas en una extension<br />
demasiado vasta. Corno había sido tan seco<br />
el verano y era imposible conservar en una sola localidad<br />
toda la masa de las fuerzas romanas, se<br />
dispuso que las ocho legiones de que se componían,<br />
se distribuyeran principalmente en el país de los<br />
Belgas, entre los Morinos , los Nervianos, los Remos,<br />
los Treviros y los Eburones, eii pequeñas divisiones<br />
y bajo diversos mandos (1). Es probable<br />
que contaran los Galos con la partida acostumbrada<br />
del procónsul á Italia, y que, temiéndole más<br />
que á sus lugartenientes, resolvieran esperar á que<br />
(1) Bell. Gal'.. 21.<br />
1j':1UV1:1,1:.-TC1 1,10 II.
1'30<br />
se realizase para dirigir una ataque general contra<br />
los cuarteles de invierno de las legiones (2); pero<br />
'un cuando César se vió obligado á correr este<br />
riesgo y veía perfectamente el peligro de dividir sus<br />
fuerzas, se decidió á., establecerse él mismo en Samarobriva,<br />
punto céntrico, desde el cual podía abarcar<br />
convenientemente la direccion de los negocios<br />
militares y políticos (1).<br />
Rebelion de los Belgas. El primer indicio del<br />
espíritu de insurreccion pronto á estallar en todo<br />
el Norte de la Galia, fué un acto aislado de violencia<br />
por parte de los Carnutos que asesinaron repentinamente<br />
á Tasgetius, jefe designado por el gobierno<br />
romano para gobernar su Estado (4). La<br />
complicidad de los magistrados y de otros personajes<br />
influyentes de la tribu, hicieron creer que<br />
era un acto dé venganza pública y no privada; pero<br />
los Carnutos no se hallaban, sin embargo, en<br />
condiciones de sostener la accion, y la rápida llegada<br />
de una legion con órden de tomar cuarteles<br />
de invierno entre ellos, reprimió todo movimiento<br />
ulterior contra el poder romano. El asunto dió lugar<br />
á formacion de proceso, enviándose al procón-<br />
(1) César n() da á entender que no tuviera intencion de abandonar<br />
el Norte de la Galia durante el invierno: «Si ipso.., in<br />
Galia morat constituit.» (V, 25). Dion (XL. 81, sostiene que<br />
estaba en camino para Italia cuando tuvo que volver por la<br />
peligrosa situacion de sus asuntos, y esta version parecería<br />
confirmada por la ignorancia de sus oficiales. En cuanto á si<br />
estaba ó no en la Galia, véase más adelante.<br />
(2) César parece preocupado con el cuidado de atenuar la<br />
extension en que había diseminado sus fuerzas, al decir qn<br />
todas sus divisiones, exceptuando la acantonada en los Esslos ,<br />
en Normandía, donde no se tenían perturbaciones. se hallaban<br />
extendidas en un espacio de cien millas; pero lo cierto el que<br />
la distancia de Aduit tea á las fronteras de los Bellovacos<br />
(e. 46), no baja de doscientas millas.<br />
(3) César, BO. Gall., V., 25.
131<br />
sul los culpables para ser castigados; entre tanto,<br />
y á pesar de estas medidas, se urdía una vasta cons-piracion<br />
al Norte de Bélgica (1).<br />
Astucie y valor de Ambiorix.—Era Ambiorix un<br />
jóven jefe de los Eburones, que obtuvo el honor de<br />
dar el primer golpe, y que desplegó en su empresa<br />
tanta habilidad y astucia como valor. Habiendo sido<br />
muy bien tratado por los Romanos, cuya confianza<br />
se había captado en gran parte, colmándole éstos de<br />
favores, por lo cual les causó su ataque tanta sorpresa<br />
como disgusto; pero no les cogió desprevenidos,<br />
siendo rechazado sin dificultad el asalto que dirigió<br />
contra el campamento de Sahino y Cotta; despues de<br />
esta derrota, solicitó Ambiorix una conferencia con<br />
sus adversarios, en la cual se declaró partidario sincero<br />
de los Romanos, por más que la violencia de su<br />
pueblo le había obligado á atacarles. Su misma tribu<br />
obraba, segun aseguró, bajo una presion semejante,<br />
por ser impotente para resistir el poder de la<br />
gran confedrracion gala, que venía preparando con<br />
mucha antelacion, y se ocupaba entónces, en llevar<br />
zl cabo un ataque simultáneo contra todos los cuarteles<br />
romanos. A los dos Bias llegó un crecido refuerzo<br />
de Germanos para apoyar á los Galos, y en<br />
vista de esto, acabó por aconsejar á los oficiales romanos<br />
que evacuasen el campamento, puesto que<br />
aún era tiempo, y que tuviesen en cuenta, no sólo<br />
su seguridad, sino el bien general, tratando de reunirse<br />
con cualquiera de las otras divisiones de su<br />
ejército, de las cuales la m:Is próxima, la de Q. Ciceron,<br />
se hallaba .j cincuenta millas (2).<br />
1) Ademas CESaz-h , -Dion, XL, 5-11; Pintare°, Cear , 24<br />
(2) Cés gkr. 1P11 al, y 97: Dion, XL 5, G. lEste, escritor
132<br />
Los E burones destruyen , dose fi iones rovzoiatsb<br />
delibe,racion que tuvo lugar en el campamento ro-<br />
m<br />
ano fuá larga y llena de inquietud. Cotta Sahino<br />
eran de opinion diferente, pues uno quería conservar<br />
la posicion á toda costa, y el otro se inclinaba<br />
por replegarse sobre la legion de Ciceron, fundándose<br />
Sabino, cosa extraña, para esta última opinion,<br />
enque no había seguridad de si César estaba en la<br />
Galia, ó si había partido para Italia. Las noticias del<br />
acto de inconsiderada violencia de los Carnutos se<br />
invocaron como una prueba de que debía haber faltado<br />
la vigilancia del procónsul, y la defeccion de<br />
los Eburones se consideró como una prueba de esta<br />
presuncion. Parece increible que César dejara realmente<br />
á sus oficiales en la incertidumbre sobre un<br />
punto tan importante para norma de su conducta, y<br />
nos inclinamos á creer que se manifestaron estas<br />
dudas para justificar un proceder indigno y cobarde.<br />
Cotta acabó por ceder_ á las sugestiones de su colega,<br />
resolviéndose á efectuar la retirada. Al emprender<br />
su marcha, cayeron las dos legiones una<br />
emboscada, á pesar de las seguridades amistosas<br />
con que se sorprendió su confianza; cercadas en un<br />
desfiladero, se vieron obligadas á abandonar sus bagajes,<br />
y bajo el mando de Cotta, (pues Sahino perdió<br />
completamente la serenidad,) se formaron en círculo<br />
para sostener hasta el fin una, lucha desesperada<br />
contra sus enemigos. Esta maniobra que había sido<br />
Sigue muy de cerca los comentarios de César, é importa observar<br />
que formaban tamblen el libro de texto para esteperiodo,<br />
de la historia despues de un intérnalo de 250 años. Tambien<br />
puede inferirse de esto que las acusaciones de traicion que.<br />
César dirige contra los Galos, no han sido desmentidas por autoridades<br />
posteriores,
— 133<br />
eficaz con frecuencia para salvar los ejércitos de la<br />
República, no sirvió de nada en esta ocasion, pues<br />
rechazados varios ataques, sucumbieron al fin los<br />
Romanos bajo la incesante lluvia de dardos con que<br />
se les abrumaba por todas partes. Sahino fué muerto<br />
á traicion miéntras discutía las condiciones de<br />
una capitulacion, y Cotta, que se había negado á tratar<br />
con un enemigo armado, encontró una muerte<br />
honrosa al frente de sus escasas fuerzas. El ejército<br />
romano fué destruido casi por completo, y los pocos<br />
que escaparon á través de los bosques en la oscuridad<br />
de la noche, no eran más que fugitivos aislados,<br />
sin bagajes, armas, ni banderas (1).<br />
A tapo del campamento de Q. Ciceron. Esta destruccion<br />
completa de dos legiones con sus generales,<br />
fué la serial de una gran rebelion en toda la Bélgica<br />
central, siendo auxiliados los Eburones, los Nervianes<br />
y los Aduatucos por muchas tribus, aunque de<br />
inénos nombradía. Ambiorix, hábil y enérgico, coronado<br />
con la aureola de un triunfo que recordaba<br />
los antiguos tiempos del -valor galo, era el amigo<br />
de la confederacion, é inmediatamente marchó contra<br />
el campamento de Q. Ciceron, cuya única legion<br />
se hallaba acantonada en el territorio de los<br />
Nervianes. Las cartas que se mandaron á César<br />
desde el campo fueron interceptadas, y durante<br />
muchos dias ignoró por completo el procónsul los<br />
movimientos del enemigo y los peligros que corrían<br />
sus tropas.<br />
Retrato de Q. Ciceron. La correspendencia del<br />
orador M. Ciceron, nos representa á éste como un<br />
,41onsejero, casi corno un tutor de su hermano Quin-<br />
(I) Cés gr, Reit. Grill., Y. :37; Dion, 1)e. cit.
134<br />
to, hall<br />
ándose . como eclipsada la figura de este último,<br />
por la mayor celebridad y mérito superior del<br />
primero; pero áun cuando Q. Ciceron no pueda aspilar<br />
á ser colocado entre los primeros hombres de Estado<br />
de su tiempo, ocupa, sin embargo, un sitio preferente<br />
entre los hombres de regulares servicios y capacidad,<br />
que contribuyeron á imprimir cierto carácter<br />
nacional á la administracion romana, tanto en la<br />
unidad como fuera de ella. Sostenido por la fortuna<br />
de su hermano y por su talento y buena conducta,<br />
desempeñó elevados cargos en el Estado, y siguien<br />
do el curso ordinario de las dignidades oficiales, llegó<br />
á la pretura en la que fué colega de César el año<br />
692, consiguiendo obtener despues la propretura del<br />
Asia Menor, cuyo cargo le fué prorogado por segunda<br />
vez y despues por tercera, á instancias, principalmente,<br />
de M. Ciceron (1), para el cual eran muy útiles<br />
los servicios de su hermano, apoyando su política<br />
particular en favor del órden ecuestre y conciliándose<br />
las simpatías de los naturales de las provincias con_<br />
su justicia y moderacion. Facultades más brillantes<br />
hubieran encontrado un teatro insuficiente en una<br />
provincia tan pacífica y en medio de una sociedad<br />
tan adelantada en su civilizacion, y no fué escaso<br />
mérito para Quinto, ni pequeña ventaja para el partido<br />
reformista á que pertenecía, el que se pudiese<br />
decir de él con justicia, que en una provincia tan llena<br />
de tentaciones para un hombre de gusto y elegante,<br />
no había llegado á adquirir por malos medios<br />
(1) Esto resulta de una notable carta de 111. Ciceron á su<br />
hermano, titulada ad Qu. Fr.. I, 1, que, ademas de la luz - que<br />
arroja sobre el carácter de Quinto, es interesante por contener<br />
una exposicion en forma evichntemente escrita para el<br />
co, de los deberes de un gobernador de provincia. públi—
135<br />
ni un solo monumento de arte (1). Al abandonar esta<br />
provincia, acompañado de las mayores demostraciones<br />
de cariño por parte del pueblo, Q. Ciceron había<br />
ayudado á Pompeyo á llevar á cabo la importante<br />
mision de proveer de cereales á la ciudad; uniéndose<br />
enseguida á César, se había comprometido z1<br />
servir á sus órdenes en la Galia, y había hecho el<br />
mejor uso de las ocasiones que se le habían presentado<br />
para proteger los intereses de su hermano cerca<br />
de su nuevo patrono, siendo desde el principio<br />
apasionado admirador del carácter de César. Cuando<br />
el Senado decretó la pena capital contra los secuaces<br />
de Catilina, votó con el jefe de partido de Mario<br />
por una pena menor (2); y cuando oscilaba la<br />
fortuna de su general, y corría peligros en su persona<br />
el ascendiente de la República en la Galia, sostuvo<br />
el ataque del enemigo con tanto valor y constancia<br />
como cualquier otro oficial romano hubiera podido<br />
hacerlo, realzando el mérito de la defensa el mal estado<br />
de su salud en aquella época (3).<br />
Su valerosa defensa. No fié insensible su magnánimo<br />
general los méritos de Q. Ciceron, recordándolos<br />
con algunas sencillas palabras, semejantes<br />
á lasque constituyen el digno monumento de<br />
sus propias hazañas; pero conviene no olvidar tampoco<br />
que el lugarteniente de César se vió secundado<br />
por tropas cuyo valor y constancia nunca han<br />
(1) Ciceron, ad Qu. Fi-., I, 1, 2: «Prwlarum est autem<br />
summo cum imperio fuisse in Asía triennium, sic, nullum<br />
te signum, nulla pictura, nullum vas, milla vestis, nullum<br />
mancipium, nulla forma eujusquam, nulla conditio pecunia<br />
quibus rebus abundat ista provincia, ab summa integritate<br />
continentiaque deduxerit.»<br />
(2) Suet., Fui., 14.<br />
(3) César, Beli. Gall., Nr, 40.
1.3G ----<br />
Ç(ido sobrepujados . La rivalidad literaria, de Pulfion y<br />
de Varen() anima al parecer la frialdad de todos es-<br />
t relatos militares. Cuando la legion cercada se vió<br />
so<br />
libre con la llegada triunfal del mismo procónsul, se<br />
observó que apénas habían salido ilesos la décima<br />
parte de los combatientes. No habían dej ,do de hacer<br />
progresos los Galos en el estudio y aplicacion de los<br />
procedimientos de ataque de los Romanos (1); habían<br />
rodeado el campamento de una muralla; habían cercado<br />
sus torres al pié de las trincheras; habían reducido<br />
á cenizas todo el interior del campo con sus proyectiles<br />
inflamables, y habían conseguido cortar por<br />
espacio de muchos días toda comunicacion entre los<br />
sitiados y los acantonamientos más próximos. Mantuvieron<br />
todos los destacamentos romanos en alarma<br />
tan constante, que Labieno no se atrevió á alejarse<br />
de su puesto, y César se vió obligado 4 dejar<br />
una legion en Samarobriva para custodiar el<br />
tesoro, los almacenes y los documentos públicos. El<br />
procónsul no pudo reunir más de dos legiones para<br />
conducirlas contra el enemigo, y estas legiones, reducidas<br />
al escaso número de siete mil hombres. No<br />
teniendo más medios de avisar su llegada á los sitiados<br />
que mandar un mensajero con una carta sujeta<br />
á un dardo que debía arrojar al campo si podía<br />
aproximarse á conveniente distancia. La carta estaba<br />
escrita en griego para burlar la curiosidad del enemigo<br />
en caso de que fuese interceptada (2); y el dardo<br />
se clavo en una de las torres del recinto donde se<br />
(I) Idem, ibtd., V, 42; Dion, XL, 7; Osorio, VI, 10.<br />
( 9 ) Véase t. I, pág. 353 y siguientes Dion, que al mencionar<br />
esta circunstancia observa que el medio habitual deCésar<br />
para sus comunicaciones reservadas consistía en emplear cada<br />
cuarta letra á part r de la que tenía á la vista (XL, 9).
— 137<br />
encontró al dia siguiente, notándose en estos mo-<br />
mentos la apresurada llegada de los socorros Por<br />
e1 humo de los pueblos incendiados que señalaban la<br />
aproximacion de los exasperados Romanos. Los Galos<br />
salieron de sus líneas y marcharon en número de<br />
sesenta mil al encuentro del enemigo, viéndose tam-<br />
bien César obligado entónces á ocultar sus fuerzas,<br />
apesar de ser tan escasas, para poder conseguir que<br />
se atreviesen á atacarle pus adversarios.<br />
Ciceron se salva con la llegada de César. Una vigorosa<br />
resistencia quebrantó el empuje de la carga<br />
de los Galos y los puso en derrota, librándose de<br />
este modo Q. Ciceron y su escasa fuerza cansada y<br />
diezmada, del destino que había cabido á sus colegas<br />
(1).<br />
César permanece todo el invierwo en el Norte de la<br />
Galia. Muy pronto llegaron á los diversos ejércitos<br />
galos<br />
• las noticias de sus comunes derrotas, dispersándose<br />
en un instante ante las miradas atónitas de los<br />
generales romanos. Indutiomar se rétiró del campo<br />
de Labieno y buscó un refugio entre los Treviros,<br />
las tropas de los Armoricanos que amenazaban á<br />
Roscio en elpaís de los Essuos y que habían llegado<br />
á ocho millas de su posicion, se dispersaron sin<br />
combatir. Reunió el procónsultres legiones al alrededor<br />
de Samarobriva, y fijó en ella su residencia para<br />
el resto del invierno, ocupándose únicamente de vigilar<br />
los asuntos de la Bélgica, donde apenas había<br />
un Estado sobre el que no recayesen graves sospechas<br />
de defeccion, exceptuando los Remos y los<br />
Eduosque se habían declarado sin reservas por la<br />
111111••■•••■<br />
(1) Detalles: Cés.., Be11. Gail., V 4? á ,n-2.
138 -causa<br />
de la República. A pesar de la lentitud y timidez<br />
con que procedieron los Galos al principio de su<br />
movimiento, por la falta de comunicaciones y de<br />
confianza entre ellos, todos se hallaban dispuestos,<br />
una vez empezado, á cooperar á él con el corazon y<br />
con el brazo. La traicion de estas dos naciones, cuyo<br />
valor respetaban más tos Galos, exasperaba su resolucion<br />
y aumentaba sus desconfianzas en la misma<br />
proporcion en que aumentaban los peligros de su<br />
causa.<br />
Los Galos atacan el campamente de Labieno. La<br />
muerte de Indutioniar disuelve la conrederacion.—Eu<br />
tan precaria situacion, recurrieron nuevamente los<br />
defensores de la libertad gala á pedir auxilio á los<br />
bárbaros del otro lado del Rhin, pero los compañeros<br />
de Ariovisto estaban muy desanimados con los desastres<br />
que habían experimentado en su colision con<br />
las armas romanas, y la suerte de los Usipetas y de<br />
sus aliados, así como la invasion subsiguiente de su<br />
propio territorio habían aterrado al resto de los Germanos.<br />
No podía, por consiguiente, esperarse socorro<br />
por esta parte (1); pero á pesar de este.desengaño<br />
persistió Indutiomar en impulsar á los Galos á la rebelion,<br />
y como había adquirido mucha influencia<br />
personal en todas sus tribus por medio de amigos<br />
que se había ganado con regalos y ofertas, sepuso<br />
atrevidamente á su frente, reclamó el mando de<br />
toda la confederacion y convocó un consejo armado<br />
de los jefes de ésta. El rigor de las instituciones nacionales<br />
exigía, segun se dice, que el último que<br />
respondiere á éste llamamiento fuese condenado á<br />
muerte públicamente, pereciese en los torme . ntos y<br />
(1) César, Bell. Gall., V, 55.
139<br />
su nombre fuese infamado .. En. esta asamblea denunció<br />
Indutiomar á su rival Cingetorix como enemigo<br />
de la causa comun. Este último no tardo' en vengarse<br />
revelando á Labieno los planes de su acusador. El<br />
primer ataque fué crrigido contra Labieno, operándose<br />
por una numerosa fuerza de caballeria gala, que<br />
corría al rededor de las obras, colmando á sus soldados<br />
de insultos y amenazas; pero el legado estaba sobre<br />
si y tenía formado su plan de defensa, por lo cual<br />
les dejó que agotasen su energía con un prolongado y<br />
vano esfuerzo para atraerle á un encuentro, no abriendo<br />
las puertas del ca.mpo ni dando la señal para la salida<br />
hasta que reunió todas sus fuerzas auxiliares v<br />
abrumó de cansancio z5 -sus acometedores. Recomendó<br />
especialmente á, todos sus soldados que hiciesen<br />
blanco de sus tiros á la persona de Indutiomar y les<br />
prohibió que entablasen lucha, alguna personal con<br />
ninguno de sus enemigos hasta que el jefe se encontrase<br />
en su poder y muerto. Los Galos ofrecieron<br />
poca resistencia ante este -vigoroso ataque, é indutiomar<br />
fué alcanzado al pasar un vado, coronando su<br />
muerte la fácil -victoria de los Romanos; y huyeron<br />
los Nervianes y los Eburones á sus hogares, disolviéndose<br />
rápidaL mente la confederacion (1).<br />
ee'sar saca gran.de.s. levas suplemen‘arias para su<br />
sexta campaZa (A. 701 de la C. 53 ántes de J. C.) y<br />
pide prestada uria legion, .Pompeyo.—Al terminar el<br />
afio, hubo un corto espacio de reposo para los solda,dos<br />
romanos, pero los meses de invierno fueron para<br />
sus oficiales. y en particular para César,—que estaba<br />
perfectamente penetrado de que tenía ante sí la tarea<br />
de reconquistar completamente el país,—una época<br />
(I) César, Bell. Gall., y , 55.
140 —<br />
de rudos trabajos (1). Era necesario reparar con<br />
grandes levas sus fuerzas diseminadas, y se dieron<br />
t.7)<br />
órdenes para organizar dos nuevas legiones, obteniendo<br />
el procónsul una tercera que le prestó Pom-<br />
p<br />
eyo<br />
(2), quien no vaciló en concederle una parte<br />
de las fuerzas que la República le había confiado.<br />
Esta legion que se designó con el título de primera,<br />
había sido organizada en la Galia cisalpina., por un<br />
decreto especial del Senado, y podía, por tanto, al<br />
parecer, pertenecer más de derecho á César que á su<br />
rival; pero era ademas necesario, para que Pompeyo<br />
consintiese en dar fuerza á un rival de quien estaba<br />
celoso hacía tanto tiempo, que se creyese muy fuerte<br />
con el ejercicio de los nuevos poderes que había<br />
obtenido al espirar su consulado, y que tuviese mucha<br />
confianza en los amigos y partidarios con que<br />
indudablemente había formado los cuadros de la nueva<br />
legion. Esta transacc ion demuestra tambien de<br />
una manera notable lo independientes que se conceptuaban<br />
los principales jefes de la República, puesto<br />
que así se atrevían á prestarse entre sí las tropas,<br />
aun sin consultar. al ménos que se sepa, á las autoridades<br />
supremas del Estado (3).<br />
César castiga á los Treviros y ffentrip ianos y pizsa<br />
el .R4in. Las levas de César adelantaban ' rápida-<br />
(1) César, Bell. Gall., VI, 1: Multis de causis majorem Gal.li<br />
moturn expeaans.»<br />
(2) Idem, loc. cit.; véase Dion, XL, 65. La equivocaclon<br />
de Plutarco, que habla aquí de dos legiones prestadas, se<br />
explica por Mcebé, in Cces., loc. cit.<br />
(3) Véase la sencilla mencion que hace Osar de esta transacion<br />
(loc. cit.) Veremos timbiencomo algunos años despues,<br />
cuando estaba próxima la colision entre César y Pompeyo, pidió<br />
este último que se le restituyese su legion, que el otro no<br />
trató de conservar (Bel!. G(111. VIII, 54); Plutarco, César, 29;<br />
Apiano, Bell. II, 29.
141 —<br />
mente; y entraba tanto en la política como en el orgullo<br />
de éste demostrar con que rapidez sabía Roma<br />
reparar sus pérdidas militares y lanzar al campo legiones<br />
sobre legiones. Las tribus belgas se ocupaban<br />
activamente en concertar alianzas entre si; los Germanos<br />
Cisrhenanos se unían á ellos de buen grado;<br />
los. Senones y otros rehusaban abiertamente obedecer<br />
sus señores extranjeros; todo presagiaba una<br />
insurreccion general en el Nordeste de la Galia, cuando<br />
César, ántes de que concluyese el invierno, se<br />
adelantó al movimiento que se proyectaba, lanzando<br />
cuatro legiones sobre el pais de los Nervianos. Algun,s<br />
rápidas marchas y enérgicas proclamas entibiaron<br />
sucesivamente el ardor de este pueblo, de los<br />
Senones, de los Carnutos y otrbs; pero los Treviros<br />
eran los que constituían la principal fuerza de los descontentos,<br />
y la pérdida de todos estos auxiliares se<br />
compensaba con el apoyo de varias tribus germanas<br />
y de los Menapianos y los Eburones, que unieron su<br />
suerte con la de aquéllos, y consiguieron distraer la<br />
ateneion de los generales romanos. Mientras César<br />
perseguía á los Menapianos en sus fortalezas, Labieno<br />
venció los Treviros en una batalla á que los conliujo<br />
, fingiendo una retirada. César llegó al Rhin y le<br />
pasó por un puente que construyó algo más arriba<br />
del sitio por donde lo había pasado la vez primera<br />
(1); pero encontrándose con que los Sueros se habían<br />
retirado bastante, y que se ocultaban en las profundidades<br />
de la selva Hercynia, desistió de toda tentativa<br />
de persecucion, r se limitó z't dejar una guarnicion<br />
en la cabeza del puente, del cual cortó la parte<br />
•••■•■••■•.••••■<br />
(1.) César, Bell. Gall., VI, 9; D'ion, XL, 32.
1 '1 • --<br />
ue correspondía la orilla derecha del rio (1). Acto<br />
q<br />
continuo, volvió sus fuerzas contra el centro de la<br />
confederacion belga, y su lugarteniente Basilo, á la<br />
cabeza de la caballería, hizo un atrevido movimiento<br />
de avance para apoderarse de la persona de Ambiorix,que<br />
escapó duras penas de este imprevisto<br />
ataque, viéndose obligado :5, renunciar á sus planes<br />
para la campaña siguiente, y aconsejar á sus tropas<br />
que se pusieran en salvo, dispers 'aldose. Los Segnos<br />
y los Condrusos, tribus germ'tnicas, enviaron su sumision<br />
protestando de la constancia con que se había<br />
negado á apoyar á los confederados. El conquistador<br />
no tuvo dificultad en admitir sus excusas.<br />
César ofrece el saqii oo del país de los Hibritrom.e<br />
las tribus vecinaÑ .—A pes. u. de estos triunfos ofrecía<br />
muchas, dificultades la continuacion de la guerra.<br />
Los Eburones no poseía m fortalezas que Aduatuca,<br />
donde el procónsul había establecido entónces<br />
sus cuarteles, y no se les podía herir en ningun punto<br />
importante. No produciendo al parecer la conquista,<br />
ni .un la devastacion en e3tas tribus de cazadores<br />
y de habitantes de !os bos mees ninguna impresion<br />
duradera, el genei.at ro malo se vio obligado otra<br />
vez á diseminar sus fueI .zas ea varias direcciones.<br />
Los Menapianos que acaban de ser sometidos, estaban<br />
otra vez en armas, y se necesitaron tres legiones<br />
mandadas por Labie Ao para contener sus audaces represalias.<br />
Se de.;(5 á Q. Ciceron con una leg ion para<br />
que guardase á Aduaica, , y se conaaron otras tres<br />
á C. Trebonio con órden de devasar la comarca 11mitrofe,<br />
é impedir al enemigoque se aproximase<br />
más, poniéndose el mism-) César en campa<br />
:la en.<br />
(1) Cesar, Bell. Vi, ,); I) oil XL, 52.
143 —<br />
busca de Ambiorix, en cuya muerte ó captura tenía,<br />
gran interés. En tanto que se hallaban reunidos<br />
cuerpos considerables de tropas, estaban libres de<br />
los ataques aislados de los bárbaros; pero en cuanto<br />
se aventuraban en la persecucion ó en el pillaje , se<br />
exponían á ser exterminados en un país que no era<br />
más que una vasta emboscada, resolviéndose César<br />
á emplear en sus desfiladeros el último recurso de un<br />
invasor sin escrúpulos, que consistió en hacer circular<br />
por los Estados limítrofes una proclama, en la<br />
cual declaraba á los Eburones traidores z't, Roma, . y<br />
fuera de las leyes humanas, y ofrecía sus vidas y<br />
sus bienes como buena presa á todos aquellos que<br />
quisiesen apoderarse de ellos (1). Bastaba esto para<br />
excitar á todas las tribus que alimentaban algun<br />
odio contra este pueblo infortunado, y á los que tenían<br />
que vengar una cuestion particular o saciar su<br />
furor con la proteccion de Roma. Este acto ponía las<br />
armas en manos de todo aventurero galo ó germano<br />
que quisiese enriquecerse con la rapiña y el asesinato.<br />
Era tal el estado de mútua hostilidad en que vivían<br />
las tribus galas, que semejante anuncio bastaba<br />
para romper los lazos más antiguos de amistad<br />
y de interés, y para alistar considerables muchedumbres<br />
en esta obra de destruccion. Conviene recordar<br />
que los EburGties eran extranjeros, descendientes<br />
de los antiguos Cimbrios y Teutones, y que<br />
había tal vez ménos simpatías entre ellos y las razas<br />
.1■111■1.<br />
(1) César. Bell. Gall., VI, 34: «Cesar ad finitiwas civitates<br />
nuncios dimittit, ad se evoca-t. spe prwdne, ad diripiendos<br />
Eburones, ut potius in sylvis Gallorum vita quam legionarius<br />
miles pereclitetur, simul ut magna multitudine eireurnfussl,<br />
pro tal i facinore sti rps ae nomen eivitati tol latur.»<br />
.ion., XL, 32.
144<br />
vecinas que si hubiesen sido un pueblo de pura sangie<br />
• ba , medida tuvo un éxito completo, mil-<br />
p<br />
liéndose las órdenes del procónsul con una rapidez<br />
salvaje, y arrojlindose ciegamente los Galos sobre sus<br />
víctimas, que no sucumbieron, sin duda, sin combatir<br />
desesperadamente por la vida ó por la venganza. De<br />
cualquier parte que se derramase sangre, siempre<br />
era la de un enemigo, y los Romanos la vieron correr<br />
con fria indiferencia, hasta que se aclararon las filas<br />
de los combatientes, siendo extremada toda la tribu.<br />
de los Eburones, cuyo nombre desapareció del mapa.<br />
de la Galia.<br />
Reflexio2zes sobre este acto de severidad.—La guerra<br />
moderna presenta pocas veces escenas tan horribles<br />
como las que debieron señalar la destruccioii<br />
de los Eburones, y pocas Cambien se dejaron arrastrar<br />
los Romanos á tan horribles ejemplos de venganza; y<br />
por esto el asunto que acabamos de referir ha servido<br />
naturalmente para imprimir una mancha indeleblesobre<br />
la reputacion de César. Sabemos, sin embargo,<br />
que sus compatriotas le pintaban generalmente<br />
como compasivo y aun indulgente con todo enemigo<br />
compatriota ó bárbaro; y es un deber en todo historiador<br />
considerar este acto desde el punto de vista<br />
del interés romano, pues solamente así sepuede<br />
llegar á un verdadero conocimiento ne los móviles<br />
del gran capitan y de su conducta en esta ocasione<br />
Cómo entendían los Romanos las leyes de la *querra.—La<br />
mayor gloria de los Romanos consistía en<br />
la indignacion de que hacían gala de considerar la<br />
traicion politica, absteniéndose de . ella indudablemente<br />
con más abnegacion que las demás naciones<br />
conquistadoras en sus transaciones públicas, y especialmente<br />
en el campo de batalla. La enérgica repro-
— 1 4 5 -bacion<br />
con que castigaron á los pocos jefes que<br />
como Ccepion y Papirio violaron esta máxima del<br />
Estado, contrasta de un modo notable con la imprudencia<br />
con que fué defendida y áun ensalzada la perfidia<br />
afortunada, por los escritores nacionales de todas<br />
las épocas del mundo. Por otra parte, la costumbre<br />
que tenían de considerar á todas las naciones extranjeras<br />
como hostes ó enemigas, no podía naénos de<br />
excitar sus inclinaciones agresivas. Su religion<br />
exigía un pretexto especioso áun para declarar la<br />
guerra á un enemigo, pero el orgullo quisquilloso<br />
de la República rechazaba la idea de que los derechos<br />
de ningun Estado se igualasen con los suyos;<br />
en la práctica no existía ningun derecho internacional,<br />
persistiendo además los Ramanos en considerar<br />
á los enemigos rudos é ignorantes con pie tan<br />
frecuentemente combatían, tan responsables como<br />
ellos mismos, dotados por la educacion de nils elevada<br />
inteligencia, de la exacta observancia de sus<br />
convenios, áun cuando les hubiesen sido impuestos<br />
loor cualquier género de violen cia. La más leve infraccion<br />
de un tratado ponía á sus ojos á los trasgresores,<br />
como en el caso de los Venetos, fírera de la leyes<br />
humanas, y no se consideraba bastante severo<br />
ningun castigo, por poco ventajosa que se juzgase<br />
una extremada severidad (1); la necesidad de aplicar<br />
castigos y la muerte, no turbaba nunca el placer que<br />
encontraba un general romano en absolverse de lo<br />
que consideraba como mi deber respecto del Estado.<br />
La muerte era el elemento en que se movía éste al parecer,<br />
tanto dentro corno fuera de Roma casi lo mismo<br />
en las luchas del foro que en los campos de ba-<br />
1 ) Heyne, Opuse., IV, :HO ( e bellis.<br />
ME.RIVALE.-T 0 \10 U.
-- 146<br />
talla acostumbrándoles desde -la infancia á una<br />
completa indiferencia por su propia vida; y como<br />
tenían en poco la de sus enemigos, no podía acusérseles<br />
de despreciarla más que la suya propia. Tal<br />
era la inevitable consecuencia del estado permanente<br />
de guerra en el exterior y de peligro en el<br />
interior, sin que pueda atribuirse á ferocidad particular<br />
de carácter.<br />
E% 9'es2Gmen. los Romanos eran más humanos que<br />
los bárbaros. En el caso de que ahora nos ocuparnos,<br />
es indudable que se había impuesto á los Eburones<br />
tratados que éstos violaron, engañando á Sabino<br />
y Cotta y empleando la traicion para perder<br />
los. Parecía necesario, pues, hacer algo que amedrentase<br />
por completo á los Estados limítrofes, y<br />
pusiese fin á la guerra, no habiendo en las máximas<br />
de política militar nada que se opusiera á la venganza<br />
de que fueron objeto; pero ahora fueron los<br />
mismos Galos los que se coligaron para destruir á<br />
sus amigos y aliados, predominando la perspectiva<br />
del pillaje sobre todo otro sentimiento de simpatía y<br />
ventajas para el porvenir (1). En tal supuesto, podemos<br />
imaginar la total carencia de todo género de<br />
principios que debió presidir á su modo habitual de<br />
hacer la guerra; y áun cuando los Romanos se engañasen<br />
mucho en cuanto á sus pretensiones de la<br />
cultura moral é intelectual, no dejaban por eso de<br />
ser una nacion civilizada, y en todas partes donde<br />
entraron, en paz ó en guerra, dulcificaban las costumbres<br />
de los bárbaros, entre quienes se estable-<br />
(1) La desconfianza mdtua de las tribus galas aparece en<br />
su costumbre de tomar rehenes una á otra siempre que celebraban<br />
pactos de alianza, etc. César, Bell. Gall., VII, 2.
147<br />
clan (1). Todas las conquistas de la República fueron<br />
una série de triunfos para, la perfeccion humana, y<br />
se llevaron á cabo de un modo más racional y más<br />
útil para el progreso del género humano que la. s que<br />
remplazaron y destruyeron. Si así fuese, sería una<br />
tarea poco agradable la de escribir la historia.<br />
Los Germanos atraviesan el Rhin« para saquear el<br />
pais de los laztrones.—Cuando César salió de Aduatuca<br />
para perseguir Ambiorix, emprendiendo su<br />
marcha hacia los confines de la gran selva .de los<br />
Ardenes, entre el bajo Escalda y el Mosa, aseguró á,<br />
efeeron que volvería á los siete dias. Entretanto habían<br />
empezado los Galos su obra de . exterminio<br />
contra los Eburones , y había entre ellos un pequeño<br />
contingente de Germanos á quienes había<br />
atraido del otro lado del Rhin la esperanza del botin<br />
(2). Efectuaron su paso sobre almadias, y evitando<br />
el puente y guarnicion romana, saborearon los<br />
primeros su presa en el límite norte del territorio<br />
eburon, y penetraron despues en las selvas, hasta<br />
llegar cerca de los acantonamientos romanos de<br />
Aduatuca. Cuando se informaron de que estaba ausente<br />
el temible César, prestaron complaciente atencion<br />
á las sugestiones audaces de un cautivo eburon:<br />
« En tres horas, les dijo, podeis llegará Aduatuca;<br />
es exiguo y miserable el botín que habeis encontra-<br />
(1) Puede observarse que por deplorable que haya sido<br />
con frecuencia la conducta de los ejércitos civilizados, casi<br />
siempre ha sido me .hr que la de los b ír!aros, y sirve de algua<br />
consuno para la humanidad pensar que las atrocidades<br />
cometidas por los Franceses \rgelía y aun por los Españoles<br />
en América, eran en cierto grado rnénos odiosas que las<br />
que los indígen ts tenían costumbre de practicar unos con<br />
otrus.<br />
(2) ,7»!17,. O( 7., Vt, 35.
—<br />
do en mi plus, y cuanto más adelanteis por él, m('nos<br />
restos hallareis de la rapacidad de nuestros vecinos;<br />
pero en el campamento de Ciceron se encuentran<br />
todas las provisiones del procónsul, todos los<br />
recursos para la campaña y todo el botín recogido<br />
en sus redes, siendo demasiado débil la guarnicion<br />
hasta para cubrir los muros que rodean, aunque no<br />
protejen, todas estas riquezas.» Los Germanos aceptaron<br />
inmediatamente esta proposicion y el eburon<br />
gozó en secreto con la segura destruccion de uno ú<br />
otro de sus enemigos.<br />
Se decide i atacar el a;yoztonamiento de A duotuca.--La<br />
guarnicion de Aduatuca, no era sin embargo<br />
tan reducida como se había dicho, pues era mucho<br />
rdls numerosa que el puñado de Germanos qu<br />
se había propuesto sorprenderla y destruirla, aunque<br />
puede suponerse que éstos habían aumentado su<br />
trúmero en el camino hasta reunir una fuerza mucho<br />
Iril'ís considerable, hallándose además, cuando aparecieron<br />
de improviso ante el campamento, forrajeando<br />
cinco cohortes á corla é.istancia de éste. Habían<br />
pasado siete días sin que se supiese del procónsul,<br />
escaseaban las provisiones y no se veía rastro<br />
de enemigos en las cercanías, pero á pesar de esto<br />
estuvo á punto de ser fatal para Ciceron la imprudencia<br />
que cometió de disminuir de este modo sus fuerzas.<br />
Fui tan repentino el ataque de los Germanos, y<br />
tau débil la, defensa, (pues los muros estaban custodiados<br />
en su mayor parte por los enfermos y los heridos),<br />
que corrió la plaza el peligro de ser tomada por<br />
sorpresa. Las cinco cohortes volvieron de forrajear,<br />
pero el enemigo se había interpuesto entre ellas y el<br />
campamento, y despreciando lo corto de su número.<br />
contaba con una fácil victoria. Además, los Roma-
149 -<br />
nos eran en su may orla nuevoss reclutas procedentes<br />
de la leva hecha el invierno ultimo en Italia, habien-<br />
-dose escojido sin embargo sus oficiales en las otras<br />
legiones, salvándose dicha fuerza merced á la inquebrantable<br />
disciplina y serenidad de los centuriones.<br />
Estaban éstos muy prácticos en formar inmediatamente<br />
el cunees ó cuña , precipitándose de este<br />
modo con toda su fuerza contra las filas enemigas, y<br />
'su peso y solidez quebrantaron toda resistencia. atravesando<br />
esta masa movible por entre la multitud de<br />
los bárbaros, hasta llegar á las puertas del campamen<br />
to que se abrieron apresuradamente para darles paso.<br />
_Fracaso de los Germanos en su empresa.--Vencidos<br />
de este modo los Germanos, se acobardaron y se<br />
volvieron á su país tan deprisa como pudieron con la<br />
parte del botin que les permitió conducir su temor<br />
apresuramiento, pues César estaba muy próximo á<br />
su retaguardia, y creían ellos tenerle mlls cerca que<br />
los Romanos mismos, los cuales se hallaban desesperados<br />
por creer que sólo su derrota y muerte podía<br />
haber sido causa del ataque repentino de los Germanos<br />
(1).<br />
César abandona la Galia para marchar á Ralla,<br />
al concluir su sesta canTaTía. César no había sido<br />
sin embargo afortunado en el objeto preferente de su<br />
última expedicion, la captura ó muerte de Ambiorix<br />
por lo cual se puso de nuevo en campaña, llevando<br />
á sangre y fuego la destruccion de todos los distritos<br />
por que atravesó, sin conseguir su objeto, pues<br />
el astuto Eburon tuvo tambien la habilidad de eludir<br />
su persecucion. En vano los prisioneros de las<br />
diarias escaramuzas declaraban, al ser presentados al<br />
(1) César, 1341. Gall., VI. Z-11.
procónsul. que acababan de ver al fugitivo: que todavía<br />
estaba muy próximo; que se hallaba solo y<br />
descuidado, ó seguido todo lo nn'ts de un puilado de<br />
compañeros ,,porque las recompensas ofrecidas por los<br />
Romanos para entregarle, no le daban seguridad en<br />
ninguna parte. Como la estacion tocaba á su fin,<br />
hubo que poner término á la campaña, y César convocó<br />
la asamblea general en Durocortorum,. ocupándola<br />
en una informacion sobre la culpabilidad de<br />
los Senones y los Carnutos; pero trató á estos pueblos<br />
con extraordinaria dulzura. contentándose con<br />
sacrificar solamente una víctima. Acantonó dos legiones<br />
en el país de los Treviros, dos en el de los Lingones,<br />
y concentró las seis restantes en Agendicum,<br />
territorio de los Senones (1). Tomadas estas disposiciones,<br />
no vaciló en_ ponerse en camino para Italia,<br />
con intencion de reunir la asamblea de los Estados<br />
cisalpinos, y formar una idea más aproximada de<br />
los asuntos de Roma altamente importantes para el<br />
desarrollo ulterior de sus planes. •<br />
Muerte de Julia. Su importancia política.—Todavía<br />
estaba ocupado César en su segunda invasion de<br />
la Bretaña, cuando supo la muerte de Julia (2)por<br />
cartas llegadas de Roma. La expresion natural de<br />
su afliccion, mencionada muy á la ligera en la<br />
correspondencia de Ciceron con su hermano (3), y<br />
la energía de espíritu con que la soportó, volviendo<br />
á los tres días al cumplimiento de sus deberes, son<br />
recordadas en términos calytrosos por otro filósofo<br />
(1) César, ibid., VI, ti.<br />
(2) Cieeron, ad Qu. Fr., III, 1, 17, 25. Véase y corríjase á<br />
Pintare°. Cesar, 23.<br />
(3) Idem, ibid, eco me sollieitum, quantum ego dolui<br />
Cwsaris suavissimis litteris!»
— 151<br />
más exajerado (1). Dice Séneca que venció su dolor<br />
con la misma rapidez que á sus enemigos. Puede<br />
dudarse que el cambio que este acontecimientoproducía<br />
en sus relaciones con Pompeyo, y 'la perspectiva<br />
de una ruptura más próxima entre ellos, aumentaran<br />
sus pesares domésticos como supone este escritor<br />
(2); pero si desbarató sus planes é hizo más inseguro<br />
y urjs precario todavía su favorable éxito,<br />
debió sin duda aumentar el peso de sus cuidados políticos.<br />
En vísperas de su regreso á Italia, otro acontecimiento<br />
de mayor importancia política conspiró<br />
con la reciente pérdida experimentada á turbar sus<br />
designios; nos referimos á la expedicion de Craso al<br />
Asia y á su fatal terminacion, de que nos ocuparemos<br />
en el capítulo siguiente.<br />
Miterte de Craso y de Clodio. La triple alianza<br />
quedó disuelta con la muerte del triunviro, que, por<br />
su posicion particular en el Estado y por sus cualidades<br />
personales, estaba en condiciones de mantener<br />
el equilibrio entre sus ambiciosos colegas, diciéndose<br />
de él en lenguaje poético que era el istmo<br />
que impedía el choque de dos occeanos invasores (3).<br />
Si se necesitaba algo más para quitar todo freno á<br />
las pasiones irritadas de sus jefes rivales, se hubiera<br />
conseguido con la desaparicion de Clodio de la escena<br />
pública; acontecimiento que supo César al llegar á<br />
(1) Séneca, Cons, ad Marc.. «Intra tertium diem imperatoria<br />
obiit munía, et tam cito dolorem vicít (luan ornnia<br />
solebat.»<br />
(2) ídem. ibid. ; «In ocutis eral Cn. Pompeius, non aequo<br />
laturus animo quemquam alium esse in república magnum.»<br />
(3) Lucano, 1., 100:<br />
«-Qualiter midas.<br />
Qui secat el geminum gracilis maro se,parat isthmus, etc.»
152<br />
la frontera de su provincia (1). Las circunstancias<br />
que acompañaron á este hecho obligaron al senado<br />
á poner tódos sus poderes en manos de Pompeyo, no<br />
sirviendo la reconciliacion de sus últimas conferencias,<br />
falsa como era, más que para disipar toda la<br />
confianza y buena fé que aún existía entre los jefes<br />
de la oligarquía y el campeon de la causa popular.<br />
César, Bell. Galli VII, 1: «lbi cop,moseit de Clodii ~de.»
CAPÍTULO XI.<br />
Estado de la monarquía de los Parthos.—Craso medita una expedicion<br />
contra ellos.—Primera invasion (A. 700 de la C. )—Segunda invasion<br />
(A. 701 de la C.)—Es engañado por los Parthos y extraviado<br />
por sus guías. — Encuentro fatal cerca de Carras.—Muerte del jóven<br />
Craso.—Se atrae á Craso á una conferencia y muere en el tumulto.—<br />
Insultan en sus restos.—Interregno en Roma.—Pompeyo hace que<br />
consientan los tribunos en la eleccion de los cónsules.—Asesinato de<br />
Alodio.--Perturbaciones en la ciudad.—Se nombra á Pompeyo único<br />
cónsul para el año 702.—Proceso de lillilon.—Coaccion de una fuerza<br />
armada sobre los procedimientos del Foro.<br />
(M'yen de la monarquía de los Parthos. —Antes<br />
de volver á empezar el exámen de la prolongada<br />
agonía de la independencia romana, tenemos que<br />
hacer una excursion para seguir la expedicion de<br />
Craso contra los Parthos, uno de los episodios más<br />
románticos de la historia de la belicosa República,<br />
notable por ser la más loca agresion y el castigo más<br />
señalado que encierran sus sangrientos anales.<br />
La provincia de Siria ofrecía brillantes condiciones<br />
para la ambicion ó avaricia de un procónsul romano;<br />
sus riquezas, que habían dejado hasta cierto punto<br />
intactas los conquistadores anteriores, eran resultado<br />
de la acumulacion durante siglos de esplendor<br />
comercial. Sus fronteras lindaban con los dominios<br />
de los soberanos tributarios de Capadocia y de Pales-
151<br />
tina, quie florecían al amparo de la proteccion romana.<br />
Despues se hallaban situados los reinos de Ar-<br />
menia. colocados Cambien en un estado de dudosa<br />
dependencia respecto de la República , y Egipto,<br />
cuya libertad se encontraba en este momento amenazada.<br />
Por Oriente se extendía el vasto imperio de<br />
los Parthos, con el cual no había luchado Roma<br />
liunca. La region que dió en otro tiempo su nombre<br />
tan temido á los Parthos, es una extension de<br />
país insignificante , regada por el río Ochus , el<br />
moderno Tedjen, cerca de la extremidad Sudeste<br />
del mar Caspio. Un desierto arenoso la separa al<br />
-Norte del Oxus y de la ciudad moderna de Kiva; está<br />
limitada al Sudeste por la gran cadena de montañas<br />
une une el Cáucaso de] Oeste al Hindu-Kush,<br />
Cucaso del Este. Este distrito había constituido la<br />
extremidad septentrional del imperio macedónico;<br />
pero al repartirse las diversas provincias á la muerte<br />
de Alejandro, no hubo ningun general griego<br />
que se aventurase á ocupar un trono en region tan<br />
apartada y tan bárbara,. La Parthia cayó en manos de<br />
un jefe indígena, conocido con . el nombre- Stasanor,<br />
pero continuó en 1111 estado de precaria dependencia<br />
de los soberanos de estirpe macedónica que tenían<br />
su córte en Susa. El poder de las dinastías europeas<br />
se hallaba debilitado por sus luchas intestinas, y los<br />
Parthos y los Bactrianos sacudieron el yugo el siglo<br />
segundo ántes de nuestra era. Arsaces, fundador de<br />
una dinastía de reyes parthos, era un hombre do origen<br />
oscuro, que extendió sus posesiones hasta el mar<br />
Caspio con la conquista de la Hircania; y cuando su<br />
vigorosa caballeríapasó el Cáucaso y se puso en<br />
contacto con las naciones del Mediodía, nopudieron<br />
resistirla los sucesores de Alejandro cayendo bajo,
155<br />
la dominacion delpartho *Mitrídates, á la cuarta generacion,<br />
todas las provincias comprendidas entre el<br />
Éufrates y el Indo. A este poderoso tirano sucedió un<br />
hijo, que despues de brillantes triunfos, fué derrotado<br />
y muerto por una horda de Escitas invasores. Sus<br />
sucesores consagraron su atencion, en cuanto pudieron<br />
desviarla de sus divisiones intestinas é intrigas<br />
de familia, á contener el progreso de estos depredadores,<br />
y á sostener la Armenia en su frontera<br />
del Noroeste, donde este reino formaba un baluarte<br />
contra toda invasion futura (1).<br />
eórte de los Paraos Seleucia.--E1 soberano<br />
parcho eligió para su residencia á Seleucia, á orillas<br />
del Tigris, en medio de las residencias reales del<br />
imperio que había subyugado, adoptando, apenas<br />
salió de la tienda de sus . padres, toda la pompa de las,<br />
antiguas dinastías que habían empuñado el cetro del<br />
Asia central. Tomó de los Asirios el lujo indolente<br />
de los reyes-sacerdotes de la dinastía de Belo, rodeándose<br />
de esclavos, eunucos y concubinas; se<br />
vistió más como una mujer que como un hombre (2),<br />
y se entregó á los goces de los perfumes, el vino y<br />
la música. A ejemplo de los Medos, se arrogó la licencia<br />
de unirse en matrimonio con los miembros<br />
m .:tspróximos de su familia, costumbre barbara destinada<br />
á limitar el n1 ;,mero de los pretendientes á la<br />
sucesion. Tambien se dejó seducir facilmente por los<br />
refinamientos más intelectuales pero no menos ener-<br />
(I) Justino detalla con coneision esta historia, XLI, 4, 5.<br />
(2) Véase la deserípcion que hace Pintare° de Surena en el<br />
rnpítulo 24, y consúltese t tmly en el cap. 32. El trago flotante<br />
que los Griegos suponían femenino, era sacerdotal en su origen.<br />
pero bien pudo adoptarse para justificar la indolencia y<br />
la cobardía.
1 5G —<br />
vantes, introdm idos en A sia por los Griegos. Bajo la<br />
proteccion real, florecían en Seleucia una literatura<br />
exótica v un teatro fastuoso, mezclándose íntimamente<br />
las ceremonias rituales de las supersticiones<br />
cómicas con las formas del drama griego. La<br />
córte de Seleucia presentaba la mezcla abigarrada de<br />
trages de siglos y paises diferentes, sólo comparable<br />
tal vez á las modas semi-europeas de San Petersburgo<br />
y Moscou; pero el monarca y su trono se hallaban<br />
rodeados Y defendidos por las fieles espadas de una<br />
nobleza belicosa, en cuyo seno no habían hechado<br />
profundas raíces tales refinamientos. En provecho<br />
de éstos, cambió el monarca las satrapías de Persia<br />
y los gobiernos de Alejandro en feudos dependientes,<br />
y cuando llamaba á todas sus fuerzas para la conquista<br />
ó la defensa, podía contar con los servicios de<br />
diez y ocho reyes vasallos (1). Cada jefe subalterno<br />
convocaba por su parte á sus colonos, que conservaban,<br />
por lo menos en el campo de batalla, las costumbres<br />
de sus antepasados nómadas, vestían su armadura<br />
escamosa, y saltaban sobre sus caballos armados<br />
de arcos y flechas, tan mortíferas en la carga<br />
como en la retirada (2).<br />
(1) Gibbon. Deeacle der. a y eaida. cap. 8; Maleolm, si. de<br />
Pers., 1. cap. VII.<br />
.2) L is fu r)rzas de los Parthos consistían principalmente en<br />
caballería, y hombres y caball qs iban cubiertos de armaduras<br />
de mallas (50 de escamas. Justino, XLI, 2. Estas armaduras se<br />
h'cieroil objeto de terror para los Romanos despues de la derrol<br />
a de Craso, y fueron asunto de muchas descripciones populare.<br />
(Véanse Propercio, Marcial y la mayor parte de los poeta.)<br />
Apérrls es creible que los girietes parthos así armados<br />
pudi rss 'n moverse con rapidez, y la caballería armenia, que iba<br />
armada de un modo semejante, fué derrotada y destruida facilmente<br />
prr Lúculo en Tigranocertes. (Plutarco, , 28.) No<br />
obstante esto, eran formidables sus ataques para el legionario<br />
romano, si no estaba hiel). protgido por arqueros, honderos y
157<br />
Dinastía de los Arsdeidas, odiosa á sus súbditos<br />
persas. La predileccion que demostraron los monarcas<br />
Parthos por las maneras y usos introducidospor<br />
sus predecesores en las regiones del otro lado del Eufrates,<br />
lastimó sin duda el orgullo de la raza indígena,<br />
y los hizo odiosos particularmente á la casta sacerdotal<br />
que adoraban el fuego en su fuente visible, en el<br />
firmamento. A esta hostilidad se debe tal vez la oscuridad<br />
que rodea la historia de la dinastía de los<br />
Arsácidas en los anales nacionales. Ferdusi, historiador<br />
poético de Persia, hace caso omiso de ella,<br />
otras autoridades orientales, al mismo tiempo que<br />
disminuyen su duracion en dos siglos ó más, niegan<br />
el origen extranjero del fundador (1). Esta op:nion<br />
ha encontrado apoyo entre los sAios europeos, pe_ o<br />
el párrafo de Strabon en que se fundan puede considerarse<br />
alterado (2) y no puede suponerse con funda-<br />
caballería en las alas: en los últimos tiempos del imperio,<br />
adoptaron los Romanos este armamento, más bien corno de gala<br />
que para el servicio. (Claudiano, E, 330.) La misma<br />
especie de armadura defensiva que acostumbr irnos á un i r al<br />
nombre de los Parthos, ha sido muy usada en dif-rente-3parLes<br />
del intuido. Las figuras así vest . da' s en la columna de Traj :no<br />
representan Sarmatas; -véase Tácito Hist.. 1, 79; Ammiant)<br />
XVII, 12; Pausanias, I ., 21. Los Georgianos y los Circasianos,<br />
tadavia las usan hoy, y de ellos las tornar en sus descendientes,<br />
los mamelucos de Eg ipto. El mayor Denhani ha descubi(-)rt()<br />
un pueblo Iiornom. cuyo rey Pst iba custodiado por u ¡cuerpo,<br />
de caballería son cotas de malla. Dice que sus caballos eran<br />
peerueños, pero muy ágilps. PPii19M)* ri ffje de Denham y<br />
Cletpperton, ')2,--01. Sus dibujes son i.;uales L los modeles<br />
de cotas de malla de los Afghans ó Beloutellis, cru p pueden<br />
verse en la celeccion de M. Samuel Meyrick. en Goodrich<br />
G)urt. La cota de malla de los cruzarlos con que estarnos familariz<br />
idos, era más completa y más pesada ( r ue todas.<br />
(1) Malcolni, Hist. de Pers., 1. cap. V L l . Los escritores indesiLman<br />
á Arsaces, con el. nombre Ashk.<br />
(2) Estraboa es el único entre los escritores antiguos eirw<br />
id nnt idea al parecer los Partlies con los Carduces. (XVI, 1);<br />
pero la leccion ffipetnkf'» es rechazada por Groskurd, que con
158<br />
mento que fuesen los Arsácides una excepción del<br />
p<br />
que sometió tan constantemente<br />
constantente la Persia<br />
al yugo de señores extranjeros (1).<br />
Graso parte para una expedicion contra los Parthos.—Los<br />
progresos de las armas romanas en Oriente,<br />
las pusieron sin embargo en contacto inmediato<br />
con las avanzadas de los Parthos, y la línea del Eu-<br />
&ates fué en gran parte de su extension eJ límite reconocido<br />
de ambos dominios. La provincia de Siria se<br />
extendía desde la extremidad Sudeste del Asia Menor<br />
ó golfo de Isso, al Líbano, límite septentrional<br />
de la Palestina, y estaba gobernada directamente<br />
por Roma, como ya hemos visto, al paso que á los<br />
territorios más próximos se les permitió que conservaran<br />
sus leyes propias y que quedasen sometidos á sus<br />
soberanos naturales, designados por la República.<br />
La considerable fuerza que se necesitaba para sostenerse<br />
en una posicion de esta importancia y la distancia<br />
que la separaba de la residencia del gobierno,<br />
investían al procónsul de Siria de un poder casi irresponsable.<br />
Gabinio fué casi el primero á quien se<br />
Tzschukkei Koray y \'Vesseling quieren leer rop&)ocicov Los<br />
Carducos ó Kurdos, tenían el centro de sus posesiones cerca<br />
de las fuentes del Tigris, pero se extendían tambien por las<br />
llanuras de Adiabenes, Genofonte (Anab., III, 5, 17) los descrihe<br />
dependientes sólo en el nombre de los reyes de Persia<br />
de su época . Sus costumbres nomadas y su. amor por los caballos<br />
(Kinneir Me m. of Persia, pág. 143), son caracteres<br />
demasiado vulgares de un estado análogo de sociedad,<br />
para que por esto se establezca identidad alguna entre ellos y<br />
los Parthos. Había, sin embargo, sin duda alguna, cierto parentesco<br />
entre los Armenios, los Parthos, los Medos y los Persas<br />
derivada de su comun origen caucásico, y así pueden<br />
conciliarse ambas teorías.<br />
(1) La dinastía de los Arsácidas, fué destronada en el siglo<br />
tercero, por Ardshir, ó Arta crerges, primero de los Sasanidas,<br />
raza nativa que siguió hasta bla<br />
conquista de los Sarracenos en.<br />
el siglo VII.
159 -confió<br />
este cargo, desde que se estableciópor Pompeyo<br />
la organizacion política en toda la extension de<br />
estas provincias. Partió para su provincia llevando<br />
en la mente multitud de proyectos de guerra y de<br />
pillaje, indisponiéndose con los Parthos que habían<br />
mantenido hasta entónces relaciones amistosas con<br />
sus formidables vecinos, y conducidos por sus oficiales,<br />
con la respetuosa franqueza de un pueblo bravo<br />
é independiente. Llegó hasta amenazarles con<br />
una invasion; pero abandonó este designio por una<br />
tentacion más fuerte; la de restaurar en el trono de<br />
Egipto á Ptolomeo Auletes. Este caprichoso proyecto<br />
de Gabinio de señalarse con una guerra contra<br />
los Parthos, filié el que inflamó la vanidad de Craso.<br />
La fortuna del nuevo cónsul, en asuntos militares,<br />
había sido dudosa hasta entónces. Antes de esta<br />
época no había ambicionado, al parecer, la reputacion<br />
de un gran capital': pero la fama de Pompeyo y de<br />
César le mortificaban secretamente hacia mucho<br />
tiempo, y resolvió rivalizar con ellos, alimentando<br />
la esperanza de sobrepujarlos. Vintánces se manifestaron<br />
violentamente con expresion de la más . xtravagente<br />
arrogancia, sentimientos que nunca pudieron<br />
esperarse de su naturaleza circunspecta y templada,<br />
hablando á sus amigos con pueril orgullo de<br />
las hazañas que llevaría á cabo sin limitarse en sus<br />
empresas la Siria, ni áun á la Parthia. Las victorias<br />
de Lúculo sobre Tigranes y de Pompeyo sobre<br />
Mitrídates, eran para él pequeñeces que ponía en ridículo,<br />
y proclamaba su resolucion de someter los<br />
Bactrianos y los Judíos, penetrando cual otro Alejan<br />
dro hasta el Occeano que rodea el continente (1).<br />
(1) Plutarco, Crass., 16.
César, que acechaba siempre la ocasion de aprovecharse<br />
de los errores de sus colegas, le escribió desde<br />
la Galia estimulando su ambicion y sus esperanzas<br />
(1). Podemos suponer, que la opinion del conquistador<br />
de Occidente no fué ménos audaz que la que<br />
por lo comun señaló sus acciones, y que apremió á<br />
Craso para que interpretase de la manera más lata.<br />
la facultad de hacer la guerra ó la paz que Trebonio<br />
obtuvo para él. Era seguramente demasiado tarde<br />
para buscar querella al procónsul de Siria, porque se.<br />
preparaba á ejercer un poder que formalmente se le<br />
había concedido; no obstante, repugnaba á los hombres<br />
de Estado de la República postrarse á los piés de<br />
otro déspota militar, y la revelacion de su resolucion<br />
belicosa produjo entre ellos una alarma y un descontento<br />
general. Para libertarse del efecto de su<br />
desaliento ó de sus amonestaciones, apresuró Craso<br />
sus preparativos y se puso en marcha .algunas semanas<br />
ántes de que expirase el término de su consulado<br />
(2). El tribuno Ateyo, partidario de los nobles,<br />
no pudiendo retenerle ya por ningun medio<br />
legal, le esperó á la puerta de la ciudad, y con un<br />
brasero encendido en una mano echó en él incienso<br />
con la otra, é invocó la maldicion del cielo, sobre la.<br />
empresa y su jefe , consagrándole, á la, faz de la<br />
patria y en los términos de los antiguos formularios,<br />
(1) Pintare°, Crag.. 16.<br />
(2) Abandonó á Roma ántes de mediados de Noviembre segun<br />
el calendario no reformado (Cice •on, ad A tt., IV, 13), estando<br />
precisamente el año romano en esta época, adelantando<br />
en quince dias del tiempo verdadero. Probablemente hizo la<br />
travesía de Brundisium cerca de quince días después, cuando<br />
su flota fuQ acometido por una violenta tempestad. Plutarco,<br />
Crass., 17; véase Drumann, IV, 93. Plutarco se contradice en<br />
Pomp., 52, donde dice que Craso no abandonó á Roma hasta<br />
principios del año siguiente.
— 161<br />
á los dioses infernales (1). La supersti( ion°pular<br />
concedía una terrible importancia á la aldicion<br />
de un tribuno, y ésta no hizo ménos impresion<br />
en el espíritu de los soldados que en el del pueblo.<br />
Como puede suponerse se abrió al mismo tiempo<br />
ancho campo á, la invencion de todos los fatales augurios<br />
quepodían sugerir el temor ó la malicia, refiriéndose<br />
á esta época muchos que probablemente<br />
se imaginaron después de la catástrofe, que al parecer<br />
presagiaban. Una historia referida por Ciceron,<br />
presenta un interés de antigüedad que justifica su<br />
repeticion. Miéntras se reunían las tropas en Brindís,<br />
se oyó á un hombre que pregonaba sus trigos por<br />
las calles: «Cauneas, cauneas,» y sus acentos prolongados<br />
y lánguidos se interpretaron caprichosamente<br />
como una advertencia fatal, «cave no eas»<br />
«guardaos de ir» (2). La pérdida en la travesía de<br />
Dirrachium de algunos buques que conducían tropas,<br />
fué más sério contratiempo; pero la travesía de<br />
la Macedonia y del Asia Menor con todas sus risueñas<br />
perspectivas y sus agradables sitios de descanso,<br />
reanimó el buen humor de los soldados, estando<br />
Craso mismo lleno de confianza y de arrogante lijereza.<br />
Dejotaro, rey de Gal.atia, anciano y fiel aliado<br />
de Roma, estaba preparándose para edificar una<br />
(I) Plutarco, Crass., 16; Dion, XXXIX, 39; Floro III, 11, 3,<br />
en donde el nombre de Metelo es una equivocacion. Los nobles<br />
fingieron incomodarse por el extravagante celo de su amigo;<br />
pero Ciceron, en una carta á Atico (IV, 13) hace resaltar el<br />
exiguo séquito de amigos y partidarios que acompañó á Craso<br />
cuando partió, que contrasta con el entusiasmo manifestado<br />
cuando Emilio Paulo abandonó la ciudad para emprender la<br />
guerra contra Perseo, rey de Macedonia.<br />
(2) Ciceron , de Div., II, -10 La frase era probaDlemvnte<br />
*Caí' neas.»<br />
MERIVALE.-TOMO II.
16-2<br />
ciudad en el camino que llevaba el procónsul; Craso<br />
se mofó de que emprendiera un trabajo tan grande<br />
en la vejez. «Y VOS tambien, replicó el veterano.<br />
sois demasiado viejo para conducir una expedicio<br />
contra los Parthos (1).<br />
Craso pasa el Éufrates y consigue algunos triunfos,<br />
poco importantes. No tardó mucho el Romano<br />
en hacer su primera campaña. Pasó el Eufrates y<br />
aceptó la sumision de algunas ciudades de Mesopotamia.<br />
Habiendo sufrido un descalabro delante de<br />
una plaza un destacamento de sus tropas, la tomó<br />
por asalto y la saqueó, complaciéndose en recibir por<br />
tan pequeña azaña, las aclamaciones de sus tropas<br />
y el título de imperator. A pesar de esto se dió por<br />
satisfecho con su triunfo, y en vez de adelantar hácia<br />
el centro de la nacion enemiga, regresó indolentemente<br />
á su provincia, permitiendo de este modo que<br />
los Parthos irritados, pero no sériamente batidos,<br />
completasen sus preparativos para rechazar un segundo<br />
ataque. La dominacion de una raza advenediza<br />
de bárbaros lastimaba el orgullo de las grandes<br />
ciudades del antiguo mundo, Seleucia y Babilonia, y<br />
segun las críticas militares de la antigüedad, el primer<br />
objetivo de un invasor hubiera debido ser presentarse<br />
ante sus muros y proclamarse el libertador<br />
de una civilizacion voluptuosa del yugo de los rudos<br />
montañeses (2). Craso se ocupó el resto del año setecientos<br />
de la fundacion de la ciudad de los negocios<br />
civiles de su provincia, es decir, de hacer extorsiones<br />
(1) Craso tenía sesenta años y parecía aun más viejo. Plutarco,<br />
Crass„ 17; Apiano, Hist. Rer. Parth. Esta obra no puede<br />
considerarse como original, y está casi toda tornada de<br />
Plutarco.<br />
(2) Plutarco, Crass., 27: Don XL 13: (V€asn el texto griego<br />
que sigue.)
1G3 -y<br />
de acumular riquezas. Firme en su anterior propósito,<br />
cometió varios actos de sacrilegio con gran<br />
horror de los indígenas que observaron cuidadosamente<br />
los presagios que anunciaban la venganza de<br />
los dioses (1). Su hijo, el valiente lugarteniente de<br />
César, se le unió con un cuerpo de mil ginetes de la<br />
Galia, regalo del triumviro á su colega. El más esperimentado<br />
de sus oficiales era C. Casio. Longino, sol-<br />
,dado de habilidad y valor experimentado, el mismo<br />
que despues se hizo célebre como uno de los autores<br />
principales del asesinato de César. Estos socorros<br />
y un ejército bien disciplinado y equipado, le inspiraban<br />
una confianza temeraria en cuanto al resultado<br />
de la campaña que preparaba para el año<br />
siguiente. Todavía era poco conocido para los Romanos<br />
el modo de hacer la guerra de los Parthos, que<br />
despues se hizo un objeto de terror para aquéllos,<br />
pero se sabía que la flecha de los Parthos no había<br />
podido luchar con la lanza macedónica. No se hacían<br />
diferencias entre los ginetes cubiertos de mallas de<br />
los Parthos, y las hordas cobardes y afeminadas que<br />
Jerges había hecho correr á latigazos, que Argesilao<br />
había dispersado con un puñado de infantería espartana<br />
ó que Alejandro había expulsado del Helesponto<br />
al Hyphasis (2).<br />
_Embajada de los Paraos y reto viútuo.--Mientras<br />
(1) Craso se apodera sin remordimientos de los tesoros<br />
amontonados en el. templo de Derceto ó Atargatis, en Hierápolis.<br />
(Plutarco, Crass., 27; Strabon XVI, 1. 4.) Tambien hizo<br />
un viaje á Jerusalen con objeto de saquear el temple, cuya riqueza<br />
estaba evaluada en diez mil talentos. El sumo sacerdote<br />
Eleazar trató de salvarlos, ofreciendo un presente considerable,<br />
y Craso se apoderó á la vez del presenta y del tesoro. Joseph,<br />
A ntig., XIV, 7, 1; Bel. JucI., I, 7, 8.<br />
(2) Véase el discurso de Léntulo en. el poema de Lucano<br />
331 y siguientes), el cual expresa, al parecer, una rea-
1(i --<br />
que Craso sacaba sus tropas de sus cuarteles de invierno,<br />
Orodes, rey de los Parthos, envió sus embajadores<br />
quejándose de la repentina agresion de su<br />
territorio, ó con más exactitud del de Ag'barus, rey<br />
úsrhoena, dependiente de la corona de Seleucia;<br />
pero estos embajadores llevaban más la mision de<br />
desafiarle que de entablar negociaciones. Los Parthos<br />
estaban enterados, al parecer, del disgusto con<br />
que se miraba la conducta de Craso por el senado<br />
romano, el cual había tenido intencion de llamar<br />
al procónsul de' su provincia, pero qué había fracasado<br />
por la intervencion de Pomps eyo, secundada por<br />
un discurso de Ciceron (1). Los Parthos establecieron<br />
una distincion entre la República y el merodeador<br />
que los insultaba, y decían que estaban decidos á,<br />
sostener con la primera la guerra á todo trance, pero<br />
añadían que si la empresa no era más que el acto<br />
personal del viejo que tenían delante de sí, no se rebajarían<br />
á tocar un solo cabello de su cabeza, sino<br />
que le devolverían las guarniciones que había dejado<br />
cimiento de las preocupacione;' desdeñosas y mal fundadas de<br />
los Romanos, despues que se borró de su memoria el recuerdo<br />
de la derrota de Craso:<br />
«Illic et laxas vestes et tluxa v iror um<br />
Velamenta vides....»<br />
Se desprecia el arco como un arma cobarde y afkrni.na la en:<br />
comparacion de la espada:<br />
eEusis habet vires, et gcus eiwecumque virorum est<br />
Bella gerit gladiis....»<br />
El arco tenia una desventaja:<br />
«Naco Medos 1)1'1:Mía prima<br />
F_,armant, vacuo-nue jubent rmleare pharetrce.4<br />
No se hubiera-escapado ningun Romano de la batalla de.<br />
Charras, si los Parthos hubiesen mantenido el. bloqueo de las<br />
legiones aniquiladas.<br />
(1) Ciceron, ad. Dix. Y. 8.
— 165<br />
á la otra orilla del Eufrates. Craso respondió con el.<br />
'sarcasmo ordinario de los jefes inexpertos, que discutiría<br />
estas cuestiones en su capital, y Wagiso, anciano<br />
Partho, le contestó, enseñándole la palma de<br />
la mano y diciendo, que ántes nacería pelo en ella<br />
que los Romanos viesen á Seleucia (1).<br />
Opinio21 de Casio y de Ártctbazes respecto al plan.<br />
,de conpaZa.—No desmintieron la confianza que indicaban<br />
estas palabras, ni el vigor ni la resolucion<br />
con que las sostuvieron. Muy pronto se vieron obligados<br />
á abandonar sus puestos algunos destacamentos<br />
situados al otro lado del Eufrates, los cuales volvieron<br />
á buscar un refugio en el campamento, y refirieron<br />
lo vigoroso que era el enemigo que les<br />
había atacado, lo mortífero que era su ataque, lo<br />
inútil que era perseguirlos, lo certero de sus flechas<br />
y lo impenetrable de sus armaduras. Los Parthos<br />
eran indudablemente un pueblo muy diferente de<br />
los Armenios y los Capadocios, derrotados tan fácilmente<br />
por Lúculo. Estos relatos produjeron mucha<br />
inquietud eñ los acantonamientos romanos, por lo<br />
cual previno Casio . á su jefe anticipadamente de los<br />
peligros de la empresa que estaba próximo á comenzar.<br />
Craso no hizo, sin embargo, caso de la advertencia.<br />
Artabaces, rey de Armenia, se presentó á él<br />
ofreciéndole todos los recursos de su país, y prometiéndole<br />
el auxilio de diez mil ginetes equipados por<br />
completo y treinta mil infantes, al mismo tiempo<br />
que le apremió -vivamente para que emprendiese su.<br />
marcha á través de su territorio amigo, abundante<br />
en agua y víveres, y lleno de colinas y de corrientes<br />
de agua que dificultarían las temibles maniobras de<br />
Plut. eras., 18.
— I GG—<br />
los t- ( vinetes parthos (1). Esperaba llegar por este ca-<br />
,<br />
mino al curso superior del Tigris, desde donde podía<br />
llegar á Seleucia, atrav, sardo un país fertil y practicable;pero<br />
Craso, aún cuando satisfecho del celo de<br />
su aliado, no quiso sufrir ningun retraso ni adoptar<br />
una línea oblicua de marcha, exponiendo ademas,<br />
que había dejado algunas tropas de vanguardia al<br />
otro lado del Eufrates, y que debía apresurarse á socorrerlas.<br />
Diversos caminos que se qfreetan (í la eleccion de<br />
lob ejército invasor.—Los escritores de donde tomamos<br />
nuestros relatos de la campaña que siguió, vivían<br />
por lo menos dos siglos despues de la fecha de<br />
los acontecimientos que refieren ; y aún cuando las<br />
fuentes de donde sacaron sus materiales fuesen dignas<br />
de fé y exactas, pudieron sin duda alguna,.<br />
confundirse y desfigurar sus datos á causa de su<br />
falta de espíritu critico. Por esto concuerdan tan<br />
imperfectamente sus relatos con la geografía del<br />
país, á través del cual pretenden guiarnos. El distrito<br />
de Osrhoena, que comprende casi todo el.<br />
camino que deseamos reseñar, estaba limitado al.<br />
Norte por la línea del monte Masius ó Karahjah<br />
Dag, en la direccion recta de Este á Oeste, del Tigris,<br />
(1) Véase Lucano, (VIII, 331 y siguientes):<br />
«Parthus per Medica cura<br />
Sarmaticos inter campas, effusaque plano<br />
Tigridis arva solo, Mullí superabais liosti est<br />
Libertate fuga, sed non, ubi terra tumebit<br />
Aspera conscendet montis ,juga, nec per opacas<br />
Bella geret latebras; incerto debilis arco:<br />
Nec franget nando violenti vorticis amnem...»<br />
Sin embargo los Partos procedían de una comarca monta-fiosa,<br />
y la caballería cubierta de mallas de Armenia, lo mismo<br />
que los modernos Belutchistanos, estaba acostumbrada á la_<br />
.1v.i.erra de montañas.
167<br />
al Eufrates, paralelamente á Samosata. El último de<br />
estos ríos le limita al Oeste y al Sur, hasta su confluencia<br />
con el Chaboras,que puede considerarse<br />
como el límite oriental del distrito. El gran camino<br />
del Asia Menor á las ciudades de Persia, pasa por la<br />
ciudad de Zeugma, á orillas del Eufrates, la cual tomaba<br />
su nombre del puente con que se unían allí las<br />
orillas opuestas, y que en los tiempos más prósperos<br />
de Roma, cuando ésta dictaba tratados á los vencidos<br />
imperios de Oriente, estaba adornado con el pomposo<br />
título de Camino de la Paz (1). La aldea moderna<br />
de Roum Kale (castillo romano), señala todavía su<br />
situacion, pero las caravanas pasan ahora el rio por<br />
algunas millas más abajo, por Birs. Desde Zeugma,<br />
se dirigía un camino militar en linea recta al Este<br />
de Edesa, moderna Oda, la Ur de la Escritura, donde<br />
tenía su córte el rey de Osrhoena, posicion que llegó<br />
á ser posteriormente en poder de los Romanos, la<br />
llave de la Parthia y de la Armenia. Desde este punto<br />
se dividía el camino en dos lineas; una que continuaba<br />
en direccion oriental hasta Nísibis y MI-live<br />
á orillas del Tigris, y era desde aquí punto de partida<br />
para Seleucia ó para Ecbatana, y la otra, que se<br />
inclinaba más al Sur, corría á través de Charras; volvía<br />
directamente al Sur, seguía la direccion del arroyo<br />
Balisus hasta llegar al Eufrates en Nicephorium.<br />
Desde aquí se dirigía casi paralelamente á<br />
las orillas de este rio, y terminaba, por último, en Seleucia,<br />
despees de haber atravesado la parte más es-<br />
(1) Estacio, Sylv., II I, 2.137: «Zeugma Latinle Pacis iter.»<br />
El puente fué construido en un principio para paso del ejército<br />
(le Alejandro al otro lado del Eufrates, Dion, XL, 17; Kinneir,<br />
Geographical Mernoir, 316. El Eufrates es profundo y rápido<br />
en este sitio, y próximamente de 130 yardas de ancho.
1(38<br />
t reel Li ,,tel istmo que separa el Eufrates del Tigris.<br />
E<br />
stos grandes caminos se hicieron un siglo despues.<br />
Cuando se consolkk) el poder de Roma en toda la extension<br />
de la Mesopotamia, y se construyeron sin<br />
duda alguna en la direccion de los caminos mucho<br />
más antiguos que se usaban en tiempo de Craso. La<br />
marcha del ejército invasor debe creerse, por lo tanto,<br />
que debió ser todo á lo largo de una de estas líneas.<br />
Más tarde entró Trajano en la Parthia por el<br />
camino del Norte y Juliano por el del Sur (1); pero<br />
Craso, segun nuestros historiadores, no siguió uno<br />
ni otro. Nos vemos obligados á considerar como<br />
exactos los principales incidentes de su narracion,<br />
y debemos limitarnos á observar de pasada, las menores<br />
contradicciones de que se halla plagada.<br />
Desaliento del ejército romano.—Había reunido<br />
el procónsul sus tropas en Zeugma, en número de<br />
siete legiones, las que, dominadas todavía por la supersticion,<br />
examinaban atentamente todas las señales<br />
que presagiaban mi desastre. El trueno y los relámpagos,<br />
las tempestades, el viento y la lluvia, fueron<br />
mirados por ellas como indicios probables de<br />
una, derrota (2). El puente se rompió con el peso del<br />
ejército y de sus bagajes, lo cual desanimó mucho<br />
á las tropas; pero lo que había más significativo y<br />
(1) Mannert, Y, 2, pág'. 200; Francke, Geseh. Trajans,<br />
página 227; Arpan°, XXIII, 3. Es muy Util la obra de Aoville<br />
sobre el Eufrates y el Trigrii;i para describir la antigua<br />
geografía; pero su plano es completamente incorrecto por lo<br />
que se refiere al curso del primer no. El que va unido al V il e<br />
rr bwoés d la Arwnia, etc., de Kinneir, parece mucho ro:ís<br />
verosímil.<br />
(2) El Eufrates está sujeto á fuertes huracanes, y en uno<br />
ele (ystos, se perdió el buque del capital' Chesney en su expeclicion<br />
para explorar la navegacion de este rio. Lonz„Votel su"<br />
Plutarque.
169 _ -<br />
de peor augurio, eran las acciones y palabras de su<br />
jefe. Teniendo Craso intencion de volver de sus conquistas<br />
por el camino de Armenia, no hizo caso del<br />
desastre y dijo, profetizando sin saberlo, que ninguno<br />
de sus soldados necesitaría del puente. Ofreciendo<br />
en otra ocasion un sacrificio, dejó caer de las<br />
manos los pedazos sagrados de la víctima y en vez<br />
de apresurarse á recogerlos y dominar la impresion<br />
del presagio con frases á propósito, se contentó con.<br />
sonreírse y decir impremeditadamente: «Esta es la<br />
enfermedad de la vejez» (1).<br />
Preparativos de los Parthos .—En cuanto el ejército<br />
romano llegó á la orilla derecha del Eufrates.<br />
no tomó, si nuestros informes son exactos, el camino<br />
de Edesa, sino que descendió, durante algun tiempo,<br />
á lo largo del -rio (2). Si el general se hubiesepropuesto<br />
apoyar y socorrer las guarniciones estacionadas<br />
sobre el curso del rio, por ejemplo, las de<br />
Barbalisus y Niceforium, parece que este objeto se<br />
conseguía más facilmente aproximándose al rio en<br />
el sitio más inmediato á Antioquía, su origen, sin dar<br />
un rodeo tan inútil, y sin dificultades en aquel puntopara<br />
echar un puente de barcas, en cualquiera de<br />
estas plazas. Desechados por completo los consejos<br />
de Artabaces, sugirieron entónces la habilidad y<br />
experiencia de Casio el único plan de campaila<br />
practicable. Recomendó á su jefe que siguiese la<br />
orilla del Eufrates, único medio de asegurarse cons-<br />
(1) Plutarco, Crass., 19.<br />
(2) La fuerza que pasó el Eufrates, ascendía á siete legiones<br />
con 4.000 ginAes y otros tantos soldados armados á la ligera.<br />
Plutarco, 20: Apiano (Bell. Gat,, III, 18) hacen subir<br />
el número á 100.000 hombres; y Floro, á once legiones<br />
(III, 11).
— 1<br />
tantemente las pro-visiones con la flotilla que le<br />
acompañaba y de prevenir la posibilidad del peligro<br />
de verse cercado, y al mismo tiempo le aconsejó<br />
que caminase lentamente y con cautela; que no se<br />
fiase de los rumores que corrían por el campo sobre<br />
la desaparicion y fuga premeditada de los Partilos,<br />
y que permaneciese al abrigo de algunos de<br />
sus puestos fortificados, hasta que estuviese completamente<br />
seguro de los planes del enemigo. Como,<br />
Casio presumía, se preparaban_ para mantenerse á<br />
la defensiva y no deseaban encontrar á los invasores„<br />
formados en batalla y en condiciones iguales.<br />
Estratagema de los Partkos, para engaZar al enemigo.—Su<br />
proyecto consistía en atraer á los Romanos<br />
á las llanuras arenosas que se extienden entre<br />
ambos ríos, y ya aquí, ponerse cobardemente á su retaguardia<br />
hasta que el calor, el cansancio y el hambre,<br />
ahorrasen á su espada la mitad de la tarea-<br />
Para realizar este designio, encontraron un instrumento<br />
á propósito en la persona de Agbarus (1), el<br />
Osrho»eniano, que siguió la marcha de las legiones<br />
romanas, y ganó 1a confianza de su jefe con mil<br />
protestas de reconocimiento por los favores que<br />
había recibido de Pompeyo.<br />
general partho Serena. Agbarus aseguró al<br />
procónsul, que desesperando Orodes de la defensa<br />
de su país, había dejado á dos de sus sátrapas, Su<br />
cena y Silacio para que simulasen la resistencia.,<br />
(1) Dion le llama AkxpoT , es decir, Agbarus ; por el<br />
Pseudo - Apiano ÁzGapor, en el cual podemos tal vez reconocer<br />
el moderno Akhbar. Dícese (1113 esta palabra es un título<br />
real, que significa «grande,» designándose algunos personajes<br />
de este nombre en este siglo y en el siguiente, como reyes de<br />
Edesa. Plutarco da á este personaje el nombre de Ariammes, y<br />
se sirva tambien de la forma para Orodio.
171 -miéntras<br />
que él huía hácia la Escitia,y la Hircania,<br />
llevándose todos los tesoros que había Podido reunir<br />
apresuradamente. Añadía que toda apariencia<br />
de vacilacion por parte de los Romanos le devolvería<br />
la confianza; pero que una marcha repentina y<br />
directa sobre Seleucia, no encontraría en aquellos<br />
momentos resistencia ninguna eficaz. Lo cierto es,<br />
que sea por temor á los Romanos, sea por demostrar<br />
su desprecio hacia ellos de la manera más palpable,<br />
se encargó Orodes por sí mismo de castigar<br />
la insolencia de su aliado armenio, encomendando<br />
á sus sátrapas el cuidado de rechaza el choque<br />
de la invasion. Esta division de fuerzas era calculada,<br />
sin embargo, y tenía por objeto infundiren<br />
el enemigo una falsa seguridad, y excitarle á un<br />
movimiento peligroso, gracias al cual, la naturaleza<br />
del país y del clima darían á los Parthos armas irresistibles.<br />
Surena ocupaba un puesto muy próximo<br />
al rey, por su nacimiento , riquezas y distincion (1);<br />
era el primero de su nacion por su valor y capacidad,<br />
y no tenía igual en fuerza y en belleza<br />
corporales. Caminaba en paz ó en guerra con un<br />
equipaje de mil caballos, y sus mujeres y concubinas<br />
le seguían en doscientos carros. Su guardia<br />
personal era de mil ginetes, que usaban cota de malla,<br />
y un número mucho mayor de ginetes armados<br />
á la ligera. Su rango y sus relaciones con el trono,<br />
le daban la facultad y el derecho de colocar la diadema<br />
sobre la cabeza del soberano, y á él debía<br />
Orodes su restauracion en el poder supremo, del que<br />
había sido destituido por sus propios súbditos. Sure-<br />
(1) Plutareo. Crass., 21, 24. Parece probable que Surena,,,<br />
era un título como Agbarus, y no un nombre.
1 7:'<br />
na conquistó á Seleucia por su valor personal, y<br />
pesar de que no tenía aun treinta arios, unía á estos<br />
títulos de honor, la reputacion de ser el mas prudente<br />
en el consejo y el más astuto ante el enemigo.<br />
El ejército romano es en_ por la per/idia de<br />
Abgarus .—Parece cine no le costó mucho trabajo á<br />
Abgarus persuadir á los Romanos á que abandonasen<br />
la línea del Eufrates, y que atravesasen las<br />
llanuras que le separan del Tigris, á la vista de su<br />
formidable adversario. El aspecto general del país<br />
de Zeugma en Chaboras es á la vez llano y extenso,<br />
compensándose su esterilidad con muchos trozos de<br />
terreno cultivado y muy fértil. No faltaban tampoco<br />
nos y manantiales que suministraban agua al cultivo,<br />
y al parecer no 'había obstáculo grave para la<br />
marcha de una caravana ó de un ejército hasta el<br />
rio Chaboras, más allá del cual se extiende el gran<br />
desierto de Sinjar (1). No es probable que el ejército<br />
de Craso penetrase nunca en esta última region, y<br />
sospechamos mucho que las tradiciones comunes en<br />
que se han apoyado los historiadores, rodearon su<br />
marcha de más privaciones y dificultades de las que<br />
sufrió en realidad. Se dice que en cuanto se dejaba<br />
la orilla del rio, perdía el país todo el aspecto de<br />
habitado y de cultivado, y que se presentaban á la<br />
vista extensiones sin límites de arena ligera y movediza,<br />
sin sombra ni agua, y ondulante como las<br />
olas del mar. El calor era intenso, y las fuerzas<br />
de los soldados se aniquilaban con la re. peticion diaria<br />
de una fatiga sin descanso. Vencido Artabaces<br />
con el ataque de Orodes, se excusó de enviar los<br />
(1) Este es el gran desierto de Mesopotunia que describe<br />
Estrabon como situado más aln de Chaboras (XVI, 1).
- 173<br />
refuerzos prometidos, y pidió al general romano<br />
que variase su marcha en direccion á Armenia.<br />
Craso denunció al infortunado príncipe como traidor<br />
y le amenazó con la venganza de la República, en<br />
cuanto estuviese en condiciones de tomarla, distinguiéndose<br />
su conducta con Casio por un desprecio<br />
altanero, y descargando los oficiales que veían los<br />
peligros en que se precipitaban, su mal humor contra<br />
Agbarus, el cual les preguntaba con la mayor<br />
tranquilidad , si se habían "figurado dar un paseo<br />
por bosquecillos sombríos y llenos de fuentes ó por<br />
un país lleno de baflos y sitios de recreo, como su<br />
Campania. So pretexto, finalmente, de prestar ciertos<br />
servicios reservados, abandonó Agbarus el campo<br />
romano y escapó de manos del enemigo despees de<br />
haberle atraido al desierto (1).<br />
Dificultades geográficas de la línea de ~ella de<br />
Craso.—Segun este relato, es evidente que Plutarco<br />
opina que la expedicion hizo una marcha de muchos<br />
dias, desde el punto en que abandonó el camino,<br />
hasta la localidad próxima que menciona, el paso del<br />
rio Balisus. Aquí fué donde Craso se informó por los<br />
destacamentos que había mandado delante, de que<br />
los Parthos se habían reunido enfrente de él, con<br />
fuerzas mayores que las que le habían dicho. Si fué<br />
este, pues, el límite estremo de su marcha hacia<br />
adelante, no estaba el Éufrates á, más de cincuenta<br />
millas á su retagurdia en línea recta, ni había pisado<br />
en manera alguna el desierto de arena, ni tampoco<br />
había indicado su propósito de seguir su ruta por el<br />
centro de Mesopotamia, pues en este punto no había<br />
abandonado el gran camino que conducía de Edesa<br />
(1) Plu tarco, n'ass ., 2 ' .
z't<br />
— 174<br />
Niceforium y Seleucia. Debemos acostumbrarnos<br />
considerar todo el relato que poseemos de los erro-<br />
res v mala conducta de Craso, como indigno de cré-<br />
dito, v sin pruebas todas las acusaciones que se le<br />
dirigeljn, ó debemos corregir lo geografía de Plutarco<br />
y creer que quiso indicar, no el Balissus, sino uno<br />
los brazos del Chaboras, probablemente el más<br />
occidental, para significar el sitio en que se preparó<br />
el ejército para el combate. Sea lo que quiera, nos<br />
encontramos ahora Craso sorprendido y su ejército<br />
en la mayor confusion. Se hicieron apresuradamente<br />
los preparativos para ir al encuentro del enemigo,<br />
adoptando como órden de batalla un gran cuadro<br />
con doce cohortes en cada frente, sostenido por un<br />
cuerpo de caballería, no solamente sobre los flancos,<br />
sino tambien á vanguardia y á retaguardia. No se<br />
concedió á, las tropas más que un momento de descanso<br />
á orillas de un arroyo, contra la opinion de<br />
los oficiales más experimentados, que aconsejaban<br />
un alto y un campamento para la noche. El ejército<br />
avanzó hasta llegar á, la vista de las columnas en<br />
marcha de la caballería de los Parthos. El enemigo<br />
'labia tornado sus medidas para ocultar su número<br />
hasta que los Romanos estuviesen muy cerca, y<br />
cuando presentaron por completo sus fuerzas, con<br />
sus mortíferas nubes de ginetes, con armaduras brillantes<br />
hombres y caballos, agitando al aire sus<br />
banderas de seda y oro, al eco retumbante de sus<br />
timbales que formaban una música discordante para<br />
nidos europeos (1), quedaron aterrados los Romanos<br />
(1) Véase Floro, III, 11, 8 y Plutarco, Crass., 24. Milton<br />
(Parad Regained, III), ha tornado de los hi s toriadores y agrupado<br />
con tIn brillo poético los caracteres de la guerra, tal.<br />
como la hacían los Phartos:
1.75 —<br />
unte el repentino espectáculo de su número y de su<br />
denuedo.<br />
Batalla entre los Romanos y los _Parthos.<br />
—A pesar<br />
de hallarse fatigados y abrumados de calor, no tuvieron<br />
más remedio que aceptar en el acto la batalla<br />
que se les presentaba. La granizada de flechas<br />
con que empezaron los Parthos el combate, atravesó<br />
de parte á parte la armadura del legionario, clavándole<br />
el escudo al brazo y los pies al suelo. Hasta entónces,<br />
no había experimentado más que el peligro<br />
ordinario á que le exponían la primera descarga de<br />
las guerrillas al principio de una batalla, á no ser la<br />
mayor fuerza y la agudeza de la flecha de los Parthos;<br />
pero el arquero parcho era ginete y en vano<br />
trató de alcanzarle el infante romano. Lo mismo<br />
disparaba atacando que huyendo y no le derrotaba<br />
el ataque de la infantería, ni dejaba un minuto de<br />
reposo á ésta. En cuanto su carcax estaba vacío,<br />
marchaba á retaguardia donde estaban los camellos<br />
cargados de flechas y volvía á aparecer rápidamente<br />
con nuevas municiones. Craso comprendió que<br />
era necesario emplear contra ellos la caballería, pero<br />
su número era exiguo y desproporcionado para este<br />
servicio, dando, sin embargo, á su hijo Publio la,<br />
órden de cargar, que el valiente y jóven soldado<br />
obedeció con demasiado ardor. Los Parthos aparentaron<br />
ceder y le atrageron bastante léjos para privarle<br />
del socorro del cuerpo principal; despees volvieron<br />
bridas, le cercaron y vencieron facilmente<br />
sus reducidos escuadrones.<br />
ilfuerte del jóven Craso y retirada de los Roma-<br />
«He look'd and saw what numbers numberless, etc.»
FÍO<br />
jóven Craso combatió con denuedo hasta.<br />
el fin, y cuando perdió toda esperanza de victoria y<br />
de socorro se hizo matar por su porta-escudo. El<br />
padre se figuró que ya era suyo el terreno tan rápidamente<br />
conquistado por la carga impetuosa de su<br />
hijo, pero despertó de su sueno con la vuelta de los<br />
Parthos lanzando gritos de victoria y blandiendo en<br />
la punta de una pica la cabeza del jóven. Craso ahogó<br />
su dolor y su espanto, haciendo un violento esfuerzo<br />
para llenar sus funciones de general, corriendo<br />
de cohorte en cohorte, pronunciando frases animosas<br />
que le sugerían su desesperacion y su dolor.<br />
La muerte de Publio, decía, arrebata un hijo á su<br />
Madre, mas nada más que un ciudadano á la República;<br />
pero desanimado él mismo, no se hallaba en<br />
estado de comunicar valor á los demás. Los Parfilos<br />
continuaron todo el dia hostigando al ejercito<br />
romano con la repeticion de sus maniobras peculiares,<br />
y sólo le concedieron algun descanso al<br />
anochecer, y eso porque, no estando acostumbrados<br />
á construir campamentos, no pasaban nuncala noche<br />
cerca del enemigo. Retiráronse por lo tanto á bastante<br />
distancia, dejando á los Romanos que empleasen<br />
como pudiesen las pocas horas que mediarían<br />
hasta su reaparicion. Abrumado Craso de dolor y de<br />
mortificacion, sino de temor, era incapaz de sugerir<br />
ningun consejo ó adoptar resolucion alguna. Casio<br />
y los demás oficiales se desentendieron de él y tomaron<br />
sobre sí el cargo de dar las órdenes necesa<br />
rias, resolviendo retirarse acto continuo, y viéndose<br />
obligados á dejar abandonados los heridos, víctimas<br />
infortunadas, sin esperanza de gracia, que lanzaron<br />
gritos tan penetrantes, que fueron oidos por los<br />
espías parthos, que adivinando la causa, llevaron la
— 177 —<br />
noticia al grueso de su ejército. Acto continuo montaron<br />
sus ginetes y siguieron rápidamente á las legiones<br />
en su retirada, pero parece que sus caballos,<br />
cansados por tan larga jornada, fueron incapaces de<br />
contener el empuje de hombres desesperados.<br />
Los Romanos buscan refugio en Charra. La<br />
noticia del desastre llegó muy pronto á Charra,<br />
y la guarnicion romana que allí había, salió para<br />
socorrer y libertar á los restos del ejército fugitivo,<br />
que condujo á un asilo seguro y tranquilo. Los Parthos<br />
se contentaron con saquear el campo y matar<br />
á los heridos y rezagados que pudieron coger, en<br />
número de muchos miles (1).<br />
En los acantonamientos parthos corrió el rumor<br />
de que Craso y los principales jefes habían abandonado<br />
el ejército derrotado, y que habían huido. Surena<br />
deseaba sobre todo apoderarse de la persona<br />
del procónsul, porque segun las costumbres orientales,<br />
la muerte ó cautividad del jefe, se consideraba<br />
como decisiva para la guerra. Por consiguiente,<br />
hubiera llevado más léjos la persecucion, y dejado<br />
los fugitivos detrás de él en Charra, si no hubiese<br />
obtenido con una estratagema los informes que deseaba.<br />
Habiéndose asegurado cíe que Craso estaba<br />
dentro de esta plaza, reunió sus fuerzas y la puso<br />
sitio. La táctica de los Parthos no era á propósito,<br />
sin embargo, para sitios ni para bloqueos, y desconfiando<br />
los Romanos de la debilidad de sus fortificaciones,<br />
ó desprovistos de medios de subsistencia, ó<br />
más aún, deseosos de ganar las fronteras, se huyeron<br />
de noche de la fortaleza.<br />
El . ejército romano abandona á Charra y se disper-<br />
(1) Plutarco, Crass., 27; Dion XL, 25; Floro, III, 11, 9.<br />
MERIVALE. TOMO II. 12
1'8<br />
sa en varías direcciones .—Todos los oficiales se creyeron<br />
autorizados para salir del apuro con sus fuerzas<br />
como mejor pudiesen, y no se intentó nada para<br />
verificar una retirada ordenada. Casio logró pasar<br />
el Eufrates con un pequeño cuerpo de caballería;<br />
Octavio llegó con una division más importante á las<br />
estribaciones de las montañas de Armenia, y estaba<br />
ya casi fuera del alcance del enemigo, cuando el inminente<br />
peligro á que estaba expuesto el procónsul,<br />
le obligó á abandonar este terreno ventajoso y á<br />
bajar para defender 1, su general, ó perecer con el.<br />
Los Parthos habían alcanzado á Craso y le picaban<br />
la retaguardia y los flancos. Solo unas cuantas<br />
horas bastaban para que las sombras de la noche le<br />
cogiesen en las montañas. donde dejaba de ser temible<br />
la caballería que le perseguía. Surena que comprendió<br />
que se le escapaba su presa, y que el valor y<br />
la audacia no servían para conseguir su obj eto,,<br />
echó mano de la traicion y la astucia para triunfar.<br />
Con este objeto, dejó evadirse algunos prisioneros,<br />
despees de haberlos preparado convenientemente<br />
para su proyecto , hablando en su presencia de la<br />
bondad y clemencia de Orodio, y asegurándoles que<br />
los Parthos se contentarían con razonables condiciones<br />
de arreglo.<br />
Estratagema de kS'urena para atraer á Craso á una<br />
conferencia.--Al mismo tiempo envió los prisioneros<br />
á Craso para proponerle una capitulacion. Los<br />
prisioneros, una vez libres, fueron al campo de sus<br />
compatriotas, y les comunicaron su conviccion en la<br />
buena fé y en la moderacion del enemigo. Craso tuvo<br />
el buen sentido de desconfiar de sus consejos, pero<br />
empezó un gran clamoreo en el ejército,que amenazó<br />
con emplear la violencia, blandiendo sus armas
— 179<br />
tumultuosamente. El procónsul se creyó obligado á<br />
ceder, no sin protestar ante sus oficiales de que se<br />
veía forzado por la insubordinacion de los soldados,<br />
lo cual era el colmo de la desgracia para un jefe romano.<br />
El jefe partho hizo las mejores declaraciones,<br />
y arregló la entrevista, que tendría lugar en presencia<br />
de algunos oficiales escogidos por cada parte.<br />
Escoltado el general romano por su estado mayor,<br />
fué al encuentro de su vencedor á pié y desarmado,<br />
siendo recibido al principio con grandes demostraciones<br />
de respeto, y Surena, segun la costumbre de<br />
los Parthos, mandó se adelantase un caballo caporazonado<br />
de oro para uso del procónsul. Este hubiera<br />
deseado montar en su propio corcel, pero el Partho<br />
le ofreció aquél en nombre de Orodio, viéndose el<br />
anciano general, débil y atolondrado, montado de<br />
repente, y álos palafraneros parthos castigando al ca<br />
hallo y lanzándole hacia el enemigo. En vano los<br />
compañeros de Craso intentaron salvarle, cogiendo<br />
las riendas Octavio y otro oficial llamado Petronio,<br />
miéntras que otros trataban de cortarlas.<br />
Se empeña una lucha en que perecen Craso y Octavio.—Con<br />
motivo de este incidente, hubo la consiguiente<br />
confusion y se cruzaron las armas. Octavio<br />
cogió la espada de un Partho y mató á uno de<br />
los palafraneros, pero cayó inmediatamente de un<br />
golpe dirigido por la espalda, y en el tumulto recibió<br />
Craso una herida mortal de mano de un Partho<br />
llamado Pomaxaithras. Tal es el relato más verosirnil<br />
del suceso; pero no se sabe nada con certeza (1).<br />
(1) Horacio, Od., III, 5. 5:<br />
«Milesne Crasi, conjugo barbara<br />
Turpis maritus vixit, etc.»
180<br />
Otros Romanos cayeron tambien en la confusion, y<br />
el resto huyó y se reunió al ejército, permitiendo entónces<br />
los Parthos á los fugitivos que continuasen<br />
su camino sin ser inquietados. hasta las montañas.<br />
Muchos se rindieron á Serena; que les aseguró que<br />
t muerte de su general terminaba las hostilidades,<br />
y no se sabe que recibiesen ningun mal tratamiento;<br />
aunque, segun el modo con que despues fueron_ tratados<br />
los restos de Craso. no puede suponerse que<br />
encontraran el respeto debido á prisioneros de guerra.<br />
Detenidos durante anos entre los extranjeros<br />
que los habían hecho prisioneros, acabaron por adoptar<br />
sus usos y costumbres; se unieron en matrimoni<br />
t. las familias de los bárbaros y renunciaron á su país.<br />
Calculase que perecieron veinte mil hombres en esta<br />
desgraciada expedicion, y que la mitad de este número<br />
quedaron prisioneros.<br />
Los Parthos divierten á sus súbditos con d espectáculo<br />
de 2G4 triunfo irrisorio. El vencedor envió la<br />
cabeza y la mano de Craso á Orodio, pero mejor hubiera<br />
querido conducirle vivo á presencia del rey,<br />
como le había prometido, segun se dice. No habiéndolo<br />
conseguido, divirtió á sus soldados y halagó su'<br />
propia vanidad, ejecutando una ceremonia ridícula.<br />
caricatura de un triunfo romano. El procónsul fué<br />
representado por un cautivo qué se suponía parecérsele,<br />
y al cual se pusieron vestidos de mujer de<br />
magnificencia ridícula, obligándole á responder al<br />
titulo de imperator que tenían órden de darle sus<br />
Y segun Vele:s ro II, 82, y Floro IV, 10. M. Antonio en su<br />
campaña de 718 do la C. en contró prisioneros del ejército de<br />
Craso al servicio de los Phartos. Véase Just., XLIII, 5. Ovidio<br />
fija el dia de la muerte de Craso, VI, Idus Jun. ó el 8 de Junio.<br />
FcrTf., VI, 435. (Véase Fischer, 'pág. 253).
— 181<br />
compafieros de cautividad. Los trages afeminados y<br />
voluptuosos, atribuidos á Craso y á sus oficiales,<br />
fueron objeto de desprecio y de ridículo (1), y los<br />
libros licenciosos que se encontraron en las' tiendas<br />
romanas, fueron enseñados coli indig:nacion burlona.<br />
Parece que los Parthos se alegraron de ofrecer<br />
semejante espectáculo á los afeminados griegos que<br />
eran sus súbditos, pero ellos por su. parte, se negaron<br />
á sacar la deduccion que sus señores se proponían, y<br />
encontraron inconsecuente por parte de Surena que<br />
se burlase de la licencia de los Romanos, cuando él<br />
mismo iba acompañado á la guerra de un batallon de<br />
concubinas, se complacía con la música licenciosa y<br />
la danza de multitud de esclavas, y cuando el trono<br />
de los Arsacides se hallaba ocupado tan amenudo<br />
por descendientes de alianzas extranjeras y deshonrosas.<br />
Con efecto, comparaban su ejército en<br />
campaña á la figura de una víbora, amenazando fteramehnte<br />
por delante con sus guerreros y caballos<br />
armados, pero asquerosa y repugnante por detrás,<br />
con su séquito de mujeres, sus tamboriles, sus cánticos,<br />
y sus orgías y bacantes (2).<br />
Ultrajes cometidos con los restos de Craso.<br />
Miéntras ocurrían estos acontecimientos, entraba en_<br />
tratos °rodio con el armenio Artabaces y aceptaba<br />
la: mano de su hija para su hijo Pacoras. El triunfo<br />
de Surena añadió á esta afortunada union nuevo<br />
esplendor, y las fiestas con que se celebró fueron<br />
imitacion de las de Grecia: tan pronto se entregaron<br />
al lujo fascinador de su capital semi-helénica<br />
(1) Conviene observar, sin embargo. que Craso se mantuvo<br />
puro de los vergonzosos vicios de su clase: «V ,ir ccetera sanetissimusi,<br />
imrnunisque voluptatibus.» (Véase Veleyo II, 16).<br />
(2) Plutarco, Crass., 32.
— 18 ---<br />
los rudos descondientus de Arsaces. Orodio era muy<br />
versado en la lengua y literatura de Grecia, y Arta-baces<br />
compuso tambien tragedias á imitacion del<br />
griego, escribió obras históricas en este idioma.<br />
--Ctu.ando se llevó la cabeza de Craso á la puerta de la<br />
sala del festin, un. actor griego de Tralles, se<br />
puso .(rt recitar versos á propósito de las «Bacanales»<br />
de. Eurípides, y cuando se arrojó el sangriento<br />
trofeo á, los biés de los convidados, le cogió con sus<br />
manos y ejecutó con ella el frenesí de Agavio y la<br />
mutilacion de Penteo. Plutarco no menciona el detalle<br />
de haberse puesto oro fundido en la boca del<br />
avaro romano, áun cuando cuenta minuciosamente<br />
los insultos prodigados á sus restos; pero el testimonio<br />
de un escritor anterior demuestra que ya había.<br />
vertido (1), y no hay en él hecho nada de inverosimil<br />
que nos impida creerlo.<br />
Reflexiones sobre la muerte de ambos Crasos.—Este<br />
finé el fin del infortunado triumviro. Hacía ya muchos<br />
afios que no perecía tan miserablemente un<br />
procónsul á la cabeza de su ejército, conducido por<br />
él á la destruccion. Los nombres de Charra y de<br />
Calinas figuraron juntos en la página más sangre-ienta<br />
de los anales nacionales. El destino del general se<br />
elevó por los poetas como un faro para advertencia<br />
de los hombres de Estado ambiciosos, y tal vez se<br />
exageraron sus faltas para ocultar la falta de valor<br />
y de disciplina de los desordenados ejércitos de<br />
Oriente. Ni una sola voz se levantó jamás para de-<br />
(1) Floro 111, 11, 11, al fin del reinado de Trajano, cerca de<br />
ciento setenta años despues del acontecimiento. Los comentadores<br />
de este párrafo han reunido algunas histórias análogas,<br />
tomadas de Apiano, Plinio, Justino, Zosimo y de escritores<br />
más modernos.
— 183<br />
plorar su prematura muerte, á no ser para decir que<br />
,ésta contribuyó á precipitar la confusion de los negocios<br />
de su país, y á derribar la Constitucion. El<br />
hijo merece, por el contrario, no ser tratado con el<br />
implacable desprecio que siempre va unido al nombre<br />
del padre, y ser honrado como el bravo Lausus<br />
de la historia romana (1). Esto basta para que su<br />
memoria haya encontrado un refugio imperecedero<br />
en las páginas del filósofo que más respetaba, y del<br />
capitan que más se esforzaba en imitar (2).<br />
rnterregno: los tribunos impiden la eleccion de<br />
los cónsules. (A. 701 de la C.; 53 ántes de J. C.)—E1<br />
año 701 se inauguró en Roma con un interregno y<br />
de aquí el darse un gran paso en la realizacion del<br />
fin á que tendían las intrigas de Pompeyo. Los jefes<br />
interinos eran nombrados por un comité compuesto<br />
de miembros patricios del Senado (3), ocupando<br />
todos sucesivamente, y por espacio de cinco Bias solamente<br />
su cargo, considerándose como el principal<br />
objeto de su nombramiento el poder convocar y presidir<br />
los comicios para la eleccion de los cónsules. Desempeñaban<br />
al mismo tiempo, sin duda, las funciones<br />
generales de la más elevada magistratura. Un poder<br />
(1) Virgilio, ."En,, X, 811:<br />
«Quo, moriture majoraque viribus andes?<br />
Fallit te incautum pietas<br />
(2) Ciceron, ad Qu., 1I, 9: «P. Crassus, adoleseens nos-<br />
tri, studiosissimus,» Ad Div. V,8: 1-Ioc magis sum Publio deditus,<br />
quod me maxime sieut alterum parentem et observat<br />
et d.iligit.» Ad Div., XIII, 16: «P. Crasum ex. omni novilitate<br />
adolescentem dilexi plurimum» Véase Brut., 81: «Erat- cum<br />
institutus optime tum parfeete planeque eruditos; ineratque<br />
ingenium satis acre, oratonis non inelegans copia; preetereaque<br />
sine arrogantia gravis esse videbatur et sine segnitia<br />
verecundus,» Véase tambien César, Bell.GW. I, 52, II, 34, 111, 7.<br />
(3) Ascon. Milo;l, al principio.
-- 184<br />
de tan limitada duracion era, puramente nominal,<br />
porque la fuerza ejecutiva se hallaba paralizada y<br />
casi todos estaban interesados en poner termino á<br />
una interrupcion tan de sastrosa en el curso de los<br />
negocios. Por esta causa se hizo cada vez nr,s penetrante<br />
el clamor general por una dictadura, elevándose<br />
por encima de las protestas de los intereses<br />
personales y de los intereses de partido, pues tal era<br />
el procedimiento regular que suministraban las instituciones<br />
de Roma para cortar la dificultad, cuando<br />
la complicacion de los negocios políticos desafiaba<br />
al parecer toda solucion. Pompeyo afectaba indiferencia,<br />
y pretendía mantenerse alejado de la confusion<br />
, pero sus partidarios trabajaban activamente en<br />
su favor. Los nobles se hallaban preocupados y llenos<br />
de ansiedad; Caton espiaba y denunciaba el<br />
complot contra las libertades de la República, y Ciceron<br />
se callaba (1). Los tribunos, ó por lo ménos<br />
algunos de ellos, continuaban haciendo el juego del<br />
trinmviro, oponiéndose obstinadamente á toda tentativa,<br />
de reunir los comicios. Antiguamente, había<br />
sido para los defensores de la plebe objeto de interés<br />
tradicional este nombramiento de los interreyes,<br />
durando este celo miéntras la Constitucion no con<br />
cedía á los plebeyos participacion en su eleccion (2).<br />
Pero entónces, no sólo se conformaban con este arreglo<br />
temporal, sino que parecían resueltos perpetuarle,<br />
hasta que el Sellado se viese obligado á recurrir<br />
á un jefe irresponsable.. Los nobles se sostuvieron,<br />
sin embargo , con más energía que de<br />
ordinario, y hasta tomaron la resolucion de prender'<br />
(1) Ciceron, ad Qu.. Fr., II1; 9: «Ego quiesco.»<br />
(2) Tito-Livio, IV, 43: Coge patricios tribuni prohibebant.»-
185<br />
á uno de los tribunos, Q. Pompeyo Rufo, nieto de<br />
Sila, cuya hostilidad era muy violenta. Para dar este<br />
golpe de audacia, tuvieron la habilidad de emplear<br />
el brazo del mismo triumviro. Faltando los cónsules<br />
y pretores, los tribunos, que desde la derogacion de<br />
los decretos de Sila habían usurpado constantemente<br />
las funciones de otros magistrados, se apoderaron<br />
casi por completo del manejo de los negocios<br />
de la ciudad, hasta tal punto de que el mismo Pompeyo<br />
se ofendió de sus insolentes usurpaciones. La<br />
ausencia de sus colegas y la ruptura de los lazos<br />
particulares que le unían á César (1), daban más<br />
libertad á las preocupaciones aristocráticas de su juventud.<br />
Ya meditaba la conveniencia de volver á sus<br />
antiguas alianzas, cuando de este modo consintió en<br />
hacerse el instrumento del Senado pera castigar la<br />
dictadura tribunicia (2).<br />
Pompeyo interviene al fln y se elijen los cónsules.—Acechaba<br />
Pompeyo la ocasion de ofrecer su<br />
mediacion desinteresada, é intervino al fin para llevar<br />
el asunto á una conclusion, comprometiendo á<br />
sus amigos á que cediesen y consintiesen en la<br />
eleccion de los cónsules (3). Ya habían desaparecido<br />
(1) Pompeyo estaba tanto más libre para obrar en esta<br />
ocasion sin contar con César, cuanto que acababa de prestarle<br />
una de sus legiones proconsulares. Gé3ar, Bell. Gal., VI, 1;<br />
Dion, XL, 55; Plutarco (César, 25), dice dos, pero es un<br />
error.<br />
(2) Semejante Tiolacion de la persona sagrada del tribuno<br />
debió ser, sin embargo, un acto de flagrante ilegalidad, y en<br />
vano tratamos de buscar una explicacion más ámplia de las,<br />
circunstancias. Dion refiere el hecho, XL, 45.<br />
(3) Plutarco, Pomp., 54 alósa0EIT ¿Tw.EXiien Dion, XL, 46.<br />
Este escritor se engaña, diciendo que se ofreció á Pompeyo la<br />
dictadura; se propuso la oferta por Luceyo Hirro, uno de los<br />
tribunos, pero nunca se trató formalmente la cuestion. Entre<br />
otras sugestiones de los tribunos, hay que contar la vuelta al
las causas ostensibles del retraso de esta operacion,<br />
y una vez desembarazado el terreno, no convenía tí<br />
un hombre tan cuidadoso de las formas, preparar<br />
la fundacion de un nuevo edificio. La informacion<br />
secreta que acordó el Senado sobre la conducta de<br />
los diferentes candidatos se había diferido con varios<br />
pretextos. hasta que el público dejó de interesarse<br />
en su prosecucioll; los competidores se presentaban<br />
con la cabeza erguida ante el pueblo<br />
cuyos votos pedían; Ciceron mismo había pedido y<br />
obtenido la absolucion de Emilio Scauro; el perjuirio<br />
y la corrupcion levantaban trunfalmente la cabeza,<br />
pudiendo esperarse con razon que ningun hombre<br />
público sería condenado jamás, como no fuese acusado<br />
de asesinato (1). La eleccion recayó Cn. Domicio<br />
Calvino y M. Valerio Mesala, que entraron al fin<br />
en funciones el sétimo mes del afilo (2).<br />
Conviccion general de la necesidad de un dictador.-----Aún<br />
cuando se detuvo el golpe de este modo<br />
por algun tiempo, sin embargo, enmedio de estas<br />
disensiones, ganaba rápidamente terreno una opinion:<br />
la de que los negocios tendían irresistiblemente<br />
á la creacion de un dictador. Los poderes del Estado<br />
no podían vivir dentro de este antagonismo y<br />
de esta perpétua colision de unos con otros, y la solidez<br />
de los materiales que lo componían, estaba sometida<br />
á una prueba demasiado ruda. El sincero patriotismo<br />
y la unidad de miras, únicosque habían<br />
gobierno de los tribunos militares, un consejo de muchos<br />
miembros. Esto fui tal vez lo que inclinó á Pompeya o á tomar<br />
el partido del Senado.<br />
(1) Esta fu,(5 la observacion del mismo Ciceron al principio<br />
de estas operaciones.<br />
(2) Dion, XL, 45.
- 187<br />
preservado en realidad la máquina gubernamental<br />
en los tiempos antiguos, y no un arreglo ficticio ch<br />
fuerzas y funciones, habían desaparecido entónces<br />
por completo, bajo la incesante presion á que al presente<br />
se hallaban sometidos. La Constitucion de la<br />
república sentía la necesidad de una renovacion<br />
orgánica; no podía equilibrarse el poder exorbitante<br />
de los individuos, sino confiriendo una.<br />
parte correspondiente de importancia política á la<br />
riqueza y á la inteligencia de una clase inferior.<br />
Probablemente era necesario, para garantir la libertad<br />
de las asambleas y de las elecciones, el establecimiento<br />
de una policía militar permanente, como<br />
despees la mantuvieron en Roma los emperadores;<br />
sin embargo, se corría el riesgo, casi inevitable, de<br />
que la mano á quien se confiara esta fuerza estableciera<br />
una dominaCion monárquica.<br />
Solamente se retrasa esta medida por el recuerdo<br />
de las proscripciones de Sila.--¿Qué era pues lo que<br />
retrasaba todavía este desenlace tan inminente al<br />
parecer? Parece que Ciceron y los políticos más moderados<br />
que éste representaba, hubieran aprobado<br />
el nombramiento temporal de un dictador, segun la<br />
antigua política tradicional del Estado, al ménos<br />
como un mal necesario, y que hasta temían locamento<br />
el peligro de que este mal no se hiciese perpétuo.<br />
Los caballeros y demás miembros de la clase<br />
media esperaban, sin duda, que la energía de un<br />
jefe irresponsable se traduciría en medidas para<br />
la elevacion de su órden. La multitud, inclinada<br />
siempre á aplaudir un cambio extraordinario, no tenía<br />
hacia un dictador la preocupacion que acostumbraba<br />
á inspirar cuando era el instrumento de los patricios<br />
para contener la insolencia de los tribunos. Hasta
nobles hubieran podido recordar que la última<br />
dictadura había sido obra de sus manos, y que todas<br />
sus medidas habían sido propicias á su engrandecimiento.<br />
Por inconstante que se hubiese mostrado<br />
Pompeyo por su causa, era siempre el pupilo, el partidario,<br />
el admirador de Sila, el heredero de su fama,<br />
de su ejército y de su carrera política. Ademas, la<br />
prudente modestia con que se había conducido durante<br />
muchos años, le había dado la reputacion, por<br />
inmerecida que pudiese ser, de hombre de disposiciones<br />
templadas Y humanas, y del cual podía esperarse<br />
que usaría del poder absoluto con dulzura, y<br />
tal vez sin derramar sangre. La oposicion á este<br />
nombramiento partió, sin embargo, principalmente<br />
de los nobles, porque las proscripciones de Sila y de<br />
Mario habían hecho una impresion indeleble en los<br />
espíritus de la generacion siguiente. Todavía los<br />
veían pasar ante su vista como un sueno sangriento,<br />
y el nombre de dictador iba indisolublemente unido<br />
á la idea de horrores espantosos (1). La vida de<br />
un ciudadano era todavía sagrada á los ojos de los<br />
conquistadores y de los verdugos del mundo. Aparte<br />
de ésto, ¿podía Pompeyo poseer la autoridad en<br />
un Estado donde un César era súbdito? A ménos que<br />
uno no fuese asesinado, el otro debía caer; el asesi--:<br />
nato seguiría al asesinato y la revolucion engendraría<br />
la revolucion. Una vez abierta la puerta á<br />
la violencia, no se cerraría ya nunca ante los torrentes<br />
de sangre que por ella atrávesarían, y por<br />
tanto, se veían obligados á reconocer que no era la<br />
cuestion el nombramiento de un dictador temporal,,<br />
sino de una série de tiranos.<br />
(1) Dion, XL, 45.
- 189<br />
Egoismo y ceguedad de la oligarquia.—E1 peso de<br />
estos sentimientos y razones se aumentaba con el<br />
de la masa de voluptuoso egoismo que, sin consideracion<br />
alguna de consecuencias ulteriores, se negaba<br />
á abandonar ó disminuir sus goces por el mandato<br />
de un reformador social. Ninguna aristocracia finé<br />
tan miope en la crisis de sus destinos, corno el patriciado,<br />
en otro tiempo glorioso, de Roma. Se asió<br />
desesperadamente á sus privilegios, no por respeto<br />
apasionado á su antigüedad, ó por sus lazos con preocupaciones<br />
sociales ó religiosas, ni invocaba tampoco<br />
las consignas especiosas de patriotismo, filosofía<br />
ó utilidad, sino que se atrincheró en los decretos<br />
dados por Sila para aumentar su riqueza y su poder<br />
y rebajar á sus rivales, y los disputó palmo á palmo<br />
á sus agresores. Sin política y sin jefes, adelantaban<br />
los nobles con vacilacion en su ciego conflicto<br />
con las fuerzas armadas contra ellos, y no atreviéndose<br />
Pompeyo á franquear el único paso que le<br />
separaba del puesto que ambicionaba, lo dejó todo<br />
en suspenso y en confusion. La fuerza de las circunstancias<br />
había arrojado á sus piés el premio del<br />
combate, y lo contemplaba y suspiraba cerca de él,<br />
pero no se bajaba para le-vanterlo.<br />
El nombramiento de cónsules no restablece la tranquilidad.—E1<br />
nombramiento de los cónsules no produjo<br />
el efecto de restablecer el órden público. Es<br />
cierto que el Senado promulgó un decreto, ostensiblemente<br />
de gran importancia, que prohibía á los<br />
cónsules y á los pretores aceptar el gobierno de<br />
una provincia antes del quinto afro desde el término<br />
de su cargo en la ciudad (1); y tal vez se esperaba<br />
(1) Dion, XL, 45.
--- 190<br />
Lile esta limitacion abatiría materialmente el ardor<br />
Efe los candidatos. Es cierto que la ley fué al pare-<br />
( er realmente beneficiosa, y como tal 1'116 juiciosamente<br />
puesta de nuevo en vigor por Augusto (1);<br />
embargo, esta fué la única medida reformadora<br />
que pudo tomarse. Los cónsules y el Senado se vistieron<br />
públicamente de luto (2) cuando vieron, que,<br />
como en anos anteriores, era imposible efectuar la<br />
eleccion de magistrados ordinarios. Entre los diversos<br />
candidatos, Milon aspiraba al consulado, y Clodio<br />
á la pretera, haciendo más que nunca imposible<br />
toda decision, la violencia del uno y el espíritu intrigante<br />
del otro. El nuevo año se inauguró como el<br />
precedente con un interregno, y se hizo notable muy<br />
pronto por un crimen flagrante, que trajo tras de si<br />
una prolongada série de consecuencias. Paseaba<br />
Milon por la vía Apia, á mediados de Enero, (702 de<br />
Ja C.; 52 ántes de J. C.), yendo acompañado en su<br />
coche por su mujer, escoltado por muchos servidores,<br />
y seguido, segun su costumbre, de cierto número<br />
de gladiadores. El objeto de su paseo, al ménos<br />
ostensiblemente, era pacífico, puesto que iba á cumplir<br />
una de las ceremonias peculiares á su dictadura<br />
municipal de Lanuvio. A algunas millas de la ciudad<br />
se encontró á Clodio, que iba á caballo acompañado<br />
de unos cuantos hombres armados, siendo adoptadas<br />
muy á menudo estas formas de viajar para mayor seguridad,<br />
aun en las cercanías de Roma. Las vidas de<br />
}os hombres que se hallaban en la posicion de Milon<br />
y de Clodio lo estaban, sin embargo, siempre al<br />
abrigo de una violencia repentina, y su marcha con<br />
(1) Ilion, LIII, 14.<br />
(2) Don, XL, 46.
191<br />
escoltas militares no podía probar que tuviesen siniestros<br />
designios, ni que el encuentro fuese premeditado<br />
por ninguno de los dos. Ciceron, en su defensa<br />
de Milon, da mucha importancia á la naturaleza<br />
de su séquito, que presenta como prueba de que su<br />
cliente no tenía la intencion de preparar una celada<br />
á su adversario, mientras que por otra parte<br />
trata de lanzar sobre Clodio una sospecha de esta.<br />
naturaleza.<br />
Disputa entre Clodio y 3filon:-21fuerte de Clodio.—Sea<br />
lo que quiera, el caso es que se entabló<br />
una disputa entre los servidores de ambas partes;<br />
hubo golpes, y el mismo Clodio, herido en la confusion,<br />
buscó su refugio en una posada situada cerca<br />
del camino. Milon estaba ébrio de furor, y una vez<br />
empezada la violencia, resolvió llevarla hasta le último<br />
extremo; atacó la casa, sacó al enemigo del sitio<br />
en que se ocultaba, y le hizo matar. El cuerpo<br />
quedó tendido en el camino, hasta que pasó un<br />
amigo y le trasladó á Roma, donde los partidarios<br />
de la víctima le expusieron al pueblo que se enfureció<br />
á su vista.<br />
Insurreccion e' incendio en la ciulad.—Estalló una<br />
insurreccion, siendo extraidos de la curia donde<br />
generalmente se reunía el Senado, los bancos, los<br />
libros y papeles, y arrojados al fuego, rodeando la<br />
hoguera revolucionaria una parte del foro (1). Fueron<br />
atacadas las casas de Milon y del interrey M.<br />
(1) Dion, XL, 49; Apiano, Bell. Gal., II, 21, Asconius,<br />
arg. in Milon: «Quo igne et ipsa quoque curia fiagravit, et<br />
itero Porcia basílica, que erat et adjuncta, ambusta est.» El<br />
incendio de la Curia Hostilia y de los edificios próximos, allanó<br />
el terreno para las mejoras introducidas despues por César.<br />
Hubo otro gran incendio en el año 705 en la parte occidental<br />
del Foro. Orosio, VI, 13.
192<br />
Lépido: pero los agresores fueron recibidos con<br />
sangre fria y resolucion, y rechazados con pérdidas.<br />
Era tal el clamoreo popular contra el asesino, que<br />
éste no se atrevió á someterse á un proceso; y se<br />
preparaba á desterrarse expontáneamente, pero sus<br />
amigos le apoyaron, y la violencia de Clodio hizo cambiaralgo<br />
la opinion en favor de Milon (1), sabiéndose<br />
ademas que la mayoría de los tribunos era favorable<br />
su partido. Se le exhortó, pues, á que permaneciese<br />
en la ciudad y ensayase el efecto de la corrupcion<br />
en grande escala, distribuyendo regalos entre<br />
los ciudadanos más pobres (2). Pero se sucedían<br />
las asonadas unas á otras, y el populacho se negaba<br />
á escuchar las excusas que presentaba el culpable para<br />
defenderse. Privado el .Senado de su miembro<br />
ejecutivo, veía desafiada su autoridad por ambos partidos,<br />
que ni podía conciliarse, ni hacer comparecer<br />
juntos ante un tribunal imparcial.<br />
Comision nombrada _para el proceso de ifilon. Se<br />
pone en manos de Pompeyo la esencia de la dictadura.<br />
El Senado adop tó el medio de nombrar una comision,<br />
compuesta del interrey, de los tribunos, y de<br />
Pompeyo, y les confió el cargo solemne de proveer á<br />
la seguridad del Estado. Sp permitió á Pompeyo que<br />
levantase fuerzas militares para intimidar á la plebe<br />
turbulenta, y se puso en sus manos la esencial de<br />
la dictadura; en . efecto , ¿qué autoridad quedaba<br />
á sus colegas contra el jefe de un ejército colocado<br />
á las puertas de la ciudad, y hasta en el foro? Sin<br />
embargo, se omitió el título todavía, y secretas in-<br />
(1) Asconins, Reit. Gal., 11, 21: «Ineendium curiae majorem<br />
aliquanto indignationem, civitatis moverat quam Clodii<br />
coedes.»<br />
(2) Apiano, Bel!. civ., II, 22
193<br />
trigas lograron aplazar el deseo favorito de Pompeyo,<br />
que áun esta vez vaciló en pedirle. César había<br />
llegado en este momento á Lucca y observaba con<br />
atencion la crisis (1). Su proximidad estimuló de<br />
nuevo los esfuerzos de sus partidarios, cuyos votos<br />
le colmaron de honores en reconocimiento de sus<br />
últimas victorias. Teniéndole cerca de sí, sabía el<br />
Senado, no sólo que no se había resentido por la eleyacion<br />
de su adversario á una dictadura armada,<br />
sino que tampoco reclamaba para una participacion<br />
en la dignidad consular. Por consiguiente, hallaron<br />
los nobles, con la mediacion de Caton y Bibulo, un<br />
término medio para conciliar las pretensiones rivales<br />
de los envidiosos aliados, negando la dictadura<br />
Pompeyo, pero decretando su nombramiento como<br />
único cónsul (2).<br />
Se nombra Pompeyo único cónsul. (A. 702; de<br />
la C. 52 antes de .J. C.)—Tambien Pompeyo estaba<br />
ausente de la ciudad, pero no se exigió la aparieion<br />
en público del candidato, ni se pidieron los votos á<br />
las tribus; y hasta es dudoso que se observase ninguna<br />
de las formalidades prescritas para la eleccion<br />
popular.<br />
Proceso de<br />
intimidacion de sms abogados. --<br />
La causa principal de estas irregularidades fué el proceso<br />
de Milon, pues se necesitaban medidas extraor-<br />
(1) César, Bell. (sal., VI, al final: «Ibi cognoscit de Clodii<br />
cede.»<br />
(2) Dion, XL, 50: T(1) ,c-,7r2-zEcav. 6)7:E..« ur3t-zzjt--<br />
-:-.topx ccú-c()v ?Ex0-Ti\,(.21, /.,z1 p.6n) 7E, (¿ ,dx 1(27:77p Tj ":,q) auvápb,<br />
.¿¿)yr.lc. Apiano, Bell. Cat., 1I, 23; I-"lutarco, Pornp., 54; ito--<br />
Livio,<br />
CVII: «Cneius Pompeius a senatu consul tertuim<br />
facturn est, absens et solus, quod nulli alai umquam contigit.»<br />
Para coronar esta serie de irregularidades, conviene recordar<br />
¿rue era al mismo tempo procónsul.<br />
MERIVALE.-TOMO II.
----- 194 —<br />
din-arias para hacer eficaz un procedimiento judicial<br />
en caso semejante. La reputacion del acusado<br />
v la influencia que ejercía, se combinaban con<br />
los alardes de desprecio á las leyes que aparentaban<br />
sus enemigos, quitando toda esperanza de<br />
una decision justa. Convenía al papel de un magistrado<br />
enérgico reprimir por lo ménos la violencia,<br />
y con este objeto, no vaciló el cónsul en ocupar con<br />
tropas las avenidas del foro, y hasta los pórticos y<br />
escaleras de los templos (1) : espectáculo hasta entónces<br />
sin precedente para los Romanos. Al levantarse<br />
Ciceron para defender al criminal, fué acogido<br />
con tales gritos y amenazas por parte del populacho<br />
que estuvo á punto de renunciar á toda tentativa<br />
de defensa, siendo muy poco á propósitos para<br />
tranquilizarle, por demasiado nuevo y alarmante,<br />
el aspecto marcial de las precauciones del cónsul.<br />
Dijo, pues, su discurso lo más pronto que pudo,<br />
desconcertado y sin energía, perdiendo la causa su<br />
cliente, que fué condenado á destierro (2).<br />
Milon marcha al destierro. Discurso de eicerou<br />
(1) Plutareo, Cíe., 34; Scol. Bol). in Afilon, pág. 276. Lucano<br />
1, 319:<br />
«Quis castr.1 timenti<br />
N gscit mista foro, gladii cum triste minantes<br />
Judicium insolita trepidum cinere corona.»<br />
(2) Segun un nuevo decreto de Pompeyo, se escogieron los'<br />
jueces por suerte en número de 81, reduciéndose este número<br />
por recusaciones de ambas partes, á 51. Las votaciones fueron<br />
del modo siguiente: votaron doce senadores por la condenacion,<br />
y seis por la absolucion; caballeros, trece por la condenacion<br />
y cuatro por la absolucion; tribunos del tesoro, trece<br />
por la condenacion y tres por la absolucion. Asconio, página<br />
54. Inmediatamente despues de esta condenacion sobre la<br />
acusacion, de vi, fué acusado Milon de ambitus y condenado<br />
en su ausencia. Tambien fué acusado de sodalitiis, de conspiracion,<br />
y condenado por tercera vez.
195 —<br />
Pro Milone. Al retirarse á su casa, fué cuando comprendió<br />
Ciceron la gloriosa ocasion que había perdido,<br />
y se puso á escribir la magnífica peroracion<br />
que ha llegado hasta nosotros como la defensa<br />
de Milon (1). El orador había hecho una magnífica<br />
declamacion, y su vanidad le movió á remitírsela<br />
á su cliente á Marsella. El desterrado la leyó, y<br />
respondió que se tenía por dichoso de que no se hu-<br />
Mera pronunciado un discurso tan convincente, pues<br />
de lo contrario, decía, «no disfrutaría ahora de las<br />
deliciosas mulas de este país»; réplica que pudo<br />
pasar para Ciceron como una broma de buen género,<br />
pero que, segun observa Dion, maliciosamente, debe<br />
entenderse como un amargo sarcasmo hacia la timidez<br />
del orador en el foro y su vanidad en el gabinete<br />
(2).<br />
(1) Dion, XL, 54. Zp¿`/C) 700 1 1)C1rVEpCP, ZU1 ZCZT P3C &va0apalics7T17:ypt9z.<br />
El escritor de la Scltolia Bobiensia dice que en<br />
su época existía el discurso original: «Existit alias prwterea<br />
liber actorum pro Milone, in quo omnia interrupta et impolita<br />
et rudia, plena denique maximi temroris agnoscas.» Esta<br />
debe ser el acta del discurso inserto tal vez en las actas diurnas.<br />
Véase la disertacion de Leclerc, efourizaux Pu clics chezdes<br />
Romains,<br />
(2) Dion, XL,. 54.
CAPÍTULO XII.<br />
Sétima campaña de César en las Galias (702 de la C. ; 52 antes de<br />
J. C.)—Vercingctorix pacta una coalicion entre les Belgas y los Arverhos.—César<br />
toma á Genabun y Avaricum.—Política hábil y animosa<br />
de Vercingetorix.—Sitio de Gergovia.—Insurreccion da los Eduos.<br />
César se ve obligado á levantar el sitio; verifica su union con Labieno<br />
en Bélgica y se retira en direccion de la provincia.—Consigue una<br />
victoria y cerca al ejército galo.—Grandes operaciones delante de Alesia.—Triunfo<br />
de los Romanos y sumision de Vercingetorix.—Octava<br />
campaña de César (703 de la C.; 51 antes de J. C.)—Insurrecciones<br />
parciales en el Norte, Oeste y Centro de las Galias. --Toma de Uxelodallara.<br />
Concluye la conquista de la Galia..<br />
Política conciliadora de César respecto de los Estados<br />
conquistados en las Galias. Hemos visto que<br />
la muerte de Craso empezaba á producir sus frutos,<br />
consistentes en la mútila adversion que dividió á los<br />
miembros de la triple liga que sobrevivieron, y en<br />
que Pompeyo se aproximó de nuevo al partido de<br />
que por tanto tiempo había estado alejado. César había<br />
observado atentamente durante el invierno, desde<br />
su retiro de Lucca, este cambio en el juego de la política,<br />
precipitado tambien por los actos que siguieron<br />
z't la muerte de Clodio. El cónsul único había decido<br />
mantener la posicion de la oligarquía romana<br />
por medio de una gran leva en toda la exten-
— 197 —<br />
,sion. de Italia. Por órden del gran consejo de los<br />
nobles se formó en batalla toda la juventud de la península<br />
, y se hizo prestar juramentos á los Etruscos<br />
, Marsos , Samnitas, y Umbrianos de defender<br />
al Senado y al pueblo de Roma (1), ú las órdenes del<br />
nuevo Sila. Faltaba saber si los antiguos aliados de<br />
Mario serían origen de fuerza ó de debilidad para el<br />
enemigo que se había atrevido á pedir su apoyo. En<br />
estos momentos de una crisis tan interesante, podemos<br />
creer que no fué por ningun móvil patriótico,<br />
ni por riguroso sentimiento del deber, por lo que<br />
César se retiró una vez más del foco de la accion y<br />
de la intriga al oscuro destierro de una provincia<br />
lejana. Miéntras permaneciese desarmado al alcance<br />
de la ciudad, su seguridad personal estaba á merced<br />
de sus enemigos, y ménos sufrido, ménos duefio de<br />
sí mismo, hubiera podido dejarse arrastrar, en vista<br />
del giro desfavorable de las circunstancias, á tentar<br />
prematuramente la suerte de la guerra. Hubiera podido<br />
hacer un llamamiento repentino á sus legiones<br />
adictas; hubiera podido confiar en el generoso impulso<br />
de sus amigos en la ciudad, y áun hubiera podido<br />
arrastrar en pos de sí las últimas levas de<br />
Pompeyo, invocando los nombres de Mario, de Druso,<br />
de Pompedio y de Telesino; pero estos recursos<br />
no estaban desarrollados más que á medias ; los<br />
Galos continuaban hostiles y siempre indomables, y<br />
necesitaba acabar su conquistas, ántes de poder<br />
asociarlos á sus planes ulteriores, y hacerlos servir de<br />
instrumentos voluntarios en la carrera que medita-<br />
(1) Osar, Beli. Gal., VII, 1: «De Senatus-consulto certior<br />
lactus ut omnes juniores conjurarent,» ó conjurare es<br />
el término militar por sirrud „Pirare.
a. El procónsul consideraba entAnces la esplén:<br />
cuida comarca. sometida e onipletamente ;" su gobier-<br />
no, no como una gran provincia que había unido el<br />
imperio, sino inz'is bien colao lin Estado privado que<br />
tenía ve organizar para sus designios particulares,<br />
v así lo hizo. considerandola como el plantel de su<br />
ejército. creando en ella nuevas lep,'iones romanas,<br />
sin consideracion la autoridad dcl Senado, y sin recurrir<br />
al tesoro nacional. Con las mismas miras, estableció<br />
ú sus amigos y partidarios en el país conquistado,<br />
distribuyéndoles empleos permanentes en<br />
todo sil territorio, y produciendo, con el auxilio de<br />
estos a.c2'entes, mi desarrollo sisteml':tico de los recursos<br />
de la, nueva provincia. Trató las Estados<br />
vencidos y aliados con muellils atenciones, z't las<br />
cuales no estaban acostumbrados por parte de otros<br />
gobernadores, y otorgó privilegios sus ciudades<br />
fiele's, animando el comercio que ya florecía en el<br />
Mediodía, bajo su equitativa administracion.<br />
Di,epaçiciones favorables de las democracias galas<br />
l eespecto de ee'sar.—Debemos dejar para otra ocasion<br />
el ex finen más minucioso de la politica de César en<br />
la Galia, con sus principios y sus resultados, y baste<br />
por ahora indicar algo de la direccion que seguía.<br />
Su buen trato le grangeó fácilmente el afecto de los<br />
bárbaros, que solicitaban con ardor ser alistados en<br />
la «gews» Juliana (1). Las porciones de la comarca<br />
en que más se había alterado el antiguo régimen<br />
•••••■••••••••■•■■••..<br />
(1) Encontraremos en la historia posterior del imperio,.<br />
un Africano, un Agríe&a, un Clásico, un Floro, un Indo, un<br />
Sacrovir, un Sabino y algunos otros, todos de origen galo y<br />
que llevan el nombre de «gens» de Julio. Sin embargo, á<br />
Augusto debieron indudablemente muchas familias su introducion<br />
en la casa Julia, lo mismo que dió igual nombre á mu–<br />
chas de sus colonias, en honor de su padre adoptivo.
199<br />
aristocrático fueron las que se sometieran con ménos<br />
resistencia á la dorninacion romana,-y por todas partes<br />
donde el pueblo tenia intervencion en los negocios,<br />
se le vió generalmente dispuesto á aceptar MI<br />
yugo que les prometía seguridad personal, igualdad<br />
de cargas, y todos los favores enervantes que Roma<br />
prodigaba á sus súbditos obedientes. El período floreciente<br />
de la democracia gala había, sido rápido y<br />
sin gloria; por otra parte, los jefes eran, sobre todo,<br />
los que sufrían con impaciencia la conquista. Por todas<br />
partes donde esta clase gozaba de gran influencia,<br />
como en las nuevas y poco civilizadas sociedades<br />
de Bélgica, pudo sofocar el fuego de la insurrecciona<br />
pero no extinguirlo por completo. Por este indomable<br />
espíritu de resistencia á la conquista, no ménos que<br />
por su carácter reconocido por sus propios compatriotas,<br />
merecieron los Belgas el dictado de pueblo,<br />
el más belicoso de la Galia, que les dió César. Los sentimientos<br />
de tribu no se habían extinguido áun entre<br />
los Arvernos, y los valientes llamamientos de Vercingetorix<br />
consiguieron excitar las pasiones de las<br />
muchedumbres á despecho de los acuerdos de las<br />
asambleas, y del juicio más maduro de la misma<br />
n acion<br />
César prodiga los tesoros de la Galia, enriquece (¿<br />
szt,s partidarios y embellece la ciudad. La mano del<br />
procónsul cayó, sin embargo, con todo su peso sobre<br />
estas comarcas de la Galia, donde había sido<br />
vigorosa la resistencia y donde el yugo de la conquista<br />
fué sacudido con repetidas insurrecciones.<br />
Distribuyo sin remordimiento entre sus amigos y<br />
oficiales las tierras de los jefes, los adornos de las<br />
ciudades y los tesoros acumulados en los templos,<br />
y todo lo que pudo ocultar su insaciable avaricia
H<br />
lo reSen () pe la ostentar sus prodigalidades en Ro-<br />
'Int. comprar los nobles peso de oro y halagar á<br />
la multitud con beneficios públicos. Los triunviros<br />
habían competido en fausto y magníficencia para<br />
excitar los aplausos de la multitud, y César resolvió<br />
eclipsar el teatro de Pompeyo con edificios de<br />
mayor suntuosidad ó utilidad. Los despojos de los<br />
Galos se emplearon en adornar y ensanchar el foro.<br />
en el cual habían acampado sus victoriosos antepasados;<br />
y los restos de la basílica Juliana, por una<br />
parte, y los del edificio contemporáneo de Emilio,<br />
por otra, indican aún á los anticuarios los límites<br />
de este recinto -venerable (1).<br />
Embriaguez del pueblo de Roma con, las victorias de<br />
Cle`sar.—Estos magníficos y visibles resultados<br />
daban á losRomanos una completa idea de la grandeza<br />
de la obra que admiraban. Su historia no les<br />
recordaba nada parecido, sobre todo en sus céle-<br />
"ares relatos sobre las Crábas, que tan fecundas eras.<br />
para la, República en desastrosas derrotas y en victorias<br />
sin resultados.<br />
«Mario, decía el orador popular, contuvo el tor-<br />
Stacio. Sylv., I, 1, 29:<br />
«Ad laterum passus hinc Julia tecta tuentur<br />
111inc belligeri sublimis regia Paulii.»<br />
Ciceron (ad Att. IV, 16) dice que Oppio y él fueron encargados<br />
como amigos de César de comprar y desmontar un terreno<br />
al lado del Foro, lo que efectuaron en el precio de 60 millones<br />
de sextercios, derribando muchas casas particulares. La<br />
curia y la basílica Julia, que ocuparon una parte de este espacio,<br />
no fueron empezadas hasta ayunos años despues (véanse<br />
las tablas cronolpicas de Bunsen, Beschreibunq Roms). César<br />
dió órden al mismo tiempo 'de reedificar en mármol los Septa<br />
ó lugares de votar en el campo de Marte, y' rodearlos de una<br />
arcada de una milla de longitud. Ciceron, loc. cit. L. Emilio<br />
Paulo fué cuestor de Macedonia, pretor 701 de la C, y finalmente,<br />
cónsul, 704 de la C., con C. Marcelo.
— 201<br />
«rente de los Galos en Italia,pero no penetró nunca<br />
»en su morada, ni conquistó sus ciudades. César,<br />
»no sólo ha rechazado á los Galos, sino que los ha<br />
»conquistado. Los Alpes eran en otro tiempo la<br />
»barrera entre Italia y los bárbaros, pareciendo<br />
»como que los dioses ros habían colocado con este<br />
»objeto, pues ellos solos protegieron á Roma á tra-<br />
•vés de los peligros de su infancia. Hoy que se<br />
»humillan y desean la bienvenida, Roma, nada<br />
»tiene que temer en adelante de sus enemigos des-<br />
»de los Alpes al Océano J).<br />
Los Galos se lisonjean con la esperanza de recobrar<br />
su independencia. Sin embargo, miéntras que Ciceron<br />
prodigaba así sus más bellas flores retóricas,<br />
los Galos, por su parte, creyeron que su causa estaba<br />
en vísperas de triunfar. Habían oido hablar de<br />
la confusion que reinaba en Roma, de las levas de<br />
la juventud de Italia y de la inminencia aparente<br />
de una guerra civil, con lo cual se persuadieron de<br />
que César estaba retenido al otro lado de los Alpes<br />
por la urgencia de los negocios públicos (2). Espera.<br />
han que Roma los olvidaría, al ménos por un momento,<br />
y resolvieron sacar el mejor partido posible<br />
de un corto reposo que podría no volver á presentarse.<br />
Quedaban diez legiones en su país , pero<br />
César estaba ausente, y decían los Galos que los<br />
había conquistado el general y no su ejército. El<br />
procónsul había hecho ántes el ensayo de dispersar<br />
sus fuerzas en una gran extension del territorio, y<br />
había experimentado grandes pérdidas. Aquel in-<br />
(1) Ciceron, de Prov. Coas., 13, 14.<br />
(2) César, Bell. Gal., VII, 1: «Addunt ipsi et aftingunt nimoribus<br />
Galli quocl res poscere videbatur, retíneri urbano<br />
motu CIrsarem.»
202,<br />
-viera° las concentro rri:s; pero no intimidadas las<br />
tribus por la presencia inmediata de los soldados<br />
romanos, pudieron llevar adelante sus intrigas con<br />
oís seguridad, y logra,ron organizar una nueva insurreccion<br />
general, al paso que César se vela obligado<br />
á fiarse en la fidelidad de los Eduos y de los<br />
Arvernos, para la trasmision de sus correos y de sus<br />
despachos entre los cuarteles generales de su ejército<br />
y su residencia de invierno del lado acá de los<br />
Alpes. Es cierto que los Galos confiaban en cortarle<br />
el paso cuando volviera solo ó con una pequeña<br />
escolta (A. 702 de la 0., 52 entes de J. C.); pero las<br />
levas que hacía Pompeyo en Italia por órden del<br />
Senado, le proporcionaban una excusa para aumentar<br />
sus propios armamentos, y empleó el tiempo<br />
de su ausencia de la Galia en reunir tropas para<br />
la nueva campaba que preveía (1).<br />
Los Galos forman una oran confederacion bajo el<br />
mando de Verebuctoriv.—La ejecucion de Accon suministraba<br />
un motivo palpitante de queja para las<br />
secretas reuniones convocadas por los jefes galos<br />
en sus alejados retiros (2), para convenir. en planes<br />
de insurreccion. Repartiéronse los cargos mtituamente,<br />
y se preguntaban quién osaría, dar el primer<br />
golpe en un asunto que á todos interesaba<br />
igualmente. Se hicieron promesas de reconocimiento<br />
y de recompensas nacionales al primer Estado<br />
que se levantara en armas, y los Carnutos aceptaron<br />
el puesto de honor, exigiendo solamente que<br />
los demás se comprometieran, con un juramento de<br />
(1) César, Beil. Gal., VII, 4.<br />
(2) Idem, «Indictis inter se príncipes Galim concilds<br />
sylvestribus ac remotis locis.»
203<br />
solemnidad extraordinaria, á unirse á la empresa,<br />
porque sus conciliábulos eran demasiado breves y<br />
secretos para admitir la precaucion ordinaria de un<br />
cambio de rehenes de su mútua buena fé (1).<br />
César describe á los jefes de los Carnutós, Cotuato<br />
y Conetoduno como hombres de carácter<br />
violento y desesperado; y lo cierto es que lanzaron<br />
á su pueblo 'á la guerra con más vehemencia<br />
que reflexion. El primer choque de los bárbaros fué<br />
repentino é irresistible, arrojándose sobre los colonos<br />
romanos de Genabum, que se entregaban á<br />
su tráfico habitual de prestamistas , y matándolos<br />
á todos.<br />
Todavía fué más importante la defeccion de los<br />
Arvernos, que fueron excitados á armarse por<br />
Vercingetorix , hijo del ambicioso Celtillo, que<br />
había muerto pocos años entes por haber aspirado<br />
á la soberanía (2). Expulsado de Gergovia, capital<br />
de los Arvernos, vagaba el jóven guerrero por las<br />
comarcas montañosas del Cantal y del Puy de Dome<br />
, que fuel on hasta entonces los atrincheramientos<br />
rMs fuertes de la independencia de los Galos.<br />
Entusiasmaba á jóvenes y ancianos con su generosa<br />
elocuencia, hasta el punto de arrastrarlos á<br />
expulsar á la vez, al Gobierno que se oponía al movimiento,<br />
y á conceder á su campeou el título de<br />
(1) Idem, Vil, 2: «Quoniam in prwsentia de obsidibus<br />
inter se ca yere non possint, ne res efferatur.»<br />
(2) César, Bell. Gal., VII, 4. Cingetorix, Ver;ingetorix y<br />
otros nombres galos. pueden descomponerse tal vez en muchas<br />
palabras célticas, y el compuesto en todos los casos, puede ser<br />
una denominacion oficial, como capitan, general. generalísimo,<br />
(Thierry, Gaulois, III, 86). Del mismo modo el nombre Arminio<br />
puede ser el aleman Heermann ó general. Pero Heermann<br />
(Hermann) es un nombre bien conocido, y lo mismo puede haber<br />
sido con estas denominaciones célticas.
204 —<br />
rey. En un instante se unieron en un solo clamor<br />
de desafi.i) al opresor los Senones, los Parisios, los<br />
Pictones, los Cadurcios, los Turones, los Aulercios,<br />
los Lemovicios y los Audios, todas las tribus del<br />
Sena medio y del Loira inferior, aclamando unáni<br />
mente Vercingetorix como su único jefe y sometiéndose<br />
á las levas de hombres, de dinero y de armas<br />
que á t dos impuso. Vercingetorix conocía<br />
bien al pueblo que iba á guiar; sabía que el valor<br />
militar se inflamaba y se extinguía en él como por<br />
accesos, mezcla extraiga de bravura y de cobardía,<br />
y fundó su mando en el terror y en la severidad.<br />
Toda apariencia de debilidad hacia la causa cornun.<br />
fué castigada con el fuego y los tormentos, y el<br />
menor castigo que imponía para las faltas leves,<br />
era la pérdida de un ojo ó de una oreja (1).<br />
Eneryia y decision, de Cesar.—Era de temer que<br />
á la traicion de los Arvern.os, que hasta entónces<br />
habían sido fieles, siguiese la de los Eduos, pues<br />
estaba en manos de estos últimos el cerrar el único<br />
camino por donde podia César comunicar con su<br />
ejército. Hacia este punto dirigió primeramente<br />
sus armas el jefe galo, y necesitó el procónsul de<br />
toda su decision y ligereza para desbaratar su proyecto.<br />
Ocurría esto en el rigor del invierno (2)<br />
(1) Bajo el régimen napoleónico en Francia, fué tambien<br />
necesaria la mayor severidad para levantar y mantener reunido<br />
un ejército que estaba en campaña lleno de abnegacion<br />
y entusiasmo.<br />
(2) A consecuencia de la confusion del calendario romano<br />
en esta.época, la cual se explicará despees, las calendas de<br />
Enero para el A. 702 de la C. caían el 23 de Noviembre del año<br />
anterior, segun el verdadero cálculo (Ideler, Chronologie. II,<br />
116). Pompeyo subió al consulado V. Kal. Mart., ó el 25 de<br />
Febrero (Asconius, in Milon), correspondiente á mediados de<br />
Enero.
205<br />
Los Cevennes, que alcanzan su mayor elevaeion<br />
en el punto en que forman la frontera comun<br />
de la provincia y del territorio de Arverna, estaban<br />
cubiertas de nie e, y se consideraban en esta estacion<br />
como una barrera insuperable (1); pero César,<br />
que acababa de pasar los Alpes, no era hombre<br />
que retrocediese ante una muralla ménos formidable<br />
(e), y los atravesó con las tropas que llevaba<br />
consigo, y que estaban formadas de las últimas levas<br />
(3). Con este movimiento distrajo la atencion<br />
de Vercingetorix, que se ocupaba entónces en solicitar<br />
la alianza de algunos Estados vecinos, y le<br />
obligó á volver rápidamente en defensa de sus compatriotas<br />
atemorizados. César dejó á Décimo Bruto<br />
enuna posicion segura para que hostigase y distrajese<br />
al enemigo, miéntras él se apresuraba á retroceder,<br />
atravesando las montañas hasta Vienne,<br />
capital de la provincia, reuniendo en ella algunas<br />
tropas auxiliares y dirigiéndose á través del país<br />
de los Eduos hacia los cuarteles de sus legiones,<br />
situados en el país de los Lingones (4).<br />
Esta era la época de la vuelta de César á las Galias. «Cum<br />
jam ille urbanas res virtute Cn. Pompeii conmodiorem in statum<br />
pervenisse intelligeret.» (Bell. Gal,., VII, 6).<br />
(i) Véase Plutarco, César, 25. Lucano se refiere evidentemente<br />
á esta hlzaña cuando describe los Cevennes como montañas<br />
siempre nevadas:<br />
«Qua montibus ardua summis<br />
Gens habitat cana pendentes rupe Gebennas.»<br />
(2) Silius (IV, 745), dice de Anibal pasando los Apeninos:<br />
«Prior extingui labique videtur<br />
Gloria, post Alpes si stetur montibus ullis.»<br />
(3) César -VII, 8: «Discussa vive sex in altitudinem pcdum<br />
atque ita patefactis summo labore ad fines Arvernorum<br />
per vena »<br />
(4) César, 13e11. Gal., VII, 9: «In Lingones contendit ubi duce
206<br />
Llega á los cuarteles de 82/ ty'errcitc, le conduce al'<br />
país de los Carnulos y toma et Genabum.—Con esfuerzos<br />
extraordinarios y rápidos movimientos , más<br />
propios con frecuencia para aterrar al enemigo.<br />
que los más brillantes hechos de armas, se colocó<br />
de nuevo César á la cabeza de sus fuerzas reunidas<br />
de los acantonamientos diseminados, en número<br />
considerable. El jefe de la confederacion gala, todavía<br />
manchado de sangre de las matanzas de Ge<br />
nabum, amenazaba á Gergovia, capital de los Boyos,<br />
pueblo que era un resto, como ántes hemos dicho,<br />
de la emigracion helvética, y que había sido<br />
establecido por César en este distrito, colocándole<br />
bajo la proteccion de los Eduos. Atacarle, era conmover<br />
de hecho la fidelidad de la nacion más poderosa,<br />
á la que se procuraba atraer por el peligro<br />
de sus clientes á la defeccion general de la causa<br />
de Roma. Apremiado por evitar este peligro, se lanzó<br />
César en defensa de los Boyos, aun cuando la<br />
estacion y la escasez de provisiones ofrecía sérias<br />
dificultades al movimiento de un ejército. Su primer<br />
objeto fué marchar sobre Genabum, debiendo<br />
interceptar con la toma de esta plaza las comunicaciones<br />
entre los Estados del Norte y los del Sur de<br />
la confederacion, al mismo tiempo que esperaba, con<br />
legiones hiernabaut.» El. sitio, segun podernos presumir, era<br />
la estacion roman 1. de Andematunum, despues Lingones, y ahora<br />
Langres. Esta ciudad está, situldl sobre una colina croe se<br />
eleva en pina llanura central, y que se dice es la más elevada<br />
de Francia; tal vez puede identificarse con la estacion á que<br />
alude Lucano (I, 397):<br />
«eastraque quee Vogesi curvam super ardua rupem<br />
Pugnares pictis cohibebant Lingonas armis.»<br />
Las colinas donde nacen el Marne, el Meuse y el Saona, se<br />
comprendían con el nombre genérico de Vogesus.
207<br />
razon, que el primer rumor de su ataque alejaría á<br />
Vercingetorix del sitio de Gergovia (1). Con su rapidez<br />
habitual, llegó cerca de las murallas antes que<br />
los defensores tuvieran noticia de su movimiento,<br />
no retrasándose el asalto proyectado sino por lo<br />
avanzado de la hora de su llegada. Pero consternados<br />
los Galos que la guarnecíon por la inesperada<br />
aparicion de su vigilante enemigo, se prepararon<br />
á evacuar la ciudad por el fuerte que tenía sobre •<br />
el Loire. Al saber que estaban próximos á escaparse,<br />
condujo César enseguida sus soldados al asalto<br />
de los muros, pegó fuego á las puertas y entró fácilmente,<br />
pues no encontró resistencia. La muchedumbre<br />
de fugitivos fué toda hecha prisionera,<br />
casi sin combate, á causa de la oscuridad de la noche<br />
y de la estrechez del puente. Los esfuerzos de<br />
la soldadesca pedían un premio para el soldado, al<br />
mismo tiempo que la traicion de los habitantes<br />
daba pretexto bastante, ó al ménos plausible, y César<br />
entregó la plaza al fuego y al hierro, distribuyéndose<br />
todo el producto del saqueo entre los vencedores.<br />
Vercingetorix exhorta á los Galos á que varíen<br />
SU plan de campa27,a.—E1 procónsul pasó acto continuo<br />
el Loire y entró en el país de los Biturigos.<br />
Allí tomó una fortaleza llamada Noviodunum, derrotó<br />
un destacamento de caballería arverna, principalmente<br />
por el valor de la caballería germana<br />
(1) Genabum ó Genabus es la moderna Orleans. La Gergovia<br />
de los Bosges debe distinguirse de la Gergovia de los Arvernos,<br />
y no hay medio de determinar su situacion; pero se<br />
sabe que los Boyos residían en una parte de territorio eduo<br />
entre el Loire y el Allier, distrito del actual Borbons, pudiendo<br />
haber sido Moulins su capital.
20S<br />
que tenía á sueldo, y procedió al sitio de Avaricum,<br />
capital de la tribu , plaza de gran importancia y<br />
muy fuerte, conocida hoy con el nombre de Bourges<br />
(1). Sin desanimarse Vercingetorix con estos<br />
desastres sucesivos, comprendió entónces la necesidad<br />
de cambiar el plan de operaciones en que<br />
habían confiado ciegamente sus compatriotas por<br />
tanto tiempo. Les aseguró que el desenlace fatal<br />
de todos los encuentros entre los Galos y los Romanos,<br />
no podía achacarse á su valor; que no había<br />
murallas que pudiesen resistir á la habilidad de<br />
los Romanos como ingenieros, y que ningun ejército<br />
podía hacerles frente victoriosamente en campo<br />
abierto con tales armas y tal disciplina; pero les<br />
hizo recordar que durante el invierno, y al principio<br />
de la primavera, no suministraría víveres al<br />
enemigo el terreno que pisaba, y que lo que convenía<br />
era dispersar sus fuerzas en los pueblos y fortalezas,<br />
apoderAndose para su subsistencia de las<br />
provisiones en ellos almacenadas. Opinó, pues, que<br />
no se debía volver á desafiarle en campo raso; que<br />
se le persiguiese en detalle en todas partes donde<br />
buscase la subsistencia, y sobre todo que se destruyesen<br />
las ciudades, que le servían de almacenes, por<br />
mano de sus mismos habitantes. Este modo de resistir<br />
debía producir la pronta y vergonzosa reti<br />
rada del enemigo, y con ella la restauracion de la<br />
libertad en la Galia central, y en todos los demás<br />
1) Como en otras muchas ciudades galas, se cambió el<br />
nombre original en el del pueblo, es decir Biturigcs, de aquí<br />
Bourges, y el nombre de la provincia Berry. La historia de<br />
este cambio de nombres, que con tanta frecuencia se encuentra<br />
en la geografía gala, constituye por sí misma un curioso<br />
asunto, que tal vez teadremos ocasion de explióar más á<br />
fondo.
209<br />
Estados que tuvieran el valor de hacer estos sacrificios<br />
(1).<br />
Consienten e21 destruir sus ciudades, pero acuerdan,<br />
conservar cá Avaricia/t.—Reunido el consejo de los<br />
Estados galos, asintió valerosamente á esta proposicion,<br />
destruyéndose en un dia veinte fortalezas<br />
de los Biturigos, y ejecutándose la misma devastacion<br />
en toda la extension del territorio de los<br />
aliados. Pero cuando se puso á discusion la suerte<br />
de Avaricum para saber si se la defendería ó destruiría,<br />
no pudieron contenerse los Biturigos, y<br />
arrojándose sus diputados á los pié de los Galos<br />
reunidos, pidieron con gritos que movían á conmineracion<br />
que se preservase su hermosa ciudad,<br />
que consideraban como inexpugnable. Los jefes se<br />
compadecieron; Vercingetorix se resistió al principio<br />
enérgicamente á estas súplicas, pero cuando los<br />
demás jefes cedieron, acabó por ceder á su vez al<br />
clamor general, consintiendo en que se conservase<br />
la plaza, y destinó una fuerte guarnicion para<br />
su defensa.<br />
Toma de A varicum por los Romanos. Laposicion<br />
de Avaricum era admirable para la defensa, pues<br />
se elevaba sobre una colina, permitiendo sólo una<br />
pequeña altura situada entre un rio y un pantano<br />
aproximarse á ella (2). Estas ventajas naturales se<br />
hablan perfeccionado por el arte, y entónces se<br />
ocupaba una guarnicion decidida en fortificar las<br />
defensas dentro de los muros. Los esfuerzos combinados<br />
de las legiones romanas se dedicaron á,<br />
levantar en torno de ellos líneas de circunvalacion,<br />
(1) César, Reit. Gal., VII, 20.<br />
(2) ¡dem, ibid., Vil, 17; Dion, XL,<br />
M -1-7' .R 1 VALE.-.~•.TOMO II.
— 2o --<br />
ill i Intra,s que la fuerza principal de la liga de los<br />
Galos vigilaba estas operaciones é interceptaba las<br />
provisiones destinadas al campamento por los Boyos<br />
y los Eduos. Mientras que los Biturigos eran<br />
rudamente estrechados dentro de su ciudad por las<br />
mI riquinas que los ingenieros romanos dirigían.<br />
contra, sus‘muros, las fuerzas del procónsul estaban<br />
fatigadas con los trabajos del sitio, y la escasez<br />
de provisiones. César es pródigo de alabanzas<br />
al hablar del valor con que sus soldados soportaban<br />
las privaciones, rehusando levantar el sitio, y sufriendo<br />
con paciencia las enojosas operaciones de<br />
un bloqueo, cuando despues de conducidos al ataque<br />
del ejército enemigo, tuvieron que renunciar<br />
al ataque de sus fuertes posiciones, y volver á entrar<br />
en sus líneas. La habilidad de los sitiadores,<br />
triunfó por fin del valor de sus defensores. Se<br />
aproximaron torres á las murallas en varios puntos,<br />
y se construyeron atrincheramientos contra<br />
los que fueron ineficaces los proyectiles inflamados<br />
de los sitiados. Por último, fué rechazada una desesperada<br />
salida, empezando entónces á flaquear la<br />
constancia de los Biturigos; y aprovechándose César<br />
de un momento de descuido en la vigilancia de<br />
las murallas, formó sus legiones en batalla detrás<br />
de sus obras, y las lanzó de repente contra los muros<br />
opuestos (1). Los Romanos se apoderaron de lo<br />
alto de las murallas que abandonaron sus defensores<br />
sin resistencia, reuniéndose, sin embargo, en el<br />
centro de la ciudad,con muy poco órden, por el<br />
aceleramiento consiguiente, y se entabló un com-<br />
(1) César, Bell. Gal., Vil: 27
211<br />
bate sangriento. Los dos partidos eran numerosos,<br />
y como los acometedores arman en deseos de ven_ -<br />
gar la matanza de sus compatriotas en Genal,Jum,<br />
no dieron cuartel. Los Galos fueron desechos y exterminados;<br />
muertos sin piedad sus hios j y mujeres,<br />
y la gran ciudad central de la Galia cayó en<br />
manos de los conquistadores, sin que quedas. e un<br />
solo cautivo para su triunfo (1).<br />
Vercingetorio reanima el valor de los Galos. La<br />
influencia del campeon de la indepencia de los Galos<br />
no disminuyó por este desastre, sino que por<br />
el contrario, se aumentó, pues pudo contestar que<br />
la defensa de Avaricum había contrariado la política<br />
que recomendaba con tanto ardor, y á la que<br />
se habían opuesto en este caso solamente los aliados.<br />
Ensefió entónces á sus partidarios á defenderse,<br />
despues de haber abandonado sus fortalezas re -<br />
gulares, por medio de obras transitorias, práctica<br />
romana que los Galos no habían adoptado ántes.<br />
Por otra parte, no estaba desanimado el resto de<br />
las tribus: llegaban muchos refuerzos, á pesar de<br />
las grandes pérdidas que había experimentado su<br />
causa; completábanse las filas de los confederados<br />
con nuevas levas, y los Romanos encontraron á sus<br />
enemigos no manos formidables que ántes en fuerzas<br />
efectivas, y bastante más en experiencia y confianza.<br />
Conducta vacilante de los Eduos y discordias entre<br />
ellos: intervencion de Osar. Hasta entónces habían<br />
obrado los Eduos con mucha indecision, habiendo<br />
rehusado su auxilio á los Biturigos cuando este pueblo<br />
infortunado solicitó su proteccion para poder<br />
(1) César, Bell. Gal., V1I, 22-28.
' 12 --<br />
permanecer tiel It, los Romanos. Esta negativa, velada<br />
con un fiad pretexto, arrojó z't los Biturigos en<br />
brazos .de los confederados. El ataque de Vercingetorix<br />
contra los Boyos había tenido por objeto obli-<br />
gar Z<br />
rJ los<br />
Eduos á, declarar sus sentimientos, pero la<br />
repentina diversion de César al Norte distrajo al<br />
enemigo y les libertó de esta presion. El procónsul<br />
se quejaba. por otra parte, de que los víveres y las.<br />
municiones que pedía llegaban al campo con lentitud,<br />
hasta que la torna de Avaricum suministró abundantes<br />
recursos. Los jefes de los Eduos vacilaban<br />
en medio de divisiones interiores, y al verificar, á<br />
principio de la primavera la eleccion anual de un<br />
vergobret llegaron á su colmo estas disensiones.<br />
Miéntras que una parte de los jefes trataba de imponer<br />
por fuerza en el cargo á un noble llamado<br />
Cotus, el cual, como hermano del último juez estaba<br />
excluido por la ley, los sacerdotes, á la cabeza<br />
del partido dominante, escogieron un jóven distinguido,<br />
llamado en la version romana, por su nombre<br />
Galo, Convictolitans. Los candidatos rivales<br />
apelaron á, César, y se sometieron á su decision; y<br />
éste, que consideraba probablemente al partido popular<br />
como más favorable á su política, confirmó<br />
por consiguiente el nombramiento hecho por este<br />
partido (1). Despues de este acto de intervencion<br />
amistosa, pidió su recompensa y requirió á la nacion<br />
para que cooperase vigorosamente con él, y le pro-<br />
- porcionase un contingente de diez mil hombres.<br />
(I) Hay alguna oscuridad en la relacion que hace César de<br />
este asunto (VII, 33): «Intermissis magistratibus,» se refieren<br />
segun entiendo con Hoffman, á la ley segun la cual no podían<br />
sucederse uno á otro dos individuos de la misma familia<br />
en la magistratura romana.
* 213 ----<br />
César penetra en el país de los Arvernos y pone<br />
-sitio á Gergovia.—Despues de imponer su voluntad<br />
á sus clientes, dividió César las fuerzas romanas en<br />
dos ejércitos. Puso cuatro legiones al mando de Labieno,<br />
al cual encargó que estableciese sus cuarteles<br />
en el país de los Senones, y que desde aquí mantuviese<br />
en la obediencia á los Estados centrales: con<br />
las otras seis pasó el Loire y el Allier, con intencion<br />
de dirigirse hacia Gergovia de los . Arvernos. Su vigilante<br />
enemigo estaba en guardia. Vercingetorix<br />
había cortado los puentes y guardaba los vados del<br />
último de estos ríos. Si era igual la energía de ambos<br />
jefes, era superior la habilidad del romano, y<br />
con un movimiento fingido distrajo la atencion de<br />
su adversario y compuso rápidamente los puentes.<br />
Había siempre en el campo de César trabajadores<br />
y herramientas, y debió muchos de sus triunfos á<br />
la habilidad de sus ingenieros. Trasladó su ejército<br />
al otro lado del Allier con su rapidez habitual, y<br />
sorprendido Vercingetorix al ver envuelto de repente<br />
su flanco, se negó con prudencia y firmeza<br />
á aceptar un combate general. César se puso en<br />
marcha por la orilla izquierda del Allier hacia. Gergovia,<br />
miéntras el enemigo se retiraba delante de él<br />
con no menor firmerza (1). A los cinco dias llegó<br />
delante de sus murallas, pero no pudo ménos de<br />
(1) Se supone que Gergovia de los Arvernos es una colina.<br />
á orillas del Allier, á dos millas de la moierna Clermont en<br />
Auvernia. Los Romanos olvidaron al parecer á Gergovia, y fundaron<br />
la ciudad vecina, á la que dieron el nombre de Augustonemetnm.<br />
La ciudad romana fué conocida despues de esto<br />
como eivitas Aroernorum, Arvernes en la Edad Media, y dessm,run<br />
la s'tuacion de su castillo, Clarus Mons, Clermont.<br />
V. de Auville (Nolice de la Golde) en la palabra: Mur).uert,<br />
I, 131.
-- 21 1 —<br />
asombrarse al encontrar una plaza demasiado fuerte<br />
por su posrcion y fortificaciones para ser tornada<br />
por asalto. Siéndole imposible poner un sitio en<br />
regla hasta que se reuniesen y llegasen al campo las<br />
provisiones necesarias para las tropas, se contentó<br />
por el momento con un ataque afortunado á una importante<br />
posicion próxima, que tomó con un acertado<br />
y audaz movimiento ejecutado por la noche (1).<br />
En este intervalo, Convictolitans, Vergobree (especie<br />
de dictador) de los Eduos, resolvió abandonar al patrono<br />
á quien debía su nombramiento, y lanzar á su<br />
País á una guerra contra los Romanos.<br />
Los Edmos se sublevan, matan á los residentes romanos,<br />
se someten y son perdonados. El jefe eduo<br />
tomó sus medidas con Litavico, comandante de las<br />
levas que la nacion había consentido enviar á César,<br />
fraguó, un plan para engañar á los soldados, y<br />
precipitar ciegamente al pueblo en la insurreccion.<br />
A la mitad de la jornada, hizo Litavico detener repentinamente<br />
á sus tropas; y hombres á quienes<br />
había dado sus instrucciones, vinieron á anunciarle<br />
que el procónsul había hecho pasar á cuchillo á los<br />
rehenes eduos, y reservaba la misma suerte á las<br />
tropas que en aquel momento iban á caer en sus<br />
redes (2). La estratagema tuvo buen éxito; é indignados<br />
los Eduos, mataron á todos los Romanos que<br />
hallaron á su. alcance, y Litavico trasmitió estas<br />
noticias á Bibracta calculadascon- para in-<br />
flamar las pasiones de la nacion, uniendo irrevocablemente<br />
el pueblo á, la causa de los Galos. Siguió á<br />
esto una matanza de los residentes romanos, coma,<br />
1.11■•1111■••■•••••■....11•IMW.B•10■•■•••••••■•••■■■■<br />
(1) César, Beti. Gal,, Vil, 3-I-3G.<br />
(2) ídem ibid,
215<br />
preliminar ordinario de una sublevacion. En aquellos<br />
momentos, los Eduos que se encontraban en el<br />
campo del procónsul, aquellos mismos que se suponía<br />
asesinados por él, tramaban su ruina. La debilidad<br />
de uno de los conspiradores reveló el peligro, y César<br />
marcha hacia adelante con su decision habitual<br />
al encuentro de las tropas de Litavico, cuando<br />
éstas esperaban todavía órdenes de Bibracta. En<br />
lugar de atacarlos y aniquilarlos por la fuerza de las<br />
armas, les mostró á sus compatriotas, cuyo supuesto<br />
asesinato les había excitado á la insurrecciona y Litavico,<br />
sorprendido y aterrado, se entregó á merced<br />
del procónsul. Los soldados desconocieron la autoridad<br />
de su general: éste censuró los actos de su gobierno,<br />
y todos se apresuraron á defenderse á sí mismos<br />
y á presentar las más humillantes protestas de<br />
sumision para el porvenir (1) . César se vió obligado<br />
á contentarse con esto, pues era demasiado importante<br />
la alianza de los Eduos para permitirle la venganza<br />
ó el justo castigo del asesinato de sus compatriotas.<br />
Condujo el contingente de Litavico á su<br />
campo, delante de Gergovia, donde era necesaria su<br />
presencia para animar el valor de la division que<br />
había dejado detrás, y que despees de haber rechazado<br />
un ataque de Vercingetorix, se preparaba á<br />
otro.<br />
Combate ante los muros de Gergovia.—Derrota de<br />
Oe'sar—A pesar de este triunfé, se amontonaban al<br />
pa,racer densas nubes en torno de la posicion de<br />
César. No ignoraba éste que los Eduos meditaban<br />
tambien un levantamiento, tanto más, cuanto que no<br />
podían persuadirse de que persistiese en su clemen-<br />
(1) César, Reit. Gal., VII, 38-44.
2 ;<br />
cla pasado el peligro.'enea la llave del camino que<br />
conducía á Agendicum. y la, situacion de sus tropas.<br />
separadas de este modo por una gran extension de<br />
país hostil, era, eminentemente precaria. Apresuróse,<br />
pues, á avanzar sobre Gergovia, aunque sin esperan-<br />
zas de obligar al jefe galo á una batalla, ó de hacer<br />
mella notable en el centro de la confederacion, y sin<br />
cuidarse más que de llevar z't cabo algun brillante<br />
hecho de armas y retirar sus fuerzas hacia el Norte:<br />
evitando de este modo la apariencia de una derrota<br />
(1). Vercingetorix había colocado su ejército á<br />
la mitad de la pendiente de la colina en cuya cima<br />
se hallaba situada la ciudad, y había imitado tambien<br />
el arte de sus enemigos, rodeando su posicion<br />
de fortificaciones que le permitían no combatir.<br />
habiéndose apoderado tarnbien de algunas colinas<br />
próximas, desde donde dominaba el campo romano<br />
en todas direcciones. Después de algunas escaramu<br />
zas entre la caballería de ambas partes, consiguió<br />
César una ventaja momentánea engallando al enemigo<br />
con un falso movimiento con el cual le atrajo<br />
á distancia de su campamento; y avanzando el grueso<br />
de las fuerzas romanas atrevidamente á, las alturas,<br />
se encontró, asombrado y casi sin aliento, al pié<br />
de los muros de la ciudad. Ante esta aparicion repentina<br />
se vieron poseidos de pánico los Galos de<br />
dentro, levantándose en lapoblacion desarmada<br />
el clamor de que se iban á repetir las escenas de<br />
Avaricum, y se vió á, las mujeres arrojar sus adornos<br />
y tesoros por encima de las murallas y hasta las<br />
hubo que se lanzaron en brazos de las asaltantes esperando<br />
obtener gracia con su precipitada sumision.<br />
(1) César, Boli. (;(71., VII, 38-44,
217<br />
Satisfecho César con esto del resultado de la jornada.<br />
dió órden de retirarse, pues no tenía intencion de<br />
atacar sériamente á Gergovia, que no esperaba tomar,<br />
ni mucho ménos conservarla áun cuando la tomase;<br />
pero el ardor de sus soldados le había llevado<br />
demasiado léjos, y la rápida vuelta del ejército galo<br />
le puso entre dos enemigos. Sin los prodigiosos esfuerzos<br />
de la última legion mandada por César mismo,<br />
que atacó la retaguardia y los flaficos de Vercingetorix,<br />
hubieran sido aplastados entre los muros<br />
de piedra y fuerzas superiores. El combate fué largo<br />
y dudoso; las divisiones de ambos ejércitos parecían<br />
mezcladas unas con otras de un modo confuso; la lucha<br />
desigual de ginetes con infantes, de soldados<br />
armados á la ligera con soldados completamente armados,<br />
combatiendo uno desde arriba y otro desde<br />
abajo, uno detrás de un muro ó un seto, con otro á<br />
cuerpo descubierto, todo contribuía á hacer inseguro<br />
el resultado y producir rápidas fluctuaciones. El<br />
general romano logró por último sacar sus tropas de<br />
este aprieto con precipitacion mal disimulada, y<br />
fueron tantas sus pérdidas y tal su desaliento, que<br />
solamente por cubrir las apariencias retardó César dos<br />
dias su retirada. Los Galos se entregaron á la embriaguez<br />
de un triunfo que soprepujaba á sus más<br />
sanguinarias esperanzas, y hasta los mismos escritores<br />
romanos lo mencionan como uno de los casos en<br />
que fué batido el ilustre héroe (1). El mismo César<br />
apénas lo menciona, y seguramente su derrota no era<br />
(1) Suetonio, eT/e/., 25: «Per tot sucessus ter nec arnplius<br />
adversum casum expertu3: in Britannia classc vi tempestatis<br />
prope absumta; et in Gallia in Gergoviam legione fusa; et<br />
Germanorurn finibus Titurio et Am nculeio legatis per insidias<br />
e,cesis »
— 18<br />
ni tan grande ni de tal carácter que le perjudicase<br />
gravemente en otras circunstancias que en las que<br />
se encontraba actualmente (1).<br />
César se 2.etira á suts' cuarteles de _Re'lgica.—Este<br />
simple retraso de dos dias creaba sin embargo un<br />
sério obs'úáculo á la marcha de César. Vacilantes,<br />
insconstantes y fatigados corno se encontraban los<br />
Eduos por las intrigas y ruegos de Convictolitans y<br />
Litavico, cedieron al fin á sus razones á la noticia<br />
del desastre de sus aliados. Su primitiva indecision,<br />
se convirtió en febril actividad, y no conoció limites<br />
el entusiasmo del pueblo, demostrándolo, no<br />
con el sacrificio de aldeas ó ciudades tan miserables<br />
como las entregadas al fuego por los Biturigos, sino<br />
con el de la misma Noviodunum, segunda ciudad de<br />
su rico y floreciente país, su mercado, centro de comunicaciones,<br />
al macen y arsenal de los extranjeros<br />
cuya causa abandonaban (2). Su primer acto fué asesi'<br />
nar los Romanos residentes ó traficantes en la ciudad,<br />
demoliendo despues el puente sobre elLoire hacia<br />
el cual sabían que se dirigía César, y despues consumaron<br />
aquel terrible acto de patriotismo y l de<br />
abnegacion. César había levantado el campo delante<br />
de Gergovia, y pasando á la orilla derecha del<br />
Allier, entró en el país de los Boyos, casi tan aniqui-<br />
(1) César, VII, 52, 53, Ilion (XL, 36) .adopta el mismo punto<br />
de vista, C€sar cuida de mencionar que obtuvo ventajas en<br />
dos combates de caballería ántes de abandonar sus cuarteles.<br />
Orosio dice, por otra parte, que perdió gran parte de su ejército,<br />
lo que seguramente no es cierto (Orosius, VI, 11). Este autor<br />
está seguramente mal informado, y confunde á Genabum<br />
con Avaricum, y Gergovia con Alesia. Floro (III, 10) comete el.<br />
mismo error.<br />
(2) Noviodunum, la moderna Nevers•
- 219 —<br />
lado y estéril como el de los Biturigos en la orilla<br />
izquierda, y atravesó la zona de tierra que separaba<br />
los lechos paralelos del Allier y del Loira, llegando<br />
delante de Noviodunum á tiempo de oir el último<br />
crujido del puente que se hundía, y de ver<br />
elevarse triunfalmente al otro lacro las llamas devoradoras.<br />
El ejército estaba fatigado por una marcha<br />
tan rápida, , casi sin víveres, los ríos crecidos<br />
con el primer deshielo de las nieves y los vados impracticables;<br />
y delante, un pueblo poderoso, preparado<br />
mucho tiempo ántes como era sabldo, para la<br />
rebelion, y dando la primera señal de su defeccion<br />
armada con el incendio. En la alternativa de vol-<br />
. ver hacia el Sur ó retirarse á la provincia, pesaban<br />
muchas consideraciones. Los caminos estaban<br />
en muy mal estado, y el paso de las Cevennes costaría<br />
macho tiempo, y ademas de la vergüenza de<br />
volver la cara al enemigo, dejaba á Labieno en un<br />
gran peligro. En esta situacion no dudó ni un momento,<br />
y como gastar un dia en echar un puente<br />
hubiera sido un retraso fatal, se buscó y encontró<br />
un sitio 'por donde podía vadearse el Loira, metiéndose<br />
en el agua hasta los sobacos, y llevando los soldados<br />
sus armas sobre la cabeza. Era muy rápida la<br />
corriente, y para contrarestarla, se puso la caballería<br />
por la parte de arriba para que protegiera á la<br />
infantería que pasaba más abajo. Si los Hduos hubieran<br />
aprovechado la ocasion, hubieran podido defender<br />
la orilla contra las Romanos con grandes ventajas;<br />
pero César lo arrollaba todo delante de sí con<br />
el terror que inspiraba su nombre. Entónces se proveyó<br />
de víveres en las cercanías de Noviodunum, y<br />
desde aquí continuó su marcha sin ser inquietado<br />
hasta el punto en que verificó su union con su
— -20 —<br />
1u1arteniente, que avanzaba por órden suya á su<br />
Pncuentro desde Agendicum (1).<br />
Operaciones afortunadas de Labieno.—Esta bien<br />
combinada operacion reanimó el abatido valor de las<br />
legiones romanas. Las fuerzas de Labieno se habían<br />
comprometido en una campaña contra los Parisios<br />
y algunos Estados vecinos, y su triunfo había sido<br />
dudoso al principio, pues el entusiasmo de los Galos<br />
lanzaba continuamente nuevos ejércitos al campo<br />
de batalla; cada dia llegaban noticias de nuevas defecciones,<br />
y- el resultado del sitio de Gergovia, se comunicó<br />
rápidamente á las tribus del Norte, sabiéndose<br />
al mismo tiempo la sublevacion de los Eduos.<br />
Se cría generalmente que burlado el invasor, había<br />
vuelto la espalda á la Galia y se apresuraba á buscar<br />
un refugio en la Provenza, y esta acumulacion de<br />
triunfos había inspirado á los adversarios de Labieno<br />
una excesiva presuncion. No tenían un jefe prudente<br />
y experimentado como Vercingetorix que los<br />
guiase, y su rey Camologeno, no se hallaba en estado<br />
de dominar su ardor por una batalla inmediata, y una<br />
vez en campo raso y hombre á hombre, consiguieron<br />
los Romanos una completa victoria: triunfo que compensó<br />
todos los desastres que hasta entónces habían<br />
señalado su campaña (2). Entónces pudo recibir Labieno<br />
á su general con tropas orgullosas de su victoria,<br />
enriquecidas con el botin, en cuarteles en que<br />
abundaban las provisiones, y en el centro de una<br />
(t) César, Bell. Gal., VII, 55, 56. Agendieum se sunone generalmente<br />
que es la moderna Seas. Véase de Auville, Mannert,<br />
Walckenaer. Un ensayo en las Memoires de la Societé<br />
des antiquités de France (II, 397) sostiene la opinion de los<br />
primeros eritieos en favor de Províns.<br />
(2) César, Red. Gal., VII, 57-(52.
221.<br />
comarca donde la hidra de la insurreccion yacía<br />
aturdida y aplastada. Desde entónces, fué cuando el<br />
lugarteniente empezó á querer medirse con su general<br />
y á murmurar secretamente de servir como<br />
segundo á un jefe cuya desglacia había convertido<br />
en triunfo, segun se alababa.<br />
Grandes preparativos por ambas partes. La tranquilidad<br />
así consolidada en el Norte temporalmente,<br />
proporcionó en verdad un reposo muy imposrtante<br />
para los planes del procónsul. Reunía entónces sus<br />
diez legiones, cuyo efectivo no había disminuido<br />
mucho con los reveses experimentados hasta entónces,<br />
pero su caballería había sufrido mucho, y no<br />
tenía posibilidad de sacar reclutas de la provincia.<br />
Volvió la vista á la Germania, y la promesa de una<br />
paga y del botin atrajo á sus banderas muchas bandas<br />
de ginetes con los infantes que combatían generalmente<br />
á su lado. Los caballos de los Germanos<br />
eran inferiores á los de la Galia, y César no vaciló<br />
en desmontar él y sus oficiales, para proporcionarles<br />
mejores corceles (1). Entretanto recibían los confederados<br />
á los Eduos con los brazos abiertos en su<br />
alianza, y por mucha desconfianza que estuviesen<br />
dispuestos á mantener respecto de un pueblo que,<br />
empezando por engañar á sus compatriotas, había<br />
continuado haciéndolo más de una vez, debia disiparse<br />
toda sospecha ante la abnegacion que desplegaban<br />
ahora por la causa, en todos sus actos públicos.<br />
Habían renunciado á su pretension al predominio<br />
entre los Estados galos, abandonando á los bravos<br />
Arvernos el mando de los ejércitos combinados. Habien<br />
dose apoderado en Noviodunum de los rehenes<br />
.11) Usar, Bell. VE o
,„<br />
ga,i.os que allí conservaba César con una vigilancia<br />
honrosa, hicieron uso de ellos para confirmar la fidelidad<br />
de algunas tribus, y estimular á otras que<br />
vacilaban ; y manejaron con tanto éxito este elemento<br />
de fuerza, que cuando se reunió la asamblea<br />
general en Bibracta no hubo más que tres Estados,<br />
segun se dice, que no mandaron diputados; y fueron,<br />
los Remos, los 'Lingones y los Treviros. Los primeros<br />
habían sido fieles' siempre á los -Romanos; los<br />
segundos estaban dominados con la presencia ó proximidad<br />
de los ejércitos romanos, y los últimos habían<br />
sufrido mucho en las luchas anteriores; y como<br />
se les había dejado aislados sin el auxilio de los Estados<br />
de la Galia meridional, no querían entónces<br />
formar una liga con ellos (1).<br />
César se 9ietira de Bélgica á través de la provineia.—Miéntras<br />
que Vercingetorix se preparaba á,<br />
marchar al encuentro de César con fuerzas superiores,<br />
no descuidaba las medidas ulteriores. Envió<br />
una division de sus tropas á operar una diversion<br />
contra los Romanos en el Narbonés, mezclando la<br />
fuerza y la intriga en este caso; adoptó con los Alóbroges<br />
un proceder semejante, y aún cuando no<br />
pudo persuadirles á pie uniesen sus armas con las<br />
de él, tomaron medidas para defender los puntos<br />
en que el Ródano superior podía pasarse, • y para<br />
prevenir toda tentativa del procónsul para invadir<br />
nuevamente la Provenza en esta direccion (2). Presumían<br />
con razon el plan que adoptaría César obligado<br />
por las circunstancias. Era imposible que éste<br />
permaneciese en su posicion actual, habiendo per-<br />
(1) César, Bell. Cal., VII, 63, 64.<br />
(2) Idem, ibid., 65.
223<br />
dido todas las comunicaciones con el Sur; pero sus<br />
fuerzas reunidas eran formidables, tanto por el número<br />
como por el valor, y podía abrirse paso hacia<br />
la Provenza á pesar de toda resistencia. ¿Cuáles<br />
eran sus miras ulteriores?. Esto es lo que no<br />
nos indica; pero el caso es que detrás de sí no dejó<br />
guarnicion alguna, y sí solamente el terror de<br />
su nombre y el profundo desaliento inspirado por<br />
tantos triunfos. Emprendió su marcha sin precipitacion<br />
ni confusion, y buscando más bien que evitando<br />
el ataque del enemigo, pero abandonó el camino<br />
directo por el territorio de los Eduos, y ganó<br />
la orilla izquierda del Saona, esperando tal vez de<br />
los Secuanos una resistencia peor organizada y<br />
ménos eficaz.<br />
Se empeña una gran batalla: riesgo personal de<br />
Ce'sar.—Vercingetorix encontró al ejército romano<br />
en la alta . region del Saona superior, pero continuando<br />
todavía su antigua táctica , rehusó todo<br />
combate. Durante algunos días, sigui') sus movimientos<br />
á corta distancia, desconfiando tal vez del<br />
vigor de los Alóbroges para contener al enemigo<br />
sobre el Ródano, y tal vez del ardor demasiado ini<br />
petuoso de los jefes galos para ser dominado. En<br />
un momento funesto, temiendo él mismo que al fin<br />
se le escapase su enemigo, se dejó arrastrar por la<br />
orgullosa confianza en el carácter nacional, y dió<br />
la señal de la batalla (1). Nunca ciertamente se<br />
manifestó más alto el espíritu caballeresco de un<br />
pueblo. Los jefes se comprometieron con juramentos<br />
mútuos á no abandonar el campo de batalla sin<br />
atravesar dos veces á ca }.-gallo las líneas romanas.<br />
(1) César, Bell, Gal., VII 67.
- 21 --<br />
La caballería era lo que más faltaba los Romanos,<br />
y en lo que más confiaban los Galos, porque<br />
sus ginetes pertenecían á la clase rica y noble, me<br />
jor armados y equipados y con más espíritu guerrero<br />
que las muchedumbres que les seguían á pié<br />
al campo de batalla. César que se encontraba siempre<br />
en el sitio de más peligro, peleó este dia con la<br />
caballería, como en su gran batalla contra los<br />
Nervianos, donde cumplió con el deber del legionario;<br />
y estuvo un momento tan próximo á ser<br />
capturado, que le arrancaron la espáda de las manos,<br />
quedando en poder de sus enemigos (1). Los<br />
Arvernos la pusieron en uno de sus templos, siendo<br />
este seguramente el más noble de todos los trofeos<br />
militares.<br />
Derrota de los Galos. En este dia de desesperada<br />
lucha, se equilibraron perfectamente el ímpetu<br />
galo y la firmeza romana, pero un acertado movimiento<br />
de los escuadrones germanos detuvo la<br />
bulliciosa carga de la caballería gala, dando lugar<br />
á que los legionarios desplegasen sus líneas y<br />
cargasen á su vez. Las pesadas masas de la infantería<br />
bárbara no habían aprendido todavía á resistir<br />
este foz-midable choque. Creyéndose repentinamente<br />
envueltos, perdieron su presencia de ánimo,<br />
y rompiendo las filas, huyeron precipitadamente;<br />
pero previéndolo su jefe, les había preparado<br />
una retirada en tres campos atrincherados á sus<br />
espaldas, donde los Galos se rehicieron, pero solo<br />
por un momento; pues habiendo muerto ó quedado<br />
prisioneros muchos de sus jefes, se hizo cada vez<br />
mayor el pánico, viéndose obligado Vercingetorix<br />
(1) Pintare°, César, 26.
á abandonar la defensa de su posicion, y á conducir<br />
las muchedumbres fugitivas á la ciudad de<br />
Alesia. Aquí había, ademas del recinto de la plaza<br />
situada sobre la planicie de una colina muy elevada,<br />
un campamento fortificado que se había construido<br />
con todos los recursos del arte, para 80.000<br />
hombres (1).<br />
César resuelve audazmente atacar c los Galos ei¿<br />
campo trorticado de Alesna. lee este modo fracasó<br />
la temeraria tentativa de acorralar al leon en su<br />
caverna. Pero áun despues de la pérdida de la batalla,<br />
pudo sostener la causa, volviendo los Galos<br />
al sistema de hostigar al enemigo, en el cual<br />
habían perseverado siempre éstos salvo una excepcion,<br />
cm tanta constancia. Si sus grandes fuerzas<br />
se hubiesen dispersado ó puesto fuera del alcance<br />
inmediato de César, devastando el país en torno<br />
suyo, podemos presumir que no se hubiera aventurado<br />
éste á prolongar una guerra indecisa, bajo<br />
el peso de las circunstancias que le apremiaban<br />
ganar las fronteras romanas. La victoria conseguida<br />
últimamente hubiera sido infructuosa; pero el<br />
error fatal de reunir todo el ejército galo en<br />
mismo sitio, y tenerlo aquí como amarrado Igt<br />
poste, ofrecía al general romano la ocasion de una<br />
hazafla audaz y decisiva. Hay pocos hechos de armas<br />
tan rápidos y atrevidos como el llevado cabo<br />
entónces por César, retirándose y volviendo para<br />
atacar al enemigo y terminar la lucha de un golpe.<br />
César lo arriesgaba todo en aquel momento; los<br />
planes de conquista pensados y madurados en la<br />
(1) Beil. Gal., VII, 09. Se supow, que .Alesia es La moíie•na<br />
Alisa, al Oeste de D5-in. Mazmert, P, t7G.<br />
NI!‘:RIVALE.-TOMO
2-21; ---<br />
taiLl ; los desip bnios de engrandecimiento por tanto<br />
tiempo acariciados; su vida, su reputacion todo<br />
lo arriesgaba en esta terrible crisis; pues si entónces<br />
se retiraba á la Provenza, podría esperar á organizar<br />
una nueva invasion; otra serle de campapxlía<br />
devolverle la supremacía que acababa de<br />
perder al otro lado del Ródano; ó podía defar la tarea<br />
para que la terminase su sucesor, apresurándose<br />
á reponer su fortuna en Roma con algun acto<br />
popular de audacia. A pesar de todas estas consideraciones,<br />
vió la flor de las Galias presa por si<br />
misma en un solo campamento, como esperando su<br />
ataque. Calculó sus propias fuerzas, encontrándose<br />
á la cabeza del ejército más poderoso que jamás<br />
había mandado, y las reunió todas para un combate<br />
decisivo, con absoluta y justificada esperanza<br />
en el éxito capital.<br />
Bloquea al enemigo: exasveraciolt de los dos ejérciios.—Los<br />
preparativos de César para llevar á cabo<br />
con éxito su resolucion, se hicieron en proporcion<br />
con la magnitud de la empresa. Construyó una linea<br />
de circunvalácion en torno de todos los trabajos<br />
del enemigo, bloqueando así á un mismo tiempo<br />
el campamento y la ciudad, un ejército de 80.000<br />
hombres y la poblacion de la plaza, aumentada con<br />
una gran multitud de fugitivos. La embriaguez<br />
por sus últimos triunfos, y el despecho por sus recientes<br />
reveses; el gusto á la sangre adquirido en<br />
las carnicerías de Avaricum y de Genabun, el<br />
horror por la matanza de sus compatriotas, en Noviodunum<br />
y en Bibracta; todo lo que habían hecho<br />
y sufrido, se reunía para endurecer el alma de los<br />
legionarios, y despojar á soldados y oficiales de los<br />
sentimientos naturales de humanidad. Tambienlos
'Galos habían tenido sus momentos de triunfo y de<br />
,exasperacion, las mismas causas habían producido<br />
en ellos efectos no ménos terribles; los nervios de<br />
ambos partidos se hallaban en el grado máximo<br />
de tension, y ámbos estaban igualmente preparados<br />
á inferir ó á sufrir rigores extremos.<br />
Los Romanos vencen en, una esclramuza de caballería<br />
y mantienen el bloqueo. .Desesperacion, de los Galos.—Si<br />
con estos sentimientos se miraban ambos<br />
ejércitos desde sus parapetos, los incidentes del<br />
sitio aumentaban diariamente su ira. Compren-<br />
,diendo Vercingetorix la falta que había cometido,<br />
trató de romper las líneas romanas con su caballería;<br />
pero tambien en esta. ocasion los Germanos<br />
consiguieron la victoria , y rechazados. los Galos<br />
4con pérdidas á sus atrincheramientos, se vieron<br />
presa de un gran desaliento. Aumentóse la alarma<br />
de su jefe, que comprendió culn rapidarnente había<br />
de progresar la penuria en un ejército como el que<br />
se hallaba encerrado con él, y por esto no se atrevía<br />
á llevarlo al combate. Mandó una gran parte<br />
,de su caballería con el encargo de recorrer el país<br />
en todas direcciones y de intimar á las tribus y<br />
.ciudades que viniesen en su auxilio; pero esta<br />
operacion río podía producir resultado en el poco<br />
tiempo durante el cual Podía sostenerse en sus posiciones;<br />
y como las operaciones del enemigo se<br />
proseguían con mucha resolucion y decision, se hizo<br />
necesario rechazar la aproximacion del hambre<br />
con medidas extraordinarias. Les jefes galos estaban<br />
animados de la resolucion más desesperada;<br />
hasta se propuso deliberadamente la muerte de séres<br />
humanos para comerlos. Por entónces se rechazó<br />
este horrible consejo pero se adoptó otra alterna-
-228<br />
tiva tan b:irb Ira; la de expulsar de la ciudad y<br />
de los atrincheramientos toda la poblacion no<br />
militar que se había reunido dentro de las líneas;<br />
mujeres y niños, enfermos y ancianos. El general.<br />
romano fué inexorable é inaccesible, en este último<br />
combate á todo sentimiento humanitario, y ordenó<br />
que se rechazase á la desesperada multitud<br />
sobre sus compatriotas á pedradas y flechazos. Estas<br />
pobres -víctimas perecieron de hambre ó de las<br />
heridas recibidas entre los atrincheramientos de'<br />
sus amig y las filas compactas de sus enemigos<br />
(1).<br />
Los Romanos 802d, atacados por vetaguardia por lt2t<br />
ejeri•cito galo, pero lo rechazan, y dits.persan.—Sabiendo<br />
el general romano la llegada de socorros del<br />
enemigo, no sólo había completado una línea de'<br />
ci'l .ounvalacion enfrente de fortificaciones galas<br />
sino que se había atrincherado fuertemente á retaguardia.<br />
Los Estados confederados se apresuraron<br />
enviar refuerzos (¿ rt Vercingetorix, no esperaron<br />
el resultado tardío de una leva, general, que'<br />
hubiera necesitado mucho tiempo para armarse y<br />
equiparse, sino que proporcionó cada cual un contingente,<br />
con arreglo á sus recursos y medios. De.<br />
este modo se reunió un ejército numeroso alrededor<br />
del circuito de los atrincheramientos, romanos,<br />
y un rayo de esperanza brilló sobre los muros de<br />
Alesia, cuando se dió la señal de ataque simultáneo<br />
contra los invasores, desde el interior y exterior<br />
de sus lineas. Los Romanos habían provisto sus<br />
fol.tificaciones de todos los aparatos apropósit&<br />
ij) VII„ 7 8.
,2‘)) —<br />
rara la defensa, arte en que soln.Tsalian como en<br />
el del ataque. Estrechados por la gran superioridad*del<br />
número, y diseminados á lo largo de rneas<br />
de inmensa extension, su actividad y su ciencia<br />
suplieron todo lo que les faltaba, y aunque el peligro<br />
fué inminente, consiguieron rechazar todos<br />
los asaltos. Este conflicto le repitió todos los días,<br />
pero siempre con el mismo resultado. Los sitia-<br />
Aos, animados por la desesperacion , renovaban<br />
el ataque con vigor indomable; y los sitiadores,<br />
ya sea que se hallasen mal armados, ya que estuviesen<br />
mandados por generales mén ps prLcticos<br />
ó se encontrasen enervados por la posibilidad<br />
de la huida, cedieron ante las salidas de los romanos<br />
sitiados, y levantaron por último el campo, retirándose<br />
en desórden.<br />
Vereingetorix ofrece 8ae7Vica2 .3e por si& país.----<br />
Desde entónces fue inevitable el resultado del bloqueo<br />
primitivo. Ya no quedaba más que una alter-<br />
.nativa á los Galos; morir con las armas en la mano,<br />
ó entregarse á la venganza del enemigo exasperado.<br />
En tal estad se ofreció por último Vercingetorix<br />
á entregarse corno rescate de la sangre de la<br />
nacion gala, comprendiendo que si eran vencidos<br />
en batalla, no podían esperar los combatientes ni<br />
la paria gracia alguna, y que si capitulaban, áun<br />
que fuese en el último extremo, podrían arrancar<br />
tal vez algunas condiciones á la prudencia, ya que<br />
no á la clemencia del vencedor, creyendo que podría<br />
aplacarse el rencor del procónsul con un sacrificio<br />
magnánimo. Es cierto que no había sido una<br />
lucha entre dos naciones rivales, pues segun las<br />
máximas de la República, la confederacion de la<br />
alia había sido una conspiracion rebelde. El mismo
Vercinetorix se había algun tiempo humillado<br />
al poder del gobierno usurpador; era personalmente<br />
conocido (le César, había recibido de él favores,<br />
v estaba destinado para un escarmiento seña-<br />
-lado, tanto por lo que se consideraba como una.<br />
traicion, como Por su encarnizada hostilidad hacia<br />
Roma. Era una antigua supersticion en_ muchas<br />
naciones que el sacrificio voluntario del jefe era<br />
aceptado por los dioses como una expiacion por el<br />
pueblo; y Vercingetorix que había sido el principal<br />
instigador á la vez que el jefe mlís importante<br />
de la insuixeccion, reclamaba ahora el honor de<br />
ser su última víctima.<br />
Se entreq(1 eVear.—Los Galos se conmovieron<br />
ante la grandeza de alma de su héroe, y ántes de<br />
aceptar su magminimo ofrecimiento, enviaron una<br />
diputacion á César Para negociar los términos de<br />
una capitulacion, pero la respuesta fuó dura y de<br />
mal augurio. Exigió que se rindiesen los jefes, que<br />
se entregasen las armas, y que todo el ejército se<br />
sometiese discrecion al jefe romano. Con toda la<br />
valerosa alegría de su raza, se puso Vercingetorix<br />
su más explendida armadura, y montó en su mejor<br />
caballo. César había formado sus tropas al frente<br />
de sus líneas, y se sentó para recibir á su cautivo.<br />
El Galo mandó abrir las anchas puertas de su campamento,<br />
y se lanzó galope en el espacio que<br />
quedaba libre, en actitud de un guerrero cargando<br />
al enemigo, y al llegar cerca del asiento del procónsul,<br />
hizo girar con destreza á su caballo, y volviendo<br />
de nuevo al mismo sitio, saltó á tierra y depositó<br />
sus arm' as á los pies del vencedor. Todo el<br />
ejercito se conmovió y admiró, pero César yerma<br />
neció frío é impasible.
— 1:2 —<br />
Rigor de César y suerte cruel de Vereinyetoi<br />
El general romano había apagado ahora el foco de<br />
la resistencia, y cualquiera que fuese el tiempo necesario<br />
para su pacificacion, alejaban todo peligro<br />
la indulgencia y la severidad unidas. César calculaba<br />
todos sus movimientos, y en esta crisis de su<br />
fortuna no se dejó guiar por ningun impulso de<br />
magnanimidad impolítica. A fin de hacerse bien<br />
quisto al populacho romano, guardó al campeen de<br />
la Galia para que adornase su triunfo, y para calmar<br />
la avaricia de sus soldados, dió á cada uno de<br />
ellos un cautivo como esclavo. Todos los Arvernos<br />
y los Eduos que se encontraban entre ellos fuíJron<br />
puestos en libertad, con objeto de que sus compatriotas<br />
volviesen á su sumision. No sabemos que<br />
se castigase á, los demás jefes galos, y abrigamos la<br />
esperanza de que esta circunstancia que arroja una<br />
sombra siniestra sobre la reputacion de generosidad<br />
de César. quedó al pénos pura de la mancha que le<br />
hubiera impreso el espíritu de venganza. Queda,<br />
sin embargo, lo peor por decir. En el sitio donde el<br />
carro triunfal volvía á la izquierda para empezar<br />
la ascension de la colina del Capitolio, había otro<br />
camino que en direccion opuesta conducía, la, prision<br />
de Estado, abierta en la roca viva. Los nobles<br />
cautivos que habían seguido hasta entánces<br />
el carro del vencedor, eran sacados de la proeesion<br />
y muertos en el ,fatal calabozo, en el mismo<br />
momento en que el héroe entraba en el templo de<br />
Júpiter. Tal había, sido la costumbre de la República<br />
desde el tiempo de su barbarie original; la antigiiedad<br />
y tal vez la supersticion la habían consagrado,<br />
sin que la suavizase el progreso de la civilizacion;<br />
y de esta manera sufrió> muerte el
.1') • I<br />
bravo VercingetoriÑ, despues d1-. años de rechision<br />
ebd iones posteriores en al gunas ornar eco) de la<br />
Galia. Octava y 0,1tima C ln .paiia de Ce'tslar—La política<br />
de conciliacion adoptada, entrices por el procónsul<br />
respecto de los Arvernos y los Edi.ios, fué coronada<br />
:11 parecer del mis brillante éxito. La clase gober-<br />
Dante de estos Estados se había visto arrastrada zri<br />
S guerra contra su propia inclinacion y la elevaclon<br />
de Vercingetorix al mando spremo había<br />
sido origen de las mayores envidias entre los jefes<br />
de ambas tribus, por cuya razon se sometieron de<br />
buén grado, y hasta tal vez con alegría, al yugo de<br />
Roma. El espíritu de resistencia no se había, sin<br />
embargo extinguido del todo en otras partes de la<br />
Galia. Los gobiernos mejor organizados abandonaron<br />
ciertamente en su mayoría una lucha ruinosa<br />
y sin esperanzas. pero en todas partes, donde como<br />
entre los Caruntos, predominaba un solo jefe, y<br />
donde era omnipotente la autoridad de los druidas,<br />
las llamas ahogadas encontraron pábulo en tl seno<br />
de una poblacion agitada, y continuaron surgiendo<br />
(1) Don, XL, 41 (A),),` EL)(3k 12-rics, val 1; n-&.<br />
,77.nitzcce ti.14& ernbcTEcvs.) Del mismo modo fué<br />
s:wriliea(io el general Samnita C. Pontius en el triunfo de<br />
Q. Fabio (urges. A.464, de la C. Iugurta fué preso y muerto<br />
A. 650, de la C.: pero Perseo y otros enemigos vencidos<br />
rueron puestos en libertad (Y. Ciceron in Ver)'„ Y. 30).<br />
«At etiam qui triumpliant coque diutius vivos hostium duces<br />
servant, ut his per triumphum ductis pulcherrimum spectaculum<br />
fructumque, victoria l populus Romanus percipere<br />
_possit; Lamen curn de foro in Capitolium cumun flectere incipiunt:<br />
irlos duci in carcerem jubent; ideen que dies et victoribus<br />
imperii et victis vitro finen facit.» Convendría observar<br />
sín embargo, que Mon Cassio es la única autoridad para este<br />
hecho, y que sus acusaciones de crueldad contra César, se encuentran<br />
amenudo desmentidas, allí donde pueden ser comparadas<br />
con otros testimonios..
nuevos ejércitos con inagotable abundancia . Por<br />
falta de una buena direccion, sin duda ,volvian<br />
caer en el mismo desconcierto y desunion que habían<br />
paraliza rlo sus primeros esfuerzos de defensa<br />
(1). César voló de un Estado á otro con la extraordinaria<br />
actividad cine siempre le distinguió,<br />
y destroyó á los Biturigos, en una incursion que<br />
hizo á su territorio en el rigor del invierno ()). Apénas<br />
había vuelto á sus cuarteles, cuando se lanzó<br />
sobre los Carnutos. venció toda oposicion y arrojó<br />
á los descontentos al otro lado de las fronteras.<br />
buscando éstos un refugio bajo las banderas de los<br />
Belgas (3).<br />
César devrota d los Belovacos aceioN su sumísion.—En<br />
esta parte de la Galia que había tornado<br />
la parte menor en las terribles campafias .de los dos<br />
arlos últimos, fué donde se organizó mejor y más<br />
eficazmente la resistencia á los Romanos. Por una<br />
parte se unieron los Belovacos los Suesiones,<br />
como no tenían ciudades fortificadas que les animasen<br />
á desafiar la ciencia militar de sus enemio'os<br />
se reunieron en gran número en una posicion<br />
(1) Auctor, Bell. Gal , VIII. 1. En el libro de Los cx- -<br />
mentaros sobre la guerra de las Galias, tenemos por gu'a<br />
á César mismo. Suetonio atribuyó este libro á uno de sus oficiales,<br />
Aula Hirtio (fui., 5►), El estilo se parece al de César,<br />
pero es inferior en elegancia y claridad; más es como los libros<br />
anteriores la obra de un testigo ocular, y parece igualmente<br />
digno de crédito. En este capitulo da el autor por razon<br />
de la guerra de escaramuzas á que volvieron los Galos despue.s<br />
de la pérdida de Vercingetorix, su desesiy:,racion de no podc'<br />
triunfar del enemigo en un combate general, y su esperanza<br />
de fatigar sus tropas atacándolas en detalle. Es mas verosimit<br />
que la pérdida del único jefe que logró unirlos en una empresa<br />
coman, era irreparable.<br />
(2) Idem, 2. Empezó su mareln el último dia del año-<br />
«Pridie Kal. Jan, ab oppido Iflbracte proticiscitur.»<br />
(3) 'dem, ibid, 3-0.
..;‘;<br />
rnny fuerte naturalmente, una colina • encerrada<br />
en espesas selvas y rodeada de pantanos infranqueables.<br />
Por otra parte, orgullosos siempre los<br />
Treviros con su aislamiento, desafiaban al enemigo<br />
á que pisase su territorio. César emprendió la<br />
tarea de reducir al primero de estos adversarios,<br />
y confió Labieno la del segundo. Hizo caminos á<br />
través de los pantanos, levantó líneas de atrincheramientos<br />
enfrente del enemigo, le arrojó de todas<br />
las posiciones, que ocupó sucesivamente para<br />
evitar ser cercado y la suerte de las víctimas de<br />
Alesia, y le oblig(') por último á, aceptar un combate<br />
general, crisis que acababa siempre por decidir<br />
toda campaña gala. Completamente desechos y batidos,<br />
habiendo perdido á su rey Correo, y gran<br />
parte de sus combatientes, se apresuraron los Belovacos<br />
á excusar su rebelion, alegando que el Senado<br />
no podía resistir la influencia que el soberano<br />
tenia sobre la multitud. Es verosímil esta excusa,<br />
pero envino á, César rechazarla severamente, al<br />
mismo tiempo que hacia alarde de su clemencia<br />
perdonando 11 la nacion que había de humillarse<br />
tan completamente (1).<br />
I-Vitem derrote de los Treviros y de los F,burones:<br />
vence una rebelion de los ..Nctones.--Mientras tanto,<br />
había conseguido Labieno derrotar igualmente las<br />
fuerzas de los Treviros (2), reduciéndose tambien<br />
muy pronto lá, campaña de Bélgica á ese género de<br />
guerras irregulares para la que era tan -aproposito<br />
la comarca. Comrnio, el Atrebata, la cabeza<br />
de una banda de ginetes que manteníapara sa-<br />
(1) Anctor, Beul. Gal., VII, 0-.)?.<br />
(2) Diem, ibid., 2:-1Ç
. •<br />
quear los convoyes ó las estaciones romanas, huyó<br />
constantemente de todos los sitios, y Ambiorix<br />
continuó estimulando el celo del, corto número de<br />
Eburones que quedaba, hasta que concluyesen por<br />
último en una segunda matanza. Al Oeste . de la<br />
Galia, enmedio de síntomas manifiestos de un levantamiento<br />
general contra los Romanos, se operó<br />
una adhesion muy importante en favor de éstos,<br />
con la adhesion á su causa de Duratius, uno de los<br />
principales jefes de los Pictones (1). Labieno tomó<br />
y ocupó á Lemonum capital del país, teniendo en<br />
jaque al mismo tiempo á los Andios y á los Armoricanos.<br />
Las tribus limítrofes se reunieron en gran<br />
numero para sitiarle; pero se le enviaron todas las<br />
tropas romanas disponibles, y en una *gran batalla<br />
que se dió á orillas del Loire, quedaron completa-<br />
mente desechos los confederados.<br />
Toma de Uweloolunum, última plaza fltertl? de los<br />
Galos.—Despues de dispersarse esta multitud, todavía<br />
quedó bajo las banderas de un jefe llamado<br />
Drappes una pequeña banda (2) que los Romanos<br />
calificaron de ladrones, fugitivos y esclavos, unido<br />
. solamente por la esperanza del pillaje é indignos<br />
del derecho comun de la guerra. Esta pequeña<br />
tropa atravesó rápidamente el país hacia el Sur, y<br />
se preparó á atacar la frontera Noroeste de la provincia.<br />
Los que la formaban, creían encontrar apoyo<br />
y simpatías en varias partes, especialmente en<br />
Aquitania, pero la rápida llegada de dos legiones<br />
mandadas en su persecueion les obligó á abandonar<br />
su atrevida empresa, y z yt, encerrarse en la pla-<br />
Auter, Bell, Gal.<br />
C-2/ Idea), ibid., 30.
216<br />
za de Uxelodunum doncli hicieron una resistencia<br />
desesperada. César mismo se apresuró á venir<br />
del Norte para dirigir el sitio, pues era la última<br />
empresa importante que quedaba Por concluir, y<br />
puede decirse que la conquista de la Galia acabó<br />
con la toma de esta fortaleza (2).<br />
César trata al enenzijo con severidad. Pacificacion<br />
final de la Gala. El procónsul que había adoptado<br />
entónces como línea de conducta política calmar<br />
á fuerza de indulgencia las pasiones de los jefes<br />
y de los Estados regularmente organizados de<br />
la Galia, hizo un ejemplo severo con la canalla cogida<br />
en TJxelodunum. No los mató, ni los vendió<br />
como esclavos, pues en ambos casos no hubiesen<br />
sido vistos por sus compatriotas, y se hubiese olvidado<br />
pronto el castigo. Como recuerdo más duradero<br />
de sus crímenes y de la justa sentencia que<br />
les aplicaba, les mandó cortar la mano derecha, y.<br />
los dej, así mutilados, á la compasion de sus vecinos.<br />
Gutruato, jefe rebelde entre los Carnutos, fué<br />
sacrificado por las exigencias de sus soldados, y al<br />
ordenar estos actos de rigor, tenia César conciencia<br />
de su reputacion de clemencia, como observa friamente<br />
su historiador, y le bastaba con que nadie<br />
sospechase que obraba por crueldad personal (3).<br />
Commio, campeon de los Atrebatas, que inspira<br />
por sus aventuras novelescas más interés que la<br />
mayor parte de los jefes sus colegas, fué Perdona-<br />
(1) U.xellodunum, el Puy. Ú Pucci' de Usolle en el Querey,<br />
departamento del. Lot. Thierry, Gaulois, III, 193; De Auville.<br />
(2) Auctor, Bell. Gal., VIII, 43; Plutarco, 75.<br />
(3) Auctor, Boll. Gal., VIII, 38, 44: «Clesar cuan suam leni-<br />
tatem cognitamomnibus sciret, neque vereretur ne quid crudelitate<br />
naturce videretur asperjes fecisse, etc.<br />
•
111<br />
do con honrosas condiciones. Labieno se habíaportado<br />
con él de una manera pérfida; so pretexto de<br />
que la repetida rebelion del jefe galo justificaba<br />
todas las traiciones por parte de sus enemigos, le<br />
envió á Voluseno para que celebrase con él una<br />
conferencia amistosa, y aprovechase esta ocasion<br />
para asesinarle (1). Herido en la cabezay casi aturdido,<br />
sólo se salvó el Galo por la prontitud de los<br />
de su escolta. Mitad por preocupacion, mitad por<br />
resentimiento, miró ya siempre á los Romanos con<br />
un horror invencible, y no consintió tampoco en<br />
volver á ver ninguno para tratar de la ij az. Este<br />
mismo Voluseno fué el encargado de perseguir al<br />
Atrebato de fortaleza en fortaleza, y la excitacion<br />
producida por esta especie de caza, aumentó su<br />
ódio recíproco. Reducido constantemente Commio<br />
la mayor estrechez, consiguió escapar siempre<br />
de su perseguidor pero habiéndose aproximado<br />
una vez Voluseno demasiado imprudentemente á<br />
su presa, se revolvió el jefe acorralado y le atravesó<br />
el muslo (2). M. Antonio que maridaba entónces<br />
en Bélgica, tenia prisa por concluir estas hostilidades,<br />
pues los dos partidos se hallaban igualmen-<br />
te fatigados de una lucha<br />
y por consiguien-<br />
te, se cambiaron y aceptaron proposiciones de reconciliacion,<br />
estipulando solamente Commio que<br />
en el arreglo amistoso de las condiciones no se le<br />
obligase nunca á ponerse en presencia de un Romano<br />
(3).<br />
.Deseripeion que latee21 7,o,Ç escritores aiitignos del<br />
•••■•■••<br />
(1) .\ u ter. BOL Gol., H.<br />
(?)<br />
(3) idelti. ¿bid.
estado á Dte quedó reducida la Cali a .—E1 último libro<br />
de los Comentarios sobre la guerra de los Galos,<br />
que tanto tiempo nos han servido de guía, es<br />
obra de uno de los oficiales del procónsul, y no es<br />
verosimil, por otra parte, segun el caráctar del documento<br />
que nos ha dejado César, que si él hubiese<br />
completado la obra por si mismo, se hubiese<br />
complacido en satisfacer nuestra curiosidad con<br />
una descripcion general del estado de la provincia,<br />
al terminar sus ocho años de trabajo. Un escritor<br />
de época anterior ha creido conveniente embelle:<br />
cer una sucinta relacion con una pintura que heriría<br />
más nuestra imaginacion, si los colores fuesen<br />
más naturales: «Que se imagine el lector, dice<br />
02'08i0 (1) la figura lánguida y exangüe de la Galia<br />
en el momento en que sale de una fiebre ardiente<br />
y de una inflarnacion de sus partes vitales; obsérvesc;<br />
cómo está, delgada y pálida, y yace sin esperanza<br />
y sin fuerza; cómo terne mover hasta un<br />
miembro por temor á una recaida más peligrosa,<br />
cómo el ejército romano se abalanzaba sobre ella<br />
como un mal más fuerte que el más vigoroso paciente,<br />
que se exaspera tanto ris cuanta más resistencia<br />
encuentra. La sed que la consumía era su<br />
impaciencia porque la pidiesen prendas de su sumisiou<br />
á una perpétua servidumbre; la lib ertad era el<br />
dulce y refrigerante bre-vage que ansiaba , y as i-raba<br />
ardientemente despues las aguas que se la<br />
ocultaban.» O que este mismo lector haya recurrido<br />
á un pasage de carácter muy diferente, la fria y<br />
seca enumeracien de Plutarco, la cual lleva al parecer<br />
la impresion de las palabras del mismo Cé-<br />
(I) Orosio, VI, 12 (V. li hierry, Gaulois, III, 206.
sar (1): «Tomó por asalto más de ochocientas ciudades,<br />
deshizo trescientas naciones, y vino á las<br />
manos en diferentes encuentros con tres millones<br />
de enemigos, de los cuales mató un millon en batalla<br />
é hizo igual número de prisioneros.» Cualquiera<br />
de estos dos documentos que se encuentre<br />
el más expresivo, comprenderá el lector que ellas<br />
dicen bastante para dar cuenta de la prolongado<br />
postracion de las fuerzas de la Galia á partir de<br />
esta época, y de la resignacion, casi pasiva, con<br />
que se sometió al establecimiento y desarrollo de<br />
la administracion provincial.<br />
(1) Pintare° Cés., '75.
CAPITULO XIII.<br />
*....weeaw■<br />
Pompeyo, como cónsul único emprende la reforma de los abusos .—Su<br />
derrota.—Se une de nuovo á, la oligarquía,casándose con la hija de<br />
Eszipion.—César intriga para obtener el consulado antes de abandonar<br />
.su provincia.—Ciceron acepta el gobierno de Cilicia.—Su adminis<br />
tracion civil ymilitar.—Tratan los nobles de quitar su mando á César.-31.<br />
Marcelo le insulta castigando á un Galo traspadano.—Pomp3yo<br />
cae enfermo.—Alegria por su restablecimiento.---Césarse concilia<br />
á los Galos.—Fuerza y composicion de su ejército.—Su popularidad<br />
entre los Widad gs.-03rÜter del joven Curion.—Su adhesion á los<br />
intoreses de César,—Se recibe á, este con aclamacionn en la Galia cisalpina.—Establece<br />
sus cuarteles en Rvena. —Ofrece una transaccion<br />
al Senado.---Esto rehusa y le intima que resigne el mando.—Se interponen<br />
los triunviros. —Se les amenaza con la violencia.—Estos huyen<br />
ent("inces al campo de César.—A. 702-701 de la C.: 52-50 antes de J .C.<br />
Paiwielo entre Poinpeyo y S< da. (A. 702 de la<br />
C.; 52 Intes de J. C.; Al tomar posesion. del cargo<br />
como cónsul único, sometía Pompeyo su reputacion<br />
de hombre de Estado á una prueba decisiva. Su<br />
posicion era en la esencia la de un dictador, aunque<br />
sin lo odioso del nombre; solamente que en<br />
cambio del poder irresponsable que constituía el<br />
rasgo característico de esta funcíon extraordinaria,<br />
no se esperaba de él ménos que elque dirigiese<br />
la corriente de los negociospúblicos de manera que
241<br />
volviese á los caminos trillados que había abandonado;<br />
que diese juventud y vigor ci una república<br />
en decadencia, y que restaurase el espíritu de una<br />
constitucion que no sobrevivía al parecrr que<br />
en formas y en tradiciones. La obra de Sila, era la<br />
que los nobles le ponían ante la vista, porque aún<br />
alimentaban la vana esperanza de que poseía el<br />
génio y el deseo de restaurar una supremacía oligarquica,<br />
imposible por la marcha de los acontecimientos.<br />
Sin embargo, si el campeon que habían<br />
llamado en su auxilio tenía la ambicion de manejar<br />
el poder de su antiguo patron, sus motivos eran<br />
puramente personales y egoistas. El dictador se<br />
había apoyado con fé ciega en los principios de su<br />
faccion, y el ascendiente de su clase era el fin<br />
que había consagrado su carreya, haMndose tan<br />
dispuesto á ser el martir como el campeen de su<br />
símbolo político. Si difería el espíritu de estos dos<br />
hombres, lo mismo sucedía con la grandeza de sus<br />
miras y el vigor de la ejecucion. Sila veía con cierta.<br />
indiferencia los verdaderos males de su época y<br />
• los remedios convenientes, pero comprendía por lo<br />
menos la responsabilidad que asumía; sostuvo<br />
su propósito ostensiblemente de MI modo inmutable,<br />
;yr trazó<br />
•<br />
una constitucion completa, al menos<br />
relativamente, con dos ó tres vigorosos rasgos haciendo<br />
una obra maestra, sólida, completa y que<br />
realizaba su idea.<br />
Pompeyo, por el contrario, se Emití') á paliar algunos<br />
abusos demasiados notables. No profundizó<br />
nada, cortó por el momento algunos escíndalos.<br />
pero no intentó en manera alguna cortar los males<br />
de raíz. Solamente en un punto obraron del mismo<br />
modo el dictador y el cónsul único, y fue en no so-<br />
MERIVALE.—Tnmu 15
— 212 —<br />
meterse á -ninguna de las trabas con que sujetaron<br />
sus compatriotas. En su celo por la reforma social,<br />
Labia promulgado Sila nuevas y severas leyes<br />
contra la violencia, la inmoralidad y la extravagancia,<br />
al paso que personalmente era célebre<br />
por los gustos frívolos y las pasiones licenciosas á,<br />
que se entregaba (1). Los correctivos que aplicaba<br />
Pompeyo á los abusos sociales eran de un carácter<br />
más ingenioso, pero á pesar de ser tan escrupuloso<br />
en materias de decoro público, no pudo dejar violar<br />
sus propias leyes por los intereses pasajeros<br />
de la política (2).<br />
Reformas introducidas por _Pompeyo.—Los medios<br />
que inventó el cónsu i„ para sustraer á los tribunales<br />
políticos de una influencia ilegítima, eran<br />
extremadamente frívolos. Se dice que escogió en<br />
los tres órdenes privilegiados las personas que podían<br />
sortearse para ejercer las funciones de juez.<br />
Esta eleccion pudo tener por efecto purgar los<br />
tribunales de sus miembros más necesitados y más<br />
claramente corrompidos; pero la venalidad. y la<br />
parcialidad eran vicios comunes á los más nobles y<br />
á los más abyectos, y las fuentes de la justicia no<br />
podían purificarse realmente contentándose con<br />
separar la espuma de la superficie. La disminucion<br />
del número de los abogados, y la limitacion del<br />
(1) Duruy, [Est. de los _nom., II, 297.<br />
(2) Tácito, Ann., III, 28: «Tum Cn. Pompeius tertium consur,<br />
corrigendis moribus delectus, et gravior .remediis quam<br />
delieta erant, suarurnque legum auctor ídem tq ue subversor<br />
qua armis tuebatur, armis amisit.» Es curioso ver á la aristocracia<br />
de una época tan posterior, conservar todavía la conviccion<br />
de que los males del tiempo no eran tan grandes como,<br />
Pornwlyo se complacía en representarlos, y que éste hizo,.<br />
traicion á sn partido con la extcnsion que dió á sus reformas.
:) • ±,)<br />
discurso del acusador á dos horas y del defensor á<br />
tres eran pequenas reformas de precedimiento, pero<br />
esta última es notable por la importancia que<br />
se la concedió desde luego, constituyendo como<br />
una época de la elocuencia forense (1), y puede<br />
verse en ella un síntoma del deseo que tenian<br />
los homiires sabios y reflexivos de disminuir el peso<br />
ilegítimo de la retórica y de sus llamamientos á<br />
las pasiones. Era ademas un artificio usado para<br />
impresionar á los jueces, presentar en favor del<br />
acusado los testimonios y protestas de hombres<br />
distinguidos. Una carta de César ó de Pompeyo<br />
expresando su afecto hacia el culpable, la conviccion<br />
de su inocencia, sus votos por su absolu.cion,<br />
podía leerse en pleno tribunal con gran efecto<br />
sobre las partes interesadas en cuyas manos estaba<br />
la decision (2). Este otro instrumento del arsenal<br />
de la corrupcion fué tambien considerado por<br />
(1) Autor de Caus. Con-. Eioq., 38. El mismo Ciceron conideró<br />
al parecer esta restricción como razonable y conven<br />
te (B'r'ear., 94).<br />
(2) Aseonio, en su comentario sobre la defensa de Ciceion<br />
por Scauro (A. 700 de la C.) cita aparentemente segun los documentos<br />
del proceso, los nombres de los personajes que prestaron<br />
su influencia, del modo siguiente: Laudaverunt Saruni<br />
consulares novem, L. Piso, L. Volcatius. Q. MetellusNepos, M.<br />
Perpe.P-na, L. Philipus, M. Cicero, Q. Hortensi lis, P. Servil izas<br />
patEr. et Cn. Pompeyus Magnm. llorurn magna pars per labellas<br />
laudaverunt qui aberant, inter (ritos Pompeius quoque: nam<br />
quod erat pro consule, ' extra nrhem morabatur. Unus pi'írterea<br />
adoleseens, lauda vit, frater e.jus, Faustus Cornelius,<br />
Élius. Is In laudatione multa burniliter et cum lacrymis loen<br />
tus non minus audientes permovi t, quarn Scaurus ipso pernioverat.<br />
Ad genua judicurn, cura se::tentiT ferrentur, bifariam<br />
se di-iserunt qui pro eo rogabant: al) uno latiere Searus ipso, et<br />
Gil -brío sore .r . filiuJet Paulus, et P. Lentulus, Lentuli Nigri<br />
Flaminis Mins, et JEmilius Buca 1►1 .1us. et C. Memmi‘us.,<br />
Fausta natusi, suplicaverunt: ex altera parte Sulla FalLsttls<br />
l'yate]: Seauri, et F. Mido, et T. Pe lue-Pus, et C. Cato,<br />
et ectavius Lena zz. (.1.T.Irtianus4.>>
i ck;usul como objeto digna de sus espaciosas relomas,<br />
y por frívolas que fuesen en sí mismas,<br />
contribuían ;'L destruir la orgullosa independencia.<br />
del sistema judicial, que había permitido á los jue lces<br />
y t los abogados repartirse los papeles, desaSaudo<br />
la vez al gobierno y los clamor popular.<br />
A pesar de las reformas parciales que se ha -<br />
bían verificado en tiempo de Sila, las gnestiones<br />
perytm eran todavía la fortaleza del monopoli<br />
aristocriaico. Todo ensayo, aunque superficial, p<br />
corregir las, contribuía á revelar la irregularidad<br />
de sus operaciones. Degradados en la consideracion<br />
pública, perdieron su antigua influencia sobre los<br />
sentimientos de los ciudadanos, y la intrusi')n de<br />
los soldados armados en el proceso de Milon, aunque<br />
adoptada solamente por las exigencias del momento,<br />
y sin ulteriores miras, indicaba en realidad<br />
de una manera significativa, que el ascendiente de<br />
los nobles había dejado de existir para siempre<br />
bajo la dominacion de los generales y de los dictadores.<br />
conduetk, al frente de los negocios.—No puede<br />
suponerse que obrase Pompeyo en estas reformas<br />
premeditando hacer traicion al partido á cuyos intereses<br />
estaba ligada su fortuna. Creía que su elevada<br />
posicion no estrivaba más que en la opinion<br />
pública, y al llenar sus funciones de reformador del<br />
Estado, se proponía sostener la influencia del Senado,<br />
antiguo enemigo de César, tanto como le fuera<br />
posible sin sacrificar su propia popularidad. Contentá<br />
base con los elogios debidos á lospaliativos especiosos<br />
imaginados contra los abusos condenados<br />
hacía mucho tiempo, y no entraba ni en. sus aspiraennes<br />
ni en su prevision el echar los cimientos de
— 245 —<br />
un nuevo sistema político. Persuadió á sus amigos<br />
de que el abandono de Milon, cuya popularidad en<br />
su partido y su abnegacion sin reservas por este<br />
último excitaba su envidia, era un sacrificio necesario<br />
para cubrir las apariencias; pero despues de<br />
haber hecho esta concesion especiosa á las exigencias<br />
de la ley ultrajada, tenía prisa el cónsul por<br />
demostrar la imparcialidad de su justicia, y activó<br />
las persecuciones contra los amigos aig.os de<br />
Clodio que estaban complicados en las revueltas.<br />
Milon se había creado muchos enemigos entre los<br />
nobles; el historiador Salustio conservaba el resentimiento<br />
de una afrenta privada, y se había<br />
mostrado corno uno de los más encarnizados en pedir<br />
z't gritos su condena. Sexto Clodio había evitado,<br />
sin embargo, con cuidado todo acto que pudiese<br />
comprometerle en la acusacion de sedicion; pero<br />
menos prudente ó afortunado, fue acusado y condenado<br />
por perturbador de la paz pública, y en<br />
cuanto concluyó el alio de su cargo, los tribunos<br />
Pompeyo Rulo y Munacio Planeo, ámbos de casas<br />
ilustres, fueron citados ante el tribunal. El reFor<br />
orador no dió un paso para evitar el castigo del<br />
primero, pero condescendió en escribir una carta<br />
en pró del segundo, para que se leyese ante los<br />
jueces, usando así de su influencia, precisamente<br />
del modo que prohibían expresamente sus mismos<br />
decretos. Este modo inconveniente de proceder<br />
ofendió profundamente, pues era tanto una infrae-<br />
Gion manifiesta de la ley corno un acto grosero de<br />
parcialidad, y Caton la denunció con toda la auto-ri(lad<br />
de su reputacion inmaculada (1). El acla-<br />
val. max., VI, 2, 5: «Hule facto perona admirationem
s-1 aprovech ó de esto para recusarle del nturle.<br />
ro de los j ueces; pero aún cuando se admitió su reclamacion.<br />
no dejó de ser condenado por mayoria<br />
de vot,,s. En este repentino cambio hacia la pare_<br />
r7q v 11, lealtad, fueron generalmente condenados<br />
los acusados que recusaron z't Caton: tanta era la<br />
presuncion de culpabilidad cuan lo se temía la seatencia<br />
de un juez, cuya integridad se halial)a tan<br />
alta en la estimacion publica (1). El ano del consulado<br />
de Pompeyo se distinguir por los muchos<br />
casos en que se investigó judicialmente la conduc•<br />
ta de hombres de todas las opiniones políticas.<br />
Promulgó una ley para activar la persecucion de<br />
todos los procesos de corrupcion con que habían<br />
sido amenazados los diversos candidatos desde el<br />
a-rio 699, (2), y se adoptó una curiosa disposicion<br />
para estimular el celo de los acusadores que disminuía.<br />
Convencido el culpable de un crimen an:11-<br />
10,9-,o, podía obtener la absolucion de su castigo,<br />
formulando y probando una acusacion contra<br />
otro (3).<br />
Buenas resultados de su admin,i«mcion .—Parece,<br />
sin embargo, que la alianza de Pompeyo con el Se-<br />
ademit: nain qum in alio audacia videretur, in Catone íidueia<br />
cognoseitur.»<br />
(1) Plutarco, Caí. Min., 48: I)ion, loc. cit.<br />
(2 Plutarco, Cat. Min., 48. Era en (1 afio del segundo consulado<br />
de Pompeyo (Apiano, Bell. sir.. 23), amplía el valor<br />
retrospectivo de este acto hasta su primer consulado en M<br />
Dfeee que los ami •os de César se quejaron del ultraje que ,s(1<br />
hacía á su patrono, colocando su consulado en un periodo<br />
marcado por su corrupcion, y tal vez por este razon se restriu-<br />
'M su límite. Hoeck, 1?,ómiche Geschichte, I, 140.<br />
(3) Este privilegio continuó en tiempo de los emperadores<br />
y tendió á aumentar el número de los delatores. Tácito,<br />
Ann., VI, 7. «Sed Mirfficius et Servceus damnati indicibus ac-nesepe.»
247<br />
nado y su alejamiento de César demostrado con su<br />
conducta, prestarían nueva vida y salud á las funciones<br />
del gobierno. No solamente se armó el cónsul<br />
para asegurar con la fuerza la ejecucion de las<br />
leyes, sino que previno su violacion prohibiendo á<br />
los ciudadanos que llevasen armas dentro de Roma<br />
(1). Al librarse á la vez de Milon y de Clodio, al<br />
mismo tiempo que de muchos de sus partidarios<br />
más turbulentos, se limpió el foro de las bandas<br />
-tumultuosas que tanto tiempo habían entorpecido<br />
los negocios públicos. Los tribunos aprendieron á<br />
ser más circunspec tos en su oposicion, y el pueblo<br />
que ya no estaba acariciado ni amenazado por demagogos<br />
rivales, se hizo más acomodaticio y trata.<br />
ble. Así empezó la tiranía militar que el cónsul y<br />
el Senado introdujeron virtualmente en la ciudad,<br />
debiéndose tal vez el triunfo del cónsul, tanto al<br />
buen deseo de los ciudadanos como á la energía que<br />
desplegó. El encargo que recibió de proveer á la<br />
subsistencia de la ciudad le proporcionó ocasion y<br />
medios de distribuir granos á la plebe, uso que había<br />
tornado origen en la legislacion de C. Graco (2),<br />
y que la astuta política de Caton había puesto á<br />
servicio del ascendiente senatorial. En sus manos<br />
había servicio para calmar la irritacion del pueblo<br />
cuando la derrota de los partidarios de Catilina (3);<br />
y aunque acontecimientos pcsteriores demostraron<br />
hasta qué punto era fatal esta costumbre á las<br />
(1) Plinio, Hi.s.t. nat.. XXXIV. 39. Si hemos de tomar las<br />
-palabras á la letra, hasta prohibió guardar armas: »Magni<br />
Pompeii in tedio consulatu exstat edictum, in tumultu necis<br />
Clodiance, prohibentis ullum telum esse in urbe.»<br />
(2) Cliceron,/vo Sest., 48.<br />
(3) Plutarco, Cae. 26; véase Hoeck. R. G., 1,112.
a<br />
de la naio cn, él<br />
bertade,c4 y 111-tt 1a,<br />
concilió p'<br />
por Cl momento<br />
con los gobiernos que q la<br />
la<br />
ro » Irían. haciéndose un escudo en manos de los<br />
aligarcas contra los ataques de los demagogos, y<br />
no pudieron impedil. que se empleasen, a pesar de<br />
las advertencias de Ciceron y de los ml'ts expertos<br />
hombres de Estado<br />
Descontento Poiveyo di? m posicio22, bibsca la aliarza<br />
de la oligarqui.—No se euganaba, Pompeyo, sin-<br />
Ilml)argo, y conocía lo vano y poco sustancial de las<br />
reformas que había imaginado, no pudiendo consolidarse<br />
el poco bien que había hecho, sino con la<br />
fuerza militar que realmente servía de base. Algunos,<br />
meses bastarían •para revelar •la impostura,<br />
y el fin de su cargo extraordinario sería saludado<br />
corno la destitucion dé un tirano. Cualesquiera que<br />
fuesen sus capacidades en la direccion (le los negocios,<br />
y por libre que estuviese de las pasiones que<br />
oscurecen con tanta frecuencia .• el juicio de los<br />
hombres de Estado, carecía (le avaricia y sensualidad,<br />
teniendo pocos odios ni parcialidades personales,<br />
no siendo innos cierto que su carzcter no ejer!<br />
cía ningun ascendiente sobre los denll'ts. Siempre.<br />
artificioso, no tenía el talento de ocultar su artificio;<br />
era sospechoso á todo el mundo y no se podía<br />
imponer ;1 nadie. Su naturaleza moral era tan repulsiva<br />
para los que estaban con él, como atractiva<br />
la de su ilustre rival. El comprendió que su consulado<br />
único era después de todo una caida, y se<br />
apresuró á rechazar la responsabilidad de un poder<br />
inútil; y al romperse su alianza con Césarpor la<br />
(I) (7,,e(ror.., loc. cit.; ad AL, I, 16: 4411a concionalis hiruda<br />
morar; i rn jejuna »
19 —<br />
muerte de Julia, resolvió retroceder en su camino.<br />
y unirsepor otro matrimonio á los jefes de<br />
la -soli<br />
garquía.<br />
Se casa con Cornelia y asocia á su padPe Escipion<br />
en el consulado. —Pompeyo ofreció su mano á Cor<br />
nelia, viuda del jóven Craso (1), cuyo padre Q. Cecilio<br />
Metelo Escipion, era 11.110 de los jefes del Se<br />
nado y enemigo declarado de la faccion de Mario.<br />
Aprovechó entónces la ocasion de cimentar esta<br />
alianza interesada asociándose su suegro en el<br />
consulado para la segunda mitad del erro. Si se<br />
consultó al pueblo en este asunto, no puso dificultad<br />
en aceptar el nombramiento, viéndose halagado<br />
el Senado por esta condescendencia á sus deseos,<br />
aunque en el fondo despreciaba la debilidad que<br />
suponía (2).<br />
Conducta incoiii¿sectiente y arbitmr 4ia de Pompey9,<br />
y 87b deslealtad 0071 Ceitsiar. Pompeyo demostró tamhien<br />
en. esta conducta el mismo olvido de las disposiciones<br />
de su política general, que ya hemos<br />
observado. Escipion era uno de aquellos sobre cuya<br />
• cabeza pendía una acusacion de c )rrupcion, como<br />
candidato reciente al consulado, y se necesitaba la<br />
intervencion del cónsul para alejar las consecuencias<br />
de una persecucion que había alentado su<br />
mismo decreto. Hubo otro ejemplo todavía más<br />
palpable de la inconsecuencia del reformador, que<br />
apuró la paciencia del pueb lo: el cual comprendió<br />
(1) Apiano, II, 25; Dio/1, XL. 51: lutarec), l'omp . 55, que<br />
da una exacta idea de su carácter y de sus 1-1-ri alos. Los<br />
aPasionail()s, , elogios ufine<br />
le prodiga Lu gano 5011 1111 testimonio<br />
de las preocupa '-cionns tradiciowd.-E- s 1_1(- la nobleza en su favor,<br />
(2)<br />
Al despojar su consulnd) único del carácter exclusivo,<br />
al cabo de seis nleses reconot..'iól'omn e parecer, que era<br />
- vo<br />
una. dietadnrJ di::;frazad:30
25( —<br />
despues que la traicion subsiguiente de César había,<br />
sido provocada por la falta de buena fé de su<br />
rival. Se recordar:1 que los cónsules del ano anterior<br />
habían conseguido la sancion de una ley, prohibiendo<br />
z't los magistrados enrules que aceptasen<br />
una provincia .'in-tes de pasar cinco afios despues de<br />
terminado su cargo. No es fácil comprender si los<br />
autores de esta restriccion se proponían otro objeto<br />
que combatir la ambicion desenfrenada de los<br />
aspirantes á la riqueza y al poder; pero cuando,<br />
Pompeyo en el ejercicio de su autoridad soberana,<br />
renovó y confirmó esta ley (1), tenía por objeto impedir<br />
á César que optase al consulado. Arriesgado<br />
era el juego de César, que se veía obligado á mantener<br />
constantemente en jaque a sus enemigos, y<br />
que al menor descuido era hombre perdido. Mientras<br />
permaneciese la cabeza de un ejército en la<br />
Galia, podía despreciar el impotente clamoreo de<br />
la aligarquía, y si logra ba obtefier el consulado<br />
sin dejar el mando de aquél, podría volver tranquilo<br />
á la ciudad, y entrar con seguridad en la vida<br />
civil, bajando una vez más de la silla curul a?<br />
campo proconsular, y volviendo á ponerse al frente<br />
de los ejércitos de su país; pero el intervalo que<br />
ahora se exigía entre el ejercicio de ambos cargos<br />
tan esenciales para su seguridad, le amenazaba al<br />
parecer con un desastre seguro. No podía creer seguramente<br />
Pompeyo, que un hombre de Estado tan<br />
audaz y tan hábil se resignaría sin combatir á las<br />
persecuciones con que le amenazaban sus enemigos<br />
en cuanto pudiesen cogerle en sus redes; pero calculaba<br />
que César se lanzaría ciegamente á una re-<br />
(1) Dion. XL, 5G.
251 —<br />
belion contra el Estado, y que se estrellaría, como<br />
un desesperado contra el Senado, los veteranos, v<br />
el<br />
vencedor de Mitridates. Con una confianza vanidosa<br />
en la superioridad de sus recursos, no conocía<br />
la fuerza moral que daba á su adversario, cou c;ervando,<br />
á pesar de su mismo decreto, supr¿pio cargo<br />
proconsular, y prorrogándole ademaspor espacio<br />
de otro período de cinco años (1).<br />
Critica pos'icion de Cesar. El Senado triunfaba<br />
sin embargo, en el camino emprendido, y creía que<br />
entónces se hallaba desembarazado ante él, y que<br />
no tardaría en caer en sus manos su mortal ene<br />
migo. C ésar, por su parte, y á pesar de los peligros<br />
y cuidados abrumadores de la guerra, no perdía de<br />
vista la marcha de los asuntos en la ciudad, y veía<br />
que su única esperanza se cifraba en las faltas de<br />
sus adversarios. Se aproxitnaba el término de su<br />
gobierno, al mismo tiempo que aquéllos hacían<br />
desesperados esfuerzos para que concluyese en el<br />
,acto; y cuando espirasen sus poderes y quedase<br />
convertido en un simple ciudadano, sin tropas y<br />
sin funciones. no era dudoso que se lanzaría contra<br />
él una acusacion de malversacion. Su conducta<br />
en el gobierno proconsular sería severamente<br />
examinada, y los actos audaces de su consulado<br />
denunciados y castigados<br />
No podía esperar ni<br />
justicia ni gracia de los poderes cuya posicion en<br />
la ciudad parecía ent'Inces inespugnable, pero si.<br />
podía conseguir el consulado, quedaba aún vna<br />
carta que jugar, á despecho de la restriccion leven.<br />
tada por sus enemigos con tanta halñlidad, pu-<br />
(1) Dion, XL, 56.<br />
(2) Sneto orlifi„,, 30.<br />
.
diendo emplear este año en despertar el ardor de<br />
su partido, recobrar el afecto del pueblo, algo enfriado<br />
al parecer durante su prolongada ausencia;<br />
infundir en las venas de las tribus un nuevovigor,<br />
formar 1111 as alianzas, y romper la falange de<br />
sus enemigos con los muchos medios de corrupcion<br />
en que, estaba tan versado. Como último recurso<br />
podía huir como Lapido ó Catilina y hacer oir su<br />
voz desde lo alto de los Alpes á los veteranos de las<br />
dos Galias. s penetrado de sus fuerzas que sus altivos<br />
enemigos, es evidente sin embargo que comprendia<br />
la gran temeridad que había en ne-<br />
b oirse , J á obedecer al Estado sin tener todavía un<br />
pretexto plausible, no decidiéndose á dar este paso<br />
extremo sino cuando no había otra alternativa, y<br />
sEs enemigos revelaron al mundo la injusticia de<br />
su conducta, y él mismo la debilidad de sus<br />
consejos.<br />
hilriga para (;./.?be (ve le per pita optar al consulado,<br />
aunque aw-,'e7de todavía de la ciudad.—Estas eran las<br />
deduceionés de César, ,basadas en la conducta de<br />
sus adversarios miéntras estaban en el poder. y éstos<br />
sus recursos y sus esperanzas ; y en su consecuencia<br />
se resolvió á obrar sin tardanza. Su primera<br />
contestacion fué emplear los amigos que tenía en<br />
las tribus para someter al pueblo una ley que le<br />
autorizase á optar al consulado, aunque se hallase<br />
ausente, lo que significaba: sin deponer previamente<br />
el mando que tenía. De la comparacion de diver<br />
sas versiones contradictorias, cuya confusion arroja<br />
la mayor incertidumbre sobre una cuestion tan<br />
importante, podernos conjeturar que esta autorizaeion<br />
hubiera tenido, en el caso de César, el alcance<br />
de una excepcion especial de las disposiciones ge-
nerales de la ley vigente, por la cual se requería<br />
la presencia del candidato: ley de cubo cumplimiento<br />
se había eximido muchas veces a los candidatos<br />
en casos semejantes, y que ademas, Pompeyo,<br />
celoso de la interveucion de las tribus, arrebató<br />
de sus manos, prometiéndoles arreglarla con un<br />
decreto aclaratorio, en el cual se confirmaría la ley<br />
existente, proveyendo para las exenciones especiales.<br />
Este decreto había pasado al parecer, y había<br />
sido grabado segun costumbre en una plancha<br />
de bronce, y depositada realmente en los archivos<br />
públicos, ántes de que los amigos de César hubiesen<br />
observado que la excepcion prometida en su<br />
favor no estaba bien especificada. Levantóse un<br />
gran clamor, y Pompeyo se viá obligado á, con fesar<br />
que había cometido una inadvertencia, que se subsanó:con<br />
sentimiento, insertando el nombre pedido.<br />
sin que se evitasen por esto las imputaciones de<br />
traicion y de inconstancia que se dirigían al c')nsul<br />
por ambos partidos (1).<br />
Restablece E Seipi021, luz •aEto'iciad de los ce::sc-res.—La<br />
administracion consular de 1 4-:scipion fu(1<br />
tranquila y poco invasora. La única medida que se<br />
le atribuyó fuL('‘, la restauraciou de la ley popular de<br />
(1) Las autoritlade-_; son en extremo eontradictor . as: 1.0,<br />
Ciceron, ad A tt.. VIII, dice:
, 'X<br />
Clodio, que había privado á, los censores de una de<br />
sus nu;s inaortantes funciones; la facultad de destituir<br />
I rt los miembros indignos del órden senatorial;<br />
pero el espíritu del tiempo no era favorable á semejante<br />
delegacion de un poder irresponsable, aun á<br />
Cavor de una magistratura antigua y venerada. Ya<br />
DO ofrecía el carácter privado de un hombre garantías<br />
suficientes, para que llenase cumplidamente<br />
una mision pública. Miéntras la ley impidió al censor<br />
señalar la infamia de sus conciudadanos, podía<br />
aparecer su cargo como privado de su mejor atributo,<br />
pero ta,mbien estaba libre de la animadversion que<br />
tal deber llevaba consigo. Derogada esta restric-eion,<br />
no tuvo excusas su inaccion, y toda tolerancia<br />
concedida al vicio fue considerada como temor<br />
de ofender al poderoso, naufragando á, la vez la reputacion<br />
del censor y la del cargo, hasta el punto de<br />
que ring un hombre cuidadoso de la suya deseó<br />
desde entónces un puesto que había sido ;untes el<br />
más honroso del Estado (1).<br />
Cónsules para el ajo 703, Claudio Afavcelo y<br />
Servio Sulpicio Rfo. _Deri'ola de eato2z.—Los cónsules<br />
fueron remplazados en el ano 703,por M. Claudio<br />
Marcelo y Servio Sulpicio Rufo sin imperturbat'iones<br />
ni dificultades. Ambos pertenecían al partido<br />
de la oligarquía y el primero estaba animado de una<br />
hostilidad particular hacia César, y justamente orgullosos<br />
los nobles del segundo á causa de su gran<br />
reputacion como jurisconsulto (2). Su influencia<br />
sobre Pompeyo era bastante para asegurar su elec-<br />
(1) Dion, XL. 57.<br />
(2) C'weron, pro .4111trPila, 1 1 ), 11, 12, 1.rat., 41; Gell., VI,<br />
12, cte. QWfitil., X, 1.
clon contra Caton que se había presentado ta rabien<br />
candidato, pero cuya independencia de carácter era<br />
temida por los hombres del poder. Dícese que los<br />
candidatos se abstuvieron de la corrupcion, pero<br />
pudieron usar de la autoridad y la intimidacion, y<br />
los afortunados aspirantes á los votos de las tribus<br />
se pusieron la careta de la adulacion y de la condescendencia.<br />
Caton que practicaba toda la rigidez de<br />
la virtud antigua., se negó á practicar estas maniobras<br />
(1), y su inaccesible pureza sufrió una derrota<br />
completa, resolviendo desde entónces declinar<br />
toda nueva competencia para los honores palicos,<br />
y causando probablemente con esta conducta un<br />
grave perjuicio á su infortunado país que tanto<br />
necesitaba de la honradez de sus gobernantes.<br />
Actividad de Ciceron como abogado cl(Vensor.—A1<br />
perder á Ciceron como jefe político, encontró el Estado<br />
una compensacion en la actividad y éxito conque<br />
se dedicó á ser defensor en las causas políticas.<br />
Durante muchos anos, no hubo tal vez una causa<br />
importante en la que se reclamase su elocuencia,<br />
ya para la acusacion, ya para Ja defensa, haciéndose<br />
sa nombre cada vez más ilustre, tanto por la forma<br />
como por el fondo (le sus arengas. Por una parte<br />
defendió y salvó á Saufe,yo, amigo y asociado de<br />
Milon (2), y por otra, no vaciló en acusará Munacio<br />
Flanco (3) á riesgo de ofender á Pompeyo, y sin retroceder<br />
ante la amenaza de una acusacion pública<br />
contra él mismo. Una vez libre de la persecucion de<br />
Alodio, que fué segun parece el que ml'ts temor le<br />
(1) Dion, XL, 58.<br />
(2) Aseonio, in Milon, pág. 54.<br />
(3) Dion 755, Ciceron; ad 111,1.
— 2:5G<br />
todos sns enemios. fineindomable su<br />
inspiró<br />
d en sus propias fuerzas desafió el ("Klio de,<br />
confianz .<br />
todo el mundo. Podría decirse, en efecto, que en es_<br />
tas tareas conforme s con su génio, recobró Ciceron<br />
una parte de sil primitivo ardor y de su energía de<br />
alma.<br />
d Cf1rio2i. y esperaiiza-si que concibe<br />
sob) .e e'1.—Aunque, en su correspondencia particular<br />
habla todavía con desesperacion de los destinos de<br />
su país. se ViÓ, sin embargo, que ami conservaba la<br />
esperanza de mejores (has, por el interés que continuó<br />
tomando en los de la generacion naciente. que<br />
prometía mucho al parecer en virtud y sabiduría.<br />
(1). Esta fuó al parecer su opinion particular<br />
sobre el jóven Curio'', hijo de Escribonio, que el<br />
hombre de Estado se complacía en educar. para que<br />
ocupase despees, como pensaba poco juiciosamente,<br />
los puestos nE y's elevados, en provecho de la República,<br />
(2). Era este el jóven patricio que Vecio había<br />
complicado, como ya hemos visto. en la pretendida<br />
conspiramon contra los triumviros, y respecto del<br />
cual había pronunciado Ciceron palabras sumamente<br />
severas. No puede dudarse, que sus primeros años<br />
se vieron manchados Por los peores vicios de su<br />
época, en tal grado. que en época méiios disoluta,<br />
(1) Abeken (Cieero in Sein. brief. p. 183). En esta arlo fué<br />
cuando escribió el tratado de legibm , Fiseher, Rrim . Zeittaefeln,<br />
p. 26:1.<br />
(2) La familia de Curion se distinguía por su talento. Plinio,<br />
Hist. nat 41: «Una familia Curionum, in , qua tres<br />
confiada serle m'atores exstiteruat.» Seol. Bob., Clodian et<br />
Curion, p. 330, eche. Oren.... «Tres illis temporibus Curionis<br />
ilustre nomine exstiterunt, atque da in libris adhuc foruntur:<br />
Curio avus, Servium Fulvium ineesti reuma defendit,<br />
et hic, C. Curio pater qui P. Clodio affuit, et tertius ille Curio<br />
tribunitius, etc.»
e<br />
257<br />
por lo manos, no se hubiera podido esperar de él<br />
una virilidad últil y honrada; pero en este siglo de<br />
cambios repentinos, la disipacion de la juventud,<br />
áun podía hacer sitio á mejores resoluciones, y al<br />
desarrollo de un carácter varonil. Curion poseía<br />
brillantes cualidades y cierta inclinacion natural al<br />
bien, y su reciente cuestura en Asia habían abierto<br />
su espíritu á ideas más grandes de interés v de<br />
deber, agrandándose su esfera de. accion con la<br />
muerte de su padre, hombre de mucha influencia<br />
en su clase. Ciceron se esforzó cuanto pudo en desarrollar<br />
en su discípulo predilecto las semillas latentes<br />
del bien, y parecía que el jóven había agra-<br />
.clecido estos cuidados por el celo con que sirvió á su<br />
mentor en el asunto de Clodio (1).<br />
Ciceron obtiene un puesto en el colegio de los Augures.—Ciceron<br />
obtuvo una . recompensa honrosa<br />
por el valor que desplegó últimamente, cual fué la<br />
de concederle la plaza vacante en el colegio de los<br />
Augures por muerte de Pullo Craso (2), siendo<br />
Hortensio el que propuso este nombramiento, para<br />
el cual prometió Pompeyo su apoyo (3), y en el que<br />
hubiera sido completa la satisfaccion del afortunado<br />
candidato sin la oscuridad de su competidor<br />
Hirro. La funcion por sí misma pasaba por ser una<br />
de las más nobles de que pudiera gozar un ciudadano<br />
(4), y su vanidad se contentaba con el alimento<br />
de dignidades poco sustanciales cuando se escapaba<br />
de sus manos la realidad del poder. La ley de<br />
Pompeyo que no admitía ya en la administracion<br />
(I) Véase la Carta de Ciceron á Curion, ad Div., II, 1.<br />
(2) Plutarco, Cje., 36.<br />
(3) Ciceron, Brut,, 1.<br />
(4) Ideen, De lec V?.<br />
MERIVALE. —Tomo 1 t. 17
-- 258 -de<br />
las provincias mks que á los magistrados que<br />
hubiesen cesado en sus cargos cinco años pintes,<br />
dejaba un -vacío en la sucesion regular de estos<br />
gobiernos, que no podía llenarse más que invocando<br />
los servicios de los cónsules y de los pretores de<br />
los años anteiiores, que ya habían servido, ó tal<br />
vpz habían rehusado servir léjos de Roma En el<br />
número de estos últimos se hallaba Ciceron, t't<br />
quien los tentadores halagos del proconsulado no<br />
habían inclinado todavía, á abandonar la ciudad,<br />
que consideraba como la única esfera propia para<br />
el ejercicio de su talento.<br />
Acepta con 9 iepugnancia el gobierno de la Cilicia.<br />
—No repugnaba ménos aceptar ent(Snces la comi-sion<br />
que en cierto modo se le impuso, pues veía<br />
tal vez con más claridad que otros, por más que<br />
nadie estuviese ciego en esta cuestion, la inminencia<br />
de un choque entre los jefes de partido. Disminuyó<br />
sus atenciones á César y se adhirió más estrechamente<br />
á la fortuna de su rival, que llegaba á<br />
su apogeo, y se hacía la ilusion de que su presencia<br />
podría suplir tal vez la falta de virtudes públicas,<br />
que observaba todavía con tristeza en los con.<br />
sejos de su patrono. Era cuestion de honor para el<br />
hombre de Estado acudir al llamamiento de la República,<br />
y cuando se señalaron los gobiernos de la<br />
Siria y de la Cilicia para Bibulo y para él, le tocó<br />
en suerte esta última provincia (1).<br />
Estado de la provincia de Cilicia<br />
tenia una extension considerable y no era menor<br />
su importancia militar. Comprendía,ademas del es:,<br />
trecho distrito entre el Tauro y el mar, alque se-<br />
(1) Plutarco, Cic., 36.
-259<br />
aplicaba, especialmente el nombre de Cilicia, los<br />
paises de Pisidia, Panfilia, Isauria y Licaonia, al<br />
mismo tiempo que los tres distritos de la Frigia meridional,<br />
designados con los nombres de sus respectivas<br />
capitales, Laodicea, Cibyra y Apamea (1). Encuanto<br />
llegó á, las fronteras de su gobierno, tuvo<br />
el procónsul que encargarse de las funciones militares,<br />
tan extraías á sus costumbres y educacion,<br />
pero que imponía la República, lo mismo que la<br />
aplicacion de las leyes, á los que gobernaban<br />
;1, sus súbditos. Se unió en Licaonia, á su ejército<br />
que debla constar de dos legiones, pero cuyo<br />
mero estaba reducido por la ausencia de algunas<br />
cohortes (2). Era necesario adelantar sin tardanza<br />
hacia la extremidad oriental de la provincia para<br />
contener la insolencia de los Parhtos que amenazaban<br />
invadir el territorio romano, y al mismo tiempo<br />
para castigar la defeccion del rey de Armenia,<br />
que como hemos visto acababa de formar una alianza<br />
de familia con los vencedores de Charra. Ciceron<br />
se estableció en Cibistra, al pié del Tauro (3), plaza<br />
que estaba situada en los limites del reino dependiente<br />
de Capadocia, donde Ariobarzanes I1 ocupaba<br />
el trono que los Romanos habían dado á su padre.<br />
Estaba punto de estallar una conspiracion,<br />
que fue reprimida con la presencia del procónsul<br />
y de sus legiones, pero el rey luchaba en vano<br />
para sostenerse contra el espíritu de rebelion de<br />
sus súbditos, fomentado por las intrigas de sus vecinos<br />
los Parhtos, y Ciceron n ) podía desprenderse<br />
(1) CiePron, X. F 7.<br />
(2) C2 icepon. Dir., III, o.<br />
(a) 1 11cw. 1t.,
2G0<br />
de tropas para defender la capital ó la persona del<br />
monarca, no pudiendo prestarle más socorro que el<br />
terror que inspiraba el nombre romano, que bastó.<br />
sin embargo, para hacer fracasar la rebelion pro-<br />
\Tetada. No puede ménos de causarnos admi-<br />
. 13acion, lo exiguo de las fuerzas que se le concedie -<br />
ronpara sostener á los soberanos dependientes, reprimir<br />
el descontento de los naturales, intimidar á<br />
las tribus merodeadoras de la Isauria, y contener<br />
los ataques de los Parhtos y de los Armenios, y sólo<br />
se explica seguramente por la influencia moral<br />
ejercida sobre las provincias por el rigor de la administracion<br />
romana, en los momentos mismos en<br />
que acababa de perderse casi por completo un gran<br />
ejército, contra sus fronteras. Hay que observar sin<br />
embargo, que Ciceron se- quejaba de la insuficiencia<br />
de sus fuerzas, y de que su amigo Celio acusaba al<br />
Senado de que por un vicio de conducta muy coiman<br />
en él, tenía miserablemente provistos á sus<br />
generales en las provincias, en relacion á los ser-<br />
. vicios que les incumbían (1). César y Pompeyo absorbían<br />
ya los recursos ordinarios del Estado y<br />
atraían á sus campos la. flor de la juventud roma.na.<br />
El proc 'rnsul se vió obligado á hacer una leva<br />
de ciudadanos nmanos en su provincia, al mismo<br />
tiempo que se fiaba en la buena voluntad de Dejotaro,<br />
rey de Galatia, para duplicar el número de<br />
sus fuerzas con tropas auxiliares. El expediente<br />
del alistamiento no respondió á sus deseos, pues<br />
era corto el número de Romanos en estas regiones,<br />
y les repugnaba dejar sus oficios lucrativos por los<br />
(1) Ciceron, ad Att., y , 18, y Collo á Ciceron, ad Din,<br />
XIII, 5.
261<br />
peligros del servicio militar. Bibulo que se quejaba<br />
de lo mismo en su gobierno de Siria., abandonó el<br />
ensayo por creerlo completamente infructuoso ;1).<br />
Casio rechaza las i4vasiones de los Parthos. Los<br />
temores de una invasion de los Parthos fueron aminorados<br />
con la valerosa actitud de Casio Longino<br />
que desafiaba esta invasion en Siria con los restos<br />
del ejército de Craso (2). Despues de la fatal denlode<br />
su general, se había retirado Casio á Antioquia,<br />
resuelto á proveer á la seguridad, lo mismo que á<br />
la administracion interior de la provincia, hasta la<br />
llegada de un nuevo procónsul. El arlo anterior había<br />
rechazado el ataque de algunos escuadronés<br />
parthos que se atrevieron á pasar las fronteras del<br />
territorio romano. Miéntras Ciceron llegaba con.<br />
toda comodidad de Roma para tomar posesion de<br />
su mando en Cilicia, Pacoro, hijo de Orodio, reapareció<br />
con mayores fuerzas y en actitud más resuelta,<br />
casi bajo los muros de la capital de Siria.<br />
Ciceron reclamó para sí el mérito de haber prestado<br />
á Casio, con su proximidad, la audacia necesaria<br />
para obligar al enemigo á un combate decisivo;<br />
pero resulta perfectamente de la comparacion<br />
de las fechas, que la victoria conseguida por este<br />
último fué anterior en algunas semanas á la llegada<br />
de Ciceron al pié del Tauro (3). Tampoco Bi-<br />
Lulo tuvo en esta circunstancia la más mínima participacion<br />
en los laureles de su lugarteniente, pues<br />
(1) Véanse las quejas de Ciceron en un despacho oficial<br />
dos cónsules y al Senado (ad Dir., XV, I. ).<br />
(2) Tito-Livio, Epit., CVIII; Dion, XL, 29, 30; Yeleyo II, 46;<br />
Joseph, Ant J'ad., XIV, 7.<br />
(3) Fischer. R(5-n2 Zeittaefeln, págs. 200; -s-caseCj,ceron,<br />
Att., V. 20, con ad Dic.. XV, 4.
parece que los Parthos estaban bastantes desanima_<br />
dos con sus derrotas sucesivas, y se abstuvieron de<br />
manifestaciones ulteriores de hostilidad; siendo necesario<br />
para perseguirlos en su pais, mayores fuer<br />
zas y acaso jefes más audaces de los que el poder<br />
romano podía entonces enviar á. Oriente. El nuevo<br />
procónsul no dirijió, por tanto, ninguna empresa<br />
militar, pero atendió á los negocios, y oment© en<br />
la c(kte de los Parthos una enemistad de familia que<br />
produjo al fin la rebelión de Pacoro contra su padre;<br />
1).<br />
liaz(z7,9 militcuzsi y admii .nistracion, civil de Cicepon,.—Parece<br />
ser que fue objeto de, diversion para<br />
los ciudadanos de Roma el contemplar la nueva<br />
posicion de su filósofo pacífico, dentro de un país<br />
plagado de asesinos, de bandidos y de piratas á<br />
medio corregir. y viendo desenvolverse á su vista<br />
las nubes de la caballería de los Parthos. Ciceron<br />
contaba, sin embargo, con el generoso apoyo de su<br />
hermano y de otros oficiales, y cuando pasó el peligro<br />
mis sério, no retrocedió en manera alguna<br />
ante la guerra ménos peligrosa, pero tambien . ménos<br />
gloriosa que exigía el estado de su provincia.<br />
Castigó en más de una expedicion á los merodeadores<br />
de las montarlas(2), y sus soldados le hala-.<br />
guron con el título de imperator, concediéndole el<br />
Senado por recompensa • una supplicatio. ( 3) Ea<br />
cuanto á él, tanto le deslumbraban suspropias<br />
hazañas, que deseaba lós honores del triunfo (4), y<br />
(1) Dion, XL, 30.<br />
(2) Véase el despacho oficial de Ciceron (D.d Div.. XV, ):<br />
v€ase Plutarco, Cic., 36.<br />
(3) Celio á Ciceron (ad Div., VIII, 11).<br />
(4) Ciceron, ad Att., VI, 6: ‹Amicorum littera rne ad<br />
triumphum vocant.» Véasc ad Att., VII, 1, ad Div., XV, 6.
263 —<br />
por nuestra parte, nos hallarnos perplejos sin<br />
saber que admirar más, si la capacidad de un hombre<br />
que salía tan honrosamente de una carrera tan<br />
extraña á los estudios de su vida, ó la excelencia<br />
de una educacion que ponía en general á sus compatriotas<br />
en estado de cambiar sin demérito la toga<br />
por la coraza, el foro por el campo, ó finalmente la<br />
perfeccion del sistema militar, que a! parecer no<br />
exijía más z"t un general que buen sentido y firmeza<br />
para asegurar el éxito de sus armas. La moderacion<br />
y la sabiduria de la administracion civil de<br />
Ciceron no desmintieron por otra parte las lecciones<br />
de virtud cívica que había enseñado con tanto<br />
brillo. Puede asgurarse que el hombre que resistió<br />
las importunidades de Bruto, secundado por las<br />
instancias de sus amigos personales (1), supo desplegar<br />
una franca severidad para reprimir las extorsiones<br />
de subordinados ménos distinguidos y<br />
ménos poderosos, viéndose ademas que los gastos<br />
del gobierno fueron reducidos á la mayor economía<br />
posible (2), produciendo las quejas de muchos<br />
parásitos despechados al ver los cuantiosos excedentes<br />
que ingresaban en las arcas nacionales (3).<br />
Estado de los partidos duranee el consulado de<br />
Suipicio y de H. Marcelo.—E1 consulado de Sulpicio<br />
y do Marcelo fu e completamente tranquilo en<br />
la ciudad, y los partidos rivales se observaban<br />
uno á otro atentamente y calculaban sus movimientos<br />
próximos con ansiedad. Estaba convenido<br />
al parecer que, acabaría la partida con un golpe de<br />
(1.) Idem, ad Att., V. 21, VI, t. 13; véase, t. 1, pág. 371..<br />
Idem, ad A tt.; véase Plutarco, loe. cit.<br />
(3) Ciceron, ad Att.. VII, 1: «In •emait nostra cohors omne<br />
illud putans distribuí sibi oportere.»
- 9 t)4 —<br />
fria habilidad. El principio del proconsulado de,<br />
César de 1. 0 de Enero del año 696. y las primitivas.<br />
disposiciones de la ley de Vatinio. se habian extendidopor<br />
los buenos oficios de Trebonio á un segundoplazo<br />
de cinco anos, á contar desde el arlo 701, yor<br />
consiguiente, aun le quedaban dos años y medio<br />
P<br />
de gobierno á mediados del 703. En esta época ya<br />
estaba casi terminada, como liemos visto, la guerra<br />
de las Galias, pero César podía aun consagrar ven-<br />
tajosaente m el tiempo que le faltaba, á consoli-<br />
dar su influencia en la provincia y en la capital<br />
entre los políticos necesitados. El Senado acababa.<br />
de obtener la eleccion de dos partidarios suyos,<br />
L. Emilio Paulo y C. Claudio Marcelo, que debían<br />
tomar posesion del consulado al principio del añosiguiente,<br />
aplazando César sus pretensiones para<br />
una vacante más lejana, manteniéndose eh este<br />
intérvalo atrincherado, segun parece, tras de las<br />
disposiciones de la ley que había arrancado á Pompeyo,<br />
y fiándose en los esfuerzos de su partido,<br />
para conseguir su eleccion en la ciudad, mientras<br />
él conservaba todavía el mando de sus legiones<br />
en las Galias. Había sin duda entre los nobles muchos<br />
que comprendían la necesidad de respetar<br />
una ley tan reciente y tan clara, y otros acaso<br />
ménos escrupulosos en este punto, que no estaban<br />
dispuestos todavía á despojarle de sus poderes,<br />
encanto que conservase su rival, al que envidiaban<br />
lo mismo, el gobierno militar de España. Exasperado<br />
el mismo Caton del desden con que le habían<br />
tratado las hechuras de Pompeyo, hubiera derribado<br />
de buena gana á los dos rivales simultáneamente<br />
de su orgullosa elevacion; pero M. Marcelo<br />
y la fraccion mas violenta del partido querían ata-
2;(35<br />
car abiertamente al jefe del partido popular, y<br />
cerraban los ojos á toda otra consideracion.<br />
Se renuevan, las intrigas para privar á César 'de<br />
sU .provincia. El cónsul propuso audazmente destituir<br />
en el acto á César y nombrar un sucesor, y<br />
Pompeyo ocultó las maniobras con que esperaba<br />
apoderarse por asalto de la posicion de su rival,<br />
protestando de su absoluta deferencia á la voluntad<br />
del Senado y afectando moderacion al mismo<br />
tiempo é interrumpiendo las deliberaciones de esta<br />
asamblea al ausentarse de la ciudad, cuando sepropuso<br />
someter el asunto á un debate solemne. Todas<br />
las miradas se hallaban fijas en en esta ocasion en<br />
el banco de los tribunos que se sabía eran adictos<br />
á César, y dispuestos á interponer su veto fatal en<br />
cualquier caso de ataque directo contra sus derechos.<br />
Se elige tribuno al jóven, Curion,—Un corresponsal<br />
de Ciceron nos revela cómo consideraron los<br />
nobles la eleccion del joven Canon para el tribunado.<br />
Sospechábase que con un carcter tan<br />
voluble y tan grandes necesidades, sería atraido<br />
fácilmente por los artificios del nit_s consumado de<br />
los intrigantes; pero teniendo en cuenta una afrenta<br />
que había recibido, segun se decía, de César, es<br />
peraban todavía que permanecería fiel á la política<br />
de su familia y de sus amigos (1), y aseguraban audazmente,<br />
que si algun tribuno protestaba contra<br />
la destitucion del procónsul de la Galia, tenían partidarios<br />
en el mismo banco que habían jurado apo-<br />
(1) Celio á Ciceron (ad Di"., Y111. 4): «Curio., nihil consilio<br />
faca, incutit rnultis magnum metum, sed ut spero et volo et<br />
est se fert ipse, lymos et simatum malet... quod eum Cesar...<br />
valde contempsit.»
2fJO -yar<br />
el nombratniento de, sucesores para los gobernadores<br />
de las provincias, y conducir las cosas de<br />
modo que sobreviniese una crisis que exigiera la<br />
intervencion de un dictador (1 ).<br />
Decreto de M. Marcelo ,çobre conce gion de la.9 provincia<br />
.9, dirigido expres)anzen te contra Cesar.---gil dia<br />
primero de Setiembre presentó por último M. Marcelo<br />
laproposicion de que el_ primero de Marzo siguíente<br />
los cónsules en funciones procediesen, segun<br />
costumbre, al señalamiento de las provincias<br />
de la república (2). Los dos primeros meses del año<br />
se destinaban á recibir embajadores extranjeros v<br />
al arreglo de los asuntos exteriores, siendo el 1. 0 de<br />
Marzo, al parecer, el dia acostumbrado para repartirlas<br />
provincias, negocio el más importante respecto<br />
de la economía interior del Estado (3). Marcelo<br />
no había mencionado explícitamente la provincia<br />
de César, pero se sabía perfectamente que en realidad<br />
se dirigía á él este golpe, y se fulminó un segundo<br />
decreto contra todo tribuno que osase dificultar<br />
los actos del Senado, disponiéndose ademas<br />
que se tomasen inmediatamente en consideracion<br />
las reclamaciones de los veteranos de César, porque<br />
de este modo esperaban evidentemente separarlos<br />
de la fidelidadá su querido j e fe.<br />
Se de.9aprueb el decreto por el partido moderado,<br />
pero le apoya Pompeyo.—A despecho del decreto,<br />
protestaron tres tribunos y hasta el mismo Sulpicio<br />
(1) Celio Ciceron Div., VIII, 5).<br />
(2) Ad Div., VIII, 9<br />
(3) Véase Ciceron, de Prov. Cons., 15: . «Ex kal. deniqüe et<br />
Martiis nascetur repente provintia.» Era esta una disposicion<br />
tal vez de la ley S.3mpronia para el señalamiento de las provincias<br />
consulares ántes (D la eleccion del cónsul:
desaprobó la proposicion de su cólega, pero la mayor<br />
ia del Senado no vaciló en c onfirmarla, y Pumpeyo<br />
manifestó Con solemnidad que el primer deber<br />
de todo ciudaaano era obedecer al Senado. Basta<br />
ahora, dijo, no he podido intervenir para abreviar el<br />
plazo del gobierno de César, pero ahora se desvan .ecen<br />
mis escrupulos. ¿Qué haría Pompeyo, preguutó<br />
Marcelo, si los tribunos se opusieran v ohibie- - •<br />
sen la ley que diera las provincias de César un su_<br />
.cesor de éste? Añadió que para él no existía diferencia<br />
entre que César rehusase obedecer al Senado, ó<br />
comprometiera sus partidarios á hacerlo. ¿Y qué haría<br />
Pompeyo, insistió otro, si César persistiese en op<br />
tar al consulado y se negase addicar su mando.<br />
Wué haría yo, respondió Pompe ,y o, si mi hijo levantase<br />
un palo contra mi? (1) «Estas palabras no parecieron<br />
bastante explícitas, é implicaban al parecer.<br />
que las intrigas de su turbulento rival, le inspiraban<br />
demasiado desprecio para descender z ri admitir<br />
tan monstruosa suposicion: de todos modos, cualquiera<br />
que fuese el lenguaje de Pompeyo, nunca<br />
estaban sus intenciones al abrigo de las sospechas.<br />
y no faltaren en esta ocasion personas quo pensaron<br />
que todavía tenía secretas inteligencias con el<br />
-enemigo coman. César protestó al parecer contra<br />
la injusticia de este acto, y sí podernos dar crédito<br />
al testimonio de un escritor, ofreció resignar el<br />
mando de las provincias Trasalpina é Iliria conser.<br />
vando tan sólo la Cisalpina Pero el Senado no le<br />
hizo ningun caso. Exasperado de un modo no acos-<br />
(1) Cerio á Ciceron, cid Dh'., VIII, 4.<br />
(2) Apiano, Bell. c15) , II, 25. Puede suponevse que Apiano<br />
:anticipa en este pasaje una oferta /Tic hizo (74;sar del mismo<br />
género en época posterior.<br />
G 7
tumbrado en él, no pudo ocultar la resolucion de<br />
defenderse con las armas si era necesario, y cuan --e<br />
do so le refirió la noticia del acuerdo del Senado de<br />
quitarle el mando el dia, indicado, puso la mano en<br />
la empunadura de su espada y esclamó: «Esta le<br />
conservará (1).»<br />
31. _Marcelo insultad OVSar mallratando d un Galo<br />
itan.Tadawo.—Todavía faltaba por ver si estos atrevidos<br />
invasores tendrían el valor de sostener esta<br />
resolucion cuando llegase la ocasion de ponerla en<br />
práctica, y tal vez hubo premeditacion por parte<br />
de algunos del partido de impulsar repentinamente<br />
á, la violencia al jefe popular, previniendo el<br />
riesgo de que viniese el desaliento. Este fué sin<br />
duda el objeto del cónsul Marcelo provocándole<br />
en esta época con un insulto brutal. César se había<br />
hecho patrono de los Galos transpadanos, y<br />
entre otros actos con que había afirmado su influencia<br />
en este pais se contaba la fundacion de<br />
una colonia en Novum Comum. Los Transpadanos<br />
habían obtenido ya de la Republica la franquicia<br />
latina por influjo de Pompeyo Estrabon (2), y es<br />
sabido que este privilegio confería á todos los que'<br />
habían ocupado una magistratura provincial todos<br />
(1) Apiano, Bell. civ., lI, 26. Plutarco atribuye sin embar-,<br />
(ro esta - frase á uno de sus soldados.<br />
(2) Estrabon, y , 1, 6; Asconius, in Pisonian., pág. 3, edic.<br />
Orell. Se dió el nombre dr Novum Comum á Comum , hoy'<br />
Corno, cuando César fundó allí una segunda colonia. Drumann<br />
opina , que corno la primera colonia de Pompeyo, Estrabon recibió<br />
el derecho latino, obtuvo la segunda la franquicia roma–,<br />
na completa. No hay autoridad en qué fundar semejante suposicion,<br />
y no puede aceptarse sino con la idea de que es exigida<br />
por el punto de historia que nos ocupa, pero el acto de Marcela<br />
era bastante irritante para César, sin que haya que suponer<br />
una violacion ó negacion de los privilegios de un ciudadano.
— 269 —<br />
los derechos de la ciudad romana. Ser azotado era<br />
un castigo de que un ciudadano romano estaba<br />
exento en el sentido más lato, y esta inmunidad<br />
se consideraba como una distincion y se guardaba<br />
con gran celo. Marcelo se apoderó con unpretexto<br />
de un hombre libre Novum Comum y le hizo<br />
azotar; y aún cuando no había desempeñado ningun<br />
cargo (1), y por lo tanto no podía legalmente<br />
pretender la exencion, no dejaba por eso de ser este<br />
acto altam ente ofensivo para el patron de sus compatriotas<br />
que veía con él disminuir su prestigio.<br />
Así lo comprendió Ciceron con su buen sentido y<br />
moderacion, denunciandolo como un acto de hostilidad<br />
insensata hacia un hombre que por lo ménos<br />
merecía honrosas consideraciones porparte de<br />
todos los ciudadanos de la República. Para colmo<br />
de indignidad envió el cónsul al paciente para que<br />
enseñase sus cicatrices su patrono, impotente<br />
para socorrerle.<br />
Peligro supuesto de la 7 osicio2b de César en, la Galia.--Es<br />
probable que la posicion precaria en que<br />
suponía al próconsul en esta época, inspirase á sus<br />
enemigos valor para insultarle de este modo, pues<br />
se decía en Roma que su caballería había sido des-<br />
(1) Véanse las palabras auténticas de Cienron: «marcellus,<br />
fcede de Comensi; etsi lile magistraturn non gesserat, eral<br />
Lamen Transpadanus.» (ad Att.. V, 111; Apiano, II,. 23, y tam-<br />
bien Plutarco (Ces. , 29), afirman lo contrario, pero mituralmente<br />
debe preferirse la autoridad de Ciceron, que llega hasta<br />
quejarse del acto corno irrespetuoso para Pompeyo, cuyo padre<br />
había concedido á los transpadanos el derecho latino, lo<br />
que no hubiera podido hacer, si Marcelo se hubiese limitado á<br />
negar el poder de César para conferir un derecho más ele-vado<br />
del que pudo disponer su predec esor. Observo que Midleton<br />
corrompe la pureza del pasaje latino, leyendo gesserit (debía<br />
ser gessiset) por gesserat, en ua fútil ensayo para conciliarle<br />
con Apiano y Plutarco.
2470<br />
truida en un encuentro desastroso; que la sétima<br />
legion ha ja experimentado una grave derrota;<br />
pie en su expedicion contra los Belovacos, había<br />
sido cortado del resto de sus fuerzas con un corto<br />
destacamento, babándose muy bajo en las filas de<br />
la nobleza de la suerte que le estaba reservada.<br />
Domicio llevaba el dedo z".1 los labios con un gesto<br />
significativo, que evita interpretar aquel de quien<br />
lo tomamos (1): poro Pompeyo al ménos tenía más<br />
confianza en la habilidad de su rival para salir de<br />
apuros, y cuando itdarcelo, llegando aún más lejos,<br />
propuso enviar los sucesores del proconsul z't sus<br />
provincias aún entes del tiempo prefijado, se opuso<br />
con expresiones prudentes y respetuosas hacia tan<br />
noble campeon de la República (2). Sin embargo,<br />
insisti,l) al mismo tiempo sin ambajes para que el<br />
Senado tomase el asunto por su cuenta en tiempo<br />
oportuno, y asumiese el derecho do decidir perentoriamente<br />
sobre las pretensiones de César.<br />
Pompeyo cae ei)lenno .4Vápoles.—En. esta cri—<br />
sis, y mientras que los más prudentes entre los nobles<br />
podían dudar todavía que les fuese posible<br />
resistir al enemigo impulsado á la desesperacion<br />
por los nalls violentos, sobrevino un incidente que<br />
afirmó sus esperanzas y les condujo al colmo de la<br />
(I) Cieeron, nd V111, 1. Cell° escribe á César en Cilicia<br />
el 1.° de Junio:<br />
«Quod ad Cmsarem crebi et non belli (1.(_ en rumores sed<br />
susurratores duntaxat veniunt: alius equite,m perdidisse,<br />
quod, facturo est: alim septimam legionem vapulare:<br />
ipsum apud Bellovacose:rcumsederi, inte-clussum ab reliquo<br />
exereitu; n'N,que adhuc cerfi cruicduarn est, neerue hece incerh<br />
binen vulgo .aetautur, sed iriter palcos, quos tu nosti. palam<br />
secreto narrantur: at manns ad os oposuit.—.»<br />
(2) Apiano, Bel& ci¿;., II, 26.
temeridad. La salud de Pompeyo era delicada y<br />
tenía predisposicion á sufrir todos los otoños las<br />
fiebres períodicas que infestaban al parecer en<br />
todo tiempo la costa del tirrheno. A fines del año<br />
703, se vió atacado de una grave enfermedad en<br />
Nápoles, y por algun tiempo se desesperó de su<br />
vida. Había llegado entonces á la cúspide, de su<br />
carrera política, y nada quedaba dentro de la esfera<br />
legal que pudiese aumentar su reputacion de<br />
poder ó de moderacion, habiendo gozado del consulado<br />
único, y lo que es más, habiéndole resignado.<br />
El único favor legíthho que todavía podía prodigar<br />
la fortuna á su favorito, era una vejez honrada<br />
y tranquila; pero las nubes que se amontonaban<br />
en el horizonte alejaban la esperanza de<br />
tan afortunado fin. En este momento, dicen los<br />
moralistas romanos que los dioses previsores trataron<br />
de alejar al gran Pompeyo de la esfera de la<br />
instabilidad humana; pero las ciudades y las naciones<br />
interpusieron sus súplicas y conservaron<br />
su amado héroe para ser despues vencido y decapitado<br />
(1). Las poblaciones de Puteoli y Nápoles<br />
fueron las primeras en demostrar publicamente el<br />
dolor y la desesperacion, haciendo votos y sacrificios<br />
por el restablecimiento del enfermo, y ,expresando<br />
su alegría, cuando se vió fuera de peligro,<br />
con fiestas y danzas, y coronándose de flores la<br />
cabeza.<br />
(1) Ciceron, Tttse. Ott. I, 35. Dcl. aquí esnn tomadas las<br />
eMpbres de Juvenal. ' (X, 283): «Fortunl ipsius et Urbis<br />
servatum enut absttiljt;» pensamiento de nna brevedad<br />
',llena de bu o n sentido. V(..,ans--1. tambien Veleyo, II, 48; Séneca,<br />
Coas. ad<br />
IX, 17.<br />
71
(;)'"'"•,)<br />
I<br />
Entusia gno de los Italianos por su restableci rmienlo.<br />
—Estos no eran sin duda más que Griegos, como<br />
dijo Ciceron (1); pero aunque reservados y sóbrios,<br />
no fueron ménos ardientes en su adulacion los Italianos.<br />
La multitud acudía á los caminos; las aldeas<br />
estaban llenas de gente como las ciudades; los<br />
puertos no podían contener los buques que conducían<br />
extranjeros del otro lado de los mares para<br />
saludar al héroe popular, cuando se le trasladó lentamente<br />
y por etapas hacia Roma. Pompeyo contemplaba<br />
con satisfaccion desde su litera este movimiento<br />
del pueblo, y lo consileraba una prueba<br />
suprema de lo-proundamente que había arraigado<br />
su influencia, ó una medida de los recursos inagotables<br />
de su popularidad (2). No había nadie que<br />
le dijese al nido lo vano de estas demostraciones,<br />
ni le predijese que Italia se rendiría sin combate<br />
á su rival, y que las voces que más alto lanzaban<br />
sus acentos de adhesion, acogerían al conquistador<br />
de la Galia con aclamaciones no ménos fervientes.<br />
«,Pero cuales son, decía un escritor malicioso,<br />
las perspectivas de un partido, cuyo campeon<br />
cae peligrosamente enfermo lo ménos una vez al<br />
amo (3)?»<br />
César trata á los Galos con dulzura.—La con clusion<br />
de la conquista de las Galias, encontró ya muy<br />
adelantada la obra de la pacificacion. La política<br />
de César difería esencialmente de la de sus prede-<br />
(I) Ciceron, loe. cit.: «Coronati Neapolitani fuerunt, nimírum<br />
etiam Puteolani: vulgo ex oppidis publice gratulabantur:<br />
ineptum sane negotium et grceculum.»<br />
.(2) Plutarco, Pornp., 57.<br />
(3) Ciceron, ad Att., VIII, 2: In unius hominis quotanis<br />
rericulose e2Totantis anima positas omnes spes nostras habemus<br />
»
J—<br />
cesores en la administracion provincial. Las provincias<br />
situadas á ambos lados de los Alpes habían<br />
sido atadas al carro de la República con las cadenas<br />
de hierro de las armas y de las colonias. Se<br />
habían arrancado al pueblo conquistado grandes<br />
extensiones de tierra, para darlas á los ciudadanos<br />
romanos, que quisieran cambiar la vida de pillaje<br />
en el extrae; ero por la seguridad de sus hogares,<br />
y defender los puestos avanzados del imperio enmedio<br />
de enemigos aterrados. El espíritu militar<br />
que animaba á estos colonos, su inteligencia y su<br />
valor bastaban para intimidar á los indignas, sin<br />
que casi hiciese falta la presencia de tropas regulares;<br />
pero no era posible extender semejante sistema<br />
á los vastos territorios que tenía entónces<br />
que organizar el Estado repentinamente, y tampoco<br />
entraba en los designios de César trasladar de<br />
este modo Roma á las provincias, sino que quería,<br />
por el contrario, aproximar á Roma á los de las provincias<br />
galas, y ligarlos por el interés y por el orgullo<br />
á la ciudad de sus conquistadores. El primer<br />
paso que dió hacia la trasformacion de los Galos<br />
en ciudadanos, fué aligerar en lo posible el yugo<br />
romano, y por consiguiente, no estableció ninguna<br />
colonia en toda la extension de la vasta regim que<br />
añadió al imperio. La forma de provincia que la<br />
dió. fué algo rrrls que nominal. ,\,1 como la Galia<br />
cisalpina se distinguía con el ti tul de Togata,<br />
para indicar su carUter pacífico, y la semejanza<br />
de sus costumbres con las de la ciudad, del mismo<br />
modo la Provenza, llamada tambien la Narbonense,<br />
se diferenciaba de la primera con el epíteto de Bracata,<br />
tornado de los trajes miserables de sus habitantes.<br />
Toda la inmensa region comprendida. entre<br />
MERAN' ALE<br />
,
-)74 —<br />
el 116dano, el ()océano y el Rhin, conquista del<br />
mo César, recibió tambien otro titulo distintivo y<br />
se llamó Comata, por la larga y salvaje cabellera<br />
de sus I) ;rbaros indígenas. El conquistador dejó,<br />
sin embargo, al ménos en apariencia, su libertad<br />
primitiva á la mayor parte de los Estados situadas<br />
en estos límites, y no temió conceder este favor á.<br />
las tribus más fogosas de los Galos, concediendo el<br />
titulo de Estados libres á los Arvernos, Eduos, Biturig,os<br />
y hasta á los fieros é indómitos Treviros (1).<br />
Tuvieron éstos sus magistrados, sus senados y sus<br />
deliberaciones, dirigidas sin duda por agentes romanos,<br />
y como vemos que en tiempos posteriores<br />
se fijaron por el gobierno los asuntos de discusion,<br />
y que los remedios y los argumentos de los orado<br />
res se sometieron á un exlrnen minucioso (2), es<br />
probable igualmente que no dejó César de ejercer<br />
una activa vigilancia sobre las asambleas que per<br />
mitió celebrar. Se admitió á otros Estados á la<br />
alianza de la victoriosa República (3), y el tributo<br />
que pagaban se llamó contribucion militar (4); y<br />
para que no pesase demasiado sobre ellos, se fijó,<br />
su cantidad anual en la moderada suma de cuarenta<br />
millones de sextercios (5). Colmó de honores y<br />
beneficios rnls positivos á las ciudades y á los jefes<br />
(6); pero lo que mis conquistó corazones y sim-<br />
(1) Cesar, Bell. 5',): Plinio. Hist. nat., IV, 31, 31.<br />
(2) Tí.cito, Al24., fli, 43; Ukert, Geog. cZer und<br />
t. III, 255.<br />
(3) Mem, Gern., 29.<br />
(1) Suetonio, Jul., 25; Tierry. Gauloi,s., 211.<br />
(5) Calculando el sextereio en '2 dineros y una fraecion, representa<br />
esta sama próximamente 350,000 libras de la. moneda<br />
ingte actual.<br />
(6) Auctor, Bell. Gail,, VIII, 49: «llague honorifice<br />
tes apenando nrin.eipes maximis prar3mi.i:s afilcientio.» El re-
----- 275 -<br />
patias al magnánimo romano , fué su trato y afables<br />
maneras. Cuando vió colgada su espada en el<br />
templo de los Arvernos, que se la habían cogido.<br />
se negó á reclamarla, diciendo con graciosa sonrisa,<br />
que la ofrenda era sagrada (1).<br />
César se concilia a los parciales del Senado en, 1«<br />
provincia.---César tenía otro enemigo en la parte<br />
meridional de la provincia, la faccion pompeyana,<br />
á la que temía más que á los Galos, y para hacerse<br />
fuerte contra ella, hizo la corte á las naciones que<br />
había subyugado. El foco de este partido residía<br />
en la Narbonense, donde Pompeyo había establecido<br />
la base de sus operaciones contra Sertorio, y<br />
que había llenado de legionarios y protegidos. Nar_<br />
ho Martius, principal ciudad de la parte occidental<br />
de la provincia se había declarado por los intereses<br />
del jefe de los nobles, y Marsella no era ménos partidaria<br />
de la aristocracia romana, á la que se inclinó<br />
durante el periodo de su lucha con las tribus limítrofes.<br />
La presencia de Mario en estas regiones había<br />
dado origen á relaciones con el partido de que<br />
era campeon victorioso, y cuando este partido se<br />
vió á los piés de Sila en Italia, muchos de sus<br />
parciales proscritos buscaron un refugio en la provincia<br />
Gala, donde Lépido esperaba reunir partidarios<br />
para su irreflexio ataque contra la oligarquía<br />
romana, y de la que Perpenna, había saca<br />
do poderosos refuerzos á Espafia para Sertorio;<br />
pero después del triunfo de Pompeyo, se reorgani-<br />
lato (le Dior' no es tan favorable sin embargo: TO 1)Ç VEV 1:C91,1TE1-<br />
'43.)7E o',57 ¿e iltieptoc¿, (XL, 4).<br />
(1) Pintare°, Ces., 2( T : El escritor atribuye<br />
evidentemente esta gouzTo--'.'dad á un entirn'.1>nto supersiicioso.
zó el ;31/.1u de la Galia como si fuese; pi opiedad de 1a,<br />
clase dominante, con un sistema de confiscación<br />
de crueles proscripciones. Milon escogió á Marsella<br />
como destierro, como una de las fortalezas de su<br />
órden, y tal vez por la misma razon pretendía Catilina<br />
ir á dicha ciudad, como para dar una garantía<br />
al Sellado de la conformidad de sus miras con<br />
ios intereses de este cuerpo. Despues de su regreso<br />
á Roma, Labia continuado Pompeyo gobernando<br />
esta provincia con la ayuda de Fontevo y de otros<br />
procónsules , hasta el momento de la llegada de<br />
César; pero el nuevo gobernador puso todo su empeño<br />
en deshacer la obra de sus predecesores, esforzándose<br />
en captarse las simpatías de los Marselleses<br />
con mayores favores que los que ya les había<br />
concedido su rival (1), extendiendo los limites de<br />
su territorio y aumentando los tributos que sacahan<br />
de éL A César cor responde el honor de hafier<br />
proyectado edificar una ciudad y de fundar una<br />
estaclon naval en Forum Julii, áun cuando no pueda<br />
atribuírsele con certeza su ejecucion (2). Sus designios<br />
ulteriores le impedían diseminar sus veteranos<br />
y establecerlos en colonias en toda la extension<br />
del país, pero se menciona el establecimiento<br />
de una división de la décima legion en Narbona,<br />
de la sexta en Arlés, de la sétima en Bezieres<br />
y de la octava en Antípolis (3), y es probable que<br />
en estos sitios empezase la distribución de los bienes,<br />
que despues concluyó Augusto.<br />
(1) César, Bell. eir., 1, 33: «Bollo victos salgas atribuit,<br />
vectigatiaque auxit.» Los Marselle3e3 reconocían que habían<br />
recibido paria beneficia, de César y de Pompeyo.<br />
(2) De Anville, Notice sur la Gaule, in voc.<br />
(3) Meta, II, 5; Plinio, Hist. nat., III, 4; Ukoll, Geog. oler<br />
Gr. 9,1 nd 11?,r;ra.; C-1:isellard. Mem. 111, 16.
— 21?<br />
fresar interesó en su faros' el espíritu milita ie<br />
los Galos. Clrnposicion de sus legiones. Para el caso<br />
en que no bastase la clemenciaque desplegó con las<br />
ciudades galas para hacerlas aceptar el ascendiente<br />
con que Roma se contentaba al parecer, adoptó el<br />
procónsul otros medios para quitarles todo ciernen.<br />
to de resistencia , encargándose de la direccion del<br />
espíritu militar del pueblo, y convirtiendo lo más<br />
escogido de su juventud en un gran ejército romano.<br />
Las legiones con que había reducido á la<br />
obediencia el país, eran principalmente galas por<br />
la sangre y el idioma, pues la República no le había<br />
suministrado tropas italianas (1). La décima legion<br />
fué organizada por Pontino, en la provincia<br />
transalpina para combatir los Alóbrows, y la sétima,<br />
octava y novena , que encontró César en la<br />
Cisalpina, fLeron organizadas probablemente por<br />
Metelo en este país, cuando se le envió á cortar la<br />
retirada 4:1, Catiliria, cerrando los pasos de los Alpes<br />
(2). Las legiones once y doce, procedían de la<br />
eva hecha apresuradamente por el procónsul en<br />
su provincia al principio de su primera campaña,<br />
y las legiones trece y catorce se sacaron de las<br />
mismas comarcas para oponerlas r la gran confederacion<br />
de los Belgas. La última de éstas fué<br />
destrozada por los Eburones (3), pero se organizó<br />
(1) Guischaril, Mon. § 2.<br />
(2) Autor, Bii11. Gal \ III, 8: «Tres veterrim. -e leg;oms.:9<br />
Las legiones que Pompeyo -mantenía en España, llevaban del<br />
número 1 al 6, dándose estos segun la feeli t de la leva, pero<br />
áun en esta época tan lejana, los ejércitos del Este y del Oeste<br />
no tenían niw!,.una rrlacioa entre sí, y se contaban aparte de<br />
las de España y Galia, las legiones de la Siria. Guischard,<br />
loc. Cit.<br />
(2) se dice (vi o en eta c)easion fueron dotztruidaY dos le-
otra con el mismo número enseguida, Itsi corno la<br />
décima quinta en las provincias galas , habiéndose<br />
organizado todas por él, hasta la que le prestó<br />
Pompeyo en la Cisalpina, por órden del Senado.<br />
Sólo unos cuanto'; soldados de éstos eran de origen<br />
romano ó italiano y poseían los derechos de la ciudad,<br />
habiendo sido tomados sin duda entre los naturales<br />
de los muchos Estados á los que se les habían<br />
otorgado los derechos latinos 1). Era contrario<br />
á la regla fundamental del servicio militar admitir<br />
extranjeros en las filas de la legion romana, ó formar<br />
legiones suplementarias con naturales de provincias<br />
no privilegiados, pero cada una de estas<br />
divisiones se había completado con un número ilimitado<br />
de cohortes (2) que con el nombre de auxili<br />
a estaban equipadas en su mayoría del mismo<br />
modo que el cuerpo principal , y sometidas á. la<br />
misma disciplina y al mismo mando. Los peligros<br />
y las glorias comunes de algunas campanas, habían<br />
hecho al auxiliar galo capaz de prestar tantos<br />
servicios como el legionario romano , y César se<br />
rodeó de muchas fuerzas de esta clase, admitiendo<br />
en sus filas muchos hombres notables y de influencia<br />
en sus respectivas ciudades (3). De este modo<br />
no tuvo inconveniente en organizar toda una legion<br />
de Galos únicamente; y de todas sus atrevidas<br />
innovaciones , ninguna tan en desacuerdo como<br />
ésta con lasprebcupaciones de sus compatriotas;<br />
;iones, pero probablemente quedó lo suficiente para formar<br />
una.<br />
(1) Sigon, de Jur. Ant. Ital.,111, 2, de Jur. Prov. I. 6.<br />
(2) La cohorte número 32 de la segunda legion, es mencionada<br />
en una medalla. Hardnin, ad Plin., Hl, 4.<br />
(3) César, Bell. Gal,, I, 39: «Nominatum ex omnibus eivitatibus<br />
nobilísimo et fortisimo quoque evocato.»
-- 2'79<br />
pero al obrar, asi llevaba á cabo su política de fusion,<br />
y despues siguió el mismo principio cuando<br />
concedió á este cuerpo en conjunto las inmunidades<br />
romanas.<br />
Legion, gala de César llamada Alauda.—Los soldados<br />
que componían esta legion se distinguían<br />
por un casco que llevaba sobre la cimera la figura<br />
de una alondra, ó un penacho de sus plumas, de<br />
donde procedía su nombre de Alauda (1). Admiraban<br />
los Galos el ardor y la vivacidad de este pájaro<br />
y se alegraban al verle, como de un favorable<br />
presagio. Apasionados por la actividad de una vida<br />
militar; envanecidos con la consideracion concedida<br />
la profesion de las armas, y orgullosos de sí<br />
mismos y de sus jefes, encontraban en el servicio<br />
de César reunidos todos los encantos que más les<br />
atraían , y ningun capitan supo captarse como él<br />
el cariño personal de sus soldados, imponiéndoles<br />
al mismo tiempo respeto. La severidad peculiar de<br />
su disciplina realzaba más el valo • de su clemencia,<br />
y conseguía c ni sus frases estudiadas y oportunas<br />
y con la rudeza que sabía mezclar á tiempo á,<br />
sus costumbres refinadas , excitar la alegría del<br />
campamento y halagar los gustos de sus compañeros<br />
de armas (2), gozando por todo esto de una popularidad<br />
extraordinaria entre sus tropas, que no<br />
consiguió ninguno de los generales romanos, los<br />
cuales sao mantenían la disciplina por el terror de<br />
los castigos. Miéntras duraron las campañas de<br />
las Galias, no l'u' o un solo acto de insubordinacion<br />
(1) Snetrmio. Ji11., 24; Plinio, _Hist. vitt., "Xf, 4-1; Cieeron,<br />
ad Att., XVI, k. Véase Drumann, 2:15.<br />
(2) Suetonio, Jul., 65, donde pone muchos ejemplos de esta<br />
clase.
— 28.0<br />
declarada, y aún los rudos reclutas de su primera<br />
expedicion se calmaban á, sus primeras palabras<br />
de reprension. Ira abnegacion desplegada en los<br />
momentos de peligro inr los soldados y los oficiales<br />
admiraba á los e7gei .imentados Romanos, y<br />
cuando ss le hacían prisioneros, era imposible hacerlos<br />
volver sus armas contra él, espantándose<br />
el enemigo, mz-s de las fatigas y privaciones que<br />
experimentaban en sus marchas y sitios, que de<br />
su bravura harto conocida en los campos de batalla<br />
(1). Este fué el secreto de sus repetidos triunfos<br />
contra el ni,m.ero y todas las demás ventajas, y la<br />
fama que consiguieron con ellos, adormeci) como<br />
por encanto el odio ó el patriotismo de los Galos/<br />
arrastrándolos una vez más sobre Italia, bajo las<br />
banderas de su conquistador.<br />
Carácier y conducta de C. Escribonio Curion (704<br />
A. de la C.) L. Emilio Paulo y Claudio 1llarcelo, eón-<br />
Escribonio Curion, había conseguido el<br />
tribunado, gracias al favor del Senado, y á, pesar de<br />
la desconfianza de algunos miembros del partido.<br />
Habiase hecho notar poco ántes corno uno de lo' más<br />
ardientes partidarios de la oligarquía, pero su carácter<br />
era voluble. Estaba ausente su amigo Ciceron,<br />
y ademas se sabía que carecía completamente<br />
de recursos, agotados por la, crápula y el despilfarro.<br />
Los pompeyanos acostumbraban á llamar<br />
corrupcion á la expresion de todo sentimiento contrario<br />
al ascendiente de su patrono, y es indudable<br />
que el oro galo había corrido como un torrente de<br />
metal fundido por todos los rincones de la ciudad,<br />
no admitiendo refutacion en esta época la culpabi-<br />
(1) Suetonio, Jul., G3.
281 ____<br />
lidad de Curion, por lo cual seria ocioso atenuar<br />
'ley la sospecha que prevale,ci) (1). Sin embargo,<br />
no había nada en su conducta que no pudiese interpretarse<br />
de un modo favorable: Había otros que<br />
insistían para que se mantuviese igual la balanza<br />
entre César y Pompeyo, y Curion proponía que se<br />
hiciese deponer las armas á los dos rivales simultáneamente,<br />
devolviendo de este modo al Senado<br />
su legitima supremacía. Los nm)les adoptaron calurosamente<br />
su opinion, y cuando el c C. Marcelo<br />
presentó el 1 .° de Marzo la proposicion de desarmar<br />
á César con el nombramiento de un sucesor,<br />
interpuso el tribuno su enmienda, obteniendo en<br />
una votacion la enorme mayoría de 370 votos<br />
contra 22. El pueblo cuyas simpatías se había<br />
granjeado prometiéndole medidas que le quitarían<br />
el cuidado de su propia subsistencia , y le libertarían<br />
de las cargas peculiares del gobierno civil<br />
(2), le aplaudió con entusiasmo, arrojando flores<br />
á sus pies, corno ante un atleta que volviese<br />
victorioso de la arena (31 Pompeyo estaba ausente<br />
y le consternó esta derrota, apresurándose í aparecer<br />
en el Senado, para manifestar que de buen<br />
grado prestaba su obediencia al último voto que ex-<br />
111.•••••■••••.............*••■•••■■••■<br />
(1) Apiano, Bell. eiv., II, 26; Dion, XL, 60: Velero, que es<br />
muy parco y juicioso en cargos de esta especie. se abstiene de<br />
manifestar su opinion: «Id gratis an :weepto H. S., centies fecerit,<br />
nt a(_Tepimus in medio relinquemus.»<br />
(2) Celio á Ciceron (ad Div., VIII, 6): «Levisime transfugit<br />
populum et pra Osare loqui legernque viariarri,<br />
non disimilem agrarim I1ulli et alimentariam, qum :1111)(4 .diles<br />
metiri, jactavit.» Véase Ciceron, ad Art., VI, 1, 25: «Vedius<br />
venit mihi obviam sum duobus essedis et rheda equis<br />
justa et lecta et familia magna: pro qua, si Curio legem pertulerit,<br />
H. S., centena pendat necese esse.»<br />
(.3) Apiano, Bella eiv., XI, 27; Pintarlo, Ponip., 58; cémr,<br />
30.
`,8<br />
presaba la voluntad de la asamblea. «César dijo,<br />
»es mi amigo y mí aliado; sus miradas se dirigen<br />
»hacia la ciudad, donde con tanta justicia se reve-<br />
»rencia su nombre; donde no le esperan más que<br />
»enhorabuenas y triunfos. Invitémosle enseguida<br />
»á que vuelva entre nosotros nombrándole un su-<br />
Dcesor; yo he prometido hacer en el porvenir cuan-<br />
»to esté de mi parte para calmar todos los ()dios<br />
»y todas las pertur' aciones (1)». No era difícil adivinar<br />
esta miserable asechanza, y Curion insistió<br />
con más energía que nunca, para que los dos rivales<br />
fuesen declarados enemigos de la Ilepú Tica,<br />
sino aedecian inmediata y simulUneamente. Pompeyo<br />
se retiró burlado y furioso, áun cuando<br />
todavía podía reirse de esta amenaza, pues el Senado<br />
no tenia una legion á ménos de 1.00 millas<br />
de Roma, y no podía derribar ni á César Iii á él, sin<br />
buscar el apoyo de uno contra el otro. La asamblea<br />
lo comprendió, y se abstuvo á, todo evento de tomar<br />
una decisión, siendo disuelta por el tribuno (2).<br />
El Senado requier'e á la vez á Pompeyo y á Üéésar<br />
para que entreguen qtna legion.—De estas deliberaciones<br />
salió sin embargo un decreto, cuyo fundamento<br />
hay que buscar tal vez, en la conciencia<br />
que tenía el mismo Senado de su impotencia para<br />
defenderse, y al cual dió todo el aspecto exterior<br />
de justicia. Fuá éste, mandar á los dos procónsules<br />
que entregasen una legion para el servicio de la República<br />
en Siria, donde se proponía reunir grandes<br />
fuerzas para oponerlas á los Parthos. Entónces fué<br />
(1) Apiano Be 71. civ. II, 28.<br />
(2) Idem, ibid., 29; Autor. Bell. Gall., VIII, 53: «Senatus<br />
frequens in alía omnla Celio emplea precisamente las<br />
mismas palabras en una carta Cieeron.
— 283<br />
cuando Pompeyo se atrevió á pedir á César la ler•ion<br />
que le había prestado tres ailos tintes, ademas je la<br />
que le mandaba proporcionar el Senado. César no<br />
vaciló en satisfacer ambas demandas (1),pues sabía<br />
que los soldados no olvidarían pronto al general<br />
que los había cubierto de gloria, y afirmó su fidelidad<br />
con un regalo de mil sextercios á cada uno (2).<br />
La guerra de los Pa.rthos no era rmls que un pretexto,<br />
pues en cuanto llegaron gas legiones, las acantonó<br />
el Senado en Capua, haciéndose por un momento<br />
la ilusion de que podría mantener la balanza<br />
entre ambos rivales con mano firme é intrépida.<br />
Apio Claudio ofende á a19unos miembros del órden<br />
*senatorial con la severidad qu,e desplela en la censura.<br />
La causa de César no estaba, sin embargo, abandallada<br />
á la defensa tan solo del elocuente, pero di-<br />
Curion. Tambien Sulpicio prestó todo el peso<br />
de su autoridad en su órden los intereses de una<br />
justicia igual, y el cónsul Paulo Emilio que edificó<br />
segun se dice, con el precio de su traicion, la basilica<br />
(3) que ha inmortalizado su nombre, ayudó<br />
tambien á contrarestar las gestiones de los pompeyanos.<br />
La cegedad de sus enemigos trabajó , sin<br />
embargo, más en 1)11') de los intereses de César, que<br />
todos los esfuerzos de sus amigos. Uno de los censores,<br />
Apio Claudio, era partidario furioso de Pompeyo.<br />
y creyendo favorecer los intereses de la oli-<br />
g<br />
arquía purificando severamente la lista del Senado,<br />
(1) Al-1(4°r, Ber Gal.,\ 54: «Roque obstare ata.<br />
legiones uni Cae-;ari detraituntur.» Vease Apiano; Díon.<br />
(2) Apiano, Beil. eiv., 11, 29.<br />
(3) Recibió, segun Plutarco, 500 talentos, Ces., 29; Apiano,<br />
Beil. civ., II, 26; véase Suetonio, 29; Ciceron, ad<br />
A Ct. 5<br />
VI. 3.
2S4<br />
procedió á un exámen vigoroso de las rentas, del<br />
origen de los méritos personales de los miembros de<br />
este cuerpo, atacando con sagacidad instintiva á los<br />
caballeros, los emanicipados ó á los nobles empobrecidos,<br />
cuya exclusion pensaba que aprovecharía<br />
A. su partido, sin conseguir más que confirmar y<br />
exagerar la predileccion de sus víctimas por César.<br />
Proscribió entre otros á Salustio el ilustrador, por<br />
una acusacion de prodigalidad, la cual estaba sin.<br />
duda plenamente justificada, pero el retórico insultado<br />
no se consideraba peor que los que le rodeaban,<br />
y se vengó adhiriéndose abiertamente á la causa del<br />
enemigo (1). Si su mano no era muy fuerte, ni muy<br />
pesada su bolsa, tenía otros rocursos que poner al<br />
servicio de su nuevo patrono, y cubrió á la aristocracia<br />
romana de una externa infamia, en una série<br />
de sátiras crueles , bajo el disfraz de la historia<br />
(2).<br />
Tentativa abortada de expulsar á Curio?, del Ses<br />
nado.—Mareelo y los oligarcas llaman d Pompeya en<br />
su auxilio. Era de la mayor importancia sacrificar<br />
(1) Dion, XL, 63.<br />
(2) Se refiere poco de la vida de Salustio, y esto poco no<br />
es indudable. El escrito supuesto, titulado: .Declamatio in<br />
Sallastium le describe, y no equivocadamente al parecer,<br />
corno viviendo al dia, buscando recursos por los medios más<br />
viles, para disiparlos en busca de honores y placeres. Octuvo<br />
despees un gobierno de provincia en Africa, yallí amontonó,<br />
por medio de extorsiones . las enormes riquezas que le hicieron<br />
famoso en la posteridad. Esta circunstancia puede<br />
ervir para explicar las palabras dirigidas por Horacio al sobrino<br />
del historiador:<br />
«Latius regnes avidum domando<br />
Spiritum, quam si Sibyan remotis<br />
Gadibus jungas et uterque Poenus<br />
Serviat uní.»<br />
Hor., Od., 2, 9.
285 --<br />
si era posible al turbulento demagogo, y Apio hubiera<br />
comprendido á Curion entre los indignos • de<br />
pertenecer al Senado, si esta medida extrema no<br />
hubiese encontrado la oposicion de su colega,<br />
L. Pison, suegro de César, á pesar de su tímida<br />
oposicion al partido que estaba unido en general.<br />
Apio se limitó á declarar en el Senado gravemente<br />
la indignidad del tribuno, v é ste contestó rasganc s tido<br />
sus vestiduras en señal del ultraje que se hacia<br />
á su sagrada mision (1). Lejos de asustarse el<br />
cónsul C. Marcelo con esta demostracion , sometió<br />
al voto de la asamblea la expulsion, pero el tribuno<br />
se defendió con destreza, y mostró una afectada<br />
moderacion; vaciló el Senado y abstuvo de sancionar<br />
aquella medida.. Despechados los nobles, se vistieron<br />
de luto, é hicieron las demostraciones propias<br />
de una calamidad nacional (2) acompañando á su<br />
campeon Marcelo al retiro sub-urbano en que se<br />
había instalado Pompeyo sopretexto de un gobierno<br />
proconsular, confiandole la guarda de la ciudad,<br />
con dos legiones de las de Capua z't sus órdenes (3).<br />
El prudente hombre de Estado pidió que se le confirmase<br />
este cargo con la sancion de los cónsules<br />
designados para el año siguiente, C. Claudio Marcelo<br />
(4) hermano de M. Marcelo, cónsul del arlo 703,<br />
y L. Comelio Léntulo Crus, los cuales manifestaron<br />
su completa conformidad con su partido (5), y prometieron<br />
su apoyo para el porvenir al protector de<br />
la vana • esperanza. fila-<br />
su eleccion. Se al limentaba<br />
(1) ;.)ion, ►.<br />
(2) Plutareo, Pon-27)., 5').<br />
(3) Apiano, Bel!. civ., 11, 1)!on, G-1„<br />
(4) Era primo de G. Clodio N5ree1o. e(")nz!i!.<br />
(5) 1 .1 .1,7 ,11, XL,
dada en rumores procedentes del campo de César,,<br />
de ve el ejército del procónsul se negaría á batirse<br />
por él, y hasta que éste podría sucumbir á manos de<br />
sus tropas indignadas (1). Pompeyo cría zlun ciegamente<br />
que era inatacable su posicion, y cuando se<br />
le apremiaba para que hiciese nuevas levas, rechazaba<br />
el consejo con desprecio: No tengo más que<br />
dar con el pié, decía, cuando sea necesario, para<br />
hacer surgir legiones del suelo de Italia (2).<br />
Fatuidad de la 01,iyalvpzia.— Esta es la fatuidad<br />
que hiere fatalmente á los consejos de una aristocracia,<br />
orgullosa con una larga é ilustre carrera,<br />
cuando se ve acometida por un jefe revolucionario.<br />
Encerrándose en su sangre fria, no tiene en cuenta<br />
lo que hay de contagioso en el espíritu de agresion<br />
y de derden, y no hace caso de la turbulencia<br />
y de lo fácil que son de arrastrar tropas acostumbradas<br />
á una prolongada carrera de pillage y<br />
de poder; no viendo en ellas más que el instrumento<br />
de un jefe egoista, que acaban por disgustarse<br />
de la parte desigual que les corresponde en la asociacion,<br />
y calculan con su deseo de poner en salvo<br />
sus ganancias volviéndose contra él. Pero el génio<br />
del aventurero á quien acompaña el éxito, se demuestra<br />
sobre todo en el ascendiente que adquiere<br />
sobre sus partidarios, z1 los que llena de esperanzas,<br />
modifica sus propios sentimientos é inspira la<br />
conviccion de que tienen unaparte efectiva en sus<br />
triunfos. Esta accion trascendental de un alma<br />
sobre otras almas, nopuede comprenderse más<br />
que por aquel génio que es capaz de ejercerla.<br />
(1) Plutarco, Cas.. 29, comp., 57.<br />
'2) ídem, Pomp.„ 57.
28'7<br />
Recibimiento triunfal de César en la provincia<br />
cisw/pina.—Despues de afirmar la seguridad de<br />
sus conquistas, residiendo al otro lado de los<br />
ves durante el invierno y la primavera de este año,<br />
se puso César en camino para hacer una visita de<br />
inspeccion á la provincia cisalpina (1). Su objeto<br />
verdadero era pedir los votos de los ciudadanos<br />
romanos de estas regiones á favor de su cuestor M.<br />
Antonio, que era candidato para un puesto vacante<br />
en el colegio de los Augures. El celo con que<br />
este cumplido oficial había secunlado sus operaciones<br />
en la Galia, lo mismo que sus intrigas en<br />
la ciudad, le h ..cian acreedor al apoyo del procónsul,<br />
el cual sabía al mismo tiempo que los nobles<br />
habían resuelto sacrificará Antonio al ódio que le<br />
tenían. Cuando supo al llegar al Pó, que la persecucion<br />
de su partidario había sido coronada de éxito<br />
(2), no suspendió su viaje, sino que ambicionando<br />
siempre el consulado, aun cuand.: todavía lejano,<br />
quiso ensayar su popularidad, corno conquistador<br />
de la Galia, en tre los municipios y las colonias á<br />
quienes eran más familiares sus acciones. No sufrió<br />
desengaño en la idea que se formaba de la es-<br />
(1) A. 704 de la C.; 50 ¿hitos de J. C.; .Actor, Beil. Gal.,<br />
VIII, 50.<br />
(2) Antonio fué ele g ido para ocupar' la vacante que quedó en<br />
el colegio de los Augures por muerte (le Hortensia la cual tuvo<br />
lugar en Abril. Ceno á Ciceron, ad Din, 8; véase Cicerone al<br />
ACt., VI, 2, y Fiseher, R(5m. Zeitirpfeld. Los nobles apoyaron<br />
Domicio Altenobarbo para disputar el cargo, pero la<br />
influencia de Curion sobre las tribus as-Turó el éxito del, candidato<br />
de César. La el('ccion se veritie) en verano: véase Celio<br />
á Cicerone ad ¡)j i., VIIl , 14. Veleyo habla ea Urrni nos brillantes<br />
de la dicha de Flortensio y de. Lúculo, por h tber muerto<br />
tirites que estallase la guerra civil. El último murió muy poco<br />
de,.>pues de la vuelta de Cicer(Ii del desti3rro. Véase Ciceron,<br />
Proc. Consta. , 9.
'b)<br />
timacion erg que le tenían, Pues por urdas partes<br />
donde pasaba se cubrían los caminos de admira_<br />
dores entusia stas, se abrían las puertas de las<br />
dades con aclamaciones, se adornaban con arcos<br />
triunfales, se sacrificaban víctimas en accion de<br />
noracias á los dioses por haberle dado la victoria y<br />
17)<br />
conservado sus días, y se convidaba al pueblo erg<br />
las plazas públicas como en celebracion del solemne<br />
triuno que tan gloriosamente había merecido.<br />
Los ricos no retrocedieron ante ningun gasto<br />
para honrar lo que había hecho, y los pobres se<br />
agolpaban en torno suyo con la esperanza de lo<br />
que aun podría hacer. Habiendo atravesado de este<br />
modo -toda la Galia cisalpina, y seguro del lugar<br />
que ocupaba en el afecto de esta provincia, volvió<br />
á sus cuarteles de Nernetocenna (1), y reunió todas<br />
sus fuerzas para una gran revista.<br />
Eidusia,so de los «'et'ranos de César. Todas las<br />
miradas estaban vueltas hacia Italia ; el progreso<br />
de las hostilidades entre los partidos rivales era<br />
conocido por todo el mundo, y confiado el ejército<br />
en su valor, fanático por su general, y sin cuidado<br />
por los lazos morales que pudieran ‘unirlo á una<br />
ciudad que st'510 conocía de nombre, esperaba clon<br />
la mayor impaciencia la órden de avanzar. Era la<br />
primera vez que se habían reunido todas las legiones,<br />
y con el relato de sus respectivas hazañas, se<br />
llenaban de un ardor que apénas podía contenerse.<br />
No había llegado, sin embargo, el momento, y se<br />
contuvo su impaciencia dentro de límites razonables<br />
con promesas y halagos, distrayendo su aten-<br />
(i) Nemetoenna, Nletaeurn de tos itirh)raritY, de3Ptl"<br />
Atrebates, 1.a moderna Arras. De Anvil le, in VOC
cion con cambios de cuartel y movimientos so<br />
pretexto de proporcionarles acantonamientos más<br />
abundantes y más sanos. Entretanto encargó César<br />
á Labieno de la administracion de la provincia<br />
cisalpina, como al amigo fiel con quien podía contar<br />
, aumentando el interés que ya había sabido<br />
excitar en su favor. No dejaron de advertirle respecto<br />
á las tentativas de sus enemigos para corromper<br />
la fidelidad de un lugarteniente tan bien<br />
experimentado, y de sus soldados; pero las despreciaba<br />
ó se negaba á creer en ellas, y sostenía audazmente<br />
la justicia de sus pretensiones como futuro<br />
candidato para el consulado, sancionada por<br />
el privilegio que se le había concedido, y aseguraba,<br />
con aparente confianza, que no se atreveria el<br />
Senado á, cometer la iniquidad de priva 1e de su<br />
mando (D.<br />
ésa/. se dird;ye Ráceita: de s( 'e¿ ir Curion.—Al<br />
concluir el ario, se trasladó tambion<br />
pro6usul Italia, dirigiéndose Roma con<br />
sola legion, la decimatercera, para s't defensa personal<br />
(2). El resto se acantonó en cuarteles de invierno<br />
entre el territorio de los Eduos y el de los<br />
Belgas. César se había librado hasta entónces de<br />
un voto hostil del Senado pcir la habilidad con que<br />
Curion había defendido sus intereses, y la eleccion<br />
para el tribunado del arto siguiente, de Antonio y<br />
de Q. Cesio LI-Jn •ino, otro amigo suyo (`4 le propor-<br />
)naban al parecer medios legitimos de prolongar<br />
su defensa; pero al entregar el ef'insui Pompeyo<br />
(1) Bel‘. (jai., VIII, 51,<br />
12) Ídem, ibid., ;I)4.<br />
(3) Quinto era hermano de<br />
MrR z v4 I E,--TOMO
enstedb d la é r_it dad, babia declarado de hecho<br />
la guerra ( ,.; su rival. Faltaba saber cuanto tiempo<br />
se extendería la salvaguardia de las leyes sobre<br />
un hombre tan abiertamente denunciado como ene<br />
inigo público, Como el término del cargo de Curion<br />
estaba punto de espirar. y su seguridad personal<br />
mN hallaba tanibien comprometida, hizo el tribu-<br />
._-/o un último llarnamlento al pueblo; dijo muy alto<br />
que estaba violada la justicia, que ya no reinaban<br />
las leves, que la ciudad e staba sujeta una domiuacioit<br />
militar; exhortó á los ciudadanos 'á que resistiesen<br />
á esta tiranía, como habían hecho sus padres,<br />
negándose al servicio militar (1 ) ; Despues<br />
de este esfuerzo supremo, abandonó repentinameni<br />
e la ciudad y se refugió sin perder momento en el<br />
campamento de H:'Ivena (2 como -único asilo de su<br />
inocencia perseguich,<br />
DesconteWo lo,e wrible. por lo •imeu'on, de Poyilyeao.—Pompeyo<br />
Se ilmitai)a, á pesar de todo esto,<br />
mantener envainada la espada que el cónsul le ha<br />
bia confiado, y su conducta era incomprensible<br />
para sus fogosos partidarios, al ver que rehuía<br />
los consejos de los nobles, y continuaba al zjado de<br />
la ciudad , alegando el estado de su salud ó<br />
mando militar como excusas para cambiar conti-<br />
Duamente de residencia, dejando abandonado á su<br />
partido. que sostuviese sin jefe las discusiones del<br />
foro y de la curia, Quejaronse amargamente de<br />
u 1Tarente inaccion (3); pero él no hizo caso de<br />
(1) Apiano, 1941. civ., II, 31.<br />
(2) Dion, 66.<br />
(3) Cicerort, ad Ati., VII, 5: .(kQuee ego eqUiteS Rona., CP-14)S<br />
Sonatores N-Mi! qui acerrime plum ecet axl tuna hoc iter Popa,poii<br />
Tituperarnt.,
— 291 —<br />
su descontento , ni se dignó siquiera contestar<br />
á Antonio, que empezó su cargo tribunicio. denunciando<br />
con mas furor que nunca, toda la carrera<br />
del grande hombre , desde su aparicion en<br />
la vida pública (1). Esto sucedía precisamente<br />
cuando Ciceron volvía de Asia, donde sus partidarios<br />
le habían halagado con esperanzas de paz,<br />
y le habían dejado acariciar la idea de reclamar los<br />
honores del triunfo. Cierto es que sus servicios<br />
aunque poco brillantes y extraordinarias, basta ban<br />
para sostener esta pretension (2), y p.-xlia suponerse<br />
que los nobles se considerarían afortunados<br />
atrayendo á, su partido otro imperator, satisfaciendo<br />
una honrosa ambicion. Per.), ó Ciceron no<br />
tenía bastante decision de miras para agradar al<br />
partido en general, ó prevalecían envidias particulares<br />
sobre los intereses de la casta. Caton mismo<br />
insisti(► sobre las objecciones de forma, con más<br />
obstinacion. que de costumbre (3); pero cualquiera<br />
que hubiese podido ser el resultado en otras circunstancias,<br />
ocupaba todos los espíritus la crisis<br />
inminente, con exclusion de todo otro asunto, y se<br />
aplazó la discusion de la demanda para otra ocasion,<br />
que no llegó jamás.<br />
Regre,s.o de eicerond Dalia.--(Enero, del A. 701 de<br />
la C.; 5o J. C.'. —Cónsvlpg C. alo,tulio<br />
(I) Ident. i íde'd.. VII, S: (‹Antonii<br />
(pi t erat<br />
Pompeii usque a toga pur:1,»<br />
(2) AbekPri, (Cinero ia, Setn Brief. ff -rríg. '21?), dt.Tartatra<br />
que la pretension de Ciceron era razonable. I. ,:ntuin había ohte<br />
i do un triunfo por hecli qs cornpletrtmente seinejalite.s en la<br />
raHrna provm Cie(lron, ad Att., V. 21, 4.<br />
(*.9 Caton á Cicerorx (ad Db.:. XV, 5.) Había re3istido á la<br />
preterrlioll de ‘pi(,) 1uchIT ,;t s i regre,so de la
celo? °piel o Léntulo 612' iZS . co4"e7en,<br />
la con, Po mpeyo sobre el estado de los ít,(vocios Cierna on<br />
apareció en Italia con traje militar, seguido de sus<br />
lictores que llevaban las haces coronadas de laurel.<br />
No podía entrar en Ja ciudad donde voluntariamente<br />
se hubiera lanzado en el acto 11, la corriente<br />
de los asuntos. pero estaba poco informado del<br />
verdadero estado de las cosas, y no había adquirido<br />
fijeza de o l)inion en cuanto z1<br />
.<br />
esto Acto continuo<br />
fué á ver Pompeyo z5, su quinta Albana, siendo<br />
recibido con aparente cordialidad y animado para<br />
que persistiese en solicitar un honor tan ambicionado<br />
(1). Al mismo tiempo le aconsejó Pompeyo<br />
que no tornase parte en las discusiones del Senado,<br />
si este se reunía fuera de los muros de la ciudad,<br />
lo cual obedecía ostensiblemente al temor de que<br />
se comprometiese en una disputa con los tribunos,.<br />
lo cual per:udicaba sus probabilidades de triunfo,<br />
pero en realidad era por el temor de que intentase<br />
una mediacion entre ambos partidos, y que interviniese<br />
para restablecer la concordia. Sabia Pompeyo<br />
que Ciceron estaba en correspondencia con<br />
César, y las cartas del procónsul galo no respiraban<br />
m que sentimientos de moderacion y de virtudes<br />
cívicas. Al mismo Ciceron le costaba trabajo<br />
persuadirsede que fuese inevitable un rompimiento,<br />
pero sus esperanzas no pudieron resistir al honor.<br />
de las confidencias que le . hizo Pompeyo, y se doblegó<br />
á, la opinion general de su- orden , de que era<br />
preciso emplear la fuerza para dominar el poder de-<br />
César , y buscó consuelo con Atico pensamienos<br />
que le entristecían, con inútiles lamentaciones<br />
Cicoron ad Att., VII 4 y sig.
• ) 4<br />
w-<br />
sobre la fatuidad de su partido, culpable de haber<br />
dejado aumentarse este poder durante nueve años<br />
de victorias, cuando hubiera podido aniquilarse en<br />
su gérmen.<br />
César envía d Curion d Roma para proponer<br />
arreglo. César comprendía las inmensas ventajas<br />
de tener en su favor las apariencias, para el papel<br />
de agresor en una guerra civil, que estaba pronto á<br />
aceptar, y se aprovechó de todos los flacos que le<br />
ofrecía la violencia de sus adversarios para exponer<br />
la justicia de sus pretensiones y la inocencia<br />
de sus designios , con el lenguaje nr's comedido, y<br />
obtuvo de Curion que regresase á Roma á principio<br />
del año entrante , siendo portador de un mensaje de<br />
paz (1). Ofreció en él entregar la provincia transalpina<br />
y todas las tropas que aseguraban su sumisiifi.<br />
y sólo pidió permiso para conservar la Cisalpina y<br />
la Iliria con una escasa fuerza de dos legiones solamente<br />
(2). Debía saber perfectamente que era tan<br />
grande la excitacion (le las pasiones de sus enemigos,<br />
que no darían oídos á ninguna proposicion, y<br />
que estaban decididos que César no fuese mas<br />
tiempo cónsul. La aspereza de su cuestor Antonio<br />
en el tribunado les demostraba lo que podían esperar<br />
del procónsul en posicion l'tun i nnts elevada (3);<br />
pero las condicione :24 ofrecidas por César, no eran<br />
más que un cebo especioso para ganarse las aclamaciones<br />
populares, y los cónsules no estaban daispuestos<br />
á que el pl'iLlico las conociese, miéntras que<br />
(1) (Y sar, fica. !; Apian g , I!, Dion,<br />
XLI, 1.<br />
(2) AuctPr, B(11. G(11., VIII, al fioar.<br />
(3) Esta fim; la ol):::.erva ,si()a del ni 1)(Irrneyo<br />
,Cieeron.
Curi4in v Antonio cuidaron bien de comunicarlas á<br />
todo e:mundo, al mismo tiempo que las sometían<br />
al Senado (1).<br />
Semclo reciia 6b los ofrecimientos de C'es' ar y<br />
le revtzere para gibe resiplie el muldo.—Los cónsules<br />
desviaron la discusion en el debate que siguió y<br />
la hicieron recaer sobre la cuestion de seguridad general,<br />
denunciando corno una traicion patente los<br />
designios imputados á César. Los poderes ordinarios<br />
de la , dijo Léntulo , se hallan paralizados ;<br />
que las formas cedan una vez el paso á una violencia<br />
saludable (2). Ya no queda á César gnus recurso,<br />
afi adia , que resignar el mando el dia que ordene<br />
Senado, y volver como simple ciudadano á solicitar<br />
los votos de las tribus. El privilegio que ántes se<br />
Te había concedido en este caso particular, debía ceder<br />
á, la necesidad pública, y fué en vano que se levantaran<br />
veces en favor de un plazo, alegando unas<br />
que su partido no estaba armado todavía, y otras<br />
que, si Pompeyo partía para su lejana provincia, todo<br />
iría bien (3), y no existiría el peligro de que chocasen.<br />
las nubes cargadas de electricidad que amenazaban<br />
incendiar el mundo. El decreto se puso á votacion ;<br />
los tribunos que defendían los intereses de César,<br />
Antonio y Q. Casio se opusieron á, ello, fundándose<br />
en el privilegio que le había concedido el pueblo,<br />
pero fué rechazado su argumentó y triunfó el decreto<br />
(4). Protestaron los tribunos contra su ilegalidad<br />
(1) César, Bell. eiv., 1: Dion, XLI, 1; Plutareo, Pomp.,<br />
7)9: César, 30.<br />
(2) Céss-ir dice (Bell. civ., I, 5): «Aguntur omrtia raptini<br />
atque turb_ite.»<br />
(3) César, Bell. din., I, 2.<br />
(4) El voto definitivo fué casi unánime. Dion, XLI. 2. Esta<br />
rápida tiuctuaciou de la mayoría ; de nota b doferencia habitua
y proclamaron en alta voz que se ies hacia violencia<br />
en el ejercicio de sus funciones oficiales, y contestaron<br />
los contrarios de&ararando el Estado en peligro,<br />
y poniéndose, en señal de alarma, las togas<br />
negras de luto nacional. Comprendían los cónsules<br />
que habían traspasado los limites de la ley, y que<br />
ya no tenían más que continuar de este m'ocio. Se<br />
convocó de nuevo al Senado para determinar el<br />
castigo que había de aplicarse á los tribunos refractarios;<br />
y cuando se les intimó que serían expulsados<br />
violentamente de la sala de la asamblea (1), se disfrazaron<br />
y huyeron acompafiados de Curiori como si<br />
peligrase su vida.<br />
A bandonan la ciudad y se refugian en el campo de<br />
César.---E1 acto de abandonar la ciudad era en si<br />
mismo una declaracion de que abandonaban si.D<br />
funciones ultrajadas y sin proteccion, pues estaba<br />
prohibido á los tribunos salir de sus muros durante<br />
el tiempo de sus funciones , cubriéndose con toda la<br />
dignidad de su independencia violada, sabían pie<br />
serían acogidos con entusiasmo en los cuarteles del<br />
procónsul , y que sus personas Ser ian en :11, campo<br />
como la causa y la justificacion de la guerra.<br />
de Tas asambleas Tontonas h. tc:a las opinioaes de sus jete, la<br />
cual es iguilmente notable en las owration(ys del Senado y en<br />
las de las centurias.<br />
(I) C(:11-1r, Dell. I, 5: «De sua salute geptimo die (Jan.,<br />
7), cogitare coguntur,» Dion, XLI, 3: V) Aav-,-(JUor:<br />
r.",Iptat 7txp-vEry a.- Apiano, Bel!. tic., II, 33 Izaz;yyi z9:c -:;)9<br />
1-41.71fr,un<br />
p.i1 ¿%-r.7.pArijv-zzQ ;') F.c.)Ç 7.10ritzv<br />
dero7._Inzp ,)v Tito Livio, CIV: «Urbe pulsi.Y5 T.o<br />
tribunos<br />
abandonaron á Roma eu la noche del Gal 7 'In Enert-‘<br />
19 de Novietabre del calendario corrogille.
CAPÍTULO XIV<br />
puparaa lo c:llisules á combatir con la fuerza las pretensiones do<br />
César.—César pLsa el Rubicon.—Consternacion de sus enemigos.<br />
Abandonan éstos á Roma y se reunen á Pompeya en Campania.—César<br />
avanza triunfalmente . —Finge el Senado negociaciones.—Pornpeyo re-<br />
Ilocede á Laceria,.—Domicia hace alto en Corfinio, y sus soldados le<br />
hacen traioion y le entregan á César, el cual le perdona.—E7eotos do<br />
clemencia de César.—Pompeyo es sitiado en Brindis por César.—<br />
S9 escapa por mar con sus tropas, los cónsules y el Senado.—Explicacion<br />
do la apara.nte pusilanimidad de su canducta.—(Enero-Marzo_<br />
A, 705, de la 49 ante de J. C. )<br />
Exilo de 1. 1!8 en/cívicas medidas del Senado. (A. 705,<br />
de la C.; 49 ántes de J. C.)-----Miéntras que las pretensiones<br />
de César estuvieron sostenidas por campeones<br />
investidos de las prerogativas del tribuñado, el Senado,<br />
que estaba compuesto de hombres de todos los<br />
partidos y matices de la opin ion, había obrado como<br />
hemos visto con mucha irresolucion, y áun cuando<br />
en sus decisiones se dejó arrastrar violentamente de<br />
un extremo á otro, á impulsos de los .más resueltos<br />
ó violentos de sus miembros, demostró, sin embargo,<br />
en muchas ocasiones, cierta inclinacion á tratar á<br />
los dos jefes rivales con igual justicia. La repentina<br />
partida de los tribunos, expulsados como ellos de-
------ 297 --<br />
clan, por el ascendiente de la parte in',-., 's 'violenta<br />
de la, faccion oligárquica, cambió tambien la posicion<br />
de los partidos, y determinó la posicion de los<br />
vacilantes y de los neutrales. Si entfimces se levantó<br />
alguna -voz aconsejando negociar ó reflexionar, se<br />
perdió en el tumulto de aplausos que aclamaban los<br />
acentos indigenados de Escipion, de Léntulo y de<br />
Caton (1). Desde este momento quedaron reducidos<br />
al silencio los partidarios más decididos del procónsul<br />
en el. Senado, y si lo sagrado de sus funciones<br />
no bastó para protejer á los tribunos, ¿quien podría.<br />
apartar la violencia de los cónsules de la cabeza de<br />
de un simple particular? La ley se había declarado<br />
contra César en la persona de sus principales órganos,<br />
las autoridades y el consejo de Estado; y el<br />
partido de Mario, cuya fuerza no residía ciertamente<br />
en la.. posicion elevada de sus jefes, no tenía ni el<br />
valor, ni. el poder ,para desafiar la ley. Al mismo<br />
tiempo, como era de esperar y se contaba cuino seguro,<br />
el éxito de las medidas violentas arrastró (••<br />
los consejeros isnl_s templados. como Ciceron, al derl'otero<br />
marcado por los jefes triunfantes de su partido<br />
comun, y los mismos que se habían mantenido<br />
en una posicion neutral, como Caton, los que abandonaban<br />
y temían igualmente á ambos jefes rivales,.<br />
se encontraron -reducidos á la necesidad de abrazar<br />
el partido por que se había declarado el Estado. Manteniendo<br />
á Pompeyo á la cabeza da la República, se<br />
.veían obligados á concederle todo lo que reclamaba,<br />
y-y aquella completa independencia de la ley y (1.€ los<br />
preced entes constitucionales que César habia hecho<br />
11,1 i..11'-;.,.-y-r, ,.1./-e/t„ .-J, , ,„ 1, :)1, 1.
esaltar de uli modo tan e,9ecioso con el tratamiento<br />
riguroso de que 'labia sido objeto.<br />
Los cónsules powaii revista á seis fuerzas ot la<br />
joerspectie-a de una guerra. Cuando convocaron los<br />
cónsules el Senado para el dia siguiente al de la fuga<br />
de los tribunos, invitaron tambien á Pompeyo para<br />
que asistiese á sus deliberaciones, que st verificaron<br />
fuera de la ciudad, en el templo de Belona (1). Léntulo<br />
se veía impulsado á obrar agoviado por el peso de<br />
sus deudas, por la esperanza de un mando militar<br />
y por los regalos que le prodigaron los potentados<br />
orientales, impacientes por ver aparecer la anarquía:<br />
alabándose entre sus amigos de que un segundo Coi.lidio<br />
estaba destinado á recobrar la preeminencia de<br />
Sila. Escipion, corno suegro del general, esperaba<br />
por lo ménos una parte de sus distinciones, y el<br />
mismo Pompeyo se inclinaba á la decision de las armas,<br />
por el conocimiento de su equívoca posicion<br />
como procónsul de una provincia á la cabeza de un<br />
ejército en Italia. (2) Los nobles se entusiasmaron<br />
con el eco que encontró su atrevido reto, y estaban<br />
dispuestos á no cejar en su política vigorosa en los<br />
momentos en que ésta prevalecía, escuchando con<br />
satisfaccion los cálculos confiados que hizo su jefe<br />
sobre las fuerzas de que disponía. Tenia diez legiones<br />
sobre las armas; siete de ellas estaban en España,<br />
donde últimamente se había organizado una<br />
ademas de las concedidas,a1 procónsul por el Senado.<br />
No tenía más que una á la mano y bajo * sus inmediatas<br />
órdenes en los alrededores de Roma, y<br />
(1) César, Bell. eiv.<br />
II, 34.<br />
(2) Bell.<br />
—<br />
6; Mon, XL 1, 3: Apiano, Bell. civ.7
299 -otras<br />
do-s, las mismas que el Senado acababa de quitar<br />
á César, estaban acantonadas en Capua; pero<br />
segun afirmaba, consistía su fuerza ménos en la<br />
magnitud de los preparativos que había hecho, que<br />
en las esperanzas en que podía funchirse confiadamente.<br />
Se había repartido entre los veteranos de Sila<br />
una grande extension del suelo de Italia, y debía<br />
suponerse que todos los motivos de gratitud A- de interés<br />
les inclinarían entónces lo mismo que :I sus<br />
descendientes, al partido que había heredado los pri 1cipios<br />
y los compromisos del dictador. Sin embargi),<br />
con lo que Pompeyo contaba sobre todo para triunfar<br />
en una lucha que estaba decidido provocar, era<br />
con el estado de las fuerzas de su rival. Creía que<br />
los conquistadores de la Galia estaban cansados de<br />
guerra, hartos de botín, descontentos de la turbulenta<br />
ambicion de su general, y aterrados ante la<br />
idea de dirigir sus armas contra su querida -<br />
tria. (1). No es imposible que circulasen estos rumores<br />
y se esparciesen por los individuos de las familias<br />
nobles que César conservó consigo durante<br />
todas sus campañas, y que algunos de ellos esti(vieran<br />
en correspondencia con sus enemigos y- pose<br />
distantes de hacerle traicion, por lo ménos si<br />
asuntos llegaban á un extremo desesperado. Algunos<br />
que se habían distinguido hasta entónces en los<br />
campos de batalla extranjeros, se negaban á seguir<br />
s sus banderas en las luchas desnaturalizada de una<br />
guerra civil. Entre sus principales lugartenientes,<br />
uno por lo ménos estaba á punto de abandonar su<br />
campo y pasarse con armas y bagages, al campo<br />
opuesto. Era tal la conviccion en este punto que ahí ---<br />
( .0.1 sar. eir >: Pititarm), Po rnp., n7.
3(11)<br />
mentaban los cir ulos senatoriales , que era imu.y<br />
escaso el número de los que creían que César se<br />
aventurase á desenvainar la espada. Fue la más fatal<br />
de sus equivocaciones en toda su conducta ulterior,<br />
el creer en una desafeccion general de los oficiales<br />
y de los soldados de las legiones galas.<br />
Reparto de las provincias d, los jefes del Senado.—<br />
Aun cuando estaba muy distante el Senado de<br />
creer que se llegase á una colision armada, decre<br />
taba sus medidas de guerra con gran ostentacion<br />
de energía, y daba órdenes para la organizacion<br />
inmediata de tropas; pero se creía tan seguro de su<br />
posicion y de sus recursos, que no previó nada para<br />
concentrar todas las fuerzas diseminadas que estaban<br />
acantonadas en España. Se presumía que<br />
César no se aventura:ia á retirar su ejército de<br />
ocupacion de las pro ;incias conquistadas en la Galia,<br />
y que podían dejarse las legiones ibéricas para<br />
que amenazasen las guarniciones que debía dejar<br />
tras de sí en el Oeste, en el caso de invadir la Italia<br />
(1). En el reparto de provincias que se hizo en<br />
la misma sesion, no se tuvieron en cuenta para<br />
nada las regias que últimamente había sancionado<br />
con su propio decreto . y se pisoteó por completo<br />
la ley que exigía un intervalo de cinco arios entre<br />
el último' cargo desempeñado en la ciudad y la<br />
toma de posesion de un gobierno de provincia. Escipion,<br />
cónsul del año 502, obtuvo la Siria, el mando<br />
militar más importante de Oriente. . Domicio<br />
Ahenoba.rbo, fué elegido para suceder César en<br />
(I) Ciceron, ad Dir., XVI, 12: «Putabamus illum metuere,<br />
si ad urbem ire empiset, ne Galdias amiteret , quas ambas habet<br />
)r ?ter Transpedanos: ex Hispanialue st a tergo.»
301<br />
la Galia citerior, provincia que se había reservado<br />
hasta entónces á los partidarios mlis decididos de<br />
la oligarquía. Se confió á Considio la Galia cisalpina,<br />
una de las principales fortalezas de César, v<br />
la Sicilia, la Cerdena y el Africa, los tres granero;<br />
de la ciudad, fueron puestos bajo la vicrilancia<br />
de Caton, de Cotta y de Tuberon. La Cilicia que<br />
aseguraba la alianza de los reyes dependientes del<br />
Asia menor. fué puesta bajo el mando de P. Sestio,<br />
satisfaciéndose las exigencias de ( -1ceron con un<br />
cargo sin importancia y sin peloria, el de la costa<br />
de Campanía, pues por nada quería abandonar las<br />
cercanías de Roma, donde comprendía que estaba<br />
su verdadera esfera de utilidad (P. Tambien sentía<br />
Caton abandonar las luchas del Foro, cuyos peligros<br />
y excitacion constituían sus delicias , por la<br />
grave responsabilidad de tornar las armas para una<br />
guerra civil. Hubiérase resistido todos los halagos<br />
y amenazas de Pompeyro, pero la voz de los<br />
cónsules le habló con una aut qridad que no pudo<br />
despreciar, y tornando una parte activa en las medidas<br />
de guerra del Senado, dió :1 la causa de éste<br />
el sello de justicia, por lo rni_nos lo-; ojos de una<br />
posteridad que le admiraba (2).<br />
Leva y contribucion en 9mIdlico con, 'repú
(lil .F-Icrustado con su opinión prudente de no lanzarse.<br />
z:1 la guerra :--'intes de haber concluido completamente<br />
los preparativos, fueron eliminados de la<br />
distribucion de provincias , aunque 'Ambos tenían<br />
títulos para ello, por su dignidad de cónsules (1).<br />
El llamamiento al pueblo por la ley de las curias,<br />
que era la que daba al cónsul solamente la autoridad<br />
hTítima para organizar tropas, se omití') en.<br />
estos nombramientos, como una condescendencia<br />
suvérflua á los privilegios del municipio, poniéndose<br />
ademas el tesoro público disposicion del generalísimo<br />
de la . RE. púl.lica, y sac:indose contribuciones<br />
y hasta saque:Indoe los templos, no sólo en<br />
Roma, sino tambien en toda Italia para activar la<br />
reunion de material de guerra., que tanto tiempo<br />
se Labia descuidado (2).<br />
eisar arenga i sus tropas :'i las manifiesta sus<br />
medidas'faeron la obra vigorosa, ó<br />
mejor dicho febril de un solo dia , y ni Curion, ni<br />
los tribunos fugitivos de la ciudad la noche anterior,<br />
fueron 13s que llevaron á César la noticia del<br />
reto de los nobles. Los correos que salieron de<br />
Roma z't la noche siguiente se adelantaron al parecer<br />
á los particulares con el relato del debate del<br />
día, y si. hemos de creer lo que dice César en su<br />
apología, al recibirse el aviso que éstos llevaron z't<br />
fué cuando:se decidió por vez primera 4`5.<br />
desenvainar la espada (3). No encontró á Curion,<br />
(1) Gjs1r. cii'., 6:
como ya veremos, hasta algunos dia despues,<br />
en una parada próxima á invena. Sin duda había<br />
calculado todos sus pasos: todo estaba arreglado,<br />
completos sus preparativos, y no descuidó nada<br />
para el último momento. El 11 d Enero , segun<br />
parece, y en cuanto recibió la noticia, reunió la<br />
decimatercera legion. única fuerza que tenía en<br />
Rávena, para arengarla (1). enumeracion de sus<br />
reclamaciones y de sus quejas, fué acogida por sus<br />
soldados con expresiones clq la m .:Is veliement-ix indignacion,<br />
y aún cuando entonces no quiso indicar<br />
públicamente la marcha que había resuelto seguir,<br />
tanteó la opinion de sus partidarios, y se conven -<br />
ció una-vez más de su adhesion. Los oficiales le<br />
eran adictos por el amor, la esperanza y la gratitud,<br />
y la masa de los soldados de origen provincial<br />
ó extranjero. no tenían simpatía, ninguna por<br />
un país de que sólo llevaban el nombre. César había<br />
doblado su paga (2) cuando era relativam(inte<br />
cw, las resoluciones del Senado par:1. el reparto de provincias,<br />
en el que era reemplazado el mismo C;(,s:tr, arengó f_1:-Ic<br />
á sus soldados; sólo algunos días de9ues encontró á los tribunos<br />
en Rimini (cap. VII). Me inclino (Te:q• que aquí se<br />
confunden de intento las fechas.<br />
(1) _ídem, ibid., 1, 7; Apiano (Bel!. rq.v., dice Tic Curion<br />
lle gó á Roma desde IVivena tres Debemos -;uponer<br />
que los correos salieron de Roma ct.,n la noticia del debatp<br />
que tuvo lugar en el Senado el dia. siguiente. en la noche del 7,<br />
y llegaron á Ra yena en el inimo período. El discu!'so de (4,1:-sar<br />
no pudo p •:ffiunciarse despws del dia siguiente, es decir,<br />
el 11. No es verosímil, sin embargo, que pasase el Hubicon<br />
ántes de la noche del 15 al 16, si nos liarnos en el cálculo de<br />
Plutarco, que cuenta sesenta di«:; desde este hecho á. la toma<br />
de Brindis.<br />
(?) Suetonio, ful„ «Legionibus stipendium in perpe,tuum<br />
duplicavit.» No tija despues la fecha, pero menciona este<br />
flecho entre los varios artificios' conque César interesaba i las<br />
diferentes clases de ciudadar:Os en su encumbramiento. La<br />
paga del teg onario era cli.:$r,.Q d óbu h ,.: t ri l nr! 1(
304<br />
pobre; ¿que no pialan espera: los soldad )s de su<br />
munificencia cuando dispusiese de las riquezas del<br />
mu nd<br />
CY,Çar se prepanc im,adir la Italia.—La ciudad<br />
de Rávena, donde César había acuartelado sus escasas<br />
fuerzas, era la primera posicion militar de esta<br />
provincia, aunque estaba situada fuera de la linea<br />
directa de la vía Emiliana, que era la comunicacion<br />
principal entre la Italia y la Galia cisalpina.<br />
Estaba unida á este tronco central por un camino<br />
secundario que partía desde Rirnini, y seguía la<br />
costa del Adriático, atravesando por Rávena hasta<br />
llegar Aquilea. A diez millas próximamente de<br />
Rimini, y a doble distancia de Rávena, estaba dividida<br />
la frontera de Italia y de la Galia por el torrente<br />
del Rubicon (1). Este riachuelo, que enrogece<br />
sus aguas con las gredas turbosas de su origen (2),<br />
está formado por la rP,union de tres torrentes de<br />
las montañas, y se halla casi seco en verano, como<br />
la mayor parte de los ríos en la vertiente oriental de<br />
los Apeninos. En el mes de Noviembre , pueden<br />
ofrecer las aguas de invierno un obsUculo más<br />
digno de la importante posicion que ocupaba este<br />
arroyo en otro tiempo (3); pero la frontera septentrional<br />
de Italia había estado mucho tiempo al<br />
abrigo de toda invasion, y las dos orillas comuni-<br />
(Nqu;vaiente á cinco ases (11y1)., VI, 39). Tácito (A 1, 1)<br />
cita (Vez ases como sueldo ordinario en su tiempo. Véase la<br />
nota por Suetonio, loe. cit. Ed. Baumgarten-Crasjus, de Lip3io<br />
y Gronosio.<br />
(1)) Suetonio, 31; Plutarco, Cés., 20.<br />
(2) Lueano, I, 214: 43uniceus Rubicon.» El nombre de este<br />
torrente se deriva evidentemente del color de sus aguas.<br />
El 15 de Enero, A. 705 de la C.; correspondía al 27 de<br />
Noviembre, 50 antes de 3. Fischpr. Rijm. ZeiftwfPin
- 305 --<br />
loaban por un puente de regulares dimensiones<br />
(1)<br />
César C hizo, segun parece, sus preparativos en se- .<br />
creto, y ocultó sus designios hasta el momento señalado<br />
para llevarlos cabo, y el 15 por la mafiana,<br />
envió delante algunas cohortes hasta el rio, que-<br />
{Endose en él Invena y asistiendo todo el dia z`i un<br />
espectáculo público. Invitó mucha gente su mesa<br />
y la entretuvo con su gracia y afa ilidad peculiares,<br />
no yeti indose hasta el anochecer, por corto<br />
tiempo, y montando en. su carro arrastrado por mulas<br />
alquiladas á una milla de distancia en las cercanías,<br />
se apresuró acompafiado solamente de algunas<br />
personas, á guiar sus soldados al sitio seríalado.<br />
En su ansiedad para evitar el riesgo de ser<br />
encontrado, y de que se divulgasen sus movimientos,<br />
abandon(1 el camino real y se perdió muy<br />
pronto en los senderos extraviados del pais. Habiéndose<br />
pagado las antorchas de su escolta, se<br />
quedó en la más completa oscuridad, necesitando<br />
para llerPa • su destino, tomar un gua del país, y<br />
baj rse de su carro (2).<br />
Paso del Pubieon.—Los antiguos se complacie -<br />
ron en describir la culpable vacilacion con que Ileró<br />
á orillas del rio, -y- se detuvo un instante<br />
de ejecutar el acto irrevocable que encerraba tan<br />
-grandes destinos, aquel fIndador de una dinastía<br />
de dés potas. César DO alude realmente en sus Comentarios<br />
al paso del Rubicon, y en el momento<br />
de pisar el puente, estaba profundamente absorto<br />
su espíritu con las disposiciones que 'labia tomado<br />
para la marcha de sus legiones. y para su recibi-<br />
(1) Stteton;o e/.). ), I llama<br />
Suetonin, J?!?.., loe. cit.; Pint:sur.co,<br />
4,*?)<br />
r, - 1-3:1 1; 1,1" . "T'<br />
11-: A
—<br />
miento pl)r sus amigos de Rimini. Conviene sin<br />
embargo observar, qu¿*, colores prestó al incidente<br />
la imaginacion de sus -primeros narradores; y la<br />
antigua tradicion referida por Suetonh, es demasiado<br />
pint í)resa Y presenta una forma demasiado)<br />
característica d e leyenda i taliaiia, para que dejemos<br />
de mencionarla. Todkvia podemos retroceder, di-<br />
» César; pero "ny amos el p tiente, soy l armen te (z/, armas<br />
41-1. eeidir(in,<br />
cuitWion.—En aquel momento, se quedó<br />
algo suspenso, y apareció repentinamente la figur<br />
un mancebo de belleza y estatura notable, tocando<br />
una flauta, emblema pastoril de la paz y de<br />
la seguridad. Los pastores que se encontraba.n próximos,<br />
se mezclaban con los soldado:-; y marchaban<br />
CJn él, atraídos por los sencillos cantos que tocaba;<br />
cuando de repente con un brusco movimiento, ar-<br />
rancó la trompeta á un soldado de la banda, y tocando<br />
un aire marcadamente marcial, saltó al agua gua<br />
y desapareció en la orilla opuesta. A delante. exclamó<br />
César; vamos donde nos conducen los dioses y donde nos<br />
esperan, nuestros enemigo. Echada est4 la suerte. Los<br />
soldados se lanzaron al paso del rio por el puente ó<br />
por el vado, y sin darles tiempo á reflexionar, los<br />
condujo directamente á Rimini el audaz invasor,<br />
en cuyos muros indefensos entró al ra yar el alba (1).<br />
En esta ciudad encontr(:, í Curion y los tribunos<br />
fugitivos, que DO tuvieron ocasion de exponerle sus<br />
(1) Suetoni c), Jul., 32; vas:; Apiano, II, 35;' Pintare°, Cég.T.<br />
1.3-. !;^ Lucano (I, 186) introduce en esta ocasion la aparicion de la<br />
diosa Roma. Conviene recordar que en su época, emptyaba<br />
idea de Roma como abÑtraceion viva, á ocupar el sitio do las<br />
concepciones de la mitología popular. La famosa prosopopeYa<br />
del Génio del Cabo, qu<br />
e<br />
evoca Camoéris para arengar á los<br />
navegants portugueses, se relaciona mucho T1DUlos<br />
ideas de la vida real.<br />
con las
--- 307 —<br />
quejas; y mientras ellos caminaban excitando la indignacion<br />
de sus adictos en las ciudades que atravesaban<br />
con el relato de lo que sucedía en Roma,<br />
el defensor de los municipios había nido ya el relato<br />
de las injusticias que se habían cometido con<br />
ellos, y había al parecer tomado las armas para<br />
vengar su santidad violada.<br />
Consternac¿on en la ciudad.— La ocupacion de<br />
Rimini era una explícita declaracion de guerra;<br />
pero César no se hallaba aún en disposicion de<br />
avanzar inmediatamente. Desde este punto mandó,<br />
segun se dice, las órdenes para el movimiento<br />
de las tropas, unindosele la duodécima legion<br />
los quince dias, y la octava al mes siguiente. Estas,<br />
con la décimatercera legion que llevaba consigo,<br />
eran las fuerzas con que había resuelto hacer<br />
frente al ejército de los cónsules, pues César había<br />
tambien contado con, las disposiciones de los Ita- .<br />
lianos, y con la fidelidad de las tropas que se ie<br />
oponían. y espera Tia sacar del campo enemigo sus<br />
mayores recursos. Mandó tres de sus legiones<br />
cercanías de Narbona :í las órdenes de Fabio, para<br />
impedir el paso los lugartenientes de P .Anpoyo en<br />
Espada (1., sacando paulatinamente el resto de sus<br />
fuerzas de los cuarteles de invierno, y coneentrándolas<br />
en el Sur de la Galia, para apoya: . el ala derecha<br />
6 el ala izquierda de su posicion. situaclon<br />
del invasor fué bastante precaria por algunoz-i,<br />
dias con aquel puñado de soldado s : y si las tres leeaiones<br />
Pompeyo se huesen mesen presenta ' ante él,<br />
mandadas por oficiales de confianza, le Unbierai!<br />
(1) Ci : 3:)1' 13,-)1 1 . c.;? ,. ., `-;: LUCJi1(,.<br />
$<br />
t4)ntei;,,p
(d'ad.° se:.) .-uramente con u El ataque ; pero<br />
estas tropas estaban léjos y divididas; ficiales<br />
tal vez que no podían contar con ellas, cusa<br />
que por lo mán.os se ocultaba.. cuidadosamente al<br />
público, y los consejos de los nobles habían vuelto<br />
una vez mis á. caer en la. debilidad y en las vacilaciones,<br />
Hasta entónces se habían mecido en la<br />
incredulidad; y , la noticia de que César había pasado<br />
efectivamente la frontera les dejó como heridos<br />
del rayo. Ya velan en marcha contra ellos al<br />
conquistador del inundo septentrional; el que hahía<br />
escalado los Alpes, pasado el Rhin y surcado<br />
el Occéano (1); hacía todos los dias, segun el rumor<br />
corriente, sus veinte millas de marcha sobre el<br />
ancho y sólido piso de su propio camino militar; y<br />
no era solamente el César de la curia y del Foro el<br />
que se aproximaba rápidamente A sus muros, sino el<br />
. que había, mostrado tanta audacia y tan pocos escrúpulos<br />
en las luchas oratorias de la ciudad, 'y que.<br />
había acostumbrado la crueldad vertiendo habitualmente<br />
la sangre, volviéndose, segun se aseguraba,<br />
en los nueve años que había pasado entre los<br />
bárbaros, Tm:is feroz que los mismos Galos. Sus legiones<br />
no eran de origen romano, sino que las había<br />
completado con los guerreros más feroces de<br />
las razas sometidas (2). El nombre de los salvajes.<br />
medio desnudos del Norte excitaba todavía el pánico<br />
de las poblaciones de Italia, y temblaban los<br />
(1) ralean°, 1, 369:<br />
«Hwe manus lit vieturn Inst terga rolinqueret orbern<br />
Occeani tumidas remo compescuit midas<br />
7,tzregit et Arctoo spurnarttem vortieP, Rhrnurn.»<br />
() racario, II, 585:<br />
prr g4lidw4rabies effilnichtur Alpes.“
Wmanos ante una segunda aparicion Ale los vencedores<br />
barbudos y musculosos de la jornada de<br />
Alia, como se extremecia,n los ciudadanos de Lón<br />
dres al aproximarse los Highlanders cuya carga<br />
derribó en su impntu caballos y ginetes en la derrota<br />
de Gladsmuir. Esta era la idea quo tenian<br />
formada de los compañeros del patricio renegado,<br />
que en aquellos momentos se lanzaban como una<br />
tempestad á lo largo del rio 1 41a,miniano, verificando<br />
la irrupcion á, través de los desfiladeros de los<br />
Apeninos, y poblando los valles del Tiber y del Narte<br />
de nubes de caballería bárbara (1).<br />
Los jefybe.s. del Senado evacuan á Roma.---Como ya<br />
hemos visto, esperaba César en estos momentos en<br />
IRiminis con un corto número de cohortes la llegada<br />
de los socorros, sin los cuales, por grande (pw<br />
fuese su atrevimiento, hubiera considerado como<br />
una insensatez marchar contra la ciudad; pero sw,<br />
elementos de fuerza se habían aumentado colosalmente<br />
por el estado de excitacion en que se hallaban<br />
las imaginaciones de los mismos hombres qup<br />
algunas semanas ;;Ip tes afectaban hacia él. V i mayor<br />
desprecio. Consistían estos elementos, en sus<br />
once legiones, sus recursos iliinitados en caballería<br />
gala, el favor de los Traspadanos, las simpatías de la<br />
plebe de la ciudad y la adhesion fanútlea que Por (').1<br />
tenían los corrompidos y los arruinados de toda ,:, las<br />
(1) -aho, 475:<br />
A‘Qua Nai. Tíborino diabitur anini<br />
Harbaric,-H discurre CwAar!:--; alas.<br />
Ipsnm omnos agudas collat-vine signa fewn.14:111<br />
Aginine non uno densisque, incedere easttis.<br />
Nee qtralom MelllinCre vident, majorque terusql/r<br />
(wenr v-i t. x:! 110 imntanior 1 itzte,s,-,
ademas, a, b-ouln'-,¡_),lijue,ja,<br />
Ifabíase<br />
de los pul .)licanos porque consigui6 que triunfaen<br />
sus pretensiones; .los prestamistas de dinero estaban.<br />
descontentos de las reformas suntuarias patrocinadas<br />
por Pompeyo; por último, lus agric-ultores de<br />
Italia se cuidaban -muy Poco de las palabras yacías<br />
de libertad -V república:, y- estaban decididos á prestar<br />
el apoyo de sus masas á„ una tiranía real, con<br />
tal de que le a librase de las calamidades dell. guerra..<br />
Ell medio de este pánico general, los cónsules<br />
y el Senado con sus amigos y partidarios,.-volvíane-<br />
con ansiedad sus miradas t Polla para pedirle<br />
consejo, pero el héroe se había alejado de las<br />
cercanías de la ciudad -en cuanto llegó la fatal. noticia,<br />
y no confió á nadie sus miras ni propósitos, celebrando<br />
tan sólo una conferencia con. Ciceroll en<br />
Formio, en la que el orador, irresoluto y desesperado,<br />
no pudo obtener de su jefe el iris mínimo detalle<br />
de la táctica que pensaba oponer á la, invasion. Las<br />
calles de Roma rebosaban de una multitud agitada,<br />
de todas clases y condiciones. Consulares y patricios<br />
bajaban las escaleras de sus palacios para seguir la<br />
.prolongada procesion de fugitivos á lo largo de la<br />
vía Apia en direccion de Capua y del Sur (1).. Fué<br />
tal la confusion en aquellos momentos, que los que<br />
gobernaban. el Estado, abandonaron la ciudad, sin<br />
sacar el tesoro público de las arcas del templo de<br />
Saturno haciendo lo mismo con su bienes particulares<br />
que abandonaron por completo con riesgo<br />
de que fuesen saqueados por la plebe, ánn (Intes de<br />
(1) Mon, XL!, 7, 8; Lucano, L4S6; véase Ciceron, ad A tt-,<br />
10-12.<br />
(?) Uwrcsn,, ad A Ét., VII, 15; Cesar, Bel?. eiv.. 1 14.<br />
•
que llegase el enemigo público, Y se apoderase dct<br />
ellos. Es cierto que muchos nobles conservaban una<br />
ciega confianza en Pompeyo, y contaban con su<br />
pronto regreso, como resultado de algun meditado<br />
plan que suponían combinado en secreto, pero la<br />
fuga de éste aumentó su terror. y entónces parecieron<br />
pequeños todos los sacrificios con tal de salvar<br />
la vida.<br />
Las calummias de que C'e'sar es objpio aleja;de<br />
sy, COM,Sa<br />
muchos<br />
hombres de reelas inte-nciones.—Eu<br />
los momentos en que grandes principios politicos libran<br />
un combate decisivo, se observa que las simpatías<br />
de la masa de personas honradas y de recta intencion,<br />
que constituye casi siempre la fuerza numérica<br />
de un partido, se inclinan donde aparecen<br />
reunidos los hombres que gozan de mejor reputacion<br />
de patriotismo y probidad. Es mucho lnIs fácil<br />
distinguir cuáles son los hombres ny:1s honrados.<br />
que investigar cuales sean los ine;ores principios, y<br />
parece más seguro escoger el partido que se vanagloria<br />
de contar en sus filas los fil6sofos y las patriotas,<br />
que aquel que esta, serialado como refugio dp<br />
los disipadores y de los apóstatas. Por esta inclinaeion<br />
instintiva del espíritu humano, sze, habían dedi<br />
cado siempre los nobles á representar á los que habían<br />
abrazo la causa de su enemigo como hombres<br />
turbulentos y avaros; como la escoria de todas las<br />
clases de la sociedad. Guard'Ibanse de insinuar que<br />
su bajeza les hacía ménos peligrosos; pero dándoles<br />
crédito, ningun ciudadano cuidadoso de conservar<br />
siquiera una apariencia de virtud civica, podía decentemente<br />
asociarse
ilik aw, lit,urero, de costumbres disolut .,b1 y (le princiFios<br />
muy reta arios, y por espacio de muchos años,<br />
1.41, ennegrecieron todas sus acciones con calumnias<br />
si:stentlticas que se acumularon cou-tra él, y que excedieDm<br />
hasta la medida comun que correspondiA<br />
en este concepto á los hombres de Estado contempor¿Ineos.<br />
Hubiera sido necesario un candor Poco<br />
coman, sobre todo en sus enemigos declarados, para.<br />
tener libre el espíritu de preocupaciones contra él; y<br />
ciertamente que su conducta como hombre de Estado<br />
y como guerrero en los gobiernos extranjeros,<br />
hubiera podido contribuir 11 ilustrar la opinion pública<br />
de sus errores de más bulto en este concepto.<br />
Nadie hubiera podido negar seguramente con razon<br />
que se había conquistado amigos y admiradores<br />
entre los individuos de las mejores familias y de<br />
principios puros. Hombres corno Ciceron, Craso<br />
y Bruto l'Ajan sido sus más decididos partidarios;<br />
los miembros de su propia familia, los Césares, los<br />
Pisones, los Moreios, gozaban de alta estimocion<br />
entre sus compatriotas; pero á pesar- de la evidencia<br />
de estos hechos, se reiteró constantemente la acusacion<br />
de que los que lograba atraerse este consumado:<br />
traidor no podían ser nrás que niónstruos de vicios,<br />
de yr-deidad y de corrupcion. Prevaleció la mentira<br />
á, fuerza de repetirse, y los indecisos, incapaces de<br />
ver claro por si mismos á través de las nebulosidades<br />
de una sofistica interesada, se espantaron si no so<br />
convencieron, aparVindose con terror de una causa<br />
que se les pintaba con tan negros colores. El mismo<br />
Ciceron, el hombre que más fácilmente se engasaba<br />
con esos falsos colores de que se sirven los partidos,<br />
se dejé arrastrar por este clamoreo. Leparecía<br />
len odiar y temer los nobles cuya victoria no lo-
—<br />
prometía más que Violencias y<br />
una usurpaeion ile,gal,<br />
pero no tenía la suficiente firmeza para considerar<br />
con sangre fria la causa y lo- 1 diversos . - propósitos<br />
porque César se había levantado en armas.<br />
el que acometía trataba de su propio en gTandecimiento,<br />
el mismo reproche podía dirigirse con justicia<br />
a su adversario; y si Pompeyo se había abstenido<br />
hasta entónces de actos de violencia, todo el mundo<br />
sabía que no lo había hecho obedeciendo ningun<br />
principio. Sólo la necesidad obligó al Senado 11<br />
delegar sus poderes sin. reserva en sus manos, el<br />
resultado de la lucha entablada le colocaría indudablemente,<br />
en caso de triunfar, en la posicion tanto<br />
tiempo por él ambicionada, la de un tirano militar.<br />
Invadido por todas partes el poder oligárquico en que<br />
se apoyaba por influencias populares, no podía sostenerse<br />
más que con las armas, y éstas no podían<br />
dar otro resultado que llevar al trono del déspota al<br />
que las tenía empuñadas. El triunfo de César,<br />
por el contrario, no se limitaba t't él personalmente;<br />
era el triunfo de ciases cuya sangre jóven y sencillas<br />
costumbres prometían con fundada l'azuli una regeneracion<br />
de la República. Los Traspadanos, por<br />
ejemplo, reclamaban el derecho de ciudad, y haciendo<br />
caso omiso de ciegas preocupaciones, nadie que<br />
tuviesepretensiones de hombre de Estado podía.<br />
negar las ventajas de convertir así aliados tibios en<br />
miembros adictos á. la República. El principio Por<br />
(1)Cicerf In, ad A U., V11. S. eribe el X111 dc las calendas<br />
de Enero: l‹An publicanos (bono: putas?) qui nninquam<br />
sed mine Ccesari sunt ari fxneratores'? an<br />
agrieola4 quibus optatiss:ssímnrn est otium. NIsi eos timen.<br />
putas, ne sub regno sint. (I ti id rIclinqw.).ro dummodo<br />
siut, reeutz,g.runt.
11-1<br />
que combatia u pati .ono estaba maduro para la<br />
aplicacion en otras :4ociedades, colocadas en circunstancias<br />
semejantes, y era evidente que podía<br />
verificarse una vasta, pero pacífica revolucion, bajo<br />
los auspicios de un dictador del partido de Mario. El<br />
interés que las clases ricas tomaban en el triunfo de<br />
César, era otra prueba de que la victoria de la oligarquía<br />
no haría más que empeorar la situacion, al<br />
paso que lla de la faccion popular podría consolidar la<br />
paz. Las razas originarias de Italia, á pesar de todas<br />
las intrigas y de la violencia de la faccion por tanto<br />
tiempo dominante, conservaban todavía sus antiguas<br />
simpatías por el partido popular, y tenian tambien<br />
que hacer valer contra la oligarquía dominante<br />
la justicia de algunas pretensiones de que habían<br />
desesperado mucho tiempo. El suelo que pisaban<br />
las fuerzas de Pornpeyo estaba minado bajo sus piés,<br />
y léjos de ser capaz de que surgiesen las legiones<br />
de la tierra, como había dicho, el primer llamamiento<br />
del antiguo general á. sus veteranos recibió por<br />
respuesta, como veremos, la, abierta defeccion de las<br />
ciudades y de las colonias. Había seguramente signos<br />
de la época sobre los cuales debía reflexionar el<br />
verdadero patriota ; rintes de afilarse á. un partido<br />
contra el cual se levantaba tal masa de intereses y<br />
de afecciones, pero no es el papel del historiador<br />
condenar ó absolver los grandes nombres de los<br />
anales humanos, y dejar al filósofo moralista que denuncie<br />
los crímenes ó los errores, teniendo en cuenta<br />
el carácter y la posicion de los hombres v de su<br />
época, siendo su mision distinguir, analizas ndo las<br />
causas de los acontecimientos, entre las miras personales<br />
de los actores en las revoluciones, y los intereses<br />
generales que ravorecen con su conducta, y
315<br />
redamai• para sus actos las simpatíasde lapotsteridad,<br />
en proporcion de lo que han hecho aquéllos en<br />
beneficio de la humanidad. Puede doplorarse la medianía<br />
de los hombres de Estado en esta época, y la<br />
estrecha idea que se formaron de los intereses )úblicos<br />
en la lucha entre César y su rival, puede<br />
sentirse sobre todo que un hombre taxi querido para<br />
nosotros como Ciceron se engañase por un clamor<br />
egoista é hipócrita, hasta llegar :`t persuadirse de<br />
que los verdaderos patriotas se hallaban lodos con<br />
la oligarquía, y que su deber como filósofo, era sl\-guir,<br />
no la verdad, sino los hombres que la respetaban,<br />
y obedecer, no á razonvmie-ntos justos. sino<br />
'á sentimientos honrosos (1).<br />
Falta pobW,ca cometid q, ;7úbles al (1 b (121CI 0luir<br />
Roma.—Como ya hemos visto, los cinsules y<br />
el Senado habían abandonado la ciudad at primer<br />
rumor de la llegada de César Rimini, y sin duda<br />
no reflexionaron mucho en los M'Itere: : políticos de<br />
este imprudente acto, que fué :í los ojos de la mayoría<br />
del pueblo romano una ai!dicacion de toda<br />
autoridad legítima (2). Sólo una k,-;.z en la historia<br />
de la nacion, imperator romano había akna asumido<br />
en su persona la representaei(ii; de la mayoria<br />
de la República en medio de su campamento, y- se<br />
había negado obedecer la con vencion jurada ;li-N<br />
un Senado violentado y asediado; pero el ejemplo<br />
(1) Ciceron, ay/ Div., XIV, 18: Ik111u4m,-,quoda=leo<br />
ornnes bonos Roma. *s 41(-1 ti., II, 2(): «Ad fugarn<br />
hortatur arnicitia Cruel, causa bralorum, t !-Irpitudo i-unjun encual<br />
tyrarnio.A (VIIi. I).<br />
(2) Vé ese Ciceron, ad A ti ., 11: «Non est ínquit (Pornpoins)<br />
in parietibu z,: respubLica: at in cris et fect idem Thernistocles...<br />
at idE lm Peric‘es non fecit... No g tri oHm, urhe rMirplla<br />
capta. are . .ril tatrcw 7.Mjnuerunt.
316<br />
Camilo l'uf:, justificado por el éxito, y sólo la esperanza<br />
de un rápido y triunfante regreso podía<br />
permitir que los magistrados de Roma esperasen<br />
conservar su autoridad léjos del Foro y del Capitolio.<br />
César comprendió la grave falta que habían<br />
cometido sus adversarios y el gran cambio que se<br />
había operado en el caro cter del pueblo desde las<br />
últimas guerras civiles. Cuando la lucha entre Sita<br />
y Mario, se dividió toda la poblacion en dos campos<br />
enemigos; pero entónces la gran masa de ella<br />
permanecía neutral , y no era bastante marcada<br />
Su predileccion para impulsarla á obrar enérgicamente<br />
por uno ó por otro, comprendiendo por ins-'<br />
tinto que una nueva guerra civil no la prometía<br />
nuis que la eleccion de señor. Cualquiera de los<br />
jefes rivales que ocupase á Roma el primero, podía<br />
contar por esto mismo con la sumision y la aprobacion<br />
de los ciudadanos, y estaba seguro de obtener<br />
para su usurpacion la sancion m7ls cura-<br />
pli .<br />
Pompeyo negocia con alsar C011 el objeto de ganar<br />
/iewpo.—Los cónsules se marcharon por la vía<br />
Alas en vez de marchar hacia adelante por la vía<br />
Flaminia, primer paso en falsoque salvó probablemente<br />
á César de una destruccion inmediata.<br />
Este Do podía sin embargo aventurar movimiento<br />
ninguno hacia el Sur sin recibir refuerzos; y hacer<br />
alto en los primeros momentos de invasion<br />
podía parecer un signo de debilidad ó un presagio<br />
de derrota. El segundo acto de sus enemigos le<br />
sacó de la dificultad. Pompeya tuvo la debilidad de<br />
representar la comedia de las negociaciones, en-<br />
-vianda á L. César, jóven pariente del procónsul, á<br />
pedir á éste una declaracion definitiva de sus exi-
-gencias (1). Para complicar mz'is el negocio. y suministrar<br />
nuevos pretextos de contemporizacion,<br />
,encargó al joven embajador que manifestase particularmente<br />
los buenos sentimientos de Pompeyo<br />
hacia su rival, y sus deseos personales de arreo la<br />
las cosas de un modo satisfactorio y generes;), cwmo<br />
si una querella tan antigua y envenenada va tan<br />
encarnizadamente en poco tiempo, entre el partido<br />
de Mario y el de Sila, pudiese resolverse en un<br />
asunto privado y personal. Es cierto que Pompeyo<br />
tenía sus razones particulares para desear gawr<br />
tiempo á fin de completar los preparativos que meditaba<br />
en Italia y en todas las provincias; pero perdió<br />
con sus aplazamientos mucho nCts que ganó,<br />
porque su rival podía aprovechar rwis una hora de<br />
su actividad, que él un dia de sus movimientos<br />
magestuosos. Al abrirse las new,ciaciones que fal<br />
taban demasiado á las claras lí la sinceridad para<br />
que lograsen engañar César, respudi ; éste con<br />
una exposicion enérgica de las pretensiones que'<br />
había manifestado en muchas ocasiones, y que<br />
resumían en la peticion de que se tratase Pompeyo<br />
lo mismo que á él, y que sus;ejércitosCuesen<br />
licenciados szimult .:neamente. El enviado fué despedido<br />
con este ultimatum, y este momento fué el<br />
que escogió Labieno para la defeccion que proyectaba<br />
().<br />
Defecciffib de, Labieno. La defeccion de un oncial<br />
tan capaz en esta coyuntura prueba lo precaria<br />
que debía parecer la posiciun de su jefe, bajo el<br />
punto de vista militar; pero La, hieno no ió más<br />
1) César, Bel!. 8.<br />
Cieoron. fvf 1 , 11• I 1:
que lo que tenia ante los ojos , 110 supo apreciar<br />
los recursos más lejanos con que contaba César, n<br />
los signos de perturbacion y de debilidad ya medio<br />
revelados por sus adversarios. El fugitivo fué recibido<br />
por Pompeyo el 22 de Enero en sus cuarteles<br />
de Teano y César le envió desdeñosamente sus<br />
equipajes 1‘4 pero los nobles se indignaron con<br />
esta afrentya , y saludaron It porfia la adquisicion<br />
que acaba de hacer su partido con entusiastas esperanzas<br />
de triunfo. El mismo Ciceron, que se veía<br />
sumido en el irp',s abyecto desaliento, y no pensaba<br />
mós que en conciliar lo mejor posible su posicion<br />
como jefe del partido senatorial con los medios<br />
de recobrar el favor del enemigo, se revolvió entónces<br />
con furiosas invectivas contra el nuevo Anibal,<br />
saqueador de Italia (3). Estaba contento con<br />
pensar que su cargo en Campania, le daba acceso<br />
1-1):s fácil á su querida ciudad., pero Caton murmuraba<br />
muy alto contra su nombramiento para la Sicilia<br />
en un momento en que todas los ojos se volvan<br />
hacia Roma, y en que la primera cuestion por<br />
I ticUork=rn Adjuvat etiam Piso quod ab urbe di...4opTIL<br />
et s.celerk' t'o:Mien-Fut generurn suurn.» Dion,<br />
(I) Cie(,ron, ad Ales, VII, 13: «Labienus l'anurn vena, a.<br />
IX., Kal. Febr.» Enero 2, A. 701 de la C.=4 Diciembre, 50 a.<br />
de J. C. Toda:3, las fechas de este año son de cuarenta y siete<br />
cli p z'inte del tiempo verdadero. Véase Fischer, Zeitim<br />
feln. Conviene recordar que Diciembre y Enero no tenían,<br />
:ates de la corret-cion Juliana, má g que veintinueve días cada<br />
una. nrumann, Hillerb3ek, Arnold y otros hacen de este dia<br />
el "2,1.<br />
(-2), Pintare°, C#!.. 34.<br />
Cieeron. a r1 Ali.. VIL 13: «Utrum de Imperatore<br />
pufl an de Annilnli loquimur? O hominern amenmisel<br />
.um ru cumbram quidem umquam 'ros' za:Aori<br />
,,Iterit:
— 319 —<br />
discutir en el Senado sería la a,ceptacion ó repulsa<br />
de la sumision de César 1\ !<br />
Avanza César y se apodern de Gibio, Arrezzo<br />
Apenas habla regresado L. César al<br />
cuartel general, cuando ya se tuvo noticia de nuevos<br />
actos de agresion de este audaz rebelde, influyendo<br />
mtls la aproximacion César que la impresion<br />
producida por la defeceilm de su lugarteniente.<br />
En Rimini se reunían tres caminos que venían<br />
del Sur; uno conducía desde la Etruria los e ►fines<br />
de la provincia gala, atravesando los pasos por<br />
donde Breno penetrara en Cl visillo; otra, la famosa<br />
Tia de Flaminio, era el camino directo para Roma,<br />
y el tercero, llega . a desde Brindis y distritos<br />
meridionales de la península, costeando el mar<br />
Adrliritico desde Ancona. Arrezzo, Gubio y Oximo,<br />
eran importantes fortalezas que defendían respectivamente<br />
esto w, caminos contra una invasora del<br />
Norte. Su ocupación debía poner ;'t César en estado<br />
de avanzar contra cualquiera de las tres posiciones<br />
que adoptase el enemigo, pues Pompeyo era<br />
dueíb de concentrar sus fuerzas para protejer<br />
Roma, ó de dirigirse ya á la derecha hacia Brindis<br />
para mantener libres sus comunicaciones con<br />
las provincias de Oriente , á la izquierda para<br />
sostenerse en Civitavequia, miéntras llamaba bajo<br />
sus banderas las legiones de Espana. Las fuerzas<br />
de Cesar se reducían á una legion. Antonio, con<br />
cinco cohortes se apoderó de Arrezzo que estaba in-<br />
(1) ticenln, ad., Att., VII, 15: CM0 en in<br />
jan), serví re<br />
quarn pugnare In Ivuit. Sed Limen ad se in senatuin adesse<br />
velle, quum 111 1 conditionibus agatur... Ita quod rnaxiine opus<br />
ost in Sieilia.r.(5 re non cmrat; mot.Rs rae o .V,.Hit, in senara<br />
f'.sme v t .3>
defensa; Thermo, quien había confiado el Senado<br />
Gobio la comarca de la Umbría, abandonó el primero<br />
su puest), que era ya insostenible por la deieccion<br />
de los habitantes y abandono de' sus soldados,<br />
y Oximo se sublevó al mismo tiempo contra<br />
Van. y le obligó retirarse precipitadamente,<br />
abriendo sus puertas al mismo César<br />
El /Venado planten w yevag n.egociteiones y disuelve<br />
el Cuerpo de gladiadores pagado por César en, Capita._<br />
A pesar de la alarma del Senado y de la irrita-<br />
(L'ion que le causaban los progresos de un adversario<br />
que no dejaba respirar ni un momento á sus ene<br />
mif os, alimental;an todavia la esperanza de que<br />
podría convenc érsele de que alendonase las plazas<br />
que había ocupado, y que fuese á Roma despues<br />
de licenciadas sus fuerzas, para discutir allí como<br />
simple eincLid reo las quejas en que se fundaba.<br />
Estas eran las únicas condiciones con que querían<br />
tratar los ciSnsules, y con instrucciones conformes<br />
z) ellas se envi.o segunda vez :1 L. César á los cuarteles<br />
del invasor (2':. Ira organizacion de tropas<br />
acordadas por el Senado adelantaba lentamente y<br />
con poco éxito, manifesHndose con alarmante ovil<br />
dencia la repunancia de los Italianos alistar<br />
e y muy dispuestos los magistrados de las ciudades<br />
á recibir las tropas de César como á libertadoras<br />
de la tiranía de la clase dominante (3).<br />
Desde el momento en que los cónsules dejaron á<br />
Roma, concluyeron las esperanzas de reclutar en<br />
(1) César, Bel/. etr., I, 11 -13.<br />
(2) litem, ibid., 1,10.<br />
(•) César, Bel]. cir., 1, Menciona particularmente<br />
caso de Cíngulo, chiflad c girnacla de berclicio, por La:b.i,fra,0,‘
la capital para el servicio del Estado L,y de buena<br />
gana se_hubiera rebajado Léntulo á . ejecutar<br />
.una medida que repugnaba al orgullo de sus toleas,<br />
proponiendo incorporar á las legiones de la<br />
República algunos miles de gladiadores que mantenía<br />
César en Capua, para su instruccion en dicha<br />
Ciudad (2); pero los demás miembros del partido<br />
-combatieron con tanto calor esta proposicion, tan<br />
impolítica como ilegal, que se vió obligado á retirarla.<br />
Por otra parte, no era tan fácil corno parecía<br />
.disponer de un gran cuerpo de imubres armados y<br />
-diestros, acostumbrados á. mirar á, César corno su<br />
señor; tanto más, cuanto que éste podía no tener<br />
,escrúpulos en empleados en su servicio personal.<br />
necesitándose, ademas, para -vigilarlos, si estaban<br />
reunidos en el. mismo punto, un gran ndmero de legionarios<br />
de que no pL)clia Ilispollerse para semejante<br />
servicio. Despues de muchas deliberaciones,<br />
se resolvió distribuirlos por grupos al servicio de<br />
los principales nobles, anulando de este modo su<br />
fuerza y su cxnun ardor.<br />
Pornpeyo retrocede<br />
.1111ceJ id.— Seguidos de<br />
sus soldados, ó abandonados pL)r ellos, se encontraban<br />
entónees en plena retirada sobre el Picono.<br />
hacia la Apulia (3), Accio Varo, Thermo, Léntulo<br />
Spinther, Fausto Sila. y Libon. 1):..)mpeyo señaló It<br />
(1) . C€,sar, /".. 1 I: urbk-tin in.tnittuntur.»<br />
(2) Idem,<br />
(3) Lueano,<br />
«Gens<br />
.Tasque:, i link) jan'<br />
Nec gerit<br />
1,i<br />
Therno<br />
Cwsaris autlitut<br />
VartHiit ;1(1L,();..z4,<br />
1Y ,11.a<br />
.\,tt<br />
Sult1<br />
„11:1»<br />
WT.1.--"J I,I.:.—Tñ.\!!) 1i,<br />
»)1
- 322 --<br />
Larine, en la frontera de esta última provincia, como<br />
unto de reunion para una division de sus fuerzas,<br />
P<br />
miéntras que otra alas órdenes de Domicio se hallaba<br />
colocada delante de Corfinio, para recojer allí<br />
las nuevas levas del centro de Italia (1). A fin de<br />
Enero abandonó á Tieano, en Campania, para dirigirse<br />
á Larine, desde donde mandó á los cónsules órden<br />
apremiante de volver á Roma y rec jer el tesoro<br />
público que allí se habían dejado (2). Lo mismo<br />
se sufría por la falta de dinero, que por la de hombres;<br />
pero los cónsules, no quisieron arriesgarse á<br />
caer en manos de César retrocediendo, y se negaron<br />
á obedecer las órdenes de su general. El mismo<br />
Pompeyo retrocedió hasta Luceria, tal vez bajo<br />
la impresion de la llegada de sus lugartenientes de<br />
Piceno con el relato de sus desastres por este lado,<br />
y entónces se comprendió que sus miradas se dirigían<br />
hacia Brindis , y que pensaba abandonar<br />
por completo la Italia 'fintes que encontrar al enemigo<br />
público sobre el campo de batalla. A la primera<br />
sospecha de esta intencion, se elevó entre sus<br />
partidarios una tempestad de recriminaciones, pues<br />
creían que sólo la cobardía y la traicion habían podido<br />
aconsejar semejante proyecto, y los jefes más<br />
valientes se declararon en abierta desobediencia<br />
contra las órdenes de un campeon, cuya perfidia<br />
les parecía entónces segura (3).<br />
Domicio se detiene en Corfinio.—Aumentadas las<br />
fuerzas de César con la llegada de la duodécima le-<br />
(1) César, Bell. civ., 1, 15.<br />
(2) Idem, ad Att., VII. 21: escribiendo de Cales, a. d. VI.<br />
Id. Febr.=-_-8 Febrero.<br />
(3) Idem, ad Att., VII, 23, escribiendo desde Formio, IV<br />
Id. Febr.:=10 Febrero.
32:1<br />
gion, y dándole esto medios de obrar contra otras<br />
más considerables, marchó sobre Corfinio á principios<br />
de Febrero, accediendo apénas á escuchar las<br />
condiciones que le presentaba entónces su pariente<br />
por segunda vez, pues de dia en dia estaban imis<br />
convencidos de la debilidad del enemigo y de la<br />
fuerza creciente de sus armas. Invadió, pues, rápidamente<br />
el Piceno, tomando sin oposicion en su<br />
camino las fortalezas de Cinguli y de Asculo. Delante<br />
de Corfinio se hablan reunido fuerzas pompeyanas,<br />
considerables mandadas por Domicio, oficial<br />
de una conducta y firmeza notables, cuyo celo<br />
por su causa se había acrecido con su reciente<br />
nombramiento como sucesor de César en la Galia<br />
ulterior, y que estaba decidido á detenerse para<br />
defender la Italia (1). Odiaba Domicio á su jefe,<br />
despreciaba su política y no hizo caso de su órden<br />
de retirada, enviando al mismo tiempo apremiantes<br />
mensajes al campo consular , aconsejando 1"!<br />
Pompeyo que fuese en su auxilio, y haciéndole<br />
presente lo escaso de las fuerzas del enemigo, y el<br />
número y confianza de las suyas. Había reunido en<br />
Corfinio y sus alrededores treinta cohortes, muchas<br />
de ellas (le las últimas levas, y cuyos veteranos<br />
mis antiguos no habían. visto tal vez más que<br />
el bloqueo del Foro durante el proceso de Milon<br />
Espantado Pompeyo de la repetida desercion de<br />
(i) César, Rell. 1, í„ Dinn.<br />
II, 38; Lucano, II. 178. sig.<br />
(2) Lucano, loc. cit.:<br />
«Tila elasica servat<br />
Opositus quondarn pollu to tiro Miloni.»<br />
Estos reclutas procedían de las levas que había<br />
Pompeyo en apariencia para el servicio de Espafia.<br />
11; \I ante.
3 -1<br />
ttopas. no tenía confianza en las seguridades<br />
('1.e su lugarteniente, y declaró que no podía sin im_<br />
prudencia adelantarse para socorrerle; que n3<br />
dia. defenderse laltalia con el espíritu que animaba<br />
al ejército, y que sería correr á una ruina, segura.<br />
aventurarse en un encuentro general con Cesar.<br />
César sitia (í Corfinio que se entr(ya. —Domicio no<br />
se desanimó ni aún con el abandono de su jefe,<br />
p<br />
ero dispuso torpemente sus tropas, pues debilitó<br />
sus fuerzas tratando de extender su linea de defensa<br />
hasta Sulmona y las ciudades pr(')ximas,<br />
perdió una division tras otra hasta que se encontró<br />
bloqueado en Corfinio por un enemigo<br />
cuyo fuerza y audacia se habían aumentado con<br />
triunfos que no le habían costado sangre. Otra legion,<br />
la octava, negó entónces á los cuarteles de<br />
césar, acompasada de veintidos cohortes de auxiliares<br />
galos y de un destacamento de caballería de<br />
Norico. Ent,j)nces se impulsó con vigor el sitio,<br />
porque un retraso de algunos dial era grave para<br />
él. al paso que Pompeyo, que veía disolverse sus<br />
fuerzas, y cuyo valor disminuía rápidamente, se<br />
preparaba evidentemente á escapar de sus manos<br />
atravesando el mar, siendo imposible dejar á Corfinio<br />
detrás, por ser una presa con la que no podía<br />
competir en riqueza é importancia más que Lucenia<br />
y Brindis. Ademas de las provisiones quehabía<br />
allí almacenadas y de la fuerza de su numerosa<br />
guarnicion, había acogido Domicio en su ciudadela<br />
á muchos caballeros y senadores de distincion,<br />
que buscaban un refugio contra la invasion:<br />
bajo la proteccion de un jefe favorito. Domicio hizo<br />
cuanto pudo para justificar su caflanza, y dirigió<br />
la g<br />
uerra como asunto de interós personal, prome-
tiendo á sus soldados distribuir entre ellos tierras<br />
de su propiedad, más bien como un jefe su memo .1<br />
que como un lugarteniente subordinado (1). Sus<br />
exhortaciones á los soldados se recibieron primero<br />
con frialdad y con desprecio despues, reinando en<br />
los muros de Corfinio como ántes en Gubio y Asculo<br />
el disgusto y la desafeccion, pues la presencia<br />
de las banderas de César y de Mario hacía latir el<br />
corazon de la antigua confederacion italiana. Esparcióse<br />
el rumor de que Pompeyo no se atrevía á<br />
adelantarse y que había abandonado sus partida-<br />
•ios á su suerte; se intrigaba secretamente con el<br />
sitiador, y al cabo de algunos dias, se trasformó la<br />
conspiracion en una abierta rebelion, en la que declararon<br />
las tropas su resolucion de entregar la<br />
plaza con todo lo que contenía al enemigo. Temblando<br />
los nobles por sus vidas, no pudieron<br />
obtener más favor que el de tratar aparte con César<br />
las condiciones que se les impusieron; y Léntu<br />
lo Spinther, que era de este número, les sirvió de<br />
orador, pensando juiciosamente que el medio nrás<br />
seguro de ha,Trse propicio al generoso vencedor,<br />
era mencionar los favores que de él había recibido<br />
en otro tiempo. Había llegado el momento de disipar<br />
César los temores de matanza y de proscripcion<br />
que había hecho nacer una fraccion considerable<br />
del partido senatorial, al tomar las armas contra<br />
ó (2). Su contestacion fué dulce y condescendiente,<br />
excusándose de la necesidad en que se hallaba<br />
de defender sus derechos 'con un acto de vio-<br />
lencia contra el Estado, al mismo tiempo que insi-<br />
(1 Ceísar, Pen. cir.. 1, Dion. XLI. 11.<br />
(2) Diem, 'U/id., 1., 2:),.
nuaba, envalentonado por el éxito, que sus adversarios<br />
eran una minoría facciosa, y que él era el<br />
único y verdadero campeon de la libertad y de la<br />
República (1).<br />
César concede la vida y la libertad á Domicio y á<br />
los jefes pompeyanos.—Domicio temía ser la víctima<br />
p<br />
ro piciatoria de la venganza del conquistador, pero<br />
César estaba resuelto á dar un ejemplo señalado de<br />
clemencia. La víspera de la rendicion, se dirigió el<br />
jefe pompeyano á su médico pidiéndole un veneno,<br />
y aun se dice que le obligó espada en mano á administrarle<br />
una pocion, pero aún no había surtido<br />
el brebaje el efecto deseado, cuando supo que el<br />
vencedor .estaba dispuesto, no sólo á perdonar la<br />
vida de sus prisioneros, sino tambien á tratarlos<br />
con una indulgencia marcada. Entónces se lamentó<br />
de su precipitacion del modo más abyecto.<br />
pero el médico le había engañado con un narcóti<br />
co, y vivió para gozar, y abusar despues de la clemencia<br />
del que le había vencido (2). Si hemos de<br />
dar crédito á la asercion del mismo César, negada- por un rumor vago referido por Ciceron, fué tan<br />
lejos en su generosidad con Domicio, que le devolyió<br />
el considerable tesoro existente en su caja militar<br />
(3), acto bastante verosímil por el deseo na-<br />
(I) César estuvo siete dias ante. Cortinio , Febrero 14-21:<br />
«Septem dies ad Corfinium conmoratur.» César, Bell. civ.,<br />
t. 1, 33.<br />
(2) Esta historia es referida, por Suetonio, Séneca, Plinio y<br />
Plutarco. Véase Drumann, III , 22.<br />
(3) César, Bell. civ., I, 23; (14iceron, cid VIII, 14; Apiano<br />
(Bell. civ., II, 39) confirma la asercion de César. Hubo partidarios<br />
de César que no admiraron al parecer la clemencia de<br />
su jefe. Véase la carta del espiritual corresponsal de Ciceron,<br />
Célio ad Div. , VIII, 16. Celio era enemigo personal de Domicio.<br />
Véase al Div., VIII, 12.<br />
1
3'27<br />
tural en el procónsul de demostrar al pueblo romano<br />
que no tenía nada que temer de su necesidad de<br />
dinero, ni de su sed de sangre. Apremió entónces<br />
á los prisioneros para que reconociesen sus derechos<br />
y compartiesen las brillantes promesas de su<br />
empresa, oferta que rehusaron con firmeza los<br />
hombres notables, pero que aceptaron con entusiasmo<br />
los nuevos reclutas italianos, uniéndosele<br />
y colocándose apresuradamente bajo una bandera<br />
que consideraban como la suya.<br />
Importantes efectos de esta clemencia. Victo continuo<br />
se notaron.los efectos de esta clemencia sin<br />
ejemplo en las guerras civiles. Ciceron da un<br />
testimonio involuntario de la consumada habilidad<br />
del proceder su enemigo (1), diciendo que no<br />
mató á nadie ni se apoderó de nada, y que de continuar<br />
así, se haría el objeto de un amor y entusiasmo<br />
universales. Tales eran los sentimientos que<br />
se manifestaban en la poblacion de la Campania ;<br />
y el pueblo de las aldeas que hablaba con Ciceron<br />
del estado de los asuntos públicos , le hizo<br />
comprender demasiado que el corazon de Italia<br />
no latía ni por los cónsules, ni por el Senado;<br />
que la paz era el deseo general aún entre aquellos<br />
que no tenían predileccion por el partido de<br />
Mario, y que la tranquila posesion de la propiedad<br />
pesaba más que los envegecidos nombres de<br />
ley y libertad (2). Entónces suspiraba el filósofo,<br />
pensando cuanto habían contribuido á producir<br />
(1) Ciceron, ad Att , VIII, 13:<br />
(2) Idem, ibid.: «Multum mecum municipales homines<br />
quuntur, multum rusticani. Nihil prorsus aliad eurant, nisi<br />
agros, nisi<br />
nisi nunimulos
este estado de indiferencia poli iea los errores y<br />
los vicios de su partido.<br />
u clemencid conbi.v1a ,fav9rablemente con las feroces<br />
amenaza.sb de sus ad,)eravios.—La conducta de'<br />
César resplandecía p:)r el contraste con las disposiciones<br />
contrarias que manirestaban sus adversarios.<br />
El Senado le había declarado enemigo público.<br />
y sus parciales y compañeros de armas estaca,<br />
naturalmente comprendidos en el mismo anatema;<br />
pero esto no era bastante, y en el momento<br />
de abandonar á Roma. resolvió, por instig'acion del<br />
feroz Domicio, lanzar por el terror al campo de César<br />
á los neutrales y los indiferentes,. declarando<br />
que todo ciudadano que permaneciera en Roma sería<br />
considerado como cesariano, dando así la asamblea<br />
un pretexto para las medidas extremas contra'<br />
la ciudad que entonces ya había meditado, al parecer<br />
(1). No eran sólo los nobles jóvenes los que.<br />
hablaban muy alto de proscripcion y de matanza<br />
sino que otros de Triz;s edad y mls elevados en dignidad<br />
se repartían ya en su imaginacion los despojos<br />
de la República. El mismo Pompeyo tenía siempre<br />
en losTibios el nombre de Sila: Sila hacía esto;<br />
¿.por que no he de hacer yo la mismo (29 Este era su<br />
constante argumento. Proclamar por modelo suyo al<br />
gran dictador, era amenazar con una revolucion<br />
sanguinaria y una completa reorganizacion del Estado.<br />
Se pensó con alarma y disgusto inesplicables,_<br />
que Roma había sido abandonada pudiendo ser de<br />
fendida, para envolverla en el crimen de César, y<br />
(1) Apiano, Bol. e ir . , 11, 37 á7Et,),-ii craT ITrylvoucit.<br />
(2) CielTon, ad A it , IX, 10: «Sulla potuit; ego non potero!»
- 329 _____<br />
llegado el dia de la venganza , someterla á todos<br />
los horrores de una guerra de represalias, al hambre<br />
y al incendio, al saqueo y á la matanza (1).<br />
Pompeyo se retira Brindis y se p 7 •epam áa<br />
pa-<br />
Sar á .piro. Cuando Domicio se negó ó no pudo<br />
obedecer las intimaciones de su jefe para que se<br />
retirase de Corfinio al cuartel general de Luceria,<br />
yió Pompeyo el desastre de su lugarteniente y comprendió<br />
que no era sostenible su posicion en Italia;<br />
pero la temeridad de la retaguardia salvó al cuerpo<br />
principal de la columna en retirada, porque<br />
eran tan rápidos los movimientos de César, que con<br />
siete dial de retraso solamente, hubiera sido sorprendido<br />
Pompeyo indefectiblemente. Encónces se<br />
puso á cubierto en Brindis (21, y ordenó á los cónsules<br />
y demás magistrados que le acompañaran al<br />
otro lado del mar .Cuando llegó esta órden á Ciceron,<br />
ya no estaba libre el camino de la Apulia. César<br />
estaba impaciente por recuperar el tiempo perdido<br />
delante de Corfinio, pero el puerto de Brindis estaba<br />
obstruido con trasportes y buques de todas<br />
clases. Los cónsules y la mayor parte de su ejército,<br />
que ascendía entónces á cinco legiones , se em-<br />
barcaron ;<br />
Pompeyo con una di vision de su<br />
ejército, se quedó retrasado en la ciudad, cuando<br />
apareció delante de sus muros la vanguardia de<br />
César. Cortado en la fuga que meditaba por la rapidez<br />
de estos movimientos, vaciló Ciceron en tomar<br />
un buque en Nápoles, y en afrontar zíntes de<br />
que concluyese el invierno los peligros que ofre-<br />
(1) Cieeron, a , 7 Der. IV. 14, ad A U., VIII, 11,1X 7, 10, 11.<br />
véase despees.<br />
(2) César, Beii. eu., 1, 2 4, 25.
cían los estrechos y el mar Jónico; y lleno de sombríos<br />
presentimientos en cuanto á los designios de<br />
su jefe, cuyo abandono de Roma primero y de Italia<br />
despees, consideraba como parte de un plan por<br />
mucho tiempo pensado para la servidumbre de su<br />
patria, no se sintió tal vez contrariado al ver que<br />
las circunstancias ponían entre ellos una barrera.<br />
No estaba, sin embargo, dispuesto todavía á adelantarse<br />
al triunfo de César, y se indignada por su re -<br />
belion contra las autoridades legales, viéndose importunado<br />
el orador en su triste soledad de Formio<br />
con los halagos y ruegos de César mismo, y de sus<br />
amigos Balbo y O ppio , y que le daban toda clase de<br />
seguridades sobre las buenas intenciones y principios<br />
conservadores del conquistador; pero nada<br />
acalló sus temores ni consoló su melancolía, y continuó<br />
confiando sus quejas é inquietudes á Atico,<br />
su principal consejero (1).<br />
Pompeyo evacua d Brindis y huye de Italia.<br />
César llegó delante de Brindis el 9 de Marzo (2).<br />
Las fuerzas con que la puso sitio ascendían á seis<br />
legiones completas, con sus cohortes, de auxiliares<br />
galos, siendo tres de estas legiones de veteranos,<br />
y compuestas las otras, en parte, de la ,y últimas levas,<br />
y en parte de los pompeyanos con que había<br />
engrosado sus filas. No estaban comprendidos en<br />
estas últimas las cohortes que últimamente había<br />
organizado en Corfinio, pues estos celosos aliados,<br />
(1) Véase particularmente Ciceron, ad Att., IX, 11-13, y la<br />
c orrespondencia de Ciceron con César y sus partidarios que<br />
en ella se incluye.<br />
(2) Ciceron, ad Att., IX, 3: «Erat hic dies VIL Id. Mar. quo<br />
die suspicabamur aut pridie Brundisium venise Ctesarem.»<br />
Tambien César en Ciceron, ad Art. , IX, 13 A.
habían sido mandados á todaprisa para asegurar<br />
la posesion de Sicilia. Pompeyo estaba completamente<br />
imposibilitado de conservar laplaza con<br />
veinte cohortes que era todo lo que lequedaba,<br />
contra estas fuerzas tan superiores, pero César,por<br />
otra parte, carecía por completo de buques , y el<br />
mar estaba expedito, habiendo recibido los trasportes<br />
órden de volver á Brindis para recoger el<br />
resto del ejército consular. Se penetra en el puerde<br />
esta ciudad por un paso estrecho que conduce<br />
de una ensenada exterior á otra interior (1), y ambas<br />
orillas de este paso estaban ocupadas por los<br />
sitiadores, pero no se podía obstruir la entrada sin<br />
construir inmensas obras de tierra, y Pompeyo<br />
contaba con la profundidad del agua para impedir<br />
ó retardar la ejecucion de tan gran empresa (2).<br />
Completamente confiado, se negó á escuchar las<br />
proposiciones de arreglo que César le hacía con insistencia,<br />
y declaró que no era más que el lugarteniente<br />
de los cónsules y que no podía obrar sin<br />
su concurso, en vista de lo cual mandó César echar<br />
á pique varios buques, y clavar estacas en el fondo<br />
del canal, al paso que Pompeyo se esforzaba y<br />
-conseguía mantener expedito el paso para los trasportes<br />
que llegaron oportunamente y en los que<br />
fueron embarcadas las tropas sin tardauza,<br />
dejan-<br />
........••■•••••••••""<br />
(1)<br />
Las localidades se describen minuciosamente por Kepel<br />
Craven, Tour in, the Kingdom of Naples, pág. 149.<br />
(2) En una carta á Balbo , comunicada á eiceron (ad .4 tt.,<br />
t. IX, 14), habla César de sus operaciones delante de Brindis:<br />
«Pompeius se oppido tenet. Nos ad portas castra habemus.<br />
Conamur opus magnum et multorum dierum propter altitudinem<br />
maris. Sed tamen nihil est quod potius jaciamu3. Ab<br />
utroque portus cornu moles facímus.>><br />
(3) César, Bell. civ., L 25, 28; Dion, 12.
do en las murallas algunos soldados para engañar<br />
al enemigo con una parodia de resistencia<br />
hasta el último momento. Se habían construido<br />
barricadas en las calles para entorpecer sus primeros<br />
pasos en la ciudad abandonada, pero como los<br />
habitantes estaban impacientes por demostrar su<br />
celo Lacia la causa de un general triunfante, y tal<br />
vez irritado, guiaron enseguida sus tropas hasta<br />
(11 puerto. Ya estaba en seguridad y bordo el último<br />
de los pompeyanos, cuando se deslizó la flotilla<br />
rápidamente fuera del puerto, pasando á través<br />
de todos los obstáculos de la, salida, y perdiendo<br />
solamente dos buques que chocaron contra las<br />
obras, y que atraídos, la orilla con garfios de<br />
hierro, fueron asaltados por los enfurecidos cesa<br />
rianos que hicieron trizas 11 las tripulaciones; esta.<br />
fué la primera sangre derramada en la guerra civil.<br />
Rapidez de lo g trinfos de César. César se hizo<br />
dueño de Italia en sesenta dias (1), no habiendose<br />
verificado nunca tal vez, una conquista tan importante,<br />
con tanta rapidez y en contra de adversarios<br />
tan formidables al parecer. Cada uno de sus<br />
pasos hacia adelante fué una sorpresa para sus<br />
enemigos, y á cada paso, sin embargo, predijeron<br />
(1) Pompeyo se embarcó el 17 (le Marzo-25 de Enero, 49<br />
años ántes de J. C., y César entró en Brindis al dia siguiente.<br />
Ciceron, ad A it ., IX, 19; Pintare° (Cés.. 25). y..--,yovdn- 0.f.p7cs-<br />
11-1,),,.ovix etc. Señalando veintinueve dias á Enero y veintiocho<br />
á Febrero, los sesenta dias están comprendidos desde el<br />
16 de Enero al 18 de Marzo inclusives. Si se puede aceptar rigorosemente<br />
este cálculo, debió ser el paso del Rubicon en la<br />
noche del 15 a116 de Enero, pero me inclino á creer que fué<br />
algunos días ántes. El espacio entre la huida de los tribunos,<br />
5 de Enero, y el paso del Rubicon 15-16 del mismo, parece<br />
demasiado largo, al paso que es necesario más tiempo para<br />
los acontecimientos que se amontonan en los dias siguientes,
),9<br />
v)11•1<br />
su próxima derrota; pero en cuanto sonaba el primer<br />
eco de sus trompetas todos los ob-t ' acu..os caían<br />
delante de él, y apenas pudo ser tan rápida la<br />
marcha de sus legiones como la retirada de sus<br />
presuntuosos adversarios. Los cónsules abandonaron<br />
á Roma, antes de que él pudiera a proximars e<br />
á ella, y abandonados tambien sus lugartenientes<br />
por sus tropas, despojados de sus tesoros v desprovistos<br />
de material de guerra, se encontraron solos<br />
e indefensos en sus campos al aparecer el agresor.<br />
La interesada adhesion que Sala había cuidado de<br />
cultivar en sus colonias, había desaparecido como<br />
un sueño, avivIndose al mismo tiempo en el corazon<br />
de los Italianos antiguas esperanzas y antiguos<br />
rencores; y los magistrados de todas las<br />
ciudades abrían sus puertas de par en par y saludaban<br />
al Romano perjuro como 11 su héroe y libertador<br />
W. El jefe que no reconocía otro superior<br />
en el campo y en los consejos del Senado, nEr:<br />
que á Pompeyo t'ué conducido prisionero á presencia<br />
de César, y d mismo Pompeyo se retiró de<br />
posicion en posicion, sin intentar siquiera una. ve;<br />
reunir sus fuerzas, y acabó por salir furtivamente<br />
del país, como una zorra perseguida por los per-ros.<br />
Indignacion que causes en los 9/0¿7es la condi:da de<br />
Porrapevo.--Los nobles habían pedido durante este<br />
tiempo, y cada vez con más empedo, que se les coildujese<br />
contra el invasor, siendo inútil que 1111111111!rasen<br />
-v que demostrasen su disgusto en el semblante,<br />
y en vano que abrumasen con su reprofiacion<br />
(1) Civeron, ad Alt.. IX. 12: 41nnicipia veto et rusU( i<br />
Romani<br />
Pornp.) metunt. hune adlitie diligunt.»
al j( Ife por ellos elegido, pues no era hombre que se<br />
dejaba apartar de sus planes, cualesquiera que fue_<br />
sen, y se negó rotundamente á revelarlos. Contestó<br />
á sus amonestaciones mandando friamente á los<br />
que se quejaban que le siguiese, so pena de proscripcion,<br />
y esperaron hasta el último momento que<br />
todavía se detendría en el sagrado suelo de Italia;<br />
cuando vieron que burlaba sus esperanzas y que<br />
salían del puerto de Brindis con la última parte<br />
de sus compañeros de armas, muchos de ellos en su<br />
desesperación y aturdimiento, se entregaron á la<br />
generosidad del vencedor. Una multitud de caballeros<br />
y senadores se agolpó en la vía Apia, pero esta<br />
vez -volvían sus miradas hacia la ciudad. Los por<br />
tanto tiempo atacados á las ruedas del carro de<br />
Pompeyo, juraron renunciar desde entónces á la<br />
guerra, y se acogieron á la proteccion del único jefe<br />
que consentía la neutralidad (1). Muchos de ellos<br />
pertenecían sin duda á la gente voluptuosa, indolente<br />
y egoista, que había abandonado momentáneamante<br />
sus placeres con la confianza de encontrarlos<br />
con más seguridad en su triunfo; pero otros<br />
muchos eran buenos ciudadanos, que preveían para<br />
el Estado de la traicion de Pompeyo, un mal que no<br />
podían definir, y que no querían apoyar su causa,<br />
áun teniendo escrúpulos de volver sus armas contra<br />
los sagrados nombres de cónsules y de Senado. Dejaron<br />
á los arruinados y perdidos, á los aventureros<br />
despechados y á los patricios disipadores que siguiesen<br />
la fortuna de Pompeyo, y que acariciasen sus<br />
ilusiones de abolicion de deudas, confiscacion de<br />
(1) Cice,ron, ad A tt., IX, 8 (C) MIrzo): «Urbem quidern jam<br />
refe•tam e se optimatium audio... hiuc yero vulgo vadunt.>
- 3 :3 5<br />
propiedades, reorganizacion del gobierno. Cualesquiera<br />
que fuesen las manchas de la reputacion de<br />
un gran número de los más eminentes partidarios<br />
de César, era entónces completamente notorioque<br />
el jefe de la oligarquía estaba rodeado de una turba<br />
no ménos disoluta, y ademas sin principios.<br />
Explicacion de la política secreta de Pompeyo al<br />
abandonar Italia. Puede presumirse que vió Pompeyo<br />
sin mucho disgusto la partida de los más moderados<br />
y más altivos de sus partidarios, v debe<br />
dudarse poco respecto á los manejos que 9empleó<br />
desde el principio, así como es imposible suponer<br />
que un capitan tan consumado y un hombre de Estado<br />
tan experto, dejara que se le cayesen las cartas<br />
de las manos como había hecho continuamente,<br />
no ser por un juego y una política deliberada. No<br />
se puede decidir si se franqueó á los cónsules, pero<br />
es evidente que eng, afió hasta lo último á la mayoría<br />
de sus parciales, áun en su mismo campo, con tina<br />
pretendida defensa de Italia, teniendo intencion desde<br />
mucho tiempo ántes de abandonar sucesivamente<br />
todas las posiciones, y operar la evacuacion de la<br />
península lo más pronto posible, fingiendo defenderse<br />
tanto como lo exigía el bien parecer (11.<br />
Contraste entre la.s regiones orientales y occidentales<br />
del imperio. Las porciones orientales y occidentales<br />
del imperio formaron entre sí un contraste<br />
singular, y pueden achacarse las intenciones que<br />
guiaron á, Pompeyo en el momento de esta crisis á<br />
la naturaleza de los recursos que ofrecían respectivamente<br />
estas divisiones. Extendiéndose la penín-<br />
(1) Ciec •on, A tt., IX, 10: «Hoe torpe de fuga cogitare)<br />
Civeus nosti . r.:knt eogitav i t.»
suia italiana por Pi mar Niediterráneo, di\ idia e,<br />
mundo romano eu dos hemisferios, rivales al los ojog<br />
del guerrero y del hombre de Estado, no ménos dis-<br />
'ratos por su carácter social y político que por su<br />
t<br />
situacion geogrlffica. El contraste de estas dos di-<br />
Fisiones se marcaba con nv'ts intensidad en esta<br />
época que en las posteriores: porque el Oriente y el<br />
Occidente estaban todavía animados (le vida particular,<br />
y aunque al alcance 'intlios igualmente de<br />
la misma autoridad y mano de hierro, eran sin embargo,<br />
tan completamente extraños uno á otro en<br />
sus principios y sentimiento, como si fuesen dos<br />
imperios rivales. y no partes y provincias de un<br />
mismo dominio.<br />
RepaZa em la m(s roma;lizad a de todas las,<br />
provincias. La extensa proA,-incia de España estaba<br />
ya, por otra parte. Tw;s completamente romanizada<br />
que las dem‘:is posesiones de la República, y anque<br />
algunos distritos no estuviesen aun sometidos del<br />
todo, y existiese en otros muchos el desórden y el<br />
descontento, se habían introducido, sin embargo.<br />
muy pronto las costumbres del pueblo conquistador.<br />
adoptádose definitivamente en una gran parte del<br />
país. El idioma de los Italianos hacía por todas<br />
partes rápidos progresos y consolidaba las instituciones<br />
municipales, que en ninguna otra region del<br />
imperio se concedieron con tanta liberalidad como<br />
en España. La influencia de Sertorio había dado<br />
consistencia á estos resultados, enseñando á los<br />
Iberos á considerar la disciplina y las costumbres de<br />
sus señores extranjeros como el verdadero secreto<br />
de su irresistible poder. Se había necesitado ciento<br />
cincuenta anos de guerra continua para dominar<br />
á España, habriéndose paso Roma basta el cora-
— 337<br />
zon del país, donde cada montarla y cada desierto<br />
habían sido defendidos con el mismo amor inveterado<br />
de la libertad; pero una vez ocupado el terreno no<br />
había retrocedido ni una pulgada, y las raíces de su<br />
poder profundizaban tanto más en aquel suelo,<br />
cuanto más tiempo habían impedido las tempestades<br />
su desarrollo. Roma encontró las razas indígenas<br />
en un Estado de barbarie indescriptible, y solamente<br />
en las costas orientales y occidentales existía<br />
cierto barniz del génio griego y fenicio. Pero á<br />
causa de esta misma falta de civilizacion, no tenían<br />
los Iberos instituciones que preservasen su vitalidad<br />
de la influencia de una conquista extranjera. Muchas<br />
fortalezas, adornadas con el nombre de ciudades<br />
por escritores romanos, habían sido arrasadas:<br />
no bajando de trescientas las destruidas por Caton<br />
el viejo (1) Privados por completo de plazas fuertes,<br />
excepto de aquellas que aun les ofi .ecia la naturaleza<br />
del terreno en algunos distritos aislados.<br />
una vez vencidos, no tenían los Wixharos retirada<br />
donde, poder conservar los restos de su nacionalidad.<br />
El carácter de este pueblo era esencialmente belicoso,<br />
y los hábiles conquistadores no permitieron que<br />
fermentase este espíritu en la inaccion . La península<br />
ibérica, era la Suiza del antiguo mundo . Sus<br />
audaces jefes de tribu. habían proporcionado infantería<br />
á Cartago por espacio de siglos; habían derrotado<br />
á los mismos Romanos en Trebia y Cannas, y se<br />
habían alistado bajo las banderas de Antioco para<br />
una segunda invasion en Italia. Los rudos jefes á<br />
quienes no podían suavizar los beneficios de la paz,<br />
(1) Véase Plutai'co, Polihio y Estrabon, á los que se refiere<br />
Mannert, 241; Tito Livio, XXVIII, 1. XXXIV 17.<br />
MERIVAI,E,-TOMO ir,
-- 338 —<br />
ufrieron mejor el yugo de la disciplina militar,.<br />
siendo en Es )aula de donde tomaron desde luego los<br />
Romanos de sus rivales la costumbre de alistar bandas<br />
mercenarias cogidas ásus súbditos extranjeros<br />
(1). La colonizacion de la península se había<br />
hecho sistemáticamente, especialmente en el Sur,<br />
con ciudadanos romanos, y la admision de indígenas<br />
z't la franquicia romana había sido más ámplia<br />
que en la mayor parte de las provincias, abriéndose<br />
camino más ancho á la emancipacion que siguió en<br />
época posterior, y verificándose de este modo que<br />
el espíritu de las provincias ibéricas fuese más romano<br />
que el de las demás al principiar las guerras<br />
civiles. Los sentimientos y los intereses del pueblo.<br />
asi como sus costumbres sociales se habían casi<br />
identificado con los de la raza dominante, y en ninguna<br />
parte del imperio, excepto en Italia, se consideraban<br />
como más sagradas las antiguas tradiciones<br />
y preocupaciones de patricio y de plebeyo. España<br />
era, más bien una rama vigorosa del tronco<br />
mismo del Estado que una provincia conquistada.<br />
y fuerte con su carácter indomable y sus recursos<br />
militares, era á propósito para constituir el baluarte<br />
más firme de la República, y del partido que en esta<br />
época dominaba en sus consejos.<br />
Progresos de la iVuencia romana en la Galia.—<br />
Los Latones y Escipiones de los primeros tiempos<br />
fueron los que empezaron á introducir la civilizadon<br />
en España, continuando despues en esta tarea<br />
fíetelo y Pompeyo; y z't causa de esto, estaban<br />
(1) Tito-Livio, XXIV, 49: «Mereenarium militem neminent<br />
ante quam tum Celtiberos Romani habuerint.» Esto fué en la<br />
segunda guerra púnica, A. 539 de la C.
- 339<br />
los colonos y los indígenas adheridos al partido senatorial<br />
con todos los lazos que pudo imaginar la<br />
política de los conquistadores. Ya hemos visto, ademas,<br />
cómo habían tenido alternativamente el predominio<br />
en la Galia las dos facciones rivales , lo cual<br />
había dado por resultado que la mayor parte de la<br />
provincia fuese pompeyana por sentimiento, y que<br />
al mismo tiempo se crease en toda la extension de<br />
las últimas conquistas un fuerte partido cesariano.<br />
El génio y la actividad de César había verificado<br />
en nueve años al parecer en la Galia y más allá de<br />
las Cevenües, la trasformacion social y moral, que<br />
había necesitado siglo y medio para madurar en la<br />
península ibérica , y ya hemos observado hasta que<br />
punto se había valido el conquistador del espíritu<br />
militar de las naciones del Norte, y cómo al alistar<br />
los jefes bajo su bandera había conquistado su<br />
cariño, hasta hallarse en estado de dejarles por lo<br />
ménos muchas de las formas de su antigua libertad.<br />
De este modo consiguió inspirar á sus .guerreros<br />
y á sus magistrados sentimientos romanos y<br />
el deseo de rivalizar con el génio de la civilizacion<br />
meridional, convirtiéndose de este modo las dos<br />
grandes naciones de Occidente inl'ís bien en aliadas<br />
de la República que en saditas, y encontrando<br />
en ambas campo donde dirimir sus contienda s<br />
en medio de una poblacion indígena casi tan cesariana<br />
y pompeyana en sus simpatia como la misma<br />
raza conquistadora.<br />
Las provincias orientales son lulfcrentes en dual,._<br />
to d principio que se debate en, la guerra civil, y no<br />
miran wis que la persona de los jefes.--Las ideas<br />
del pueblo dominante no habían adquirido el mismo<br />
desarrollo en la parte oriental (11 q imperio, la
- 340 -cual<br />
no se tomaba interés ninguno en las luchas<br />
domésticas de la ciudad. La civilizacion m a s an-<br />
tig<br />
ua y refinada de Oriente , miraba todavía con<br />
indiferencia desdeñosa las luchas del espíritu romanopara<br />
conseguir ascendiente sobre las razas<br />
vencidas. Las poblaciones griegas se hallaban en<br />
esta época casi aniquiladas por la guerra, los malos<br />
gobiernos y la decadencia de su prosperidad comercial,<br />
por lo cual se sometieron al conquistador<br />
con una apatía invencible; y al paso que se les<br />
obligaba á vaciar sus instituciones en moldes italianos,<br />
se negaron á adoptar nada de su espíritu;<br />
pero más allá de las provincias griegas, no se hizo<br />
ningun ensayo para propagar las ideas políticas de<br />
la República en los reinos dependientes o tributarios<br />
de la frontera. Las razas asiáticas se sometían<br />
á sus despotismos tradicionales en que los habían<br />
dejado abandonadas Sila y Pompeyo , siendo para<br />
ellas completamente ininteligibles los nombres de<br />
igualdad y libertad invocados sucesivamente por<br />
cada cual de las facciones romanas, y careciendo<br />
en absoluto de una idea sobre la naturaleza de las<br />
discusiones cuyo rumor llegaba á ellos á través de<br />
mares y continentes. Las simpatías de los Orientales<br />
se dirigieron siempre á los hombres, nunca<br />
los gobiernos; Ciró, un Alejandro ó un Arsaces<br />
contaban con toda su adhesion, descansando para<br />
ellos los fundamentos de la ley en lapersona del<br />
autócrata; por lo cual, si se les llamaba á las armas<br />
en pró de uno de los partidos, era seguro que<br />
atenderían sólo al jefe y al triunfo de sus intereses.<br />
El concurso de su riquezay de su número daría<br />
fuerzas al jefe contra sus mismos compañeros, y<br />
una victoria obtenida con su auxilio sería noti mé-
341 —<br />
nos peligrosa que una derrota para la causa coman;<br />
y por estas razones, no podía ménos de considerarse<br />
como un insulto á la dignidad de la República<br />
la admision de semejantes aliados,para<br />
aquellos ciudadanos de raza pura y sentimientos<br />
elevados (1). El jefe de . partido que rechazase el<br />
apoyo del sentimiento nacional para agrupar en<br />
torno de sus banderas la ciega obediencia del Egipto<br />
y de la Siria, la ruda abnegacion de la Colch-ida<br />
y de la Armenia (2), perdería el respeto del verdadero<br />
patriota, lo mismo que si se pusiese al frente<br />
de una invasion extranjera.<br />
Pompeyo se pone al frente de ellos para contrabalancear<br />
ln autoridad del Senado.—Toda la conducta<br />
ulterior de Pompeyo prueba al parecer suficientemente<br />
que esta era la marcha que Pompeyo estaba<br />
resuelto á adoptar desde el momento en que com-<br />
prendió que era inevitable la lucha entre él y su<br />
rival. Pompeyo á la oligarquía de que era<br />
¡ele, y en é oca anterior , áun colocándose os-<br />
.tensiblemente á su frente, había trabajado por rebajarla<br />
y degradarla; celoso al mismo tiempo del<br />
rival que le había creado en Ciceron para defenderse,<br />
había empleado á César, como si fuera un instrumento<br />
adecuado para aniquilar y dominar esta<br />
tentativa: pero el instrumento hirió la mano que lo<br />
(1) Los verdaderos sentimientos romanos, los expresa 'alean()<br />
(VIII, 523):<br />
bella<br />
Non bene barbaricis unquam commisa catervis.»<br />
(2) Cicerón, ad Att., IX, 10: «Getarum et,<br />
IX,<br />
.krmeniorum<br />
1 i : elColeborum copias ad eum adducere.» «NuntiamiEgiptum<br />
et Arabiam (c,2.;*,i.ov9c ct<br />
Dion,<br />
t. XLI, 13.
manejaba , y la vuelta siguiente de la rueda de la<br />
fortuna nos le presenta en estrecha alianza con<br />
este mismo partido contra un enemigo coman.<br />
Pompeyo sabía perfectamente, sin embargo, que estos<br />
falsos amigos aprovecharían el momento de la<br />
victoria para derribarle, y que si triunfaban de César,<br />
no seria para someterse de nuevo Pompeyo:<br />
temía la influencia hostil de los cónsules y de los<br />
magistrados en un campamento de ciudadanos romanos,<br />
y comprendía que en caso de una lucha<br />
con ellos, no prevalecería su título de imperator<br />
sobre los derechos superiores que tenían lit la fidelidad<br />
del soldado. Con efecto, los ejércitos de que<br />
era entónces jefe nominal, se habían organizado<br />
dentro de Italia, y sus sentimientos cívicos no, estaban<br />
gastados por una prolongada ausencia de la<br />
ciudad ó por las costumbres militares, como en las<br />
legiones de Sila. Mario ó César, ó las que había hia.<br />
nado de Asia; y para dar fuerza á su elevada posicion.<br />
y 'tun para mantenerse en ella despues de<br />
derrotar al invasor, necesitaba una fuerza militar<br />
de otra especie, y ademas, que la victoria que se<br />
prometía, no se consiguiese en territorio italiano.<br />
ni por el esfuerzo de Domicio y Léntulo, para que<br />
su regreso z't. Roma. fuese tanto un triunfo sobre el<br />
Senado, como sobre César.<br />
Con, este propósito abandona Pompeyo á Italia y<br />
(Leseuida h'spaZa.—Só10 de este modopodemos<br />
explicarnos por qué Pompeyo no procuró mantenerse<br />
en Roma ó al ménos en Italia, teniendo tiempo<br />
todavía para llamar en su auxilio las legiones<br />
de España; por qué abandonó Domicio y su fuerte<br />
destacamento delante de un enemigo tan inferior,<br />
y sobre todo. por qué llevó la guerra á Orien-
— 343<br />
te en vez de hacerlo á Occidente , cuando se vió<br />
obligado á escapar de las costas de la península<br />
(1). La mayor fuerza de su partido, despues de<br />
,expulsado del corazon de la República, existía en<br />
España, y no había país donde los nombres sagra-<br />
-dos de Roma y del Senado , encontrasen eco tan favorable<br />
en el corazon de sus naturales. Doce legiones<br />
de soldados romanos, sostenidas por los recursos<br />
de un país tan belicoso y tan opulento, podían<br />
medirse ventajosamente con todas las fuerzas que<br />
César condujera contra ellas; y era probable que<br />
hubiesen podido éstas pasar los Pirineos para encontrar<br />
á sus adversarios en la Galia meridional,<br />
en vez de aguardar que se las atacase en su mismo<br />
territorio. Escipion hubiera podido al mismo tiempo<br />
poner en movimiento todos los recursos de<br />
Oriente, y las fuerzas que se hubieran podido sacar<br />
de los ejércitos que guardaban la frontera de<br />
Siria, y las dos enermes masas se hubieran encontrado<br />
en Italia, para aplastar á César entre ámbas.<br />
Pompeyo se sobrepone á los jefes de su partido y<br />
declara la guerra á Roma. --Pompeyo n) tenía sin<br />
embargo intencion de hacer participar de su victoria,<br />
bajo un pié de igualdad, lí los hombres importantes<br />
de su partido, ni de reinstalar en sus sillas<br />
curules á los antiguos jefes de la aristocracia,<br />
nadie dudaba de la tentativa que se proponía<br />
llevará cabo, para borrar todo vestigio de la antiolla<br />
libertad. Es cierto que entre los nobles había<br />
(I) Se esperaba desde luego que expulsado Pompeyo de<br />
Italia, se retirarla á España. Ciceron, Att., VII, 18: «Tern-<br />
poni pareamos, cum Pompeio in ilispaniam eamw.» Esta<br />
carta se escribió el 3 de Febrero. Apiano, B41. eiv., 11, 38<br />
(;) ,:(;Y: p:i. 14cov 7r.:` •c»,/ a1 7.gs-e:e Y.7.,&,G.n?».
344 —<br />
algunos que todavía esperaban imponerle un freno<br />
con su presencia en el campo , pero muchos de<br />
los más distinguidos, esta,an ya corrompidos con<br />
la esperanza del pillaje, y los más audaces y despreciables<br />
gritaban descaradamente, ¡guerra contra<br />
Italia; guerra contra Roma! Someteremos por<br />
hambre la ciudad, y no dejaremos ni una teja sana<br />
én todo el pais. Estos eran los clamores de que<br />
Pompeyo mismo se hacía eco (1). Este odioso lenguaje<br />
resonó en el campo senatorial en cuanto se<br />
estableció en ;piro, tomando las costas opuestas<br />
el carácter de un país extranjero y hostil. Los<br />
cónsules le escucharon sin un murmullo, porque<br />
tenía la aprobacion. de su jefe. «Este abandonó la<br />
»ciudad, dice Ciceron, no porque no pudiese de-<br />
»fenderla , y la Italia, no porque se le arrojase de<br />
»ella, sino porque desde el principio se propuso<br />
»agitar todos los países y todos los mares; llamar<br />
»z't las armas á los reyes de los bárbaros, conducir<br />
»las naciones salvajes á Italia, no como cautivas,<br />
»sino cono conquistadoras, decidiendo reinar como<br />
»Sila, corno rey sobre súbditos; habiendo muchas<br />
»personas que aplaudían este atroz designio (2) »<br />
(1) Ciceron, ad Att., IX, 7: «Primum consilium est sufocare<br />
urbem et ltaliam t'amen, deinde vastare agres, urere, pecuniis<br />
locupletum non abstinere... Promito tibi, si valebit,<br />
tegulam illum in Italiam mullan]. relicturumo> Véase ad Att.,<br />
t. XI, 6, ad Div., IV, 14.<br />
(2) Ciceron, ad Att., VIII, 11: .1 -véase VIII, 16; 1V, 9: «Mirandum<br />
in modum Cnceus noster Sullani regni similitudinem<br />
concupivit (E1Ócin- atm ) .ytt)). Nihil ille unquam minus obscure<br />
hilito> IX, 10: «Sullaturit ejes animus et proscripturit diu.»
CAPITULO XV.<br />
César se dirige á Roma y reune el Senado.—Su moderazion y clemencia.<br />
Saquea el templo de Saturno.—Se pone en marcha para atacar á los<br />
ejércitos pompeyanos en España.—Domicio anima á los de Marsella<br />
para que le cierren sus puertas.—Deja César fuerzas para sitiar esta<br />
ciudad. y pasa los Pirineos.—Los lugartenientes de Pompeyo ocupan<br />
Lérida.—Operaciones militares delante de esta plaza.—Desbordamiento<br />
del Segre y peligro personal de César.—Bruto consigue una<br />
victoria naval sobre los Marselleses.—Los pompeyanos se ven obligados<br />
á evacuar á Lerida.—Continu.acion de las operaciones militares,<br />
Que dan por resultado la capitulacion de los ejércitos pompeyanos.<br />
(A. 705. de la C.; 49 antes de J.C.).<br />
El abandono de Palia por los cónsules da d César<br />
una gran influencia moral. ocupaba entónces César<br />
sin rival alguno adversario el centro de la<br />
posicion de sus enemigos declarados ; y estando<br />
cortada precisamente en dos la linea de sus operaciones,<br />
podía el invasor decidir cómodamente<br />
contra cual ala de su ejército concentraría primero<br />
sus fuerzas. Se encontra ba, ademas, en posesion del<br />
campo enemigo, perfectamente provisto de recursos<br />
morales y materiales de guerra, y lleno de<br />
desertores de sus cohortes fugitivas. Roma abrió<br />
de par en par sus puertas para recibirle, y aun<br />
cuando comprendió perfectamente la inmensa ven-
346 -taja<br />
en una guerra civil de mandar sus órdenes<br />
desde el centro de la ley y del órden, como se hallaba,<br />
sin embargo, completamente desprovisto de<br />
los buques necesarios para trasportar su ejército á<br />
la otra costa del Adriático, no podía aventurarse<br />
en manera alguna á afrontar los gigantescos recursos<br />
del Oriente, á la cabeza tan solo de tres legiones.<br />
Pesaba al mismo tiempo en su ánimo otra<br />
grave consideracion, y era la necesidad de librar<br />
a Roma é Italia de la escasez y miseria que las<br />
amenazaban, miéntras estuviesen en poder de los<br />
lugartenientes de Pompeyo, la Cerdeña, la Sicilia<br />
y el África.<br />
Arroja de Cerdaa y Sicilia las fuerzas del Sewado.—Como<br />
consecuencia de esta idea, mandó destacamentos<br />
para conquistar estas importantes posiciones,<br />
al mismo tiempo que dirigió una parte de<br />
sus fuerzas á la costa de la Apulia, para prevenir<br />
un movimiento de retroceso del enemigo (1); y con<br />
aparecer tan sólo una legion á la vista de las costas<br />
de Cerdeña, se levantaron en armas los habitantes.<br />
y expulsaron la guarnicion que el Senado había<br />
dejado en su isla (2). Curion, que ocupaba entónces<br />
el puesto de Labieno en la confianza de su<br />
jefe, y cuyo celo y habilidad podían compensar la<br />
falta de experiencia, recibió la órden de arrojar<br />
de Sicilia á lospompeyanos, y de atravesar despues<br />
el mar para disputarles el África (3). Estaba<br />
(1) Ciceron, ad Att., IX, {5: «Ille (Cmsar) ut ad me scrip<br />
sit legiones singulas possuit Brundisii, Siponti, Tarenti. Clandere<br />
mihi videtur maritimos exitus; et tamen ipse Greeciani<br />
spectare potius quam Hispanias.»<br />
(2) César, Bell. civ., I, 30.<br />
(3) Apiano (Reit. eiv., II, 40), supone que Asinio
317<br />
ocupada la isla en nombre del Senado por M. Caton<br />
que había obedecido mal de su grado la órden que<br />
se le diera de defender una posesion tan dificil,<br />
y se fundaba para ello en la creencia deque podían<br />
emplearse mejor sus servicios en Italia ó en<br />
cualquier parte donde los cónsules Pudiesen establecer<br />
su campo; por esta razon, pareceque se preparó<br />
poco para la ingrata tarea de armar los Sicilianos<br />
para que socorriesen á su querida capital.<br />
La repentina arricion de las fuerzas cesarianas,<br />
consistentes en cuatro legiones (1';, en una flotilla<br />
de trasportes desarmados , le encontró incapacitado<br />
para hacer frente á la invasion, indignándole y<br />
desanimándole de tal modo la noticia del abandono<br />
de Italia por Pompeyo, que resolvió no derramar<br />
sangre en una escaramuza parcial. Contentóse. por<br />
tanto, con preguntar al intruso si se atrevía á atacar<br />
la provincia de un gobernador independiente<br />
por decreto del Senado ó por órden del pueblo, lí lo<br />
que el lugarteniente de César contestó «me envía<br />
el dueño de Italia» (2). Caton cedió ante tan insultante<br />
intimacion y abandonó la isla sin combate<br />
yendo á reunirse al otro lado del mar con el cuartel<br />
general de los cónsules<br />
tenía al principio el mando de la expedicion, pero se ve á c)titinnacion<br />
que el jefe era Curion.<br />
(1) César, Bell. eiv., 1. 30.<br />
(2) Apiano, Bell. 40.<br />
(3) Ciceron (ad Att., X, 12-16), habla con basuante amar_<br />
de la pusilanimidad aparente de Caton: «Potuisse certe<br />
gura<br />
tenere illam provinciam scio,» pero sus opiniones sobre estos<br />
puntos se formaban con excesiva ligereza. Caton abandonó á<br />
Sicilia (Ciceron, ad A tt., X, 16) el 22 de Abril, A. 705 de la C.,<br />
que cor-esponde al 2 de Marzo, 49 ántes de J. C.; véase Apiano,<br />
ántes de J. C., II, 41; I)ion. X1,1, IP, : Mutare°, room, 53; oro_<br />
sio, VI, 15; Moro, IV, 2-22.
-- 348<br />
b'e'sar se dirige en persona á Roma.—Entretanto,<br />
se dirigía César á Roma, conciliándose cada vez más<br />
las simpatías de los hombres de todos los partidos,<br />
que escuchaban admirados las explicaciones plausibles<br />
que podía dar de su conducta, y sus promesas<br />
de restablecer la seguridad y el órden, al mismo<br />
tiempo que invitaba á los tímidos y vacilantes<br />
con maneras corteses á que se reuniesen con él<br />
en el Capitolio, y le ayudasen con sus consejos<br />
en los asuntos de la República.<br />
Procura enseguida tener una entrevista con Ciceton<br />
--Celebró César una entrevista con Ciceron en<br />
Formb, siendo muy animada la discusion que entablaron.<br />
El orador estaba ya seguro, por la correspondencia<br />
que mantenía con algunos amigos del<br />
procónsul, respecto de los temores que podía abrigar<br />
sobre su persona, y no retrocedió ante una conferencia<br />
can el victorioso invasor, siendo su conducta<br />
digna y firme al parecer. César demostró con<br />
toda la fascinacion de su hábil elocuencia, que la<br />
negativa de un hombre de Estado tan popular á<br />
volver á Roma sería una causa de vacilacion para<br />
otros, y en su impaciencia de poner sus intereses<br />
la sombra de la autoridad legitima, invitaba al<br />
Senado á que recobrase sus funci )nes en el sitio<br />
que le correspondía, y á que diese sus órdenes á<br />
su fiel soldado (1); pero Ciceron cerró resueltamente<br />
los oidos á estas halagüeñas proposiciones; defendió<br />
sus obligaciones personales para con .Pom-<br />
(I) Lucauo, I, 202, VII, 264:<br />
«César ubique tuus, liceat modo, sume quoque, miles.<br />
Non mihi res agitur, sed vos ut libera sitis<br />
Turba precor, gentes ut jus habeatis in omnes.»
— 349 ---<br />
peyo, los lazos íntimos que le ligaban con el partido<br />
fugitivo, cuyas amenazas de proscripcion resí)n.aban<br />
aun en sus oídos, y llegó hasta declarar<br />
que si hablaba en el palacio del Senado, sería<br />
para denunciar el ataque que meditaba César contra<br />
las legiones pompeyanas en España, y la prevista<br />
traslacion de su ejército á Grecia, 1.'L despecho<br />
de aquellos á quienes debía considerar todavía<br />
como las autoridades constituidas del Estado. César<br />
contestó bruscamente que no consentiría ninguna<br />
crítica pública de su conducta, y se vió obligado ;11<br />
romper fríamente la conferencia, manifestando la<br />
esperanza de que su amigo reflexionaría nrs detenidamente<br />
el asunto, á lo cual contestó políticamente<br />
Ciceron, acabando de este modo la entrevista,<br />
segun dice él mismo, con gran contento<br />
suyo (1).<br />
César reune un Senado. Estudiada moclemciwi de<br />
su conducta.--César llegó á Roma el 1.° de Abril.<br />
y su primer cuidado fué reunir un consejo que fuese<br />
para los ciudadanos la imágen de su venerado Seria<br />
do, habiendo vuelto ya bastantes miembros de este<br />
cuerpo para dar á, una asamblea la apariencia (-1(<br />
legitimidad. La ausencia de los cónsule-z, por los<br />
cuales debía ser convocado esta asamblea. se supli(`)<br />
con los tribunos Antonio y Casi°, que resucitaron<br />
en esta ocasion las prerogativas, ya en desuso de su<br />
cargo (2). La actitud del vencedor fué una estudia&<br />
(1) Ckeron, ad Att., IX 18 (IV, K:d. Apr. í. e. 29<br />
«Damnari se nostro judicio, tardioros fore reiliquos si nos noii<br />
venerirnus,<br />
Tum ille: Ego vero ista dici nolo... Surnma<br />
fuit, ut ille quasi exitum (mercas, ut deliberarern. Non fail<br />
negandum. Ita diseesimus.»<br />
DrUMaT111, III. 443.<br />
(2)
350 –<br />
duL:urít, reiterando en frases concisas las quejas<br />
f i de con tanta frecuencia había dirigido 11 los mismos<br />
cónsules, y proponiendo que se reanudasen de<br />
nuevo las negociaciones , áun cuando puede sospecharse<br />
que fué, el primero que puso obstaculos en<br />
este camino, cuando se trató de seguir su consejo.<br />
'Cambien puede ser cierto, como alega, que le f ilié dificil<br />
encontrar personas dispuestas á llevar el ramo<br />
de oliva al campo de Pompeyo, por haber jurado<br />
éste tratar como enemigos hasta á los neutrales (1) :<br />
pero se observó que cuando se olvidó esta proposicion,<br />
y Pison, suegro de César, la puso á discusion<br />
segunda vez, recibió una dura reprension por su<br />
oficiosa intervencion (2).<br />
_Dificultades para satisfacer 'las exigencias de sus<br />
soldados. El restablecimiento de las familias de las<br />
víctimas de Sila en sus derechos civiles fué una<br />
medida de justicia á la que nada podía objetarse en<br />
rigor; pero los adictos al partido entónces vencedor,<br />
empezaron á presentar otras pretensiones que no<br />
Podían satisfacerse tan facilmente. César había tomado<br />
la precaucion de dejar detrás de sí su ejército<br />
al entrar en Roma, pues esperanzados sus soldados<br />
con su enorme saqueo por la conquista de Italia, no<br />
se había atrevido á ponerlos ál alcance de los despojos<br />
de la capital; pero la misma poblacion urbana<br />
(.1) César, ¡3e11. eir., 1, 33: «Pompeius enim diseedens ab<br />
urbe in senatu dixerat eodem se habiturum loco qui Roma;<br />
remansisent et qui in castris Cwsaris fuissent.»<br />
(2) Dion (XLI, 18) fija en esta época .esta restauracion; pero<br />
Pintaren (César, 57) la coloca despues de la guerra de España.<br />
opino con Drurnann, que la última fecha es la auténtica. en<br />
cuyo caso esta restaurador' formó parte de una serie de medidas<br />
conexas, pero se habló sin duda en la primera época de<br />
una disposicion semejante, y virtualmente quedaron abolidas<br />
las :incapacidades legales.
— 351 -exigía<br />
una recompensa ensa por su adhesion tan constante<br />
y probada á la causa de César, y sus murmullos<br />
ante la perspectiva de una negativa despertaban<br />
ya las esperanzas de sus enemigos (1). Cesar<br />
se vió obligado á pagar su popularidad en e -<br />
cies sólidas, y con las- promesas que hizo de regalos,<br />
confesó francamente que su poder estaba fundado<br />
en la voluntad de la multitud. César se había comprometido<br />
ya á dar cinco minas zrt cada uno de sus<br />
soldados (2), y entónces prometió trescientos sestercios<br />
á cada ciudadano , viéndose gravemente embarazado<br />
para cumplir estos compromisos, porque<br />
había renunciado á los recursos de la proscripcion<br />
y de la confiscacion, á que tan fácilmente habían recurrido<br />
los conquistadores precedentes; pero afortunadamente<br />
, en la precipitacion con que habían<br />
abandonado la ciudad sus enemigos, descuidaron la<br />
precaucion de llevarse el tesoro amontonado bajo el<br />
Capitolio, en las cuevas del templo de Saturno.<br />
César saquea el tesoro saynydo del templo de S aturno.—Este<br />
tesoro sagrado, como se le llamaba<br />
pomposamente, se había reunido especialmente con<br />
el producto de un derecho sobre la emancipacioll de<br />
los esclavos; pero tambien se había depositado en él<br />
de cuando en cuando una parte de los despojos de la<br />
guerra. Solamente una vez, en la crisis m{ls desastrosa<br />
de las guerras púnicas, se había sacada de él<br />
Por decreto solemne del Senado una cantidad de oro,<br />
de peso de cuatro mil fibras; pero despues habían<br />
(I) Cíceron, ad Att., X, 8: «Mullo modo posse video stare<br />
Quipp<br />
liorentisinius (lc novus, VI, VII,<br />
diebus ipsi illi egenti sicperditle nnultitudini -in odium acerbisimum<br />
venerit.»<br />
(2) Apiano, &V. c¿f:.1 ., II. 47. Cinco minas equivalían á<br />
2.000 lexterekls, (:) corea de 1 Iibra esti-Minas.
- -<br />
sido saqueadas sus arcas por el viejo y por el .jóven<br />
Mario durante los trastornos de la guerra civil.<br />
Sin dudaque los cónsules Marcelo y Léntulo no<br />
hubieran descuidado este recurso, si en medio del<br />
pánico general y cuando huyeron de Roma, hubieran<br />
tenido la suficiente presencia de espíritu para<br />
preveer las consecuencias de su pusilaminidad., El mismo<br />
Pompeyo les mandó que retrocediesen de la Campania<br />
para reparar esta torpeza; pero entónces era<br />
ya demasiado tarde, y éste abandono del tesoro público<br />
era una de las faltas que más acerbamente criticó<br />
Ciceron. César obtuvo facilmente de su servil<br />
Senado la autorizacion para apoderarse de este oro;<br />
v sola una voz se levantó contra este acto, la de un<br />
tribuno llamado Metelo, adversario tan atrevido<br />
como encarnizado del partido de Mario, cuyo valor<br />
merece un recuerdo honroso. El decreto del Senado<br />
pasó desdefiosamente sobre su veto oficial, pero él<br />
se colocó delante de las puertas del templo, protestando<br />
con vehemencia que el expoliador no entraría<br />
sino pasaba sobre su persona, y tratando de colocar<br />
de su parte el sentimiento popular al hacer mi<br />
llamamiento á una tradiccion querida. Si creía piadosamente<br />
que este tesoro encerraba el mismo rescate<br />
de la ciudad que Breno había venido á buscar<br />
á sus puertas y que había reconquistado el valor<br />
de Camilo; y se añadía que caería una maldicion<br />
solemne contra la mano sacrílega que tocase á este<br />
oro, cualquiera que fuese el pretexto, exceptuando<br />
una invasion gala. «Ha concluido para siempre el<br />
temor de una invasion gala, replicó César; yo he<br />
vencido á los Galos» (1). Terrible fué la cólera de<br />
(1) Plutarco, César, 35; Apiano, II, 41; Don, Xril, 4
— 353<br />
César, y Metelo cedió en fin á las amenazas de Un<br />
hombre cuyos golpes eran tan rápidos como las pa<br />
labias. Habiéndose llevado las llaves los cónsules cóes, se<br />
s-<br />
rompieron las puertas á hachazos, y fié necesario<br />
que esta medida fuese dictada, por una extremada<br />
urgencia, pues de lo contrario; no hubiera arriesgado<br />
César por ella la reputacion de moderacion<br />
que tanto cuidaba de conservar. El pretendido canipeon<br />
de la inviolabilidad tribunicia se vió obligado<br />
á exponer las exigencias de la guerra civil para<br />
excusar la violacion de la dignidad de un tribuno<br />
(1).<br />
_Marsella se deeZare en favor del, partido de .Ponipeyo<br />
.—Confiabaulos nobles en los Galos conquistados,<br />
creyendo que harían un movimiento en su favor;<br />
cuando Ciceron expresa la confianza general de que<br />
el invasor se vería detenido en su marcha á Italia<br />
por una insureccion á sus espaldas de provincias<br />
incompletamente pacificadas, hace caso omiso da su<br />
adhesion al Estado y del cuidado por su gloria, motivos<br />
suficientes para que no detuviesen su marcha<br />
hacia adelante. Una rebelion en las Galias dejaba 1;<br />
César sin recursos militares, y en ese caso era presumible<br />
que retrocedería más bien sobre su base de<br />
oporaciones, que se lanzaría irreflexivamente en<br />
medio do sus enemigos sin dejar reservas detrIrls de<br />
(1) Ciceron (ad Ate X 8) dice con bastant.1_! oportunidad-<br />
«Qui dna!_ .urn rernrn<br />
taro cito amiserit, man<br />
suetudiais in Metello, (n y tiarum in cerark).» (d(r ejecutó<br />
parecer este acto de -s, iolcncia, profir►endo sarcasmi)s. Pintare°,<br />
Cés., 35, (Véase el grieg r) que signé). Lueano 13) ppesenta<br />
la misma ideal modo más marcado todavía:<br />
«Non usque, aleo permiscuit in'mis<br />
1,on;.2-.3 snmrna (líes, Lit non si vocee<br />
1/4-;;; , rvent:.ir :-Ittlint a CTsaric<br />
MERIVALE.----T H 7:!0 11.
- 354<br />
pero se había conciliado el procónsul de tal modo<br />
el afecto de los bárbaros, que durante su ausencia<br />
no hubo en ninguna parte el más mínimo movimiento<br />
en contra suya. Sus planes; no sufrieron contrariedad<br />
ninguna en las Galias; pero el gobierno de<br />
la griega Marsella aprovechó la ocasion de manifestar<br />
sus simpatías por el partido pompeyano, con<br />
el cual había estado en íntima alianza por medio de<br />
111►11, série de procónsules senatoriales.<br />
Bomicio se retira A! arsella.--La generosidad,<br />
natural ó estudiada del vencedor había concedido á<br />
su prisionero I)omicio la vida y la libetad; pero ardiendo<br />
éste en un ódio tan personal como político<br />
ontra César, ni se ablandó por estos favores ni se<br />
espantó por su derrota; indignado, sin embargo, de<br />
la frialidad con que le había abandonado su jefe, no<br />
hizo ningun esfuerzo para unirse á las filas consulares,<br />
y hasta desdeñó comunicar con sus amigos de<br />
:piro, no sabiendo ningun partido por espacio de<br />
13,11gun tiempo, ni donde se había retirado, ni cuáles<br />
/Tan sus proyectos (1). Miéntras las tropas de César<br />
tomaban posesion de la península italiana de Norte<br />
Sur, y establecían acantonamientos en Brindis,<br />
l'atento, Rimini y Plasencia , trató de escapar de su<br />
vigilancia:, equipando una flotilla en Cosa, en las costas<br />
de la Etruria (2), comunicándose desde este punto<br />
con Marsella; y en cuanto supo que la pequeña república<br />
griega estaba resuelta á declararse por el Senado,<br />
se dió á la vela sin vacilar para este puerto de refugio<br />
(3) , comprendiendo perfectamente la importan-<br />
(1) Ciceron, ad Ate., VIII, 14, IX, 13.<br />
(2) Id. 'bid, IX, 6.<br />
(3) CYlsar, Bell. , ei.r. , al.
---355--<br />
te diversion que podría hacerse en interés uf , su par__<br />
tido, asegurándole una posicion tan fuerte v tau<br />
conveniente á retaguardia del enemigo. La provincia,<br />
de laque Marsella era la llave, bajo el punto de<br />
vista militar, había sido el teatro de las glorias de ski<br />
familia, y esperaba posesionarse de ella de unido (")<br />
por fuerza, lo mismo que del gobierno, al cual<br />
daba derecho el decreto del Senado, abusando coi,<br />
miras personales ambiciosas de la libertad que César<br />
le había concedido, y fallando á, la palabra empellada<br />
á un rival indulgente, no por adhesion á su partido<br />
ó al Estado, sino por motivos de interés particular,<br />
y ambicion egoista.<br />
César abandona á Roma para atacar (¿ los litfia; -<br />
tenientes de Poweyo en, 1, Tspaii,a.—Ya tiernos vistkA<br />
que César no poseía medios de perseguir al enemigo<br />
fugitivo á través del Adriático , pero bastaron pocos<br />
dias para colocarle á la cabeza del Senado -2- cie!<br />
pueblo de Roma. para llenar su caja militar con H<br />
saqueo del tesoro, y reunir de este modo todos lo:recursos<br />
que exigía su empresa. No se coiitent6 col)<br />
mantenerse á la defensiva en Italia, sino que la 11(<br />
gligencia y aparente timidez de sus adversario:,<br />
le animaron zl dejar la ciudad casi sin defensa .<br />
á pasar en persona los Alpes y los Pirineos á 1Wt1'<br />
chas ffirzadas, para aniquilar su ala izquierda en<br />
• España. Tenia confianza en el triunfo, pues la re<br />
putacion de los generales que tenia pie<br />
por los menos de Afranio y Varron, 110<br />
inspirarle temores de derrota. De jo, segun frases<br />
su y as, un general sin ejército, para atacar un ejército<br />
sin general (1). M. Antonio fue desivnado parí.<br />
era para.<br />
, 1) J a i. ; ,Vrül'esus h.() exea—
- 356<br />
velar por los intereses de su patrono en la ciudad.<br />
confiando el gobierno de Italia á M. Emilio Lépido,<br />
enemigo hereditario de la oligarquía (1). Reunió<br />
César tres legiones de reclutas en Rimini (2), y<br />
las condujo al otro lado de los Alpes con su habitual<br />
rapidez, encontrando bajo los muros de Marsella<br />
á su lugarteniente Trebonio, con refuerzos procedentes<br />
de los acantonamientos del Norte de la Galia;<br />
durante esta rápida marcha supo por vez primera<br />
la resistencia que tenía que esperar por parte<br />
de los Marselleses, cuyo puerto y recursos navales<br />
eran, por su debilidad en esta arma, de la mayor importancia<br />
para él. En el momento de su fuga de<br />
Italia , tuvo Pompeyo la presencia de espíritu de<br />
hacer una exhortacion de despedida á los agentes de<br />
la república griega en Roma recordándoles los beneficios<br />
de que había colmado á su Estado, y su<br />
deseo de que regresasen á sus hogares para afirmar<br />
las buenas disposiciones de sus compatriotas en su<br />
favor. Como consecuencia de esto, cerraron los Marselleses<br />
sus puertas , almacenaron provisiones de<br />
todo género, y reclamaron el auxilio de los tribus<br />
próximas. Al mismo tiempo recibió César noticias<br />
de la empresa llevada á cabo por Doniicio , y supo<br />
Cambien que Vibulio Rufo, otro prisionero dejado en<br />
eitum sine duce, et indo reversurum a I dueem sine exercala.»<br />
(1) Plutarco, Auton„ 6; Apiano, Bell. cfr., II, 41. Este<br />
personaje, cuyo nombre figurará con distincion después en<br />
nuestras páginas, era. hijo de Sepido, cuya insurreccion fué<br />
vencida por Cátulo. A. U. 677.<br />
(2) Orosio, VI, 15; véase César, Bell. civ., 1, 36. Las tres<br />
legiones que menciona, debieron ser nuevas levas, pues los<br />
pocos veteranos que le habían seguido á Italia, habían quedado<br />
de guarnicion en ellas, ó trasladados á Sicilia, y el resto de<br />
las legiones galas, no había pasado los Alpes.
35'?<br />
libertad en Corfinio, había sido enviadopor Pompevo<br />
España, para llevar instrucciones á sus lugari,e-<br />
Dientes (1).<br />
Llega César delante de Marsella, que le cierra sus<br />
puertas y recibe á Domicio. En cuanto llegó elprocónsul<br />
delante de Marsella, pidió celebrar una conferencia<br />
con el consejo de quince miembros que<br />
gobernaba esta república, los cuales no vacilaronen<br />
pasar á su campo para este objeto , contestando<br />
á su invitacion de someterse á, la autoridad de<br />
Italia, con su órgano legitimo el Senado romano .<br />
y no á, la autoridad de un simple ciudadano, que<br />
consideraban dividida la república entre los intereses<br />
de César y de Pompeyo; que debían á ambos<br />
grandes beneficios públicos, y que no pudiendo<br />
decidir por sí mismos, creían cumplir con su deebr<br />
cerrando igualmente sus puertas á los dos. Sin embargo,<br />
apénas se habían separado del procónsul<br />
apareció Domicio en la entrada del puerto con su<br />
escuadrilla, v la ciudad le recibió con los brazos<br />
abiertos (2). N' o faltaba á los Marselleses más que mi<br />
general audaz y experimentado, y como poseían en<br />
abundancia armas, dinero, buques y víveres, el entusiasmo<br />
del pueblo se puso á la altura de sus recursos.<br />
Besar deja It sus lugartenientes para someter (i<br />
Marsella, y se apresura á llegar á Esparza. César estaba<br />
sumamente preocupado con su expedicion<br />
Espafía, donde si había que dar un golpe, había que<br />
hacerlo sin demora. Corría acreditado el rumor de<br />
que Pompeyo intentaba embarcar sus legiones en<br />
(1) (''sar, Bell. 1.31.<br />
(2) Id., !bid., eir., 1, 34.. ); Ciceron, etc _1 U.,
J)8 - •<br />
Grecia , u1111 marchar por la Nia uritania para reforzar<br />
á sus lugartenientes en el Oeste (1); y como el<br />
tiempo valía más para César que los hombres, pretirié<br />
dejar tras de sí tres legiones en. el sitio de Marsella,<br />
que retrasar su marcha hasta que se tomase la<br />
plaza . Dió órden, por lo tanto, para equipar una flota<br />
destinada Irt, cooperar las operaciones contra la<br />
ciudad, y nombré á Trebonio y Décimo Bruto para<br />
mandar respectivamente las fuerzas de tierra y las<br />
de mar, despacHndose órden á Quinto Fabio. ,miéntras<br />
se concluían estos aprestos precipitados, para<br />
que partiese de Narbona con. las tres legiones de veteranos<br />
que allí mandaba, y ocupase los desfiladeros<br />
de los Pirineos: y simultáneamente, que las tropas<br />
todavía acantonadas en las comarcas más lejanas de<br />
la Galia le siguiesen con la mayor rapidez posible.<br />
y se Organizaron cohortes auxiliares en toda la<br />
Aquitania, donde se alistaron á porfía los más valientes<br />
de los jefes indígenas. Apremiado César por<br />
falta, de dinero para ejecutar todo esto, tuvo la habilidad<br />
de pedir prestado á sus propios oficiales.<br />
felicitándose del éxito de un artificio que los adhería<br />
s su causa con un lazo más; el del interes-<br />
CUP iario.<br />
Varron, Affíanio y Petreyo, lurNlenientes de<br />
Pompeyo.—Ocho anos habían pasado desdeque el<br />
Senado señaló á, Pompeyo los gobiernos de España<br />
(1) César, Bell. 1, 39. Otro rumor que Cíceron acogió<br />
Cambien con avidez, consistía en dirigir su marcha por la Iliría,<br />
y estar próximo á entrar en Italia por el camino de<br />
la provincia cisalpina, pero no hay duda que César no le prestaba<br />
ningun crédito. Ciceron e ad Att., X, 6 (10 l(al Mayo=22<br />
«Pompeium pro certo habemus per Illyricum proficisci<br />
in Galtiam.» El 3 de Mayo escribe de nuevo: «Pompeium<br />
magni copiis iter in Germaniam per Illyricum fecisse.»
359<br />
y Africa. y la série de intrigasque le retenían en<br />
Roma no le ha,bían permitido pasar personalmente<br />
á ellas; pero había tenido mucho interés en la organizacion<br />
militar de la primera, previendo la importancia<br />
de este semillero de hombres y de armas en<br />
caso de una guerra civil. Anteriormente había sostenido<br />
la República en la Península una fuerza de<br />
cuatro legiones. El nuevo procónsul sacó dos de<br />
Africa para reforzar este ejército; y estas seis briuiadas,<br />
compuestas de tropas veteranas, formaban un<br />
hermoso conjunto con que Roma podía enorgaille-<br />
-cerse. Se añadió á éstas una sétima leg ion, formada.<br />
con el alistamiento de los colonos provinciales, y<br />
toda la fuerza, á las órdenes del procónsul, se aumentó<br />
con los contingentes de los Estados aliados,<br />
y con los grandes cuerpos de auxiliares á sueldo.<br />
Estaba dividida la Península en tres gobiernos.<br />
cada cual con un establecimiento militar, mandando<br />
en la region del Norte y del Este el consular Afran io<br />
con tres legiones; Petreyo con otras dos en Lusitania,,<br />
distrito que comprendía las últimas collquista<br />
de César durante su pretura; y la tercera, Mediodw<br />
de la provincia de Cáslona, sobre el Guadalquivir, z't<br />
la. embocadura del Guadiana, lo más civilizada de<br />
posesiones romanas en Occidente, estaba mandada,<br />
por afortunada eleccion , por M. Terencio Varron,<br />
uno de los modelos más perfectos de la cultura del espíritu<br />
en Italia (1). El génio literario de este hombre<br />
ilustre, era el más universal de su época, y sin rival<br />
por mucho tiempo en el conocimiento de la historia<br />
(1) C€Sar, eiv., 2S. .11 fnrÇlf-Pr. 07:1 str aquí ‘,-+I(,nllrt<br />
corrupcion critexty • ), pero 1[1.-► puede duck.u...„ de que<br />
este es el sfirttido del autor.
— 360 -y<br />
de las antigüedades de su país, distinguiéndose<br />
honrosamente en la noble profesion del filósofo y en<br />
las frívolas ocupaciones del poeta, y dando pruebas<br />
tambien de sus progresos en las artes de utilidad<br />
ml'ts práctica, con su tratado de economía rural, que<br />
ha llegado hasta nuestros Bias. Parece cierto que<br />
demostró pocas aptitudes para el mando militar,<br />
pero en realidad era el único de los tres lugartenientes<br />
que no estaba ligado de corazon á su gene-<br />
ral, y<br />
su primer cuidado fué hacerse pasar como<br />
amigo del partido triunfante, cualquiera que éste<br />
fuese. Ya conocernos á Afranio como ardiente partidario<br />
del Senado, pero hombre poco enérgico ó<br />
prudente en la vida política, y que como oficial, se<br />
había distinguido en la guerra contra Sertorio, ganando<br />
laureles en Asia á las órdenes de Pompeyo.<br />
De estos tres, Petreyo era tal vez el único digno del<br />
puesto eminente que ocupaba , y era un rudo veterano<br />
, cuya lealtad y valor inquebrantables habían sido<br />
experimentados mucho tiempo antes de la derrota<br />
de Catilina (1).<br />
Se preparan para combatir César.---En cuanto<br />
recibieron de su general la órden para combatir á,<br />
César, concertaron sus medidas los tres lugartenientes,<br />
encargAndose á Afranio, como más avanzado,<br />
la tarea de impedir en lo posible la invasion<br />
que amenaba á la Península. Petreyo se encargó dellamar<br />
enseguida bajo sus banderas las hordas de<br />
guerreros salvajes que infestaban su provincia medio<br />
sometida, dirigiendo despues su marcha apre-<br />
(1) Salustio habla de él como un veterano de treinta añosde<br />
servicio en esta época, y elogia su experiencia en su profesion,<br />
(Beil. civ., 59; véase t. r, pág. 142).
361 -<br />
suradamente á lo largo del Duero y del Tajo, para •<br />
verificar su union con su colega más allá del<br />
Ebro. El gobierno de todo el Sur y Oeste se delegó<br />
á Varron que retuvo dos legiones para conservar<br />
sometida la provincia y organizar una reserva<br />
para las eventualidades, consistiendo la fuerza concentrada<br />
de este modo en el Norte de España, para<br />
detener la marcha de César, en cinco legiones de<br />
veteranos y un cuerpo de ochenta cohortes auxiliares,<br />
formando un total de sesenta á setenta mil<br />
hombres (1).<br />
Camino militar á través de los) Pirineos.—Los<br />
ejércitos de los Escipiones y Catones fueron trasportados<br />
en los primeros tiempos á Iberia por mar.<br />
pero la conquista de las costas meridionales de la<br />
Galia había extendido despues gradualmente los<br />
caminos militares de la República, desde las faldas<br />
de los Alpes á las cimas de los Pirineos , y desde<br />
aquí en diversas direcciones á través de toda la Península.<br />
Pompeyo se dedicó en la guerra con Sertorio<br />
á completar las comunicaciones entre la Galia<br />
y las posesiones occidentales de la República,<br />
y el camino que construyó conducía desde Nai,ona<br />
por Ruscino é Iliberis (2) á Ficaria, Girona y Barcino,<br />
que es precisamente la línea del camino moderno,<br />
atravesando el desfiladero de Pertuis, sobre<br />
(1) César, Bell. ci,r.. 1, 39: Estos auxiliares estaban en parte<br />
pesadamente armados (seutal(z), y en parte á la ligeri (cetrate).<br />
Los primeros procedían de la provincia citerior. y los<br />
segundos de la ulterior: la cohorte legionaria completa era<br />
regularmen te de 600 hombres, pero varió al parecer considerablemente<br />
el número de las cohortes de auxiliares. En un<br />
pasaje menciona César particularmente cohortes de 600 hombpes<br />
(B41. eiv., 4).<br />
(2) El moderno Roselion, Elne. FiguEras, Gerona y Barcelona.
la estribacion más oriental de los Pirineos. En lo<br />
más elevado de esta ruta, había erigido Pompeyo<br />
el trofeo que llevó por mucho tiempo su nombre, y<br />
que recordaba sobre un arco triunfal sus hazañas<br />
en el Oeste, La gran vía romana de la Galia seguía<br />
toda la longitud de la costa de Barcelona á 'Farragona,<br />
y desde allí se dividía en dos direcciones;<br />
una de Lérida al Noroeste; la otra á Tortosa, Valencia<br />
y el Sur. En los tiempos modernos han penetrach<br />
frecuentemente los ejércitos franceses en<br />
España por el camino de Puigcerdá y de Urge', á<br />
lo largo del valle del Segre (1), pero los Romanos<br />
no adoptaron este camino más directo. No pudo<br />
existir por tanto duda alguna para los generales<br />
pompeyanos respecto á la direccion que tomaría el<br />
enemigo, é indudablemente les bastaba la prevision<br />
y actividad ordinarias para ocupar todas las<br />
posiciones susceptibles de defensa á lo largo del<br />
camino que debía seguir (2); pero la energía de<br />
César se comunicaba á sus lugartenientes, mientras<br />
que los oficiales contrarios eran tan lentos é<br />
indecisos como su jefe. Fabio se apresuró á avanzar<br />
desde sus cuarteles de Narbona, pasó las montañas<br />
sin resistencia formal , cerró los puertos de<br />
Ampurias y de Barcelona á los refuerzos del campo<br />
de Pompeyo, y tomando el camino derecho de Tar-<br />
(1) Guischard, Mem. mil. ' I, 28.<br />
(2) Lirio Salinator, oficial de Sertorio, defendió este paso<br />
con éxito contra el pretor C. Annio. Plutarco, Sert. 9 7. Todos<br />
los buques que pudo construir ó reunir César, estaban empleados<br />
delante de Marsella, de manera que hubier t sido necesario<br />
esperar sem Inas y hasta meses ántes de poder desembarcar<br />
en la costa un ejército de invasion. Ademas, eran bastante numerosas<br />
las fuerzas pompeyanas en España para ocupar todos<br />
los puertos del Mediterráneo.
:301 - -<br />
rato, llegó al valle de Sic)ris, presentando la accion<br />
á las fuerzas reunidas de ',Uranio y de Petreyo<br />
, delante de Ilerda (1).<br />
Rumores de la impopularidad a e esar de ' en Roma y<br />
en Italia. El valor con que avanzó Fabio para ir<br />
al encuentro de un enemigo superior, fué el Primer<br />
presagio del triunfo final de César, y el segundo el<br />
descuido, ó mejor dicho la traicion mal encubierta<br />
de Varron, que se excusó de unirse á sus coleo-as<br />
en el Norte, y no envir siquiera las flotas de Gi:cli7<br />
para auxiliar á ésto3, ó á los defensores de Marsella.<br />
-Otras circunstancias oscurecían al parecer, por otra<br />
parte,. el horizonte del invasor. La inesperada defensa<br />
de los Maselleses, aunque con pocas probabilidades<br />
de éxito al parecer, permitía á los amigos<br />
de Pompeyo imaginar que tenían ml')s motivos de<br />
confianza que los que manifestaban generalmente,<br />
y el ejemplo de los sitiados servía para tranquilizar<br />
en Italia á gran m'unero de vacilantes, clase de<br />
políticos que encontraba otro lazo coman de mútuo<br />
estimulo en. la impopularidad que un rumor público<br />
atribuía á César entre la plebe de Roma, y en<br />
el disgusto de sus nuevas levas. Se esperaba que<br />
la brutal é imprudente disolucion de los jefes cesarianos,<br />
si hemos de creer ‘, 1t las bistorias que circulaban<br />
sobre este punto, acabasen de enajenarle<br />
el favor de los ciudadanos rs templados, y parecía<br />
imposible que hombres de buen sentirlo pudieran<br />
avenirse z't una dominacion, que cualesquiera<br />
que fuesen las pretensiones presentes á la modc<br />
racion, podía predecirse con seguridad que dege,-<br />
(1) César, &Vi riv., 1, :r7. Il prrlit. moderna TA'ricla. Sieúris.<br />
moderno Segi.e.
264,<br />
neraria rápidamente en tiranía y en proscripcion,<br />
rrdiéronse intrigas para. levantar el estandarte del<br />
Senado en el Sur de Italia, pero abortaron por completo,<br />
pues no era verosímil que una conspiracion<br />
coral ducida por un Ciceron y confiada á un Atico,<br />
prevaleciese enfrente de hombres como César y<br />
Antonio gil). Con un sentimiento penoso de sus dificultades<br />
crecientes y de la necesidad de conseguir<br />
una brillante victoria para mantener la posicion<br />
adquirida, se apresuró César á seguir las huellas<br />
de su lugarteniente, con un cuerpo escogido<br />
de 900 hombres de caballería , para, reforzar las tropas<br />
reunidas en las márgenes del Sicoris. El ejército<br />
cesariano constaba de cinco legiones (2) con<br />
6.000 hombres de infantería auxiliar, y otros tantos<br />
caballos, ademas del contingente de montañeses<br />
aquitanos y del escuadron que acabamos de<br />
mencionar. Miéntras los generales pompeyanos estaban<br />
en seguridad bajo las murallas de Ilerda , Fabio<br />
se había limitado á, establecer las comunicaciones<br />
con la camphla que se extendía á ambos<br />
lados del rio. Una repentina inundacion, frecuente<br />
en este rio, había arrastrado uno de sus puentes,.<br />
y colocado á dos legiones, separadas de las dem á s,<br />
en un inminente peligro. Avanzaron _Uranio para<br />
atacar, y Fabio para defenderse, con prontitud<br />
(1) Véanse las cartas de Ciceron, ad Att., X, 8, 9, 10, 15-<br />
AAntonio no se hubiera visto apurado con las expresiones enigmáticas<br />
descifradas por críticos modernos, si no hubiese considerado<br />
inútil perder su tiempo en interceptar esta correspondencia.<br />
(2) César, Bell. civ., I, 37. Fabio tenía tres legiones en<br />
Narbona, y había que añadir á éstas, al parecer, otras dos que<br />
Trebonio había llevado del Norte de la Galia (quw longius<br />
hiemabant). Se enumeran los auxiliares (cap. 39). Véase Guischard,<br />
50.
— :3(15 —<br />
y táctica iguales; pero no que ric .1 p ( I o el e. pompeyano<br />
arriesgarse un encuentro general, se retiró ante<br />
las fuerzas reunidas del enemigo, y ambos partidos<br />
quedaron observándose mútuamente, cuando Ilec•ó<br />
César para decidir el éxito de la campaña.<br />
Importaweía de esta canea la bajo el puwo de vista<br />
militar. Las maniobras subsiguientes de ambos<br />
ejércitos están llenas de interés, y es raro ver<br />
en la historia de la República cuero; p iguales de<br />
veteranos romanos encontrarse en un conflicto<br />
mortal, con valor y resolucion igual, y ámbos á las<br />
órdenes de generales experimentados. Es una fortuna<br />
digna de mencionarse, que se nos hayan conservado<br />
los detalles de estas operaciones extratégicas<br />
por un general tan exacto y tan claro como<br />
César; y al describirlas con alguna minuciosidad,<br />
tendremos una idea del arte de la guerra tal como<br />
se practicaba por la m i s militar de las naciones,<br />
en el período más floreciente de s as armas (1).<br />
César atrinchera su camTo delante de la posiciod<br />
del enemigo. —Una elevada montaila, en la orilla<br />
derecha del Segre, estaba coronada por los rnitl.(;<br />
de Ilerda (2). Las comunicaciones (le la ciudad cHn<br />
la orilla opuesta del rio estaban a s eguradas pol><br />
un puente de piedra , disponiendo la guarnicilw<br />
pompeyana que defendía esta posici‘m. de 1()<br />
(1) Los datadles de esta campaiin se Ile,erlb-n rninueiu slmente<br />
por Osar, Bell. ei ., 1, (40 hasta el y los (lilibi;<br />
autores no añaden nada importante. Me ha!! Va! dl(, mlieh<br />
las obs(n‘vacíanes criticas de Guiseltad.<br />
(2; Compárese con César la deseripeion Liviano (IV, al<br />
principio). El poeta describe la posicion de l'orla sobre el sicoxis,<br />
el puente de piedra, la colina en que estaba mrapetado<br />
Afranio, y la eminencia intermedia disputada por los do3 partidos.
:(;(i<br />
cursos de la extensa y fértil llanura que se extendía<br />
por todas partes. Afranio y Petreyo habían tomado<br />
posiciones en una colina situada enfrente, á<br />
distancia de ménos de media milla hacia el Sur,<br />
porque un ejército romano exigía mucho espacio<br />
para su comodidad, y blos generales romanos preferían<br />
casi siempre el órden y la disciplina del campamento<br />
á la confusion y aglomeracion de los<br />
cuarteles de una ciudad. Fortificadas estas colinas,<br />
aunque sin relacion entre si, estaban al parecer<br />
lo bastante próximas para protegerse mútuameáte;<br />
pero había entre ellas una tercera eminencia, y<br />
como despues veremos, habían descuidado los<br />
pompeyanos el Ponerla á cubierto con obras defensivas.<br />
En cuanto César llegó al teatro de la lucha,<br />
tomó la ofensiva, y se adelantó en arden de batalla<br />
hasta cuatrocientos pasos del campo enemigo, con<br />
el objeto de presentarle la batalla en la llanura situada<br />
más abajo; pero sus adversarios no querían<br />
aceptar un combate campal decisivo, y trataban<br />
de prolongar las operaciones para dar tiempo á que<br />
su campeon completase sus grandes preparativos<br />
en Oriente; y bien provistos, y apoyados con les recursos<br />
del país, persistían en rehusar el reto que<br />
se les dirigía. Cierto es que para aparentar y animar<br />
á sus tropas con un simulacro de audacia, colocaron<br />
su ejército en batalla delante de sus líneas;<br />
pero aun así estaban demasiado fuertemente parapetados<br />
para que César se aventurase á atacarlos;<br />
pero como tampoc,) quería dejar libres sus movimientos<br />
retirándose de la posicion avanzada que<br />
había ocupado, se puso á practicar la audaz y peligrosa<br />
operacion de construir un campo atrincherado<br />
enfrente de sus enemigos. No le hubiera sido
— 367 —<br />
posible conservar su terreno durante la noche sin<br />
proteger sus tropas con un foso ó una trinchera•<br />
y para hacerlo, miéntras que las dos primeras líneas<br />
conservaban sus armas y su formacion en<br />
batalla, encargó á la tercera que cavase un foso<br />
sus espaldas, engañando así al enemigo que creyó<br />
que todas las fuerzas estaban igualmente preparadas<br />
para el combate. Si los pompeyano hubiesen s<br />
visto los progresos de estos últimos o trabajos, hu-<br />
bieran podido cargar con ventaja a las dos<br />
ras lineas, privadas entónces del apoyo de la tercera,<br />
del mismo modo que efectuaron los Nervianos<br />
su imprevisto y casi triunfante ataque, miéntras que<br />
una parte de las tropas se ocupaba en atrincherar<br />
el campo. impaciente por evitar un ataque repentino<br />
en aquella situacion, se contentó César con<br />
el auxilio temporal del foso , y suspendió el construir<br />
una trinchera para completar las obras, hasta<br />
que sus legiones estuviesen dentro de sus empezados<br />
atrincheramientos, acabando los hti hiles y la<br />
boriosos veteranos de profundizar el foso hasta los<br />
quince piés ántes de anochecer, con lo quepudo completar<br />
más cómodamente los otros costados de su<br />
campo. Afranio hizo algunas tentativas para interrumpir<br />
los trabajos, pero César las rechazó<br />
mente; y conseguido el verse rodeado de un foso y<br />
de una trinchera, se vió en posesion de una posicion<br />
fortificada, desde donde podía vigilar y combatir<br />
los movimientos del enemigo. Su excelente<br />
caballería gala, fuerza en la que era seguramente<br />
superior á los generales pompeyanos, le (lió al mismo<br />
tiempo medios (le proporcionarse víveres en la<br />
fértil llanura situada entre el Segre y el Cinca,<br />
manteniendo si s cotnunic geiones con el país por
-- 368<br />
los puentes que había sobre el primero de e-<br />
-tos reos.<br />
Maniobras de los ejércitos enemigas. El campo<br />
ocupado por Afranio y Petreyo estaba situado,<br />
corno se ha dicho, en una eminencia distante media<br />
milla próximamente de la ciudadela, de Horda<br />
(1). En el espacio que separaba las dos colinas.<br />
había una ondulacion de terreno que ofrecía al pa -<br />
recer una posicion favorable para interceptar la<br />
comunicacion entre ambas fortificaciones. De ha-cerse<br />
César dueño de ellas, cortaba á Afranio sus<br />
comunicaciones no sólo con Ilerda, Sin() tambien<br />
con el puente del Segre , y por consiguiente con la<br />
comarca del otro lado de este rio. Con este objeto,<br />
mandó salir del campo tres legiones y ordenó z't<br />
un destacamento de tropas escogidas adelantarse<br />
y se apoderarse de la colina. Las tres líneas de<br />
que se componía generalmente el órden romano<br />
de batalla, no se distinguían en esta. época como<br />
en tiempos anteriores por la diferencia. de equipos.<br />
y la correspondiente de nombre. Los legionarios,<br />
al ménos desde Mario, estal tan todos armados<br />
del mismo modo: la primera línea estaba formada<br />
generalmente de hombres cuya conducta y<br />
valor eran muy experimentados. y unos cuantos<br />
de los mejores soldados estaban encargados en.<br />
cada cohorte de guardar la insignia, de donde<br />
se derivaba su nombre de antesignani. En una<br />
accion general, se hallaban reunidos y colocados<br />
estos hombres en primera línea y á ellos se contia-<br />
(1) César dice 300 pa gos, es decir, algo más de 500 yardas;<br />
pero las localidades son fáciles de distinguir hoyT, y el espacio<br />
es sin duda mayor.
a toda operacion que exigiese un vigor y una intrepidez<br />
superiores. César eligió la guardia de la<br />
bandera de una de las legiones para el atas<br />
aque repentino<br />
que dirigió él pe rsonalmont(. . pero.apesar<br />
de la rapidez de su movimiento, hdavía pudieron<br />
los afranianos prevenir el ataque por la -‘-entajlls<br />
de la distancia. Una pequeña superioridad de terreno<br />
daba una ventaja decisiva en. los combate;<br />
cuerpo cuerpo, dado lo corto de las armasque<br />
usaban los Romanos. En esta ocasion eran igua -<br />
les el valor y la disciplina por ambas Partas, no<br />
consiguiendo desalojar ;"t los afranianos, apesar<br />
los mayores esfuerzos , y encontrando que la manera<br />
libre é irregular de combatir de éstoF-, con que<br />
se habían familiarizado en sus relaciones con los<br />
indígenas, les daba alguna ventaja sobre ic,s cesariamos,<br />
que esperaban encontrar adversarios que<br />
maniobrarían como ellos, y que se vieron s,)rpren<br />
didos de la agilidad con que sus enemigos giraban<br />
alrededor de ellos. Les legionarios romanos esta<br />
han acostumbrados á sostener sus filas aun en las<br />
cargas In s rápidas, y zIpoyarse unos otro,; manteniendo<br />
entre ellos un espacio d «A tres pil ;s. Se<br />
agrupaban alrededor de sus banderas, que ttNnian<br />
orgullo de no abandonar ni en el ataque, ni en la<br />
retirada; tictica que se habían visto obligarlos :11<br />
seguir constantemente en sus choques con las pesadas<br />
masas galas, al paso que las legiones que<br />
habían servido en Espafia contra un enemigo do<br />
diferente carácter, se habían visto precisadas se<br />
pararse más Ú menos del rigor de este sistema, fy<br />
habían aprendido desconcertar á sus enemigos<br />
con movimientos m¿Is ligeros é imprevistos.<br />
La derrota de este ( . nervo filié reparada<br />
myRy .\<br />
„<br />
—
enseguida con la carga de la novena legion, que-<br />
V01O su socorro. Estas tropas (h refresc() contuvieron<br />
en el acto el ímpetu de los afranianos victoriosos,<br />
los rechazaron en desurden. siguiendo en<br />
u persecucion hasta el de la colina en que estaba<br />
sitiada Horda. debajo de cuyos muros encontraron<br />
refugio los afranianos. Era muy peligrosa<br />
la posicion de sus perseguidores, porque la cuesta<br />
que subían no permitía nuls que tres cohortes de<br />
frente, y la bajada errii muy rápida por ambos lados;<br />
y como no tenía apoyo en los flancos y el terreno<br />
era desventajoso, se hallaba muy fatigada la<br />
novena leo,ion con estos obstáculos y la *obstinada<br />
resistencia que sc la hacía, presentando un blanco<br />
seguro á todos los dardos que la arrojaban desde lo<br />
alto, al paso que aumentaban los medios de defensa<br />
de sus adversarios, con los recursoe de la ciudad<br />
en que se apoyaban. César se vi.(') obligado á,<br />
mandar avanzar todas sus fuerzas, para arrojar<br />
al enemigo de debajo de sus muros, y permitir que<br />
los suyos se retirasen en buen ( 1,rden á la, llanura<br />
despues de cinco horas de sangriento combate, siendo<br />
eficazmente apoyada su retirada con la llegada<br />
de algunos escuadrones de caballería, que coasi-<br />
I.,Yuiendo vencer las dificultades del terreno, se lanzaron<br />
últimamente entre los coml atientes.<br />
.Ambos partidos se atribuyen, la victoria.—E1 combate<br />
había ofrecido tales alternativas, que los dos<br />
partidos se atribuyeron la victoria (1). El mismo<br />
César confiesa que le admiró tanta resistencia, no,<br />
habiendo nadie que creyese, segun dice, en la<br />
existencia de tropas que igualasen á sus veteranos.<br />
(1) César, Bell. eh'., 1. 47.
-- 371 --<br />
Respecto al ni_imero de muertos p:_lr arriba- partes<br />
haymucha ambigüedad en su lenguaje, y debe admitirse<br />
con reservas, resultando el hecho de que<br />
la altura que atacó primero quedó en poder de los<br />
afranianos que trabajaron entónces en fortificarla.<br />
Un historiador posterior, que dispuso al parecer<br />
respecto de estas operaciones de algunos materiales<br />
independientes de los que conocemos ,<br />
duda en atribuir la gloria de la jornada 1'1, los soldados<br />
de _Uranio (1).<br />
Un repentino desboi'dainiento del ) .io rodea las posiciones<br />
de César inesperada derrota sufrida<br />
por César, fuá seguida de otro desastre para el cual<br />
estaba preparado ménos todavía. El deshielo de las<br />
nieves de los Pirineos, durante los meses de Abril y<br />
Mayo, causa una crecida periódica en los ríos, que<br />
como el Segre , nacen en su vertiente meridional;<br />
las aguas de estas corrientes aumentan con rapidez<br />
y se precipitan en estas ocasiones con una violen-,<br />
cia extraordinaria. El impetuoso torrente arrastró<br />
entonces el puente de Fabio, y César pensó al terminar<br />
esta inundacion que había pasado el peligro<br />
para todo el ario; pero á los pocos días, y seis semanas<br />
después del equinocio, otra crecida, 'irás violenta<br />
aítn que la primera, barril el puente reedificado<br />
por él y otro que había más arriba scV) •e el ca<br />
nal. Los movimientos del ejército de César se vieron<br />
entónces encerrados entre las corientes del Seoire<br />
y del (Inca z'/albos desberdados 4)T sin vadcm,<br />
(I) Dion, XLI, 20; Yuca no (IV, 4t3) equiljhra el resultado<br />
( Ion mucha t-Igenuidad.<br />
«Sic pedesex nulloque urgente, revept lis<br />
irritm et vietor sub ludo Marte pr)pendit.»-.
puentes, sin. tener in s medios de comunicacion<br />
on legion situada al otro lado de ambos nos que<br />
puente de piedra de Ilerda, que estaba en poder<br />
de Afranio. La base del trliIngulo cuyoyértice es<br />
la confluencia, de estos dos ri.os, era un distrito<br />
montallso ó impracticable, que ofrecía., probablemente<br />
pocos recursos para un ejército, y hasta su.<br />
acceso mismo debía ser muy difícil. en tiempo de<br />
crecidas, por otras dos corrientes de agua que cortaban<br />
la llanura (1). Era entónces la estacion<br />
año en que se halla, casi agotada la última cosechas,<br />
la siguiente todavía poco madura :laxa se--<br />
,uarse. Ademas, toda la comarca lim!trofe había.<br />
sido puesta á contribucion por Afranio, y las lij eras<br />
91.1errillas ibéricas, que merodeando ‘por los flancos<br />
de la posicion enemiga, acabaron muy pronto con<br />
lo que quedaba. Estos hombres estaban acostumbrados<br />
5.: pasar los ríos sobre pellejos llenos que<br />
llevaban it campaña como part;e de su equipo, de<br />
modo que mientras las legiones de Visar se hallaban<br />
encerradas en la estrecha y estéril península<br />
en que se encontraban, estaban expuestas dás ataques<br />
y :1 toda especie de molestias por parte de<br />
guerrilleros 1-rt los cuales era inútil perseguir. Hahiendo<br />
fracasado una tentativa para reedificar los<br />
puentes enfrente de estos incómodos adversarios,<br />
se abandonó por imposible.<br />
Los 940teroos de cesa ii" .fie ven detenido' al ofro<br />
lado del rio.—César había hecho un esfuerzo. para,<br />
(1) Estas corrientes, que se llaman ahora el Roguera Rib3gorzana<br />
y Paliaresa, no son mencionadas por César, aunqut.<br />
debió atravesarlas en estas circunstancias, cuando trasportp<br />
sus barras en carretas hasta el sitio por donde pasó el SegN -<br />
Srew. despl4es.
3<br />
restablecer sus comunicaciones con el gran camino<br />
de los Pirineos, porque esperaba de un dia para<br />
otro refuerzos por esta parte. Efectivamente, avanzaba<br />
para unirse al campo un cuerpo de ginetes<br />
galos, escoltando los diputados de varios Estados<br />
, muchos jóvenes, nobles romanos, hijos de<br />
caballeros y de senadores, y algunos oficiales superiores<br />
de César, todos los cuales formaban una<br />
larga caravana con un convoy de carretas y de<br />
equipos militares. Los generales pompeyanos supieron<br />
muy pronto que se aproximaban, é hicieron<br />
todos los preparativos necesarios para atacarlos en<br />
cuanto llegasen orilla de los ríos, no bajando dth<br />
tres legiones con un destacamento de cabaillería,<br />
las fuerzas que destinaron para este objeto; pere<br />
enviando delante los ginetes, se econtraron con ip<br />
caballería gala, la cual, zí, pesar de su consternacion<br />
al ver el peligro de César, y de su despecho<br />
por no poder reunirse con a, se adelantó con audacia<br />
y confianza hacia el enemigo, manteniendo<br />
en jaque con su superioridad en las evoluciones<br />
sus adversarios, basta que llegaron los legionarios<br />
en su auxilio.<br />
Temeridad de los atr(wituos Si espeto,n:a dé<br />
al¿¿yin,lle,r á Ce's qr.—Los Galos retrocedieron ante ol<br />
número superior de sus enemigos, pero la multitud<br />
inerme que escoltaban aprovechó, las poca-;<br />
horas ganadas de este modo para escapa • con sus<br />
bagag,es á la montaña, consiguiendo Afranio<br />
triunfo estéril. en vez de la rica é importante captura<br />
que se prometía, y retirándose apresuradamente<br />
:1 [lerda cuya defensa se había debilitado<br />
mucho con la salida de tanta parte del ej(isrcit<br />
para esta expedicion infructuola. La mi-zeria en
que entóitces encontraban ius tcopL, eitemigas,<br />
le halagaba toda\ ia con las m'ts brillantes esperanzas<br />
de una victoria sin efusion de sangre, fundadas<br />
en que cada día se hacían iris escasas y caras<br />
sus cortas subsistencias; en que duraba la crecida<br />
de las aguas. por más que debiendo bajar<br />
los pocos días. no estaba privado César como la<br />
guarnicion de una plaza sitiada de la seguridad<br />
de un pronto alivio á, estos males. Los oficiales del<br />
ejército Pompeyano llenaban todas las cartas que<br />
escribían á Roma de temerarios pronósticos sobre<br />
la pr.xima pérdida de su adversario, y los patronos<br />
de la causa se engreían con es-peranzas que no<br />
se habían atrevido concebir desde la fuga de su<br />
campeon de Italia. y afluían la casa de Afranio<br />
en Roma. para significar su familia, el interés<br />
que se tomaban por sus heróicas hazañas (1).<br />
e,5>q,9 1 ?es/tablee( sus comunieacio4¿e g por :medio de bat.cas.—Mucho<br />
tiempo ántes de que estas cartas llegasen<br />
á Roma, había salido César de su peligrosa<br />
situacion con un procedimiento muy sencillo.<br />
Construyó unos cuantos barcos ligeros e ral vigas<br />
cubiertas de pieles, por el modelo de las que había<br />
visto en Bretaña ("2„ y trasportó estos barcos en carros<br />
hasta el sitio en que se proponía construir un<br />
-puente veintid.os millas rio arriba (3). En el lado<br />
(1) César, Bell. 1, 5:1; Diori, XLI, 21.<br />
(2) Lucano, (IV, 134) los compara también á los barcos de<br />
que se servían los Vénetos sobre el Pó, y los Egipcios sobre<br />
el Nilo. Aunque formados segun la descripcion por el modelo<br />
de los barcos bretones, eran de un tamaño considerable, y se<br />
necesitaron muchos carros atados para trasportar uno solo.<br />
«Curris junctis devehit.» César, Bell. civ.. I, 54.<br />
(3) El rio se halla encajonado en este sitio algunas millas<br />
más arriba de la villa de Balaguer, entre dos escarpadas eolinag<br />
(Guichard„71frrn. milit., TI, 2). Observo al examinar el
— 375 --<br />
-opuesto se elevaba una colina gracias z't la cual<br />
podía ejecutar sus trabajos sin ser ' l it 1<br />
mo es a( o, y por<br />
consiguiente, mandó que un destacamento pasase<br />
el rio en estas frágiles embarcaciones, y cuando se<br />
apoderó de esta posimon que fortificó, no le c stó<br />
trabajo restablecer sus comunicaciones Con el país<br />
de la otra orina del Segre y llenar sus vacíos almacenes.<br />
Sus refuerzos galos descendieron al mismo<br />
tiempo para unírsele de sus asilos de las montafía-z.<br />
y una escaramuza formal con algunas partidas<br />
de forrageadores enemigos devolvió la confianza<br />
sus soldados.<br />
Br u lo, lvb-Jrinie: 1,1J de Cesar, cons illv e 'una vie.<br />
to?ia 9¿aval con ira los Harselleses.— Al mismo tiempo<br />
que verificaba César este afortunado movimiento,<br />
recibió la noticia de una, victoria conseguida<br />
por su flota ; r1 la altura, de Ma/ ..sella (1 1 . Domicio había<br />
persua'li lo siN habitantes para que tomasen<br />
ofensiva, lo que les anima: a la partida del<br />
, Y.raíl y la supori ,ridad numérica y de calidad<br />
de sus buques, (1 . ndoles confianza tambien el<br />
valor de las tribus indígenas que en gran p)1'oporcioll<br />
los tripulaban. Salieron, por lo tanto, de su<br />
puerto y marcharon directamente contra la flota<br />
cesariana que se hallaba estacionada delante de<br />
una isla frente z't la entrada. Los buques de Bruto,<br />
como coi struido sapresurz-tdamente con malos mate-<br />
atlas de las campanas de Suebei, que valle del. vio se eneuenti<br />
• t ti 1!l de este modo durante algunas millas<br />
arriba de Hal agner. El nombre de, una :ddea llamada Pons,<br />
podría inducirnos á fijar en esta localidad el sitio del puente,<br />
pIrm'o está demasiado 1(jos de 1,( 1.rida, (pino que fut-;prob.tb<br />
ment! , (\n porcrw prcH,z..alnonh-1 un<br />
colina (le e re ! ) .k11:.1t . tlevaoiou,<br />
(1)
\,‘di rigido; con lut,Itus habilidad, no hubieran<br />
podido obligar á combatir 1 .1 los de los Marselleses,<br />
pero al buscarle éstos, y acercIndose al enemigo<br />
proa contra proa y flanco contra flanco , renunciaban<br />
á todas sus ventajas particuLires, y ♦reducían<br />
la lucha un combate de valor y de disciplina, en<br />
cual prestaron '-;in duda excelente servicio los<br />
Albicios, cuyo concurso se l iabian proporcionado;<br />
pero que no podían medirse con los hombros CSCO-gidos<br />
por Bruto en las legiones romanas Para tripular<br />
un buque. El resultado fu( 1, que la escuadra<br />
de Marsella perdió nuevo buques de diez y siete y<br />
que los restantes fueron arrojados vergonzosamento,<br />
hacia el puerto donde entraron en desórden.<br />
Desaliento de los a(ranianos.—Estas noticias no<br />
quedaron encerradas 1. 1.1 el campo de César, sino<br />
que so esparcieron rápidamente entre las tribus indígenas<br />
del pais lim'htrore, y contribuyeron, con el<br />
restablecimiento extraordinario de la fortuna de<br />
César delante de Ilerda, :t inclinarlos a entrar en<br />
relaciones amistosas con él (1); y como al mismo<br />
tiempo se supo que era completamente falso el rumor<br />
de la marcha de Pompeyo por Mauritania, contribuyeron<br />
todos estos desengaños al desaliento de<br />
las tropas cie Afranio y de su colega. Su caballería<br />
y sus partidas de merodeadores temieron más cada<br />
dia aventurarse llegar al alcance de los escuadrones<br />
con que César recorría y ocupaba la llanura,<br />
y se mantuvieron bajo los muros de Ilerda, limitándose<br />
z't cortas expediciones nocturnas para<br />
proveer :'t sus necesidades.<br />
(1) BeCi. ei (30: «Magna coIe piter conmutatio<br />
N l'Una.»
Zrn<br />
Los aftwitialios se ilivouen coacuat r ilerda .—<br />
Tambien se afectaron profundamente alparecer<br />
con estos desastres Afranio y Petreyo, y desesperanzados<br />
de ser socorridos por su jefe á la vez que<br />
alarmados por la defeecion de las tribus indígenas<br />
que los rodeaban y que empezaban á volver sus<br />
miradas hacia los distritos centrales de la Celtibería,<br />
que eran los más queridos por ellos, y donde<br />
esperaban encontrar un campo más propicio para<br />
sus movimientos, se encerraron voluntariamente<br />
en Ilerda; pero entónces maniobró el enemigo para<br />
cortarles U retirada, no quedándoles más que un<br />
corto espacio de tiempo para escapar de sus reducidos<br />
atrincheramientos, sin aventurarse al combate<br />
general, que era lo que más temían. El camino<br />
iwís corto en direccion hacia el Oeste y Sur estaba<br />
vigilado por el campamento de César, y el<br />
otro pasaba por el puente sobre el Segre, llegando<br />
hasta las orillas del Ebro una distancia de veinte<br />
millas, á un sitio que llama César Octogesa (1).<br />
Weracione • de César pa•a pasar el 2' i0 y cortarles<br />
tu retirada.- -César deseaba vivamente tenerlos<br />
(1) No creo, como Manncrt (1, 117), que esta plaza sea. Mequinenza,<br />
aunque naturalmente pudiere pensarse lue una posic<br />
tan importante debla llamar la at,encion de los Romanos.<br />
Se....),.un el relato de César, debió existir seguramente en la orilla<br />
izquierda del . Sicoris, tal vez en la Granja como supone<br />
likert, segun Guischard. Opino que estaba situada algunas<br />
millas más abajo, donde el camino adral de Lérida atraviesa<br />
el Ebro, en frente del pueblo de Flia. Esta situacion concuerda<br />
con la descripcion que da César del pais entre Herda y Octogesa,<br />
primero llano algunas millas y de,-Tues montuoso. Es la<br />
del camino moderno de Tortosa 61 Valencia, y es proba-<br />
línea<br />
ble que sigue la de un camino antiguo. He examinado minuciosamente<br />
el país en el mapa de campal-la de Suelte'', (1811-12)<br />
que es un modelo (1Ç claridad. Napier (O Wrra de la Penins.,<br />
t. 111) dice impre-awditadanlen te, quo Mequinenza e la Oetogea<br />
(14 C(Çsar.
:17S<br />
igualmente eii jaque el' aquel lado del rio; pero el<br />
puente, que era su único medio de comunicacion, es -<br />
taba, situado, como ya sabemos. veinte y dos millas<br />
nyás arriba de Ilerda, y no podía aventurarse á dividir<br />
su ejercito en dos cuerpos tal distancia uno de<br />
otro. Hubiera debido adoptar el medio de echar otro<br />
puente sobre el Sicoris en un punto más próximo,<br />
pues no dice en su relato nada que lo hiciera impracticable<br />
ó dificil; pero en vez de esto prefirió una<br />
operacion muy diferente. Un poco más arriba de<br />
Ilerda mandó hacer varios fosos de unos treinta piés<br />
de ancho, para hacer correr las aguas del rio y echarlas<br />
detrás de su posicion, hasta conseguir que fuese<br />
suficientemente vadeable la corriente. Separadas<br />
de este modo, derivaban al parecer á un brazo del<br />
Noguera que desemboca en el Segre algo más abajo<br />
de Lérida (1), pudiendo concluirse esta operacion,<br />
en la que tomó parte todo el ejército, muyr práctico<br />
en el manejo de la pala y del azadon, en unos diez<br />
días (2). -No era grande el trabajo de construir<br />
nn puente, y no eran necesarios los materiales.<br />
En cuanto los generales pompeyanos descubrieron<br />
el objeto de estos trabajos extraordinarios, se apresuraron<br />
á poner por obra sus proyectos de partida;<br />
(1) César no lo dice, ni dice tampoco, como se ha supuesto<br />
que condujo las aguas á un inmenso depósito construido con<br />
este objeto. siendo difícil de comprender con claridad cómo fuel<br />
la operacion. Lo verosímil es que debió ser preciso que fuese<br />
muy grande la profundidad socavada en el suelo, para que<br />
estas trincheras llegasen detrás de Herda, hasta el brazo del<br />
noguera, situado más léjos. Véanse las palabras de César:<br />
«Nactus idoneum locum fosas pedum triginta in latitudinem<br />
complures facere instituit quibus partem aliqttam Sicoris<br />
averteret, yadumque in eo flurnine eficerent.» civ.,<br />
t. 161).<br />
(2) Guischard, 67, sig. La 1(Y;iítul le la trinchera era.<br />
próximamente de 1.000 toe---1.
dada a la órden de reunir barcos para construir un<br />
puente sobre el Ebro en Octogesa,y esperando<br />
su Pronta conelusion, pasaron dos legiones al otro<br />
lado del Sicoris, atrincherzíndolas fl lertemeIlte en 1 4,<br />
orilla izquierda..<br />
Los af •anianos se q•etir an •,<br />
persigo 10g cesarianos<br />
y se entabla lit lucha .—En el momento en que el<br />
puente de barcas estaba casi concluido para la evasioll<br />
y retirada de los pompeyanos, se declaró practicable<br />
el vado del Sicoris para la caballería enemiga, que<br />
se lanzó zl el atrevidamente: pero el agua llegaba z't<br />
los sobacos de los legionarios, y era tan Kpida, la<br />
corriente cine no podían sostenerse de pié, no habiendo<br />
otro remedio que mandar las legiones dando<br />
la vuelta por el camino Zilites, descrito, y dejar que<br />
la, caballería, bostigase por sí soda la retirada del enemigo,<br />
que no) podía detense. Arr¿i p io dejo') dos coho-►rtes<br />
en Horda, e hizo pasar el rio al resto de sus<br />
fuerzas, que se reunieron á las dos legiones que ya ,.(`<br />
habian adelantado, dir4).:iél n(1054 1 hacia Octogesa.<br />
caballería de César continuo') picandoles la retaguardia<br />
con éxito: estas operaciones podían verse<br />
perfectamente por las tropas acampadas en las alturas<br />
del otro lado, admiradas de la cc\nducta de sus<br />
hermanos, mzits afortunados que ellos, y desespera<br />
das al ver que se les escapaban de las 'llanos sus<br />
enemigos. Los centuriones y los trihuos n suplicaron<br />
encarecidamente á su general, en nombre de las le-<br />
iones que les permitiese lanzarse al vado, y basta<br />
g<br />
el mismo César se dejó arrastrar por su ardor contagioso,<br />
úin i cuando desconfiaba, del resultado. Dejando<br />
detrás á los nrvi rts débiles, con una legion para<br />
defensa del campamento, dio') á las o rleimís fuerzas la<br />
()rdel , de avanzar. Verificóse al fin el paso, Pan 01
,<br />
,►. r1:; 1►!,11(► 1►1.(,(bant'i()11 roiocar las<br />
1),,y 1:H 1):11:t.(H .«:uperior inferior de<br />
111(►d► que unas cortasen Sil fuerz;[<br />
(1H-11 N iese► los que fuesen arrastra_<br />
(1(H i hiv 11(1111(lo tambien, la caballería<br />
1(; i .(izant(los con cu yas precauciones no se<br />
i►(1;.(1i:) 1111 11►1111)re. Al retirarse. los afranianos hablan<br />
:il►►u(lultatio X11 calnpamento al. amanecer, pero fié<br />
tal el ardor la -rapidez de los cesarianos, que los<br />
i y anz .,ir►n X11 .netli►día aunque tuvieron que (lar un<br />
1'()(1co (le seis y pasar por tan formidable barrera,<br />
att‘iliados tambien por el concurso de la caira<br />
-Hería l i ne contribuyó á detener I P), los fugitivos, los<br />
t u» cr1 1,y("Y.ndose -libres de obstáculo más sério, no tolaaron<br />
nin() .una precaucion especial.. Su posicion<br />
cambiado sin embargo; y Afranio se vió °Mi-<br />
( / .11(1► detenerse Y formar sus honlbres en batalla,<br />
( 1 ('Isar a-\ alzaba en tres 11.1),( 1as como preparado<br />
pr ( ,,;ent;!-rle la batalla, deteméndose el perseguidor<br />
para dar descanso a sus tropas y refrescarse un poco<br />
úntes de (lesem ;linar la espada. Nfranio formó de<br />
nue-\ o sus tropas en columna y se lanzó hacia ado,lante.<br />
basta que el enemigo avanzó tambien y le<br />
►ersignil') (le ceca. poniéndole en la imposibilidad<br />
Dwano dit,; . r • be operacion tratar del paso del<br />
RnW( bon (1. 220):<br />
,ii)rimus in o/diquain souipes opponitur anlinem<br />
Exeepturus aguas; tum etetera rumpit<br />
Turba vado fracLi jam fluminis lindas.»<br />
La línea de caballerías de la parte inferior debía tambien<br />
contener la corriente obrando corno un dique, pero debía aumentar<br />
proporcionalmente su profundidad. La fecha del paso<br />
del 5,ieoris se tija por Guischard el X, Kal. Sext.1=22 Julio<br />
(Mem. nr¿tit., (pm corresponde al 31 de Mayo del calendario<br />
corregido.
de escapar. Supo entónres 4 ,1 „.s,<br />
que :1 una distancia (le cinco n .11<br />
1<br />
pral ponii),,.);1111,<br />
•<br />
n .as empezaba, 1111a<br />
regiOu montoitosa, donde no podría mailiobrar 1;1 ea<br />
bollería de sus adversarios, y ent6nces intentó •<br />
gurarse los (lestiladeros do estas (olinas con n'(-izas<br />
suticientes para detener la marcha d sus pe1'se1.2:iii<br />
(lo1'es. \ vritivait(b) así su retirada hasta 1 bl Ebro con<br />
el grueso (le su eVbreito. Este era ('1 mejor movi -<br />
miento que pocha (Tvrar, y que hubiera te11 i(a) ("N ita),<br />
si hubivi sa pe' sistido en continuar su marcha despacio<br />
por la noche. lo que. vtst!► ( I I ( • /► . to nimu l D)(1( 1 niiihizincla(1as<br />
l 'asta el Ifi)11( b eS, 110 Pxiía 1111 e:, Itterzl) -traordinario.<br />
Pero prevalecieron otras (►pittioncls;<br />
tr(►as las ratil.ras (le lile (hia ninvelw<br />
( 1f combate, \- ziplaz.('►para el dia sigiii( I nte 1:1 s:!1,vacton<br />
(le la causa republicana en Es1)aisia.C4'Isar,<br />
part(i. ('t .11)a satisfecho con 1:1s<br />
á cabo pos S115 soldzidos aquel (11 1. v 10111()<br />
sobre la altura nr:Is pr( )xima, c4,111.►i4►<br />
toda la noche, durant-.1 1 la cual le rer l entaroit al(211<br />
}los 111( l i .ot1t‘i1(lor( 1 dol cam►(► i ) 1)in i wv-zin(), por I( iles<br />
slip() ( i nt\ 5115 adversarios sppi'eparaban<br />
sus atrincheramientos \-or di? la oscuridad.<br />
(Ii:ttamente dieron la sefial ;41.arni1 las tro/to,)14:,<br />
cesarianas, SI' 1('V-an r<br />
taon fi 1('11(1:1:-. . 1.011111í'n tt()-bagaj<br />
es, einpayu l taron 1:ts :trinas .■-<br />
clamor producido por cuatro . !U (pie le-vaida--<br />
1)an ol campo ( lemostr('► lo hiljos que su gen('rz)!<br />
eS1.711):1 zilert,a, protito se(ruir con ilicarpizamieni<br />
rrieSpla<br />
la Implla de 1()5 iN OS. Afrall.10<br />
combate nocturno al cu91 po(Ua erse<br />
u n<br />
(11 los (1( Istiladeros (le las niontarias, V 11 .1(') or(.eit<br />
su spender el movimiento emprímill.i(P si•<br />
ee',"7'.,',19.)yivlq 71 (7 for)'él e 94,17li O b" a prf,i . ,(1 /Te» .
38.2<br />
7/4 7,1fai ?e,7.(2 ue/,' (mell.1,/yo,—Eldia siguiente lo emplearon<br />
ambas partes en examinar la naturaleza del pais<br />
en la direccion en que ambos ejércitos tenían igualmente<br />
prisa de marchar. Los generales pompeyanos<br />
celebraron un consejo en que acordaron esperar<br />
111a mañana para continuar su camino, á fin de<br />
tener por lo ménos la ventaja del dia para rechazar<br />
los ataques del enemigo. puesto que no podían burlar<br />
su vigilancia de noche. César sacó otra ventaja<br />
de la confidencia que había recibido, pues comprendió<br />
que con una marcha r:Ipida alej:Indose del<br />
sitio en que se encontraba, podía colocarse entre el<br />
e;(ircito en retirada y las montafias . y en consecuencia,<br />
se vió 11 sus batallones salir del campo al<br />
rayar el alba, y retirarse al parecer sobre el camino<br />
que habían seguido el dia anterior. Creyendo<br />
los afranianos que vencidos por el hambre, el cansancio<br />
ó el miedo se retiraban rIpidamente hacia<br />
llerda; pero cuando 'vieron volver repentinamente<br />
hacia la derecha sus compactas columnas ycorrerse<br />
por el horizonte en direccion al sitio que<br />
ellos mismos se dirigían, comprendieron perfectamente<br />
la Uctica de los pretendidos fugitivos, al<br />
mismo tiempo que', el inminente peligro en que se<br />
enéontraban.<br />
César mantiene en jaque (í•qtrania;los', _pero no<br />
consiente que sus . soldzfis ~batan,<br />
(1) César, Bell. eir., 69. Una Iontrainarcha a la derecha<br />
al salir la retlguardia del campo (contrariara in portera<br />
videbatur) los hubiera conducido al. Este del campo de Afranio,<br />
que hubiera quedado de este modo entro ellos y el Segre.<br />
cuanto á los lom, aspiwt y á los wl9us f iw que menciona Cé.supon--1<br />
Gukehard qU( s-n 1 1 11 de' sfiladero entre las montat'a<br />
l.; y este ()pillo que estas palabras de Tiben lo interior<br />
t (p ie sp extiendo entn-N el Sf-'grr y e! Ebro.
embargo, el levantar el campo causó algun retraso,<br />
y la caballeria cesarianaque no perdía de<br />
vista los flancos de los afranianos cuando formaban<br />
y avanzaban dificultó también sus movimientos.<br />
De modo que en los esfuerzos de ambos<br />
e. ércitos para llegar ;; las montañas, tuvieron bastante<br />
ventaja los cesarianos para poder formarse<br />
en batalla al pié de ellas y cerrar el paso del camino<br />
de Octogesa. Una altura que Babia en la llanura<br />
proporcionó z't los afranianos una posicion donde<br />
pudieron descansar y adoptar un partido (1), tra-<br />
Laudo primero de operar 1111a diversion enviando<br />
un cuerpo de auxiliares españoles armados á la ligera,<br />
para que ocupasen una colina sobre el -flancode<br />
los cesarianos; pero la temible caballería gala<br />
cayó inmediatamente so }re esta tropa y la extermity')<br />
hasta el último hotnbre ;'t vista de los dos ejércitos,<br />
demostrndose enfince=;que. desanimados los<br />
afranianos por sus reveses, ilJCeriores en caballería,<br />
no hubieran tenido probabilidades de triunfo<br />
en campo raso contra sus enemigos. Los cesarianos<br />
tenían mucho empeño en desalojarlos de la altura<br />
en que se habían refugiado; y centuriones y tribunos,<br />
rodearon nuevamente ;; su general, apremian.<br />
dole con importunidad casi amenazadora para que<br />
las llevase al combate; pero César tenía muchas<br />
razones para abstenerse de un combate que creía<br />
supértluo, pues aunque no ‘e atacase al enemigo,<br />
p día sostenerse muy poco tiempo en aquella posicion<br />
por falta de agua; y si se le ponía, en trance<br />
) 1-, 11:Ina al p é do 1-t,tas alturas, donde s;::N, verificaron<br />
esta 11131liohral, ; .;'(h) llama ahora segun er:o, la Garira,<br />
V o! sitio en fraWo tientliv,-, es tal vez et del<br />
pueblo dp
• •<br />
desesperada, podía toda-s, ia causar la, percuda co k:1<br />
gran número de sus valientes tropas, no convinion<br />
do, ademm, , su política ni á su car'icter la efusion<br />
de sangre, ni por su parte ni por la de sus<br />
contrarios, Ademas de esta razones, había una<br />
superior. y era que la experiencia hecha en Italia,<br />
le daba 'la seguridad de que muchos de los hombres<br />
en guerra c;-►ntra él. estaban de corazon dispuestos<br />
seguir sus hanch N I‘as. 'Rechazó por consiguiente<br />
las imperiosas exigencias de sus veteranos,<br />
aunque los ofendia gravemente obrando así,<br />
oyéndolos murmurar con la licencia a que estaban<br />
acostumbrados, y decir que cuando César mandase<br />
combatir, el los se negarían (1).<br />
Se entizbilz;¿ en /P . 1> los sold,ulas. de of;-;¿bos<br />
ejército. —Los generales pompeyanos estaban<br />
miéntras en gran perplegidad, sin esperanzas<br />
de pasar Efrro y sin más asilos que ilerda<br />
Tarraco. estando vHlados mu y de cerca sus movimientos,<br />
y rodeados per los escuadrones que giraban<br />
en torno suyo. N-o podían proporcionarse una<br />
gota de agua ó un puiiado de forraje sino con la.<br />
punta de la espada; eran atacados los destacamentos<br />
que enviaban en busca. de, viveros, y se necesiti<br />
taban para -.11.1vari.os batallones de refresco, que<br />
exigían á, su vez otros para su auxilio; de modo<br />
que una zran parte del ejército se veía ocupado<br />
habitualmente en la llanura. Los generales mandaron<br />
que se hiciese una trinchera y una muralla,<br />
desde la colina al agua; pero era, grande la distancia,<br />
penoso el trabajo, y para emprenderle se necesitó<br />
la presencia y las exhortaciones de todos los<br />
(1) C.Asa.r, 11. eir., !,
oficiales superiores. Miéntras tanto, quedaron los<br />
soldados en el campamento casi sin vigilancia, y<br />
los cesarianos que daban vueltas alrededor de los<br />
atrincheramientos enemigos, entablaron relaciones<br />
con aquellos de sus amigos y conocidos que<br />
las contingencias de la guerra civil colocaban en<br />
el partido opuesto,. Estas relaciones, aunque á distancia,<br />
se cambiaron en familiaridad y confianza, y<br />
los soldados de ambos campos se mezclaron libremente<br />
unos con otros, influyendo segura y rápidamente<br />
sobre los afranianos el entusiasmo con que<br />
los veteranos de César proclamaban los méritos de<br />
su general, vinieron muy pronto á una inteligencia<br />
los partidos rivales. Lo único que estipularon<br />
entre sí fiié que se garantizase la vida á los<br />
generales de Pompeyo. El mismo hijo de Afranio<br />
se vió obligado á contentarse con esta garantía,<br />
que una vez dada, olió por resultado que las legiones<br />
que mandaba se considerasen dichosas entregándose<br />
á un enemigo que unía tanta clemencia á<br />
tanta liberalidad (1).<br />
Petreyo se interpone violen ta2nente y rompe toda<br />
negociacion entre ellos. Al saber estas importantes<br />
negociaciones, volvieron apresuradamente al campo<br />
los dos jefes pompeyanos, adhiriéndose Afranio<br />
sin trabajo á un arreglo en el cual se había cuidado<br />
de su seguridad; pero Petreyo, que era hombre<br />
más rígido, no quiso faltar á su reputacion ni á su<br />
deber. Era costumbre en los generales tener una<br />
gua g<br />
personal, distinta de los manípulós de las<br />
legiones: la de Petreyo consistía en una cohorte<br />
de infantería ligera indígena, una pequeña escolta<br />
(1)(..1,ésar.,<br />
Mi¿ r,-Z I<br />
1: 4040<br />
1, 71.<br />
2 .<br />
‘■■
— X86 -de<br />
caballería, y algunos amigos y personas agregadas<br />
á su escolta, que formaban su estado mayor ó<br />
le servían de ayudantes. Con estos hombres que le<br />
quedaron fieles, corrió impetuo Qamente la muralla<br />
donde tenían sus conciliábulos los soldados de<br />
los ejércitos opuestos, y dispersó la reunion , matando<br />
cuantos cesa,rianos cayeron en su poder. El<br />
resto se formó apresuradamente , y rodeándose la<br />
toga alrededor del brazo izquierdo, se abrió paso<br />
espada en mano través de los acometedores hasta<br />
muy cerca de su campo. Petreyo entró en sus<br />
atrincheramientos donde restableció la disciplina.<br />
Ferocidad de Petreyo. Petreyo exigió entónces<br />
la fórmula solemne del juramento militar: de no<br />
desertar el ejército de sus generales, ni celebrar<br />
ninguna conferencia particular con el enemigo,<br />
siendo él el primero en prestarle, y exigiéndolo despues<br />
á sus colegas, enseguida á los tribulus , á<br />
los centuriones y por último á los legionarios, centuria<br />
por centuria. Diéronse inmediatamente órde.<br />
-nes rigorosas para que todo cesariano acogido por<br />
un pariente ó un amigo fuese entregado y muerto;<br />
pero la piedad ó la vergüenza anularon los efectos<br />
de esta órden atroz, y la mayor parte de ellos se<br />
ocultaron hasta la noche y escaparon secretamente.<br />
Miéntras tanto, se esforzaba César en que contrastase<br />
su conducta con esta crueldad (1), y averiguando<br />
que se habían quedado pompeyanós en su<br />
campo, ofreció enviarlos sanos y salvos á sus cuarteles;<br />
pero muchos oficiales prendados de su conducta<br />
, prefirieron quedar á su servicio, conser-<br />
(1) Suetonio fui. ,Apiano, Bell. civ., 11 3 43.
— 387 -vándoles<br />
él sus grados ó dándoles un ascknso (1).<br />
Los afranianos (ve ven obliga,los á retroceder hacía<br />
Ilerala.—Se veían entónces muy escasos de vive ,es<br />
los afranianos , y al mismo tiempo no podían procurarse<br />
agua, por lo cual resolvieron retirarse hacia<br />
Ilerda,—cuyos almacenes no estaban aún agotados,—mejor<br />
que hacia Tarraco, situada á, gran<br />
dástancia, y donde probablemente no había nada<br />
preparado para una fuerza tan considerable. César<br />
los persegnia de cerca y n) les dejaba facilidad<br />
para aprovisionarse , habiendo contínuas escaramuzas<br />
entre las partidas destacadas de cada parte<br />
para buscar raciones ó para interceptarlas. Cuando<br />
los afranianos plantaron sus tiendas por la noche<br />
y se atrincheraron cerca del rio , resolvió César<br />
cercarlos en este sitio, é impedir que llegasen al<br />
agua, haciendo en torno suyo una línea completa<br />
de circunvalacion. Halan empleado dos dias en<br />
este árduo trabajo, que estaba 11, punto de concluirse,<br />
cuando los jefes pompeyanos vieron la necesidad<br />
de interrumpirle, aunque á riesgo de provocar al<br />
enemigo á un combate decisivo; pero César tenía<br />
tambien empeño, por su parte, en evitar el riesgo y<br />
la efusion de sangre de mi combate general con<br />
un enemigo al que contaba reducir en mejores condiciones.<br />
Los ejércitos se :forman e b talla ?Oto enfrente de<br />
otro.—Segun parece, César formó sus tropas en<br />
batalla, y se presentó :1 los afranianos cercados en<br />
actitud de reto, solamente por apaciguar sus turbulentas<br />
exigencias. La forma en que se colocaron<br />
ambos ejércitos , cuya fuerza principal consis-<br />
•■••■■•••••■•■••■•<br />
(1) César,, civ., 1, 76. 7' .
tía igualmente en cinco legiones romanas demue' ,s<br />
tra basta que punto era superior la de César. Las<br />
cinco legiones de Afranio silk formaron en dos filas<br />
de veinticinco cohortes cada una, en vez del órden<br />
acostumbrado de tres, consistiendo esto en que<br />
valían tan poco la caballería y los auxiliares<br />
armados la, ligera, que el general extendió su<br />
centro hasta los extremos, suprimiendo por completo<br />
las alas para defender sus flancos, y formó<br />
una tercera línea de auxiliares indígenas, contando<br />
su jefe corno reserva, con estos mismos batallones<br />
en los cuales podía tener in(nos confianza. César,<br />
por su parte, formó sus fuerzas con arreglo al<br />
buen procedimiento; las legiones formaron una triple<br />
línea, cuatro cohortes de cada 1.egion, veinte en<br />
total, formaban la primera, tres de cada una la segunda,<br />
y un número igual la tercera. Los intérvalos<br />
entre las legiones estaban ocupados por tropas<br />
ligeras, los arqueros honderos, y los flancos estaban<br />
protegidos por los temibles escuadrones de<br />
caballería gala.<br />
Los lugartenierde, pompeyanos se ? en, p;"ecits'ados.<br />
mitiller —E1 dia pasó sin embargo sin novedad,<br />
pues los afranianos no tuvieron valorara empezar<br />
el ataque, mientras tanto César contenía el ardor<br />
de sus tropas. Al dia siguiente por la =liana, el<br />
ejército en retirada que había conseguido hasta<br />
aquel dia mantener abiertas las líneas de César,<br />
hizo una demostracion sobre el rio (1), con la desesperada<br />
intencion de pasar un vado difícil, enfrente<br />
(1) César no hace indicacion ninguna del sitio en que sel<br />
Ilacontraba este vado, debiendo ser en algun punto más abajo<br />
de 'lerda, y habiendo debido volver entónces las aguas á su.<br />
cauce natural.
de un enemigo active; pero las disposiciones que<br />
tomó César para cubrir este paso con su caballería.<br />
convencieron á ...kfranio de que era imposible escapar<br />
en esta direccion. Evidentemente había llegado<br />
el momento en que la falta de alimento para<br />
hombres y caballos, el desaliento de sus tropas, y<br />
la inferioridad de su fuerza, le imponían la capituejlacion<br />
sin condiciones que su adversario esperaba<br />
tanto tiempo. Las que exigió el vencedor fueron<br />
que los lugartenientes de Pompeyo abandonasen<br />
la provincia, resignando el mando militar, y disolviendo<br />
ademas sus fuerzas. El por su parte, se comprometió<br />
á no obligar á ningun soldado á que entrase<br />
á su servicio contra su voluntad; á dar -permiso<br />
para permanecer en el país á los que tuviesen en<br />
él familias ó posesiones, y á escoltar con toda seguridad<br />
á los demás hasta las fronteras de Italia.<br />
dejz'tndolos libres de sus obligaciones militares.<br />
Con su politica acostumbrada, se comprometió<br />
tambien zi abstenerse de toda medida de rigor con<br />
los oficiales, y desplegc► su generosidad, satisfaciendo<br />
de su propio bolsillo las peticiones de paga<br />
con que abrumaban á gritos los soldados á sus infortunados<br />
generales (1). Así concluyó esta campafía<br />
al cabo de cuarenta dias, y el -brillante triunfo<br />
que consiguió César en ella, aumentó 'naás el brillo<br />
de su reputacion militar que sus grandes hazañas<br />
en la Galia. Habla batido de un modo brillante con<br />
sus maniobras un ejército romano no inferior al<br />
suyo en fuerza, mandado por generales no despreciables,<br />
y apoyado en todo el poder y recursos<br />
delpais en que combatía, no contribuyendo pocoá<br />
(4) César, BOL e;r i. II, 86, 87.
:WO<br />
aumentar sus dificultades, la inespuignable posicion<br />
de Ilercia y la extraordinaria crecida del Sicosis<br />
(1); y ya por el brillo de esta victoria, ya por la<br />
importancia del resultado , mereció igualmente<br />
inscribirse el dia del triunfo de César, sobre Afranio<br />
y Pet•eyo, en el calendario imperial, y que se<br />
celebrase su memoria en los siglos posteriores con<br />
una fiesta de aniversario (2).<br />
(1) Véase el discurso (le Curio"' á sus saldados (Bfql.<br />
-t. II, 32).<br />
(2) Orelli, (fr¿seript., II, 396) inserta trozos de cuatro calendarios<br />
que recuerdan esta circunstancia: p. ej. «Kal. Capranicorum.<br />
IV. Non. Sext. ferie quod hm die imp. CIrsar Hispaniam<br />
Citeriormn vicit.» El mismo dia era aniversario de la<br />
derrota posterior de Farnaces. «leal. Annitern, IV, Non. Sext.<br />
feriw, quod e° die C. Cces., C. F. in Hispan. citer. et) quod<br />
in Ponto eod. die r(egem Pharnace)m i i devicit.» La verdadera<br />
fecha del acontecimiento es el 9 de Junio ánte,q de J. C. 49.<br />
ivrémo 14),(5mi:sic/te Zeittoefeln.)
ÍNDICE<br />
DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTE TOMO<br />
CAPÍTULO VIII.<br />
Pusilanimidad de Ciceron al retirarse de Roma, página 7.—<br />
Dificultados que se habrían opuesto, sin duda, á su condenacion<br />
legal, 8.—No fié desterrado en virtud de un proceso<br />
legal, 10.—Demolicion de las casas de Ciceron, 11.—Gasa de<br />
Ciceron en el monte Palatino, 12,—Su qu i nta en Tnsculum,<br />
13.—Triunfante carrera de I6.—?,oncede provincias<br />
á Pison y á Gabinio, 17.—Intriga para alejar á Caton de Ro-<br />
18.—Mision propu esta para privar do su reino á Tolomeo,<br />
re reyde<br />
Chipre, 19.—Esta es confiada al fin á Caton, 20.<br />
—La ejecu'a con mo , leracion y estricta integridad, 21.—El<br />
rey de Egipto solicita la intervencion de la Reptiblica, 23.<br />
Caton es acompañado en su mision por si sobrino M. Junio<br />
Bruto, 24.--Sur carácter, 25.—Quejes indignas de Ciceron en<br />
el destierro, 26.—Esfuerzos de sus am i gos ea favor suyo.—<br />
Carácter de Atico, 29.—Retrato d Hortensio, 31.—Nulidad<br />
política de las mujeres romanas y su consiguiente seguridad<br />
en tiempo de revolncion. 33.—Grandeza de alma de Terencia,<br />
35.—Fija Ciceron su residencia en Dirrachium, 35.—<br />
Vuélvese Pompeyo contra .Clodio, 37.—Violencia del tribuno.—Eleecion<br />
de cónsules favorables á Ciceron, 37.—Progreses<br />
de la insurreccion y del desórden.—Clodio y Milon,<br />
3K.--Ciceron es llamado del destierro, y vuelve á Roma, 39.<br />
CAPITULO IX.<br />
Nombramiento de Pompeyo pira la mision extraordinaria de<br />
abastep(- 1:3 pá[z.tna 11,—Artitud hostil del Senado<br />
respecto d‹! —El senado nbanilc)na su designio por
1( )<br />
gestion l s del rey de Vgipto p;u .;',,,I.,ciurado en su<br />
reino, 45.--El oráculo sibilino prohibe una expedicion armada,<br />
46.-Grandes rivalidades creada por la competencia por<br />
esta inision, 47.-Violen4'ia de Clodo y de Mnon, 48,-Pompeyo<br />
ambiciona el consulado, 49.-Los ónsule se oponen<br />
enérgicamente á sus planes,i0.-1'osicion crítica de Césarante<br />
la amenaza de su lle,lza á 'Alca y<br />
recibe la visita de miv.Wos. senadores y caballeros, 51.<br />
Efectos de su corrupcion y de sus seduccione,<br />
de los triumviros en laica, donde conciertan su política, 53..<br />
-Conducta equívoca de Ciceron, que abandona á los nobles.<br />
para unirse á los triumviros, 55.-Discurso de Ciceron de<br />
Provineiis Con8ulardpcs, defiende á César y á Pompeyo, y<br />
me venga de Pisen y de Gabinio, 57.-Los cánsules se oponen<br />
al nombramiento de sus sucesores hasta la conclusion<br />
de su cargo, 59.-Poropeyo y Craso consiguen ser elegidos<br />
para el consulado. valiéndose de la violencia, ,60.-Pompeya<br />
compara su posicion con la de (;asar, y medita un cambio de<br />
política, 61.-Ley de Trebonio para conferir las provincias<br />
á Pompeyo y á C/ aso.-Envidia de los partidarios de C4ésar,<br />
63.-El partido senatorial combate una ley para prolongar<br />
el mando de César por cinco años„ 64.-El pueblo impone<br />
la ley á Viva fuerza, 65.-Consecuencias desastrosas<br />
para Pompeyo de estos desórdenes, 67.-Pompeyo trataba<br />
de captarse el favor de la plebe.-Su magnífico teatro, 67.<br />
Permanece Pompey o en Italia y gobierna su provincia por<br />
medio de sus lugartenientes, 69.-Decretos sobre leyes suntuarias,<br />
y sobre la capacidad ne(-"esaria para el cargo de<br />
juez, 70.-Situacion política de Ciceron: su alianza con los<br />
triumviros y su hipócrita reconciliacion con Craso, 71.-<br />
Sus recursos intelectuales, 73.-Actos de Gabinio en su gobierno<br />
de Sria, 74.-Gabinio resuelve restablecer á Ptolomeo<br />
Auletes en el trono de Egipto, 75.-Beinaba entónces<br />
en Alejandría Berenice, hija de Ptolomeo. 76.-Gabinio restaura<br />
á Ptolomeo, el cual mata á su hijo, 77.-Alarmas supersticiosas<br />
de la p l ebe romana, 78.-Craso reemplaza á<br />
Gabinio en su provincia, 79... •--Se le amenaza con la acusacion,<br />
80.-Regresa á Roma y es acusado de majestas: pero<br />
absuelto, 81.-Gabinio es acusado de violencias en su gobierno;<br />
le defiende Ciceron, pero es condenado y desterrado.<br />
83.-Ciceron se alfa con los triumviros y finge mucha<br />
amistad con Craso, !-5.-Ciceron defiende á Mesio y Vatinio,<br />
hechuras de César y de Pompeyo„ 86.-Su apología por su<br />
linea de conducta seguida en aquellas circunstancias, 87.-<br />
Es aniquilado el poder de los nobles como clase, por los<br />
enormes recursos de los individuos dentro del Estado, 88.-<br />
Conducta corruptora de los candidatos consulares para el<br />
año, 89.-El Senado propone que se les someta á ,juicio, 90.<br />
-Se suspenden las elecciones por intervencion de un tribuno,<br />
91.-Muerte de Julia en el verano del año 700, 91.
39n --<br />
CAPITULO YL<br />
Estado de las Galias al empezar el año 699, página 95.-Movimientos<br />
de los Usipetas y Tentcros, 96.-César marcha al<br />
encuentro de las tribus invasoras, 98.-Conferencia César<br />
con los invasores germanos, 100.-Gran batalla entre los<br />
Romanos y Germanos: derrota total de éstos, 101.-Traicion<br />
imputada á César en el Senado.-Caton propone que se<br />
1e entregue al enemigo, 104.-Verosimilitud del relato de<br />
César, 105.-César proyecta una excursion á Germania, 10e.<br />
-Rápida campaña al otro lado del Rhin, 107.-César se informa<br />
del carácter y condicion de los Bretones, 108.-Su.<br />
proximidad á la Galia era peligrosa para la seguridad de las<br />
conquistas romanas, 110.-César se prepara á invadir la<br />
Bretaña, 112.-Atraviesa el estrecho por Douvres, 112.-<br />
Desembarco de los Romanos,„115.-Graves averías que experimentó<br />
su flota en la marea alta, 116.-E1 ejército romano<br />
se ve acosado por los Bretones, 117.-César regresa á la<br />
Galia ántes del equinocio, 118.-Operaciones del resto del<br />
año.-César marcha á Iliria, 118.-Grand es preparativos<br />
para una segunda invasion de la Bretaña en la primavera,<br />
120.-Intrigas de Dumnorix. 121.-Huye del campamento,<br />
pero es perseguido y muerto, 122.-Cesar desembarca., en.<br />
Bretaña sin oposicion, 122.-Mandados los Bretones por<br />
Calsivellaum, oponen una heróica resistencia, 124.-Los<br />
Bretones defienden la línea del Támesis, 125.-Triunfos<br />
parciales de César en Bretaña, 126.-Acepta la promesa de<br />
un tributo y regresa á la Galia, 127.-Espíritu general de<br />
hostilidad en la Galia, 128.-Son diseminadas las fuerzas<br />
romanas en una extension demasiado vasta, 129.-Rebelion<br />
de los Belgas, 130.-Astucia y valor de Ambiorix, 131.-<br />
Los Eburones destruyen dos legiones romanas, 132.-Ataque<br />
del campamento de Q. Ciceron, 133.-Retrato de Q. Ciceron,<br />
133.-Su valerosa defensa, 135.-Ciceron se salva con la<br />
llegada de César, 137.-César permanece todo el invierno en<br />
el Norte de la Galia, 137.-Los Galos atacan el campamento<br />
de Labieno.-La muerte de Indutiomar disuelve la confederacion,<br />
138.-César saca grandes levas suplementarias para<br />
su sexta campaña, y pide prestada una legion á Pompeyo,<br />
139.-César castiga á los Treviros y Menapianos, y pasa el<br />
Rhin, 140.-César ofrece el saqueo del país de los Eburone.s<br />
á las tribus vecinas, 142.-Reflexiones sobre este acto de<br />
severidad, 144.-Cómo entendían los Romanos las leyes de<br />
la guerra. 144.-En resúmen, los Romanos eran más humanos<br />
que los bárbaros, 146.-Los Germanos atraviesan el<br />
Rhin para saquear el país de los Eburones, 14" r. Se deciden<br />
á atacar el acantonamiento de Aduatuca, 148. Fracaso de
Q.11<br />
e )49_<br />
los Germanos eu su empresa, 149.-César abandma la Galia<br />
para marchar á Italia, al concluir su sexta campaña, 149.-<br />
Muerte de Julia.-Su importancia política ; 150.-Muerte de<br />
Craso y :le Ciodio, 151.<br />
CAPÍTULO XI.<br />
Origen de la monarquía de los Parthos, página 153.-Córte de<br />
los Parthos en Seleucia, 155.-Dinastía de los Arsácida3,<br />
odiosa á sus súbditos persas, 157.-Craso parte para una<br />
expedicion contra los Parthos, I 58.-Craso pasa el Eufrates<br />
y consigue algunos triunfos poco importantes, 162.-<br />
Embajada de los Parthos y reto mútuo; 163.-Opinion de<br />
Casio v Artabazes respecto al plan de campaña, 165.<br />
Divers-os caminos que se ofrbeían á la eleccion de un ejército<br />
invasor, 166 .-Desaliento del ejército romano, 168.-Preparativos<br />
de los Parthos, 169.-Estratagema de los Parthos<br />
para engañar al enemigo, 170.-El general partho Surena,<br />
170.-El ejército romano es engañado por la perfidia de<br />
Abgarus, 172.-Dificultades geográficas de la línea de marcha<br />
de Craso, 173.-Batalla entre los Romanos y los Parthos,<br />
175.-Muerte del jóven Craso y retirada de los Romanos,<br />
175.-Los Romanos buscan un refugios en Charras, 177.<br />
El ejército romano abandona á Charras y se dispersa en varias<br />
direcciones, 177.-Estratagema de Surena para atraer<br />
á Craso á una conferencia, 178.-Se empeña una lucha en<br />
que perecen Craso y Octavio, 179.-Los Parthos divierten<br />
á sus súbditos con el espectáculo de un triunfo irrisorio,<br />
180.-Ultrajes cometidos con los restos (le Craso, 181.-Reflexiones<br />
sobre la muerte de ambos Crasos, 182.--Interregno,<br />
los tribunos impiden la eleccion de los cónsules, 183.<br />
Pompeyo interviene al fin y se eligen los cónsules, 185.-<br />
Conviceion general de la necesidad de un dictador, 186.-Solamente<br />
se retrasa esta medida por el recuerdo de las proscripciones<br />
de Sila, 187.--Egoismo y ceguedad de ta oligarquía,<br />
189.-El nombramiento de cónsules no restablece la<br />
tranquilidad, 189.-Disputa entre Clodio y Milon:-Muerte<br />
de Clodio, 171.-Insurreccion é incendio en la ciudad, 191.-<br />
Comision nombrada para el proceso de Milon. Se pone en<br />
manos de Pompeyo la esencia de la dictadura, 192.-Se<br />
nombra á Pompeyo único cónsul, 193.-Proceso de Milon:<br />
intimidacion de sus abogados, 193.-Milon marcha al de.stierro.<br />
Discurso de Ciceron Pro Milone, 194.<br />
CAPÍTULO XII.<br />
Política conciliadora de César respecto de los Estados conquistados<br />
en las Galias, página 196.-Disposiciones favorables<br />
de las democracias galas respecto de César, 198.-Cé-
395<br />
sar prodiga los tesorl)s de la enriquece á sus partidarios<br />
y embellece la ciudad, 199.-Embriaguez del pueblo<br />
de Roma con las victorias de César, 20J.-Los Galos se lisonjean<br />
con la esperanza de recobrar su indipendeneia ' 901.<br />
-Los Galos forman una gran confederacion bajo el mando<br />
de Vereingetorix, 202: -Energía y decision de 'César, 204.-<br />
Llega á los cuarteles de su ejército, le conduce al país de<br />
los Carnutos y toma á Genabum, 206.-Vercingetorix exhorta<br />
á los Galos á que varíen su plan de campaña, 207.-<br />
Consienten en destruir suS ciudades, pero acuerdan conservar<br />
á Avaricum, 209.-Toma de Avaricum por los Romanos,<br />
209.-Vercingetorix reanima el valor de los Galos; 211.<br />
-Conducta vacilante de los Eduos y discordias entre ellos:<br />
intervencion de César, 211.-César penetra en el país de los<br />
Arvernos y pone sitio á Gergovia, 213.-Los Eduos so sublevan,<br />
matan á los residentes romanos, se someten y son<br />
perdonados, 214.-Combate ante los muros de Gergovia.-<br />
Derrota de César, 215.-César se retira á sus cuarteles de<br />
BéMea, 218.-Operaciones afortunadas de Labieno, 220.-<br />
Grandes preparativos por ambas partes, 221.-César se retira<br />
de Bagica á través de la provincia, 222.-Se empeña<br />
una gran batalla: riesgo personal de César, 223.-Derrota<br />
de los Galos, 224.-César resuelve audazmente atacar á los<br />
Galos en su campo fortificado de Alesia, 225.-Bloquea al<br />
enemigo: exasperacion de los dos ejercites, 226.-Los Romanos<br />
vencen en una escaramuza de caballería y mantienen<br />
el bloqueo. Desesperacion de los Galos, 227.-Los Romanos<br />
son atacados por retaguardia por un ejército galo, pero lo<br />
rechazan y dispersan. 2M-Vereingetorix ofrece sacrificarse<br />
por su 'país, 229.-Se entrega á. César, 230.-Rigor de César<br />
y suerte cruel de Vereingetorix, 231.-Rebeliones posteriores<br />
en algunas comarcas de la Galia. Octava y última<br />
campaña de César, 232.-César derrota á los Belovacos y<br />
acepta su sumision, 233.-Nueva derrota de los Treviros y<br />
de los Eburones: vence una rebelion de los Pictones, 234.-<br />
Toma de Uxelodunum, última plaza fuerte de los Galos,<br />
935.-César trata al "enemigo con severidad. Pacificacion<br />
final de la Galia, 236.-Descripcion que hacen los escritores<br />
antiguos del estado á que quedó reducida la Galia, 237.<br />
CAPITULO XIII<br />
Paralelo entre Pompeyo y Sila, página 240.--Reformas introducidas<br />
por Pompeyo, 242.-Su conducta al frente de los<br />
negocios, 244.- Buenos resultados de su administracion,<br />
246.-Descontento Pompeyo de su posicion busca la alianza<br />
de la oligarquía, 248.-Se casa con Cornelia y asocia á su pa.dre<br />
Escipion en el consulado, 249.-Conducta inconsecuente<br />
v arbitraria de Pompeyo, y su deslealtad con César, 249.-<br />
'Crítica posicion de César, 251 .-Intriga para que se le per-
to opta al consulado, aunque ausente todavía de la ciudad,<br />
252.-Restablece Escipion la autoridad de los censores,<br />
253.-Cónsules para el ano '703, M Claudio Marcelo y Servio<br />
Sulpicio Rufo. Derrota de Caton, 254.-Actividad de<br />
Ciceron como abogado defensor, 255.-Su adhesion á Cuv<br />
esperanzas que concibe sobre él, 253.--Ciceron ob-<br />
I lene vun puesto en cl colegio de los Augures, 257.-Acepta<br />
ton repugnancia el gobierno de la Cilicia, 258.-Estado de la<br />
258.-Casio rechaza las invasiones de los Parthos,<br />
261.-Hazañas militares y administracion civil de Ciceron,<br />
269.-Estado de los partidos durante el consulado de Sulpidio<br />
y de M. Marcelo, 263.-Se renuevan las intrigas para<br />
privar á César de su provincia. 265.-Se elige tribuno al .jóven<br />
Curion, 265.-Decreto de M. Marcelo sobre coneesion<br />
de las provincias, dirigido expresamente contra César, 266.<br />
-Se desaprueba el decreto por el partido moderado, pero<br />
le apoya Pompeyo, 266.-M. Marcelo insulta á César maltratando<br />
Galo transpadano. 268.-Peligro supuesto de<br />
posic ion de César en la. Galia, 269.-Ponapeyo cae enfermo<br />
en Nápoles, 270.-Entusiasmo de los Italianos por su resta-<br />
Mecimiento, 272.-César trata á los Galos con dulzura, 272.<br />
-César se conciba á los parciales del Senado en la provincia,<br />
275.-César interesa en su favor el espíritu militar de<br />
102 Galos. Composiieion de sis legiones, 277.-Legion gala<br />
de Cés ar llamada Alauda, 279.-Carácter y conducta de C.<br />
Eseribonio Curion (704 A. de la C.) L. Emilio Paulo y Claudio<br />
Marcelo, cónsules. 280.-El Senado requiere á la vez á<br />
Pompeyo y á César para que entreguen una legion, 282.kpio<br />
Claudio ofende á algunos miembros del órden senato<br />
ria.l con la severidad que despleg,a en la censura, 283.-<br />
Tentativa abortada de expulsar á Curion del Senado.-Marcelo<br />
y los oligarcas llaman á Pompeyo en su auxilio, 284.-<br />
Fatuidad de la oligarquía, 286.-Recibimiento triunfal de<br />
César en la provincia cisalpina, 287.-Entusiasmo de los veteranos<br />
de César, 288.-César se dirige á Rávena de donde<br />
e retira Curion, 289.--Descontento de los nobles por la<br />
inaccion. Pompeyo, 290.-Regreso de Ciceron á Italia.<br />
(Enero del A. 704 de la C.; 50 antes de J. G).-Cónsules C.<br />
Claudio Marcelo; L. Cornelio Léntulo Crus.-Celebra una<br />
conferencia con Pompeyo sobre el estado de los negocios,<br />
292.-César envía á Curion á Roma para proponer un arreglo,<br />
293.-El Senado rechaza los ofrecimientos de César y<br />
le requiere para que resigne el mando, 294.-Abandonan<br />
Tribunos la ciudad y se refugian en el campo de César, 295.<br />
CAPITULO XIV<br />
E,'xito de las enérgicas medidas del Senado. (A. 705, de la C.;<br />
49 antes de J. C.), 296.-Los cónsules pasan revista á sus<br />
fuerzas en la perspectiva de una guerra, 298.-Reparto de
)IN<br />
e ›t'l<br />
las provincias a los jefes del Senado, 300 .-Leva y c.ontribucion<br />
en metálico con requisas arbitrarias, 301.--César<br />
arenga á sus tropas y les manifiesta sus agravios, •302.-César<br />
se prepara á invadir la Italia, 301.-Paso del Rubieon,<br />
305.-Consternacion en la ciudad, 307.-Los jefes del Senado<br />
evacuan á Roma, :409.-Las calumnias de que César es<br />
objeto alejan de su causa á muchos hombres de rectas intenciones,<br />
311.--Falta politica cometida por los nobles al abandonar<br />
á Roma, 315.--Pompeyo negocia con César con el objeto<br />
de ganar' tiempo, 316.-Defeceion de Labieno, 317.-<br />
Avanza César y se apodera de Gubio, Arrezzo y Oximo, 319.<br />
---El Senado plantea nuevas negociaciones y disuelve el<br />
cuerpo de gladiadores pagado por César en Capua, 320.-<br />
Pompeyo retrocedo sobre Lliceria„ 321.--Domicio se detiene<br />
en Cortinium, 322.-César sitia á Corft1 que se entrega. 324„<br />
César concede la vida y la libertad á Donticio y á los jefe,<br />
Dompev nos, 326.-Importantes efectos de esta clemencia,<br />
327.---u clemencia contrasta favorablemente con las feroces<br />
amenazas de sus adversarios, 328.-Peanpe3, 7o se retira<br />
Brindis y se prepara á pasar á Epiro, 329.-Pompeyo evacua<br />
á Brindis y huye de Italia, 330.-Rapidez de los triunfos<br />
de César, 332.:-Inalignacion que causa en los nobles la.<br />
conducta de Pompeyo, 333.-Exp icacion de la política secreta<br />
de Pompeyo al abandonar Italia. 335.-Contraste entre<br />
las regiones orientales y occidentales del imperio, 335.-<br />
España era la más romanizada de todas las provincias, 336.<br />
--Progre sos de la influencia romana en la Galia, 338.-Las<br />
provincias orientales son indiferentes en cuanto al principio<br />
que se debate en la guerra civil, y no miran más que á la<br />
persona de los jefes, 339.-Pompeyo se pone al frente de<br />
ellas para contrabalancear la autoridad del Senado, 311.-<br />
Con este prop(sito abandona Pompeyo á Italia y descuida<br />
España, 342.-Pompeyo se sobrepone á los jefes (le su partido<br />
v deel .1ra la. guerra á Roma 313.<br />
CAPItTULO XV.<br />
El abandono de Italia por los cónsules da G¿aar una fan<br />
fluencia moral, 345.-Arroja de Cerdena y Sicilia las ftmzas<br />
del Senado, 340.-Procura enseguida tener una entrevista<br />
con Cieeron, 348.-César reune un S anado. Estudiada<br />
moderacion de su conducta, 349.-Dificultades para satis-íácer<br />
las exigencias de sus soldados, 350.-César saquea<br />
tesoro sagrado del templo de Saturno, 351 -Marsk_dla<br />
declara en favor del partido de Pompeyo, 353.--Domicio Se<br />
retira á Marsella. ►54.-César abandona á Roma para atacar<br />
á los lugartenientes de Pompeyo en España, 355.-Llega<br />
César delante de Marsella, que le cierra sus puertas In<br />
recibe á Domicio, :57.-Cé3ar deja á sus lugartenient(-7;a<br />
para someter á Marsella; y so ,apresura llegar *
— 398<br />
Afranio y Petreyo, IG..4artenientes de<br />
Pompeye. 358.—Se preparan para combatir á César, 360..<br />
Camino militar á través de los Pirineos, 36I.—Rumores de<br />
la impopularidad de Cesar en Roma y en Italia, 363.—Importancia<br />
de esta campaña bajo el punto de vista militar,<br />
365.—CtSsar atrinchera su campo delante de la posicion del<br />
enemigo, 36 5.----Maniobras de los ejércitos enemigos, 368.—<br />
Ambos partidos se atribuyen la victoria, 370.—Un repentino<br />
desbordamiento del rio rodea las posiciones de Cesar,<br />
37I.—Los refuerzos de Cl,ésar se ven detenidos al otro lado<br />
del rio, 37?.—Temeridad de los afranianos en su esperanza<br />
de aniquilar á César, 373.—César restablece sus comunicaciones<br />
por medio de barcas, 374.—D. Bruto, lugarteniente<br />
de César. consigue una victoria naval contra los Marselleses,<br />
375.—Desaliento de los afranianos, 376.--Los afranianos<br />
se disponen á evacuar á Ilerda, 377.—Operaciones de<br />
César para paslr el rio y cortarles la retirada, 377.—Los<br />
Afranianos se retiran; persiguenlos los Cesarianos y se entabla<br />
la lucha, 379.—César simula un ataque y maniobra<br />
para interceptar la marcha del enemigo, 381.—César mantiene<br />
en jaque á los Afranianos, pero no consiente que rus<br />
soldados combatan con ellos, 38?.--Se entablan conferencias<br />
entre los soldados de ambos ejércitos, 384.— Petreyo<br />
se interpone violentamente y rompe toda negociacion entre<br />
385.—Ferocidad de Petreyo, 386.—Los afranianos se<br />
ven obligados á retfoceder hacia Ilerda, 387.—Los ejércitos<br />
e forman en batalla uno enfrente de otro, 387.—Los<br />
t"Jelltes pompeyanos ven pree5ndos á capitular, 388.
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