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3:12 Así dice el SEÑOR: Como el pastor rescata de la boca<br />
del león dos patas o un pedazo de oreja, así serán<br />
rescatados los hijos de Israel que moran en Samaria, en la<br />
esquina de una cama y en el damasco de un sofá.<br />
3:13 Oíd y testificad contra la casa de Jacob --declara el<br />
Señor DIOS, el Dios de los ejércitos.<br />
3:14 Porque el día que yo castigue las transgresiones de<br />
Israel, castigaré también los altares de Betel; los<br />
cuernos del altar serán cortados y caerán a tierra.<br />
3:15 Derribaré también la casa de invierno junto con la casa<br />
de verano; también perecerán las casas de marfil, y muchas<br />
casas serán destruidas --declara el SEÑOR.<br />
Este sermón tiene una introducción que está en los dos primeros versos,<br />
“Oíd esta palabra que el SEÑOR ha hablado contra vosotros, hijos de Israel, contra<br />
toda la familia que hizo subir de la tierra de Egipto, diciendo: Sólo a vosotros he<br />
escogido de todas las familias de la tierra; por eso os castigaré por todas vuestras<br />
iniquidades.”<br />
Con esta introducción el expositor llama la atención de sus oyentes con un<br />
verbo en imperativo, lo que implica una obligatoriedad, además expresa que las<br />
palabras quien la está hablando es el Señor, lo que indica la importancia que<br />
tenían que prestarle sus interlocutores, captando de esta manera, su disposición<br />
para oír. Les recuerda un acontecimiento histórico que marcó a la nación, la<br />
manera como Dios les dio la libertad de la esclavitud de los egipcios. Además les<br />
recuerda la exclusiva elección que Dios hizo de todas las familias de la tierra. Por<br />
estas razones Dios tenía el derecho de castigarlos como lo iba a hacer.<br />
Inmediatamente a partir del verso tres comienza hacerse varias preguntas<br />
lógicas, cuya respuesta, obviamente tenían que ser: “claro que no es posible”,<br />
para que el pueblo entendiera que de igual manera no era posible que Dios<br />
hiciera algo sin antes revelarlo a sus siervos los profetas. Continúa diciendo que si<br />
Dios ha hablado, entonces tenía que haber profecía. Lo que el profeta Amós está<br />
tratando de ilustrar es que lo que él está haciendo no es por iniciativa propia sino<br />
que viene directamente de Dios, por lo que sus oyentes tenían que darle<br />
importancia a ese mensaje divino.<br />
En el verso nueve se usan de nuevo el verbo en imperativo, diciendo que<br />
había que proclamar obligatoriamente lo que estaba sucediendo en Israel, con los<br />
grandes tumultos y la opresión que había en la ciudad de Samaria. Esta situación<br />
no podía ser callada, había que ir a ver esto.<br />
Continua diciendo desde el verso diez hasta el once, que no saben hacer lo<br />
recto y lo que están es acumulando violencia y destrucción en sus palacios, por<br />
esta razón hay un enemigo que está rodeando la tierra y echarán abajo su poder y<br />
serán saqueados sus palacios. El verso trece expresa de una manera dramática<br />
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