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CÓMO LEER E INTERPRETAR EL LIBRO DEL ... - MINTS español

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Reacción y compromiso de Isaías<br />

Tenemos en la primera lectura la descripción de una visión extraordinaria que ha tenido<br />

el profeta Isaías. Tal fue el impacto que recibió que confiesa su falta: "Ay de mí, estoy<br />

perdido, porque soy un hombre de labios impuros" (Is. 6:5).<br />

¿De qué se arrepiente Isaías? Hay algunos expertos en las Sagrada Escritura que opinan<br />

que tal vez el profeta no había hablado con claridad al pueblo, que se había mantenido<br />

callado aún cuando el pueblo no hacía caso de Dios. Nos podemos preguntar: si el<br />

profeta no habla, ¿quién recordará al pueblo su mala conducta? ¿Qué hacemos nosotros<br />

en medio de una cultura de muerte? ¿Qué decimos ante tanto abuso y violencia?<br />

¿Levantamos nuestra voz ante la injusticia contra el inmigrante? ¿Se oye nuestra voz<br />

comunitaria y personal ante tanto ataque a los valores de la familia cristiana? ¿Cuáles<br />

son nuestras objeciones hacia una sociedad hedonista, adoradora de un consumismo<br />

devorador y olvidadizo de esos valores evangélicos sobre la que fue establecida?<br />

Debemos anunciar la gracia en Cristo y la justicia por el pecado.<br />

Isaías se arrepiente de su pecado de omisión, hasta tal punto que cuando oye la voz del<br />

Señor, quien pensando en voz alta se pregunta a sí mismo sobre qué emisario podría<br />

enviar para que se oiga de nuevo su voz, el profeta responde: "Aquí me tienes, mándame<br />

a mí" (Is. 6:8).<br />

Nueva vida por gracia divina<br />

¡Qué cambio tan extraordinario! ¡Qué grande es la misericordia de Dios! Isaías pecó,<br />

pero no por eso Dios lo abandona, sino que en cuanto es consciente de su descuido<br />

pecaminoso, se arrepiente. Ante su disposición de servir, con un corazón arrepentido, el<br />

Señor lo purifica y envía. La misión se ha de cumplir y el Señor nos usa de acuerdo a su<br />

voluntad y a las capacidades de las que nos ha dotado, para que anunciemos su Palabra<br />

a quienes están en graves tinieblas. Por la responsabilidad que Él mismo imprime en<br />

nuestra vida, como lo manifiesta la actitud del profeta, se ve desarrollado y cumplido el<br />

plan de Dios. Isaías, una vez purificado de su pecado oye con claridad la voz de Dios y<br />

responde con generosidad.<br />

El mismo tema del llamado y la respuesta la encontramos de manera plena y sin excusas<br />

en el ejemplo de Cristo que en todo lugar y a todas horas cumple con su misión de<br />

anunciar el Reino. Vemos también, en este caso, la pobreza de la experiencia humana<br />

comparada con la sabiduría y el poder divino.<br />

Los apóstoles, pescadores de oficio, han hecho todo lo que podían y sabían para<br />

conseguir unos peces, venderlos en el mercado y conseguir un dinero para poder<br />

mantener a sus familias y el pequeño negocio. Dice el patrón de la barca que no ha<br />

conseguido nada en toda la noche. Sin embargo, no quiere desairar al Maestro y cumple<br />

con lo que el Señor le dice: "pero porque tú lo mandas echaré las redes" (Lc. 5:5). Así<br />

lo hizo y el premio no se hizo esperar: "pescaron tanto que las redes estaban para<br />

romperse" (Lc. 5:6). Jesús aprovecha el momento y en medio de este éxito les invita a<br />

un cambio, a seguirle. Ellos "lo dejaron todo, y siguieron a Jesús" (Lc. 5:11).

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