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CÓMO LEER E INTERPRETAR EL LIBRO DEL ... - MINTS español

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El profeta, por ser un hombre bien relacionado y de una vasta cultura, se encuentra<br />

familiarizado con el templo, el ambiente de la corte y los círculos aristocráticos de la<br />

nación. Pese a que vivió en Jerusalén, permanentemente, habla de naciones extranjeras.<br />

Entre ellas, habla del Líbano, de Siria, de Filistea, y sobre todo de las dos potencias<br />

rivales: Egipto y Asiria. Además, conoce las grandes tradiciones religiosas de su pueblo<br />

y las demandas morales y religiosas de Dios para sus llamados<br />

(www.historiarte.net/israel/isaias)<br />

Realidad ética y moral de Israel<br />

Con relación a la realidad espiritual de finales del siglo octavo, se puede hablar de una<br />

pujanza material y económica, la cual corría paralela a la degradación moral en Israel y<br />

Judá. La riqueza auspició una aristocracia nacional, la cual encontraba en la religión una<br />

fuerte incomodidad e imposibilidad plena para sus manejos y ambiciones (Is. 5:8). En<br />

esa época se había instalado el desprecio generalizado por la religión de Jehová (2 Ry.<br />

15-17; 2 Cró. 26-28). Contra esa radiografía nacional, se hace más contundente y<br />

oportuna las palabras de Amós y Oseas en el Norte y de Isaías y Miqueas en Judá. Las<br />

voces de Dios por medio de los profetas, son una nota de esperanza y acompañamiento<br />

de Dios para su pueblo y un anuncio de juicio y castigo para los enemigos y rebeldes<br />

pecadores.<br />

La condición política imperante se caracterizaba por la explotación de los pobres, la<br />

injusticia de los jueces contra los débiles (Is. 5:23) y el culto de Jehová contaminado de<br />

prácticas idolátricas. Un manto de inmoralidad se extendía por el pueblo. Los ritos<br />

culticos externos y vacíos habían sustituido en general, los deberes del Sinaí, la justicia<br />

y el espíritu interior. Pensaron que las ceremonias y los gestos litúrgicos agradaban a<br />

Jehová (Is. 1:10). Las jerarquías religiosas y los sacerdotes contemporizaron con la<br />

decadencia moral. La situación era más grave en Israel que en el sur; la posición<br />

geográfica de Judá y sus tradiciones religiosas la defendieron mejor de la influencia<br />

cananea.<br />

Esta clara descripción moral y conductual del pueblo, es una radiografía potente de la<br />

realidad que afronta la nación de Israel, en sus distintos reinados. Además,<br />

contemporiza idénticamente con la condición actual de los pueblos y lo que es más<br />

doloroso, con la realidad del pueblo de Dios. De esta forma, podemos identificar las<br />

realidades éticas y morales y los desafíos bíblicos de Isaías para la nación de Israel,<br />

como altamente aplicables y predecibles de las condiciones que afrontamos en nuestros<br />

contextos actuales.<br />

Todo lo anterior, pone en evidencia profética el inminente derrumbe de la prosperidad y<br />

la gloria nacional ante la amenaza de Asiria sobre Judá. Isaías, tuvo que asistir a la ruina<br />

del reino del norte y a la invasión de su patria por ejércitos asirios. No obstante, la<br />

verdadera amenaza de la que era objeto Judá no era la destrucción física o la invasión<br />

Asiria, si no la destrucción moral y la invasión de prácticas contrarias a los cánones<br />

divinos. La avaricia, hipocresía e injusticia, fustigadas por Amós en Israel, minaban<br />

aceleradamente la vida e integridad espiritual del reino de Judá<br />

(www.autorescatolicos.org/camilovalverde).

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