Ellis, Bret Easton -Los Confidentes _C1234_[rtf].rtf - Jack Kerouac
Ellis, Bret Easton -Los Confidentes _C1234_[rtf].rtf - Jack Kerouac
Ellis, Bret Easton -Los Confidentes _C1234_[rtf].rtf - Jack Kerouac
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
—Déjalo, Raymond —vuelvo a decir yo. —¿De qué hace un año? —dice Dirk, mirando por fin a<br />
Raymond.<br />
Dirk.<br />
—Ya lo sabes —dice Raymond—. Ya lo sabes,<br />
—No, no lo sé —dice Dirk—. ¿Por qué no nos lo cuentas? Venga, dínoslo.<br />
—Yo no tengo nada que decir —murmura Raymond.<br />
—Chicos, sois unos carapijos totales —dice Graham, jugueteando con un colín. Se lo ofrece a<br />
Dirk, que lo rechaza con la mano.<br />
—Nada de déjalo, Raymond —dice Dirk—. Lo sacaste a relucir tú. Ahora cuéntalo, maricón.<br />
—Diles que se callen —me dice Graham.<br />
—Ya lo sabéis —dice débilmente Raymond.<br />
—Cierra el pico —digo yo, con un suspiro.<br />
—Cuéntaselo, Raymond —dice Dirk, desafiante.<br />
—Desde que Jamie... —a Raymond se le quiebra la voz. Rechina los dientes, luego nos vuelve<br />
la espalda.<br />
—¿Desde que Jamie qué? —pregunta Dirk, alzando la voz, que se hace más aguda—. ¿Desde<br />
que Jamie qué, Raymond?<br />
—Chicos, sois unos carapijos totales. —Graham se ríe—. ¿Por qué no te callas?<br />
Raymond susurra algo que no podemos oír ninguno de los demás.<br />
—¿Qué? —pregunta Dirk—. ¿Qué has dicho?<br />
—Desde que murió Jamie —admite Raymond por fin, entre dientes.<br />
Por algún motivo esto cierra la boca a Dirk, que se echa hacia atrás, sonriendo, mientras el<br />
camarero trae la comida a la mesa. Yo no quiero garbanzos en la ensalada y ya se lo había<br />
advertido al camarero cuando pedimos, pero parece inadecuado decir nada. El camarero coloca<br />
un plato de mozzarella marinara delante de Raymond. Este clava los ojos en ella. El camarero se<br />
marcha, vuelve con la bebida. Raymond sigue mirando fijamente la mozzarella marinara. El<br />
camarero pregunta si está todo a nuestro gusto. Graham es el único de nosotros que asiente con<br />
la cabeza.<br />
—Él siempre pedía esto mismo —dice Raymond.<br />
—Por el amor de Dios, tranquilízate —dice Dirk—. ¿Qué más da? Pide algo distinto. Pide orejas<br />
de mar, por ejemplo.<br />
—Las orejas de mar están muy buenas —dice el camarero, antes de irse—. Y también las uvas<br />
de mar.<br />
—Me parece increíble que te comportes de este modo —dice Raymond.<br />
—¿De qué modo? ¿Es porque no me comporto como tú? —Dirk agarra el tenedor, luego lo<br />
suelta por tercera vez.<br />
—No, me parece increíble que te comportes así, como si todo esto te la sudara —dice<br />
Raymond.<br />
—Puede que sí. Jamie era un gilipollas. Un tío simpático, pero también un gilipollas, ¿vale? —<br />
dice Dirk—. Y ahora vamos a dejarlo. No merece la pena seguir con ello.<br />
—Era uno de nuestros mejores amigos —dice Raymond con aires de acusación.<br />
—Era un gilipollas y no era uno de mis mejores amigos —dice Dirk, riendo.<br />
—Tú eras su mejor amigo, Dirk —dice Raymond—. No hagas como si no lo hubieras sido.<br />
—Me menciona en su agenda... cojonudo. —Dirk se encoge de hombros—. Por eso es. —Pausa—