Ellis, Bret Easton -Los Confidentes _C1234_[rtf].rtf - Jack Kerouac
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—No está en casa.<br />
—Déjame hablar con él, Elena —repito.<br />
—No está en casa.<br />
—Ya he hecho las reservas. ¿Es que no sabes lo difícil que resulta conseguir habitaciones en el<br />
puñetero Mauna Kea durante el Día de Acción de Gracias?<br />
—Sí, lo sé.<br />
—Va a venir, Elena, tanto si quiere como si no.<br />
—Oh, Les, por el amor de Dios...<br />
—¿Por qué no quiere venir? —pregunto.<br />
Elena hace una pausa.<br />
—No cree que lo vaya a pasar bien.<br />
—No quiere porque yo no le gusto.<br />
—Maldita sea, Les, deja de sentir compasión por ti mismo —dice ella, aburrida—. Eso no es...<br />
verdad.<br />
—¿Entonces qué es lo que pasa?<br />
—Lo que pasa es...<br />
—¿Lo que pasa qué es? ¿Qué demonios es lo que pasa, Elena?<br />
—Lo que pasa es que... probablemente se sienta incómodo porque... —Elena pronuncia el<br />
resto de la frase con mucho cuidado— vayáis solos los dos cuando nunca habéis estado fuera de<br />
aquí solos.<br />
—Quiero llevarme a mi hijo a Hawai un par de días, sin sus hermanas, sin su madre —digo yo,<br />
y luego—: Por Dios, Elena, nunca nos vemos.<br />
—Me hago cargo, Les, pero ya tiene diecinueve años, por el amor de Dios —dice ella—. Si no<br />
quiere ir contigo yo no puedo obligarle a...<br />
—No quiere ir porque yo no le gusto —digo, en voz muy alta, interrumpiéndola—. Lo sabes<br />
perfectamente. Yo también lo sé perfectamente. Y estoy completamente seguro de que fue él<br />
quien te obligó a que llamaras.<br />
—Si crees eso de verdad, ¿entonces por qué le quieres llevar? —pregunta Elena—. ¿Crees que<br />
tres días van a cambiar algo entre vosotros?<br />
no.<br />
Vuelvo a doblar otra camisa y la meto en la maleta, luego me siento en la cama.<br />
—Me molesta mucho tener que intervenir en este asunto —dice por fin ella.<br />
—Maldita sea —grito yo—. No debió haberte metido en esto.<br />
—No grites.<br />
—Me la suda. Mañana iré a recogerle a las diez y media tanto si ese hijoputa quiere ir como si<br />
—Les, no chilles.<br />
—Bien, pues no me saques de mis casillas.<br />
—No quiero... —Elena vacila—. Todo esto no me hace ninguna gracia. Preferiría mantenerme<br />
al margen. Me molesta mucho tener que intervenir.<br />
—Elena —le advierto—. Dile que va a venir. Sé que está ahí. Dile que va a venir.<br />
—Les, ¿qué piensas hacer si decide que no va a ir? —pregunta ella—. ¿Matarle?<br />
En el fondo de su casa, en su dormitorio, cierran de un portazo. Oigo suspirar a Elena.<br />
—No me gusta tener que hacer esto. No me gusta tener que intervenir. ¿Quieres hablar con<br />
las chicas?