Ellis, Bret Easton -Los Confidentes _C1234_[rtf].rtf - Jack Kerouac
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—Encantada, mister Price —dice Rachel, tendiéndome la mano.<br />
—Hola, Rachel. —Le estrecho la mano, fijándome en que no lleva las uñas pintadas aunque las<br />
tiene largas y bien cuidadas. Suelto inmediatamente su mano. Ella se vuelve hacia Tim.<br />
—<strong>Los</strong> dos tenéis un aspecto estupendo —dice.<br />
—Tú estás muy guapa —dice Tim, sonriéndole.<br />
—Sí —digo yo—. Muy guapa.<br />
Tim me mira, luego a ella.<br />
—Gracias, mister Price —dice Rachel.<br />
El maître nos acomoda en el exterior. Sopla una cálida brisa nocturna. Rachel se sienta frente<br />
a mí y parece incluso más guapa a la luz de las velas. Tim, recién afeitado, con un carísimo traje<br />
italiano que le compré el verano pasado, con la piel más bronceada aún que la de Rachel, el pelo<br />
peinado hacia atrás, complementa a Rachel de un modo desconcertante, casi como si fueran<br />
parientes. Tim parece cómodo con esta chica y casi me siento contento por él. Yo pido un Mai<br />
Tai y Rachel una Perrier y Tim toma una cerveza. Después de terminar el Mai Tai y de pedir otro<br />
y después de escucharlos a los dos parlotear sobre la MTV, la universidad, los vídeos que les<br />
gustan, una película sobre una chica deforme que aprende a aceptarse a sí misma, me noto lo<br />
suficientemente relajado como para contar un chiste que termina con: «Por favor, ¿podría<br />
enjuagarme la boca?» Como los dos confiesan que no lo entienden y se lo tengo que explicar, lo<br />
dejo correr.<br />
—¿Qué es eso que te pones en el pelo? —le pregunto a Tim.<br />
—Es Tenax, papá. Es un gel para el pelo. —Me mira con gesto de enfado y luego a Rachel, que<br />
me sonríe.<br />
—Era una simple pregunta —le digo, distraídamente.<br />
—¿A qué se dedica, mister Price? —pregunta Rachel.<br />
—Trátame de tú, Rachel —le digo.<br />
—Muy bien ¿A qué te dedicas, Les?<br />
—Me dedico a los negocios inmobiliarios.<br />
—Ya te lo había contado yo —le dice Tim.<br />
—¿Me lo habías contado? —pregunta ella, mirándome sin expresión.<br />
—Sí —dice amargamente Tim—. Te lo conté.<br />
Por fin ella aparta la vista.<br />
—Lo había olvidado.<br />
Una imagen de Rachel, desnuda, con las manos en los pechos, tumbada en mi cama, se<br />
impone, y la idea de tirármela me resulta de lo más atractivo. Tim intenta ignorar que la observo<br />
tan fijamente, pero sé que no me quita ojo y ve que miro atentamente a Rachel. Rachel<br />
coquetea audazmente conmigo y yo no dejo de pensar en si debería coquetear con ella. Traen la<br />
cena. La terminamos enseguida. Después pedimos más copas. Por entonces yo me encuentro lo<br />
suficientemente borracho para acercarme a Rachel y sonreírle sugerentemente. Tim está tan<br />
encogido que parece como si no existiera.<br />
—¿Sabíais que Robert Waters anda por aquí? —nos pregunta Rachel.<br />
—¿Quién? —pregunta Tim, hoscamente.