El Avisador Malagueño REVISTA HISTÓRICO-CULTURAL ONLINE
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EDITORIAL<br />
JESÚS DE NAZARET Y SU FAMILIA<br />
(Comentario de Manuel Martínez Molina)<br />
Según ancestral costumbre, las familias israelitas<br />
se estructuraban de forma jerarquizada, reservando<br />
para el padre o tutor la máxima potestad y<br />
la más alta responsabilidad, siguiéndole la madre<br />
y finalmente los hijos. La devoción cristiana no<br />
se ajusta a este atavismo mosaico, proclamando a<br />
la “Sagrada Familia” en orden inverso al ceremonial<br />
judaico, para elevar a Jesús sobre María, y a<br />
María sobre José, considerando a Cristo como el<br />
mismo Dios hecho hombre, segunda persona de<br />
la Santísima Trinidad y Redentor del mundo.<br />
No nos puede caber duda, de que aquel niño,<br />
tras cumplir su tiempo en el vientre materno<br />
fuera de su hogar, nació en inhabitable ruina de<br />
Belén, fue adorado por magos y pastores, custodiado<br />
por los propios ángeles y sometido a circuncisión<br />
desgarradora, como todos los varones<br />
judíos al nacer, convirtiéndose en emigrante hacia<br />
Egipto, unido a sus padres, conocedores del<br />
peligro que representaba para su seguridad, permanecer<br />
en Nazaret, para instalarse en la ciudad<br />
egipcia de Heliópolis, resistiendo para sobrevivir<br />
en tan extrañas tierras, con José como jornalero<br />
y María ofreciéndose a cualquier colaboración<br />
en tareas domésticas, hasta que muerto Herodes<br />
y los ejecutores de sus desvaríos y atrocidades,<br />
capaces de llevar a cabo la bestial degollación de<br />
más de cien inocentes, la familia del divino niño,<br />
fuera de peligro, retoma el fatigoso viaje hacia<br />
el hogar de su felicidad, la humilde casa y taller<br />
de Nazaret, para sentirse como el hombre más<br />
feliz de la tierra y la mujer más bienaventurada,<br />
reiniciando una nueva vida, con la que el niño<br />
pudiese vivir su natural desarrollo, o como tan<br />
acertadamente relata el cronista: “<strong>El</strong> niño crece<br />
y se robustece lleno de sabiduría, y la gracia de<br />
Dios se manifiesta en él”; apreciación apócrifa,<br />
aunque sin duda cierta.<br />
Reintegrados, de nuevo a su propio hogar, allí,<br />
el Mesías sería contemplado por sus paisanos de<br />
Nazaret, como el nieto de Joaquín y Ana, el hijo<br />
de José para vecinos y allegados, o el niño del carpintero<br />
en boca de los demás, porque sin duda,<br />
Cristo en su adolescencia, junto a su joven madre<br />
María, era el mejor báculo que un padre de familia<br />
ya anciano podía esperar, afanándose ambos<br />
como progenitores ejemplares en la preparación<br />
y formación de aquel jovencito, por lo que es de<br />
suponer, su plena dedicación como auxiliar y<br />
ayudante en todas las tareas que los vecinos encargaban<br />
a José en el taller, dedicando también<br />
mucho de su tiempo, a empaparse de todas las<br />
leyes, tradiciones, costumbres, preceptos y doctrinas<br />
de la tradición hebrea, en continuas visitas<br />
a la sinagoga y al templo.<br />
En su infancia hogareña y de taller, Jesús<br />
es un corazón entusiasmado con la alegría de<br />
palpar los placeres de una familia ejemplar, los<br />
sentimientos del amor sincero, generoso y desinteresado,<br />
a la vez que sus ojos se manifiestan<br />
atentos a cualquier novedad de la carpintería,<br />
tiempo propicio para aprender a andar, leer o<br />
conversar, además de adquirir oficio en el manejo<br />
de las herramientas.<br />
A cuantos nos honran con su lectura, “<strong>El</strong><br />
<strong>Avisador</strong> <strong>Malagueño</strong>” les desea unas próximas<br />
navidades repletas de felicidad, a la vez que un<br />
año 2013 colmado de suerte, alegría, bienestar y<br />
singulares satisfacciones. •<br />
EL AVISADOR MALAGUEÑO | 3