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duro embate contra el latifundio-esclavista, ordena la liberación de los esclavos y cierra
así un proceso que venía gestándose desde 1821.
Este proceso, que intenta liberar la economía de los estrechos marcos heredados de la
vieja y caduca economía colonial, podría considerarse como la primera reforma agraria
de la República. Desafortunadamente, la misma heterogénea conformación del partido
liberal y la lucha de intereses conflictivos en su seno impiden que esta reforma se dirija
frontalmente contra el latifundio, limitando su alcance a ataques indirectos que no
logran más que crearle al latifundio una situación difícil. Pero aun si parcial y tímida, la
Reforma logra dar auge a algunos sectores importantes de la economía.
Indudablemente, la medida de mayor trascendencia de esta reforma la constituyó la
liberación de los esclavos, como quisimos mostrado en otro trabajo. En 1851, cuando se
decretó la abolición de la esclavitud, de los 16.468 esclavos que había en Nueva
Granada una buena parte pertenecía a hacendados y mineros de tres provincias del
Estado del Cauca, entre las que figura aquella en la que estaban ubicadas las haciendas
de la familia Isaacs.
"Se comprende, pues —dice Jaramillo Uribe—, por qué fue en esas provincias donde la
liberación tuvo sus focos de resistencia y donde los propietarios de esclavos presentaron
un frente político y una oposición basada en argumentos sociales, económicos e
ideológicos”.
Es claro, entonces, que el sector económico del que la familia Isaacs provenía su
sustento y que justamente la región de la cual era oriundo el poeta fueron de los más
golpeados por esa tímida reforma agraria emprendida contra el latifundio por las fuerzas
liberales en el medio siglo.
La cronología que aparece al final de este volumen señala algunos datos que nos
muestran el efecto que sobre la situación económica de la familia Isaacs tuvo este
proceso económico. Ya en 1864, al frente del patrimonio de la familia, el poeta sufre su
primer descalabro económico puesto que no logra adecuar sus señoriales concepciones
del trabajo y la economía a las necesidades vigentes en el cambiante orden de cosas en
que le toca actuar. Así ve desaparecer su fortuna mientras se dedica a escribir versos.
Don Santiago Eder, en cambio, después de comprar en subasta pública las haciendas de
La Manuelita y La Rita, con una más moderna visión de las finanzas, logra sentar las