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María. El matrimonio, del cual son padrinos María y Efraín, se celebra en momentos en
que pesa sobre los adolescentes la inminencia del viaje de Efraín a Londres y poco antes
de que fracase su última tentativa por evitarlo. El primogénito de Tránsito nace poco
antes de la muerte de María y el anuncio de este acontecimiento ocurre precisamente
cuando Efraín visita por última vez la casa paterna en busca de los amados objetos que
constituyen el legado de María. Finalmente, cuando la familia de Efraín traslada su
residencia a Cali después de la muerte de la heroína, Tránsito y Braulio ocupan la casa
de “El Paraíso”.
Como puede verse sin mayor dificultad, el desarrollo de este romance es paralelo al de
María y Efraín en cuanto que los momentos culminantes de ambos se corresponden
aproximadamente, pero las direcciones en que se mueven ambos desarrollos son
totalmente opuestas, ya que la pareja de campesinos cumple, sin encontrar en su camino
el menor obstáculo, un recorrido que va desde la inicial separación hasta la más perfecta
unión, realizada en su feliz y fértil matrimonio. El tema de esta trama es, claramente, el
de la plena satisfacción en el amor.
No obstante el carácter abstracto del tema de la historia de Tránsito y Braulio, el solo
hecho de aparecer en contrapunto con el de la trama amorosa de la otra pareja le
confiere ya una cierta concreción. Pero hay todavía otros dos elementos que contribuyen
a hacer más precisa la formulación concreta del tema.
El primero de ellos es que el criterio para medir la plena satisfacción en el amor se ve
más claramente en esta historia que en la anterior. En efecto, tal criterio aparece aquí en
la forma de un valor social en funcionamiento: el matrimonio. Esta institución está vista
como la clave que abre las puertas a la realización plena de la relación afectiva. Por ello
no podemos estar de acuerdo con el planteamiento de Donal McGrady, según el cual:
Es interesante considerar por qué los autores románticos preferían el amor imposible y
frustrado sobre el felizmente satisfecho. Muy probablemente, pensaban que el
matrimonio resaltaba lo imperfecto en el amor.
Nos parece evidente, por el contrario, que la máxima aspiración de Efraín es el
matrimonio (“ese castísimo delirio había sido y debía continuar siendo el único deleite
de mi alma”) y que si hay algo de imperfecto en la relación de los dos jóvenes es
precisamente el no poder alcanzar ese estado. Por demás la historia de Tránsito y
Braulio, hábilmente contrapuesta por Isaacs a la de los protagonistas, es en este sentido